Pastor Emerson Cardona
Junio 2021
¿Me preguntaron si ser padre era lo que yo esperaba?
Pues esta pregunta me llevó a recordar cuando éramos novios con mi esposa Meybel, que en las largas pláticas, soñábamos y decíamos: “cuando nos casemos tendremos tres hijos, y los llamaremos así”. Nos casamos y después de dos años de boda, dijimos es hora de tener hijos. Quedamos embarazados, y seguimos soñando cómo sería nuestro primer bebé, pero como dice la palabra de Dios “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” Isaías 55.8-9. A los meses perdimos al bebé, fue duro para ambos, pero lo logramos superar con la ayuda de Dios.
Pasó un año aproximadamente y volvimos a quedar embarazados, ahora la ilusión de ser padres no era la misma, había un cierto temor… Mi esposa tuvo que estar en cama por muchos días, porque era un embarazo de alto riesgo, y la historia se volvió a repetir, habíamos perdido un segundo bebé. A mi mente venían preguntas como: ¿será que iba ser varón o hembra? En medio de tanta pregunta y buscando la aceptación en la voluntad de Dios, vino una palabra a nuestra mente: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12.9
Entonces decidimos involucrarnos más en los ministerios que ya estábamos, y el deseo de ser padre siempre estuvo ahí. Yo miraba a mis amigos que ya eran padres, y me imaginaba cómo serían mis hijos. Nunca perdí la fe en Dios, que un día yo también jugaría con mis hijos, y el tiempo pasó, 9 años para ser exactos. Cuando en el tiempo de Dios, llegó nuestro primer hijo Lucas Daniel, al año y medio llegó mi niña Abigail Noemi. Hoy veo la misericordia de Dios con nuestro matrimonio, al darnos dos preciosos hijos.
¿Era lo que yo esperaba ser padre? NO, rotundamente No, porque es más que lo que yo soñé, porque hoy juego con ellos, y cuando es hora de dormir y me dicen que me esperaban porque no se quieren dormir sin el beso de papá, y cuando corren al oir que la puerta se abre, me abrazan y me besan,… ser papá es más de lo que me imaginé. También así veo la gran responsabilidad que tengo de guiarlos en el camino de amor y verdad que es nuestro Señor Jesucristo, estaré eternamente agradecido de ser padre, no soy el mejor, pero trato todos los días de ser el mejor para mis hijos, gracias a Dios.