¿Donde estan los que te acusan?
Abril 24, 2022 – 1:30PM | Juan 8:1-11 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra por favor en el evangelio de Juan capítulo 8, vamos a leer del versículo 1 al versículo 11. (Juan 8: 1-11. RV-60)
Leo para ustedes desde el último versículo (53) del capítulo 7 y continuo hasta Juan 8:11.
7 53Cada uno se fue a su casa;
8 1y Jesús se fue al monte de los Olivos. (En esta oportunidad tenemos a Jesús en el Templo, es decir en Judea, eso es la parte Sur de Israel. Jesús era de Galilea, la parte Norte de Israel. Entonces cada uno se fue a su casa, pero el Señor no tenía casa para donde irse en Judea y Él se fue al monte de los Olivos). 2Y por la mañana volvió al templo, (recuérdese que cuando leemos la palabra “Templo” es Jerusalén, entonces Jerusalén es al Sur de Israel) y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. 3Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? 6Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 7Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
¡Que Dios bendiga la lectura de esta palabra!
Continuamos estudiando la serie “Cuando Dios Hace Preguntas”.
1: ¿Y ustedes quién dicen que soy? ¿Qué represento yo para ustedes? ¿Quién es Jesús para usted? (Mateo 16:13)
2: ¿Y los nueve dónde están? ¿Dónde están los que recibieron un favor? Hablamos de ¿dónde están todas aquellas personas que recibieron un favor de parte de Dios? ¿Quién sabe dónde están? (Lucas 17:11-19).
3: ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo y perder el alma? Hablamos del valor de las cosas materiales y espirituales. (Mateo 16:24-26).
4: ¿Por qué tienen tanto miedo? Hablamos del valor de la fe. (Marcos 4: 35-40).
5: ¿Por qué se ofenden? ¿Se acuerdan? No se ofenda cuando se le dice la verdad. Esta pregunta, ¿por qué se ofenden?, se la dijo Jesús después que confrontó a la gente cuando le habían seguido al otro lado del lago. Jesús les dijo: “ustedes me siguen porque les di de comer” Se enojaron, algunos se fueron. Dice la escritura (Juan 6:66) que a partir de ese momento muchos discípulos ya no les siguieron y Jesús les dijo: ¿por qué se ofenden?
6: ¿Crees tú en el hijo de Dios? Esta fue la pregunta que le hizo al ciego de nacimiento y hablamos de crecer en el conocimiento de Dios. Porque la primera vez que le preguntaron al ciego: ¿quién te hizo esto? Dijo: “un hombre que se llama Jesús”. Pero más adelante le dijeron: ¿y tú quién crees que sea ese hombre? Él dijo: “profeta”. Y luego, la tercera vez, fue cuando se encontraron con Jesús y le adoró. (Juan: 9)
7: ¿Cuánto me amas? Se puede amar mucho y se puede amar poco. Hablamos del significado de amar a Dios con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas y con todo el alma. (Juan 21: 15-18)
8: ¿A ti qué? Usted se acuerda, ¿verdad? Que ustedes fueron los que dijeron; “esto quiere decir a usted que le importa”. ¿Y a ti qué? Sígueme tú. Jesús te dijo eso. Tenemos que seguir a Jesús sin mirar lo que otros hacen o dejan de hacer. (Juan: 20)
En esta tarde quiero estudiar esa pregunta de Jesús:
¿Dónde están los que te acusan?
En el versículo 1 (Juan: 8) dice: Y Jesús se fue al monte de los Olivos. Yo quiero que por un instante nosotros imaginemos la escena. Aquellos que hemos estado en Israel, hemos estado en el monte de los Olivos, hemos descendido del monte de los Olivos para entrar a la ciudad de Jerusalén. Y esto es precisamente lo que nos está diciendo este versículo, el Señor se fue al monte de los Olivos, pasó la noche en el monte de los Olivos.
El versículo 2 dice: 2Y por la mañana volvió al templo. Ahora, notemos lo siguiente, imagínense, piense usted, Jesús en la explanada del templo enseñando la palabra. Y surge otra pregunta ¿cuánta gente le estaba escuchando? El versículo dice: 2y todo el pueblo vino a él. Quiere decir que era una multitud hermanos. Jesús enseñaba y una multitud se acercó a escuchar. Jesús estaba sentado dice: 2y sentado él, les enseñaba.
En el versículo 3, entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio. Bueno, sinceramente le digo hermanos a esta fue una escena terrible, triste en realidad. No sé, ¿cómo personas pueden gozarse de la humillación de alguien más? Yo no sé, ¿por cuánto tiempo arrastraron a esta mujer?, no lo sé. Pero dice la escritura que la trajeron, yo supongo que Jesús enseñando con una gran multitud, estos hombres porque eran escribas y fariseos que se vestían de una manera distinta, de una manera diferente que el resto del pueblo. Ellos debieron pedir permiso. Decirle a la gente: “muévanse, muévanse” y la gente al darse cuenta que eran los doctores de la ley, que eran los fariseos, que eran los escribas, no les quedaba más que hacerse a un lado. Traían arrastradas a esta pobre mujer y la pusieron delante de toda la gente que se encontraba en ese lugar.
Hermanos dice el versículo que la mujer fue sorprendida en adulterio. Mira, la desnudez de una persona causa mucha vergüenza. Uno se puede desnudar delante de su esposa ¿verdad?, y la esposa delante de su marido, cuando ya tienen un buen tiempo de matrimonio. A muchos al principio, incluso, les cuesta ¿no es cierto? Pero es una situación que causa vergüenza, nadie quiere que lo vean desnudo. Aún desde el libro de Génesis dice la escritura: “que después que pecaron Adán y Eva se escondieron. Y el Señor le preguntó: ¿por qué se habían escondido? ¿Y qué contestaron ellos? Es que estábamos desnudos” Sin embargo aquí vemos a gente mala, aquí vemos a personas con esa inclinación de exponer públicamente los pecados, los errores, las faltas de otra persona. Se manifiesta el deseo de humillar, de ridiculizar a alguien. Indiscutiblemente vemos que son personas hipócritas estas que estamos estudiando, porque ellos también son pecadores. Mis amados hermanos, hay situaciones en la vida que deben tratarse con mucha delicadeza. Como cristianos que somos, si tratamos de exponer públicamente, o demostrar, la humillación de otro ser humano, está claro que no hay buenas intenciones en el alma, en la mente o en el corazón. Cuando se trata de exponer a alguien, y mucho menos en una situación como ésta porque los escribas y los fariseos también eran un atajo de pecadores, esto nos demuestra que muchos de nosotros somos crueles para juzgar. Hermanos somos crueles, lo llevamos en la sangre como seres humanos que somos, siempre queremos poner a otras personas mucho más bajo de lo que somos nosotros. Hablamos mal de uno, hablamos mal del otro y magnetizamos la situación.
El versículo 5 dice: Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Roma había prohibido cualquier tipo de ejecución por asuntos religiosos. Esa fue la razón por la cual los judíos no mataron a Jesús, es decir, tuvieron que llevarle ante Pilatos primero, después le llevaron a Herodes, ¿verdad? porque los romanos no permitían esto. Ésta era una trampa, lo dice el versículo, lo hacían para acusar al Señor.
En el versículo 6 dice: Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Ellos lo querían acusar, era como probándolo; vamos a ver qué dice Jesús. Si Jesús dice: “hay que apedrearla”, hermanos se hubiera metido en un lío con Roma. Recuerde que era Roma quien gobernaba en ese entonces. Si Jesús la hubiese acusado, ¿dónde estaba el amor que el Señor andaba predicando? Era una manera de acusar a nuestro Señor y toda esta escena precisamente fue para eso.
El versículo 7 dice: Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Notemos algo, ¿Qué dices tú? Jesús no dijo nada, Jesús no contestó. Y ahora el versículo dice que insistieron en preguntarle, entonces ahí sí, el Señor se enderezó (levantó la cabeza) y les dijo: bueno, el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Lo que Jesús estaba diciendo es: “ustedes no están calificados para juzgar, porque ustedes también son pecadores, porque ustedes también la han regado, porque ustedes también han cometido errores, porque ustedes también han pecado.
Ahora déjeme mencionar algo que considero importante. Hay un juicio de discernimiento, pero que no lleva ninguna mala intención. Cuando usted conoce a las personas, después que ha transcurrido un tiempo, usted puede emitir un juicio acerca de una persona, ¿verdad? Y usted debe tener el sumo cuidado de ver ¿con quién usted se mete, con quién sale, con quién habla, con quién usted hace negocios, con quién usted trata? Ese es el tipo de juicio llamado: “Discernimiento”, ¿ve? Hay personas que usted puede decir: ¡Uy! Yo a ese “fulano” no le presto nada, porque uno le presta y él no se lo regresa”, ¿verdad? Usted emite un juicio, pero no lo está haciendo con el deseo de humillar a una persona. Es bien importante que sepan que: “el Señor Jesucristo conoce las intenciones de nuestro corazón”. Entiendan esto por amor de Dios, hermanos, el Señor Jesucristo conoce las intenciones de nuestro corazón. Si yo emito juicio sobre una persona y lo hago con la mala intención, con la intención de poner por el piso, de humillar, de hacer sentir mal a las personas; que no le quepa duda que también a usted lo van a terminar juzgando por otro lado mi hermano. Porque la palabra del Señor dice (Mateo 7:1 RV-60): No juzguéis para que no seáis juzgados.
También hay un juicio para condenar a la persona, donde le ponemos una etiqueta a la gente, ¿no es cierto? “Fulano es tal cosa” dicen algunos; otros han dicho: “mire ese hermano es malo”; ¡Qué feo eso! ¿No es cierto? Esa persona es mala, esa persona tal cosa, esa persona es mañoso (es ladrón), esa persona es tal cuestión. Un día yo escuchaba una persona que dijo: “esa hermana bien alegre”, pero la intención con la que dijo eso era otra, ¿me entiende? En Romanos 2:1 dice: Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
Mi hermano yo pudiera pasar un largo tiempo acá contando las experiencias que yo he vivido, o he conocido de situaciones donde este versículo que tenemos enfrente se hace una realidad, mira aún nosotros los pastores. Viene a mi mente un caso, que no voy a mencionar los nombres de ellos. Un pastor de esos tele-evangelistas comenzó a criticar a otro pastor que se había divorciado, y hermano lo publicó a los cuatro vientos. El hombre lo gritaba en el púlpito: “y ese fulano que hizo tal cosa, que terminó viviendo con su secretaria, y que terminó haciendo aquí, y que terminó haciendo allá, ese hombre no es digno del evangelio”. Ay hermanos, el mundo se comió al otro pastor, pero lo echaron al piso por todas las declaraciones. Simple y sencillamente, para que un año más tarde se vinieran a dar cuenta que este pastor (el que había acusado) estaba haciendo exactamente lo mismo. Ahora los dos están ya con una gran X, señalados los dos, que éste acusó aquel, y que aquel acusó a este. Y los dos son iguales, ¿qué necesidad?¿Saben quién sale perdiendo en una situación como ésta? El evangelio. Porque la gente dice: “¿Te das cuenta? Son atajos de pícaros, todos son iguales, todos son cortados con la misma tijera. Entonces yo digo: “¿qué necesidad?” Ahora lo interesante de todo esto es, que cuando pasó el tiempo, aún personas que no conocen al Señor, emitieron su juicio. Dijeron: “imagínate, los dos eran iguales pero, que este primer pastor, el que acusó al otro, terminó recibiendo la misma situación.” Hermanos, ¿para qué nos vamos a meter en un lío como ese? En primer lugar, no le están preguntando. Y en segundo lugar, ¿por qué tiene esa maldad en su corazón? ¿Por qué quiere humillar a alguien? ¿Por qué quiere usted que todo el mundo sepa que esa persona tiene tal cosa, que esa persona posee ese defecto, o que esa persona hizo algo en algún momento, en alguna situación?
Y esto es lo terrible de lo que estamos viendo, en Mateo 7:1 dice: No juzguéis para que no seáis juzgado. Lo que está diciendo acá es: ¿Usted juzga? Lo van a juzgar también a usted. ¿Usted va a juzgar a alguien? A usted lo va a juzgar otra persona. ¿Sabe qué significa este versículo? La va a pagar, la va a pagar. (Mateo 7:2 RV-60) Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
En el versículo 8 y 9 dice: 8E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Esto nos habla acerca de la universalidad del pecado. No hay una sola persona que sea limpia, no hay. El único, el único digno en Jesús. El único sin pecado es Dios.
Mire hermano, por la sabiduría que Dios nos da, por el discernimiento que Dios nos da, uno tiene que saber con quién camina, con quién habla, con quien hace negocios, con quién sale, con quién come. Tenemos que aprender este tipo de situaciones. ¿Por qué? Porque de lo contrario nos podemos ver involucrados en situaciones de las que nosotros no participamos.
Esta semana que estaba en mi país, El Salvador, platicaba con una persona, y fíjate que esta persona siempre se estuvo metiendo en líos por estar con la gente equivocada. Ahora que están llevándose a un montón de gente que dicen que son “mareros” (pandilleros) y los están metiendo a la cárcel, hay algunos que los agarraron y dicen: “No, es que yo no soy.” No, no eres, pero estabas con ellos.
Entonces ese es un tipo de juicio. Es un juicio, usted sabe cómo está la situación, usted evalúa para saber si usted puede entenderse con esa persona o no. Eso sucede a todo nivel, aún en el noviazgo usted emite un juicio. Usted es novio de una muchacha, es novia de un jovencito, usted lo conoce y a la vuelta de un tiempo usted dice: a mí me gusta como es él. Me encanta. Ojalá y nos casemos un día. O usted dice: a no, esta mujer no me gusta a mí. No me gusta porque por qué es así, porque es allá. Pero usted emite su juicio. Usted se queda tranquilamente con la información. Hay personas que les encanta andar “regando” las cosas hermanos. Les encanta que toda la gente sepa. Y esa maldad, esa maldad del corazón de andar “regando” situaciones, usted la va a sufrir también porque Dios es justo.
Otra cosa que es bien importante: No venga con la historia de querer justificar sus acciones. Es que mire pastor yo lo dije para que otras personas no vayan a caer en ese problema. Dios conoce la razón por la que usted abrió su boca. Dios la conoce. Si usted usó mentiras y lo que dijo es una falsedad, peor todavía porque Dios es justo. Yo conozco gente amargadas porque son un atajo de mentirosos. Porque han dicho cosas que no son ciertas a la gente. Son personas que les van mal en la vida por abrir su boca diciendo cosas que no son verdad y eso es triste.
Mira hermano en cuestiones de matrimonios cuando se deja una pareja al principio hay esa animosidad, que el hombre pone a la mujer por el piso y la mujer pone al hombre por el piso. Ya cuando pasan los años pues ya ella dice: no, la verdad que no era tan malo. La verdad que no era tan mala, pues sí, pero ya le contó a 400 personas lo que era su marido. Que ese hombre es un aquí, que es un allá, que es un gran mujeriego, que ese hombre nunca me ayudó, nunca me dio nada. Dicen un montón de cuestiones. Ahora, Dios sabe, porque recuérdese estos pobres bobos (escribas y fariseos), como dicen allá en mi pueblo, “al agua querían mojar, al fuego querían quemar, y otros le agregan este a la guardia quiere meter preso”. ¿Qué querían hacer ellos? Engañar a Jesús. Eso le demuestra que ellos no entendían quién era Jesús. Nunca le conocieron. A la mujer la utilizaron nada más como una carnada. Lo que querían en realidad no era que se hiciera justicia, no señor, justicia no, si sólo trajeron a la mujer, no trajeron al hombre. Imagínate (ellos dijeron): “esta mujer tiene marido pero la encontramos con otro hombre haciendo el sexo y por eso te la trajimos aquí”. ¡Qué horrible eso, qué horrible! Cuando usted piensa en otra persona, por ejemplo usted piensa en la querida de su marido, ¡qué bueno que le haya pasado eso! Ahora piense si fuera su hija, piense si fuera su hermana, piense si fuera su mamá. Oh, ahí ya actuamos de una manera diferente. Ahí si, sacamos las uñas. Pero Dios mira la maldad del corazón. Si verdaderamente ellos querían resolver la situación lo hubieran hecho en privado, pero no lo hicieron en privado, lo anunciaron en público porque había maldad en el corazón de esta gente.
Entonces más vale hermano que si usted tiene la piedra en la mano, tírela al suelo; porque con esa misma piedra que usted quiera apedrear a la persona que ha cometido un error, con esa misma le van a tirar a usted, es así.
Dice que: acusados por su conciencia, gracias a Dios por la conciencia. En el salmo 16:7 dice Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.
Todos tenemos un sistema de valores y cuando quebrantamos ese sistema de valores, especialmente como cristiano que somos. Si usted es una persona sensible al espíritu de Dios, si es sensible, inmediatamente su conciencia lo va a atacar; esa noche no duerme. (Ay Dios mío, Padre ¿qué estaba haciendo, en qué estaba pensando? Eso no está bien, Señor qué barbaridad, ¿cómo es posible señor?) Eso hace el que tiene conciencia, ese es el que tiene ese discernimiento espiritual. La conciencia nos ataca cuando usted ha hecho algo en contra de Dios o en contra de alguien más. Hay gente que no tiene conciencia, hay personas que dañan a su prójimo y no les interesa. No tienen esa cercanía del Espíritu de Dios, esa sensibilidad espiritual de poder hacer cualquier cosa. ¿Sabe qué dice ese? Si no es nada, no pasa nada, si eso no es nada. (¿Te robaste 500 dólares? Es un poquitito no más.) Hay gente que piensa así.
Qué bueno que esta gente por lo menos tenía eso, conciencia, la culpa les invadió.
En el versículo 10 dice: 10Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Este es el mensaje: ¿Dónde están los que te acusan? 11Ella dijo: Ninguno Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno, vete y no peques más. Fíjate qué cosa más interesante: “El único que estaba limpio era Jesús y no la condenó”.
¿Sabe usted que algunos estudiosos ponen en tela de juicio este pasaje que estamos leyendo? Es más algunos dicen que no en algunos manuscritos originales no se encuentra, y luego más adelante algunos padres de la teología mencionan de que este pasaje hace lucir mal a Jesús. Porque da la impresión que está diciendo: “que está bien que una mujer haya cometido ese pecado”. No es cierto, eso no dice el pasaje, eso no dice la escritura.
Jesús no pasó por alto el pecado de esta mujer. Quiero decir esto para que entiendan hermanos, se lo digo para su bien. Se lo digo con cariño, se lo digo con amor y le recomiendo otro estudio que se llama ¿Por qué se ofenden? Escuche bien porque es delicado, si usted está viviendo, o si usted está teniendo relaciones sexuales con una persona, que no es su esposa ni su esposo, déjeme decirle algo que está en la Biblia: “Los fornicarios y los adúlteros no heredarán el reino de Dios”, eso dice la bendita palabra del Señor, en 1 Corintios 6: 9 y 10. ¿Qué significa esto? Mi hermano, si la Biblia dice que es pecado, es pecado. Si la Biblia dice: que eso está mal, está mal. Ahora, si usted piensa que una canita al aire por aquí, otra por allá es un buen estilo de vida, déjeme decir algo: “Usted no ha nacido de nuevo” Trate con su pecado.
Si usted no está satisfecha con su marido, más vale que le vaya gustando. Si usted no está satisfecho con su con su esposa, mas vale que le vaya gustando. Es que vivimos en una sociedad de libertinaje profundo, donde las parejas se unen, tienen sexo, tienen relaciones y se excusan diciendo que todo el mundo lo hace. Mi pregunta es: ¿Qué el libro estamos leyendo? Por amor de Dios.
Señorita si su novio, que también dice que es cristiano, la presiona para tener relaciones íntimas y usted sede porque él le dice: “si nos vamos a casar, si no sé qué, si no se cuándo y ¿por qué no me lo das?” Ese hombre no le conviene, ¿sabe por qué? Porque la está motivando a hacer algo que desagrada a Dios, entiéndalo por favor. No se trata de que yo me dé cuenta o no, yo no voy a andar detrás de ustedes como hicieron los escribas y fariseos. ¿Y la sensibilidad espiritual dónde está? ¿Y su amor a Dios dónde está? ¿Dónde está el amor a la muchacha con la que usted se va a casar? Mira, ¡Hagámoslo por Dios, honremos al Señor! Si nosotros queremos que Dios bendiga nuestro matrimonio, pues honremos a Dios hombre. Si tanta es tu desesperación, casémonos ya. Pero repito, hay personas, parejas que se introducen en este tipo de relaciones íntimas que se excusan: “Ah mire, pero el Señor perdonó a la mujer.” Sí, es cierto, pero también les dio un consejo. Le dijo: “No lo hagas otra vez. Vete y no peques más”. Tendría que ser demasiado bruta la pobre mujer como para volver a hacer lo mismo. Ya la tenía difícil. Se imaginan al día siguiente cuando fue a comprar pan, todos la reconocerían, dice el versículo que todo el pueblo se dio cuenta. Eso sucedió en Judea, yo aseguro que se fue a vivir a Egipto por lo menos, tremendamente difícil la situación.
Entonces hermano quiero que le quede bien claro esto: “El Señor Jesús perdonó.” Yo no entiendo ¿por qué algunos estudiosos dicen que este pasaje hace lucir mal a Jesús? No Señor, es la verdad.
Si usted prefiere seguir en su pecado, está en problemas. Dice la palabra del Señor (Proverbios 28:13) El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. ¿Quién no ha cometido un pecado? ¿Quién no ha cometido un error? Pero si usted confiesa su pecado al Señor y se aparta; usted enmienda y la relación es entre usted y el Señor.
En este lindo pasaje que estudiamos hoy aprendemos hermanos, antes de juzgar a otras personas júzguese usted primero. Fue Benjamín Franklin quien dijo: “Antes de señalar mi mancha, limpia bien tu dedo.” ¿Quién es usted? ¿Quién soy yo, dígame quién? Usted se ha dado cuenta que en esta iglesia nosotros no pasamos al frente, como hacen otras, a las personas que han pecado durante la semana para humillarlos.
Hace mucho tiempo yo tuve aquí a un pastor predicando, en nuestra iglesia, ya está en la presencia del Señor este hombre. Era de California, aquí en el púlpito nos dijo: “en mi iglesia nosotros ponemos en disciplina a las personas que han pecado” ¿Y qué significa poner en disciplina? Significa pasar a la persona en público y que confiesa su pecado delante de todos. ¡No habría culto aquí!
Le digo esto, con todo el respeto del mundo que merecen las congregaciones. Yo he estado predicando en iglesias donde los pastores acostumbran a pedirle a la gente que pase al altar cuando termina la predicación, en algunas he estado asistiendo durante 20 años consecutivos, ¿adivine qué? Las mismas personas en el altar, cada año. Yo digo: “Hermano tome una decisión, deje ese pecado, y viva para Dios hombre, para que andar cargando ese peso, despojémonos de todo peso, dice la escritura. Póngase a cuentas con el Señor, haga las cosas como Dios manda. Si está robando, ya nos robe más. Si estás chismeando, pues ya no chismee más”; porque aún dentro de las iglesias hay hermanitas que tienen una lengua más larga que su fe. Entonces antes de juzgar a otra persona, júzguese a usted mismo. No tenemos nuestros dedos limpios hermanos, ni tampoco nos vamos a considerar más santos. A mí esa gente, de lejitos, personas espiritufláuticas a mí no me gustan. Porque son muy emocionalistas, es demasiada su emoción. Son mucho “güiri güiri” y poco hacer. La Biblia dice que el que hace la voluntad de Dios, el que hace. Hay uno que hizo y hay uno que no hizo.
La mayoría de gente que acusa, es gente hipócrita. Porque los escribas y los fariseos eran gente así, eran hipócritas. A la hora de juzgar a otras personas descubra el motivo por qué está haciendo lo que está haciendo, o por qué está diciendo lo que está diciendo. A veces lo hacemos solo para dañar a otra persona. Somos humanos, hermanos. Cuando una persona una persona se siente herida, dice algo que escuchó y le agrega, ¿no es cierto? Con la medida con que nosotros juzgamos así vamos a ser juzgados, y en mi rancho dicen: “y con una cuarta más.”
Después de todo lo que se diga y lo que se haga, déjeme decirle que al final, solamente queda usted con Jesús. La gente puede decir cosas, y puede que lo que la gente diga sea cierto o puede que lo que la gente diga sea mentira. Al final del día es usted solo/sola con Jesús. ¿Qué va a hacer? Porque recuerde una cosa, antes de defraudar a la gente defraudamos a Dios. Antes de pecar contra una persona pecamos contra Dios; y al final; todos dijeron lo que dijeron e hicieron lo que hicieron, pero al final queda solo Jesús; porque ya todos se fueron. Es Jesús y nosotros.
Nos damos cuenta que Jesús nos insta a vivir una vida diferente, dice: Vete y no peques más. Ahí está la clave. ¡Qué triste lo que te ha pasado! Ya no lo vuelvas a hacer. Ya ponle un paro a este tipo de vida, a esta situación; y hágalo por Dios. Mire cuando una persona honra a Dios con sus acciones, honra a Dios con sus decisiones y su determinación; la bendición de Dios llega, ¿por qué? Porque Dios honra a los que le honran. Lo malo está quedarse ahí en esa situación y morir de esa manera.
Así como esa mujer merecía la muerte, nosotros también hermanos; (Romanos 6:23 RV-60) Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. La historia de esta mujer es una historia de gracia, una historia de perdón, una historia de misericordia. Es también una historia para revelarnos que hay personas como los escribas y los fariseos que están llenos de hipocresía, llenos de maldad en su corazón. Siempre hay gente que va a querer vernos de una manera diferente, hablar cosas nuestras.
Hay gente hermano que habla falso testimonio en contra de los cristianos. ¿Se acuerda usted allá en el antiguo testamento, la mujer de Potifar cuando vió a José? Que lo vió guapetón y le puso los ojos la señora. Y esa no anduvo con rodeos. Le dijo de una sola vez: “duerme conmigo”. El hombre dijo: “No”. Si lee bien el pasaje, en el capítulo 39 de Génesis, se dará cuenta que le dijo la segunda vez: “Duerme conmigo.” Y José dijo: “No”. Y la mujer pegó un gran grito y lo acusó falsamente. Yo no sé qué pasó con esa mujer, la Biblia no nos dice qué pasó con ella. Pero eso sí, nos indica que hay personas que no tienen escrúpulos, que son capaces de acusar falsamente a alguien.
Esta historia maravillosa, de la multitud, de Jesús en frente de esta mujer, es una historia de gracia, una historia de perdón y de misericordia. Yo quisiera amados míos que lleváramos a casa en ésta tarde dos cosas.
En primer lugar que tengamos cuidado extremo a la hora de juzgar a alguien, entienda que no estamos limpios.
En segundo lugar, me encanta esta porción de la escritura porque me habla del carácter de Jesús. Bien dice la palabra del Señor que Él no ha venido a condenar a este mundo, sino a salvar a este mundo. Y esa pobre mujer que estaba frente al Señor, supongo que estaba bañada en lágrimas, llenísima de vergüenza, porque la expusieron delante del pueblo completo y en el templo. Usted está esperando que el juez emita su juicio. “Mujer” me gusta esa palabra también, Porque en el original es la misma palabra cuando Jesús se refiere a su mamá: “mujer no ha llegado mi hora todavía”) palabra con respeto. Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? Y puedo imaginar a la mujer levantando su cabeza, porque la gente ya tenía las piedras en las manos hermano, y mirar para todos lados. Ya no hay nadie. Solo con Jesús. ¿Dónde están los que te acusaban, dónde están los que te condenaban? Dijo: “No hay nadie señor, ninguno”. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno, vete y no peques más. Una historia de perdón, de gracia y de misericordia.
Demos gracias al Señor:
Padre te damos gracias mi Señor Jesús por esta palabra bendita. Esta pregunta de Jesús: ¿Dónde están los que te acusaban? Padre perdónanos por todas las veces que hemos acusado a otras personas con maldad en el corazón. Las veces que hemos acusado a otra gente condenándola, cuando nosotros mismos no estamos limpios. Venimos delante de tu presencia Señor, así como esta mujer diciéndote: “Señor, nosotros no estamos limpios, límpianos con tu sangre preciosa, purifica nuestro corazón, purifica nuestros pensamientos.” De tal manera, Padre, que podamos glorificar tu nombre en nuestros pensamientos y en nuestras acciones. Te damos gracias porque un día estuvimos enfrente de ti y no nos condenaste sino que, al igual que en este momento, mostraste gracia, perdón y misericordia. ¡Bendito sea tu nombre, bendito sea tu nombre Señor! Es muy probable que la multitud haya pensado que esa mujer no era digna de perdón, nosotros tampoco somos dignos; pero tu gracia y tú misericordia nos alcanzó, por eso te alabamos, te bendecimos y estamos eternamente agradecidos.
Mientras todos oramos en esta tarde, déjeme decirle qué: “Dios es un Dios de amor. Un Dios de gracia, de perdón.” Si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón pero quisiera hacerlo en esta tarde, hoy es un buen momento. Si usted me dice: “Pastor yo necesito a Dios en mi vida, yo quiero entregarle al Señor mi alma.” ¿Hay alguien que quiere recibir a Cristo en el corazón? Ahí donde está yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano y déjenos orar por usted. Si hay alguna persona que dice: “Pastor, yo necesito al Señor en mi vida” Venga a los pies de Jesús, entréguele su corazón a Cristo. Dios le ama, tiene un plan maravilloso para su vida. Dios quiere salvarle, quiere perdonar sus pecados y darle la bendición de la vida eterna.
Usted que nos mira por internet también usted puede hacer lo mismo a través de una oración de fe dígale al Señor: “Señor en este día te pido perdón por mis faltas. Te entrego mi corazón, te entrego mi vida, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias por poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa por mis pecados. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi alma, te entrego mi vida. Si usted hizo esta oración queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su palabra bendita.
Padre despídenos con tu paz y con tu bendición. En el nombre de Jesús,
Amén y amén.
¿Donde estan los que te acusan?
Abril 24, 2022 – 1:30PM | Juan 8:1-11 | Dr. David Rodríguez
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Vamos a abrir la palabra por favor en el evangelio de Juan capítulo 8, vamos a leer del versículo 1 al versículo 11. (Juan 8: 1-11. RV-60)
Leo para ustedes desde el último versículo (53) del capítulo 7 y continuo hasta Juan 8:11.
7 53Cada uno se fue a su casa;
8 1y Jesús se fue al monte de los Olivos. (En esta oportunidad tenemos a Jesús en el Templo, es decir en Judea, eso es la parte Sur de Israel. Jesús era de Galilea, la parte Norte de Israel. Entonces cada uno se fue a su casa, pero el Señor no tenía casa para donde irse en Judea y Él se fue al monte de los Olivos). 2Y por la mañana volvió al templo, (recuérdese que cuando leemos la palabra “Templo” es Jerusalén, entonces Jerusalén es al Sur de Israel) y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. 3Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? 6Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 7Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
¡Que Dios bendiga la lectura de esta palabra!
Continuamos estudiando la serie “Cuando Dios Hace Preguntas”.
1: ¿Y ustedes quién dicen que soy? ¿Qué represento yo para ustedes? ¿Quién es Jesús para usted? (Mateo 16:13)
2: ¿Y los nueve dónde están? ¿Dónde están los que recibieron un favor? Hablamos de ¿dónde están todas aquellas personas que recibieron un favor de parte de Dios? ¿Quién sabe dónde están? (Lucas 17:11-19).
3: ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo y perder el alma? Hablamos del valor de las cosas materiales y espirituales. (Mateo 16:24-26).
4: ¿Por qué tienen tanto miedo? Hablamos del valor de la fe. (Marcos 4: 35-40).
5: ¿Por qué se ofenden? ¿Se acuerdan? No se ofenda cuando se le dice la verdad. Esta pregunta, ¿por qué se ofenden?, se la dijo Jesús después que confrontó a la gente cuando le habían seguido al otro lado del lago. Jesús les dijo: “ustedes me siguen porque les di de comer” Se enojaron, algunos se fueron. Dice la escritura (Juan 6:66) que a partir de ese momento muchos discípulos ya no les siguieron y Jesús les dijo: ¿por qué se ofenden?
6: ¿Crees tú en el hijo de Dios? Esta fue la pregunta que le hizo al ciego de nacimiento y hablamos de crecer en el conocimiento de Dios. Porque la primera vez que le preguntaron al ciego: ¿quién te hizo esto? Dijo: “un hombre que se llama Jesús”. Pero más adelante le dijeron: ¿y tú quién crees que sea ese hombre? Él dijo: “profeta”. Y luego, la tercera vez, fue cuando se encontraron con Jesús y le adoró. (Juan: 9)
7: ¿Cuánto me amas? Se puede amar mucho y se puede amar poco. Hablamos del significado de amar a Dios con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas y con todo el alma. (Juan 21: 15-18)
8: ¿A ti qué? Usted se acuerda, ¿verdad? Que ustedes fueron los que dijeron; “esto quiere decir a usted que le importa”. ¿Y a ti qué? Sígueme tú. Jesús te dijo eso. Tenemos que seguir a Jesús sin mirar lo que otros hacen o dejan de hacer. (Juan: 20)
En esta tarde quiero estudiar esa pregunta de Jesús:
¿Dónde están los que te acusan?
En el versículo 1 (Juan: 8) dice: Y Jesús se fue al monte de los Olivos. Yo quiero que por un instante nosotros imaginemos la escena. Aquellos que hemos estado en Israel, hemos estado en el monte de los Olivos, hemos descendido del monte de los Olivos para entrar a la ciudad de Jerusalén. Y esto es precisamente lo que nos está diciendo este versículo, el Señor se fue al monte de los Olivos, pasó la noche en el monte de los Olivos.
El versículo 2 dice: 2Y por la mañana volvió al templo. Ahora, notemos lo siguiente, imagínense, piense usted, Jesús en la explanada del templo enseñando la palabra. Y surge otra pregunta ¿cuánta gente le estaba escuchando? El versículo dice: 2y todo el pueblo vino a él. Quiere decir que era una multitud hermanos. Jesús enseñaba y una multitud se acercó a escuchar. Jesús estaba sentado dice: 2y sentado él, les enseñaba.
En el versículo 3, entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio. Bueno, sinceramente le digo hermanos a esta fue una escena terrible, triste en realidad. No sé, ¿cómo personas pueden gozarse de la humillación de alguien más? Yo no sé, ¿por cuánto tiempo arrastraron a esta mujer?, no lo sé. Pero dice la escritura que la trajeron, yo supongo que Jesús enseñando con una gran multitud, estos hombres porque eran escribas y fariseos que se vestían de una manera distinta, de una manera diferente que el resto del pueblo. Ellos debieron pedir permiso. Decirle a la gente: “muévanse, muévanse” y la gente al darse cuenta que eran los doctores de la ley, que eran los fariseos, que eran los escribas, no les quedaba más que hacerse a un lado. Traían arrastradas a esta pobre mujer y la pusieron delante de toda la gente que se encontraba en ese lugar.
Hermanos dice el versículo que la mujer fue sorprendida en adulterio. Mira, la desnudez de una persona causa mucha vergüenza. Uno se puede desnudar delante de su esposa ¿verdad?, y la esposa delante de su marido, cuando ya tienen un buen tiempo de matrimonio. A muchos al principio, incluso, les cuesta ¿no es cierto? Pero es una situación que causa vergüenza, nadie quiere que lo vean desnudo. Aún desde el libro de Génesis dice la escritura: “que después que pecaron Adán y Eva se escondieron. Y el Señor le preguntó: ¿por qué se habían escondido? ¿Y qué contestaron ellos? Es que estábamos desnudos” Sin embargo aquí vemos a gente mala, aquí vemos a personas con esa inclinación de exponer públicamente los pecados, los errores, las faltas de otra persona. Se manifiesta el deseo de humillar, de ridiculizar a alguien. Indiscutiblemente vemos que son personas hipócritas estas que estamos estudiando, porque ellos también son pecadores. Mis amados hermanos, hay situaciones en la vida que deben tratarse con mucha delicadeza. Como cristianos que somos, si tratamos de exponer públicamente, o demostrar, la humillación de otro ser humano, está claro que no hay buenas intenciones en el alma, en la mente o en el corazón. Cuando se trata de exponer a alguien, y mucho menos en una situación como ésta porque los escribas y los fariseos también eran un atajo de pecadores, esto nos demuestra que muchos de nosotros somos crueles para juzgar. Hermanos somos crueles, lo llevamos en la sangre como seres humanos que somos, siempre queremos poner a otras personas mucho más bajo de lo que somos nosotros. Hablamos mal de uno, hablamos mal del otro y magnetizamos la situación.
El versículo 5 dice: Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Roma había prohibido cualquier tipo de ejecución por asuntos religiosos. Esa fue la razón por la cual los judíos no mataron a Jesús, es decir, tuvieron que llevarle ante Pilatos primero, después le llevaron a Herodes, ¿verdad? porque los romanos no permitían esto. Ésta era una trampa, lo dice el versículo, lo hacían para acusar al Señor.
En el versículo 6 dice: Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Ellos lo querían acusar, era como probándolo; vamos a ver qué dice Jesús. Si Jesús dice: “hay que apedrearla”, hermanos se hubiera metido en un lío con Roma. Recuerde que era Roma quien gobernaba en ese entonces. Si Jesús la hubiese acusado, ¿dónde estaba el amor que el Señor andaba predicando? Era una manera de acusar a nuestro Señor y toda esta escena precisamente fue para eso.
El versículo 7 dice: Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Notemos algo, ¿Qué dices tú? Jesús no dijo nada, Jesús no contestó. Y ahora el versículo dice que insistieron en preguntarle, entonces ahí sí, el Señor se enderezó (levantó la cabeza) y les dijo: bueno, el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Lo que Jesús estaba diciendo es: “ustedes no están calificados para juzgar, porque ustedes también son pecadores, porque ustedes también la han regado, porque ustedes también han cometido errores, porque ustedes también han pecado.
Ahora déjeme mencionar algo que considero importante. Hay un juicio de discernimiento, pero que no lleva ninguna mala intención. Cuando usted conoce a las personas, después que ha transcurrido un tiempo, usted puede emitir un juicio acerca de una persona, ¿verdad? Y usted debe tener el sumo cuidado de ver ¿con quién usted se mete, con quién sale, con quién habla, con quién usted hace negocios, con quién usted trata? Ese es el tipo de juicio llamado: “Discernimiento”, ¿ve? Hay personas que usted puede decir: ¡Uy! Yo a ese “fulano” no le presto nada, porque uno le presta y él no se lo regresa”, ¿verdad? Usted emite un juicio, pero no lo está haciendo con el deseo de humillar a una persona. Es bien importante que sepan que: “el Señor Jesucristo conoce las intenciones de nuestro corazón”. Entiendan esto por amor de Dios, hermanos, el Señor Jesucristo conoce las intenciones de nuestro corazón. Si yo emito juicio sobre una persona y lo hago con la mala intención, con la intención de poner por el piso, de humillar, de hacer sentir mal a las personas; que no le quepa duda que también a usted lo van a terminar juzgando por otro lado mi hermano. Porque la palabra del Señor dice (Mateo 7:1 RV-60): No juzguéis para que no seáis juzgados.
También hay un juicio para condenar a la persona, donde le ponemos una etiqueta a la gente, ¿no es cierto? “Fulano es tal cosa” dicen algunos; otros han dicho: “mire ese hermano es malo”; ¡Qué feo eso! ¿No es cierto? Esa persona es mala, esa persona tal cosa, esa persona es mañoso (es ladrón), esa persona es tal cuestión. Un día yo escuchaba una persona que dijo: “esa hermana bien alegre”, pero la intención con la que dijo eso era otra, ¿me entiende? En Romanos 2:1 dice: Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
Mi hermano yo pudiera pasar un largo tiempo acá contando las experiencias que yo he vivido, o he conocido de situaciones donde este versículo que tenemos enfrente se hace una realidad, mira aún nosotros los pastores. Viene a mi mente un caso, que no voy a mencionar los nombres de ellos. Un pastor de esos tele-evangelistas comenzó a criticar a otro pastor que se había divorciado, y hermano lo publicó a los cuatro vientos. El hombre lo gritaba en el púlpito: “y ese fulano que hizo tal cosa, que terminó viviendo con su secretaria, y que terminó haciendo aquí, y que terminó haciendo allá, ese hombre no es digno del evangelio”. Ay hermanos, el mundo se comió al otro pastor, pero lo echaron al piso por todas las declaraciones. Simple y sencillamente, para que un año más tarde se vinieran a dar cuenta que este pastor (el que había acusado) estaba haciendo exactamente lo mismo. Ahora los dos están ya con una gran X, señalados los dos, que éste acusó aquel, y que aquel acusó a este. Y los dos son iguales, ¿qué necesidad?¿Saben quién sale perdiendo en una situación como ésta? El evangelio. Porque la gente dice: “¿Te das cuenta? Son atajos de pícaros, todos son iguales, todos son cortados con la misma tijera. Entonces yo digo: “¿qué necesidad?” Ahora lo interesante de todo esto es, que cuando pasó el tiempo, aún personas que no conocen al Señor, emitieron su juicio. Dijeron: “imagínate, los dos eran iguales pero, que este primer pastor, el que acusó al otro, terminó recibiendo la misma situación.” Hermanos, ¿para qué nos vamos a meter en un lío como ese? En primer lugar, no le están preguntando. Y en segundo lugar, ¿por qué tiene esa maldad en su corazón? ¿Por qué quiere humillar a alguien? ¿Por qué quiere usted que todo el mundo sepa que esa persona tiene tal cosa, que esa persona posee ese defecto, o que esa persona hizo algo en algún momento, en alguna situación?
Y esto es lo terrible de lo que estamos viendo, en Mateo 7:1 dice: No juzguéis para que no seáis juzgado. Lo que está diciendo acá es: ¿Usted juzga? Lo van a juzgar también a usted. ¿Usted va a juzgar a alguien? A usted lo va a juzgar otra persona. ¿Sabe qué significa este versículo? La va a pagar, la va a pagar. (Mateo 7:2 RV-60) Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
En el versículo 8 y 9 dice: 8E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Esto nos habla acerca de la universalidad del pecado. No hay una sola persona que sea limpia, no hay. El único, el único digno en Jesús. El único sin pecado es Dios.
Mire hermano, por la sabiduría que Dios nos da, por el discernimiento que Dios nos da, uno tiene que saber con quién camina, con quién habla, con quien hace negocios, con quién sale, con quién come. Tenemos que aprender este tipo de situaciones. ¿Por qué? Porque de lo contrario nos podemos ver involucrados en situaciones de las que nosotros no participamos.
Esta semana que estaba en mi país, El Salvador, platicaba con una persona, y fíjate que esta persona siempre se estuvo metiendo en líos por estar con la gente equivocada. Ahora que están llevándose a un montón de gente que dicen que son “mareros” (pandilleros) y los están metiendo a la cárcel, hay algunos que los agarraron y dicen: “No, es que yo no soy.” No, no eres, pero estabas con ellos.
Entonces ese es un tipo de juicio. Es un juicio, usted sabe cómo está la situación, usted evalúa para saber si usted puede entenderse con esa persona o no. Eso sucede a todo nivel, aún en el noviazgo usted emite un juicio. Usted es novio de una muchacha, es novia de un jovencito, usted lo conoce y a la vuelta de un tiempo usted dice: a mí me gusta como es él. Me encanta. Ojalá y nos casemos un día. O usted dice: a no, esta mujer no me gusta a mí. No me gusta porque por qué es así, porque es allá. Pero usted emite su juicio. Usted se queda tranquilamente con la información. Hay personas que les encanta andar “regando” las cosas hermanos. Les encanta que toda la gente sepa. Y esa maldad, esa maldad del corazón de andar “regando” situaciones, usted la va a sufrir también porque Dios es justo.
Otra cosa que es bien importante: No venga con la historia de querer justificar sus acciones. Es que mire pastor yo lo dije para que otras personas no vayan a caer en ese problema. Dios conoce la razón por la que usted abrió su boca. Dios la conoce. Si usted usó mentiras y lo que dijo es una falsedad, peor todavía porque Dios es justo. Yo conozco gente amargadas porque son un atajo de mentirosos. Porque han dicho cosas que no son ciertas a la gente. Son personas que les van mal en la vida por abrir su boca diciendo cosas que no son verdad y eso es triste.
Mira hermano en cuestiones de matrimonios cuando se deja una pareja al principio hay esa animosidad, que el hombre pone a la mujer por el piso y la mujer pone al hombre por el piso. Ya cuando pasan los años pues ya ella dice: no, la verdad que no era tan malo. La verdad que no era tan mala, pues sí, pero ya le contó a 400 personas lo que era su marido. Que ese hombre es un aquí, que es un allá, que es un gran mujeriego, que ese hombre nunca me ayudó, nunca me dio nada. Dicen un montón de cuestiones. Ahora, Dios sabe, porque recuérdese estos pobres bobos (escribas y fariseos), como dicen allá en mi pueblo, “al agua querían mojar, al fuego querían quemar, y otros le agregan este a la guardia quiere meter preso”. ¿Qué querían hacer ellos? Engañar a Jesús. Eso le demuestra que ellos no entendían quién era Jesús. Nunca le conocieron. A la mujer la utilizaron nada más como una carnada. Lo que querían en realidad no era que se hiciera justicia, no señor, justicia no, si sólo trajeron a la mujer, no trajeron al hombre. Imagínate (ellos dijeron): “esta mujer tiene marido pero la encontramos con otro hombre haciendo el sexo y por eso te la trajimos aquí”. ¡Qué horrible eso, qué horrible! Cuando usted piensa en otra persona, por ejemplo usted piensa en la querida de su marido, ¡qué bueno que le haya pasado eso! Ahora piense si fuera su hija, piense si fuera su hermana, piense si fuera su mamá. Oh, ahí ya actuamos de una manera diferente. Ahí si, sacamos las uñas. Pero Dios mira la maldad del corazón. Si verdaderamente ellos querían resolver la situación lo hubieran hecho en privado, pero no lo hicieron en privado, lo anunciaron en público porque había maldad en el corazón de esta gente.
Entonces más vale hermano que si usted tiene la piedra en la mano, tírela al suelo; porque con esa misma piedra que usted quiera apedrear a la persona que ha cometido un error, con esa misma le van a tirar a usted, es así.
Dice que: acusados por su conciencia, gracias a Dios por la conciencia. En el salmo 16:7 dice Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.
Todos tenemos un sistema de valores y cuando quebrantamos ese sistema de valores, especialmente como cristiano que somos. Si usted es una persona sensible al espíritu de Dios, si es sensible, inmediatamente su conciencia lo va a atacar; esa noche no duerme. (Ay Dios mío, Padre ¿qué estaba haciendo, en qué estaba pensando? Eso no está bien, Señor qué barbaridad, ¿cómo es posible señor?) Eso hace el que tiene conciencia, ese es el que tiene ese discernimiento espiritual. La conciencia nos ataca cuando usted ha hecho algo en contra de Dios o en contra de alguien más. Hay gente que no tiene conciencia, hay personas que dañan a su prójimo y no les interesa. No tienen esa cercanía del Espíritu de Dios, esa sensibilidad espiritual de poder hacer cualquier cosa. ¿Sabe qué dice ese? Si no es nada, no pasa nada, si eso no es nada. (¿Te robaste 500 dólares? Es un poquitito no más.) Hay gente que piensa así.
Qué bueno que esta gente por lo menos tenía eso, conciencia, la culpa les invadió.
En el versículo 10 dice: 10Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Este es el mensaje: ¿Dónde están los que te acusan? 11Ella dijo: Ninguno Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno, vete y no peques más. Fíjate qué cosa más interesante: “El único que estaba limpio era Jesús y no la condenó”.
¿Sabe usted que algunos estudiosos ponen en tela de juicio este pasaje que estamos leyendo? Es más algunos dicen que no en algunos manuscritos originales no se encuentra, y luego más adelante algunos padres de la teología mencionan de que este pasaje hace lucir mal a Jesús. Porque da la impresión que está diciendo: “que está bien que una mujer haya cometido ese pecado”. No es cierto, eso no dice el pasaje, eso no dice la escritura.
Jesús no pasó por alto el pecado de esta mujer. Quiero decir esto para que entiendan hermanos, se lo digo para su bien. Se lo digo con cariño, se lo digo con amor y le recomiendo otro estudio que se llama ¿Por qué se ofenden? Escuche bien porque es delicado, si usted está viviendo, o si usted está teniendo relaciones sexuales con una persona, que no es su esposa ni su esposo, déjeme decirle algo que está en la Biblia: “Los fornicarios y los adúlteros no heredarán el reino de Dios”, eso dice la bendita palabra del Señor, en 1 Corintios 6: 9 y 10. ¿Qué significa esto? Mi hermano, si la Biblia dice que es pecado, es pecado. Si la Biblia dice: que eso está mal, está mal. Ahora, si usted piensa que una canita al aire por aquí, otra por allá es un buen estilo de vida, déjeme decir algo: “Usted no ha nacido de nuevo” Trate con su pecado.
Si usted no está satisfecha con su marido, más vale que le vaya gustando. Si usted no está satisfecho con su con su esposa, mas vale que le vaya gustando. Es que vivimos en una sociedad de libertinaje profundo, donde las parejas se unen, tienen sexo, tienen relaciones y se excusan diciendo que todo el mundo lo hace. Mi pregunta es: ¿Qué el libro estamos leyendo? Por amor de Dios.
Señorita si su novio, que también dice que es cristiano, la presiona para tener relaciones íntimas y usted sede porque él le dice: “si nos vamos a casar, si no sé qué, si no se cuándo y ¿por qué no me lo das?” Ese hombre no le conviene, ¿sabe por qué? Porque la está motivando a hacer algo que desagrada a Dios, entiéndalo por favor. No se trata de que yo me dé cuenta o no, yo no voy a andar detrás de ustedes como hicieron los escribas y fariseos. ¿Y la sensibilidad espiritual dónde está? ¿Y su amor a Dios dónde está? ¿Dónde está el amor a la muchacha con la que usted se va a casar? Mira, ¡Hagámoslo por Dios, honremos al Señor! Si nosotros queremos que Dios bendiga nuestro matrimonio, pues honremos a Dios hombre. Si tanta es tu desesperación, casémonos ya. Pero repito, hay personas, parejas que se introducen en este tipo de relaciones íntimas que se excusan: “Ah mire, pero el Señor perdonó a la mujer.” Sí, es cierto, pero también les dio un consejo. Le dijo: “No lo hagas otra vez. Vete y no peques más”. Tendría que ser demasiado bruta la pobre mujer como para volver a hacer lo mismo. Ya la tenía difícil. Se imaginan al día siguiente cuando fue a comprar pan, todos la reconocerían, dice el versículo que todo el pueblo se dio cuenta. Eso sucedió en Judea, yo aseguro que se fue a vivir a Egipto por lo menos, tremendamente difícil la situación.
Entonces hermano quiero que le quede bien claro esto: “El Señor Jesús perdonó.” Yo no entiendo ¿por qué algunos estudiosos dicen que este pasaje hace lucir mal a Jesús? No Señor, es la verdad.
Si usted prefiere seguir en su pecado, está en problemas. Dice la palabra del Señor (Proverbios 28:13) El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. ¿Quién no ha cometido un pecado? ¿Quién no ha cometido un error? Pero si usted confiesa su pecado al Señor y se aparta; usted enmienda y la relación es entre usted y el Señor.
En este lindo pasaje que estudiamos hoy aprendemos hermanos, antes de juzgar a otras personas júzguese usted primero. Fue Benjamín Franklin quien dijo: “Antes de señalar mi mancha, limpia bien tu dedo.” ¿Quién es usted? ¿Quién soy yo, dígame quién? Usted se ha dado cuenta que en esta iglesia nosotros no pasamos al frente, como hacen otras, a las personas que han pecado durante la semana para humillarlos.
Hace mucho tiempo yo tuve aquí a un pastor predicando, en nuestra iglesia, ya está en la presencia del Señor este hombre. Era de California, aquí en el púlpito nos dijo: “en mi iglesia nosotros ponemos en disciplina a las personas que han pecado” ¿Y qué significa poner en disciplina? Significa pasar a la persona en público y que confiesa su pecado delante de todos. ¡No habría culto aquí!
Le digo esto, con todo el respeto del mundo que merecen las congregaciones. Yo he estado predicando en iglesias donde los pastores acostumbran a pedirle a la gente que pase al altar cuando termina la predicación, en algunas he estado asistiendo durante 20 años consecutivos, ¿adivine qué? Las mismas personas en el altar, cada año. Yo digo: “Hermano tome una decisión, deje ese pecado, y viva para Dios hombre, para que andar cargando ese peso, despojémonos de todo peso, dice la escritura. Póngase a cuentas con el Señor, haga las cosas como Dios manda. Si está robando, ya nos robe más. Si estás chismeando, pues ya no chismee más”; porque aún dentro de las iglesias hay hermanitas que tienen una lengua más larga que su fe. Entonces antes de juzgar a otra persona, júzguese a usted mismo. No tenemos nuestros dedos limpios hermanos, ni tampoco nos vamos a considerar más santos. A mí esa gente, de lejitos, personas espiritufláuticas a mí no me gustan. Porque son muy emocionalistas, es demasiada su emoción. Son mucho “güiri güiri” y poco hacer. La Biblia dice que el que hace la voluntad de Dios, el que hace. Hay uno que hizo y hay uno que no hizo.
La mayoría de gente que acusa, es gente hipócrita. Porque los escribas y los fariseos eran gente así, eran hipócritas. A la hora de juzgar a otras personas descubra el motivo por qué está haciendo lo que está haciendo, o por qué está diciendo lo que está diciendo. A veces lo hacemos solo para dañar a otra persona. Somos humanos, hermanos. Cuando una persona una persona se siente herida, dice algo que escuchó y le agrega, ¿no es cierto? Con la medida con que nosotros juzgamos así vamos a ser juzgados, y en mi rancho dicen: “y con una cuarta más.”
Después de todo lo que se diga y lo que se haga, déjeme decirle que al final, solamente queda usted con Jesús. La gente puede decir cosas, y puede que lo que la gente diga sea cierto o puede que lo que la gente diga sea mentira. Al final del día es usted solo/sola con Jesús. ¿Qué va a hacer? Porque recuerde una cosa, antes de defraudar a la gente defraudamos a Dios. Antes de pecar contra una persona pecamos contra Dios; y al final; todos dijeron lo que dijeron e hicieron lo que hicieron, pero al final queda solo Jesús; porque ya todos se fueron. Es Jesús y nosotros.
Nos damos cuenta que Jesús nos insta a vivir una vida diferente, dice: Vete y no peques más. Ahí está la clave. ¡Qué triste lo que te ha pasado! Ya no lo vuelvas a hacer. Ya ponle un paro a este tipo de vida, a esta situación; y hágalo por Dios. Mire cuando una persona honra a Dios con sus acciones, honra a Dios con sus decisiones y su determinación; la bendición de Dios llega, ¿por qué? Porque Dios honra a los que le honran. Lo malo está quedarse ahí en esa situación y morir de esa manera.
Así como esa mujer merecía la muerte, nosotros también hermanos; (Romanos 6:23 RV-60) Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. La historia de esta mujer es una historia de gracia, una historia de perdón, una historia de misericordia. Es también una historia para revelarnos que hay personas como los escribas y los fariseos que están llenos de hipocresía, llenos de maldad en su corazón. Siempre hay gente que va a querer vernos de una manera diferente, hablar cosas nuestras.
Hay gente hermano que habla falso testimonio en contra de los cristianos. ¿Se acuerda usted allá en el antiguo testamento, la mujer de Potifar cuando vió a José? Que lo vió guapetón y le puso los ojos la señora. Y esa no anduvo con rodeos. Le dijo de una sola vez: “duerme conmigo”. El hombre dijo: “No”. Si lee bien el pasaje, en el capítulo 39 de Génesis, se dará cuenta que le dijo la segunda vez: “Duerme conmigo.” Y José dijo: “No”. Y la mujer pegó un gran grito y lo acusó falsamente. Yo no sé qué pasó con esa mujer, la Biblia no nos dice qué pasó con ella. Pero eso sí, nos indica que hay personas que no tienen escrúpulos, que son capaces de acusar falsamente a alguien.
Esta historia maravillosa, de la multitud, de Jesús en frente de esta mujer, es una historia de gracia, una historia de perdón y de misericordia. Yo quisiera amados míos que lleváramos a casa en ésta tarde dos cosas.
En primer lugar que tengamos cuidado extremo a la hora de juzgar a alguien, entienda que no estamos limpios.
En segundo lugar, me encanta esta porción de la escritura porque me habla del carácter de Jesús. Bien dice la palabra del Señor que Él no ha venido a condenar a este mundo, sino a salvar a este mundo. Y esa pobre mujer que estaba frente al Señor, supongo que estaba bañada en lágrimas, llenísima de vergüenza, porque la expusieron delante del pueblo completo y en el templo. Usted está esperando que el juez emita su juicio. “Mujer” me gusta esa palabra también, Porque en el original es la misma palabra cuando Jesús se refiere a su mamá: “mujer no ha llegado mi hora todavía”) palabra con respeto. Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? Y puedo imaginar a la mujer levantando su cabeza, porque la gente ya tenía las piedras en las manos hermano, y mirar para todos lados. Ya no hay nadie. Solo con Jesús. ¿Dónde están los que te acusaban, dónde están los que te condenaban? Dijo: “No hay nadie señor, ninguno”. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno, vete y no peques más. Una historia de perdón, de gracia y de misericordia.
Demos gracias al Señor:
Padre te damos gracias mi Señor Jesús por esta palabra bendita. Esta pregunta de Jesús: ¿Dónde están los que te acusaban? Padre perdónanos por todas las veces que hemos acusado a otras personas con maldad en el corazón. Las veces que hemos acusado a otra gente condenándola, cuando nosotros mismos no estamos limpios. Venimos delante de tu presencia Señor, así como esta mujer diciéndote: “Señor, nosotros no estamos limpios, límpianos con tu sangre preciosa, purifica nuestro corazón, purifica nuestros pensamientos.” De tal manera, Padre, que podamos glorificar tu nombre en nuestros pensamientos y en nuestras acciones. Te damos gracias porque un día estuvimos enfrente de ti y no nos condenaste sino que, al igual que en este momento, mostraste gracia, perdón y misericordia. ¡Bendito sea tu nombre, bendito sea tu nombre Señor! Es muy probable que la multitud haya pensado que esa mujer no era digna de perdón, nosotros tampoco somos dignos; pero tu gracia y tú misericordia nos alcanzó, por eso te alabamos, te bendecimos y estamos eternamente agradecidos.
Mientras todos oramos en esta tarde, déjeme decirle qué: “Dios es un Dios de amor. Un Dios de gracia, de perdón.” Si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón pero quisiera hacerlo en esta tarde, hoy es un buen momento. Si usted me dice: “Pastor yo necesito a Dios en mi vida, yo quiero entregarle al Señor mi alma.” ¿Hay alguien que quiere recibir a Cristo en el corazón? Ahí donde está yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano y déjenos orar por usted. Si hay alguna persona que dice: “Pastor, yo necesito al Señor en mi vida” Venga a los pies de Jesús, entréguele su corazón a Cristo. Dios le ama, tiene un plan maravilloso para su vida. Dios quiere salvarle, quiere perdonar sus pecados y darle la bendición de la vida eterna.
Usted que nos mira por internet también usted puede hacer lo mismo a través de una oración de fe dígale al Señor: “Señor en este día te pido perdón por mis faltas. Te entrego mi corazón, te entrego mi vida, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias por poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa por mis pecados. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi alma, te entrego mi vida. Si usted hizo esta oración queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su palabra bendita.
Padre despídenos con tu paz y con tu bendición. En el nombre de Jesús,
Amén y amén.