7 etapas del matrimonio
Febrero 16, 2025 – 2:00PM | Genesis 2:18 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra en el libro de Génesis. En vista que estamos celebrando el día del amor y de la amistad, quiero hablar acerca de: Siete etapas del matrimonio. Las cosas que voy a mencionar en los próximos minutos no son reglas generales para todos los matrimonios, pero hemos tratado la manera de adaptarlo lo más cercano a la realidad. Confiando que Dios nos hable al corazón.
Génesis 2: 18 (RV-60): Y dijo Jehová Dios: no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Génesis 2 (TLA): Luego Dios dijo no está bien que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien que lo acompañe y lo ayude. Ese es el sentido del original, darle una compañera.
Proverbios 24: 13 (RV-60): Con sabiduría se edificará la casa, Y con prudencia se afirmará. ¡Qué Dios bendiga esta palabra
El matrimonio es un diseño divino. Dios creó el matrimonio en el huerto Edén, con Adán y Eva. Dice la palabra que Dios vio que no era bueno que el hombre estuviera solo, y por esa razón el Señor le dio una compañera a Adán. ¿Qué fue lo que Dios pudo percibir en el corazón del hombre? No lo dice la escritura, pero nosotros sabemos que somos seres sociales, con necesidades emocionales. El matrimonio es una experiencia maravillosa cuando se sabe llevar, aquellos que estamos casados sabemos lo que esto significa. El matrimonio nos permite tener intimidad en todas las áreas de nuestra vida, intimidad emocional: significa abrir el corazón con la persona, eso es una cosa linda, maravillosa. Abrir el corazón, hablar sin tener que pensar. Compartir intimidad familiar. El matrimonio nos ha dado lo que más amamos, hablando naturalmente, nuestros hijos. Nos ha dado la intimidad sexual, que es una cercanía a través de la relación íntima, sin miedos, sin temores. Como pareja se comparten sueños, se comparten ideas, juntos podemos mirar el horizonte y planificar para el futuro.
¿Por qué tanto fracaso en el matrimonio?
Hace un año, más o menos, casé a una pareja. Él es canadiense y la señora es latina, son personas no tan avanzadas de edad, pero no son jovencitos. Me llamó la atención algo mientras conversaba con ellos, me dice la señora: que el futuro esposo, como venía de un divorcio, le puso una condición para casarse con ella, y era estar dispuesta a tomar un curso extensivo de consejería matrimonial antes de casarse. Y ella le dijo que sí. Y me comentaba la señora: Pastor, ya estoy vieja y no sabe cuántas cosas aprendí. Fui expuesta como nunca antes; mientras pasaba el curso yo me puse a pensar que yo hubiera podido salvar mi matrimonio anterior, si yo hubiera sabido las cosas que aprendí en este curso. Me llamó la atención, mis queridos y amados hermanos, porque aquellos que estamos casados sabemos que la vida matrimonial es como un largo viaje en carretera, hay que prepararse. Sabemos que el matrimonio es una montaña rusa, que tiene subidas emocionantes pero también tiene caídas inesperadas; pero si ambos nos agarramos fuerte y disfrutamos del viaje, vale la pena la aventura.
Hay algunas frases de acerca del matrimonio que me gustaría compartir con ustedes:
El matrimonio perfecto, se compone de dos personas imperfectas que saben perdonar y no saben renunciar. Es decir, somos dos personas imperfectas que sabemos decir: lo siento, que sabemos decir: perdóname, y que no nos rendimos fácilmente; de lo contrario aparece un problemita y ya están hablando de separación.
El éxito del matrimonio no es cuestión de suerte, es cuando dos personas toman seriamente la promesa de ayudarse, cuidarse, de ser pacientes, de perdonarse, de amarse en todo momento y bajo cualquier circunstancia.
El matrimonio es una barca que lleva a dos personas por un mar tormentoso, si uno de los dos hace algún movimiento brusco la barca se hunde.
El matrimonio es uno de los viajes más difíciles del mundo, así que, al elegir tu pareja no escojas la más bonita, al más guapo, al más dulce o al más complaciente, sino busca al mejor compañero de viaje.
En el matrimonio siempre hay motivos para divorciarse, la clave está en encontrar motivos para permanecer juntos.
La vida matrimonial no es sencilla, no es fácil; y la experiencia nos ha enseñado que en la vida matrimonial se viven varias etapas. Yo quisiera compartir con ustedes algunas de esas etapas que hemos vivido.
1- Etapa de la luna de miel (etapa del romance).
En esta etapa estamos enamorados, sentimos atracción por la otra persona, no se ven defectos, somos pacientes, nada nos molesta, somos comprensivos, atentos, somos detallistas, le llevamos flores; y si no tenemos para comprarlas, la pasamos arrancando en algún lugar. ¡Las cosas que hace uno en la primera etapa! Es la etapa del cariño, del amor.
Nos casamos y, recién casaditos ¿quién quiere hacer algo indebido? Si antes en su casa usted se quitaba los zapatos y los dejaba en el camino, o un calcetín por un lado; ahora ya de casado se preocupa porque usted no quiere molestarla a ella.
No puedo decir cuánto tiempo toma esta etapa, porque cada matrimonio es diferente.
2- Etapa de la realidad.
Aquí nos damos cuenta con quién nos hemos casado. Aquí se comienzan a sacar las uñas. Esa jovencita que todo era: Sí, mi amor. Hoy comienza: ¿y por qué? Y comienzan los gritos, las faltas de respeto, a tirar puertas. ¿Qué pasa en esta etapa? Se comienzan a ver los defectos del cónyuge. Y a usted se le comienza a apretar el corazón.
En esta etapa, mientras atravesamos estos problemas, llegan los hijos; las cosas se calman un poco porque esa criaturita requiere toda la atención de la pareja. Entonces comenzamos a limar un poquitito las asperezas, porque la atención tenemos que ponerla en ese niñito(a) que llegó al hogar. Esa criatura viene a cambiar la vida de la familia.
3- Etapa del control.
¿Quién maneja las cosas en esta casa? ¿Quién tiene el control? ¿Quién decide? Es bien fácil saberlo, pregúnteles a los hijos. (A un niño le preguntaron: ¿Quién es su héroe? El niño dijo: mi papá. Y ¿a quién le tiene miedo ese héroe? A mi mamá). ¿Quién maneja las finanzas? ¿Cómo se gasta el dinero? Ahí comienzan expresiones feas y las humillaciones leves hacia el cónyuge. Y como es una cuestión de control, la señora comienza a decir: Y ¿para qué te compraste esa herramienta si ni sabes cómo usarla? Y el hombre dice: pero es que estaba en especial. Y el hombre le dice: ¿Otro par de zapatos más? Pero si ya no te caben en el closet.
Y como es la etapa del control, llega una situación que solamente sucede cuando estamos casados: ¿Cómo corregimos a nuestros hijos? Ahí se presenta el estilo de corrección.
Esta fue una situación bien complicada con mi esposa, pero bien complicada, yo me atrevería decir que de las más difíciles. Porque para ella todo era golpear, y yo no soy de ese tipo de persona. Me acuerdo que una vez, mi esposa estaba molesta por algo que había hecho uno de mis hijos, que cuando yo llegué, ella me calentó la cabeza y yo estaba tan confundido que me pegué un pencazo yo solo con el cincho (cinto, correa), que me dolió tanto, como no quiero recordar. Porque no es mi naturaleza, a mí me saca de ondas que me coloquen en una posición que no es la mía. Yo soy una persona pacífica por naturaleza, yo no quiero pleitos. Mi estilo es de hablar.
En esta etapa se demuestran los verdaderos temperamentos de la pareja.
Cuando los hijos llegan adolescentes ya son personitas que viven en casa, y tienen opinión, están viendo una cosa, otra; y aunque usted no les pregunte nada ellos dicen lo que quieren decir. Luego llegamos al punto de: ¿qué le vamos a permitir? Por ejemplo: ¿a qué horas llegarán? ¿Qué amistades pueden tener?
Si esta etapa se nos va de las manos, se crea un mal sentimiento que con el correr del tiempo se convierte en un resentimiento. Porque estás llevando a la persona a una situación que no es de confort.
4- Etapa del cansancio emocional.
En esta etapa descubrimos que la paciencia tiene un límite, y que ya llegamos a ese lugarcito donde no aguantamos más humillaciones, gritos, faltas de respetos; llegamos a ese momento donde no se puede más, donde cayó la gota que rebasó el vaso. En esta etapa experimentamos un desgaste emocional porque los pleitos son interminables. Se manifiesta un carácter sin control, se pelea todos los días por situaciones que no merecen la pelea, o porque queremos manejar las cosas por la fuerza y estamos en busca de la pelea. Se corre el riesgo de experimentar depresiones, hay insatisfacción, irresponsabilidades financieras. En esta etapa pueden surgir vicios, infidelidades, llegada de madrugada y mentiras interminables; ¿por qué? Porque te has colocado en una posición de vulnerabilidad.
Nunca voy a olvidar una tarde que fui a una gasolinera y me encontré un hermano que estaba sentado ahí tomándose un café. Y le digo: ¿qué pasó brother? ¿Qué haces aquí? Me dice: ¡Ay pastor!, con tal de no llegar a la casa, todo es pleitos, es que mi mujer está loca. Y claro, ella dice que él es el que estaba loco. Pero imagínese, ¡eran jóvenes! El matrimonio no es para eso. ¡Qué rico poder llegar a tu casa y sentirte amado!
En esta etapa crece el resentimiento, no lo expresamos pero ahí está. Y surge el tema: Bueno, si no te gusta, cada quien puede agarrar su camino. Otros se comienzan a amenazar: un día de estos vas a ver que no vengo a la casa. Un día de estos no me vas a encontrar. Un día de estos tal cosa… Se comienza a hablar de separación y de divorcio.
Esta es una etapa donde debemos estar bien fundamentados en la palabra de Dios y en la iglesia.
Parejas jóvenes: No se asusten, porque para eso son estos mensajes; para que usted se prepare, para que usted se anticipe, para que usted adquiera sabiduría.
Proverbios 24: 13 (RV-60): Con sabiduría se edificará la casa, Y con prudencia se afirmará. Es decir, el matrimonio te enseña muchísimas cosas, y una de las cosas más importantes es el hecho de aprender a controlarnos a nosotros mismos. Somos seres emocionales, por diseño divino la mujer es más emocional que el hombre; pero como sacerdote del hogar, debemos aprender a manejar las cosas.
5- Etapa de la evaluación de la relación.
Aquí se hace un poquito más de silencio. Cuando evalúas la relación terminarás tomando decisiones que te van a llevar solamente a dos cosas: al cambio o a la resignación. Cuando ya es demasiado, no puedo más, hasta aquí; ese es cambio. Yo conozco cantidad de gente que ha cambiado, es decir, personas que no querían mantenerse en la situación que se encontraban, es de ahí que surge el divorcio, surge la separación o el deseo de arreglar las cosas.
Resignación es la aceptación de mi realidad. Cuando las personas se acostumbran a convivir pero no hay cariño, no hay amor en absoluto; entonces hay insatisfacciones, no existe ni el más mínimo deseo de pasar tiempo con la otra persona.
6- Etapa del nido vacío.
Los hijos se van de casa, se casan o se acompañan, y se queda solo la pareja. Quien sufre más etapa son aquellas madres que son extremadamente apegadas a sus hijos. Algunas madres pasan llave al cuarto de los hijos con los juguetes dentro, todo bien conservado porque si algún día regresa el niño aquí tiene su cuarto. Esto lo hacen aquellas madres que se han refugiado más en los hijos porque su matrimonio es un desastre, es como la relación entre perros y gatos, pero el día que los hijos se van de casa entonces viene el problema.
Las madres que son más desapegadas de los hijos son las que pueden disfrutar un poquito más este tiempo, porque comienzan a visitar a los hijos, ayudan con los nietos y se ponen colaboradoras.
7- Etapa del amor real.
Estamos juntos porque queremos estar juntos. Cuando llegan a esta etapa están mayores, y es muy común que cuando muere uno, al poco tiempo, muere el otro por esa necesidad de estar juntos. Aquí recordamos los buenos y los malos momentos, nos reímos de todas las cosas que hicimos juntos, se disfruta la compañía del ser querido.
Si atravesamos por todas estas etapas en la vida matrimonial, déjeme decirle que el evangelio, la presencia de Dios, los valores, las virtudes, los principios cristianos nos ayudan a mantenernos firmes al Señor.
Mi recomendación para los matrimonios es: Busque a Dios.
En la vida cristiana se han restaurado millones de matrimonios. Son muchos los matrimonios que han estado en la cuerda floja, ya pensando en el divorcio, otros separados, pero al conocer el evangelio el Señor salvó ese matrimonio. Y hoy en día están juntos, alaban al Señor, sirven a Dios. Para lograr eso, se requieren dos personas.
Escribí algo que quiero compartir con ustedes: Se requieren dos personas para que el matrimonio sea de éxito, y uno para que sea un fracaso.
En nuestra cultura latina los hombres, más que todo, somos bien reacios a buscar consejería; la mujer casi siempre quiere buscar consejería a diferencia del hombre. Si usted ha detectado problemas busque ayuda, busque un consejero, busque un pastor, busque a alguien que los ayude.
La palabra de Dios de acuerdo a la escritura limpia el alma, limpia el corazón. Cada vez que usted viene a la casa del Señor y se sienta en esa silla, cada vez que usted escucha el evangelio de Jesucristo, cada vez que usted escucha la palabra de Dios, usted sale diferente aunque no se da cuenta, pero sale diferente porque para eso es esta palabra. La Biblia dice: (Hebreos 4:12) La palabra del Dios es viva y eficaz, más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Eso hace esta palabra, tiene poder transformador, poder de regenerar, poder de cambiar, poder de hacer cosas maravillosas en la vida del hombre. Si usted viene a la casa del Señor, si usted presta atención a la palabra, si usted expone su corazón al evangelio, Dios te va a cambiar el corazón, Dios te va a cambiar la vida y vamos a ver la vida de una manera distinta.
Amar a la mujer no es una sugerencia, es una orden. (Efesios 5:25/ Colosenses 3:19) Maridos amad a vuestras mujeres. Es una orden de parte del Señor amarla, cuidarla, defenderla, respetarla, darle la posición que la persona merece, es una orden de parte de Dios.
Como también es una orden para la mujer someterse a su marido (Colosenses 3:19). Yo siempre he dicho que la mujer no tiene ningún problema de someterse a un marido que la quiere, que la trata como una reina, que le demuestra amor, que es detallista, que es una persona dulce, ¿me explico? Da gusto someterse a una persona así; pero ¿quién se quiere someter a una bestia? ¿Quién se quiere someter a una persona déspota? ¿Quién se quiere someter a una persona que te está humillando todo el tiempo?
El evangelio transforma vidas. Jesucristo transforma corazones. Y si usted en su relación matrimonial, por cosas de la vida, ya están hablando de separación, están hablando de ruptura, están hablando de la custodia de los hijos, busque a Dios amigo, busque a Dios, busque al Señor. Póngase de rodillas, clame en oración.
No le pida a Dios que cambie a su cónyuge, pídale a Dios que lo cambie a usted. No le pide a Dios que cambie a su mujer, no hombre; pídale a Dios que le cambie el corazón a usted; y si la esposa le pide a Dios lo mismo, hermano serán dos personas transformadas por el poder del Espíritu Santo, y vamos a poder ser luz y baluarte de la verdad.
Oremos al Señor: Padre querido te damos gracias por tu palabra en esta hora. Te damos gracias por las enseñanzas, por cada matrimonio representado en esta tarde en tu iglesia Señor. Yo te pido que puedas bendecir, que puedas fortalecer a todas aquellas parejas que están atravesando dificultades, que están atravesando tormentas, tempestades, en su vida. Que podamos entender que en Jesucristo hay esperanza. Enséñanos a enfocarnos en Dios y en su palabra, en el poder de la oración, a confiar con toda el alma, con todo el corazón que tú puedes cambiar nuestras vidas Señor, para gloria de tu Santo nombre.
Mientras todos oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en su corazón pero quisiera comenzar una nueva vida más cerca de Dios, yo le invito para que haga esta oración conmigo: Señor Jesús te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Tu palabra me enseña que moriste por mí, para el perdón de mis pecados y para la vida eterna. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida y me arrepiento de mis faltas. Te doy gracias por salvarme. Si usted hizo esta oración, quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su santa y bendita palabra.
Señor gracias por este momento especial. Bendice cada corazón. Llévanos a casa Señor, con la paz de Dios, el bienestar de tu palabra, de tu evangelio y bendícenos en esta semana, en el nombre de Jesús oramos Amén.
7 etapas del matrimonio
Febrero 16, 2025 – 2:00PM | Genesis 2:18 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra en el libro de Génesis. En vista que estamos celebrando el día del amor y de la amistad, quiero hablar acerca de: Siete etapas del matrimonio. Las cosas que voy a mencionar en los próximos minutos no son reglas generales para todos los matrimonios, pero hemos tratado la manera de adaptarlo lo más cercano a la realidad. Confiando que Dios nos hable al corazón.
Génesis 2: 18 (RV-60): Y dijo Jehová Dios: no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Génesis 2 (TLA): Luego Dios dijo no está bien que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien que lo acompañe y lo ayude. Ese es el sentido del original, darle una compañera.
Proverbios 24: 13 (RV-60): Con sabiduría se edificará la casa, Y con prudencia se afirmará. ¡Qué Dios bendiga esta palabra
El matrimonio es un diseño divino. Dios creó el matrimonio en el huerto Edén, con Adán y Eva. Dice la palabra que Dios vio que no era bueno que el hombre estuviera solo, y por esa razón el Señor le dio una compañera a Adán. ¿Qué fue lo que Dios pudo percibir en el corazón del hombre? No lo dice la escritura, pero nosotros sabemos que somos seres sociales, con necesidades emocionales. El matrimonio es una experiencia maravillosa cuando se sabe llevar, aquellos que estamos casados sabemos lo que esto significa. El matrimonio nos permite tener intimidad en todas las áreas de nuestra vida, intimidad emocional: significa abrir el corazón con la persona, eso es una cosa linda, maravillosa. Abrir el corazón, hablar sin tener que pensar. Compartir intimidad familiar. El matrimonio nos ha dado lo que más amamos, hablando naturalmente, nuestros hijos. Nos ha dado la intimidad sexual, que es una cercanía a través de la relación íntima, sin miedos, sin temores. Como pareja se comparten sueños, se comparten ideas, juntos podemos mirar el horizonte y planificar para el futuro.
¿Por qué tanto fracaso en el matrimonio?
Hace un año, más o menos, casé a una pareja. Él es canadiense y la señora es latina, son personas no tan avanzadas de edad, pero no son jovencitos. Me llamó la atención algo mientras conversaba con ellos, me dice la señora: que el futuro esposo, como venía de un divorcio, le puso una condición para casarse con ella, y era estar dispuesta a tomar un curso extensivo de consejería matrimonial antes de casarse. Y ella le dijo que sí. Y me comentaba la señora: Pastor, ya estoy vieja y no sabe cuántas cosas aprendí. Fui expuesta como nunca antes; mientras pasaba el curso yo me puse a pensar que yo hubiera podido salvar mi matrimonio anterior, si yo hubiera sabido las cosas que aprendí en este curso. Me llamó la atención, mis queridos y amados hermanos, porque aquellos que estamos casados sabemos que la vida matrimonial es como un largo viaje en carretera, hay que prepararse. Sabemos que el matrimonio es una montaña rusa, que tiene subidas emocionantes pero también tiene caídas inesperadas; pero si ambos nos agarramos fuerte y disfrutamos del viaje, vale la pena la aventura.
Hay algunas frases de acerca del matrimonio que me gustaría compartir con ustedes:
El matrimonio perfecto, se compone de dos personas imperfectas que saben perdonar y no saben renunciar. Es decir, somos dos personas imperfectas que sabemos decir: lo siento, que sabemos decir: perdóname, y que no nos rendimos fácilmente; de lo contrario aparece un problemita y ya están hablando de separación.
El éxito del matrimonio no es cuestión de suerte, es cuando dos personas toman seriamente la promesa de ayudarse, cuidarse, de ser pacientes, de perdonarse, de amarse en todo momento y bajo cualquier circunstancia.
El matrimonio es una barca que lleva a dos personas por un mar tormentoso, si uno de los dos hace algún movimiento brusco la barca se hunde.
El matrimonio es uno de los viajes más difíciles del mundo, así que, al elegir tu pareja no escojas la más bonita, al más guapo, al más dulce o al más complaciente, sino busca al mejor compañero de viaje.
En el matrimonio siempre hay motivos para divorciarse, la clave está en encontrar motivos para permanecer juntos.
La vida matrimonial no es sencilla, no es fácil; y la experiencia nos ha enseñado que en la vida matrimonial se viven varias etapas. Yo quisiera compartir con ustedes algunas de esas etapas que hemos vivido.
1- Etapa de la luna de miel (etapa del romance).
En esta etapa estamos enamorados, sentimos atracción por la otra persona, no se ven defectos, somos pacientes, nada nos molesta, somos comprensivos, atentos, somos detallistas, le llevamos flores; y si no tenemos para comprarlas, la pasamos arrancando en algún lugar. ¡Las cosas que hace uno en la primera etapa! Es la etapa del cariño, del amor.
Nos casamos y, recién casaditos ¿quién quiere hacer algo indebido? Si antes en su casa usted se quitaba los zapatos y los dejaba en el camino, o un calcetín por un lado; ahora ya de casado se preocupa porque usted no quiere molestarla a ella.
No puedo decir cuánto tiempo toma esta etapa, porque cada matrimonio es diferente.
2- Etapa de la realidad.
Aquí nos damos cuenta con quién nos hemos casado. Aquí se comienzan a sacar las uñas. Esa jovencita que todo era: Sí, mi amor. Hoy comienza: ¿y por qué? Y comienzan los gritos, las faltas de respeto, a tirar puertas. ¿Qué pasa en esta etapa? Se comienzan a ver los defectos del cónyuge. Y a usted se le comienza a apretar el corazón.
En esta etapa, mientras atravesamos estos problemas, llegan los hijos; las cosas se calman un poco porque esa criaturita requiere toda la atención de la pareja. Entonces comenzamos a limar un poquitito las asperezas, porque la atención tenemos que ponerla en ese niñito(a) que llegó al hogar. Esa criatura viene a cambiar la vida de la familia.
3- Etapa del control.
¿Quién maneja las cosas en esta casa? ¿Quién tiene el control? ¿Quién decide? Es bien fácil saberlo, pregúnteles a los hijos. (A un niño le preguntaron: ¿Quién es su héroe? El niño dijo: mi papá. Y ¿a quién le tiene miedo ese héroe? A mi mamá). ¿Quién maneja las finanzas? ¿Cómo se gasta el dinero? Ahí comienzan expresiones feas y las humillaciones leves hacia el cónyuge. Y como es una cuestión de control, la señora comienza a decir: Y ¿para qué te compraste esa herramienta si ni sabes cómo usarla? Y el hombre dice: pero es que estaba en especial. Y el hombre le dice: ¿Otro par de zapatos más? Pero si ya no te caben en el closet.
Y como es la etapa del control, llega una situación que solamente sucede cuando estamos casados: ¿Cómo corregimos a nuestros hijos? Ahí se presenta el estilo de corrección.
Esta fue una situación bien complicada con mi esposa, pero bien complicada, yo me atrevería decir que de las más difíciles. Porque para ella todo era golpear, y yo no soy de ese tipo de persona. Me acuerdo que una vez, mi esposa estaba molesta por algo que había hecho uno de mis hijos, que cuando yo llegué, ella me calentó la cabeza y yo estaba tan confundido que me pegué un pencazo yo solo con el cincho (cinto, correa), que me dolió tanto, como no quiero recordar. Porque no es mi naturaleza, a mí me saca de ondas que me coloquen en una posición que no es la mía. Yo soy una persona pacífica por naturaleza, yo no quiero pleitos. Mi estilo es de hablar.
En esta etapa se demuestran los verdaderos temperamentos de la pareja.
Cuando los hijos llegan adolescentes ya son personitas que viven en casa, y tienen opinión, están viendo una cosa, otra; y aunque usted no les pregunte nada ellos dicen lo que quieren decir. Luego llegamos al punto de: ¿qué le vamos a permitir? Por ejemplo: ¿a qué horas llegarán? ¿Qué amistades pueden tener?
Si esta etapa se nos va de las manos, se crea un mal sentimiento que con el correr del tiempo se convierte en un resentimiento. Porque estás llevando a la persona a una situación que no es de confort.
4- Etapa del cansancio emocional.
En esta etapa descubrimos que la paciencia tiene un límite, y que ya llegamos a ese lugarcito donde no aguantamos más humillaciones, gritos, faltas de respetos; llegamos a ese momento donde no se puede más, donde cayó la gota que rebasó el vaso. En esta etapa experimentamos un desgaste emocional porque los pleitos son interminables. Se manifiesta un carácter sin control, se pelea todos los días por situaciones que no merecen la pelea, o porque queremos manejar las cosas por la fuerza y estamos en busca de la pelea. Se corre el riesgo de experimentar depresiones, hay insatisfacción, irresponsabilidades financieras. En esta etapa pueden surgir vicios, infidelidades, llegada de madrugada y mentiras interminables; ¿por qué? Porque te has colocado en una posición de vulnerabilidad.
Nunca voy a olvidar una tarde que fui a una gasolinera y me encontré un hermano que estaba sentado ahí tomándose un café. Y le digo: ¿qué pasó brother? ¿Qué haces aquí? Me dice: ¡Ay pastor!, con tal de no llegar a la casa, todo es pleitos, es que mi mujer está loca. Y claro, ella dice que él es el que estaba loco. Pero imagínese, ¡eran jóvenes! El matrimonio no es para eso. ¡Qué rico poder llegar a tu casa y sentirte amado!
En esta etapa crece el resentimiento, no lo expresamos pero ahí está. Y surge el tema: Bueno, si no te gusta, cada quien puede agarrar su camino. Otros se comienzan a amenazar: un día de estos vas a ver que no vengo a la casa. Un día de estos no me vas a encontrar. Un día de estos tal cosa… Se comienza a hablar de separación y de divorcio.
Esta es una etapa donde debemos estar bien fundamentados en la palabra de Dios y en la iglesia.
Parejas jóvenes: No se asusten, porque para eso son estos mensajes; para que usted se prepare, para que usted se anticipe, para que usted adquiera sabiduría.
Proverbios 24: 13 (RV-60): Con sabiduría se edificará la casa, Y con prudencia se afirmará. Es decir, el matrimonio te enseña muchísimas cosas, y una de las cosas más importantes es el hecho de aprender a controlarnos a nosotros mismos. Somos seres emocionales, por diseño divino la mujer es más emocional que el hombre; pero como sacerdote del hogar, debemos aprender a manejar las cosas.
5- Etapa de la evaluación de la relación.
Aquí se hace un poquito más de silencio. Cuando evalúas la relación terminarás tomando decisiones que te van a llevar solamente a dos cosas: al cambio o a la resignación. Cuando ya es demasiado, no puedo más, hasta aquí; ese es cambio. Yo conozco cantidad de gente que ha cambiado, es decir, personas que no querían mantenerse en la situación que se encontraban, es de ahí que surge el divorcio, surge la separación o el deseo de arreglar las cosas.
Resignación es la aceptación de mi realidad. Cuando las personas se acostumbran a convivir pero no hay cariño, no hay amor en absoluto; entonces hay insatisfacciones, no existe ni el más mínimo deseo de pasar tiempo con la otra persona.
6- Etapa del nido vacío.
Los hijos se van de casa, se casan o se acompañan, y se queda solo la pareja. Quien sufre más etapa son aquellas madres que son extremadamente apegadas a sus hijos. Algunas madres pasan llave al cuarto de los hijos con los juguetes dentro, todo bien conservado porque si algún día regresa el niño aquí tiene su cuarto. Esto lo hacen aquellas madres que se han refugiado más en los hijos porque su matrimonio es un desastre, es como la relación entre perros y gatos, pero el día que los hijos se van de casa entonces viene el problema.
Las madres que son más desapegadas de los hijos son las que pueden disfrutar un poquito más este tiempo, porque comienzan a visitar a los hijos, ayudan con los nietos y se ponen colaboradoras.
7- Etapa del amor real.
Estamos juntos porque queremos estar juntos. Cuando llegan a esta etapa están mayores, y es muy común que cuando muere uno, al poco tiempo, muere el otro por esa necesidad de estar juntos. Aquí recordamos los buenos y los malos momentos, nos reímos de todas las cosas que hicimos juntos, se disfruta la compañía del ser querido.
Si atravesamos por todas estas etapas en la vida matrimonial, déjeme decirle que el evangelio, la presencia de Dios, los valores, las virtudes, los principios cristianos nos ayudan a mantenernos firmes al Señor.
Mi recomendación para los matrimonios es: Busque a Dios.
En la vida cristiana se han restaurado millones de matrimonios. Son muchos los matrimonios que han estado en la cuerda floja, ya pensando en el divorcio, otros separados, pero al conocer el evangelio el Señor salvó ese matrimonio. Y hoy en día están juntos, alaban al Señor, sirven a Dios. Para lograr eso, se requieren dos personas.
Escribí algo que quiero compartir con ustedes: Se requieren dos personas para que el matrimonio sea de éxito, y uno para que sea un fracaso.
En nuestra cultura latina los hombres, más que todo, somos bien reacios a buscar consejería; la mujer casi siempre quiere buscar consejería a diferencia del hombre. Si usted ha detectado problemas busque ayuda, busque un consejero, busque un pastor, busque a alguien que los ayude.
La palabra de Dios de acuerdo a la escritura limpia el alma, limpia el corazón. Cada vez que usted viene a la casa del Señor y se sienta en esa silla, cada vez que usted escucha el evangelio de Jesucristo, cada vez que usted escucha la palabra de Dios, usted sale diferente aunque no se da cuenta, pero sale diferente porque para eso es esta palabra. La Biblia dice: (Hebreos 4:12) La palabra del Dios es viva y eficaz, más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Eso hace esta palabra, tiene poder transformador, poder de regenerar, poder de cambiar, poder de hacer cosas maravillosas en la vida del hombre. Si usted viene a la casa del Señor, si usted presta atención a la palabra, si usted expone su corazón al evangelio, Dios te va a cambiar el corazón, Dios te va a cambiar la vida y vamos a ver la vida de una manera distinta.
Amar a la mujer no es una sugerencia, es una orden. (Efesios 5:25/ Colosenses 3:19) Maridos amad a vuestras mujeres. Es una orden de parte del Señor amarla, cuidarla, defenderla, respetarla, darle la posición que la persona merece, es una orden de parte de Dios.
Como también es una orden para la mujer someterse a su marido (Colosenses 3:19). Yo siempre he dicho que la mujer no tiene ningún problema de someterse a un marido que la quiere, que la trata como una reina, que le demuestra amor, que es detallista, que es una persona dulce, ¿me explico? Da gusto someterse a una persona así; pero ¿quién se quiere someter a una bestia? ¿Quién se quiere someter a una persona déspota? ¿Quién se quiere someter a una persona que te está humillando todo el tiempo?
El evangelio transforma vidas. Jesucristo transforma corazones. Y si usted en su relación matrimonial, por cosas de la vida, ya están hablando de separación, están hablando de ruptura, están hablando de la custodia de los hijos, busque a Dios amigo, busque a Dios, busque al Señor. Póngase de rodillas, clame en oración.
No le pida a Dios que cambie a su cónyuge, pídale a Dios que lo cambie a usted. No le pide a Dios que cambie a su mujer, no hombre; pídale a Dios que le cambie el corazón a usted; y si la esposa le pide a Dios lo mismo, hermano serán dos personas transformadas por el poder del Espíritu Santo, y vamos a poder ser luz y baluarte de la verdad.
Oremos al Señor: Padre querido te damos gracias por tu palabra en esta hora. Te damos gracias por las enseñanzas, por cada matrimonio representado en esta tarde en tu iglesia Señor. Yo te pido que puedas bendecir, que puedas fortalecer a todas aquellas parejas que están atravesando dificultades, que están atravesando tormentas, tempestades, en su vida. Que podamos entender que en Jesucristo hay esperanza. Enséñanos a enfocarnos en Dios y en su palabra, en el poder de la oración, a confiar con toda el alma, con todo el corazón que tú puedes cambiar nuestras vidas Señor, para gloria de tu Santo nombre.
Mientras todos oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en su corazón pero quisiera comenzar una nueva vida más cerca de Dios, yo le invito para que haga esta oración conmigo: Señor Jesús te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Tu palabra me enseña que moriste por mí, para el perdón de mis pecados y para la vida eterna. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida y me arrepiento de mis faltas. Te doy gracias por salvarme. Si usted hizo esta oración, quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su santa y bendita palabra.
Señor gracias por este momento especial. Bendice cada corazón. Llévanos a casa Señor, con la paz de Dios, el bienestar de tu palabra, de tu evangelio y bendícenos en esta semana, en el nombre de Jesús oramos Amén.