Dios no olvida, Dios no abandona
Enero 22, 2023 – 1:30PM | Genesis 41:14-15 | Pastor Emerson Cardona
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TRANSCRIPCIÓN
Bueno mis hermanos, abran su Biblia en Génesis capítulo 41.
Antes de iniciar con esta meditación quiero pedirle a usted que pueda ser sincero(a) con lo que va a escuchar en estos minutos. Muchas veces pensamos que lo que se dice durante el sermón, a quien le pega más es a otro; yo quiero que en esta tarde usted pueda ser sincero y al oír la voz de Dios puedan revisarse muchos de los que estamos acá en la casa del Señor.
Vamos a orar: Amado Padre, gracias Señor por darme el privilegio de poder estar acá delante de mis hermanos. Gracias Señor porque usted puso en el corazón de ellos venir en esta tarde, usted los trajo, usted sabe lo que hay en la mente, en el corazón de ellos, lo que han estado atravesando cada uno de los presentes, los que están en casita y los que van a escuchar este mensaje días después. Señor que podamos llevarnos esta idea, este consejo, este consuelo Padre y podamos atesorarlo para ponerlo en práctica cuando sea necesario. En el nombre de Jesús Amén y amén.
Génesis 41: 14 y 15 (RV-60) 14Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. 15Y dijo faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.
El 3 de febrero del año 2014, hace varios años atrás, ¿yo no sé cuánto recuerdan que hubo una noticia que le dio la vuelta al mundo, por un suceso que se había visto solo en Hollywood acerca de un náufrago? Este náufrago era salvadoreño, que junto a un mexicano salieron en una lancha tiburonera al mar para sus labores cotidianas. Estando en el mar, se vino una tormenta. Con el conocimiento de ellos, decidieron quedarse en un lugar por dónde no pasaría la tormenta según sus cálculos. La cuestión fue que la tormenta los alcanzó y los llevó mar adentro. Pasaron catorce largos meses en el mar, tuvieron que comer gaviotas, tuvieron que agarrar tortugas. Bebían la sangre de las tortugas, hasta la propia orina de ellos. Lastimosamente el mexicano no soportó el estar comiendo esto y murió a los dos meses. Cuando encontraron a este náufrago tenía su cabello largo, su barba larga, su piel quemada. Es tan famoso que piensan hacer una película del suceso, porque nadie había sobrevivido tanto tiempo en el mar. Cuando yo estaba viendo todas estas cosas, vinieron preguntas a mi mente: ¿Qué habrá pasado en la mente de este personaje en esos cuatrocientos treinta y ocho días en el mar, donde tenía que comer pescado crudo, donde no había como taparse de esa tormenta? ¿Cuántas veces se quiso quitar la vida, o rendirse, este hombre? ¿Cuántas veces habrá pasado por su mente que la vida le había dado la espalda? ¿Pudo pensar que Dios lo había abandonado?
Y es por eso que he preparado este mensaje acerca de: “La sensación de abandono.”
Hoy, por cierto, en la mañana y yo le decía a un hermano: ¿Tú has sentido que has estado solo en la vida alguna vez? Y me dijo: “No una, me dijo, muchas veces.” El problema es que al hablar acerca de esta sensación de abandono de parte de Dios dentro de la iglesia se hace bien difícil, porque la gente me puede juzgar.
La Biblia da varios ejemplos de personajes como usted y como yo, que atravesaron circunstancias difíciles, que se sintieron solos. No es mi intención en este mensaje desmotivarlo, que usted siempre ande desanimado y con la cabeza baja. ¡No! Mi intención es que usted pueda ver la mano de Dios obrando en todo tiempo.
Hemos tenido ocasiones que estamos orando por algo, y de repente usted se da cuenta que a otra persona le sucede lo que usted estaba pidiendo; pero a usted no le ha sucedido nada aún. Le voy a poner un ejemplo: cuando estamos orando por alguien que tiene alguna enfermedad. Oramos por ese familiar, pedimos por ese amigo, y doblamos rodillas. Pasamos días orando, días orando, días clamando; y de repente usted se da cuenta que un hermanito puso una petición de sanidad. A los días lo ve pasar por acá, y a él lo sanó, y usted todavía sigue esperando su milagro. Entonces se pregunta: ¿Y aquí qué pasó? ¿Qué es lo que estoy haciendo mal? Así comienzan las preguntas a darnos vueltas en la mente. ¿No sé si me está entendiendo mi hermano? La sensación de abandono.
¿Sabe usted que hay muchas personas dentro de la iglesia que se han ido de la iglesia porque no lograron entender los propósitos de Dios? Personas que sus familiares enfermaron y al no ver una sanidad se fueron de la iglesia, se creyeron que estaban completamente solos.
Hermanos la Biblia dice en Isaías 49:14-15 (TL Actual) 14El pueblo de Jerusalén decía: Dios me abandonó, mi Dios se olvidó de mí. 15Pero Dios respondió: Jerusalén, ¿acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella olvidara, yo no me olvidaré de ti. Hermano habrán circunstancias donde usted y yo vamos a sentir que estamos solos, que no hay nadie que nos pueda rescatar. No se preocupe porque Dios siempre tiene una salida para nosotros.
Cuando el profeta Isaías dice en este versículo estas palabras, el pueblo de Jerusalén, el pueblo de Dios estaba sintiendo una ausencia; lo dicen los comentarios. No se extrañe porque usted se ha sentido solo hermano. Cuando usted ha tratado de salir de ese problema, se prueba por un lado, por el otro; se intenta por aquí, por allá y no pasa nada. El pueblo de Israel estaba pasando por el cautiverio babilónico donde estaban viendo que su Templo, el lugar donde adoraban a Dios y le ofrecían sacrificios, había sido destruido. Su tierra había sido destruida por los babilonios y cuando estaban en ese cautiverio dicen: “Dios me abandonó, Dios se olvidó de mí.”
Otro caso similar es un personaje de Génesis 40: 14-15 (NTV): 14Te pido que te acuerdes de mí y me hagas un favor cuando las cosas te vayan bien. Háblale de mí al faraón, para que me saque de este lugar. 15Pues me trajeron secuestrado desde mi tierra, la tierra de los hebreos, y ahora estoy aquí en la cárcel, aunque no hice nada para merecerlo. Está hablando José. Cuando usted comienza a estudiar a José versículo por versículo, se puede dar cuenta lo que este joven atravesó. Hermano mire, es algo como para ponernos en las sandalias de José: sus hermanos comenzaron a envidiarlo desde la edad de 17 años, porque su padre le dio la túnica de colores. Los hermanos aborrecían a José, porque su padre lo amaba más a él, también por los sueños de José. Sus hermanos quisieron matarle, lo metieron a una cisterna (pozo) de agua, claro, estaba vacía. Fue vendido a los ismaelitas; luego fue comprado como esclavo para Potifar. La mujer de su amo, Potifar, puso los ojos sobre él y ella quiso acostarse en repetidas ocasiones con José. La esposa de su amo, lo acusa de violación, por no querer acostarse con ella y es enviado a la cárcel. José vivió ese calvario.
¡Quizás usted está atravesando o lleva ya un tiempo en su problema! Y cree que sus oraciones no son escuchadas o que el Señor no le contesta a usted. José le dice al copero: Acuérdate de mí y háblale al faraón, para que me saque de aquí. Pasaron trece años hermanos, ¿cómo cree usted que José se sintió? ¿Se ha sentido usted dejado, abandonado, desvalido o huérfano? Usted debe recordar que Dios no deja a nadie huérfano, pase lo que pase iglesia, no puede olvidar eso. Dice la palabra en Juan 14:18 (RV-60) No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Cuando yo estaba pequeño quizás como unos ocho años, tuve un sueño que se repetía en varias ocasiones hermano. Yo veía a mi mamá en un ataúd, yo recuerdo ese sueño. En el sueño yo llegaba de jugar y sentía que algo malo había pasado, en la medida que me acercaba a mi casa había personas vestidas de negro y una de ellas me decía: en ese ataúd está tu mamá. Muchas veces yo me levantaba llorando y gritando: ¿Por qué mi mamá? Hoy comprendo que en aquel entonces solamente mi mamá luchaba por la familia; y existía en mí el temor de que ella faltara y yo quedara huérfano con mis hermanos. Juan 14:18 (NTV): No los abandonaré como a huérfanos porque vendré a ustedes. No importa la sensación que usted tenga, la emoción que usted viva hermano; recuerde el Señor no nos dejará solo, Él vendrá con nosotros.
Isaías 49:14 (TL Actual) 14El pueblo de Jerusalén decía: Dios me abandonó, mi Dios se olvidó de mí. 15Pero Dios respondió: Jerusalén, ¿acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella olvidara, yo no me olvidaré de ti. Usted está con el pelo canoso, el que tiene pelo; y si le pide algo a su madre, ahí va la señora y se lo da. Dios pone ese ejemplo precioso, ¡Gloria a Dios que el Señor no se olvidará de nosotros! Sabiendo Dios que somos seres emocionales nos dice: “Aunque tus emociones te fallen, yo no te voy a fallar. Aunque te sientas solo en este país, yo estoy contigo. Aunque sientas que el mundo te da la espalda, yo estoy contigo.”
¿Qué pasaría si los papás lo dejaran a uno?
Salmos 27: 10 (NVI), Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos. La Biblia pone los amores más grandes de una familia, para hacerte ver que ni ellos que tuvieron una mamá sacrificada que hizo de todo hizo por sacarte adelante, se sintieron protegidos o seguros. Dios pone el ejemplo y dice: “Aunque ese papá que fue excelente contigo, aunque esa mamá que fue excelente contigo, te dé la espalda: Yo no te la voy a dar.” ¡Qué mejor seguridad que esa! Como cristianos debemos recordar que el Señor está conmigo (con usted) sin importar las circunstancia que esté atravesando. ¿Sabe cuánta gente se resintió con Dios dentro de las iglesias? Fueron muchos los resentidos, los que se sintieron abandonados.
¿Recuerda por qué Cristo fue a la cruz? Porque el objetivo principal era salvarnos de nuestros delitos y pecados. ¡No era venir y traer sanidad, no era y venir y darte el negocio que tú quieres! Cuando yo entienda que lo más importante es que yo vaya a la vida eterna con el Señor, me puedo morir mañana de un paro al corazón, de un derrame, en un accidente; que no importará mis logros como profesional. Lo importante es saber si mi nombre está escrito en el Libro de la Vida. Cristo fue a la cruz a llevar nuestros pecados para que nosotros seamos salvos a través de Él. La felicidad más grande de un cristiano, es la garantía de que cerrando los ojos aquí los voy a abrir delante de mi Señor. No porque me lo merezca, porque yo soy pecador igual que usted, sino por la Gracia del Señor.
Los cristianos no podemos vivir por emociones, los cristianos debemos de vivir por convicciones. Como Iglesia de Cristo no podemos dejarnos llevar por las emociones, por eso es importante cuidar hasta con quién se lleva usted, acérquese a los que siempre ven las cosas buenas de la vida. Cuando nosotros dejamos que las emociones nos gobiernen no vamos a ver lo que Dios tiene para nosotros. Por eso debemos estudiar la palabra de Dios de forma disciplinada, pensando bien lo que vamos a hacer, con oración, con la ayuda del Espíritu Santo.
El Señor sabe por qué hace las cosas. Recibir la palabra de Dios nos va ayudando a ser mejores cada día. Leer la Biblia lo va a transformar a usted en mejor persona, en mejor papá, en mejor madre, en un mejor cristiano; leer la palabra del Señor, es escuchar la voz de Dios.
Tenemos que aprender a contentarnos para no dejarnos llevar por las emociones. La Biblia nos habla de esto: Filipenses 4:11 (RV-60); No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Si hay alguien que le puede decir a usted: “hay que aprender a estar alegre en todo tiempo” es el apóstol Pablo. ¿Cuál es su situación? ¿Cuál es su enfermedad? ¿Cuál es su problema? Porque cuando uno medita en la palabra del Señor cualquier situación que usted tenga (enfermedad, adicción, hijos rebeldes), usted aprende a contentarse. El apóstol Pablo estaba preso.
En mi país cuando uno va a hacer visitas a las cárceles (a hacer un culto) lo hemos hecho con las pandillas y con reos comunes, es increíble cómo se contentan esas personas (claro los cristianos). Hay un gozo inmenso cuando las personas alaban al Señor, leen la Biblia, adoran. Esas personas que tienen condenas por decenas de años y hasta por cien años, no se dejan robar la paz que el Señor les da. Ellos me dijeron a mí: “Pastor yo estoy detenido dentro de cuatro paredes, pero estoy libre por la sangre del cordero; y por eso alabo al Señor.” Son personas que saben contentarse en toda situación, y eso es lo que tenemos que hacer nosotros. Esto no se logra en un día, hay que venir a la iglesia, hay que estudiar la Biblia para entenderla, hay que pasar pruebas, situaciones; y el contentamiento es el resultado de muchas experiencias.
Usted está diciendo todavía: “Pastor yo me siento solo.” Déjeme decirle algo hermano: Martín Lutero, el reformador del siglo XVI, en una ocasión estaba muy desanimado porque las cosas no estaban saliendo como ellos lo habían previsto. Su esposa Catalina lo vio, tan desanimado, y se le acercó preguntándole: ¿Qué tienes? Él no contestó. Su esposa fue a ponerse unos de los trajes negros que usaba para ir a un sepelio, justamente frente a Martín Lutero. Él le preguntó: ¿Quién se murió? Ella no contestó nada, solo lo miró; y él insistió con la pregunta. Minutos después la esposa le respondió: “Parece que el que ha muerto es Dios.” Martín Lutero inmediatamente cayó en cuenta y dijo: ¿Por qué estoy afligido? ¿Por qué mi preocupación, será que nuestro Dios ha muerto?
Para los que se están sintiendo solos: Dios es el ser más grande que hay, más grande que tu problema, que mi problema. Ningún problema es grande en las manos del Dios vivo. Lo único que tenemos que hacer es buscar más de Dios y esperar, porque los que esperan en el Señor, hermano, tendrán fuerzas como las águilas y volarán. Lo que hoy te está sacando lágrimas, mañana te va a traer alegría.
Incline su rostro, oremos al Señor.
Dice la palabra del Señor en el Salmos 13: 1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? David también sintió abandono. 2 ¿Hasta cuándo podré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
Hay tiempos de refrigerio y hay tiempos de dolor, pero Dios en su amor te tiene esta tarde aquí porque Él conoce el corazón de cada uno de nosotros. Él sabe que, aunque tú no lo has aceptado, en más de una ocasión, has sentido el abandono espiritual; y a Dios no puedes engañarlo, porque Él mira tu corazón.
Yo quiero orar por dos cosas en esta tarde: una es por tu vida y otra es por aquellos que Dios ha traído hoy acá con un propósito. Ayúdeme a orar.
Señor te damos gracias Dios, porque a pesar de nuestros sentimientos, de nuestras emociones, de sentirnos en ocasiones solos; tu palabra dice que tú vas a estar con nosotros por siempre. Así como David un día clamó porque se sentía abandonado, y nosotros también lo hemos hecho; sabemos que ya se hizo lo más grande: Que fue ir a la cruz por ti. Porque en esa cruz no tenía que estar Jesús, éramos tú y yo; pero Él lo hizo. Señor danos fuerzas para para poder salir adelante, para poder entender las situaciones. Padre ayúdanos. Señor ten misericordia, danos fuerza para seguir adelante. Gracias por tu palabra, ayúdanos a amar tu palabra, a buscar de tu palabra, a buscar de ti Señor.
Si usted está acá y no le ha entregado su vida a Jesús este es el momento. Dice la palabra (Mateo 11:28) Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Si usted está aquí con problemas, con necesidades, yo no puedo hacer nada, pero el Señor sí. Si usted no le ha entregado su vida a Jesús y siente que su vida no va para ningún lado, y siente que está como aquel náufrago, andando a la deriva, perdido, cansado y no le encuentra razón a su vida, Cristo te trajo esta tarde. Si usted no le ha entregado su vida a Jesús póngase de pie y entréguele su vida al Señor. Mis hermanos diáconos están en los pasillos para poder orar con usted y por usted. Si usted le va a entregar su vida a Jesús ore conmigo: “Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único y suficiente salvador personal. Creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Señor me arrepiento. Gracias doy a Dios por enviar a Jesús a morir en mi lugar. Gracias Señor.”
Padre bendícenos en esta semana, Señor bendícenos con tu amor, con tu presencia. Permite que, aunque esta mente nos quiere engañar, aunque el desánimo quiera llegar; podamos recordar que tú estás con nosotros, en Cristo Jesús: amén y amén.
¡Que Dios les bendiga iglesia!
Dios no olvida, Dios no abandona
Enero 22, 2023 – 1:30PM | Genesis 41:14-15 | Pastor Emerson Cardona
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TRANSCRIPCIÓN
Bueno mis hermanos, abran su Biblia en Génesis capítulo 41.
Antes de iniciar con esta meditación quiero pedirle a usted que pueda ser sincero(a) con lo que va a escuchar en estos minutos. Muchas veces pensamos que lo que se dice durante el sermón, a quien le pega más es a otro; yo quiero que en esta tarde usted pueda ser sincero y al oír la voz de Dios puedan revisarse muchos de los que estamos acá en la casa del Señor.
Vamos a orar: Amado Padre, gracias Señor por darme el privilegio de poder estar acá delante de mis hermanos. Gracias Señor porque usted puso en el corazón de ellos venir en esta tarde, usted los trajo, usted sabe lo que hay en la mente, en el corazón de ellos, lo que han estado atravesando cada uno de los presentes, los que están en casita y los que van a escuchar este mensaje días después. Señor que podamos llevarnos esta idea, este consejo, este consuelo Padre y podamos atesorarlo para ponerlo en práctica cuando sea necesario. En el nombre de Jesús Amén y amén.
Génesis 41: 14 y 15 (RV-60) 14Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. 15Y dijo faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.
El 3 de febrero del año 2014, hace varios años atrás, ¿yo no sé cuánto recuerdan que hubo una noticia que le dio la vuelta al mundo, por un suceso que se había visto solo en Hollywood acerca de un náufrago? Este náufrago era salvadoreño, que junto a un mexicano salieron en una lancha tiburonera al mar para sus labores cotidianas. Estando en el mar, se vino una tormenta. Con el conocimiento de ellos, decidieron quedarse en un lugar por dónde no pasaría la tormenta según sus cálculos. La cuestión fue que la tormenta los alcanzó y los llevó mar adentro. Pasaron catorce largos meses en el mar, tuvieron que comer gaviotas, tuvieron que agarrar tortugas. Bebían la sangre de las tortugas, hasta la propia orina de ellos. Lastimosamente el mexicano no soportó el estar comiendo esto y murió a los dos meses. Cuando encontraron a este náufrago tenía su cabello largo, su barba larga, su piel quemada. Es tan famoso que piensan hacer una película del suceso, porque nadie había sobrevivido tanto tiempo en el mar. Cuando yo estaba viendo todas estas cosas, vinieron preguntas a mi mente: ¿Qué habrá pasado en la mente de este personaje en esos cuatrocientos treinta y ocho días en el mar, donde tenía que comer pescado crudo, donde no había como taparse de esa tormenta? ¿Cuántas veces se quiso quitar la vida, o rendirse, este hombre? ¿Cuántas veces habrá pasado por su mente que la vida le había dado la espalda? ¿Pudo pensar que Dios lo había abandonado?
Y es por eso que he preparado este mensaje acerca de: “La sensación de abandono.”
Hoy, por cierto, en la mañana y yo le decía a un hermano: ¿Tú has sentido que has estado solo en la vida alguna vez? Y me dijo: “No una, me dijo, muchas veces.” El problema es que al hablar acerca de esta sensación de abandono de parte de Dios dentro de la iglesia se hace bien difícil, porque la gente me puede juzgar.
La Biblia da varios ejemplos de personajes como usted y como yo, que atravesaron circunstancias difíciles, que se sintieron solos. No es mi intención en este mensaje desmotivarlo, que usted siempre ande desanimado y con la cabeza baja. ¡No! Mi intención es que usted pueda ver la mano de Dios obrando en todo tiempo.
Hemos tenido ocasiones que estamos orando por algo, y de repente usted se da cuenta que a otra persona le sucede lo que usted estaba pidiendo; pero a usted no le ha sucedido nada aún. Le voy a poner un ejemplo: cuando estamos orando por alguien que tiene alguna enfermedad. Oramos por ese familiar, pedimos por ese amigo, y doblamos rodillas. Pasamos días orando, días orando, días clamando; y de repente usted se da cuenta que un hermanito puso una petición de sanidad. A los días lo ve pasar por acá, y a él lo sanó, y usted todavía sigue esperando su milagro. Entonces se pregunta: ¿Y aquí qué pasó? ¿Qué es lo que estoy haciendo mal? Así comienzan las preguntas a darnos vueltas en la mente. ¿No sé si me está entendiendo mi hermano? La sensación de abandono.
¿Sabe usted que hay muchas personas dentro de la iglesia que se han ido de la iglesia porque no lograron entender los propósitos de Dios? Personas que sus familiares enfermaron y al no ver una sanidad se fueron de la iglesia, se creyeron que estaban completamente solos.
Hermanos la Biblia dice en Isaías 49:14-15 (TL Actual) 14El pueblo de Jerusalén decía: Dios me abandonó, mi Dios se olvidó de mí. 15Pero Dios respondió: Jerusalén, ¿acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella olvidara, yo no me olvidaré de ti. Hermano habrán circunstancias donde usted y yo vamos a sentir que estamos solos, que no hay nadie que nos pueda rescatar. No se preocupe porque Dios siempre tiene una salida para nosotros.
Cuando el profeta Isaías dice en este versículo estas palabras, el pueblo de Jerusalén, el pueblo de Dios estaba sintiendo una ausencia; lo dicen los comentarios. No se extrañe porque usted se ha sentido solo hermano. Cuando usted ha tratado de salir de ese problema, se prueba por un lado, por el otro; se intenta por aquí, por allá y no pasa nada. El pueblo de Israel estaba pasando por el cautiverio babilónico donde estaban viendo que su Templo, el lugar donde adoraban a Dios y le ofrecían sacrificios, había sido destruido. Su tierra había sido destruida por los babilonios y cuando estaban en ese cautiverio dicen: “Dios me abandonó, Dios se olvidó de mí.”
Otro caso similar es un personaje de Génesis 40: 14-15 (NTV): 14Te pido que te acuerdes de mí y me hagas un favor cuando las cosas te vayan bien. Háblale de mí al faraón, para que me saque de este lugar. 15Pues me trajeron secuestrado desde mi tierra, la tierra de los hebreos, y ahora estoy aquí en la cárcel, aunque no hice nada para merecerlo. Está hablando José. Cuando usted comienza a estudiar a José versículo por versículo, se puede dar cuenta lo que este joven atravesó. Hermano mire, es algo como para ponernos en las sandalias de José: sus hermanos comenzaron a envidiarlo desde la edad de 17 años, porque su padre le dio la túnica de colores. Los hermanos aborrecían a José, porque su padre lo amaba más a él, también por los sueños de José. Sus hermanos quisieron matarle, lo metieron a una cisterna (pozo) de agua, claro, estaba vacía. Fue vendido a los ismaelitas; luego fue comprado como esclavo para Potifar. La mujer de su amo, Potifar, puso los ojos sobre él y ella quiso acostarse en repetidas ocasiones con José. La esposa de su amo, lo acusa de violación, por no querer acostarse con ella y es enviado a la cárcel. José vivió ese calvario.
¡Quizás usted está atravesando o lleva ya un tiempo en su problema! Y cree que sus oraciones no son escuchadas o que el Señor no le contesta a usted. José le dice al copero: Acuérdate de mí y háblale al faraón, para que me saque de aquí. Pasaron trece años hermanos, ¿cómo cree usted que José se sintió? ¿Se ha sentido usted dejado, abandonado, desvalido o huérfano? Usted debe recordar que Dios no deja a nadie huérfano, pase lo que pase iglesia, no puede olvidar eso. Dice la palabra en Juan 14:18 (RV-60) No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Cuando yo estaba pequeño quizás como unos ocho años, tuve un sueño que se repetía en varias ocasiones hermano. Yo veía a mi mamá en un ataúd, yo recuerdo ese sueño. En el sueño yo llegaba de jugar y sentía que algo malo había pasado, en la medida que me acercaba a mi casa había personas vestidas de negro y una de ellas me decía: en ese ataúd está tu mamá. Muchas veces yo me levantaba llorando y gritando: ¿Por qué mi mamá? Hoy comprendo que en aquel entonces solamente mi mamá luchaba por la familia; y existía en mí el temor de que ella faltara y yo quedara huérfano con mis hermanos. Juan 14:18 (NTV): No los abandonaré como a huérfanos porque vendré a ustedes. No importa la sensación que usted tenga, la emoción que usted viva hermano; recuerde el Señor no nos dejará solo, Él vendrá con nosotros.
Isaías 49:14 (TL Actual) 14El pueblo de Jerusalén decía: Dios me abandonó, mi Dios se olvidó de mí. 15Pero Dios respondió: Jerusalén, ¿acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella olvidara, yo no me olvidaré de ti. Usted está con el pelo canoso, el que tiene pelo; y si le pide algo a su madre, ahí va la señora y se lo da. Dios pone ese ejemplo precioso, ¡Gloria a Dios que el Señor no se olvidará de nosotros! Sabiendo Dios que somos seres emocionales nos dice: “Aunque tus emociones te fallen, yo no te voy a fallar. Aunque te sientas solo en este país, yo estoy contigo. Aunque sientas que el mundo te da la espalda, yo estoy contigo.”
¿Qué pasaría si los papás lo dejaran a uno?
Salmos 27: 10 (NVI), Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos. La Biblia pone los amores más grandes de una familia, para hacerte ver que ni ellos que tuvieron una mamá sacrificada que hizo de todo hizo por sacarte adelante, se sintieron protegidos o seguros. Dios pone el ejemplo y dice: “Aunque ese papá que fue excelente contigo, aunque esa mamá que fue excelente contigo, te dé la espalda: Yo no te la voy a dar.” ¡Qué mejor seguridad que esa! Como cristianos debemos recordar que el Señor está conmigo (con usted) sin importar las circunstancia que esté atravesando. ¿Sabe cuánta gente se resintió con Dios dentro de las iglesias? Fueron muchos los resentidos, los que se sintieron abandonados.
¿Recuerda por qué Cristo fue a la cruz? Porque el objetivo principal era salvarnos de nuestros delitos y pecados. ¡No era venir y traer sanidad, no era y venir y darte el negocio que tú quieres! Cuando yo entienda que lo más importante es que yo vaya a la vida eterna con el Señor, me puedo morir mañana de un paro al corazón, de un derrame, en un accidente; que no importará mis logros como profesional. Lo importante es saber si mi nombre está escrito en el Libro de la Vida. Cristo fue a la cruz a llevar nuestros pecados para que nosotros seamos salvos a través de Él. La felicidad más grande de un cristiano, es la garantía de que cerrando los ojos aquí los voy a abrir delante de mi Señor. No porque me lo merezca, porque yo soy pecador igual que usted, sino por la Gracia del Señor.
Los cristianos no podemos vivir por emociones, los cristianos debemos de vivir por convicciones. Como Iglesia de Cristo no podemos dejarnos llevar por las emociones, por eso es importante cuidar hasta con quién se lleva usted, acérquese a los que siempre ven las cosas buenas de la vida. Cuando nosotros dejamos que las emociones nos gobiernen no vamos a ver lo que Dios tiene para nosotros. Por eso debemos estudiar la palabra de Dios de forma disciplinada, pensando bien lo que vamos a hacer, con oración, con la ayuda del Espíritu Santo.
El Señor sabe por qué hace las cosas. Recibir la palabra de Dios nos va ayudando a ser mejores cada día. Leer la Biblia lo va a transformar a usted en mejor persona, en mejor papá, en mejor madre, en un mejor cristiano; leer la palabra del Señor, es escuchar la voz de Dios.
Tenemos que aprender a contentarnos para no dejarnos llevar por las emociones. La Biblia nos habla de esto: Filipenses 4:11 (RV-60); No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Si hay alguien que le puede decir a usted: “hay que aprender a estar alegre en todo tiempo” es el apóstol Pablo. ¿Cuál es su situación? ¿Cuál es su enfermedad? ¿Cuál es su problema? Porque cuando uno medita en la palabra del Señor cualquier situación que usted tenga (enfermedad, adicción, hijos rebeldes), usted aprende a contentarse. El apóstol Pablo estaba preso.
En mi país cuando uno va a hacer visitas a las cárceles (a hacer un culto) lo hemos hecho con las pandillas y con reos comunes, es increíble cómo se contentan esas personas (claro los cristianos). Hay un gozo inmenso cuando las personas alaban al Señor, leen la Biblia, adoran. Esas personas que tienen condenas por decenas de años y hasta por cien años, no se dejan robar la paz que el Señor les da. Ellos me dijeron a mí: “Pastor yo estoy detenido dentro de cuatro paredes, pero estoy libre por la sangre del cordero; y por eso alabo al Señor.” Son personas que saben contentarse en toda situación, y eso es lo que tenemos que hacer nosotros. Esto no se logra en un día, hay que venir a la iglesia, hay que estudiar la Biblia para entenderla, hay que pasar pruebas, situaciones; y el contentamiento es el resultado de muchas experiencias.
Usted está diciendo todavía: “Pastor yo me siento solo.” Déjeme decirle algo hermano: Martín Lutero, el reformador del siglo XVI, en una ocasión estaba muy desanimado porque las cosas no estaban saliendo como ellos lo habían previsto. Su esposa Catalina lo vio, tan desanimado, y se le acercó preguntándole: ¿Qué tienes? Él no contestó. Su esposa fue a ponerse unos de los trajes negros que usaba para ir a un sepelio, justamente frente a Martín Lutero. Él le preguntó: ¿Quién se murió? Ella no contestó nada, solo lo miró; y él insistió con la pregunta. Minutos después la esposa le respondió: “Parece que el que ha muerto es Dios.” Martín Lutero inmediatamente cayó en cuenta y dijo: ¿Por qué estoy afligido? ¿Por qué mi preocupación, será que nuestro Dios ha muerto?
Para los que se están sintiendo solos: Dios es el ser más grande que hay, más grande que tu problema, que mi problema. Ningún problema es grande en las manos del Dios vivo. Lo único que tenemos que hacer es buscar más de Dios y esperar, porque los que esperan en el Señor, hermano, tendrán fuerzas como las águilas y volarán. Lo que hoy te está sacando lágrimas, mañana te va a traer alegría.
Incline su rostro, oremos al Señor.
Dice la palabra del Señor en el Salmos 13: 1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? David también sintió abandono. 2 ¿Hasta cuándo podré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
Hay tiempos de refrigerio y hay tiempos de dolor, pero Dios en su amor te tiene esta tarde aquí porque Él conoce el corazón de cada uno de nosotros. Él sabe que, aunque tú no lo has aceptado, en más de una ocasión, has sentido el abandono espiritual; y a Dios no puedes engañarlo, porque Él mira tu corazón.
Yo quiero orar por dos cosas en esta tarde: una es por tu vida y otra es por aquellos que Dios ha traído hoy acá con un propósito. Ayúdeme a orar.
Señor te damos gracias Dios, porque a pesar de nuestros sentimientos, de nuestras emociones, de sentirnos en ocasiones solos; tu palabra dice que tú vas a estar con nosotros por siempre. Así como David un día clamó porque se sentía abandonado, y nosotros también lo hemos hecho; sabemos que ya se hizo lo más grande: Que fue ir a la cruz por ti. Porque en esa cruz no tenía que estar Jesús, éramos tú y yo; pero Él lo hizo. Señor danos fuerzas para para poder salir adelante, para poder entender las situaciones. Padre ayúdanos. Señor ten misericordia, danos fuerza para seguir adelante. Gracias por tu palabra, ayúdanos a amar tu palabra, a buscar de tu palabra, a buscar de ti Señor.
Si usted está acá y no le ha entregado su vida a Jesús este es el momento. Dice la palabra (Mateo 11:28) Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Si usted está aquí con problemas, con necesidades, yo no puedo hacer nada, pero el Señor sí. Si usted no le ha entregado su vida a Jesús y siente que su vida no va para ningún lado, y siente que está como aquel náufrago, andando a la deriva, perdido, cansado y no le encuentra razón a su vida, Cristo te trajo esta tarde. Si usted no le ha entregado su vida a Jesús póngase de pie y entréguele su vida al Señor. Mis hermanos diáconos están en los pasillos para poder orar con usted y por usted. Si usted le va a entregar su vida a Jesús ore conmigo: “Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único y suficiente salvador personal. Creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Señor me arrepiento. Gracias doy a Dios por enviar a Jesús a morir en mi lugar. Gracias Señor.”
Padre bendícenos en esta semana, Señor bendícenos con tu amor, con tu presencia. Permite que, aunque esta mente nos quiere engañar, aunque el desánimo quiera llegar; podamos recordar que tú estás con nosotros, en Cristo Jesús: amén y amén.
¡Que Dios les bendiga iglesia!