Desaparecidos
Enero 07, 2024 – 1:30 PM | 1 Tesalonicenses 4:13-18 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a estudiar la palabra. El mensaje de esta tarde se llama: “Desaparecidos”. No quiero hablar de los que ya no vienen a la iglesia, voy a hablar del arrebatamiento de la iglesia.
1 Tesalonicenses 4:13-18 (RV-60): 13Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros os que no tienen esperanza. 14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Lluego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. ¡Que Dios bendiga la lectura de esta palabra!
Desaparecidos será el título que aparecerá un día en los periódicos más leídos del mundo (The New York Times. The Wall Street Journal. The Washington Post. The Economist (UK). The Guardian (UK). Financial Times (UK). Un día las redes sociales van a explotar con las noticias de que: millones de personas han desaparecido. Las noticias dirán: “millones alrededor del mundo han desaparecido”. Todos los niños en los centros de cuidados, kindergarten, preescolares, centro de atención a niños en el mundo, han desaparecido. Las noticias dirán que la desaparición es global. Han desaparecido millones en todos los países del mundo. Se ha generado un caos mundial. Se han reportado miles de muertos, por aviones que se estrellaron unos con otros, aviones que se hundieron en el fondo del mar. Hay caos en las carreteras, accidentes en trenes (tranvías y metros) del mundo. Estados Unidos va a declarar que cientos de miles de personas se encontrarán frente a la casa blanca buscando una explicación, buscando respuestas acerca de los millones de desaparecidos en el mundo. El Vaticano reportará a miles de miles de personas en la plaza de San Pedro, pidiendo respuestas al Papa por la desaparición de esos millones de personas. Pero también se reportará que las iglesias evangélicas del mundo entero donde se proclamaba Jesucristo como Salvador y Señor no están, y familiares declaran que ellos siempre dijeron que un día Jesucristo vendría por ellos.
¿Por qué se produce esa desaparición? Porque hay un evento en la Biblia que se llama: El rapto o el arrebatamiento de la iglesia. Sería el próximo evento escatológico, el próximo evento profético, de acuerdo a este libro sagrado y eterno.
¿Qué es el rapto de la iglesia? Es el cumplimiento de la promesa de Jesucristo de que un día vendría. Juan 14:1-3 (RV-60): 1No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2En la casa de mi Padre muchas moradas hay, si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis.
Algunas personas dicen: ¡Ay!, ¿el Señor por qué tarda tanto? A la gente se le olvida que para el Señor un día son como mil años y mil años como un día, así que, si usted le dice a Dios: Señor, ¿por qué has tardado tanto en venir? El Señor le va a decir: pero, ¡si solo he estado fuera un día! Porque son mil años. La iglesia de Cristo cree firmemente que Jesucristo va a regresar, y es uno de nuestros fundamentos doctrinales. ¿Usted lo cree amado? ¡Jesucristo va a regresar!
¿Sabe usted por qué se le llama el inminente regreso de Cristo? Porque puede ser en cualquier instante, puede ser en cualquier momento. La iglesia evangélica cree que Cristo, un día va a volver a la tierra. ¿Cuándo va a suceder esto? Exactamente esa pregunta se la hicieron a Jesús estando en el Monte de Los Olivos, los discípulos querían saber cuándo serían las señales de su venida y el fin del siglo, y Jesús respondió.
Mateo 24: 36 (RV-60): Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
En mis cuarenta años en el evangelio, ¡yo he escuchado cada cosa hermano! Personas poniendo fechas a la venida de Cristo, pero el Señor va a venir cuando Él lo considere necesario. Nosotros tenemos un mandato, y ese mandato es de permanecer firmes en la fe hasta que Él venga.
Como no sabemos surge la pregunta: ¿cuándo y cómo será el arrebatamiento?
1 Tesalonicenses 4:13(RV-60): 13Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros os que no tienen esperanza. Este versículo significa los que ya murieron.
1 Tesalonicenses 4: 13 (NVI): Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tiene esperanza.
No quiero que se pongan tristes con lo que les diré, aunque, para algunas personas producirá alegría y para otras personas tristeza. Yo no sé cuántos de nuestros familiares murieron sin Cristo. Mi querido y amado hermano, no hay manera que yo pueda pintarle a usted un escenario diferente. Si sus familiares, por la gracia y misericordia de Dios, murieron con Cristo en el corazón, fueron personas que nacieron de nuevo, que dieron testimonio de lo que Cristo ha hecho en sus vidas; que no le quepa la menor duda que este arrebatamiento será una reunión con esas personas. Pero, si lastimosa y desgraciadamente nuestros familiares fallecieron sin Cristo en el corazón, no irán al cielo. Yo no puedo mentirle a usted, yo no puedo decirle que por bueno irá al cielo o por malo irá al infierno. Al cielo se va por haber depositado su confianza en Jesucristo, y al infierno por haber rechazado a Jesús.
Es bueno que usted ayude a su familia allá en su rancho (que envíe dinero para ayudar a hacer una casa a su mamá, para las medicinas), pero es más importante que nos preocupamos por el alma de la persona. El alma es eterna, y solamente en vida podemos hacer la diferencia, es hoy, es en vida.
Venimos a la casa del Señor y, a veces, dejamos a nuestros hijos en casa. Hoy día hay una gran apatía por las cosas del Señor. Los jovencitos y los niños que están creciendo, acá en nuestro medio, no tienen interés por las cosas espirituales. Es nuestra responsabilidad, por lo menos mientras están creciendo, traerlos a la casa del Señor, hacer nuestro trabajo, esforzarnos para que ellos puedan amar a Dios, acercarse a Dios.
¿Quiénes son los que no tienen esperanza? Las personas que vieron el evangelio con indiferencia, los que le dijeron: No, a Jesucristo.
Mucha gente cree que duerme el alma después de la muerte. Algunas sectas dicen que el alma descansa.
Lucas 16:26-28 (RV-60): Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 28porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. ¿Quién puede descansar en lugar de tormento? Nadie.
En este libro sagrado (La Biblia) las cosas son como dice Dios, y no como las piensa usted. Cuando una persona muere, va al cielo o va al infierno. Eso enseña la Biblia, la palabra de Dios, no hay lugares intermedios. La Biblia no habla de purgatorio, como dicen los católicos. Es aquí, en vida, donde usted se puede arrepentir de sus faltas y ponerse a cuentas con Dios.
Un día Cristo va a venir. No va a poner un pie sobre la tierra, se va a quedar en las nubes. Los muertos en Cristo, nuestros familiares que ya partieron con Cristo, van a resucitar primero. Las tumbas se van a abrir y, van a resucitar con un cuerpo transformado, un cuerpo de Gloria. Luego nosotros, los que hayamos quedado vivos, también vamos a ser arrebatados y nos vamos a encontrar en las nubes. Ese va a ser el gran encuentro, eso va a ser la gran reunión. ¡Qué lindo! ¿Usted lo cree?
Aquellas personas que no conocen a Dios dicen: ¡Estos evangélicos están locos! Pero, déjeme decirle que, este libro bendito (La Biblia) no se equivoca. Un día Jesús vendrá, se va a posar en las nubes. Los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego nosotros los que hayamos quedado seremos arrebatados juntamente con ellos, para recibir al Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor eternamente y para siempre. Nuestro cuerpo se une a nuestro espíritu, un cuerpo transformado, un cuerpo regenerado, un cuerpo similar a los ángeles. Así estaremos en Gloria, presentes al Señor.
El apóstol Pablo dijo: (2Corintios 5:8) ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Cuando un creyente muere, en el instante que cierra los ojos aquí en la tierra los abren la gloria. Yo creo que por el resplandor de la gloria de Cristo, por tener a Jesús enfrente de nosotros, vamos a caer de rodillas diciendo: “Señor, ¿por qué me diste a mí esta bendición cuando yo no lo merecía? ¿Por qué tanta misericordia? ¿Por qué tanta gracia? ¿Por qué por tanto amor a pesar de no merecerlo, a pesar de ser un infeliz pecador? ¿Por qué tuviste misericordia de mí Señor?
Quisiera contestar una pregunta que me han hecho a lo largo de los años: ¿Qué hay de cierto en que: cuando Cristo venga las personas que estén pecando en ese momento se van a quedar o se van a ir con Él?
Esta es mi respuesta: Cristo vino a redimirnos del pecado. Los creyentes, los hijos de Dios, somos perdonados por la sangre preciosa de Cristo. La paga del pecado es muerte y el poder del pecado ya no puede hacer nada con la vida de un creyente, ¿por qué? Porque la sangre de Jesucristo nos ha limpiado de todos nuestros pecados. El diablo no puede hacerle nada a un hijo de Dios, (1 Juan 4:4b) porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Un creyente no puede ser poseído; en un cuerpo, en un espíritu, en un corazón, no puede vivir Dios y el diablo.
Otra cosa que usted sabe perfectamente bien, si Cristo viene, lo más seguro es que nos encuentre pecando a todos. Es que pecadores somos, y vamos a morir pecando, no hay manera de cambiar las cosas. El pecado entró al hombre desde el huerto del Edén, y pasó a todos los hombres. Pero, el efecto del pecado lo cortó Dios, con la sangre preciosa de Cristo al morir en la cruz del Calvario. Él pagó por nuestra falta. ¿Qué los merecemos? Nadie lo merece, para nada. Cristo nos redimió del pecado y hemos sido adoptados como sus hijos:
Romanos 8: 15(RV-60): Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! No podemos vivir la vida con miedo. Abba Padre, significa “papito”. Todavía se usa esa expresión, hoy en día, en Israel. Abba, dicen los hijos a sus padres.
Además, hemos sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa. El apóstol Pablo dijo: ¿quién nos separará del amor de Cristo? (Romanos 8:38-39): 38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ninguna otra cosa creada nos separará del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. ¡Gloria a Dios!
La pregunta de todo esto es: ¿Estamos listos iglesia? Eso va a pasar en cualquier momento. Esposas(os) que tienen compañeros (as) inconversos(as), díganle que un día desparecerán. Vamos a surcar las nubes, porque nos vamos con Cristo, que no se preocupen en buscarla(lo). Será la crisis más grande que el mundo haya visto jamás.
Habrá personas que van a querer dar explicaciones de esto, dirán que una gran nave, un OVNI (objeto volador no identificado) vino a la Tierra y se llevó a un montón de gente para otro planeta. El problema será cuando la gente quiera ir a adorar, el día que usted venga a la iglesia a adorar. ¡No estaremos aquí!
Dios tiene hijos en todas partes de la tierra, hasta lo más recóndito de la tierra hay hijos de Dios. Donde usted ni se imagina. Una vez fuimos a Perú, un lugar llamado Iquitos, no se imagina lo alejado de la urbanización que está se lugar, era un grupo de indígenas que habían sido alcanzados para Cristo. Unos pastores de Etiopía que conocimos en Nicaragua, tienen treinta millones de evangélicos en Etiopía. El evangelio está creciendo en el mundo entero, y Canadá no debe ser la excepción. Eso depende de nosotros, depende del compromiso que hagamos como iglesia de decir: “Hermano, en este lugar se va a seguir adorando el nombre de Dios Todopoderoso. Si no es en esta esquina, será en otro lugar”.
¿Usted está preparado para ese encuentro? ¿Está preparado para desaparecer? ¿Está preparado para irse con Cristo? Es importante estar plenamente seguro y convencido que nos vamos con el Señor. Poder decirle: ¡Dios mío! Gracias, por tu misericordia, por ese amor tan grande con el que me has amado. El día que se escuche la trompeta y tú aparezcas en las nubes, ese día nos vamos con Cristo Jesús. Y vamos a vivir con Él eternamente y para siempre. ¡Gloria a Dios!
Oremos: Padre querido, te alabamos y te bendecimos. Gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias por hacerte hombre, por caminar entre nosotros, hacer milagros, ir a la cruz, al tercer día resucitar y en este momento está sentado a la diestra del Dios Padre y en cada uno de nuestros corazones. Estas palabras tuyas, Señor, nos alientan. Estas palabras tuyas nos enseñan que, un día estaremos contigo en la Gloria.
Si usted nunca antes ha recibido a Jesús en su corazón, puede hacerlo en esta tarde. Si hoy quiere entregarle su vida al Señor haga esta oración conmigo: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias por derramar tu sangre preciosa. Gracias por poner tu cuerpo. En este día te recibo como mi Señor y mi Salvador. Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, su Santa y Bendita palabra.
Señor, gracias por las decisiones que las personas han tomado, ahí en su corazón. Una vez más, bendito sea tu nombre, eternamente y para siempre; en el nombre de Jesús: amén y amén.
Amado mío, ¡Que la paz de Cristo le acompañe! ¡Dios me los bendiga!
Desaparecidos
Enero 07, 2024 – 1:30 PM | 1 Tesalonicenses 4:13-18 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a estudiar la palabra. El mensaje de esta tarde se llama: “Desaparecidos”. No quiero hablar de los que ya no vienen a la iglesia, voy a hablar del arrebatamiento de la iglesia.
1 Tesalonicenses 4:13-18 (RV-60): 13Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros os que no tienen esperanza. 14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Lluego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. ¡Que Dios bendiga la lectura de esta palabra!
Desaparecidos será el título que aparecerá un día en los periódicos más leídos del mundo (The New York Times. The Wall Street Journal. The Washington Post. The Economist (UK). The Guardian (UK). Financial Times (UK). Un día las redes sociales van a explotar con las noticias de que: millones de personas han desaparecido. Las noticias dirán: “millones alrededor del mundo han desaparecido”. Todos los niños en los centros de cuidados, kindergarten, preescolares, centro de atención a niños en el mundo, han desaparecido. Las noticias dirán que la desaparición es global. Han desaparecido millones en todos los países del mundo. Se ha generado un caos mundial. Se han reportado miles de muertos, por aviones que se estrellaron unos con otros, aviones que se hundieron en el fondo del mar. Hay caos en las carreteras, accidentes en trenes (tranvías y metros) del mundo. Estados Unidos va a declarar que cientos de miles de personas se encontrarán frente a la casa blanca buscando una explicación, buscando respuestas acerca de los millones de desaparecidos en el mundo. El Vaticano reportará a miles de miles de personas en la plaza de San Pedro, pidiendo respuestas al Papa por la desaparición de esos millones de personas. Pero también se reportará que las iglesias evangélicas del mundo entero donde se proclamaba Jesucristo como Salvador y Señor no están, y familiares declaran que ellos siempre dijeron que un día Jesucristo vendría por ellos.
¿Por qué se produce esa desaparición? Porque hay un evento en la Biblia que se llama: El rapto o el arrebatamiento de la iglesia. Sería el próximo evento escatológico, el próximo evento profético, de acuerdo a este libro sagrado y eterno.
¿Qué es el rapto de la iglesia? Es el cumplimiento de la promesa de Jesucristo de que un día vendría. Juan 14:1-3 (RV-60): 1No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2En la casa de mi Padre muchas moradas hay, si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis.
Algunas personas dicen: ¡Ay!, ¿el Señor por qué tarda tanto? A la gente se le olvida que para el Señor un día son como mil años y mil años como un día, así que, si usted le dice a Dios: Señor, ¿por qué has tardado tanto en venir? El Señor le va a decir: pero, ¡si solo he estado fuera un día! Porque son mil años. La iglesia de Cristo cree firmemente que Jesucristo va a regresar, y es uno de nuestros fundamentos doctrinales. ¿Usted lo cree amado? ¡Jesucristo va a regresar!
¿Sabe usted por qué se le llama el inminente regreso de Cristo? Porque puede ser en cualquier instante, puede ser en cualquier momento. La iglesia evangélica cree que Cristo, un día va a volver a la tierra. ¿Cuándo va a suceder esto? Exactamente esa pregunta se la hicieron a Jesús estando en el Monte de Los Olivos, los discípulos querían saber cuándo serían las señales de su venida y el fin del siglo, y Jesús respondió.
Mateo 24: 36 (RV-60): Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
En mis cuarenta años en el evangelio, ¡yo he escuchado cada cosa hermano! Personas poniendo fechas a la venida de Cristo, pero el Señor va a venir cuando Él lo considere necesario. Nosotros tenemos un mandato, y ese mandato es de permanecer firmes en la fe hasta que Él venga.
Como no sabemos surge la pregunta: ¿cuándo y cómo será el arrebatamiento?
1 Tesalonicenses 4:13(RV-60): 13Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros os que no tienen esperanza. Este versículo significa los que ya murieron.
1 Tesalonicenses 4: 13 (NVI): Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tiene esperanza.
No quiero que se pongan tristes con lo que les diré, aunque, para algunas personas producirá alegría y para otras personas tristeza. Yo no sé cuántos de nuestros familiares murieron sin Cristo. Mi querido y amado hermano, no hay manera que yo pueda pintarle a usted un escenario diferente. Si sus familiares, por la gracia y misericordia de Dios, murieron con Cristo en el corazón, fueron personas que nacieron de nuevo, que dieron testimonio de lo que Cristo ha hecho en sus vidas; que no le quepa la menor duda que este arrebatamiento será una reunión con esas personas. Pero, si lastimosa y desgraciadamente nuestros familiares fallecieron sin Cristo en el corazón, no irán al cielo. Yo no puedo mentirle a usted, yo no puedo decirle que por bueno irá al cielo o por malo irá al infierno. Al cielo se va por haber depositado su confianza en Jesucristo, y al infierno por haber rechazado a Jesús.
Es bueno que usted ayude a su familia allá en su rancho (que envíe dinero para ayudar a hacer una casa a su mamá, para las medicinas), pero es más importante que nos preocupamos por el alma de la persona. El alma es eterna, y solamente en vida podemos hacer la diferencia, es hoy, es en vida.
Venimos a la casa del Señor y, a veces, dejamos a nuestros hijos en casa. Hoy día hay una gran apatía por las cosas del Señor. Los jovencitos y los niños que están creciendo, acá en nuestro medio, no tienen interés por las cosas espirituales. Es nuestra responsabilidad, por lo menos mientras están creciendo, traerlos a la casa del Señor, hacer nuestro trabajo, esforzarnos para que ellos puedan amar a Dios, acercarse a Dios.
¿Quiénes son los que no tienen esperanza? Las personas que vieron el evangelio con indiferencia, los que le dijeron: No, a Jesucristo.
Mucha gente cree que duerme el alma después de la muerte. Algunas sectas dicen que el alma descansa.
Lucas 16:26-28 (RV-60): Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 28porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. ¿Quién puede descansar en lugar de tormento? Nadie.
En este libro sagrado (La Biblia) las cosas son como dice Dios, y no como las piensa usted. Cuando una persona muere, va al cielo o va al infierno. Eso enseña la Biblia, la palabra de Dios, no hay lugares intermedios. La Biblia no habla de purgatorio, como dicen los católicos. Es aquí, en vida, donde usted se puede arrepentir de sus faltas y ponerse a cuentas con Dios.
Un día Cristo va a venir. No va a poner un pie sobre la tierra, se va a quedar en las nubes. Los muertos en Cristo, nuestros familiares que ya partieron con Cristo, van a resucitar primero. Las tumbas se van a abrir y, van a resucitar con un cuerpo transformado, un cuerpo de Gloria. Luego nosotros, los que hayamos quedado vivos, también vamos a ser arrebatados y nos vamos a encontrar en las nubes. Ese va a ser el gran encuentro, eso va a ser la gran reunión. ¡Qué lindo! ¿Usted lo cree?
Aquellas personas que no conocen a Dios dicen: ¡Estos evangélicos están locos! Pero, déjeme decirle que, este libro bendito (La Biblia) no se equivoca. Un día Jesús vendrá, se va a posar en las nubes. Los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego nosotros los que hayamos quedado seremos arrebatados juntamente con ellos, para recibir al Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor eternamente y para siempre. Nuestro cuerpo se une a nuestro espíritu, un cuerpo transformado, un cuerpo regenerado, un cuerpo similar a los ángeles. Así estaremos en Gloria, presentes al Señor.
El apóstol Pablo dijo: (2Corintios 5:8) ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Cuando un creyente muere, en el instante que cierra los ojos aquí en la tierra los abren la gloria. Yo creo que por el resplandor de la gloria de Cristo, por tener a Jesús enfrente de nosotros, vamos a caer de rodillas diciendo: “Señor, ¿por qué me diste a mí esta bendición cuando yo no lo merecía? ¿Por qué tanta misericordia? ¿Por qué tanta gracia? ¿Por qué por tanto amor a pesar de no merecerlo, a pesar de ser un infeliz pecador? ¿Por qué tuviste misericordia de mí Señor?
Quisiera contestar una pregunta que me han hecho a lo largo de los años: ¿Qué hay de cierto en que: cuando Cristo venga las personas que estén pecando en ese momento se van a quedar o se van a ir con Él?
Esta es mi respuesta: Cristo vino a redimirnos del pecado. Los creyentes, los hijos de Dios, somos perdonados por la sangre preciosa de Cristo. La paga del pecado es muerte y el poder del pecado ya no puede hacer nada con la vida de un creyente, ¿por qué? Porque la sangre de Jesucristo nos ha limpiado de todos nuestros pecados. El diablo no puede hacerle nada a un hijo de Dios, (1 Juan 4:4b) porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Un creyente no puede ser poseído; en un cuerpo, en un espíritu, en un corazón, no puede vivir Dios y el diablo.
Otra cosa que usted sabe perfectamente bien, si Cristo viene, lo más seguro es que nos encuentre pecando a todos. Es que pecadores somos, y vamos a morir pecando, no hay manera de cambiar las cosas. El pecado entró al hombre desde el huerto del Edén, y pasó a todos los hombres. Pero, el efecto del pecado lo cortó Dios, con la sangre preciosa de Cristo al morir en la cruz del Calvario. Él pagó por nuestra falta. ¿Qué los merecemos? Nadie lo merece, para nada. Cristo nos redimió del pecado y hemos sido adoptados como sus hijos:
Romanos 8: 15(RV-60): Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! No podemos vivir la vida con miedo. Abba Padre, significa “papito”. Todavía se usa esa expresión, hoy en día, en Israel. Abba, dicen los hijos a sus padres.
Además, hemos sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa. El apóstol Pablo dijo: ¿quién nos separará del amor de Cristo? (Romanos 8:38-39): 38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ninguna otra cosa creada nos separará del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. ¡Gloria a Dios!
La pregunta de todo esto es: ¿Estamos listos iglesia? Eso va a pasar en cualquier momento. Esposas(os) que tienen compañeros (as) inconversos(as), díganle que un día desparecerán. Vamos a surcar las nubes, porque nos vamos con Cristo, que no se preocupen en buscarla(lo). Será la crisis más grande que el mundo haya visto jamás.
Habrá personas que van a querer dar explicaciones de esto, dirán que una gran nave, un OVNI (objeto volador no identificado) vino a la Tierra y se llevó a un montón de gente para otro planeta. El problema será cuando la gente quiera ir a adorar, el día que usted venga a la iglesia a adorar. ¡No estaremos aquí!
Dios tiene hijos en todas partes de la tierra, hasta lo más recóndito de la tierra hay hijos de Dios. Donde usted ni se imagina. Una vez fuimos a Perú, un lugar llamado Iquitos, no se imagina lo alejado de la urbanización que está se lugar, era un grupo de indígenas que habían sido alcanzados para Cristo. Unos pastores de Etiopía que conocimos en Nicaragua, tienen treinta millones de evangélicos en Etiopía. El evangelio está creciendo en el mundo entero, y Canadá no debe ser la excepción. Eso depende de nosotros, depende del compromiso que hagamos como iglesia de decir: “Hermano, en este lugar se va a seguir adorando el nombre de Dios Todopoderoso. Si no es en esta esquina, será en otro lugar”.
¿Usted está preparado para ese encuentro? ¿Está preparado para desaparecer? ¿Está preparado para irse con Cristo? Es importante estar plenamente seguro y convencido que nos vamos con el Señor. Poder decirle: ¡Dios mío! Gracias, por tu misericordia, por ese amor tan grande con el que me has amado. El día que se escuche la trompeta y tú aparezcas en las nubes, ese día nos vamos con Cristo Jesús. Y vamos a vivir con Él eternamente y para siempre. ¡Gloria a Dios!
Oremos: Padre querido, te alabamos y te bendecimos. Gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias por hacerte hombre, por caminar entre nosotros, hacer milagros, ir a la cruz, al tercer día resucitar y en este momento está sentado a la diestra del Dios Padre y en cada uno de nuestros corazones. Estas palabras tuyas, Señor, nos alientan. Estas palabras tuyas nos enseñan que, un día estaremos contigo en la Gloria.
Si usted nunca antes ha recibido a Jesús en su corazón, puede hacerlo en esta tarde. Si hoy quiere entregarle su vida al Señor haga esta oración conmigo: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias por derramar tu sangre preciosa. Gracias por poner tu cuerpo. En este día te recibo como mi Señor y mi Salvador. Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, su Santa y Bendita palabra.
Señor, gracias por las decisiones que las personas han tomado, ahí en su corazón. Una vez más, bendito sea tu nombre, eternamente y para siempre; en el nombre de Jesús: amén y amén.
Amado mío, ¡Que la paz de Cristo le acompañe! ¡Dios me los bendiga!