Mejor que el oro y la plata
Febrero 05, 2023 – 1:30PM | Hechos 3:1-10 | Dr. David Rodríguez
TRANSCRIPCIÓN
Vamos a ir a la palabra de nuestro Señor y quiero pedirles que abran sus Biblias en el libro de los Hechos. El estudio de esta hora lo he titulado: “Mejor que el oro y la plata.”
Hechos 3: 1-10 (RV-60): 1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la hora de la oración. 2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día la puerta del templo que se llama a Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 5Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 6 Más Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. 9Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
Oremos al Señor: Padre pedimos que esta palabra tuya bendiga nuestras almas, nos ayude a fortalecer nuestra fe y crezcamos en el conocimiento precioso de las sagradas escrituras. Señor permite que podamos estar atentos a lo que tú quieras hablar a nuestro corazón. Te pedimos que nuestra mente, que nuestro corazón, no resista esta palabra Señor; sino que la hagamos nuestra. Háblanos al corazón Señor. Entendemos que cada vez que venimos a tu casa es para que tu palabra nos hable al corazón, y cada día que pasa podamos ser más semejantes a ti. Bendice a cada uno de mis amados hermanos, y a aquellos que han de escuchar en otra oportunidad este mensaje, en el nombre de Jesús te lo pedimos amén.
Tenemos un concepto de riquezas, se dice que todo el mundo quiere más de lo que tiene. A uno de los hombres más ricos del mundo, Rockefeller, cuando le preguntaron: ¿cuánto dinero es suficiente? Él siempre contestó lo mismo, él dijo: “Un poco más, un poco más, un poco más; ya lo tenía todo.”
Esta bendita palabra del Señor nos enseña que nosotros nos desvivimos en realidad por hacer riquezas aquí en la tierra, cuando la palabra de Dios dice claramente (Mateo 6:19): No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; y sino haceos tesoros en el cielo. Es decir, es una regla general que todos poseemos, porque si usted trabajó durante la semana, pues usted trabaja para eso ¿verdad? Para tener, para hacer, para ir; y no valoramos muchas veces esta enseñanza preciosa de las sagradas escrituras.
Quiero que reflexionemos en este pasaje de la escritura que hemos leído. Nos dice que en la puerta (la Hermosa) del templo había un hombre cojo de nacimiento pidiendo limosna. Un capítulo más adelante (capítulo 4) dice la palabra que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad tenía más de 40 años. Pedro con Juan, fijando en él los ojos le dijo: “míranos”. Si el hombre estaba pidiendo limosna, él esperaba que le dieran una limosna, por eso extiende su mano para recibirla. ¿Qué le dijo Pedro? 6 Más Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Y tomándole por la mano derecha le levantó. Mis queridos y amados hermanos, el poder de Dios es mejor que el oro y la plata. Pedro y Juan le dicen a este hombre: “Tú me pides una moneda, yo no tengo una moneda, yo no tengo oro, no tengo plata; pero te voy a dar algo que tiene mucho más valor que una moneda. En el nombre de Jesús de Nazaret: levántate y anda.
- El Poder de Dios.
El gran poder de Dios tiene más valor que el oro y la plata. El poder de una oración, la esperanza, la fe, el clamor de un pueblo. Miles de gente, a lo largo de estos treinta y cuatro años como iglesia, nos han dicho: “Sabemos que la iglesia estuvo orando por nosotros.” Milagros hemos visto a lo largo de estos años como resultados de la oración.
¿Por qué será que nosotros nos desvivimos tanto por hacer riquezas en esta tierra? Esto que les doy tiene más valor, esto es mucho mejor; el oro y la plata lo hacemos a un lado.
La Biblia no nos da garantía de que vamos a recibir todas las cosas que pedimos, pero una cosa yo he aprendido: En la vida cristiana es mejor estar en la voluntad de Dios, que recibir algo que Dios no nos quiere dar. Muchas veces nos ponemos necios, insistimos en lo mismo, y le pedimos a Dios: -Yo quiero esto, yo quiero esto y yo quiero esto. Dios te dice: –Eso no te conviene hijo, no te conviene, no te conviene. -Pero yo lo quiero, yo lo quiero. –¿Ah sí? Pues aquí está. Entonces a la vuelta de unos años: -Ay Señor, ¿por qué esta cruz tan pesada? ¿Y qué dice Dios? –No hombre, si vieras la que yo tenía para ti, podías con ella. Entonces quiere decir, que no hay garantía de que las oraciones que nosotros hagamos el Señor, Él las va a contestar de acuerdo a como nosotros queremos. Es por eso, que como creyentes maduros en la fe decimos: “Señor, pero que se haga tu voluntad y no la mía. Que se haga tu voluntad aquí en la tierra, como se hace en el cielo. Aunque no me guste, aunque no me parezca, aunque sea complicado, aunque sea difícil.” Tener a Dios de nuestro lado, es mucho mejor que cualquier fortuna del mundo. Es difícil, es complicadísimo.
Hay un tiempo donde nosotros tenemos la mirada puesta en las cosas materiales. Tiempo donde somos capaces de comprometer nuestra vida cristiana, de comprometer nuestra fe, de comprometer nuestros valores, de comprometer nuestros principios, con tal de lograr esa fortuna que tiene que ver con lo material. Es ahí donde nos olvidamos lo que dice la palabra de Dios: “Que lo espiritual es más valioso que el oro y la plata.
El poder de Dios es mejor que el oro y la plata. El poder de Dios, tener a Dios de nuestro lado, saber que nosotros en un momento de necesidad podemos volver nuestro rostro al cielo y clamar al Dios de la gloria; esa bendición no la tiene cualquier persona.”
Tú me pides una limosna, yo no tengo limosna, pero te voy a dar algo mejor que lo que me estás pidiendo; y lo que te voy a dar, te lo voy a dar en el nombre de Jesús de Nazaret. Porque nosotros no tenemos poder para sanar ni a una gallina siquiera, pero Dios tiene poder.
- La palabra de Dios.
El Salmos 19 tiene un título en el capítulo que dice: “Las obras y la palabra de Dios.” Salmos 19: 7, 10 (RV-60): 7La ley de Jehová es perfecta, que convierte al alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. 10Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. La ley de Jehová es la palabra de Dios, ¡Bendita sea la palabra del Señor! Es mucho mejor que el oro y la plata, mire usted, ¿te puedes imaginar? Esta palabra que tenemos frente a nosotros, usted no sabe la profundidad que hay en este libro. ¡Bendita sea la palabra de Dios! El poder que hay en esta palabra Santa. Este libro no es como cualquier libro, este libro tiene poder en el nombre de Dios. Se hace viva, es viva y eficaz; fíjate que no es letra muerta. Es más cortante que toda espada de dos filos, penetra hasta partir el alma. La misma Biblia dice que esta palabra discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
¿Cuántas veces ha venido usted al culto y usted le dice a su mujer (o a su marido): A mí me parece que tú le fuiste a contar al pastor, porque lo que está diciendo es lo que me está pasando exactamente? ¿Qué voy a andar queriendo saber lo que le está pasando a usted en su vida?
El libro recién salido del príncipe Harry rompió los récords de venta, en una sola semana vendió 3.2 millones de copias. ¿Por qué? Porque la gente quiere saber la vida de la realeza.
Este libro bendito (La Biblia) habla del Rey de reyes y Señor de señores, del creador de los cielos y la tierra; esto tiene más valor que el oro y la plata. Nos habla de cómo Jehová hizo las grandes lumbreras, cómo creó el sol, cómo creó la luna, cómo creó las estrellas. Este libro precioso nos habla de esas diez plagas que cayeron sobre Egipto. Nos habla de cómo Dios, en su inmenso poder, cerró la boca de los leones para que no le hicieran daño a su profeta, su siervo Daniel. Nos cuenta de la historia más grande que el hombre pueda conocer, de cómo el hijo de Dios estando con el Padre en la gloria, se hizo carne y habitó entre nosotros; y vimos su gloria como del unigénito Hijo de Dios. Nos habla de cómo Cristo estando en una cruz, tres días más tarde, resucitó de entre los muertos.
Salmos 119: 72 (RV-60): Mejor me es la ley de tu boca Que millares de oro y plata. Yo estoy más que seguro que si yo tuviera un lingote de oro aquí en este momento y la palabra; y le diera escoger a todos ustedes, ¿cuál de las dos cosas quieren? Yo le garantizo que habría más de alguno que preferiría el oro. ¿Pero qué dice la Biblia? Que es mejor el poder de Dios, es mejor la palabra de Dios.
- La sabiduría de Dios.
Proverbios 8: 17-19 (RV-60): Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan. 18Las riquezas y la honra están conmigo; Riquezas duraderas, y justicia. 19Mejor es mi fruto que el oro refinado y mi rédito mejor que la plata escogida. Aquí habla la sabiduría, la bendita palabra está diciendo que la sabiduría es mejor que el oro y la plata.
Tenemos una hermana aquí con nosotros que desde hace días estaba trabajando los domingos, y por lo tanto no podía venir a los servicios. Ahora cambió de trabajo por estar en la casa del Señor, ¿usted cree que Dios nos honra a los que le honran? Sin embargo, hay otras personas que dicen: “Yo lo siento mucho, yo he venido aquí a hacer dinero. Si mi jefe quiere que le trabaje todos los días, le trabajo.” Eso es fácil hermano, quédese con su trabajo. Ahora le digo una cosa: Conozco personas que han trabajado más de 20 años para una empresa, y una mañana determinada el jefe lo mandó a llamar para decirle: “no te necesito, gracias por tu trabajo.” Dios honra lo que le honran. La sabiduría es mejor que el oro y la plata
Proverbios 3:13 (RV-60): 13Bienaventurado el hombre que haya la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos, más que el oro fino. 15Más preciosa que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Está hablando de la sabiduría. Y, ¿dónde encontramos la bendita sabiduría? En este libro sagrado, en La Biblia.
Proverbios 16:16 (RV-60): Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
Yo respeto la decisión de cada persona, lo que quieran hacer y cómo lo quieran hacer; pero déjeme decirles: Las personas que dicen que no vienen a la iglesia el miércoles porque el culto termina muy tarde y tienen que acostar los niños temprano; el evangelio da sabiduría, la palabra da sabiduría. Yo creo que una hora y media, aproximadamente, en la casa del Señor lo hace usted más inteligente. Y no porque lo diga yo, porque la ley de Jehová hace sabio al sencillo. La ley de Jehová lo hace a usted más sabio que sus enemigos.
La sabiduría te hace inteligente. Te hace una persona entendida, de discernimiento, de prudencia. La palabra del Señor te hace cauteloso, comedido. La sabiduría es mejor que el oro y la plata. Te hace una persona moderada, una persona discreta, una persona culta, una persona llena de conocimiento. Te hace maduro, sensato, temeroso de Dios. La sabiduría del Señor te da lucidez, te da buen juicio. Todo esto es lo que se pierde en las personas cuando prefieren quedarse en su casa y no venir a la casa del Señor. Es que es que nos movemos en el mundo espiritual; y si la Biblia dice que esto es mucho mejor que el oro y la plata, quiere decir que estamos enriquecidos amado mío.
Es maravillosa la filosofía de esto, ¿por qué? Porque esta palabra te da contentamiento y va en contra, incluso de la cultura en la que nosotros vivimos. Fíjate, que las personas más ricas, las más millonarias, de este mundo no se visten con ropa fina, te lo dicen los mismos vendedores. Nosotros, los aguacateros, somos los que andamos buscando las marcas, porque pensamos que la marca nos va a hacer lucir diferentes.
Te da contentamiento porque llegas al punto de decir: ¡Mira qué zapatos más bonitos! Pero ya tengo otros seis pares en la casa, ¿para qué más? ¡Ni que fuera cien pies! No los necesito. No hay cosa más difícil que gente insatisfecha, jamás se puede satisfacer a un barril sin fondo, nunca. Personas que no están contentas con la casa donde viven, no están contentos con el carro que tienen, no están contentas con el trabajo que tienen, no está contento con nada; y piensan que si se van a vivir a París la vida de ellos cambiaría.
Aquí hay sabiduría en esta palabra bendita, sabiduría, discernimiento. Personas que se han llenado de sabiduría viven ahora vidas de mayor satisfacción. Aquellos que nunca tomó en cuenta la sabiduría han tropezado de nuevo con la misma piedra.
- Buen nombre. (Buena reputación, fama.)
Proverbios 22:1 (RV-60): De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, Y la buena fama más que la plata y el oro.
Proverbios 22:1 (NVI): Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación.
¿De qué manera se le conoce primordialmente a usted? ¡Qué si ese fulano es un gran Haragán! ¡Haz fama y échate a dormir! La Biblia dice que vale más la buena reputación, ¿qué se dice de usted? ¿Qué se sabe de usted? ¿Qué es lo que sus amistades no se atreven a decirle? Que es una persona irresponsable, que es un borracho, que es un insensato, que es un necio, que es un testarudo, que es una persona irracional. Dice la palabra de Dios que la buena reputación es mejor que todas las riquezas del mundo.
- La Fe.
1 Pedro 1:7 (RV-60): Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. ¡Aleluya! ¡Mira cuántas riquezas tenemos! No podemos decir que somos pobres, porque de acuerdo a la bendita palabra del Señor tenemos muchas riquezas ¡Gloria a Dios! ¡Qué bueno, gracias a Dios!
Hay un dicho por ahí que dice: “El que pierde dinero pierde mucho, quien pierde a un amigo pierde más; pero el que pierde la fe lo pierde todo.” La fe de un creyente debe ser una fe inquebrantable. La fe de un creyente debe ser una fe que no puede ser negociada con nada. La fe del cristiano debe ser firme, debe ser férrea, debe ser alimentada, debe ser nutrida. La Biblia dice (Hebreos 11:6): Sin fe es imposible agradar a Dios. La fe del creyente debe ser lo más importante que pueda haber.
Mientras se estaba saludando a las personas que están por primera vez, yo me preguntaba: ¿Cuántas de las personas que están en nuestra iglesia por primera vez, vendrán de una iglesia? Hay cantidad de personas que después de los servicios los domingos me buscan para decirme: “Pastor vengo a saludarlo. Yo soy creyente por la gracia de Dios. Mi pastor se llama “fulano de tal”, yo me congrego en la Ciudad de México en “tal iglesia”. He venido a estudiar acá y mi pastor me recomendó congregarme nada más llegara y me sugirió esta iglesia. Estoy a la orden, pastor.” ¡Qué lindo! ¡Qué maravilla la fe por la que vivimos! Sin embargo, usted conoce a otras personas que es todo lo contrario.
La fe no se cambia por nada ni por nadie, o la tenemos o no la tenemos. Eso es lo que nos identifica, nuestra fe. Somos hijos de Dios por la gracia del Señor, por la gracia de Dios. Hasta la manera de hablar, de actuar, habla de nuestra fe. No se puede negociar el día domingo, ese es el día de ir a la casa del Señor. No es día de visitar a los familiares. Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.
- La salvación.
Marcos 8: 36 (RV-60) dice: Porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? Esto es el valor que tiene nuestra salvación. ¡Alabado sea Dios! Que puso sus ojos en nosotros sin merecerlo. Por gracia nada más, por misericordia nada más. ¡Bendito sea Dios! Él por su gracia y misericordia, puso los ojos en nosotros, nos salvó, nos redimió, nos justificó, nos glorificó; para honra y gloria de su Santo nombre. ¿De qué sirve si gano todo el mundo, de qué sirve?
Hay personas que dicen: “Mi hija(o) se casó con un(a) ingeniero(a), y compraron una casa tremenda. Cantidad de cuartos, piscina, vista al mar, cantidad de autos que tienen.” ¡Qué lindo, qué bueno, gracias a Dios” Y cuénteme: ¿dónde se congrega su hija(o)? No, ella (él) no se congregan. Déjeme decirle hermano(a), no es malo tener nada de estas cosas; pero sin Dios no vale nada.
Yo le digo al Señor: Yo esta vida sin Dios no la quiero, no la necesito, no me importa, no me interesa. Yo no quiero nada sin Él. Yo disfruto mi carro porque tengo a Dios. Yo disfruto mi familia porque tengo a Dios. Disfruto de mis hijos porque tengo a Dios. Disfruto en mi casa porque tengo a Dios. Disfruto mi vida porque tengo a Dios. Disfruto lo que hago porque tengo a Dios; pero si no tengo a Dios, no necesito, ni quiero nada. No tendría ni propósito vivir.
La vida se acaba en cualquier momento, en cualquier instante se acaba. ¿Te das cuenta lo valioso que es nuestra fe iglesia? ¡Por amor de Dios! El valor que tiene nuestra fe, el valor que tiene nuestra salvación. ¡Bendito sea el Señor!
- La buena conciencia.
Mateo 27:5 (RV-60): Y arrojando piezas de plata en el templo, salió y fue y se ahorcó.
Judas traicionó a Jesucristo por dinero, es decir Judas no supo valorar la diferencia entre: tener al autor de la vida y treinta simples monedas de plata. Fíjese lo que es la ironía de la vida, al final del día Judas se escapó, fue a hablar con los principales y negoció la ubicación de Jesús por treinta monedas de platas. Sin saber que una buena conciencia es mejor que todo el oro y toda la plata del mundo. Y una buena conciencia, fue lo que no tuvo Judas.
Es importante saber que estamos haciendo las cosas bien, que no le hemos fallado a nadie, que hablamos con la verdad, que no somos hipócritas, que no hablamos mal de nadie. Recuerde algo hermano, a Dios no se le escapa nada, créame, tarde o temprano la factura llega; de que llega, llega. No hay nada como una buena conciencia.
- La sangre de Cristo.
1 Pedro 1:18-19 (NVI): 18Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, 19 sino la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto. ¡Gloria a Dios! Es que por la sangre de Cristo nuestros pecados han sido perdonados, ¡Aleluya!
Si no fuese por la sangre preciosa de Jesús andaríamos cargando con nuestros pecados. Pero la sangre de Jesucristo nos ha perdonado, nos ha limpiado, nos ha purificado. Nosotros no hemos sido limpios, ni somos salvos por algo que perece como el oro y la plata; sino por la sangre del cordero de Dios que fue derramada en la cruz del Calvario ¡Gloria al Señor! ¡Gloria a Dios!
Mateo 6: 19- 21 (RV-60): 19No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21Porque donde esté vuestro tesoro, ahí estará también vuestro corazón.
Mateo 6:33 (RV-60) Más buscada primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Acordémonos cuando pusimos un pie en Canadá por la primera vez, algunos con una mano adelante y otra atrás, con un futuro incierto como mucha gente. Pero ahora han pasado muchos años y al echar un vistazo atrás, vemos la mano gloriosa de Dios con nosotros; vemos la mano de Dios sosteniéndonos, guardándonos, bendiciéndonos en todo nuestro camino.
Ahora entiendo cuando el apóstol Pablo dijo (Filipenses 3:8 RV-60): Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdidas por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. Tenemos grandes riquezas espirituales, y la mayor riqueza que podemos tener es el conocimiento de Jesús, nuestro bendito Señor y Salvador.
Si usted tiene a Cristo en el corazón no le falta nada, no le falta nada. Pero si usted no tiene una relación personal con Cristo, a usted le falta todo.
Hay una hay un pensamiento en las redes sociales que me gusta mucho. El pensamiento dice más o menos así: “Cuando Dios creó los árboles, le habló a la tierra. Cuando Dios creó los peces, le habló al mar. Pero cuando Dios creó a los hombres, se habló a sí mismo. Si usted saca el árbol de la tierra, el árbol se muere; pero la tierra sigue siendo tierra. Si usted saca al pez del agua, el pez se muere; pero el mar sigue siendo mar. Y si usted aparta al hombre de Dios, el hombre se muere y Dios sigue siendo Dios.” Eso quiere decir que el hombre sin Dios no es nada. El hombre tiene en su interior un vacío con la forma de Dios, y vamos a buscar por todos lados, en la filosofía, en cualquier lugar la satisfacción del alma; pero el alma nunca va a estar satisfecha hasta que Cristo no venga a vivir en su corazón.
Incline su rostro oremos al señor:
Padre querido te damos gracias por tu palabra. Te adoramos Señor, bendecimos tu nombre. En esta tarde reconocemos las inmensas riquezas que tú nos has dado. Bien Dice tu palabra que algunas personas tienen muchas riquezas y viven como pobres. Gracias por la salvación. Gracias por Jesucristo, nuestro Señor. Gracias por tu bendita sangre preciosa. Gracias por todos los regalos que tú nos has dado. Señor te alabamos, te bendecimos, sabemos que esos regalos vienen de tu mano gloriosa, de tu mano preciosa, gracias.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en su corazón, y siente que necesita a Dios en su vida, que quiere comenzar una vida nueva con Dios en su vida, con Dios en su corazón. Si hay alguien que quiere entregarle su corazón a Jesucristo, a nosotros nos encantaría orar con usted. Si hay alguna persona yo le invito donde está para que levante su mano o se ponga de pie, alguien se va a acercar a usted para orar con usted, para platicar con usted. Para decirle de qué manera usted puede comenzar una vida nueva con el Señor. ¡Venga a los pies de Cristo Jesús! Usted que nos mira por las redes sociales, usted también puede hacer lo mismo a través de una oración de fe, dígale al Señor: “Señor en este día te entrego mi corazón. Te entrego mi vida. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias Señor por poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa para el perdón de mis pecados. En este día te recibo como mi Señor y mi Salvador personal.” Si usted hizo esta oración yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido gracias por permitirnos adorarte, exaltar tu nombre, juntos como un solo cuerpo. En este día te alabamos, te bendecimos en el nombre de Jesús; amén y amén.
Que la paz de Cristo les acompañe. Que Dios me los bendiga.
Mejor que el oro y la plata
Febrero 05, 2023 – 1:30PM | Hechos 3:1-10 | Dr. David Rodríguez
Etiquetas: febrero 2023, hechos, pastor david rodriguez, transcripcion
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a ir a la palabra de nuestro Señor y quiero pedirles que abran sus Biblias en el libro de los Hechos. El estudio de esta hora lo he titulado: “Mejor que el oro y la plata.”
Hechos 3: 1-10 (RV-60): 1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la hora de la oración. 2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día la puerta del templo que se llama a Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 5Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 6 Más Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. 9Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
Oremos al Señor: Padre pedimos que esta palabra tuya bendiga nuestras almas, nos ayude a fortalecer nuestra fe y crezcamos en el conocimiento precioso de las sagradas escrituras. Señor permite que podamos estar atentos a lo que tú quieras hablar a nuestro corazón. Te pedimos que nuestra mente, que nuestro corazón, no resista esta palabra Señor; sino que la hagamos nuestra. Háblanos al corazón Señor. Entendemos que cada vez que venimos a tu casa es para que tu palabra nos hable al corazón, y cada día que pasa podamos ser más semejantes a ti. Bendice a cada uno de mis amados hermanos, y a aquellos que han de escuchar en otra oportunidad este mensaje, en el nombre de Jesús te lo pedimos amén.
Tenemos un concepto de riquezas, se dice que todo el mundo quiere más de lo que tiene. A uno de los hombres más ricos del mundo, Rockefeller, cuando le preguntaron: ¿cuánto dinero es suficiente? Él siempre contestó lo mismo, él dijo: “Un poco más, un poco más, un poco más; ya lo tenía todo.”
Esta bendita palabra del Señor nos enseña que nosotros nos desvivimos en realidad por hacer riquezas aquí en la tierra, cuando la palabra de Dios dice claramente (Mateo 6:19): No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; y sino haceos tesoros en el cielo. Es decir, es una regla general que todos poseemos, porque si usted trabajó durante la semana, pues usted trabaja para eso ¿verdad? Para tener, para hacer, para ir; y no valoramos muchas veces esta enseñanza preciosa de las sagradas escrituras.
Quiero que reflexionemos en este pasaje de la escritura que hemos leído. Nos dice que en la puerta (la Hermosa) del templo había un hombre cojo de nacimiento pidiendo limosna. Un capítulo más adelante (capítulo 4) dice la palabra que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad tenía más de 40 años. Pedro con Juan, fijando en él los ojos le dijo: “míranos”. Si el hombre estaba pidiendo limosna, él esperaba que le dieran una limosna, por eso extiende su mano para recibirla. ¿Qué le dijo Pedro? 6 Más Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Y tomándole por la mano derecha le levantó. Mis queridos y amados hermanos, el poder de Dios es mejor que el oro y la plata. Pedro y Juan le dicen a este hombre: “Tú me pides una moneda, yo no tengo una moneda, yo no tengo oro, no tengo plata; pero te voy a dar algo que tiene mucho más valor que una moneda. En el nombre de Jesús de Nazaret: levántate y anda.
- El Poder de Dios.
El gran poder de Dios tiene más valor que el oro y la plata. El poder de una oración, la esperanza, la fe, el clamor de un pueblo. Miles de gente, a lo largo de estos treinta y cuatro años como iglesia, nos han dicho: “Sabemos que la iglesia estuvo orando por nosotros.” Milagros hemos visto a lo largo de estos años como resultados de la oración.
¿Por qué será que nosotros nos desvivimos tanto por hacer riquezas en esta tierra? Esto que les doy tiene más valor, esto es mucho mejor; el oro y la plata lo hacemos a un lado.
La Biblia no nos da garantía de que vamos a recibir todas las cosas que pedimos, pero una cosa yo he aprendido: En la vida cristiana es mejor estar en la voluntad de Dios, que recibir algo que Dios no nos quiere dar. Muchas veces nos ponemos necios, insistimos en lo mismo, y le pedimos a Dios: -Yo quiero esto, yo quiero esto y yo quiero esto. Dios te dice: –Eso no te conviene hijo, no te conviene, no te conviene. -Pero yo lo quiero, yo lo quiero. –¿Ah sí? Pues aquí está. Entonces a la vuelta de unos años: -Ay Señor, ¿por qué esta cruz tan pesada? ¿Y qué dice Dios? –No hombre, si vieras la que yo tenía para ti, podías con ella. Entonces quiere decir, que no hay garantía de que las oraciones que nosotros hagamos el Señor, Él las va a contestar de acuerdo a como nosotros queremos. Es por eso, que como creyentes maduros en la fe decimos: “Señor, pero que se haga tu voluntad y no la mía. Que se haga tu voluntad aquí en la tierra, como se hace en el cielo. Aunque no me guste, aunque no me parezca, aunque sea complicado, aunque sea difícil.” Tener a Dios de nuestro lado, es mucho mejor que cualquier fortuna del mundo. Es difícil, es complicadísimo.
Hay un tiempo donde nosotros tenemos la mirada puesta en las cosas materiales. Tiempo donde somos capaces de comprometer nuestra vida cristiana, de comprometer nuestra fe, de comprometer nuestros valores, de comprometer nuestros principios, con tal de lograr esa fortuna que tiene que ver con lo material. Es ahí donde nos olvidamos lo que dice la palabra de Dios: “Que lo espiritual es más valioso que el oro y la plata.
El poder de Dios es mejor que el oro y la plata. El poder de Dios, tener a Dios de nuestro lado, saber que nosotros en un momento de necesidad podemos volver nuestro rostro al cielo y clamar al Dios de la gloria; esa bendición no la tiene cualquier persona.”
Tú me pides una limosna, yo no tengo limosna, pero te voy a dar algo mejor que lo que me estás pidiendo; y lo que te voy a dar, te lo voy a dar en el nombre de Jesús de Nazaret. Porque nosotros no tenemos poder para sanar ni a una gallina siquiera, pero Dios tiene poder.
- La palabra de Dios.
El Salmos 19 tiene un título en el capítulo que dice: “Las obras y la palabra de Dios.” Salmos 19: 7, 10 (RV-60): 7La ley de Jehová es perfecta, que convierte al alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. 10Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. La ley de Jehová es la palabra de Dios, ¡Bendita sea la palabra del Señor! Es mucho mejor que el oro y la plata, mire usted, ¿te puedes imaginar? Esta palabra que tenemos frente a nosotros, usted no sabe la profundidad que hay en este libro. ¡Bendita sea la palabra de Dios! El poder que hay en esta palabra Santa. Este libro no es como cualquier libro, este libro tiene poder en el nombre de Dios. Se hace viva, es viva y eficaz; fíjate que no es letra muerta. Es más cortante que toda espada de dos filos, penetra hasta partir el alma. La misma Biblia dice que esta palabra discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
¿Cuántas veces ha venido usted al culto y usted le dice a su mujer (o a su marido): A mí me parece que tú le fuiste a contar al pastor, porque lo que está diciendo es lo que me está pasando exactamente? ¿Qué voy a andar queriendo saber lo que le está pasando a usted en su vida?
El libro recién salido del príncipe Harry rompió los récords de venta, en una sola semana vendió 3.2 millones de copias. ¿Por qué? Porque la gente quiere saber la vida de la realeza.
Este libro bendito (La Biblia) habla del Rey de reyes y Señor de señores, del creador de los cielos y la tierra; esto tiene más valor que el oro y la plata. Nos habla de cómo Jehová hizo las grandes lumbreras, cómo creó el sol, cómo creó la luna, cómo creó las estrellas. Este libro precioso nos habla de esas diez plagas que cayeron sobre Egipto. Nos habla de cómo Dios, en su inmenso poder, cerró la boca de los leones para que no le hicieran daño a su profeta, su siervo Daniel. Nos cuenta de la historia más grande que el hombre pueda conocer, de cómo el hijo de Dios estando con el Padre en la gloria, se hizo carne y habitó entre nosotros; y vimos su gloria como del unigénito Hijo de Dios. Nos habla de cómo Cristo estando en una cruz, tres días más tarde, resucitó de entre los muertos.
Salmos 119: 72 (RV-60): Mejor me es la ley de tu boca Que millares de oro y plata. Yo estoy más que seguro que si yo tuviera un lingote de oro aquí en este momento y la palabra; y le diera escoger a todos ustedes, ¿cuál de las dos cosas quieren? Yo le garantizo que habría más de alguno que preferiría el oro. ¿Pero qué dice la Biblia? Que es mejor el poder de Dios, es mejor la palabra de Dios.
- La sabiduría de Dios.
Proverbios 8: 17-19 (RV-60): Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan. 18Las riquezas y la honra están conmigo; Riquezas duraderas, y justicia. 19Mejor es mi fruto que el oro refinado y mi rédito mejor que la plata escogida. Aquí habla la sabiduría, la bendita palabra está diciendo que la sabiduría es mejor que el oro y la plata.
Tenemos una hermana aquí con nosotros que desde hace días estaba trabajando los domingos, y por lo tanto no podía venir a los servicios. Ahora cambió de trabajo por estar en la casa del Señor, ¿usted cree que Dios nos honra a los que le honran? Sin embargo, hay otras personas que dicen: “Yo lo siento mucho, yo he venido aquí a hacer dinero. Si mi jefe quiere que le trabaje todos los días, le trabajo.” Eso es fácil hermano, quédese con su trabajo. Ahora le digo una cosa: Conozco personas que han trabajado más de 20 años para una empresa, y una mañana determinada el jefe lo mandó a llamar para decirle: “no te necesito, gracias por tu trabajo.” Dios honra lo que le honran. La sabiduría es mejor que el oro y la plata
Proverbios 3:13 (RV-60): 13Bienaventurado el hombre que haya la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos, más que el oro fino. 15Más preciosa que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Está hablando de la sabiduría. Y, ¿dónde encontramos la bendita sabiduría? En este libro sagrado, en La Biblia.
Proverbios 16:16 (RV-60): Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
Yo respeto la decisión de cada persona, lo que quieran hacer y cómo lo quieran hacer; pero déjeme decirles: Las personas que dicen que no vienen a la iglesia el miércoles porque el culto termina muy tarde y tienen que acostar los niños temprano; el evangelio da sabiduría, la palabra da sabiduría. Yo creo que una hora y media, aproximadamente, en la casa del Señor lo hace usted más inteligente. Y no porque lo diga yo, porque la ley de Jehová hace sabio al sencillo. La ley de Jehová lo hace a usted más sabio que sus enemigos.
La sabiduría te hace inteligente. Te hace una persona entendida, de discernimiento, de prudencia. La palabra del Señor te hace cauteloso, comedido. La sabiduría es mejor que el oro y la plata. Te hace una persona moderada, una persona discreta, una persona culta, una persona llena de conocimiento. Te hace maduro, sensato, temeroso de Dios. La sabiduría del Señor te da lucidez, te da buen juicio. Todo esto es lo que se pierde en las personas cuando prefieren quedarse en su casa y no venir a la casa del Señor. Es que es que nos movemos en el mundo espiritual; y si la Biblia dice que esto es mucho mejor que el oro y la plata, quiere decir que estamos enriquecidos amado mío.
Es maravillosa la filosofía de esto, ¿por qué? Porque esta palabra te da contentamiento y va en contra, incluso de la cultura en la que nosotros vivimos. Fíjate, que las personas más ricas, las más millonarias, de este mundo no se visten con ropa fina, te lo dicen los mismos vendedores. Nosotros, los aguacateros, somos los que andamos buscando las marcas, porque pensamos que la marca nos va a hacer lucir diferentes.
Te da contentamiento porque llegas al punto de decir: ¡Mira qué zapatos más bonitos! Pero ya tengo otros seis pares en la casa, ¿para qué más? ¡Ni que fuera cien pies! No los necesito. No hay cosa más difícil que gente insatisfecha, jamás se puede satisfacer a un barril sin fondo, nunca. Personas que no están contentas con la casa donde viven, no están contentos con el carro que tienen, no están contentas con el trabajo que tienen, no está contento con nada; y piensan que si se van a vivir a París la vida de ellos cambiaría.
Aquí hay sabiduría en esta palabra bendita, sabiduría, discernimiento. Personas que se han llenado de sabiduría viven ahora vidas de mayor satisfacción. Aquellos que nunca tomó en cuenta la sabiduría han tropezado de nuevo con la misma piedra.
- Buen nombre. (Buena reputación, fama.)
Proverbios 22:1 (RV-60): De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, Y la buena fama más que la plata y el oro.
Proverbios 22:1 (NVI): Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación.
¿De qué manera se le conoce primordialmente a usted? ¡Qué si ese fulano es un gran Haragán! ¡Haz fama y échate a dormir! La Biblia dice que vale más la buena reputación, ¿qué se dice de usted? ¿Qué se sabe de usted? ¿Qué es lo que sus amistades no se atreven a decirle? Que es una persona irresponsable, que es un borracho, que es un insensato, que es un necio, que es un testarudo, que es una persona irracional. Dice la palabra de Dios que la buena reputación es mejor que todas las riquezas del mundo.
- La Fe.
1 Pedro 1:7 (RV-60): Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. ¡Aleluya! ¡Mira cuántas riquezas tenemos! No podemos decir que somos pobres, porque de acuerdo a la bendita palabra del Señor tenemos muchas riquezas ¡Gloria a Dios! ¡Qué bueno, gracias a Dios!
Hay un dicho por ahí que dice: “El que pierde dinero pierde mucho, quien pierde a un amigo pierde más; pero el que pierde la fe lo pierde todo.” La fe de un creyente debe ser una fe inquebrantable. La fe de un creyente debe ser una fe que no puede ser negociada con nada. La fe del cristiano debe ser firme, debe ser férrea, debe ser alimentada, debe ser nutrida. La Biblia dice (Hebreos 11:6): Sin fe es imposible agradar a Dios. La fe del creyente debe ser lo más importante que pueda haber.
Mientras se estaba saludando a las personas que están por primera vez, yo me preguntaba: ¿Cuántas de las personas que están en nuestra iglesia por primera vez, vendrán de una iglesia? Hay cantidad de personas que después de los servicios los domingos me buscan para decirme: “Pastor vengo a saludarlo. Yo soy creyente por la gracia de Dios. Mi pastor se llama “fulano de tal”, yo me congrego en la Ciudad de México en “tal iglesia”. He venido a estudiar acá y mi pastor me recomendó congregarme nada más llegara y me sugirió esta iglesia. Estoy a la orden, pastor.” ¡Qué lindo! ¡Qué maravilla la fe por la que vivimos! Sin embargo, usted conoce a otras personas que es todo lo contrario.
La fe no se cambia por nada ni por nadie, o la tenemos o no la tenemos. Eso es lo que nos identifica, nuestra fe. Somos hijos de Dios por la gracia del Señor, por la gracia de Dios. Hasta la manera de hablar, de actuar, habla de nuestra fe. No se puede negociar el día domingo, ese es el día de ir a la casa del Señor. No es día de visitar a los familiares. Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.
- La salvación.
Marcos 8: 36 (RV-60) dice: Porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? Esto es el valor que tiene nuestra salvación. ¡Alabado sea Dios! Que puso sus ojos en nosotros sin merecerlo. Por gracia nada más, por misericordia nada más. ¡Bendito sea Dios! Él por su gracia y misericordia, puso los ojos en nosotros, nos salvó, nos redimió, nos justificó, nos glorificó; para honra y gloria de su Santo nombre. ¿De qué sirve si gano todo el mundo, de qué sirve?
Hay personas que dicen: “Mi hija(o) se casó con un(a) ingeniero(a), y compraron una casa tremenda. Cantidad de cuartos, piscina, vista al mar, cantidad de autos que tienen.” ¡Qué lindo, qué bueno, gracias a Dios” Y cuénteme: ¿dónde se congrega su hija(o)? No, ella (él) no se congregan. Déjeme decirle hermano(a), no es malo tener nada de estas cosas; pero sin Dios no vale nada.
Yo le digo al Señor: Yo esta vida sin Dios no la quiero, no la necesito, no me importa, no me interesa. Yo no quiero nada sin Él. Yo disfruto mi carro porque tengo a Dios. Yo disfruto mi familia porque tengo a Dios. Disfruto de mis hijos porque tengo a Dios. Disfruto en mi casa porque tengo a Dios. Disfruto mi vida porque tengo a Dios. Disfruto lo que hago porque tengo a Dios; pero si no tengo a Dios, no necesito, ni quiero nada. No tendría ni propósito vivir.
La vida se acaba en cualquier momento, en cualquier instante se acaba. ¿Te das cuenta lo valioso que es nuestra fe iglesia? ¡Por amor de Dios! El valor que tiene nuestra fe, el valor que tiene nuestra salvación. ¡Bendito sea el Señor!
- La buena conciencia.
Mateo 27:5 (RV-60): Y arrojando piezas de plata en el templo, salió y fue y se ahorcó.
Judas traicionó a Jesucristo por dinero, es decir Judas no supo valorar la diferencia entre: tener al autor de la vida y treinta simples monedas de plata. Fíjese lo que es la ironía de la vida, al final del día Judas se escapó, fue a hablar con los principales y negoció la ubicación de Jesús por treinta monedas de platas. Sin saber que una buena conciencia es mejor que todo el oro y toda la plata del mundo. Y una buena conciencia, fue lo que no tuvo Judas.
Es importante saber que estamos haciendo las cosas bien, que no le hemos fallado a nadie, que hablamos con la verdad, que no somos hipócritas, que no hablamos mal de nadie. Recuerde algo hermano, a Dios no se le escapa nada, créame, tarde o temprano la factura llega; de que llega, llega. No hay nada como una buena conciencia.
- La sangre de Cristo.
1 Pedro 1:18-19 (NVI): 18Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, 19 sino la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto. ¡Gloria a Dios! Es que por la sangre de Cristo nuestros pecados han sido perdonados, ¡Aleluya!
Si no fuese por la sangre preciosa de Jesús andaríamos cargando con nuestros pecados. Pero la sangre de Jesucristo nos ha perdonado, nos ha limpiado, nos ha purificado. Nosotros no hemos sido limpios, ni somos salvos por algo que perece como el oro y la plata; sino por la sangre del cordero de Dios que fue derramada en la cruz del Calvario ¡Gloria al Señor! ¡Gloria a Dios!
Mateo 6: 19- 21 (RV-60): 19No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21Porque donde esté vuestro tesoro, ahí estará también vuestro corazón.
Mateo 6:33 (RV-60) Más buscada primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Acordémonos cuando pusimos un pie en Canadá por la primera vez, algunos con una mano adelante y otra atrás, con un futuro incierto como mucha gente. Pero ahora han pasado muchos años y al echar un vistazo atrás, vemos la mano gloriosa de Dios con nosotros; vemos la mano de Dios sosteniéndonos, guardándonos, bendiciéndonos en todo nuestro camino.
Ahora entiendo cuando el apóstol Pablo dijo (Filipenses 3:8 RV-60): Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdidas por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. Tenemos grandes riquezas espirituales, y la mayor riqueza que podemos tener es el conocimiento de Jesús, nuestro bendito Señor y Salvador.
Si usted tiene a Cristo en el corazón no le falta nada, no le falta nada. Pero si usted no tiene una relación personal con Cristo, a usted le falta todo.
Hay una hay un pensamiento en las redes sociales que me gusta mucho. El pensamiento dice más o menos así: “Cuando Dios creó los árboles, le habló a la tierra. Cuando Dios creó los peces, le habló al mar. Pero cuando Dios creó a los hombres, se habló a sí mismo. Si usted saca el árbol de la tierra, el árbol se muere; pero la tierra sigue siendo tierra. Si usted saca al pez del agua, el pez se muere; pero el mar sigue siendo mar. Y si usted aparta al hombre de Dios, el hombre se muere y Dios sigue siendo Dios.” Eso quiere decir que el hombre sin Dios no es nada. El hombre tiene en su interior un vacío con la forma de Dios, y vamos a buscar por todos lados, en la filosofía, en cualquier lugar la satisfacción del alma; pero el alma nunca va a estar satisfecha hasta que Cristo no venga a vivir en su corazón.
Incline su rostro oremos al señor:
Padre querido te damos gracias por tu palabra. Te adoramos Señor, bendecimos tu nombre. En esta tarde reconocemos las inmensas riquezas que tú nos has dado. Bien Dice tu palabra que algunas personas tienen muchas riquezas y viven como pobres. Gracias por la salvación. Gracias por Jesucristo, nuestro Señor. Gracias por tu bendita sangre preciosa. Gracias por todos los regalos que tú nos has dado. Señor te alabamos, te bendecimos, sabemos que esos regalos vienen de tu mano gloriosa, de tu mano preciosa, gracias.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en su corazón, y siente que necesita a Dios en su vida, que quiere comenzar una vida nueva con Dios en su vida, con Dios en su corazón. Si hay alguien que quiere entregarle su corazón a Jesucristo, a nosotros nos encantaría orar con usted. Si hay alguna persona yo le invito donde está para que levante su mano o se ponga de pie, alguien se va a acercar a usted para orar con usted, para platicar con usted. Para decirle de qué manera usted puede comenzar una vida nueva con el Señor. ¡Venga a los pies de Cristo Jesús! Usted que nos mira por las redes sociales, usted también puede hacer lo mismo a través de una oración de fe, dígale al Señor: “Señor en este día te entrego mi corazón. Te entrego mi vida. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias Señor por poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa para el perdón de mis pecados. En este día te recibo como mi Señor y mi Salvador personal.” Si usted hizo esta oración yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido gracias por permitirnos adorarte, exaltar tu nombre, juntos como un solo cuerpo. En este día te alabamos, te bendecimos en el nombre de Jesús; amén y amén.
Que la paz de Cristo les acompañe. Que Dios me los bendiga.