Errores que cometimos con nuestros hijos
febrero 20, 2022 – 1:30pm | Efesios 6: 1 – 4 | Dr David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Mañana esta Provincia de British Columbia celebra el día de la familia. Tercer lunes del mes de febrero. Algunos van a disfrutar, a descansar mañana. Otros van a seguir descansando mañana.
Quisiera que abran sus Biblias en el libro de Efesios, capítulo 6 por favor. He titulado el mensaje de esta tarde “Errores que cometimos con nuestros hijos”. Algunos cometimos, otros están cometiendo con sus hijos.
Dice la palabra del Señor en Efesios 6:1-4 (Versión 60) 1Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, (y fíjate la razón que nos da) porque esto es justo. 2Honra (que significa respeten, obedezca) a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra. 4Y vosotros, padres, (en este versículo está nuestro mensaje) no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
En el Salmos 127:3 dice la escritura: He aquí, herencia de Jehová son los hijos, (mire usted) Cosas de estima el fruto del vientre. 4Como saetas (como flechas en mano del guerrero) en manos del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. ¡Que Dios bendiga esta palabra que hemos leído!
La familia es un regalo de Dios. La familia es una bendición de Dios. Dios es el creador de la familia. Entonces Dios es el único que nos puede decir cómo triunfar, cómo vivir, conforme a su voluntad en la familia. Y Dios de una manera específica ha determinado cuál es el rol de una familia.
El hombre debe de amar a su mujer, así lo menciona la escritura. ¿Y de qué manera debe amar a su esposa? Como Cristo amó a la iglesia, sacrificialmente. La mujer debe respetar a su marido, no mandar a su marido. El padre debe proveer para su familia y dice la Biblia: “que si el padre no provee para la familia es peor que un incrédulo”, dice la escritura (1Timoteo 5:8). Los padres deben disciplinar e instruir a sus hijos en el temor de Dios. De tal manera que a los hijos, se les exige dos grandes responsabilidades: obedecer y honrar a sus padres. Eso quiere decir que a los hijos se les debe enseñar respeto y obediencia, es decir que si son irrespetuosos y si son desobedientes se les debe disciplinar. Ese es el mensaje de las sagradas escrituras.
Después de pensar detenidamente acerca de mis hijos, creo que puedo hablar acerca de las cosas buenas quizá que hicimos, como también los errores que cometimos mientras ellos crecían. De hecho, ayer le preguntaban la suegra: ¿Cuáles fueron los errores que usted cometió criando a su hija? Y le preguntaba a Miriam también, a mi esposa, le dije: ¿Cuáles son los errores? (son las cuatro de la tarde, te voy a venir a preguntar a las nueve de la noche, para que te dé tiempo de pensar en todos ellos) ¿Cuáles son los errores que tú crees que cometiste con tus hijos?
¿Quiénes son las personas que se van a beneficiar de este sermón? Las personas que estén dispuestas a aprender, ellas. Porque hay muchos que oyen, y oyen, y oyen; y no aprenden nada. Sus vidas siguen de igual manera. Ahora, déjeme decirle que existe una gran responsabilidad para nosotros los padres. Aunque el padre y la madre deben estar involucrados en la enseñanza de los hijos, pero Dios le da la responsabilidad al padre, de la instrucción bíblica de los hijos, es el papá. Yo sé que hay unas madres, que son madres a todo dar, porque si no fuera por ellas los hijos no sabrían de Dios.
En Deuteronomio capítulo 6, versículos del 1 al 3, dice la palabra de la siguiente manera: 1Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; (luego dice) 2para que temas a Jehová tu Dios (está hablando del papá), guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo (fíjate las veces que aparece la palabra hijo en todo este capítulo: tú, tu hijo y tu nieto, ¿por cuánto tiempo?) todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. (Ahí tenemos el Shema en el versículo 3) 3Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. En el versículo 7 de ese capítulo: 7y las repetirás… (Una vez más la palabra hijos; vea usted hermano la gran responsabilidad que Dios le da al papá, de la vida espiritual de su familia. En un hogar donde el padre, el sacerdote; haré de vosotros una nación de sacerdotes, en una familia donde el padre no toma la iniciativa de la enseñanza espiritual de los hijos es un desastre esa familia, o Dios está fuera de esa familia) 7las repetirás a tus hijos (y mire usted la importancia) y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Fíjate no Facebook, no videojuegos, no juegos, no IPhone, nada de eso. Es la palabra, es esa palabra la que hay que repetir a los hijos, que hay que hablar con ellas. Ahora recuerde, cualquiera diría: “Ay Pastor, pero mire, esas cosas son viejas” El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras; dice Dios; no pasarán (Mateo 24:35). Las sociedades pueden cambiar, Dios no cambia. Es el mismo de ayer, de hoy y de siempre, es el mismo. Esta palabra es tan viva y eficaz hoy, como cuando fue escrita hace 2000 años, el nuevo testamento ya no digamos del antiguo testamento. Y una vez más, ¿y cuándo?: …y al acostarte… Quiere decir que los hijos, a la hora de ir a acostarse, la mamá deberían tener ahí a un ladito la historia bíblica, y contarle. Hijo te voy a contar la historia de Sansón, la historia de David y Goliat, la historia de la Creación del mundo. Te voy a contar, biblia, palabra, palabra, palabra, palabra. Y no solo cuando te acuestas, cuando te levantes también.
En el versículo veinte dice: 20Mañana cuando te preguntare (¿quién?) tu hijo, (otra vez, ¿te das cuenta?) diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó? Mira, tus hijos, cuando te pregunten tus hijos tú le vas a contestar: 21entonces dirás a tu hijo: es que nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa. ¿Sabe qué significa? Es lo mismo es decir: hijo, es que mira, nosotros somos pecadores y no conocíamos a Dios. Pero Dios en su gran misericordia, por su gracia, nos ha salvado, nos ha redimido. Por eso hijo es importante adorar a Dios. Por eso hijo, es importante dejar tiempo para el Señor. Por eso hijo es importante que hagamos tiempo para ir a la casa de Dios. Por eso es importante, es importante, es importante, es importante. Y, ¿A qué horas hay que decir eso a los hijos? En la mañana, en la tarde, en la noche, a la hora que te acuestes, a la hora que te levantes, lo estamos leyendo acá. Eso éramos, íbamos al infierno mi hermano. Todavía no me cabe, aquí en mi cabeza de chorlito, como es que una familia prefiere, en lugar de venir a darle Honra y Gloria a aquel que los salvó, a aquel que los rescató, a aquel que pagó en la cruz por nosotros, a aquel que te sacó de las tinieblas, que te libró del infierno y te va a dar su Gloria. No me cabe, que en lugar de venir a darle Honra y Gloria, como Él nos manda en su palabra, estén en el Súper Mercado comprando comida en este momento. No entiendo. ¿Pero sabes lo que hizo? Ah sí sí sí ¿Y qué hizo? Ah me sacó del infierno. Como si lo que Dios hizo no tiene importancia.
Ahora yo sé, mis amados hermanos también qué, de alguna manera, todos hemos cometido errores, especialmente como padres primerizos, ¿Verdad?
Cuando nosotros llegamos a Canadá en el año 1988; nuestra boda fue en abril, llegamos aquí en noviembre. Mi esposa venía con cinco meses de embarazo. Nació nuestro primer hijo, David. Nosotros no sabíamos. La experiencia, me imagino que es una experiencia diferente para cada familia. Tener ese pedacito de carne en tus brazos. Te ponen a cortar el cordón umbilical, y lo tienes ahí, ¿verdad?; digo hasta que comienza a llorar como loco todas las noches entonces, ya uno lo piensa dos veces ¿no? No nacimos con experiencia de ser padres, aprendimos en el camino. Especialmente con el (conejillo de indias) primer hijo, ¿no es cierto? es el que le toca. Con el segundo, ahí hay un poquito de más experiencia. No hay reglas generales para educar a los hijos, son tan diferentes.
Entonces tengo una lista acá de 144 cosas, de ¿qué cosas hicimos mal con nuestros hijos? Y ojalá que las nuevas generaciones aprendan, vivimos mundos distintos, pero muchas de estas son reglas generales:
1. Consentirlos. Y aquí, mi respeto, pero mi advertencia a aquellos padres que tienen un solo hijo o una sola hija. Porque algunos no tienen hijos: tienen becerro de oro. Cuidadito le toquen a su muchachito, que le vaya a llorar en la escuela dominical, Dios guarde. Pero bueno, Proverbios 29:15, quiero que pongan atención a este versículo y quiero que note la palabra consentido, porque la vamos a buscar en otra traducción dice: 15La vara y la corrección dan sabiduría; Más el muchacho (¿qué?) consentido (¿Qué pasará con ese joven?) avergonzará a su madre. Note la palabra consentido; porque la pregunta es: ¿Y quién es una persona consentida? Otra traducción de la Biblia nos dice quién es la persona consentida. El mismo versículo, solamente que, en la Nueva Traducción Viviente (NTV) Disciplinar a un niño produce sabiduría, pero un hijo sin disciplina avergüenza a su madre. Ahí está la palabra consentido la misma traducción, el mismo versículo. ¿Qué quiere decir? Que un hijo o una hija consentida, es un hijo o una hija a la que no se le disciplina, a la que se le permite que haga todas las cosas. Como un día que yo vi a un niñito, que lo levantó un hermano y le puyó (pinchó con sus dedos) los ojos al hermano que lo levantó; le puyó los ojos. Mire la pareja riéndose, los papás del niño. Yo dije: “aquí tienen a un futuro delincuente”. A un niño que se le hace gracia por todas las cosas equivocadas que hace y no se le disciplina, consentidos. Proverbios 13:24 dice: el que detiene el castigo a su hijo aborrece; más el que lo ama, (mire usted) desde temprano lo corrige. Eso es en la versión 60. Los hijos consentidos se hacen egoístas, malcriados. Una señora dice: “mis hijos nunca arreglaron sus camas, para eso tienen a su mamá”; vieja floja. Está creando hijos consentidos y va a pagar el precio. Porque usted está creando cuervos y los cuervos un día, le van a sacar los ojos. Y lo que estoy hablando es bíblico, si le estoy leyendo aquí la palabra. No es que, es que los métodos… ¿Del cuál métodos usted habla? ¿Usted no tiene la Biblia también en la mano? Cuando usted falla contra estos reglamentos del Señor, usted está fallando contra Dios; no contra mí ni contra la iglesia. Porque quien le está diciendo que hay que castigar a los hijos, es Dios. Y no, pasarles esas cosas, es feo. Mira, hoy en día usted va a un restaurant y se encuentra un niñito de 3 o 4 años armando una rabieta hermano, creando un escándalo. Toda la gente del restaurante deja de comer, y vuelven a ver quién es ese energúmeno que está haciendo tanto relajo, y el niño grita y tira patadas, y no lo puede controlar nadie; agarra la comida, la avienta por todos lados, no lo controlan. ¿Qué da eso? Vergüenza, y lo dice la escritura.
Ahora, nosotros, en el caso de mi esposa y yo, vivimos eso en carne propia. No sabíamos. Este David que lo ven tan tranquilito ahora, ¡Hum! Aquí hay familias, de esta iglesia, que conocieron a mi hijo cuando era chiquitito. ¡Era tremendo! Un día nos armó una rabieta, en los Estados Unidos, en un restaurante. De esas rabietas hermanos, que nos causó una vergüenza terrible, no hallábamos que hacer. Uno comienza a ver a la gente y decir: “disculpen a esta pequeño animalito que tengo aquí”. Y mientras más vieja la gente se le queda viendo a uno como cosa rara. Ese día, Sarita, nuestra querida Sarita nos dio gran lección: el baño. A ese niño, me dijo: “en público nunca, en público nunca porque vivimos en una sociedad difícil y complicada. Pero en el baño, ahí sí. Y aprendimos. A tal grado, que después de eso, cuando le decíamos al niño te vamos a llevar el baño, decía: “no, no, no, no, baño no; baño no, tranquilo”. Porque ya le había pasado la planadora, en varias oportunidades.
Dígame, ¿no ha visto usted el ridículo, de ver a mamás dándoles biberón (pacha o mamilas) a unos niños tan grandotes? ¡Ah! Dígales algo. La estrangula la señora a usted. “Es mi hijo, y con mi niño no se mete nadie”, tiene toda la razón. ¿Qué dice la escritura? “Te va a dar vergüenza. (Proverbios 29:15)” Esos son hijos consentidos. “Mamá, mamá, ven a bañarme”. Y allá va la señora. Son padres que no quieren que sus hijos sufran un mal comentario, que tengan frustraciones, que aprendan a ser independientes.
Entonces recuerda el hijo consentido es aquel que no se disciplinó.
2. Tener hijos favoritos. Tener preferencia por uno de ellos. En Génesis 37:3 dice: Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. Darle más beneficio a uno más que a otro. Especialistas en el tema dicen: que favorecer a los hijos, no solamente afectan a quien se siente excluido, sino, también a quienes son favorecidos. El favoritismo crea rivalidad entre hermanos, a medida que van creciendo, porque lo saben. Y esto no es no es ninguna cosa oculta. Usted le pregunta a cualquier persona: ¿Y ustedes cuántos hermanos eran? Ah, nosotros éramos cuatro. ¿Y quién era el preferido tu papá? Le dicen quién era, ah “fulano”, ellos saben. El favoritismo lastima, menosprecia y hace pensar a la otra persona que no vale lo mismo que valen los demás. En algunos casos ese favoritismo crea desobediencia, frustración, rebeldía, rechazo. Algunos hijos tienen inclinación por la soledad y la depresión, precisamente por eso, porque la atención de la mamá es con “fulano”, siempre con “fulano, siempre con “mengano”. Y usted se pregunta: ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué pasa lo otro? Este fulano desapareció por una hora y la señora deja el trabajo y lo va a buscar donde quiera que sea. El otro hijo lleva tres días perdidos y la señora ni ha salido de la casa a buscarlo si quiera. Es por esa razón que algunos hijos buscan aceptación por otro lado, y se dejan manipular por cualquier persona que les hable al oído.
El hijo favorito siempre se siente afectado por un exceso de atención, y esto es tremendo.
3. La sobreprotección. Mire hermano la sobreprotección es confusa, porque algunas personas creen que es amor. Es un exceso de amor, pero es un amor que asfixia. Y un amor que asfixia es nocivo, es tóxico. Hace que los hijos se vuelvan dependientes de los padres y los padres de los hijos; y estos hemos visto cantidad. Yo entiendo que hay que defender a los hijos, yo lo entiendo. ¡Pero sobreprotegerlos, de una manera, que ni ellos mismos se puedan defender! ¿Dónde está? ¿Qué está haciendo? ¿Con quién estás? ¿A qué ahora vas a venir? ¿Qué hiciste? ¿Qué comiste? ¿Por qué no te comiste tu brócoli, hijo? 28 años tiene el cuate. El exceso de protección afecta el desarrollo de los hijos. ¿Y entonces Pastor? Mire, a los hijos se les enseña valores, se les enseña principios.
Ya mis hijos son mayores, pero antes, mi pregunta a ellos era de…. Claro, ellos han aprendido valores y principios en la casa de Señor. Los mismos del hogar. Pero no estoy preguntando; ¿Con quién está? ¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Qué aquí? ¿Qué no está? Mi pregunta es ¿Todo bien? Sí, todo bien. Que bueno. Ya saben que estoy pendiente. ¿Ya me explico?
4. Darles todo lo que pidan. Hay muchas personas que dicen: “es que yo nunca tuve nada”. He conocido a muchos padres que tienen cargo de conciencia, porque tenían que trabajar y difícilmente estaban con sus hijos. Así es que, creyeron, que comprarles todo lo que pedían era la solución. Una madre me decía: “cuando salgo de mi trabajo, salgo corriendo a una tiendita que está por ahí, y le compro un dulce, le compro un chocolate, le compro esto a mi hijo”. Sin darse cuenta, el chamaquito ya era obeso. Porque la señora tenía eso: “es que no puedo llegar con las manos vacías a la casa, tengo que llevar algo al niño”. Por ese cargo de conciencia. Otras personas dicen: “es que a mí nunca me dieron nada, y yo no quiero que a mi hijo le falte nada”. La vida no funciona de esa manera. ¿Qué va a pasar cuando le digan a su hijo no se puede, no hay? A los hijos se les enseña paciencia. Ahora no puedo hijo, en un mes te lo compro. Y que se espere, que aprenda a tener paciencia.
Esto gracias a Dios lo aprendimos, había mucha literatura en ese sentido. A nuestros hijos jamás nosotros les dimos todo lo que pidieron, nunca. Y en muchos de los casos, porque sincera y honestamente no podíamos. La primera Xbox que mis hijos recibieron, se lo regaló un pastor a ellos. No se lo compramos nosotros, porque no podíamos comprarles eso. Hay cosas que los hijos no van a entender nunca, no lo van a entender. Un padre para eso es padre, para pensar en el futuro. Si yo voy a andar comprando zapatos a mis hijos de 200 o 300 dólares, yo voy a darle comprando a mis hijos, ¿qué sé yo?, un equipo de vídeo que va a costar 800 o 700 dólares; pero ni siquiera he sido capaz de ahorrar dinero para darlo de enganche para un pequeño apartamento. Esas son cosas que los hijos no la van a entender, jamás. La van a comprender cuando sean mayores. Y van a decir: ¡Ay, gracias a Dios que mi papá y mi mamá siempre pensaron en esto! Y para eso hermanos hay que tomar decisiones.
Yo les he comentado nosotros compramos el primer apartamentito aquí en Canadá, mi esposa y yo tuvimos que decirle: hija no podemos irnos a la calle a comer todos los domingos, no podemos. Es un presupuesto, y ese dinero ahora lo necesitamos para pagar acá lo de la hipoteca. Para ir guardando pagar el impuesto de la vivienda, para el mantenimiento, para esto, para lo otro. Hay ciertas cosas que los hijos, ¿qué van a entender? Los hijos piden, y yo quiero esto, y dame aquí, y dame allá; y dame tal cosa y dame la otra. Pero con el correr del tiempo, van a entender la diferencia.
A los hijos hay que enseñarles que las cosas se obtienen con esfuerzo.
Alguien escribió un tema “Diez consejos para hacer de su hijo un delincuente”. Si usted quiere hacer un delincuente aquí le va:
- Dele todo lo que le pida.
- No le dé ninguna enseñanza espiritual.
- Ríase de sus groserías y malas palabras.
- No lo deje hacer nada en la casa, recoja todo lo que deja tirado.
- Discuta y grite con su marido delante de sus hijos.
- Nunca lo castigue.
- Nunca lo corrija, nunca le diga: “lo que hiciste está mal”.
- Dele todo el dinero que le pida.
- Dele siempre la razón.
- No imponga reglas en su casa. Déjelo llegar a la hora que quiere, acostarse a la hora que quiere y levantarse a la hora que quiere, y llevar a la casa las mujeres que quieran.
Eso es para crear delincuentes, es decir; una persona sin disciplina, una persona sin reglas, una persona sin límites.
5. Falta de disciplina justa. Escuchen esto: “justa”. Hebreos 12:6 dice: 6Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo al que recibe por hijo. Ahora, esto tiene mucho que ver con el temperamento de uno o de los dos padres. Tiene mucho que ver con la falta de educación de cómo criar a los hijos. Porque hubo un tiempo, amados míos, en años pasados, generaciones pasadas, donde la gente lo que quería era tener placer sexual. No pensaron en tener hijos, pero nacieron los hijos Entonces qué pasa, los papás no estaban listos para esto. Ups!! Vino el niño, pero no sabían cómo criarlo. Y cuando hay personas de temperamento, por eso yo siempre he dicho acá, uno de los grandes valores que podemos tener como cristianos es aprender a conocernos a nosotros mismos. Cuando aprendemos a conocernos a nosotros mismos, entonces podemos entender el daño que somos capaces de lograr, a personas a nuestro alrededor.
Lo más seguro es que mi mamá esté escuchando en este momento. Ya aprendió a la señora a meterse al YouTube y al Facebook. Pero mi mamá tenía un temperamento bien fuerte. Yo no recuerdo, no recuerdo, una vez, una sola, que mi madre me haya castigado hablando conmigo. Nunca. Siempre fue: los golpes, siempre fue las malas palabras. Jamás de decir: “Mira hijo venga para acá, siéntese, quiero platicar con usted. ¡No! Yo sé de garrotes, pedradas, y le puedo decir un montón. Claro, por supuesto, que no fue por buena gente.¿Ok?
Pero, hay padres que también fueron abusados, en su niñez. Y el círculo sigue. Imagínate, yo recuerdo, tengo presente, (que esa es otra cosa de nuestra mente, ¿verdad? Que guardamos cosas que nos impactaron, que nos marcaron la vida) a mi abuela golpeando mi mamá. ¡Me acuerdo! No tengo tan presente el lugar donde estábamos. Me acuerdo bien de la cama, que estaba un ladito, me acuerdo de todo eso. Y me acuerdo también a mí mamá decirle mi abuela: ¿Ya terminó? Sin ninguna lágrima. ¿Ya estuvo o va a seguir? Si va a seguir, me quedo. Y yo llorando, a moco tendido a un ladito: “no le pegue a mi mamá”. Mi mamá no nos podía ver llorar. Porque si nos veía ver llorar nos decía que no fuéramos…Hmmm. (Palabras que no puedo decir aquí) Así como lo oyen.
Empleamos una disciplina (escúcheme) que dañó el corazón de nuestros hijos. Los dañó. Se abusó de ellos verbal y físicamente. Golpes. Escuche esto que lo voy a decir. Yo entiendo que hay que disciplinar a los hijos, pero hay muchos padres que nunca, jamás, entendieron la diferencia entre una cosa y la otra, jamás. Abusaron verbal y físicamente de sus hijos. Golpes. Gritos. Castigamos con ira. Los humillamos. Los ofendemos y los comparamos. Fíjate, los castigamos porque queríamos eliminar una conducta de parte de ellos, pero, usamos los métodos que en lugar de eliminar ese tipo de conducta, los hizo rebeldes, y se resintieron. Son métodos de disciplina equivocada y contraproducente. Lastimosamente hay algunos padres que aún hoy en día, llegan a pensar que no, que lo que hicieron estuvo bien. No se llevan bien con sus hijos, hay resentimiento en el corazón de los hijos para con los padres. Por respeto, bueno fíjate la línea es así: primero miedo. Por miedo no le dicen las cosas que tienen que decir. Primero por miedo, segundo: cuando crecen; por respeto y cuando ya son señores, ¿sabe por qué? Por lástima. Porque uno puede llegar a viejo, hermano y reconocer hombre y decir: “que regada”. Papito venga para acá, déjame darte un abrazo. Perdóname hijo, como hubiera deseado yo saber en aquel tiempo, lo que sé ahora; perdóname por haber abusado de ti, por las malas palabras que te dije hijo; si las aprendiste de mí. Por esa ira tan terrible.
En Colosenses 3:21 dice la escritura: Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. Pero déjeme decirle algo, hay una versión, más bien una traducción, que es Palabra de Dios para Todos, el mismo versículo dice así: Padres, no sean tan exigentes con sus hijos, para que ellos no se desanimen. Te das cuenta: ¡No sean tan exigentes! Es una disciplina balanceada, porque como padre yo tengo que ejercer autoridad, tengo que corregirlos. Decirles lo que no está bien, castigarlo; pero al mismo tiempo amarlos. Efesios 6:4 en la Nueva Traducción Viviente (NTV) dice: 4Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor. Es decir, hay que aprender a disciplinar sin cruzar la línea de desanimar a nuestros hijos y sin frustrarlos. Y muchos fallamos en este sentido y lo que creamos fue resentimiento. Cuando era niño, yo tenía ese resentimiento.
6. Desautorizarnos delante de nuestros hijos. ¿Qué quiere decir eso pastor? Bueno, cuando el papá le dice a los hijos: “no le hagan caso a esa vieja loca”, eso es desautorizar, la autoridad de la madre.
Esto sucede muy a menudo con padres separados. Cuando hay separación, cuando hay divorcio y de uno de los hijos se queda con uno de los padres o se queda con el otro. Es poner a los hijos en contra del papá, poner a los hijos en contra de la mamá para vengarse o ganar el afecto de uno de los hijos. Es que tú nana no sé qué… Es que tú tata no sé qué… Tu tata nos abandonó. Ese es un viejo irresponsable. Tu tata era un gran mujeriego. Mira, si me ponía delante a las mujeres. Y los niños con los ojos viendo, creyendo que el padre es una bestia, por lo que la mamá le está diciendo. Y así van creciendo. Eso es desautorizar a los padres. Aquel padre, aquella mamá que dice: “en esta casa se hace lo que yo digo”. O hablar a escondidas hermano. Hablar a escondidas, esto es un grave error. Aquella madre que, viene el hijo al papá y le pide permiso, y le pide dinero; y el señor dice: “No, no tengo” Pero mire, si hay un ente manipulador en este mundo, son los hijos. Y la señora que está en la cocina lavando los platos, pero con el oído por otro lado. Ya escuchó que el niño (semejante animalón) le pidió dinero al papá y el papá le dijo que no. Allá va la señora a su escondite, porque todas las señoras tienen un escondite, donde tienen dinero. ¿De dónde lo sacaron? No lo sé. Pero siempre tienen. Algunas aquí en la caja registradora (señalando entre los pechos), ¿Verdad? O en otro lugarcito. Entonces ellos ya escucharon. Entonces viene la señora y le hace seña al muchacho para que vaya a la cocina. Eso multiplíquelo por cantidad de veces. Claro, y todo eso; es porque no nos ponemos de acuerdo como pareja.
Le decía el domingo anterior que este fue una de las situaciones complicadas que tuvimos con mi esposa, pero difíciles, difíciles, bien, bien difíciles. A tal grado que un día mi esposa me dijo: “yo me voy a encargar de la disciplina de mis hijos, no quiero que tú te metas”. Aquí algunos no la conocen. Pero algunas hermanitas que ha estado bien cerca de ella, por largos y largos años: tiene carácter. Y me dijo: “mis hijos los castigo yo, y tú no te metas porque tú eres flojo”. Yo recuerdo decirle: “está bien”. Claro el problema es que yo me tengo que subir a un púlpito el domingo. Yo tengo que venir a predicar acá. Yo me acuerdo que le dije: “bueno pero, ¿sabes qué? Ojalá que sepas resolver”. Claro hemos hablado del asunto mil veces. Porque era cuestión de castigar, por dos meses, dame el teléfono. No puede ver televisión por un mes. Dame tal cosa, dame aquí, dame allá. Está castigado, está castigada. Claro, hay ciertos métodos que son contra productivos, no funcionan, crean rebelión. Hasta que llegó un día que me dijo: “Ay, ve vos, qué haces con tus hijos”. Y yo dije…. No les puedo decir lo que dije. Pero cometimos esa desautorización delante de ellos. Donde ellos sabían que mis palabras no valían nada. No podía decir nada. Y eso es complicado. Es complicado porque te va creando distancia. No solamente con los hijos, sino entre la pareja. ¿Entonces yo qué soy pues? Solamente la persona que paga la renta, que paga la comida, que paga los carros, que paga los seguros, que paga absolutamente todo. ¿Eso es lo que soy nada más? ¿El burro de esta casa? Que no tiene voz, que no tiene palabra, que no tiene absolutamente nada. Te das cuenta como una pequeña situación te lleva a otra, y te lleva a otra, y te lleva otra y a otra. Simple y sencillamente por no haber, por no tener, un acuerdo, en cómo poder manejar la disciplina de los muchachos. Que es diferente desde temprana edad.
Y bueno tengo otras siete cosas más acá, pero el tiempo no nos da.
Me encantaría hablar, no sé un día de estos tal vez, acerca de la falta de afecto y de cariño dentro del hogar. Los estudios que realizó la universidad de Harvard, cuales fueron las cosas que encontraron y también la importancia del tiempo y la afirmación que debe haber para con los hijos.
Hermanos, déjeme decirle que todo lo que sembramos vamos a cosechar. Una de las cosas en realidad tristes sería llegar a viejos y que nuestros hijos tengan aversión para con nosotros. Ninguna situación en la vida, es más importante que el corazón de nuestros hijos, que ellos.
El púlpito, el televisor, nada, nada, nada es más importante que nuestros hijos.
Hace como un año y pico, uno de mis hijos tuvo un accidente en uno de mis carros. Nosotros salimos corriendo. A mí el carro no me importa, a mí el carro me vale, lo que sea. Él estaba preocupado por el carro, no hijo no. ¿Cómo estás tú? El carro que importa. Pero si para mí es más importante el carro, sí para mí más importante el televisor, si para mí más importante un radio, es más importante las cosas materiales que mis hijos, entonces, yo no sirvo para criar hijos. Y lo digo porque yo me crié en una casa, donde, si por accidente se quebraba la taza, yo escuchaba por una semana regaños y castigos, y esto, y lo otro, y que eres descuidado, que eres bruto, y que eres estúpido y que… Por una simple taza chuca, en aquel entonces de veinte centavos. Y jamás estas personas me dieron afirmación, nunca.
Nada es más importante que ellos mismos. Accidentes, suceden, pero yo quiero guardar el corazón de mis hijos. Yo quiero llegar a… como hoy que tiene ya, mi hijo mayor, treinta y pico, y abrazarlo, y darle un beso en la frente con toda la libertad con la que lo hago, cuando yo quiero hacerlo. De lo contrario mis amados, yo he escuchado situaciones de que los hijos se olvidan de los padres. Tanto sacrificios, tanto esto. Y llega en un momento en la vida, donde los hijos no quieren ni llamarle siquiera los papás, ni acercarse a ellos. Bueno, yo pienso que es tiempo de re-considerar como fuimos con ellos, y entender hermanos que un abrazo puede sanar tantas cosas.
Ahora ya mis 60, ¡Híjole hermano! A mis sesenta años hablo con mi madre y hoy hablamos de todo. Ella se extraña de las cosas que yo me acuerdo. ¿Te acuerdas? Me acuerdo. ¿Y te acuerdas? Me acuerdo. Y yo le digo: “¿Mamá se acuerda usted es esto, y de esto? Y ahora me dice: “hijo te quiero mucho”, “Te amo mucho”. Y es bonito llegar al final de nuestros días con el cariño, con la cercanía, con la confianza de nuestros padres. Así es que papá, mamá, nunca es tarde, para hablar con nuestros hijos y decirles: “hijos, perdónenme mi mal temperamento. Perdónenme esos gritos, esos alaridos de loco, de loca que tuve con ustedes. Perdónenme la vida fue dura para mí, fue difícil. Y qué lindo sería que su hijo le diga: “no te preocupes mamá, no te preocupes papá. Yo te quiero mucho, esas cosas pasaron. Yo entiendo que eres loco. Yo entiendo que, ¿verdad? Qué lindo sería llegar a una situación como esa.
Inclinen su rostro, oremos al Señor.
Padre, al celebrar el día de la familia mañana, en esta Provincia, aquí en Canadá. Que podamos verdaderamente manifestar ese cariño, ese amor, ese afecto a nivel familiar. Como hijos tuyos que somos, como familia cristiana que somos, tu palabra nos enseña que el amor es el vínculo perfecto. Que por amor te entregaste en la cruz. Por amor fuiste al calvario. Por amor derramaste tu sangre. Por amor al mundo. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3:16)
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, déjeme decirle que Dios le ama y tiene un plan maravilloso para su vida. Mira, no hay nada como comenzar una vida con Dios de tu lado. Si usted no ha recibido a Cristo todavía, esta invitación es para usted. La iglesia ora en este momento, clama a Dios, pide al Señor, que el Espíritu Santo de Dios toque corazones. Y si usted me dice en este momento: “Pastor, yo necesito a Dios en mi vida. Yo necesito al Señor en mi alma. Estas cosas yo no las conocía y ahora quiero hacer la diferencia en la vida de mi familia”. Si hay alguna persona que quiere recibir a Cristo, ahí donde está, yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano. Alguien, que dice: “Pastor yo le entrego mi vida a Dios, yo le entrego mi vida Señor, yo quiero comenzar una vida nueva. Venga los pies de Jesús. Entrégale tu corazón a Cristo, no tenga pena levante su mano, póngase de pie, déjenos orar con usted y por usted. Así es, hay diáconos que están alrededor suyo listos para ayudarle con esta decisión. Usted que nos mira por las redes sociales. También usted, puede entregarle su vida Cristo en este momento, dígale: “Señor, en este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida, y te recibo como mi Señor y Salvador personal. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Te doy gracias Señor por poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa por mí. En este día te recibo como mi Señor y Salvador personal. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y bendita palabra. Gracias Señor por tu palabra bendita. En el nombre de Jesús, Amén.
Amados míos que la Paz de Cristo les acompañe, que Dios los bendiga a todos.
Errores que cometimos con nuestros hijos
febrero 20, 2022 – 1:30pm | Efesios 6: 1 – 4 | Dr David Rodríguez
Etiquetas: efesios, febrero 2022, pastor david rodriguez, transcripcion
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TRANSCRIPCIÓN
Mañana esta Provincia de British Columbia celebra el día de la familia. Tercer lunes del mes de febrero. Algunos van a disfrutar, a descansar mañana. Otros van a seguir descansando mañana.
Quisiera que abran sus Biblias en el libro de Efesios, capítulo 6 por favor. He titulado el mensaje de esta tarde “Errores que cometimos con nuestros hijos”. Algunos cometimos, otros están cometiendo con sus hijos.
Dice la palabra del Señor en Efesios 6:1-4 (Versión 60) 1Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, (y fíjate la razón que nos da) porque esto es justo. 2Honra (que significa respeten, obedezca) a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra. 4Y vosotros, padres, (en este versículo está nuestro mensaje) no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
En el Salmos 127:3 dice la escritura: He aquí, herencia de Jehová son los hijos, (mire usted) Cosas de estima el fruto del vientre. 4Como saetas (como flechas en mano del guerrero) en manos del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. ¡Que Dios bendiga esta palabra que hemos leído!
La familia es un regalo de Dios. La familia es una bendición de Dios. Dios es el creador de la familia. Entonces Dios es el único que nos puede decir cómo triunfar, cómo vivir, conforme a su voluntad en la familia. Y Dios de una manera específica ha determinado cuál es el rol de una familia.
El hombre debe de amar a su mujer, así lo menciona la escritura. ¿Y de qué manera debe amar a su esposa? Como Cristo amó a la iglesia, sacrificialmente. La mujer debe respetar a su marido, no mandar a su marido. El padre debe proveer para su familia y dice la Biblia: “que si el padre no provee para la familia es peor que un incrédulo”, dice la escritura (1Timoteo 5:8). Los padres deben disciplinar e instruir a sus hijos en el temor de Dios. De tal manera que a los hijos, se les exige dos grandes responsabilidades: obedecer y honrar a sus padres. Eso quiere decir que a los hijos se les debe enseñar respeto y obediencia, es decir que si son irrespetuosos y si son desobedientes se les debe disciplinar. Ese es el mensaje de las sagradas escrituras.
Después de pensar detenidamente acerca de mis hijos, creo que puedo hablar acerca de las cosas buenas quizá que hicimos, como también los errores que cometimos mientras ellos crecían. De hecho, ayer le preguntaban la suegra: ¿Cuáles fueron los errores que usted cometió criando a su hija? Y le preguntaba a Miriam también, a mi esposa, le dije: ¿Cuáles son los errores? (son las cuatro de la tarde, te voy a venir a preguntar a las nueve de la noche, para que te dé tiempo de pensar en todos ellos) ¿Cuáles son los errores que tú crees que cometiste con tus hijos?
¿Quiénes son las personas que se van a beneficiar de este sermón? Las personas que estén dispuestas a aprender, ellas. Porque hay muchos que oyen, y oyen, y oyen; y no aprenden nada. Sus vidas siguen de igual manera. Ahora, déjeme decirle que existe una gran responsabilidad para nosotros los padres. Aunque el padre y la madre deben estar involucrados en la enseñanza de los hijos, pero Dios le da la responsabilidad al padre, de la instrucción bíblica de los hijos, es el papá. Yo sé que hay unas madres, que son madres a todo dar, porque si no fuera por ellas los hijos no sabrían de Dios.
En Deuteronomio capítulo 6, versículos del 1 al 3, dice la palabra de la siguiente manera: 1Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; (luego dice) 2para que temas a Jehová tu Dios (está hablando del papá), guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo (fíjate las veces que aparece la palabra hijo en todo este capítulo: tú, tu hijo y tu nieto, ¿por cuánto tiempo?) todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. (Ahí tenemos el Shema en el versículo 3) 3Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. En el versículo 7 de ese capítulo: 7y las repetirás… (Una vez más la palabra hijos; vea usted hermano la gran responsabilidad que Dios le da al papá, de la vida espiritual de su familia. En un hogar donde el padre, el sacerdote; haré de vosotros una nación de sacerdotes, en una familia donde el padre no toma la iniciativa de la enseñanza espiritual de los hijos es un desastre esa familia, o Dios está fuera de esa familia) 7las repetirás a tus hijos (y mire usted la importancia) y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Fíjate no Facebook, no videojuegos, no juegos, no IPhone, nada de eso. Es la palabra, es esa palabra la que hay que repetir a los hijos, que hay que hablar con ellas. Ahora recuerde, cualquiera diría: “Ay Pastor, pero mire, esas cosas son viejas” El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras; dice Dios; no pasarán (Mateo 24:35). Las sociedades pueden cambiar, Dios no cambia. Es el mismo de ayer, de hoy y de siempre, es el mismo. Esta palabra es tan viva y eficaz hoy, como cuando fue escrita hace 2000 años, el nuevo testamento ya no digamos del antiguo testamento. Y una vez más, ¿y cuándo?: …y al acostarte… Quiere decir que los hijos, a la hora de ir a acostarse, la mamá deberían tener ahí a un ladito la historia bíblica, y contarle. Hijo te voy a contar la historia de Sansón, la historia de David y Goliat, la historia de la Creación del mundo. Te voy a contar, biblia, palabra, palabra, palabra, palabra. Y no solo cuando te acuestas, cuando te levantes también.
En el versículo veinte dice: 20Mañana cuando te preguntare (¿quién?) tu hijo, (otra vez, ¿te das cuenta?) diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó? Mira, tus hijos, cuando te pregunten tus hijos tú le vas a contestar: 21entonces dirás a tu hijo: es que nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa. ¿Sabe qué significa? Es lo mismo es decir: hijo, es que mira, nosotros somos pecadores y no conocíamos a Dios. Pero Dios en su gran misericordia, por su gracia, nos ha salvado, nos ha redimido. Por eso hijo es importante adorar a Dios. Por eso hijo, es importante dejar tiempo para el Señor. Por eso hijo es importante que hagamos tiempo para ir a la casa de Dios. Por eso es importante, es importante, es importante, es importante. Y, ¿A qué horas hay que decir eso a los hijos? En la mañana, en la tarde, en la noche, a la hora que te acuestes, a la hora que te levantes, lo estamos leyendo acá. Eso éramos, íbamos al infierno mi hermano. Todavía no me cabe, aquí en mi cabeza de chorlito, como es que una familia prefiere, en lugar de venir a darle Honra y Gloria a aquel que los salvó, a aquel que los rescató, a aquel que pagó en la cruz por nosotros, a aquel que te sacó de las tinieblas, que te libró del infierno y te va a dar su Gloria. No me cabe, que en lugar de venir a darle Honra y Gloria, como Él nos manda en su palabra, estén en el Súper Mercado comprando comida en este momento. No entiendo. ¿Pero sabes lo que hizo? Ah sí sí sí ¿Y qué hizo? Ah me sacó del infierno. Como si lo que Dios hizo no tiene importancia.
Ahora yo sé, mis amados hermanos también qué, de alguna manera, todos hemos cometido errores, especialmente como padres primerizos, ¿Verdad?
Cuando nosotros llegamos a Canadá en el año 1988; nuestra boda fue en abril, llegamos aquí en noviembre. Mi esposa venía con cinco meses de embarazo. Nació nuestro primer hijo, David. Nosotros no sabíamos. La experiencia, me imagino que es una experiencia diferente para cada familia. Tener ese pedacito de carne en tus brazos. Te ponen a cortar el cordón umbilical, y lo tienes ahí, ¿verdad?; digo hasta que comienza a llorar como loco todas las noches entonces, ya uno lo piensa dos veces ¿no? No nacimos con experiencia de ser padres, aprendimos en el camino. Especialmente con el (conejillo de indias) primer hijo, ¿no es cierto? es el que le toca. Con el segundo, ahí hay un poquito de más experiencia. No hay reglas generales para educar a los hijos, son tan diferentes.
Entonces tengo una lista acá de 144 cosas, de ¿qué cosas hicimos mal con nuestros hijos? Y ojalá que las nuevas generaciones aprendan, vivimos mundos distintos, pero muchas de estas son reglas generales:
1. Consentirlos. Y aquí, mi respeto, pero mi advertencia a aquellos padres que tienen un solo hijo o una sola hija. Porque algunos no tienen hijos: tienen becerro de oro. Cuidadito le toquen a su muchachito, que le vaya a llorar en la escuela dominical, Dios guarde. Pero bueno, Proverbios 29:15, quiero que pongan atención a este versículo y quiero que note la palabra consentido, porque la vamos a buscar en otra traducción dice: 15La vara y la corrección dan sabiduría; Más el muchacho (¿qué?) consentido (¿Qué pasará con ese joven?) avergonzará a su madre. Note la palabra consentido; porque la pregunta es: ¿Y quién es una persona consentida? Otra traducción de la Biblia nos dice quién es la persona consentida. El mismo versículo, solamente que, en la Nueva Traducción Viviente (NTV) Disciplinar a un niño produce sabiduría, pero un hijo sin disciplina avergüenza a su madre. Ahí está la palabra consentido la misma traducción, el mismo versículo. ¿Qué quiere decir? Que un hijo o una hija consentida, es un hijo o una hija a la que no se le disciplina, a la que se le permite que haga todas las cosas. Como un día que yo vi a un niñito, que lo levantó un hermano y le puyó (pinchó con sus dedos) los ojos al hermano que lo levantó; le puyó los ojos. Mire la pareja riéndose, los papás del niño. Yo dije: “aquí tienen a un futuro delincuente”. A un niño que se le hace gracia por todas las cosas equivocadas que hace y no se le disciplina, consentidos. Proverbios 13:24 dice: el que detiene el castigo a su hijo aborrece; más el que lo ama, (mire usted) desde temprano lo corrige. Eso es en la versión 60. Los hijos consentidos se hacen egoístas, malcriados. Una señora dice: “mis hijos nunca arreglaron sus camas, para eso tienen a su mamá”; vieja floja. Está creando hijos consentidos y va a pagar el precio. Porque usted está creando cuervos y los cuervos un día, le van a sacar los ojos. Y lo que estoy hablando es bíblico, si le estoy leyendo aquí la palabra. No es que, es que los métodos… ¿Del cuál métodos usted habla? ¿Usted no tiene la Biblia también en la mano? Cuando usted falla contra estos reglamentos del Señor, usted está fallando contra Dios; no contra mí ni contra la iglesia. Porque quien le está diciendo que hay que castigar a los hijos, es Dios. Y no, pasarles esas cosas, es feo. Mira, hoy en día usted va a un restaurant y se encuentra un niñito de 3 o 4 años armando una rabieta hermano, creando un escándalo. Toda la gente del restaurante deja de comer, y vuelven a ver quién es ese energúmeno que está haciendo tanto relajo, y el niño grita y tira patadas, y no lo puede controlar nadie; agarra la comida, la avienta por todos lados, no lo controlan. ¿Qué da eso? Vergüenza, y lo dice la escritura.
Ahora, nosotros, en el caso de mi esposa y yo, vivimos eso en carne propia. No sabíamos. Este David que lo ven tan tranquilito ahora, ¡Hum! Aquí hay familias, de esta iglesia, que conocieron a mi hijo cuando era chiquitito. ¡Era tremendo! Un día nos armó una rabieta, en los Estados Unidos, en un restaurante. De esas rabietas hermanos, que nos causó una vergüenza terrible, no hallábamos que hacer. Uno comienza a ver a la gente y decir: “disculpen a esta pequeño animalito que tengo aquí”. Y mientras más vieja la gente se le queda viendo a uno como cosa rara. Ese día, Sarita, nuestra querida Sarita nos dio gran lección: el baño. A ese niño, me dijo: “en público nunca, en público nunca porque vivimos en una sociedad difícil y complicada. Pero en el baño, ahí sí. Y aprendimos. A tal grado, que después de eso, cuando le decíamos al niño te vamos a llevar el baño, decía: “no, no, no, no, baño no; baño no, tranquilo”. Porque ya le había pasado la planadora, en varias oportunidades.
Dígame, ¿no ha visto usted el ridículo, de ver a mamás dándoles biberón (pacha o mamilas) a unos niños tan grandotes? ¡Ah! Dígales algo. La estrangula la señora a usted. “Es mi hijo, y con mi niño no se mete nadie”, tiene toda la razón. ¿Qué dice la escritura? “Te va a dar vergüenza. (Proverbios 29:15)” Esos son hijos consentidos. “Mamá, mamá, ven a bañarme”. Y allá va la señora. Son padres que no quieren que sus hijos sufran un mal comentario, que tengan frustraciones, que aprendan a ser independientes.
Entonces recuerda el hijo consentido es aquel que no se disciplinó.
2. Tener hijos favoritos. Tener preferencia por uno de ellos. En Génesis 37:3 dice: Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. Darle más beneficio a uno más que a otro. Especialistas en el tema dicen: que favorecer a los hijos, no solamente afectan a quien se siente excluido, sino, también a quienes son favorecidos. El favoritismo crea rivalidad entre hermanos, a medida que van creciendo, porque lo saben. Y esto no es no es ninguna cosa oculta. Usted le pregunta a cualquier persona: ¿Y ustedes cuántos hermanos eran? Ah, nosotros éramos cuatro. ¿Y quién era el preferido tu papá? Le dicen quién era, ah “fulano”, ellos saben. El favoritismo lastima, menosprecia y hace pensar a la otra persona que no vale lo mismo que valen los demás. En algunos casos ese favoritismo crea desobediencia, frustración, rebeldía, rechazo. Algunos hijos tienen inclinación por la soledad y la depresión, precisamente por eso, porque la atención de la mamá es con “fulano”, siempre con “fulano, siempre con “mengano”. Y usted se pregunta: ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué pasa lo otro? Este fulano desapareció por una hora y la señora deja el trabajo y lo va a buscar donde quiera que sea. El otro hijo lleva tres días perdidos y la señora ni ha salido de la casa a buscarlo si quiera. Es por esa razón que algunos hijos buscan aceptación por otro lado, y se dejan manipular por cualquier persona que les hable al oído.
El hijo favorito siempre se siente afectado por un exceso de atención, y esto es tremendo.
3. La sobreprotección. Mire hermano la sobreprotección es confusa, porque algunas personas creen que es amor. Es un exceso de amor, pero es un amor que asfixia. Y un amor que asfixia es nocivo, es tóxico. Hace que los hijos se vuelvan dependientes de los padres y los padres de los hijos; y estos hemos visto cantidad. Yo entiendo que hay que defender a los hijos, yo lo entiendo. ¡Pero sobreprotegerlos, de una manera, que ni ellos mismos se puedan defender! ¿Dónde está? ¿Qué está haciendo? ¿Con quién estás? ¿A qué ahora vas a venir? ¿Qué hiciste? ¿Qué comiste? ¿Por qué no te comiste tu brócoli, hijo? 28 años tiene el cuate. El exceso de protección afecta el desarrollo de los hijos. ¿Y entonces Pastor? Mire, a los hijos se les enseña valores, se les enseña principios.
Ya mis hijos son mayores, pero antes, mi pregunta a ellos era de…. Claro, ellos han aprendido valores y principios en la casa de Señor. Los mismos del hogar. Pero no estoy preguntando; ¿Con quién está? ¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Qué aquí? ¿Qué no está? Mi pregunta es ¿Todo bien? Sí, todo bien. Que bueno. Ya saben que estoy pendiente. ¿Ya me explico?
4. Darles todo lo que pidan. Hay muchas personas que dicen: “es que yo nunca tuve nada”. He conocido a muchos padres que tienen cargo de conciencia, porque tenían que trabajar y difícilmente estaban con sus hijos. Así es que, creyeron, que comprarles todo lo que pedían era la solución. Una madre me decía: “cuando salgo de mi trabajo, salgo corriendo a una tiendita que está por ahí, y le compro un dulce, le compro un chocolate, le compro esto a mi hijo”. Sin darse cuenta, el chamaquito ya era obeso. Porque la señora tenía eso: “es que no puedo llegar con las manos vacías a la casa, tengo que llevar algo al niño”. Por ese cargo de conciencia. Otras personas dicen: “es que a mí nunca me dieron nada, y yo no quiero que a mi hijo le falte nada”. La vida no funciona de esa manera. ¿Qué va a pasar cuando le digan a su hijo no se puede, no hay? A los hijos se les enseña paciencia. Ahora no puedo hijo, en un mes te lo compro. Y que se espere, que aprenda a tener paciencia.
Esto gracias a Dios lo aprendimos, había mucha literatura en ese sentido. A nuestros hijos jamás nosotros les dimos todo lo que pidieron, nunca. Y en muchos de los casos, porque sincera y honestamente no podíamos. La primera Xbox que mis hijos recibieron, se lo regaló un pastor a ellos. No se lo compramos nosotros, porque no podíamos comprarles eso. Hay cosas que los hijos no van a entender nunca, no lo van a entender. Un padre para eso es padre, para pensar en el futuro. Si yo voy a andar comprando zapatos a mis hijos de 200 o 300 dólares, yo voy a darle comprando a mis hijos, ¿qué sé yo?, un equipo de vídeo que va a costar 800 o 700 dólares; pero ni siquiera he sido capaz de ahorrar dinero para darlo de enganche para un pequeño apartamento. Esas son cosas que los hijos no la van a entender, jamás. La van a comprender cuando sean mayores. Y van a decir: ¡Ay, gracias a Dios que mi papá y mi mamá siempre pensaron en esto! Y para eso hermanos hay que tomar decisiones.
Yo les he comentado nosotros compramos el primer apartamentito aquí en Canadá, mi esposa y yo tuvimos que decirle: hija no podemos irnos a la calle a comer todos los domingos, no podemos. Es un presupuesto, y ese dinero ahora lo necesitamos para pagar acá lo de la hipoteca. Para ir guardando pagar el impuesto de la vivienda, para el mantenimiento, para esto, para lo otro. Hay ciertas cosas que los hijos, ¿qué van a entender? Los hijos piden, y yo quiero esto, y dame aquí, y dame allá; y dame tal cosa y dame la otra. Pero con el correr del tiempo, van a entender la diferencia.
A los hijos hay que enseñarles que las cosas se obtienen con esfuerzo.
Alguien escribió un tema “Diez consejos para hacer de su hijo un delincuente”. Si usted quiere hacer un delincuente aquí le va:
- Dele todo lo que le pida.
- No le dé ninguna enseñanza espiritual.
- Ríase de sus groserías y malas palabras.
- No lo deje hacer nada en la casa, recoja todo lo que deja tirado.
- Discuta y grite con su marido delante de sus hijos.
- Nunca lo castigue.
- Nunca lo corrija, nunca le diga: “lo que hiciste está mal”.
- Dele todo el dinero que le pida.
- Dele siempre la razón.
- No imponga reglas en su casa. Déjelo llegar a la hora que quiere, acostarse a la hora que quiere y levantarse a la hora que quiere, y llevar a la casa las mujeres que quieran.
Eso es para crear delincuentes, es decir; una persona sin disciplina, una persona sin reglas, una persona sin límites.
5. Falta de disciplina justa. Escuchen esto: “justa”. Hebreos 12:6 dice: 6Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo al que recibe por hijo. Ahora, esto tiene mucho que ver con el temperamento de uno o de los dos padres. Tiene mucho que ver con la falta de educación de cómo criar a los hijos. Porque hubo un tiempo, amados míos, en años pasados, generaciones pasadas, donde la gente lo que quería era tener placer sexual. No pensaron en tener hijos, pero nacieron los hijos Entonces qué pasa, los papás no estaban listos para esto. Ups!! Vino el niño, pero no sabían cómo criarlo. Y cuando hay personas de temperamento, por eso yo siempre he dicho acá, uno de los grandes valores que podemos tener como cristianos es aprender a conocernos a nosotros mismos. Cuando aprendemos a conocernos a nosotros mismos, entonces podemos entender el daño que somos capaces de lograr, a personas a nuestro alrededor.
Lo más seguro es que mi mamá esté escuchando en este momento. Ya aprendió a la señora a meterse al YouTube y al Facebook. Pero mi mamá tenía un temperamento bien fuerte. Yo no recuerdo, no recuerdo, una vez, una sola, que mi madre me haya castigado hablando conmigo. Nunca. Siempre fue: los golpes, siempre fue las malas palabras. Jamás de decir: “Mira hijo venga para acá, siéntese, quiero platicar con usted. ¡No! Yo sé de garrotes, pedradas, y le puedo decir un montón. Claro, por supuesto, que no fue por buena gente.¿Ok?
Pero, hay padres que también fueron abusados, en su niñez. Y el círculo sigue. Imagínate, yo recuerdo, tengo presente, (que esa es otra cosa de nuestra mente, ¿verdad? Que guardamos cosas que nos impactaron, que nos marcaron la vida) a mi abuela golpeando mi mamá. ¡Me acuerdo! No tengo tan presente el lugar donde estábamos. Me acuerdo bien de la cama, que estaba un ladito, me acuerdo de todo eso. Y me acuerdo también a mí mamá decirle mi abuela: ¿Ya terminó? Sin ninguna lágrima. ¿Ya estuvo o va a seguir? Si va a seguir, me quedo. Y yo llorando, a moco tendido a un ladito: “no le pegue a mi mamá”. Mi mamá no nos podía ver llorar. Porque si nos veía ver llorar nos decía que no fuéramos…Hmmm. (Palabras que no puedo decir aquí) Así como lo oyen.
Empleamos una disciplina (escúcheme) que dañó el corazón de nuestros hijos. Los dañó. Se abusó de ellos verbal y físicamente. Golpes. Escuche esto que lo voy a decir. Yo entiendo que hay que disciplinar a los hijos, pero hay muchos padres que nunca, jamás, entendieron la diferencia entre una cosa y la otra, jamás. Abusaron verbal y físicamente de sus hijos. Golpes. Gritos. Castigamos con ira. Los humillamos. Los ofendemos y los comparamos. Fíjate, los castigamos porque queríamos eliminar una conducta de parte de ellos, pero, usamos los métodos que en lugar de eliminar ese tipo de conducta, los hizo rebeldes, y se resintieron. Son métodos de disciplina equivocada y contraproducente. Lastimosamente hay algunos padres que aún hoy en día, llegan a pensar que no, que lo que hicieron estuvo bien. No se llevan bien con sus hijos, hay resentimiento en el corazón de los hijos para con los padres. Por respeto, bueno fíjate la línea es así: primero miedo. Por miedo no le dicen las cosas que tienen que decir. Primero por miedo, segundo: cuando crecen; por respeto y cuando ya son señores, ¿sabe por qué? Por lástima. Porque uno puede llegar a viejo, hermano y reconocer hombre y decir: “que regada”. Papito venga para acá, déjame darte un abrazo. Perdóname hijo, como hubiera deseado yo saber en aquel tiempo, lo que sé ahora; perdóname por haber abusado de ti, por las malas palabras que te dije hijo; si las aprendiste de mí. Por esa ira tan terrible.
En Colosenses 3:21 dice la escritura: Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. Pero déjeme decirle algo, hay una versión, más bien una traducción, que es Palabra de Dios para Todos, el mismo versículo dice así: Padres, no sean tan exigentes con sus hijos, para que ellos no se desanimen. Te das cuenta: ¡No sean tan exigentes! Es una disciplina balanceada, porque como padre yo tengo que ejercer autoridad, tengo que corregirlos. Decirles lo que no está bien, castigarlo; pero al mismo tiempo amarlos. Efesios 6:4 en la Nueva Traducción Viviente (NTV) dice: 4Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor. Es decir, hay que aprender a disciplinar sin cruzar la línea de desanimar a nuestros hijos y sin frustrarlos. Y muchos fallamos en este sentido y lo que creamos fue resentimiento. Cuando era niño, yo tenía ese resentimiento.
6. Desautorizarnos delante de nuestros hijos. ¿Qué quiere decir eso pastor? Bueno, cuando el papá le dice a los hijos: “no le hagan caso a esa vieja loca”, eso es desautorizar, la autoridad de la madre.
Esto sucede muy a menudo con padres separados. Cuando hay separación, cuando hay divorcio y de uno de los hijos se queda con uno de los padres o se queda con el otro. Es poner a los hijos en contra del papá, poner a los hijos en contra de la mamá para vengarse o ganar el afecto de uno de los hijos. Es que tú nana no sé qué… Es que tú tata no sé qué… Tu tata nos abandonó. Ese es un viejo irresponsable. Tu tata era un gran mujeriego. Mira, si me ponía delante a las mujeres. Y los niños con los ojos viendo, creyendo que el padre es una bestia, por lo que la mamá le está diciendo. Y así van creciendo. Eso es desautorizar a los padres. Aquel padre, aquella mamá que dice: “en esta casa se hace lo que yo digo”. O hablar a escondidas hermano. Hablar a escondidas, esto es un grave error. Aquella madre que, viene el hijo al papá y le pide permiso, y le pide dinero; y el señor dice: “No, no tengo” Pero mire, si hay un ente manipulador en este mundo, son los hijos. Y la señora que está en la cocina lavando los platos, pero con el oído por otro lado. Ya escuchó que el niño (semejante animalón) le pidió dinero al papá y el papá le dijo que no. Allá va la señora a su escondite, porque todas las señoras tienen un escondite, donde tienen dinero. ¿De dónde lo sacaron? No lo sé. Pero siempre tienen. Algunas aquí en la caja registradora (señalando entre los pechos), ¿Verdad? O en otro lugarcito. Entonces ellos ya escucharon. Entonces viene la señora y le hace seña al muchacho para que vaya a la cocina. Eso multiplíquelo por cantidad de veces. Claro, y todo eso; es porque no nos ponemos de acuerdo como pareja.
Le decía el domingo anterior que este fue una de las situaciones complicadas que tuvimos con mi esposa, pero difíciles, difíciles, bien, bien difíciles. A tal grado que un día mi esposa me dijo: “yo me voy a encargar de la disciplina de mis hijos, no quiero que tú te metas”. Aquí algunos no la conocen. Pero algunas hermanitas que ha estado bien cerca de ella, por largos y largos años: tiene carácter. Y me dijo: “mis hijos los castigo yo, y tú no te metas porque tú eres flojo”. Yo recuerdo decirle: “está bien”. Claro el problema es que yo me tengo que subir a un púlpito el domingo. Yo tengo que venir a predicar acá. Yo me acuerdo que le dije: “bueno pero, ¿sabes qué? Ojalá que sepas resolver”. Claro hemos hablado del asunto mil veces. Porque era cuestión de castigar, por dos meses, dame el teléfono. No puede ver televisión por un mes. Dame tal cosa, dame aquí, dame allá. Está castigado, está castigada. Claro, hay ciertos métodos que son contra productivos, no funcionan, crean rebelión. Hasta que llegó un día que me dijo: “Ay, ve vos, qué haces con tus hijos”. Y yo dije…. No les puedo decir lo que dije. Pero cometimos esa desautorización delante de ellos. Donde ellos sabían que mis palabras no valían nada. No podía decir nada. Y eso es complicado. Es complicado porque te va creando distancia. No solamente con los hijos, sino entre la pareja. ¿Entonces yo qué soy pues? Solamente la persona que paga la renta, que paga la comida, que paga los carros, que paga los seguros, que paga absolutamente todo. ¿Eso es lo que soy nada más? ¿El burro de esta casa? Que no tiene voz, que no tiene palabra, que no tiene absolutamente nada. Te das cuenta como una pequeña situación te lleva a otra, y te lleva a otra, y te lleva otra y a otra. Simple y sencillamente por no haber, por no tener, un acuerdo, en cómo poder manejar la disciplina de los muchachos. Que es diferente desde temprana edad.
Y bueno tengo otras siete cosas más acá, pero el tiempo no nos da.
Me encantaría hablar, no sé un día de estos tal vez, acerca de la falta de afecto y de cariño dentro del hogar. Los estudios que realizó la universidad de Harvard, cuales fueron las cosas que encontraron y también la importancia del tiempo y la afirmación que debe haber para con los hijos.
Hermanos, déjeme decirle que todo lo que sembramos vamos a cosechar. Una de las cosas en realidad tristes sería llegar a viejos y que nuestros hijos tengan aversión para con nosotros. Ninguna situación en la vida, es más importante que el corazón de nuestros hijos, que ellos.
El púlpito, el televisor, nada, nada, nada es más importante que nuestros hijos.
Hace como un año y pico, uno de mis hijos tuvo un accidente en uno de mis carros. Nosotros salimos corriendo. A mí el carro no me importa, a mí el carro me vale, lo que sea. Él estaba preocupado por el carro, no hijo no. ¿Cómo estás tú? El carro que importa. Pero si para mí es más importante el carro, sí para mí más importante el televisor, si para mí más importante un radio, es más importante las cosas materiales que mis hijos, entonces, yo no sirvo para criar hijos. Y lo digo porque yo me crié en una casa, donde, si por accidente se quebraba la taza, yo escuchaba por una semana regaños y castigos, y esto, y lo otro, y que eres descuidado, que eres bruto, y que eres estúpido y que… Por una simple taza chuca, en aquel entonces de veinte centavos. Y jamás estas personas me dieron afirmación, nunca.
Nada es más importante que ellos mismos. Accidentes, suceden, pero yo quiero guardar el corazón de mis hijos. Yo quiero llegar a… como hoy que tiene ya, mi hijo mayor, treinta y pico, y abrazarlo, y darle un beso en la frente con toda la libertad con la que lo hago, cuando yo quiero hacerlo. De lo contrario mis amados, yo he escuchado situaciones de que los hijos se olvidan de los padres. Tanto sacrificios, tanto esto. Y llega en un momento en la vida, donde los hijos no quieren ni llamarle siquiera los papás, ni acercarse a ellos. Bueno, yo pienso que es tiempo de re-considerar como fuimos con ellos, y entender hermanos que un abrazo puede sanar tantas cosas.
Ahora ya mis 60, ¡Híjole hermano! A mis sesenta años hablo con mi madre y hoy hablamos de todo. Ella se extraña de las cosas que yo me acuerdo. ¿Te acuerdas? Me acuerdo. ¿Y te acuerdas? Me acuerdo. Y yo le digo: “¿Mamá se acuerda usted es esto, y de esto? Y ahora me dice: “hijo te quiero mucho”, “Te amo mucho”. Y es bonito llegar al final de nuestros días con el cariño, con la cercanía, con la confianza de nuestros padres. Así es que papá, mamá, nunca es tarde, para hablar con nuestros hijos y decirles: “hijos, perdónenme mi mal temperamento. Perdónenme esos gritos, esos alaridos de loco, de loca que tuve con ustedes. Perdónenme la vida fue dura para mí, fue difícil. Y qué lindo sería que su hijo le diga: “no te preocupes mamá, no te preocupes papá. Yo te quiero mucho, esas cosas pasaron. Yo entiendo que eres loco. Yo entiendo que, ¿verdad? Qué lindo sería llegar a una situación como esa.
Inclinen su rostro, oremos al Señor.
Padre, al celebrar el día de la familia mañana, en esta Provincia, aquí en Canadá. Que podamos verdaderamente manifestar ese cariño, ese amor, ese afecto a nivel familiar. Como hijos tuyos que somos, como familia cristiana que somos, tu palabra nos enseña que el amor es el vínculo perfecto. Que por amor te entregaste en la cruz. Por amor fuiste al calvario. Por amor derramaste tu sangre. Por amor al mundo. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3:16)
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, déjeme decirle que Dios le ama y tiene un plan maravilloso para su vida. Mira, no hay nada como comenzar una vida con Dios de tu lado. Si usted no ha recibido a Cristo todavía, esta invitación es para usted. La iglesia ora en este momento, clama a Dios, pide al Señor, que el Espíritu Santo de Dios toque corazones. Y si usted me dice en este momento: “Pastor, yo necesito a Dios en mi vida. Yo necesito al Señor en mi alma. Estas cosas yo no las conocía y ahora quiero hacer la diferencia en la vida de mi familia”. Si hay alguna persona que quiere recibir a Cristo, ahí donde está, yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano. Alguien, que dice: “Pastor yo le entrego mi vida a Dios, yo le entrego mi vida Señor, yo quiero comenzar una vida nueva. Venga los pies de Jesús. Entrégale tu corazón a Cristo, no tenga pena levante su mano, póngase de pie, déjenos orar con usted y por usted. Así es, hay diáconos que están alrededor suyo listos para ayudarle con esta decisión. Usted que nos mira por las redes sociales. También usted, puede entregarle su vida Cristo en este momento, dígale: “Señor, en este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida, y te recibo como mi Señor y Salvador personal. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Te doy gracias Señor por poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa por mí. En este día te recibo como mi Señor y Salvador personal. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y bendita palabra. Gracias Señor por tu palabra bendita. En el nombre de Jesús, Amén.
Amados míos que la Paz de Cristo les acompañe, que Dios los bendiga a todos.