Encuentro con un viejo enemigo
Julio 21, 2021 – 7:00PM | 1 Samuel 26 | Dr. David Rodriguez
TRANSCRIPCIÓN
Continuamos con el estudio de David, que todavía no lo han coronado rey. En esta tarde he titulado el estudio: Encuentro con un viejo enemigo. Anteriormente en el capítulo 24 es cuando David le cortó un pedacito de la túnica al rey y le dijo: Mira, si yo te hubiera querido matar te mato, pero no lo hice porque tú eres el ungido de Jehová, pero tuve la oportunidad de matarte. En el capítulo 25 se presenta la situación con Abigail, ahí toma David por esposa a Abigail. El estudio de esta hora será en el 1 Samuel 26, (RV-60) e iremos despacio.
1 Samuel 26:1-2, (RV-60): 1Vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo: ¿No está David escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto? 2Saúl entonces se levantó y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif.
Los zifeos eran personas que vivían en el desierto de Zif. Los zifeos fueron, de traicioneros, a decirle a Saúl. David edad un héroe nacional, todo el mundo sabía que David había liberado al pueblo de Israel del gigante Goliat. David entraba y salía, David incursionaba a los filisteos y mataban los enemigos de Jehová. Era un guerrero, acuérdese que esa fue la razón por la cual no se le permitió incluso a David construir el templo. Quiero que sepan que no es la primera vez que los zifeos hacen esto, delatar a David.
1 Samuel 23:19 (RV-60) vea usted: 19Después subieron los de Zif para decirle a Saúl en Gabaa: ¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas de Hores, en el collado de Haquila, que está al sur del desierto? Mire usted, que está al sur del desierto. Ahora vienen y dicen que hoy está al oriente del desierto; ya han hecho lo mismo en dos oportunidades. Ahora la pregunta es: ¿Por qué razón los zifeos traicionaron a David? La respuesta es una sola. Porque querían quedar bien con Saúl, con el rey, en este caso, ganar el favor de Saúl.
Si nosotros quisiéramos mostrar una aplicación de esta enseñanza, de este pasaje de la escritura, llegaríamos a la conclusión que: Vivimos en un mundo similar, vivimos en un mundo de gente sin escrúpulos, que con tal de quedar bien con ciertas personas, son capaces de decir lo que sea; capaz de mentir, capaz de engañar; para lograr su propósito.
Fíjate que hay una situación curiosa: si usted analiza todo el libro de Samuel se va a dar cuenta que la mayoría de las personas reconocían que David era escogido de Jehová. La misma Abigail cuando se encontró con David, le dijo: “Yo sé que tú eres el escogido de Jehová”. Es una manera de decir: “tú serás el próximo rey de Israel”. Si la gente sabía que David sería el próximo rey de Israel, entonces, ¿por qué los zifeos estaban tan empecinados en querer quedar bien con el rey Saúl sabiendo, o intuyendo, que el próximo rey sería David?
Hay personas en todas partes que no tienen carácter, que no son capaces de decir: “No, las cosas no son de esa manera” o “Sí, tiene razón”; las encuentras en los trabajos y hasta en las iglesias. A veces con tal de quedar bien con uno, y de quedar bien con otro, son capaces de decir: “mire es que la verdad, no me lo vaya a tomar a mal, pero es que aquí las cosas así son”. Eso, en primer lugar, es una cobardía, es una traición, porque la traición es lo opuesto a la lealtad. Y ahora tenemos a los zifeos por segunda vez traicionando a David.
Los cristianos tenemos que aprender a hablar con toda la honestidad y la sinceridad del mundo. La mentira es del diablo, ¿cuántas veces hemos escuchado eso? Jesús es la verdad; Él es el camino, la verdad y la vida. Satanás, el diablo, es la mentira, es la muerte, es el infierno. Entonces tenemos que aprender y si cometemos errores, debemos reconocerlos, aceptarlos. Muchas veces tenemos una opinión tan alta de nosotros mismos, que no queremos quedar mal delante de nadie. Y eso habla del carácter bajo, que se tiene en algunas oportunidades. Y en este caso eso fue lo que mostraron los de Zif.
Ya dije que el último encuentro entre David y Saúl fue (1 Samuel 24:11-22, (RV-60): cuando David le cortó un pedacito de la túnica del rey, y en ese día Saúl lloró. ¿Se acuerdan de eso, cuando le dijo que ya lo no perseguiría más?
¿Y qué dice el versículo que tenemos enfrente? Que Saúl nuevamente salió a perseguir a David, ¿para qué? ¿Para condecorarlo? ¿Para hacerlo el futuro rey de Israel? Para matarlo, simple y sencillamente; pero entonces ¿qué pasó con esa promesa que le había hecho? Mis queridos y amados hermanos, yo sé que no es políticamente correcto, o mejor dicho, bíblicamente, o teológicamente, o cristianamente correcto decir lo que voy a decir, pero se lo voy a decir: “A algunas personas no se les pueden confiar nada, porque llevan en su naturaleza la maldad y la mentira.” Si usted le dice a un escorpión: no pique, ¿usted cree que el escorpión no lo va a picar? Puede que le diga que no lo hará, pero en el instante va a buscar la forma de picarlo. Es como decirle a un chismoso, “no seas chismoso”, ¿usted cree que un chismoso va a dejar de ser chismoso porque usted se lo haya pedido? Todo eso tiene también que ver con el deseo que tenga la persona de cambiar su vida.
En este caso nos damos cuenta que Saúl no era una persona confiable. Los actos de alguien te demuestran si es confiable o no es confiable. Saúl le dice a David: ya no te voy a perseguir. Y ahora vienen a Saúl y le dicen: ¿Sabes qué? ya conocemos dónde está David. ¿Dónde? Preguntó Saúl. Eso significa que el arrepentimiento de Saúl no fue real. No es lo mismo un arrepentimiento emocional que un arrepentimiento real. ¿Cuántos hombres agrupó Saúl? 3000 hombres. ¿Cuantos tenía David? 600 hombres. Entonces Saúl escogió a tres mil para asegurarse de eliminar a David y sus seiscientos.
Yo nombré esta porción: “La estrategia de un comandante.”
1 Samuel 26, (RV-60): 3Y acampó Saúl en el collado de Haquila, que está al oriente del desierto, junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto. 4David, por tanto, envió espías, y supo con certeza que Saúl había venido.
Saúl se trasladó desde Gabaa con tres mil hombres, eso es un ejército completo. Acampó en el collado de Haquila que está al oriente del desierto, en ese mismo desierto estaba David. Ojo con la palabra “entendió”. Primero, tuvo una idea, de que Saúl iba a llegar al lugar; el versículo dice: que lo supo con certeza. A mí, se me hace interesante que David siempre supo dónde estaba Saúl, pero Saúl nunca supo dónde estaba David. Se me ocurrieron varias cosas (estrategias) que David usó como militar. David tenía una gran ventaja pues no es lo mismo saber que Dios está contigo a saber que está en tu contra. David era un guerrero, era un militar y un militar jamás puede estar tranquilo. Tenía tres mil hombres en busca de él, pero el entendió que lo perseguían en el desierto. ¿Qué hizo entonces? David, envió espías. Esto me habla de estar alertas, me habla de percepción; la percepción de saber que algo puede suceder.
Si nosotros traemos esta guerra, esta batalla, de David a nuestros días, nos damos cuenta que nosotros igual vivimos en una batalla continua y constante. Un pequeño descuido y las consecuencias pueden ser catastróficas en realidad, porque vivimos en una pelea. Entonces, si estamos nosotros pendientes por donde puede venir el diablo, por donde puede venir el problema, por donde puede venir la dificultad, el hecho de estar alertas. Después percepción. El saber percibir cómo son las cosas, de qué tengo enemigos aquí cerca.
David ya supo que su enemigo no es solo Saúl, porque los zifeos son los que le fueron a contar al rey de la ubicación de David. Luego, después de eso, anticipación. Si yo percibo, si estoy alerta de que algo puede suceder, que en cualquier momento puede venir el enemigo, entonces me anticipo. David no dijo: ¿Será que viene Saúl? ¡Quizás no! Yo no creo que llegue hasta aquí. No creo que el rey va a venir hasta aquí. Si hubiese pensado así, ya estuviera muerto David en este capítulo. Luego dirección también, David direccionó al pueblo. Nos dimos cuenta en estudios pasados que David anduvo 10 años en el desierto, se movía de un desierto al otro, se movía de una cueva a la otra guiando a esos 600 hombres. Recuerde que a estas alturas del partido, mi querido David, ya tenía mujer; desde el capítulo 25; y al final del 25 se encontró a otra y se la llevó también, entonces eran dos. Yo supongo que los soldados de David también habían tomado mujeres en el camino. Y luego información, porque en una guerra hay que tener información, no podemos intuir solamente, no podemos suponer, no podemos especular.
Vivimos en un mundo hoy en día de desinformación. Hay personas que escuchan ciertos canales, ciertos youtubers que son influencers y de eso es de lo que se alimentan estas personas todo el día. No toman en consideración otra opinión. Se clavan en una sola cosa y defienden eso con capa y espada. Hay que tener cuidado en el mundo que vivimos. Si usted dice: ese presidente no sirve, ¿por qué no sirve? Ese país es violento, ¿por qué es violento? Una persona me decía en estos días: “pastor fíjese que tuve una conversación con unas personas en la iglesia y me estaban diciendo que nosotros los mexicanos somos así, somos allá”. Y le dije: un momento, eso no es cierto. En todos los países hay violencia, en todos los países pasan desgracias y en todos los países hay gente maravillosa. ¿Pero, por qué algunas personas dicen cosas? Por falta de información, porque no averiguan, porque no buscan, porque simplemente abren la boca y hablan sin pensar. Hay personas más educadas que abren su pensamiento, se salen de la caja del pensamiento y respetan la opinión de otra gente. En más de alguna oportunidad algunos me dicen: “pastor si viera qué feo lo que…” A mí ni me cuente, si es bonito o si es feo; no me interesa, simple y sencillamente.
Entonces, hay que informarse y David estaba informado.
1 Samuel 26, 5-6 (RV-60): 5Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él. 6Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo
Fíjese todo lo que nos dice este versículo; que David vino al sitio, sabía dónde habían acampado Saúl y tres mil soldados. Ahora, ¿cómo puede usted deducir donde está el rey? Recuerde que David sabía dónde estaba Saúl, pero Saúl nunca sabía dónde estaba David. En los tiempos antiguos, cuando un rey estaba en medio de la batalla lo que hacían es que ponían los carruajes formando un círculo, y el rey con los más allegados encontraba en el centro, la idea era proteger al rey en ese entonces. Fíjense además que, eso que dice el versículo de “Miró David el lugar” no es echar un vistazo y ya; eso lleva análisis, eso es percepción, es observación, es estrategia militar que tenía David. Veía donde dormían, dice la palabra, fíjese que ellos no vinieron de día, ellos llegaron a la hora que estaban durmiendo. Supo dónde estaba el general. El general era la máxima persona responsable del rey. Hay dos maneras de ver este pasaje. (Una misión peligrosa.)
Desde el punto de vista militar, lo que David estaba haciendo era un acto de valentía, pero al mismo tiempo era una locura. Irían dos personas donde está el rey con sus tres mil soldados, simple y sencillamente había 1.500 soldados por cada uno de ellos. Entonces usted podría decir: ¡Ah qué valiente! David puso su vida en peligro mientras puedo haber enviado a cualquiera de sus seiscientos hombres. Pero yo dije que hay dos maneras de ver esto, la primera: “militarmente”, como se la estoy exponiendo. Militarmente hablando es un peligro, no era conveniente hacer eso, Abisai tenía que haber vuelto a ver a su rey y decirle: “David, esto es muy peligroso, recuerda que Saúl te quiere matar. Yo pienso que lo mejor es que mandemos a otros.”
La otra manera de ver el pasaje, la más real, fue lo que pasó: Es que sin lugar a dudas “Dios estaba dirigiendo a David”. Que era algo que Dios le dijo a David: anda hombre. Porque Dios tiene sentido del humor también. Porque, en este caso, ¿usted hubiera ido? Yo le respondo: No, usted no va. Dios estaba en el asunto.
1 Samuel 26,7-8 (RV-60): 7David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él. 8Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré un segundo golpe.
A mí se me hace tan interesante que la Biblia nos haga saber que la lanza estaba clavada en tierra. Le cuento una cosa, esa lanza no era ninguna novedad para David, recuerde que Saúl se la había querido clavar un par de veces y ahora estaba ahí clavada en tierra. Hermano es que tiene que estar Dios de por medio, porque no es posible que los tres mil hombres que estaban ahí, todos estaban bien dormidos. Piense si entre tres mil gentes, ¿no cree usted que no habría alguien que pueda percibir algo? Y fíjate que falta estaban cometiendo aun siendo del ejército, porque es que tuvieron que haber dicho: ¿Quiénes son los que van a permanecer despiertos por horas de guardia? Dejemos por lo menos unos 500 que estén despiertos por tres horas y después rotamos. Eso era tarea del general del ejército, Abner, tenía que haber hecho esto, no lo hizo y se durmieron todos.
Algunos han considerado esto como una tentación para David, el hecho de poder vengarse, ese deseo de venganza que tenía. Pero como habían visto en aquel entonces que David había dicho: “Yo no voy a matar al ungido”, mira lo que pasa: sabiendo que David no matará al ungido, Abisai le pide que lo deje a él matar a Saúl con su propia lanza.
1 Samuel 26, 9-11 (RV-60): 9Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? 10Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, 11guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.
Amados míos, entiendan esto: hay cosas que solo Dios puede hacer. No se meta, hay ciertas cosas que solo Dios puede hacer. No está en nuestras manos. Hermanos, David dijo: “Yo lo puedo matar, lo tengo aquí, pero no me corresponde a mí hacerlo”. Eso tiene que ser algo que haga Dios, no yo. Es mucho más poderoso poner una situación en oración, en las manos de Dios, que actuar nosotros mismos, garantizado.
A veces nosotros los humanos insistimos en cambiar a alguien, el único que puede cambiar corazones es Dios. Usted quiere cambiar el carácter o temperamento de su mujer, tiene que doblar rodillas y clamar a Dios. El único que puede cambiar el corazón de alguien es el Espíritu de Dios. Y cuando una persona se resiste al cambio, no se está resistiendo ni a su marido, ni se está resistiendo a su mujer, se está resistiendo al Espíritu de Dios.
Por eso Abisai pensó: “aquí terminó esto, se acabó. Estamos cansados de andar huyendo de un lado para el otro, mejor aquí terminamos todo este asunto”. Pero dijo David: “No. No me corresponde a mí, le corresponde a Dios.” Déjeselo a Dios.
1 Samuel 26, 12-15 (RV-60): 12Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos. 13Entonces pasó David al lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos. 14Y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú qué gritas al rey? 15Y dijo David a Abner: ¿No eres tú un hombre? ¿y quien hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey.
Y eso explica por qué pudieron hacer las cosas sin que los vieran. Eso fue la intervención divina, amados míos. Ahora sabemos que el Señor le dijo a David: “Ve, acércate”. Dios había intervenido de tal manera que nadie supo nada. David no le dijo a Abner que él había entrado, pobre Abner, porque si algo le hubiera pasado al rey, lo matan también a él, de acuerdo a la ley. David continúa provocando a Abner.
1 Samuel 26, 16-19 (RV-60): 16Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues, ahora, dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera. 17Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío. 18Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano? 19Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte él la ofrenda; más si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.
Lo que lo que está tratando de decir David es: “si es Dios el que te ha dado la orden de que me mates, entonces yo voy a ofrecer una ofrenda al Señor.” Esa era la costumbre, un sacrificio, porque el Señor es un Dios perdonador. Eso es lo que está diciendo.
Quiero leerles este versículo 19, de una manera comprensible. Acuérdese que David anduvo huyendo en medio de los filisteos. Él no podía estar en Israel porque el rey le andaba persiguiendo. Sería más o menos así: “Me han expulsado de mi hogar, ya no puedo vivir entre el pueblo del Señor. Me han dicho ve y rinde culto a dioses paganos.” Recuerden que David tuvo que escudarse con los filisteos y esto, era una situación terrible.
1 Samuel 26, 20-21 (RV-60): 20No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes. 21Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera.
¿Debo morir en tierra extranjera?, le pregunta David a Saúl, y le sigue diciendo: Si me vas a matar por lo menos que sea en Jerusalén, que se en Israel, que sea en el pueblo de mi Dios. Es que era una tentación promovida ya por el cansancio de David.
Diez años persiguiendo al hombre, le tiró la lanza, lo quiso enclavar contra la pared. Visitó tierra santa, todos los desiertos habidos y por haber, todas las cuevas habidas y por haber, persiguiendo a David, y ahora dice: “Yo creo que he pecado”.
En otras versiones esa palabra “vuélvete” la traducen como “vuelve a casa hijo mío”. ¿A dónde, allá donde usted me tiró la lanza la vez pasada y me quería matar? ¿Dónde usted quería matar a Jonatán? ¿Ahí quiere usted que yo regrese? Dice Saúl: “Sí hijo mío, vuelve a casa por favor.” ¡Este no es el papá del pródigo hermanos!
Hermanos hay personas que reconocen sus errores, pero no se arrepienten de sus errores. Hay personas que reconocen su pecado, pero no se arrepienten de su pecado. ¿Pastor y usted como sabe? Porque, así como el perro vuelve a su vómito, así las personas vuelven a su pecado. Así como el cerdo vuelve a revolcarse en el fango, así las personas vuelven a su pecado.
Hay una diferencia entre una cosa y la otra. Una cosa es decir: “mira yo la regué.” ¿Sí?, pero tu vida sigue igual, sigues cometiendo los mismos errores que has cometido, has llegado a un punto, que es un punto crucial. Espiritualmente hablando, es lo que se conoce como un punto de no retorno; cuando usted llega al punto de disfrutar sus errores.
Si hay una cosa que me ha enseñado la vida es: que todos los pecados son ricos, todos los pecados se disfrutan en el momento, todos los pecados son dulces en el instante. Yo no conozco a una persona que diga: ¡Ay hombre, voy a pecar con esta desgracia que no me gusta! A uno solo que diga eso, no lo conozco.
La vida cristiana es una vida de lucha todos los días, mañana, tarde y noche. Y cuando una persona la riega (se equivoca), debe atravesar por la purificación de la sangre del Señor Jesucristo; y entender, no es solamente decir: “si yo creo que está mal lo que hice.”. Pero resulta que lo hace una vez y lo hace dos veces, lo hace tres veces, lo hace diez y lo hace veinte; usted llega al punto de disfrutar lo que hace, ahí es donde viene el problema espiritual.
¿Qué cree usted que es lo más importante en la vida como cristiano?
- “Conocer a Dios”; sí, pero hay algo más importante que eso.
- “Que Dios lo conozca a usted”. ¿Por qué pastor? Porque hay un versículo de los más tristes y difíciles (Lucas 13:17) cuando la gente se acerca a Jesús y le dice: “Señor, en tu nombre hicimos esto. Señor, en tu nombre hicimos aquello”. Y el Señor contesta: “Yo no os conozco, apartaos de mí, hacedores de maldad”.
Y yo creo que hay personas que en su cabeza creen que son creyentes, creen que son cristianos y son simpatizantes del evangelio, porque el verdadero creyente tiene que nacer de nuevo.
Entonces cuando ya pasaron 10 años es que se da cuenta que está equivocado al perseguir a David, que esa no es la voluntad de Dios. Saber que perseguir a David significa truncar el plan divino. (Porque recuerden que en el capítulo 24 Saúl le había dicho a David: yo sé que tú vas a ser el próximo rey de Israel, yo lo sé.)
1 Samuel 26, 25 (RV-60): 25Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se fue por el camino, y Saúl se volvió a su lugar.
Aquí David toma una decisión inteligente ante la propuesta de Saúl: “vuelve a casa hijo mío”. David se fue por su camino y Saúl se fue a su casa. David no le hizo caso a Saúl, porque hay personas en las que no se puede confiar nunca. David y Saúl se vieron por última vez acá.
La próxima semana vamos a estudiar algo que vale la pena considerar: David no era un hombre perfecto, “Perfecto solo Dios”, y es muy probable que por el cansancio, por vivir con gente del mundo, con impíos; se toman decisiones equivocadas. David decidió irse a vivir, una vez más, con los filisteos.
Inclinen sus rostros, oremos al Señor.
Padre, sin lugar a dudas Señor tu palabra nos desafía. Tu palabra penetra a nuestros corazones y nos hace reconocer si en realidad hay sinceridad en nosotros. Si en realidad somos lo que decimos que somos. La vida de este hombre, Saúl, nos muestra como una persona puede vivir engañado(a) creyendo ser una cosa, creyendo tener a Dios de su lado, creyendo que Dios lo respalda, cuando tu palabra claramente nos dice: que Dios había abandonado a Saúl. También nos damos cuenta, Señor, de la bondad y la nobleza de David. Como David estuvo tan cerca de poder vengarse a sí mismo, sin embargo respetó al ungido de Jehová. Sin lugar a duda David tenía mucho respeto Señor por ti y por tus cosas. Ayúdanos Señor, a caminar de la mano contigo, a reflexionar acerca de estas verdades. Que no seamos como Saúl, que una palabra tuya mueva nuestra emoción, pero el siguiente día volvemos a la misma historia. Espíritu Santo, renueva nuestro corazón, renueva nuestra vida, avívanos para gloria tuya.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero quisiera hacerlo hoy. Si usted me dice: “Pastor yo siento una necesidad en mi alma, siento una necesidad de Dios.” Dios te ama y quiere salvarte, para eso vino a este mundo, para eso fue a la cruz, para eso puso su cuerpo en lugar del nuestro y para eso derramó su sangre preciosa que es la única que perdona los pecados del mundo. Si usted quiere entregarle su corazón al Señor dígale: “Señor, en este día abro mi corazón. Te pido perdón. Reconozco que soy pecador. Me arrepiento y te invito a venir a mi corazón, a venir a mi vida”. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita Palabra.
Padre querido, despídenos con tu paz. En el nombre de Jesús oramos, amén y amén.
Amados míos, que la paz de Cristo les acompañe. Una vez más muchas gracias a ustedes por permitirnos llegar hasta la intimidad de su casita, en cualquier parte de este mundo donde se encuentre. Que Dios los bendiga mis amados.
Encuentro con un viejo enemigo
Julio 21, 2021 – 7:00PM | 1 Samuel 26 | Dr. David Rodriguez
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TRANSCRIPCIÓN
Continuamos con el estudio de David, que todavía no lo han coronado rey. En esta tarde he titulado el estudio: Encuentro con un viejo enemigo. Anteriormente en el capítulo 24 es cuando David le cortó un pedacito de la túnica al rey y le dijo: Mira, si yo te hubiera querido matar te mato, pero no lo hice porque tú eres el ungido de Jehová, pero tuve la oportunidad de matarte. En el capítulo 25 se presenta la situación con Abigail, ahí toma David por esposa a Abigail. El estudio de esta hora será en el 1 Samuel 26, (RV-60) e iremos despacio.
1 Samuel 26:1-2, (RV-60): 1Vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo: ¿No está David escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto? 2Saúl entonces se levantó y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif.
Los zifeos eran personas que vivían en el desierto de Zif. Los zifeos fueron, de traicioneros, a decirle a Saúl. David edad un héroe nacional, todo el mundo sabía que David había liberado al pueblo de Israel del gigante Goliat. David entraba y salía, David incursionaba a los filisteos y mataban los enemigos de Jehová. Era un guerrero, acuérdese que esa fue la razón por la cual no se le permitió incluso a David construir el templo. Quiero que sepan que no es la primera vez que los zifeos hacen esto, delatar a David.
1 Samuel 23:19 (RV-60) vea usted: 19Después subieron los de Zif para decirle a Saúl en Gabaa: ¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas de Hores, en el collado de Haquila, que está al sur del desierto? Mire usted, que está al sur del desierto. Ahora vienen y dicen que hoy está al oriente del desierto; ya han hecho lo mismo en dos oportunidades. Ahora la pregunta es: ¿Por qué razón los zifeos traicionaron a David? La respuesta es una sola. Porque querían quedar bien con Saúl, con el rey, en este caso, ganar el favor de Saúl.
Si nosotros quisiéramos mostrar una aplicación de esta enseñanza, de este pasaje de la escritura, llegaríamos a la conclusión que: Vivimos en un mundo similar, vivimos en un mundo de gente sin escrúpulos, que con tal de quedar bien con ciertas personas, son capaces de decir lo que sea; capaz de mentir, capaz de engañar; para lograr su propósito.
Fíjate que hay una situación curiosa: si usted analiza todo el libro de Samuel se va a dar cuenta que la mayoría de las personas reconocían que David era escogido de Jehová. La misma Abigail cuando se encontró con David, le dijo: “Yo sé que tú eres el escogido de Jehová”. Es una manera de decir: “tú serás el próximo rey de Israel”. Si la gente sabía que David sería el próximo rey de Israel, entonces, ¿por qué los zifeos estaban tan empecinados en querer quedar bien con el rey Saúl sabiendo, o intuyendo, que el próximo rey sería David?
Hay personas en todas partes que no tienen carácter, que no son capaces de decir: “No, las cosas no son de esa manera” o “Sí, tiene razón”; las encuentras en los trabajos y hasta en las iglesias. A veces con tal de quedar bien con uno, y de quedar bien con otro, son capaces de decir: “mire es que la verdad, no me lo vaya a tomar a mal, pero es que aquí las cosas así son”. Eso, en primer lugar, es una cobardía, es una traición, porque la traición es lo opuesto a la lealtad. Y ahora tenemos a los zifeos por segunda vez traicionando a David.
Los cristianos tenemos que aprender a hablar con toda la honestidad y la sinceridad del mundo. La mentira es del diablo, ¿cuántas veces hemos escuchado eso? Jesús es la verdad; Él es el camino, la verdad y la vida. Satanás, el diablo, es la mentira, es la muerte, es el infierno. Entonces tenemos que aprender y si cometemos errores, debemos reconocerlos, aceptarlos. Muchas veces tenemos una opinión tan alta de nosotros mismos, que no queremos quedar mal delante de nadie. Y eso habla del carácter bajo, que se tiene en algunas oportunidades. Y en este caso eso fue lo que mostraron los de Zif.
Ya dije que el último encuentro entre David y Saúl fue (1 Samuel 24:11-22, (RV-60): cuando David le cortó un pedacito de la túnica del rey, y en ese día Saúl lloró. ¿Se acuerdan de eso, cuando le dijo que ya lo no perseguiría más?
¿Y qué dice el versículo que tenemos enfrente? Que Saúl nuevamente salió a perseguir a David, ¿para qué? ¿Para condecorarlo? ¿Para hacerlo el futuro rey de Israel? Para matarlo, simple y sencillamente; pero entonces ¿qué pasó con esa promesa que le había hecho? Mis queridos y amados hermanos, yo sé que no es políticamente correcto, o mejor dicho, bíblicamente, o teológicamente, o cristianamente correcto decir lo que voy a decir, pero se lo voy a decir: “A algunas personas no se les pueden confiar nada, porque llevan en su naturaleza la maldad y la mentira.” Si usted le dice a un escorpión: no pique, ¿usted cree que el escorpión no lo va a picar? Puede que le diga que no lo hará, pero en el instante va a buscar la forma de picarlo. Es como decirle a un chismoso, “no seas chismoso”, ¿usted cree que un chismoso va a dejar de ser chismoso porque usted se lo haya pedido? Todo eso tiene también que ver con el deseo que tenga la persona de cambiar su vida.
En este caso nos damos cuenta que Saúl no era una persona confiable. Los actos de alguien te demuestran si es confiable o no es confiable. Saúl le dice a David: ya no te voy a perseguir. Y ahora vienen a Saúl y le dicen: ¿Sabes qué? ya conocemos dónde está David. ¿Dónde? Preguntó Saúl. Eso significa que el arrepentimiento de Saúl no fue real. No es lo mismo un arrepentimiento emocional que un arrepentimiento real. ¿Cuántos hombres agrupó Saúl? 3000 hombres. ¿Cuantos tenía David? 600 hombres. Entonces Saúl escogió a tres mil para asegurarse de eliminar a David y sus seiscientos.
Yo nombré esta porción: “La estrategia de un comandante.”
1 Samuel 26, (RV-60): 3Y acampó Saúl en el collado de Haquila, que está al oriente del desierto, junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto. 4David, por tanto, envió espías, y supo con certeza que Saúl había venido.
Saúl se trasladó desde Gabaa con tres mil hombres, eso es un ejército completo. Acampó en el collado de Haquila que está al oriente del desierto, en ese mismo desierto estaba David. Ojo con la palabra “entendió”. Primero, tuvo una idea, de que Saúl iba a llegar al lugar; el versículo dice: que lo supo con certeza. A mí, se me hace interesante que David siempre supo dónde estaba Saúl, pero Saúl nunca supo dónde estaba David. Se me ocurrieron varias cosas (estrategias) que David usó como militar. David tenía una gran ventaja pues no es lo mismo saber que Dios está contigo a saber que está en tu contra. David era un guerrero, era un militar y un militar jamás puede estar tranquilo. Tenía tres mil hombres en busca de él, pero el entendió que lo perseguían en el desierto. ¿Qué hizo entonces? David, envió espías. Esto me habla de estar alertas, me habla de percepción; la percepción de saber que algo puede suceder.
Si nosotros traemos esta guerra, esta batalla, de David a nuestros días, nos damos cuenta que nosotros igual vivimos en una batalla continua y constante. Un pequeño descuido y las consecuencias pueden ser catastróficas en realidad, porque vivimos en una pelea. Entonces, si estamos nosotros pendientes por donde puede venir el diablo, por donde puede venir el problema, por donde puede venir la dificultad, el hecho de estar alertas. Después percepción. El saber percibir cómo son las cosas, de qué tengo enemigos aquí cerca.
David ya supo que su enemigo no es solo Saúl, porque los zifeos son los que le fueron a contar al rey de la ubicación de David. Luego, después de eso, anticipación. Si yo percibo, si estoy alerta de que algo puede suceder, que en cualquier momento puede venir el enemigo, entonces me anticipo. David no dijo: ¿Será que viene Saúl? ¡Quizás no! Yo no creo que llegue hasta aquí. No creo que el rey va a venir hasta aquí. Si hubiese pensado así, ya estuviera muerto David en este capítulo. Luego dirección también, David direccionó al pueblo. Nos dimos cuenta en estudios pasados que David anduvo 10 años en el desierto, se movía de un desierto al otro, se movía de una cueva a la otra guiando a esos 600 hombres. Recuerde que a estas alturas del partido, mi querido David, ya tenía mujer; desde el capítulo 25; y al final del 25 se encontró a otra y se la llevó también, entonces eran dos. Yo supongo que los soldados de David también habían tomado mujeres en el camino. Y luego información, porque en una guerra hay que tener información, no podemos intuir solamente, no podemos suponer, no podemos especular.
Vivimos en un mundo hoy en día de desinformación. Hay personas que escuchan ciertos canales, ciertos youtubers que son influencers y de eso es de lo que se alimentan estas personas todo el día. No toman en consideración otra opinión. Se clavan en una sola cosa y defienden eso con capa y espada. Hay que tener cuidado en el mundo que vivimos. Si usted dice: ese presidente no sirve, ¿por qué no sirve? Ese país es violento, ¿por qué es violento? Una persona me decía en estos días: “pastor fíjese que tuve una conversación con unas personas en la iglesia y me estaban diciendo que nosotros los mexicanos somos así, somos allá”. Y le dije: un momento, eso no es cierto. En todos los países hay violencia, en todos los países pasan desgracias y en todos los países hay gente maravillosa. ¿Pero, por qué algunas personas dicen cosas? Por falta de información, porque no averiguan, porque no buscan, porque simplemente abren la boca y hablan sin pensar. Hay personas más educadas que abren su pensamiento, se salen de la caja del pensamiento y respetan la opinión de otra gente. En más de alguna oportunidad algunos me dicen: “pastor si viera qué feo lo que…” A mí ni me cuente, si es bonito o si es feo; no me interesa, simple y sencillamente.
Entonces, hay que informarse y David estaba informado.
1 Samuel 26, 5-6 (RV-60): 5Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él. 6Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo
Fíjese todo lo que nos dice este versículo; que David vino al sitio, sabía dónde habían acampado Saúl y tres mil soldados. Ahora, ¿cómo puede usted deducir donde está el rey? Recuerde que David sabía dónde estaba Saúl, pero Saúl nunca sabía dónde estaba David. En los tiempos antiguos, cuando un rey estaba en medio de la batalla lo que hacían es que ponían los carruajes formando un círculo, y el rey con los más allegados encontraba en el centro, la idea era proteger al rey en ese entonces. Fíjense además que, eso que dice el versículo de “Miró David el lugar” no es echar un vistazo y ya; eso lleva análisis, eso es percepción, es observación, es estrategia militar que tenía David. Veía donde dormían, dice la palabra, fíjese que ellos no vinieron de día, ellos llegaron a la hora que estaban durmiendo. Supo dónde estaba el general. El general era la máxima persona responsable del rey. Hay dos maneras de ver este pasaje. (Una misión peligrosa.)
Desde el punto de vista militar, lo que David estaba haciendo era un acto de valentía, pero al mismo tiempo era una locura. Irían dos personas donde está el rey con sus tres mil soldados, simple y sencillamente había 1.500 soldados por cada uno de ellos. Entonces usted podría decir: ¡Ah qué valiente! David puso su vida en peligro mientras puedo haber enviado a cualquiera de sus seiscientos hombres. Pero yo dije que hay dos maneras de ver esto, la primera: “militarmente”, como se la estoy exponiendo. Militarmente hablando es un peligro, no era conveniente hacer eso, Abisai tenía que haber vuelto a ver a su rey y decirle: “David, esto es muy peligroso, recuerda que Saúl te quiere matar. Yo pienso que lo mejor es que mandemos a otros.”
La otra manera de ver el pasaje, la más real, fue lo que pasó: Es que sin lugar a dudas “Dios estaba dirigiendo a David”. Que era algo que Dios le dijo a David: anda hombre. Porque Dios tiene sentido del humor también. Porque, en este caso, ¿usted hubiera ido? Yo le respondo: No, usted no va. Dios estaba en el asunto.
1 Samuel 26,7-8 (RV-60): 7David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él. 8Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré un segundo golpe.
A mí se me hace tan interesante que la Biblia nos haga saber que la lanza estaba clavada en tierra. Le cuento una cosa, esa lanza no era ninguna novedad para David, recuerde que Saúl se la había querido clavar un par de veces y ahora estaba ahí clavada en tierra. Hermano es que tiene que estar Dios de por medio, porque no es posible que los tres mil hombres que estaban ahí, todos estaban bien dormidos. Piense si entre tres mil gentes, ¿no cree usted que no habría alguien que pueda percibir algo? Y fíjate que falta estaban cometiendo aun siendo del ejército, porque es que tuvieron que haber dicho: ¿Quiénes son los que van a permanecer despiertos por horas de guardia? Dejemos por lo menos unos 500 que estén despiertos por tres horas y después rotamos. Eso era tarea del general del ejército, Abner, tenía que haber hecho esto, no lo hizo y se durmieron todos.
Algunos han considerado esto como una tentación para David, el hecho de poder vengarse, ese deseo de venganza que tenía. Pero como habían visto en aquel entonces que David había dicho: “Yo no voy a matar al ungido”, mira lo que pasa: sabiendo que David no matará al ungido, Abisai le pide que lo deje a él matar a Saúl con su propia lanza.
1 Samuel 26, 9-11 (RV-60): 9Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? 10Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, 11guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.
Amados míos, entiendan esto: hay cosas que solo Dios puede hacer. No se meta, hay ciertas cosas que solo Dios puede hacer. No está en nuestras manos. Hermanos, David dijo: “Yo lo puedo matar, lo tengo aquí, pero no me corresponde a mí hacerlo”. Eso tiene que ser algo que haga Dios, no yo. Es mucho más poderoso poner una situación en oración, en las manos de Dios, que actuar nosotros mismos, garantizado.
A veces nosotros los humanos insistimos en cambiar a alguien, el único que puede cambiar corazones es Dios. Usted quiere cambiar el carácter o temperamento de su mujer, tiene que doblar rodillas y clamar a Dios. El único que puede cambiar el corazón de alguien es el Espíritu de Dios. Y cuando una persona se resiste al cambio, no se está resistiendo ni a su marido, ni se está resistiendo a su mujer, se está resistiendo al Espíritu de Dios.
Por eso Abisai pensó: “aquí terminó esto, se acabó. Estamos cansados de andar huyendo de un lado para el otro, mejor aquí terminamos todo este asunto”. Pero dijo David: “No. No me corresponde a mí, le corresponde a Dios.” Déjeselo a Dios.
1 Samuel 26, 12-15 (RV-60): 12Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos. 13Entonces pasó David al lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos. 14Y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú qué gritas al rey? 15Y dijo David a Abner: ¿No eres tú un hombre? ¿y quien hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey.
Y eso explica por qué pudieron hacer las cosas sin que los vieran. Eso fue la intervención divina, amados míos. Ahora sabemos que el Señor le dijo a David: “Ve, acércate”. Dios había intervenido de tal manera que nadie supo nada. David no le dijo a Abner que él había entrado, pobre Abner, porque si algo le hubiera pasado al rey, lo matan también a él, de acuerdo a la ley. David continúa provocando a Abner.
1 Samuel 26, 16-19 (RV-60): 16Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues, ahora, dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera. 17Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío. 18Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano? 19Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte él la ofrenda; más si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.
Lo que lo que está tratando de decir David es: “si es Dios el que te ha dado la orden de que me mates, entonces yo voy a ofrecer una ofrenda al Señor.” Esa era la costumbre, un sacrificio, porque el Señor es un Dios perdonador. Eso es lo que está diciendo.
Quiero leerles este versículo 19, de una manera comprensible. Acuérdese que David anduvo huyendo en medio de los filisteos. Él no podía estar en Israel porque el rey le andaba persiguiendo. Sería más o menos así: “Me han expulsado de mi hogar, ya no puedo vivir entre el pueblo del Señor. Me han dicho ve y rinde culto a dioses paganos.” Recuerden que David tuvo que escudarse con los filisteos y esto, era una situación terrible.
1 Samuel 26, 20-21 (RV-60): 20No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes. 21Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera.
¿Debo morir en tierra extranjera?, le pregunta David a Saúl, y le sigue diciendo: Si me vas a matar por lo menos que sea en Jerusalén, que se en Israel, que sea en el pueblo de mi Dios. Es que era una tentación promovida ya por el cansancio de David.
Diez años persiguiendo al hombre, le tiró la lanza, lo quiso enclavar contra la pared. Visitó tierra santa, todos los desiertos habidos y por haber, todas las cuevas habidas y por haber, persiguiendo a David, y ahora dice: “Yo creo que he pecado”.
En otras versiones esa palabra “vuélvete” la traducen como “vuelve a casa hijo mío”. ¿A dónde, allá donde usted me tiró la lanza la vez pasada y me quería matar? ¿Dónde usted quería matar a Jonatán? ¿Ahí quiere usted que yo regrese? Dice Saúl: “Sí hijo mío, vuelve a casa por favor.” ¡Este no es el papá del pródigo hermanos!
Hermanos hay personas que reconocen sus errores, pero no se arrepienten de sus errores. Hay personas que reconocen su pecado, pero no se arrepienten de su pecado. ¿Pastor y usted como sabe? Porque, así como el perro vuelve a su vómito, así las personas vuelven a su pecado. Así como el cerdo vuelve a revolcarse en el fango, así las personas vuelven a su pecado.
Hay una diferencia entre una cosa y la otra. Una cosa es decir: “mira yo la regué.” ¿Sí?, pero tu vida sigue igual, sigues cometiendo los mismos errores que has cometido, has llegado a un punto, que es un punto crucial. Espiritualmente hablando, es lo que se conoce como un punto de no retorno; cuando usted llega al punto de disfrutar sus errores.
Si hay una cosa que me ha enseñado la vida es: que todos los pecados son ricos, todos los pecados se disfrutan en el momento, todos los pecados son dulces en el instante. Yo no conozco a una persona que diga: ¡Ay hombre, voy a pecar con esta desgracia que no me gusta! A uno solo que diga eso, no lo conozco.
La vida cristiana es una vida de lucha todos los días, mañana, tarde y noche. Y cuando una persona la riega (se equivoca), debe atravesar por la purificación de la sangre del Señor Jesucristo; y entender, no es solamente decir: “si yo creo que está mal lo que hice.”. Pero resulta que lo hace una vez y lo hace dos veces, lo hace tres veces, lo hace diez y lo hace veinte; usted llega al punto de disfrutar lo que hace, ahí es donde viene el problema espiritual.
¿Qué cree usted que es lo más importante en la vida como cristiano?
- “Conocer a Dios”; sí, pero hay algo más importante que eso.
- “Que Dios lo conozca a usted”. ¿Por qué pastor? Porque hay un versículo de los más tristes y difíciles (Lucas 13:17) cuando la gente se acerca a Jesús y le dice: “Señor, en tu nombre hicimos esto. Señor, en tu nombre hicimos aquello”. Y el Señor contesta: “Yo no os conozco, apartaos de mí, hacedores de maldad”.
Y yo creo que hay personas que en su cabeza creen que son creyentes, creen que son cristianos y son simpatizantes del evangelio, porque el verdadero creyente tiene que nacer de nuevo.
Entonces cuando ya pasaron 10 años es que se da cuenta que está equivocado al perseguir a David, que esa no es la voluntad de Dios. Saber que perseguir a David significa truncar el plan divino. (Porque recuerden que en el capítulo 24 Saúl le había dicho a David: yo sé que tú vas a ser el próximo rey de Israel, yo lo sé.)
1 Samuel 26, 25 (RV-60): 25Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se fue por el camino, y Saúl se volvió a su lugar.
Aquí David toma una decisión inteligente ante la propuesta de Saúl: “vuelve a casa hijo mío”. David se fue por su camino y Saúl se fue a su casa. David no le hizo caso a Saúl, porque hay personas en las que no se puede confiar nunca. David y Saúl se vieron por última vez acá.
La próxima semana vamos a estudiar algo que vale la pena considerar: David no era un hombre perfecto, “Perfecto solo Dios”, y es muy probable que por el cansancio, por vivir con gente del mundo, con impíos; se toman decisiones equivocadas. David decidió irse a vivir, una vez más, con los filisteos.
Inclinen sus rostros, oremos al Señor.
Padre, sin lugar a dudas Señor tu palabra nos desafía. Tu palabra penetra a nuestros corazones y nos hace reconocer si en realidad hay sinceridad en nosotros. Si en realidad somos lo que decimos que somos. La vida de este hombre, Saúl, nos muestra como una persona puede vivir engañado(a) creyendo ser una cosa, creyendo tener a Dios de su lado, creyendo que Dios lo respalda, cuando tu palabra claramente nos dice: que Dios había abandonado a Saúl. También nos damos cuenta, Señor, de la bondad y la nobleza de David. Como David estuvo tan cerca de poder vengarse a sí mismo, sin embargo respetó al ungido de Jehová. Sin lugar a duda David tenía mucho respeto Señor por ti y por tus cosas. Ayúdanos Señor, a caminar de la mano contigo, a reflexionar acerca de estas verdades. Que no seamos como Saúl, que una palabra tuya mueva nuestra emoción, pero el siguiente día volvemos a la misma historia. Espíritu Santo, renueva nuestro corazón, renueva nuestra vida, avívanos para gloria tuya.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero quisiera hacerlo hoy. Si usted me dice: “Pastor yo siento una necesidad en mi alma, siento una necesidad de Dios.” Dios te ama y quiere salvarte, para eso vino a este mundo, para eso fue a la cruz, para eso puso su cuerpo en lugar del nuestro y para eso derramó su sangre preciosa que es la única que perdona los pecados del mundo. Si usted quiere entregarle su corazón al Señor dígale: “Señor, en este día abro mi corazón. Te pido perdón. Reconozco que soy pecador. Me arrepiento y te invito a venir a mi corazón, a venir a mi vida”. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita Palabra.
Padre querido, despídenos con tu paz. En el nombre de Jesús oramos, amén y amén.
Amados míos, que la paz de Cristo les acompañe. Una vez más muchas gracias a ustedes por permitirnos llegar hasta la intimidad de su casita, en cualquier parte de este mundo donde se encuentre. Que Dios los bendiga mis amados.