Esposas Que Destruyen #1
mar 21, 2018 – 7PM | Génesis 4:14 | Dr. David Rodríguez
TRANSCRIPCIÓN
La palabra del Señor dice: La mujer sabía edifica su casa; más la necia con sus manos la derriba. Mi abuela decía que con las patas, pero el versículo dice, la mujer sabia edifica su casa más la necia con sus manos la echa a perder. Este versículo nos habla de una mujer sabia y nos habla de una mujer necia, quiere decir que hay mujeres sabias y yo no tengo la menor duda que todas las que están acá son hermanas sabias, verdad? por supuesto, pero también la escritura habla de una mujer necia y nos dice que es lo que hace la mujer sabia. La mujer sabia construye, la mujer sabía edifica y dice que la mujer necia echa a perder las cosas. No es el deseo de hablar mal de nadie, por supuesto, pero vamos a pedirle a Dios que nos hable al corazón.
Señor tú sabes la importancia que tiene el matrimonio en la vida cristiana ayúdanos en el mensaje de tu palabra, queremos ser edificados con ella y de una manera especial Señor queremos edificar las almas también, bendícenos, te lo pedimos en el nombre de Jesus, Amen.
Dicen que los hombres le huyen a diez tipos de mujeres:
- Las superficiales, que son las que se preocupan más de su aspecto físico que de todo lo demás.
- Las celosas, que son las que se creen detectives y viven revisando el celular, los emails, lo que encuentre en el camino, son las que mujeres típicas que piden las claves de todo para revisar los correos electrónicos, las redes sociales y si la pareja no acceden pues se enojan y los acusan de esconder algo.
- Las lloronas, son aquellas que se ponen a llorar ante cualquier situación, los hombres las prefieren seguras.
- Las presumidas, las que creen que lo saben todo.
- Las desesperadas, son las que traen el vestido de novia en la cartera y lo único en lo que piensan es en casarse y tener hijos.
- Las problemáticas, son las que arman peleas por todo, viven enojadas por todo, tergiversar la conversación
- Las interesadas, solo les interesa qué tipo de carro maneja, donde vive, si tiene una casa bonita, etcétera, etcétera.
- Las infieles, por supuesto, porque a los hombres les gustan las mujeres que les encante tener una aventura con ellos, con nadie más.
- Las asfixiantes, son aquellas que están hablando por teléfono todo el tiempo solo para saber dónde está, con quién está, mandan mensajes, escriben a menudo en su muro de facebook cuánto lo aman y serían capaces de instalar un GPS para saber dónde se encuentra el energúmeno.
- Las radicales, son las que toman decisiones importantes a la ligera de un día para otro.
Esas son las 10 mujeres de las que los hombres huyen completamente.
Cuando hablamos de la esposa, la Biblia nos habla acerca de la mujer sabia y nos habla acerca de la mujer necia.
La gente que escribe libros de toda índole, dice que hay varios tipos de esposas: está una que es la esposa de boxeo, son aquellas que luchan con su marido deliberadamente y son capaces de provocarlos a ira porque les hace falta pelear; hay otro tipo de esposas y son aquellas que tienen dinero, son las esposas que les pagan bien en sus trabajos, su carrera o su negocio y por esa razón, le faltan al respeto a sus esposos y los miran de forma despectiva; otras son las esposas policías, esta es muy común, son aquellas que inspeccionan hasta los calzoncillos, si el marido se va al baño a contestar el teléfono, son las que tienen la oreja puesta en la puerta, para verificar que es cierto que es con la mamá que están hablando; las esposas fiesteras, son aquellas que prefieren tener vestidos, zapatos disponibles y bolsas para asistir a cualquier fiesta que exista, descuidan a sus hijos, a su marido y su casa; también están las esposas mimadas, son las que se conocen como “las hijas papi” están llamando constantemente a su papá por cualquier pequeño argumento que tengan con su marido y no vaya a ser que el marido trabaje para el suegro porque entonces están frito; las esposas que no limpian, puede sonar duro pero existen estas mujeres, dejan el lugar descuidado, sucio, sólo limpian la casa cuando van a llegar visitas y nunca invitan a nadie para colmo; también está la mujer temerosa de Dios.
Dicen que un día se reunieron unas esposas y en ellas había una francesa, y la francesa le dijo al resto de las mujeres: “Una vez llegué a mi casa y le dije a mi marido, yo vengo muy cansada de trabajar, a partir de ahora no vuelva a cocinar”. El primer día, no vi nada; el segundo día, no vi nada; el tercer día, lo vi cocinando, desde ese día quien se encarga de cocinar en la casa es mi marido –dijo la francesa.
Luego habló la americana, la americana dijo; “Mira, yo vengo muy cansada de trabajar así es que a partir de este momento yo ya no voy a lavar la ropa”. El primer día –dice la mujer– no vi nada; el segundo día, no vi nada; el tercer día, vi que el hombre que se metió al cuarto de lavado y comenzó a lavar la ropa de la familia.
Luego vino la latina, la latina le dijo a su marido; “A partir de ahora, yo no cocino, ni lavo”. El primer día, no vi nada; el segundo día, no vi nada; el tercer día no vi nada, el cuarto día comencé a ver un poquito por el ojo izquierdo, me tomó dos semanas recuperar la vista –-dijo la latina.
La decisión más importante en la vida, lo hemos dicho un millón de veces en este púlpito, es la decisión de recibir a Jesucristo como Señor y Salvador nuestro. La única decisión sobre la faz de la tierra que tiene consecuencias eternas. Pero la segunda decisión es con quién me voy a casar, porque eso determina, verdaderamente, el tipo de vida que tendremos sobre la tierra.
Aunque sabemos todos perfectamente bien que Cristo lo llena todo, que el Señor es más que suficiente para nuestra existencia, no es lo mismo, en realidad. Cristo ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia, pero no solamente para que usted la disfrute a la hora del culto. Me decía una hermana hace un tiempo; ”Pastor, yo me pasó toda la semana esperando que llegue el miércoles para venir al culto, porque yo aquí soy feliz y me paso después el jueves y el viernes y el sábado esperando que llegue el domingo porque yo aquí soy feliz”. Dios quiere que usted sea feliz en todos lados, todo el tiempo, pero lastimosamente las malas decisiones que hemos tomado en la vida son las que se han encargado de llevarnos a vivir vidas desgraciadas, vidas infelices, vida de pleito, vida de perros y gatos, vida de indiferencia en el matrimonio, de matrimonios que ya se acostumbraron a dormir en camas separadas, a ni siquiera dirigirse la palabra. La mujer sabia edifica su casa; más la necia con su mano la de arriba.
Jimmy Evans en su libro “Matrimonio y la roca” escribe varios principios, y él menciona prácticamente 4 o 5 de ellos que dice que son principios fundamentales para el matrimonio y él los puede considerar incluso como leyes, uno de ellos es “la ley de la prioridad” es donde usted le puede decir a su pareja, a su esposa; “A parte de Dios, tú eres prioridad en mi vida y yo tengo la voluntad de hacer cualquier cambio que sea necesario en mi vida con tal de que nuestra relación funcione” es la ley de la prioridad, donde el hombre reconoce que ese matrimonio es para para vivir con él hasta que la muerte los separe; de hecho, el enunciado matrimonial eso dice: ¿Promete ustedes solemnemente delante de Dios y estos testigos unirse a esta mujer bajo cualquier circunstancia, amarla, honrarla, respetarla, consolarla, darle su dinero y todo lo que quiera? Y usted dijo: “Si, prometo” entonces, ¿Promete usted vivir con ella bajo cualquier circunstancia, hasta que la muerte los separe? y dijimos: “Si, prometo”, ese es el enunciado matrimonial.
Esos matrimonios express que están hablando hoy en día en Europa y otras partes del mundo, no son bíblicos; matrimonios express, “casémonos por cinco años, a ver cómo nos va; si en cinco años la cosa no funciona, cada quien se va por su lado y encantado en conocerte”, pero eso no es bíblico, es “hasta que la muerte nos separe” entonces, si es algo tan vital y la Biblia nos enseña que es algo tan fundamental en la vida matrimonial, ¿Por qué no dedicarle el tiempo que merece y que se requiere?.
Este hombre habla de la ley de la prioridad, así que debemos decirle: “Mira, nuestra relación es prioritaria, vamos a hacer todos los cambios necesarios para que nuestra relación funcione“. Luego él habla acerca de la ley del empeño, la ley del trabajo, que implica que el matrimonio requiere esfuerzo, requiere interés, requiere trabajo; es decir, el matrimonio es así como el maná en el desierto, que el pueblo quería recoger la comida de toda la semana y dijo Dios: “No, ustedes van a salir a la calle y van a recoger el maná que se van a comer hoy, nada más, porque si recogen para dos días se les echa a perder”, y así es la relación matrimonial, es un amor que tiene que ser alimentado todos los días, que tiene que trabajarse todos los días; usted se descuida de la relación un día, se descuida de la relación dos días, se descuidó una semana, un mes y a la vuelta de un tiempo, vamos a vivir matrimonios indiferentes, apáticos.
Hay ideas equivocadas con relación al amor. El amor tiene que ser renovado todos los días, hay que esforzarse, hay que hacer algo extraordinario. Luego, el amor tiene que ser renovado y usted sabrá qué son las cosas que le encantan, que le gustan a su esposa, a veces los matrimonios peleamos por puras tonterías.
Mi esposa tiene adicción a que las puertas estén cerradas, el closet tiene que estar cerrado y si desde donde ella está sentada ve que el closet está abierto, me dice: “Dejaste el closet abierto, tiene que meter esos zapatos en el closet” entonces, yo soy humano también, si yo quiero pelear, ese es un motivo más que suficiente para pelear, simplemente podría decir: “Pues no, no cierro el closet porque no me da la gana” pero, ¿Que cuesta cerrar un simple closet? No cuesta nada; ¿Que cuesta agarrar sus zapatos y ponerlos de regreso en su lugar? No cuesta nada. Si su esposa le dice: ¿Por qué no pones la ropa sucia donde tiene que ir? ¿Qué cuesta?. Yo nunca he estado en la casa de ustedes, pero déjeme decirle; si usted tira la ropa por todos lados y sabe que eso a su esposa le enoja, que bruto es usted, le voy a decir por qué; porque usted sabe, y lo sabe porque ella se lo ha dicho chorro mil 884 veces ¿Que te cuesta poner la ropa dónde está la ropa sucia? y para colmo, mientras la mujer le está explicando en donde hay que ponerlo, el hombre está tirando el calcetín por ahí. A veces peleamos por puras tonterias dentro del hogar. Por eso el empeño ¿Que cuesta?. Usted trabaja en la construcción, su esposa le dice: “ Mira, yo sé que viene cansado de tu trabajo por lo menos deja las botas allá afuera, te las voy a limpiar yo más tarde pero no entres con las botas, acabo de limpiar la casa para que tú le encuentre bonita” y luego, entras tú, con esos tractores y ensucias todo. ¿Qué cuesta?.
La ley de la posesión; es decir, la Biblia dice que somos una sola carne, el matrimonio es para compartir todas las cosas, nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestros hijos. Si usted es una persona que le gusta ser independiente, lo mejor es que no se case. Si a usted le gusta ser independiente, lo mejor es no casarse. Si usted es el tipo de hombre que dice: “A mí ni mi mamá me pregunta para dónde voy” mejor, quédese como está, no se case, porque el matrimonio es una sola carne, es la negación del yo pasado, presente y futuro. Yo tengo 25 años de casado, y mi esposa todavía me pregunta “¿A dónde vas?” y yo le contesto: “Voy a tal parte, voy a hacer aquí, voy a hacer allá, voy a hacer esto, voy a hacer lo otro” ¿Por qué? Por qué el matrimonio es eso, es la pérdida de la independencia, porque si no mejor quedarse soltero. Por eso es que cuando una persona vive soltero por muchos años, por pero por muchos años y después se quiere casar, no sabe lo que le espera, por qué ustedes acostumbrados a su espacio, ya se acostumbró a hacer sus propias cosas, a salir sin que nadie le diga nada, ni le pregunten nada, ni le exija absolutamente nada; así que cuando usted de repente tiene una persona que le comienza a pedir explicaciones, usted se sorprende.
Al final yo quiero hablar de la mujer sabia, pero el propósito de todo esto, mis amados hermanos y hermanas, especialmente, es el hecho de creer que el espíritu de Dios, puede cambiar nuestras vidas, que tenemos que echarle ganas, ya Dios nos dio lo que cada uno de nosotros necesitamos, que es el espíritu de Dios. El espíritu tiene un fruto que se manifiesta de nueve maneras: en amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y en dominio propio, que es la templanza. Ya lo tenemos dentro de nosotros, ahora, es usted el que lo va a activar, es usted el que lo tiene que poner a trabajar. Siempre he dicho que el espíritu santo es una herramienta, con todo el respeto que merece el espíritu de Dios, pero es una herramienta que la tenemos con nosotros, Él nos da la herramienta pero yo tengo que poner las manos para trabajarla y eso es el matrimonio.
1 Pedro 3:1 dice: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas” Esto va en contra de las enseñanzas de la sociedad moderna. Las mujeres actuales pegan un pujido “¿Como que sujeta?” claro, porque en América latina la mujer está acostumbrada a que el marido le diga: “Se sujete o la sumato”, pero aquí en Canadá no. La Biblia no enseña eso, la Biblia está hablando de una sujeción mutua, de eso está hablando la escritura, por respecto a la palabra, por respeto a Dios, porque Dios lo escribió y Dios no se puede equivocar. Las mujeres deben sujetarse a sus maridos para que también los que no creen en la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de las esposas. ¿Qué dice la escritura? van a ver mujeres que son inconversas, que van a ver cómo se comporta la mujer cristiana, eso dice la palabra del Señor.
En 1 Pedro 3:6 dice: “Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.”
En Efesios 5:22 dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia.” Hermanos, esto no lo escribió ningún pastor, esto no lo escribió ningún historiador, esto no lo escribió ningún filósofo, esto lo escribió la mano de Dios. El principio es este, es una moneda de dos caras, eso es, un solo lado no funciona, la mujer se somete, el marido ama. Un marido que no ama, no puede exigir sumisión de parte de su esposa, porque es mucho más difícil; pero le daría gusto a la esposa someterse a un marido que la trata como una reina.
Entonces, la primera esposa que destruye matrimonios es la mujer dominante. Esto tiene que ver muchísimo, por supuesto, con el carácter y el temperamento, aparte de la naturaleza pecaminosa. Una de las cosas que enseñamos aquí en la iglesia, es que usted debe aprender a conocerse a usted mismo, sus reacciones ante las circunstancias de la vida, ¿Qué tipo de persona es usted? ¿Cuáles son las cosas que le molestan? ¿Qué lo enoja? ¿Qué lo pone iracundo? Aprender a conocerse para aprender a controlarnos en todas las circunstancias en las que nos movemos, en una relación, especialmente la matrimonial. Es importante entender este principio, mi querida y amada hermana, Dios se lo está diciendo, tiene que controlar su carácter. Usted me puede decir: “Pero es que Pastor en mi casa, mi papá es capitán, mi hermano es coronel y mi tío es cabo” no importa si usted se crió en un cuartel, ahora usted está casada y en su casa, la palabra de Dios dice: “Usted se somete a su esposo”.
Yo conozco a la mayoría de personas que están en esta iglesia y lo digo con todo respeto, yo me he dado cuenta que hay esposas que son más inteligentes que sus maridos. Si usted quiere demostrarle a su esposo que usted es más inteligente, que usted tiene más estudios, que tiene una maestría y usted vive diciéndole “tú no fuiste a la universidad, yo sí fui” si usted quiere demostrarle, eso no es inteligente, es torpeza.
En finanzas, por ejemplo, el hombre es un desastre y eso hay que reconocerlo, eso no es ninguna debilidad, que un hombre reconozca y diga: “Mire pastor yo reconozco que soy un desastre en finanzas, yo no puedo tener 100 dólares en la bolsa por que salgo a la calle y regreso con menos 20 dolares, yo no sirvo para eso, pero mi esposa es buena” ahora, señora, no exija usted manejar las cosas, tenga la la sensibilidad, el tacto de saber poner las cosas en su lugar, por ejemplo, usted podría decir: “Mira mi amor, a mí me encanta como tú maneja las finanzas, pero cuando tú quieras que yo te ayude, tú me avisas, yo podría intentarlo a ver como nos va” busqué la forma, porque si usted lo exige, no lo va a lograr.
Yo entiendo, hay personas que no tienen la culpa de tener el carácter que tienen, pero si la responsabilidad de dominarlo. Porque el espíritu de Dios para eso está dentro de nosotros, para dominarlo. Hay personas que dicen: “Es que yo así soy, no tengo pelos en la lengua, yo le digo a cualquiera lo que sea” da tristeza escucharlo hablar.
Cuántos problemas nos hemos librado gracias a Dios, del Espíritu Santo que nos ayuda para poder responder y hacer las cosas como se debe.
La mujer dominante es una mujer que destruye un matrimonio, entiéndalo por favor, a ningún hombre le gusta eso, a ningún hombre le gusta tener a una mujer que lo quiera manejar con la mirada. Hay mujeres que tienen una mirada fuerte, hay fuerza y pesadumbre en esa mirada. Hay hermanos que pasarían mucho más tiempo sirviendo a Dios y en la casa de Dios, pero no lo hacen por sus esposas. Apenas el pastor dice: “Amén” la mujer está sentada ya en el carro, luego comienza con textos “Te estoy esperando, apúrate, tenemos que irnos, vámonos, risa barata, ya deja de estar saludando a la gente”. Hay mujeres que quieren controlar todas las acciones del marido, esa es la mujer que destruye. No son esposas que van a tratar las cosas con amabilidad, sino que son exigentes. Hay personas que tienen unas expresiones en su rostro, que con esa manera de poner su rostro, no necesitan deliberar una sola palabra, una sola cara nada más y ya demuestran su enojo, su molestia, su amargura.
Ahora, ¿Sabes cuál es un problema serio acá? Las mujeres dominantes casi siempre buscan a hombres que pueden controlar. No importa el tamaño del hombre, yo he conocido mujercitas muy pequeñas de estatura, y lo digo con todo el respeto, pero que tienen un veneno que… ¿Para qué les cuento?.Las mujeres dominantes buscan hombres que pueden controlar.
Los psicólogos dicen: “Si usted creció en un hogar donde su mamá era dominante, un lugar donde se hacían las cosas que su mamá decía” si por ejemplo, el esposo se levantaba y decía: “Vamos a ir al cine”. La esposa decía:”No, al parque.” Si el esposo decía:”Que rico sería comer una carnita”. La esposa decía:”Pollo”.
Si usted creció así y todas esas cosas se le pegaron, ahora usted está casada y se acuerda de su madrecita todo los días de su vida, se acuerda porque lo lleve en la sangre, usted dice: ”Así como mi madre dominó a mi padre, este no sabe lo que le espera”.
Una mujer puede ser dominante a través de la manipulación, la vida me ha enseñado que muchas veces los defectos que tienen nuestros padres, a los que nosotros más les queremos huir, con el correr de los años, puede ser que sea lo que más nos asemejan a ellos; ahora, ¿Qué pasa con todo esto? bueno, todo esto lleva a un cansancio emocional.
Una de las cosas más terribles que puede pasar en la relación, es un distanciamiento gradual, pasa el tiempo, pasan los meses, pasan los años, bueno, sentimos que no hay ninguna conexión emocional en la pared, ya somos dos entes viviendo juntos. Yo he conocido parejas que llegan a un momento que se mira por la verdad por tu lado yo por el mío porque somos los dos trabajamos cómo está eso que dicen: “Mira la verdad, tu por tu lado y yo por el mio” o “¿Por que no los dos trabajamos?¿Cómo es eso de que yo tengo que estar pagando la casa? Aquí veamos cuántos son los gastos de la casa, lo dividimos y así la vamos llevando”
Yo escucho cosas cuando llega un marido o un esposo y dice: “No, si yo le tengo cariño, si es el papá de mis hijos, ¿Como no lo voy a querer?”.
Ese no es el propósito, esa es la esposa dominante. Yo no la quiero dejar a usted como esposa dominante, porque se va a ir frustrada para su casa y luego va a decir: “Necesito dominar a alguien para que me pase el estrés que el pastor me puso encima”.
El Espíritu de Dios puede hacer la obra en nosotros, que usted pueda llegar a decir: “Mira, a pesar de mi carácter tan terrible, yo le he pedido, le he rogado, le he suplicado al Señor y he puesto de mi parte, por eso tenemos ya 10 años de casado. Yo sé que tengo un carácter difícil pero yo le rogué a mi Señor y he aprendido a pedir perdón, he aprendido a pedir disculpas, he aprendido que cuando yo cometo un error debo reconocerlo y pedir perdón, y así es como llegamos a 15 años y así como llegamos a 20 años, así es como llegamos a 25 años” Hay pareja que ya van a cumplir 50 años de casados.
El espíritu de Dios puede hacer la obra dentro de nosotros amados míos; pero, recuerde la importancia de poner su relación conyugal como prioridad; es decir, mi relación es prioritaria, nos casamos para la gloria del Señor, nos casamos hasta que Cristo venga. Yo tengo un sermón que se llama “El diccionario de los Cristiano” y en ese diccionario de los Cristianos yo decía: “¿Cuáles son las palabras que no aparecen en el diccionario de los Cristianos?” ¡La palabra divorcio no aparece!. Usted no puede contemplarlo, no puede considerarlo, ¡No aparece!.
Le dijeron al Señor Jesucristo: “Entonces Moisés, ¿Por qué lo permitió?” y Él respondió: “Por la dureza de vuestro corazón”. Por eso hoy, en nuestros dorados tiempos, es la cosa más común. ¡Pastores se divorcian!, las cosas no funcionamos, “tu por tu lado y yo por el mío, no hagamos tanta bulla”.
Proverbios 21:19 dice: “Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda.”
Esto es para echar un vistazo en nuestro interior y decir: “Señor ayúdame, yo no quiero perder mi matrimonio”. Cambie su manera de pensar, no me venga a decir: “No, estos no son los primeros niños que se van a quedar sin papå” así piense el mundo, así piensa la gente inconversa “no seremos los primeros, ni los últimos” no, usted diga: “Señor, yo lo quiero rescatar, ayúdame. Yo reconozco que soy dominante, reconozco que trató mal a mi esposo, pero ayúdame por favor, quiero hablar con él”. Si usted va a pedir perdón y disculpas, verdaderamente reconozca y haga cambios en su vida, porque continuar y seguir en la misma historia, no lo va a llevar a ninguna cosa buena.
Otro tipo de esposa que destruye un matrimonio, es la esposa permisiva.
Colosenses 3:19 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.”
1 Pedro 3:7 dice: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.”
Yo entiendo que en nuestros países, en América latina, es otra historia, la vida no vale nada y en ciertas situaciones y circunstancias la gente prefiere no meterse; en estos países, como lo es Canadá, las leyes se cumplen. Su marido va a llegar hasta donde se lo permita, estoy hablando de mujeres permisivas que le han permitido a su marido comportarse de una forma destructiva. Desde el principio de la relación le permitió faltas de respeto, gritos, golpes, vicios y aún amantes, usted lo permitió por llevar la fiesta en paz, porque la cosa caminara, porque la relación no se destruyera y hoy, el hombre le grita, el hombre le pega y el hombre la tiene como menos que cero y sus hijos se dan cuenta, todo eso lo permitió usted. Usted tiene que reconocer algo: Dios la ama, usted es una hija de Dios, una hija del Señor y si usted no se ama a usted misma, ¿Cómo quiere que alguien la ame? tiene que tener dignidad.
Mi madre me cuenta que mi papá, apagaba los cigarrillos en el pecho de ella, ¡Imagina! cicatrices en su pecho, mi padre ahí los apagaba. Yo le preguntaba a mi mamá “¿Por qué?” y ella me contestaba: “No pues, como él tomaba, él no sabía lo que hacía” y entonces, lo aguanto toda la vida por que “como él tomaba”.
Hay mujeres que han pasado por un sufrimiento increíble toda una vida. Yo conozco de relaciones que los mismos hijos le dicen a la mamá “¡Mamá no te dejes!”. Y conozco otras experiencias donde los hijos crecieron y llegó un momento donde un hijo se le puso frente a su papá y le dijo: “¡Ya no más papá, ya estuvo suave, no te voy a permitir que toques a mi mamá una vez más!” y todavía el viejo le dice: ¿Y qué me vas a hacer?” a lo que el hijo responde: “Pues no sé lo que voy a hacer, le llamó a la policía, pero a mi madre no la tocas” y hasta entonces la deja en paz, pero estamos hablando de un sufrimiento de 18 o 20 años, eso ¡Usted lo permitió! Usted está culpando al hombre, sí pero, ¿Quién fue la que le abrió la puerta todos los días? ¿Quién fue la que al siguiente día –después de la gran borrachera– le estaba comprando cosas en el mercado para darle una sopita “levantamuertos” al señor? y usted, con los ojos morados. Todavía el sinvergüenza le pregunta: ¿Mi amor y qué te pasó? y usted dice: “Ayer…” y él le contesta: “No me acuerdo” claro, hasta el próximo fin de semana que se repita la misma historia.
Dice mi mamá, que mi papá le daba 20 pesos al comienzo de la semana para la comida y el viernes ya se los estaba pidiendo de regreso para irse a tomar. Ella le decía: “Pero si ya los use para la comida” a lo que él respondía: “Pues ahora vas a ver de dónde me los consigues, pero me los consigues”. Yo no conocí a mi padre, pero yo le decía a mi mamá: “Este señor llegó hasta donde usted le permitió que llegara” como él sabía que tenía esta señora que le abría la puerta, le cocinaba, le lavaba, la señora que era una esclava para él. Esa es la mujer permisiva, permite falta de respeto, algunas veces porque tiene una autoestima baja.
Yo me acuerdo de cosas que mi abuela le decía a sus hijas –incluida mi mamá– usted es una placer, mejor vayan buscando un canasto para ir a vender al mercado, porque ustedes no saben hacer nada. Mucha gente se lo cree mi hermano, en algunos se revierte lo que nos están diciendo, en alguna persona todas esas cosas que nos dicen, no saben qué alimento es para nuestra alma, para hacer todo lo contrario; pero algunos lo creen, les dicen: “Eres bruta” y ellas enseguida dicen: “Sí es cierto, soy bruta”. Nunca vas a llegar a ser nada en la vida: “Tienes razón”. Tienen una autoestima tan baja que entonces, cualquier cosa que encuentran en el camino ya es ganancia para ellas, no importa que sea un hombre que no trabaja, un hombre haragán. Yo siempre he dicho: “No hay tesoro más grande para un haragán que tener a una mujer trabajadora”. Ese hombre no la va a dejar nunca, escuché lo que le digo y apuntelo en este instante; no hay tesoro más grande para un hombre haragán que una mujer trabajadora, por que él sabe que aunque no trabaje, no traiga nada para su casa, la mujer va y lo busca.
Personas que tienen un temperamento pasivo, a tal grado que no confrontan las cosas cuando es necesario; “No, es que yo no le puedo decir nada a él, por que se enoja” ah, entonces ¿Sabe que? siga aguantando a ese hombre toda su vida, la va a seguir golpeando, la va a seguir maltratando, le va a seguir dando golpes, va a seguir haciendo toda esa cosa y sus hijos, van a ser testigos de todo lo que ese hombre hace por culpa suya.
Estas esposas tienen un punto de vista distorsionado acerca del amor, las esposas no deben permitir nunca abusos emocionales, verbales, mentales ni físicos. Dígame, ¿Qué hombre – que ama a su esposa– le va a decir “el día que tú me hagas una pandeada, ese día te parto en pedacitos”? ¡Por el amor de Dios! y la mujer se le queda viendo y se levante en la noche a guardar los cuchillos, los tres el machete que tiene colgados en la pared, no vaya a ser que le dé filo un día de esto.
Yo conocí a un hombre que le decía a su mujer que tenía un machete debajo de la cama. Dígame, ¿Qué tipo de situación es esta?.
Esposas permisivas, esposas dominantes. El propósito es ayudar, ahora, yo sé y me consta que hay esposas maravillosas, lo sé, lo he visto por largos años. Mujeres dedicadas a su familia, amantes de sus esposos, que dan lo que sea por mantener la relación; pero es esposa dominante, que le quita la autoridad a su marido, esos maridos que no podemos poner a nuestros hijos en disciplina porque la señora lo está defendiendo toda la vida. Los hijos no son brutos, los hijos lo saben; por eso es que ellos piden permiso a la mamá y no a el papá, por eso es que ellos saben a quién le piden dinero, por eso es que la mayor cantidad de mujeres dominantes casi siempre tienen un trabajito que les produzca un ingreso, ¿Sabe por qué? Para darle a sus hijos por debajo de la mesa dinero, sin que se dé cuenta el ogro –según ella– y siempre tiene dinero la Señora.
Los hijos saben, ningún hombre se siente orgulloso de eso, pues sienten que los hijos lo han hecho a un lado, que no lo toman en cuenta, cuando estas cosas se pueden conversar, se pueden hablar como parejas y decir: “Bueno, ¿De qué manera vamos a hacer esto?” y si la mujer piensa que el hombre es demasiado violento, decirle: “¿Sabes que? tú no puedes hablar, hagamos arreglos, si tú sientes que se te pone la sangre caliente ese no es el momento para discutir ni para hablar, porque vas a dañar a los muchachos.” Es cuestión de platicarlo.
Yo sé amados míos que se puede en el nombre de Jesús. La Biblia dice que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, ese orgullo, ese deseo de demostrar que en esta casa solo a mis chicharrones truenan, esas cosas, la palabra del Señor dice que con Cristo estamos juntamente crucificado, que ya no vivimos nosotros que ahora Él vive en nosotros, que tenemos que negarnos a nosotros mismos y hacer la voluntad del Dios todopoderoso, Dios quiere que doblemos nuestro orgullo y lo sometemos a la voluntad del Dios todopoderoso y le digamos: “Señor ayúdanos, este matrimonio que tanto te pedi y tu me diste.” Vienen las novias a hablar conmigo y me dicen: “Es que yo así se lo pedí al Señor, un muchacho así como este, así cabal me lo dió, peloncito como yo lo quería.” bueno, Dios se lo dio, qué bueno, qué chévere y a la vuelta de dos años ¿Que pasó, no que se lo pidió a Dios? y ella responde: “Sí, pero me lo mandó el Diablo, Pastor.”
Que Dios nos ayude, que el Señor nos bendiga, que nos dé la fuerza para seguir adelante, que nos dé la fortaleza para cambiar las cosas que tenemos que cambiar y de poder decirle a la esposa o al esposo “¿Sabes que? nuestra relación es prioridad y vamos a luchar juntos, vamos a hacer todo lo que esté de nuestra parte, para que nuestra relación siga adelante” hermanos, solamente hay dos cosas que nos pueden separar, una es la muerte y la otra es la venida de nuestro Señor Jesucristo, por lo demás si es posible; porque todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.
Esposas Que Destruyen #1
marzo 21, 2018 – 7 PM | Génesis 4:14
Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
La palabra del Señor dice: La mujer sabía edifica su casa; más la necia con sus manos la derriba. Mi abuela decía que con las patas, pero el versículo dice, la mujer sabia edifica su casa más la necia con sus manos la echa a perder. Este versículo nos habla de una mujer sabia y nos habla de una mujer necia, quiere decir que hay mujeres sabias y yo no tengo la menor duda que todas las que están acá son hermanas sabias, verdad? por supuesto, pero también la escritura habla de una mujer necia y nos dice que es lo que hace la mujer sabia. La mujer sabia construye, la mujer sabía edifica y dice que la mujer necia echa a perder las cosas. No es el deseo de hablar mal de nadie, por supuesto, pero vamos a pedirle a Dios que nos hable al corazón.
Señor tú sabes la importancia que tiene el matrimonio en la vida cristiana ayúdanos en el mensaje de tu palabra, queremos ser edificados con ella y de una manera especial Señor queremos edificar las almas también, bendícenos, te lo pedimos en el nombre de Jesus, Amen.
Dicen que los hombres le huyen a diez tipos de mujeres:
- Las superficiales, que son las que se preocupan más de su aspecto físico que de todo lo demás.
- Las celosas, que son las que se creen detectives y viven revisando el celular, los emails, lo que encuentre en el camino, son las que mujeres típicas que piden las claves de todo para revisar los correos electrónicos, las redes sociales y si la pareja no acceden pues se enojan y los acusan de esconder algo.
- Las lloronas, son aquellas que se ponen a llorar ante cualquier situación, los hombres las prefieren seguras.
- Las presumidas, las que creen que lo saben todo.
- Las desesperadas, son las que traen el vestido de novia en la cartera y lo único en lo que piensan es en casarse y tener hijos.
- Las problemáticas, son las que arman peleas por todo, viven enojadas por todo, tergiversar la conversación
- Las interesadas, solo les interesa qué tipo de carro maneja, donde vive, si tiene una casa bonita, etcétera, etcétera.
- Las infieles, por supuesto, porque a los hombres les gustan las mujeres que les encante tener una aventura con ellos, con nadie más.
- Las asfixiantes, son aquellas que están hablando por teléfono todo el tiempo solo para saber dónde está, con quién está, mandan mensajes, escriben a menudo en su muro de facebook cuánto lo aman y serían capaces de instalar un GPS para saber dónde se encuentra el energúmeno.
- Las radicales, son las que toman decisiones importantes a la ligera de un día para otro.
Esas son las 10 mujeres de las que los hombres huyen completamente.
Cuando hablamos de la esposa, la Biblia nos habla acerca de la mujer sabia y nos habla acerca de la mujer necia.
La gente que escribe libros de toda índole, dice que hay varios tipos de esposas: está una que es la esposa de boxeo, son aquellas que luchan con su marido deliberadamente y son capaces de provocarlos a ira porque les hace falta pelear; hay otro tipo de esposas y son aquellas que tienen dinero, son las esposas que les pagan bien en sus trabajos, su carrera o su negocio y por esa razón, le faltan al respeto a sus esposos y los miran de forma despectiva; otras son las esposas policías, esta es muy común, son aquellas que inspeccionan hasta los calzoncillos, si el marido se va al baño a contestar el teléfono, son las que tienen la oreja puesta en la puerta, para verificar que es cierto que es con la mamá que están hablando; las esposas fiesteras, son aquellas que prefieren tener vestidos, zapatos disponibles y bolsas para asistir a cualquier fiesta que exista, descuidan a sus hijos, a su marido y su casa; también están las esposas mimadas, son las que se conocen como “las hijas papi” están llamando constantemente a su papá por cualquier pequeño argumento que tengan con su marido y no vaya a ser que el marido trabaje para el suegro porque entonces están frito; las esposas que no limpian, puede sonar duro pero existen estas mujeres, dejan el lugar descuidado, sucio, sólo limpian la casa cuando van a llegar visitas y nunca invitan a nadie para colmo; también está la mujer temerosa de Dios.
Dicen que un día se reunieron unas esposas y en ellas había una francesa, y la francesa le dijo al resto de las mujeres: “Una vez llegué a mi casa y le dije a mi marido, yo vengo muy cansada de trabajar, a partir de ahora no vuelva a cocinar”. El primer día, no vi nada; el segundo día, no vi nada; el tercer día, lo vi cocinando, desde ese día quien se encarga de cocinar en la casa es mi marido –dijo la francesa.
Luego habló la americana, la americana dijo; “Mira, yo vengo muy cansada de trabajar así es que a partir de este momento yo ya no voy a lavar la ropa”. El primer día –dice la mujer– no vi nada; el segundo día, no vi nada; el tercer día, vi que el hombre que se metió al cuarto de lavado y comenzó a lavar la ropa de la familia.
Luego vino la latina, la latina le dijo a su marido; “A partir de ahora, yo no cocino, ni lavo”. El primer día, no vi nada; el segundo día, no vi nada; el tercer día no vi nada, el cuarto día comencé a ver un poquito por el ojo izquierdo, me tomó dos semanas recuperar la vista –-dijo la latina.
La decisión más importante en la vida, lo hemos dicho un millón de veces en este púlpito, es la decisión de recibir a Jesucristo como Señor y Salvador nuestro. La única decisión sobre la faz de la tierra que tiene consecuencias eternas. Pero la segunda decisión es con quién me voy a casar, porque eso determina, verdaderamente, el tipo de vida que tendremos sobre la tierra.
Aunque sabemos todos perfectamente bien que Cristo lo llena todo, que el Señor es más que suficiente para nuestra existencia, no es lo mismo, en realidad. Cristo ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia, pero no solamente para que usted la disfrute a la hora del culto. Me decía una hermana hace un tiempo; ”Pastor, yo me pasó toda la semana esperando que llegue el miércoles para venir al culto, porque yo aquí soy feliz y me paso después el jueves y el viernes y el sábado esperando que llegue el domingo porque yo aquí soy feliz”. Dios quiere que usted sea feliz en todos lados, todo el tiempo, pero lastimosamente las malas decisiones que hemos tomado en la vida son las que se han encargado de llevarnos a vivir vidas desgraciadas, vidas infelices, vida de pleito, vida de perros y gatos, vida de indiferencia en el matrimonio, de matrimonios que ya se acostumbraron a dormir en camas separadas, a ni siquiera dirigirse la palabra. La mujer sabia edifica su casa; más la necia con su mano la de arriba.
Jimmy Evans en su libro “Matrimonio y la roca” escribe varios principios, y él menciona prácticamente 4 o 5 de ellos que dice que son principios fundamentales para el matrimonio y él los puede considerar incluso como leyes, uno de ellos es “la ley de la prioridad” es donde usted le puede decir a su pareja, a su esposa; “A parte de Dios, tú eres prioridad en mi vida y yo tengo la voluntad de hacer cualquier cambio que sea necesario en mi vida con tal de que nuestra relación funcione” es la ley de la prioridad, donde el hombre reconoce que ese matrimonio es para para vivir con él hasta que la muerte los separe; de hecho, el enunciado matrimonial eso dice: ¿Promete ustedes solemnemente delante de Dios y estos testigos unirse a esta mujer bajo cualquier circunstancia, amarla, honrarla, respetarla, consolarla, darle su dinero y todo lo que quiera? Y usted dijo: “Si, prometo” entonces, ¿Promete usted vivir con ella bajo cualquier circunstancia, hasta que la muerte los separe? y dijimos: “Si, prometo”, ese es el enunciado matrimonial.
Esos matrimonios express que están hablando hoy en día en Europa y otras partes del mundo, no son bíblicos; matrimonios express, “casémonos por cinco años, a ver cómo nos va; si en cinco años la cosa no funciona, cada quien se va por su lado y encantado en conocerte”, pero eso no es bíblico, es “hasta que la muerte nos separe” entonces, si es algo tan vital y la Biblia nos enseña que es algo tan fundamental en la vida matrimonial, ¿Por qué no dedicarle el tiempo que merece y que se requiere?.
Este hombre habla de la ley de la prioridad, así que debemos decirle: “Mira, nuestra relación es prioritaria, vamos a hacer todos los cambios necesarios para que nuestra relación funcione“. Luego él habla acerca de la ley del empeño, la ley del trabajo, que implica que el matrimonio requiere esfuerzo, requiere interés, requiere trabajo; es decir, el matrimonio es así como el maná en el desierto, que el pueblo quería recoger la comida de toda la semana y dijo Dios: “No, ustedes van a salir a la calle y van a recoger el maná que se van a comer hoy, nada más, porque si recogen para dos días se les echa a perder”, y así es la relación matrimonial, es un amor que tiene que ser alimentado todos los días, que tiene que trabajarse todos los días; usted se descuida de la relación un día, se descuida de la relación dos días, se descuidó una semana, un mes y a la vuelta de un tiempo, vamos a vivir matrimonios indiferentes, apáticos.
Hay ideas equivocadas con relación al amor. El amor tiene que ser renovado todos los días, hay que esforzarse, hay que hacer algo extraordinario. Luego, el amor tiene que ser renovado y usted sabrá qué son las cosas que le encantan, que le gustan a su esposa, a veces los matrimonios peleamos por puras tonterías.
Mi esposa tiene adicción a que las puertas estén cerradas, el closet tiene que estar cerrado y si desde donde ella está sentada ve que el closet está abierto, me dice: “Dejaste el closet abierto, tiene que meter esos zapatos en el closet” entonces, yo soy humano también, si yo quiero pelear, ese es un motivo más que suficiente para pelear, simplemente podría decir: “Pues no, no cierro el closet porque no me da la gana” pero, ¿Que cuesta cerrar un simple closet? No cuesta nada; ¿Que cuesta agarrar sus zapatos y ponerlos de regreso en su lugar? No cuesta nada. Si su esposa le dice: ¿Por qué no pones la ropa sucia donde tiene que ir? ¿Qué cuesta?. Yo nunca he estado en la casa de ustedes, pero déjeme decirle; si usted tira la ropa por todos lados y sabe que eso a su esposa le enoja, que bruto es usted, le voy a decir por qué; porque usted sabe, y lo sabe porque ella se lo ha dicho chorro mil 884 veces ¿Que te cuesta poner la ropa dónde está la ropa sucia? y para colmo, mientras la mujer le está explicando en donde hay que ponerlo, el hombre está tirando el calcetín por ahí. A veces peleamos por puras tonterias dentro del hogar. Por eso el empeño ¿Que cuesta?. Usted trabaja en la construcción, su esposa le dice: “ Mira, yo sé que viene cansado de tu trabajo por lo menos deja las botas allá afuera, te las voy a limpiar yo más tarde pero no entres con las botas, acabo de limpiar la casa para que tú le encuentre bonita” y luego, entras tú, con esos tractores y ensucias todo. ¿Qué cuesta?.
La ley de la posesión; es decir, la Biblia dice que somos una sola carne, el matrimonio es para compartir todas las cosas, nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestros hijos. Si usted es una persona que le gusta ser independiente, lo mejor es que no se case. Si a usted le gusta ser independiente, lo mejor es no casarse. Si usted es el tipo de hombre que dice: “A mí ni mi mamá me pregunta para dónde voy” mejor, quédese como está, no se case, porque el matrimonio es una sola carne, es la negación del yo pasado, presente y futuro. Yo tengo 25 años de casado, y mi esposa todavía me pregunta “¿A dónde vas?” y yo le contesto: “Voy a tal parte, voy a hacer aquí, voy a hacer allá, voy a hacer esto, voy a hacer lo otro” ¿Por qué? Por qué el matrimonio es eso, es la pérdida de la independencia, porque si no mejor quedarse soltero. Por eso es que cuando una persona vive soltero por muchos años, por pero por muchos años y después se quiere casar, no sabe lo que le espera, por qué ustedes acostumbrados a su espacio, ya se acostumbró a hacer sus propias cosas, a salir sin que nadie le diga nada, ni le pregunten nada, ni le exija absolutamente nada; así que cuando usted de repente tiene una persona que le comienza a pedir explicaciones, usted se sorprende.
Al final yo quiero hablar de la mujer sabia, pero el propósito de todo esto, mis amados hermanos y hermanas, especialmente, es el hecho de creer que el espíritu de Dios, puede cambiar nuestras vidas, que tenemos que echarle ganas, ya Dios nos dio lo que cada uno de nosotros necesitamos, que es el espíritu de Dios. El espíritu tiene un fruto que se manifiesta de nueve maneras: en amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y en dominio propio, que es la templanza. Ya lo tenemos dentro de nosotros, ahora, es usted el que lo va a activar, es usted el que lo tiene que poner a trabajar. Siempre he dicho que el espíritu santo es una herramienta, con todo el respeto que merece el espíritu de Dios, pero es una herramienta que la tenemos con nosotros, Él nos da la herramienta pero yo tengo que poner las manos para trabajarla y eso es el matrimonio.
1 Pedro 3:1 dice: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas” Esto va en contra de las enseñanzas de la sociedad moderna. Las mujeres actuales pegan un pujido “¿Como que sujeta?” claro, porque en América latina la mujer está acostumbrada a que el marido le diga: “Se sujete o la sumato”, pero aquí en Canadá no. La Biblia no enseña eso, la Biblia está hablando de una sujeción mutua, de eso está hablando la escritura, por respecto a la palabra, por respeto a Dios, porque Dios lo escribió y Dios no se puede equivocar. Las mujeres deben sujetarse a sus maridos para que también los que no creen en la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de las esposas. ¿Qué dice la escritura? van a ver mujeres que son inconversas, que van a ver cómo se comporta la mujer cristiana, eso dice la palabra del Señor.
En 1 Pedro 3:6 dice: “Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.”
En Efesios 5:22 dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia.” Hermanos, esto no lo escribió ningún pastor, esto no lo escribió ningún historiador, esto no lo escribió ningún filósofo, esto lo escribió la mano de Dios. El principio es este, es una moneda de dos caras, eso es, un solo lado no funciona, la mujer se somete, el marido ama. Un marido que no ama, no puede exigir sumisión de parte de su esposa, porque es mucho más difícil; pero le daría gusto a la esposa someterse a un marido que la trata como una reina.
Entonces, la primera esposa que destruye matrimonios es la mujer dominante. Esto tiene que ver muchísimo, por supuesto, con el carácter y el temperamento, aparte de la naturaleza pecaminosa. Una de las cosas que enseñamos aquí en la iglesia, es que usted debe aprender a conocerse a usted mismo, sus reacciones ante las circunstancias de la vida, ¿Qué tipo de persona es usted? ¿Cuáles son las cosas que le molestan? ¿Qué lo enoja? ¿Qué lo pone iracundo? Aprender a conocerse para aprender a controlarnos en todas las circunstancias en las que nos movemos, en una relación, especialmente la matrimonial. Es importante entender este principio, mi querida y amada hermana, Dios se lo está diciendo, tiene que controlar su carácter. Usted me puede decir: “Pero es que Pastor en mi casa, mi papá es capitán, mi hermano es coronel y mi tío es cabo” no importa si usted se crió en un cuartel, ahora usted está casada y en su casa, la palabra de Dios dice: “Usted se somete a su esposo”.
Yo conozco a la mayoría de personas que están en esta iglesia y lo digo con todo respeto, yo me he dado cuenta que hay esposas que son más inteligentes que sus maridos. Si usted quiere demostrarle a su esposo que usted es más inteligente, que usted tiene más estudios, que tiene una maestría y usted vive diciéndole “tú no fuiste a la universidad, yo sí fui” si usted quiere demostrarle, eso no es inteligente, es torpeza.
En finanzas, por ejemplo, el hombre es un desastre y eso hay que reconocerlo, eso no es ninguna debilidad, que un hombre reconozca y diga: “Mire pastor yo reconozco que soy un desastre en finanzas, yo no puedo tener 100 dólares en la bolsa por que salgo a la calle y regreso con menos 20 dolares, yo no sirvo para eso, pero mi esposa es buena” ahora, señora, no exija usted manejar las cosas, tenga la la sensibilidad, el tacto de saber poner las cosas en su lugar, por ejemplo, usted podría decir: “Mira mi amor, a mí me encanta como tú maneja las finanzas, pero cuando tú quieras que yo te ayude, tú me avisas, yo podría intentarlo a ver como nos va” busqué la forma, porque si usted lo exige, no lo va a lograr.
Yo entiendo, hay personas que no tienen la culpa de tener el carácter que tienen, pero si la responsabilidad de dominarlo. Porque el espíritu de Dios para eso está dentro de nosotros, para dominarlo. Hay personas que dicen: “Es que yo así soy, no tengo pelos en la lengua, yo le digo a cualquiera lo que sea” da tristeza escucharlo hablar.
Cuántos problemas nos hemos librado gracias a Dios, del Espíritu Santo que nos ayuda para poder responder y hacer las cosas como se debe.
La mujer dominante es una mujer que destruye un matrimonio, entiéndalo por favor, a ningún hombre le gusta eso, a ningún hombre le gusta tener a una mujer que lo quiera manejar con la mirada. Hay mujeres que tienen una mirada fuerte, hay fuerza y pesadumbre en esa mirada. Hay hermanos que pasarían mucho más tiempo sirviendo a Dios y en la casa de Dios, pero no lo hacen por sus esposas. Apenas el pastor dice: “Amén” la mujer está sentada ya en el carro, luego comienza con textos “Te estoy esperando, apúrate, tenemos que irnos, vámonos, risa barata, ya deja de estar saludando a la gente”. Hay mujeres que quieren controlar todas las acciones del marido, esa es la mujer que destruye. No son esposas que van a tratar las cosas con amabilidad, sino que son exigentes. Hay personas que tienen unas expresiones en su rostro, que con esa manera de poner su rostro, no necesitan deliberar una sola palabra, una sola cara nada más y ya demuestran su enojo, su molestia, su amargura.
Ahora, ¿Sabes cuál es un problema serio acá? Las mujeres dominantes casi siempre buscan a hombres que pueden controlar. No importa el tamaño del hombre, yo he conocido mujercitas muy pequeñas de estatura, y lo digo con todo el respeto, pero que tienen un veneno que… ¿Para qué les cuento?.Las mujeres dominantes buscan hombres que pueden controlar.
Los psicólogos dicen: “Si usted creció en un hogar donde su mamá era dominante, un lugar donde se hacían las cosas que su mamá decía” si por ejemplo, el esposo se levantaba y decía: “Vamos a ir al cine”. La esposa decía:”No, al parque.” Si el esposo decía:”Que rico sería comer una carnita”. La esposa decía:”Pollo”.
Si usted creció así y todas esas cosas se le pegaron, ahora usted está casada y se acuerda de su madrecita todo los días de su vida, se acuerda porque lo lleve en la sangre, usted dice: ”Así como mi madre dominó a mi padre, este no sabe lo que le espera”.
Una mujer puede ser dominante a través de la manipulación, la vida me ha enseñado que muchas veces los defectos que tienen nuestros padres, a los que nosotros más les queremos huir, con el correr de los años, puede ser que sea lo que más nos asemejan a ellos; ahora, ¿Qué pasa con todo esto? bueno, todo esto lleva a un cansancio emocional.
Una de las cosas más terribles que puede pasar en la relación, es un distanciamiento gradual, pasa el tiempo, pasan los meses, pasan los años, bueno, sentimos que no hay ninguna conexión emocional en la pared, ya somos dos entes viviendo juntos. Yo he conocido parejas que llegan a un momento que se mira por la verdad por tu lado yo por el mío porque somos los dos trabajamos cómo está eso que dicen: “Mira la verdad, tu por tu lado y yo por el mio” o “¿Por que no los dos trabajamos?¿Cómo es eso de que yo tengo que estar pagando la casa? Aquí veamos cuántos son los gastos de la casa, lo dividimos y así la vamos llevando”
Yo escucho cosas cuando llega un marido o un esposo y dice: “No, si yo le tengo cariño, si es el papá de mis hijos, ¿Como no lo voy a querer?”.
Ese no es el propósito, esa es la esposa dominante. Yo no la quiero dejar a usted como esposa dominante, porque se va a ir frustrada para su casa y luego va a decir: “Necesito dominar a alguien para que me pase el estrés que el pastor me puso encima”.
El Espíritu de Dios puede hacer la obra en nosotros, que usted pueda llegar a decir: “Mira, a pesar de mi carácter tan terrible, yo le he pedido, le he rogado, le he suplicado al Señor y he puesto de mi parte, por eso tenemos ya 10 años de casado. Yo sé que tengo un carácter difícil pero yo le rogué a mi Señor y he aprendido a pedir perdón, he aprendido a pedir disculpas, he aprendido que cuando yo cometo un error debo reconocerlo y pedir perdón, y así es como llegamos a 15 años y así como llegamos a 20 años, así es como llegamos a 25 años” Hay pareja que ya van a cumplir 50 años de casados.
El espíritu de Dios puede hacer la obra dentro de nosotros amados míos; pero, recuerde la importancia de poner su relación conyugal como prioridad; es decir, mi relación es prioritaria, nos casamos para la gloria del Señor, nos casamos hasta que Cristo venga. Yo tengo un sermón que se llama “El diccionario de los Cristiano” y en ese diccionario de los Cristianos yo decía: “¿Cuáles son las palabras que no aparecen en el diccionario de los Cristianos?” ¡La palabra divorcio no aparece!. Usted no puede contemplarlo, no puede considerarlo, ¡No aparece!.
Le dijeron al Señor Jesucristo: “Entonces Moisés, ¿Por qué lo permitió?” y Él respondió: “Por la dureza de vuestro corazón”. Por eso hoy, en nuestros dorados tiempos, es la cosa más común. ¡Pastores se divorcian!, las cosas no funcionamos, “tu por tu lado y yo por el mío, no hagamos tanta bulla”.
Proverbios 21:19 dice: “Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda.”
Esto es para echar un vistazo en nuestro interior y decir: “Señor ayúdame, yo no quiero perder mi matrimonio”. Cambie su manera de pensar, no me venga a decir: “No, estos no son los primeros niños que se van a quedar sin papå” así piense el mundo, así piensa la gente inconversa “no seremos los primeros, ni los últimos” no, usted diga: “Señor, yo lo quiero rescatar, ayúdame. Yo reconozco que soy dominante, reconozco que trató mal a mi esposo, pero ayúdame por favor, quiero hablar con él”. Si usted va a pedir perdón y disculpas, verdaderamente reconozca y haga cambios en su vida, porque continuar y seguir en la misma historia, no lo va a llevar a ninguna cosa buena.
Otro tipo de esposa que destruye un matrimonio, es la esposa permisiva.
Colosenses 3:19 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.”
1 Pedro 3:7 dice: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.”
Yo entiendo que en nuestros países, en América latina, es otra historia, la vida no vale nada y en ciertas situaciones y circunstancias la gente prefiere no meterse; en estos países, como lo es Canadá, las leyes se cumplen. Su marido va a llegar hasta donde se lo permita, estoy hablando de mujeres permisivas que le han permitido a su marido comportarse de una forma destructiva. Desde el principio de la relación le permitió faltas de respeto, gritos, golpes, vicios y aún amantes, usted lo permitió por llevar la fiesta en paz, porque la cosa caminara, porque la relación no se destruyera y hoy, el hombre le grita, el hombre le pega y el hombre la tiene como menos que cero y sus hijos se dan cuenta, todo eso lo permitió usted. Usted tiene que reconocer algo: Dios la ama, usted es una hija de Dios, una hija del Señor y si usted no se ama a usted misma, ¿Cómo quiere que alguien la ame? tiene que tener dignidad.
Mi madre me cuenta que mi papá, apagaba los cigarrillos en el pecho de ella, ¡Imagina! cicatrices en su pecho, mi padre ahí los apagaba. Yo le preguntaba a mi mamá “¿Por qué?” y ella me contestaba: “No pues, como él tomaba, él no sabía lo que hacía” y entonces, lo aguanto toda la vida por que “como él tomaba”.
Hay mujeres que han pasado por un sufrimiento increíble toda una vida. Yo conozco de relaciones que los mismos hijos le dicen a la mamá “¡Mamá no te dejes!”. Y conozco otras experiencias donde los hijos crecieron y llegó un momento donde un hijo se le puso frente a su papá y le dijo: “¡Ya no más papá, ya estuvo suave, no te voy a permitir que toques a mi mamá una vez más!” y todavía el viejo le dice: ¿Y qué me vas a hacer?” a lo que el hijo responde: “Pues no sé lo que voy a hacer, le llamó a la policía, pero a mi madre no la tocas” y hasta entonces la deja en paz, pero estamos hablando de un sufrimiento de 18 o 20 años, eso ¡Usted lo permitió! Usted está culpando al hombre, sí pero, ¿Quién fue la que le abrió la puerta todos los días? ¿Quién fue la que al siguiente día –después de la gran borrachera– le estaba comprando cosas en el mercado para darle una sopita “levantamuertos” al señor? y usted, con los ojos morados. Todavía el sinvergüenza le pregunta: ¿Mi amor y qué te pasó? y usted dice: “Ayer…” y él le contesta: “No me acuerdo” claro, hasta el próximo fin de semana que se repita la misma historia.
Dice mi mamá, que mi papá le daba 20 pesos al comienzo de la semana para la comida y el viernes ya se los estaba pidiendo de regreso para irse a tomar. Ella le decía: “Pero si ya los use para la comida” a lo que él respondía: “Pues ahora vas a ver de dónde me los consigues, pero me los consigues”. Yo no conocí a mi padre, pero yo le decía a mi mamá: “Este señor llegó hasta donde usted le permitió que llegara” como él sabía que tenía esta señora que le abría la puerta, le cocinaba, le lavaba, la señora que era una esclava para él. Esa es la mujer permisiva, permite falta de respeto, algunas veces porque tiene una autoestima baja.
Yo me acuerdo de cosas que mi abuela le decía a sus hijas –incluida mi mamá– usted es una placer, mejor vayan buscando un canasto para ir a vender al mercado, porque ustedes no saben hacer nada. Mucha gente se lo cree mi hermano, en algunos se revierte lo que nos están diciendo, en alguna persona todas esas cosas que nos dicen, no saben qué alimento es para nuestra alma, para hacer todo lo contrario; pero algunos lo creen, les dicen: “Eres bruta” y ellas enseguida dicen: “Sí es cierto, soy bruta”. Nunca vas a llegar a ser nada en la vida: “Tienes razón”. Tienen una autoestima tan baja que entonces, cualquier cosa que encuentran en el camino ya es ganancia para ellas, no importa que sea un hombre que no trabaja, un hombre haragán. Yo siempre he dicho: “No hay tesoro más grande para un haragán que tener a una mujer trabajadora”. Ese hombre no la va a dejar nunca, escuché lo que le digo y apuntelo en este instante; no hay tesoro más grande para un hombre haragán que una mujer trabajadora, por que él sabe que aunque no trabaje, no traiga nada para su casa, la mujer va y lo busca.
Personas que tienen un temperamento pasivo, a tal grado que no confrontan las cosas cuando es necesario; “No, es que yo no le puedo decir nada a él, por que se enoja” ah, entonces ¿Sabe que? siga aguantando a ese hombre toda su vida, la va a seguir golpeando, la va a seguir maltratando, le va a seguir dando golpes, va a seguir haciendo toda esa cosa y sus hijos, van a ser testigos de todo lo que ese hombre hace por culpa suya.
Estas esposas tienen un punto de vista distorsionado acerca del amor, las esposas no deben permitir nunca abusos emocionales, verbales, mentales ni físicos. Dígame, ¿Qué hombre – que ama a su esposa– le va a decir “el día que tú me hagas una pandeada, ese día te parto en pedacitos”? ¡Por el amor de Dios! y la mujer se le queda viendo y se levante en la noche a guardar los cuchillos, los tres el machete que tiene colgados en la pared, no vaya a ser que le dé filo un día de esto.
Yo conocí a un hombre que le decía a su mujer que tenía un machete debajo de la cama. Dígame, ¿Qué tipo de situación es esta?.
Esposas permisivas, esposas dominantes. El propósito es ayudar, ahora, yo sé y me consta que hay esposas maravillosas, lo sé, lo he visto por largos años. Mujeres dedicadas a su familia, amantes de sus esposos, que dan lo que sea por mantener la relación; pero es esposa dominante, que le quita la autoridad a su marido, esos maridos que no podemos poner a nuestros hijos en disciplina porque la señora lo está defendiendo toda la vida. Los hijos no son brutos, los hijos lo saben; por eso es que ellos piden permiso a la mamá y no a el papá, por eso es que ellos saben a quién le piden dinero, por eso es que la mayor cantidad de mujeres dominantes casi siempre tienen un trabajito que les produzca un ingreso, ¿Sabe por qué? Para darle a sus hijos por debajo de la mesa dinero, sin que se dé cuenta el ogro –según ella– y siempre tiene dinero la Señora.
Los hijos saben, ningún hombre se siente orgulloso de eso, pues sienten que los hijos lo han hecho a un lado, que no lo toman en cuenta, cuando estas cosas se pueden conversar, se pueden hablar como parejas y decir: “Bueno, ¿De qué manera vamos a hacer esto?” y si la mujer piensa que el hombre es demasiado violento, decirle: “¿Sabes que? tú no puedes hablar, hagamos arreglos, si tú sientes que se te pone la sangre caliente ese no es el momento para discutir ni para hablar, porque vas a dañar a los muchachos.” Es cuestión de platicarlo.
Yo sé amados míos que se puede en el nombre de Jesús. La Biblia dice que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, ese orgullo, ese deseo de demostrar que en esta casa solo a mis chicharrones truenan, esas cosas, la palabra del Señor dice que con Cristo estamos juntamente crucificado, que ya no vivimos nosotros que ahora Él vive en nosotros, que tenemos que negarnos a nosotros mismos y hacer la voluntad del Dios todopoderoso, Dios quiere que doblemos nuestro orgullo y lo sometemos a la voluntad del Dios todopoderoso y le digamos: “Señor ayúdanos, este matrimonio que tanto te pedi y tu me diste.” Vienen las novias a hablar conmigo y me dicen: “Es que yo así se lo pedí al Señor, un muchacho así como este, así cabal me lo dió, peloncito como yo lo quería.” bueno, Dios se lo dio, qué bueno, qué chévere y a la vuelta de dos años ¿Que pasó, no que se lo pidió a Dios? y ella responde: “Sí, pero me lo mandó el Diablo, Pastor.”
Que Dios nos ayude, que el Señor nos bendiga, que nos dé la fuerza para seguir adelante, que nos dé la fortaleza para cambiar las cosas que tenemos que cambiar y de poder decirle a la esposa o al esposo “¿Sabes que? nuestra relación es prioridad y vamos a luchar juntos, vamos a hacer todo lo que esté de nuestra parte, para que nuestra relación siga adelante” hermanos, solamente hay dos cosas que nos pueden separar, una es la muerte y la otra es la venida de nuestro Señor Jesucristo, por lo demás si es posible; porque todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.