David y Goliat
Abril 7, 2021 – 7:00PM | 1 Samuel 17: 18 | Dr. David Rodríguez
TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor, en esta oportunidad, en 1er libro de Samuel capítulo 17. El título del estudio de esta noche es “David y Goliat”, este es un tema bien conocido por muchos. De los primeros temas que aprende uno en la escuela dominical, cuando le hablan acerca de David y el gigante Goliat. Vamos a ver las enseñanzas que podemos extraer de esta historia y cómo aplicarlas.
Quiero resaltar en 1er Samuel 17:47 (RV-60): 47Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos. Este es un versículo relevante entre todos, miren ustedes qué lindo: Jehová no salva con espada y con lanza.
Vamos a pedir a Dios que bendiga el mensaje de esta hora. Señor oramos para que tu palabra llegue lejos, que pueda bendecir a tu pueblo y que podamos utilizar el mensaje de esta noche para poder enfrentar nuestros gigantes. Entender Señor, de todo corazón, que tú has prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Que has prometido ayudarnos y que nunca nos abandonas. Bendice a todas las personas que han de escuchar este mensaje, en el nombre de Jesús te lo pedimos, amén.
Era un tiempo de guerra. Se habían juntado dos ejércitos, el ejército de Israel contra el ejército de los filisteos. Dice el capítulo que eran dos montes y abajo estaba el valle de Ela, en un monte estaba el ejército de los filisteos y en el otro monte estaba el ejército de Israel. Pero había una gran diferencia entre los dos ejércitos, uno de ellos tenía a un gigante que había amedrentado al ejército de Israel por 40 largos días. El ejército de Israel estaba atemorizado por el tamaño de este gran gigante, que se llamaba Goliat y medía tres metros. Para que usted tenga una idea: la coraza que se había puesto, lo que le cubría el pecho a este hombre, pesaba 55 kg; eso es más o menos unas 120 libras. Dice la escritura que solamente la lanza de Goliat pesaba 15 libras (más o menos 7kg).
En el 1er Samuel 17:16 (RV-60) dice: 16Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde,
y así lo hizo durante 40 días. ¡Cuarenta días!
Leer este pasaje de la escritura en tiempos de paz, no es lo mismo. Personas que hemos vivido tiempos de guerra en nuestros países, podemos ubicarnos en una situación como ésta. Una situación donde no reina la paz, hay temor y hay incertidumbre; imagínese si le agregamos a todo esto un hombre gigante, que habla más de la cuenta, que maldice, que dice barbaridades y el pueblo tiene mucho miedo.
Estamos llevando la secuencia de estos eventos. Es importante que mantengamos en mente que al rey Saúl le venía un espíritu malo de parte de Jehová. Luego le recomendaron traer a alguien que viniera a tocar el arpa. David había venido a tocar el arpa. Pero da la impresión que David no es una persona que estaba ahí todo el tiempo; si no venía, tocaba el arpa, el rey se ponía mejor y entonces David se iba.
En este caso, ya pasaron unos años hermanos, por eso la escritura dice David regresó con sus ovejitas a la casa de su padre a seguir trabajando. Entonces se presenta esta situación que tenemos aquí delante de nosotros.
Me gustaría, por favor, que tengamos dos cosas en mente, a partir de ahora, al estudiar este pasaje de la escritura, dos cositas en mente. La primera de ellas la vimos la semana anterior: ¿Cómo hacer para que un pastorcito de ovejas llegara al palacio? Dios se las ingenió y llegó David como músico en esa oportunidad a tocar el arpa para poder calmar los nervios al rey Saúl. La otra situación que debemos tener en mente es la siguiente: ¿Cómo hacer que un pueblo completo ponga los ojos en una sola persona, el futuro rey de Israel? La gente no lo sabe, el único que sabía esto era el profeta Samuel. El papá de David supo que habían ungido a su hijo, pero no sabía ¿para qué? Nosotros leemos lo que pasó en la escritura y decimos: ¡Ay, mira qué lindo! Sí, pero en ese entonces nadie sabía nada. ¿Cómo hacer que el pueblo completo pusiera los ojos en ese hombre que iba a ser el futuro rey de Israel? ¿Cómo saber que tenía las cualidades para ser rey? Esta es precisamente la oportunidad.
La historia comienza con el papá de David, Isaí, diciéndole a David: “Hijo quiero que vayas por favor allá, al frente de la batalla, para ver cómo están tus hermanos y les lleves algo de comer.” Los tres hermanos mayores de David eran parte del ejército. Al llegar David al campamento, resulta que el hermano mayor se molestó con David y le dice: ¿tú qué estás haciendo acá?
1er Samuel 17:28 (RV-60): Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y le dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 29David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?
Nos podemos dar cuenta nosotros, que David no procedía de un padre rico, su familia no era una familia rica ni adinerada. El hermano está acusando a David de dos cosas: soberbia y malicia. Indiscutiblemente el hermano mayor de David está equivocado. Al leer la historia nos damos cuenta que, simple y sencillamente, David había ido porque el papá lo había mandado; no porque él quería ir a ver que lo que estaba pasando. Me gusta la manera cómo responde David a su hermano.
Resulta hermanos que David escucha que el hombre (gigante) está diciendo sandeces, está maldiciendo al pueblo de Israel. David pregunta: ¿y ustedes por qué permiten tal cosa? ¿Por qué permiten que esta persona venga a decir semejante cosas del pueblo de Israel? Este hombre está provocando a Jehová… Y hubo alguien que fue a contarle al rey, lo que decía David: “Saúl fíjese que hay un muchacho que dice que él puede ir a pelear contra ese hombre (gigante).”
Nos dicen los siguientes versículo (1Samuel 17: 31-32, RV-60) 31Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. 32Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
Me encanta este versículo porque tenemos a un muchacho dándole ánimo a un rey. Recuérdese, que la Biblia dice, que el rey Saúl era bien grande, pero tenía mucho miedo. Mientras David aun siendo más pequeño que él, le dice: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
Después de eso el rey Saúl trata la manera de persuadir a David para que no vaya, hasta intentó darle su armadura, pero eso no funcionó, David no podía ni caminar siquiera. David prefirió mejor escoger cinco piedras lisas del arroyo, su cayado y su honda.
Dice la palabra del Señor (1Samuel 17: 42, RV-60) 42Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Goliat menospreció a David y hasta lo maldijo en nombre de sus Dioses.
Dice el versículo 45, (1Samuel 17, RV-60): 45Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Esto nos habla de la confianza que David tenía en Jehová cuando habló con el filisteo.
Luego, del versículo 47 al 51, tenemos la escena cuando David mata a Goliat, y digo esto tan rápido porque todos conocemos lo que pasó en esta historia.
Me gustaría más bien llegar a los principios que podemos extraer de esta situación. Este pasaje de la escritura, este capítulo 17, nos presenta una incógnita. Es el versículo 55, el que impide que los teólogos se pongan de acuerdo al respecto, dice así: 55Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió.
Entonces la pregunta que surge de este versículo es: ¿Por qué Saúl está haciendo preguntas acerca de David, si Saúl ya conocía a David, si David había tocado el arpa para él? ¿Cómo es que ahora está diciendo: de quién es hijo ese joven?
En los versículos siguientes, 1er Samuel 17: 56-58 (RV-60), Abner respondió: 56Vive tu alma, oh rey, que no los sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo este joven. 57Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano. 58Y le dijo Saúl: Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.
Esta es otra situación que los estudiosos se preguntan, ¿Por qué en vez de decirle su nombre, “David”, le dijo muchacho; y le preguntó: quién eres? Si David ya había estado en el palacio, había tocado el arpa. Dice la escritura en el capítulo 16: 21-22, que Saúl llegó a amar a David.
Estudiosos de la cronología bíblica creen que David tenía más o menos entre 12 y 14 años cuando fue ungido por el profeta Samuel. Creen que sobre la edad (13-14) tocaba el arpa para el rey Saúl. Y ellos tienen dos teorías respecto a la razón de la pregunta que hace Saúl en el verso 58, de este capítulo 17.
- La primera situación plantea que: Saúl lo que quería saber en verdad era el linaje de David, no quería decir que no sabía quién era, sino quien era su familia. ¿Por qué la pregunta? Recuerden que Saúl había ofrecido tres cosas a la persona que venciera al gigante Goliat. Había ofrecido muchas riquezas, había ofrecido excluir a la familia de pagar impuestos y había ofrecido matrimonio con la hija del rey, ¿imaginan?
- La otra situación que plantean los estudiosos: David tenía entre unos 12, 13 años cuando estuvo tocando el arpa para el rey Saúl y que ahora cuando David mató al gigante tenía más o menos 16 años. Entonces esto justifica por qué Saúl no lo reconoció, es porque había cambiado físicamente.
Sabemos que David se llenó de fuerza, se llenó de valor, que utilizó sus cinco piedras, que se fue a enfrentar a este gigante. Que le dio un solo golpe (solo lanzó una piedra con su honda) y esa piedra cayó entre los ojos, en esa zona de la frente. El gigante cayó, David tomó la espada de Goliat y le cortó la cabeza, ¿verdad? Eso es lo que conocemos de la historia, repito, tan trillada ya, que la hemos hablado y se ha hablado tanto en todas las iglesias y en muchos sermones.
Hay algunas aplicaciones prácticas del pasaje que quiero compartir. ¿Qué cosas nos pueden ayudar y qué cosas podemos aprender nosotros de esta escritura?
- El arma de Goliat.
Fíjate que David le dijo: Tú vienes a mí armado con espada, lanza y jabalina (1Samuel 17:45, RV-60). Pero si usted le pone atención al pasaje, hermanos, Goliat nunca peleó con ningún soldado de Israel. Él venía en la mañana, venía en la tarde y los maldecía. Preguntaba: ¿A ver a quién me van a dar? ¿A quién voy a matar? ¿A quién voy a destruir? Ustedes no sirven. Estos insultos e intimidaciones eran lanzados por el gigante durante la mañana y tarde por 40 largos días. ¿Sabe qué significa esto mi hermano? Que el arma de Goliat no era ni la jabalina, ni la espada, el arma de Goliat eran sus palabras.
El pueblo de Israel lo que estaba haciendo era dejándose amedrentar por las palabras de Goliat. Usted no verá un versículo allí que diga: Y vieron a Goliat pelear con uno de los soldados y que lo haya vencido, que lo haya hecho pedacitos. Él tenía a los saldados de Israel atemorizados pero nunca los atacó, durante cuarenta días usó sus palabras, como arma, para atemorizar a los israelitas.
Entonces esta primera parte de la escritura a mí me enseña que: solamente las personas de gran corazón, las personas grandes, pueden vencer los temores, la presión y la crítica. Es por eso que Dios coloca en ciertas posiciones a ciertos individuos, porque en la vida nos vamos a enfrentar a Gigantes. Enfrentarse a un gigante mi hermano, especialmente como este, no se trata de ver qué tanta fuerza física nosotros tenemos; porque si usted se da cuenta David nunca peleó contra Goliat. La pelea que se manejó entre ellos dos fue de palabras. Goliat siempre trató de atemorizar.
Todos sabemos que en la vida cuando se levantan gigantes como este, como Goliat, solamente personas de grandeza son aquellos que pueden lidiar, batallar contra el temor, contra la presión de la vida y contra la crítica. Ponernos nosotros a discutir contra otras personas, tratar de demostrar una cosa, tratar de demostrar nuestra autoridad, tratar de demostrar nuestro poderío, tratar de demostrar lo que nosotros somos, ese tipo de cosas no es de gente grande. Es interesante como las palabras de un solo hombre pudieron doblegar a un ejército por cuarenta largos días.
David no se dejó amedrentar ni por la estatura del gigante, ni por la coraza, ni el gran casco, la espada, siquiera las palabras de Goliat atemorizaron a David. Si algo sabía David era una cosa muy cierta, 1er Samuel 17: 47 (RV-60): Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
Es importante que nosotros los hijos de Dios entendamos que no se trata de quién tiene más o menos cosas, de quién tiene más o menos armas; se trata de quién confía más en el gran poder de Dios, de eso se trata. Mis queridos amados hermanos, Dios está de nuestro lado, Dios está de nuestra parte y eso es lo que nos muestra esta primera situación. Nosotros sabemos que Dios está detrás de nosotros, que Dios nos respalda, que la mano de Dios está sobre nosotros. El arma de Goliat fueron sus palabras y David no se dejó amedrentar por ello.
- En la vida se nos van a parecer gigantes en el momento menos esperado.
Yo te garantizo que ese día que David salió muy temprano a llevar comida a sus hermanos, lo menos que él tenía en mente era que se enfrentaría a un gigante. Los gigantes te aparecen de la nada, los gigantes te aparecen en el momento menos esperado.
Yo no sé cuál es su gigante ¿verdad? Pero ese gran problema del que usted se siente impotente, una enfermedad grave, un matrimonio quebrantado, una situación migratoria, tu trabajo, un hijo en malos caminos, una deuda, no sé cuál es tu gigante en este momento; pero yo le pregunto algo: ¿Qué tan grande es tu gigante? ¿Qué tan grande tu Dios? Nunca se le olvide que nuestro Dios es el Dios de lo imposible, es el todopoderoso. Nuestro Dios es creador y sustentador del universo. Él es el Señor de los ejércitos, su reino, dominio y majestad son para siempre.
Los gigantes van a poner nuestra fe a trabajar, Dios está por detrás del telón poniendo las cosas en su lugar. Preocúpese de una sola cosa y es: “Hacer la voluntad de Dios” y deje que las personas hablen, siempre va a haber gente que no está de acuerdo con una cosa, siempre va a haber gente que no está de acuerdo con la otra y eso le puede causar mucha presión, pues aprenda a vivir con presión y con estrés.
Gigantes se levantan todo el tiempo, pero es importante aprender a vivir ese tipo de vida.
- Cuando el pueblo tuvo miedo, David tuvo fe.
Cualquiera que sea su problema enfréntalo en el nombre del Señor.
Isaías 41: 10 (RV-60): No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Su problema tiene solución mi hermano, David confío en Dios, también usted debe estar confiado. Tenga fe, si al final del día la cosa no sale como usted esperaba, no salió como usted quería; por lo menos le queda a usted en su mente y en su corazón el hecho de que usted tuvo fe hasta el último instante.
Nosotros no predicamos aquí: “Declárelo, que lo que usted declare le va a pasar.” Pero una cosa si le digo: la fe involucra, implica, un elemento positivo. Usted va a una entrevista de trabajo, si tiene fe, usted dice: “En el nombre del Señor, yo tengo fe, me lo van a dar; yo estoy confiando en Dios, y ese representa el elemento positivo de la fe. Crea, hasta el último segundo de su vida, hasta el último aliento de vida, siga creyendo en el Señor. Esta es la razón por la cual Dios no escogió a los hermanos de David, ellos estaban en el ejército, pero ellos también estaban amedrentados.
Solamente fue David quien dijo: “¡Dios va a ganar esta batalla! Este hombre está provocando al Dios de los Ejércitos, no se lo podemos permitir.” Cuando Saúl intentó desanimarlo, por su estatura y su físico; David no se le escuchó. Le dijo que él se había enfrentado a leones y osos para defender las ovejas de su padre; ¿cómo no enfrentar a ese gigante para defender a su Dios?, eso es Fe en Dios.
Mi hermano, Jehová no gana batallas con espada, ni con jabalina; es con su Santo Espíritu y así debemos enfrentar todas las batallas en la vida. Confiando en el Señor. Cuando el pueblo tuvo miedo, David tuvo fe.
- Debemos cuidar no desanimar.
A David lo intentaron desanimar varias veces:
- Sus hermanos: Cuando David llegó al campo de batalla cerca de Ela y fue a hablar con sus hermanos, lo primero que David recibió fue un regaño de parte del hermano mayor. David pudo desanimarse, recoger la bolsa con alimentos y regresar a su casa; hermanos ese día no hubiese sucedido nada.
- El rey Saúl: No vayas David a pelear contra este grandulón, ese hombre es un hombre de experiencia en la batalla, pero David lo convenció que si iría. El rey quiso ponerle su armadura a David; al ponérsela hubo que quitársela pues ni caminar podía.
Cuidado con el desánimo, así es esta vida. Necesitamos que se presente en nuestra vida “un gigante” para que nuestra fe crezca. Es necesario ir a la batalla para que nuestra fe crezca.
Cuando el pueblo tuvo miedo David tuvo fe, y usted debe hacer igual, tenga Fe. No importa cuál sea la situación, hay circunstancias que se salen de nuestras manos, pero es ahí cuando nosotros podemos clamar a Dios y decir: “Señor yo no sé cómo voy a resolver esto, pero en tu nombre Señor, lo voy a enfrentar.” Su confianza debe estar completamente en el Señor, no importa que las personas lo intenten desanimar.
- La grandeza no se mide por una posición.
Saúl era el rey, y tenía miedo. Tenía una corona, y tenía miedo. Tenía un ejército a su mando y tenía miedo. Tenía un palacio y tenía miedo.
David no era rey, pero Dios estaba a su lado. David no tenía una corona, pero tenía fe. David no tenía un ejército, pero el Dios de los Ejércitos estaba con él. La grandeza no es por una posición que tengamos aquí en esta tierra, la grandeza viene de la confianza que usted deposita en Dios, de ahí viene la grandeza. Las cosas de esta tierra van y vienen mi hermano, pero Dios es eterno.
¿De qué sirve que lo coloquen en una posición, que le den un título, si usted es una persona débil en su fe? La grandeza depende de la confianza que tenemos en el Dios que nos ha llamado para servirle, eso es lo que hace grande a los individuos. Poder soportar cualquier situación, soportar el agravio, la crítica, las dificultades, las situaciones que se presentan; y seguir sonriendo, y seguir confiando en el Señor.
- No debemos olvidar las victorias que Dios nos ha dado.
Me encanta cuando Saúl intenta desanimar a David y este le dice: Mi rey déjeme contarle que he vencido leones y osos para proteger a las ovejas de mi padre y lo he logrado por la ayuda de Dios.
Nuestra mente usualmente recuerda las derrotas, los malos momentos, las cosas que no salieron como nosotros queríamos que salieran; pero debemos recordar todos los momentos y las circunstancias donde Dios nos sacó adelante. Aquellos momentos donde vimos la mano misericordiosa del Señor, y eso es lo que David está recordando en este momento.
Recuerde esas victorias, haga memoria, reflexione acerca de esas cosas. Yo tengo un libro (mí libro) donde yo he escrito una gran cantidad de situaciones, pruebas y victorias, quiero decirle algo mi hermano; son muchas más las victorias que me ha dado el Señor, que las pruebas por las que he atravesado en la vida.
Si en este momento usted siente que está enfrentando una situación que lo ha desanimado, siente que está enfrentando una situación que lo tiene dudando de Dios, con su fe a medias o usted se siente cansado; tenga mucho cuidado con esas cosas. Dios sigue en su trono, él sigue siendo el Señor de señores y el Rey de reyes. Él prometió esta siempre con nosotros: (Isaías 40:10, RV-60) Confía en el Señor, ponga su problema en las manos de Dios. Ponga su dificultad de la mano del Señor, lo que sea: los papeles migratorios, una situación con su hijo, una situación con su matrimonio, una situación legal; lo que sea póngalo en las mano del Señor. Clame a Dios. Muéstrele cuál es su deseo y acepte su voluntad.
- Las cosas no son como parecen.
Imagine que usted no conozca la historia de David y Goliat. Si yo le muestro a usted una foto de David, pequeño, con un cayado en una mano y su honda en la otra mano; y al lado está un Goliat inmenso de 3 metros de alto, con su espada, jabalina, armadura. Y le digo que ellos van a pelear, después le pregunto: ¿Qué cree usted que va a pasar? Pues es claro mi hermano, usted diría que el gran gigante aplastará al muchachito.
Cuando se confía en Dios, no hay gigante que pueda contra su vida. Usted puede ver las cosas muy difíciles, los problemas muy grandes, y preguntarse: ¿Dios mío, que voy a hacer con esta situación?
Los problemas aparentan ser mucho más grande de lo que verdaderamente son. Cuando el poder de Dios está de nuestro lado, cuando tenemos fe; no hay situación que se pueda considerar tan grande, porque con la ayuda de Dios usted puede lograr milagros. Si no fuera por la misericordia del Señor no sucederían las cosas. No se deje llevar por lo que usted ve, sino por lo que cree.
Jehová pelea nuestras batallas, ¿te acuerdas de que Dios no pelea batallas con espada ni con jabalinas; sino con su Santo Espíritu? Toda aquella persona que cree en el Señor Jesucristo, toda aquella persona que ha confiado en Dios, y camina como Dios quiere que caminemos; para ellos, todas las cosas son posibles en el nombre de Cristo Jesús.
Estos son algunos principios que aprendemos con este pasaje tan conocido. Un pasaje que nos llena de fe. Es necesario que no solamente lo lea, sino también que lo crea. Estas cosas no fueron posibles para David nada más, estas cosas son posibles para usted también, mi hermano. El Dios de David es el mismo Dios de nosotros en este día, es el mismo Dios.
Crea, emprenda grandes cosas para Dios, y Dios va a emprender grandes cosas para usted. Yo insisto, Dios sigue buscando hombres que tengan fe, Dios sigue buscando personas que depositen su fe y confianza en el Señor. Cualquiera que sea la situación por la que usted está atravesando, tenga cuidado con el desánimo, cuidado con eso. La situación se puede poner engorrosa, se puede poner fea, puede lucir como que se está perdiendo la batalla en ese momento, puede parecer; pero en el nombre del Señor todas las cosas son posibles. Agárrese fuerte de la mano del Señor, crea en Él, confíe en Él. Recuerde que Dios no gana sus batallas con espadas y con jabalinas, sino con su Santo Espíritu. Y el Santo Espíritu de Dios está en nuestros corazones.
Incline su rostro, oremos al Señor, demos gracias a Dios.
Padre querido, te damos gracias por tu bendita palabra, por esta historia tan linda, tan maravillosa, tan eterna Señor y tan predicada a lo largo de la vida. Yo te pido que esa fe de David pueda prevalecer también en nosotros mi Señor. Que podamos entender y reconocer que no hay gigante más grande que el Dios al que nosotros amamos y servimos. Que en medio de situaciones que parecen imposibles, en medio de cosas que parecen difíciles, en medio de un problema que parece que no vamos a salir vivos de él; ahí es cuando tu presencia está realmente con nosotros Señor. Queremos tener esa fe Padre, queremos conquistar las cosas que tenemos por delante, nuestros proyectos para gloria de tu santo nombre. Queremos hacer cosas grandes para ti, queremos que tu nombre sea exaltado, sea glorificado ayúdanos. Si en alguna situación, si en algún momento, en alguna circunstancia nuestra fe mengua, nuestra fe decae Señor; danos la fuerza necesaria para seguir adelante confiando en ti. Te alabamos Señor, te bendecimos. Y como iglesia reconocemos que nuestros gigantes no se conquistan con espada, no se conquistan con riquezas, no se conquistan con jabalinas; sino con el Santo Espíritu de Dios, con el poder de ese Dios que resucitó de entre los muertos.
Mientras todos oramos si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero en este día usted dice: “Pastor yo siento la necesidad de Dios en mi vida”, entonces abra su corazón a Jesús y dígale: “Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz Señor. Gracias por derramar tu sangre preciosa. Gracias por poner tu cuerpo en lugar del mío. En este día yo te recibo como el Señor de mi vida, el Señor de mi alma.” Si usted hizo esta oración, nosotros queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido, bendice este mensaje en nuestros corazones. Ayúdanos con nuestras debilidades, ayúdanos con nuestra falta de fe, ayúdanos con nuestros desánimos y ayúdanos a confiar cada día más en ti. En el nombre de Jesús oramos, amén y amén.
Mis amados hermanos muchísimas gracias
David y Goliat
Abril 7, 2021 – 7:00PM | 1 Samuel 17: 18 | Dr. David Rodríguez
Etiquetas: 1 samuel, abril 2021, pastor david rodriguez, transcripcion, vida del rey david
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor, en esta oportunidad, en 1er libro de Samuel capítulo 17. El título del estudio de esta noche es “David y Goliat”, este es un tema bien conocido por muchos. De los primeros temas que aprende uno en la escuela dominical, cuando le hablan acerca de David y el gigante Goliat. Vamos a ver las enseñanzas que podemos extraer de esta historia y cómo aplicarlas.
Quiero resaltar en 1er Samuel 17:47 (RV-60): 47Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos. Este es un versículo relevante entre todos, miren ustedes qué lindo: Jehová no salva con espada y con lanza.
Vamos a pedir a Dios que bendiga el mensaje de esta hora. Señor oramos para que tu palabra llegue lejos, que pueda bendecir a tu pueblo y que podamos utilizar el mensaje de esta noche para poder enfrentar nuestros gigantes. Entender Señor, de todo corazón, que tú has prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Que has prometido ayudarnos y que nunca nos abandonas. Bendice a todas las personas que han de escuchar este mensaje, en el nombre de Jesús te lo pedimos, amén.
Era un tiempo de guerra. Se habían juntado dos ejércitos, el ejército de Israel contra el ejército de los filisteos. Dice el capítulo que eran dos montes y abajo estaba el valle de Ela, en un monte estaba el ejército de los filisteos y en el otro monte estaba el ejército de Israel. Pero había una gran diferencia entre los dos ejércitos, uno de ellos tenía a un gigante que había amedrentado al ejército de Israel por 40 largos días. El ejército de Israel estaba atemorizado por el tamaño de este gran gigante, que se llamaba Goliat y medía tres metros. Para que usted tenga una idea: la coraza que se había puesto, lo que le cubría el pecho a este hombre, pesaba 55 kg; eso es más o menos unas 120 libras. Dice la escritura que solamente la lanza de Goliat pesaba 15 libras (más o menos 7kg).
En el 1er Samuel 17:16 (RV-60) dice: 16Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde,
y así lo hizo durante 40 días. ¡Cuarenta días!
Leer este pasaje de la escritura en tiempos de paz, no es lo mismo. Personas que hemos vivido tiempos de guerra en nuestros países, podemos ubicarnos en una situación como ésta. Una situación donde no reina la paz, hay temor y hay incertidumbre; imagínese si le agregamos a todo esto un hombre gigante, que habla más de la cuenta, que maldice, que dice barbaridades y el pueblo tiene mucho miedo.
Estamos llevando la secuencia de estos eventos. Es importante que mantengamos en mente que al rey Saúl le venía un espíritu malo de parte de Jehová. Luego le recomendaron traer a alguien que viniera a tocar el arpa. David había venido a tocar el arpa. Pero da la impresión que David no es una persona que estaba ahí todo el tiempo; si no venía, tocaba el arpa, el rey se ponía mejor y entonces David se iba.
En este caso, ya pasaron unos años hermanos, por eso la escritura dice David regresó con sus ovejitas a la casa de su padre a seguir trabajando. Entonces se presenta esta situación que tenemos aquí delante de nosotros.
Me gustaría, por favor, que tengamos dos cosas en mente, a partir de ahora, al estudiar este pasaje de la escritura, dos cositas en mente. La primera de ellas la vimos la semana anterior: ¿Cómo hacer para que un pastorcito de ovejas llegara al palacio? Dios se las ingenió y llegó David como músico en esa oportunidad a tocar el arpa para poder calmar los nervios al rey Saúl. La otra situación que debemos tener en mente es la siguiente: ¿Cómo hacer que un pueblo completo ponga los ojos en una sola persona, el futuro rey de Israel? La gente no lo sabe, el único que sabía esto era el profeta Samuel. El papá de David supo que habían ungido a su hijo, pero no sabía ¿para qué? Nosotros leemos lo que pasó en la escritura y decimos: ¡Ay, mira qué lindo! Sí, pero en ese entonces nadie sabía nada. ¿Cómo hacer que el pueblo completo pusiera los ojos en ese hombre que iba a ser el futuro rey de Israel? ¿Cómo saber que tenía las cualidades para ser rey? Esta es precisamente la oportunidad.
La historia comienza con el papá de David, Isaí, diciéndole a David: “Hijo quiero que vayas por favor allá, al frente de la batalla, para ver cómo están tus hermanos y les lleves algo de comer.” Los tres hermanos mayores de David eran parte del ejército. Al llegar David al campamento, resulta que el hermano mayor se molestó con David y le dice: ¿tú qué estás haciendo acá?
1er Samuel 17:28 (RV-60): Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y le dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 29David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?
Nos podemos dar cuenta nosotros, que David no procedía de un padre rico, su familia no era una familia rica ni adinerada. El hermano está acusando a David de dos cosas: soberbia y malicia. Indiscutiblemente el hermano mayor de David está equivocado. Al leer la historia nos damos cuenta que, simple y sencillamente, David había ido porque el papá lo había mandado; no porque él quería ir a ver que lo que estaba pasando. Me gusta la manera cómo responde David a su hermano.
Resulta hermanos que David escucha que el hombre (gigante) está diciendo sandeces, está maldiciendo al pueblo de Israel. David pregunta: ¿y ustedes por qué permiten tal cosa? ¿Por qué permiten que esta persona venga a decir semejante cosas del pueblo de Israel? Este hombre está provocando a Jehová… Y hubo alguien que fue a contarle al rey, lo que decía David: “Saúl fíjese que hay un muchacho que dice que él puede ir a pelear contra ese hombre (gigante).”
Nos dicen los siguientes versículo (1Samuel 17: 31-32, RV-60) 31Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. 32Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
Me encanta este versículo porque tenemos a un muchacho dándole ánimo a un rey. Recuérdese, que la Biblia dice, que el rey Saúl era bien grande, pero tenía mucho miedo. Mientras David aun siendo más pequeño que él, le dice: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
Después de eso el rey Saúl trata la manera de persuadir a David para que no vaya, hasta intentó darle su armadura, pero eso no funcionó, David no podía ni caminar siquiera. David prefirió mejor escoger cinco piedras lisas del arroyo, su cayado y su honda.
Dice la palabra del Señor (1Samuel 17: 42, RV-60) 42Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Goliat menospreció a David y hasta lo maldijo en nombre de sus Dioses.
Dice el versículo 45, (1Samuel 17, RV-60): 45Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Esto nos habla de la confianza que David tenía en Jehová cuando habló con el filisteo.
Luego, del versículo 47 al 51, tenemos la escena cuando David mata a Goliat, y digo esto tan rápido porque todos conocemos lo que pasó en esta historia.
Me gustaría más bien llegar a los principios que podemos extraer de esta situación. Este pasaje de la escritura, este capítulo 17, nos presenta una incógnita. Es el versículo 55, el que impide que los teólogos se pongan de acuerdo al respecto, dice así: 55Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió.
Entonces la pregunta que surge de este versículo es: ¿Por qué Saúl está haciendo preguntas acerca de David, si Saúl ya conocía a David, si David había tocado el arpa para él? ¿Cómo es que ahora está diciendo: de quién es hijo ese joven?
En los versículos siguientes, 1er Samuel 17: 56-58 (RV-60), Abner respondió: 56Vive tu alma, oh rey, que no los sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo este joven. 57Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano. 58Y le dijo Saúl: Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.
Esta es otra situación que los estudiosos se preguntan, ¿Por qué en vez de decirle su nombre, “David”, le dijo muchacho; y le preguntó: quién eres? Si David ya había estado en el palacio, había tocado el arpa. Dice la escritura en el capítulo 16: 21-22, que Saúl llegó a amar a David.
Estudiosos de la cronología bíblica creen que David tenía más o menos entre 12 y 14 años cuando fue ungido por el profeta Samuel. Creen que sobre la edad (13-14) tocaba el arpa para el rey Saúl. Y ellos tienen dos teorías respecto a la razón de la pregunta que hace Saúl en el verso 58, de este capítulo 17.
- La primera situación plantea que: Saúl lo que quería saber en verdad era el linaje de David, no quería decir que no sabía quién era, sino quien era su familia. ¿Por qué la pregunta? Recuerden que Saúl había ofrecido tres cosas a la persona que venciera al gigante Goliat. Había ofrecido muchas riquezas, había ofrecido excluir a la familia de pagar impuestos y había ofrecido matrimonio con la hija del rey, ¿imaginan?
- La otra situación que plantean los estudiosos: David tenía entre unos 12, 13 años cuando estuvo tocando el arpa para el rey Saúl y que ahora cuando David mató al gigante tenía más o menos 16 años. Entonces esto justifica por qué Saúl no lo reconoció, es porque había cambiado físicamente.
Sabemos que David se llenó de fuerza, se llenó de valor, que utilizó sus cinco piedras, que se fue a enfrentar a este gigante. Que le dio un solo golpe (solo lanzó una piedra con su honda) y esa piedra cayó entre los ojos, en esa zona de la frente. El gigante cayó, David tomó la espada de Goliat y le cortó la cabeza, ¿verdad? Eso es lo que conocemos de la historia, repito, tan trillada ya, que la hemos hablado y se ha hablado tanto en todas las iglesias y en muchos sermones.
Hay algunas aplicaciones prácticas del pasaje que quiero compartir. ¿Qué cosas nos pueden ayudar y qué cosas podemos aprender nosotros de esta escritura?
- El arma de Goliat.
Fíjate que David le dijo: Tú vienes a mí armado con espada, lanza y jabalina (1Samuel 17:45, RV-60). Pero si usted le pone atención al pasaje, hermanos, Goliat nunca peleó con ningún soldado de Israel. Él venía en la mañana, venía en la tarde y los maldecía. Preguntaba: ¿A ver a quién me van a dar? ¿A quién voy a matar? ¿A quién voy a destruir? Ustedes no sirven. Estos insultos e intimidaciones eran lanzados por el gigante durante la mañana y tarde por 40 largos días. ¿Sabe qué significa esto mi hermano? Que el arma de Goliat no era ni la jabalina, ni la espada, el arma de Goliat eran sus palabras.
El pueblo de Israel lo que estaba haciendo era dejándose amedrentar por las palabras de Goliat. Usted no verá un versículo allí que diga: Y vieron a Goliat pelear con uno de los soldados y que lo haya vencido, que lo haya hecho pedacitos. Él tenía a los saldados de Israel atemorizados pero nunca los atacó, durante cuarenta días usó sus palabras, como arma, para atemorizar a los israelitas.
Entonces esta primera parte de la escritura a mí me enseña que: solamente las personas de gran corazón, las personas grandes, pueden vencer los temores, la presión y la crítica. Es por eso que Dios coloca en ciertas posiciones a ciertos individuos, porque en la vida nos vamos a enfrentar a Gigantes. Enfrentarse a un gigante mi hermano, especialmente como este, no se trata de ver qué tanta fuerza física nosotros tenemos; porque si usted se da cuenta David nunca peleó contra Goliat. La pelea que se manejó entre ellos dos fue de palabras. Goliat siempre trató de atemorizar.
Todos sabemos que en la vida cuando se levantan gigantes como este, como Goliat, solamente personas de grandeza son aquellos que pueden lidiar, batallar contra el temor, contra la presión de la vida y contra la crítica. Ponernos nosotros a discutir contra otras personas, tratar de demostrar una cosa, tratar de demostrar nuestra autoridad, tratar de demostrar nuestro poderío, tratar de demostrar lo que nosotros somos, ese tipo de cosas no es de gente grande. Es interesante como las palabras de un solo hombre pudieron doblegar a un ejército por cuarenta largos días.
David no se dejó amedrentar ni por la estatura del gigante, ni por la coraza, ni el gran casco, la espada, siquiera las palabras de Goliat atemorizaron a David. Si algo sabía David era una cosa muy cierta, 1er Samuel 17: 47 (RV-60): Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
Es importante que nosotros los hijos de Dios entendamos que no se trata de quién tiene más o menos cosas, de quién tiene más o menos armas; se trata de quién confía más en el gran poder de Dios, de eso se trata. Mis queridos amados hermanos, Dios está de nuestro lado, Dios está de nuestra parte y eso es lo que nos muestra esta primera situación. Nosotros sabemos que Dios está detrás de nosotros, que Dios nos respalda, que la mano de Dios está sobre nosotros. El arma de Goliat fueron sus palabras y David no se dejó amedrentar por ello.
- En la vida se nos van a parecer gigantes en el momento menos esperado.
Yo te garantizo que ese día que David salió muy temprano a llevar comida a sus hermanos, lo menos que él tenía en mente era que se enfrentaría a un gigante. Los gigantes te aparecen de la nada, los gigantes te aparecen en el momento menos esperado.
Yo no sé cuál es su gigante ¿verdad? Pero ese gran problema del que usted se siente impotente, una enfermedad grave, un matrimonio quebrantado, una situación migratoria, tu trabajo, un hijo en malos caminos, una deuda, no sé cuál es tu gigante en este momento; pero yo le pregunto algo: ¿Qué tan grande es tu gigante? ¿Qué tan grande tu Dios? Nunca se le olvide que nuestro Dios es el Dios de lo imposible, es el todopoderoso. Nuestro Dios es creador y sustentador del universo. Él es el Señor de los ejércitos, su reino, dominio y majestad son para siempre.
Los gigantes van a poner nuestra fe a trabajar, Dios está por detrás del telón poniendo las cosas en su lugar. Preocúpese de una sola cosa y es: “Hacer la voluntad de Dios” y deje que las personas hablen, siempre va a haber gente que no está de acuerdo con una cosa, siempre va a haber gente que no está de acuerdo con la otra y eso le puede causar mucha presión, pues aprenda a vivir con presión y con estrés.
Gigantes se levantan todo el tiempo, pero es importante aprender a vivir ese tipo de vida.
- Cuando el pueblo tuvo miedo, David tuvo fe.
Cualquiera que sea su problema enfréntalo en el nombre del Señor.
Isaías 41: 10 (RV-60): No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Su problema tiene solución mi hermano, David confío en Dios, también usted debe estar confiado. Tenga fe, si al final del día la cosa no sale como usted esperaba, no salió como usted quería; por lo menos le queda a usted en su mente y en su corazón el hecho de que usted tuvo fe hasta el último instante.
Nosotros no predicamos aquí: “Declárelo, que lo que usted declare le va a pasar.” Pero una cosa si le digo: la fe involucra, implica, un elemento positivo. Usted va a una entrevista de trabajo, si tiene fe, usted dice: “En el nombre del Señor, yo tengo fe, me lo van a dar; yo estoy confiando en Dios, y ese representa el elemento positivo de la fe. Crea, hasta el último segundo de su vida, hasta el último aliento de vida, siga creyendo en el Señor. Esta es la razón por la cual Dios no escogió a los hermanos de David, ellos estaban en el ejército, pero ellos también estaban amedrentados.
Solamente fue David quien dijo: “¡Dios va a ganar esta batalla! Este hombre está provocando al Dios de los Ejércitos, no se lo podemos permitir.” Cuando Saúl intentó desanimarlo, por su estatura y su físico; David no se le escuchó. Le dijo que él se había enfrentado a leones y osos para defender las ovejas de su padre; ¿cómo no enfrentar a ese gigante para defender a su Dios?, eso es Fe en Dios.
Mi hermano, Jehová no gana batallas con espada, ni con jabalina; es con su Santo Espíritu y así debemos enfrentar todas las batallas en la vida. Confiando en el Señor. Cuando el pueblo tuvo miedo, David tuvo fe.
- Debemos cuidar no desanimar.
A David lo intentaron desanimar varias veces:
- Sus hermanos: Cuando David llegó al campo de batalla cerca de Ela y fue a hablar con sus hermanos, lo primero que David recibió fue un regaño de parte del hermano mayor. David pudo desanimarse, recoger la bolsa con alimentos y regresar a su casa; hermanos ese día no hubiese sucedido nada.
- El rey Saúl: No vayas David a pelear contra este grandulón, ese hombre es un hombre de experiencia en la batalla, pero David lo convenció que si iría. El rey quiso ponerle su armadura a David; al ponérsela hubo que quitársela pues ni caminar podía.
Cuidado con el desánimo, así es esta vida. Necesitamos que se presente en nuestra vida “un gigante” para que nuestra fe crezca. Es necesario ir a la batalla para que nuestra fe crezca.
Cuando el pueblo tuvo miedo David tuvo fe, y usted debe hacer igual, tenga Fe. No importa cuál sea la situación, hay circunstancias que se salen de nuestras manos, pero es ahí cuando nosotros podemos clamar a Dios y decir: “Señor yo no sé cómo voy a resolver esto, pero en tu nombre Señor, lo voy a enfrentar.” Su confianza debe estar completamente en el Señor, no importa que las personas lo intenten desanimar.
- La grandeza no se mide por una posición.
Saúl era el rey, y tenía miedo. Tenía una corona, y tenía miedo. Tenía un ejército a su mando y tenía miedo. Tenía un palacio y tenía miedo.
David no era rey, pero Dios estaba a su lado. David no tenía una corona, pero tenía fe. David no tenía un ejército, pero el Dios de los Ejércitos estaba con él. La grandeza no es por una posición que tengamos aquí en esta tierra, la grandeza viene de la confianza que usted deposita en Dios, de ahí viene la grandeza. Las cosas de esta tierra van y vienen mi hermano, pero Dios es eterno.
¿De qué sirve que lo coloquen en una posición, que le den un título, si usted es una persona débil en su fe? La grandeza depende de la confianza que tenemos en el Dios que nos ha llamado para servirle, eso es lo que hace grande a los individuos. Poder soportar cualquier situación, soportar el agravio, la crítica, las dificultades, las situaciones que se presentan; y seguir sonriendo, y seguir confiando en el Señor.
- No debemos olvidar las victorias que Dios nos ha dado.
Me encanta cuando Saúl intenta desanimar a David y este le dice: Mi rey déjeme contarle que he vencido leones y osos para proteger a las ovejas de mi padre y lo he logrado por la ayuda de Dios.
Nuestra mente usualmente recuerda las derrotas, los malos momentos, las cosas que no salieron como nosotros queríamos que salieran; pero debemos recordar todos los momentos y las circunstancias donde Dios nos sacó adelante. Aquellos momentos donde vimos la mano misericordiosa del Señor, y eso es lo que David está recordando en este momento.
Recuerde esas victorias, haga memoria, reflexione acerca de esas cosas. Yo tengo un libro (mí libro) donde yo he escrito una gran cantidad de situaciones, pruebas y victorias, quiero decirle algo mi hermano; son muchas más las victorias que me ha dado el Señor, que las pruebas por las que he atravesado en la vida.
Si en este momento usted siente que está enfrentando una situación que lo ha desanimado, siente que está enfrentando una situación que lo tiene dudando de Dios, con su fe a medias o usted se siente cansado; tenga mucho cuidado con esas cosas. Dios sigue en su trono, él sigue siendo el Señor de señores y el Rey de reyes. Él prometió esta siempre con nosotros: (Isaías 40:10, RV-60) Confía en el Señor, ponga su problema en las manos de Dios. Ponga su dificultad de la mano del Señor, lo que sea: los papeles migratorios, una situación con su hijo, una situación con su matrimonio, una situación legal; lo que sea póngalo en las mano del Señor. Clame a Dios. Muéstrele cuál es su deseo y acepte su voluntad.
- Las cosas no son como parecen.
Imagine que usted no conozca la historia de David y Goliat. Si yo le muestro a usted una foto de David, pequeño, con un cayado en una mano y su honda en la otra mano; y al lado está un Goliat inmenso de 3 metros de alto, con su espada, jabalina, armadura. Y le digo que ellos van a pelear, después le pregunto: ¿Qué cree usted que va a pasar? Pues es claro mi hermano, usted diría que el gran gigante aplastará al muchachito.
Cuando se confía en Dios, no hay gigante que pueda contra su vida. Usted puede ver las cosas muy difíciles, los problemas muy grandes, y preguntarse: ¿Dios mío, que voy a hacer con esta situación?
Los problemas aparentan ser mucho más grande de lo que verdaderamente son. Cuando el poder de Dios está de nuestro lado, cuando tenemos fe; no hay situación que se pueda considerar tan grande, porque con la ayuda de Dios usted puede lograr milagros. Si no fuera por la misericordia del Señor no sucederían las cosas. No se deje llevar por lo que usted ve, sino por lo que cree.
Jehová pelea nuestras batallas, ¿te acuerdas de que Dios no pelea batallas con espada ni con jabalinas; sino con su Santo Espíritu? Toda aquella persona que cree en el Señor Jesucristo, toda aquella persona que ha confiado en Dios, y camina como Dios quiere que caminemos; para ellos, todas las cosas son posibles en el nombre de Cristo Jesús.
Estos son algunos principios que aprendemos con este pasaje tan conocido. Un pasaje que nos llena de fe. Es necesario que no solamente lo lea, sino también que lo crea. Estas cosas no fueron posibles para David nada más, estas cosas son posibles para usted también, mi hermano. El Dios de David es el mismo Dios de nosotros en este día, es el mismo Dios.
Crea, emprenda grandes cosas para Dios, y Dios va a emprender grandes cosas para usted. Yo insisto, Dios sigue buscando hombres que tengan fe, Dios sigue buscando personas que depositen su fe y confianza en el Señor. Cualquiera que sea la situación por la que usted está atravesando, tenga cuidado con el desánimo, cuidado con eso. La situación se puede poner engorrosa, se puede poner fea, puede lucir como que se está perdiendo la batalla en ese momento, puede parecer; pero en el nombre del Señor todas las cosas son posibles. Agárrese fuerte de la mano del Señor, crea en Él, confíe en Él. Recuerde que Dios no gana sus batallas con espadas y con jabalinas, sino con su Santo Espíritu. Y el Santo Espíritu de Dios está en nuestros corazones.
Incline su rostro, oremos al Señor, demos gracias a Dios.
Padre querido, te damos gracias por tu bendita palabra, por esta historia tan linda, tan maravillosa, tan eterna Señor y tan predicada a lo largo de la vida. Yo te pido que esa fe de David pueda prevalecer también en nosotros mi Señor. Que podamos entender y reconocer que no hay gigante más grande que el Dios al que nosotros amamos y servimos. Que en medio de situaciones que parecen imposibles, en medio de cosas que parecen difíciles, en medio de un problema que parece que no vamos a salir vivos de él; ahí es cuando tu presencia está realmente con nosotros Señor. Queremos tener esa fe Padre, queremos conquistar las cosas que tenemos por delante, nuestros proyectos para gloria de tu santo nombre. Queremos hacer cosas grandes para ti, queremos que tu nombre sea exaltado, sea glorificado ayúdanos. Si en alguna situación, si en algún momento, en alguna circunstancia nuestra fe mengua, nuestra fe decae Señor; danos la fuerza necesaria para seguir adelante confiando en ti. Te alabamos Señor, te bendecimos. Y como iglesia reconocemos que nuestros gigantes no se conquistan con espada, no se conquistan con riquezas, no se conquistan con jabalinas; sino con el Santo Espíritu de Dios, con el poder de ese Dios que resucitó de entre los muertos.
Mientras todos oramos si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero en este día usted dice: “Pastor yo siento la necesidad de Dios en mi vida”, entonces abra su corazón a Jesús y dígale: “Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz Señor. Gracias por derramar tu sangre preciosa. Gracias por poner tu cuerpo en lugar del mío. En este día yo te recibo como el Señor de mi vida, el Señor de mi alma.” Si usted hizo esta oración, nosotros queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido, bendice este mensaje en nuestros corazones. Ayúdanos con nuestras debilidades, ayúdanos con nuestra falta de fe, ayúdanos con nuestros desánimos y ayúdanos a confiar cada día más en ti. En el nombre de Jesús oramos, amén y amén.
Mis amados hermanos muchísimas gracias