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Simón el mago

Marzo 30, 2025 – 2:00PM | Hechos 8:4-10 | Dr. David Rodríguez

Descargar Texto: Sermón en PDF

Etiquetas: hechos, marzo 2025, pastor david rodriguez, transcripcion

TRANSCRIPCIÓN

Vamos a estudiar la palabra. En esta oportunidad quiero que abran sus Biblias en el libro de los Hechos (8: 1-20). El mensaje de esta hora se llama Simón el mago.

Vamos a orar: Padre pedimos que el Espíritu Santo nos hable al corazón. Perdona nuestras faltas, purifica nuestros corazones, nuestros pensamientos. Te ruego Señor que la enseñanza del pasaje de esta tarde bendiga nuestras vidas, nos haga reflexionar y tomar las acciones necesarias. Queremos honrarte, queremos tener claridad acerca de nuestra salvación, del perdón de nuestras faltas y la vida eterna. En el nombre de Jesús te lo pedimos, amén.

Quiero darles un contexto acerca del pasaje. Después de la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo hubo persecución, pero Jesús ya lo había anunciado. Jesús había dicho que habría persecución, que habría tiempos difíciles. Pedro y Juan, que eran principales, fueron encarcelados. En el capítulo 7 se nos habla acerca de Esteban, quien hacía grandes prodigios en el nombre del Señor y murió apedreado; decir, la persecución era terrible en aquel entonces. Todavía hoy, 2000 años más tarde, nos damos cuenta de que hay países en el mundo donde todavía se persiguen a los creyentes. 

En el estudio de hoy, hay prácticamente unos tres personajes principales. La Biblia menciona cuatro Felipe: dos de ellos eran hijos de Herodes. Los otros dos: uno fue discípulo de Cristo, el que trajo a Natanael, y el otro es el Felipe que tenemos aquí en los Hechos, el que se conoce como Felipe el evangelista o Felipe el diácono. Con la gran persecución Felipe (el evangelista) se fue a predicar a Samaria. Acuérdese que los judíos y los samaritanos no se llevaban entre sí. Hechos 1: 8 (RV-60): 8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 

Hechos 8: 1, 4 (RV-60): 1Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. 4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Nosotros hemos sido creados con dos propósitos principales: uno es para alabanza de la gloria del Señor. El segundo es porque tenemos una misión, y es que a todas las personas con las que yo pueda conversar, debo hablarles del mensaje de nuestro Señor Jesucristo. No hay nada malo en que seamos grandes profesionales, no hay nada malo en que tengamos grandes negocios, no hay nada malo en que seamos lo que queramos ser, pero si yo conozco a alguien, el propósito principal es que esa persona sepa que Jesucristo vino para salvarnos. Y usted como creyente no puede negar su fe, ni nuestro cristianismo y debe compartir la noticia con gozo. Hablar de lo que Cristo ha hecho en nuestra vida, y comenzamos con nuestra familia, comenzamos con nuestros hijos, comenzamos en nuestra casa.

Hechos 8: 5 (RV-60): 5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Eso es lo lindo del evangelio ¿verdad? Predicar a Jesucristo como el Señor, como Salvador, Cristo es el que murió por nosotros y el que nos salvó. 

Una vez me dijeron: Pastor, hay un hombre que quiere que usted vaya y le ayude con todas las dudas. El cuate tenía más preguntas que a saber qué cosa, y le dije: Mira, mientras usted no reciba a Cristo en el corazón por más explicación que yo le dé, no va a entender ni papa.

Hechos 8: 6-7 (RV-60): 6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8 así que había gran gozo en aquella ciudad. Los primeros años después de la muerte de nuestro Señor Jesús, fue una época de milagros y señales. 

¿Cuántos creen que Dios sigue haciendo milagros? Dios sigue siendo milagro porque Él es el mismo de ayer, de hoy y de siempre. 

¿Cuál es la diferencia entre la iglesia primitiva y nuestros días? Es el hecho que, cuando Jesús se fue de regreso al Padre les dejó esta autoridad a los apóstoles, a sus seguidores, para que la gente se diera cuenta de que estos eran verdaderos seguidores de Jesucristo y el poder que había estado sobre Jesús ahora estaba sobre sus seguidores. Hoy en día Dios sigue obrando milagros, pero, yo me atrevería a decir: milagros condicionados bajo dos cosas. Número uno: la soberanía de Dios, y número dos: la voluntad del Señor. Es por esa razón que cuando nosotros oramos le decimos al Señor: si es tu voluntad, es una manera de decirle cualquiera que sea tu voluntad nosotros la aceptamos Señor. Dios obra milagros todos los días, que no le quepa duda.

Hechos 8: 8 (RV-60): 8Así que había gran gozo en aquella ciudad. Samaria se llenó de gozo.

Recordemos que Jesús ya había sembrado la semilla en Samaria. Se había encontrado con la mujer samaritana junto al pozo. Les había contado a unos judíos la parábola del buen samaritano, una de las parabas más famosas ¿verdad? La escritura también nos habla de los diez leprosos que fueron sanados y solamente uno regresó para agradecer, y era samaritano. 

Hechos 8: 9 (RV-60): 9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10 A este oía atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 

Entra nuestro personaje principal de esta tarde: Simón, que antes era mago en Samaria. Él había engañado a la gente porque ningún hombre tiene poderes, solamente nuestro Señor Jesús. Hay un montón de gente confundida hoy, ¿cómo es posible semejante cosa? Millones de personas hoy no saben diferenciar entre el Dios verdadero y una religión, no saben porque esto es un don de Dios. Somos privilegiados nosotros amados míos, de que un día Dios nos quitó la venda de los ojos y ahora por su gracia y por su misericordia vemos. ¡Gloria a Dios! Antes estábamos en tinieblas, ahora el Señor nos trajo la luz admirable de Jesucristo. Antes estábamos muertos en nuestros delitos y en nuestros pecados, ahora hemos sido justificados por la sangre preciosa del cordero de Dios. ¿Te das cuenta de todo lo que Dios ha hecho por nosotros? ¡Alabado sea su santo nombre!

La gente está viendo cosas del mundo y está diciendo que eso del mundo es el gran poder de Dios, y eso no es así; pues este hombre los había engañado por mucho tiempo. Simón era una persona muy reconocida allá en Samaria, pero veamos el poder del Evangelio. 

Hechos 8: 12-13 (RV-60): 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. Llega Felipe predicando la palabra del Señor, el mensaje sencillo del evangelio donde le decimos a las personas que Cristo murió en la cruz del calvario por nuestros pecados, que se arrepientan de sus faltas, que le entreguen su vida al Señor Jesucristo; usted se bautiza como una respuesta, conoce al Señor y se bautiza como una respuesta a esa fe.

Simón escuchó, creyó, se bautizó, siguió a Felipe (implica que escuchaba la palabra siempre) y vio milagros. Pero déjeme decirle algo: las apariencias engañan.

Hechos 8: 14-1 (RV-60): 14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 

¿Qué motivó a Simón a ofrecer dinero por un don de Dios? Protagonismo, cuidado con los aplausos hermanos, en una iglesia el único protagonista es Jesucristo; aparte de
Él, nadie. Debemos demostrar siempre la humildad, todo lo que sucede en una iglesia es por la gracia y misericordia del Señor. Todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas es por la gracia y la misericordia del Señor. El protagonismo es pecado. El querer estar en una posición donde Dios no me ha puesto, eso es pecado. Manipular a personas para que me pongan a mí en un lugar donde Dios no me ha querido poner, eso es pecado. Querer lo que tienen otros predicadores, otros pastores, también es pecado. 

Hay algunas situaciones bien complicadas, por ejemplo: nosotros estamos batallando, y seguimos batallando, porque no tenemos toda la plata para poder comprar el terreno para un templo; y de repente veo en las noticias que un pastor se acaba de comprar un avión de 52 millones de dólares. Me pongo a pensar, ¿qué ondas? Pero cada quien en su lugar, y cada uno con lo suyo ¿verdad? Como cristianos no podemos envidiar a nadie, tampoco a la gente inconversa, porque eso es pecado. Podrán tener mil veces más de lo que tiene usted, pero van al infierno si no vienen a los pies de Cristo.

Simón quería tener lo que Dios no le había dado. En el evangelio y en el ministerio las cosas son completamente diferentes, Dios reparte dones a todas las personas y debemos de ejercer los dones que Dios nos ha dado, pero nunca andar buscando protagonismo, jamás. 

Entendemos que Simón el mago no tenía claridad de lo que es el evangelio.

Hechos 8: 20-21 (RV-60): 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.

Hechos 8: 20-21 (TLA): 20 Pero Pedro le respondió: —¡Vete al infierno con todo y tu dinero! ¡Lo que Dios da como regalo, no se compra con dinero! 21 Tú no tienes parte con nosotros, pues bien sabe Dios que tus intenciones no son buenas. Me llama la atención la autoridad de Pedro, por el hecho de que hoy se ha perdido mucho esta situación. Las personas consultan con el pastor pero hacen lo que quieren, es decir la autoridad de los pastores se ha perdido. Hay mucho pueblo que quiere vivir su vida como a ellos les parece. 

Hay una pregunta que es obligada en este pasaje: ¿Era Simón creyente de verdad? Esto es para pensarlo. Simón creyó en el evangelio, se bautizó, escuchaba palabra con frecuencia, fue testigo de muchos milagros, pero no había nacido de nuevo. Quiero que usted escudriñe su corazón en este día. No es suficiente creer, porque los demonios creen y tiemblan (Santiago 2:19), es necesario que haya una comunión íntima con la persona. Usted puede tener información de una persona pero eso no significa que lo conoce o tiene una relación con esa persona. La fe de Simón, sí la tuvo, era una fe superficial; si este hombre realmente hubiese conocido a Dios no se le podía ocurrir semejante barbaridad. 

¿En realidad era Simón un creyente verdadero? Yo pienso que tenemos que hacernos esta pregunta nosotros mismos. 

Hechos 8: 21 (TLA): 21 Tú no tienes parte con nosotros, pues bien sabe Dios que tus intenciones no son buenas. Estamos hablando del reino, el asunto de la salvación. 

En estos más de treinta años que tengo de estar acá he visto de todo, a mí no me sorprende nada; pero también estoy agradecido al Señor con muchos de ustedes. El domingo pasado estaba en Madrid predicando y yo les decía a los hermanos: “Yo tengo en mi congregación personas que tienen 35 años de estar conmigo, 30 años de estar conmigo, 25 años, son personas que se pegaron al reino que echaron raíces en el evangelio. ¡Bendito sea el Señor!” Y déjeme decirle que los tengo presentes. Pero han pasado otros que a nuestros ojos son muy buenos creyentes, nos podrán engañar a nosotros, pero a Dios no. Nosotros vemos un montón de gente y pensamos que todo el mundo es creyente, no es culpa nuestra. Pero Dios mira lo que usted y yo no podemos ver, Dios mira el corazón y las intenciones del corazón. Usted puede venir a la iglesia, pero usted ya tiene en su corazón la maldad y sabe que va a ir a hacer mañana. Venir a la iglesia no le da un boleto para la gloria.

En Simón había malas intenciones. Dios anda buscando un cambio de corazón, porque eso es el nuevo nacimiento. Pedro le está diciendo: Si tú hubieras nacido de nuevo no me estarías pidiendo lo que me estás pidiendo, no estarías haciendo lo que estás haciendo. Pero no tienes un nuevo corazón, ¿sabes qué? Muérete con todo tu dinero, vete al infierno con todas esas cosas.

Usted podrá venir a la iglesia, bautizarse, tener una religiosidad, escuchar la palabra de Dios, pero eso no te asegura ir a la gloria. Dios verá tu corazón, si en verdad está arrepentido habrá dolor. Hay otros que pecan y no sienten ningún dolor, al contrario, se regocijan en lo que hacen y les causa placer.

Hechos 8: 22 (RV-60): 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón. El arrepentimiento tiene que ver hermano con una media vuelta de lo que estamos haciendo.

Arrepentimiento no es lo mismo que remordimiento. Algunas personas se arrepienten porque los encontraron haciendo cosas malas, yo pregunto: ¿y si no lo hubieran encontrado? Si siguiera en lo mismo, entonces no hay arrepentimiento. Si yo me arrepiento hoy y mañana vuelvo a lo mismo, no es un arrepentimiento verdadero. Dios conoce las intenciones del corazón.

Hechos 8: 22-23 (NVI): 22 Por eso, arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención. 23 Veo que vas camino a la amargura y a la esclavitud de la maldad. En Simón el mago había una mala intención, un mal pensamiento; eso nosotros lo vemos pero Dios sí. ¡Qué triste ser esclavo de un vicio, de un pensamiento, de un deseo, de la envidia! 

Hechos 8: 24 (RV-60): 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. 25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.

Cuando una persona se ha acostumbrado a hacer la maldad por largo tiempo, difícilmente resuelva sus cosas. En ningún momento Simón dijo: Perdón, reconozco que me equivoqué, he cometido un error. 

Mire hermano, la oración del justo es poderosa; pero mi oración al Señor no le quita a usted la responsabilidad de hacer cambios en su vida. Yo puedo orar por usted una vida completa, pero si usted no cambia y rinde su vida a Jesús de nada sirven mis oraciones. Debemos decir: Señor, lo que tú digas, lo que tú quieras, soy tu siervo ahora. Quebranta mi corazón, quebranta mi orgullo, quebranta lo que tú quieras en mí. Pero cuando una persona es orgullosa y no se arrepiente o no reconoce su error, el Señor no puede trabajar en esa persona. 

Mi intención no es mostrarles a ustedes mi fe, sino al Señor, a Dios. Quiero confrontarnos con la palabra, que cada día que pase nos miremos en el espejo espiritual, que reconozcamos aquellas cosas que no son correctas, ya sean grandes o pequeñas y que son injustificables para poder arrepentirnos.  A que usted ponga atención a lo que Dios te diga, hable con el Señor, hable con Dios. Dios te va a hablar cuando usted abra su corazón. Vivimos en un mundo de mentiras, tus palabras no van a anular la maldad que hay en el corazón de mucha gente. 

Hace unos días me subí a un taxi, yo soy bueno para encontrarme cosas., y me encontré unas Ray Ban, pero el diablo es canijo (tramposo, cruel) porque cuando las vi dije: “Si se las doy al conductor se va a quedar con ellas”; pero en el mismo instante dije: “Yo me conozco, si agarro estas cosas voy a sufrir el resto de mis días, voy a terminar dándoselo a alguien porque yo sé que no está bien hacer eso”. Y se las di al conductor y le dije: mire tome. Usted no sabe cuánto me molesta en gran manera, el hecho de que yo haya pensado por unos segundos en quedarme con ellas. ¿Sabe por qué? Porque me hago la pregunta: ¿necesito yo esa tontera? Para nada hermano, si yo no me puedo quitar estos lentes que traigo porque no veo nada. ¿Me explico? A eso me refiero con cosas grandes o pequeñas. 

¿De qué manera estamos viviendo hermano? No piense que, por creer, bautizarse, escuchar la palabra de Dios frecuentemente o por ser testigo de muchos milagros usted tiene asegurada la eternidad. Falta algo, que Dios vea qué hay en su corazón. 

Hagamos nuestras estas palabras: Arrepiéntete de tu maldad para que Dios en su gran misericordia y en su gracia maravillosa se apiade de nosotros. Amén.

Vamos a orar: Padre querido, al llegar a este a este momento y echamos un vistazo a nuestro interior sabemos que tú nos miras, que tú nos conoces, que tú sabes lo que hay en cada corazón. Te pedimos perdón Padre y nos arrepentimos de nuestras faltas. Queremos tratar esta situación que nos echa a perder nuestro diario caminar contigo. Ayúdanos, Espíritu Santo de Dios a hacer tu voluntad, tú eres el único que nos puede convencer de juicio, de justicia, de pecado.

Mientras todos oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en el corazón esta tarde es un buen momento para que usted le pida perdón a Dios e invite a su Hijo Jesús a venir a su corazón. Haga conmigo esta oración: Señor Jesús te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz, al poner tu cuerpo al derramar tu sangre preciosa por mí. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Si usted hizo esta oración conmigo, quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita palabra.

Gracias Padre por este tiempo maravilloso. Permite que podamos reflexionar acerca de esta palabra, en el nombre de Jesús: Amén y amén.

¡Iglesia, bendiciones!

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Simón el mago


Marzo 30, 2025 – 2:00PM | Hechos 8:4-10 | Dr. David Rodríguez

Etiquetas: hechos, marzo 2025, pastor david rodriguez, transcripcion


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TRANSCRIPCIÓN

Vamos a estudiar la palabra. En esta oportunidad quiero que abran sus Biblias en el libro de los Hechos (8: 1-20). El mensaje de esta hora se llama Simón el mago.

Vamos a orar: Padre pedimos que el Espíritu Santo nos hable al corazón. Perdona nuestras faltas, purifica nuestros corazones, nuestros pensamientos. Te ruego Señor que la enseñanza del pasaje de esta tarde bendiga nuestras vidas, nos haga reflexionar y tomar las acciones necesarias. Queremos honrarte, queremos tener claridad acerca de nuestra salvación, del perdón de nuestras faltas y la vida eterna. En el nombre de Jesús te lo pedimos, amén.

Quiero darles un contexto acerca del pasaje. Después de la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo hubo persecución, pero Jesús ya lo había anunciado. Jesús había dicho que habría persecución, que habría tiempos difíciles. Pedro y Juan, que eran principales, fueron encarcelados. En el capítulo 7 se nos habla acerca de Esteban, quien hacía grandes prodigios en el nombre del Señor y murió apedreado; decir, la persecución era terrible en aquel entonces. Todavía hoy, 2000 años más tarde, nos damos cuenta de que hay países en el mundo donde todavía se persiguen a los creyentes. 

En el estudio de hoy, hay prácticamente unos tres personajes principales. La Biblia menciona cuatro Felipe: dos de ellos eran hijos de Herodes. Los otros dos: uno fue discípulo de Cristo, el que trajo a Natanael, y el otro es el Felipe que tenemos aquí en los Hechos, el que se conoce como Felipe el evangelista o Felipe el diácono. Con la gran persecución Felipe (el evangelista) se fue a predicar a Samaria. Acuérdese que los judíos y los samaritanos no se llevaban entre sí. Hechos 1: 8 (RV-60): 8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 

Hechos 8: 1, 4 (RV-60): 1Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. 4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Nosotros hemos sido creados con dos propósitos principales: uno es para alabanza de la gloria del Señor. El segundo es porque tenemos una misión, y es que a todas las personas con las que yo pueda conversar, debo hablarles del mensaje de nuestro Señor Jesucristo. No hay nada malo en que seamos grandes profesionales, no hay nada malo en que tengamos grandes negocios, no hay nada malo en que seamos lo que queramos ser, pero si yo conozco a alguien, el propósito principal es que esa persona sepa que Jesucristo vino para salvarnos. Y usted como creyente no puede negar su fe, ni nuestro cristianismo y debe compartir la noticia con gozo. Hablar de lo que Cristo ha hecho en nuestra vida, y comenzamos con nuestra familia, comenzamos con nuestros hijos, comenzamos en nuestra casa.

Hechos 8: 5 (RV-60): 5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Eso es lo lindo del evangelio ¿verdad? Predicar a Jesucristo como el Señor, como Salvador, Cristo es el que murió por nosotros y el que nos salvó. 

Una vez me dijeron: Pastor, hay un hombre que quiere que usted vaya y le ayude con todas las dudas. El cuate tenía más preguntas que a saber qué cosa, y le dije: Mira, mientras usted no reciba a Cristo en el corazón por más explicación que yo le dé, no va a entender ni papa.

Hechos 8: 6-7 (RV-60): 6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8 así que había gran gozo en aquella ciudad. Los primeros años después de la muerte de nuestro Señor Jesús, fue una época de milagros y señales. 

¿Cuántos creen que Dios sigue haciendo milagros? Dios sigue siendo milagro porque Él es el mismo de ayer, de hoy y de siempre. 

¿Cuál es la diferencia entre la iglesia primitiva y nuestros días? Es el hecho que, cuando Jesús se fue de regreso al Padre les dejó esta autoridad a los apóstoles, a sus seguidores, para que la gente se diera cuenta de que estos eran verdaderos seguidores de Jesucristo y el poder que había estado sobre Jesús ahora estaba sobre sus seguidores. Hoy en día Dios sigue obrando milagros, pero, yo me atrevería a decir: milagros condicionados bajo dos cosas. Número uno: la soberanía de Dios, y número dos: la voluntad del Señor. Es por esa razón que cuando nosotros oramos le decimos al Señor: si es tu voluntad, es una manera de decirle cualquiera que sea tu voluntad nosotros la aceptamos Señor. Dios obra milagros todos los días, que no le quepa duda.

Hechos 8: 8 (RV-60): 8Así que había gran gozo en aquella ciudad. Samaria se llenó de gozo.

Recordemos que Jesús ya había sembrado la semilla en Samaria. Se había encontrado con la mujer samaritana junto al pozo. Les había contado a unos judíos la parábola del buen samaritano, una de las parabas más famosas ¿verdad? La escritura también nos habla de los diez leprosos que fueron sanados y solamente uno regresó para agradecer, y era samaritano. 

Hechos 8: 9 (RV-60): 9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10 A este oía atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 

Entra nuestro personaje principal de esta tarde: Simón, que antes era mago en Samaria. Él había engañado a la gente porque ningún hombre tiene poderes, solamente nuestro Señor Jesús. Hay un montón de gente confundida hoy, ¿cómo es posible semejante cosa? Millones de personas hoy no saben diferenciar entre el Dios verdadero y una religión, no saben porque esto es un don de Dios. Somos privilegiados nosotros amados míos, de que un día Dios nos quitó la venda de los ojos y ahora por su gracia y por su misericordia vemos. ¡Gloria a Dios! Antes estábamos en tinieblas, ahora el Señor nos trajo la luz admirable de Jesucristo. Antes estábamos muertos en nuestros delitos y en nuestros pecados, ahora hemos sido justificados por la sangre preciosa del cordero de Dios. ¿Te das cuenta de todo lo que Dios ha hecho por nosotros? ¡Alabado sea su santo nombre!

La gente está viendo cosas del mundo y está diciendo que eso del mundo es el gran poder de Dios, y eso no es así; pues este hombre los había engañado por mucho tiempo. Simón era una persona muy reconocida allá en Samaria, pero veamos el poder del Evangelio. 

Hechos 8: 12-13 (RV-60): 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. Llega Felipe predicando la palabra del Señor, el mensaje sencillo del evangelio donde le decimos a las personas que Cristo murió en la cruz del calvario por nuestros pecados, que se arrepientan de sus faltas, que le entreguen su vida al Señor Jesucristo; usted se bautiza como una respuesta, conoce al Señor y se bautiza como una respuesta a esa fe.

Simón escuchó, creyó, se bautizó, siguió a Felipe (implica que escuchaba la palabra siempre) y vio milagros. Pero déjeme decirle algo: las apariencias engañan.

Hechos 8: 14-1 (RV-60): 14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 

¿Qué motivó a Simón a ofrecer dinero por un don de Dios? Protagonismo, cuidado con los aplausos hermanos, en una iglesia el único protagonista es Jesucristo; aparte de
Él, nadie. Debemos demostrar siempre la humildad, todo lo que sucede en una iglesia es por la gracia y misericordia del Señor. Todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas es por la gracia y la misericordia del Señor. El protagonismo es pecado. El querer estar en una posición donde Dios no me ha puesto, eso es pecado. Manipular a personas para que me pongan a mí en un lugar donde Dios no me ha querido poner, eso es pecado. Querer lo que tienen otros predicadores, otros pastores, también es pecado. 

Hay algunas situaciones bien complicadas, por ejemplo: nosotros estamos batallando, y seguimos batallando, porque no tenemos toda la plata para poder comprar el terreno para un templo; y de repente veo en las noticias que un pastor se acaba de comprar un avión de 52 millones de dólares. Me pongo a pensar, ¿qué ondas? Pero cada quien en su lugar, y cada uno con lo suyo ¿verdad? Como cristianos no podemos envidiar a nadie, tampoco a la gente inconversa, porque eso es pecado. Podrán tener mil veces más de lo que tiene usted, pero van al infierno si no vienen a los pies de Cristo.

Simón quería tener lo que Dios no le había dado. En el evangelio y en el ministerio las cosas son completamente diferentes, Dios reparte dones a todas las personas y debemos de ejercer los dones que Dios nos ha dado, pero nunca andar buscando protagonismo, jamás. 

Entendemos que Simón el mago no tenía claridad de lo que es el evangelio.

Hechos 8: 20-21 (RV-60): 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.

Hechos 8: 20-21 (TLA): 20 Pero Pedro le respondió: —¡Vete al infierno con todo y tu dinero! ¡Lo que Dios da como regalo, no se compra con dinero! 21 Tú no tienes parte con nosotros, pues bien sabe Dios que tus intenciones no son buenas. Me llama la atención la autoridad de Pedro, por el hecho de que hoy se ha perdido mucho esta situación. Las personas consultan con el pastor pero hacen lo que quieren, es decir la autoridad de los pastores se ha perdido. Hay mucho pueblo que quiere vivir su vida como a ellos les parece. 

Hay una pregunta que es obligada en este pasaje: ¿Era Simón creyente de verdad? Esto es para pensarlo. Simón creyó en el evangelio, se bautizó, escuchaba palabra con frecuencia, fue testigo de muchos milagros, pero no había nacido de nuevo. Quiero que usted escudriñe su corazón en este día. No es suficiente creer, porque los demonios creen y tiemblan (Santiago 2:19), es necesario que haya una comunión íntima con la persona. Usted puede tener información de una persona pero eso no significa que lo conoce o tiene una relación con esa persona. La fe de Simón, sí la tuvo, era una fe superficial; si este hombre realmente hubiese conocido a Dios no se le podía ocurrir semejante barbaridad. 

¿En realidad era Simón un creyente verdadero? Yo pienso que tenemos que hacernos esta pregunta nosotros mismos. 

Hechos 8: 21 (TLA): 21 Tú no tienes parte con nosotros, pues bien sabe Dios que tus intenciones no son buenas. Estamos hablando del reino, el asunto de la salvación. 

En estos más de treinta años que tengo de estar acá he visto de todo, a mí no me sorprende nada; pero también estoy agradecido al Señor con muchos de ustedes. El domingo pasado estaba en Madrid predicando y yo les decía a los hermanos: “Yo tengo en mi congregación personas que tienen 35 años de estar conmigo, 30 años de estar conmigo, 25 años, son personas que se pegaron al reino que echaron raíces en el evangelio. ¡Bendito sea el Señor!” Y déjeme decirle que los tengo presentes. Pero han pasado otros que a nuestros ojos son muy buenos creyentes, nos podrán engañar a nosotros, pero a Dios no. Nosotros vemos un montón de gente y pensamos que todo el mundo es creyente, no es culpa nuestra. Pero Dios mira lo que usted y yo no podemos ver, Dios mira el corazón y las intenciones del corazón. Usted puede venir a la iglesia, pero usted ya tiene en su corazón la maldad y sabe que va a ir a hacer mañana. Venir a la iglesia no le da un boleto para la gloria.

En Simón había malas intenciones. Dios anda buscando un cambio de corazón, porque eso es el nuevo nacimiento. Pedro le está diciendo: Si tú hubieras nacido de nuevo no me estarías pidiendo lo que me estás pidiendo, no estarías haciendo lo que estás haciendo. Pero no tienes un nuevo corazón, ¿sabes qué? Muérete con todo tu dinero, vete al infierno con todas esas cosas.

Usted podrá venir a la iglesia, bautizarse, tener una religiosidad, escuchar la palabra de Dios, pero eso no te asegura ir a la gloria. Dios verá tu corazón, si en verdad está arrepentido habrá dolor. Hay otros que pecan y no sienten ningún dolor, al contrario, se regocijan en lo que hacen y les causa placer.

Hechos 8: 22 (RV-60): 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón. El arrepentimiento tiene que ver hermano con una media vuelta de lo que estamos haciendo.

Arrepentimiento no es lo mismo que remordimiento. Algunas personas se arrepienten porque los encontraron haciendo cosas malas, yo pregunto: ¿y si no lo hubieran encontrado? Si siguiera en lo mismo, entonces no hay arrepentimiento. Si yo me arrepiento hoy y mañana vuelvo a lo mismo, no es un arrepentimiento verdadero. Dios conoce las intenciones del corazón.

Hechos 8: 22-23 (NVI): 22 Por eso, arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención. 23 Veo que vas camino a la amargura y a la esclavitud de la maldad. En Simón el mago había una mala intención, un mal pensamiento; eso nosotros lo vemos pero Dios sí. ¡Qué triste ser esclavo de un vicio, de un pensamiento, de un deseo, de la envidia! 

Hechos 8: 24 (RV-60): 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. 25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.

Cuando una persona se ha acostumbrado a hacer la maldad por largo tiempo, difícilmente resuelva sus cosas. En ningún momento Simón dijo: Perdón, reconozco que me equivoqué, he cometido un error. 

Mire hermano, la oración del justo es poderosa; pero mi oración al Señor no le quita a usted la responsabilidad de hacer cambios en su vida. Yo puedo orar por usted una vida completa, pero si usted no cambia y rinde su vida a Jesús de nada sirven mis oraciones. Debemos decir: Señor, lo que tú digas, lo que tú quieras, soy tu siervo ahora. Quebranta mi corazón, quebranta mi orgullo, quebranta lo que tú quieras en mí. Pero cuando una persona es orgullosa y no se arrepiente o no reconoce su error, el Señor no puede trabajar en esa persona. 

Mi intención no es mostrarles a ustedes mi fe, sino al Señor, a Dios. Quiero confrontarnos con la palabra, que cada día que pase nos miremos en el espejo espiritual, que reconozcamos aquellas cosas que no son correctas, ya sean grandes o pequeñas y que son injustificables para poder arrepentirnos.  A que usted ponga atención a lo que Dios te diga, hable con el Señor, hable con Dios. Dios te va a hablar cuando usted abra su corazón. Vivimos en un mundo de mentiras, tus palabras no van a anular la maldad que hay en el corazón de mucha gente. 

Hace unos días me subí a un taxi, yo soy bueno para encontrarme cosas., y me encontré unas Ray Ban, pero el diablo es canijo (tramposo, cruel) porque cuando las vi dije: “Si se las doy al conductor se va a quedar con ellas”; pero en el mismo instante dije: “Yo me conozco, si agarro estas cosas voy a sufrir el resto de mis días, voy a terminar dándoselo a alguien porque yo sé que no está bien hacer eso”. Y se las di al conductor y le dije: mire tome. Usted no sabe cuánto me molesta en gran manera, el hecho de que yo haya pensado por unos segundos en quedarme con ellas. ¿Sabe por qué? Porque me hago la pregunta: ¿necesito yo esa tontera? Para nada hermano, si yo no me puedo quitar estos lentes que traigo porque no veo nada. ¿Me explico? A eso me refiero con cosas grandes o pequeñas. 

¿De qué manera estamos viviendo hermano? No piense que, por creer, bautizarse, escuchar la palabra de Dios frecuentemente o por ser testigo de muchos milagros usted tiene asegurada la eternidad. Falta algo, que Dios vea qué hay en su corazón. 

Hagamos nuestras estas palabras: Arrepiéntete de tu maldad para que Dios en su gran misericordia y en su gracia maravillosa se apiade de nosotros. Amén.

Vamos a orar: Padre querido, al llegar a este a este momento y echamos un vistazo a nuestro interior sabemos que tú nos miras, que tú nos conoces, que tú sabes lo que hay en cada corazón. Te pedimos perdón Padre y nos arrepentimos de nuestras faltas. Queremos tratar esta situación que nos echa a perder nuestro diario caminar contigo. Ayúdanos, Espíritu Santo de Dios a hacer tu voluntad, tú eres el único que nos puede convencer de juicio, de justicia, de pecado.

Mientras todos oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en el corazón esta tarde es un buen momento para que usted le pida perdón a Dios e invite a su Hijo Jesús a venir a su corazón. Haga conmigo esta oración: Señor Jesús te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz, al poner tu cuerpo al derramar tu sangre preciosa por mí. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Si usted hizo esta oración conmigo, quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita palabra.

Gracias Padre por este tiempo maravilloso. Permite que podamos reflexionar acerca de esta palabra, en el nombre de Jesús: Amén y amén.

¡Iglesia, bendiciones!

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