Con ayuno y oración
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¿Qué no es el ayuno? El ayuno no es una huelga de hambre para doblar el brazo de Dios para que nos conceda nuestros caprichos o peticiones. Si usted ayuna para recibir algo a cambio de Dios, no está ayunando correctamente.
¿Un ayuno agradable a Dios?
En las Sagradas Escrituras hay muchos personajes que sobresalieron debido a su fidelidad, humillación y su hambre de buscar la divina presencia de Dios. Un factor común entre todos estos hombres y mujeres de Dios, fue practicar la disciplina espiritual del ayuno.
El primer hombre que hizo ayuno por cuarenta días en dos ocasiones fue el gran legislador de Israel, Moisés. Otros profetas y siervos que sobresalieron fueron: el Rey David, el profeta Daniel, Israel en tiempos de Nehemías, la reina Ester cuando buscaba el favor del rey Asuero al saber que su pueblo estaba en peligro de ser exterminados, la gran ciudad de Nínive cuando el profeta Jonás pregonó la destrucción de esta ciudad si no se arrepentían de sus pecados, el Señor Jesús, el apóstol Pablo después de su encuentro con Cristo en el camino a Damasco y la Iglesia primitiva.
¿Qué es el verdadero ayuno?
El verdadero ayuno es buscar la presencia de Dios a través de la negación voluntaria. Es doblegar o humillar el cuerpo y sus deleites para alimentar el espíritu por medio de la oración y la meditación de las Sagradas Escrituras.
El ayuno debe llevarnos a reconocer que somos pecadores e inmerecedores de la gracia de Dios, como lo vemos en la gran ciudad de Nínive cuando leemos “y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor” (Jonás 3:5). Jesucristo siendo el Hijo de Dios, el autor y consumador de la fe, por quien fueron creados los cielos y la tierra y todo lo que existe, doblegó su ser en ayuno a Dios antes de comenzar su glorioso ministerio. No hay regla de cuando ni cuánto tiempo se debe hacer; debe ser hecho en gratitud a Dios, para decirle que le amamos y queremos estar en comunión con Él.
Se puede creer que ayunar es tan solamente abstenernos de la comida y la bebida, pero ¿qué tal de aquellas cosas que nos separan de la comunión de Dios? ¿pudiéramos ayunar de celulares, tabletas electrónicas, redes sociales o cualquier otra cosa que alimenta la carne y descuida el espíritu?
¿Qué no es el ayuno?
El ayuno no es una huelga de hambre para doblar el brazo de Dios para que nos conceda nuestros caprichos o peticiones cualquiera que sea. Si usted ayuna para recibir algo a cambio de Dios, no está ayunando correctamente.
El Rey David ayunó y pidió por el niño que había nacido fruto del adulterio con la mujer de Urías, pero Dios ya había determinado que el niño muriese: En 2ª de Samuel 12: 22 leemos: —Ayuné y lloré—respondió David—mientras el niño vivía porque me dije: “Tal vez el Señor sea compasivo conmigo y permita que el niño viva”. El Señor Jesús criticó a los fariseos por la hipocresía y falsedad de sus ayunos, ellos buscaban la adulación del pueblo; ellos “ayunaban” para el ojo de los hombres para ser vistos como hombres piadosos, pero estaban bien lejos de agradar a Dios.
¿Ayuno = disciplina?
El ayuno es una disciplina vital en la vida de los hijos de Dios; hoy más que nunca la iglesia debe buscar su favor a través de la constante comunión con el Creador.
Debemos procurar diligentemente estar cerca de Su presencia; los tiempos en los que vivimos son malos y Satanás le está ganando la batalla a muchos cristianos que se descuidan y que van tras los deleites carnales. El verdadero ayuno es obedecer a Dios; doblegar nuestro orgullo, egoísmo, pasiones pecaminosas y todo lo que ofende su Santidad.
Así como Dios usó a grandes personajes que le buscaron en ayuno y oración, también puede usar en estos tiempos a hombres y mujeres que le busquen de todo corazón.
¿Un ayuno agradable a Dios?
En las Sagradas Escrituras hay muchos personajes que sobresalieron debido a su fidelidad, humillación y su hambre de buscar la divina presencia de Dios. Un factor común entre todos estos hombres y mujeres de Dios, fue practicar la disciplina espiritual del ayuno.
El primer hombre que hizo ayuno por cuarenta días en dos ocasiones fue el gran legislador de Israel, Moisés. Otros profetas y siervos que sobresalieron fueron: el Rey David, el profeta Daniel, Israel en tiempos de Nehemías, la reina Ester cuando buscaba el favor del rey Asuero al saber que su pueblo estaba en peligro de ser exterminados, la gran ciudad de Nínive cuando el profeta Jonás pregonó la destrucción de esta ciudad si no se arrepentían de sus pecados, el Señor Jesús, el apóstol Pablo después de su encuentro con Cristo en el camino a Damasco y la Iglesia primitiva.
¿Qué es el verdadero ayuno?
El verdadero ayuno es buscar la presencia de Dios a través de la negación voluntaria. Es doblegar o humillar el cuerpo y sus deleites para alimentar el espíritu por medio de la oración y la meditación de las Sagradas Escrituras.
El ayuno debe llevarnos a reconocer que somos pecadores e inmerecedores de la gracia de Dios, como lo vemos en la gran ciudad de Nínive cuando leemos “y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor” (Jonás 3:5). Jesucristo siendo el Hijo de Dios, el autor y consumador de la fe, por quien fueron creados los cielos y la tierra y todo lo que existe, doblegó su ser en ayuno a Dios antes de comenzar su glorioso ministerio. No hay regla de cuando ni cuánto tiempo se debe hacer; debe ser hecho en gratitud a Dios, para decirle que le amamos y queremos estar en comunión con Él.
Se puede creer que ayunar es tan solamente abstenernos de la comida y la bebida, pero ¿qué tal de aquellas cosas que nos separan de la comunión de Dios? ¿pudiéramos ayunar de celulares, tabletas electrónicas, redes sociales o cualquier otra cosa que alimenta la carne y descuida el espíritu?
¿Qué no es el ayuno?
El ayuno no es una huelga de hambre para doblar el brazo de Dios para que nos conceda nuestros caprichos o peticiones cualquiera que sea. Si usted ayuna para recibir algo a cambio de Dios, no está ayunando correctamente.
El Rey David ayunó y pidió por el niño que había nacido fruto del adulterio con la mujer de Urías, pero Dios ya había determinado que el niño muriese: En 2ª de Samuel 12: 22 leemos: —Ayuné y lloré—respondió David—mientras el niño vivía porque me dije: “Tal vez el Señor sea compasivo conmigo y permita que el niño viva”. El Señor Jesús criticó a los fariseos por la hipocresía y falsedad de sus ayunos, ellos buscaban la adulación del pueblo; ellos “ayunaban” para el ojo de los hombres para ser vistos como hombres piadosos, pero estaban bien lejos de agradar a Dios.
¿Ayuno = disciplina?
El ayuno es una disciplina vital en la vida de los hijos de Dios; hoy más que nunca la iglesia debe buscar su favor a través de la constante comunión con el Creador.
Debemos procurar diligentemente estar cerca de Su presencia; los tiempos en los que vivimos son malos y Satanás le está ganando la batalla a muchos cristianos que se descuidan y que van tras los deleites carnales. El verdadero ayuno es obedecer a Dios; doblegar nuestro orgullo, egoísmo, pasiones pecaminosas y todo lo que ofende su Santidad.
Así como Dios usó a grandes personajes que le buscaron en ayuno y oración, también puede usar en estos tiempos a hombres y mujeres que le busquen de todo corazón.