Ataque al corazón
Agosto 14, 2022 – 1:30PM | Proverbio 4:23 | Dr. David Rodríguez
Descargar Texto: Sermón en PDF
TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra, por favor, en Proverbios 4:23 (RV-60), y para que no se me olvide a mí este día, he llamado al mensaje de esta hora: “Ataque al corazón”.
Dice la palabra del Señor Proverbios 4:23 (RV-60): 4Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
Padre yo quiero darte gracias por el privilegio y la bendición que tú me das de estar en este lugar. Reconozco Señor que estoy aquí, única y exclusivamente, por tu misericordia, por tu gracia, por tu voluntad. Y a ti te doy la honra y la gloria de todo lo que has hecho hasta este día y lo que falta. Bendito seas por siempre Padre Santo. Gracias por esta linda y maravillosa congregación y por tantos hermanos lindos, fieles, queridos, en diferentes partes de este mundo. Te alabo, te bendigo en el nombre de Jesús amén.
Se dice que la causa de muerte número uno, en América, son las enfermedades del corazón.
Déjeme contarle un poquitito mi experiencia, si usted me lo permite. El viernes 29 de julio, estaba precisamente en consejería, cuando sentí un dolor en el pecho, un poquitito de dolor. Bueno como usted sabe solo tengo 60 años nada más, pero parecen dolores por todos lados; entonces no le presté importancia y seguí con mi día normal. Sobre las 11 de la noche, a la hora de querer descansar, no pude descansar porque el dolor se había incrementado. En ningún momento me pasó por la cabeza, ni por la mente que podía ser un ataque al corazón porque no tenía problemas con mis brazos. Yo había leído o me han dicho que, cuando usted tiene un ataque al corazón, en uno de los brazos usted siente incomodidad; yo no sentí nada; pero tampoco pude dormir en toda la noche. Sobre las tres de la mañana el dolor era terrible, era inmenso. Cuatro de la mañana del sábado no soportaba más el dolor, entonces decidí cambiarme y agarrar para el hospital. Me fui yo solo, le repito, porque no sabía que era un ataque al corazón; de haberlo sabido llamó a la ambulancia, pero no se me ocurrió. Era un dolor fuerte que sentía en el pecho, estaba confundido, ¿que será esto? ¿Qué está pasando? Tomé medicamentos para ver si calmaba el dolor, y a las cuatro y media de la mañana estaba en el Hospital de Burnaby. Cabalmente le dije a la mujer lo que sentía, y me dijo: “bueno la espera es de 4 a 6 horas”. Yo le respondí: “Ni modo, me espero”. Así fue, pero déjeme decirle que el sábado 30 de julio a 6 de la mañana, en la sala de espera del Hospital de Burnaby, yo dije: “Aquí me muero”. El dolor era tremendo mi hermano. Mire yo he tenido dos veces cálculos en los riñones, lo que le llaman el cólico nefrítico. Dicen que el cólico nefrítico es lo que más se parece a dar a luz; yo he dado a luz dos veces, dos piedras, es un dolor cruel ese es el dolor de la piedra en los riñones. Es una cosa que no se soporta, es increíble cuanto duele; pero quiero decirle que el dolor de un ataque al corazón es peor. Después de hacerme análisis de sangre, el doctor me explicó algunas cosas y me pregunta: ¿Del 1 al 10, cuánto es el dolor? Yo le respondí: 11. Me pusieron morfina, me pusieron un spray debajo de la lengua como tres o cuatro veces, porque el dolor no cesaba. Después, leyendo, me enteré que un ataque al corazón es como si un elefante se te parara en el pecho. El dolor era cruel.
El sábado a las 6 de la mañana confesé mis pecados al Señor, desde que era niño, cuando era joven, joven adulto; todos, hasta los de omisión. Y ese día me pasó por la cabeza que allí se terminaba todo. Le pasan muchas cosas a uno por la mente, ¿qué estará pasando? ¿Qué me quiere decir el Señor? ¿Qué hay en medio de todo esto? No logro entenderte Señor, no sé qué quieres; pero yo aquí me voy a morir. Yo me acercaba a la muchacha y le decía sobre el dolor que tenía. Ellos durante esas cuatro horas, que estuve esperando, me tomaron un examen de sangre, me hicieron electrocardiograma; pero me mandaban de regreso al lugar de espera. Sobre las 7 de la mañana que ya me metieron al cuarto, llegó el médico y me dijo: “Por los exámenes de sangre y por el electrocardiograma, nosotros creemos que estás teniendo un ataque al corazón.” Me explicó que cuando una persona está teniendo un ataque al corazón, el corazón segrega una proteína que se detecta en los exámenes de sangre. En este momento, cuando él me dijo eso, ¡quedé impresionado! Porque yo nunca esperé que me dijeran eso hermanos, el mundo me dio vuelta en un instante.
Yo bromeo muchísimo aquí con las cosas de comidas; pero aquellas personas muy cercanas a mí y mi familia saben que yo soy muy cuidadoso con lo que como. Un pedazo de pizza no me lo como; si usted me pregunta: ¿cuándo fue la última vez que comí pupusa? No lo recuerdo. Soy una persona de andar con carne una vez al mes, no soy de comer grasa. Hacía un día, yo había pasado una hora caminando, corriendo, sudando las calorías. Entonces le digo al doctor: ¡Estoy confundido! Yo camino, me encanta caminar; no soy una persona estática, siempre estoy en movimiento. Entonces ahí el doctor me comenzó a explicar que podría ser cuestión de genes, de esto, de lo otro. Hay personas de 20 años que tienen ataques al corazón, de 30 años; eso me dijeron allá. Y bueno, parece momento ya tenía un montón de tubos puestos por todos lados. Me metieron agujas hasta en las manos, en la barriga; imagínense. Luego me dijeron: “Te vamos a tener que trasladar.” Llamaron a una ambulancia y me llevaron a Columbian Hospital. Allá fue donde me hicieron la intervención, me abrieron por la mano (en la muñeca) y a partir de ahí comienza el procedimiento donde le pasan un cable hasta el corazón. Se dieron cuenta que tenía dos arterias bloqueadas, una de ellas el 100%, me pusieron dos stent, como parte del tratamiento. En español ellos le llaman endoprótesis vascular, y luego me dejaron 5 días en el hospital. Me dijeron: “Tenemos que observarte porque usualmente da otro ataque después”. Le dije: “Thank you very much” (Muchas gracias).
Ahí ellos comienzan a decir todo lo que ha pasado, lo que puede pasar, los cuidados que debe tener; ¿usted se imagina? Era lunes o martes y le digo: “Disculpe, fíjese, tengo una campaña en Houston el fin de semana, tengo que predicar allá. ¿Será que, cree usted, puedo ir?” El doctor me dijo: “¡Has tenido un ataque al corazón!” El Señor que estaba al lado mío (todos los que estábamos ahí, estábamos en la misma) me decía: “Me tengo que ir mañana, he rentado una casa por 8 días y he pagado 500 dólares al día.” Los doctores se ríen de uno hermano, y le dicen: ¿No entienden lo que les ha pasado? ¡Están vivos por puro milagro! Cancelen, hagan lo que tengan que hacer, porque de aquí no salen. Entonces vienen personas a hablar contigo para decirte que tu vida tiene que ser distinta, tiene que ser diferente.
Les dije que la causa de muerte número uno en América son enfermedades del corazón, pero también quiero decirle algo más, y en realidad este es el punto principal de lo que quiero hablar con ustedes: La causa número uno de muerte espiritual, también son enfermedades del corazón.
Este versículo que tenemos enfrente, Proverbios 4:23 (RV-60), dice: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón. La traducción en inglés dice: “About all…” Quiere decir: “por encima de todas las cosas”.
El hombre más sabio de la historia, en el Antiguo Testamento, nos está diciendo: “Oye, por encima de tu casa, guarda tu corazón. Por encima de tu familia, guarda tu corazón. Por encima de tu dinero, por encima de tu carrera, por encima de tus amigos, por encima de tu cuerpo, por encima de tus gimnasios, de tus hobbies, de tus novios, por encima de tu trabajo, por encima de tus hijos, por encima de tu negocio, por encima de todas las cosas guarda tu corazón; porque este es el que determina el rumbo de tu vida. Este es el que determina, escuche esto, dónde vamos a pasar la eternidad.
Pero ¿qué pasa? Nosotros tenemos los valores invertidos. Cuidamos más el trabajo, cuidamos más nuestros tesoros, cuidamos más otras cosas y nos descuidamos del corazón. Déjeme decirle algo: hay personas que tienen lindas familias, hay personas que tienen buenos negocios, hay personas que tienen una buena platita, un lindo carro, tienen hijos que ya son profesionales y se han casado con personas que económicamente se encuentran bien; pero ¿saben qué? No tienen a Dios. ¿De qué le sirve a usted todo eso, si no tienes a Cristo en el corazón? ¿De qué sirve si todos esos placeres se terminan aquí?
Hay una traducción (LBLA) de este versículo que dice: Con toda diligencia guarda tu corazón.
En Jeremías 17: 9 (RV-1909) dice: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? La importancia de guardar el corazón, de guardar nuestro corazón.
En Efesios 6:16 (RV-60) dice: Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo. Satanás sigue tirando dardos de fuego al corazón de la gente. Esos dardos de fuego o flechas encendidas, son para usted que un día recibió a Jesucristo como Señor y Salvador personal. Si usted tiene a Cristo en el corazón, entiéndame y créamelo, Satanás va a seguir tirando flechas encendidas a su corazón. Créame que hay una agenda con nuestro nombre, Satanás el diablo, quiere destruir la vida del pueblo de Dios.
Satanás, el diablo, quiere destruir la vida del pueblo de Dios. Él sabe cómo robarte la paz del corazón, sabe cómo robarte la tranquilidad del corazón. A veces usted está bien con el Señor, pero personas que están al lado suyo no están bien con Dios; y buscan la manera de robarte la paz, de robarte el gozo, de robarte la tranquilidad. Todas esas cosas son flechas con fuego. No podemos vivir la vida cristiana como si aquí no pasara nada, no podemos vivir la vida cristiana como si esto es una fiesta, como si está todo bien, chévere. ¡No, tenemos un enemigo!
Este pasaje que tenemos enfrente nos habla de la armadura de Dios, y nos dice que debemos tener la armadura de Dios para poder resistir cuando vengan esas flechas. Amados míos, yo conozco miles de personas que no resistieron. Llegó una flecha con fuego y los venció.
Likewise Research hizo una investigación de ¿por qué la gente deja de asistir a la casa de Dios? Estos son los ataques espirituales al corazón de la gente.
- Descuido. Fíjese qué sencillez, ¿qué significa eso? Un domingo no viene, después falta dos, después falta tres, después falta cuatro.
Créame una cosa, va a haber un día que usted va a decir: “No hombre, no es necesario estar metido ahí todo el tiempo” ¿qué son esos? Son flechas de fuego del enemigo, porque yo le yo le pregunto a usted: ¿Cuándo quiere que Dios lo bendiga, un día al mes? ¿Eso quiere? ¿Sólo quiere bendición un domino al mes? ¿O quiere que lo bendiga todos los días? ¿Sabe por qué? Porque ya tiene esa flecha metida en el corazón, y de ahí no se la saca nadie. Cuando usted comienza a dejar de venir a la iglesia podemos darnos cuenta que su vida cristiana está centrada en usted y no en el Señor Jesucristo; cuando la Biblia lo manda (Mateo 6:33): Más buscad primeramente el reino de Dios. Hermano, ¿qué es lo que no entiende de ese versículo, por amor de Dios? Cuando la biblia dice que hay que amar a Dios con toda el alma, con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas; ¿qué es lo que no entiende de ese versículo por amor de Dios, dígame usted?
2. Los Hirieron. “Me dañaron.” “Hablaron mal de mi niña o hablaron mal de mi niño.” “El pastor dijo algo en la predicación que lo dijo por mí.” “El pastor hizo esto en la escuela dominical.” “Las hermanas trataron mal a mi hijo.” “Es que el señor del parqueo me trató mal.” “No me dejaron sentar donde yo quería.” Me han dañado yo por eso no regreso a la iglesia.
3. Distracciones de la vida. ¡Aquí hay distracciones hermanos! Usted puede irse para un shows, puede disfrutar del lindo sol, se va a caminar a la playa. Hay que hacer esto, hay que hacer lo otro; de repente usted comienza a asistir a todas esas cosas y cuando menos siente, no le hace falta la casa del Señor.
4. Cambio de vida. Compraron casa y no volvieron más a la iglesia. Se casaron, ya no vieron más a la iglesia.
5. No toleran los errores de personas que tienen más tiempo en el evangelio. Esto me llamó la atención. ¡Ah no! Yo no voy a ir porque mire, tal persona, tal señor, tal señora, tal otra; ¡viera usted cómo viven! Y ellos tienen mucho más tiempo de lo que tengo yo.
6. Doble vida. Por la doble moral, por la hipocresía de la gente.
7. La iglesia les infunde temor y culpabilidad. Déjeme decirle algo al respecto hermano, una vez un señor me dijo eso: “Yo no voy a la iglesia porque cada vez que voy a la iglesia me siento culpable.” ¿Y qué quiere que lo felicitamos entonces? Personas que se fueron de la iglesia, que Dios los bendiga, ¿la verdad que usted sí me entiende? Es que no es la palabra del pastor, es la palabra de Dios hermano, es la palabra del Señor y que bueno que siente culpabilidad. Lo malo sería que no le importara, o que celebrara usted lo que hace.
8. La iglesia se enfoca solamente en el dinero. Esto lo dicen los tacaños. Toda persona que se queja de dinero en la iglesia es por tacaño, simple y sencillamente, póngale el nombre que usted quiera hermano. Aquí a nadie se le obliga a dar, las personas que son sensatas saben que esto no es de gratis. Hace unos días el pastor Emerson estaba explicando todo lo que nosotros pagamos aquí en la iglesia, la cantidad de platita y los compromisos serios que hemos adquirido con el Señor; la responsabilidad que tenemos.
9. Molestos con Dios porque las cosas no salieron como ellos querían. Porque la iglesia no los ayudó cuando lo necesitaban, porque no les gusta cómo se maneja la iglesia, porque cometieron un error y de esta pena regresar.
Ahora, todo esto se resume en una mentalidad infantil. ¿Sabe qué son todo eso? Todo eso son flechas de fuego del enemigo, créame.
¿Cómo saber que estoy bajo un ataque espiritual?
- Me siento desanimado. Se da cuenta la esposa cuando el domingo son las 11 de la mañana, ya usted y los niños están casi listos; mientras su marido todavía anda en calzoncillos en la casa. Usted le pregunta: “¿por qué no está listo?” Él le contesta: “¡Ay no sé!” Me siento desanimado. Porque el adorar a Dios, hermano, es una disciplina. Yo quería estar aquí el miércoles, sabía que no podía ser por mi condición, pero yo lo deseaba; porque es una disciplina.
2. Se le han quitado las ganas de ir a la iglesia. Hay algunos hermanos que tienen tantos años en el evangelio y son tan bobos, que van a visitar a otros hermanos y le dicen: “fíjese que se me han quitado las ganas de ir al iglesia, ¿usted qué cree? Es que me desanima aquí, me desanima allá.” Tenga cuidado que Satanás, el diablo, está tirando flechas con fuego. La muerte espiritual, que es lo más complicado hermanos, es lo que mata a muchos cristianos.
3. Ya no quiero servir. Cuando el Señor Jesucristo dijo: “al Señor solo adorarás y al Señor solo servirás.” Hermano, ¿será que puede buscar a otro para qué sirva en lugar mío por favor?
4. Me molesta la gente de la iglesia. Te habla el hermano fulano, pues dile que no estoy. Te mandó saludos el hermano. Ah gracias.
5. Cuando comienzo a alejarme de los hermanos. Hermanos que siempre me están preguntando no lo hemos visto, lo hemos extrañado.
6. Cuando mi vida de oración está en decadencia. Me habló por teléfono un hermano en estos días, me dejó un mensaje de voz y me dijo: “Pastor me enteré que está enfermo, la verdad yo no he estado orando últimamente, pero voy a orar por usted.”
7. Cuando estoy regresando a hábitos que ya había abandonado. Cuando te dan ganas de ir a fumar otro cigarro. Cuando te vas a buscar aquel amigo con el cual puedes chupar (beber) sin que nadie se dé cuenta. Cuando comienzas a buscar personas con las que puedes contar chistes rojos. Cuando comienzas a salir con personas que no te ayudan a tu vida espiritual. Ahora le mientes a tu esposa, a tus hijos. Te preguntan una cosa y contestas algo que no es la verdad.
8. Cuando alguien te pregunta ¿qué te pasa? Y usted contesta: “es que no sé lo que me está pasando.” Eso es una flecha grandota como un incendio, porque si usted sabe lo que le está pasando, yo le puedo ayudar; pero si ni usted mismo sabe lo que le está pasando, usted se encuentra bajo ataque del enemigo.
Ahora quiero mencionarle algunas cosas que ha aprendido con esta experiencia (Ataque alcorazón), que déjeme decirle le puede pasar a usted.
La razón por la que yo no logré descifrar, no logré entender que es lo que me estaba pasando, es precisamente porque, le repito yo no sentía otros síntomas. Yo había leído antes o había platicado con personas que tuvieron ataques al corazón y me dijeron algunas de ellas y yo no estaba pasando por esto.
- Su agenda sale sobrando si no tienes salud.
Yo tenía cita fíjate que el mismo domingo en la noche tenía citas yo. Claro que la gente no sabía y me estaban escribiendo, porque algunas personas me habían dicho que no iban a poder estar en el servicio, que del trabajo se iban a venir para acá. Yo tenía textos que los vine a ver cuatro días más tarde.
No se debe abusar de la salud mi hermano. Y mire, es difícil cuando damos consejos si nos quedamos sin él. Yo soy una persona que desde que conocí al Señor he querido servir a la gente. No me pesa hermanos, créame. Y eso, el hecho que no me pese, es lo que me hace la complicación más grande. Porque hay personas que han estado acá, que saben que el día domingo en la noche, después del culto de las 6, hay una gran fila de gente esperándome. Y me preguntan que si los puedo atender y la respuesta es siempre la misma: “si me espera, encantado.” Si me esperas, con mucho gusto. En algunas oportunidades he salido a las once de la noche de acá y he tenido que levantarme a las tres de la mañana para tomar un avión a las cinco, el siguiente día. Y claro, lo hago con gusto, porque es el pueblo, porque la gente. Siempre le dicho yo a los pastores que trabajan conmigo: “si la gente no tuvieran necesidades para que estamos nosotros los pastores.”
Pero la verdad es que hay un momento donde Dios te dice o te calmas o te calmo. Y le voy a decir que con esta situación hay varias cosas que son sencillas, que son mínimas, pero yo he visto la mano de Dios.
Yo estaba tomando algunas decisiones por estos días. Hay algunas entidades misioneras que me han estado enamorando desde hace mucho tiempo para que trabaje con ellos. De hecho, uno de los últimos viajes, que tuve reuniones con personas, ejecutivos en cuestión de misiones, me han estado enamorando para trabajar con ellos y yo me he sentido un poquito complicado. De decir: es que estoy ocupado, estoy complicado. Pero mi hermano con esto ya Dios me dio la respuesta de plano. Uno de ellos que me escribió y me dijo: ¿Ya lo pensaste? Y le dije: “No he tenido tiempo porque tuve un ataque al corazón.” Entonces me dice: “No lo puedo creer, está jugando.” Le digo: “estoy en el hospital.”
Por más que usted quiera hacer más de lo que puede, hay momentos que no se puede.
- Es importante tener personas capaces a tu lado.
Luego he reflexionado acerca de la importancia de tener personas capaces a tu lado para disminuir la carga. Estamos hablando de más de 30 ministerios en la iglesia, aparte de necesidades espirituales en las familias, capacitación, reuniones, salidas, pastores. Mire, me pese el corazón cuando pastores me llaman y me dicen: Pastor yo necesito cobertura espiritual. Yo necesito una persona con quien hablar.
Y cuando usted agrega una cosita, más otra, más otra, más otra, más otra, es se le hace una montaña increíble. Y por la gracia y misericordia Dios tenemos un ministerio extendido en el mundo, hermanos. Nos llaman de todas partes, de Italia, de España pidiendo consejo. Proyectos a corto y largo plazo.
Ahora te quiero decir algo que me dio mucho gusto; digo esto para la gloria de Dios.
¡Mi alma está bien con Dios! Amado mío, amado mío, déjame decirte, mi alma está bien con Dios.
El miércoles antes de mi ataque al corazón yo había tenido un funeral. Después del funeral, el servicio de la noche acá en la iglesia. Pero ese día, en el funeral, nosotros cantamos un himno que se llama: “En presencia estar de Cristo”, y a mí se me quedó pegado desde el miércoles, el jueves, el viernes. Mientras estaba cantando yo todo “En presencia estar de Cristo, ver tu rostro que será. Cuando haya con pleno gozo, mi alma le contemplará. Cara a cara espero verle, más allá del cielo azul”
Y ese sábado, dije: ¡Señor se me cumplió! Pero te voy a decir una cosa. Cuando yo estaba ahí parado, porque no podía estar sentado y yo dije: “Señor voy a ver tu rostro. Señor llegó el día. Te encomiendo a mi amada esposa, mi familia, mis hijos. Te encomiendo la iglesia que me permitiste pastorear por estos 33 años. ¡Ojalá que paguen Señor!” Porque mira, le recuerdo una cosa, mi casa es la garantía del préstamo que pedimos para la iglesia. Recuerda esto: las deudas no tienen emociones.
Todas esas cosas se me pasaron a mí por la cabeza en ese instante. Pero en ese momento yo dije: Señor, yo tengo la plena convicción que voy a cerrar los ojos aquí y voy a ver tu rostro, Señor. ¡Padre, qué emoción! Estoy listo. Te voy a ver.
Y no deje ni un instante de alabar y de glorificar el nombre del Señor. Lo alabé por muchas cosas, entre ellas: porque me escogió sin merecerlo, sin haber hecho nada. Yo dije: Señor te doy gracias porque yo era un chamaquito que nadie daba ni diez centavos por mí, pero tú, el Rey de Reyes y Señor de Señores, puso los ojos en mí.
Todo esto pasó a las 6 de la mañana del día sábado y le dije: “Señor, te doy gracias porque siempre has estado conmigo, siempre. Y ya que voy a ver tu rostro, yo quiero mostrar la gratitud profunda que yo siento.”
Sabe usted, yo se lo conté creo que una sola vez y esto me lo ha dicho mi mamá. Cuando mi madre dio a luz, mi papá la abandonó y que ella salió del hospital e iba camino para la casa, cuando ella se desmayó conmigo en los brazos por ahí cerca. Y salió una Señora de una iglesia, que era la esposa del pastor y le dijo a mi mamá: “Doña Alicia, déjenos al niño aquí y usted váyase para su casa. Nosotros lo vamos a cuidar.” Dice que la Señora tenía otros hijos y le dijo: “Nosotros lo vamos a cuidar Doña Alicia. Váyase usted y mejórese, porque usted no va a poder con este niño.” Y mi mamá me dejó. A la vuelta de un tiempo me vino a recoger, y cuenta mi madre que me tenían bien bonito, bien perfumado. Ella llegó y le dijo a la Señora: aquí vengo a recoger a Carlitos. Y la esposa del pastor le dijo: no se llama Carlos, se llama David, igual que el rey David. Y le dijo: “no, me mata a mi marido si no le pongo Carlos”. Pero le digo que él entiende por David. Y entonces me pusieron Carlos David siendo un bebé. Y mi madre me dice: “vos creciste en una iglesia evangélica hijo.”
A los 17 años yo viví en una iglesia evangélica, cuando yo me moví a vivir al tabernáculo allá en San Salvador. Desde el niño el Señor estaba ahí conmigo, desde bebé. Ni se diga cuántas veces yo levanté mis ojos al cielo y decía: ¿por qué todo ellos tienen papá y yo no tengo? Y el día que conocí a Jesucristo, ese 17 de junio de 1979, Dios me dijo: “Yo soy el mejor Padre.” Y ese día le entregué mi vida al Señor y no solamente eso hermano, como joven me trajo al conocimiento de nuestro bendito Salvador Cristo Jesús. Como adulto ha estado conmigo en todas las batallas, pero en todas. Como pastor de esta iglesia nos ha sostenido con su gracia y con su misericordia.
En ese día, ese sábado 30 de julio en la mañana, yo dije: Señor, aquí estoy. De esta no pasó. Aquí me quedo. Bendice a mi familia. Bendice a la iglesia. Padre, estoy listo para irme contigo.
Dios sabe que mi único deseo es servirle. Mi único deseo es amarle. Mi único deseo es ponerme al servicio del pueblo de Dios y del reino de Dios. Pero ese día mi corazón tenía gratitud.
Hermanos, déjenme decirles algo. No tengo resentimiento con nada, ni con nadie. Hay gente que me ha hecho daño en esta vida. Hay personas que se han ido de la iglesia hablando estupideces, hablando falsedades y se les olvida que todas las historias tienen dos lados, se les olvida. Y van y hablan el lado que les conviene. Y yo le digo a mi Señor: “Padre no, con la boca calladita, con la boca calladita. No vamos a poner en mal a nadie.” Dice la escritura que: “el que está en paz con Dios, Él lo defiende de sus enemigos.” No tengo resentimiento con ninguna persona.
Obviamente me siento mal de mis errores, porque el evangelio de se trata de eso. El cristiano se tiene que arrepentir hasta el día de su muerte, porque no dejamos de pecar y el pecado nos separa de Dios. Pero es una lucha constante, una lucha de todos los días, de hacer la voluntad del Señor y hacer lo que el Señor le agrada. No tengo algo que yo diga: y mire me voy a morir y yo no tengo tal cosa, me voy a morir y yo no tuve tal otra.
Y los doctores venían a cada ratito y me preguntaban: ¿qué día es hoy? Y yo le decía: Hoy es sábado. ¿Y cómo se llama usted? Carlos David Rodríguez, le decía. ¿Cómo se llama su esposa? Shakira, ah perdón, perdón, perdón es broma, no sabía lo que me estaba preguntando. El doctor me dijo: “eres gracioso” No tengo nada que diga que me haga falta eso. Ay, me voy a morir y no logré conocer tal cosa. Me voy a morir y no fui aquí y no fui allá y no hice esto. No tengo. ¡Dios ha sido más que bueno conmigo! ¡Ha sido más, pero más que bueno conmigo! Y si estuviera otra vida, volvería a servir a Dios, volvería a amar a Dios.
Mis queridos y amados hermanos déjenme decirte algo: el diablo sigue tirando flechas con fuego. Y una cosa bien importante que le entiendan: el negocio es entre usted y Dios. Habrá un día donde Dios lo va a llamar por su nombre. Yo, mi negocio lo tengo con Él. Y ese día amigo, yo estaba listo para entregar cuentas. Tú dime Señor. Dime lo que tú quieras. Yo estoy listo. Y me emocioné de saber que iba a ver a Jesús. Créeme esto. Dios lo va a llamar a usted por nombre. Juan, María, Pedro, Marta, José a ver ¿qué hiciste por mí? ¿Viviste para mí? ¿Te negaste a ti mismo para hacer mi voluntad? ¿Era yo el centro de tu vida? ¿Qué era lo más importante? ¿Dónde estaba tu tesoro? Dime dónde estaba tu tesoro, porque entonces Dios te va a decir dónde estaba tu corazón puesto
Le quiero contar una cosa que también es bien interesante. Fue tan real la experiencia hermanos, fue tan real, que fíjate que unos 4 o 5 días más tarde cuando estaba en casa, estaba con mis hijos, con mi familia, yo pensé que lo que estaba viviendo no era cierto. Yo dije: no, es que yo tendría que estar con el Señor ahorita. Esto no puede ser así.
Mis queridos y amados hermanos, Dios es bueno. Dios sigue haciendo milagros. Dios sigue haciendo la obra hoy en día, porque es el mismo de ayer, de hoy y de siempre. Nuestro Salvador, nuestro bendito Señor Jesucristo. Él es la imagen del Dios invisible. El primogénito de toda la creación. Él es el creador de todas las cosas que están en los cielos y las cosas que están en la tierra, sean visibles o sean invisibles. Todo fue creado por Él, sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades, todo fue creado por Él y para Él. Por tanto, al Dios de la gloria sea toda la alabanza, el poder y la sabiduría por la eternidad, porque Él es el único digno de alabanza y adoración. ¡Alabado sea el Señor!
Oremos: Padre, mostramos nuestra profunda gratitud Señor, por una oportunidad más que tú nos brindas de seguir adelante. Pedimos fuerzas Padre porque la obra todavía no ha terminado, pero la obra que tú has comenzado Señor, tú la vas a culminar. Bendito seas por siempre. Te adoramos Señor. Te bendecimos. Te exaltamos de todo corazón. Gracias por este pueblo maravilloso que tú has puesto en este lugar.
Te agradecemos Señor por traer nuevamente a nuestro Pastor, por el milagro. Gracias Señor porque tu palabra siempre llega en el momento preciso. Queremos orar por el milagro más grande, y el milagro más grande es: “Recibir a Cristo como Señor y Salvador de su vida.” Si usted está acá entre nosotros y no le ha entregado su vida a Cristo, este es el día. Este es el día que Él ha preparado para que usted pueda arrepentirse de sus pecados y ponerse a cuentas con Dios. Mis hermanos diáconos están caminando por los pasillos para poder orar con usted y por usted. Amigo, usted no está acá por casualidad. Usted no vino porque lo invitaron. Usted está acá porque Cristo lo trajo para darle una oportunidad más. Si usted no le ha entregado su vida a Cristo póngase de pie. Un diacono se va a acercar para poder orar con usted. Para que usted pueda tomar la mejor decisión de su vida y no deje para mañana lo que puede hacer este día, porque mañana podría ser demasiado tarde. ¡Entréguele de su vida a Cristo!
Si usted está allí en casita y usted no le ha entregado su vida a Jesús le voy a invitar a que haga esta oración conmigo y que tome la mejor decisión de su vida. Repita después de mi: “Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal. Creo que eres Dios, que moristeis en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Señor, me arrepiento. Gracias doy a Dios por enviar a Jesús a morir en mi lugar.” Si usted hizo esta oración conmigo, le invitamos a que nos siga sintonizando o que busque una iglesia donde se predique la sana doctrina.
Amado Dios, gracias por tu palabra. Porque sabemos que tú eres un Dios de oportunidades. Porque tú nos has dado una oportunidad de seguir adelante. Porque tú perdonaste nuestros pecados. Padre gracias. Te encomendamos esta semana Señor, bendícela Padre de principio a fin. En Cristo Jesús, amen y amen.
¡Bendiciones a todos iglesia!
Ataque al corazón
Agosto 14, 2022 – 1:30PM | Proverbio 4:23 | Dr. David Rodríguez
Etiquetas: agosto 2022, pastor david rodriguez, proverbios, transcripcion
Descargar Texto: Sermón en PDF
TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra, por favor, en Proverbios 4:23 (RV-60), y para que no se me olvide a mí este día, he llamado al mensaje de esta hora: “Ataque al corazón”.
Dice la palabra del Señor Proverbios 4:23 (RV-60): 4Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
Padre yo quiero darte gracias por el privilegio y la bendición que tú me das de estar en este lugar. Reconozco Señor que estoy aquí, única y exclusivamente, por tu misericordia, por tu gracia, por tu voluntad. Y a ti te doy la honra y la gloria de todo lo que has hecho hasta este día y lo que falta. Bendito seas por siempre Padre Santo. Gracias por esta linda y maravillosa congregación y por tantos hermanos lindos, fieles, queridos, en diferentes partes de este mundo. Te alabo, te bendigo en el nombre de Jesús amén.
Se dice que la causa de muerte número uno, en América, son las enfermedades del corazón.
Déjeme contarle un poquitito mi experiencia, si usted me lo permite. El viernes 29 de julio, estaba precisamente en consejería, cuando sentí un dolor en el pecho, un poquitito de dolor. Bueno como usted sabe solo tengo 60 años nada más, pero parecen dolores por todos lados; entonces no le presté importancia y seguí con mi día normal. Sobre las 11 de la noche, a la hora de querer descansar, no pude descansar porque el dolor se había incrementado. En ningún momento me pasó por la cabeza, ni por la mente que podía ser un ataque al corazón porque no tenía problemas con mis brazos. Yo había leído o me han dicho que, cuando usted tiene un ataque al corazón, en uno de los brazos usted siente incomodidad; yo no sentí nada; pero tampoco pude dormir en toda la noche. Sobre las tres de la mañana el dolor era terrible, era inmenso. Cuatro de la mañana del sábado no soportaba más el dolor, entonces decidí cambiarme y agarrar para el hospital. Me fui yo solo, le repito, porque no sabía que era un ataque al corazón; de haberlo sabido llamó a la ambulancia, pero no se me ocurrió. Era un dolor fuerte que sentía en el pecho, estaba confundido, ¿que será esto? ¿Qué está pasando? Tomé medicamentos para ver si calmaba el dolor, y a las cuatro y media de la mañana estaba en el Hospital de Burnaby. Cabalmente le dije a la mujer lo que sentía, y me dijo: “bueno la espera es de 4 a 6 horas”. Yo le respondí: “Ni modo, me espero”. Así fue, pero déjeme decirle que el sábado 30 de julio a 6 de la mañana, en la sala de espera del Hospital de Burnaby, yo dije: “Aquí me muero”. El dolor era tremendo mi hermano. Mire yo he tenido dos veces cálculos en los riñones, lo que le llaman el cólico nefrítico. Dicen que el cólico nefrítico es lo que más se parece a dar a luz; yo he dado a luz dos veces, dos piedras, es un dolor cruel ese es el dolor de la piedra en los riñones. Es una cosa que no se soporta, es increíble cuanto duele; pero quiero decirle que el dolor de un ataque al corazón es peor. Después de hacerme análisis de sangre, el doctor me explicó algunas cosas y me pregunta: ¿Del 1 al 10, cuánto es el dolor? Yo le respondí: 11. Me pusieron morfina, me pusieron un spray debajo de la lengua como tres o cuatro veces, porque el dolor no cesaba. Después, leyendo, me enteré que un ataque al corazón es como si un elefante se te parara en el pecho. El dolor era cruel.
El sábado a las 6 de la mañana confesé mis pecados al Señor, desde que era niño, cuando era joven, joven adulto; todos, hasta los de omisión. Y ese día me pasó por la cabeza que allí se terminaba todo. Le pasan muchas cosas a uno por la mente, ¿qué estará pasando? ¿Qué me quiere decir el Señor? ¿Qué hay en medio de todo esto? No logro entenderte Señor, no sé qué quieres; pero yo aquí me voy a morir. Yo me acercaba a la muchacha y le decía sobre el dolor que tenía. Ellos durante esas cuatro horas, que estuve esperando, me tomaron un examen de sangre, me hicieron electrocardiograma; pero me mandaban de regreso al lugar de espera. Sobre las 7 de la mañana que ya me metieron al cuarto, llegó el médico y me dijo: “Por los exámenes de sangre y por el electrocardiograma, nosotros creemos que estás teniendo un ataque al corazón.” Me explicó que cuando una persona está teniendo un ataque al corazón, el corazón segrega una proteína que se detecta en los exámenes de sangre. En este momento, cuando él me dijo eso, ¡quedé impresionado! Porque yo nunca esperé que me dijeran eso hermanos, el mundo me dio vuelta en un instante.
Yo bromeo muchísimo aquí con las cosas de comidas; pero aquellas personas muy cercanas a mí y mi familia saben que yo soy muy cuidadoso con lo que como. Un pedazo de pizza no me lo como; si usted me pregunta: ¿cuándo fue la última vez que comí pupusa? No lo recuerdo. Soy una persona de andar con carne una vez al mes, no soy de comer grasa. Hacía un día, yo había pasado una hora caminando, corriendo, sudando las calorías. Entonces le digo al doctor: ¡Estoy confundido! Yo camino, me encanta caminar; no soy una persona estática, siempre estoy en movimiento. Entonces ahí el doctor me comenzó a explicar que podría ser cuestión de genes, de esto, de lo otro. Hay personas de 20 años que tienen ataques al corazón, de 30 años; eso me dijeron allá. Y bueno, parece momento ya tenía un montón de tubos puestos por todos lados. Me metieron agujas hasta en las manos, en la barriga; imagínense. Luego me dijeron: “Te vamos a tener que trasladar.” Llamaron a una ambulancia y me llevaron a Columbian Hospital. Allá fue donde me hicieron la intervención, me abrieron por la mano (en la muñeca) y a partir de ahí comienza el procedimiento donde le pasan un cable hasta el corazón. Se dieron cuenta que tenía dos arterias bloqueadas, una de ellas el 100%, me pusieron dos stent, como parte del tratamiento. En español ellos le llaman endoprótesis vascular, y luego me dejaron 5 días en el hospital. Me dijeron: “Tenemos que observarte porque usualmente da otro ataque después”. Le dije: “Thank you very much” (Muchas gracias).
Ahí ellos comienzan a decir todo lo que ha pasado, lo que puede pasar, los cuidados que debe tener; ¿usted se imagina? Era lunes o martes y le digo: “Disculpe, fíjese, tengo una campaña en Houston el fin de semana, tengo que predicar allá. ¿Será que, cree usted, puedo ir?” El doctor me dijo: “¡Has tenido un ataque al corazón!” El Señor que estaba al lado mío (todos los que estábamos ahí, estábamos en la misma) me decía: “Me tengo que ir mañana, he rentado una casa por 8 días y he pagado 500 dólares al día.” Los doctores se ríen de uno hermano, y le dicen: ¿No entienden lo que les ha pasado? ¡Están vivos por puro milagro! Cancelen, hagan lo que tengan que hacer, porque de aquí no salen. Entonces vienen personas a hablar contigo para decirte que tu vida tiene que ser distinta, tiene que ser diferente.
Les dije que la causa de muerte número uno en América son enfermedades del corazón, pero también quiero decirle algo más, y en realidad este es el punto principal de lo que quiero hablar con ustedes: La causa número uno de muerte espiritual, también son enfermedades del corazón.
Este versículo que tenemos enfrente, Proverbios 4:23 (RV-60), dice: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón. La traducción en inglés dice: “About all…” Quiere decir: “por encima de todas las cosas”.
El hombre más sabio de la historia, en el Antiguo Testamento, nos está diciendo: “Oye, por encima de tu casa, guarda tu corazón. Por encima de tu familia, guarda tu corazón. Por encima de tu dinero, por encima de tu carrera, por encima de tus amigos, por encima de tu cuerpo, por encima de tus gimnasios, de tus hobbies, de tus novios, por encima de tu trabajo, por encima de tus hijos, por encima de tu negocio, por encima de todas las cosas guarda tu corazón; porque este es el que determina el rumbo de tu vida. Este es el que determina, escuche esto, dónde vamos a pasar la eternidad.
Pero ¿qué pasa? Nosotros tenemos los valores invertidos. Cuidamos más el trabajo, cuidamos más nuestros tesoros, cuidamos más otras cosas y nos descuidamos del corazón. Déjeme decirle algo: hay personas que tienen lindas familias, hay personas que tienen buenos negocios, hay personas que tienen una buena platita, un lindo carro, tienen hijos que ya son profesionales y se han casado con personas que económicamente se encuentran bien; pero ¿saben qué? No tienen a Dios. ¿De qué le sirve a usted todo eso, si no tienes a Cristo en el corazón? ¿De qué sirve si todos esos placeres se terminan aquí?
Hay una traducción (LBLA) de este versículo que dice: Con toda diligencia guarda tu corazón.
En Jeremías 17: 9 (RV-1909) dice: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? La importancia de guardar el corazón, de guardar nuestro corazón.
En Efesios 6:16 (RV-60) dice: Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo. Satanás sigue tirando dardos de fuego al corazón de la gente. Esos dardos de fuego o flechas encendidas, son para usted que un día recibió a Jesucristo como Señor y Salvador personal. Si usted tiene a Cristo en el corazón, entiéndame y créamelo, Satanás va a seguir tirando flechas encendidas a su corazón. Créame que hay una agenda con nuestro nombre, Satanás el diablo, quiere destruir la vida del pueblo de Dios.
Satanás, el diablo, quiere destruir la vida del pueblo de Dios. Él sabe cómo robarte la paz del corazón, sabe cómo robarte la tranquilidad del corazón. A veces usted está bien con el Señor, pero personas que están al lado suyo no están bien con Dios; y buscan la manera de robarte la paz, de robarte el gozo, de robarte la tranquilidad. Todas esas cosas son flechas con fuego. No podemos vivir la vida cristiana como si aquí no pasara nada, no podemos vivir la vida cristiana como si esto es una fiesta, como si está todo bien, chévere. ¡No, tenemos un enemigo!
Este pasaje que tenemos enfrente nos habla de la armadura de Dios, y nos dice que debemos tener la armadura de Dios para poder resistir cuando vengan esas flechas. Amados míos, yo conozco miles de personas que no resistieron. Llegó una flecha con fuego y los venció.
Likewise Research hizo una investigación de ¿por qué la gente deja de asistir a la casa de Dios? Estos son los ataques espirituales al corazón de la gente.
- Descuido. Fíjese qué sencillez, ¿qué significa eso? Un domingo no viene, después falta dos, después falta tres, después falta cuatro.
Créame una cosa, va a haber un día que usted va a decir: “No hombre, no es necesario estar metido ahí todo el tiempo” ¿qué son esos? Son flechas de fuego del enemigo, porque yo le yo le pregunto a usted: ¿Cuándo quiere que Dios lo bendiga, un día al mes? ¿Eso quiere? ¿Sólo quiere bendición un domino al mes? ¿O quiere que lo bendiga todos los días? ¿Sabe por qué? Porque ya tiene esa flecha metida en el corazón, y de ahí no se la saca nadie. Cuando usted comienza a dejar de venir a la iglesia podemos darnos cuenta que su vida cristiana está centrada en usted y no en el Señor Jesucristo; cuando la Biblia lo manda (Mateo 6:33): Más buscad primeramente el reino de Dios. Hermano, ¿qué es lo que no entiende de ese versículo, por amor de Dios? Cuando la biblia dice que hay que amar a Dios con toda el alma, con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas; ¿qué es lo que no entiende de ese versículo por amor de Dios, dígame usted?
2. Los Hirieron. “Me dañaron.” “Hablaron mal de mi niña o hablaron mal de mi niño.” “El pastor dijo algo en la predicación que lo dijo por mí.” “El pastor hizo esto en la escuela dominical.” “Las hermanas trataron mal a mi hijo.” “Es que el señor del parqueo me trató mal.” “No me dejaron sentar donde yo quería.” Me han dañado yo por eso no regreso a la iglesia.
3. Distracciones de la vida. ¡Aquí hay distracciones hermanos! Usted puede irse para un shows, puede disfrutar del lindo sol, se va a caminar a la playa. Hay que hacer esto, hay que hacer lo otro; de repente usted comienza a asistir a todas esas cosas y cuando menos siente, no le hace falta la casa del Señor.
4. Cambio de vida. Compraron casa y no volvieron más a la iglesia. Se casaron, ya no vieron más a la iglesia.
5. No toleran los errores de personas que tienen más tiempo en el evangelio. Esto me llamó la atención. ¡Ah no! Yo no voy a ir porque mire, tal persona, tal señor, tal señora, tal otra; ¡viera usted cómo viven! Y ellos tienen mucho más tiempo de lo que tengo yo.
6. Doble vida. Por la doble moral, por la hipocresía de la gente.
7. La iglesia les infunde temor y culpabilidad. Déjeme decirle algo al respecto hermano, una vez un señor me dijo eso: “Yo no voy a la iglesia porque cada vez que voy a la iglesia me siento culpable.” ¿Y qué quiere que lo felicitamos entonces? Personas que se fueron de la iglesia, que Dios los bendiga, ¿la verdad que usted sí me entiende? Es que no es la palabra del pastor, es la palabra de Dios hermano, es la palabra del Señor y que bueno que siente culpabilidad. Lo malo sería que no le importara, o que celebrara usted lo que hace.
8. La iglesia se enfoca solamente en el dinero. Esto lo dicen los tacaños. Toda persona que se queja de dinero en la iglesia es por tacaño, simple y sencillamente, póngale el nombre que usted quiera hermano. Aquí a nadie se le obliga a dar, las personas que son sensatas saben que esto no es de gratis. Hace unos días el pastor Emerson estaba explicando todo lo que nosotros pagamos aquí en la iglesia, la cantidad de platita y los compromisos serios que hemos adquirido con el Señor; la responsabilidad que tenemos.
9. Molestos con Dios porque las cosas no salieron como ellos querían. Porque la iglesia no los ayudó cuando lo necesitaban, porque no les gusta cómo se maneja la iglesia, porque cometieron un error y de esta pena regresar.
Ahora, todo esto se resume en una mentalidad infantil. ¿Sabe qué son todo eso? Todo eso son flechas de fuego del enemigo, créame.
¿Cómo saber que estoy bajo un ataque espiritual?
- Me siento desanimado. Se da cuenta la esposa cuando el domingo son las 11 de la mañana, ya usted y los niños están casi listos; mientras su marido todavía anda en calzoncillos en la casa. Usted le pregunta: “¿por qué no está listo?” Él le contesta: “¡Ay no sé!” Me siento desanimado. Porque el adorar a Dios, hermano, es una disciplina. Yo quería estar aquí el miércoles, sabía que no podía ser por mi condición, pero yo lo deseaba; porque es una disciplina.
2. Se le han quitado las ganas de ir a la iglesia. Hay algunos hermanos que tienen tantos años en el evangelio y son tan bobos, que van a visitar a otros hermanos y le dicen: “fíjese que se me han quitado las ganas de ir al iglesia, ¿usted qué cree? Es que me desanima aquí, me desanima allá.” Tenga cuidado que Satanás, el diablo, está tirando flechas con fuego. La muerte espiritual, que es lo más complicado hermanos, es lo que mata a muchos cristianos.
3. Ya no quiero servir. Cuando el Señor Jesucristo dijo: “al Señor solo adorarás y al Señor solo servirás.” Hermano, ¿será que puede buscar a otro para qué sirva en lugar mío por favor?
4. Me molesta la gente de la iglesia. Te habla el hermano fulano, pues dile que no estoy. Te mandó saludos el hermano. Ah gracias.
5. Cuando comienzo a alejarme de los hermanos. Hermanos que siempre me están preguntando no lo hemos visto, lo hemos extrañado.
6. Cuando mi vida de oración está en decadencia. Me habló por teléfono un hermano en estos días, me dejó un mensaje de voz y me dijo: “Pastor me enteré que está enfermo, la verdad yo no he estado orando últimamente, pero voy a orar por usted.”
7. Cuando estoy regresando a hábitos que ya había abandonado. Cuando te dan ganas de ir a fumar otro cigarro. Cuando te vas a buscar aquel amigo con el cual puedes chupar (beber) sin que nadie se dé cuenta. Cuando comienzas a buscar personas con las que puedes contar chistes rojos. Cuando comienzas a salir con personas que no te ayudan a tu vida espiritual. Ahora le mientes a tu esposa, a tus hijos. Te preguntan una cosa y contestas algo que no es la verdad.
8. Cuando alguien te pregunta ¿qué te pasa? Y usted contesta: “es que no sé lo que me está pasando.” Eso es una flecha grandota como un incendio, porque si usted sabe lo que le está pasando, yo le puedo ayudar; pero si ni usted mismo sabe lo que le está pasando, usted se encuentra bajo ataque del enemigo.
Ahora quiero mencionarle algunas cosas que ha aprendido con esta experiencia (Ataque alcorazón), que déjeme decirle le puede pasar a usted.
La razón por la que yo no logré descifrar, no logré entender que es lo que me estaba pasando, es precisamente porque, le repito yo no sentía otros síntomas. Yo había leído antes o había platicado con personas que tuvieron ataques al corazón y me dijeron algunas de ellas y yo no estaba pasando por esto.
- Su agenda sale sobrando si no tienes salud.
Yo tenía cita fíjate que el mismo domingo en la noche tenía citas yo. Claro que la gente no sabía y me estaban escribiendo, porque algunas personas me habían dicho que no iban a poder estar en el servicio, que del trabajo se iban a venir para acá. Yo tenía textos que los vine a ver cuatro días más tarde.
No se debe abusar de la salud mi hermano. Y mire, es difícil cuando damos consejos si nos quedamos sin él. Yo soy una persona que desde que conocí al Señor he querido servir a la gente. No me pesa hermanos, créame. Y eso, el hecho que no me pese, es lo que me hace la complicación más grande. Porque hay personas que han estado acá, que saben que el día domingo en la noche, después del culto de las 6, hay una gran fila de gente esperándome. Y me preguntan que si los puedo atender y la respuesta es siempre la misma: “si me espera, encantado.” Si me esperas, con mucho gusto. En algunas oportunidades he salido a las once de la noche de acá y he tenido que levantarme a las tres de la mañana para tomar un avión a las cinco, el siguiente día. Y claro, lo hago con gusto, porque es el pueblo, porque la gente. Siempre le dicho yo a los pastores que trabajan conmigo: “si la gente no tuvieran necesidades para que estamos nosotros los pastores.”
Pero la verdad es que hay un momento donde Dios te dice o te calmas o te calmo. Y le voy a decir que con esta situación hay varias cosas que son sencillas, que son mínimas, pero yo he visto la mano de Dios.
Yo estaba tomando algunas decisiones por estos días. Hay algunas entidades misioneras que me han estado enamorando desde hace mucho tiempo para que trabaje con ellos. De hecho, uno de los últimos viajes, que tuve reuniones con personas, ejecutivos en cuestión de misiones, me han estado enamorando para trabajar con ellos y yo me he sentido un poquito complicado. De decir: es que estoy ocupado, estoy complicado. Pero mi hermano con esto ya Dios me dio la respuesta de plano. Uno de ellos que me escribió y me dijo: ¿Ya lo pensaste? Y le dije: “No he tenido tiempo porque tuve un ataque al corazón.” Entonces me dice: “No lo puedo creer, está jugando.” Le digo: “estoy en el hospital.”
Por más que usted quiera hacer más de lo que puede, hay momentos que no se puede.
- Es importante tener personas capaces a tu lado.
Luego he reflexionado acerca de la importancia de tener personas capaces a tu lado para disminuir la carga. Estamos hablando de más de 30 ministerios en la iglesia, aparte de necesidades espirituales en las familias, capacitación, reuniones, salidas, pastores. Mire, me pese el corazón cuando pastores me llaman y me dicen: Pastor yo necesito cobertura espiritual. Yo necesito una persona con quien hablar.
Y cuando usted agrega una cosita, más otra, más otra, más otra, más otra, es se le hace una montaña increíble. Y por la gracia y misericordia Dios tenemos un ministerio extendido en el mundo, hermanos. Nos llaman de todas partes, de Italia, de España pidiendo consejo. Proyectos a corto y largo plazo.
Ahora te quiero decir algo que me dio mucho gusto; digo esto para la gloria de Dios.
¡Mi alma está bien con Dios! Amado mío, amado mío, déjame decirte, mi alma está bien con Dios.
El miércoles antes de mi ataque al corazón yo había tenido un funeral. Después del funeral, el servicio de la noche acá en la iglesia. Pero ese día, en el funeral, nosotros cantamos un himno que se llama: “En presencia estar de Cristo”, y a mí se me quedó pegado desde el miércoles, el jueves, el viernes. Mientras estaba cantando yo todo “En presencia estar de Cristo, ver tu rostro que será. Cuando haya con pleno gozo, mi alma le contemplará. Cara a cara espero verle, más allá del cielo azul”
Y ese sábado, dije: ¡Señor se me cumplió! Pero te voy a decir una cosa. Cuando yo estaba ahí parado, porque no podía estar sentado y yo dije: “Señor voy a ver tu rostro. Señor llegó el día. Te encomiendo a mi amada esposa, mi familia, mis hijos. Te encomiendo la iglesia que me permitiste pastorear por estos 33 años. ¡Ojalá que paguen Señor!” Porque mira, le recuerdo una cosa, mi casa es la garantía del préstamo que pedimos para la iglesia. Recuerda esto: las deudas no tienen emociones.
Todas esas cosas se me pasaron a mí por la cabeza en ese instante. Pero en ese momento yo dije: Señor, yo tengo la plena convicción que voy a cerrar los ojos aquí y voy a ver tu rostro, Señor. ¡Padre, qué emoción! Estoy listo. Te voy a ver.
Y no deje ni un instante de alabar y de glorificar el nombre del Señor. Lo alabé por muchas cosas, entre ellas: porque me escogió sin merecerlo, sin haber hecho nada. Yo dije: Señor te doy gracias porque yo era un chamaquito que nadie daba ni diez centavos por mí, pero tú, el Rey de Reyes y Señor de Señores, puso los ojos en mí.
Todo esto pasó a las 6 de la mañana del día sábado y le dije: “Señor, te doy gracias porque siempre has estado conmigo, siempre. Y ya que voy a ver tu rostro, yo quiero mostrar la gratitud profunda que yo siento.”
Sabe usted, yo se lo conté creo que una sola vez y esto me lo ha dicho mi mamá. Cuando mi madre dio a luz, mi papá la abandonó y que ella salió del hospital e iba camino para la casa, cuando ella se desmayó conmigo en los brazos por ahí cerca. Y salió una Señora de una iglesia, que era la esposa del pastor y le dijo a mi mamá: “Doña Alicia, déjenos al niño aquí y usted váyase para su casa. Nosotros lo vamos a cuidar.” Dice que la Señora tenía otros hijos y le dijo: “Nosotros lo vamos a cuidar Doña Alicia. Váyase usted y mejórese, porque usted no va a poder con este niño.” Y mi mamá me dejó. A la vuelta de un tiempo me vino a recoger, y cuenta mi madre que me tenían bien bonito, bien perfumado. Ella llegó y le dijo a la Señora: aquí vengo a recoger a Carlitos. Y la esposa del pastor le dijo: no se llama Carlos, se llama David, igual que el rey David. Y le dijo: “no, me mata a mi marido si no le pongo Carlos”. Pero le digo que él entiende por David. Y entonces me pusieron Carlos David siendo un bebé. Y mi madre me dice: “vos creciste en una iglesia evangélica hijo.”
A los 17 años yo viví en una iglesia evangélica, cuando yo me moví a vivir al tabernáculo allá en San Salvador. Desde el niño el Señor estaba ahí conmigo, desde bebé. Ni se diga cuántas veces yo levanté mis ojos al cielo y decía: ¿por qué todo ellos tienen papá y yo no tengo? Y el día que conocí a Jesucristo, ese 17 de junio de 1979, Dios me dijo: “Yo soy el mejor Padre.” Y ese día le entregué mi vida al Señor y no solamente eso hermano, como joven me trajo al conocimiento de nuestro bendito Salvador Cristo Jesús. Como adulto ha estado conmigo en todas las batallas, pero en todas. Como pastor de esta iglesia nos ha sostenido con su gracia y con su misericordia.
En ese día, ese sábado 30 de julio en la mañana, yo dije: Señor, aquí estoy. De esta no pasó. Aquí me quedo. Bendice a mi familia. Bendice a la iglesia. Padre, estoy listo para irme contigo.
Dios sabe que mi único deseo es servirle. Mi único deseo es amarle. Mi único deseo es ponerme al servicio del pueblo de Dios y del reino de Dios. Pero ese día mi corazón tenía gratitud.
Hermanos, déjenme decirles algo. No tengo resentimiento con nada, ni con nadie. Hay gente que me ha hecho daño en esta vida. Hay personas que se han ido de la iglesia hablando estupideces, hablando falsedades y se les olvida que todas las historias tienen dos lados, se les olvida. Y van y hablan el lado que les conviene. Y yo le digo a mi Señor: “Padre no, con la boca calladita, con la boca calladita. No vamos a poner en mal a nadie.” Dice la escritura que: “el que está en paz con Dios, Él lo defiende de sus enemigos.” No tengo resentimiento con ninguna persona.
Obviamente me siento mal de mis errores, porque el evangelio de se trata de eso. El cristiano se tiene que arrepentir hasta el día de su muerte, porque no dejamos de pecar y el pecado nos separa de Dios. Pero es una lucha constante, una lucha de todos los días, de hacer la voluntad del Señor y hacer lo que el Señor le agrada. No tengo algo que yo diga: y mire me voy a morir y yo no tengo tal cosa, me voy a morir y yo no tuve tal otra.
Y los doctores venían a cada ratito y me preguntaban: ¿qué día es hoy? Y yo le decía: Hoy es sábado. ¿Y cómo se llama usted? Carlos David Rodríguez, le decía. ¿Cómo se llama su esposa? Shakira, ah perdón, perdón, perdón es broma, no sabía lo que me estaba preguntando. El doctor me dijo: “eres gracioso” No tengo nada que diga que me haga falta eso. Ay, me voy a morir y no logré conocer tal cosa. Me voy a morir y no fui aquí y no fui allá y no hice esto. No tengo. ¡Dios ha sido más que bueno conmigo! ¡Ha sido más, pero más que bueno conmigo! Y si estuviera otra vida, volvería a servir a Dios, volvería a amar a Dios.
Mis queridos y amados hermanos déjenme decirte algo: el diablo sigue tirando flechas con fuego. Y una cosa bien importante que le entiendan: el negocio es entre usted y Dios. Habrá un día donde Dios lo va a llamar por su nombre. Yo, mi negocio lo tengo con Él. Y ese día amigo, yo estaba listo para entregar cuentas. Tú dime Señor. Dime lo que tú quieras. Yo estoy listo. Y me emocioné de saber que iba a ver a Jesús. Créeme esto. Dios lo va a llamar a usted por nombre. Juan, María, Pedro, Marta, José a ver ¿qué hiciste por mí? ¿Viviste para mí? ¿Te negaste a ti mismo para hacer mi voluntad? ¿Era yo el centro de tu vida? ¿Qué era lo más importante? ¿Dónde estaba tu tesoro? Dime dónde estaba tu tesoro, porque entonces Dios te va a decir dónde estaba tu corazón puesto
Le quiero contar una cosa que también es bien interesante. Fue tan real la experiencia hermanos, fue tan real, que fíjate que unos 4 o 5 días más tarde cuando estaba en casa, estaba con mis hijos, con mi familia, yo pensé que lo que estaba viviendo no era cierto. Yo dije: no, es que yo tendría que estar con el Señor ahorita. Esto no puede ser así.
Mis queridos y amados hermanos, Dios es bueno. Dios sigue haciendo milagros. Dios sigue haciendo la obra hoy en día, porque es el mismo de ayer, de hoy y de siempre. Nuestro Salvador, nuestro bendito Señor Jesucristo. Él es la imagen del Dios invisible. El primogénito de toda la creación. Él es el creador de todas las cosas que están en los cielos y las cosas que están en la tierra, sean visibles o sean invisibles. Todo fue creado por Él, sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades, todo fue creado por Él y para Él. Por tanto, al Dios de la gloria sea toda la alabanza, el poder y la sabiduría por la eternidad, porque Él es el único digno de alabanza y adoración. ¡Alabado sea el Señor!
Oremos: Padre, mostramos nuestra profunda gratitud Señor, por una oportunidad más que tú nos brindas de seguir adelante. Pedimos fuerzas Padre porque la obra todavía no ha terminado, pero la obra que tú has comenzado Señor, tú la vas a culminar. Bendito seas por siempre. Te adoramos Señor. Te bendecimos. Te exaltamos de todo corazón. Gracias por este pueblo maravilloso que tú has puesto en este lugar.
Te agradecemos Señor por traer nuevamente a nuestro Pastor, por el milagro. Gracias Señor porque tu palabra siempre llega en el momento preciso. Queremos orar por el milagro más grande, y el milagro más grande es: “Recibir a Cristo como Señor y Salvador de su vida.” Si usted está acá entre nosotros y no le ha entregado su vida a Cristo, este es el día. Este es el día que Él ha preparado para que usted pueda arrepentirse de sus pecados y ponerse a cuentas con Dios. Mis hermanos diáconos están caminando por los pasillos para poder orar con usted y por usted. Amigo, usted no está acá por casualidad. Usted no vino porque lo invitaron. Usted está acá porque Cristo lo trajo para darle una oportunidad más. Si usted no le ha entregado su vida a Cristo póngase de pie. Un diacono se va a acercar para poder orar con usted. Para que usted pueda tomar la mejor decisión de su vida y no deje para mañana lo que puede hacer este día, porque mañana podría ser demasiado tarde. ¡Entréguele de su vida a Cristo!
Si usted está allí en casita y usted no le ha entregado su vida a Jesús le voy a invitar a que haga esta oración conmigo y que tome la mejor decisión de su vida. Repita después de mi: “Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal. Creo que eres Dios, que moristeis en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Señor, me arrepiento. Gracias doy a Dios por enviar a Jesús a morir en mi lugar.” Si usted hizo esta oración conmigo, le invitamos a que nos siga sintonizando o que busque una iglesia donde se predique la sana doctrina.
Amado Dios, gracias por tu palabra. Porque sabemos que tú eres un Dios de oportunidades. Porque tú nos has dado una oportunidad de seguir adelante. Porque tú perdonaste nuestros pecados. Padre gracias. Te encomendamos esta semana Señor, bendícela Padre de principio a fin. En Cristo Jesús, amen y amen.
¡Bendiciones a todos iglesia!