Noticia - Iglesia El Redentor-jovenes


Jazmin Cruz
Hna. Jazmin Cruz
OCTUBRE 2020

Por la gracia de Dios, yo he crecido en el seno de la iglesia.
Mis padres se empezaron a congregar un año antes de que yo naciera y fui presentada en la iglesia el mes en que nací, septiembre del 94.
Desde mi primer día en sala cuna hasta el día de hoy por la gracia de Dios no he dejado de congregarme. Hay varias bendiciones que me ha traído crecer en la iglesia, algunas que quiero compartir con ustedes son: el desarrollo de mi relación con Dios, el privilegio de poder servir, el tener consejeros sabios y disfrutar de una segunda familia.

El desarrollo de mi relación con Dios
Desde pequeña en Escuela Dominical me han instruido en la Palabra de Dios. A través de las historias que de niños nos enseñaron como Noé, Abraham, José y Moisés. Los maestros de escuela dominical me enseñaron los principios bíblicos que llegaron a formar un fundamento para mi crecimiento espiritual. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”   Proverbios.22:6.

Somos tan bendecidos que nuestra Iglesia tiene varios ministerios uno para cada etapa de nuestras vidas como jóvenes, jóvenes adultos, mujeres de fe, hombres de valor, mejor edad, entre otros que nos apoyan en nuestro crecimiento espiritual en la etapa de vida que nos encontremos. Es una bendición ver que los años van pasando y nuestra relación con Dios se vuelve más íntima y fuerte.

El privilegio de poder servirle a Dios.

“Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuan grandes cosas ha hecho por vosotros” . 1 Samuel 12:24. El poder servirle al Señor es un gran privilegio y una responsabilidad. Yo recuerdo que la primera vez que empecé a servir dentro de un ministerio fue a los 10 años en sala cuna, al principio no había entendido completamente porque estaba sirviendo, les cuento un secreto, no se lo digan a nadie, pero admito que era más porque me encantan los bebés y me quería escapar del servicio. Mientras fui creciendo pude ver en realidad qué significaba servirle a Dios de corazón. Pude comprender que Dios es quién nos ha dado los ministerios en los que servimos y que a través de cada uno nos va moldeando en mejores líderes para su honra y gloria. Y el reconocer la responsabilidad que viene de que Dios te entregue un ministerio, no importando cual sea, haciendo todo con excelencia porque es para el Señor.

El tener consejeros sabios
“Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad”. Proverbios 11:14. En varios momentos de la vida buscamos consejos en las decisiones que vamos a tomar y es importante saber a quién podemos ir a pedirle un consejo. Habiendo crecido dentro de la Iglesia he tenido maestros, líderes de jóvenes, y hermanitos lindos de nuestra congregación que me han visto crecer, y en algún momento ellos se me han acercado a dar un consejo o yo he ido a ellos. Los consejos que he recibido me han ayudado en mis planes escolares y ministeriales dentro de la iglesia. Lo más lindo es saber que los consejos recibidos vienen con dirección bíblica, el recordatorio de siempre pedirle a Dios dirección primero, y el apoyo de oración de los hermanitos para las decisiones que yo iba tomar.

Disfrutar de una segunda familia
Todos somos hermanos en Cristo, creamos una familia muy grande. Para muchos, nuestras mejores relaciones son con personas que conocimos por medio de la iglesia.
Es lindo tener esta segunda familia con la cual mutuamente nos apoyamos en todo.
Sabemos que siempre habrá alguien para echarnos la mano. Como nuestra familia terrenal, nuestra familia en Cristo quiere lo mejor para nosotros “…Los miembros todos se preocupan los unos por los otros. De manera que, si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”.  1 Corintios 12:25-26.

Todos nos congregamos en nuestro segundo hogar, la iglesia. Para muchos de los que tuvimos la bendición de nacer dentro de la iglesia ahí fuimos presentados de bebés, participamos en varios dramas, pasamos al frente a recibir a Cristo como nuestro Salvador personal, fuimos bautizados, nos hemos visto crecer desde pequeñitos y hemos visto la mano de Dios siempre con nosotros. Y la más grande bendición de esta segunda familia/hogar es que no importa en que parte de este mundo nos encontremos siempre hallaremos ahí familia que nos recibirá con las manos abiertas.

Por la Gracia de Dios, haber crecido en el seno de la iglesia ha traído estas y muchas otras bendiciones a mi vida. Si tú también eres joven y estás dentro de la iglesia te animo a permanecer, a disfrutarla y a servir con todo tu corazón.