El Cielo y la Nueva Jerusalén
May 25, 2022 – 7:00PM | Apocalipsis 21:1-8 | Dr. David Rodríguez
El sermón pronto estará disponible para ser descargado en formatos de audio y PDF.
Al final del Reino milenario, en el Juicio del Gran Trono Blanco, resucitarán los condenados para demostrarles su rechazo al Evangelio y, por consiguiente, su condenación eterna. Los primeros en entrar al infierno serán satanás el diablo y sus ángeles.
Entonces, la tierra y el cielo pasarán, y el mar no existirá más.
En la Biblia, varios profetas hablan de “nuevos cielos y nueva tierra donde mora la justicia”. No podemos imaginar esto con nuestra mente finita, y con el pecado constante en que vivimos, pero cuando Dios deshaga todo pecado, viviremos gozosos para siempre.
La Nueva Jerusalén que descenderá del Cielo será santa, sin pecado, libre de toda abominación; será una comunidad de salvos, de redimidos. Es la Ciudad del Gran Rey, pues el Señor vivirá en medio de ella, y será nuestro Dios.
No habrá llanto, ni sacrificio, ni enfermedad, ni dolor. Dios enjugará toda lágrima. La Nueva Jerusalén será nuestro estado final.
TRANSCRIPCIÓN
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El Cielo y la nueva Jerusalén
May 25, 2022 – 7:00PM | Apocalipsis 21:1-8
Dr. David Rodríguez
Etiquetas: apocalipsis, mayo 2022, pastor david rodriguez
El sermón pronto estará disponible para ser descargado en formatos de audio y PDF.
Al final del Reino milenario, en el Juicio del Gran Trono Blanco, resucitarán los condenados para demostrarles su rechazo al Evangelio y, por consiguiente, su condenación eterna. Los primeros en entrar al infierno serán satanás el diablo y sus ángeles.
Entonces, la tierra y el cielo pasarán, y el mar no existirá más.
En la Biblia, varios profetas hablan de “nuevos cielos y nueva tierra donde mora la justicia”. No podemos imaginar esto con nuestra mente finita, y con el pecado constante en que vivimos, pero cuando Dios deshaga todo pecado, viviremos gozosos para siempre.
La Nueva Jerusalén que descenderá del Cielo será santa, sin pecado, libre de toda abominación; será una comunidad de salvos, de redimidos. Es la Ciudad del Gran Rey, pues el Señor vivirá en medio de ella, y será nuestro Dios.
No habrá llanto, ni sacrificio, ni enfermedad, ni dolor. Dios enjugará toda lágrima. La Nueva Jerusalén será nuestro estado final.
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