El peor día de la vida de David
Agosto 04, 2021 – 7:00PM | 1 Samuel 27:7 | Dr. David Rodriguez
TRANSCRIPCIÓN
Quisiera hacer una pregunta para dar inicio al estudio de esta tarde. Es muy probable que la pregunta tal vez no sea relevante para personas jóvenes, porque son cosas que a veces no pensamos en ellas, pero aquí estoy yo para provocar su pensamiento. Si usted tuviera que decir en este instante ¿cuál ha sido el peor día de su vida?
Algunos pueden recordar inmediatamente el peor día de su vida, hasta hoy. No tengo una buena noticia para los jovencitos, porque si no ha tenido, el peor día de su vida, hasta este día; algún día lo puede tener; y hablo en serio.
Cuando pensamos en la vida de David, sabemos que sufrió un montón. En las últimas semanas, hemos estado siguiendo el camino y sabemos que Saúl lo anda buscando para matarlo. Lo ha buscado en cada una de las cuevas, ha ido por todos los desiertos en Judá. David lleva entre 7 y 10 años huyendo, corriendo, con hambre, mintiendo. En los últimos estudios hemos visto que se ha ido a meter con los enemigos, con los filisteos, porque ya ni en su propia nación puede estar tranquilo.
Muchas veces el peor día de la vida de un individuo, tiene que ver con una serie de factores y de ingredientes. En este caso, no es lo mismo un mal día en una persona que nunca ha tenido buenos días a una persona como David. Este hombre llegó a ser un héroe nacional, una persona admirada por una nación completa; es decir, David llegó al pináculo del éxito, él estuvo en lo máximo del éxito, por decirlo de esa manera. Fue un gran comandante, gran general, yerno del rey, entraba y salía a Jerusalén cuántas veces quería. Era querido por todos, hasta los siervos del rey lo querían, le hicieron una canción que las mujeres la cantaban.
Hemos estudiado que David llevaba muchos años huyendo y que llegó el momento en que se cansó, lo vimos la semana pasada, y decidió irse a vivir con los enemigos (filisteos) antes que Saúl lo terminara matando.
Quiero llamar su atención en un detalle de la escritura 1er Samuel 27:7 (RV-60): 7Fue el número de los días que David habitó en la tierra de los filisteos, un año cuatro meses. ¿Qué tiene de importancia a ese versículo? Nunca nos dice la Biblia cuánto tiempo estuvo en el desierto, no se nos dice cuánto tiempo estuvo en la cueva, no se nos dice cuánto tiempo anduvo por cada lugar donde David estuvo; pero ahora el Espíritu Santo sí nos quiere decir el número de días que David habitó en la tierra de los enemigos, fueron 16 meses.
El capítulo 28, no lo vamos a estudiar porque se enfoca prácticamente en Saúl. Este capítulo 28 de 1er Samuel es un capítulo inolvidable ¿verdad? Es cuando Saúl decide ir a visitar a la pitonisa, la adivina, de Endor. Ese capítulo es sobre la vida de Saúl.
En 1er Samuel 29: 1 (RV-60) sucedió una cosa interesante. 1Los filisteos juntaron todas sus fuerzas en Afec, e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel.
Usted sabe que Israel ha vivido en guerra toda su santa vida y resulta que los enemigos juntan todas sus fuerzas y dicen: “vamos a ir a pelear contra Israel.” Pero en este momento resulta que quien estaba del lado de los filisteos era David. Entonces llaman a David y le dicen: “David, vamos a ir a pelear en contra de los de Israel y necesitamos que vengas con nosotros.” Todo esto lo vimos también la semana pasada. ¡Imagínate! Ahora resulta que David se prepara, y es muy probable que hayan caminado unos 75 km para llegar a Afec, donde estaba el resto del ejército. Pero cuando David llega con toda su gente, con sus 600 hombres, al lugar aparecen otros príncipes de los filisteos. Cuando vieron a David preguntaron: ¿qué está haciendo este aquí? Alguien le dice: “ahora David es de los nuestros.” ¿Cómo que de los nuestros? Ya se les olvidó a ustedes lo que cantaba la gente: “que Saúl mató a sus miles y David sus diez miles” ¿Ya se olvidaron ustedes que esos diez miles que mató David, eran de nuestra gente? David puede cambiar de bando cuando esté frente a su gente.
Pero eso hermanos míos, no lo sabemos porque la Biblia no lo dice. Solo sabemos que estuvo por 16 meses con los enemigos.
En esos 16 meses, que David estuvo con los enemigos, no lo encontramos ni una sola vez orando, no lo encontramos ni una sola vez escribiendo un Salmos, no lo encontramos ni una sola vez consultando a Jehová. ¿Por qué? Porque estaba viviendo con los enemigos, estaba haciendo incursiones en algunos pueblos de los filisteos, pero no tuvo ningún tipo de comunión ni relación con Dios, por 16 meses.
Cuando los principales de los filisteos lo ven dicen: “A David no lo queremos acá, mándalo de regreso.” Entonces Aquis, el rey, se le acerca a David y le dice que él tiene mucha confianza en David pero que los otros generales no, pues tienen miedo que te cambies de bando, que en el momento del enfrentamiento cambies para tu gente, los israelitas. Entonces David le dice: ¿Acaso no me he ganado la confianza tuya? Aquis dice: “Sí, sí, te has ganado la confianza mía, pero ¿sabes qué? Yo no quiero problemas con los otros generales, así es que márchate.”
Agarra David, con sus 600 hombres, camino de regreso para Siclag; la ciudad donde él se había asentado.
La pregunta con la que comencé fue: ¿Cuál ha sido el peor día de su vida? Solo pensarlo, no tiene por qué decírselo a nadie. David sufrió muchísimo, pero este día, es muy probable que haya sido el peor día de la vida de David.
Si usted revisa, cuando él cometió adulterio con Betsabé y ella salió embarazada, el profeta Natán habló con él, lo reprendió y le dijo: “Tu niño se va a morir”. Dice la escritura que David se puso rostro en tierra, y esperó un milagro. El milagro no sucedió, el niño se murió. Los siervos no sabían cómo darle la noticia, pues si estando enfermo David tenía el rostro en tierra, ¿cómo reaccionaría ante la noticia de la muerte de su hijo? Sin embargo fueron y le dieron: “Tu hijo murió.” Nada más escuchó la noticia, se levantó David. Yo imagino que con mucha tristeza en su corazón, obviamente.
Este día, es un día diferente, es un día muy particular y vamos a ver ¿por qué?
1er Samuel 30: 1-2 (RV-60): 1Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. 2Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino.
Después del viaje de ida y regreso, sin duda, los hombres venían cansados, con hambre, esperando que las esposas los recibieran como ellos deseaban. Pero sucedió un detalle, amados míos, cuando David y esos hombres llegaron a Siclag y vieron que los de Amalec habían invadido el desierto del Neguev, habían sitiado la ciudad y le habían prendido fuego. ¿Usted puede pensar eso, que uno llegue y no encuentre a su mujer ni su hijo? Estos eran otros enemigos de David.
Yo puedo imaginar que venían todos llegando, y que de repente hubo un silencio sepulcral al darse cuenta que había llamas elevándose al cielo de la ciudad. Y la pregunta de todos pudo haber sido: ¿Qué está pasando? ¿Qué pasó? Ellos no saben lo que pasa, entran a la ciudad y no hay nadie, está asolada. Los hombres buscan a sus mujeres, buscan a sus niños; pero no hay nadie en la ciudad.
1er Samuel 30: 3-4 (RV-60): 3Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4Entonces David y la gente que con él estaban alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.
Una de las cosas que yo aprendo con este pasaje de la escritura, es que hay crisis que te cambian la vida en un instante. En un momento tú vienes feliz y contento a ver a tu mujer, a tus hijos, a tu familia que te están esperando. Crees que todo está bien, que las cosas están formidables y de repente, en un segundo, la vida te cambia por completo y no sabes ¿cómo sucedió? Te preguntas ¿qué pasó?
Hay una situación acá que también tenemos que tomar en consideración. No sé de qué manera le podemos llamar a esto, podemos llamarle descuido o imprudencia; pero, David se llevó a los 600 hombres y dejó a las familias desprotegidas. Si nosotros traemos esta situación a la vida espiritual, nos vamos a dar cuenta que éste es una de las cosas más difíciles que podemos vivir en nuestros hogares, nuestras familias indefensas, me refiero espiritualmente. Yo creo que sabio que un padre le deje a sus hijos una buena educación, para que se ganen la vida en un futuro, y no les cueste tanto. No es una regla general, pero personas que tienen un estudio por lo menos existe la posibilidad de que puedan vivir mejor que alguien que no tiene un estudio. Hay personas que no han estudiado y han tenido éxito en la vida, por eso digo que no es regla general. Pero yo me refiero a que no podemos dejar a la familia sin defensa espiritual, no se puede y no se debe. Todo padre que es el sacerdote de su hogar debe de orar por su familia, debe de orar por sus hijos, debe de insistir en que sus hijos busquen a Dios.
Me da tristeza cuando yo veo familias que se alegran, se contentan porque su hijo hoy es gerente y le pagan muy bien la hora; pero no le alcanza el tiempo para ir a la iglesia: ¿De qué le sirve al hombre si ganare todo el mundo y termina perdiendo su alma, de qué sirve? Si aquí sentimos que hace mucho calor, ¿cómo será en el infierno? Es una llama que arde con fuego y azufre, nos preocupamos, muchas veces, más por los aspectos materiales que por los aspectos espirituales. Cuidado con esto hermanos, que es algo serio.
Yo pienso que David cometió un error en este sentido, se confiaron cuando se fueron los seiscientos hombres y dejar sola a las mujeres con los niños; no había nadie que los cuidara. Entonces el enemigo se aprovecha.
1er Samuel 29:1, (RV-60): 1Los filisteos juntaron todas sus fuerzas en Afec, e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel. Quiero llamar su atención en un par de palabritas nada más: “todas sus fuerzas” Entienda que cuando satanás, el diablo, quiere venir a pelear contra su familia no va a mandar 2 o 3 demonios débiles, viene con toda su fuerza, viene como león rugiente a ver a quién devora; es decir: te va a dañar, te va a fastidiar la vida, te la va a cambiar, va a hacer todo lo posible por dejarte una cicatriz emocional en tu ser. Cuando el diablo viene contra nosotros, viene con todo. Tenemos una gran responsabilidad nosotros como padres, debemos orar por los hijos todos los días de nuestra vida, a cada instante. Ungirlos en el nombre del Señor y pedir a Dios que tenga misericordia.
1er Samuel 30: 3-4 (RV-60): 3Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4Entonces David y la gente que con él estaban alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.
¿Alguna vez ha llorado usted así? Ni me conteste, estamos hablando de seiscientos hombres, ¿se puede usted imaginar la escena? Ver a 600 hombres clamar, gemir, llorar hasta que ya no podían más. ¡Mi esposa, se llevaron a mi esposa! ¿Dónde están mis niños?
Vamos a ver ¿por qué pensamos que este puede haber sido el peor día de la vida de David?
1er Samuel 30: 5 y 6 (RV-60): 5Las dos mujeres de David Ahinoam jezreelita y Abigail que fue mujer de Nabal el de Carmel, también era cautivas. 6Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios. Aquellos que lo fueron a buscar a la cueva, los mismos que estaban endeudados, afligidos, con espíritu de amargura, aquellos que David había preparado; resulta que en una situación de crisis emocional, lo primero que se le ocurre es: “matemos a David, porque él es el culpable de lo que ha pasado.”
¿Por qué creo yo que este fue el peor día de la vida de David? Porque hubo situaciones, hubo circunstancias donde David siempre tuvo a alguien a su favor, siempre. A lo mejor Saúl estaba en contra de él, pero Jonatán estaba a favor de él. Los filisteos estaban en contra de él, pero los 600 hombres estaban a favor de él. Mis queridos y amados hermanos, en este instante Saúl no lo quería, los filisteos no lo querían y también los amigos lo querían matar.
Hay algo, al final del versículo 6: más David se fortaleció en Jehová su Dios. Es extremadamente cierto lo que nos enseña esta porción: “cuando todos lo abandonan, el único que queda con usted es Jehová Dios. Hasta los mejores amigos te abandonan en un momento de crisis, en un momento de dificultad, es la naturaleza humana. Él era el líder, lo culparon a él.
Hay varias cosas cositas que están escondidas en este pasaje. Si nos ponemos en esa situación ¿cómo reaccionaríamos?
- Reaccionar violentamente. Esto fue lo que hicieron los 600. ¡Matemos a David!
Se imaginan que David hubiese agarrado su espada y dijera: “A ver, ¿quieren matarme? Que venga el primero.” Hay mucha gente que resuelve las cosas así, con peleas. Personas que no saben controlarse a sí mismos, y cometen las estupideces más grandes. Las cárceles están llenos llenas de hombres que lloran, porque sus hijos están afuera y ellos están ahí adentro, por una estupidez que cometieron un día por no saber controlarse a sí mismos.
- Reacción insensata.
- Arrebatadamente.
- Impetuosamente.
Pero mis queridos y amados hermanos, después de 16 meses, David decide buscar a Jehová, ¡Aleluya!
Nosotros podemos ver esta porción de la escritura desde afuera y vemos que Dios está obrando. Como yo conozco la historia puedo decirte que hay momentos en la vida que Dios necesita quebrarte para bendecirte. Hay momentos en la vida donde Dios te confronta de una manera fuerte, difícil porque si no es así, no entiendes. Hermanos pero aún con este sermón, hay personas que entienden con un sermón, no con dos; hay personas que las palabras que Dios nos habla a través del púlpito tampoco la entienden. Entonces es necesario que Dios le dé donde duele, que te haga doblar tus rodillas.
Después de 16 meses, David tuvo que levantar sus ojos al cielo, ¿qué otra cosa podía hacer? No podía regresar con Saúl, no podía ir con los filisteos. Sus únicos amigos ahora querían matarlo. Los amalecitas destruyeron todo en Siclag, pero David se había metido a destruirlos a ellos también. Como les dije antes: Vemos a Dios trabajando, Dios sabe cómo doblegar tu espíritu, y David buscó a Dios.
1er Samuel 30: 7-8 (RV-60): 7Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. 8Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto liberarás a los cautivos.
Me llama la atención porque Abiatar hijo de Ahimelec, había tenido guardado el efod. El efod, es el pectoral que utilizaban los sumos sacerdotes, que tenía 12 piedras que representaban las doce tribus de Israel. Habían dos piedritas que ellos tiraban, que la utilizaban para saber respuesta de Dios, porque una significaba que “si” y la otra que “no”, así se manifestó Dios en muchas oportunidades. En este momento de desesperación dice David se acuerda del sacerdote y el efod, hermanos el efod siempre había estado ahí; así como la Biblia siempre ha estado en su casa. Hermanos aquí se cumple esa palabra: “Clama a mí y yo te responderé.” ¡Que maravilloso es Dios! A Dios lo caracteriza la gracia, la misericordia. Cualquiera diría: “que va a andar oyendo Dios a David, si tiene 16 meses que no va al culto, nunca ha mandado un diezmo.” Pero Dios es un Dios de misericordia, un Dios de amor.
Ya han pasado dieciséis meses que David no busca de Dios, y Dios pregunta: ¿Dónde estoy yo en tu ecuación? Entonces Dios te quiebra, solamente quebrantados, porque esa es la única manera en que volvemos a nuestros sentidos. Dios atiende a su llamado y le responde: “Sí David, síguelos. Te entregarán a todos los cautivos en tus manos; es más no te preocupes porque no han tocado ni un solo pelo de ellos.” Esa, mis queridos y amados hermanos, es intervención divina. ¿Saben por qué? Quemaron la ciudad, si es verdad, pero ¿por qué no quemaron la ciudad con la gente adentro? Porque había intervención divina, cosa que David ni cuenta se dio. Es por eso que digo: “hay ciertas cosas en la vida hermano, que suceden, que ni cuenta nos damos pero la mano de Dios ha estado ahí.
Y David sale, a hablar con su pueblo, y dice: “Señores, Jehová me ha dicho que sigamos a esa gente, que los va a entregar en mi mano.” Yo me pregunto: ¿Le habrá creído el pueblo? Me imagino que David les haya dicho: “Yo voy a ir a rescatar a esta gente con ustedes o sin ustedes, porque Dios me acaba de decir que me los va a regresar.” Pues si Dios dijo que te los entrega, nosotros vamos contigo; seguro eso dijeron los 600 hombres a David. ¡Hermano, que bendición poder contar con la gente en el momento que más se necesita!
1er Samuel 30: 9 (RV-60): 9Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y llegaron hasta el torrente de Besor, donde se quedaron algunos. 10Y David siguió adelante con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor. Hubo personas que no pudieron más, estaban cansados. Hay soldados que nos abandonan en el momento que más lo necesitamos. ¿Sabe usted que, el día que nosotros firmamos para comprar el terreno algunas personas se fueron de la iglesia? Otros pidieron que se les entregara una carta, que dijera, por si algo llegara a pasar que ellos no eran responsables, absolutamente de nada, de la deuda que nosotros teníamos, ¡Imagínense usted!
1er Samuel 30: 11-13 (RV-60): 11Y hallaron en el campo a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió, y le dieron a beber agua. 12Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas y luego que comió volvió en él su espíritu porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches. 13Y le dijo David: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de una amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo; 14pues hicimos una incursión a la parte del Neguev que es de los cereteos, y de Judá, y al Neguev de Caleb, y pusimos fuego en Siclag. 15Y le dijo David: ¿Me llevarás tú a esa tropa? Y él dijo: Júrame por Dios que no me matarás, ni me entregará en mano de mi amo, y yo te llevaré esa gente.
¡Mire qué casualidad! Es que el evangelio es maravilloso, hermanos, la vida cristiana es milagrosa. Es que Dios hace maravillas en medio del pueblo. Dios había preparado a este egipcio en el camino de David. ¿Cómo podía saber David en qué dirección habían tomado los amalecitas? ¿Cómo saber dónde buscarlos? ¿Cuánto tiempo les iba a tomar encontrar las mujeres y encontrar a sus hijos? Dios le puso a este hombre egipcio ahí. Imagínese que lo dejaron enfermo, pero no se murió, hasta que llegara David, ¿saben por qué? Porque Dios es un Dios perfecto.
1er Samuel 30: 16- 19 (RV-60): 16Lo llevo, pues; y he aquí que estaban desparramados sobre toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. 17Y los hirió David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente; y no escapó de ellos ninguno, sino cuatrocientos jóvenes que montaron sobre los camellos y huyeron. 18Y libró David todo lo que los amalecitas habían tomado, y asimismo libertó David a sus dos mujeres. 19Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado, todo lo recuperó David.
Notemos que Dios le puso a David esta persona, que lo llevó exactamente donde él quería llegar, eso solamente lo puede hacer Dios. El versículo 17 lo que nos está tratando de contar otra es otra estrategia militar de parte de este gran comandante David. Cuando ellos llegaron ya era tarde, al verlos bebiendo decidieron no atacar, hasta la mañana del día siguiente, para asegurarse que estuvieran bien embriagados. Dice la escritura que David recuperó todo lo que le habían arrebatado, ¿dígame si no está la mano de Dios puesta ahí? Por supuesto que sí mis amados. La mano de Dios sobre David, esto es un milagro, todo lo recuperaron. Una elección de Dios para David; diciendo: “Cuando tú estás conmigo, cuando me buscas David, milagros suceden.” Durante 16 meses ni siquiera hablaste conmigo, por 16 meses ni siquiera viniste al templo, por 16 meses preferiste a otros; tus amigos no te pueden dar lo que Dios te puede dar hermano. Estos milagros, escondidos, que vemos aquí solo Dios los puede hacer cuando tu corazón, cuando tu alma, escoge a Dios por encima de todas las cosas.
1er Samuel 30: 20 (RV-60): 20Tomó también David todas las ovejas y el ganado mayor; y trayéndolo todo delante, decían: Este es el botín de David. 21Y vino David a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David, a los cuales habían hecho quedar en el torrente de Besor; y ellos salieron a recibir a David y al pueblo que con él estaba. Y cuando David llegó a la gente, les saludó con paz. 22Entonces todos los malos y perversos de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Porque no fueron con nosotros, no les daremos del botín que hemos quitado, sino a cada uno su mujer y sus hijos; que los tomen y se vayan. 23 Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová, quien nos ha guardado, y ha entregado en nuestra mano a los merodeadores que vinieron contra nosotros.
Este la psicología de las masas, yo imagino lo que debía haber pensado David: “Hace poco me quería matar y ahora me elogian.” Pero sucede así, somos seres emocionales. Pero fíjese usted que en todo lugar hay malas personas, fíjese que hasta en el ejército de David habían personas de malos pensamientos. Pero recuerden que estamos estudiando ¿por qué David era el hombre conforme al corazón de Dios? David reconoce que lo que han logrado es por la ayuda de Jehová, sabe que solo Dios permitió que alcanzaran lo que tienen ahora. Asimismo hay personas que no saben que la casa que tienen, no es por su marido, ni por su trabajo, es porque se la dio, Dios. ¿Cómo usted cree que haya gracia delante de la gente? Eso viene del cielo. David reconoce que esa batalla se la dio Jehová.
1er Samuel 30: 24 (RV-60): 24¿Y quién os escuchará en este caso? Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que queda con el bagaje; les toca parte igual.
David les está diciendo: “Miren señores, este botín que estamos trayendo, toda esta ganancia, todo estos animales, todo este ganado lo vamos a repartir entre todos; porque tanto mérito tienen los que fuimos, como los que se quedaron. ¿Saben qué fue lo que pasó? Que cuando esta gente se quedó, porque estaban cansados y ya no pudieron seguir, se quedaron cuidando la carga para ayudar a los que continuaban. Entonces les dice David: “todos tenemos derecho.”
Eso es una cosa bien bonita, porque en el evangelio también hay dos tipos de personas: hay gente que usted nunca las verá aquí al frente; pero hacen un excelente trabajo allá afuera. Hay personas que están limpiando los baños, cuidando los autos, dando clases en la escuela dominical, a esos nunca los verá aquí en frente, pero están respondiendo al llamado que les ha hecho Dios. ¿Entonces les vamos a dar más méritos a los que se paran aquí en frente? No, el mérito es para todo el que trabaja para el reino, no importa si está predicando o pasando la escoba. Y David había entendido eso, y muestra su justicia en este caso.
1er Samuel 30: 26 (RV-60): 26Y cuando David llegó a Siclag, envío del botín a los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo: He aquí un presente para vosotros del botín de los enemigos de Jehová.
Recuerde que David llevaba diez años huyendo y esas personas que él está ayudando ahora, son aquellas personas que lo acomodaron en sus casas, que lo escondieron, que le dieron de comer; entonces David dice: “Hoy voy a bendecir a todos los que me ayudaron durante todo mi camino”.
Estamos descubriendo ¿por qué? Dios dice que este hombre a pesar de haber derramado tanta sangre, a pesar de haber hecho tanto, Dios lo llama: “El dulce cantor de Israel y El hombre conforme al corazón de Dios.
Quiero terminar con dos cositas nada más:
- La respuesta a su gran problema en el peor día de David, la encontró en la oración. David se fortaleció en Jehová.
- Hay algo que está escondido: Dios trabaja las cosas, las cosas no salen cuando nosotros queremos, todo tiene su tiempo y es el tiempo de Dios; no se moleste ni se enoje. Lo vimos al comenzar el estudio, si David hubiese peleado con los filisteos en contra de Israel, se hubiesen demorado más de tres días y entonces ¿qué hubiese pasado con las mujeres y los hijos de estos seiscientos hombres? Es el tiempo de Dios, que es perfecto.
Me encanta cuando David dice: “Todo esto nos lo dio Jehová, porque Él nos ha guardado, Él nos ha cuidado, Él ha estado detrás de cada paso que nosotros hemos dado.
Demos gracias al Señor:
Padre, al estudiar este capítulo, Señor, de David; podemos recordar ese día, que ha sido el peor día de nuestra vida. Mi Señor te alabamos y te bendecimos, porque podemos levantar nuestro rostro al cielo, y decirte con toda el alma y con todo el corazón: “Señor Jehová, tú has sido mi refugio. Tú eres mi roca alta, mi roca fuerte, mi escudo, mi libertador. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. Señor vemos la manera como tú cuidaste, guardaste y estuviste presente en la vida de David y de igual forma tú has estado presente en nuestras vidas. Rogamos por aquellas personas que ya pasaron 16 meses y no te han buscado Señor, oramos para que puedan regresar a casa, para seguir adorando tu nombre, como lo estamos haciendo en esta noche.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón esta es una buena noche, porque cada día es una oportunidad maravillosa para comenzar una vida nueva. Dios le ama, Dios tiene un plan maravilloso para usted. Dios lo quiere salvar, le quiere perdonar sus pecados y darle la bendición más grande que un ser humano pueda recibir: “La vida eterna, la salvación en Cristo.” No importa como hayan sido sus pecados, la palabra del Señor dice: Si nuestros pecados son negros, rojos; serán blanqueados porque la sangre poderosa de Cristo limpia todo pecado. Venga a los pies de Jesús, entréguele su corazón al Señor. Si en esta noche hay alguien aquí en el templo que nunca antes ha recibido a Cristo, pero quisiera hacerlo hoy, yo le invito donde está; para que se ponga de pie o levante su mano y reciba Cristo como el Señor de su vida. ¿Hay alguna persona? Usted que nos mira en su casita, si usted dice: Pastor yo quiero recibir a Cristo, yo lo necesito, lo siento en mi alma, entonces hago una oración como esta y dígale al Señor: “Señor, en este día te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz, al poner tu cuerpo en lugar del mío y derramar tu sangre preciosa. En este día te recibo como mi Señor y Salvador personal.” Con esta oración usted ha dado el primer paso en nuestra vida de fe. Padre querido, bendícenos, despide nos con tu paz, en el nombre de Jesús amén y amén.
Amado mío que la paz de Cristo les acompañe. ¡Qué Dios me los bendiga!
El peor día de la vida de David
Agosto 04, 2021 – 7:00PM | 1 Samuel 27:7 | Dr. David Rodriguez
Etiquetas: 1 samuel, agosto 2021, pastor david rodriguez, transcripcion
Descargar Texto: Sermón en PDF
TRANSCRIPCIÓN
Quisiera hacer una pregunta para dar inicio al estudio de esta tarde. Es muy probable que la pregunta tal vez no sea relevante para personas jóvenes, porque son cosas que a veces no pensamos en ellas, pero aquí estoy yo para provocar su pensamiento. Si usted tuviera que decir en este instante ¿cuál ha sido el peor día de su vida?
Algunos pueden recordar inmediatamente el peor día de su vida, hasta hoy. No tengo una buena noticia para los jovencitos, porque si no ha tenido, el peor día de su vida, hasta este día; algún día lo puede tener; y hablo en serio.
Cuando pensamos en la vida de David, sabemos que sufrió un montón. En las últimas semanas, hemos estado siguiendo el camino y sabemos que Saúl lo anda buscando para matarlo. Lo ha buscado en cada una de las cuevas, ha ido por todos los desiertos en Judá. David lleva entre 7 y 10 años huyendo, corriendo, con hambre, mintiendo. En los últimos estudios hemos visto que se ha ido a meter con los enemigos, con los filisteos, porque ya ni en su propia nación puede estar tranquilo.
Muchas veces el peor día de la vida de un individuo, tiene que ver con una serie de factores y de ingredientes. En este caso, no es lo mismo un mal día en una persona que nunca ha tenido buenos días a una persona como David. Este hombre llegó a ser un héroe nacional, una persona admirada por una nación completa; es decir, David llegó al pináculo del éxito, él estuvo en lo máximo del éxito, por decirlo de esa manera. Fue un gran comandante, gran general, yerno del rey, entraba y salía a Jerusalén cuántas veces quería. Era querido por todos, hasta los siervos del rey lo querían, le hicieron una canción que las mujeres la cantaban.
Hemos estudiado que David llevaba muchos años huyendo y que llegó el momento en que se cansó, lo vimos la semana pasada, y decidió irse a vivir con los enemigos (filisteos) antes que Saúl lo terminara matando.
Quiero llamar su atención en un detalle de la escritura 1er Samuel 27:7 (RV-60): 7Fue el número de los días que David habitó en la tierra de los filisteos, un año cuatro meses. ¿Qué tiene de importancia a ese versículo? Nunca nos dice la Biblia cuánto tiempo estuvo en el desierto, no se nos dice cuánto tiempo estuvo en la cueva, no se nos dice cuánto tiempo anduvo por cada lugar donde David estuvo; pero ahora el Espíritu Santo sí nos quiere decir el número de días que David habitó en la tierra de los enemigos, fueron 16 meses.
El capítulo 28, no lo vamos a estudiar porque se enfoca prácticamente en Saúl. Este capítulo 28 de 1er Samuel es un capítulo inolvidable ¿verdad? Es cuando Saúl decide ir a visitar a la pitonisa, la adivina, de Endor. Ese capítulo es sobre la vida de Saúl.
En 1er Samuel 29: 1 (RV-60) sucedió una cosa interesante. 1Los filisteos juntaron todas sus fuerzas en Afec, e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel.
Usted sabe que Israel ha vivido en guerra toda su santa vida y resulta que los enemigos juntan todas sus fuerzas y dicen: “vamos a ir a pelear contra Israel.” Pero en este momento resulta que quien estaba del lado de los filisteos era David. Entonces llaman a David y le dicen: “David, vamos a ir a pelear en contra de los de Israel y necesitamos que vengas con nosotros.” Todo esto lo vimos también la semana pasada. ¡Imagínate! Ahora resulta que David se prepara, y es muy probable que hayan caminado unos 75 km para llegar a Afec, donde estaba el resto del ejército. Pero cuando David llega con toda su gente, con sus 600 hombres, al lugar aparecen otros príncipes de los filisteos. Cuando vieron a David preguntaron: ¿qué está haciendo este aquí? Alguien le dice: “ahora David es de los nuestros.” ¿Cómo que de los nuestros? Ya se les olvidó a ustedes lo que cantaba la gente: “que Saúl mató a sus miles y David sus diez miles” ¿Ya se olvidaron ustedes que esos diez miles que mató David, eran de nuestra gente? David puede cambiar de bando cuando esté frente a su gente.
Pero eso hermanos míos, no lo sabemos porque la Biblia no lo dice. Solo sabemos que estuvo por 16 meses con los enemigos.
En esos 16 meses, que David estuvo con los enemigos, no lo encontramos ni una sola vez orando, no lo encontramos ni una sola vez escribiendo un Salmos, no lo encontramos ni una sola vez consultando a Jehová. ¿Por qué? Porque estaba viviendo con los enemigos, estaba haciendo incursiones en algunos pueblos de los filisteos, pero no tuvo ningún tipo de comunión ni relación con Dios, por 16 meses.
Cuando los principales de los filisteos lo ven dicen: “A David no lo queremos acá, mándalo de regreso.” Entonces Aquis, el rey, se le acerca a David y le dice que él tiene mucha confianza en David pero que los otros generales no, pues tienen miedo que te cambies de bando, que en el momento del enfrentamiento cambies para tu gente, los israelitas. Entonces David le dice: ¿Acaso no me he ganado la confianza tuya? Aquis dice: “Sí, sí, te has ganado la confianza mía, pero ¿sabes qué? Yo no quiero problemas con los otros generales, así es que márchate.”
Agarra David, con sus 600 hombres, camino de regreso para Siclag; la ciudad donde él se había asentado.
La pregunta con la que comencé fue: ¿Cuál ha sido el peor día de su vida? Solo pensarlo, no tiene por qué decírselo a nadie. David sufrió muchísimo, pero este día, es muy probable que haya sido el peor día de la vida de David.
Si usted revisa, cuando él cometió adulterio con Betsabé y ella salió embarazada, el profeta Natán habló con él, lo reprendió y le dijo: “Tu niño se va a morir”. Dice la escritura que David se puso rostro en tierra, y esperó un milagro. El milagro no sucedió, el niño se murió. Los siervos no sabían cómo darle la noticia, pues si estando enfermo David tenía el rostro en tierra, ¿cómo reaccionaría ante la noticia de la muerte de su hijo? Sin embargo fueron y le dieron: “Tu hijo murió.” Nada más escuchó la noticia, se levantó David. Yo imagino que con mucha tristeza en su corazón, obviamente.
Este día, es un día diferente, es un día muy particular y vamos a ver ¿por qué?
1er Samuel 30: 1-2 (RV-60): 1Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. 2Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino.
Después del viaje de ida y regreso, sin duda, los hombres venían cansados, con hambre, esperando que las esposas los recibieran como ellos deseaban. Pero sucedió un detalle, amados míos, cuando David y esos hombres llegaron a Siclag y vieron que los de Amalec habían invadido el desierto del Neguev, habían sitiado la ciudad y le habían prendido fuego. ¿Usted puede pensar eso, que uno llegue y no encuentre a su mujer ni su hijo? Estos eran otros enemigos de David.
Yo puedo imaginar que venían todos llegando, y que de repente hubo un silencio sepulcral al darse cuenta que había llamas elevándose al cielo de la ciudad. Y la pregunta de todos pudo haber sido: ¿Qué está pasando? ¿Qué pasó? Ellos no saben lo que pasa, entran a la ciudad y no hay nadie, está asolada. Los hombres buscan a sus mujeres, buscan a sus niños; pero no hay nadie en la ciudad.
1er Samuel 30: 3-4 (RV-60): 3Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4Entonces David y la gente que con él estaban alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.
Una de las cosas que yo aprendo con este pasaje de la escritura, es que hay crisis que te cambian la vida en un instante. En un momento tú vienes feliz y contento a ver a tu mujer, a tus hijos, a tu familia que te están esperando. Crees que todo está bien, que las cosas están formidables y de repente, en un segundo, la vida te cambia por completo y no sabes ¿cómo sucedió? Te preguntas ¿qué pasó?
Hay una situación acá que también tenemos que tomar en consideración. No sé de qué manera le podemos llamar a esto, podemos llamarle descuido o imprudencia; pero, David se llevó a los 600 hombres y dejó a las familias desprotegidas. Si nosotros traemos esta situación a la vida espiritual, nos vamos a dar cuenta que éste es una de las cosas más difíciles que podemos vivir en nuestros hogares, nuestras familias indefensas, me refiero espiritualmente. Yo creo que sabio que un padre le deje a sus hijos una buena educación, para que se ganen la vida en un futuro, y no les cueste tanto. No es una regla general, pero personas que tienen un estudio por lo menos existe la posibilidad de que puedan vivir mejor que alguien que no tiene un estudio. Hay personas que no han estudiado y han tenido éxito en la vida, por eso digo que no es regla general. Pero yo me refiero a que no podemos dejar a la familia sin defensa espiritual, no se puede y no se debe. Todo padre que es el sacerdote de su hogar debe de orar por su familia, debe de orar por sus hijos, debe de insistir en que sus hijos busquen a Dios.
Me da tristeza cuando yo veo familias que se alegran, se contentan porque su hijo hoy es gerente y le pagan muy bien la hora; pero no le alcanza el tiempo para ir a la iglesia: ¿De qué le sirve al hombre si ganare todo el mundo y termina perdiendo su alma, de qué sirve? Si aquí sentimos que hace mucho calor, ¿cómo será en el infierno? Es una llama que arde con fuego y azufre, nos preocupamos, muchas veces, más por los aspectos materiales que por los aspectos espirituales. Cuidado con esto hermanos, que es algo serio.
Yo pienso que David cometió un error en este sentido, se confiaron cuando se fueron los seiscientos hombres y dejar sola a las mujeres con los niños; no había nadie que los cuidara. Entonces el enemigo se aprovecha.
1er Samuel 29:1, (RV-60): 1Los filisteos juntaron todas sus fuerzas en Afec, e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel. Quiero llamar su atención en un par de palabritas nada más: “todas sus fuerzas” Entienda que cuando satanás, el diablo, quiere venir a pelear contra su familia no va a mandar 2 o 3 demonios débiles, viene con toda su fuerza, viene como león rugiente a ver a quién devora; es decir: te va a dañar, te va a fastidiar la vida, te la va a cambiar, va a hacer todo lo posible por dejarte una cicatriz emocional en tu ser. Cuando el diablo viene contra nosotros, viene con todo. Tenemos una gran responsabilidad nosotros como padres, debemos orar por los hijos todos los días de nuestra vida, a cada instante. Ungirlos en el nombre del Señor y pedir a Dios que tenga misericordia.
1er Samuel 30: 3-4 (RV-60): 3Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4Entonces David y la gente que con él estaban alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.
¿Alguna vez ha llorado usted así? Ni me conteste, estamos hablando de seiscientos hombres, ¿se puede usted imaginar la escena? Ver a 600 hombres clamar, gemir, llorar hasta que ya no podían más. ¡Mi esposa, se llevaron a mi esposa! ¿Dónde están mis niños?
Vamos a ver ¿por qué pensamos que este puede haber sido el peor día de la vida de David?
1er Samuel 30: 5 y 6 (RV-60): 5Las dos mujeres de David Ahinoam jezreelita y Abigail que fue mujer de Nabal el de Carmel, también era cautivas. 6Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios. Aquellos que lo fueron a buscar a la cueva, los mismos que estaban endeudados, afligidos, con espíritu de amargura, aquellos que David había preparado; resulta que en una situación de crisis emocional, lo primero que se le ocurre es: “matemos a David, porque él es el culpable de lo que ha pasado.”
¿Por qué creo yo que este fue el peor día de la vida de David? Porque hubo situaciones, hubo circunstancias donde David siempre tuvo a alguien a su favor, siempre. A lo mejor Saúl estaba en contra de él, pero Jonatán estaba a favor de él. Los filisteos estaban en contra de él, pero los 600 hombres estaban a favor de él. Mis queridos y amados hermanos, en este instante Saúl no lo quería, los filisteos no lo querían y también los amigos lo querían matar.
Hay algo, al final del versículo 6: más David se fortaleció en Jehová su Dios. Es extremadamente cierto lo que nos enseña esta porción: “cuando todos lo abandonan, el único que queda con usted es Jehová Dios. Hasta los mejores amigos te abandonan en un momento de crisis, en un momento de dificultad, es la naturaleza humana. Él era el líder, lo culparon a él.
Hay varias cosas cositas que están escondidas en este pasaje. Si nos ponemos en esa situación ¿cómo reaccionaríamos?
- Reaccionar violentamente. Esto fue lo que hicieron los 600. ¡Matemos a David!
Se imaginan que David hubiese agarrado su espada y dijera: “A ver, ¿quieren matarme? Que venga el primero.” Hay mucha gente que resuelve las cosas así, con peleas. Personas que no saben controlarse a sí mismos, y cometen las estupideces más grandes. Las cárceles están llenos llenas de hombres que lloran, porque sus hijos están afuera y ellos están ahí adentro, por una estupidez que cometieron un día por no saber controlarse a sí mismos.
- Reacción insensata.
- Arrebatadamente.
- Impetuosamente.
Pero mis queridos y amados hermanos, después de 16 meses, David decide buscar a Jehová, ¡Aleluya!
Nosotros podemos ver esta porción de la escritura desde afuera y vemos que Dios está obrando. Como yo conozco la historia puedo decirte que hay momentos en la vida que Dios necesita quebrarte para bendecirte. Hay momentos en la vida donde Dios te confronta de una manera fuerte, difícil porque si no es así, no entiendes. Hermanos pero aún con este sermón, hay personas que entienden con un sermón, no con dos; hay personas que las palabras que Dios nos habla a través del púlpito tampoco la entienden. Entonces es necesario que Dios le dé donde duele, que te haga doblar tus rodillas.
Después de 16 meses, David tuvo que levantar sus ojos al cielo, ¿qué otra cosa podía hacer? No podía regresar con Saúl, no podía ir con los filisteos. Sus únicos amigos ahora querían matarlo. Los amalecitas destruyeron todo en Siclag, pero David se había metido a destruirlos a ellos también. Como les dije antes: Vemos a Dios trabajando, Dios sabe cómo doblegar tu espíritu, y David buscó a Dios.
1er Samuel 30: 7-8 (RV-60): 7Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. 8Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto liberarás a los cautivos.
Me llama la atención porque Abiatar hijo de Ahimelec, había tenido guardado el efod. El efod, es el pectoral que utilizaban los sumos sacerdotes, que tenía 12 piedras que representaban las doce tribus de Israel. Habían dos piedritas que ellos tiraban, que la utilizaban para saber respuesta de Dios, porque una significaba que “si” y la otra que “no”, así se manifestó Dios en muchas oportunidades. En este momento de desesperación dice David se acuerda del sacerdote y el efod, hermanos el efod siempre había estado ahí; así como la Biblia siempre ha estado en su casa. Hermanos aquí se cumple esa palabra: “Clama a mí y yo te responderé.” ¡Que maravilloso es Dios! A Dios lo caracteriza la gracia, la misericordia. Cualquiera diría: “que va a andar oyendo Dios a David, si tiene 16 meses que no va al culto, nunca ha mandado un diezmo.” Pero Dios es un Dios de misericordia, un Dios de amor.
Ya han pasado dieciséis meses que David no busca de Dios, y Dios pregunta: ¿Dónde estoy yo en tu ecuación? Entonces Dios te quiebra, solamente quebrantados, porque esa es la única manera en que volvemos a nuestros sentidos. Dios atiende a su llamado y le responde: “Sí David, síguelos. Te entregarán a todos los cautivos en tus manos; es más no te preocupes porque no han tocado ni un solo pelo de ellos.” Esa, mis queridos y amados hermanos, es intervención divina. ¿Saben por qué? Quemaron la ciudad, si es verdad, pero ¿por qué no quemaron la ciudad con la gente adentro? Porque había intervención divina, cosa que David ni cuenta se dio. Es por eso que digo: “hay ciertas cosas en la vida hermano, que suceden, que ni cuenta nos damos pero la mano de Dios ha estado ahí.
Y David sale, a hablar con su pueblo, y dice: “Señores, Jehová me ha dicho que sigamos a esa gente, que los va a entregar en mi mano.” Yo me pregunto: ¿Le habrá creído el pueblo? Me imagino que David les haya dicho: “Yo voy a ir a rescatar a esta gente con ustedes o sin ustedes, porque Dios me acaba de decir que me los va a regresar.” Pues si Dios dijo que te los entrega, nosotros vamos contigo; seguro eso dijeron los 600 hombres a David. ¡Hermano, que bendición poder contar con la gente en el momento que más se necesita!
1er Samuel 30: 9 (RV-60): 9Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y llegaron hasta el torrente de Besor, donde se quedaron algunos. 10Y David siguió adelante con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor. Hubo personas que no pudieron más, estaban cansados. Hay soldados que nos abandonan en el momento que más lo necesitamos. ¿Sabe usted que, el día que nosotros firmamos para comprar el terreno algunas personas se fueron de la iglesia? Otros pidieron que se les entregara una carta, que dijera, por si algo llegara a pasar que ellos no eran responsables, absolutamente de nada, de la deuda que nosotros teníamos, ¡Imagínense usted!
1er Samuel 30: 11-13 (RV-60): 11Y hallaron en el campo a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió, y le dieron a beber agua. 12Le dieron también un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas y luego que comió volvió en él su espíritu porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres noches. 13Y le dijo David: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de una amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo; 14pues hicimos una incursión a la parte del Neguev que es de los cereteos, y de Judá, y al Neguev de Caleb, y pusimos fuego en Siclag. 15Y le dijo David: ¿Me llevarás tú a esa tropa? Y él dijo: Júrame por Dios que no me matarás, ni me entregará en mano de mi amo, y yo te llevaré esa gente.
¡Mire qué casualidad! Es que el evangelio es maravilloso, hermanos, la vida cristiana es milagrosa. Es que Dios hace maravillas en medio del pueblo. Dios había preparado a este egipcio en el camino de David. ¿Cómo podía saber David en qué dirección habían tomado los amalecitas? ¿Cómo saber dónde buscarlos? ¿Cuánto tiempo les iba a tomar encontrar las mujeres y encontrar a sus hijos? Dios le puso a este hombre egipcio ahí. Imagínese que lo dejaron enfermo, pero no se murió, hasta que llegara David, ¿saben por qué? Porque Dios es un Dios perfecto.
1er Samuel 30: 16- 19 (RV-60): 16Lo llevo, pues; y he aquí que estaban desparramados sobre toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. 17Y los hirió David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente; y no escapó de ellos ninguno, sino cuatrocientos jóvenes que montaron sobre los camellos y huyeron. 18Y libró David todo lo que los amalecitas habían tomado, y asimismo libertó David a sus dos mujeres. 19Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado, todo lo recuperó David.
Notemos que Dios le puso a David esta persona, que lo llevó exactamente donde él quería llegar, eso solamente lo puede hacer Dios. El versículo 17 lo que nos está tratando de contar otra es otra estrategia militar de parte de este gran comandante David. Cuando ellos llegaron ya era tarde, al verlos bebiendo decidieron no atacar, hasta la mañana del día siguiente, para asegurarse que estuvieran bien embriagados. Dice la escritura que David recuperó todo lo que le habían arrebatado, ¿dígame si no está la mano de Dios puesta ahí? Por supuesto que sí mis amados. La mano de Dios sobre David, esto es un milagro, todo lo recuperaron. Una elección de Dios para David; diciendo: “Cuando tú estás conmigo, cuando me buscas David, milagros suceden.” Durante 16 meses ni siquiera hablaste conmigo, por 16 meses ni siquiera viniste al templo, por 16 meses preferiste a otros; tus amigos no te pueden dar lo que Dios te puede dar hermano. Estos milagros, escondidos, que vemos aquí solo Dios los puede hacer cuando tu corazón, cuando tu alma, escoge a Dios por encima de todas las cosas.
1er Samuel 30: 20 (RV-60): 20Tomó también David todas las ovejas y el ganado mayor; y trayéndolo todo delante, decían: Este es el botín de David. 21Y vino David a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David, a los cuales habían hecho quedar en el torrente de Besor; y ellos salieron a recibir a David y al pueblo que con él estaba. Y cuando David llegó a la gente, les saludó con paz. 22Entonces todos los malos y perversos de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Porque no fueron con nosotros, no les daremos del botín que hemos quitado, sino a cada uno su mujer y sus hijos; que los tomen y se vayan. 23 Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová, quien nos ha guardado, y ha entregado en nuestra mano a los merodeadores que vinieron contra nosotros.
Este la psicología de las masas, yo imagino lo que debía haber pensado David: “Hace poco me quería matar y ahora me elogian.” Pero sucede así, somos seres emocionales. Pero fíjese usted que en todo lugar hay malas personas, fíjese que hasta en el ejército de David habían personas de malos pensamientos. Pero recuerden que estamos estudiando ¿por qué David era el hombre conforme al corazón de Dios? David reconoce que lo que han logrado es por la ayuda de Jehová, sabe que solo Dios permitió que alcanzaran lo que tienen ahora. Asimismo hay personas que no saben que la casa que tienen, no es por su marido, ni por su trabajo, es porque se la dio, Dios. ¿Cómo usted cree que haya gracia delante de la gente? Eso viene del cielo. David reconoce que esa batalla se la dio Jehová.
1er Samuel 30: 24 (RV-60): 24¿Y quién os escuchará en este caso? Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que queda con el bagaje; les toca parte igual.
David les está diciendo: “Miren señores, este botín que estamos trayendo, toda esta ganancia, todo estos animales, todo este ganado lo vamos a repartir entre todos; porque tanto mérito tienen los que fuimos, como los que se quedaron. ¿Saben qué fue lo que pasó? Que cuando esta gente se quedó, porque estaban cansados y ya no pudieron seguir, se quedaron cuidando la carga para ayudar a los que continuaban. Entonces les dice David: “todos tenemos derecho.”
Eso es una cosa bien bonita, porque en el evangelio también hay dos tipos de personas: hay gente que usted nunca las verá aquí al frente; pero hacen un excelente trabajo allá afuera. Hay personas que están limpiando los baños, cuidando los autos, dando clases en la escuela dominical, a esos nunca los verá aquí en frente, pero están respondiendo al llamado que les ha hecho Dios. ¿Entonces les vamos a dar más méritos a los que se paran aquí en frente? No, el mérito es para todo el que trabaja para el reino, no importa si está predicando o pasando la escoba. Y David había entendido eso, y muestra su justicia en este caso.
1er Samuel 30: 26 (RV-60): 26Y cuando David llegó a Siclag, envío del botín a los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo: He aquí un presente para vosotros del botín de los enemigos de Jehová.
Recuerde que David llevaba diez años huyendo y esas personas que él está ayudando ahora, son aquellas personas que lo acomodaron en sus casas, que lo escondieron, que le dieron de comer; entonces David dice: “Hoy voy a bendecir a todos los que me ayudaron durante todo mi camino”.
Estamos descubriendo ¿por qué? Dios dice que este hombre a pesar de haber derramado tanta sangre, a pesar de haber hecho tanto, Dios lo llama: “El dulce cantor de Israel y El hombre conforme al corazón de Dios.
Quiero terminar con dos cositas nada más:
- La respuesta a su gran problema en el peor día de David, la encontró en la oración. David se fortaleció en Jehová.
- Hay algo que está escondido: Dios trabaja las cosas, las cosas no salen cuando nosotros queremos, todo tiene su tiempo y es el tiempo de Dios; no se moleste ni se enoje. Lo vimos al comenzar el estudio, si David hubiese peleado con los filisteos en contra de Israel, se hubiesen demorado más de tres días y entonces ¿qué hubiese pasado con las mujeres y los hijos de estos seiscientos hombres? Es el tiempo de Dios, que es perfecto.
Me encanta cuando David dice: “Todo esto nos lo dio Jehová, porque Él nos ha guardado, Él nos ha cuidado, Él ha estado detrás de cada paso que nosotros hemos dado.
Demos gracias al Señor:
Padre, al estudiar este capítulo, Señor, de David; podemos recordar ese día, que ha sido el peor día de nuestra vida. Mi Señor te alabamos y te bendecimos, porque podemos levantar nuestro rostro al cielo, y decirte con toda el alma y con todo el corazón: “Señor Jehová, tú has sido mi refugio. Tú eres mi roca alta, mi roca fuerte, mi escudo, mi libertador. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. Señor vemos la manera como tú cuidaste, guardaste y estuviste presente en la vida de David y de igual forma tú has estado presente en nuestras vidas. Rogamos por aquellas personas que ya pasaron 16 meses y no te han buscado Señor, oramos para que puedan regresar a casa, para seguir adorando tu nombre, como lo estamos haciendo en esta noche.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón esta es una buena noche, porque cada día es una oportunidad maravillosa para comenzar una vida nueva. Dios le ama, Dios tiene un plan maravilloso para usted. Dios lo quiere salvar, le quiere perdonar sus pecados y darle la bendición más grande que un ser humano pueda recibir: “La vida eterna, la salvación en Cristo.” No importa como hayan sido sus pecados, la palabra del Señor dice: Si nuestros pecados son negros, rojos; serán blanqueados porque la sangre poderosa de Cristo limpia todo pecado. Venga a los pies de Jesús, entréguele su corazón al Señor. Si en esta noche hay alguien aquí en el templo que nunca antes ha recibido a Cristo, pero quisiera hacerlo hoy, yo le invito donde está; para que se ponga de pie o levante su mano y reciba Cristo como el Señor de su vida. ¿Hay alguna persona? Usted que nos mira en su casita, si usted dice: Pastor yo quiero recibir a Cristo, yo lo necesito, lo siento en mi alma, entonces hago una oración como esta y dígale al Señor: “Señor, en este día te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz, al poner tu cuerpo en lugar del mío y derramar tu sangre preciosa. En este día te recibo como mi Señor y Salvador personal.” Con esta oración usted ha dado el primer paso en nuestra vida de fe. Padre querido, bendícenos, despide nos con tu paz, en el nombre de Jesús amén y amén.
Amado mío que la paz de Cristo les acompañe. ¡Qué Dios me los bendiga!