¿Cree usted en el Hijo de Dios?
febrero 6, 2022 – 1:30pm | Juan 9: 1-17 | Dr David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
La semana pasada estudiamos el Capítulo 6 del Evangelio según San Juan. En el Capítulo 6 estudiamos como Jesús multiplicó los peces y los panes, y se declaró ser el pan de vida, dijo: “Yo soy el pan de vida”. Recordemos que en ese entonces Jesús estaba en el lado Norte de Israel, en el Mar de Galilea, pues porque había ido al otro lado del mar. Allí había ejecutado el milagro de La Multiplicación de los Panes. Dice la escritura que el siguiente día la gente vino a este lado del río, del lago, a buscar a Jesús y le hicieron una pregunta, le dijeron: Señor, ¿Cómo llegaste acá? Y el Señor, que conoce los corazones, les dijo: “ustedes me buscan porque les di de comer…” Y ahí se desenvuelve el capítulo, y vimos varias cosas del Capítulo 6, que es el más largo de todo el Evangelio de Juan; y se desarrolla una serie de situaciones, a tal grado que dice el 6:66: Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Los discípulos dijeron dura es esta palabra y el Señor se vuelve a sus discípulos y les dice: “¿Acaso se quieren ir ustedes también?” y tenemos a nuestro querido Pedro que dijo: “¿A quién iremos? Si tú tienes palabras de Vida Eterna, tú eres el Cristo, El Hijo del Dios viviente”. Todo esto, recuerden, a orillas del Mar de Galilea que es el Lago de Genesaret.
En el capítulo 7 de Juan aparecen los hermanos de Jesús y le dicen a Jesús: “¿Y tú qué haces aquí?” Era ya el tiempo de la fiesta, la fiesta de los tabernáculos, en Jerusalén. En cualquier parte que de Israel que usted se encuentre cada vez que se va a Jerusalén, es de subir, no importa que venga del Norte, siempre es subir a Jerusalén. Y los hermanos le dijeron: “¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no vas a Jerusalén y te demuestras a los demás? ¿No vas a hacer obras a escondidas?” Porque dice la escritura que ni aún sus hermanos creían en Él, y el Señor les dijo: “es que no ha llegado mi hora todavía”. Dice la palabra en este Capítulo 7, que los hermanos se fueron a la fiesta a Jerusalén, subieron y después de eso se fue el Señor Jesús detrás de ellos. Fue en ese capítulo 7, fíjate, en el 6 se declara “Ser el Pan de Vida” y en el Capítulo 7 de Juan, se declara ser “Los Ríos de Agua Viva”. Es en ese capítulo 7: 37 y 38 donde el Señor dice: 37…Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Ya aquí el Señor había descendido de Jerusalén, ya estaba en Judea, aquí en esta parte sucedieron estas cosas.
En el capítulo 8, capítulo maravilloso, es cuando el Señor Jesucristo estando en Jerusalén, Monte de los Olivos, en el Templo, es cuando le traen a la mujer que fue encontrada en el mero acto del adulterio. En el capítulo 8 también es cuando encontramos el versículo 44, que el Señor se está refiriendo a los fariseos y los escribas y les dice: 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer… Y bueno, en ese mismo capítulo el Señor dice: 58ª…Antes que Abraham fuese yo soy. Y se enojaron más los fariseos y los escribas, y dijeron: “¿Cómo es posible no tienes ni siquiera 50 años y nos están diciendo que tú eres mayor que Abraham?” El capítulo 8 de Juan termina con un versículo interesante, versículo 59, mire usted lo que pasó: 59Tomaron entonces piedras para arrojárselas (porque ellos consideraron que era una blasfemia lo que el Señor había dicho); pero Jesús (este versículo difícilmente se entienda) se escondió (¿Cómo se pudo haber escondido de una gran multitud?) y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue. Esos son los capítulos 7 y 8.
En esta tarde vamos a enfocarnos en el capítulo 9 del Evangelio según San Juan.
El capítulo 9 nos habla de un milagro que es único, que el mismo capítulo dice: desde el inicio no se ha escuchado que alguien le haya dado la vista a una persona que haya nacido ciega. Dice la palabra del Señor del versículo 1 al 17, leo para ustedes: 1Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. (En el versículo anterior estaban en Jerusalén, lo querían apedrear, estaba cerca del Templo, eso no hizo que el Señor Jesús tuviera miedo y dijera: “yo mejor me regreso para mi casa”, el siguió haciendo la obra del Señor, recuérdese que a eso vino. Y de camino se detuvo, había un hombre con una necesidad y el Señor se detiene) 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, (esto es maestro) ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura, la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5Entre tanto que estoy en el mundo (mire usted la declaración ahora) luz soy del mundo. (Capítulo 6, ¿recuerda? “Yo soy el pan”. Capítulo 7 “Ríos de agua viva”, y ahora tenemos aquí, en este capítulo 9, el Señor haciendo una nueva declaración: “Yo soy la luz del mundo”). 6Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. 8Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego (notemos, versículo 8: los vecinos) decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. 10Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abierto los ojos? (los vecinos querían saber) 11Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. 12Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: no sé. 13Llevaron ante los fariseos (aquí se presentan los fariseos) al que había sido ciego. 14Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo (para colmo), y le había abierto los ojos. 15Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos como había recibido la vista. Él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. 16Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos. 17Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.
Vamos al versículo 35, porque ahí encontramos la pregunta de esta tarde. 35Oyó Jesús que le habían expulsado (imagínate, lo expulsaron de la sinagoga, del templo), y hallándole, le dijo (esta es la pregunta de esta tarde): ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Es la pregunta para usted, es la pregunta para las personas que nos escuchan: ¿Cree usted en el hijo de Dios? 36Respondió él y dijo: (él fue honesto) ¿Quién es, Señor, para que crea en él? 37Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, Él es. 38Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.
Que Dios bendiga la lectura de esta palabra.
Juan es el único que menciona este milagro del ciego de nacimiento, ya dijimos que Jesús se encontraba en Jerusalén en este momento.
Y bueno, el ciego. Debe ser una situación extremadamente triste. Yo me acuerdo una vez, tomando una clase de un seminario, como un maestro americano nos presentó este pasaje de la escritura de una manera tan ilustrativa y tan convincente, ¿Cómo podría ser la vida de una persona que nunca había visto? ¿Cómo le describe usted a alguien cómo son las cosas si nunca las ha visto? ¿Cómo le describe el color de algo si no sabe distinguir entre un color y otro color? ¿Cómo le describe el sol, la luna? ¿Cómo le describe usted los mares, los ríos, los vientos? Ahhh!!! ¿Cómo le describe un amanecer, un atardecer, qué sé yo? ¿La belleza de la creación? ¿Cómo le describe usted como era su mamita? Y bueno, luego surge otra pregunta: ¿Cómo hace el ciego para pagar la renta, para pagar la comida? ¿Cómo hace el ciego para subsistir, tenía padres? Pero, si el ciego se encontraba muy cerca del templo, y lo vemos más adelante los vecinos dicen: ¿Qué no es éste el que mendigaba? Entonces, además de ciego, el hombre también lo ponían en un lugarcito y vivía de lo que la gente le daba.
En esta historia hermanos míos aparecen cinco grupos de personas y me gustaría que le echemos un vistazo rápidamente:
- Los discípulos. Ellos estaban con Jesús y curiosamente la pregunta de los discípulos es: ¿Quién pecó, él o sus padres? Los discípulos querían saber ¿por qué el ciego estaba enfermo? Aquí hermanos el Señor Jesucristo nos da una gran enseñanza; Que importa quien pecó. ¿Por qué ustedes ven una enfermedad? ¿Por qué ninguno de los discípulos después de haber visto tantos milagros no le dijeron a Jesús: oye Señor y por qué no le haces el favor a este hombre? Mira, pobrecito. No, ¿Quién pecó Señor, éste o sus padres? Hermanos, tenemos una tendencia, yo creo que todos, que cuando a una persona le sale algo mal, es porque algo malo hizo. ¿A saber que está pagando? ¿Qué manera más fea de pensar verdad? ¿Qué cuesta? Como debemos nosotros reenseñarnos a entender que las cosas no necesariamente son así, y los discípulos tenían esa mentalidad. Yo creo que los padres también eran mal vistos, porque si éste era la manera de pensar, si el hombre nació ciego es porque algo malo hicieron los padres. Que tristeza que los discípulos pusieron la mirada en la enfermedad en lugar de poner la mirada en “la necesidad” que tenía una persona.
¿Cómo fue que llegó aquí? ¿De quién anda huyendo? Eso no es asunto nuestro. El asunto nuestro es, ¿De qué manera podemos ayudar a una persona que lo necesita? Ah, lo que pasa es que éste como se divorció, por eso las está pagando. Si necesita, ¿Qué haría Jesús? ¿Qué haría el Señor?
- Los vecinos. Los vecinos curiosos, los vecinos son aquellos que abren la cortina para ver a quien se van a llevar ¿no es cierto? 8Entonces los vecinos, y los que antes habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. La curiosidad de los vecinos. Los vecinos que lo conocían. Esto fue, sin duda hermanos, un gran alboroto en la ciudad. Los vecinos habían sido testigos de un milagro. Pero hay un tercer grupo:
- Los fariseos. ¡Ay hermanos los fariseos! si hay alguien que se le debe tener miedo y mucho pánico es a los fariseos, porque son hipócritas. Son aquellas personas que aparentan una cosa pero en realidad son otras. Aparentan decir: yo soy aquí, yo soy allá, pero la verdad es que son hipócritas. El versículo 13 dice: Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14Y era día de reposo. A estos hombres no les importó el milagro, lo que les importó es que era sábado, eso fue lo que les importó.
Sabe usted hermanos que hay iglesias…Bueno yo acabo de contestar una pregunta hace poco en este evento que tuvimos de preguntas y respuestas, que lo vamos a hacer una vez al mes, según me dijo el director de Media. Una de las preguntas era de una persona que había entrado a la iglesia primera vez, la habían invitado, llega a la iglesia y llega con aretes; se le acerca a una señora, de esas que tienen el vestido bien largo pero también la lengua y le dijo: “Usted no puede entrar a la iglesia de esta manera” Esos son fariseos. ¿Me explico? Hay personas que me escriben y me dicen: “Porque en su iglesia las mujeres van de pantalones, esas mujeres no son salvas” ¡O sea, además de fariseos, se creen Dios! ¿Por qué las mujeres se pintan en su iglesia? Le digo: “para hacernos un favor y no asustarnos, para eso” “Pero, les permitimos el domingo de resurrección llegar como quieran, porque el culto es a las 6 de la mañana”. ¿Sabe usted que el domingo de resurrección no sabe quién llega? Dios le bendiga dice uno, y luego dice: ¿Quién será? Dios la bendiga ¿Y quién será ese? Dios le bendiga ¿Será primera vez que viene? Es la hermana fulana, ¿No?
Ese hombre no procede de Dios, porque si procediera de Dios no haría milagros en el día sábado. Fariseo, hipócrita. Porque usted hace tal cosa. ¿Y usted no hace nada?
Es que es tan fácil juzgar a la gente hermano. ¡No pudieron ver la Gloria de Dios por su legalismo, por su religiosidad! Por eso digo: si hay alguien que hay que tenerle miedo es a este grupo, los fariseos.
- Los judíos. Ellos eran: el pueblo. En el versículo 18 dice: Pero los judíos no creían que había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista. Este grupo es la multitud que se forma cuando hay un alboroto, los que preguntan: ¿Qué pasó? ¿Quién sabe, verdad?
- Los padres del muchacho. Estos señores no se querían meter en problemas, le dijeron a los fariseos: pregúntenle a él, si está grandecito. Ellos tenían miedo de los judíos.
Ahora quisiera mostrarle algo que me llama la atención y la pregunta, porque esta ya es la pregunta número 6 que estamos estudiando: ¿Crees tú en el hijo de Dios? Me gustaría que veamos tres cositas que se me hacen interesantes. En el versículo 10 dice: Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abierto los ojos? Entonces él contesta, en el 11: Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate, y fui, y me lavé y recibí la vista. Mire usted esto; ¿Quién te hizo el milagro? Uno que se llama Jesús. ¿ Y qué me puedes decir a tú acerca de Jesús? No pues, que me mandó a lavar. ¿Pero qué más? No pues, yo no sé más nada. Vea usted el nivel de conocimiento de Jesús. Un conocimiento, por decir así, superficial. Sabemos que hace milagros, porque mire, me dio a la vista. Sabemos quién es él, pero hasta ahí, nada más, no hay mayor cosa, no se sabe a profundidad ¿Quién es Jesús?
Si a usted le preguntaran, alguien: ¿Mire, usted es cristiano? Si, por la gracia de Dios yo soy cristiano. Hágame un favor, explíqueme aquí ¿Cómo es esto que Jesús es Dios? Ah no, le voy a decir al pastor que hable con usted. ¿Por qué? Porque no saben nada. El nivel es un nivel superficial. No saben decir cómo es que sucede la regeneración, como es que somos justificados, como es que Cristo nos redimió; no saben explicar nada. Recuerden que nacimos en países que se consideran religiosos. Y desde muy temprana edad nos enseñaron cosas; y eso es lo que mucha gente sabe. Hay personas que nunca abren la Biblia, no saben de Jesús y ese era el nivel hermano, en este nivel no hay una vida de adoración, no hay necesidad de Dios, no hay una vida nueva, no hay experiencia de salvación, no hay amor por Dios, no hay amor por el reino. Él se llama Jesús, hace milagros, ha hecho un montón de milagros a mucha gente.
Pero luego en el versículo 17 hay otra cosita más interesante: volvieron a preguntarle, porque al parecer había un gran alboroto, alguna gente decía una cosa, otros decían otra cosa; entonces vienen y le dicen: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Aquí aumentó un poquito el nivel: Y él dijo: Que es profeta. Al decir esto es un conocimiento incompleto; hasta cierto punto distorsionado. Recuerda a usted: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Pues unos que Jeremías, otros que Elías, que algunos de los profetas; y eso fue lo que dijo: yo creo que es profeta. Pero todavía a ese nivel, escucha esto: Jesús hace milagros. Pero hasta ahí nada más llega la persona. No hay necesidad de Dios, no existe. Es decir usted puede pasar tres domingos en su casa sin venir a la iglesia, usted no siente necesidad. Usted puede pasar cinco domingos sin venir a la casa del Señor, no hay necesidad, y aquí vemos el programita está bien. Así no me tengo que bañar, dicen las mujeres rascándose la gran cabellera. A ese nivel no hay adoración, no hay servicio a Dios, no sabe qué quiere decir llevar la cruz, no entienden lo que significa eso. Viven la vida centrada en ellos mismos y lo único que les preocupa escuche, son dos cosas: sus hijos y su trabajo nada más, eso es todo lo que les preocupa. Dios, el reino, la iglesia y la adoración, no.
Pero luego en el versículo 35 hay algo diferente, fíjate que cuando el ciego lo llevaron para un lado, lo llevaron para el otro, todo para terminar expulsado. Debió haber dicho: no hombre si llego a saber que vamos a terminar en esto no voy a ningún lado, el pensó que algún regalito le iban a dar por el testimonio maravilloso, ¿verdad? Que antes era ciego y ahora ve. Y cuando Jesús oyó que le expulsaron hallándole, esa es la pregunta de esta tarde, ¿Crees tú en el Hijo de Dios? ¿Cree usted en el Hijo de Dios? Respondiendo él y dijo: ¿Quién es Señor, para que crea en él? Le dijo: pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38Y él dijo: Creo Señor; (¿y qué hizo?) le adoró. Ahora sí lo conoce, ahora sí lo conoce. Porque cuando uno conoce a Dios, no se puede vivir sin adorar. No se puede. Yo puedo decir 100 años en este púlpito: yo creo en Dios, yo creo en Dios, yo creo en Dios, pero si no tengo una necesidad profunda en mi alma de rendirle adoración, usted no lo conoce. Porque hemos sido creados para alabanza de su Gloria.
¿Conoce al hijo de Dios? ¿Cree usted en el hijo de Dios? Pastor yo creo en el Hijo de Dios; qué bueno que cree, porque Santiago 2:19 nos dice: …que también el diablo cree… Así es que no crea que su declaración va a transformar al mundo. ¡Yo creo en Dios! Y dice la biblia: el diablo también, los demonios también creen en Dios. Entonces, fíjate mi querido y amado hermano, la verdadera demostración de que creemos en Dios: es una vida nueva. 2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y eso habla aún del cerebro, por eso el Apóstol dice: Renovaos. Si usted es el tipo de persona que dice: es que para mí, es que para mí. Usted no conoce a Dios. Porque no se trata de para mí, para mí. No, se trata de lo que dice Él; ¿Y sabe que dice Él?: con Cristo estoy juntamente crucificado. ¿Y sabe qué dice Él? Tomad la cruz todos los días. ¿Y sabe qué dice Él? Adoradle y servidle, porque Él es digno. ¿Sabe qué dice Él? Que hay que vivir para Él. ¿Y sabe qué dice Él? Que hay que amarlo con toda el alma. ¿Y sabe qué dice Él? Que hay que amarlo con todo el corazón, con todas las fuerzas. ¿Sabe qué dice él? Que hay que poner el reino de Dios primero y su justicia. Eso es lo que dice él; pero si usted va a venir: es que para mí, es que lo que yo creo. ¿Entonces sabe qué mi hermano? Que Dios me lo bendiga y nos vemos. Porque usted ya hizo su propia religión.
Yo tengo un sermón por ahí que se llama “El quinto evangelio” es el evangelio según “San Usted”. Está el evangelio según San Mateo, según San Marcos, según San Lucas, según San Juan y el evangelio según san usted; que es donde las cosas son como usted dice. Yo no creo que hay que diezmar, como usted dice. Yo no creo que hay que meterse en la iglesia todos los domingos, como usted dice. Yo no creo que hay que ser… como usted dice. Es el evangelio según san usted no según el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Porque mi hermano déjeme decirle: que si usted cree en el Hijo de Dios usted ha nacido de nuevo, si usted cree en el Hijo de Dios usted vive para Dios, usted sirve a Dios, para usted Dios es primero, a usted nada ni nadie lo separará de Cristo, ¿Amén? Ni la pandemia, porque, ¿Si ésta pandemia llega hasta el 2050? ¿A ver? o sea ¿El evangelio se detiene? ¿El evangelio se para pues? Señor no, ya no. Señor lo sentimos mucho, ¿Qué culpa tenemos nosotros de esta pandemia y tú no la quitas? ¿A ver, qué hacemos? ¿Vamos a dejar de adorar?
Y mira que ha sido bien difícil para mucha gente, ha sido bien duro para mucha gente. Hay familias acá que son 4 o 5 en la familia, imagínate, que le dio el virus a uno primero sólo uno, el resto no podía salir. Después le dio al otro, el resto no podía salir. De ahí a otro, el resto no podía salir, se volaron casi como tres meses amigos, ya después no querían pero casi ni ir a trabajar, ya se habían acostumbrados a puro Netflix. En la ciudad si ha sido complicado, ¿Pero qué vamos a hacer? Dios mira las intenciones del corazón.
Ahora, aquellas personas que tienen gente en sus casas que están enfermos, que esto, lo otro, es comprensible, por supuesto, cuídense. Hay que cuidarse, pero al mismo tiempo el reino de los cielos tiene que seguir adelante. Y esta pandemia ha demostrado el verdadero corazón de un montón de gente. Porque no es lo mismo cuando usted tiene en el alma, en el corazón, el deseo de estar en la casa del Señor. Yo sé que hay personas que siguen los cultos en su casa y quisieran estar acá pero tienen personas vulnerables en su casa y no pueden, pero ahí están, están siguiendo, mandan sus ofrendas, están siempre pendientes. Pero hay otros que le vale, hay otros que al súper se van el domingo. ¡El domingo! Ah, pero usted conoce a Dios, ¿Verdad? Conoce al Señor. Y hacen otras actividades cuando es el día del Señor. Es el día cuando el pueblo de Dios se reúne, exalta, glorifica y bendice como un solo cuerpo, como iglesia. ¿Por qué? Porque es una necesidad en el alma, esto es conocer a Dios.
El hombre tuvo la experiencia de adoración, cuando le dijo: ¿Tú crees en el Hijo de Dios? Señor, dime quién es por favor para creer en él. Soy yo, lo tienes enfrente. Creo, Señor. Es en ese instante que viene el proscuneo, viene el postrarse, el adorarle, el reconocer, ojo con esto, que en ese pequeño versículo, desde el instante mismo que Jesús aceptó la adoración que un judío estaba diciendo: que Él es Dios, porque si hay alguien en este mundo que saben que sólo hay uno digno de adoración, son los judíos. Al Señor tu Dios adorarás, a Él solo servirás. Desde el instante que Jesús aceptó la adoración de este hombre le estaba diciendo en este momento: “estás adorando a Jehová tú Dios”.
El conocer al Señor es una experiencia transformadora.
Si usted cree en el Hijo de Dios, quiere decir: Que no pasa un día sin que usted lea su Biblia. Si usted cree en el Hijo de Dios, quiere decir: Que no pasa un día sin que usted levante adoración delante del Señor, no pasa un día sin que usted comparta a otras personas lo que Dios ha hecho en su vida. Si usted cree en el Hijo de Dios, quiere decir: Que no pasa un día sin mostrar gratitud al Dios de los cielos. Si usted cree en el Hijo de Dios quiere decir: Que para usted primero es el reino de Dios y su justicia. Si usted cree en el Hijo de Dios quiere decir: Que usted honra a Dios con sus bienes. Si usted cree en el Hijo de Dios quiere decir: Que usted apoya el reino de Dios con sus ofrendas. Si usted cree en el Hijo de Dios quiere decir: Que usted apoya la obra misionera en el mundo, porque es un mandato divino: Id por todo el mundo y predicad el evangelio; y si no podemos ir vamos a bendecir a los que van. ¿Cuándo ha hecho usted, cuándo algunas personas han hecho algo así? ¿Cuándo alguien ha dicho?: mire yo quiero dar este dinero, Dios ha sido tan bueno conmigo, para aquellas personas que están ahorita en el Norte de África, aquellos que están en Asia Central, aquellos que están… Quiero bendecir a esa gente. Si usted cree en el Hijo de Dios, usted es parte del motor de la iglesia para bendecir a las naciones. Si usted cree en el Hijo de Dios: usted está crucificado con Cristo, usted lleva su cruz todos los días como dice su palabra, usted ama a Dios por encima de todas las cosas. Para usted Dios es el alfa y la omega, el principio y el fin.
Los fariseos le dijeron al ciego: ese hombre es pecador. Él dijo: si es pecador yo no sé, yo lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.
Al final del Capítulo 9, versículo 40: Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos?
Ay hermano, mira, yo le he dicho a usted: hay una cosa a la que ahora tengo mucho temor, mi respeto, es al hecho de apartarme del evangelio. Cosa que por cuarenta y pico de años, por la misericordia del Señor yo no conozco, no conozco lo que es dejar de ir a la iglesia. No, no sé qué es eso. Amo la iglesia, donde quiera que estoy busco la iglesia. Hoy la hermana Dianita me mandaba una fotografía de allá de Colombia y me dice: Pastor aquí estoy en una iglesia chiquitita. Como debe ser, como debe ser. Buscar la casa del Señor. Pero me da temor, por lo que he visto en la vida. Me da temor. Mire hermano, le cuento una cosa: fíjate como son las cosas de la vida. El miércoles pasado yo hablé en este púlpito acerca de un pastor, que yo no lo había mencionado en 30 años que tengo de estar aquí en la iglesia. Yo les dije: me encontré con otro pastor que nos graduamos juntos, y él me comentó que este hermano comenzó una iglesia pero no funcionó, y después comenzó otra… y ahora, dice él, pues como no le funciona el ministerio; entonces ya dejó los ministerios. Hermanos eso fue miércoles que yo anuncié esto; el día jueves en la mañana me hablaba por teléfono el mismo hermano, me dice: te cuento que fulano de tal (el pastor) se murió. ¡Yo no le puedo creer! Si ayer hablé yo de él. No lo puedo creer. Tantos años sin saber de él y cuando vengo a saber y me cuenta lo que había pasado se murió. Tengo temor a eso porque, yo he conocido personas que han dicho: Yo a Dios jamás lo abandonaría, el Señor jamás, tal cosa, igual que Pedro: “aunque todo se escandalicen Señor, yo nunca me voy a escandalizar”. Entonces, si hay una cosa que le tengo miedo es a esa. A apartarse. Porque bien fácil. Solo se requiere un domingo nada más, nada más. Porque esta carne, ¡Uy! esta carne es cruel. Noo. ¿Quién se quiere levantar el día domingo temprano? A ver, y eso es que el culto es a la 1:30, mijo, de la madrugada. Dígame usted: ¿Quién quiere venir a culto el día miércoles? Después del trabajo. Eso es una cosa que le tengo miedo, porque, apartarse bien fácil y conozco gente. Hoy en día, hay un señor que vino a un servicio especial el año pasado, ni sé a qué culto fue, y cuando yo me iba me lo encontré, en aquella esquina por donde están los basureros. Y le dije: Brother, ¡Qué bueno hombre! Me alegra verlo. ¿Dónde se está congregando?…… Y era cucaracha de iglesia, y hoy ya no.
Hay una segunda cosa que le tengo miedo: Tengo miedo ponerme ciego. No estoy hablando en el aspecto físico. Hablo en el aspecto espiritual. Creer que soy una cosa, cuando no soy nada. A eso yo le tengo pánico, porque yo no quiero caer en ese versículo (Mateo 7:22-23) que dice: “Muchos me dirán en aquel día Señor, Señor… y yo les diré: no sé quiénes son ustedes, no sé quiénes son ustedes”. Yo no quiero caer en ese versículo, no quiero caer: ¿Por qué me llamas Señor, Señor y no haces lo que yo digo? Yo no quiero caer ahí. Yo no quiero caer en (Mateo 7:21): No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos. Yo no quiero ponerme ciego, porque ya conozco demasiada gente ciega. Yo creo con toda mi alma que estamos viviendo, esto se lo he repetido 1484 veces 85 con la de ahora, tiempos de engaño. Satanás el diablo te pone un velo en los ojos y de repente usted comienza a creer cosas que no las vive. ¡No las vive hermano! No hay una vida de adoración, no hay una vida de glorificación, no hay una vida de entrega, de sumisión a Dios, de vivir para Él, por Él, como nos manda en su palabra. Y esta semana, hablando con una persona, me dio tanta tristeza, porque ni me dejó hablar. Me pide cita y ni me dejó hablar. Y cosa que le decía yo, me salía con 3, 4 cosas. Yo le decía otra cosa más y me salía con 3, 4 cosas. Tengo miedo ser ciego. Tengo miedo de pensar que yo soy cristiano, soy hijo de Dios, que voy directamente para el cielo y que Jesús diga: “no te conozco, no sé quién eres”.
Y en esta ceguera, en esta ceguera, se corre un riesgo. Se corre el riesgo de conocer la voz de Dios, pero no obedecerla. Si usted está en una multitud y su mamá le grita su nombre, usted va a saber que su mamá. Aunque hayan 100 madres ahí, aunque hayan 500 madres ahí. Si su mamá le dice su nombre: ¡Juan¡ usted sabe que es su mamá. Y ese es uno de los de los problemas que existen hoy en día: Hemos aprendido a distinguir la voz de Dios. Hoy escuchamos sermones por internet hasta decir: Ya no. Dos, tres, cinco, veinte, ochenta, cien sermones. El problema es: Que no Obedecemos. Sabemos distinguir la voz de dios pero no lo obedecemos. Sabemos que tengo que hacer cambios en mi vida, pero no los hago. Yo sé que él es digno de toda alabanza, digno de toda adoración, pero no me vayan a invitar, ya va a venir verano de cuando menos lo sintamos, a una carne asada. Porque hay gente tan baja que por una carne asada dejan un culto, por una simple carne asada, gente hambrienta. Ni cien, ni mil carnes asadas vale en el precio de estar en la bendita casa del Señor. Porque un día, un día habrá comezón de oír. Un día van a buscar, ¡háblenme, háblenme del evangelio, háblenme! Va a ser muy tarde. Yo le decía esta persona, el que no me dejaba hablar, le dije: mi hermano, en esta iglesia, la gente tiene consejos y tiene palabra. Si quieren vivir sus vidas como se le ronca su santísima gana, es por lo mismo, porque ya se acostumbraron a oír pero no obedecer. Entonces, el evangelio les entra por un oído y les sale por el otro. Salen de la casa del Señor a seguir viviendo sus vidas, esa ceguera espiritual.
¿Entonces qué? ¿Acaso también nosotros somos ciegos? Según los fariseos no hermanos, según ellos son más sabios que siete que sepan aconsejar. Cuando alguien me dice a mí: es que un dominguito pastor, un dominguito nada más.
Me acuerdo cuando yo andaba manejando moto. Los que andan en moto son bien amistosos acá, uno va pasando en su moto y los saludan. Una vez nos encontramos en un súper con una persona y comenzamos a hablar de los motores de esa moto, del motor de la moto que yo tenía, y ya nos hicimos amigos. Oye, y me dice: fíjate que este próximo domingo vamos a ir aquí, vamos a ir allá, ¿por qué no te vienes con nosotros? Y le digo: ¿Cuándo? El domingo. Le digo: No, yo soy cristiano. No pastor, cristiano. Me dijo: si algunos cristianos van con nosotros también. A eso le tengo miedo. ¿Sabes por qué? Porque si van un domingo, garantizado que va a ir dos, garantizado que van ir tres. A la cuarta semana vas a comenzar a hablar como hablan ellos, a la quinta semana te vas a comportar como se comportan ellos; y a la vuelta de tres meses: Si, yo antes iba a una iglesia…No… Porque satanás el diablo es sutil para estas cosas.
¡Ese hombre es pecador, estás expulsado del templo! Miren señores yo lo único que sé es: que antes yo era ciego y ahora veo. Yo antes mendigaba ahora puedo trabajar. Mi vida estaba en tinieblas ahora vivo en la luz. Antes era una carga para la sociedad ahora aporto para la sociedad. Antes era guiado por otras personas ahora puedo guiar a otras personas. Antes nadie daba nada por mí, Ahora tengo valor porque tengo a cristo en el alma, porque tengo a cristo en el corazón.
Inclinen sus rostros hermanos, oremos al Señor:
Padre líbranos de esta ceguera espiritual. Declaramos que “Creemos en Jesús como el Hijo de Dios”. Ayúdanos Padre Santo, vivimos en un mundo de, tanto pecado. Vivimos en un mundo donde es tan fácil separarse de ti, donde es tan fácil dejar de orar, donde es tan fácil dejar de leer tu palabra, donde es tan fácil dejar de venir un domingo, dos o tres. Donde es tan fácil vivir dos vidas, donde es tan fácil negarte, donde es tan fácil no proclamar tu nombre. Vivimos en un mundo donde nuestros compañeros de trabajo ni saben que nosotros somos tus hijos, que te adoramos, que sin ti no podemos vivir, que eres lo mejor que nos ha pasado en la vida. Señor, al igual que este ciego, su vida nunca más volvió a ser la misma; nunca más volvió a ser la misma, nuestras vidas nunca volvieron a ser las mismas desde que te conocimos. Es por eso que hoy te damos Honra, Gloria y Alabanza.
Mientras todos oramos, quiero hacer una invitación a aquellas personas que nos visitan por la primera vez, en esta tarde. Dice la palabra del Señor (Juan 1:12): Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos Hijos de Dios. Que todo aquel que deposita su fe y confianza en el Señor comienza a caminar con Dios, que hay perdón de pecados y vida eterna. Si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, déjeme decirle que hoy es una maravillosa oportunidad para que usted le entregue su corazón a Jesús.
Mientras todos oramos si hay alguien con nosotros que dice: Pastor, yo necesito a Dios, yo quiero entregarle mi vida al Señor Jesucristo. Si hay una persona que quiere recibir al Señor, ahí donde está, yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano. Si hay alguien que dice: Pastor yo quiero. Yo quiero entregarle a Dios mi vida. Vamos a orar por usted. Habrá alguien de esta iglesia que se va a acercar a usted cariñosamente para ayudarle a hacer esta oración.
(Juan 3:16)…De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Usted que nos mira por redes sociales también usted puede tomar la decisión, que es la más importante, de abrir el corazón a Jesús y decirle: Señor, en este día, te entrego mi corazón, te entrego mi vida, te entrego mi alma. Reconozco lo que hiciste en El Calvario al poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa. En este día Señor, te entrego mi vida, te entrego mi corazón.
Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido, gracias por tu palabra de esta hora, bendícela en nuestros corazones. Te pido que nos ayudes Santo Espíritu de Dios, a atesorarla, a vivirla, a hacerla nuestra; porque esta es palabra de Dios. En el nombre de Jesús, Amén y Amén.
Amados míos que la Paz de Cristo les acompañe, que Dios me los bendiga.
¿Cree usted en el Hijo de Dios?
febrero 6, 2022 – 1:30pm | Juan 9: 1-17 | Dr David Rodríguez
Etiquetas: cuando Dios hace preguntas, febrero 2022, juan, pastor david rodriguez, transcripcion
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TRANSCRIPCIÓN
La semana pasada estudiamos el Capítulo 6 del Evangelio según San Juan. En el Capítulo 6 estudiamos como Jesús multiplicó los peces y los panes, y se declaró ser el pan de vida, dijo: “Yo soy el pan de vida”. Recordemos que en ese entonces Jesús estaba en el lado Norte de Israel, en el Mar de Galilea, pues porque había ido al otro lado del mar. Allí había ejecutado el milagro de La Multiplicación de los Panes. Dice la escritura que el siguiente día la gente vino a este lado del río, del lago, a buscar a Jesús y le hicieron una pregunta, le dijeron: Señor, ¿Cómo llegaste acá? Y el Señor, que conoce los corazones, les dijo: “ustedes me buscan porque les di de comer…” Y ahí se desenvuelve el capítulo, y vimos varias cosas del Capítulo 6, que es el más largo de todo el Evangelio de Juan; y se desarrolla una serie de situaciones, a tal grado que dice el 6:66: Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Los discípulos dijeron dura es esta palabra y el Señor se vuelve a sus discípulos y les dice: “¿Acaso se quieren ir ustedes también?” y tenemos a nuestro querido Pedro que dijo: “¿A quién iremos? Si tú tienes palabras de Vida Eterna, tú eres el Cristo, El Hijo del Dios viviente”. Todo esto, recuerden, a orillas del Mar de Galilea que es el Lago de Genesaret.
En el capítulo 7 de Juan aparecen los hermanos de Jesús y le dicen a Jesús: “¿Y tú qué haces aquí?” Era ya el tiempo de la fiesta, la fiesta de los tabernáculos, en Jerusalén. En cualquier parte que de Israel que usted se encuentre cada vez que se va a Jerusalén, es de subir, no importa que venga del Norte, siempre es subir a Jerusalén. Y los hermanos le dijeron: “¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no vas a Jerusalén y te demuestras a los demás? ¿No vas a hacer obras a escondidas?” Porque dice la escritura que ni aún sus hermanos creían en Él, y el Señor les dijo: “es que no ha llegado mi hora todavía”. Dice la palabra en este Capítulo 7, que los hermanos se fueron a la fiesta a Jerusalén, subieron y después de eso se fue el Señor Jesús detrás de ellos. Fue en ese capítulo 7, fíjate, en el 6 se declara “Ser el Pan de Vida” y en el Capítulo 7 de Juan, se declara ser “Los Ríos de Agua Viva”. Es en ese capítulo 7: 37 y 38 donde el Señor dice: 37…Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Ya aquí el Señor había descendido de Jerusalén, ya estaba en Judea, aquí en esta parte sucedieron estas cosas.
En el capítulo 8, capítulo maravilloso, es cuando el Señor Jesucristo estando en Jerusalén, Monte de los Olivos, en el Templo, es cuando le traen a la mujer que fue encontrada en el mero acto del adulterio. En el capítulo 8 también es cuando encontramos el versículo 44, que el Señor se está refiriendo a los fariseos y los escribas y les dice: 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer… Y bueno, en ese mismo capítulo el Señor dice: 58ª…Antes que Abraham fuese yo soy. Y se enojaron más los fariseos y los escribas, y dijeron: “¿Cómo es posible no tienes ni siquiera 50 años y nos están diciendo que tú eres mayor que Abraham?” El capítulo 8 de Juan termina con un versículo interesante, versículo 59, mire usted lo que pasó: 59Tomaron entonces piedras para arrojárselas (porque ellos consideraron que era una blasfemia lo que el Señor había dicho); pero Jesús (este versículo difícilmente se entienda) se escondió (¿Cómo se pudo haber escondido de una gran multitud?) y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue. Esos son los capítulos 7 y 8.
En esta tarde vamos a enfocarnos en el capítulo 9 del Evangelio según San Juan.
El capítulo 9 nos habla de un milagro que es único, que el mismo capítulo dice: desde el inicio no se ha escuchado que alguien le haya dado la vista a una persona que haya nacido ciega. Dice la palabra del Señor del versículo 1 al 17, leo para ustedes: 1Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. (En el versículo anterior estaban en Jerusalén, lo querían apedrear, estaba cerca del Templo, eso no hizo que el Señor Jesús tuviera miedo y dijera: “yo mejor me regreso para mi casa”, el siguió haciendo la obra del Señor, recuérdese que a eso vino. Y de camino se detuvo, había un hombre con una necesidad y el Señor se detiene) 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, (esto es maestro) ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura, la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5Entre tanto que estoy en el mundo (mire usted la declaración ahora) luz soy del mundo. (Capítulo 6, ¿recuerda? “Yo soy el pan”. Capítulo 7 “Ríos de agua viva”, y ahora tenemos aquí, en este capítulo 9, el Señor haciendo una nueva declaración: “Yo soy la luz del mundo”). 6Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. 8Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego (notemos, versículo 8: los vecinos) decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. 10Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abierto los ojos? (los vecinos querían saber) 11Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. 12Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: no sé. 13Llevaron ante los fariseos (aquí se presentan los fariseos) al que había sido ciego. 14Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo (para colmo), y le había abierto los ojos. 15Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos como había recibido la vista. Él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. 16Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos. 17Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.
Vamos al versículo 35, porque ahí encontramos la pregunta de esta tarde. 35Oyó Jesús que le habían expulsado (imagínate, lo expulsaron de la sinagoga, del templo), y hallándole, le dijo (esta es la pregunta de esta tarde): ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Es la pregunta para usted, es la pregunta para las personas que nos escuchan: ¿Cree usted en el hijo de Dios? 36Respondió él y dijo: (él fue honesto) ¿Quién es, Señor, para que crea en él? 37Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, Él es. 38Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.
Que Dios bendiga la lectura de esta palabra.
Juan es el único que menciona este milagro del ciego de nacimiento, ya dijimos que Jesús se encontraba en Jerusalén en este momento.
Y bueno, el ciego. Debe ser una situación extremadamente triste. Yo me acuerdo una vez, tomando una clase de un seminario, como un maestro americano nos presentó este pasaje de la escritura de una manera tan ilustrativa y tan convincente, ¿Cómo podría ser la vida de una persona que nunca había visto? ¿Cómo le describe usted a alguien cómo son las cosas si nunca las ha visto? ¿Cómo le describe el color de algo si no sabe distinguir entre un color y otro color? ¿Cómo le describe el sol, la luna? ¿Cómo le describe usted los mares, los ríos, los vientos? Ahhh!!! ¿Cómo le describe un amanecer, un atardecer, qué sé yo? ¿La belleza de la creación? ¿Cómo le describe usted como era su mamita? Y bueno, luego surge otra pregunta: ¿Cómo hace el ciego para pagar la renta, para pagar la comida? ¿Cómo hace el ciego para subsistir, tenía padres? Pero, si el ciego se encontraba muy cerca del templo, y lo vemos más adelante los vecinos dicen: ¿Qué no es éste el que mendigaba? Entonces, además de ciego, el hombre también lo ponían en un lugarcito y vivía de lo que la gente le daba.
En esta historia hermanos míos aparecen cinco grupos de personas y me gustaría que le echemos un vistazo rápidamente:
- Los discípulos. Ellos estaban con Jesús y curiosamente la pregunta de los discípulos es: ¿Quién pecó, él o sus padres? Los discípulos querían saber ¿por qué el ciego estaba enfermo? Aquí hermanos el Señor Jesucristo nos da una gran enseñanza; Que importa quien pecó. ¿Por qué ustedes ven una enfermedad? ¿Por qué ninguno de los discípulos después de haber visto tantos milagros no le dijeron a Jesús: oye Señor y por qué no le haces el favor a este hombre? Mira, pobrecito. No, ¿Quién pecó Señor, éste o sus padres? Hermanos, tenemos una tendencia, yo creo que todos, que cuando a una persona le sale algo mal, es porque algo malo hizo. ¿A saber que está pagando? ¿Qué manera más fea de pensar verdad? ¿Qué cuesta? Como debemos nosotros reenseñarnos a entender que las cosas no necesariamente son así, y los discípulos tenían esa mentalidad. Yo creo que los padres también eran mal vistos, porque si éste era la manera de pensar, si el hombre nació ciego es porque algo malo hicieron los padres. Que tristeza que los discípulos pusieron la mirada en la enfermedad en lugar de poner la mirada en “la necesidad” que tenía una persona.
¿Cómo fue que llegó aquí? ¿De quién anda huyendo? Eso no es asunto nuestro. El asunto nuestro es, ¿De qué manera podemos ayudar a una persona que lo necesita? Ah, lo que pasa es que éste como se divorció, por eso las está pagando. Si necesita, ¿Qué haría Jesús? ¿Qué haría el Señor?
- Los vecinos. Los vecinos curiosos, los vecinos son aquellos que abren la cortina para ver a quien se van a llevar ¿no es cierto? 8Entonces los vecinos, y los que antes habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. La curiosidad de los vecinos. Los vecinos que lo conocían. Esto fue, sin duda hermanos, un gran alboroto en la ciudad. Los vecinos habían sido testigos de un milagro. Pero hay un tercer grupo:
- Los fariseos. ¡Ay hermanos los fariseos! si hay alguien que se le debe tener miedo y mucho pánico es a los fariseos, porque son hipócritas. Son aquellas personas que aparentan una cosa pero en realidad son otras. Aparentan decir: yo soy aquí, yo soy allá, pero la verdad es que son hipócritas. El versículo 13 dice: Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14Y era día de reposo. A estos hombres no les importó el milagro, lo que les importó es que era sábado, eso fue lo que les importó.
Sabe usted hermanos que hay iglesias…Bueno yo acabo de contestar una pregunta hace poco en este evento que tuvimos de preguntas y respuestas, que lo vamos a hacer una vez al mes, según me dijo el director de Media. Una de las preguntas era de una persona que había entrado a la iglesia primera vez, la habían invitado, llega a la iglesia y llega con aretes; se le acerca a una señora, de esas que tienen el vestido bien largo pero también la lengua y le dijo: “Usted no puede entrar a la iglesia de esta manera” Esos son fariseos. ¿Me explico? Hay personas que me escriben y me dicen: “Porque en su iglesia las mujeres van de pantalones, esas mujeres no son salvas” ¡O sea, además de fariseos, se creen Dios! ¿Por qué las mujeres se pintan en su iglesia? Le digo: “para hacernos un favor y no asustarnos, para eso” “Pero, les permitimos el domingo de resurrección llegar como quieran, porque el culto es a las 6 de la mañana”. ¿Sabe usted que el domingo de resurrección no sabe quién llega? Dios le bendiga dice uno, y luego dice: ¿Quién será? Dios la bendiga ¿Y quién será ese? Dios le bendiga ¿Será primera vez que viene? Es la hermana fulana, ¿No?
Ese hombre no procede de Dios, porque si procediera de Dios no haría milagros en el día sábado. Fariseo, hipócrita. Porque usted hace tal cosa. ¿Y usted no hace nada?
Es que es tan fácil juzgar a la gente hermano. ¡No pudieron ver la Gloria de Dios por su legalismo, por su religiosidad! Por eso digo: si hay alguien que hay que tenerle miedo es a este grupo, los fariseos.
- Los judíos. Ellos eran: el pueblo. En el versículo 18 dice: Pero los judíos no creían que había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista. Este grupo es la multitud que se forma cuando hay un alboroto, los que preguntan: ¿Qué pasó? ¿Quién sabe, verdad?
- Los padres del muchacho. Estos señores no se querían meter en problemas, le dijeron a los fariseos: pregúntenle a él, si está grandecito. Ellos tenían miedo de los judíos.
Ahora quisiera mostrarle algo que me llama la atención y la pregunta, porque esta ya es la pregunta número 6 que estamos estudiando: ¿Crees tú en el hijo de Dios? Me gustaría que veamos tres cositas que se me hacen interesantes. En el versículo 10 dice: Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abierto los ojos? Entonces él contesta, en el 11: Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate, y fui, y me lavé y recibí la vista. Mire usted esto; ¿Quién te hizo el milagro? Uno que se llama Jesús. ¿ Y qué me puedes decir a tú acerca de Jesús? No pues, que me mandó a lavar. ¿Pero qué más? No pues, yo no sé más nada. Vea usted el nivel de conocimiento de Jesús. Un conocimiento, por decir así, superficial. Sabemos que hace milagros, porque mire, me dio a la vista. Sabemos quién es él, pero hasta ahí, nada más, no hay mayor cosa, no se sabe a profundidad ¿Quién es Jesús?
Si a usted le preguntaran, alguien: ¿Mire, usted es cristiano? Si, por la gracia de Dios yo soy cristiano. Hágame un favor, explíqueme aquí ¿Cómo es esto que Jesús es Dios? Ah no, le voy a decir al pastor que hable con usted. ¿Por qué? Porque no saben nada. El nivel es un nivel superficial. No saben decir cómo es que sucede la regeneración, como es que somos justificados, como es que Cristo nos redimió; no saben explicar nada. Recuerden que nacimos en países que se consideran religiosos. Y desde muy temprana edad nos enseñaron cosas; y eso es lo que mucha gente sabe. Hay personas que nunca abren la Biblia, no saben de Jesús y ese era el nivel hermano, en este nivel no hay una vida de adoración, no hay necesidad de Dios, no hay una vida nueva, no hay experiencia de salvación, no hay amor por Dios, no hay amor por el reino. Él se llama Jesús, hace milagros, ha hecho un montón de milagros a mucha gente.
Pero luego en el versículo 17 hay otra cosita más interesante: volvieron a preguntarle, porque al parecer había un gran alboroto, alguna gente decía una cosa, otros decían otra cosa; entonces vienen y le dicen: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Aquí aumentó un poquito el nivel: Y él dijo: Que es profeta. Al decir esto es un conocimiento incompleto; hasta cierto punto distorsionado. Recuerda a usted: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Pues unos que Jeremías, otros que Elías, que algunos de los profetas; y eso fue lo que dijo: yo creo que es profeta. Pero todavía a ese nivel, escucha esto: Jesús hace milagros. Pero hasta ahí nada más llega la persona. No hay necesidad de Dios, no existe. Es decir usted puede pasar tres domingos en su casa sin venir a la iglesia, usted no siente necesidad. Usted puede pasar cinco domingos sin venir a la casa del Señor, no hay necesidad, y aquí vemos el programita está bien. Así no me tengo que bañar, dicen las mujeres rascándose la gran cabellera. A ese nivel no hay adoración, no hay servicio a Dios, no sabe qué quiere decir llevar la cruz, no entienden lo que significa eso. Viven la vida centrada en ellos mismos y lo único que les preocupa escuche, son dos cosas: sus hijos y su trabajo nada más, eso es todo lo que les preocupa. Dios, el reino, la iglesia y la adoración, no.
Pero luego en el versículo 35 hay algo diferente, fíjate que cuando el ciego lo llevaron para un lado, lo llevaron para el otro, todo para terminar expulsado. Debió haber dicho: no hombre si llego a saber que vamos a terminar en esto no voy a ningún lado, el pensó que algún regalito le iban a dar por el testimonio maravilloso, ¿verdad? Que antes era ciego y ahora ve. Y cuando Jesús oyó que le expulsaron hallándole, esa es la pregunta de esta tarde, ¿Crees tú en el Hijo de Dios? ¿Cree usted en el Hijo de Dios? Respondiendo él y dijo: ¿Quién es Señor, para que crea en él? Le dijo: pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38Y él dijo: Creo Señor; (¿y qué hizo?) le adoró. Ahora sí lo conoce, ahora sí lo conoce. Porque cuando uno conoce a Dios, no se puede vivir sin adorar. No se puede. Yo puedo decir 100 años en este púlpito: yo creo en Dios, yo creo en Dios, yo creo en Dios, pero si no tengo una necesidad profunda en mi alma de rendirle adoración, usted no lo conoce. Porque hemos sido creados para alabanza de su Gloria.
¿Conoce al hijo de Dios? ¿Cree usted en el hijo de Dios? Pastor yo creo en el Hijo de Dios; qué bueno que cree, porque Santiago 2:19 nos dice: …que también el diablo cree… Así es que no crea que su declaración va a transformar al mundo. ¡Yo creo en Dios! Y dice la biblia: el diablo también, los demonios también creen en Dios. Entonces, fíjate mi querido y amado hermano, la verdadera demostración de que creemos en Dios: es una vida nueva. 2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y eso habla aún del cerebro, por eso el Apóstol dice: Renovaos. Si usted es el tipo de persona que dice: es que para mí, es que para mí. Usted no conoce a Dios. Porque no se trata de para mí, para mí. No, se trata de lo que dice Él; ¿Y sabe que dice Él?: con Cristo estoy juntamente crucificado. ¿Y sabe qué dice Él? Tomad la cruz todos los días. ¿Y sabe qué dice Él? Adoradle y servidle, porque Él es digno. ¿Sabe qué dice Él? Que hay que vivir para Él. ¿Y sabe qué dice Él? Que hay que amarlo con toda el alma. ¿Y sabe qué dice Él? Que hay que amarlo con todo el corazón, con todas las fuerzas. ¿Sabe qué dice él? Que hay que poner el reino de Dios primero y su justicia. Eso es lo que dice él; pero si usted va a venir: es que para mí, es que lo que yo creo. ¿Entonces sabe qué mi hermano? Que Dios me lo bendiga y nos vemos. Porque usted ya hizo su propia religión.
Yo tengo un sermón por ahí que se llama “El quinto evangelio” es el evangelio según “San Usted”. Está el evangelio según San Mateo, según San Marcos, según San Lucas, según San Juan y el evangelio según san usted; que es donde las cosas son como usted dice. Yo no creo que hay que diezmar, como usted dice. Yo no creo que hay que meterse en la iglesia todos los domingos, como usted dice. Yo no creo que hay que ser… como usted dice. Es el evangelio según san usted no según el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Porque mi hermano déjeme decirle: que si usted cree en el Hijo de Dios usted ha nacido de nuevo, si usted cree en el Hijo de Dios usted vive para Dios, usted sirve a Dios, para usted Dios es primero, a usted nada ni nadie lo separará de Cristo, ¿Amén? Ni la pandemia, porque, ¿Si ésta pandemia llega hasta el 2050? ¿A ver? o sea ¿El evangelio se detiene? ¿El evangelio se para pues? Señor no, ya no. Señor lo sentimos mucho, ¿Qué culpa tenemos nosotros de esta pandemia y tú no la quitas? ¿A ver, qué hacemos? ¿Vamos a dejar de adorar?
Y mira que ha sido bien difícil para mucha gente, ha sido bien duro para mucha gente. Hay familias acá que son 4 o 5 en la familia, imagínate, que le dio el virus a uno primero sólo uno, el resto no podía salir. Después le dio al otro, el resto no podía salir. De ahí a otro, el resto no podía salir, se volaron casi como tres meses amigos, ya después no querían pero casi ni ir a trabajar, ya se habían acostumbrados a puro Netflix. En la ciudad si ha sido complicado, ¿Pero qué vamos a hacer? Dios mira las intenciones del corazón.
Ahora, aquellas personas que tienen gente en sus casas que están enfermos, que esto, lo otro, es comprensible, por supuesto, cuídense. Hay que cuidarse, pero al mismo tiempo el reino de los cielos tiene que seguir adelante. Y esta pandemia ha demostrado el verdadero corazón de un montón de gente. Porque no es lo mismo cuando usted tiene en el alma, en el corazón, el deseo de estar en la casa del Señor. Yo sé que hay personas que siguen los cultos en su casa y quisieran estar acá pero tienen personas vulnerables en su casa y no pueden, pero ahí están, están siguiendo, mandan sus ofrendas, están siempre pendientes. Pero hay otros que le vale, hay otros que al súper se van el domingo. ¡El domingo! Ah, pero usted conoce a Dios, ¿Verdad? Conoce al Señor. Y hacen otras actividades cuando es el día del Señor. Es el día cuando el pueblo de Dios se reúne, exalta, glorifica y bendice como un solo cuerpo, como iglesia. ¿Por qué? Porque es una necesidad en el alma, esto es conocer a Dios.
El hombre tuvo la experiencia de adoración, cuando le dijo: ¿Tú crees en el Hijo de Dios? Señor, dime quién es por favor para creer en él. Soy yo, lo tienes enfrente. Creo, Señor. Es en ese instante que viene el proscuneo, viene el postrarse, el adorarle, el reconocer, ojo con esto, que en ese pequeño versículo, desde el instante mismo que Jesús aceptó la adoración que un judío estaba diciendo: que Él es Dios, porque si hay alguien en este mundo que saben que sólo hay uno digno de adoración, son los judíos. Al Señor tu Dios adorarás, a Él solo servirás. Desde el instante que Jesús aceptó la adoración de este hombre le estaba diciendo en este momento: “estás adorando a Jehová tú Dios”.
El conocer al Señor es una experiencia transformadora.
Si usted cree en el Hijo de Dios, quiere decir: Que no pasa un día sin que usted lea su Biblia. Si usted cree en el Hijo de Dios, quiere decir: Que no pasa un día sin que usted levante adoración delante del Señor, no pasa un día sin que usted comparta a otras personas lo que Dios ha hecho en su vida. Si usted cree en el Hijo de Dios, quiere decir: Que no pasa un día sin mostrar gratitud al Dios de los cielos. Si usted cree en el Hijo de Dios quiere decir: Que para usted primero es el reino de Dios y su justicia. Si usted cree en el Hijo de Dios quiere decir: Que usted honra a Dios con sus bienes. Si usted cree en el Hijo de Dios quiere decir: Que usted apoya el reino de Dios con sus ofrendas. Si usted cree en el Hijo de Dios quiere decir: Que usted apoya la obra misionera en el mundo, porque es un mandato divino: Id por todo el mundo y predicad el evangelio; y si no podemos ir vamos a bendecir a los que van. ¿Cuándo ha hecho usted, cuándo algunas personas han hecho algo así? ¿Cuándo alguien ha dicho?: mire yo quiero dar este dinero, Dios ha sido tan bueno conmigo, para aquellas personas que están ahorita en el Norte de África, aquellos que están en Asia Central, aquellos que están… Quiero bendecir a esa gente. Si usted cree en el Hijo de Dios, usted es parte del motor de la iglesia para bendecir a las naciones. Si usted cree en el Hijo de Dios: usted está crucificado con Cristo, usted lleva su cruz todos los días como dice su palabra, usted ama a Dios por encima de todas las cosas. Para usted Dios es el alfa y la omega, el principio y el fin.
Los fariseos le dijeron al ciego: ese hombre es pecador. Él dijo: si es pecador yo no sé, yo lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.
Al final del Capítulo 9, versículo 40: Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos?
Ay hermano, mira, yo le he dicho a usted: hay una cosa a la que ahora tengo mucho temor, mi respeto, es al hecho de apartarme del evangelio. Cosa que por cuarenta y pico de años, por la misericordia del Señor yo no conozco, no conozco lo que es dejar de ir a la iglesia. No, no sé qué es eso. Amo la iglesia, donde quiera que estoy busco la iglesia. Hoy la hermana Dianita me mandaba una fotografía de allá de Colombia y me dice: Pastor aquí estoy en una iglesia chiquitita. Como debe ser, como debe ser. Buscar la casa del Señor. Pero me da temor, por lo que he visto en la vida. Me da temor. Mire hermano, le cuento una cosa: fíjate como son las cosas de la vida. El miércoles pasado yo hablé en este púlpito acerca de un pastor, que yo no lo había mencionado en 30 años que tengo de estar aquí en la iglesia. Yo les dije: me encontré con otro pastor que nos graduamos juntos, y él me comentó que este hermano comenzó una iglesia pero no funcionó, y después comenzó otra… y ahora, dice él, pues como no le funciona el ministerio; entonces ya dejó los ministerios. Hermanos eso fue miércoles que yo anuncié esto; el día jueves en la mañana me hablaba por teléfono el mismo hermano, me dice: te cuento que fulano de tal (el pastor) se murió. ¡Yo no le puedo creer! Si ayer hablé yo de él. No lo puedo creer. Tantos años sin saber de él y cuando vengo a saber y me cuenta lo que había pasado se murió. Tengo temor a eso porque, yo he conocido personas que han dicho: Yo a Dios jamás lo abandonaría, el Señor jamás, tal cosa, igual que Pedro: “aunque todo se escandalicen Señor, yo nunca me voy a escandalizar”. Entonces, si hay una cosa que le tengo miedo es a esa. A apartarse. Porque bien fácil. Solo se requiere un domingo nada más, nada más. Porque esta carne, ¡Uy! esta carne es cruel. Noo. ¿Quién se quiere levantar el día domingo temprano? A ver, y eso es que el culto es a la 1:30, mijo, de la madrugada. Dígame usted: ¿Quién quiere venir a culto el día miércoles? Después del trabajo. Eso es una cosa que le tengo miedo, porque, apartarse bien fácil y conozco gente. Hoy en día, hay un señor que vino a un servicio especial el año pasado, ni sé a qué culto fue, y cuando yo me iba me lo encontré, en aquella esquina por donde están los basureros. Y le dije: Brother, ¡Qué bueno hombre! Me alegra verlo. ¿Dónde se está congregando?…… Y era cucaracha de iglesia, y hoy ya no.
Hay una segunda cosa que le tengo miedo: Tengo miedo ponerme ciego. No estoy hablando en el aspecto físico. Hablo en el aspecto espiritual. Creer que soy una cosa, cuando no soy nada. A eso yo le tengo pánico, porque yo no quiero caer en ese versículo (Mateo 7:22-23) que dice: “Muchos me dirán en aquel día Señor, Señor… y yo les diré: no sé quiénes son ustedes, no sé quiénes son ustedes”. Yo no quiero caer en ese versículo, no quiero caer: ¿Por qué me llamas Señor, Señor y no haces lo que yo digo? Yo no quiero caer ahí. Yo no quiero caer en (Mateo 7:21): No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos. Yo no quiero ponerme ciego, porque ya conozco demasiada gente ciega. Yo creo con toda mi alma que estamos viviendo, esto se lo he repetido 1484 veces 85 con la de ahora, tiempos de engaño. Satanás el diablo te pone un velo en los ojos y de repente usted comienza a creer cosas que no las vive. ¡No las vive hermano! No hay una vida de adoración, no hay una vida de glorificación, no hay una vida de entrega, de sumisión a Dios, de vivir para Él, por Él, como nos manda en su palabra. Y esta semana, hablando con una persona, me dio tanta tristeza, porque ni me dejó hablar. Me pide cita y ni me dejó hablar. Y cosa que le decía yo, me salía con 3, 4 cosas. Yo le decía otra cosa más y me salía con 3, 4 cosas. Tengo miedo ser ciego. Tengo miedo de pensar que yo soy cristiano, soy hijo de Dios, que voy directamente para el cielo y que Jesús diga: “no te conozco, no sé quién eres”.
Y en esta ceguera, en esta ceguera, se corre un riesgo. Se corre el riesgo de conocer la voz de Dios, pero no obedecerla. Si usted está en una multitud y su mamá le grita su nombre, usted va a saber que su mamá. Aunque hayan 100 madres ahí, aunque hayan 500 madres ahí. Si su mamá le dice su nombre: ¡Juan¡ usted sabe que es su mamá. Y ese es uno de los de los problemas que existen hoy en día: Hemos aprendido a distinguir la voz de Dios. Hoy escuchamos sermones por internet hasta decir: Ya no. Dos, tres, cinco, veinte, ochenta, cien sermones. El problema es: Que no Obedecemos. Sabemos distinguir la voz de dios pero no lo obedecemos. Sabemos que tengo que hacer cambios en mi vida, pero no los hago. Yo sé que él es digno de toda alabanza, digno de toda adoración, pero no me vayan a invitar, ya va a venir verano de cuando menos lo sintamos, a una carne asada. Porque hay gente tan baja que por una carne asada dejan un culto, por una simple carne asada, gente hambrienta. Ni cien, ni mil carnes asadas vale en el precio de estar en la bendita casa del Señor. Porque un día, un día habrá comezón de oír. Un día van a buscar, ¡háblenme, háblenme del evangelio, háblenme! Va a ser muy tarde. Yo le decía esta persona, el que no me dejaba hablar, le dije: mi hermano, en esta iglesia, la gente tiene consejos y tiene palabra. Si quieren vivir sus vidas como se le ronca su santísima gana, es por lo mismo, porque ya se acostumbraron a oír pero no obedecer. Entonces, el evangelio les entra por un oído y les sale por el otro. Salen de la casa del Señor a seguir viviendo sus vidas, esa ceguera espiritual.
¿Entonces qué? ¿Acaso también nosotros somos ciegos? Según los fariseos no hermanos, según ellos son más sabios que siete que sepan aconsejar. Cuando alguien me dice a mí: es que un dominguito pastor, un dominguito nada más.
Me acuerdo cuando yo andaba manejando moto. Los que andan en moto son bien amistosos acá, uno va pasando en su moto y los saludan. Una vez nos encontramos en un súper con una persona y comenzamos a hablar de los motores de esa moto, del motor de la moto que yo tenía, y ya nos hicimos amigos. Oye, y me dice: fíjate que este próximo domingo vamos a ir aquí, vamos a ir allá, ¿por qué no te vienes con nosotros? Y le digo: ¿Cuándo? El domingo. Le digo: No, yo soy cristiano. No pastor, cristiano. Me dijo: si algunos cristianos van con nosotros también. A eso le tengo miedo. ¿Sabes por qué? Porque si van un domingo, garantizado que va a ir dos, garantizado que van ir tres. A la cuarta semana vas a comenzar a hablar como hablan ellos, a la quinta semana te vas a comportar como se comportan ellos; y a la vuelta de tres meses: Si, yo antes iba a una iglesia…No… Porque satanás el diablo es sutil para estas cosas.
¡Ese hombre es pecador, estás expulsado del templo! Miren señores yo lo único que sé es: que antes yo era ciego y ahora veo. Yo antes mendigaba ahora puedo trabajar. Mi vida estaba en tinieblas ahora vivo en la luz. Antes era una carga para la sociedad ahora aporto para la sociedad. Antes era guiado por otras personas ahora puedo guiar a otras personas. Antes nadie daba nada por mí, Ahora tengo valor porque tengo a cristo en el alma, porque tengo a cristo en el corazón.
Inclinen sus rostros hermanos, oremos al Señor:
Padre líbranos de esta ceguera espiritual. Declaramos que “Creemos en Jesús como el Hijo de Dios”. Ayúdanos Padre Santo, vivimos en un mundo de, tanto pecado. Vivimos en un mundo donde es tan fácil separarse de ti, donde es tan fácil dejar de orar, donde es tan fácil dejar de leer tu palabra, donde es tan fácil dejar de venir un domingo, dos o tres. Donde es tan fácil vivir dos vidas, donde es tan fácil negarte, donde es tan fácil no proclamar tu nombre. Vivimos en un mundo donde nuestros compañeros de trabajo ni saben que nosotros somos tus hijos, que te adoramos, que sin ti no podemos vivir, que eres lo mejor que nos ha pasado en la vida. Señor, al igual que este ciego, su vida nunca más volvió a ser la misma; nunca más volvió a ser la misma, nuestras vidas nunca volvieron a ser las mismas desde que te conocimos. Es por eso que hoy te damos Honra, Gloria y Alabanza.
Mientras todos oramos, quiero hacer una invitación a aquellas personas que nos visitan por la primera vez, en esta tarde. Dice la palabra del Señor (Juan 1:12): Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos Hijos de Dios. Que todo aquel que deposita su fe y confianza en el Señor comienza a caminar con Dios, que hay perdón de pecados y vida eterna. Si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, déjeme decirle que hoy es una maravillosa oportunidad para que usted le entregue su corazón a Jesús.
Mientras todos oramos si hay alguien con nosotros que dice: Pastor, yo necesito a Dios, yo quiero entregarle mi vida al Señor Jesucristo. Si hay una persona que quiere recibir al Señor, ahí donde está, yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano. Si hay alguien que dice: Pastor yo quiero. Yo quiero entregarle a Dios mi vida. Vamos a orar por usted. Habrá alguien de esta iglesia que se va a acercar a usted cariñosamente para ayudarle a hacer esta oración.
(Juan 3:16)…De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Usted que nos mira por redes sociales también usted puede tomar la decisión, que es la más importante, de abrir el corazón a Jesús y decirle: Señor, en este día, te entrego mi corazón, te entrego mi vida, te entrego mi alma. Reconozco lo que hiciste en El Calvario al poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa. En este día Señor, te entrego mi vida, te entrego mi corazón.
Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido, gracias por tu palabra de esta hora, bendícela en nuestros corazones. Te pido que nos ayudes Santo Espíritu de Dios, a atesorarla, a vivirla, a hacerla nuestra; porque esta es palabra de Dios. En el nombre de Jesús, Amén y Amén.
Amados míos que la Paz de Cristo les acompañe, que Dios me los bendiga.