• Instagram
  • Facebook
  • Youtube
  • Twitter
  • Mail
Tabernaculo El Redentor
  • Inicio
  • Iglesia
    • Nuestra Iglesia
    • Nuevo Visitante
    • Campaña Pro-templo
    • Pastor David
    • Contactar
      • Horarios
  • Sermones
    • Todos los sermones
    • Sermones Mañana
    • Estudios Bíblicos
    • Sermones Noche
    • Sermones – Solo audio
    • Búsqueda de Sermones
    • Sermones con transcripciones
    • Videos
  • En Vivo
  • En Acción
    • TBB en acción
    • Misiones
    • Iglesia El Redentor Guadalajara
  • Noticias
    • Las Últimas Noticias
    • Fotos de TBB
  • Eventos
    • Nuestros Eventos
    • Esgrima Bíblica 2025
    • Anuncios
  • Donación
  • Buscar
  • Menú

Dios de vivos

Septiembre 14, 2025 – 2:00PM | Lucas 20:37-38 | Dr. David Rodríguez

Descargar Texto: Sermón en PDF

Etiquetas: lucas, pastor david rodriguez, septiembre 2025, transcripcion

TRANSCRIPCIÓN

Vamos a abrir la palabra del Señor en el Evangelio de Lucas, capítulo 20 y leemos a partir del versículo 27. 

Lucas 20: 27-40 (RV 1960):  27 Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron, 28 diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 29 Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos. 30 Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. 31 La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. 32 Finalmente murió también la mujer. 33 En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 34 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; 35 mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. 36 Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. 37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. 38 Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven. 39 Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho. 40 Y no osaron preguntarle nada más. 

Que Dios bendiga esta palabra que hemos leído. 

Los saduceos, no creían en la resurrección pero la pregunta que hacen tenía que ver con la resurrección. Nos damos cuenta en esta conversación entre los saduceos y el Señor Jesús. Es muy probable que los saduceos que no creían ni en los ángeles, tampoco creían en la resurrección, tenían ese argumento porque habían hablado con los fariseos. Y Jesús les respondió: Matrimonio allá no habrá, allá seremos semejantes a los ángeles. Fue la respuesta que el Señor les dio.

He titulado el estudio de esta tarde: Dios de vivos, refiriéndonos a vivos y muertos. Dios es un Dios de vivos. Quiero pedirles a aquellas personas que nos visitan por primera vez, que nos tengan un poquito de paciencia para explicarles qué dice la Biblia al respecto. A lo mejor usted tiene otras ideas, su abuela le contó otras cosas, gente que usted conoce le ha dicho algo más, pero en esta oportunidad veremos qué es lo que dice la palabra del Señor.

El efecto de la muerte. 

Romanos 5: 12 (RV 1960): 12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Esa es una ley divina, la puso Dios. ¿Y qué significa eso? Que todos nos vamos a morir. 

Es importante comprender que existen dos tipos de muerte: la muerte física y la muerte espiritual. La muerte física es cuestión de: cuándo, simple y sencillamente. La muerte llega, muchas veces, en el momento menos esperado. Usted acaba de estar platicando con alguien y el siguiente día le dan la noticia que ya no está. Esa es la muerte física. Pero luego tenemos la muerte espiritual. Hay personas que ya están muertas espiritualmente. ¿Quiénes son las personas que están muertas espiritualmente? Aquellas personas que viven separados de Dios. Usted me podrá contar el cuento de su abuelita, usted me podrá contar lo que usted se le ocurra, pero hay una gran cantidad de gente que está separada de Dios. Y déjeme decirle que esto es muy delicado mi amigo y hermano. Hay mucha gente que está engañada, hay mucha gente que no sabe en realidad lo que la palabra del Señor dice. Y hay personas que de acuerdo con la Biblia, están muertas espiritualmente.

El tema que Jesús trató con los saduceos tiene que ver con la resurrección. La resurrección siempre ha sido un motivo de burla desde los tiempos bíblicos. 

Hechos 17:32 (RV 1960): 32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. ¿Por qué? Porque cuando nosotros le explicamos que de acuerdo con la Biblia un día vamos a resucitar, ¿qué piensa la gente incrédula? Nos dicen: -Ya dejen de andar fumando eso, hombre. ¿Por qué? Porque no creen. 

Desde los tiempos de la Biblia hay personas que se burlan de nosotros los cristianos evangélicos, porque nosotros creemos que así como el Señor Jesucristo resucitó, también nosotros vamos a resucitar un día. Le tengo noticias: Y es que la Biblia nos habla de dos resurrecciones. 

Juan 5: 28 (RV 1960): 28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. El bien significa, en este caso, los que le abrieron su corazón a Dios, los que confiaron en Dios, los que creyeron que Jesucristo es el Mesías, esos van a resucitar para gozar de la vida eterna y los que continuaron en su maldad resucitarán para sufrir el juicio. La Biblia nos habla de dos resurrecciones: unas personas vamos a resucitar para pasar la eternidad con Dios y otros van a resucitar para juicio. Es bien clarito.

Ahí tenemos ya el efecto de la muerte y el efecto de la resurrección. La pregunta que tiene que hacerse usted es si usted está vivo espiritualmente. 

Jesucristo dijo: “Separados de mí nada podéis hacer.” O sea, el Señor es quien nos alimenta. Cuando una persona se separa de Dios, por la razón que usted quiera, comienza a morir espiritualmente. Es por eso por lo que vemos en las calles a personas que un día estuvieron en una iglesia, pero ahora piensan igual que piensa el mundo. ¿Por qué? Porque comenzaron su decadencia espiritual hasta que terminaron muriendo. Ese es el efecto de la muerte, la muerte espiritual.

El efecto de la resurrección.

Una pregunta que yo tengo que hacerme es: ¿Voy a resucitar para vida, para estar con Cristo toda la eternidad, o voy a resucitar para juicio? Lo que menciona la palabra del Señor.

Dios es un Dios de vivos, no es un Dios de muertos, amados míos. Y quiero mostrarle algunos detalles que son importantes.

Quiero hablarles de Abel, el hermano de Caín. 

Hebreos 11:4 (RV 1960): 4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Mire usted lo que dice, Abel muerto aún habla por su fe.

¿Cómo puede un muerto hablar por su fe? Porque Dios no es un Dios de muertos, Dios es un Dios de vivos. La fe de un hijo de Dios habla aun cuando esa persona ya murió. Estoy seguro de que nosotros podemos recordar a una inmensa cantidad de personas que murieron, ya se que fueron tremendos predicadores, tremendos pastores, y son personas que yo le garantizo que sus hijos y los hijos de los hijos, así como nosotros los recordamos por sus inmensas campañas evangelísticas. Es decir, la fe de una persona. ¿Hace cuánto murió Abel? Y lo estamos recordando en esta tarde. Estamos recordando de la fe de este hombre. Todavía nos habla la fe, es decir, aun cuando una persona ha muerto, la fe de esa persona habla. ¿Qué se va a hablar de usted el día que usted se muera? ¿Qué se va a decir? Estamos hablando de miles de años más tarde de la fe de Abel, cómo habló la fe de Abel y seguimos hablando de esta persona. ¿Por qué? Porque Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

Lucas 20:37 (RV 1960): 37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Aquí está hablando Jesús, y deja claro que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. En efecto, para Él todos ellos viven.

Vamos a echar un poquito de matemáticas: Abraham tenía 100 años cuando le nació su hijo Isaac. ¿Se acuerdan? Isaac tenía 60 años cuando nació Jacob. Jacob tenía 130 años cuando llegó con su familia a Egipto. Se acuerda que se presentó delante de faraón y dijo: -Mis días han sido pocos y han sido mal. Es decir, si hacemos cuenta, ahí ya pasaron 190 años. José murió a la edad de 110. Israel fue esclavo en Egipto 430. ¿Qué significa eso? Que si nosotros contamos los 430 más los años que vivieron estos patriarcas, nos va a dar más o menos 500 años. ¿A qué me quiero referir con esto? Me quiero referir que cuando Dios se le presenta a Moisés en el desierto, escucha esto, Dios no le dijo a Moisés: -Moisés, yo fui el Dios de Abraham. Yo fui el Dios de Isaac, ni yo fui el Dios de Jacob. ¿Cómo le dijo? “Yo soy.” Pero es que hay un asunto: Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos. Y eso es lo que está diciendo acá.

Le quiero mostrar un versículo, crazy en realidad. 

Juan 8:56 (RV 1960): 56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. ¿Quién está hablando ahí? Jesús está hablando de 3,000 años atrás cuando dijo: – ¿Saben qué, señores? Abraham, el padre de la fe, se alegró mientras esperaba con ansias mi venida, y la vio. Hermano, eso es para hacer loco a cualquiera, hombre. Es por eso por lo que le dijeron: 

Juan 8: 57 (RV 1960): 57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? En otras palabras le preguntan: ¿cómo puede ser posible eso? 

¿Cómo explica usted estos versículos? ¿Sabe cómo se explican? Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

¿Se acuerda usted cuando Jesús se llevó a unos discípulos al monte de la transfiguración? Allí estaban Pedro, Juan y Jacobo, cuando de repente aparecieron, Moisés y Elías. Y ¿no que estaban muertos, pues? Pero apareció Moisés y a tal grado que Pedro y Juan dijeron: -Señor, hagamos tres enramadas acá, una para ti, una para Moisés, otra para Elías. ¿Cómo entendemos que ahí estaba Moisés? ¿Cómo entendemos que ahí estaba Elías? Lo entendemos de una manera sencilla: porque Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

Quiero llevarlos a otro pasaje de la escritura para que lo leamos con paciencia. Este texto se llama: El valle de los huesos secos. 

Ezequiel capítulo 37 (NVI): 1La mano del Señor vino sobre mí; su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos. 2 Me hizo pasearme entre ellos, de un lado para otro. Pude ver que los huesos que cubrían el valle estaban muy secos y eran muchos. 3 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Y yo contesté: «Señor y Dios, tú lo sabes. 4 Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos y diles: ¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! 5 Así dice el Señor y Dios a estos huesos: -Yo haré entrar en ustedes espíritu y vivirán. 6 Les pondré tendones, haré que les salga carne, los cubriré de piel y les daré aliento de vida. Así vivirán y sabrán que yo soy el Señor. 7 Tal y como me lo ordenó, profeticé. Y mientras profetizaba, se escuchó un ruido que sacudió la tierra, y los huesos comenzaron a unirse entre sí. 8 Yo me fijé y vi que en ellos aparecían tendones, les salía carne y se recubrían de piel. ¡Pero no había espíritu en ellos! 9 Entonces el Señor me dijo: «Profetiza, hijo de hombre; profetiza al espíritu y dile: “Esto ordena el Señor y Dios: ‘Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos y vivirán. 10 Yo profeticé, tal como él me lo había ordenado y el espíritu entró en ellos; entonces vivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso! 11 Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: “Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!”. 12 Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor y Dios: “Pueblo mío, abriré tus tumbas, te sacaré de ellas y te haré regresar a la tierra de Israel. 13 Y, cuando haya abierto tus tumbas y te haya sacado de allí, entonces, pueblo mío, sabrás que yo soy el Señor. 14 Pondré mi Espíritu en ustedes y vivirán. Y te estableceré en tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, lo he dicho y lo cumpliré, afirma el Señor”

¿Sabe qué es lo que pasa? Que Dios había hecho un pacto con Israel. Dios le había dicho a Israel: -Voy a hacer un pacto contigo y con tu descendencia por generaciones, por pacto perpetuo para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti. Y a ti te daré, a ti y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua. Y seré el Dios de ellos. Pero ¿qué pasó? A la vuelta de unos años se murió Israel, eso es lo que somos: huesos secos. No hay vida en nosotros. No tenemos esperanza. Y en este capítulo Dios le dice al profeta: -Profetiza sobre este valle de la muerte. Profetiza sobre estos huesos secos y pide que recobren vida.

Y mire usted, esa nación que por siglos no tenía un lugar donde vivir, ¿dónde se encuentran ahora? En el lugar que Dios les había prometido que vivirían. ¿Cómo nos explicamos que una nación que estaba muerta recobró vida? Sencillamente, porque Dios no es un Dios de muertos, Dios es un Dios de vivos, simple y sencillamente. ¡Bendito sea su nombre!

¿Se acuerda usted lo que pasó con Lázaro? ¿Se acuerda que le dijeron al Señor?

Juan 11: 39- 40 (RV 1960): 9 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Hermano, ¡qué promesa, qué promesa! Porque usted sabe que no hay quien vea la gloria de Dios y viva. Pero Dios nos ha prometido a nosotros que un día cuando cerremos los ojos aquí, estaremos ante la presencia del Señor y veremos su gloria. 

Dice la escritura que el rico y Lázaro murieron, pero en los siguientes versículos aparecen hablando con Abraham. ¿Cómo es posible? ¿Qué está haciendo Abraham ahí? Es que Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

La palabra del Señor dice en Lucas 7: 11-17 que en una oportunidad Jesús iba caminando por las calles de una ciudad llamada Naín, y venía una gran cantidad de gente porque iban a enterrar a un jovencito, el único hijo de una pobre viuda. Y la mujer lloraba y lloraba por la muerte de su único hijo. Y dice la palabra de Dios que Jesús detuvo a esa multitud, se paró frente al féretro y le dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Y el joven se levantó, y se lo entregó a su mamá. ¿Cómo puede ser eso, amados míos? ¿Sabe por qué? Porque Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos. Por supuesto que sí. Jesucristo, nuestro Señor, nuestro Salvador, no está muerto. Muchos teólogos tratan la manera de poder explicar esto: Jesucristo murió y resucitó. El sepulcro no podía contener a Jesús porque Él es el autor de la vida. Es por eso por lo que Él dijo: “Yo pongo mi vida y la vuelvo a tomar.” Jesucristo no está muerto. Cuando usted entra una iglesia católica, usted mira a un Cristo en una cruz con una corona de espinas y de hecho le llaman el siervo sufriente. Déjeme decirle algo, amados míos: Jesús fue a la cruz, pero en este momento Él reina y está sentado a la diestra del Dios Padre. ¡Jesucristo está vivo, amados míos! ¡Jesucristo está vivo!

2 Corintios 5: 8 (NTV): 8 Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor. 

Hay mucha gente en el mundo que no creen en la eternidad. Hay personas que dicen: “No, mire, uno se muere y ahí se acaba todo. Del polvo fuimos tomados y al polvo vamos a volver.” Déjeme decirle que esa no es la opinión de Dios. Es muy probable que esa opinión que usted tiene se la metió la universidad en la cabeza, se la metió su abuela, su tía, alguna persona que usted haya conocido en alguna parte del mundo, una conversación que tuvo con alguien en un avión, algún libro de esos esotéricos que usted ha leído, alguna de esas situaciones. Pero ¿usted quiere saber qué es lo que el creador de los cielos y la tierra, el sustentador del universo dice? Pues el creador de los cielos dice que hay vida después de la muerte. Dice que Dios no es un Dios de muertos, que Dios es un Dios de vivos.

Quiero decir algo que constituía un problema serio para la iglesia en Tesalónica y también tenía la iglesia de Corinto, ellos se preguntaban: ¿Qué pasa con la gente que se murió? Los niños, de ellos es el reino de los cielos. Yo recuerdo que nació una hermanita nuestra, no recuerdo 100% de cómo fue la situación, pero ella murió a los días de haber nacido y la palabra del Señor dice que de los niños es el reino de los cielos, lo que implica que ella está en la presencia del Señor. Mi hermano mayor (Freddy) murió, pero murió con Cristo en el corazón, él murió con la esperanza de la vida eterna. Él no está ahorita bajo de la tierra, su cuerpo sí, pero su espíritu está en la presencia del Señor. Porque dice la Biblia: Estaríamos en el hogar celestial con el Señor. Dios no es un Dios de muertos, hermano. Cuando nosotros hablamos de nuestros muertos (fulano ya se murió, mengano ya se murió), verdaderamente lo que nosotros deberíamos de decir es: “Se está gozando en la presencia del Señor.” Eso pienso yo, que es una respuesta más apegada a la Biblia. Cuando mueren hermanitos lindos, queridos, de nuestra iglesia, que a lo largo de una vida fueron firmes, fueron fieles al Señor y nos pregunta: -Oye, ¿y qué pasó con fulano? En lugar de decir: Ya se murió. Deberíamos decir: -Se está gozando con el Señor, ya. ¿No es la verdad? Porque Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

No sé si sus familiares más cercanos son creyentes, pero hemos dicho muchas veces en este púlpito que no puede ocuparse más por la medicina de la familia que su alma. La medicina le va a alargar por unos días más la vida, hasta que le llegue otro achaque a la señora; pero el alma, tiene una repercusión eterna. Es necesario hacer un esfuerzo, buscar a un pastor donde vive su mamá, y decirle: -Quiero que la visites, quiero que le hables, quiero que le metas la Biblia hasta por las narices a mi mamá para que conozca Jesucristo como Señor y Salvador. Ese es el esfuerzo que debemos hacer mientras estamos aquí en la tierra, a nuestros hijos molestarlos, hasta donde sea posible, para que escuchen del evangelio, porque el evangelio de Cristo es lo único, lo único, que salva aquellas personas que andan en la calle.

La gente tiene un Dios de 911, tienen a un Dios solamente cuando lo necesitan. Vayan a preguntarle dónde están en un día como hoy, cuando la iglesia se reúne para rendirle a Jehová Dios la honra y la gloria que solamente Él merece. No hay ninguna otra cosa más importante, escúcheme bien, nada más importante que un creyente pueda hacer en un día como hoy que rendirle a Dios alabanza y adoración, porque Él es digno. No hay ninguna reunión, no hay ningún trabajo, no hay ningún menester, no hay ningún carro para lavar, ningún montón de trastes más importante que venir y decirle: -Aquí estoy mi Señor, para alabanza y gloria tuya. He venido para adorarte, Señor, porque no hay nada en este mundo más importante que esto.

Aquellos que partieron, aquellos que murieron en Cristo, aquellos que murieron con el conocimiento de Dios y que fueron firmes, que fueron fieles, que adoraron por una vida completa, se encuentran ante la presencia de Dios adorando su santo nombre. ¿Por qué? Porque Dios no es un Dios de muertos, Dios es un Dios de vivos. Un día nosotros seremos levantados también. Yo solo espero ese día cuando Cristo volverá, no importa dónde estemos enterrados, la Biblia dice que un día vamos a resucitar. 

Y si usted rehúsa creer esta verdad en su corazón, por lo menos en este día quisiera salga de esta iglesia con la certeza de que: los evangélicos aseguran que Dios los va a levantar de la tumba; aun cuando usted siga creyendo en lo que usted desee. Otra cosa más: Ya esto ocurrió antes, no va a ser la primera vez. Usted sabe que cuando Jesucristo murió en la cruz del calvario, dice la palabra que la gente salió de las tumbas, se abrieron las tumbas y la gente salió. Es decir, esto no es ninguna novedad, pero esto es lo que enseña la Biblia.

Si usted cree que no hay vida después de la muerte, si usted es de las personas que dicen: -Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. Si usted es de los que creen que vida solamente hay una, y hay que gozarla porque después de esto la vida se acaba. Déjeme decirle que usted está equivocado, porque sí hay vida después de la muerte, porque Dios no es Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos. Amén.

Demos gracias al Señor: 

Padre querido, te damos gracias porque tu palabra nos dice una y otra y otra vez que tú has venido para darnos vida y vida en abundancia. Porque tu palabra nos dice que todo aquel que cree en Cristo no se pierde, más tiene vida eterna. Y esta es la confianza que tenemos en Él, vida eterna. A eso viniste, a ofrecernos vida, porque tú no eres un Dios de muertos, tú eres un Dios de vivos, Señor. Gracias por la resurrección. Gracias por la plena confianza que has puesto en nuestras almas, que el día que cerremos los ojos en esta tierra, lo vamos a abrir delante de tu bendita presencia. ¡Qué seguridad más gloriosa Dios mío! ¡Qué esperanza más maravillosa la que nos has dado a nosotros, tus hijos! Por eso este pueblo te alaba, este pueblo te bendice, este pueblo te exalta, Señor.

Y mientras todos oramos, si usted me dice en esta tarde: “Pastor, ¿cómo puedo hacer para tener yo esa fe? ¿Cómo puedo hacer para poner mi confianza en Dios? Yo necesito a Dios en mi vida, necesito a Dios en mi alma. Mi madre, mi padre, mi abuelo, mi abuela creían en estas verdades, pero yo con el correr del tiempo he perdido esa fe. ¿Cómo puedo hacer? Pues ahí donde está, yo le invito, haga esta oración conmigo y dígale a Dios de esta manera: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Te pido perdón por mi incredulidad y en este día te entrego mi vida, te entrego mi alma, te entrego mi ser. Jesucristo, moriste en la cruz por mí. Derramaste tu sangre para el perdón de mis pecados. Era mi cuerpo el que debería de estar colgado en esa cruz, porque yo soy el pecador y tú eres justo, pero te entregaste por mí. En este día te entrego mi vida, te entrego mi alma. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita palabra.

Señor, alabado seas de generación en generación. Bendito sea tu nombre eternamente y para siempre. Te alabamos, te exaltamos y reconocemos que somos salvos por gracia, no porque nosotros hayamos hecho algo bueno, sino por tu misericordia. Y en este día esta iglesia te glorifica por todas estas verdades. Bendito sea tu nombre en el nombre de Cristo Jesús. Amén y amén.

Iglesia, que la paz de Cristo les acompañe.

Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en Linkedin
  • Compartir en Tumblr
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Solo Audio -Iglesia El Redentor Estudio a Genesis
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor Lo malo es acostumbrarse
sermones cristianos bautistas Una Fe a Prueba de Todo
Pastor David Rodriguez El Redentor ¿Por qué la Iglesia es Importante? Parte #1
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor El Rey Acab: La Muerte del Rey Acab
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor Cuando Dios habla


Dios de vivos


Septiembre 14, 2025 – 2:00PM | Lucas 20:37-38 | Dr. David Rodríguez

Etiquetas: lucas, pastor david rodriguez, septiembre 2025, transcripcion


Descargar Texto: Sermón en PDF

TRANSCRIPCIÓN

Vamos a abrir la palabra del Señor en el Evangelio de Lucas, capítulo 20 y leemos a partir del versículo 27. 

Lucas 20: 27-40 (RV 1960):  27 Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron, 28 diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 29 Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos. 30 Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. 31 La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. 32 Finalmente murió también la mujer. 33 En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 34 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; 35 mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. 36 Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. 37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. 38 Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven. 39 Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho. 40 Y no osaron preguntarle nada más. 

Que Dios bendiga esta palabra que hemos leído. 

Los saduceos, no creían en la resurrección pero la pregunta que hacen tenía que ver con la resurrección. Nos damos cuenta en esta conversación entre los saduceos y el Señor Jesús. Es muy probable que los saduceos que no creían ni en los ángeles, tampoco creían en la resurrección, tenían ese argumento porque habían hablado con los fariseos. Y Jesús les respondió: Matrimonio allá no habrá, allá seremos semejantes a los ángeles. Fue la respuesta que el Señor les dio.

He titulado el estudio de esta tarde: Dios de vivos, refiriéndonos a vivos y muertos. Dios es un Dios de vivos. Quiero pedirles a aquellas personas que nos visitan por primera vez, que nos tengan un poquito de paciencia para explicarles qué dice la Biblia al respecto. A lo mejor usted tiene otras ideas, su abuela le contó otras cosas, gente que usted conoce le ha dicho algo más, pero en esta oportunidad veremos qué es lo que dice la palabra del Señor.

El efecto de la muerte. 

Romanos 5: 12 (RV 1960): 12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Esa es una ley divina, la puso Dios. ¿Y qué significa eso? Que todos nos vamos a morir. 

Es importante comprender que existen dos tipos de muerte: la muerte física y la muerte espiritual. La muerte física es cuestión de: cuándo, simple y sencillamente. La muerte llega, muchas veces, en el momento menos esperado. Usted acaba de estar platicando con alguien y el siguiente día le dan la noticia que ya no está. Esa es la muerte física. Pero luego tenemos la muerte espiritual. Hay personas que ya están muertas espiritualmente. ¿Quiénes son las personas que están muertas espiritualmente? Aquellas personas que viven separados de Dios. Usted me podrá contar el cuento de su abuelita, usted me podrá contar lo que usted se le ocurra, pero hay una gran cantidad de gente que está separada de Dios. Y déjeme decirle que esto es muy delicado mi amigo y hermano. Hay mucha gente que está engañada, hay mucha gente que no sabe en realidad lo que la palabra del Señor dice. Y hay personas que de acuerdo con la Biblia, están muertas espiritualmente.

El tema que Jesús trató con los saduceos tiene que ver con la resurrección. La resurrección siempre ha sido un motivo de burla desde los tiempos bíblicos. 

Hechos 17:32 (RV 1960): 32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. ¿Por qué? Porque cuando nosotros le explicamos que de acuerdo con la Biblia un día vamos a resucitar, ¿qué piensa la gente incrédula? Nos dicen: -Ya dejen de andar fumando eso, hombre. ¿Por qué? Porque no creen. 

Desde los tiempos de la Biblia hay personas que se burlan de nosotros los cristianos evangélicos, porque nosotros creemos que así como el Señor Jesucristo resucitó, también nosotros vamos a resucitar un día. Le tengo noticias: Y es que la Biblia nos habla de dos resurrecciones. 

Juan 5: 28 (RV 1960): 28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. El bien significa, en este caso, los que le abrieron su corazón a Dios, los que confiaron en Dios, los que creyeron que Jesucristo es el Mesías, esos van a resucitar para gozar de la vida eterna y los que continuaron en su maldad resucitarán para sufrir el juicio. La Biblia nos habla de dos resurrecciones: unas personas vamos a resucitar para pasar la eternidad con Dios y otros van a resucitar para juicio. Es bien clarito.

Ahí tenemos ya el efecto de la muerte y el efecto de la resurrección. La pregunta que tiene que hacerse usted es si usted está vivo espiritualmente. 

Jesucristo dijo: “Separados de mí nada podéis hacer.” O sea, el Señor es quien nos alimenta. Cuando una persona se separa de Dios, por la razón que usted quiera, comienza a morir espiritualmente. Es por eso por lo que vemos en las calles a personas que un día estuvieron en una iglesia, pero ahora piensan igual que piensa el mundo. ¿Por qué? Porque comenzaron su decadencia espiritual hasta que terminaron muriendo. Ese es el efecto de la muerte, la muerte espiritual.

El efecto de la resurrección.

Una pregunta que yo tengo que hacerme es: ¿Voy a resucitar para vida, para estar con Cristo toda la eternidad, o voy a resucitar para juicio? Lo que menciona la palabra del Señor.

Dios es un Dios de vivos, no es un Dios de muertos, amados míos. Y quiero mostrarle algunos detalles que son importantes.

Quiero hablarles de Abel, el hermano de Caín. 

Hebreos 11:4 (RV 1960): 4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Mire usted lo que dice, Abel muerto aún habla por su fe.

¿Cómo puede un muerto hablar por su fe? Porque Dios no es un Dios de muertos, Dios es un Dios de vivos. La fe de un hijo de Dios habla aun cuando esa persona ya murió. Estoy seguro de que nosotros podemos recordar a una inmensa cantidad de personas que murieron, ya se que fueron tremendos predicadores, tremendos pastores, y son personas que yo le garantizo que sus hijos y los hijos de los hijos, así como nosotros los recordamos por sus inmensas campañas evangelísticas. Es decir, la fe de una persona. ¿Hace cuánto murió Abel? Y lo estamos recordando en esta tarde. Estamos recordando de la fe de este hombre. Todavía nos habla la fe, es decir, aun cuando una persona ha muerto, la fe de esa persona habla. ¿Qué se va a hablar de usted el día que usted se muera? ¿Qué se va a decir? Estamos hablando de miles de años más tarde de la fe de Abel, cómo habló la fe de Abel y seguimos hablando de esta persona. ¿Por qué? Porque Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

Lucas 20:37 (RV 1960): 37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Aquí está hablando Jesús, y deja claro que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. En efecto, para Él todos ellos viven.

Vamos a echar un poquito de matemáticas: Abraham tenía 100 años cuando le nació su hijo Isaac. ¿Se acuerdan? Isaac tenía 60 años cuando nació Jacob. Jacob tenía 130 años cuando llegó con su familia a Egipto. Se acuerda que se presentó delante de faraón y dijo: -Mis días han sido pocos y han sido mal. Es decir, si hacemos cuenta, ahí ya pasaron 190 años. José murió a la edad de 110. Israel fue esclavo en Egipto 430. ¿Qué significa eso? Que si nosotros contamos los 430 más los años que vivieron estos patriarcas, nos va a dar más o menos 500 años. ¿A qué me quiero referir con esto? Me quiero referir que cuando Dios se le presenta a Moisés en el desierto, escucha esto, Dios no le dijo a Moisés: -Moisés, yo fui el Dios de Abraham. Yo fui el Dios de Isaac, ni yo fui el Dios de Jacob. ¿Cómo le dijo? “Yo soy.” Pero es que hay un asunto: Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos. Y eso es lo que está diciendo acá.

Le quiero mostrar un versículo, crazy en realidad. 

Juan 8:56 (RV 1960): 56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. ¿Quién está hablando ahí? Jesús está hablando de 3,000 años atrás cuando dijo: – ¿Saben qué, señores? Abraham, el padre de la fe, se alegró mientras esperaba con ansias mi venida, y la vio. Hermano, eso es para hacer loco a cualquiera, hombre. Es por eso por lo que le dijeron: 

Juan 8: 57 (RV 1960): 57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? En otras palabras le preguntan: ¿cómo puede ser posible eso? 

¿Cómo explica usted estos versículos? ¿Sabe cómo se explican? Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

¿Se acuerda usted cuando Jesús se llevó a unos discípulos al monte de la transfiguración? Allí estaban Pedro, Juan y Jacobo, cuando de repente aparecieron, Moisés y Elías. Y ¿no que estaban muertos, pues? Pero apareció Moisés y a tal grado que Pedro y Juan dijeron: -Señor, hagamos tres enramadas acá, una para ti, una para Moisés, otra para Elías. ¿Cómo entendemos que ahí estaba Moisés? ¿Cómo entendemos que ahí estaba Elías? Lo entendemos de una manera sencilla: porque Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

Quiero llevarlos a otro pasaje de la escritura para que lo leamos con paciencia. Este texto se llama: El valle de los huesos secos. 

Ezequiel capítulo 37 (NVI): 1La mano del Señor vino sobre mí; su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos. 2 Me hizo pasearme entre ellos, de un lado para otro. Pude ver que los huesos que cubrían el valle estaban muy secos y eran muchos. 3 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos? Y yo contesté: «Señor y Dios, tú lo sabes. 4 Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos y diles: ¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! 5 Así dice el Señor y Dios a estos huesos: -Yo haré entrar en ustedes espíritu y vivirán. 6 Les pondré tendones, haré que les salga carne, los cubriré de piel y les daré aliento de vida. Así vivirán y sabrán que yo soy el Señor. 7 Tal y como me lo ordenó, profeticé. Y mientras profetizaba, se escuchó un ruido que sacudió la tierra, y los huesos comenzaron a unirse entre sí. 8 Yo me fijé y vi que en ellos aparecían tendones, les salía carne y se recubrían de piel. ¡Pero no había espíritu en ellos! 9 Entonces el Señor me dijo: «Profetiza, hijo de hombre; profetiza al espíritu y dile: “Esto ordena el Señor y Dios: ‘Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos y vivirán. 10 Yo profeticé, tal como él me lo había ordenado y el espíritu entró en ellos; entonces vivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso! 11 Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: “Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!”. 12 Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor y Dios: “Pueblo mío, abriré tus tumbas, te sacaré de ellas y te haré regresar a la tierra de Israel. 13 Y, cuando haya abierto tus tumbas y te haya sacado de allí, entonces, pueblo mío, sabrás que yo soy el Señor. 14 Pondré mi Espíritu en ustedes y vivirán. Y te estableceré en tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, lo he dicho y lo cumpliré, afirma el Señor”

¿Sabe qué es lo que pasa? Que Dios había hecho un pacto con Israel. Dios le había dicho a Israel: -Voy a hacer un pacto contigo y con tu descendencia por generaciones, por pacto perpetuo para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti. Y a ti te daré, a ti y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua. Y seré el Dios de ellos. Pero ¿qué pasó? A la vuelta de unos años se murió Israel, eso es lo que somos: huesos secos. No hay vida en nosotros. No tenemos esperanza. Y en este capítulo Dios le dice al profeta: -Profetiza sobre este valle de la muerte. Profetiza sobre estos huesos secos y pide que recobren vida.

Y mire usted, esa nación que por siglos no tenía un lugar donde vivir, ¿dónde se encuentran ahora? En el lugar que Dios les había prometido que vivirían. ¿Cómo nos explicamos que una nación que estaba muerta recobró vida? Sencillamente, porque Dios no es un Dios de muertos, Dios es un Dios de vivos, simple y sencillamente. ¡Bendito sea su nombre!

¿Se acuerda usted lo que pasó con Lázaro? ¿Se acuerda que le dijeron al Señor?

Juan 11: 39- 40 (RV 1960): 9 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Hermano, ¡qué promesa, qué promesa! Porque usted sabe que no hay quien vea la gloria de Dios y viva. Pero Dios nos ha prometido a nosotros que un día cuando cerremos los ojos aquí, estaremos ante la presencia del Señor y veremos su gloria. 

Dice la escritura que el rico y Lázaro murieron, pero en los siguientes versículos aparecen hablando con Abraham. ¿Cómo es posible? ¿Qué está haciendo Abraham ahí? Es que Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

La palabra del Señor dice en Lucas 7: 11-17 que en una oportunidad Jesús iba caminando por las calles de una ciudad llamada Naín, y venía una gran cantidad de gente porque iban a enterrar a un jovencito, el único hijo de una pobre viuda. Y la mujer lloraba y lloraba por la muerte de su único hijo. Y dice la palabra de Dios que Jesús detuvo a esa multitud, se paró frente al féretro y le dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Y el joven se levantó, y se lo entregó a su mamá. ¿Cómo puede ser eso, amados míos? ¿Sabe por qué? Porque Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos. Por supuesto que sí. Jesucristo, nuestro Señor, nuestro Salvador, no está muerto. Muchos teólogos tratan la manera de poder explicar esto: Jesucristo murió y resucitó. El sepulcro no podía contener a Jesús porque Él es el autor de la vida. Es por eso por lo que Él dijo: “Yo pongo mi vida y la vuelvo a tomar.” Jesucristo no está muerto. Cuando usted entra una iglesia católica, usted mira a un Cristo en una cruz con una corona de espinas y de hecho le llaman el siervo sufriente. Déjeme decirle algo, amados míos: Jesús fue a la cruz, pero en este momento Él reina y está sentado a la diestra del Dios Padre. ¡Jesucristo está vivo, amados míos! ¡Jesucristo está vivo!

2 Corintios 5: 8 (NTV): 8 Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor. 

Hay mucha gente en el mundo que no creen en la eternidad. Hay personas que dicen: “No, mire, uno se muere y ahí se acaba todo. Del polvo fuimos tomados y al polvo vamos a volver.” Déjeme decirle que esa no es la opinión de Dios. Es muy probable que esa opinión que usted tiene se la metió la universidad en la cabeza, se la metió su abuela, su tía, alguna persona que usted haya conocido en alguna parte del mundo, una conversación que tuvo con alguien en un avión, algún libro de esos esotéricos que usted ha leído, alguna de esas situaciones. Pero ¿usted quiere saber qué es lo que el creador de los cielos y la tierra, el sustentador del universo dice? Pues el creador de los cielos dice que hay vida después de la muerte. Dice que Dios no es un Dios de muertos, que Dios es un Dios de vivos.

Quiero decir algo que constituía un problema serio para la iglesia en Tesalónica y también tenía la iglesia de Corinto, ellos se preguntaban: ¿Qué pasa con la gente que se murió? Los niños, de ellos es el reino de los cielos. Yo recuerdo que nació una hermanita nuestra, no recuerdo 100% de cómo fue la situación, pero ella murió a los días de haber nacido y la palabra del Señor dice que de los niños es el reino de los cielos, lo que implica que ella está en la presencia del Señor. Mi hermano mayor (Freddy) murió, pero murió con Cristo en el corazón, él murió con la esperanza de la vida eterna. Él no está ahorita bajo de la tierra, su cuerpo sí, pero su espíritu está en la presencia del Señor. Porque dice la Biblia: Estaríamos en el hogar celestial con el Señor. Dios no es un Dios de muertos, hermano. Cuando nosotros hablamos de nuestros muertos (fulano ya se murió, mengano ya se murió), verdaderamente lo que nosotros deberíamos de decir es: “Se está gozando en la presencia del Señor.” Eso pienso yo, que es una respuesta más apegada a la Biblia. Cuando mueren hermanitos lindos, queridos, de nuestra iglesia, que a lo largo de una vida fueron firmes, fueron fieles al Señor y nos pregunta: -Oye, ¿y qué pasó con fulano? En lugar de decir: Ya se murió. Deberíamos decir: -Se está gozando con el Señor, ya. ¿No es la verdad? Porque Dios no es un Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos.

No sé si sus familiares más cercanos son creyentes, pero hemos dicho muchas veces en este púlpito que no puede ocuparse más por la medicina de la familia que su alma. La medicina le va a alargar por unos días más la vida, hasta que le llegue otro achaque a la señora; pero el alma, tiene una repercusión eterna. Es necesario hacer un esfuerzo, buscar a un pastor donde vive su mamá, y decirle: -Quiero que la visites, quiero que le hables, quiero que le metas la Biblia hasta por las narices a mi mamá para que conozca Jesucristo como Señor y Salvador. Ese es el esfuerzo que debemos hacer mientras estamos aquí en la tierra, a nuestros hijos molestarlos, hasta donde sea posible, para que escuchen del evangelio, porque el evangelio de Cristo es lo único, lo único, que salva aquellas personas que andan en la calle.

La gente tiene un Dios de 911, tienen a un Dios solamente cuando lo necesitan. Vayan a preguntarle dónde están en un día como hoy, cuando la iglesia se reúne para rendirle a Jehová Dios la honra y la gloria que solamente Él merece. No hay ninguna otra cosa más importante, escúcheme bien, nada más importante que un creyente pueda hacer en un día como hoy que rendirle a Dios alabanza y adoración, porque Él es digno. No hay ninguna reunión, no hay ningún trabajo, no hay ningún menester, no hay ningún carro para lavar, ningún montón de trastes más importante que venir y decirle: -Aquí estoy mi Señor, para alabanza y gloria tuya. He venido para adorarte, Señor, porque no hay nada en este mundo más importante que esto.

Aquellos que partieron, aquellos que murieron en Cristo, aquellos que murieron con el conocimiento de Dios y que fueron firmes, que fueron fieles, que adoraron por una vida completa, se encuentran ante la presencia de Dios adorando su santo nombre. ¿Por qué? Porque Dios no es un Dios de muertos, Dios es un Dios de vivos. Un día nosotros seremos levantados también. Yo solo espero ese día cuando Cristo volverá, no importa dónde estemos enterrados, la Biblia dice que un día vamos a resucitar. 

Y si usted rehúsa creer esta verdad en su corazón, por lo menos en este día quisiera salga de esta iglesia con la certeza de que: los evangélicos aseguran que Dios los va a levantar de la tumba; aun cuando usted siga creyendo en lo que usted desee. Otra cosa más: Ya esto ocurrió antes, no va a ser la primera vez. Usted sabe que cuando Jesucristo murió en la cruz del calvario, dice la palabra que la gente salió de las tumbas, se abrieron las tumbas y la gente salió. Es decir, esto no es ninguna novedad, pero esto es lo que enseña la Biblia.

Si usted cree que no hay vida después de la muerte, si usted es de las personas que dicen: -Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. Si usted es de los que creen que vida solamente hay una, y hay que gozarla porque después de esto la vida se acaba. Déjeme decirle que usted está equivocado, porque sí hay vida después de la muerte, porque Dios no es Dios de muertos. Dios es un Dios de vivos. Amén.

Demos gracias al Señor: 

Padre querido, te damos gracias porque tu palabra nos dice una y otra y otra vez que tú has venido para darnos vida y vida en abundancia. Porque tu palabra nos dice que todo aquel que cree en Cristo no se pierde, más tiene vida eterna. Y esta es la confianza que tenemos en Él, vida eterna. A eso viniste, a ofrecernos vida, porque tú no eres un Dios de muertos, tú eres un Dios de vivos, Señor. Gracias por la resurrección. Gracias por la plena confianza que has puesto en nuestras almas, que el día que cerremos los ojos en esta tierra, lo vamos a abrir delante de tu bendita presencia. ¡Qué seguridad más gloriosa Dios mío! ¡Qué esperanza más maravillosa la que nos has dado a nosotros, tus hijos! Por eso este pueblo te alaba, este pueblo te bendice, este pueblo te exalta, Señor.

Y mientras todos oramos, si usted me dice en esta tarde: “Pastor, ¿cómo puedo hacer para tener yo esa fe? ¿Cómo puedo hacer para poner mi confianza en Dios? Yo necesito a Dios en mi vida, necesito a Dios en mi alma. Mi madre, mi padre, mi abuelo, mi abuela creían en estas verdades, pero yo con el correr del tiempo he perdido esa fe. ¿Cómo puedo hacer? Pues ahí donde está, yo le invito, haga esta oración conmigo y dígale a Dios de esta manera: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Te pido perdón por mi incredulidad y en este día te entrego mi vida, te entrego mi alma, te entrego mi ser. Jesucristo, moriste en la cruz por mí. Derramaste tu sangre para el perdón de mis pecados. Era mi cuerpo el que debería de estar colgado en esa cruz, porque yo soy el pecador y tú eres justo, pero te entregaste por mí. En este día te entrego mi vida, te entrego mi alma. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita palabra.

Señor, alabado seas de generación en generación. Bendito sea tu nombre eternamente y para siempre. Te alabamos, te exaltamos y reconocemos que somos salvos por gracia, no porque nosotros hayamos hecho algo bueno, sino por tu misericordia. Y en este día esta iglesia te glorifica por todas estas verdades. Bendito sea tu nombre en el nombre de Cristo Jesús. Amén y amén.

Iglesia, que la paz de Cristo les acompañe.

Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en Linkedin
  • Compartir en Tumblr
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Solo Audio -Iglesia El Redentor Estudio a Genesis
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor Lo malo es acostumbrarse
sermones cristianos bautistas Una Fe a Prueba de Todo
Pastor David Rodriguez El Redentor ¿Por qué la Iglesia es Importante? Parte #1
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor El Rey Acab: La Muerte del Rey Acab
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor Cuando Dios habla

TBB El Redentor

2551 East 49 Ave|Vancouver, BC
V5S 1J6
Tfno: 604.659.4225
Servicios:
Domingos 2pm y 6:30pm
Miércoles 7pm

Enlaces

Pan Diario
La Biblia

Sermones Recientes

  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaDios de vivosseptiembre 14, 2025 - 2:00 pm
  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaLa primera mentiraseptiembre 10, 2025 - 7:00 pm
  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaJesús como el Hijo de Diosagosto 13, 2025 - 7:00 pm

Ultimas Noticias

  • Mes del amor y la amistad - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaPracticando la amistad bíblicafebrero 28, 2025 - 1:30 am
  • 300 valientes - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana300 valientesoctubre 13, 2024 - 4:16 pm
  • Noticias– Iglesia Cristiana - Iglesia Bautista TBB El RedentorAniversario 36 y noche Pro-templo 2024septiembre 24, 2024 - 12:23 am
  • ¡Este 10 de Agosto en TBB!agosto 7, 2024 - 11:47 pm
  • Noticias– Iglesia Cristiana - Iglesia Bautista TBB El RedentorNavidad: Celebrando el Verdadero Regalodiciembre 5, 2023 - 10:52 am

Más visitadas

  • Iglesia
  • Horarios
  • Campaña Pro-templo
  • Pastor David
  • Quién es Dios
  • Misiones
  • Casas de Oración
  • Contactar

Nuestro boletín

¡Suscríbete!
© 2018 · Derechos Reservados · All Rights Reserved · elredentor.com · tel.604.659.4225
  • Instagram
  • Facebook
  • Youtube
  • Twitter
  • Mail
La primera mentira Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana
Desplazarse hacia arriba