¿Por qué es necesario hablar sobre la idolatría?

Algunos preguntan: ¿por qué es necesario hablar sobre la idolatría dentro de la iglesia? Se piensa que porque venimos al templo con un corazón dispuesto a escuchar la palabra de Dios, y porque no adoramos santos, no habría necesidad de tocar este tema. Sin embargo, en esta era digital en la que vivimos, ha emergido una nueva forma de idolatría: La egolatría (Culto, adoración o amor excesivo de sí mismo). Un ejemplo de la egolatría en las escrituras, es el rey Nabucodonosor en el libro de Daniel, capítulo 3. Nabucodonosor se hizo una gran imagen de oro en Babilonia y ordenó a todos que, al oír los instrumentos musicales apuntados para cada día, se postraran y la adoraran.

El Doctor y Pastor Miguel Núñez nos enseña en su libro (Renueva tu mente), lo que es un ídolo: “Un ídolo es cualquier cosa o persona que comienza a capturar la atención de nuestra mente, de nuestro corazón, de nuestras emociones y de nuestra imaginación más que Dios mismo. Es aquello a lo que tú recurres cuando estás bajo presión. Podría tratarse del alcohol, la televisión, la computadora, la pornografía, las tiendas, el trabajo o cualquier otra cosa. Nuestros ídolos ocupan el espacio del corazón que le pertenece a Dios.”

Muchos hemos caído en esto

Con las redes sociales como una herramienta popular en nuestras vidas, son muchos los que han caído en el pecado del rey Nabucodonosor. Quizás no se han hecho una imagen de oro puro, pero si con filtros que borran cualquier imperfección, buscan ángulos estratégicos, e incluso atuendos que ayuden a generar una reacción inmediata en su audiencia. En un profundo deseo por ser alabados y recibir “Likes”, es probable que las personas formen un ídolo de sí mismos, en efecto, haciendo una imagen con sus propias manos. La atención que reciben las personas dentro de estos ambientes digitales, a menudo, puede influenciar la personalidad del individuo incluso al extremo. Cómo dice Núñez: “Nuestros deseos crean dichos ídolos y esos deseos crecen en nosotros de tal manera que, al final, lucimos internamente cómo los ídolos que construimos y nos comportamos externamente cómo ellos.

Aunque se debe reconocer que la autoestima saludable y una alegría genuina por el alcance de logros personales que glorifican a Dios, no es equivalente a la egolatría, si es de notar que muchos en la generación del milenio, que está conformada por las personas nacidas entre 1981 y 1996, al igual que la generación z, nacidos después de 1996 y hasta 2012, han caído en los extremos del egocentrismo.

Doctor y Pastor David Rodríguez dice: “Vivimos en una sociedad ególatra. Personas que siempre están hablando de ellos mismos, que se agrandan a sí mismos, que se creen mejores que los demás, que quieren ser el centro de atención, que son manipuladores, son envidiosos, que no les gusta recibir órdenes de nadie, que no aceptan críticas y son vanidosos, eso es la egolatría de hoy en día y si hay algo que haya impulsado esto en gran manera son las redes sociales.”

¿Cuál es el remedio?

1. Es necesario enfrentar esta crisis de identidad por medio de las verdades bíblicas. En la actualidad, los pastores y maestros se esfuerzan por alertar a su pueblo sobre las severas consecuencias de caer en la trampa de estas plataformas virtuales. La iglesia nos instruye constantemente en que nuestra identidad está en Cristo Jesús y que, Él es la principal fuente de gozo del cristiano. Las escrituras enseñan que todos somos imagen de Dios (Imago dei) pero, esta imagen no reside en los aspectos físicos (aunque la estética tiene su lugar en la creación), sino que su esencia se caracteriza por aspectos intangibles como la amabilidad, la generosidad y paz de corazón. La estética bíblica va mucho más allá de lo superficial y material. Este es el mensaje con el que las nuevas generaciones se deben nutrir. Núñez dice sobre esto: “La mente se nutre con la verdad de Dios o es ‘intoxicada’ con la mentira del mundo caído.”

2. También podemos imitar a uno de los personajes bíblicos más reconocidos, Juan el Bautista. Recordemos su actitud cuando dijo: “Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya.” Juan 3:30. Juan estaba en la mira de su círculo social y era el personaje más popular de aquel entonces. Sin embargo, su mensaje no se trataba de él mismo. Cuando por fin llegó el tiempo de encontrarse con el Mesías, se gozó en gran manera por poder dirigir todas las miradas hacia Jesús. Siempre tuvo certeza de ser el enviado para preparar el camino y de que su labor era honrar al esposo de la iglesia, a Cristo.

3. En tercer lugar, debemos perseverar en hacer morir al viejo hombre. Colosenses 3:5 dice: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Esto nos da a entender que debemos confrontar nuestras experiencias pasadas y deshacernos de ellas, a fin de que podamos dar nuevos frutos de transformación, por medio de la obra de nuestro Señor y Salvador Jesús.

Queridos hermanos: tomemos un momento para reflexionar sobre nuestro uso de la tecnología y huella digital. Revisemos si estamos hablando todo el tiempo acerca de nosotros mismos, si acaso tenemos un parecido con el rey Nabucodonosor, o si, por el contrario, estamos dirigiendo todas las miradas de nuestros amigos y familiares a Cristo. Si después de examinar nuestro corazón descubrimos que sufrimos de egolatría, es tiempo de arrepentirnos. “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” Mateo 3:2