La importancia de congregarnos

El autor de Hebreos estaba exhortando a la iglesia a no regresar a las viejas costumbres del judaísmo, sino a perseverar en el amor y en la adoración colectiva en la congregación, ya que esta es una parte vital de la vida espiritual. Esa misma exhortación no podría ser más apropiada para los días que estamos viviendo hoy. La comodidad en la cual nos encontramos, ha opacado a muchos cristianos, a tal punto, que solamente se congregan una vez por semana, si es que se congregan.

“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” Hebreos 10:25:

El participar de las actividades de la iglesia, no es una prioridad para muchos cristianos. Al contrario, lo consideran exagerado llegando al nivel del fanatismo. Buscando en el diccionario la definición de fanatismo, encuentro que es un apasionamiento exagerado. Si tal apasionamiento existe, es porque para los hijos de Dios, el reunirse con otros creyentes en el culto público a nuestro Señor, no es solo un deber, sino además un placer de la vida cristiana. Recordemos algunas razones por las que El Señor nos manda a reunirnos.

• Para conservar la unidad dentro de la iglesia (1 Corintios 1:10): No puede haber unidad si no tenemos comunión, si no estamos compartiendo, conociéndonos y creciendo juntos. La tecnología nos ha ayudado mucho en estos tiempos tan difíciles que no nos pudimos reunir como antes, pero eso no reemplaza la experiencia de estar fortaleciendo nuestra relación como hermanos, velando por los intereses de Cristo.
• Para ministrar a otros creyentes (Romanos 14:19): El Señor nos manda a edificarnos mutuamente. No podemos ser cristianos egoístas. Cada uno de nosotros tiene un don dado por Dios, para edificación de su iglesia.
• Para servirnos en amor (Gálatas 5:13): Jesús lavó los pies de los discípulos. ¿Lavaríamos los pies de otros hermanos? Esta fue una demostración de servicio, amor y humildad. El Señor no vino para ser servido sino para servir. Nosotros no somos mayores que Él, por lo que deberíamos meditar acerca de nuestras responsabilidades como sus hijos. Respecto al amor, el Señor dijo que no podemos amarlo a Él si no amamos a nuestro prójimo, y amar requiere sacrificio.
• Para llevar las cargas unos por otros (Gálatas 6:2): Puede ser que pensemos que a duras penas podemos con nuestras cargas, pero recordemos que el Señor no nos manda a llevar estas cargas sino a dejárselas a Él. Lo lindo es que cuando nos estamos ahogando por el peso de una carga, viene un hermano que nos da un gran abrazo, y nos dice: “aquí estoy para ti”.

En cierto momento de mi vida pensé que no era necesario reunirse tanto. ¡Qué equivocado estaba! Las peores decisiones de mi vida fueron tomadas en esos momentos. Pero en el caminar con Cristo he comprendido mejor cuando el Señor dice “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!

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Novena clase de Discipulado en la newsletter, Hno. Ariel Serrut