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Una Fe muerta

Agosto 10, 2025 – 2:00PM | Santiago 2:14-26 | Dr. David Rodríguez

Descargar Texto: Sermón en PDF

Etiquetas: agosto 2025, pastor david rodriguez, santiago, transcripcion

TRANSCRIPCIÓN

Vamos a abrir la palabra del Señor en Santiago capítulo 2. Estoy hablando de la fe. Santiago, capítulo 2. El primer estudio hablé de la poca fe. En el segundo estudio hablamos de las personas que perdieron la fe. Una fe que naufragó, una fe que se hundió. El domingo pasado hablé de una fe que no se rinde, una fe que no se quebranta. ¿Cuál es esa fe? 

Este mediodía vamos a poner el termómetro en cada uno de nosotros a ver cómo está nuestra fe. Y quiero hablar de una manera específica en esta hora acerca de una fe muerta. Y dice la palabra de Dios, capítulo 2, versículo 14. 

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe? y no tiene obras. Ojo a la pregunta, ¿podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros le dice, “Id en paz, calentados y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, fíjate, la fe, acuérdese, sin fe es imposible agradar a Dios, ¿no es cierto? Es necesario. Vivimos por fe. La fe es la que nos sustenta, la fe es la que nos hace permanecer. La fe es la fe. Estamos aquí por fe. Así también la fe. Si esa fe no tiene obras, ¿cómo está esa fe? Esa fe está muerta. en sí mismo. Pero alguno dirá, “Tú tienes fe, yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras.” Tú crees que Dios es uno. Bien haces. También los demonios creen y tiemblan. ¿Más quiere saber hombre vano que la fe sin obras es muerta?

No fue justificado por las obras Abraham, nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar. ¿No ves que la fe actúa juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la escritura que dice, “Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues que el hombre fue justificado por las obras, y no solamente por la fe.  asimismo también Rahab la ramera ¿no fue justificada por obras, cuando recibió  a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está cómo muerto, así también la fe sin obras, ¿cómo está? Muerta. 

Oramos. Padre, háblanos al corazón. Señor, te ruego especialmente por aquellas personas que creen tener una fe genuina, una fe real, una fe verdadera cuando en realidad está muerta. Señor, el tema es delicado. Yo te pido que sea tu Santo Espíritu. nos arrepentimos de nuestros malos pensamientos, nuestras malas acciones, nuestras malas palabras, nuestras malas actitudes. Te pedimos perdón y ahora te pido que nos abras el entendimiento, Señor, que esta palabra llegue a lo profundo de nuestras almas y que tengamos toda la buena disposición de obedecerla. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. 

La Biblia declara categóricamente que la salvación es por fe. Quiero mencionar esto por el hecho que algunos pueden decir, “Bueno, pastor, entonces, ¿de qué está hablando Santiago? ¿Está diciendo Santiago que la salvación es por obra si no es por fe?” No, no es eso lo que está diciendo. Algunos estudiosos dicen que el apóstol Pablo enseña que la salvación es por fe y que Santiago que la salvación es por obra. Eso no es cierto. Y no existe tampoco ninguna contradicción al respecto. La clave para entender las dos posiciones es que así como la Biblia enseña, ponga atención a esto, así como la Biblia enseña categóricamente que la salvación es por fe, también enseña categóricamente que una fe viva produce fruto. Está conmigo. las dos cosas. Así como la Biblia enseña que la salvación es por fe, también enseña que la salvación que está viva produce frutos. Es decir, la fe que no produce obras, ¿cómo está? Muerta. 

Y esta tarde, como dije, nos ponemos el termómetro de la fe. Y piense en usted, no esté pensando en fulano, sutano, mengano. Ay, qué lástima que no vino mi mujer. Ay, qué lástima que no vino aquella señora. No, piense en usted al hablar acerca de este tema. 

Dios quiere una fe viva. Porque una fe muerta, ¿para qué sirve? Para nada. En esta porción de la escritura de Santiago, vamos a leer del 15 al 17, pero en esta oportunidad vamos a leer la Nueva Traducción Viviente y dice así: 

“Supónganse que ustedes ven a un hermano o una hermana que no tiene que comer ni con qué vestirse y uno de ustedes le dice: Adiós, que tenga un buen día, abrígate mucho y aliméntate bien, pero no le dan ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirven sus palabras? Cómo puede ver La fe por sí sola no es suficiente a menos ahí, ahí está la clave, que produzca buenas acciones. Esa fe, si no produce, esa fe está muerta y esa fe es inútil. Una fe viva produce frutos. Una fe muerta, ¿qué produce? Nada. ¿Por qué? porque está muerta, es inútil, no sirve. Nuestras acciones son evidencia de que nuestra fe está viva. 

Usted puede venir a la iglesia toda la vida, hermanos, y pasar 40 años sentado en una silla, pero si su fe no produce, por eso estamos poniendo el termómetro en este día. No vaya a ser que se quede usted fuera de la fiesta. Y eso me ha escuchado decirlo desde que comencé a hablar acerca de este tema. La fe se expresa a través de la acción, a través de las obras. 

Cuando la Biblia dice que sin fe es imposible agradar a Dios, está hablando de una fe viva, no de una fe muerta. Está hablando de una fe viva. Ahora, fíjate, la Biblia, la palabra del Señor dice, “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.” Los cristianos adoramos, servimos, ministramos, nos involucramos y permanecemos en el evangelio porque nuestra fe está viva. 

Hace poco platicaba con un hermano y me dice, “Fíjese que mis compañeros, ahí tengo un compañero de trabajo que le dice a él, yo te admiro. ¿Cómo es que tú el día domingo te vas para tu iglesia en la mañana, te vas para tu iglesia en la tarde, el día miércoles salís corriendo del trabajo porque tenés que ir al culto. ¿Por qué este hermano hace estas cosas? porque su fe está viva. ¿Por qué otras personas son indiferentes a esto? ¿Por qué alguien puede pensar y puede decir, “Es que no es necesario ir a la iglesia todo el tiempo” ¿Por qué piensa de esa manera esa persona? Porque una fe muerta, ¿para qué sirve? Para nada. 

Y usted podrá decir lo que usted quiera, pero espero que fíjate que yo siempre le pongo versículos, versículo, versículo, versículo para que sea la palabra, para que no vaya a salir usted diciendo ahora es que el pastor es que el pastor dijo no, no lo que la palabra le está diciendo. Una fue muerta, no sirve para nada. Y usted podrá decir lo que quiera, pero lo que quiera. Pero el pasaje que hemos leído dice que lo que da evidencia de mi fe no es que estoy sentado un día aquí, es que mi fe produce. Nuestra fe produce. 

En nuestra iglesia hay una gran cantidad de ministerios. Por ejemplo, el grupo de adoración que ustedes acaban de ver acá. Este grupo pasa horas el día sábado preparándose. Usted viene a escuchar el culto, usted ni cuenta se da que los instrumentos ya están colocados. Y esta gente, ¿por qué hace? 

Otra cosa más ¿Usted cree que la iglesia provee los instrumentos? Los instrumentos los compraron ellos. ¿Por qué? Porque a los 30 años nos dimos cuenta de una cosa, que cuando los instrumentos los compran en la iglesia, la gente los trata con las patricias, con los pies, pues. Y hay que estarlos comprando cada cierto tiempo.. Cuando el instrumento es de ellos, ah, lo cuidan en gran manera y ellos compran su instrumento y ellos utilizan su instrumento. ¿Sabe qué diría el mundo de eso? Que tontos. Claro. ¿Por qué piensan así? Porque la fe de esas personas está muerta. El hombre natural no entiende las cosas espirituales. ¿Me explico? Entonces, y así por el estilo.

Los hombres de fe se reunieron la semana pasada allá en un lago. Y mientras los hombres de fe estaban reunidos en un lago, habíamos otro grupo que estábamos allá en North Vancouver a la hora del evangelismo. Okay. Carlitos estaba cantando, su esposa lo dejó ir a cantar y bueno y así pues son bromas. Okay. Ah, y luego y así por el estilo, los hermanos de video que ponen las cámaras, eh, el ministerio de evangelismo que este próximo viernes está todo arreglado para estar allá frente al gallery  y alcanzar gente y predicar y hablar y ese tipo. Usted se preguntará, “Pero, ¿y por qué la gente hace lo que hace?” por una sencilla razón, porque la fe está viva. Y si pone atención, yo le puedo ayudar a leer su termómetro esta tarde. Le puedo ayudar a leerlo. 

La cocina. Personas que durante la semana van, compran, hacen cuestiones, las personas que venden, que esto, que los que están en todos los ministerios, pastores de casa de oración, que jóvenes adultos, que ministerio de traducción, que la escuela bíblica allá con los niños que no los cuidan, les enseñan la palabra. ¿Por qué hacemos lo que hacemos? Porque tenemos una fe viva.

Por 36 años ahora cristianos se involucran y sirven al Señor y hacen lo que hacen. ¿Por qué? Porque su fe está viva. Una persona con una fe muerta no se le puede pedir nada. ¿Por qué? Porque está muerto. ¿Usted me ha escuchado decir estas esta frase? Una fe que no crece. Primero se enfría y después se muere. Una fe que no está creciendo, primero se enfría y después se muere. Y yo siempre le he desafiado a usted y le he dicho, le aseguro, le garantizo que usted conoce a alguien, una persona que un día estuvo metido en una iglesia, que un día estuvo sirviendo a Dios, que un día a lo mejor estuvo detrás de un púlpito y ahora vive como si no conociera a Dios. ¿Por qué, pastor? Porque la fe que no está creciendo primero se enfría y después se muere. Simple y sencillamente. 

En segunda Tesalonicenses, capítulo 1, versículo 3, dice, “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe, vuestra fe va creciendo. Bueno, entonces yo le pregunto, ¿está creciendo su fe? Piense por un instante. ¿Qué esfuerzo hace usted para crecer en la fe? Porque eso no lo venden en la esquina, hermanos. Eso no lo venden en una farmacia. Eso no lo venden en el súper. ¿Qué está haciendo usted para que crezca? 

Vuestra fe va creciendo y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás. La Biblia nos manda a crecer en la fe, en la gracia y en el conocimiento de Dios. ¿Y por qué debemos crecer en la fe, pastor? Porque una fe que no crece primero se enfría y después se muere. 

Ahora, la fe se enfría principalmente por descuido espiritual, así como lo oyen. Yo puedo dar fe de personas que dejaron de leer la Biblia. Mire, dejaron de leer la Biblia. Dejaron de asistir a la iglesia, dejaron sus ministerios, pusieron su mirada en la gente o en el materialismo o les vino una prueba y se enfriaron. Hoy ya salen para un lado y sacan las botellas y toman cosas que no hacían antes. Hoy sí. ¿Por qué? Porque te repito el inicio de todo esto. 

Yo le digo a las esposas, si usted participa de estas cosas, you gonna be sorry one day. Créame, un día lo va a lamentar ¿Por qué? Porque esas pequeñas actitudes que comienzan de su marido ahora, un día van a afectar a sus hijos. Los hijos se quedan callados, pero se fijan. Usted no le va a poder decir nada a un hijo si usted no le ha enseñado modales, si usted no le ha modelado el camino a ese muchacho. ¿Por qué? Porque no nos estamos comportando como cristianos. ¿Y por qué pasó eso? por descuido espiritual. Ya no leímos la palabra, vemos a la iglesia con indiferencia. Ahora viven como si no conocieran a Dios. 

Yo les he dicho esto y ustedes deben haberlo escuchado ya 100 veces. Yo visito iglesias y he conocido servidores. He conocido manos derecha de pastores, hermano. Ahora no se congregan, postean fotos en las redes sociales que dan vergüenza y usted dice, “¿Que qué fulano, pero si antes estaba dirigiendo los himnos en esa iglesia y ahora escribe cosas en las redes sociales que dan pena en realidad ¿Qué pasó?” Es la pregunta que nos hacemos. Es responsabilidad de cada cristiano crecer en la fe. Dios quiere una fe viva, auténtica, activa, dinámica. 

Ahora, en el pasaje que hemos leído, el apóstol nos da tres ilustraciones ó tal vez pudiera decir dos ilustraciones y un ejemplo. El primero, el ejemplo de Abraham en Santiago 2: 21 mire lo que dice: ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios? por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar. Ya ves, su fe y sus acciones, ponga atención a esto, actuaron en conjunto. ¿Te das cuenta de esto, hermano? que no solamente es del diente al labio, pues, no solamente es hablar, hermano, no solamente es decir, es nuestro diario caminar de una vida de fe. Una vida de fe. 

Actuaron en conjunto sus acciones, hicieron que su fe fuera completa. La fe y las acciones; las dos cosas. Y así se cumplió lo que dicen las escrituras. Abraham le creyó a Dios y Dios lo consideró justo debido a su fe. Incluso lo llamaron amigo de Dios. Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no solamente por la fe. 

Ese es uno. Veamos el segundo ejemplo y luego concluimos. En el versículo 25. Ahí tenemos a Rahab, la ramera y la prostituta. Es otro ejemplo. Esta mujer fue declarada justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino. 

Bueno, ¿qué dijo Abraham? Yo le creo a Dios. Eso dijo Abraham. Ahora viene Dios y le dice, “Vamos a ver si es cierto, dame a tu hijo.” Y Abraham actúa en fe. La acción ahí está que son el conjunto son las dos cosas. Primero, yo profeso, yo creo. Sí, yo creo. 

Yo supongo que cuando los espías llegaron al muro donde estaba Rahab, le dijeron, “Mira, nosotros somos del pueblo de Israel.” La mujer le dijo a los espías, “¿Saben qué? El temor de Jehová de Israel, Jehová Dios, ha caído sobre nosotros. Todo el mundo está temeroso porque cayó ese temor sobre nosotros. Es que Jehová es el salvador. Yo lo creo. Es que Jehová, yo lo creo. La mujer dijo, “Yo lo creo.” Ahora le dijeron, “¿Lo crees?” “Sí, lo creo. Entonces, déjanos escondernos aquí y luego nos deja así sin que nos atrapen.” Y dijo la mujer, “Claro que sí.” y los escondió. 

Entonces, ¿qué pasa? Lo que se confiesa por la fe se demuestra por las obras. Lo que se confiesa por la fe se demuestra por las obras. No solamente basta con hablarlo. ¿Me explico? Sí, me estoy entendiendo, dando a entender, hermanos? Bueno, mira, te voy a dar antes de pasar al otro ejemplo, te voy a voy a mencionar algo más. 

Hemos leído y hemos estudiado muchas cosas acerca del diablo acá y mejor lo voy a presentar al revés. ¿Se acuerda usted que los demonios le decían a Jesús, “¿Qué quieres hacer con nosotros, Jesús, hijo de David? ¿Por qué has venido para atormentarnos? vete de acá. Todas estas cosas le dijeron a Jesús. 

Entonces, haga de caso que el diablo este día domingo se viste de hombre y viene al tabernáculo Redentor este día domingo. Y a la hora de hacer la invitación, el diablo levanta la mano y dice, “Yo quiero recibir a Cristo.” Y viene uno de los hermanos de evangelismo, lo sienta y le dice, “Tengo que hacerle unas preguntas. ¿Usted cree que Jesús es el hijo de Dios? ¿Qué cree que va a contestar el diablo Sí, yo creo. El hermano de evangelismo le va a decir, “¿Usted cree que Jesús murió en la cruz del Calvario?” ¿Qué va a contestar? Sí. ¿Usted cree que Jesús resucitó al tercer día? Va a decir, “Hm, claro que creo.” ¿Usted cree? Sí. 

El diablo puede decir lo que quiera, pero las acciones del diablo no van a ir de acuerdo a su fe. ¿Me explico por qué? Porque es diablo. De igual manera en otras iglesias, no aquí en otros lugares hay diablos y diablas. Usted podrá decir lo que quiera, lo que si es que hablar es lo más fácil. Y no el pueblo de Israel le dijo, pues, a ti obedeceremos y haremos todo lo que tú digas. Unos días más tarde. Ah, este Moisés ya no bajó. Hagamos un becerro de oro. el mismo pueblo. Entonces, no se trata con con lo que yo digo, es que mis acciones respalden mi fe. 

Ahora veamos el otro. Primero nos habla de Abraham. Abraham actuó de acuerdo a su fe. La prostituta Rahab actuó de acuerdo a su fe. Y luego nos da un tercer ejemplo en el versículo 26. Así como el cuerpo sin aliento, dice, está muerto, así también la fe sin buenas acciones, ¿cómo está? Muerta.

Hermano, si usted se lleva a una persona muerta para su casa, esto es bien delicado y no  me lo tomé por el lado equivocado, por favor. Pero líderes de la iglesia, ¿a cuántas personas usted le ha dicho, “Hermano, quisiera servir en esto, hermano, quisiera servir en esto, hermano, quisiera” y algunas personas dicen, “No, no, no, no y no.” Yo le hago una pregunta. Si usted se lleva un cuerpo muerto para su casa, dígale a ese cuerpo muerto, “Pasa la vaquium, lave los platos, limpie la casa. ¿Qué le va a hacer? ¿Por qué? Porque está self explanatory, ¿verdad? Se explica por sí mismo. Ahí tiene la respuesta usted. Ahí tiene la respuesta. Entonces usted podrá contar misa, como dicen, y podrá decir lo que quiera, pero las obras lastimosamente no lo demuestran. 

Ahora, el primer fruto de una fe viva, el primer fruto de una fe viva es una vida transformada por el poder del Espíritu Santo. Amén. Primer fruto, una vida transformada por el poder del Espíritu Santo. La transformación es una vida nueva. Se conoce como la santificación y sucede como resultado de creer y de obedecer a la palabra del Señor. ¿Cómo le llama la Biblia a esto? le llama nuevo nacimiento, nueva criatura, nacido de una simiente incorruptible. Entonces, ese es el primer fruto. 

¿Qué significa esto, amados hermanos? Significa que si usted le entregó su vida a Dios, pero su vida no ha sido transformada, usted sigue siendo el mismo, ¿qué pasa? ¿Cómo está su fe? Piense por un momento. Porque una fe viva es una vida transformada. Eso es. Si usted antes robaba, ahora como hijo de Dios ya no roba. ¿Me explico? Esa es una vida transformada por el Espíritu Santo. Es por eso que la Biblia enseña, hermano, ¿se acuerda usted de Zaqueo? Algunos dicen que que la palabra saqueadores viene del mismo saqueo cuando porque saqueo robaba, robaba impuestos a la gente. Eso es lo que él hacía por naturaleza, porque todo el mundo se quiere enriquecer. 

Pero, ¿qué pasa cuando tiene un encuentro con Jesús y el Señor le dice, “Ey, Zaqueo, desciende que esta noche voy a comer en tu casa.” Se van a la casa y dice, “¿Sabes qué, Señor? Yo voy a regresar a la gente que le he robado.” ¿Por qué? Porque una persona que tiene un encuentro verdadero con Jesús nunca es el mismo. Jamás. Ya no va a ser el mismo. El Señor con su poder del Espíritu de Dios transformador te cambia, te regenera. eres otra persona, te cambia el propósito, te cambia tu manera de vivir, tu manera de pensar, tu manera de hacer las cosas, te lo cambia. Y entonces ese es el primer fruto de una vida transformada. Por eso dice la escritura, de modo que si alguno está en Cristo, ¿qué es? Nueva criatura. Pero ya no es igual que la otra, ¿me explico? Es nueva, es diferente, piensa distinto, hace justicia. lo que es bueno, lo que es malo.

Ahora te quiero explicar algo. Usted dirá, “Ay, pastor, pero es que es bien difícil.” Mira, Dios hace su parte y nosotros tenemos que hacer la nuestra. Y te lo explico. ¿Qué es lo que hace Dios? Dios te coloca a su Santo Espíritu. Nos coloca el Espíritu dentro de nosotros. Tenemos al Espíritu de Dios. O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu. ¿Qué es lo que hacemos nosotros? Sometemos nuestro cuerpo al espíritu de Dios. Quiero decir esto, lo quiero decir con mucho respeto, ¿okay? Con mucho respeto. El Espíritu Santo son como las herramientas. Lo digo con respeto. 

Por ejemplo, Dios te pide hacer algo y te da las herramientas para hacerlo. El espíritu te capacita para hacer las cosas. Por ejemplo, si usted tiene en su jardín, ya creció el monte, ¿verdad? Y solo falta que aparezca Tarzán por ahí. El Espíritu Santo es como esa máquina que sirve para cortar el césped, te da el recurso, pero usted tiene que agarrar la máquina y cortar el césped. De igual manera, ese es el espíritu de Dios. 

Yo tuve una conversación ayer con una persona que me decía, “Ay, pastor”, dice, “es qué una persona y yo le pedí disculpas porque la verdad es que yo dije cosas que no tenía que haber dicho. Ese es el Espíritu Santo.” ¿Me explico? Yo recibí una llamada hace unos días de una persona que me dice, “Pastor, yo quiero llamarle eh y pedirle perdón. Quiero pedirle perdón por si yo lo ofendí con esto, con esto, con esto, con esto y con esto.” Entonces le digo, “No, hermano, no pasa nada. No pasa nada. 

Y podemos llegar al por supuesto. Claro que sí. ¿Quién es el que hace esto? El Espíritu Santo. Ahora, fíjate, yo tengo el Espíritu de Dios. Un día en mi oficina estaba una persona que una hermana había hecho algo y él se había sentido ofendido. Y yo le dije a este hermano, lo que yo haría es que yo me iría a la casa de esta persona, le tocaría la puerta a la hermana y yo le diría, “Hermana, quiero pedirle disculpas por esta situación.” ¿Qué me dijo?, “Yo no voy a hacer eso.” No me dijo, “Yo no me voy a rebajar.” 

Ahí está. Quédese como está. Entonces, ¿me explico? Porque el Espíritu Santo te da el poder. Pero el problema es que una fe muerta no hace nada. ¿Por qué no hace nada? Porque está muerta. Una fe viva siente que el Espíritu de Dios te habla, siente que el Espíritu de Dios te dice, “Eso no está bien.” Siente que el Espíritu de Dios te dice, “Mira, ¿sabes qué? cambia tu manera de hacer las cosas. ¿Sabes qué? No está bien esto, no está bien lo otro, no. El espíritu ahí está, te lo dio Dios, pero tengo que hacer uso de lo que Dios me ha dado. 

La fe tiene que ser alimentada, tiene que ser nutrida, tiene que ser cultivada espiritualmente. Y recuerde, si no crecemos, si no estamos creciendo en la fe, nuestra fe primero se enfría y después se muere. Y una fe muerta no sirve para nada. Mis amados hermanos. 

El apóstol Pablo experimentó esta verdad en Segunda de Timoteo. Él le dijo a Timoteo, “Procura venir pronto a verme. Mira, porque Demas me ha desamparado.” ¿Cómo? Amó más a este mundo Y se fue. Me dejó aquí. ¿Qué quiere decir eso? Si nosotros amamos al mundo más que lo que amamos a Dios, lo más seguro es que un día de estos usted se va a enfriar y va a pagar las consecuencias porque Dios es Dios y sigue en su trono. Y usted lo va a ver y usted abre un negocio y le quiebra y usted abre otro negocio y le quiebra y usted anda buscando por aquí no le sale nada y usted anda viendo aquí y la cosa no camina y busca una oportunidad y se le cierran las puertas. Dios te está hablando por amor de Dios. El Señor está hablando contigo, te está diciendo, “Hey, te estás enfriando.” Y si esa fe no comienza a crecer, se va a enfriar del todo y se va a morir. Si alimentamos la carne más que el espíritu, lo más seguro es que nuestra fe se va a enfriar y se va a terminar muriendo.

El mundo es atractivo. Es cierto. Cierto. ¿Quién no quisiera estar en el mar? Además, en el mar la vida es más sabrosa, se goza mucho más. Las playas, las fiestas, la perdición, o sea, es atractivo. Pero, ¿qué pasa? Los creyentes no vivimos por lo que atrae. Los creyentes vivimos por valores y prioridades, no por lo que atrae, vivimos por valores. 

Alguien me preguntó esta semana, estaba platicando con una hermana peruana y me dice, “Pastor”, dice, “me imagino que usted ha estado muchas veces en Machu Picchu.” Le digo, “No conozco.” He estado unas 15 veces quizás en Perú predicando. Conozco eh vi El Salvador, conozco todo es esos lugarcitos por ahí. Y le digo, “Lo que pasa, hermano, es que a mí me invitan a predicar, no a pasear.

Yo no conozco, nunca he ido, he ido a lo que voy y no digo que sea pecado, que sea esto, que sea tal cosa, no, pero siempre tengo 400 cosas que hacer acá. Entonces voy, termino el día domingo, lunes, ya estoy metido en un avión para venir de regreso. Son cosas atractivas, sí, pero vivimos por prioridades, por valores. Hay cosas que atraen, pero como cristianos no están bien. Y a eso es a lo que nos referimos.

Ahora, si hablamos de alimentar al espíritu, alimentar la fe para que la fe crezca, alimentar la fe, que crezca. Por eso tenemos años aquí, hermanos, años en la fe, porque la hemos alimentado y la hemos alimentado y la hemos alimentado y la hemos alimentado. Ahora, hay dos maneras de alimentarse.

Comiendo comida saludable y comiendo comida chatarra. Y Dios lo que quiere es una fe viva, auténtica, dinámica. El alimento es la palabra de Dios. Mucho cuidado con lo que come, porque en las redes sociales hay mucha comida chatarra y la comida chatarra es rica, hermano. ¿Quién no quiere una hamburguesota de esas? ¿Verdad? Rico. ¿Quién no quiere un pedazo de pizza de este? 

Hace poco yo iba con mi hijo caminando por un lado y pasamos por un lugar donde hacen pizzas en unos hornos y un olorazo usted, ganas de tragarse unas tres de esas, ¿verdad? Pero la comida chatarra no es saludable. Usted tiene que distinguir entre lo que lo hace crecer en la fe y aquello que lo engaña, lo que le llena el estómago, pero que no lo hace crecer.

Hay que tener cuidado con eso. Yo estaba en una ciudad, Estados Unidos, y estaba platicando con el hijo del pastor que se congrega en otra, imagínate, no va a la iglesia de su papá, se congrega en otra iglesia. Y cuando me dijo la iglesia que se congregaba, dije, “No, yo no sé que yo soy bien expresivo, qué cara hice y me dijo, why? y yo le dije, you want me to tell you why I can give you reason.” Yo te puedo decir, te doy la razón. Y la primera por esta, segunda por tercera. Y me dice el papá, “Mire, todo eso ya se lo dije yo.” Y le dije, “Porque hay iglesias, perdóneme, pero lo que te dan es comida chatarra, lo que te mueven es la las emociones, hermano.” Amén. Gloria a Dios. Y amén y gloria a Dios. Y amén y gloria. Y y ¿qué aprendió usted? A ver, dígame. 

Hay iglesias que te dicen cosas porque hay, mire, si usted es una persona que con todo el respeto del mundo se lo digo, ¿verdad? Que usted dice con mucha facilidad se ofende, con mucha facilidad usted se deprime, entonces toda la vida va a querer andar escuchando, usted es el campeón de Dios, usted es la muñeca del Señor. Usted es la princesa de Dios. Ay, qué lindo. A mí eso me llena, me llena. No, hombre, ¿qué le va a andar llenando eso?

Y luego la siguiente semana ya va a buscar otra vez que le digan que es princesa porque ya piensa que es bruja. Necesito que el pastor me diga que soy princesa otra vez. Usted es la princesa, eso me decía, amén, amén, amén. El creyente debe crecer y crecer y crecer a tal grado que ya deje de estar recibiendo y comience a dar por amor de Dios. Pablo les dijo a los de Corinto, ustedes son niños eternos, ya crezcan. Y es más, llegó un momento que le dijo, ustedes ya deberían de ser maestros, deberían estar enseñando en lugar de estar recibiendo los rudimentos.

La palabra que te hace crecer es la palabra que te desafía. Te desafía a ser mejor cristiano cada día. te desafía a tener una mente de reino. Podemos pasar escuchando toda la vida y sin crecer. La comida chatarra es peligrosa. Hay que tener cuidado con la fuente de instrucción espiritual. 

Y hermano, ¿cómo anda su fe? se ha enfriado, está agonizando y hay algunas personas que dieron su vueltecita por el mundo y se quedaron un rato allá y saben que el mundo succiona. Al ratito, mire, Pedro un rato había dejado de andar con el Señor y ya estaba diciendo malas palabras. El cuate dice que maldijo. Dice la escritura. Tú eras uno de ellos. Cállate, mujer. Hombre, ¿qué qué estás diciendo? Yo nunca yo no conozco a ese hombre. En un ratito. Ahora imagínate nosotros. ¿Cómo anda su fe? Está agonizando.

Ahora déjame decirle, si usted está aquí, hermano, es porque su fe no se ha muerto todavía. Espero que todos podamos decir, nuestra fe está viva para la gloria de Dios. La fe, nuestra fe es la que ha vencido al mundo y es más preciosa que el oro. 

Hermanos, nuestra fe es más, mire, el que ama a padre, a madre, a hijo, a hija más que a mí, dijo Jesús, no es digno de mí. Yo no puedo amar a mi esposa más de lo que amo a Dios. Yo no puedo amar a mis hijos más de lo que amo a Dios. Yo no puedo por complacer a mi familia alejarme de la fe, que Dios me libre de una situación como esa, porque Dios es el único que puede hacer cosas que nadie más puede hacer por ti. Que nadie más puede hacer por ti. 

Mis queridos y amados hermanos, yo pienso que vale mucho la pena que reflexionemos acerca de estas cosas. Tenemos una fe viva, tenemos una fe que está agonizando, tenemos una fe que se ha enfriado, tenemos una fe que está muriendo. ¿Cómo anda nuestra fe? Porque el día que se muera, acuérdate, una fe muerta no sirve para nada.

Oremos. Padre, te pedimos en esta hora, Señor, que tu Espíritu Santo nos ilumine de tal manera, de tal forma que podamos planificar el crecimiento de nuestra fe. Tu palabra nos dice, el que quiere permanecer firme, mire que no caiga. Y nosotros queremos, Señor, obedecer a tu palabra, permanecer firmes y fieles hasta el día que tú vengas por tu iglesia. hasta el día que tú nos llames a tu presencia. Sosténnos, Padre. Queremos aferrarnos a la fe y sabemos que tú nos sostienes, que tú eres nuestra roca firme. Bendice a cada persona en esta hora, cada familia, cada hermano, cada amigo.

Y si usted nunca antes ha recibido a Cristo en su corazón, yo quiero invitarle ahí donde está para que le abra su corazón a Jesús y lo reciba como el Señor de su vida. Y usted me dirá, “Pastor, ¿y cómo se hace eso?” A través de una oración de fe, yo quiero ayudarle con eso. Repita conmigo esta oración. Si usted quiere entregarle su corazón a Dios, si usted necesita a Dios en su vida, repita esta oración conmigo. Dígalo de esta manera. 

Señor Jesús, en este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida, te entrego mi alma, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Te pido perdón por mis ofensas y en este día abro mi corazón y te recibo como el salvador de mi vida. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita palabra. Señor, reconocemos tu señorío, reconocemos que eres nuestro salvador, reconocemos tu soberanía, reconocemos que tú eres rey, que tú gobiernas y que nosotros somos tus siervos. 

Bendice cada corazón en esta semana que estamos arrancando en este día. Que la paz y la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sea con cada uno de nosotros. En el nombre de Jesús. Amén. Y amén. Que la paz de Cristo les acompañe, mis amados hermanos.

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Una Fe muerta


Agosto 10, 2025 – 2:00PM | Santiago 2:14-26 | Dr. David Rodríguez

Etiquetas: agosto 2025, pastor david rodriguez, santiago, transcripcion


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TRANSCRIPCIÓN

Vamos a abrir la palabra del Señor en Santiago capítulo 2. Estoy hablando de la fe. Santiago, capítulo 2. El primer estudio hablé de la poca fe. En el segundo estudio hablamos de las personas que perdieron la fe. Una fe que naufragó, una fe que se hundió. El domingo pasado hablé de una fe que no se rinde, una fe que no se quebranta. ¿Cuál es esa fe? 

Este mediodía vamos a poner el termómetro en cada uno de nosotros a ver cómo está nuestra fe. Y quiero hablar de una manera específica en esta hora acerca de una fe muerta. Y dice la palabra de Dios, capítulo 2, versículo 14. 

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe? y no tiene obras. Ojo a la pregunta, ¿podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros le dice, “Id en paz, calentados y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, fíjate, la fe, acuérdese, sin fe es imposible agradar a Dios, ¿no es cierto? Es necesario. Vivimos por fe. La fe es la que nos sustenta, la fe es la que nos hace permanecer. La fe es la fe. Estamos aquí por fe. Así también la fe. Si esa fe no tiene obras, ¿cómo está esa fe? Esa fe está muerta. en sí mismo. Pero alguno dirá, “Tú tienes fe, yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras.” Tú crees que Dios es uno. Bien haces. También los demonios creen y tiemblan. ¿Más quiere saber hombre vano que la fe sin obras es muerta?

No fue justificado por las obras Abraham, nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar. ¿No ves que la fe actúa juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la escritura que dice, “Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues que el hombre fue justificado por las obras, y no solamente por la fe.  asimismo también Rahab la ramera ¿no fue justificada por obras, cuando recibió  a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está cómo muerto, así también la fe sin obras, ¿cómo está? Muerta. 

Oramos. Padre, háblanos al corazón. Señor, te ruego especialmente por aquellas personas que creen tener una fe genuina, una fe real, una fe verdadera cuando en realidad está muerta. Señor, el tema es delicado. Yo te pido que sea tu Santo Espíritu. nos arrepentimos de nuestros malos pensamientos, nuestras malas acciones, nuestras malas palabras, nuestras malas actitudes. Te pedimos perdón y ahora te pido que nos abras el entendimiento, Señor, que esta palabra llegue a lo profundo de nuestras almas y que tengamos toda la buena disposición de obedecerla. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. 

La Biblia declara categóricamente que la salvación es por fe. Quiero mencionar esto por el hecho que algunos pueden decir, “Bueno, pastor, entonces, ¿de qué está hablando Santiago? ¿Está diciendo Santiago que la salvación es por obra si no es por fe?” No, no es eso lo que está diciendo. Algunos estudiosos dicen que el apóstol Pablo enseña que la salvación es por fe y que Santiago que la salvación es por obra. Eso no es cierto. Y no existe tampoco ninguna contradicción al respecto. La clave para entender las dos posiciones es que así como la Biblia enseña, ponga atención a esto, así como la Biblia enseña categóricamente que la salvación es por fe, también enseña categóricamente que una fe viva produce fruto. Está conmigo. las dos cosas. Así como la Biblia enseña que la salvación es por fe, también enseña que la salvación que está viva produce frutos. Es decir, la fe que no produce obras, ¿cómo está? Muerta. 

Y esta tarde, como dije, nos ponemos el termómetro de la fe. Y piense en usted, no esté pensando en fulano, sutano, mengano. Ay, qué lástima que no vino mi mujer. Ay, qué lástima que no vino aquella señora. No, piense en usted al hablar acerca de este tema. 

Dios quiere una fe viva. Porque una fe muerta, ¿para qué sirve? Para nada. En esta porción de la escritura de Santiago, vamos a leer del 15 al 17, pero en esta oportunidad vamos a leer la Nueva Traducción Viviente y dice así: 

“Supónganse que ustedes ven a un hermano o una hermana que no tiene que comer ni con qué vestirse y uno de ustedes le dice: Adiós, que tenga un buen día, abrígate mucho y aliméntate bien, pero no le dan ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirven sus palabras? Cómo puede ver La fe por sí sola no es suficiente a menos ahí, ahí está la clave, que produzca buenas acciones. Esa fe, si no produce, esa fe está muerta y esa fe es inútil. Una fe viva produce frutos. Una fe muerta, ¿qué produce? Nada. ¿Por qué? porque está muerta, es inútil, no sirve. Nuestras acciones son evidencia de que nuestra fe está viva. 

Usted puede venir a la iglesia toda la vida, hermanos, y pasar 40 años sentado en una silla, pero si su fe no produce, por eso estamos poniendo el termómetro en este día. No vaya a ser que se quede usted fuera de la fiesta. Y eso me ha escuchado decirlo desde que comencé a hablar acerca de este tema. La fe se expresa a través de la acción, a través de las obras. 

Cuando la Biblia dice que sin fe es imposible agradar a Dios, está hablando de una fe viva, no de una fe muerta. Está hablando de una fe viva. Ahora, fíjate, la Biblia, la palabra del Señor dice, “Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.” Los cristianos adoramos, servimos, ministramos, nos involucramos y permanecemos en el evangelio porque nuestra fe está viva. 

Hace poco platicaba con un hermano y me dice, “Fíjese que mis compañeros, ahí tengo un compañero de trabajo que le dice a él, yo te admiro. ¿Cómo es que tú el día domingo te vas para tu iglesia en la mañana, te vas para tu iglesia en la tarde, el día miércoles salís corriendo del trabajo porque tenés que ir al culto. ¿Por qué este hermano hace estas cosas? porque su fe está viva. ¿Por qué otras personas son indiferentes a esto? ¿Por qué alguien puede pensar y puede decir, “Es que no es necesario ir a la iglesia todo el tiempo” ¿Por qué piensa de esa manera esa persona? Porque una fe muerta, ¿para qué sirve? Para nada. 

Y usted podrá decir lo que usted quiera, pero espero que fíjate que yo siempre le pongo versículos, versículo, versículo, versículo para que sea la palabra, para que no vaya a salir usted diciendo ahora es que el pastor es que el pastor dijo no, no lo que la palabra le está diciendo. Una fue muerta, no sirve para nada. Y usted podrá decir lo que quiera, pero lo que quiera. Pero el pasaje que hemos leído dice que lo que da evidencia de mi fe no es que estoy sentado un día aquí, es que mi fe produce. Nuestra fe produce. 

En nuestra iglesia hay una gran cantidad de ministerios. Por ejemplo, el grupo de adoración que ustedes acaban de ver acá. Este grupo pasa horas el día sábado preparándose. Usted viene a escuchar el culto, usted ni cuenta se da que los instrumentos ya están colocados. Y esta gente, ¿por qué hace? 

Otra cosa más ¿Usted cree que la iglesia provee los instrumentos? Los instrumentos los compraron ellos. ¿Por qué? Porque a los 30 años nos dimos cuenta de una cosa, que cuando los instrumentos los compran en la iglesia, la gente los trata con las patricias, con los pies, pues. Y hay que estarlos comprando cada cierto tiempo.. Cuando el instrumento es de ellos, ah, lo cuidan en gran manera y ellos compran su instrumento y ellos utilizan su instrumento. ¿Sabe qué diría el mundo de eso? Que tontos. Claro. ¿Por qué piensan así? Porque la fe de esas personas está muerta. El hombre natural no entiende las cosas espirituales. ¿Me explico? Entonces, y así por el estilo.

Los hombres de fe se reunieron la semana pasada allá en un lago. Y mientras los hombres de fe estaban reunidos en un lago, habíamos otro grupo que estábamos allá en North Vancouver a la hora del evangelismo. Okay. Carlitos estaba cantando, su esposa lo dejó ir a cantar y bueno y así pues son bromas. Okay. Ah, y luego y así por el estilo, los hermanos de video que ponen las cámaras, eh, el ministerio de evangelismo que este próximo viernes está todo arreglado para estar allá frente al gallery  y alcanzar gente y predicar y hablar y ese tipo. Usted se preguntará, “Pero, ¿y por qué la gente hace lo que hace?” por una sencilla razón, porque la fe está viva. Y si pone atención, yo le puedo ayudar a leer su termómetro esta tarde. Le puedo ayudar a leerlo. 

La cocina. Personas que durante la semana van, compran, hacen cuestiones, las personas que venden, que esto, que los que están en todos los ministerios, pastores de casa de oración, que jóvenes adultos, que ministerio de traducción, que la escuela bíblica allá con los niños que no los cuidan, les enseñan la palabra. ¿Por qué hacemos lo que hacemos? Porque tenemos una fe viva.

Por 36 años ahora cristianos se involucran y sirven al Señor y hacen lo que hacen. ¿Por qué? Porque su fe está viva. Una persona con una fe muerta no se le puede pedir nada. ¿Por qué? Porque está muerto. ¿Usted me ha escuchado decir estas esta frase? Una fe que no crece. Primero se enfría y después se muere. Una fe que no está creciendo, primero se enfría y después se muere. Y yo siempre le he desafiado a usted y le he dicho, le aseguro, le garantizo que usted conoce a alguien, una persona que un día estuvo metido en una iglesia, que un día estuvo sirviendo a Dios, que un día a lo mejor estuvo detrás de un púlpito y ahora vive como si no conociera a Dios. ¿Por qué, pastor? Porque la fe que no está creciendo primero se enfría y después se muere. Simple y sencillamente. 

En segunda Tesalonicenses, capítulo 1, versículo 3, dice, “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe, vuestra fe va creciendo. Bueno, entonces yo le pregunto, ¿está creciendo su fe? Piense por un instante. ¿Qué esfuerzo hace usted para crecer en la fe? Porque eso no lo venden en la esquina, hermanos. Eso no lo venden en una farmacia. Eso no lo venden en el súper. ¿Qué está haciendo usted para que crezca? 

Vuestra fe va creciendo y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás. La Biblia nos manda a crecer en la fe, en la gracia y en el conocimiento de Dios. ¿Y por qué debemos crecer en la fe, pastor? Porque una fe que no crece primero se enfría y después se muere. 

Ahora, la fe se enfría principalmente por descuido espiritual, así como lo oyen. Yo puedo dar fe de personas que dejaron de leer la Biblia. Mire, dejaron de leer la Biblia. Dejaron de asistir a la iglesia, dejaron sus ministerios, pusieron su mirada en la gente o en el materialismo o les vino una prueba y se enfriaron. Hoy ya salen para un lado y sacan las botellas y toman cosas que no hacían antes. Hoy sí. ¿Por qué? Porque te repito el inicio de todo esto. 

Yo le digo a las esposas, si usted participa de estas cosas, you gonna be sorry one day. Créame, un día lo va a lamentar ¿Por qué? Porque esas pequeñas actitudes que comienzan de su marido ahora, un día van a afectar a sus hijos. Los hijos se quedan callados, pero se fijan. Usted no le va a poder decir nada a un hijo si usted no le ha enseñado modales, si usted no le ha modelado el camino a ese muchacho. ¿Por qué? Porque no nos estamos comportando como cristianos. ¿Y por qué pasó eso? por descuido espiritual. Ya no leímos la palabra, vemos a la iglesia con indiferencia. Ahora viven como si no conocieran a Dios. 

Yo les he dicho esto y ustedes deben haberlo escuchado ya 100 veces. Yo visito iglesias y he conocido servidores. He conocido manos derecha de pastores, hermano. Ahora no se congregan, postean fotos en las redes sociales que dan vergüenza y usted dice, “¿Que qué fulano, pero si antes estaba dirigiendo los himnos en esa iglesia y ahora escribe cosas en las redes sociales que dan pena en realidad ¿Qué pasó?” Es la pregunta que nos hacemos. Es responsabilidad de cada cristiano crecer en la fe. Dios quiere una fe viva, auténtica, activa, dinámica. 

Ahora, en el pasaje que hemos leído, el apóstol nos da tres ilustraciones ó tal vez pudiera decir dos ilustraciones y un ejemplo. El primero, el ejemplo de Abraham en Santiago 2: 21 mire lo que dice: ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios? por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar. Ya ves, su fe y sus acciones, ponga atención a esto, actuaron en conjunto. ¿Te das cuenta de esto, hermano? que no solamente es del diente al labio, pues, no solamente es hablar, hermano, no solamente es decir, es nuestro diario caminar de una vida de fe. Una vida de fe. 

Actuaron en conjunto sus acciones, hicieron que su fe fuera completa. La fe y las acciones; las dos cosas. Y así se cumplió lo que dicen las escrituras. Abraham le creyó a Dios y Dios lo consideró justo debido a su fe. Incluso lo llamaron amigo de Dios. Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no solamente por la fe. 

Ese es uno. Veamos el segundo ejemplo y luego concluimos. En el versículo 25. Ahí tenemos a Rahab, la ramera y la prostituta. Es otro ejemplo. Esta mujer fue declarada justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino. 

Bueno, ¿qué dijo Abraham? Yo le creo a Dios. Eso dijo Abraham. Ahora viene Dios y le dice, “Vamos a ver si es cierto, dame a tu hijo.” Y Abraham actúa en fe. La acción ahí está que son el conjunto son las dos cosas. Primero, yo profeso, yo creo. Sí, yo creo. 

Yo supongo que cuando los espías llegaron al muro donde estaba Rahab, le dijeron, “Mira, nosotros somos del pueblo de Israel.” La mujer le dijo a los espías, “¿Saben qué? El temor de Jehová de Israel, Jehová Dios, ha caído sobre nosotros. Todo el mundo está temeroso porque cayó ese temor sobre nosotros. Es que Jehová es el salvador. Yo lo creo. Es que Jehová, yo lo creo. La mujer dijo, “Yo lo creo.” Ahora le dijeron, “¿Lo crees?” “Sí, lo creo. Entonces, déjanos escondernos aquí y luego nos deja así sin que nos atrapen.” Y dijo la mujer, “Claro que sí.” y los escondió. 

Entonces, ¿qué pasa? Lo que se confiesa por la fe se demuestra por las obras. Lo que se confiesa por la fe se demuestra por las obras. No solamente basta con hablarlo. ¿Me explico? Sí, me estoy entendiendo, dando a entender, hermanos? Bueno, mira, te voy a dar antes de pasar al otro ejemplo, te voy a voy a mencionar algo más. 

Hemos leído y hemos estudiado muchas cosas acerca del diablo acá y mejor lo voy a presentar al revés. ¿Se acuerda usted que los demonios le decían a Jesús, “¿Qué quieres hacer con nosotros, Jesús, hijo de David? ¿Por qué has venido para atormentarnos? vete de acá. Todas estas cosas le dijeron a Jesús. 

Entonces, haga de caso que el diablo este día domingo se viste de hombre y viene al tabernáculo Redentor este día domingo. Y a la hora de hacer la invitación, el diablo levanta la mano y dice, “Yo quiero recibir a Cristo.” Y viene uno de los hermanos de evangelismo, lo sienta y le dice, “Tengo que hacerle unas preguntas. ¿Usted cree que Jesús es el hijo de Dios? ¿Qué cree que va a contestar el diablo Sí, yo creo. El hermano de evangelismo le va a decir, “¿Usted cree que Jesús murió en la cruz del Calvario?” ¿Qué va a contestar? Sí. ¿Usted cree que Jesús resucitó al tercer día? Va a decir, “Hm, claro que creo.” ¿Usted cree? Sí. 

El diablo puede decir lo que quiera, pero las acciones del diablo no van a ir de acuerdo a su fe. ¿Me explico por qué? Porque es diablo. De igual manera en otras iglesias, no aquí en otros lugares hay diablos y diablas. Usted podrá decir lo que quiera, lo que si es que hablar es lo más fácil. Y no el pueblo de Israel le dijo, pues, a ti obedeceremos y haremos todo lo que tú digas. Unos días más tarde. Ah, este Moisés ya no bajó. Hagamos un becerro de oro. el mismo pueblo. Entonces, no se trata con con lo que yo digo, es que mis acciones respalden mi fe. 

Ahora veamos el otro. Primero nos habla de Abraham. Abraham actuó de acuerdo a su fe. La prostituta Rahab actuó de acuerdo a su fe. Y luego nos da un tercer ejemplo en el versículo 26. Así como el cuerpo sin aliento, dice, está muerto, así también la fe sin buenas acciones, ¿cómo está? Muerta.

Hermano, si usted se lleva a una persona muerta para su casa, esto es bien delicado y no  me lo tomé por el lado equivocado, por favor. Pero líderes de la iglesia, ¿a cuántas personas usted le ha dicho, “Hermano, quisiera servir en esto, hermano, quisiera servir en esto, hermano, quisiera” y algunas personas dicen, “No, no, no, no y no.” Yo le hago una pregunta. Si usted se lleva un cuerpo muerto para su casa, dígale a ese cuerpo muerto, “Pasa la vaquium, lave los platos, limpie la casa. ¿Qué le va a hacer? ¿Por qué? Porque está self explanatory, ¿verdad? Se explica por sí mismo. Ahí tiene la respuesta usted. Ahí tiene la respuesta. Entonces usted podrá contar misa, como dicen, y podrá decir lo que quiera, pero las obras lastimosamente no lo demuestran. 

Ahora, el primer fruto de una fe viva, el primer fruto de una fe viva es una vida transformada por el poder del Espíritu Santo. Amén. Primer fruto, una vida transformada por el poder del Espíritu Santo. La transformación es una vida nueva. Se conoce como la santificación y sucede como resultado de creer y de obedecer a la palabra del Señor. ¿Cómo le llama la Biblia a esto? le llama nuevo nacimiento, nueva criatura, nacido de una simiente incorruptible. Entonces, ese es el primer fruto. 

¿Qué significa esto, amados hermanos? Significa que si usted le entregó su vida a Dios, pero su vida no ha sido transformada, usted sigue siendo el mismo, ¿qué pasa? ¿Cómo está su fe? Piense por un momento. Porque una fe viva es una vida transformada. Eso es. Si usted antes robaba, ahora como hijo de Dios ya no roba. ¿Me explico? Esa es una vida transformada por el Espíritu Santo. Es por eso que la Biblia enseña, hermano, ¿se acuerda usted de Zaqueo? Algunos dicen que que la palabra saqueadores viene del mismo saqueo cuando porque saqueo robaba, robaba impuestos a la gente. Eso es lo que él hacía por naturaleza, porque todo el mundo se quiere enriquecer. 

Pero, ¿qué pasa cuando tiene un encuentro con Jesús y el Señor le dice, “Ey, Zaqueo, desciende que esta noche voy a comer en tu casa.” Se van a la casa y dice, “¿Sabes qué, Señor? Yo voy a regresar a la gente que le he robado.” ¿Por qué? Porque una persona que tiene un encuentro verdadero con Jesús nunca es el mismo. Jamás. Ya no va a ser el mismo. El Señor con su poder del Espíritu de Dios transformador te cambia, te regenera. eres otra persona, te cambia el propósito, te cambia tu manera de vivir, tu manera de pensar, tu manera de hacer las cosas, te lo cambia. Y entonces ese es el primer fruto de una vida transformada. Por eso dice la escritura, de modo que si alguno está en Cristo, ¿qué es? Nueva criatura. Pero ya no es igual que la otra, ¿me explico? Es nueva, es diferente, piensa distinto, hace justicia. lo que es bueno, lo que es malo.

Ahora te quiero explicar algo. Usted dirá, “Ay, pastor, pero es que es bien difícil.” Mira, Dios hace su parte y nosotros tenemos que hacer la nuestra. Y te lo explico. ¿Qué es lo que hace Dios? Dios te coloca a su Santo Espíritu. Nos coloca el Espíritu dentro de nosotros. Tenemos al Espíritu de Dios. O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu. ¿Qué es lo que hacemos nosotros? Sometemos nuestro cuerpo al espíritu de Dios. Quiero decir esto, lo quiero decir con mucho respeto, ¿okay? Con mucho respeto. El Espíritu Santo son como las herramientas. Lo digo con respeto. 

Por ejemplo, Dios te pide hacer algo y te da las herramientas para hacerlo. El espíritu te capacita para hacer las cosas. Por ejemplo, si usted tiene en su jardín, ya creció el monte, ¿verdad? Y solo falta que aparezca Tarzán por ahí. El Espíritu Santo es como esa máquina que sirve para cortar el césped, te da el recurso, pero usted tiene que agarrar la máquina y cortar el césped. De igual manera, ese es el espíritu de Dios. 

Yo tuve una conversación ayer con una persona que me decía, “Ay, pastor”, dice, “es qué una persona y yo le pedí disculpas porque la verdad es que yo dije cosas que no tenía que haber dicho. Ese es el Espíritu Santo.” ¿Me explico? Yo recibí una llamada hace unos días de una persona que me dice, “Pastor, yo quiero llamarle eh y pedirle perdón. Quiero pedirle perdón por si yo lo ofendí con esto, con esto, con esto, con esto y con esto.” Entonces le digo, “No, hermano, no pasa nada. No pasa nada. 

Y podemos llegar al por supuesto. Claro que sí. ¿Quién es el que hace esto? El Espíritu Santo. Ahora, fíjate, yo tengo el Espíritu de Dios. Un día en mi oficina estaba una persona que una hermana había hecho algo y él se había sentido ofendido. Y yo le dije a este hermano, lo que yo haría es que yo me iría a la casa de esta persona, le tocaría la puerta a la hermana y yo le diría, “Hermana, quiero pedirle disculpas por esta situación.” ¿Qué me dijo?, “Yo no voy a hacer eso.” No me dijo, “Yo no me voy a rebajar.” 

Ahí está. Quédese como está. Entonces, ¿me explico? Porque el Espíritu Santo te da el poder. Pero el problema es que una fe muerta no hace nada. ¿Por qué no hace nada? Porque está muerta. Una fe viva siente que el Espíritu de Dios te habla, siente que el Espíritu de Dios te dice, “Eso no está bien.” Siente que el Espíritu de Dios te dice, “Mira, ¿sabes qué? cambia tu manera de hacer las cosas. ¿Sabes qué? No está bien esto, no está bien lo otro, no. El espíritu ahí está, te lo dio Dios, pero tengo que hacer uso de lo que Dios me ha dado. 

La fe tiene que ser alimentada, tiene que ser nutrida, tiene que ser cultivada espiritualmente. Y recuerde, si no crecemos, si no estamos creciendo en la fe, nuestra fe primero se enfría y después se muere. Y una fe muerta no sirve para nada. Mis amados hermanos. 

El apóstol Pablo experimentó esta verdad en Segunda de Timoteo. Él le dijo a Timoteo, “Procura venir pronto a verme. Mira, porque Demas me ha desamparado.” ¿Cómo? Amó más a este mundo Y se fue. Me dejó aquí. ¿Qué quiere decir eso? Si nosotros amamos al mundo más que lo que amamos a Dios, lo más seguro es que un día de estos usted se va a enfriar y va a pagar las consecuencias porque Dios es Dios y sigue en su trono. Y usted lo va a ver y usted abre un negocio y le quiebra y usted abre otro negocio y le quiebra y usted anda buscando por aquí no le sale nada y usted anda viendo aquí y la cosa no camina y busca una oportunidad y se le cierran las puertas. Dios te está hablando por amor de Dios. El Señor está hablando contigo, te está diciendo, “Hey, te estás enfriando.” Y si esa fe no comienza a crecer, se va a enfriar del todo y se va a morir. Si alimentamos la carne más que el espíritu, lo más seguro es que nuestra fe se va a enfriar y se va a terminar muriendo.

El mundo es atractivo. Es cierto. Cierto. ¿Quién no quisiera estar en el mar? Además, en el mar la vida es más sabrosa, se goza mucho más. Las playas, las fiestas, la perdición, o sea, es atractivo. Pero, ¿qué pasa? Los creyentes no vivimos por lo que atrae. Los creyentes vivimos por valores y prioridades, no por lo que atrae, vivimos por valores. 

Alguien me preguntó esta semana, estaba platicando con una hermana peruana y me dice, “Pastor”, dice, “me imagino que usted ha estado muchas veces en Machu Picchu.” Le digo, “No conozco.” He estado unas 15 veces quizás en Perú predicando. Conozco eh vi El Salvador, conozco todo es esos lugarcitos por ahí. Y le digo, “Lo que pasa, hermano, es que a mí me invitan a predicar, no a pasear.

Yo no conozco, nunca he ido, he ido a lo que voy y no digo que sea pecado, que sea esto, que sea tal cosa, no, pero siempre tengo 400 cosas que hacer acá. Entonces voy, termino el día domingo, lunes, ya estoy metido en un avión para venir de regreso. Son cosas atractivas, sí, pero vivimos por prioridades, por valores. Hay cosas que atraen, pero como cristianos no están bien. Y a eso es a lo que nos referimos.

Ahora, si hablamos de alimentar al espíritu, alimentar la fe para que la fe crezca, alimentar la fe, que crezca. Por eso tenemos años aquí, hermanos, años en la fe, porque la hemos alimentado y la hemos alimentado y la hemos alimentado y la hemos alimentado. Ahora, hay dos maneras de alimentarse.

Comiendo comida saludable y comiendo comida chatarra. Y Dios lo que quiere es una fe viva, auténtica, dinámica. El alimento es la palabra de Dios. Mucho cuidado con lo que come, porque en las redes sociales hay mucha comida chatarra y la comida chatarra es rica, hermano. ¿Quién no quiere una hamburguesota de esas? ¿Verdad? Rico. ¿Quién no quiere un pedazo de pizza de este? 

Hace poco yo iba con mi hijo caminando por un lado y pasamos por un lugar donde hacen pizzas en unos hornos y un olorazo usted, ganas de tragarse unas tres de esas, ¿verdad? Pero la comida chatarra no es saludable. Usted tiene que distinguir entre lo que lo hace crecer en la fe y aquello que lo engaña, lo que le llena el estómago, pero que no lo hace crecer.

Hay que tener cuidado con eso. Yo estaba en una ciudad, Estados Unidos, y estaba platicando con el hijo del pastor que se congrega en otra, imagínate, no va a la iglesia de su papá, se congrega en otra iglesia. Y cuando me dijo la iglesia que se congregaba, dije, “No, yo no sé que yo soy bien expresivo, qué cara hice y me dijo, why? y yo le dije, you want me to tell you why I can give you reason.” Yo te puedo decir, te doy la razón. Y la primera por esta, segunda por tercera. Y me dice el papá, “Mire, todo eso ya se lo dije yo.” Y le dije, “Porque hay iglesias, perdóneme, pero lo que te dan es comida chatarra, lo que te mueven es la las emociones, hermano.” Amén. Gloria a Dios. Y amén y gloria a Dios. Y amén y gloria. Y y ¿qué aprendió usted? A ver, dígame. 

Hay iglesias que te dicen cosas porque hay, mire, si usted es una persona que con todo el respeto del mundo se lo digo, ¿verdad? Que usted dice con mucha facilidad se ofende, con mucha facilidad usted se deprime, entonces toda la vida va a querer andar escuchando, usted es el campeón de Dios, usted es la muñeca del Señor. Usted es la princesa de Dios. Ay, qué lindo. A mí eso me llena, me llena. No, hombre, ¿qué le va a andar llenando eso?

Y luego la siguiente semana ya va a buscar otra vez que le digan que es princesa porque ya piensa que es bruja. Necesito que el pastor me diga que soy princesa otra vez. Usted es la princesa, eso me decía, amén, amén, amén. El creyente debe crecer y crecer y crecer a tal grado que ya deje de estar recibiendo y comience a dar por amor de Dios. Pablo les dijo a los de Corinto, ustedes son niños eternos, ya crezcan. Y es más, llegó un momento que le dijo, ustedes ya deberían de ser maestros, deberían estar enseñando en lugar de estar recibiendo los rudimentos.

La palabra que te hace crecer es la palabra que te desafía. Te desafía a ser mejor cristiano cada día. te desafía a tener una mente de reino. Podemos pasar escuchando toda la vida y sin crecer. La comida chatarra es peligrosa. Hay que tener cuidado con la fuente de instrucción espiritual. 

Y hermano, ¿cómo anda su fe? se ha enfriado, está agonizando y hay algunas personas que dieron su vueltecita por el mundo y se quedaron un rato allá y saben que el mundo succiona. Al ratito, mire, Pedro un rato había dejado de andar con el Señor y ya estaba diciendo malas palabras. El cuate dice que maldijo. Dice la escritura. Tú eras uno de ellos. Cállate, mujer. Hombre, ¿qué qué estás diciendo? Yo nunca yo no conozco a ese hombre. En un ratito. Ahora imagínate nosotros. ¿Cómo anda su fe? Está agonizando.

Ahora déjame decirle, si usted está aquí, hermano, es porque su fe no se ha muerto todavía. Espero que todos podamos decir, nuestra fe está viva para la gloria de Dios. La fe, nuestra fe es la que ha vencido al mundo y es más preciosa que el oro. 

Hermanos, nuestra fe es más, mire, el que ama a padre, a madre, a hijo, a hija más que a mí, dijo Jesús, no es digno de mí. Yo no puedo amar a mi esposa más de lo que amo a Dios. Yo no puedo amar a mis hijos más de lo que amo a Dios. Yo no puedo por complacer a mi familia alejarme de la fe, que Dios me libre de una situación como esa, porque Dios es el único que puede hacer cosas que nadie más puede hacer por ti. Que nadie más puede hacer por ti. 

Mis queridos y amados hermanos, yo pienso que vale mucho la pena que reflexionemos acerca de estas cosas. Tenemos una fe viva, tenemos una fe que está agonizando, tenemos una fe que se ha enfriado, tenemos una fe que está muriendo. ¿Cómo anda nuestra fe? Porque el día que se muera, acuérdate, una fe muerta no sirve para nada.

Oremos. Padre, te pedimos en esta hora, Señor, que tu Espíritu Santo nos ilumine de tal manera, de tal forma que podamos planificar el crecimiento de nuestra fe. Tu palabra nos dice, el que quiere permanecer firme, mire que no caiga. Y nosotros queremos, Señor, obedecer a tu palabra, permanecer firmes y fieles hasta el día que tú vengas por tu iglesia. hasta el día que tú nos llames a tu presencia. Sosténnos, Padre. Queremos aferrarnos a la fe y sabemos que tú nos sostienes, que tú eres nuestra roca firme. Bendice a cada persona en esta hora, cada familia, cada hermano, cada amigo.

Y si usted nunca antes ha recibido a Cristo en su corazón, yo quiero invitarle ahí donde está para que le abra su corazón a Jesús y lo reciba como el Señor de su vida. Y usted me dirá, “Pastor, ¿y cómo se hace eso?” A través de una oración de fe, yo quiero ayudarle con eso. Repita conmigo esta oración. Si usted quiere entregarle su corazón a Dios, si usted necesita a Dios en su vida, repita esta oración conmigo. Dígalo de esta manera. 

Señor Jesús, en este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida, te entrego mi alma, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Te pido perdón por mis ofensas y en este día abro mi corazón y te recibo como el salvador de mi vida. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita palabra. Señor, reconocemos tu señorío, reconocemos que eres nuestro salvador, reconocemos tu soberanía, reconocemos que tú eres rey, que tú gobiernas y que nosotros somos tus siervos. 

Bendice cada corazón en esta semana que estamos arrancando en este día. Que la paz y la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sea con cada uno de nosotros. En el nombre de Jesús. Amén. Y amén. Que la paz de Cristo les acompañe, mis amados hermanos.

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