La mayoría de nosotros asociamos el 14 de febrero con la celebración del amor romántico. Sin embargo, a esa fecha se le conoce como “el día del amor y la amistad”.

Cuando preguntamos a nuestros amigos sobre sus planes para celebrar la ocasión, recibimos respuestas como: “salir a cenar con mi esposa”, “voy a cocinarle una cena a mi novio”, “voy a llevar a mi esposo a su lugar de postres favoritos”, etc. Pareciera que a todos se nos olvida la palabra “amistad”. Imagínate que alguien te dijera “ese día voy a escribirle una carta a mi mejor amiga”, o “ese día voy a cocinarle un postre a mi mejor amigo” o “ese día voy a invitar a mi mejor amiga al cine”.

Suena raro, ¿verdad?

Si bien es una bendición tener una pareja, no podemos olvidarnos del tesoro que Dios nos ha regalado a través de nuestros amigos y amigas. La Biblia dice en Proverbios 18 que “hay amigos más fieles que un hermano”. Jesús mismo contó con la amistad de sus discípulos, quienes lo acompañaron en su ministerio.

También podríamos concluir que Jesús estableció una relación de amistad con Marta, María y Lázaro, con quienes parecía pasar tiempo (imagínate la confianza que había entre ellos que Marta le reclama a Jesús diciéndole: “Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.” -Lucas 10:40- Solo un amigo puede hacer ese tipo de reclamos).

Hemos recopilado una serie de testimonios donde podrás escuchar el impacto de la amistad en la vida de hermanos y hermanas de nuestra congregación (¡activa el audio del video!)

Esperamos que estos relatos sean de bendición para ti, y te animen a cultivar y fortalecer las amistades que Dios ha traído a tu vida.