Este servicio es una celebración de la promesa que Dios hizo: que enviaría a un salvador, su hijo, para morir por nuestros pecados y que resucitaría al tercer día.

Cantamos canciones de alabanza y adoración con hermosas letras como “Él resucitó y por siempre vivirá, ven y celebra que nuestro Señor resucitó” y “En la cruz en la cruz vi do primero vi la luz y las manchas de mi alma yo lave fue alli por fe do vi a Jesus y siempre feliz con El sere.”

Después de cantar viene la mejor parte: la palabra de Dios.

A través de sus escrituras se nos recuerda el gran amor que Dios nos tiene y que si nos arrepentimos y le hacemos Señor de nuestras vidas recibiremos la vida eterna.

Para terminar el servicio tenemos una frase popular que decimos a nuestros vecinos sentados a nuestro lado: “Cristo ha resucitado” y tu vecino responde: “¡verdaderamente ha resucitado!”

Es un momento precioso cuando oyes a la iglesia decir estas palabras, debe ser parecido a la forma en que María Magdalena compartió con los discípulos diciendo que Cristo había resucitado… Y como la noticia fue transmitida a los seguidores de Jesús.

 Antes de volver a casa terminamos nuestra estancia en Stanley Park con un desayuno ligero. Es un buen momento para estrechar lazos con nuestros hermanos y hermanas.