Saliendo de la cueva
Junio 09, 2021 – 7:00PM | 1 Samuel 22 | Dr. David Rodríguez
TRANSCRIPCIÓN
1 Samuel 22: David había huido del rey Saúl por los últimos siete años, otros dicen diez años,
usted podrá imaginarse lo que significa para un fugitivo huir de un lugar a otro, sabiendo que hay alguien que lo quiere destrozar, sabiendo que hay alguien que lo quiere matar, no tenía a donde ir, el rey buscaba por todos lados; no podía estar en casa porque estaba casado con la hija del rey y el rey ya lo había mandado a buscar ahí, no podía ir a ningún lado el pobre David, acababa de cometer un error y por su culpa habían matado a 85 sacerdotes y eso estaba consumiendo el alma del pobre David. En un momento de arrebato pensó que sería mejor huir a una ciudad filistea y no lo pensó y se fue y se metió en Gat, para colmo llevaba la espada de Goliat y Gat era la ciudad de Goliat, cuando se dio cuenta lo que había hecho se fingió loco. No sabemos los detalles de cómo David salió de Gat, lo que sí sabemos es que salió de Gat y se fue a meter a una cueva, la cueva se llamaba adulam y la palabra adulam significa refugio.
Después de tanto tiempo de sufrimiento, tanto tiempo de huir, David se metió a la cueva porque estaba agotado, frustrado, desgastado, angustiado, quebrantado, desolado, desamparado, abatido, aprisionado, triste. La razón por la que pienso que David se encontraba de esta manera y se sentía sin salida, es porque cuando David llegó a esa cueva y se metió a esa cueva escribió un Salmo, el Salmo 142 en la traducción del lenguaje actual dice: David compuso este himno cuando huía de Saúl y se escondió en una cueva. La cueva fue de la que estamos hablando, y este Salmo refleja el sentir de David y dice: Mi Dios, a ti elevo mi voz para pedirte ayuda; a ti elevo mi voz para pedirte compasión. Cuando me siento deprimido, a ti te hago saber lo que me angustia. Tú sabes cómo me comporto. Hay algunos que a mi paso me tienden una trampa. Mira bien a mi derecha: ¡nadie me presta atención! ¡No hay nadie que me proteja! ¡A nadie le importo! Dios mío, a ti te ruego y te digo: «¡Tú eres mi refugio! ¡En este mundo tú eres todo lo que tengo!» ¡Atiende mis ruegos, pues me encuentro muy débil! ¡Líbrame de mis enemigos, pues son más fuertes que yo! ¡Sácame de esta angustia, para que pueda alabarte! Al ver que me tratas bien, los justos harán fiesta.
Encontrarse de esa manera debe ser una condición terrible. 1 Samuel 22:1 habla de lo que sucedió exactamente después de que David salió de Gat -la ciudad del gigante Goliat- y dice: Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él.
El estudio de esta noche se llama “Saliendo de la Cueva” y les voy a pedir que se imagine cuando lea la palabra a David huyendo, escondiéndose detrás de la roca, detrás de los árboles, detrás de las montañas y de repente salir de Gat como pudo; que no le quepa la menor duda que haber salido de Gat fue un acto de misericordia, porque ahí mismo el rey pudo haber dicho “maten a este hombre ya que él nos mató a Goliat” fue un acto de misericordia, cuando dice que escribía en las paredes, algunos estudiosos dicen que lo que verdaderamente David andaba buscando era la puerta; porque se había dado cuenta del error que había cometido y quería salir del lugar a como diera lugar. Cuando se fue de allí huyó y se encontró esa cueva y se metió en la cueva, ahora ¿usted puede imaginarse a esa persona después de huir por siete años o más? El estaba agotado, los sacerdotes le habían dado de comer pan duro, frustrado, completamente desgastado y como utiliza la expresión en este Salmo: deprimido, con angustia, con quebranto. ¿Qué pensamientos no habrán ocupado la mente de David? Si hace apenas unos años era el hombre más querido de todos Jerusalén, entraba y salía de la ciudad; ahora resulta que se va para esa cueva, quizá para pensar, para reflexionar, para orar, ¿qué sé yo?.
Ahora, es muy común que cuando una persona está mal, la familia también se siente mal, la biblia no nos dice cómo se llamaba la mamá de David, sabemos que Isai era su padre, sabemos que tenía hermanos, que tenía hermanas, por eso el versículo 1 dice: y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. ¿Cuántas veces hemos hablado que en momentos de tristeza, en momentos de necesidad, de calamidad, la importancia que tiene la familia, el soporte, el apoyo que podemos encontrar en ese lugar? pero lo que pasa que el versículo dice: llegando huyó a la cueva de Adulam. Simple y sencillamente lo separa a un punto y una coma y dice: y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron vinieron allí a él. eso es lo que dice el versículo.
Yo me pongo a pensar, no se trata simplemente de eso, se trata de un padre angustiado, se trata de unos hermanos angustiados; David no le mandó un email o un whatsapp diciendo “estoy en la cueva” ellos tuvieron que haber llegado a preguntar a algún lugar diciendo: ¿no han visto a mi hijo? ¿no has visto a mi hermano? ¿no han visto a David? Sabemos que no esta bien, sabemos que el rey lo quiere matar, ¿alguien lo ha visto?. Hasta que alguien tuvo que haber hecho y les dijo: ¿saben que? David está en la cueva, se siente tan mal que está en la cueva, y ahí llegó su papá, llegaron sus hermanos.
La vida me ha enseñado, que en la vida Cristiana hay montes, David estuve en ese monte, David estuvo en el pináculo del monte, David fue amado por el rey, fue amado por los súbditos, fue amado por las mujeres; en aquel entonces, fue aclamado por la ciudad, David estuvo en ese monte, también nos enseña la palabra del Señor que también estuvo en el valle, pero además de montañas y valles, también hay cuevas y en esta oportunidad entró a esa cueva.
En momentos como esos ¿sabe qué es lo que usted necesita? usted necesita ánimo, soporte, ayuda, aliento, consuelo, eso es lo que ustedes necesitan en esos momentos, ¿Sabe qué fue lo que le llegó a David? mire el siguiente versículo: Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
Todos los afligidos, los preocupados, los que estan en problemas, los estresados, los perturbados, todos los endeudados, aquellos que debían todo, aquellos que no tenían ni para comer, es mas, sus hijos los habían entregado también en esclavitud. Cuando dice “amargado de espíritu” significa, aquellas personas en descontento, insatisfechas de espíritu, amargadas. David fue el jefe de ellos, el capitán.
Yo conozco esa cueva y estoy seguro que alguno de ustedes también, quizá no todos, pero hay momentos en la vida donde se nos viene una cantidad de situaciones que van más allá de la capacidad que tenemos de resistir, la vida no es fácil; hay situaciones en nuestras vidas que nos ponen sensibles, nos desaniman, nos sentimos frustrados, desgraciados, nos atormentan los recuerdos, el pasado nos persigue, nos sentimos despojados de todo tipo de esperanza, es más, llegará un momento en el que podemos pensar que ni vale la pena vivir, esto es es una cárcel emocional. Somos seres emocionales y déjeme decirle algo, aunque confiamos en Dios, aunque tenemos la bendita palabra del Señor, aunque podemos expresar como el Salmista: ¿de dónde vendrá mi socorro? mi socorro viene de Jehová quien hizo los cielos y la tierra. Somos humanos y como humanos que somos hay problemas y situaciones en la vida que nos desbaratan por completo, no podemos. Para una persona que está fuera de la situación es fácil poder decir “¿y por qué no hace esto? ¿y por qué no hace aquello?” pero es que hay que vivirlo para experimentarlo, hay que vivirlo para sentirlo. Es una cueva terrible, es una cueva de conmiseración, de soledad, es un lugar oscuro, solitario, donde verdaderamente hay mucha conmiseración. Siempre he pensado que es esa cárcel emocional solo se puede abrir por dentro, por más que la gente intente desde afuera ingresar a esa cueva es imposible, la llave la tiene la persona que está dentro y como estamos viviendo un momento de negación, un momento de tristeza, de angustia y desesperación, no queremos nada; y van a haber personas que nos van a tocar la puerta y nos van a decir “salga de ahí” y vamos a contestar “déjame solo” -vamos a gritar- esa es la cueva, en esa cueva se llora, se gime, en esa cueva se revuelca de impotencia, en esas cuevas se hacen mil preguntas y una de ellas es ¿y por qué a mí? ¿y por qué yo? ¿Por qué tengo que pasar esta situación? y más cuando hemos dedicado la vida al servicio de Dios o somos servidores de Dios por décadas. Déjeme decirle qué cuando usted se encuentre en esa cueva, nunca, nunca, nunca se olvide de clamar a Dios. Estas son cosas que no se sienten, se saben, se saben y ¿por qué le digo que nunca se olvide de clamar a Dios? porque cuando estamos en la cueva, estamos tan sensibles y en un estado de negación, que por naturaleza comenzamos a buscar quién tiene la culpa de sentirme como me siento, la culpa la tiene mi mujer, la culpa la tienen mis hijos, la culpa es mi trabajo y al final incluso podemos volver nuestra mirada al cielo y decirle a Dios ¿por qué permites esto?.
Experimentar un sentimiento de abandono no es nuevo, en el capítulo 13 versículo 24 Job le dijo al Señor: ¿por qué escondes tu rostro?. Hay personas que me han dicho “¿por qué Dios me está castigando de esta manera?”. El mismo Job le dijo “¿acaso soy tu enemigo para que me castigues de esta forma? ¿porque escondes tu rostro?” es decir; estoy clamando, estoy pidiendo, pero no te veo, no te escucho.
El salmista en el capítulo 10 versículo 1 dice: ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación. Job dice “¿Por qué escondes tu rostro?” El salmista dice “¿porque te siento tan lejos Jehová?”. Dígame usted, ¿De dónde surge esta oración? “¿porque te escondes en el tiempo que más te necesito? ¿porque te escondes el momento de la tribulación? ¿dónde estás? ¿porque esconde tu rostro? ¿porque estás lejos de mí?”.
En el Salmo 88:14 el Salmista dice: ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma?
¿Por qué escondes de mí tu rostro?. Cuando esté en la cueva, nunca se olvide de clamar a Dios, -recuerde- ese es el principio, aunque no vamos a salir mañana, aunque usted sienta que no sale, aunque usted sienta que esa cueva está sellada, no se olvide de clamar a Dios estando en ese lugar. Además del Salmo 142, David escribió otro Salmo, escribió el Salmo 57 y si usted lee en sus biblias, en la parte de arriba del Salmo dice que David compuso este himno cuando huyó de Saúl y se escondió en una cueva.
El Salmo 57 TLA comienza diciendo: ¡Ten compasión de mí, Dios mío! ¡Ten compasión de mí, porque en ti busco protección! ¡Quiero que me protejas bajo la sombra de tus alas
hasta que pase el peligro!. Ahora, ¿te puedes imaginar?.
Vamos a descubrir a través de todos estos estudios ¿porque David era el dulce cantor de Israel? ¿Porque Dios dijo que David era el hombre conforme a Su corazón? ¿Quién va a tomar una pluma en un momento de angustia? ¿Quién va a tomar una pluma en un momento de desesperación, en un momento de depresión? David lo hizo, y ¿que puso primero? Primero puso su sentir: Dios mío sálvame, Dios mío ayúdame, Dios mío ten misericordia.
En el versículo 2 dice: Dios altísimo, te llamo porque siempre me ayudas. Tiéndeme la mano desde el cielo,porque tu amor es constante. Tiéndeme la mano, Dios mío, y sálvame de mis enemigos. Estoy por el suelo, rodeado de leones; rodeado de hombres que parecen bestias.
Cuando esté en la cueva, nunca se olvide de clamar a Dios, ¡nunca! aunque no sienta nada, cuando usted esté en esta cueva; crea que con la ayuda de Dios, va a salir de ese lugar!
En mis 40 años de ministerio he visto de todo y le voy a decir algo que a mí me causa mucha confusión; Yo tengo amistades y hace poco estaba comiendo con una persona y es de esas personas que cuando se ríe se pega carcajadas y me encanta esa gente; yo tengo amigos que se ríen y a la cuadra se escucha la carcajada; me encanta eso, gente así y por ese ánimo que tienen, usted jamás en la santa vida se le mete en la cabeza que algún día, algún día, esas personas estarían en la cueva.
Recuerdo palabras de estas personas diciéndome: David tú no tienes idea lo que es eso, yo amo la vida, yo amo disfrutar, yo me gozo, yo me río de todo, pero en esa oportunidad; me quería morir, la vida no significaba nada para mí, conozco la palabra y sé la palabra y en lo profundo de mi alma, había algo que le clamaba al Señor, había algo dentro de mí. Crea que con la ayuda de Dios va a salir de esa cueva, yo no sé cómo usted llegó ahí, no sé si fue un problema financiero; he visto gente que ha entrado a esa cueva por problemas financieros, por crisis emocionales, porque perdió su trabajo, por conflictos en la familia, problemas matrimoniales, hijos que se pierden, tragedias repentinas, la pérdida de un ser extremadamente querido, su médico le acaba de dar una noticia devastadora. De una forma instantánea su vida pacífica da vuelta hermano, su vida pacífica da vuelta.
Hay congoja y aflicción de Espíritu, la ansiedad llena el alma, la depresión se ha hecho presente y luego entramos en un sentido de autocompasión “Es que a mí nadie me quiere” y la otra cosa que es peor “Es que a mí nadie me entiende”.
Depresión es lo contrario a la satisfacción; crea, crea, crea y usted va a salir de ahí con la ayuda de Dios todas las cosas son posibles. Yo sé que es complicado, pero se lo digo porque yo lo he vivido, he estado en esa cueva varias veces y es cierto, uno conoce la palabra pero quizás hay más preguntas que respuestas en ese instante, hay más inquietudes, pero jamás dudé del amor de Dios, yo sé que voy a salir Señor; tal vez no hoy, quizás no mañana, no me siento con ánimo, no me quiero levantar, no me siento bien; ayúdame Señor. Y usted siente una ansiedad aquí en el pecho, una aflicción que usted no sabe por qué ni cómo llegó ahí y siente que se muere y siente que se ahoga y usted pone una alabanza y quiere cantar y la quita y al ratito la pone otra vez y no sabe qué hacer y toma la biblia y no le encuentra sentido y dice: ¿Que está pasando?.
No toman sentido palabras que se encuentran en las escrituras que dicen: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Allí es donde tenemos que meternos en la cabeza y en el alma palabras como las que escribió el apóstol Pablo a los romanos. Romanos 8:37 dice: Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
De que te saca Dios, te saca. ¿Cuánto tiempo vas a pasar ahí? Yo no le puedo decir cuánto tiempo va a pasar, pero de que lo saca, lo saca. ¿Qué debemos hacer entonces? el Salmo 40:1 nos da la respuesta y yo se que es complicado, ¡Claro! yo lo sé, es complicado; porque la primera palabra de ese versículo se llama paciencia y eso es lo que muchos no tenemos.
Salmos 40:1 dice: Pacientemente esperé a Jehová. Yo te voy a seguir pidiendo, como aquella viuda que llegó a ver al juez injusto, con esa persistencia, esa insistencia de la mujer, hasta que el juez dijo: “le voy a hacer juicio a esta mujer”.
Pacientemente Señor seguiré clamando, seguir esperando, hasta que encontramos ese maravilloso versículo que dice:Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. El siguiente versículo es un versículo verdaderamente poderoso: Y me hizo sacar del pozo de la desesperación. ¿Sabe qué es eso? es un pantano, yo nunca he estado en un pantano, ni quiero; a mí todas las cosas que representan peligros no me gustan. Hace poco me mandaron un vídeo donde aparece una señora defendiendo a su perro de un oso, la señora sale corriendo a agarrar el perrito y golpea al oso. No hermano, yo me compro otro perro; con todo el cariño que le tenemos a mi perrito, buen provecho.
Ahora, el salmista dice:Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Bueno, yo por televisión he visto que los que están en un pantano y quieren salir y comienzan a moverse, ¿qué es lo que pasa? se hunde más, ¡es una situación terrible! Ahora, esto que el salmista está mencionando, es algo meramente emocional; lo que el salmista está diciendo es: por querer salir me hundo más, ¡ya no puedo más! mis emociones ya no pueden más, mi fe ya no puede más. Pero dice:Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. O sea, de que te saca Dios, ¡te saca!, y va a poner tus pies sobre una peña, y va a enderezar tus pasos, y va a poner un cántico nuevo en tus labios. Esa cueva hermano no está hecha para usted, ni usted está hecho tampoco para esa cueva; somos hijos de Dios, somos los hijos del gran Rey; sí señor, pasamos por momentos como estos, ¡claro que sí!.
Lastimosamente algunas personas se refugian en el licor, lastimosamente algunas personas se refugian en las drogas, otras personas se refugian en el placer y se tiran, se lanzan para olvidar sus penas. David se refugió en el Señor, David tomó su pluma y escribió lo que le salió del alma, escribió lo que le salió del corazón: Ayúdame Señor ten piedad de mí –le dice al Señor– Señor desde el cielo saca tu mano y levantame, ¡ayudame! porque yo ya no puedo más. Se refugió en el Señor.
Dios es especialista en transformar la vida de la gente, la iglesia en realidad es como la cueva de adulam; En la casa del Señor hay de todo, usted puede venir a la casa de Dios, usted puede sentarse a la parte un hermano, a la par de una hermana y usted no sabe lo que está viviendo esa persona, usted no sabe.
Hace un tiempo estaba en una iglesia predicando y me estaba contando el pastor sobre una jovencita que había estado en el culto un día domingo, el siguiente día le llamaron al pastor para decirle que la jovencita se había quedado en la vida. Había estado en el culto sentada, y me pregunto ¿quien estuvo sentado a la par de esa jovencita a la hora del servicio? No se, pero es un claro ejemplo de que como usted puede estar sentado a la par de alguien y no sabe el infierno que está viviendo esa persona emocionalmente.
Hace un tiempo les conté sobre una una hermana que estaba en el servicio y se sentó a la par de otra hermana, no la conocía, pero bendita hermana que a la hora de saludar le dijo: Hermana ¿está bien?. Fue una simple pregunta, entonces la hermana le contestó: Ay hermana qué pena, pero no, no estoy bien. Y esta hermana linda de nuestra iglesia le dijo: ¿Le puedo dar un abrazo?. Le dio un abrazo y la mujer comenzó a llorar y a llorar y a llorar, ¡bendita hermana! Esa es la iglesia, esa es la iglesia. Aquí hay de todo y no sabemos qué cosas están pasando, no sabemos que pasa por el corazón, por la vida de una persona.
Si usted -como yo- ha vivido alguna situación similar, déjeme decirle que estamos en el lugar correcto, estamos en el lugar propicio. Quiero que vea qué es lo que Dios es capaz de hacer con personas como esos 400 que llegaron a ver al rey David, amargados en espíritu, endeudados, afligidos, desesperados, es decir; llegaron a meterse a la cueva,- para dejarse morir.
Le voy a decir algo, en primer lugar y sobre todas las cosas; la gracia y la misericordia de Dios. Segundo lugar, cuando usted tiene a un líder que es capaz de voltear ese corazón afligido y transformar ese desánimo en lo mejor que puede salir de su alma. Porque si David hubiera dicho “bueno, ya que estamos todos aquí, pues ni modo; muramos todos, cerremos la cueva para que no nos alcance Saúl y que Dios nos bendiga” hay gente así.
Ahora yo ya no atiendo a nadie antes de pasar a predicar, a nadie; antes yo traigo un mensaje de fe para un día domingo, al mediodía atendía a 23 personas y no hombre, yo quedaba en el suelo de los problemas que la gente me contaba y para cuando tenía que salir a predicar era yo el que necesitaba que me prediquen sobre la fe.
Quiero que veamos lo que Dios es capaz de hacer, ahora, yo no estoy en contra los psicólogos, no estoy en contra de los psiquiatras, no estoy en contra de los consejeros, de ninguna manera; pero ¿de dónde vendrá mi socorro? mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra, de ahí viene el socorro del cristiano, las fuerzas del creyente vienen del cielo, Él es nuestro más alto refugio, Él es nuestra roca fuerte. él es nuestro Dios y eso no lo debemos perder de vista nunca, aunque se sienta defraudado, aunque se sienta en lo profundo de una enfermedad o una depresión o en un lodo cenagoso, en un pantano, debe volver los ojos al cielo y decir: Señor, yo sé que me vas a sacar de aquí, yo sé que me vas a sacar, yo sé que me vas a sacar.
Vea por favor lo que Dios hizo con esta gente, ¿Sabe qué le dijo Dios a David? Le dijo: Todo ese montón de gente que está defraudada, que está preocupada, que está afligida, que está endeudada, que está deprimida, de ellos vas a ser un gran ejército. Me imagino a David mirando a la gente y diciendo: …Un gran ¿qué? ¿ejército? pero si esto es un manicomio Señor, ¿como que un gran ejército? ¿no estás viendo que es gente afligida y que se quieren matar todos ellos?.
Mire, yo soy un fiel creyente de que Dios puede hacer de las cenizas la obra de arte más bella que jamás ha existido en la vida, nuestras vidas representan una obra de arte de parte de Dios, estamos en las mejores manos que podamos estar, las manos del Señor, cualquiera que sea la situación, cualquiera, cualquiera que sea la angustia, no hay mal que dure 100 años, no hay y en el nombre del Señor; vamos a salir adelante, un día le vamos a dar gracias a Dios.
2 Samuel 23:8 dice: Estos son los nombres de los valientes que tuvo David. Ahora resulta que ya no están afligidos, ya no están endeudados, ya no están deprimidos, ¿como los llama la palabra hoy? los llama valientes.
David era el capitán y David comienza a dar órdenes, comienza a instruir a esas 400 personas, vamos a transformar nuestra manera de pensar, sabemos que hay un rey que nos quiere destruir, pero déjenme decirles algo -esto no está en la biblia- pero yo me lo imagino diciendo: quiero que sepan que ese rey -que me está buscando para matar- a ese rey. lo eligió el pueblo pero a mí me ha elegido Dios, no es el tiempo todavía, no es el tiempo; pero el Dios que cumple sus promesas, ese Dios me pondrá un día en el trono, así es que vamos a comenzar a trabajar desde este momento, para cuando llegue el tiempo de estar en ese lugar.
2 Samuel 23:8 dice: Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: Joseb-basebet el tacmonita, principal de los capitanes; este era Adino el eznita, que mató a ochocientos hombres en una ocasión. Después de este, Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla, y se habían alejado los hombres de Israel. Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él.
Comienza a hablar de Joseb -principal de los capitanes- ¿te das cuenta? de un afligido, de un endeudado, de un deprimido, lo que Dios puede llegar a hacer. ¿Qué estamos viendo hoy? que a los afligidos, que a los preocupados, que a los endeudados; ahora Dios los ha empoderado para ganar sus batallas, porque esta gente le creyó a Dios y se sometieron a David.
2 Samuel 23:11 dice: Después de este fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos. Él entonces se paró en medio de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.
1 Crónicas 12:8 dice: También de los de Gad huyeron y fueron a David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con escudo y pavés; sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas. ¿Te das cuenta lo que Dios es capaz de hacer? y cada uno de nosotros somos un testimonio de esto, si un día estuvimos metidos en esa cueva, hoy nosotros podemos decir: Por la gracia y misericordia de Dios que nos sacó de ahí y ahora para su honra y gloria sirvo en la Iglesia, ahora para honra y gloria del Señor pongo mis dones al servicio de Dios, Dios me ha hecho diestro para servir, para bendecir, para glorificar Su nombre.
Un día vamos a decir “bendita cueva”, cuando uno acaba de salir dice “maldita cueva”, pero después del tiempo, uno dice “bendita cueva”, ¿por qué? por qué es la prueba del clamor, porque es la cueva del refugio, porque es la cueva de la oración, porque es la cueva de la alabanza.
Yo me pongo a pensar y digo, si David le hubiera preguntado a Dios: Señor, ¿por qué? ¿por qué tanta desgracia?. Yo creo que la respuesta de Dios es sencilla, tal vez Dios diciendo: David, yo tengo otra pregunta para ti, ¿en algún momento te abandoné? te sentiste solo, pero todas esas veces que tú te sentiste solo, yo estaba al lado tuyo, ¿cómo crees tú que saliste de Gat cuando cometiste esa burrada de ir a meterte al pueblo de Goliat? ¿Quién crees que te ayudó cuando estabas ahí? ¿Quién crees que te inspiró cuando tomaste la tinta y comenzaste a escribir esos maravillosos salmos? en ningún momento te abandoné David, yo estuve ahí; dime David ¿dónde están esos 400 hombres afligidos? ¿dónde están esos 400 hombres endeudados? ¿dónde están esos 400 hombres deprimidos? ¿acaso no los hice yo tus valientes? ¿acaso no sacamos uno por uno de la situación en la que se encontraban y hemos hecho ahora al gran ejército del rey David?.
David, el capitán de los afligidos, el capitán de los endeudados, el capitán de los amargados de espíritu; llegó a ser el mejor rey que ha existido en la nación de Israel hasta este día, a tal grado que Dios le dijo: David, tu reino será semi-eterno, de tus lomos vendrá el Mesías, es por eso que a Jesús se le decía “el hijo de David” y un dia -dice la palabra del Señor- cuando estemos en ese milenio, el rey David va a gobernar también en ese lugar.
Bendita cueva, porque esa cueva -aunque fue terrible- nos acercó más a Dios, porque en esa cueva clamamos, porque en esa cueva adoramos, en esa cueva escribimos un capítulo de nuestra vida y Dios nunca nos abandonó, el seco cada una de nuestras lágrimas, escuchó cada uno de nuestro clamor, benditos sea el nombre del Señor. Yo no sé cuántas personas que nos escuchan en este momento se encuentran en una situación como esta, pero los que estamos acá le podemos testificar que pacientemente esperamos en Jehová y.
él nos rescató del pozo de la desesperación y puso nuestro pie sobre roca firme y ahora por la gracia y la misericordia del Señor, elevamos nuestros ojos al cielo en gratitud, porque en medio de toda esa prueba –aunque usted se sienta solo y abandonado– la palabra del Señor te dice: No temas, porque yo estoy contigo.
Oracion:
Padre, hay tantas personas en este momento atravesando tribulación y angustia, hay tantas personas en este instante que lloran en su soledad, para algunos la prueba ha sido tan larga qué se han amargado en espíritu, algunos han llegado a pensar que ya no hay esperanza, se sienten impotentes y tienen un sentimiento de abandono. Padre, tu palabra claramente nos dice en las escrituras que no debemos temer jamás, tu palabra nos amonesta y nos dice: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Adoramos tu nombre Señor y oramos por todas aquellas personas que en este momento están pasando dificultades en su vida, en el nombre de Jesús somos más que vencedores. Si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, este día es un buen día, si usted me dice: Pastor, yo siento la necesidad de Dios en mi alma. Abra de su corazón a Jesucristo, recíbalo como el Señor de su vida, pídale perdón y dígale: Señor, reconozco que soy pecador, me arrepiento de mis pecados.
Si usted quiere recibir al Señor en su corazón ore conmigo de esta manera:
Señor, en este día te doy gracias por lo que hiciste en la cruz, por poner tu cuerpo en esa cruz y derramar tu sangre preciosa, reconozco que he pecado contra ti, reconozco que te he ofendido y por todas esas cosas me arrepiento, en este día abro mi corazón y te recibo como el Señor de mi vida.
Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su santa y bendita palabra. Padre querido, atesora esta palabra en nuestros corazones y oramos por todas aquellas personas que están atravesando un momento difícil y están en esta cueva y están en ese pozo de la desesperación; Señor, bendice a esa gente, que crean que los vas a sacar de ese lugar, en el nombre de Jesús. Amén.
Saliendo de la cueva
Junio 09, 2021 – 7:00PM | 1 Samuel 22 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
1 Samuel 22: David había huido del rey Saúl por los últimos siete años, otros dicen diez años,
usted podrá imaginarse lo que significa para un fugitivo huir de un lugar a otro, sabiendo que hay alguien que lo quiere destrozar, sabiendo que hay alguien que lo quiere matar, no tenía a donde ir, el rey buscaba por todos lados; no podía estar en casa porque estaba casado con la hija del rey y el rey ya lo había mandado a buscar ahí, no podía ir a ningún lado el pobre David, acababa de cometer un error y por su culpa habían matado a 85 sacerdotes y eso estaba consumiendo el alma del pobre David. En un momento de arrebato pensó que sería mejor huir a una ciudad filistea y no lo pensó y se fue y se metió en Gat, para colmo llevaba la espada de Goliat y Gat era la ciudad de Goliat, cuando se dio cuenta lo que había hecho se fingió loco. No sabemos los detalles de cómo David salió de Gat, lo que sí sabemos es que salió de Gat y se fue a meter a una cueva, la cueva se llamaba adulam y la palabra adulam significa refugio.
Después de tanto tiempo de sufrimiento, tanto tiempo de huir, David se metió a la cueva porque estaba agotado, frustrado, desgastado, angustiado, quebrantado, desolado, desamparado, abatido, aprisionado, triste. La razón por la que pienso que David se encontraba de esta manera y se sentía sin salida, es porque cuando David llegó a esa cueva y se metió a esa cueva escribió un Salmo, el Salmo 142 en la traducción del lenguaje actual dice: David compuso este himno cuando huía de Saúl y se escondió en una cueva. La cueva fue de la que estamos hablando, y este Salmo refleja el sentir de David y dice: Mi Dios, a ti elevo mi voz para pedirte ayuda; a ti elevo mi voz para pedirte compasión. Cuando me siento deprimido, a ti te hago saber lo que me angustia. Tú sabes cómo me comporto. Hay algunos que a mi paso me tienden una trampa. Mira bien a mi derecha: ¡nadie me presta atención! ¡No hay nadie que me proteja! ¡A nadie le importo! Dios mío, a ti te ruego y te digo: «¡Tú eres mi refugio! ¡En este mundo tú eres todo lo que tengo!» ¡Atiende mis ruegos, pues me encuentro muy débil! ¡Líbrame de mis enemigos, pues son más fuertes que yo! ¡Sácame de esta angustia, para que pueda alabarte! Al ver que me tratas bien, los justos harán fiesta.
Encontrarse de esa manera debe ser una condición terrible. 1 Samuel 22:1 habla de lo que sucedió exactamente después de que David salió de Gat -la ciudad del gigante Goliat- y dice: Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él.
El estudio de esta noche se llama “Saliendo de la Cueva” y les voy a pedir que se imagine cuando lea la palabra a David huyendo, escondiéndose detrás de la roca, detrás de los árboles, detrás de las montañas y de repente salir de Gat como pudo; que no le quepa la menor duda que haber salido de Gat fue un acto de misericordia, porque ahí mismo el rey pudo haber dicho “maten a este hombre ya que él nos mató a Goliat” fue un acto de misericordia, cuando dice que escribía en las paredes, algunos estudiosos dicen que lo que verdaderamente David andaba buscando era la puerta; porque se había dado cuenta del error que había cometido y quería salir del lugar a como diera lugar. Cuando se fue de allí huyó y se encontró esa cueva y se metió en la cueva, ahora ¿usted puede imaginarse a esa persona después de huir por siete años o más? El estaba agotado, los sacerdotes le habían dado de comer pan duro, frustrado, completamente desgastado y como utiliza la expresión en este Salmo: deprimido, con angustia, con quebranto. ¿Qué pensamientos no habrán ocupado la mente de David? Si hace apenas unos años era el hombre más querido de todos Jerusalén, entraba y salía de la ciudad; ahora resulta que se va para esa cueva, quizá para pensar, para reflexionar, para orar, ¿qué sé yo?.
Ahora, es muy común que cuando una persona está mal, la familia también se siente mal, la biblia no nos dice cómo se llamaba la mamá de David, sabemos que Isai era su padre, sabemos que tenía hermanos, que tenía hermanas, por eso el versículo 1 dice: y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. ¿Cuántas veces hemos hablado que en momentos de tristeza, en momentos de necesidad, de calamidad, la importancia que tiene la familia, el soporte, el apoyo que podemos encontrar en ese lugar? pero lo que pasa que el versículo dice: llegando huyó a la cueva de Adulam. Simple y sencillamente lo separa a un punto y una coma y dice: y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron vinieron allí a él. eso es lo que dice el versículo.
Yo me pongo a pensar, no se trata simplemente de eso, se trata de un padre angustiado, se trata de unos hermanos angustiados; David no le mandó un email o un whatsapp diciendo “estoy en la cueva” ellos tuvieron que haber llegado a preguntar a algún lugar diciendo: ¿no han visto a mi hijo? ¿no has visto a mi hermano? ¿no han visto a David? Sabemos que no esta bien, sabemos que el rey lo quiere matar, ¿alguien lo ha visto?. Hasta que alguien tuvo que haber hecho y les dijo: ¿saben que? David está en la cueva, se siente tan mal que está en la cueva, y ahí llegó su papá, llegaron sus hermanos.
La vida me ha enseñado, que en la vida Cristiana hay montes, David estuve en ese monte, David estuvo en el pináculo del monte, David fue amado por el rey, fue amado por los súbditos, fue amado por las mujeres; en aquel entonces, fue aclamado por la ciudad, David estuvo en ese monte, también nos enseña la palabra del Señor que también estuvo en el valle, pero además de montañas y valles, también hay cuevas y en esta oportunidad entró a esa cueva.
En momentos como esos ¿sabe qué es lo que usted necesita? usted necesita ánimo, soporte, ayuda, aliento, consuelo, eso es lo que ustedes necesitan en esos momentos, ¿Sabe qué fue lo que le llegó a David? mire el siguiente versículo: Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
Todos los afligidos, los preocupados, los que estan en problemas, los estresados, los perturbados, todos los endeudados, aquellos que debían todo, aquellos que no tenían ni para comer, es mas, sus hijos los habían entregado también en esclavitud. Cuando dice “amargado de espíritu” significa, aquellas personas en descontento, insatisfechas de espíritu, amargadas. David fue el jefe de ellos, el capitán.
Yo conozco esa cueva y estoy seguro que alguno de ustedes también, quizá no todos, pero hay momentos en la vida donde se nos viene una cantidad de situaciones que van más allá de la capacidad que tenemos de resistir, la vida no es fácil; hay situaciones en nuestras vidas que nos ponen sensibles, nos desaniman, nos sentimos frustrados, desgraciados, nos atormentan los recuerdos, el pasado nos persigue, nos sentimos despojados de todo tipo de esperanza, es más, llegará un momento en el que podemos pensar que ni vale la pena vivir, esto es es una cárcel emocional. Somos seres emocionales y déjeme decirle algo, aunque confiamos en Dios, aunque tenemos la bendita palabra del Señor, aunque podemos expresar como el Salmista: ¿de dónde vendrá mi socorro? mi socorro viene de Jehová quien hizo los cielos y la tierra. Somos humanos y como humanos que somos hay problemas y situaciones en la vida que nos desbaratan por completo, no podemos. Para una persona que está fuera de la situación es fácil poder decir “¿y por qué no hace esto? ¿y por qué no hace aquello?” pero es que hay que vivirlo para experimentarlo, hay que vivirlo para sentirlo. Es una cueva terrible, es una cueva de conmiseración, de soledad, es un lugar oscuro, solitario, donde verdaderamente hay mucha conmiseración. Siempre he pensado que es esa cárcel emocional solo se puede abrir por dentro, por más que la gente intente desde afuera ingresar a esa cueva es imposible, la llave la tiene la persona que está dentro y como estamos viviendo un momento de negación, un momento de tristeza, de angustia y desesperación, no queremos nada; y van a haber personas que nos van a tocar la puerta y nos van a decir “salga de ahí” y vamos a contestar “déjame solo” -vamos a gritar- esa es la cueva, en esa cueva se llora, se gime, en esa cueva se revuelca de impotencia, en esas cuevas se hacen mil preguntas y una de ellas es ¿y por qué a mí? ¿y por qué yo? ¿Por qué tengo que pasar esta situación? y más cuando hemos dedicado la vida al servicio de Dios o somos servidores de Dios por décadas. Déjeme decirle qué cuando usted se encuentre en esa cueva, nunca, nunca, nunca se olvide de clamar a Dios. Estas son cosas que no se sienten, se saben, se saben y ¿por qué le digo que nunca se olvide de clamar a Dios? porque cuando estamos en la cueva, estamos tan sensibles y en un estado de negación, que por naturaleza comenzamos a buscar quién tiene la culpa de sentirme como me siento, la culpa la tiene mi mujer, la culpa la tienen mis hijos, la culpa es mi trabajo y al final incluso podemos volver nuestra mirada al cielo y decirle a Dios ¿por qué permites esto?.
Experimentar un sentimiento de abandono no es nuevo, en el capítulo 13 versículo 24 Job le dijo al Señor: ¿por qué escondes tu rostro?. Hay personas que me han dicho “¿por qué Dios me está castigando de esta manera?”. El mismo Job le dijo “¿acaso soy tu enemigo para que me castigues de esta forma? ¿porque escondes tu rostro?” es decir; estoy clamando, estoy pidiendo, pero no te veo, no te escucho.
El salmista en el capítulo 10 versículo 1 dice: ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación. Job dice “¿Por qué escondes tu rostro?” El salmista dice “¿porque te siento tan lejos Jehová?”. Dígame usted, ¿De dónde surge esta oración? “¿porque te escondes en el tiempo que más te necesito? ¿porque te escondes el momento de la tribulación? ¿dónde estás? ¿porque esconde tu rostro? ¿porque estás lejos de mí?”.
En el Salmo 88:14 el Salmista dice: ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma?
¿Por qué escondes de mí tu rostro?. Cuando esté en la cueva, nunca se olvide de clamar a Dios, -recuerde- ese es el principio, aunque no vamos a salir mañana, aunque usted sienta que no sale, aunque usted sienta que esa cueva está sellada, no se olvide de clamar a Dios estando en ese lugar. Además del Salmo 142, David escribió otro Salmo, escribió el Salmo 57 y si usted lee en sus biblias, en la parte de arriba del Salmo dice que David compuso este himno cuando huyó de Saúl y se escondió en una cueva.
El Salmo 57 TLA comienza diciendo: ¡Ten compasión de mí, Dios mío! ¡Ten compasión de mí, porque en ti busco protección! ¡Quiero que me protejas bajo la sombra de tus alas
hasta que pase el peligro!. Ahora, ¿te puedes imaginar?.
Vamos a descubrir a través de todos estos estudios ¿porque David era el dulce cantor de Israel? ¿Porque Dios dijo que David era el hombre conforme a Su corazón? ¿Quién va a tomar una pluma en un momento de angustia? ¿Quién va a tomar una pluma en un momento de desesperación, en un momento de depresión? David lo hizo, y ¿que puso primero? Primero puso su sentir: Dios mío sálvame, Dios mío ayúdame, Dios mío ten misericordia.
En el versículo 2 dice: Dios altísimo, te llamo porque siempre me ayudas. Tiéndeme la mano desde el cielo,porque tu amor es constante. Tiéndeme la mano, Dios mío, y sálvame de mis enemigos. Estoy por el suelo, rodeado de leones; rodeado de hombres que parecen bestias.
Cuando esté en la cueva, nunca se olvide de clamar a Dios, ¡nunca! aunque no sienta nada, cuando usted esté en esta cueva; crea que con la ayuda de Dios, va a salir de ese lugar!
En mis 40 años de ministerio he visto de todo y le voy a decir algo que a mí me causa mucha confusión; Yo tengo amistades y hace poco estaba comiendo con una persona y es de esas personas que cuando se ríe se pega carcajadas y me encanta esa gente; yo tengo amigos que se ríen y a la cuadra se escucha la carcajada; me encanta eso, gente así y por ese ánimo que tienen, usted jamás en la santa vida se le mete en la cabeza que algún día, algún día, esas personas estarían en la cueva.
Recuerdo palabras de estas personas diciéndome: David tú no tienes idea lo que es eso, yo amo la vida, yo amo disfrutar, yo me gozo, yo me río de todo, pero en esa oportunidad; me quería morir, la vida no significaba nada para mí, conozco la palabra y sé la palabra y en lo profundo de mi alma, había algo que le clamaba al Señor, había algo dentro de mí. Crea que con la ayuda de Dios va a salir de esa cueva, yo no sé cómo usted llegó ahí, no sé si fue un problema financiero; he visto gente que ha entrado a esa cueva por problemas financieros, por crisis emocionales, porque perdió su trabajo, por conflictos en la familia, problemas matrimoniales, hijos que se pierden, tragedias repentinas, la pérdida de un ser extremadamente querido, su médico le acaba de dar una noticia devastadora. De una forma instantánea su vida pacífica da vuelta hermano, su vida pacífica da vuelta.
Hay congoja y aflicción de Espíritu, la ansiedad llena el alma, la depresión se ha hecho presente y luego entramos en un sentido de autocompasión “Es que a mí nadie me quiere” y la otra cosa que es peor “Es que a mí nadie me entiende”.
Depresión es lo contrario a la satisfacción; crea, crea, crea y usted va a salir de ahí con la ayuda de Dios todas las cosas son posibles. Yo sé que es complicado, pero se lo digo porque yo lo he vivido, he estado en esa cueva varias veces y es cierto, uno conoce la palabra pero quizás hay más preguntas que respuestas en ese instante, hay más inquietudes, pero jamás dudé del amor de Dios, yo sé que voy a salir Señor; tal vez no hoy, quizás no mañana, no me siento con ánimo, no me quiero levantar, no me siento bien; ayúdame Señor. Y usted siente una ansiedad aquí en el pecho, una aflicción que usted no sabe por qué ni cómo llegó ahí y siente que se muere y siente que se ahoga y usted pone una alabanza y quiere cantar y la quita y al ratito la pone otra vez y no sabe qué hacer y toma la biblia y no le encuentra sentido y dice: ¿Que está pasando?.
No toman sentido palabras que se encuentran en las escrituras que dicen: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Allí es donde tenemos que meternos en la cabeza y en el alma palabras como las que escribió el apóstol Pablo a los romanos. Romanos 8:37 dice: Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
De que te saca Dios, te saca. ¿Cuánto tiempo vas a pasar ahí? Yo no le puedo decir cuánto tiempo va a pasar, pero de que lo saca, lo saca. ¿Qué debemos hacer entonces? el Salmo 40:1 nos da la respuesta y yo se que es complicado, ¡Claro! yo lo sé, es complicado; porque la primera palabra de ese versículo se llama paciencia y eso es lo que muchos no tenemos.
Salmos 40:1 dice: Pacientemente esperé a Jehová. Yo te voy a seguir pidiendo, como aquella viuda que llegó a ver al juez injusto, con esa persistencia, esa insistencia de la mujer, hasta que el juez dijo: “le voy a hacer juicio a esta mujer”.
Pacientemente Señor seguiré clamando, seguir esperando, hasta que encontramos ese maravilloso versículo que dice:Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. El siguiente versículo es un versículo verdaderamente poderoso: Y me hizo sacar del pozo de la desesperación. ¿Sabe qué es eso? es un pantano, yo nunca he estado en un pantano, ni quiero; a mí todas las cosas que representan peligros no me gustan. Hace poco me mandaron un vídeo donde aparece una señora defendiendo a su perro de un oso, la señora sale corriendo a agarrar el perrito y golpea al oso. No hermano, yo me compro otro perro; con todo el cariño que le tenemos a mi perrito, buen provecho.
Ahora, el salmista dice:Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Bueno, yo por televisión he visto que los que están en un pantano y quieren salir y comienzan a moverse, ¿qué es lo que pasa? se hunde más, ¡es una situación terrible! Ahora, esto que el salmista está mencionando, es algo meramente emocional; lo que el salmista está diciendo es: por querer salir me hundo más, ¡ya no puedo más! mis emociones ya no pueden más, mi fe ya no puede más. Pero dice:Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. O sea, de que te saca Dios, ¡te saca!, y va a poner tus pies sobre una peña, y va a enderezar tus pasos, y va a poner un cántico nuevo en tus labios. Esa cueva hermano no está hecha para usted, ni usted está hecho tampoco para esa cueva; somos hijos de Dios, somos los hijos del gran Rey; sí señor, pasamos por momentos como estos, ¡claro que sí!.
Lastimosamente algunas personas se refugian en el licor, lastimosamente algunas personas se refugian en las drogas, otras personas se refugian en el placer y se tiran, se lanzan para olvidar sus penas. David se refugió en el Señor, David tomó su pluma y escribió lo que le salió del alma, escribió lo que le salió del corazón: Ayúdame Señor ten piedad de mí –le dice al Señor– Señor desde el cielo saca tu mano y levantame, ¡ayudame! porque yo ya no puedo más. Se refugió en el Señor.
Dios es especialista en transformar la vida de la gente, la iglesia en realidad es como la cueva de adulam; En la casa del Señor hay de todo, usted puede venir a la casa de Dios, usted puede sentarse a la parte un hermano, a la par de una hermana y usted no sabe lo que está viviendo esa persona, usted no sabe.
Hace un tiempo estaba en una iglesia predicando y me estaba contando el pastor sobre una jovencita que había estado en el culto un día domingo, el siguiente día le llamaron al pastor para decirle que la jovencita se había quedado en la vida. Había estado en el culto sentada, y me pregunto ¿quien estuvo sentado a la par de esa jovencita a la hora del servicio? No se, pero es un claro ejemplo de que como usted puede estar sentado a la par de alguien y no sabe el infierno que está viviendo esa persona emocionalmente.
Hace un tiempo les conté sobre una una hermana que estaba en el servicio y se sentó a la par de otra hermana, no la conocía, pero bendita hermana que a la hora de saludar le dijo: Hermana ¿está bien?. Fue una simple pregunta, entonces la hermana le contestó: Ay hermana qué pena, pero no, no estoy bien. Y esta hermana linda de nuestra iglesia le dijo: ¿Le puedo dar un abrazo?. Le dio un abrazo y la mujer comenzó a llorar y a llorar y a llorar, ¡bendita hermana! Esa es la iglesia, esa es la iglesia. Aquí hay de todo y no sabemos qué cosas están pasando, no sabemos que pasa por el corazón, por la vida de una persona.
Si usted -como yo- ha vivido alguna situación similar, déjeme decirle que estamos en el lugar correcto, estamos en el lugar propicio. Quiero que vea qué es lo que Dios es capaz de hacer con personas como esos 400 que llegaron a ver al rey David, amargados en espíritu, endeudados, afligidos, desesperados, es decir; llegaron a meterse a la cueva,- para dejarse morir.
Le voy a decir algo, en primer lugar y sobre todas las cosas; la gracia y la misericordia de Dios. Segundo lugar, cuando usted tiene a un líder que es capaz de voltear ese corazón afligido y transformar ese desánimo en lo mejor que puede salir de su alma. Porque si David hubiera dicho “bueno, ya que estamos todos aquí, pues ni modo; muramos todos, cerremos la cueva para que no nos alcance Saúl y que Dios nos bendiga” hay gente así.
Ahora yo ya no atiendo a nadie antes de pasar a predicar, a nadie; antes yo traigo un mensaje de fe para un día domingo, al mediodía atendía a 23 personas y no hombre, yo quedaba en el suelo de los problemas que la gente me contaba y para cuando tenía que salir a predicar era yo el que necesitaba que me prediquen sobre la fe.
Quiero que veamos lo que Dios es capaz de hacer, ahora, yo no estoy en contra los psicólogos, no estoy en contra de los psiquiatras, no estoy en contra de los consejeros, de ninguna manera; pero ¿de dónde vendrá mi socorro? mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra, de ahí viene el socorro del cristiano, las fuerzas del creyente vienen del cielo, Él es nuestro más alto refugio, Él es nuestra roca fuerte. él es nuestro Dios y eso no lo debemos perder de vista nunca, aunque se sienta defraudado, aunque se sienta en lo profundo de una enfermedad o una depresión o en un lodo cenagoso, en un pantano, debe volver los ojos al cielo y decir: Señor, yo sé que me vas a sacar de aquí, yo sé que me vas a sacar, yo sé que me vas a sacar.
Vea por favor lo que Dios hizo con esta gente, ¿Sabe qué le dijo Dios a David? Le dijo: Todo ese montón de gente que está defraudada, que está preocupada, que está afligida, que está endeudada, que está deprimida, de ellos vas a ser un gran ejército. Me imagino a David mirando a la gente y diciendo: …Un gran ¿qué? ¿ejército? pero si esto es un manicomio Señor, ¿como que un gran ejército? ¿no estás viendo que es gente afligida y que se quieren matar todos ellos?.
Mire, yo soy un fiel creyente de que Dios puede hacer de las cenizas la obra de arte más bella que jamás ha existido en la vida, nuestras vidas representan una obra de arte de parte de Dios, estamos en las mejores manos que podamos estar, las manos del Señor, cualquiera que sea la situación, cualquiera, cualquiera que sea la angustia, no hay mal que dure 100 años, no hay y en el nombre del Señor; vamos a salir adelante, un día le vamos a dar gracias a Dios.
2 Samuel 23:8 dice: Estos son los nombres de los valientes que tuvo David. Ahora resulta que ya no están afligidos, ya no están endeudados, ya no están deprimidos, ¿como los llama la palabra hoy? los llama valientes.
David era el capitán y David comienza a dar órdenes, comienza a instruir a esas 400 personas, vamos a transformar nuestra manera de pensar, sabemos que hay un rey que nos quiere destruir, pero déjenme decirles algo -esto no está en la biblia- pero yo me lo imagino diciendo: quiero que sepan que ese rey -que me está buscando para matar- a ese rey. lo eligió el pueblo pero a mí me ha elegido Dios, no es el tiempo todavía, no es el tiempo; pero el Dios que cumple sus promesas, ese Dios me pondrá un día en el trono, así es que vamos a comenzar a trabajar desde este momento, para cuando llegue el tiempo de estar en ese lugar.
2 Samuel 23:8 dice: Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: Joseb-basebet el tacmonita, principal de los capitanes; este era Adino el eznita, que mató a ochocientos hombres en una ocasión. Después de este, Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla, y se habían alejado los hombres de Israel. Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él.
Comienza a hablar de Joseb -principal de los capitanes- ¿te das cuenta? de un afligido, de un endeudado, de un deprimido, lo que Dios puede llegar a hacer. ¿Qué estamos viendo hoy? que a los afligidos, que a los preocupados, que a los endeudados; ahora Dios los ha empoderado para ganar sus batallas, porque esta gente le creyó a Dios y se sometieron a David.
2 Samuel 23:11 dice: Después de este fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos. Él entonces se paró en medio de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.
1 Crónicas 12:8 dice: También de los de Gad huyeron y fueron a David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con escudo y pavés; sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas. ¿Te das cuenta lo que Dios es capaz de hacer? y cada uno de nosotros somos un testimonio de esto, si un día estuvimos metidos en esa cueva, hoy nosotros podemos decir: Por la gracia y misericordia de Dios que nos sacó de ahí y ahora para su honra y gloria sirvo en la Iglesia, ahora para honra y gloria del Señor pongo mis dones al servicio de Dios, Dios me ha hecho diestro para servir, para bendecir, para glorificar Su nombre.
Un día vamos a decir “bendita cueva”, cuando uno acaba de salir dice “maldita cueva”, pero después del tiempo, uno dice “bendita cueva”, ¿por qué? por qué es la prueba del clamor, porque es la cueva del refugio, porque es la cueva de la oración, porque es la cueva de la alabanza.
Yo me pongo a pensar y digo, si David le hubiera preguntado a Dios: Señor, ¿por qué? ¿por qué tanta desgracia?. Yo creo que la respuesta de Dios es sencilla, tal vez Dios diciendo: David, yo tengo otra pregunta para ti, ¿en algún momento te abandoné? te sentiste solo, pero todas esas veces que tú te sentiste solo, yo estaba al lado tuyo, ¿cómo crees tú que saliste de Gat cuando cometiste esa burrada de ir a meterte al pueblo de Goliat? ¿Quién crees que te ayudó cuando estabas ahí? ¿Quién crees que te inspiró cuando tomaste la tinta y comenzaste a escribir esos maravillosos salmos? en ningún momento te abandoné David, yo estuve ahí; dime David ¿dónde están esos 400 hombres afligidos? ¿dónde están esos 400 hombres endeudados? ¿dónde están esos 400 hombres deprimidos? ¿acaso no los hice yo tus valientes? ¿acaso no sacamos uno por uno de la situación en la que se encontraban y hemos hecho ahora al gran ejército del rey David?.
David, el capitán de los afligidos, el capitán de los endeudados, el capitán de los amargados de espíritu; llegó a ser el mejor rey que ha existido en la nación de Israel hasta este día, a tal grado que Dios le dijo: David, tu reino será semi-eterno, de tus lomos vendrá el Mesías, es por eso que a Jesús se le decía “el hijo de David” y un dia -dice la palabra del Señor- cuando estemos en ese milenio, el rey David va a gobernar también en ese lugar.
Bendita cueva, porque esa cueva -aunque fue terrible- nos acercó más a Dios, porque en esa cueva clamamos, porque en esa cueva adoramos, en esa cueva escribimos un capítulo de nuestra vida y Dios nunca nos abandonó, el seco cada una de nuestras lágrimas, escuchó cada uno de nuestro clamor, benditos sea el nombre del Señor. Yo no sé cuántas personas que nos escuchan en este momento se encuentran en una situación como esta, pero los que estamos acá le podemos testificar que pacientemente esperamos en Jehová y.
él nos rescató del pozo de la desesperación y puso nuestro pie sobre roca firme y ahora por la gracia y la misericordia del Señor, elevamos nuestros ojos al cielo en gratitud, porque en medio de toda esa prueba –aunque usted se sienta solo y abandonado– la palabra del Señor te dice: No temas, porque yo estoy contigo.
Oracion:
Padre, hay tantas personas en este momento atravesando tribulación y angustia, hay tantas personas en este instante que lloran en su soledad, para algunos la prueba ha sido tan larga qué se han amargado en espíritu, algunos han llegado a pensar que ya no hay esperanza, se sienten impotentes y tienen un sentimiento de abandono. Padre, tu palabra claramente nos dice en las escrituras que no debemos temer jamás, tu palabra nos amonesta y nos dice: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Adoramos tu nombre Señor y oramos por todas aquellas personas que en este momento están pasando dificultades en su vida, en el nombre de Jesús somos más que vencedores. Si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, este día es un buen día, si usted me dice: Pastor, yo siento la necesidad de Dios en mi alma. Abra de su corazón a Jesucristo, recíbalo como el Señor de su vida, pídale perdón y dígale: Señor, reconozco que soy pecador, me arrepiento de mis pecados.
Si usted quiere recibir al Señor en su corazón ore conmigo de esta manera:
Señor, en este día te doy gracias por lo que hiciste en la cruz, por poner tu cuerpo en esa cruz y derramar tu sangre preciosa, reconozco que he pecado contra ti, reconozco que te he ofendido y por todas esas cosas me arrepiento, en este día abro mi corazón y te recibo como el Señor de mi vida.
Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su santa y bendita palabra. Padre querido, atesora esta palabra en nuestros corazones y oramos por todas aquellas personas que están atravesando un momento difícil y están en esta cueva y están en ese pozo de la desesperación; Señor, bendice a esa gente, que crean que los vas a sacar de ese lugar, en el nombre de Jesús. Amén.