¿Quién es Jesús para usted?
Diciembre 26, 2021 – 1:30pm | Genesis 3: 1-13 | Dr David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
El mensaje en esta hora se llama “Cuando Dios hace preguntas” y para eso quisiera que fuéramos al principio.
Vayamos a Génesis capítulo 3, versículos 1-13. 1Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? (Fíjate ahí tenemos la primera pregunta de la Biblia) 2Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
Bueno pidamos a Dios que nos bendiga. Señor al leer tu palabra nos los llenamos de gozo, de la forma tan maravillosa como tú nos presentas las cosas. Te ruego que bendigas el mensaje de tu palabra en nuestros corazones, Señor. Te alabamos, te bendecimos por ella. En el nombre de Jesús, Amén.
Ahorita mientras estaba leyendo este pasaje de la escritura, me acordé de algo. “Dicen que un día un pastor fue a visitar una familia. Llegó y tocó la puerta pero no le abrieron. Pero el pastor escuchó que alguien estaba dentro. (Le ha pasado eso a usted antes ¿verdad?) El pastor tocaba y tocaba, y no le abrían, pero él escuchaba que allá adentro había gente. En vista de que de que no le abrieron, entonces el pastor sacó una de sus tarjetitas y escribió en la parte de atrás aquel versículo: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20) Y le dejó la tarjetita. Al rato, el hermano al que había ido a visitar encontró la tarjetita y entonces se fue para el templo, se fue a la iglesia a buscar al pastor. Le dijo a la secretaria: “vengo a ver al pastor”. La secretaria le dice: “Ah, lo siento mucho, pero fíjese que el pastor me pidió que no lo moleste nadie, porque está preparando su sermón del domingo”. Pero dígale, es que él me fue a buscar. No puedo, dice la secretaria. Entonces el hermano y dijo: “ya que el pastor me dejó a mí una tarjetita con un versículo bíblico, pues entonces yo también le voy a dejar otra tarjetita con un versículo bíblico”: (y precisamente le dejo ese versículo) Génesis 3:10: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Por eso no por eso no había abierto la puerta el hermano”.
Bueno la primera pregunta en la Biblia, la hizo el diablo a Eva (Génesis 3). 1¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? La segunda pregunta en la Biblia la hizo Dios, y se la hizo a Adán: 9¿Dónde estás tú? Bueno, la tercera y la cuarta pregunta, también Dios se la hizo a Adán. Dios le dijo: 11¿Quién te enseñó que estabas desnudo? Luego le hizo la cuarta pregunta: 11¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comiences? Adán contestó a cada pregunta que le hizo Dios. Pero luego la quinta pregunta fue de parte de Dios para Eva. Dios le dijo a la mujer: 13¿Qué es lo que has hecho? Y como las mujeres nunca tienen la culpa de nada, dijo la mujer: 13La serpiente me engañó y comí. Cuando le pregunto a Adán, él dijo: 12La mujer que tú me diste. No tuvo la culpa Adán. Y la mujer dice: 13La serpiente. La pregunta 6, 7 y 8, Dios se la hizo a Caín. Después de presentar la ofrenda a Dios, le dijo (Génesis 4): 6¿Por qué te has enseñado? Luego le dijo: 6¿Por qué ha decaído tu semblante? Le dijo Dios: 7Si bien hicieres, (Ahí viene la otra pregunta) ¿no serás enaltecido? Después que Caín mató a su hermano Abel, Dios le hizo dos preguntas, la 9 y la 10. Jehová le dijo a Caín (Génesis 4): 9¿Dónde está Abel tu hermano? Luego le dijo: 10¿Qué has hecho? Todas esas preguntas hizo Dios.
Pero la primera persona que le hizo una pregunta a Dios fue Caín. De una manera irrespetuosa. Porque Dios le dijo a Caín (Génesis 4:9): ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. En primer lugar mintió. Y luego le hizo una pregunta a Dios: 9¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
Algunos estudiosos creen que hay aproximadamente 3 298, casi 3300,ee preguntas en la Biblia, dependiendo de la versión que usted lea. En el nuevo testamento, se cree que hay unas 1024 preguntas, más o menos.
Yo he leído cantidad de libros. Hay un libro muy bueno, de John Maxwell que se llama: “Grandes líderes hacen grandes preguntas”. Yo sé que hay preguntas, inquietudes, y usted busca por todos lados. Me acuerdo una vez, una revista sacó un artículo que decía: “Preguntas que no tienen respuesta” y mencionaba varias de esas preguntas. De hecho, había una pregunta que había hecho una niña de nueve años, que decía que esa pregunta no tenía respuesta. Luego hay libros que se llaman: “Las respuestas a las preguntas más grandes de la vida”. Y es, muy posible, que en este momento usted tenga preguntas e inquietudes, en su mente en su corazón, todos tenemos preguntas. Una vez me encontré yo con unas preguntas que lo ponen a uno a pensar. Por ejemplo, entre ellas, dice una pregunta:
Si un abogado se vuelve loco, ¿pierde el juicio?
Si todos los derechos son reservados, ¿qué pasa con los izquierdos?
¿Por qué Superman lleva los calzoncillos encima de los pantalones?
Si hay un más allá, ¿hay un menos acá?
¿Por qué corremos rápido bajo la lluvia, si adelante también está lloviendo?
¿Dónde queda la otra mitad del Medio Oriente?
Lo de medio ambiente, ¿será porque ya destruimos la mitad?
¿A dónde se va la luz, cuando se va?
Si los hombres son todos iguales como dicen las mujeres, ¿por qué les cuesta tanto elegir?
(Esta que sigue me la he hecho muchas veces) ¿Por qué las mujeres abren la boca cuando se maquillan los ojos?
¿Cómo puedo saber cuántas vidas le quedan a mi gato?
¿Por qué las cosas siempre se encuentran en el último lugar donde uno las busca?
¿Por qué se utilizan agujas esterilizadas para dar una inyección letal?
El mundo es redondo y le llamamos planeta, ¿si fuese plano le llamaríamos redondeta?
Bueno ahí se las dejo, para que vea usted si las puede contestar.
Hay preguntas maravillosas en las sagradas escrituras. Dios le pregunto a Sara, esta pregunta que es tan obvia la respuesta, ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? ¿Sabe usted que en el libro de Job, en el capítulo si mal no recuerdo 37 o 38, Dios le hizo a Job 77 preguntas? Entre ellas: ¿Dónde estabas tú, cuando yo le puse límite a los mares?
A Jesús le hicieron preguntas interesantes también, como: ¿Cuál es el primer y más grande mandamiento? También le preguntaron a Jesús: Un hombre se casó con siete mujeres, con una primero y se murió, y así hasta llegar a siete. Y bueno, en la vida eterna, ¿cuál de las siete será su mujer? Un joven rico también le pregunto: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? Pilato le pregunto: ¿Qué es la verdad? Cuando Jesús se quedó en el templo, recuerden ustedes a los 12 años, Jesús le dijo a sus padres: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi padre me es necesario estar? Estudiosos dicen que Jesús hizo más de 300 preguntas. Un dato interesante, ¿sabe usted que de todas las preguntas que le hicieron al Señor, solamente contestó 3?
Bueno me gustaría que le diéramos un vistazo a algunas preguntas.
Mateo 16:13. Acabamos de leer este pasaje de la escritura y vale la pena que lo leamos otra vez porque es extremadamente significativo. 13Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, (Hay dos Cesarea en Israel. Una es Cesarea Marítima. La otra es ésta, Cesarea de Filipos, hay una montaña, precisamente lindísima, donde se puede apreciar los valles y los montes) (Esta pregunta que Jesús le hizo a sus discípulos, es una pregunta fundamental. Especialmente porque Jesús quería saber, lo que había en el corazón de sus discípulos, de sus seguidores) preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. (Ahora viene lo que verdaderamente al Señor le importaba) 15Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Quiero que entendamos esto, y no es la primera vez que yo digo estas palabras. Notemos que: unos dicen que Juan el Bautista otros dicen que Elías o Jeremías, o algunos de los profetas, eso dice la gente. Pero Jesús, ni se puso triste por lo que la gente pensaba, no. Porque esta era una pregunta de introducción. Lo que a Él verdaderamente le importaba, no es lo que dice el señor de la esquina. Lo que a Jesús le importaba, no es lo que piensa su abuela, ni lo que piensa su compañero de trabajo. Porque, piensen lo que piensen, la verdad no cambia: ¡Él es Dios! Pero si es bien importante: ¿Qué piensan ustedes? Y esto, yo lo considero uno de los desafíos más grandes que puedan haber, por eso considero que este es especial. Especial, determinante, y yo le recomendaría a cualquier cristiano, en realidad, que tome este pasaje de la escritura, lo desmenuce y se lo coma. Lo digo hablando espiritualmente. Porque aquí viene la pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Y Pedro toma la batuta como líder del grupo y contesta, y le dice: “Tú eres el mesías” Sí, sí, el mesías que fue profetizado en Génesis, el mesías del que habló Isaías, el mesías del que habló Miqueas, el mesías de que habló Zacarías, ese mesías de que hablaron los profetas. Sí Señor, eso es lo que creemos. Ese eres tú, el mesías, el que había de venir, ¡El Hijo del Dios vivo! ¡Qué respuesta Dios mío, qué respuesta!
Y ahora Jesús elogia a Pedro, diciéndole (Mateo 16): Macarios (feliz, bendecido, bienaventurado, afortunado) eres Simón. 17Bienaventurado eres Simón, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo. Pero si usted puede atención, el siguiente versículo hermanos (Mateo 16). Algunos deben tener, si leen su Biblia, un título que dice: “Jesús anuncia su muerte”. Pero fíjate: 21Desde entonces (Es que todo tiene su tiempo, el Señor le modeló el camino, el Señor les predicó, el Señor hizo que vieran los milagros que él hacía, el Señor se reveló a ellos, el Señor se mostró a ellos y ahora; quiero saber: ¿quién creen ustedes que soy yo? Tú eres el Cristo, si, Tú eres el Hijo de Dios vivo) Jesús comenzó a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer muchos de los ancianos. (¿Por qué? Porque si les hubiera dicho eso antes los discípulos no lo hubieran entendido, pero ahora sí).
Entonces aquí viene esa primera pregunta para usted. Y por favor, con el corazón en la mano. Yo quiero que usted piensa en esto, hermano no es como usted cree, es como Dios dice. No es como usted se lo imagina. No es como usted concibe el evangelio, es como la Biblia lo presenta. Y algunos viven un evangelio demasiado cómodo. (Esta tarde voy a hablar de un mensaje que se llama: Un hombre radical. Es el segundo mensaje de Juan el Bautista. Cómo fue posible que Juan el Bautista no tenía un mensaje popular). Dios nos da instrucciones de cómo llegar a la Gloria. Pero si yo no sigo las instrucciones de cómo llegar a la Gloria, al contrario, yo agarro el camino que a mí se me ronca la santa gana, porque yo así lo creo. ¡Oye, puedes terminar en otro lugar! Y no por falta de predicación, y no por falta de enseñanza, y no por falta de un profeta en este púlpito que te predique la palabra. Quienquiera que se pone detrás de este púlpito a predicarnos el evangelio: “Es que para mí, es que lo que yo creo, es que yo no pienso así”. Mire, por favor, entiéndalo. La pregunta viene de parte de Jesús: ¿Y ustedes? Yo quiero saber ¿qué es lo que ustedes piensan? ¿Quién soy yo para ustedes?
Mira, usted habrá escuchado, no una vez esto y es muy cierto. Hay personas, que creen que Jesús es su Salvador. Pero yo siempre me hecho la pregunta, se lo voy a decir claro y pelado en esta en esta tarde, ¿será que Jesús puede ser el Salvador de una persona que no ha hecho de Jesús su Señor? Piense en eso. ¿Será que Jesús puede ser mi Salvador, si él no es mi Señor? Me pregunto yo. Y quisiera que esto lo pregunte usted. Es que Jesús es mi salvador. ¿Si, verdad? O sea, el que le dio la salvación. Si le dio la salvación, lo salvó. ¡Ay qué bueno, qué rico! Usted es salvo, entonces usted va para el cielo. ¡Ay qué bonito! ¿Y es el Señor, su Señor? ¿Y qué quiere decir eso? Yo se lo voy a explicar y usted me dice. Porque la pregunta es de Jesús, el mensaje se llama así: “Cuando Dios hace preguntas” y esta es la primera: ¿Quién es Jesús para usted?
Hace poco me encontré con una persona, hablábamos y en medio de la conversación yo le decía: “yo soy pastor evangélico”. Y me dice: ¡Oh, sí! ¿De qué Iglesia? Y ahí le comienzo a hablar, en inglés. Entonces, durante la conversación, entré en materia. Él me dice: ¿sabes qué? Mi abuela era evangélica, en un país lejano, nos llevaba a la iglesia. Yo me acuerdo todavía, de himnos que cantábamos en la iglesia que llevaba mi abuela. Le digo: ¡Qué bueno, qué chévere! Sí, me dice, esos fueron los mejores años de mi vida. Pero después me casé, y las cosas cambiaron. (Y aquí viene la pregunta) Le digo: déjeme preguntarle algo. ¿Si usted se muere hoy, a dónde iría su alma? Me dijo: al cielo, porque mi abuela me llevaba a la iglesia. Y después viene la otra pregunta. ¿Cuántos años tienen de casado? Y me dice: 32. Le digo: yo tengo 33, un año más. ¿Entonces quiere decir, que tienes 32 años que no has puesto un pie en la iglesia? ¿Y sabe que me contestó? Me dijo: No, más de eso. ¡Ah! Pero, ¿para dónde me dijo que iba si se moría? Para el cielo. Ahora yo pregunto: ¿Qué Biblia está leyendo ese maestro? Ninguna. Entonces, un momento, las cosas no son como usted cree. Yo le comencé a explicar, mira la palabra dice, la Biblia dice… Y me dijo: Ay pastor, con tanta ocupación, mira que mi trabajo, que mis hijos, que mi negocio, que esto, que lo otro. Hermanos, la misma respuesta que un hombre dio al Señor hace tanto tiempo. El señor mandó a la invitación para que vinieran a la fiesta, y que dijeron: No mira acabo de comprar una yunta de bueyes, tengo que ir a probarla. Acabo de comprar una hacienda, tengo que ir a verla. Las mismas cosas: la gente está ocupada, pero eso sí, ellos creen que cuando se mueran van para el cielo. ¿Qué tal si terminas en el infierno? ¿Qué tal? Porque usted cree las cosas a su manera.
Tengo una lista aquí, son 144 cosas.
Cristo es el Señor, él es el Kyrios (Señor, tutor, maestro, amo, dueño).
¿Dónde trabaja usted? ¿Para quién trabaja usted? ¿Qué es lo que usted hace, lo que le pide su patrón que haga o lo que le ronca la gana a usted? ¿A ver?
El Señor significa:
- Él es la máxima autoridad. Aquí en la provincia, la Dra. Bonnie dice: se cierran los gimnasios. ¿Qué usted cree que pasa? Se cierran. O sea, la doctora dice: aquí se va a hacer esto, y hasta ahí llega. Se cierra la frontera y se cierra la frontera.
Yo tenía las vacunas puestas, me hice una PCR cuando salí de mi país, otro para entrar. Y cuando llego acá me dicen: le tenemos que hacer otro PCR. ¿Pero y entonces? Son órdenes de la máxima autoridad. ¿Y qué crees que hice? Pues ni modo, hacérmelo. Eso es en una Provincia.
Ahora, Jesucristo es la máxima autoridad de los creyentes. Aquí vienen las preguntas, ¿están listos? Si la máxima autoridad dice que no hay que dejar de congregarse. ¿Qué es lo que hay que hacer? No, haga lo que usted desee, váyase a ver las luces el domingo. Vuelvo a predicar al revés. A ver si esa psicología funciona. ¿Se da cuenta usted? Si Dios es la máxima autoridad y él dice: que hay que hacer algo, y usted dice: No, no quiero. Entonces, ¿Quién dicen ustedes que soy yo? ¿Quién soy yo para ustedes?
¿Cómo se siente usted como padre, escúchame esto papá, cuando uno de sus hijos les desobedece? ¿No es cierto que se enoja? ¿No es cierto que usted lo golpea? ¿No es cierto que usted se pone molesto y les quita cualquier cosa, sí o no? Ah, pero usted quiere que el Padre, que está en los cielos, le pase a usted todas sus desobediencias como se le ronca su santa gana. Pues no. Porque Él es la máxima autoridad. ¿Está conmigo?
El viernes pasado yo les decía, para el servicio de navidad, ¿usted lo quiere celebrar con su familia? Está bien, no hay nada malo con todo eso. Pero fíjate que Dios dice: que Él quiere ser el primero, se lo voy a mostrar dentro de un instante.
Entonces, ¿sabe qué es lo que pasa? Que hay mucha gente viviendo un evangelio a su manera. Me encontraba con una persona hace unos días. (No le vaya a ir a contar por favor) Cuanto tiempo sin verte. No, es que fíjese, estamos saliendo con un grupo de personas a hacer tal cosa. ¡No me diga! ¿Y la máxima autoridad qué dice? ¡El domingo haga lo que usted desee…! No.
- Si él es el señor, quiere decir que yo soy el siervo ¿Y quién manda el señor o el siervo? ¿Quién manda en su casa el papá o el hijo? El papá, dice. ¿Ah sí? Pero ahí está el chamaco, que se quedó fondeado ahorita y usted no lo pudo levantar. Desde las 9 comenzó: Levántate niño. Ay niño levántese. Niño ya le dije. ¡Ay niño! ¡Ay niño! Usted gran flojote qué es, que no lo fue a agarrar por el cabello siquiera. Es domingo, sí pero las 4 de la mañana estaba jugando videojuegos. No me he bañado, pues así se va a ir. No me he peinado, pues así se va a ir. Ya cuando usted sea mayor y usted pague sus calzoncillos y si usted viva en otro lado, que Dios lo bendiga. Voy a orar por usted. Pero ahorita ni papas, te voy a llevar arrastrado, oíste. ¡Pero esto es un abuso! No importa, pero va a entrar al cielo abusado, y no al infierno sin abuso. Es que algunos así quieren hermanos. Hay unos que son inteligentes, le dices vamos; ah sí, ok. Pero hay otros hijos que no. Vamos, si no se levanta el niño le voy a dar paupaito, semejante chueco de este vuelo. Que entienda que es importante, mientras se puede. Cuando ya son adultos, es cosa de ellos. Usted puede ejercer cierta autoridad, cierta fuerza.
Él es el Señor, nosotros somos sus siervos. Si el Señor dice: “vamos para allá”. Vamos para allá hermanos.
Y fíjate que esto sucede a todos los niveles, a todos los niveles. Hoy hay un entrenador allá en España, que uno de los jugadores está peleando con él. Pues se presentó el entrenador y le dijo: Miren señores a mí me vale que ustedes sean millonarios, que ustedes sean aquí, que sean allá. Aquí el entrenador soy yo, y si les gusta bueno y si no les gusta, mire ahí está la puerta, nos vemos hermano. ¿Y entonces pues, quién manda, a ver, quién manda? No digo en su casa, en su casa sé que su mujer. Te digo, esto es una cosa bien determinante y le explico ¿por qué es tan determinante? Porque fíjate, que en un mismo hogar, yo felicito aquellos hombres, que están aquí sin sus mujeres, en este día. No porque las hayan dejado por allá. Con todo el respeto del mundo mi querido hermano Timoteo, el papá de nuestra hermana Judith. Timoteo se convirtió el evangelio y pasaron 25 largos años el hermano Timoteo en el evangelio y hermana Alicia (que ya está en la presencia del Señor) no quería. Que conste, ellos lo saben, no es ninguna novedad, hermana Alicia tenía un carácter fuerte, en todo sentido, hasta cuando le daba la mano a uno. Yo le daba la mano y me la agarraba fuerte. Ahora el hermano Timoteo, usted cree que a pesar de eso algún día el hermano dijo: está bien mi amor, me voy a quedar aquí contigo. Nada, no no. Nos vemos mija yo voy para mi culto. Si usted no me quiere acompañar, se lo pierde. Yo no me voy a quedar aquí con usted. Benditas aquellas mujeres también, que tienen maridos que se quedaron enojados en la casa este día. Se quedaron enojados. Porque quieren que le den el desayuno, que le den el almuerzo, quieren que le den la cena, quieren que les arreglen la cama, quieren que los bañen, quieren que les hagan todo. Y ahí están. Hay algunas que dicen: Ay, pastor, pero han sido fieles al Señor. ¿Por qué? Porque Él es el Señor, nosotros somos los siervos.
Ahora habiendo dicho esto yo conozco matrimonios, los conozco, que cuando el marido comienza “Hay es que mira, que ya que estamos cansados”. Viene la vieja floja esta y dice: “Ay, está bien, mi amor”. Y se queda hoy, y años más tarde, ni viene uno ni el otro.
Es que mire mi hermano, usted me ha escuchado decir en este púlpito que si hay una cosa que yo le tengo miedo, pero pavor es que, yo sé porque lo he visto por más de 40 años, que si usted deja de venir un domingo, es más fácil dejar el segundo. Si usted deja dos, es más fácil dejar el tercero. Si usted deja tres, te perdiste mijo. Porque la pasa bien ahí afuera. Y fíjate, algunos para pintar un poquito el negro, llaman a otros hermanos. Y le dicen: “vámonos pues”. Y allá van, en caravana.
Él es máxima autoridad. Él es el Señor y yo soy su siervo. Se hace lo que él dice. Yo solamente obedezco. Fíjate, mi hermano, que ya está en la presencia del Señor. Ese mi hermano era rebelde, y sin causa en realidad. Yo no sé qué pasó. Yo creo que, como le entregó su vida a Cristo, solamente por la Gracia y Misericordia de Dios, nada más. Porque él todo era no. Todo era no en la vida. El no quiso estudiar, él no quiso hacer eso. Un día dijo que iba a aprender electrónica. Fue aprendió electrónica, no le gustó y dejó la electrónica. Después quiso ser no sé qué ocho cuartos, total, por último dijo que iba a ser mecánico. Y mi mamá le consiguió ir a trabajar a un taller. Trabajó como dos o tres días en el taller. Un día apareció al mediodía, dijo: “ya no quiero trabajar”. ¿Y por qué? ¿Qué fue lo que pasó? “Ese señor quiere que haga lo que él dice”. El dueño. Me acuerdo tan presente, que contó: él me dice: alcánzame esta herramienta” Y mi hermano dijo: ¿Por qué no la alcanza él? Pero hijo, si para eso te paga. A mí no me gusta que me estén mandando.
Bueno déjeme decirle que cuando Dios habla, no hay ni que renegar, hay que obedecer. Entonces, ¿quién es Dios? ¿Quién es el Señor? Él hizo la pregunta, dijo: ¿Qué soy para ustedes? A ver, ¿qué soy?
Y eso mire hermano, ¡ay, ay, ay! Le voy a poner un caso. Usted tiene su esposita, y su esposita le aparece un día de estos, diciendo: “mira fíjate que voy a cenar como unos amigos el viernes”. ¿Cómo así? “Sí, es que me han invitado, nos vamos a ir a eso de las nueve. Pero yo te aseguro que antes de las doce estoy de regreso”. (Como la Cenicienta) Y usted le dice: No, pues fíjate, que no quiero que vayas. Y la mujer le dice: “no, es que no te estoy preguntando, te estoy informando que voy a salir”. ¿Cómo se sentiría usted? ¿Qué es usted, una basura? ¿Qué es usted, no significa nada? ¿Qué significa esa relación? Si al fin y al cabo, la señora va a ser lo que se le ronca la gana, y el hombre va a terminar haciendo lo mismo a la vuelta de un tiempo. ¿Y qué es eso? Cuénteme.
Entonces ahora Dios te dice: “Yo quiero que hagas esto hijo”. Pero usted termina haciendo lo que le ronca la gana. Entonces Dios dice: ¿Bueno, entonces quién soy yo? El creyente tiene que aceptar y hacer la voluntad de Dios hermanos. La carne hala, por supuesto que sí, claro que sí. La carne te empuja. ¿Cuántos prefirieron hoy ir al “Día de Boxeo”? Porque era más importante el boxeo, que la casa del Señor. Era más importante la cena con los amigos, que la casa del Señor. Era más importante los hijos, que la casa del Señor. Y mira te digo más: Cuando Él, es el Señor, y yo soy su hijo, Adorarle tiene que ser la norma suprema de un hijo de Dios. ¡La adoración! Escuchen esto: Norma Suprema. No su trabajo mi hermano, perdóneme lo siento, yo sé que usted ama su trabajo. Yo sé que su trabajo le produce grandes ganancias, yo lo sé. Yo sé que usted le dedica el 95% del tiempo a su trabajo y el 5% a Dios. Yo sé que usted nunca ha hecho nada a favor del reino, teniendo tanta capacidad. Pero usted dedica más tiempo a lo suyo, a sus propios intereses, que al Señor. Aquí viene la pregunta: ¿Quién es Jesús para usted? Él se la hizo a los discípulos: ¿Quién soy yo para ustedes? Ah no, es que Él es el Señor. ¿Entonces por qué haces las cosas como usted quiere? Como me dijo alguien hace unos días, es que uno tiene que trabajar pastor, aquí el que no trabaja que no come. Sí, pero la bendición viene del cielo. El que se somete a los mandamientos del Señor. El que tiene en su corazón honrar a Dios; que no te quepa duda que Dios te puede dar lo que tienes y mucho más de lo que tienes. Adorarle tiene que ser la norma suprema de un Hijo de Dios. ¿A Dios se le debe amar cómo? ¿Cómo quiere usted?
Hay algunos relaciones que el amor ya desapareció, ¿no de cierto? Y ya nos quedamos con que, antes tal cosa, que antes aquí, es que antes… Y no comienza a notar el distanciamiento, comienza a anotar ciertas cositas.
Ahora, ¿sabe cómo quiere Dios que usted lo ame a él? Mi hermano, con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Así quiere.
¿Qué pensaría su mujer, si usted le dice: mira mija, qué te parece si yo me mudo a un apartamento y te vengo a ver una vez al mes? A ver, cuénteme. Yo sé que algunos serían felices. Pero estoy hablando de, realísticamente. Yo diría mira, pero ¿Cómo? ¿Yo en apartamento, tú en otro y nos vamos a ver una vez al mes? Ni que fuéramos amantes. Somos marido y mujer. ¿Y los niños quién los va a cuidar? Ay no, cuídalos tú, yo los vengo a ver una vez al mes. Bueno, ¿qué porcentaje de tiempo sería eso? Ahora yo le pregunto a usted: ¿No es eso lo que usted hace con Dios? ¿Cuántas veces le ha encontrado su mujer leyendo la Biblia a usted ahí en su casa? ¿Cuántas veces, cuánto tiempo dedica usted para escuchar un sermón? Porque esto comienza. Son preguntas, vamos a ver una pregunta cada domingo. Hay una pregunta acerca del alma. ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo y perder su alma? Y sabe usted, que nosotros somos buenos para alimentar el cuerpo, pero el alma la tenemos a dieta eterna.
Dios exige que se le ame con el corazón, con el alma, con la mente, con todas las fuerzas. Nada puede ni debe, escuche esto, ser más importante que buscar el reino de Dios y su justicia, ¿Sí o no? (Mateo 6:33) Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y estas cosas os serán añadidas. Ay, sí. Amén. Pero, ¿y usted qué hace? Todo lo contrario. Por amor de Dios.
Yo estaba viendo un video en el que se veía entrar a Cristiano Ronaldo a Dubai, no sé si el vídeo es viejo, y como lo recibieron los Jeques. Lo trataron como a un dios y algunos se arrodillan y yo dije: este hombre ha tenido todo en esta vida, pero eso no lo es todo. ¿Hasta cuándo va vivir?, 70 u 80 años por haberse cuidado, si es que no le da cualquier otra cosa antes. ¿Y la eternidad? Nada puede ni debe ser más importante que buscar el reino de Dios y su justicia. Nadie, escuche esto hermanito lindo, nadie puede ocupar el lugar primordial de Dios y esto incluye papá, mamá, esposa e hijos. ¿Por qué?, porque Dios dice el que ama padre a madre más que a mí no es digno de mí. (Mateo 10:37) El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. Nadie puede ocupar el lugar primordial de Dios, Él es digno, Él es digno, Él es digno.
¿Dónde se ha visto semejante cosa que usted le pide a una persona si quiere servir y le dice: déjame pensarlo? ¡A ver! ¿Qué tal si su patrón mañana le dice, mira quiero que me pintes es esta pared, por favor? Y usted responde: déjame pensarlo patrón. Me imagino que usted le dé una miradita de esas como diciendo: ¿Y este gato qué ondas? ¿Y con Dios? Dios demanda sumisión en todas las cosas.
Es por eso que Jesús hizo esta siguiente pregunta: Lucas 6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Bien podría hacer esa pregunta: ¿Y para que viniste ahora, si no haces lo que yo digo? ¿Y para que cantas, si no hacer lo que yo digo? Y esto se compara perfectamente bien, en la relación de un padre con un hijo. Imagínese que un hijo le viene a pedir consejo a usted, le das el consejo y el hijo termina haciendo lo que se le ronca la gana. Y luego viene la siguiente semana y le pide otro consejo, y va y hace lo que se le ronca la gana. Y viene la siguiente semana y le pide consejo, y va y hace lo que se le ronca la gana. La tercera vez, la cuarta vez que venga que le va a decir usted: mira hijo y ¿para qué vienes tú? Para que me preguntas, si terminas haciendo lo que tú quieres. Y Jesús dijo: ¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo digo?
Inclinen sus rostros, oremos al Señor.
Padre, queremos tomar esta pregunta con toda la importancia que merece. Queremos hacerla nuestra. Yo sé que el mundo piensa que Jesús no es Dios. Yo sé que el mundo piensa que está bien acercarse a una iglesia cuando ellos quieren. Pero la pregunta de Jesús es: ¿y yo quién soy para ustedes? Ustedes que son mis discípulos, ustedes que son mis hijos, ustedes que son creyentes. ¿Quién es Jesús para nosotros? Padre, perdón por todas las cosas que nos has pedido que hagamos y no las hemos hecho. Ayúdanos a hacer tu voluntad. Perdónanos Señor, nuestra indiferencia, perdona nuestra desobediencia, perdona Señor que no nos entra el evangelio al corazón y seguimos viviendo la vida que nosotros queremos. Con razón nos dices: “Y ¿por qué me llamas Señor, si ustedes hacen lo que quieren? ¿Por qué me llamas Señor, si no me obedeces? ¿Por qué me llamas Señor, si no llevas la cruz? ¿Por qué me llamas Señor, si no te has negado a ti mismo? ¿Por qué me llamas Señor, si no me sigues? Padre reconocemos tu grandeza. Reconocemos tu poder y reconocemos el sacrificio de Jesús allá en aquella cruz.
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero quisiera hacerlo hoy. Si usted me dice: “Pastor yo siento la necesidad de Dios en mi vida, yo necesito al Señor en mi corazón, yo he fallado, yo quiero hacer su voluntad”. Si alguien que nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero siente la necesidad de Dios, yo le invito donde está para que le abra su corazón a Jesucristo y lo reciba como el Señor y Salvador de su vida. Si hay alguna persona aquí entre nosotros que quiere entregarle su vida al Señor, yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano. Hay un hermano nuestro, que cariñosamente se va a acercar a usted para ayudarle con esta decisión que es tan, pero tan importante. La decisión de recibir a Cristo en el corazón. Usted, que nos mira por Internet puede hacer lo mismo a través de una oración de fe. Dígale al Señor: Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Me arrepiento y te recibo como el Señor y Salvador de mi vida. Si usted hizo esta oración yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y Bendita palabra.
Señor, gracias por tu palabra. Bendice nuestros corazones en el nombre de Jesús, Amén y Amén.
¿Quién es Jesús para usted?
Diciembre 26, 2021 – 1:30pm | Genesis 3: 1-13 | Dr David Rodríguez
Etiquetas: cuando Dios hace preguntas, diciembre 2021, genesis, pastor david rodriguez, transcripcion
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TRANSCRIPCIÓN
El mensaje en esta hora se llama “Cuando Dios hace preguntas” y para eso quisiera que fuéramos al principio.
Vayamos a Génesis capítulo 3, versículos 1-13. 1Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? (Fíjate ahí tenemos la primera pregunta de la Biblia) 2Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
Bueno pidamos a Dios que nos bendiga. Señor al leer tu palabra nos los llenamos de gozo, de la forma tan maravillosa como tú nos presentas las cosas. Te ruego que bendigas el mensaje de tu palabra en nuestros corazones, Señor. Te alabamos, te bendecimos por ella. En el nombre de Jesús, Amén.
Ahorita mientras estaba leyendo este pasaje de la escritura, me acordé de algo. “Dicen que un día un pastor fue a visitar una familia. Llegó y tocó la puerta pero no le abrieron. Pero el pastor escuchó que alguien estaba dentro. (Le ha pasado eso a usted antes ¿verdad?) El pastor tocaba y tocaba, y no le abrían, pero él escuchaba que allá adentro había gente. En vista de que de que no le abrieron, entonces el pastor sacó una de sus tarjetitas y escribió en la parte de atrás aquel versículo: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20) Y le dejó la tarjetita. Al rato, el hermano al que había ido a visitar encontró la tarjetita y entonces se fue para el templo, se fue a la iglesia a buscar al pastor. Le dijo a la secretaria: “vengo a ver al pastor”. La secretaria le dice: “Ah, lo siento mucho, pero fíjese que el pastor me pidió que no lo moleste nadie, porque está preparando su sermón del domingo”. Pero dígale, es que él me fue a buscar. No puedo, dice la secretaria. Entonces el hermano y dijo: “ya que el pastor me dejó a mí una tarjetita con un versículo bíblico, pues entonces yo también le voy a dejar otra tarjetita con un versículo bíblico”: (y precisamente le dejo ese versículo) Génesis 3:10: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Por eso no por eso no había abierto la puerta el hermano”.
Bueno la primera pregunta en la Biblia, la hizo el diablo a Eva (Génesis 3). 1¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? La segunda pregunta en la Biblia la hizo Dios, y se la hizo a Adán: 9¿Dónde estás tú? Bueno, la tercera y la cuarta pregunta, también Dios se la hizo a Adán. Dios le dijo: 11¿Quién te enseñó que estabas desnudo? Luego le hizo la cuarta pregunta: 11¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comiences? Adán contestó a cada pregunta que le hizo Dios. Pero luego la quinta pregunta fue de parte de Dios para Eva. Dios le dijo a la mujer: 13¿Qué es lo que has hecho? Y como las mujeres nunca tienen la culpa de nada, dijo la mujer: 13La serpiente me engañó y comí. Cuando le pregunto a Adán, él dijo: 12La mujer que tú me diste. No tuvo la culpa Adán. Y la mujer dice: 13La serpiente. La pregunta 6, 7 y 8, Dios se la hizo a Caín. Después de presentar la ofrenda a Dios, le dijo (Génesis 4): 6¿Por qué te has enseñado? Luego le dijo: 6¿Por qué ha decaído tu semblante? Le dijo Dios: 7Si bien hicieres, (Ahí viene la otra pregunta) ¿no serás enaltecido? Después que Caín mató a su hermano Abel, Dios le hizo dos preguntas, la 9 y la 10. Jehová le dijo a Caín (Génesis 4): 9¿Dónde está Abel tu hermano? Luego le dijo: 10¿Qué has hecho? Todas esas preguntas hizo Dios.
Pero la primera persona que le hizo una pregunta a Dios fue Caín. De una manera irrespetuosa. Porque Dios le dijo a Caín (Génesis 4:9): ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. En primer lugar mintió. Y luego le hizo una pregunta a Dios: 9¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
Algunos estudiosos creen que hay aproximadamente 3 298, casi 3300,ee preguntas en la Biblia, dependiendo de la versión que usted lea. En el nuevo testamento, se cree que hay unas 1024 preguntas, más o menos.
Yo he leído cantidad de libros. Hay un libro muy bueno, de John Maxwell que se llama: “Grandes líderes hacen grandes preguntas”. Yo sé que hay preguntas, inquietudes, y usted busca por todos lados. Me acuerdo una vez, una revista sacó un artículo que decía: “Preguntas que no tienen respuesta” y mencionaba varias de esas preguntas. De hecho, había una pregunta que había hecho una niña de nueve años, que decía que esa pregunta no tenía respuesta. Luego hay libros que se llaman: “Las respuestas a las preguntas más grandes de la vida”. Y es, muy posible, que en este momento usted tenga preguntas e inquietudes, en su mente en su corazón, todos tenemos preguntas. Una vez me encontré yo con unas preguntas que lo ponen a uno a pensar. Por ejemplo, entre ellas, dice una pregunta:
Si un abogado se vuelve loco, ¿pierde el juicio?
Si todos los derechos son reservados, ¿qué pasa con los izquierdos?
¿Por qué Superman lleva los calzoncillos encima de los pantalones?
Si hay un más allá, ¿hay un menos acá?
¿Por qué corremos rápido bajo la lluvia, si adelante también está lloviendo?
¿Dónde queda la otra mitad del Medio Oriente?
Lo de medio ambiente, ¿será porque ya destruimos la mitad?
¿A dónde se va la luz, cuando se va?
Si los hombres son todos iguales como dicen las mujeres, ¿por qué les cuesta tanto elegir?
(Esta que sigue me la he hecho muchas veces) ¿Por qué las mujeres abren la boca cuando se maquillan los ojos?
¿Cómo puedo saber cuántas vidas le quedan a mi gato?
¿Por qué las cosas siempre se encuentran en el último lugar donde uno las busca?
¿Por qué se utilizan agujas esterilizadas para dar una inyección letal?
El mundo es redondo y le llamamos planeta, ¿si fuese plano le llamaríamos redondeta?
Bueno ahí se las dejo, para que vea usted si las puede contestar.
Hay preguntas maravillosas en las sagradas escrituras. Dios le pregunto a Sara, esta pregunta que es tan obvia la respuesta, ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? ¿Sabe usted que en el libro de Job, en el capítulo si mal no recuerdo 37 o 38, Dios le hizo a Job 77 preguntas? Entre ellas: ¿Dónde estabas tú, cuando yo le puse límite a los mares?
A Jesús le hicieron preguntas interesantes también, como: ¿Cuál es el primer y más grande mandamiento? También le preguntaron a Jesús: Un hombre se casó con siete mujeres, con una primero y se murió, y así hasta llegar a siete. Y bueno, en la vida eterna, ¿cuál de las siete será su mujer? Un joven rico también le pregunto: ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? Pilato le pregunto: ¿Qué es la verdad? Cuando Jesús se quedó en el templo, recuerden ustedes a los 12 años, Jesús le dijo a sus padres: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi padre me es necesario estar? Estudiosos dicen que Jesús hizo más de 300 preguntas. Un dato interesante, ¿sabe usted que de todas las preguntas que le hicieron al Señor, solamente contestó 3?
Bueno me gustaría que le diéramos un vistazo a algunas preguntas.
Mateo 16:13. Acabamos de leer este pasaje de la escritura y vale la pena que lo leamos otra vez porque es extremadamente significativo. 13Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, (Hay dos Cesarea en Israel. Una es Cesarea Marítima. La otra es ésta, Cesarea de Filipos, hay una montaña, precisamente lindísima, donde se puede apreciar los valles y los montes) (Esta pregunta que Jesús le hizo a sus discípulos, es una pregunta fundamental. Especialmente porque Jesús quería saber, lo que había en el corazón de sus discípulos, de sus seguidores) preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. (Ahora viene lo que verdaderamente al Señor le importaba) 15Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Quiero que entendamos esto, y no es la primera vez que yo digo estas palabras. Notemos que: unos dicen que Juan el Bautista otros dicen que Elías o Jeremías, o algunos de los profetas, eso dice la gente. Pero Jesús, ni se puso triste por lo que la gente pensaba, no. Porque esta era una pregunta de introducción. Lo que a Él verdaderamente le importaba, no es lo que dice el señor de la esquina. Lo que a Jesús le importaba, no es lo que piensa su abuela, ni lo que piensa su compañero de trabajo. Porque, piensen lo que piensen, la verdad no cambia: ¡Él es Dios! Pero si es bien importante: ¿Qué piensan ustedes? Y esto, yo lo considero uno de los desafíos más grandes que puedan haber, por eso considero que este es especial. Especial, determinante, y yo le recomendaría a cualquier cristiano, en realidad, que tome este pasaje de la escritura, lo desmenuce y se lo coma. Lo digo hablando espiritualmente. Porque aquí viene la pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Y Pedro toma la batuta como líder del grupo y contesta, y le dice: “Tú eres el mesías” Sí, sí, el mesías que fue profetizado en Génesis, el mesías del que habló Isaías, el mesías del que habló Miqueas, el mesías de que habló Zacarías, ese mesías de que hablaron los profetas. Sí Señor, eso es lo que creemos. Ese eres tú, el mesías, el que había de venir, ¡El Hijo del Dios vivo! ¡Qué respuesta Dios mío, qué respuesta!
Y ahora Jesús elogia a Pedro, diciéndole (Mateo 16): Macarios (feliz, bendecido, bienaventurado, afortunado) eres Simón. 17Bienaventurado eres Simón, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo. Pero si usted puede atención, el siguiente versículo hermanos (Mateo 16). Algunos deben tener, si leen su Biblia, un título que dice: “Jesús anuncia su muerte”. Pero fíjate: 21Desde entonces (Es que todo tiene su tiempo, el Señor le modeló el camino, el Señor les predicó, el Señor hizo que vieran los milagros que él hacía, el Señor se reveló a ellos, el Señor se mostró a ellos y ahora; quiero saber: ¿quién creen ustedes que soy yo? Tú eres el Cristo, si, Tú eres el Hijo de Dios vivo) Jesús comenzó a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer muchos de los ancianos. (¿Por qué? Porque si les hubiera dicho eso antes los discípulos no lo hubieran entendido, pero ahora sí).
Entonces aquí viene esa primera pregunta para usted. Y por favor, con el corazón en la mano. Yo quiero que usted piensa en esto, hermano no es como usted cree, es como Dios dice. No es como usted se lo imagina. No es como usted concibe el evangelio, es como la Biblia lo presenta. Y algunos viven un evangelio demasiado cómodo. (Esta tarde voy a hablar de un mensaje que se llama: Un hombre radical. Es el segundo mensaje de Juan el Bautista. Cómo fue posible que Juan el Bautista no tenía un mensaje popular). Dios nos da instrucciones de cómo llegar a la Gloria. Pero si yo no sigo las instrucciones de cómo llegar a la Gloria, al contrario, yo agarro el camino que a mí se me ronca la santa gana, porque yo así lo creo. ¡Oye, puedes terminar en otro lugar! Y no por falta de predicación, y no por falta de enseñanza, y no por falta de un profeta en este púlpito que te predique la palabra. Quienquiera que se pone detrás de este púlpito a predicarnos el evangelio: “Es que para mí, es que lo que yo creo, es que yo no pienso así”. Mire, por favor, entiéndalo. La pregunta viene de parte de Jesús: ¿Y ustedes? Yo quiero saber ¿qué es lo que ustedes piensan? ¿Quién soy yo para ustedes?
Mira, usted habrá escuchado, no una vez esto y es muy cierto. Hay personas, que creen que Jesús es su Salvador. Pero yo siempre me hecho la pregunta, se lo voy a decir claro y pelado en esta en esta tarde, ¿será que Jesús puede ser el Salvador de una persona que no ha hecho de Jesús su Señor? Piense en eso. ¿Será que Jesús puede ser mi Salvador, si él no es mi Señor? Me pregunto yo. Y quisiera que esto lo pregunte usted. Es que Jesús es mi salvador. ¿Si, verdad? O sea, el que le dio la salvación. Si le dio la salvación, lo salvó. ¡Ay qué bueno, qué rico! Usted es salvo, entonces usted va para el cielo. ¡Ay qué bonito! ¿Y es el Señor, su Señor? ¿Y qué quiere decir eso? Yo se lo voy a explicar y usted me dice. Porque la pregunta es de Jesús, el mensaje se llama así: “Cuando Dios hace preguntas” y esta es la primera: ¿Quién es Jesús para usted?
Hace poco me encontré con una persona, hablábamos y en medio de la conversación yo le decía: “yo soy pastor evangélico”. Y me dice: ¡Oh, sí! ¿De qué Iglesia? Y ahí le comienzo a hablar, en inglés. Entonces, durante la conversación, entré en materia. Él me dice: ¿sabes qué? Mi abuela era evangélica, en un país lejano, nos llevaba a la iglesia. Yo me acuerdo todavía, de himnos que cantábamos en la iglesia que llevaba mi abuela. Le digo: ¡Qué bueno, qué chévere! Sí, me dice, esos fueron los mejores años de mi vida. Pero después me casé, y las cosas cambiaron. (Y aquí viene la pregunta) Le digo: déjeme preguntarle algo. ¿Si usted se muere hoy, a dónde iría su alma? Me dijo: al cielo, porque mi abuela me llevaba a la iglesia. Y después viene la otra pregunta. ¿Cuántos años tienen de casado? Y me dice: 32. Le digo: yo tengo 33, un año más. ¿Entonces quiere decir, que tienes 32 años que no has puesto un pie en la iglesia? ¿Y sabe que me contestó? Me dijo: No, más de eso. ¡Ah! Pero, ¿para dónde me dijo que iba si se moría? Para el cielo. Ahora yo pregunto: ¿Qué Biblia está leyendo ese maestro? Ninguna. Entonces, un momento, las cosas no son como usted cree. Yo le comencé a explicar, mira la palabra dice, la Biblia dice… Y me dijo: Ay pastor, con tanta ocupación, mira que mi trabajo, que mis hijos, que mi negocio, que esto, que lo otro. Hermanos, la misma respuesta que un hombre dio al Señor hace tanto tiempo. El señor mandó a la invitación para que vinieran a la fiesta, y que dijeron: No mira acabo de comprar una yunta de bueyes, tengo que ir a probarla. Acabo de comprar una hacienda, tengo que ir a verla. Las mismas cosas: la gente está ocupada, pero eso sí, ellos creen que cuando se mueran van para el cielo. ¿Qué tal si terminas en el infierno? ¿Qué tal? Porque usted cree las cosas a su manera.
Tengo una lista aquí, son 144 cosas.
Cristo es el Señor, él es el Kyrios (Señor, tutor, maestro, amo, dueño).
¿Dónde trabaja usted? ¿Para quién trabaja usted? ¿Qué es lo que usted hace, lo que le pide su patrón que haga o lo que le ronca la gana a usted? ¿A ver?
El Señor significa:
- Él es la máxima autoridad. Aquí en la provincia, la Dra. Bonnie dice: se cierran los gimnasios. ¿Qué usted cree que pasa? Se cierran. O sea, la doctora dice: aquí se va a hacer esto, y hasta ahí llega. Se cierra la frontera y se cierra la frontera.
Yo tenía las vacunas puestas, me hice una PCR cuando salí de mi país, otro para entrar. Y cuando llego acá me dicen: le tenemos que hacer otro PCR. ¿Pero y entonces? Son órdenes de la máxima autoridad. ¿Y qué crees que hice? Pues ni modo, hacérmelo. Eso es en una Provincia.
Ahora, Jesucristo es la máxima autoridad de los creyentes. Aquí vienen las preguntas, ¿están listos? Si la máxima autoridad dice que no hay que dejar de congregarse. ¿Qué es lo que hay que hacer? No, haga lo que usted desee, váyase a ver las luces el domingo. Vuelvo a predicar al revés. A ver si esa psicología funciona. ¿Se da cuenta usted? Si Dios es la máxima autoridad y él dice: que hay que hacer algo, y usted dice: No, no quiero. Entonces, ¿Quién dicen ustedes que soy yo? ¿Quién soy yo para ustedes?
¿Cómo se siente usted como padre, escúchame esto papá, cuando uno de sus hijos les desobedece? ¿No es cierto que se enoja? ¿No es cierto que usted lo golpea? ¿No es cierto que usted se pone molesto y les quita cualquier cosa, sí o no? Ah, pero usted quiere que el Padre, que está en los cielos, le pase a usted todas sus desobediencias como se le ronca su santa gana. Pues no. Porque Él es la máxima autoridad. ¿Está conmigo?
El viernes pasado yo les decía, para el servicio de navidad, ¿usted lo quiere celebrar con su familia? Está bien, no hay nada malo con todo eso. Pero fíjate que Dios dice: que Él quiere ser el primero, se lo voy a mostrar dentro de un instante.
Entonces, ¿sabe qué es lo que pasa? Que hay mucha gente viviendo un evangelio a su manera. Me encontraba con una persona hace unos días. (No le vaya a ir a contar por favor) Cuanto tiempo sin verte. No, es que fíjese, estamos saliendo con un grupo de personas a hacer tal cosa. ¡No me diga! ¿Y la máxima autoridad qué dice? ¡El domingo haga lo que usted desee…! No.
- Si él es el señor, quiere decir que yo soy el siervo ¿Y quién manda el señor o el siervo? ¿Quién manda en su casa el papá o el hijo? El papá, dice. ¿Ah sí? Pero ahí está el chamaco, que se quedó fondeado ahorita y usted no lo pudo levantar. Desde las 9 comenzó: Levántate niño. Ay niño levántese. Niño ya le dije. ¡Ay niño! ¡Ay niño! Usted gran flojote qué es, que no lo fue a agarrar por el cabello siquiera. Es domingo, sí pero las 4 de la mañana estaba jugando videojuegos. No me he bañado, pues así se va a ir. No me he peinado, pues así se va a ir. Ya cuando usted sea mayor y usted pague sus calzoncillos y si usted viva en otro lado, que Dios lo bendiga. Voy a orar por usted. Pero ahorita ni papas, te voy a llevar arrastrado, oíste. ¡Pero esto es un abuso! No importa, pero va a entrar al cielo abusado, y no al infierno sin abuso. Es que algunos así quieren hermanos. Hay unos que son inteligentes, le dices vamos; ah sí, ok. Pero hay otros hijos que no. Vamos, si no se levanta el niño le voy a dar paupaito, semejante chueco de este vuelo. Que entienda que es importante, mientras se puede. Cuando ya son adultos, es cosa de ellos. Usted puede ejercer cierta autoridad, cierta fuerza.
Él es el Señor, nosotros somos sus siervos. Si el Señor dice: “vamos para allá”. Vamos para allá hermanos.
Y fíjate que esto sucede a todos los niveles, a todos los niveles. Hoy hay un entrenador allá en España, que uno de los jugadores está peleando con él. Pues se presentó el entrenador y le dijo: Miren señores a mí me vale que ustedes sean millonarios, que ustedes sean aquí, que sean allá. Aquí el entrenador soy yo, y si les gusta bueno y si no les gusta, mire ahí está la puerta, nos vemos hermano. ¿Y entonces pues, quién manda, a ver, quién manda? No digo en su casa, en su casa sé que su mujer. Te digo, esto es una cosa bien determinante y le explico ¿por qué es tan determinante? Porque fíjate, que en un mismo hogar, yo felicito aquellos hombres, que están aquí sin sus mujeres, en este día. No porque las hayan dejado por allá. Con todo el respeto del mundo mi querido hermano Timoteo, el papá de nuestra hermana Judith. Timoteo se convirtió el evangelio y pasaron 25 largos años el hermano Timoteo en el evangelio y hermana Alicia (que ya está en la presencia del Señor) no quería. Que conste, ellos lo saben, no es ninguna novedad, hermana Alicia tenía un carácter fuerte, en todo sentido, hasta cuando le daba la mano a uno. Yo le daba la mano y me la agarraba fuerte. Ahora el hermano Timoteo, usted cree que a pesar de eso algún día el hermano dijo: está bien mi amor, me voy a quedar aquí contigo. Nada, no no. Nos vemos mija yo voy para mi culto. Si usted no me quiere acompañar, se lo pierde. Yo no me voy a quedar aquí con usted. Benditas aquellas mujeres también, que tienen maridos que se quedaron enojados en la casa este día. Se quedaron enojados. Porque quieren que le den el desayuno, que le den el almuerzo, quieren que le den la cena, quieren que les arreglen la cama, quieren que los bañen, quieren que les hagan todo. Y ahí están. Hay algunas que dicen: Ay, pastor, pero han sido fieles al Señor. ¿Por qué? Porque Él es el Señor, nosotros somos los siervos.
Ahora habiendo dicho esto yo conozco matrimonios, los conozco, que cuando el marido comienza “Hay es que mira, que ya que estamos cansados”. Viene la vieja floja esta y dice: “Ay, está bien, mi amor”. Y se queda hoy, y años más tarde, ni viene uno ni el otro.
Es que mire mi hermano, usted me ha escuchado decir en este púlpito que si hay una cosa que yo le tengo miedo, pero pavor es que, yo sé porque lo he visto por más de 40 años, que si usted deja de venir un domingo, es más fácil dejar el segundo. Si usted deja dos, es más fácil dejar el tercero. Si usted deja tres, te perdiste mijo. Porque la pasa bien ahí afuera. Y fíjate, algunos para pintar un poquito el negro, llaman a otros hermanos. Y le dicen: “vámonos pues”. Y allá van, en caravana.
Él es máxima autoridad. Él es el Señor y yo soy su siervo. Se hace lo que él dice. Yo solamente obedezco. Fíjate, mi hermano, que ya está en la presencia del Señor. Ese mi hermano era rebelde, y sin causa en realidad. Yo no sé qué pasó. Yo creo que, como le entregó su vida a Cristo, solamente por la Gracia y Misericordia de Dios, nada más. Porque él todo era no. Todo era no en la vida. El no quiso estudiar, él no quiso hacer eso. Un día dijo que iba a aprender electrónica. Fue aprendió electrónica, no le gustó y dejó la electrónica. Después quiso ser no sé qué ocho cuartos, total, por último dijo que iba a ser mecánico. Y mi mamá le consiguió ir a trabajar a un taller. Trabajó como dos o tres días en el taller. Un día apareció al mediodía, dijo: “ya no quiero trabajar”. ¿Y por qué? ¿Qué fue lo que pasó? “Ese señor quiere que haga lo que él dice”. El dueño. Me acuerdo tan presente, que contó: él me dice: alcánzame esta herramienta” Y mi hermano dijo: ¿Por qué no la alcanza él? Pero hijo, si para eso te paga. A mí no me gusta que me estén mandando.
Bueno déjeme decirle que cuando Dios habla, no hay ni que renegar, hay que obedecer. Entonces, ¿quién es Dios? ¿Quién es el Señor? Él hizo la pregunta, dijo: ¿Qué soy para ustedes? A ver, ¿qué soy?
Y eso mire hermano, ¡ay, ay, ay! Le voy a poner un caso. Usted tiene su esposita, y su esposita le aparece un día de estos, diciendo: “mira fíjate que voy a cenar como unos amigos el viernes”. ¿Cómo así? “Sí, es que me han invitado, nos vamos a ir a eso de las nueve. Pero yo te aseguro que antes de las doce estoy de regreso”. (Como la Cenicienta) Y usted le dice: No, pues fíjate, que no quiero que vayas. Y la mujer le dice: “no, es que no te estoy preguntando, te estoy informando que voy a salir”. ¿Cómo se sentiría usted? ¿Qué es usted, una basura? ¿Qué es usted, no significa nada? ¿Qué significa esa relación? Si al fin y al cabo, la señora va a ser lo que se le ronca la gana, y el hombre va a terminar haciendo lo mismo a la vuelta de un tiempo. ¿Y qué es eso? Cuénteme.
Entonces ahora Dios te dice: “Yo quiero que hagas esto hijo”. Pero usted termina haciendo lo que le ronca la gana. Entonces Dios dice: ¿Bueno, entonces quién soy yo? El creyente tiene que aceptar y hacer la voluntad de Dios hermanos. La carne hala, por supuesto que sí, claro que sí. La carne te empuja. ¿Cuántos prefirieron hoy ir al “Día de Boxeo”? Porque era más importante el boxeo, que la casa del Señor. Era más importante la cena con los amigos, que la casa del Señor. Era más importante los hijos, que la casa del Señor. Y mira te digo más: Cuando Él, es el Señor, y yo soy su hijo, Adorarle tiene que ser la norma suprema de un hijo de Dios. ¡La adoración! Escuchen esto: Norma Suprema. No su trabajo mi hermano, perdóneme lo siento, yo sé que usted ama su trabajo. Yo sé que su trabajo le produce grandes ganancias, yo lo sé. Yo sé que usted le dedica el 95% del tiempo a su trabajo y el 5% a Dios. Yo sé que usted nunca ha hecho nada a favor del reino, teniendo tanta capacidad. Pero usted dedica más tiempo a lo suyo, a sus propios intereses, que al Señor. Aquí viene la pregunta: ¿Quién es Jesús para usted? Él se la hizo a los discípulos: ¿Quién soy yo para ustedes? Ah no, es que Él es el Señor. ¿Entonces por qué haces las cosas como usted quiere? Como me dijo alguien hace unos días, es que uno tiene que trabajar pastor, aquí el que no trabaja que no come. Sí, pero la bendición viene del cielo. El que se somete a los mandamientos del Señor. El que tiene en su corazón honrar a Dios; que no te quepa duda que Dios te puede dar lo que tienes y mucho más de lo que tienes. Adorarle tiene que ser la norma suprema de un Hijo de Dios. ¿A Dios se le debe amar cómo? ¿Cómo quiere usted?
Hay algunos relaciones que el amor ya desapareció, ¿no de cierto? Y ya nos quedamos con que, antes tal cosa, que antes aquí, es que antes… Y no comienza a notar el distanciamiento, comienza a anotar ciertas cositas.
Ahora, ¿sabe cómo quiere Dios que usted lo ame a él? Mi hermano, con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Así quiere.
¿Qué pensaría su mujer, si usted le dice: mira mija, qué te parece si yo me mudo a un apartamento y te vengo a ver una vez al mes? A ver, cuénteme. Yo sé que algunos serían felices. Pero estoy hablando de, realísticamente. Yo diría mira, pero ¿Cómo? ¿Yo en apartamento, tú en otro y nos vamos a ver una vez al mes? Ni que fuéramos amantes. Somos marido y mujer. ¿Y los niños quién los va a cuidar? Ay no, cuídalos tú, yo los vengo a ver una vez al mes. Bueno, ¿qué porcentaje de tiempo sería eso? Ahora yo le pregunto a usted: ¿No es eso lo que usted hace con Dios? ¿Cuántas veces le ha encontrado su mujer leyendo la Biblia a usted ahí en su casa? ¿Cuántas veces, cuánto tiempo dedica usted para escuchar un sermón? Porque esto comienza. Son preguntas, vamos a ver una pregunta cada domingo. Hay una pregunta acerca del alma. ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo y perder su alma? Y sabe usted, que nosotros somos buenos para alimentar el cuerpo, pero el alma la tenemos a dieta eterna.
Dios exige que se le ame con el corazón, con el alma, con la mente, con todas las fuerzas. Nada puede ni debe, escuche esto, ser más importante que buscar el reino de Dios y su justicia, ¿Sí o no? (Mateo 6:33) Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y estas cosas os serán añadidas. Ay, sí. Amén. Pero, ¿y usted qué hace? Todo lo contrario. Por amor de Dios.
Yo estaba viendo un video en el que se veía entrar a Cristiano Ronaldo a Dubai, no sé si el vídeo es viejo, y como lo recibieron los Jeques. Lo trataron como a un dios y algunos se arrodillan y yo dije: este hombre ha tenido todo en esta vida, pero eso no lo es todo. ¿Hasta cuándo va vivir?, 70 u 80 años por haberse cuidado, si es que no le da cualquier otra cosa antes. ¿Y la eternidad? Nada puede ni debe ser más importante que buscar el reino de Dios y su justicia. Nadie, escuche esto hermanito lindo, nadie puede ocupar el lugar primordial de Dios y esto incluye papá, mamá, esposa e hijos. ¿Por qué?, porque Dios dice el que ama padre a madre más que a mí no es digno de mí. (Mateo 10:37) El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. Nadie puede ocupar el lugar primordial de Dios, Él es digno, Él es digno, Él es digno.
¿Dónde se ha visto semejante cosa que usted le pide a una persona si quiere servir y le dice: déjame pensarlo? ¡A ver! ¿Qué tal si su patrón mañana le dice, mira quiero que me pintes es esta pared, por favor? Y usted responde: déjame pensarlo patrón. Me imagino que usted le dé una miradita de esas como diciendo: ¿Y este gato qué ondas? ¿Y con Dios? Dios demanda sumisión en todas las cosas.
Es por eso que Jesús hizo esta siguiente pregunta: Lucas 6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Bien podría hacer esa pregunta: ¿Y para que viniste ahora, si no haces lo que yo digo? ¿Y para que cantas, si no hacer lo que yo digo? Y esto se compara perfectamente bien, en la relación de un padre con un hijo. Imagínese que un hijo le viene a pedir consejo a usted, le das el consejo y el hijo termina haciendo lo que se le ronca la gana. Y luego viene la siguiente semana y le pide otro consejo, y va y hace lo que se le ronca la gana. Y viene la siguiente semana y le pide consejo, y va y hace lo que se le ronca la gana. La tercera vez, la cuarta vez que venga que le va a decir usted: mira hijo y ¿para qué vienes tú? Para que me preguntas, si terminas haciendo lo que tú quieres. Y Jesús dijo: ¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo digo?
Inclinen sus rostros, oremos al Señor.
Padre, queremos tomar esta pregunta con toda la importancia que merece. Queremos hacerla nuestra. Yo sé que el mundo piensa que Jesús no es Dios. Yo sé que el mundo piensa que está bien acercarse a una iglesia cuando ellos quieren. Pero la pregunta de Jesús es: ¿y yo quién soy para ustedes? Ustedes que son mis discípulos, ustedes que son mis hijos, ustedes que son creyentes. ¿Quién es Jesús para nosotros? Padre, perdón por todas las cosas que nos has pedido que hagamos y no las hemos hecho. Ayúdanos a hacer tu voluntad. Perdónanos Señor, nuestra indiferencia, perdona nuestra desobediencia, perdona Señor que no nos entra el evangelio al corazón y seguimos viviendo la vida que nosotros queremos. Con razón nos dices: “Y ¿por qué me llamas Señor, si ustedes hacen lo que quieren? ¿Por qué me llamas Señor, si no me obedeces? ¿Por qué me llamas Señor, si no llevas la cruz? ¿Por qué me llamas Señor, si no te has negado a ti mismo? ¿Por qué me llamas Señor, si no me sigues? Padre reconocemos tu grandeza. Reconocemos tu poder y reconocemos el sacrificio de Jesús allá en aquella cruz.
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero quisiera hacerlo hoy. Si usted me dice: “Pastor yo siento la necesidad de Dios en mi vida, yo necesito al Señor en mi corazón, yo he fallado, yo quiero hacer su voluntad”. Si alguien que nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero siente la necesidad de Dios, yo le invito donde está para que le abra su corazón a Jesucristo y lo reciba como el Señor y Salvador de su vida. Si hay alguna persona aquí entre nosotros que quiere entregarle su vida al Señor, yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano. Hay un hermano nuestro, que cariñosamente se va a acercar a usted para ayudarle con esta decisión que es tan, pero tan importante. La decisión de recibir a Cristo en el corazón. Usted, que nos mira por Internet puede hacer lo mismo a través de una oración de fe. Dígale al Señor: Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Me arrepiento y te recibo como el Señor y Salvador de mi vida. Si usted hizo esta oración yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y Bendita palabra.
Señor, gracias por tu palabra. Bendice nuestros corazones en el nombre de Jesús, Amén y Amén.