Casas de Oración
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación…1 Tesalonicenses 5:16-18
Nuestros “Grupos Pequeños” o Casas de Oración es un lugar de compañerismo entre amigos y hermanos. Nos reunimos para orar y disfrutar siempre entre amigos. Es mejor hacer oraciones preventivas que lamentativas.
Aquí puedes encontrar el grupo de oración más cerca de ti. También puedes ver nuestra lista de motivos de oración (o enviarnos los tuyos) en esta página de peticiones. Para más detalles, llámenos al 604.659.4225 o escríbanos a oracion@elredentor.com
Algunos de nuestros grupos se reúnen en línea, vía Zoom y hermanos de diferentes países se nos unen cada Viernes.
Vida Nueva
Charles St, Vancouver, BC V5K 5G2
Héctor Chacón
Misericordia
1267 Granville St, Vancouver, BC V6Z 1M5
Edgar Rodríguez
Génesis
3510 SE Marine Dr, Vancouver, BC V5S 4R3
Efraín Estrada
Roca de Horeb – TBB El Redentor
2551 E 49th Ave, Vancouver, BC V5S 1J6
Avelino Puello
David
Nanaimo st Vancouver BC
Hna Liliana Portillo
Libre Soy
Central ave, Port Coquitlam, BC V3C 1V6
Jocsan Díaz
Valientes de David
Surrey
Carlos Gómez
Nuevo Pacto
7088 191 St, Surrey, BC V4N 6E5
Noel Maldonado
El Camino
70 ave Surrey BC
Robert/Rhina Aguilar
Damasco
Calder RD. Richmond
Tony Castro
Si necesitas más información llámanos al 604.659.4225 o contáctanos en línea.
Si Dios supiera que nuestra más grande necesidad fuera económica, Él nos hubiera mandado a un economista. Si nuestra más grande necesidad fuera el entretenimiento, nos hubiera mandado un comediante o a un artista. Si Dios supiera que nuestra más grande necesidad fuera la estabilidad política, nos hubiera mandado a un político. Si supiera que nuestra más grande necesidad es la salud, nos hubiera mandado un doctor. Pero él sabía que nuestra más grande necesidad se relaciona con nuestro pecado, con nuestra separación de Él, con nuestra profunda rebelión, con muerte. Por lo tanto, Él nos mandó a un Salvador. – D.A. Carson.
Hay cosas en la vida que de una manera u otra sucederán. Pero las cosas más importantes de la vida no pueden ser hechas por el hombre, sino por Dios: el nuevo nacimiento, convicción por el pecado, fe en Cristo, perdón, una consciencia limpia, corazones con devoción por Jesús, amor por el cuerpo de Cristo, celo por pureza y justicia, intensidad en la alabanza, urgencia para testificar a los incrédulos, y fervor por las misiones.
Docenas o quizá centenas de libros se han escrito sobre la oración. La gran mayoría siempre hacen referencia a la oración modelo de Jesús:
Vosotros, pues, oraréis así:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
No debe ser un accidente que Jesús haya utilizado pronombres en plural. De hecho, la palabra Padre es una indicación de que somos parte de una familia, somos parte de un conjunto de creyentes con Dios como nuestro Padre.
Esta enseñanza debió haber marcado el corazón de sus discípulos. En las Escrituras tenemos varios ejemplos en que sabemos que ellos estaban orando en conjunto: Por ejemplo, tras la partida de nuestro Señor, en Hechos 1:14 leemos que todos estaban unidos perseverando en la oración y el ruego; cuando Pedro es liberado de la cárcel por un ángel se dirigió a la casa de María la madre Juan Marcos para encontrar que muchos estaban orando (Hechos 12:12); en Tiro, cuando el apóstol Pablo se dirige hacia Jerusalén al final de su último viaje misionero: todos los discípulos incluyendo mujeres y niños le acompañaron hasta las afueras dela ciudad, y en la playa se arrodillaron y oraron juntos.
Orar en conjunto tiene valor y tiene varias ventajas:
1. Enciende una pasión
2. Nos conduce al perdón
3. Sirve de aprendizaje de los nuevos
4. Es antídoto contra nuestro orgullo al exponernos a la humildad y la calidez de las oraciones de otros. Nuestras oraciones son corregidas y toman mayor profundidad al estar con otros.
5. Es antídoto contra la mente sin pensamiento y la boca distraída. Solos tenemos que luchar, pero si estamos con otros ponemos atención.
6. La oración en conjunto no remplaza la oración en privado, sino que estas se profundizan y fortalecen una con la otra.
7. Tenemos la oportunidad de conocer a otros cuando oramos juntos. Podemos escuchar los corazones de otros sin fachadas que oculten nuestras verdaderas carencias.
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.“
Filipenses 4:6-7