Viviendo con el enemigo
Julio 28, 2021 – 7:00 PM | 1 Samuel 27:1 | Dr. David Rodríguez
TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir nuestras biblias en el primer libro de Samuel capítulo 27 por favor, estamos estudiando la vida del rey David, “viviendo con el enemigo” es el estudio de esta noche, y no me refiero al matrimonio. Voy a hablar de David, un personaje verdaderamente extraordinario; sin lugar a dudas, una de las maravillas de la palabra del Señor es que todos, de alguna manera podemos identificarnos con cada personaje de las escrituras: sus altibajos, su fe, sus dudas, su buen y mal caminar, sus virtudes, pecados y errores; le hemos venido siguiendo la trayectoria a David hijo de Isaí, y aquellos que han estado pendientes en cada estudio podrán identificarse en muchas de las áreas del rey David, aunque todavía no está en el trono.
En el capítulo anterior hablamos del encuentro con un viejo enemigo; recuerdan ustedes cuando el rey Saúl vino a buscar a las montañas a David y él se dio cuenta que Saúl estaba durmiendo juntamente con todos sus ejércitos, unos 000 hombres, y descendió donde estaba durmiendo el rey y le quitó la espada y una vasija de agua, luego se fue una montaña y comenzó a pegarle gritos al general del rey diciéndole: “¿qué pasa contigo que no cuidas al rey como deberías de cuidarlo?”. Luego, en ese momento hubo una conversación lejana entre David y Saúl, quien le dijo: “¿eres tú hijo mío, David?, desciende, te quiero matar, pero con amor…”
Inmediatamente después de eso en el capítulo 26, Saúl se regresó supuestamente para su palacio, ¿se acuerda que le dijo: “vuelve a casa hijo mío” pero David si algo había aprendido es que no se puede confiar en todo el mundo, que algunas veces, de los mismos labios que salen dulzura también pueden salir maldiciones, esto no es una ley general. Leamos el versículo 1:” Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano.”
Veamos el mismo texto en la Nueva Traducción Viviente: “Pero David seguía pensando: «Algún día Saúl me va a atrapar. Lo mejor que puedo hacer es escapar y vivir entre los filisteos. Entonces Saúl dejará de buscarme en el territorio israelita, y por fin estaré a salvo».”
A estas alturas percibimos a un David cansado, desanimado y con más preguntas que respuestas; el versículo que hemos leído nos muestra lo siguiente: cuando una persona de fe, o un cristiano como usted como yo, está desanimado, cansado, con un sentimiento de derrota, frustrado, se siente impotente, harto y con más preguntas que respuestas, sin lugar a dudas que somos vulnerables, nuestra fe se debilita y nos sentimos desgastados, tal y como se sentía David en ese momento y somos propensos a cometer errores considerables, mayúsculos, y desmesurados en realidad y se toman decisiones basadas más bien en el consejo de la carne que en el consejo de Dios, y todos nosotros sabemos que los errores se pagan caro.
David quizás nunca lo dijo en voz alta, quizás nunca se lo comentó a nadie, quizá ni siquiera se lo dijo a Dios; hay tantas y tantas cosas que pensamos, que pasan por nuestra mente, que quizá por el respeto inmenso que tenemos por Dios y por el evangelio no las decimos, pero las pensamos así y las dejamos estar en la mente y en el corazón; y yo puedo imaginarme a este hombre con 10 años huyendo, Saúl lo había buscado en cada cueva, valle, montaña por todos lados, en todo el desierto, y la gente se cansa, la verdad que sí; David dijo en su corazón lo que decimos en nuestro corazón en algún momento en nuestra vida especialmente cuando nos encontramos en una condición de tanta vulnerabilidad como en la que se encontraba David en ese momento, frustrado, triste, desgastado, impotente, no poder hacer absolutamente nada, lo que decimos en el corazón tiene un poder tremendo para moldear nuestro pensamiento, nuestras acciones y también nuestro destino; la mente es terrible hermanos.
Yo conocía a una persona que vivía en el campo, y la familia de él tuvo un pleito bastante considerable con otra familia y en medio del pleito le dijeron a este señor “un día de esto vamos a venir a matarlo”; el hombre sin duda se preocupó muchísimo, pero una de esas noches el señó que esta familia con la que había peleado lo había venido a matar; entonces este hombre se preocupó y se enfermó, a tal grado que le pidió a sus cuatro hijos que fueran a comprar armas, y que uno de ellos tenía que levantarse a las seis de la mañana y estar pendiente que no llegaran a hacerle daño, después otro de los hijos debía vigilar, y después el otro y así la ronda de 24 horas, a tal punto que el hombre llegó a enfermar y cayó en el hospital; al final nunca le pasó nada; la reflexión es que la mente es terrible, una preocupación en un momento como la que David estaba viviendo en ese instante sin lugar a dudas tuvo que ser algo muy difícil.
Estas son palabras de una persona cansada, lo que David está diciendo en este versículo es: “he huido por diez años, al fin y al cabo me va a terminar matando este hombre” y esa es la realidad que vivimos nosotros los cristianos, unas veces nuestra fe se encuentra muy en alto y otras veces llegamos al punto más bajo de nuestra fe, a pesar de las promesas que tenemos Samuel el profeta quien ya había muerto, ungió a David como rey y le dijo: “¡tú vas a ser rey de Israel!”, Jonathan su amigo le digo un día tú vas a reinar, Saúl le dijo: “yo sé que tú vas a reinar y el día que reines quiero por favor cuides de mi familia, prométeme que no los vas a matar; también Abigail se postró delante de David y le dijo: “yo sé que tú serás un día el rey de Israel”.
Había muchas promesas que Dios le había mandado a decir, pero a pesar de eso en la vida cristiana llegamos a un momento que nos hace falta la fe para creer cualquier promesa que encontremos escrita en las sagradas escrituras. Nos olvidamos de todas las veces que Dios nos ha librado, porque dices “me voy a morir, Saúl me va a matar”, y es que es fácil decirle a una persona que se encuentra a principios o en medio de una depresión: “hermano crea, levántese y báñese” pero es como que le esté hablando a la pared, el estado de ánimo y la condición mental del individuo es por demás, no reacciona, hay algo en su mente que no le permite recibir esa verdad suprema, porque para nosotros sería fácil decirle a David: “tú serás rey de esta nación”, pero también él respondería: “no, Saul me va a matar”.
Cando caemos en un estado de ánimo como este es cuando nos olvidamos de todas las veces que Dios nos ha librado, y nos olvidamos de todas las cosas que hemos dicho de Dios mismo, y nos preguntamos ¿dónde está ese David que un día habló al gigante?
Entonces yo quiero que piense por un momento en ese David en el punto más alto de su fe, de la conquista, de su ánimo, cuando le dijo al gigante “tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina, mas yo vengo aquí en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel a quien tú has provocado; Jehová te entregará hoy en mi mano y yo te venceré y te cortaré la cabeza y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel, y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza, porque de Jehová es la batalla y Él los entregará en nuestras manos.” (1 Samuel 17:45-47).
Este es el punto más alto de la fe, cuando queremos conquistar el mundo y todos los obstáculos que tenemos en la vida; estamos tan encendidos con la fuerza de conquistando todo y al otro día creemos que Saúl nos va a matar; un día me aparecían leones y yo nos mataba, se me aparecía osos y yo los mataba, pero luego la misma excusa “Saúl me va a matar”, extenuados, hartos, desgastados, agobiados y confundidos; aparte de eso recordemos que David tenía 600 hombres a su cargo, y a medida que pasaron los años tuvieron a sus mujeres e hijos, y se hizo un grupo de personas bastante grande, pero en ese momento surgió lo que se le llama el “síndrome del capitán” o la “soledad del comandante” es ese sentimiento que no se puede hacer público porque hay un ejército que tiene puesta la mirada en usted.
Cuando alguien grita peligro, el ejército vuelve la mirada hacia el comandante y preguntan “¿qué hacemos?” usted no se puede quebrantar porque su esposa e hijos tienen la mirada en usted; es el síndrome que surge de la distancia entre el comandante y los súbditos, porque cuando el jefe se desanima es mucho más fácil que el grupo se desanime, cuando el capitán se pone pesimista, el equipo se pone pesimista, cuando el comandante dice no se puede, el ejército cree que no se puede; esto le había pasado ya a Saúl durante los 40 días en que el gigante Goliat había estado humillando al ejército de Israel, el rey pensaba que no se podía vencer a un gigante, el ejército pensaba lo mismo.
El primer pensamiento que le llegó a David es “me voy a morir, Saúl me va a matar”, y entonces aquí se dan vueltas las cosas, porque inicialmente el desesperado era Saul, pero ahora me da la impresión de que el desesperado David, y es que a veces las cargas son demasiado pesadas e indiscutiblemente no es no es justo de nuestra parte criticar y apuntar con el dedo a este personaje de la biblia, porque esto es simple y sencillamente es la realidad de nuestras vidas.
Hay personas que nosotros vivimos predicando en nuestro púlpito, quienes nos dieron ánimo y fortaleza, que nos predicaron sermones de fe y ahora ya no vienen a la iglesia. En una oportunidad Charles Spurgeon, un tremendo predicador dice que un día estaba desanimado, él padecía de depresión a pesar de que era un tremendo predicador, y esta es una de las cosas más tristes que pueden haber, que usted un domingo ve a un predicador lanzando fuego en su predicación, animando al pueblo a tener fe y a conquistar todos los obstáculos que puedan haber en la vida, a matar a todos los gigantes como lo hizo David, pero al siguiente día cae postrado en cama, necesitando apoyo y consuelo, creyendo que no hay esperanza para la vida.
Él cuenta en una de sus historias que un día se encontraba de esa manera y apareció un hermano de su iglesia y le dijo “hermano, me encontré algo hace unos días y me gustaría leérselo, tal vez de ayuda” y comenzó a leer, y dice que momentos más tarde reconoció que lo que le estaban leyendo era un una porción de uno de sus propios sermones, y le dijo “esto es lo que usted nos ha dicho en el momento de necesidad, esto es lo que usted nos ha dicho en el momento que nosotros hemos estado débiles, ahora es su momento”.
La primer declaración que dijo David es “me va a matar Saúl, y si me va a matar entonces lo mejor es que me vaya a vivir a la tierra de los filisteos”, como diciendo “si no me ayudan los hermanos pues que me ayude el diablo”, nosotros leímos el capítulo 17 de Samuel que dice de dónde venía el grandulón Goliat, era de Filistea, ellos han sido el enemigo acérrimo de Israel, y ahora en el versículo que tenemos enfrente David dice “lo mejor es que me vaya a vivir con ellos” y se regresamos al versículo 1 vemos que David sabía que Saul era cobarde y que no lo iría a buscar en tierra de filisteos.
A nosotros se nos hace fácil decir “¿porque no le pidió ayuda al Señor?, ¿Quién escribió todos los salmos diciendo mi ayuda, mi refugio y mi socorro es Jehová?, pero es normal y natural sentirse desanimados, en mi caso me he sentido mil veces de esta manera, con ganas de que me trague la tierra, con ganas de irme a Irak “one way ticket” siete mil ochocientos cuarenta y cuatro veces, ganas de partir a la presencia del Señor también me han dado, no una ni dos varias y ahora que mis hijos están grandes, digo que con mayor razón; el desánimo está cada día, cuando la barra está extremadamente alta y usted empieza a decir “esto es por demás, esto no es para mí” yo he preguntado miles de veces “¿qué hago yo aquí?”.
Y a veces tú vas saliendo de situación difícil y te vienen cuatro más, y si no es una cosa es la otra, y no se encuentra apoyo alrededor, muchas veces no puedes ni quieres compartir situaciones por las que estás viviendo, yo no voy a venir a contarle aquí mis problemas de la casa, del trabajo o de toda índole, ¿a quién le cuento? deberíamos buscarnos a un pastor; pero sigamos avanzando, y en el versículo 2 dice: “Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat.”
Ya David había estado en este lugar, pero cuando se dio cuenta que estaba en el lugar equivocado se hizo pasar como loco y dejaba que le cayera baba sobre su barba y se ponía a escribir cosas hasta que logró salir de las puertas de la ciudad, ahora regresa diciendo “ya estuvo, ya no más, ya no quiero más, ya no quiero más de iglesia, ya no quiero más de los hermanos, yo no quiero saber nada más de nadie”.
Luego en el versículo 3 dice: “Y moró David con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada uno con su familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel”. Estos hombres comenzaron solos, pero hoy se han multiplicado; esto me recuerda a algo parecido que me ha pasado con las familias de la iglesia que dejaron de venir por la pandemia y luego me traen a su hijo y se ve más grande; pero ahora mire usted, David tiene su ejército, estos eran los afligidos y los endeudados que llegaron a cuando David estuvo en la cueva de Adulam.
Ya paso un montón de tiempo, tenía razón David, con sus dos mujeres, lo que tampoco ayudaba, si con una es suficiente. Ahinoam y Abigail. Nuestras decisiones siempre afectan a otras personas, cuando un padre en la casa toma una decisión equivocada afecta a la familia; cuando una madre en la casa toma una decisión equivocada afecta a sus hijos; cuando alguien toma decisiones equivocadas afecta a la familia.
En el versículo 4 dice: “Y vino a Saúl la nueva de que David había huido a Gat, y no lo buscó más.” Hasta ahí llegó el asunto, claro, no se iba a andan metiendo donde los filisteos, se cansó de buscar a David.
Luego, en el versículo 5 al 8 encontramos dos cosas que son tristes en realidad, este era el dulce cantor de Israel, el que sabe que delante del único que se puede buscar gracia debe ser delante de Dios, ahora está pidiendo encontrar gracia ante el rey de los enemigos de Dios y los enemigos del pueblo de Dios: “Y David dijo a Aquis: Si he hallado gracia ante tus ojos, séame dado lugar en alguna de las aldeas para que habite allí; pues ¿por qué ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real?
¿Sabes qué significa tu siervo? Significa esclavo, en un solo versículo David esta comprometiendo sus valores, su fe, su integridad, y todo lo que conoce y sabe; eso nos puede pasar también a nosotros, claro que sí, un día estamos acá enfrente y otro día comprometidos con el mundo, somos siervos pero ya no de Dios, somos como aquel siervo que estaba predicando acá el púlpito, haciendo unas cosas por aquí y unas cosas por allá dentro de la iglesia; ahora somos siervos del mundo y el mundo paga mal; y David cometió el error grande y terrible de decir “me voy a vivir con los enemigos” ¿saben qué significa eso? Es lo mismo que decir “yo mejor me voy con los inconversos, en lugar de venir al culto me voy a la fiesta el fin de semana o con mis amigos inconversos a pasar los fines de semana con ellos.
Ahora, yo le hago una pregunta a usted, piense por un instante piense: todas aquellas personas socialites, que dejaron la iglesia, que los fines de semana la pasan cosas sus amigos, ¿qué es lo que les ha quedado? La respuesta es vestigio de fe, eso es lo que les ha quedado ellos piensan que son creyentes, porque hablan de Dios y porque escuchan una emisora cristiana de vez en cuando piensan que son cristianos, pero si están en desobediencia no son hijos del Señor, por eso La Palabra claramente dice “en aquel día muchos me dirán ¡Señor, Señor!, y le voy a responder ¿quiénes son?” y algunos responderá, “pero si yo escuchaba por radio y por internet”, ese es el quinto evangelio de muchas personas.
Ahora resulta que David es siervo de los filisteos, queriendo encontrar gracia delante de ellos y quiero caerle bien y ahora planeaba someterse a ellos. El versículo 6 dice: “Y Aquis le dio aquel día a Siclag, por lo cual Siclag vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy. 7 Fue el número de los días que David habitó en la tierra de los filisteos, un año y cuatro meses. 8 Y subía David con sus hombres, y hacían incursiones contra los gesuritas, los gezritas y los amalecitas; porque estos habitaban de largo tiempo la tierra, desde como quien va a Shur hasta la tierra de Egipto.”
Un año y cuatro meses es más que suficiente para que una persona pierda su fe, y te van a quedar recuerdos nada más. Yo les he venido diciendo a ustedes que nunca estén de acuerdo con el necio, si ustedes conoce personas de este tipo, confróntelas por favor; un día yo entré por las puertas de la iglesia y me encontré a unos hermanos y le dijes “hace rato que no los veo” ellos me respondieron “nosotros siempre seguimos firmes, pastor”, yo siempre he dicho que en una pareja aunque sea uno debe ser astuto, pero si los dos son descerebrados, están mal, por ejemplo, si la mujer dice “yo no quiero ir a la iglesia” usted hombre póngase los pantalones como macho que es vengase para el culto y tráigase a sus hijos; este día la pareja que le estoy contando está en la iglesia católica.
16 meses es demasiado tiempo y todo empieza con un domingo y luego otro y ya son dos, y después con tres, luego pasan los años y solo quedan vestigios del evangelio, y Dios no vive de desperdicios, a El hay que darle lo mejor de nosotros, no ofenda a Dios. ¿Sabe usted que nosotros los evangélicos somos los únicos que le rogamos a la gente venir a Jesús? El Señor nunca anduvo con esas cosas, él decía “el que tenga oídos para oír, que oiga”, pero lo que rechazan le dicen no a la vida, al oxígeno, a la paz y no a la bendición del cielo.
David antes buscaba la protección de parte de Jehová, hoy vemos que se refugia con los enemigos de Dios y su pueblo. En el versículo 9 vemos que David se convirtió en un bandido, el cual dice: 9 Y asolaba David el país, y no dejaba con vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas, las vacas, los asnos, los camellos y las ropas, y regresaba a Aquis.” Se convirtió en un bandido y mentiroso, en el versículo 10 y 11 dice en versión NTV: “10 —¿Dónde atacaste hoy? —le preguntaba Aquis. Y David respondía: —Atacamos al sur de Judá, a los jerameelitas y a los ceneos. 11 Nadie quedaba con vida que pudiera ir a Gat y contar dónde él había estado de verdad. Esto sucedía una y otra vez mientras vivía entre los filisteos.”
Con razón cuando David levanto sus ojos al cielo y le dijo al Señor: “tengo un gran pensamiento, te voy a levantar un templo” Dios se le quedo viendo y parafraseando dijo “no hijo, tu no me levantaras un templo, tu has derramado demasiada sangre, yo no quiero que la gente le llame a este templo ‘Templo de Sangre’ o ‘Templo del bandido que anduvo matando y robando’, te voy a dar la bendición de que lo haga tu hijo, pero no tú”.
En el versículo 12 me llama la atención porque dice: “Aquis le creía a David y pensaba: «A estas alturas el pueblo de Israel lo debe odiar amargamente. ¡Ahora tendrá que quedarse aquí y servirme para siempre!».” No hay evidencia de que David haya escrito salmos en este capítulo, no hubo salmos ni alabanzas, el dulce cantor de Israel enmudeció; no vemos a David orando ni consultándole a Dios, este fue el punto más bajo en la vida de David, se convirtió en siervo de los enemigos de Dios. Lo más seguro amados míos es que David haya hecho lo primero que hacía todo el mundo, y es levantar fortalezas, porque levantar una fortaleza alrededor de la ciudad daba seguridad, estaban seguros y nadie los perseguía, pero lejos de Dios; construyeron sus casas, multiplicaron sus ovejas, burros, camellos y ganados, pero lejos de Dios; y ¿de que le sirve al hombre, si ganaré todo el mundo y pierde su alma?
Yo me acuerdo, cuando compramos nuestro primer apartamento, muy lindo y todavía sigue siendo home; hace unos meses andábamos con la familia comiendo y nos fuimos, vimos y entramos para ver el lugar donde mis hijos cuando estaban creciendo jugaban en un parque a un lado, y es bonito tener todas esas cosas, pero Dios debe ser primero; vivíamos en Surrey, lejos, pero jamás faltamos a un culto, nunca; y ahora resulta que tienes una ciudad fortificada, y la casita que tanto querías para tu mujer e hijos y es bueno y me alegra, pero no lejos de Dios, has prosperado, pero estas lejos de Dios, y ese precio es terrible, es elevado, estar lejos de Dios y lejos del pueblo de Dios.
Cuando una persona compromete su fe, y sus valores, el mundo te las cobra en gran manera, veamos en el capítulo 28 en los primeros versículos 1 y 2, dice: “Aconteció en aquellos días, que los filisteos reunieron sus fuerzas para pelear contra Israel. Y dijo Aquis a David: Ten entendido que has de salir conmigo a campaña, tú y tus hombres. 2 Y David respondió a Aquis: Muy bien, tú sabrás lo que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por tanto, yo te constituiré guarda de mi persona durante toda mi vida.” Imagínate la escena, mandan a llamar a David, ya era siervo y le habían dado una ciudad para vivir, ¿usted cree que todo esto fue de gratis?
¿Usted puede ver lo que yo veo acá? que aparece el rey de Gat con David como el más grande guardaespaldas, el general del ejército y la gente estaba confundida, probablemente pensaban ¿y que no fue éste el que mató al gigante? Y se respondían que sí, pero que andaba descarriado y se había apartado. Que Dios nos ayude porque como cristianos somos débiles, vulnerables, frágiles, y tenemos momentos de grandes conquistas, pero también tenemos momentos de dudas y debilidad y es en ese momento donde David tomó la decisión triste y terrible de irse con los enemigos, lo maravilloso es que ahí no termina la vida de David.
Yo le preguntaba al Señor ¿Qué necesidad había de que nos cuentes estas cosas? Pues, ¿no sería más bonito tener muy en alto a David, como el hombre conforme al corazón de Dios, ese hombre que mataba leones y osos, y mató a un tremendo gigante, ese hombre que entraba y salía matando a sus enemigos? Por eso dice la palabra: “y todas estas cosas sucedieron para darnos lección a nosotros”. Cuando usted escucha de manera insistente en este púlpito la advertencia de que “no se descuide” lo estamos diciendo porque a lo largo de una vida, vimos personas que se descuidaron, y que en este momento no son las personas que quisieran ser.
Si vamos a hablar algo bueno de David, resulta que viviendo bajo el reinado del rey de Gat, él salía a incursionar todos los días, pero resulta que el rey de Gat pensaba que David iba a matar a hebreos pero no, él iba a matar a filisteos y no dejaba vivo a ninguno para que no le fueran con el chisme al rey, y cuando le preguntaba a dónde había ido, mentía verdad para que no lo agarraran, pero yo le pregunto algo, ¿qué vida es esa? ¿vivir entre los enemigos, cuando usted no es parte de ellos? Eso es como aquella persona que yo les he contado a ustedes que un domingo estaba en la iglesia, pero no se sentía bien porque sabía dónde había estado una noche anterior, y se iba para el mundo, y cuando estaba en el mundo no se sentía bien porque se acordaba que el domingo había que ir al culto; esa no es vida, mucho menos delante de Dios, porque Él no puede ser burlado, usted puede engañar a los hermanos, usted me puede engañar a mí, pero a Dios no lo engaña nadie.
Que las lecciones de la vida de David nos ayuden en nuestro diario caminar, vamos a orar: Padre al examinar la vida del dulce cantor de Israel nos miramos al espejo espiritual y solo hay un par de cosas que te pedimos Señor, gracia y misericordia, tu palabra nos enseña claramente que si no fuera por tu misericordia yo hubiéramos sido consumidos y por eso en esta noche te damos gracias, ¿cómo no vivir agradecidos, si contemplamos tu gloria, tu amor; si vemos tu mirada y podemos percibir cuando tu mirada es una mirada de satisfacción o de exhortación, o de reprensión; queremos agradarte en todas las cosas, queremos hacer tu voluntad. Bendice el mensaje de tu palabra en nuestros corazones padre.
Si usted nunca antes ha recibido a Cristo en su corazón, pero quisiera hacerlo hoy, si usted me dice “pastor yo siento la necesidad en mi corazón, en mi alma, de entregarle mi vida a Jesús, necesito a Dios, yo quiero salir de donde estoy, yo quiero hacer la voluntad de Dios, quiero acercarme al Señor” ábrale su corazón a Cristo y recíbalo como Señor y Salvador personal, haga conmigo esta oración: Señor en este día te pido perdón por mis pecados, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz al derramar tu sangre preciosa, al poner tu cuerpo en lugar del mío y en este día yo te invito a mi corazón, quiero dar ese primer paso de fe y quiero caminar de la mano contigo”. Si usted hizo esta oración yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su santa y bendita palabra.
Viviendo con el enemigo
Julio 28, 2021 – 7:00 PM | 1 Samuel 27:1 | Dr. David Rodríguez
Etiquetas: 1 samuel, julio 2021, pastor david rodriguez, transcripcion, vida del rey david
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir nuestras biblias en el primer libro de Samuel capítulo 27 por favor, estamos estudiando la vida del rey David, “viviendo con el enemigo” es el estudio de esta noche, y no me refiero al matrimonio. Voy a hablar de David, un personaje verdaderamente extraordinario; sin lugar a dudas, una de las maravillas de la palabra del Señor es que todos, de alguna manera podemos identificarnos con cada personaje de las escrituras: sus altibajos, su fe, sus dudas, su buen y mal caminar, sus virtudes, pecados y errores; le hemos venido siguiendo la trayectoria a David hijo de Isaí, y aquellos que han estado pendientes en cada estudio podrán identificarse en muchas de las áreas del rey David, aunque todavía no está en el trono.
En el capítulo anterior hablamos del encuentro con un viejo enemigo; recuerdan ustedes cuando el rey Saúl vino a buscar a las montañas a David y él se dio cuenta que Saúl estaba durmiendo juntamente con todos sus ejércitos, unos 000 hombres, y descendió donde estaba durmiendo el rey y le quitó la espada y una vasija de agua, luego se fue una montaña y comenzó a pegarle gritos al general del rey diciéndole: “¿qué pasa contigo que no cuidas al rey como deberías de cuidarlo?”. Luego, en ese momento hubo una conversación lejana entre David y Saúl, quien le dijo: “¿eres tú hijo mío, David?, desciende, te quiero matar, pero con amor…”
Inmediatamente después de eso en el capítulo 26, Saúl se regresó supuestamente para su palacio, ¿se acuerda que le dijo: “vuelve a casa hijo mío” pero David si algo había aprendido es que no se puede confiar en todo el mundo, que algunas veces, de los mismos labios que salen dulzura también pueden salir maldiciones, esto no es una ley general. Leamos el versículo 1:” Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano.”
Veamos el mismo texto en la Nueva Traducción Viviente: “Pero David seguía pensando: «Algún día Saúl me va a atrapar. Lo mejor que puedo hacer es escapar y vivir entre los filisteos. Entonces Saúl dejará de buscarme en el territorio israelita, y por fin estaré a salvo».”
A estas alturas percibimos a un David cansado, desanimado y con más preguntas que respuestas; el versículo que hemos leído nos muestra lo siguiente: cuando una persona de fe, o un cristiano como usted como yo, está desanimado, cansado, con un sentimiento de derrota, frustrado, se siente impotente, harto y con más preguntas que respuestas, sin lugar a dudas que somos vulnerables, nuestra fe se debilita y nos sentimos desgastados, tal y como se sentía David en ese momento y somos propensos a cometer errores considerables, mayúsculos, y desmesurados en realidad y se toman decisiones basadas más bien en el consejo de la carne que en el consejo de Dios, y todos nosotros sabemos que los errores se pagan caro.
David quizás nunca lo dijo en voz alta, quizás nunca se lo comentó a nadie, quizá ni siquiera se lo dijo a Dios; hay tantas y tantas cosas que pensamos, que pasan por nuestra mente, que quizá por el respeto inmenso que tenemos por Dios y por el evangelio no las decimos, pero las pensamos así y las dejamos estar en la mente y en el corazón; y yo puedo imaginarme a este hombre con 10 años huyendo, Saúl lo había buscado en cada cueva, valle, montaña por todos lados, en todo el desierto, y la gente se cansa, la verdad que sí; David dijo en su corazón lo que decimos en nuestro corazón en algún momento en nuestra vida especialmente cuando nos encontramos en una condición de tanta vulnerabilidad como en la que se encontraba David en ese momento, frustrado, triste, desgastado, impotente, no poder hacer absolutamente nada, lo que decimos en el corazón tiene un poder tremendo para moldear nuestro pensamiento, nuestras acciones y también nuestro destino; la mente es terrible hermanos.
Yo conocía a una persona que vivía en el campo, y la familia de él tuvo un pleito bastante considerable con otra familia y en medio del pleito le dijeron a este señor “un día de esto vamos a venir a matarlo”; el hombre sin duda se preocupó muchísimo, pero una de esas noches el señó que esta familia con la que había peleado lo había venido a matar; entonces este hombre se preocupó y se enfermó, a tal grado que le pidió a sus cuatro hijos que fueran a comprar armas, y que uno de ellos tenía que levantarse a las seis de la mañana y estar pendiente que no llegaran a hacerle daño, después otro de los hijos debía vigilar, y después el otro y así la ronda de 24 horas, a tal punto que el hombre llegó a enfermar y cayó en el hospital; al final nunca le pasó nada; la reflexión es que la mente es terrible, una preocupación en un momento como la que David estaba viviendo en ese instante sin lugar a dudas tuvo que ser algo muy difícil.
Estas son palabras de una persona cansada, lo que David está diciendo en este versículo es: “he huido por diez años, al fin y al cabo me va a terminar matando este hombre” y esa es la realidad que vivimos nosotros los cristianos, unas veces nuestra fe se encuentra muy en alto y otras veces llegamos al punto más bajo de nuestra fe, a pesar de las promesas que tenemos Samuel el profeta quien ya había muerto, ungió a David como rey y le dijo: “¡tú vas a ser rey de Israel!”, Jonathan su amigo le digo un día tú vas a reinar, Saúl le dijo: “yo sé que tú vas a reinar y el día que reines quiero por favor cuides de mi familia, prométeme que no los vas a matar; también Abigail se postró delante de David y le dijo: “yo sé que tú serás un día el rey de Israel”.
Había muchas promesas que Dios le había mandado a decir, pero a pesar de eso en la vida cristiana llegamos a un momento que nos hace falta la fe para creer cualquier promesa que encontremos escrita en las sagradas escrituras. Nos olvidamos de todas las veces que Dios nos ha librado, porque dices “me voy a morir, Saúl me va a matar”, y es que es fácil decirle a una persona que se encuentra a principios o en medio de una depresión: “hermano crea, levántese y báñese” pero es como que le esté hablando a la pared, el estado de ánimo y la condición mental del individuo es por demás, no reacciona, hay algo en su mente que no le permite recibir esa verdad suprema, porque para nosotros sería fácil decirle a David: “tú serás rey de esta nación”, pero también él respondería: “no, Saul me va a matar”.
Cando caemos en un estado de ánimo como este es cuando nos olvidamos de todas las veces que Dios nos ha librado, y nos olvidamos de todas las cosas que hemos dicho de Dios mismo, y nos preguntamos ¿dónde está ese David que un día habló al gigante?
Entonces yo quiero que piense por un momento en ese David en el punto más alto de su fe, de la conquista, de su ánimo, cuando le dijo al gigante “tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina, mas yo vengo aquí en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel a quien tú has provocado; Jehová te entregará hoy en mi mano y yo te venceré y te cortaré la cabeza y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel, y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza, porque de Jehová es la batalla y Él los entregará en nuestras manos.” (1 Samuel 17:45-47).
Este es el punto más alto de la fe, cuando queremos conquistar el mundo y todos los obstáculos que tenemos en la vida; estamos tan encendidos con la fuerza de conquistando todo y al otro día creemos que Saúl nos va a matar; un día me aparecían leones y yo nos mataba, se me aparecía osos y yo los mataba, pero luego la misma excusa “Saúl me va a matar”, extenuados, hartos, desgastados, agobiados y confundidos; aparte de eso recordemos que David tenía 600 hombres a su cargo, y a medida que pasaron los años tuvieron a sus mujeres e hijos, y se hizo un grupo de personas bastante grande, pero en ese momento surgió lo que se le llama el “síndrome del capitán” o la “soledad del comandante” es ese sentimiento que no se puede hacer público porque hay un ejército que tiene puesta la mirada en usted.
Cuando alguien grita peligro, el ejército vuelve la mirada hacia el comandante y preguntan “¿qué hacemos?” usted no se puede quebrantar porque su esposa e hijos tienen la mirada en usted; es el síndrome que surge de la distancia entre el comandante y los súbditos, porque cuando el jefe se desanima es mucho más fácil que el grupo se desanime, cuando el capitán se pone pesimista, el equipo se pone pesimista, cuando el comandante dice no se puede, el ejército cree que no se puede; esto le había pasado ya a Saúl durante los 40 días en que el gigante Goliat había estado humillando al ejército de Israel, el rey pensaba que no se podía vencer a un gigante, el ejército pensaba lo mismo.
El primer pensamiento que le llegó a David es “me voy a morir, Saúl me va a matar”, y entonces aquí se dan vueltas las cosas, porque inicialmente el desesperado era Saul, pero ahora me da la impresión de que el desesperado David, y es que a veces las cargas son demasiado pesadas e indiscutiblemente no es no es justo de nuestra parte criticar y apuntar con el dedo a este personaje de la biblia, porque esto es simple y sencillamente es la realidad de nuestras vidas.
Hay personas que nosotros vivimos predicando en nuestro púlpito, quienes nos dieron ánimo y fortaleza, que nos predicaron sermones de fe y ahora ya no vienen a la iglesia. En una oportunidad Charles Spurgeon, un tremendo predicador dice que un día estaba desanimado, él padecía de depresión a pesar de que era un tremendo predicador, y esta es una de las cosas más tristes que pueden haber, que usted un domingo ve a un predicador lanzando fuego en su predicación, animando al pueblo a tener fe y a conquistar todos los obstáculos que puedan haber en la vida, a matar a todos los gigantes como lo hizo David, pero al siguiente día cae postrado en cama, necesitando apoyo y consuelo, creyendo que no hay esperanza para la vida.
Él cuenta en una de sus historias que un día se encontraba de esa manera y apareció un hermano de su iglesia y le dijo “hermano, me encontré algo hace unos días y me gustaría leérselo, tal vez de ayuda” y comenzó a leer, y dice que momentos más tarde reconoció que lo que le estaban leyendo era un una porción de uno de sus propios sermones, y le dijo “esto es lo que usted nos ha dicho en el momento de necesidad, esto es lo que usted nos ha dicho en el momento que nosotros hemos estado débiles, ahora es su momento”.
La primer declaración que dijo David es “me va a matar Saúl, y si me va a matar entonces lo mejor es que me vaya a vivir a la tierra de los filisteos”, como diciendo “si no me ayudan los hermanos pues que me ayude el diablo”, nosotros leímos el capítulo 17 de Samuel que dice de dónde venía el grandulón Goliat, era de Filistea, ellos han sido el enemigo acérrimo de Israel, y ahora en el versículo que tenemos enfrente David dice “lo mejor es que me vaya a vivir con ellos” y se regresamos al versículo 1 vemos que David sabía que Saul era cobarde y que no lo iría a buscar en tierra de filisteos.
A nosotros se nos hace fácil decir “¿porque no le pidió ayuda al Señor?, ¿Quién escribió todos los salmos diciendo mi ayuda, mi refugio y mi socorro es Jehová?, pero es normal y natural sentirse desanimados, en mi caso me he sentido mil veces de esta manera, con ganas de que me trague la tierra, con ganas de irme a Irak “one way ticket” siete mil ochocientos cuarenta y cuatro veces, ganas de partir a la presencia del Señor también me han dado, no una ni dos varias y ahora que mis hijos están grandes, digo que con mayor razón; el desánimo está cada día, cuando la barra está extremadamente alta y usted empieza a decir “esto es por demás, esto no es para mí” yo he preguntado miles de veces “¿qué hago yo aquí?”.
Y a veces tú vas saliendo de situación difícil y te vienen cuatro más, y si no es una cosa es la otra, y no se encuentra apoyo alrededor, muchas veces no puedes ni quieres compartir situaciones por las que estás viviendo, yo no voy a venir a contarle aquí mis problemas de la casa, del trabajo o de toda índole, ¿a quién le cuento? deberíamos buscarnos a un pastor; pero sigamos avanzando, y en el versículo 2 dice: “Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat.”
Ya David había estado en este lugar, pero cuando se dio cuenta que estaba en el lugar equivocado se hizo pasar como loco y dejaba que le cayera baba sobre su barba y se ponía a escribir cosas hasta que logró salir de las puertas de la ciudad, ahora regresa diciendo “ya estuvo, ya no más, ya no quiero más, ya no quiero más de iglesia, ya no quiero más de los hermanos, yo no quiero saber nada más de nadie”.
Luego en el versículo 3 dice: “Y moró David con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada uno con su familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel”. Estos hombres comenzaron solos, pero hoy se han multiplicado; esto me recuerda a algo parecido que me ha pasado con las familias de la iglesia que dejaron de venir por la pandemia y luego me traen a su hijo y se ve más grande; pero ahora mire usted, David tiene su ejército, estos eran los afligidos y los endeudados que llegaron a cuando David estuvo en la cueva de Adulam.
Ya paso un montón de tiempo, tenía razón David, con sus dos mujeres, lo que tampoco ayudaba, si con una es suficiente. Ahinoam y Abigail. Nuestras decisiones siempre afectan a otras personas, cuando un padre en la casa toma una decisión equivocada afecta a la familia; cuando una madre en la casa toma una decisión equivocada afecta a sus hijos; cuando alguien toma decisiones equivocadas afecta a la familia.
En el versículo 4 dice: “Y vino a Saúl la nueva de que David había huido a Gat, y no lo buscó más.” Hasta ahí llegó el asunto, claro, no se iba a andan metiendo donde los filisteos, se cansó de buscar a David.
Luego, en el versículo 5 al 8 encontramos dos cosas que son tristes en realidad, este era el dulce cantor de Israel, el que sabe que delante del único que se puede buscar gracia debe ser delante de Dios, ahora está pidiendo encontrar gracia ante el rey de los enemigos de Dios y los enemigos del pueblo de Dios: “Y David dijo a Aquis: Si he hallado gracia ante tus ojos, séame dado lugar en alguna de las aldeas para que habite allí; pues ¿por qué ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real?
¿Sabes qué significa tu siervo? Significa esclavo, en un solo versículo David esta comprometiendo sus valores, su fe, su integridad, y todo lo que conoce y sabe; eso nos puede pasar también a nosotros, claro que sí, un día estamos acá enfrente y otro día comprometidos con el mundo, somos siervos pero ya no de Dios, somos como aquel siervo que estaba predicando acá el púlpito, haciendo unas cosas por aquí y unas cosas por allá dentro de la iglesia; ahora somos siervos del mundo y el mundo paga mal; y David cometió el error grande y terrible de decir “me voy a vivir con los enemigos” ¿saben qué significa eso? Es lo mismo que decir “yo mejor me voy con los inconversos, en lugar de venir al culto me voy a la fiesta el fin de semana o con mis amigos inconversos a pasar los fines de semana con ellos.
Ahora, yo le hago una pregunta a usted, piense por un instante piense: todas aquellas personas socialites, que dejaron la iglesia, que los fines de semana la pasan cosas sus amigos, ¿qué es lo que les ha quedado? La respuesta es vestigio de fe, eso es lo que les ha quedado ellos piensan que son creyentes, porque hablan de Dios y porque escuchan una emisora cristiana de vez en cuando piensan que son cristianos, pero si están en desobediencia no son hijos del Señor, por eso La Palabra claramente dice “en aquel día muchos me dirán ¡Señor, Señor!, y le voy a responder ¿quiénes son?” y algunos responderá, “pero si yo escuchaba por radio y por internet”, ese es el quinto evangelio de muchas personas.
Ahora resulta que David es siervo de los filisteos, queriendo encontrar gracia delante de ellos y quiero caerle bien y ahora planeaba someterse a ellos. El versículo 6 dice: “Y Aquis le dio aquel día a Siclag, por lo cual Siclag vino a ser de los reyes de Judá hasta hoy. 7 Fue el número de los días que David habitó en la tierra de los filisteos, un año y cuatro meses. 8 Y subía David con sus hombres, y hacían incursiones contra los gesuritas, los gezritas y los amalecitas; porque estos habitaban de largo tiempo la tierra, desde como quien va a Shur hasta la tierra de Egipto.”
Un año y cuatro meses es más que suficiente para que una persona pierda su fe, y te van a quedar recuerdos nada más. Yo les he venido diciendo a ustedes que nunca estén de acuerdo con el necio, si ustedes conoce personas de este tipo, confróntelas por favor; un día yo entré por las puertas de la iglesia y me encontré a unos hermanos y le dijes “hace rato que no los veo” ellos me respondieron “nosotros siempre seguimos firmes, pastor”, yo siempre he dicho que en una pareja aunque sea uno debe ser astuto, pero si los dos son descerebrados, están mal, por ejemplo, si la mujer dice “yo no quiero ir a la iglesia” usted hombre póngase los pantalones como macho que es vengase para el culto y tráigase a sus hijos; este día la pareja que le estoy contando está en la iglesia católica.
16 meses es demasiado tiempo y todo empieza con un domingo y luego otro y ya son dos, y después con tres, luego pasan los años y solo quedan vestigios del evangelio, y Dios no vive de desperdicios, a El hay que darle lo mejor de nosotros, no ofenda a Dios. ¿Sabe usted que nosotros los evangélicos somos los únicos que le rogamos a la gente venir a Jesús? El Señor nunca anduvo con esas cosas, él decía “el que tenga oídos para oír, que oiga”, pero lo que rechazan le dicen no a la vida, al oxígeno, a la paz y no a la bendición del cielo.
David antes buscaba la protección de parte de Jehová, hoy vemos que se refugia con los enemigos de Dios y su pueblo. En el versículo 9 vemos que David se convirtió en un bandido, el cual dice: 9 Y asolaba David el país, y no dejaba con vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas, las vacas, los asnos, los camellos y las ropas, y regresaba a Aquis.” Se convirtió en un bandido y mentiroso, en el versículo 10 y 11 dice en versión NTV: “10 —¿Dónde atacaste hoy? —le preguntaba Aquis. Y David respondía: —Atacamos al sur de Judá, a los jerameelitas y a los ceneos. 11 Nadie quedaba con vida que pudiera ir a Gat y contar dónde él había estado de verdad. Esto sucedía una y otra vez mientras vivía entre los filisteos.”
Con razón cuando David levanto sus ojos al cielo y le dijo al Señor: “tengo un gran pensamiento, te voy a levantar un templo” Dios se le quedo viendo y parafraseando dijo “no hijo, tu no me levantaras un templo, tu has derramado demasiada sangre, yo no quiero que la gente le llame a este templo ‘Templo de Sangre’ o ‘Templo del bandido que anduvo matando y robando’, te voy a dar la bendición de que lo haga tu hijo, pero no tú”.
En el versículo 12 me llama la atención porque dice: “Aquis le creía a David y pensaba: «A estas alturas el pueblo de Israel lo debe odiar amargamente. ¡Ahora tendrá que quedarse aquí y servirme para siempre!».” No hay evidencia de que David haya escrito salmos en este capítulo, no hubo salmos ni alabanzas, el dulce cantor de Israel enmudeció; no vemos a David orando ni consultándole a Dios, este fue el punto más bajo en la vida de David, se convirtió en siervo de los enemigos de Dios. Lo más seguro amados míos es que David haya hecho lo primero que hacía todo el mundo, y es levantar fortalezas, porque levantar una fortaleza alrededor de la ciudad daba seguridad, estaban seguros y nadie los perseguía, pero lejos de Dios; construyeron sus casas, multiplicaron sus ovejas, burros, camellos y ganados, pero lejos de Dios; y ¿de que le sirve al hombre, si ganaré todo el mundo y pierde su alma?
Yo me acuerdo, cuando compramos nuestro primer apartamento, muy lindo y todavía sigue siendo home; hace unos meses andábamos con la familia comiendo y nos fuimos, vimos y entramos para ver el lugar donde mis hijos cuando estaban creciendo jugaban en un parque a un lado, y es bonito tener todas esas cosas, pero Dios debe ser primero; vivíamos en Surrey, lejos, pero jamás faltamos a un culto, nunca; y ahora resulta que tienes una ciudad fortificada, y la casita que tanto querías para tu mujer e hijos y es bueno y me alegra, pero no lejos de Dios, has prosperado, pero estas lejos de Dios, y ese precio es terrible, es elevado, estar lejos de Dios y lejos del pueblo de Dios.
Cuando una persona compromete su fe, y sus valores, el mundo te las cobra en gran manera, veamos en el capítulo 28 en los primeros versículos 1 y 2, dice: “Aconteció en aquellos días, que los filisteos reunieron sus fuerzas para pelear contra Israel. Y dijo Aquis a David: Ten entendido que has de salir conmigo a campaña, tú y tus hombres. 2 Y David respondió a Aquis: Muy bien, tú sabrás lo que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por tanto, yo te constituiré guarda de mi persona durante toda mi vida.” Imagínate la escena, mandan a llamar a David, ya era siervo y le habían dado una ciudad para vivir, ¿usted cree que todo esto fue de gratis?
¿Usted puede ver lo que yo veo acá? que aparece el rey de Gat con David como el más grande guardaespaldas, el general del ejército y la gente estaba confundida, probablemente pensaban ¿y que no fue éste el que mató al gigante? Y se respondían que sí, pero que andaba descarriado y se había apartado. Que Dios nos ayude porque como cristianos somos débiles, vulnerables, frágiles, y tenemos momentos de grandes conquistas, pero también tenemos momentos de dudas y debilidad y es en ese momento donde David tomó la decisión triste y terrible de irse con los enemigos, lo maravilloso es que ahí no termina la vida de David.
Yo le preguntaba al Señor ¿Qué necesidad había de que nos cuentes estas cosas? Pues, ¿no sería más bonito tener muy en alto a David, como el hombre conforme al corazón de Dios, ese hombre que mataba leones y osos, y mató a un tremendo gigante, ese hombre que entraba y salía matando a sus enemigos? Por eso dice la palabra: “y todas estas cosas sucedieron para darnos lección a nosotros”. Cuando usted escucha de manera insistente en este púlpito la advertencia de que “no se descuide” lo estamos diciendo porque a lo largo de una vida, vimos personas que se descuidaron, y que en este momento no son las personas que quisieran ser.
Si vamos a hablar algo bueno de David, resulta que viviendo bajo el reinado del rey de Gat, él salía a incursionar todos los días, pero resulta que el rey de Gat pensaba que David iba a matar a hebreos pero no, él iba a matar a filisteos y no dejaba vivo a ninguno para que no le fueran con el chisme al rey, y cuando le preguntaba a dónde había ido, mentía verdad para que no lo agarraran, pero yo le pregunto algo, ¿qué vida es esa? ¿vivir entre los enemigos, cuando usted no es parte de ellos? Eso es como aquella persona que yo les he contado a ustedes que un domingo estaba en la iglesia, pero no se sentía bien porque sabía dónde había estado una noche anterior, y se iba para el mundo, y cuando estaba en el mundo no se sentía bien porque se acordaba que el domingo había que ir al culto; esa no es vida, mucho menos delante de Dios, porque Él no puede ser burlado, usted puede engañar a los hermanos, usted me puede engañar a mí, pero a Dios no lo engaña nadie.
Que las lecciones de la vida de David nos ayuden en nuestro diario caminar, vamos a orar: Padre al examinar la vida del dulce cantor de Israel nos miramos al espejo espiritual y solo hay un par de cosas que te pedimos Señor, gracia y misericordia, tu palabra nos enseña claramente que si no fuera por tu misericordia yo hubiéramos sido consumidos y por eso en esta noche te damos gracias, ¿cómo no vivir agradecidos, si contemplamos tu gloria, tu amor; si vemos tu mirada y podemos percibir cuando tu mirada es una mirada de satisfacción o de exhortación, o de reprensión; queremos agradarte en todas las cosas, queremos hacer tu voluntad. Bendice el mensaje de tu palabra en nuestros corazones padre.
Si usted nunca antes ha recibido a Cristo en su corazón, pero quisiera hacerlo hoy, si usted me dice “pastor yo siento la necesidad en mi corazón, en mi alma, de entregarle mi vida a Jesús, necesito a Dios, yo quiero salir de donde estoy, yo quiero hacer la voluntad de Dios, quiero acercarme al Señor” ábrale su corazón a Cristo y recíbalo como Señor y Salvador personal, haga conmigo esta oración: Señor en este día te pido perdón por mis pecados, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz al derramar tu sangre preciosa, al poner tu cuerpo en lugar del mío y en este día yo te invito a mi corazón, quiero dar ese primer paso de fe y quiero caminar de la mano contigo”. Si usted hizo esta oración yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su santa y bendita palabra.