• Instagram
  • Facebook
  • Youtube
  • Twitter
  • Mail
Tabernaculo El Redentor
  • Inicio
  • Iglesia
    • Nuestra Iglesia
    • Nuevo Visitante
    • Campaña Pro-templo
    • Pastor David
    • Contactar
      • Horarios
  • Sermones
    • Todos los sermones
    • Sermones Mañana
    • Estudios Bíblicos
    • Sermones Noche
    • Sermones – Solo audio
    • Búsqueda de Sermones
    • Sermones con transcripciones
    • Videos
  • En Vivo
  • En Acción
    • TBB en acción
    • Misiones
    • Iglesia El Redentor Guadalajara
  • Noticias
    • Las Últimas Noticias
    • Fotos de TBB
  • Eventos
    • Nuestros Eventos
    • Esgrima Bíblica 2025
    • Anuncios
  • Donación
  • Buscar
  • Menú

Dios cuida de mi

Junio 22, 2025 – 2:00PM | 1 Pedro 5:7 | Dr. David Rodríguez

Descargar Texto: Sermón en PDF

Etiquetas: 1 pedro, pastor david rodriguez, transcripcion

TRANSCRIPCIÓN

Vamos a abrir la Palabra en la primera epístola que escribió el apóstol Pedro, capítulo 5. 

1 Pedro 5: 7 (RV 1960): 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 

No dice echando un poquito de ansiedad, dice: toda la ansiedad. Y te dice la razón de por qué debes echar toda tu ansiedad sobre Él. ¿Qué razón te da? Porque Él cuida de nosotros. Dios cuida de mí, ese es el título del sermón de esta tarde. Vamos a pedir a Dios que nos ministre en esta hora. Hay tanta, y tanta, gente pasando situaciones complicadas, difíciles. 

Vamos a pedir a Dios que nos bendiga: Señor, al momento de acercarnos a ti en oración, hay cosas que solo tú conoces: corazones contristados, quebrantados, humillados, personas atravesando pruebas difíciles y sin nadie con quien compartir esa carga. En este día, Padre, reconocemos que tú cuidas de nosotros, y desde antes del mensaje, queremos decirte que te damos gracias porque nos has cuidado toda nuestra vida y nos sigues cuidando. Tu palabra promete tu presencia real entre nosotros, tú dijiste: He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. En el nombre de Jesús, amén.

Muchas veces en la vida nos hemos preguntado: ¿Dónde está Dios en medio de esta prueba, en medio de este dolor por el que estoy atravesando? En más de alguna oportunidad hemos sentido a Dios un poco distraído, nos hemos sentido solos, abandonados. 

Hay dos instancias en las Escrituras que son bastante claras, donde a Jesús prácticamente le reclamaron, como diciéndole: ¿No te importa lo que está pasando? ¿No te interesa? Una manera de decir: ¿Por qué no haces nada en esta situación? 

Una vez fueron los discípulos. Marcos 4: 38 (RV 1960): 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? ¿Te puedes imaginar tú este grito de parte de los discípulos? ¡Qué difícil eso! Y qué falta de respeto también, ¿verdad? Pero lo que pasa es que en un momento como esos, hermano, fue lo que les salió a los muchachos. 

La otra ocasión fue Marta, la hermana de Lázaro. Lucas 10: 40 (RV 1960): 40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. En esta porción de la escritura tenemos a Marta afanada, abrumada, con un montón de cosas por hacer y le habla de esta forma a Jesús. ¿Cuántas veces no le hemos dicho a alguien así: ¿Y a usted qué le importa? A nuestros hijos más que a todos, ¿no es cierto?

Dios nos ha cuidado aunque no lo hayamos visto, aunque no lo hayamos sentido, aunque no lo hayamos percibido. Dios nos ha cuidado aún en medio de nuestras malas decisiones. Dios nos ha cuidado aún en medio de nuestros errores. Dios nos ha cuidado aún en medio de nuestros pecados. ¿Y sabe usted desde cuándo Dios nos ha cuidado? 

Salmo 22: 10 (NVI): 10 Fui puesto a tu cuidado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre mi Dios eres tú. ¡Gloria a Dios! Entonces, ¿desde cuándo nos cuida Dios? Desde antes de nacer. ¿Se puede usted imaginar esto? 

Salmo 22: 10 (TLA): 10 Todavía no había nacido yo, cuando tú ya me cuidabas. Aún estaba yo dentro de mi madre, cuando tú ya eras mi Dios.

He querido predicar acerca de esto, porque a veces nosotros mostramos cierta ingratitud hacia Dios. Claro, es naturaleza humana. Así como los discípulos y como Marta le reclamaron al Señor, así hemos actuado nosotros alguna vez, pero Dios sigue cuidando de mí. Iglesia, aunque la vida no fue justa con nosotros, Dios siempre estuvo ahí. La vida no fue justa para Abel, porque era inocente y su hermano le terminó quitando la vida. La vida no fue justa para José, quien era inocente y pasó más de doce años metido en una cárcel. La vida no fue justa para Job, quien siendo un hombre recto, temeroso de Dios y apartado del mal, tuvo que perderlo absolutamente todo. Las cosas no fueron justas para Jesús tampoco, pero Dios siempre estuvo ahí. 

Hay situaciones en la vida que nos ponen a pensar. Por ejemplo, hemos estado estudiando la vida de Daniel los domingos en el servicio de las 6:30 de la tarde. Y fíjate que yo pensaba cuando metieron a Sadrac, Mesac y Abed-nego al horno de fuego, ¿por qué Dios no apaga el fuego? ¿No cree usted que era más fácil? Pero no, es que Dios no te va a apagar el fuego porque el asunto no es el fuego; el asunto es quién está contigo, y el Dios de la gloria mandó a su ángel. Lo que implica que, aunque el fuego esté ardiendo y aunque ese horno lo hayan calentado siete veces más, ¿qué importa si Jesús está con nosotros? Amén. Entonces, aunque la vida haya sido injusta, aunque usted desde que fue un bebé, desde que fue jovencito a usted la vida le fue mal, no salieron las cosas como le han ido a otras personas, Dios siempre estuvo ahí. No lo vimos, pero Dios siempre estuvo ahí. Amén. Dios no va a espantar a los leones, pero va a hacer el milagro. Dios nos cuidó desde antes de nacer. 

El profeta Jeremías, fue un caso especial. Dios le dijo: “Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué y te di por profeta a las naciones.” Mis queridos y amados hermanos, iglesia, eso nos tiene que llevar en este día, 22 de junio del 2025, a decirle al Señor: -Señor, gracias porque tu palabra enseña que tú me has cuidado aún desde antes de nacer. 

Mateo 18: 11 (RV 1960): 11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. 12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? 13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquella, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. 14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. El Señor Jesús dejó las 99 para ir a buscarnos a nosotros (a mí me fue a buscar ese día de junio y dejó las 99). 

Este pasaje siempre ha sido bien controversial, porque se supone que si a usted se le escapa una oveja del corral y deja las 99 para buscar la que se escapó, la lógica indica que las 99 se le irán por el mismo lugar que se escapó la primera; ese sería nuestro punto porque pensamos humanamente. Pero tiene que poner mucha atención al inicio del versículo, ¿cómo comienza el versículo 11? Dice: Porque el Hijo del Hombre… A ver, ¿quién es el Hijo del Hombre? Es Jesús, hermano. ¿Usted entiende lo que esto quiere decir? Si yo, el pastor, dejó las 99 y me voy a buscar la que se perdió, cuando regrese no los voy a encontrar a ustedes (que son las ovejas), porque en la ausencia del pastor las ovejas se descarrían todas; pero Jesús es el único que puede estar al mismo tiempo con las 99 y con la que se perdió. A Jesús no le podemos decir: “Mira, dejó las 99 solas.” No, porque Él es omnipresente, Él está con las 99 y también está con aquella que anda por allá perdida. Pero lo que sí tiene que quedar claro es, que el Señor nos fue a buscar. ¡Qué lindo eso! Él nos fue a buscar, pero no solamente eso hermano, sino que nos encontró. Él conoce nuestra dirección. Dios conoce todo, Él sabe absolutamente todo. Esto me llena de emoción porque yo digo: ¡Qué importantes somos nosotros, que el Señor dejó las 99 para ir a buscarnos! Él es el Buen Pastor. Él da su vida por las ovejas. Entonces imagínate, Él nos cuida desde antes de nacer, dejó las 99 y nos fue a buscar. Entonces eso nos lleva a la conclusión de que Dios siempre nos ha cuidado.

Salmos 34:15 (RV 1960): 15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos. Los ojos para ver, los oídos para escucharte; para escuchar tu clamor, tu oración, tu petición, el momento cuando tú clamas, dices: Señor, yo estoy ahí. ¿Sabe en quién pienso? En aquellos niños que están en el parque jugando, y el papá está de lejitos mirando, pero también tiene atento el oído al primer grito que pega el niño, para salir corriendo.

Hace muchos años mi esposa tuvo un accidente. Vivíamos aquí en la 56 avenida, ella venía para una práctica de coro aquí en la iglesia. Solo teníamos un carrito, ella tenía que esperar que yo llegara para salir. En aquel entonces David era un bebé, entonces yo me quedé con el niño para que ella viniera. Se acababa de ir cuando escuché un gran golpe, y salgo corriendo para la ventana y de repente veo mi carro, bueno nuestro carro. Fue un tremendo accidente, el carro se echó a perder.  A lo que quiero llegar, el accidente fue a más de una cuadra de la casa, y ella ni siquiera se había bajado cuando yo estaba allí abriendo la puerta del carro. Imagínese usted si nosotros, siendo humanos, podemos estar pendientes de la necesidad de un ser querido, ¿cómo no va a estar pendiente Dios de usted? Los ojos de Jehová sobre usted. Los oídos del Señor para escuchar tu clamor cuando tú digas: “Dios mío.” Cuando digas: “Señor, ayúdame.” Cuando tú dices: “Ya no puedo más, Señor. Es que ya no puedo más, ya lo di todo. Yo siento que un poco más y se acaba mi vida.” Dios siempre nos ha cuidado hermano, Él nunca ha quitado los ojos de nosotros.

Si usted alguna vez le reclamó a Dios, si alguna vez le dijo usted a Dios: “Señor, ¿por qué me has abandonado? Señor, ¿por qué te has olvidado de mí?” Pídale perdón, porque lo que estamos estudiando en este día dice que Dios nunca nos ha dejado, nunca nos ha abandonado. Podemos sentir la soledad, podemos sentir el abandono, pero Dios te dice: -Sí aquí estoy contigo. Sí yo no te he dejado, yo estoy aquí contigo. Él nunca se va a olvidar de nosotros. 

Isaías 49:15 (RV 1960): 15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. ¿Sabe qué? Esto es muy cierto, porque Él está diciendo: -Tu mamá te puede abandonar, tu papá te pudo haber abandonado, pero yo nunca me voy a olvidar de ti. Estas son palabras fuertes, hermano, porque es el Dios omnipotente, el creador de los cielos y la tierra, que te dice: -No me voy a olvidar de ti jamás.

Deuteronomio 31: 6 (RV 1960): 6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará. ¡Qué bendición! ¡Qué bendición! Saber que desde que nosotros nacimos Dios nos cuida, Dios nos cuidó en la barriguita de nuestra mamá, nos ha cuidado desde niños. Él nos ha prometido estar siempre con nosotros. 

Con relación a nuestras necesidades, ¿qué te dice Dios? 

Mateo 6: 25-26 (RV 1960): 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? Esta es una promesa divina. El Señor promete cuidar de nosotros.

Cuando hablamos del cuidado divino, Dios es tan especial, pero tan especial hermano, que me gustaría que le ponga atención a esta porción de la Escritura.

Éxodo 22: 25 (RV 1960): 25 Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura. ¿Qué significa eso? Que yo no debería de decirle a usted: -Te presto $1,000, pero me regresas $10,000. Eso no significa que usted tiene que saber bien a quien le presta dinero, porque hay a quienes se les olvida pagar.  

Éxodo 22: 26-27 (RV 1960): 26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás. ¿Qué quiere decir eso? Que usted le dice: Bueno, ¿quieres que te preste $20? Te los presto, pero dame tu camisa. Esa sería una señal de que me vas a regresar los $20. Mire lo que dijo Dios: A las 6 de la tarde, ve a buscarlo y le devuelve su camisa aunque no te haya pagado. 

Éxodo 22: 27 (RV 1960): 27 Porque solo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso. Mire la amenaza que te hace el Señor: La voy a agarrar contigo si tú no le regresas el vestido a esa persona. ¿Te das cuenta cómo es Dios? ¿Te das cuenta cómo Dios se preocupa por todas las cosas. Dios te mira desde el cielo. Y ahora a nosotros, sus hijos, promete cuidarnos y darnos en base a nuestras necesidades.

Filipenses 4: 6 (RV 1960): 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 

Las peticiones que causan ansiedad, estas ya son peticiones que tienen que ver con asuntos emocionales. Vivimos en una ciudad donde muchas personas tienen problemas mentales, y dentro del pueblo de Dios, hay mucha gente con situaciones emocionales. Y cuando a la gente se le pregunta ¿qué es lo que más le preocupa a usted? Ellos responden:

  1. La salud. Y esto es porque la mayoría tenemos achaques, ¿no es cierto? Porque ¿de qué le sirve tener todo el dinero del mundo si usted está enfermo? 
  2. El dinero es otra situación que causa mucho problema y mucha ansiedad, es decir: la economía, las deudas. 
  3. Problemas matrimoniales y la crianza de los hijos. 
  4. Presión en el trabajo, desempleo. 
  5. Adicciones al celular o a las redes sociales. Ustedes no tienen ese problema. 
  6. Soledad, sentimiento de abandono. 
  7. Autoestima, miedo a no ser aceptado, temor a no ser amado. 
  8. Incertidumbre al futuro, inseguridad de lo que viene. 
  9. Propósito en la vida, falta de dirección. 
  10. Caer en depresión. 
  11. Las cosas que están fuera de nuestro control. 

Y Dios te dice: 1 Pedro 5: 7 (RV 1960): 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Entonces ¿para qué anda usted batallando con estas cosas si al final del día usted no puede hacer nada? Y Dios te dice: “Echa su ansiedad sobre mí.” A mí me encanta cuando hay personas que se le resbalan todas las cosas. Hay otros que no, ¿verdad? Pero hay gente que se le resbala todo. 

Salmo 55:22 (RV 1960): 2 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo. Cualquiera que sea la situación por la que esté atravesando, cualquiera que sea el problema que tenga en este momento, agarre esa carga y póngala encima del Señor, porque Él tiene cuidado de nosotros.

Nunca se me olvida un día de las madres que yo pasé aquí, al frente, a varias madres. Pasé a madres que tenían niños pequeñitos, otras que tenían jóvenes, adolescentes, y pasé unas madres que ya tenían hijos viejos. Yo les hice una pregunta a esas madres y les dije: – ¿Hasta cuándo se deja de preocupar una mamá por los hijos? Exactamente todas respondieron lo mismo: -nunca. No importa la edad que tenga el hijo, una madre siempre se va a preocupar por su hijo. Si nosotros, siendo humanos, sabemos preocuparnos de nuestros seres queridos, ¿cómo no se va a preocupar Dios? ¡Qué rico es descansar en el Señor, amados! ¡Qué delicia es descansar en Dios! A pesar de que a nosotros, a veces nos cuesta.

Tus afanes: finanzas, enfermedades, tus hijos, tu matrimonio, tu trabajo, tu salud, tu estado migratorio, problemas espirituales, psicológicos, emocionales. Dios tiene cuidado de nuestras aflicciones.

Un evangelista que se llamaba Charles Frederick Weigle, regresó a su casa después de predicar en una reunión evangelística y encontró en su casa una nota de su esposa. La nota simplemente decía: -Charlie, me voy. No quiero vivir la vida que tú estás viviendo. Quiero ir a otro lado, hacia las luces brillantes. Y para colmo de males, dice la historia que la esposa de Weigle, se llevó a su hija, su única hija. Esa noche, este predicador anduvo deambulando por las calles y finalmente terminó en el muelle de la bahía de Vizcaína, en la Florida, donde contempló el suicidio. Sin embargo, pensando en todo lo que había sucedido, decidió vivir su vida para Jesús. Ocho meses más tarde, se encontró con su esposa, quien estaba ya separada en Los Ángeles, California. Ella se burló de él, contándole de todos los pecados que ella había cometido. Lamentablemente, un par de años después, esta mujer se enfermó y estaba a punto de morir, y a su lado estaba su hija. La mujer recordó los mejores tiempos que había vivido y se dio cuenta que los mejores tiempos los había vivido con el predicador, con Charlie Weigle. Se volvió a su hija y le dijo: -Si sabes dónde está tu papá, por favor pídele que ore por mí, a ver si Dios puede perdonar a una pecadora como yo. Unos cinco años más tarde, este predicador, Charles Weigle, se sentó al piano, pensando en todo lo que Dios le había permitido pasar. Dice la historia que la música y las palabras comenzaron a fluir, y escribió las siguientes palabras: 

“Yo quisiera hablarte del amor de Cristo, pues en él hallé un amigo fuerte y fiel. Con su gracia transformó mi vida entera, lo que en esta vida soy lo debo a Él. Nadie pudo amarme como Cristo, es incomparable su amistad. 

Solo Él pudo redimirme del pecado, por su amor y su bondad. 

Cada día viene a darme nuevo aliento, a mi corazón le infunde dulce paz. 

No comprenderé por qué vino a salvarme, hasta que en el cielo pueda ver su faz. Nadie pudo amarme como Cristo, es incomparable su amistad. 

Solo Él pudo redimirme del pecado, por su amor y su bondad.”

Ese fue el himno que escribió Charlie Weigle en el momento más difícil de su vida.

Dios cuida de nosotros, iglesia. Y si estamos pasando por un momento oscuro, acuérdate que pronto llegará la luz del día. Él no va a permitir que sus hijos pasen más de lo que puedan soportar. En medio de una prueba, en medio del dolor, en medio del castigo, aún en esta tarde, yo quiero que le demos gracias a Dios y podamos expresar nuestra más grande gratitud, que sin importar el color de nuestra piel, que sin importar los errores que hayamos cometido, que sin importar absolutamente nada de lo que hayamos hecho, la misericordia y la gracia de Dios excede todo conocimiento; y Él tuvo misericordia de nosotros. En esta tarde podemos decir: Dios cuida de mí, Él me cuidó desde antes de nacer. 

Si en su vida pasaron cosas que no le hubiera gustado que pasaran, pero sucedieron, acuérdate: No todo lo que le pasó a la gente es justo. No todo lo que le pasó a Abel es justo, no todo lo que le pasó a José es justo, no lo que le pasó a Jesús es justo; pero Dios siempre estuvo ahí. Y por la gracia y misericordia del Señor, en un día como hoy, podemos decir: Dios cuida de mí. Amén.

Demos gracias. Padre querido, queremos agradecerte con el alma y con el corazón porque al echar un vistazo a nuestro pasado podemos decir en este momento: Dios cuida de mí. Hemos tenido momentos difíciles, momentos de muchas lágrimas, de mucho dolor, de impotencia; es probable que estemos viviendo situaciones que están fuera de nuestro alcance, fuera de nuestro control; pero de una cosa tenemos que estar seguros: Dios cuida de mí, no estamos solos, Jesús está con nosotros. Echamos en esta tarde todas nuestras ansiedades, nuestros afanes sobre ti Señor, porque tú tienes cuidado de nosotros. Ponemos nuestras enfermedades, ponemos nuestro dolor, nuestras angustias, nuestra tribulación, nuestras incertidumbres, nuestros afanes y ansiedades sobre ti, porque tú tienes cuidado de nosotros. Nos sentimos tan afortunados de tener a un Dios tan amoroso. Nos sentimos tan afortunados de tener a un Dios tan lleno de misericordia, de gracia, de perdón. Un Dios que nos abraza en medio de nuestras circunstancias. Bendito sea tu nombre.

Mientras todos oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en el corazón, usted me dice: -Pastor, yo necesito a Dios en mi vida. Yo necesito a Dios en mi alma. Si usted quiere entregarle su vida a Jesús, ahí donde está, yo le invito que haga esta oración conmigo. Dígale al Señor: Señor Jesucristo, te entrego mi corazón. Me arrepiento de mis pecados. Te pido perdón por mis faltas. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz allá en el calvario. Gracias porque pusiste tu cuerpo, derramaste tu sangre preciosa para el perdón de mis faltas. Y en este día, te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita Palabra. 

Señor, te alabamos, te bendecimos y mostramos nuestra profunda gratitud porque has cuidado, porque cuidas y seguirás cuidando de tu pueblo. En el nombre de Jesús, amén y amén. 

¡Que la paz de Cristo le acompañe, iglesia! 

Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en Linkedin
  • Compartir en Tumblr
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana El Rey David y Mefiboset
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor Siete cualidades de un buen padre
Sermones Cristianos - Hno Jocsan Diaz - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Leche y miel
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor- Congregación - Biblia Ni ciego, ni sordo
Aprendiendo a Manejar - Parte 2
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor Los Siete sellos del Apocalipsis


Dios cuida de mi


Junio 22, 2025 – 2:00PM | 1 Pedro 5:7 | Dr. David Rodríguez

Etiquetas: 1 pedro, pastor david rodriguez, transcripcion


Descargar Texto: Sermón en PDF

TRANSCRIPCIÓN

Vamos a abrir la Palabra en la primera epístola que escribió el apóstol Pedro, capítulo 5. 

1 Pedro 5: 7 (RV 1960): 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 

No dice echando un poquito de ansiedad, dice: toda la ansiedad. Y te dice la razón de por qué debes echar toda tu ansiedad sobre Él. ¿Qué razón te da? Porque Él cuida de nosotros. Dios cuida de mí, ese es el título del sermón de esta tarde. Vamos a pedir a Dios que nos ministre en esta hora. Hay tanta, y tanta, gente pasando situaciones complicadas, difíciles. 

Vamos a pedir a Dios que nos bendiga: Señor, al momento de acercarnos a ti en oración, hay cosas que solo tú conoces: corazones contristados, quebrantados, humillados, personas atravesando pruebas difíciles y sin nadie con quien compartir esa carga. En este día, Padre, reconocemos que tú cuidas de nosotros, y desde antes del mensaje, queremos decirte que te damos gracias porque nos has cuidado toda nuestra vida y nos sigues cuidando. Tu palabra promete tu presencia real entre nosotros, tú dijiste: He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. En el nombre de Jesús, amén.

Muchas veces en la vida nos hemos preguntado: ¿Dónde está Dios en medio de esta prueba, en medio de este dolor por el que estoy atravesando? En más de alguna oportunidad hemos sentido a Dios un poco distraído, nos hemos sentido solos, abandonados. 

Hay dos instancias en las Escrituras que son bastante claras, donde a Jesús prácticamente le reclamaron, como diciéndole: ¿No te importa lo que está pasando? ¿No te interesa? Una manera de decir: ¿Por qué no haces nada en esta situación? 

Una vez fueron los discípulos. Marcos 4: 38 (RV 1960): 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? ¿Te puedes imaginar tú este grito de parte de los discípulos? ¡Qué difícil eso! Y qué falta de respeto también, ¿verdad? Pero lo que pasa es que en un momento como esos, hermano, fue lo que les salió a los muchachos. 

La otra ocasión fue Marta, la hermana de Lázaro. Lucas 10: 40 (RV 1960): 40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. En esta porción de la escritura tenemos a Marta afanada, abrumada, con un montón de cosas por hacer y le habla de esta forma a Jesús. ¿Cuántas veces no le hemos dicho a alguien así: ¿Y a usted qué le importa? A nuestros hijos más que a todos, ¿no es cierto?

Dios nos ha cuidado aunque no lo hayamos visto, aunque no lo hayamos sentido, aunque no lo hayamos percibido. Dios nos ha cuidado aún en medio de nuestras malas decisiones. Dios nos ha cuidado aún en medio de nuestros errores. Dios nos ha cuidado aún en medio de nuestros pecados. ¿Y sabe usted desde cuándo Dios nos ha cuidado? 

Salmo 22: 10 (NVI): 10 Fui puesto a tu cuidado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre mi Dios eres tú. ¡Gloria a Dios! Entonces, ¿desde cuándo nos cuida Dios? Desde antes de nacer. ¿Se puede usted imaginar esto? 

Salmo 22: 10 (TLA): 10 Todavía no había nacido yo, cuando tú ya me cuidabas. Aún estaba yo dentro de mi madre, cuando tú ya eras mi Dios.

He querido predicar acerca de esto, porque a veces nosotros mostramos cierta ingratitud hacia Dios. Claro, es naturaleza humana. Así como los discípulos y como Marta le reclamaron al Señor, así hemos actuado nosotros alguna vez, pero Dios sigue cuidando de mí. Iglesia, aunque la vida no fue justa con nosotros, Dios siempre estuvo ahí. La vida no fue justa para Abel, porque era inocente y su hermano le terminó quitando la vida. La vida no fue justa para José, quien era inocente y pasó más de doce años metido en una cárcel. La vida no fue justa para Job, quien siendo un hombre recto, temeroso de Dios y apartado del mal, tuvo que perderlo absolutamente todo. Las cosas no fueron justas para Jesús tampoco, pero Dios siempre estuvo ahí. 

Hay situaciones en la vida que nos ponen a pensar. Por ejemplo, hemos estado estudiando la vida de Daniel los domingos en el servicio de las 6:30 de la tarde. Y fíjate que yo pensaba cuando metieron a Sadrac, Mesac y Abed-nego al horno de fuego, ¿por qué Dios no apaga el fuego? ¿No cree usted que era más fácil? Pero no, es que Dios no te va a apagar el fuego porque el asunto no es el fuego; el asunto es quién está contigo, y el Dios de la gloria mandó a su ángel. Lo que implica que, aunque el fuego esté ardiendo y aunque ese horno lo hayan calentado siete veces más, ¿qué importa si Jesús está con nosotros? Amén. Entonces, aunque la vida haya sido injusta, aunque usted desde que fue un bebé, desde que fue jovencito a usted la vida le fue mal, no salieron las cosas como le han ido a otras personas, Dios siempre estuvo ahí. No lo vimos, pero Dios siempre estuvo ahí. Amén. Dios no va a espantar a los leones, pero va a hacer el milagro. Dios nos cuidó desde antes de nacer. 

El profeta Jeremías, fue un caso especial. Dios le dijo: “Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué y te di por profeta a las naciones.” Mis queridos y amados hermanos, iglesia, eso nos tiene que llevar en este día, 22 de junio del 2025, a decirle al Señor: -Señor, gracias porque tu palabra enseña que tú me has cuidado aún desde antes de nacer. 

Mateo 18: 11 (RV 1960): 11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. 12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? 13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquella, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. 14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. El Señor Jesús dejó las 99 para ir a buscarnos a nosotros (a mí me fue a buscar ese día de junio y dejó las 99). 

Este pasaje siempre ha sido bien controversial, porque se supone que si a usted se le escapa una oveja del corral y deja las 99 para buscar la que se escapó, la lógica indica que las 99 se le irán por el mismo lugar que se escapó la primera; ese sería nuestro punto porque pensamos humanamente. Pero tiene que poner mucha atención al inicio del versículo, ¿cómo comienza el versículo 11? Dice: Porque el Hijo del Hombre… A ver, ¿quién es el Hijo del Hombre? Es Jesús, hermano. ¿Usted entiende lo que esto quiere decir? Si yo, el pastor, dejó las 99 y me voy a buscar la que se perdió, cuando regrese no los voy a encontrar a ustedes (que son las ovejas), porque en la ausencia del pastor las ovejas se descarrían todas; pero Jesús es el único que puede estar al mismo tiempo con las 99 y con la que se perdió. A Jesús no le podemos decir: “Mira, dejó las 99 solas.” No, porque Él es omnipresente, Él está con las 99 y también está con aquella que anda por allá perdida. Pero lo que sí tiene que quedar claro es, que el Señor nos fue a buscar. ¡Qué lindo eso! Él nos fue a buscar, pero no solamente eso hermano, sino que nos encontró. Él conoce nuestra dirección. Dios conoce todo, Él sabe absolutamente todo. Esto me llena de emoción porque yo digo: ¡Qué importantes somos nosotros, que el Señor dejó las 99 para ir a buscarnos! Él es el Buen Pastor. Él da su vida por las ovejas. Entonces imagínate, Él nos cuida desde antes de nacer, dejó las 99 y nos fue a buscar. Entonces eso nos lleva a la conclusión de que Dios siempre nos ha cuidado.

Salmos 34:15 (RV 1960): 15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos. Los ojos para ver, los oídos para escucharte; para escuchar tu clamor, tu oración, tu petición, el momento cuando tú clamas, dices: Señor, yo estoy ahí. ¿Sabe en quién pienso? En aquellos niños que están en el parque jugando, y el papá está de lejitos mirando, pero también tiene atento el oído al primer grito que pega el niño, para salir corriendo.

Hace muchos años mi esposa tuvo un accidente. Vivíamos aquí en la 56 avenida, ella venía para una práctica de coro aquí en la iglesia. Solo teníamos un carrito, ella tenía que esperar que yo llegara para salir. En aquel entonces David era un bebé, entonces yo me quedé con el niño para que ella viniera. Se acababa de ir cuando escuché un gran golpe, y salgo corriendo para la ventana y de repente veo mi carro, bueno nuestro carro. Fue un tremendo accidente, el carro se echó a perder.  A lo que quiero llegar, el accidente fue a más de una cuadra de la casa, y ella ni siquiera se había bajado cuando yo estaba allí abriendo la puerta del carro. Imagínese usted si nosotros, siendo humanos, podemos estar pendientes de la necesidad de un ser querido, ¿cómo no va a estar pendiente Dios de usted? Los ojos de Jehová sobre usted. Los oídos del Señor para escuchar tu clamor cuando tú digas: “Dios mío.” Cuando digas: “Señor, ayúdame.” Cuando tú dices: “Ya no puedo más, Señor. Es que ya no puedo más, ya lo di todo. Yo siento que un poco más y se acaba mi vida.” Dios siempre nos ha cuidado hermano, Él nunca ha quitado los ojos de nosotros.

Si usted alguna vez le reclamó a Dios, si alguna vez le dijo usted a Dios: “Señor, ¿por qué me has abandonado? Señor, ¿por qué te has olvidado de mí?” Pídale perdón, porque lo que estamos estudiando en este día dice que Dios nunca nos ha dejado, nunca nos ha abandonado. Podemos sentir la soledad, podemos sentir el abandono, pero Dios te dice: -Sí aquí estoy contigo. Sí yo no te he dejado, yo estoy aquí contigo. Él nunca se va a olvidar de nosotros. 

Isaías 49:15 (RV 1960): 15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. ¿Sabe qué? Esto es muy cierto, porque Él está diciendo: -Tu mamá te puede abandonar, tu papá te pudo haber abandonado, pero yo nunca me voy a olvidar de ti. Estas son palabras fuertes, hermano, porque es el Dios omnipotente, el creador de los cielos y la tierra, que te dice: -No me voy a olvidar de ti jamás.

Deuteronomio 31: 6 (RV 1960): 6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará. ¡Qué bendición! ¡Qué bendición! Saber que desde que nosotros nacimos Dios nos cuida, Dios nos cuidó en la barriguita de nuestra mamá, nos ha cuidado desde niños. Él nos ha prometido estar siempre con nosotros. 

Con relación a nuestras necesidades, ¿qué te dice Dios? 

Mateo 6: 25-26 (RV 1960): 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? Esta es una promesa divina. El Señor promete cuidar de nosotros.

Cuando hablamos del cuidado divino, Dios es tan especial, pero tan especial hermano, que me gustaría que le ponga atención a esta porción de la Escritura.

Éxodo 22: 25 (RV 1960): 25 Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura. ¿Qué significa eso? Que yo no debería de decirle a usted: -Te presto $1,000, pero me regresas $10,000. Eso no significa que usted tiene que saber bien a quien le presta dinero, porque hay a quienes se les olvida pagar.  

Éxodo 22: 26-27 (RV 1960): 26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás. ¿Qué quiere decir eso? Que usted le dice: Bueno, ¿quieres que te preste $20? Te los presto, pero dame tu camisa. Esa sería una señal de que me vas a regresar los $20. Mire lo que dijo Dios: A las 6 de la tarde, ve a buscarlo y le devuelve su camisa aunque no te haya pagado. 

Éxodo 22: 27 (RV 1960): 27 Porque solo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso. Mire la amenaza que te hace el Señor: La voy a agarrar contigo si tú no le regresas el vestido a esa persona. ¿Te das cuenta cómo es Dios? ¿Te das cuenta cómo Dios se preocupa por todas las cosas. Dios te mira desde el cielo. Y ahora a nosotros, sus hijos, promete cuidarnos y darnos en base a nuestras necesidades.

Filipenses 4: 6 (RV 1960): 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 

Las peticiones que causan ansiedad, estas ya son peticiones que tienen que ver con asuntos emocionales. Vivimos en una ciudad donde muchas personas tienen problemas mentales, y dentro del pueblo de Dios, hay mucha gente con situaciones emocionales. Y cuando a la gente se le pregunta ¿qué es lo que más le preocupa a usted? Ellos responden:

  1. La salud. Y esto es porque la mayoría tenemos achaques, ¿no es cierto? Porque ¿de qué le sirve tener todo el dinero del mundo si usted está enfermo? 
  2. El dinero es otra situación que causa mucho problema y mucha ansiedad, es decir: la economía, las deudas. 
  3. Problemas matrimoniales y la crianza de los hijos. 
  4. Presión en el trabajo, desempleo. 
  5. Adicciones al celular o a las redes sociales. Ustedes no tienen ese problema. 
  6. Soledad, sentimiento de abandono. 
  7. Autoestima, miedo a no ser aceptado, temor a no ser amado. 
  8. Incertidumbre al futuro, inseguridad de lo que viene. 
  9. Propósito en la vida, falta de dirección. 
  10. Caer en depresión. 
  11. Las cosas que están fuera de nuestro control. 

Y Dios te dice: 1 Pedro 5: 7 (RV 1960): 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Entonces ¿para qué anda usted batallando con estas cosas si al final del día usted no puede hacer nada? Y Dios te dice: “Echa su ansiedad sobre mí.” A mí me encanta cuando hay personas que se le resbalan todas las cosas. Hay otros que no, ¿verdad? Pero hay gente que se le resbala todo. 

Salmo 55:22 (RV 1960): 2 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo. Cualquiera que sea la situación por la que esté atravesando, cualquiera que sea el problema que tenga en este momento, agarre esa carga y póngala encima del Señor, porque Él tiene cuidado de nosotros.

Nunca se me olvida un día de las madres que yo pasé aquí, al frente, a varias madres. Pasé a madres que tenían niños pequeñitos, otras que tenían jóvenes, adolescentes, y pasé unas madres que ya tenían hijos viejos. Yo les hice una pregunta a esas madres y les dije: – ¿Hasta cuándo se deja de preocupar una mamá por los hijos? Exactamente todas respondieron lo mismo: -nunca. No importa la edad que tenga el hijo, una madre siempre se va a preocupar por su hijo. Si nosotros, siendo humanos, sabemos preocuparnos de nuestros seres queridos, ¿cómo no se va a preocupar Dios? ¡Qué rico es descansar en el Señor, amados! ¡Qué delicia es descansar en Dios! A pesar de que a nosotros, a veces nos cuesta.

Tus afanes: finanzas, enfermedades, tus hijos, tu matrimonio, tu trabajo, tu salud, tu estado migratorio, problemas espirituales, psicológicos, emocionales. Dios tiene cuidado de nuestras aflicciones.

Un evangelista que se llamaba Charles Frederick Weigle, regresó a su casa después de predicar en una reunión evangelística y encontró en su casa una nota de su esposa. La nota simplemente decía: -Charlie, me voy. No quiero vivir la vida que tú estás viviendo. Quiero ir a otro lado, hacia las luces brillantes. Y para colmo de males, dice la historia que la esposa de Weigle, se llevó a su hija, su única hija. Esa noche, este predicador anduvo deambulando por las calles y finalmente terminó en el muelle de la bahía de Vizcaína, en la Florida, donde contempló el suicidio. Sin embargo, pensando en todo lo que había sucedido, decidió vivir su vida para Jesús. Ocho meses más tarde, se encontró con su esposa, quien estaba ya separada en Los Ángeles, California. Ella se burló de él, contándole de todos los pecados que ella había cometido. Lamentablemente, un par de años después, esta mujer se enfermó y estaba a punto de morir, y a su lado estaba su hija. La mujer recordó los mejores tiempos que había vivido y se dio cuenta que los mejores tiempos los había vivido con el predicador, con Charlie Weigle. Se volvió a su hija y le dijo: -Si sabes dónde está tu papá, por favor pídele que ore por mí, a ver si Dios puede perdonar a una pecadora como yo. Unos cinco años más tarde, este predicador, Charles Weigle, se sentó al piano, pensando en todo lo que Dios le había permitido pasar. Dice la historia que la música y las palabras comenzaron a fluir, y escribió las siguientes palabras: 

“Yo quisiera hablarte del amor de Cristo, pues en él hallé un amigo fuerte y fiel. Con su gracia transformó mi vida entera, lo que en esta vida soy lo debo a Él. Nadie pudo amarme como Cristo, es incomparable su amistad. 

Solo Él pudo redimirme del pecado, por su amor y su bondad. 

Cada día viene a darme nuevo aliento, a mi corazón le infunde dulce paz. 

No comprenderé por qué vino a salvarme, hasta que en el cielo pueda ver su faz. Nadie pudo amarme como Cristo, es incomparable su amistad. 

Solo Él pudo redimirme del pecado, por su amor y su bondad.”

Ese fue el himno que escribió Charlie Weigle en el momento más difícil de su vida.

Dios cuida de nosotros, iglesia. Y si estamos pasando por un momento oscuro, acuérdate que pronto llegará la luz del día. Él no va a permitir que sus hijos pasen más de lo que puedan soportar. En medio de una prueba, en medio del dolor, en medio del castigo, aún en esta tarde, yo quiero que le demos gracias a Dios y podamos expresar nuestra más grande gratitud, que sin importar el color de nuestra piel, que sin importar los errores que hayamos cometido, que sin importar absolutamente nada de lo que hayamos hecho, la misericordia y la gracia de Dios excede todo conocimiento; y Él tuvo misericordia de nosotros. En esta tarde podemos decir: Dios cuida de mí, Él me cuidó desde antes de nacer. 

Si en su vida pasaron cosas que no le hubiera gustado que pasaran, pero sucedieron, acuérdate: No todo lo que le pasó a la gente es justo. No todo lo que le pasó a Abel es justo, no todo lo que le pasó a José es justo, no lo que le pasó a Jesús es justo; pero Dios siempre estuvo ahí. Y por la gracia y misericordia del Señor, en un día como hoy, podemos decir: Dios cuida de mí. Amén.

Demos gracias. Padre querido, queremos agradecerte con el alma y con el corazón porque al echar un vistazo a nuestro pasado podemos decir en este momento: Dios cuida de mí. Hemos tenido momentos difíciles, momentos de muchas lágrimas, de mucho dolor, de impotencia; es probable que estemos viviendo situaciones que están fuera de nuestro alcance, fuera de nuestro control; pero de una cosa tenemos que estar seguros: Dios cuida de mí, no estamos solos, Jesús está con nosotros. Echamos en esta tarde todas nuestras ansiedades, nuestros afanes sobre ti Señor, porque tú tienes cuidado de nosotros. Ponemos nuestras enfermedades, ponemos nuestro dolor, nuestras angustias, nuestra tribulación, nuestras incertidumbres, nuestros afanes y ansiedades sobre ti, porque tú tienes cuidado de nosotros. Nos sentimos tan afortunados de tener a un Dios tan amoroso. Nos sentimos tan afortunados de tener a un Dios tan lleno de misericordia, de gracia, de perdón. Un Dios que nos abraza en medio de nuestras circunstancias. Bendito sea tu nombre.

Mientras todos oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en el corazón, usted me dice: -Pastor, yo necesito a Dios en mi vida. Yo necesito a Dios en mi alma. Si usted quiere entregarle su vida a Jesús, ahí donde está, yo le invito que haga esta oración conmigo. Dígale al Señor: Señor Jesucristo, te entrego mi corazón. Me arrepiento de mis pecados. Te pido perdón por mis faltas. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz allá en el calvario. Gracias porque pusiste tu cuerpo, derramaste tu sangre preciosa para el perdón de mis faltas. Y en este día, te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita Palabra. 

Señor, te alabamos, te bendecimos y mostramos nuestra profunda gratitud porque has cuidado, porque cuidas y seguirás cuidando de tu pueblo. En el nombre de Jesús, amén y amén. 

¡Que la paz de Cristo le acompañe, iglesia! 

Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en Linkedin
  • Compartir en Tumblr
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana El Rey David y Mefiboset
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor Siete cualidades de un buen padre
Sermones Cristianos - Hno Jocsan Diaz - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Leche y miel
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor- Congregación - Biblia Ni ciego, ni sordo
Aprendiendo a Manejar - Parte 2
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor Los Siete sellos del Apocalipsis

TBB El Redentor

2551 East 49 Ave|Vancouver, BC
V5S 1J6
Tfno: 604.659.4225
Servicios:
Domingos 2pm y 6:30pm
Miércoles 7pm

Enlaces

Pan Diario
La Biblia

Sermones Recientes

  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaConferencias para hombres: Identidadjulio 4, 2025 - 7:00 pm
  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaEl sacerdocio dentro del hogarjulio 4, 2025 - 7:00 pm
  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaDios cuida de míjunio 22, 2025 - 2:00 pm

Ultimas Noticias

  • Mes del amor y la amistad - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaPracticando la amistad bíblicafebrero 28, 2025 - 1:30 am
  • 300 valientes - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana300 valientesoctubre 13, 2024 - 4:16 pm
  • Noticias– Iglesia Cristiana - Iglesia Bautista TBB El RedentorAniversario 36 y noche Pro-templo 2024septiembre 24, 2024 - 12:23 am
  • ¡Este 10 de Agosto en TBB!agosto 7, 2024 - 11:47 pm
  • Noticias– Iglesia Cristiana - Iglesia Bautista TBB El RedentorNavidad: Celebrando el Verdadero Regalodiciembre 5, 2023 - 10:52 am

Más visitadas

  • Iglesia
  • Horarios
  • Campaña Pro-templo
  • Pastor David
  • Quién es Dios
  • Misiones
  • Casas de Oración
  • Contactar

Nuestro boletín

¡Suscríbete!
© 2018 · Derechos Reservados · All Rights Reserved · elredentor.com · tel.604.659.4225
  • Instagram
  • Facebook
  • Youtube
  • Twitter
  • Mail
El creyente sabe administrar Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana El sacerdocio dentro del hogar
Desplazarse hacia arriba