Yo se donde estan los diez
Enero 12, 2025 – 2:00PM | Lucas 17:12-19 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
En esta oportunidad voy a hablar acerca de los 10 leprosos. He titulado al mensaje: Yo sé dónde están los diez. Leo para ustedes la palabra del Señor.
Lucas 17: 12-19 (RV-60): 12Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. 17Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate, vete, tu fe te ha salvado. ¡Que Dios bendiga esta lectura!
Jesús obró milagros en cuatro diferentes áreas: sobre la enfermedad. Sobre las leyes de la naturaleza. Sobre Satanás, el diablo, con gente que él tenía encarcelada, endemoniada; y también obró milagros sobre la muerte. Los evangelios relatan prácticamente 35 milagros específicos de Jesús.
Este pasaje que recién leí nos habla de la sanidad de diez leprosos. La lepra era una enfermedad terrible, una infección contagiosa, que causaba la desfiguración del cuerpo, literalmente se podría la carne. Aparecían en el cuerpo ampollas, agujeros, úlceras, que hacen que se pierda la sensibilidad del propio cuerpo y por tanto determinadas partes, como oreja, dedos; una enfermedad verdaderamente terrible. Los que sufrían lepra tenían que abandonar a sus familias, tenían que dejar su casa, dejar su trabajo, y la ley les obligaba a permanecer unos cien pasos, más o menos, de distancia de otras personas. Pero no solamente eso, sino que también tenían que gritar: “Inmundo, inmundo”, eso era para no contaminar a otros.
La Biblia nos habla de la lepra en varias oportunidades, por ejemplo: tenemos a María (o Miriam) la hermana de Moisés, ¿recuerdan ustedes cuando Moisés tomó como mujer a una mujer de la tribu de Cus (de piel negra)? Luego María y Aarón hablaron mal, y dijeron que ellos también podían guiar al pueblo. La Biblia dice que le cayó lepra a esta mujer, por haber hablado mal de Moisés. También se nos habla de Naamán, ¿recuerda usted aquel general sirio que se metió siete veces, siete zambullidas, en el río Jordán y quedó limpio de la lepra? Lucas (capítulo 5) nos habla de un leproso que Jesús tocó y sanó a este hombre. También la Biblia nos habla de un Simón el leproso, donde Jesús estuvo comiendo, este era un fariseo. Jesús comió, y se cree que fue un hombre que tenía esta enfermedad y que Jesucristo le había sanado. Y ahora, tenemos enfrente de nosotros a estas diez personas que fueron sanadas. Usted sabe que por ley el leproso tenía que ir presentarse en el templo con el sacerdote, estos sacerdotes se especializaban en estas cosas. Algunos de ellos emitían un certificado a la persona diciendo que estaba sana. De lo contrario no podía estar con la gente.
Es importante notar que se habla de una aldea, que alzaron la voz y le dijeron: Maestro, ten misericordia de nosotros. Lucas 17: 11(RV-60): Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Es decir, iba rumbo para Galilea pasando por Samaria.
Había diez hombres, el Señor sanó a diez hombres, ¿qué pasó con los nueve? Los nueve son personas que buscan a Dios solamente cuando tienen necesidad, pero cuando resuelven su problema se olvidan de Dios. Personas que recibieron de Dios un milagro, pero no regresaron para darle Gloria, no regresaron para darle Honra al Señor. Personas que recibieron un beneficio de Dios.
Quiero aclarar una cosa: Yo no sé dónde están los diez de los tiempos de Jesús, esos no sé dónde están. Pero yo sé dónde están los diez de nuestros tiempos. Si esos diez leprosos los traemos a nuestros días, yo sé qué pasó con ellos.
Es interesante que esta gente alzó la voz, gritaron: Maestro, Jesús, ten misericordia de mí. El Señor les dijo: vayan, muéstrate a los sacerdotes. Pero me llama la atención que mientras iban fueron limpiados, es decir: a medida que ellos iban caminando su cuerpo se iba limpiando de esta terrible enfermedad. Aun así, tenían que haber llegado donde el sacerdote para que les diera su certificado diciendo que estaban limpios de esta enfermedad.
Las cosas que voy a mencionar son suposiciones, distracciones, de lo que pasa hoy en nuestro medio, a nuestro alrededor.
1er sanado: Se fue a celebrar con su familia. Supongo que, cuando la familia de este primer leproso se dio cuenta que había sido sanado, y que estaba en el templo, toda la familia salió corriendo al templo a encontrarse con este hombre, que había sido sanado. Lo abrazaron, se alegraron con él, y sin duda le dijeron: ¡Esto hay que celebrarlo! Vámonos a la montaña y hacemos un picnic, asamos una carne, porque esto es digno de celebrar. No es que este hombre no fuera agradecido, es que para él la familia era primero.
Yo conozco gente así, cantidad de personas que si su mamá le dice: hijo, te tengo unos platanitos con unos frijolitos. Y allá va corriendo el hijo. Irse con su familia impidió que él volviera para darle gracias a Dios.
2do sanado: Se fue a celebrar con sus amigos. Lo más seguro es que cuando salió del templo, se fue a visitar a sus amigos para darles la gran noticia de su sanidad. Sin duda, los amigos lo abrazaron y le dijeron: ¡Esto hay que celebrarlo! Y se lo llevaron a celebrar. No es que este hombre no tuviera gratitud, estaba agradecido, pero para muchas personas los amigos son antes que Dios; y por haberse ido con los amigos no tuvo tiempo de venir y darle gracias a Jesús.
3er sanado: Regresó a su trabajo. El tercer hombre sanado de lepra, lo más seguro es que, cuando salió del templo se encontró con su exjefe, y el jefe se alegró de que ya no estaba enfermo, y le dijo: ¡Mira, tu trabajo te está esperando! El hombre que había sido sanado, le dijo: Y, ¿cuándo puedo comenzar? El jefe respondió: Ahora mismo, y se fue a trabajar. No es que este hombre no estaba agradecido, es que para este hombre el trabajo era primero.
Curiosamente todos ellos están agradecidos con Dios, pero hay personas que les ofrecen trabajo y dicen: yo.
4to sanado: Fue a reparar su casa. Tan pronto salió del templo se acordó que, cuando le dio la enfermedad, estaba construyendo su casita e inmediatamente salió corriendo a ver su casa. La encontró toda descuidada y maltratada, entonces se puso a repararla. No quiere decir que él no estuviera agradecido, es que para él su casita era más importante que regresar a ver a Jesús.
Yo conozco gente así, que no han vivido para construir el reino. Yo le he dicho a usted que existimos por dos razones: para la alabanza de la gloria de Dios y porque tenemos una misión acá en la tierra. Para esas razones viven los creyentes verdaderos, los pseudo-creyentes tienen otras prioridades.
La pregunta es: ¿Y Dios? Y, ¿el que te salvó, el que te quitó la lepra, dónde encaja en tus planes? Hay personas que no llegaron a disfrutar lo que habían construido, porque sea lo que sea que usted haya construido, yo le puedo garantizar que: aquí se va a quedar.
5to sanado: Fue a multiplicar su dinero. Lo primero que hizo fue ir al banco, porque antes de ser declarado leproso tenía sus ahorritos, y ahí mismo comenzó a preguntar cómo podía hacer para multiplicar su dinero. No es que este hombre no fuera agradecido, sino que para él era más importante el dinero que Dios.
Hay gente que existe para hacer dinero, para nada más.
Yo siempre me he preguntado: ¿cómo puedo creer yo en un Dios al que no honro? Le estoy hablando del creador y sustentador de todas las cosas. Un principio fundamental, o sea básico, es que todo lo que tengo es porque Dios me lo ha dado. Me ha dado el cerebro que tengo, Dios me ha dado la inteligencia, la gracia con la gente. El hecho de que de que usted pueda superar en el trabajo, eso viene de Dios. ¿Cómo es posible que si todo esto Dios me lo ha dado yo no lo voy a honrar a Él? Siempre me he preguntado si en realidad las personas lo conocen a Él, o simplemente asisten a una iglesia por pura costumbre, o porque su abuela los llevaba.
6to sanado: Fue a cuidar los negocios. Este hombre antes de enfermarse era un empresario de éxito, porque acuérdese que la enfermedad no respeta y con la enfermedad no se podía acercar a nadie, pero su empresa seguía funcionando. Así que, inmediatamente que salió del templo se fue a la oficina para ver cómo estaban los negocios. No es que este hombre no era agradecido, sino que su empresa era más importante que volver a Jesús.
Hay personas viven por su negocio, respiran por su negocio, sin tener la fe de que Dios va a suplir nuestras necesidades conforme a sus riquezas en Gloria. Es palabra de Dios, es promesa divina, Dios lo prometió.
Les he contado a ustedes de una señora que no asistía a la iglesia los domingos, porque ella decía que el domingo era cuando vendía más, por eso solo asistía los miércoles a la iglesia. Ella vendía licor y cigarros fundamentalmente. Un día le pidió al pastor que fuera a orar por el negocio, ¡imagínese! Entonces el pastor le dijo: Mire hermana si usted quiere aprender a vivir por la fe, vaya también los domingos a la casa del Señor. Pruebe a Dios, pruebe al Señor. La mujer comenzó a creer más, y primero quitó los cigarros, después quitó licor, y después solo abría de lunes a sábado. A la vuelta de unos meses le dice al pastor: “Dios es fiel pastor, Dios es fiel”. Lo demás es historia hermanos, una historia maravillosa. Esta mujer fue tan bendecida que se compró una casa, puso el pastor allí una casa de oración. Compró otra tiendita, y después otra. Luego en el centro de San Salvador mandó a hacer una tienda inmensa. Ella fue la mujer que regalaba todos los juguetes para fin de año que el Tabernáculo distribuía en toda la república a los niños pobres. Así comenzó, una persona que le creyó a Dios cuando otras personas prefieren sus negocios, prefieren el dinero y se desviven por tener, por tener y por tener.
7mo sanado: Fue a divertirse. Al salir del templo escuchó el ruido de la música, estaban sirviendo comida, tragos y había gente bailando y se acordó cuando asistía a fiestas, entonces fue para ese lugar; es que si eres pagano esas cosas te van a llamar la atención. No es que este hombre no sea agradecido, es que para este hombre la diversión y el entretenimiento es más importante que regresar a Jesús.
8vo sanado: Fue a practicar deporte. Lo más seguro es que al salir del templo vio a unos amigos jugando fútbol y se acordó cómo jugaba antes de su enfermedad, entonces y se detuvo, y lo invitaron a jugar; ahí se quedó jugando varios días. No es que este hombre no fuera agradecido, es que para este hombre sanado de lepra el deporte es más importante que Jesús.
Yo me puse a investigar cómo hacen atletas profesionales para adorar a Dios, y me sorprendí. Te dividen los atletas profesionales en dos clasificaciones: atletas profesionales comprometidos con Dios y profesionales que les vale. Hay personas que dicen: No, yo soy cristiano, pero eso es todo. Los que están comprometidos le pueden mostrar la lista de personas a quienes ellos les han compartido el evangelio, comenzando en el equipo donde ellos juegan. Tienen a un pastor que visitan, por lo menos una vez a la semana, ellos han entendido que no se puede vivir sin Dios, simple y sencillamente.
9no sanado: Fue a disfrutar la comodidad de su casa. Este hombre sanado de lepra llegó a su casa, se preparó una bebida, se sentó en su sillón favorito, y dijo: Nada como estar en la comodidad de mi casa; y ahí se quedó dormido. No es que este hombre no fuera agradecido, es que para este hombre la comodidad de su casa es más importante que ir donde Jesús y darle gracias.
Lucas 17:15-19 (RV-60): Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
10mo sanado: Está aquí en esta mañana. El décimo volvió glorificando a Dios. El décimo se postró a los pies de Cristo Jesús. Regresó a darle gracias a Dios. Ese hombre también tenía familia, también tenía amigos, también tenía trabajo, también tenía bienes, también tenía su dinerito, tenía sus negocios, le gustaba el entretenimiento, le gustaba la diversión, practicaba deporte, le encantaba la comodidad de su casa; pero, había entendido una verdad que le cuesta entender a mucha gente: Dios debe ser por encima de todas las cosas.
El décimo sanado está aquí hoy alabando a Dios. El décimo está aquí hoy sirviendo a Dios. El décimo nunca se olvida de dónde lo sacó Dios. Tiene un corazón agradecido para toda la vida, este décimo hombre que Dios le libró de esa lepra aprendió que Dios está por encima de todas las cosas y por eso ha entregado su vida a Jesús. Recordemos que la lepra es símbolo de pecado, y este hombre sabe que Dios lo libró, que Jesús nos ha redimido de ese pecado
La Biblia nos muestra como personas que recibieron un favor de Dios, un milagro de Dios, mostraron gratitud: María Magdalena, ¿cuántos demonios salieron de María Magdalena? Siete demonios, dice la escritura, y también dice que ella le servía a Jesús. Es que solamente el que ha experimentado una situación difícil, solo el que ha tocado fondo, sabe de dónde lo ha sacado Dios. Solo el que entiende la naturaleza del pecado, solo el que entiende que nacimos bajo la condenación del pecado, nacimos para ir al infierno, y que Cristo nos ha redimido; ¡cómo no alabarle! ¡Cómo no regresar! ¡Cómo no glorificarle! ¡Cómo no postrarnos a sus pies como lo hizo este número diez!
El endemoniado Gadareno se tiraba en el agua, se tiraba en el fuego, dice la palabra. Quebraba las cadenas, vivía en los cementerios, la gente le tenía pánico; y Dios lo sanó, Dios lo libró, Dios lo hizo libre. Y le dijo a Jesús: Señor, yo me quiero ir contigo, yo te quiero seguir, deja que te siga Señor. Y Jesús le dijo: No, aquí en Gadar necesitan a un predicador, quédate tú y cuéntale a esta gente lo que Dios ha hecho contigo.
Zaqueo mostró gratitud. María de Betania sacó un perfume de mucho precio, aún los discípulos dijeron: ¡cómo es posible semejante desperdicio! Porque así es la gente agradecida.
Cuando Jesús sanó al paralítico de Betesda, que había estado 38 años esperando el milagro del ángel que bajaría a tocas las aguas, y fue Jesús quien lo sanó; ¿qué le dijo Jesús cuando lo volvió a encontrar? (Juan 5:14 RV-60): Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. Yo hago una reflexión para los nueve: ¿Nunca se les ha ocurrido que les puede regresar la lepra? ¿Nunca se te ha ocurrido que te puede venir una cosa peor?
Yo no soy de la opinión que debemos adorar a Dios para que no te vaya a caer una escalera encima, no debes adorar a Dios por el miedo que se caiga el avión en el que vas, ese no es el punto, a Dios hay que adorarlo porque Él es digno de adoración, porque hay gratitud profunda en mi corazón. Tu necesidad se puede repetir mientras estemos en este mundo, el día de la angustia puede regresar.
Yo he visto tantos casos acá de personas que han estado esperando papeles de migración, y mientras los están esperando son la gente más fiel que usted pueda conocer, pero cuando reciben su papel se van a celebrar, y se hizo larga la celebración porque no los hemos vuelto a ver. Son personas que piden un milagro, lo reciben, y luego se olvidan de aquel que les hizo el milagro.
La semana pasada yo predicaba: “Hasta que Cristo venga”; y esa es la expectativa de Dios, que le adoremos, que le sirvamos, que le demos honra, que le demos Gloria; no solamente si las cosas van bien, sino hasta que Cristo venga.
Hay personas que dicen: ¿Cómo olvidarme de Dios? Si a cada rato digo: ¡Dios mío, Dios mío! Es que, olvidarse de Dios significa: que usted ya no lo honra, que usted ya no le sirve, que usted ya no lo adora, que usted ya no lo respeta, que no lo obedece, que ya no es prioridad en su vida, que sus cosas son más importantes que las de Él. Olvidarse de Dios significa que ahora el mundo es mejor, es mirar a Dios y a la iglesia con indiferencia, es no valorar todo lo que Él ha hecho por usted, es no tener un corazón agradecido, es cambiar sus valores, significa que usted ha perdido su primer amor.
Nunca es tarde para regresar, ¿sabes por qué? Porque Dios es un Padre. Dios es ese Padre del pródigo que sale todos los días a ver si su hijo vuelve. Dios es: ese Padre del pródigo que sabe que su hijo está lejos, que sabe que su hijo ha preferido el placer, las rameras, la vida fácil en lugar de la casa del Padre; sin embargo, ahí está el papá esperando todos los días a que ese hijo regrese.
Mis queridos y amados hermanos, que Dios nos libre de ser uno de los nueve. Que nosotros podamos ser como este hombre que volvió glorificando a Dios, adorando a Dios. Yo no sé, si este hombre en el camino se encontró con su familia. Yo no sé, si la familia le dijo: ¡Ay qué lindo que ya estás sano, vamos a celebrarlo!; y él le dijo: tengo algo más importante que hacer, un día de estos celebramos. Yo no sé, si él se encontró con los amigos en el camino, y los amigos lo abrazaron, y se alegraron, y le invitaron a celebrarlo; y él dijo: tengo algo más importante que hacer. No sé si se encontró a su exjefe en el camino, y el jefe le dijo: el trabajo te está esperando. ¡Vamos a trabajar!; y él le dijo: sí jefe, con gusto, pero tengo una cosa más importante que hacer. Y primero fue a Jesús y lo adoró, y lo glorificó como debía hacer.
Quiero decirle algo: De cáncer, te puede sanar el Señor, y es una sanidad por un tiempo nada más.
Lucas 17:18-19 (RV-60): 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate, vete, tu fe te ha salvado.
Los samaritanos no eran considerados 100% judíos, porque para el tiempo que hubo la incursión de Siria, judíos se metieron con los de Siria y se crearon los samaritanos. Entonces los judíos pensaban que los samaritanos no eran judíos completamente, sino que era una mezcla de dos culturas y por eso no se llevaban bien entre ellos. De hecho, ellos no adoraban en Jerusalén, adoraban en el monte Gerizim. Pero, ahora el Señor viene y bota todas las barreras, llega a ese lugar y predica, y se da cuenta que este hombre todavía era mucho más fiel que el resto de los judíos. Entonces, le dice a este hombre: levántate, vete, tu fe te ha salvado. Ese es el problema de hoy en el mundo, que la gente prefiere la sanidad por encima de la salvación; y la sanidad es temporal, pero la salvación es eterna. Los nueve prefirieron un milagro temporal antes que un milagro eterno. Dios debe estar por encima de todas las cosas.
Oremos: Padre querido, gracias por tu palabra en esta hora Señor. Yo te pido en este momento Señor que nos des la fuerza y el buen deseo de adorarte siempre, bajo cualquier circunstancia; en salud o en enfermedad, en las buenas o en las malas. Que tu nombre pueda estar siempre bien en alto Señor. Que podamos decir: Yo y mi casa, serviremos a Jehová. Permite Padre, que en ninguna circunstancia nos perdamos de tus caminos, y que adorarte, bendecirte, exaltar tu nombre, sea siempre prioridad en nuestras vidas.
Mientras todos oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en el corazón y usted necesita a Dios en su vida, si usted quiere abrirle su corazón a Jesucristo, entregarle su vida a Dios; yo quiero pedirle que haga conmigo esta oración de fe. Ahí donde está, dígale al Señor: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Me arrepiento de mis faltas. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz del calvario. Te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Si usted hizo esta oración conmigo, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su santa y bendita palabra.
Señor despídenos con tu paz, permite que podamos reflexionar acerca de estas verdades que hemos escuchado. Bendice a este pueblo, en el nombre de Jesús te lo pedimos: Amén y amén.
Amados míos que la paz de Cristo le acompañe.
Yo se donde estan los Diez
Enero 12, 2025 – 2:00PM | Lucas 17:12-19 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
En esta oportunidad voy a hablar acerca de los 10 leprosos. He titulado al mensaje: Yo sé dónde están los diez. Leo para ustedes la palabra del Señor.
Lucas 17: 12-19 (RV-60): 12Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. 17Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate, vete, tu fe te ha salvado. ¡Que Dios bendiga esta lectura!
Jesús obró milagros en cuatro diferentes áreas: sobre la enfermedad. Sobre las leyes de la naturaleza. Sobre Satanás, el diablo, con gente que él tenía encarcelada, endemoniada; y también obró milagros sobre la muerte. Los evangelios relatan prácticamente 35 milagros específicos de Jesús.
Este pasaje que recién leí nos habla de la sanidad de diez leprosos. La lepra era una enfermedad terrible, una infección contagiosa, que causaba la desfiguración del cuerpo, literalmente se podría la carne. Aparecían en el cuerpo ampollas, agujeros, úlceras, que hacen que se pierda la sensibilidad del propio cuerpo y por tanto determinadas partes, como oreja, dedos; una enfermedad verdaderamente terrible. Los que sufrían lepra tenían que abandonar a sus familias, tenían que dejar su casa, dejar su trabajo, y la ley les obligaba a permanecer unos cien pasos, más o menos, de distancia de otras personas. Pero no solamente eso, sino que también tenían que gritar: “Inmundo, inmundo”, eso era para no contaminar a otros.
La Biblia nos habla de la lepra en varias oportunidades, por ejemplo: tenemos a María (o Miriam) la hermana de Moisés, ¿recuerdan ustedes cuando Moisés tomó como mujer a una mujer de la tribu de Cus (de piel negra)? Luego María y Aarón hablaron mal, y dijeron que ellos también podían guiar al pueblo. La Biblia dice que le cayó lepra a esta mujer, por haber hablado mal de Moisés. También se nos habla de Naamán, ¿recuerda usted aquel general sirio que se metió siete veces, siete zambullidas, en el río Jordán y quedó limpio de la lepra? Lucas (capítulo 5) nos habla de un leproso que Jesús tocó y sanó a este hombre. También la Biblia nos habla de un Simón el leproso, donde Jesús estuvo comiendo, este era un fariseo. Jesús comió, y se cree que fue un hombre que tenía esta enfermedad y que Jesucristo le había sanado. Y ahora, tenemos enfrente de nosotros a estas diez personas que fueron sanadas. Usted sabe que por ley el leproso tenía que ir presentarse en el templo con el sacerdote, estos sacerdotes se especializaban en estas cosas. Algunos de ellos emitían un certificado a la persona diciendo que estaba sana. De lo contrario no podía estar con la gente.
Es importante notar que se habla de una aldea, que alzaron la voz y le dijeron: Maestro, ten misericordia de nosotros. Lucas 17: 11(RV-60): Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Es decir, iba rumbo para Galilea pasando por Samaria.
Había diez hombres, el Señor sanó a diez hombres, ¿qué pasó con los nueve? Los nueve son personas que buscan a Dios solamente cuando tienen necesidad, pero cuando resuelven su problema se olvidan de Dios. Personas que recibieron de Dios un milagro, pero no regresaron para darle Gloria, no regresaron para darle Honra al Señor. Personas que recibieron un beneficio de Dios.
Quiero aclarar una cosa: Yo no sé dónde están los diez de los tiempos de Jesús, esos no sé dónde están. Pero yo sé dónde están los diez de nuestros tiempos. Si esos diez leprosos los traemos a nuestros días, yo sé qué pasó con ellos.
Es interesante que esta gente alzó la voz, gritaron: Maestro, Jesús, ten misericordia de mí. El Señor les dijo: vayan, muéstrate a los sacerdotes. Pero me llama la atención que mientras iban fueron limpiados, es decir: a medida que ellos iban caminando su cuerpo se iba limpiando de esta terrible enfermedad. Aun así, tenían que haber llegado donde el sacerdote para que les diera su certificado diciendo que estaban limpios de esta enfermedad.
Las cosas que voy a mencionar son suposiciones, distracciones, de lo que pasa hoy en nuestro medio, a nuestro alrededor.
1er sanado: Se fue a celebrar con su familia. Supongo que, cuando la familia de este primer leproso se dio cuenta que había sido sanado, y que estaba en el templo, toda la familia salió corriendo al templo a encontrarse con este hombre, que había sido sanado. Lo abrazaron, se alegraron con él, y sin duda le dijeron: ¡Esto hay que celebrarlo! Vámonos a la montaña y hacemos un picnic, asamos una carne, porque esto es digno de celebrar. No es que este hombre no fuera agradecido, es que para él la familia era primero.
Yo conozco gente así, cantidad de personas que si su mamá le dice: hijo, te tengo unos platanitos con unos frijolitos. Y allá va corriendo el hijo. Irse con su familia impidió que él volviera para darle gracias a Dios.
2do sanado: Se fue a celebrar con sus amigos. Lo más seguro es que cuando salió del templo, se fue a visitar a sus amigos para darles la gran noticia de su sanidad. Sin duda, los amigos lo abrazaron y le dijeron: ¡Esto hay que celebrarlo! Y se lo llevaron a celebrar. No es que este hombre no tuviera gratitud, estaba agradecido, pero para muchas personas los amigos son antes que Dios; y por haberse ido con los amigos no tuvo tiempo de venir y darle gracias a Jesús.
3er sanado: Regresó a su trabajo. El tercer hombre sanado de lepra, lo más seguro es que, cuando salió del templo se encontró con su exjefe, y el jefe se alegró de que ya no estaba enfermo, y le dijo: ¡Mira, tu trabajo te está esperando! El hombre que había sido sanado, le dijo: Y, ¿cuándo puedo comenzar? El jefe respondió: Ahora mismo, y se fue a trabajar. No es que este hombre no estaba agradecido, es que para este hombre el trabajo era primero.
Curiosamente todos ellos están agradecidos con Dios, pero hay personas que les ofrecen trabajo y dicen: yo.
4to sanado: Fue a reparar su casa. Tan pronto salió del templo se acordó que, cuando le dio la enfermedad, estaba construyendo su casita e inmediatamente salió corriendo a ver su casa. La encontró toda descuidada y maltratada, entonces se puso a repararla. No quiere decir que él no estuviera agradecido, es que para él su casita era más importante que regresar a ver a Jesús.
Yo conozco gente así, que no han vivido para construir el reino. Yo le he dicho a usted que existimos por dos razones: para la alabanza de la gloria de Dios y porque tenemos una misión acá en la tierra. Para esas razones viven los creyentes verdaderos, los pseudo-creyentes tienen otras prioridades.
La pregunta es: ¿Y Dios? Y, ¿el que te salvó, el que te quitó la lepra, dónde encaja en tus planes? Hay personas que no llegaron a disfrutar lo que habían construido, porque sea lo que sea que usted haya construido, yo le puedo garantizar que: aquí se va a quedar.
5to sanado: Fue a multiplicar su dinero. Lo primero que hizo fue ir al banco, porque antes de ser declarado leproso tenía sus ahorritos, y ahí mismo comenzó a preguntar cómo podía hacer para multiplicar su dinero. No es que este hombre no fuera agradecido, sino que para él era más importante el dinero que Dios.
Hay gente que existe para hacer dinero, para nada más.
Yo siempre me he preguntado: ¿cómo puedo creer yo en un Dios al que no honro? Le estoy hablando del creador y sustentador de todas las cosas. Un principio fundamental, o sea básico, es que todo lo que tengo es porque Dios me lo ha dado. Me ha dado el cerebro que tengo, Dios me ha dado la inteligencia, la gracia con la gente. El hecho de que de que usted pueda superar en el trabajo, eso viene de Dios. ¿Cómo es posible que si todo esto Dios me lo ha dado yo no lo voy a honrar a Él? Siempre me he preguntado si en realidad las personas lo conocen a Él, o simplemente asisten a una iglesia por pura costumbre, o porque su abuela los llevaba.
6to sanado: Fue a cuidar los negocios. Este hombre antes de enfermarse era un empresario de éxito, porque acuérdese que la enfermedad no respeta y con la enfermedad no se podía acercar a nadie, pero su empresa seguía funcionando. Así que, inmediatamente que salió del templo se fue a la oficina para ver cómo estaban los negocios. No es que este hombre no era agradecido, sino que su empresa era más importante que volver a Jesús.
Hay personas viven por su negocio, respiran por su negocio, sin tener la fe de que Dios va a suplir nuestras necesidades conforme a sus riquezas en Gloria. Es palabra de Dios, es promesa divina, Dios lo prometió.
Les he contado a ustedes de una señora que no asistía a la iglesia los domingos, porque ella decía que el domingo era cuando vendía más, por eso solo asistía los miércoles a la iglesia. Ella vendía licor y cigarros fundamentalmente. Un día le pidió al pastor que fuera a orar por el negocio, ¡imagínese! Entonces el pastor le dijo: Mire hermana si usted quiere aprender a vivir por la fe, vaya también los domingos a la casa del Señor. Pruebe a Dios, pruebe al Señor. La mujer comenzó a creer más, y primero quitó los cigarros, después quitó licor, y después solo abría de lunes a sábado. A la vuelta de unos meses le dice al pastor: “Dios es fiel pastor, Dios es fiel”. Lo demás es historia hermanos, una historia maravillosa. Esta mujer fue tan bendecida que se compró una casa, puso el pastor allí una casa de oración. Compró otra tiendita, y después otra. Luego en el centro de San Salvador mandó a hacer una tienda inmensa. Ella fue la mujer que regalaba todos los juguetes para fin de año que el Tabernáculo distribuía en toda la república a los niños pobres. Así comenzó, una persona que le creyó a Dios cuando otras personas prefieren sus negocios, prefieren el dinero y se desviven por tener, por tener y por tener.
7mo sanado: Fue a divertirse. Al salir del templo escuchó el ruido de la música, estaban sirviendo comida, tragos y había gente bailando y se acordó cuando asistía a fiestas, entonces fue para ese lugar; es que si eres pagano esas cosas te van a llamar la atención. No es que este hombre no sea agradecido, es que para este hombre la diversión y el entretenimiento es más importante que regresar a Jesús.
8vo sanado: Fue a practicar deporte. Lo más seguro es que al salir del templo vio a unos amigos jugando fútbol y se acordó cómo jugaba antes de su enfermedad, entonces y se detuvo, y lo invitaron a jugar; ahí se quedó jugando varios días. No es que este hombre no fuera agradecido, es que para este hombre sanado de lepra el deporte es más importante que Jesús.
Yo me puse a investigar cómo hacen atletas profesionales para adorar a Dios, y me sorprendí. Te dividen los atletas profesionales en dos clasificaciones: atletas profesionales comprometidos con Dios y profesionales que les vale. Hay personas que dicen: No, yo soy cristiano, pero eso es todo. Los que están comprometidos le pueden mostrar la lista de personas a quienes ellos les han compartido el evangelio, comenzando en el equipo donde ellos juegan. Tienen a un pastor que visitan, por lo menos una vez a la semana, ellos han entendido que no se puede vivir sin Dios, simple y sencillamente.
9no sanado: Fue a disfrutar la comodidad de su casa. Este hombre sanado de lepra llegó a su casa, se preparó una bebida, se sentó en su sillón favorito, y dijo: Nada como estar en la comodidad de mi casa; y ahí se quedó dormido. No es que este hombre no fuera agradecido, es que para este hombre la comodidad de su casa es más importante que ir donde Jesús y darle gracias.
Lucas 17:15-19 (RV-60): Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
10mo sanado: Está aquí en esta mañana. El décimo volvió glorificando a Dios. El décimo se postró a los pies de Cristo Jesús. Regresó a darle gracias a Dios. Ese hombre también tenía familia, también tenía amigos, también tenía trabajo, también tenía bienes, también tenía su dinerito, tenía sus negocios, le gustaba el entretenimiento, le gustaba la diversión, practicaba deporte, le encantaba la comodidad de su casa; pero, había entendido una verdad que le cuesta entender a mucha gente: Dios debe ser por encima de todas las cosas.
El décimo sanado está aquí hoy alabando a Dios. El décimo está aquí hoy sirviendo a Dios. El décimo nunca se olvida de dónde lo sacó Dios. Tiene un corazón agradecido para toda la vida, este décimo hombre que Dios le libró de esa lepra aprendió que Dios está por encima de todas las cosas y por eso ha entregado su vida a Jesús. Recordemos que la lepra es símbolo de pecado, y este hombre sabe que Dios lo libró, que Jesús nos ha redimido de ese pecado
La Biblia nos muestra como personas que recibieron un favor de Dios, un milagro de Dios, mostraron gratitud: María Magdalena, ¿cuántos demonios salieron de María Magdalena? Siete demonios, dice la escritura, y también dice que ella le servía a Jesús. Es que solamente el que ha experimentado una situación difícil, solo el que ha tocado fondo, sabe de dónde lo ha sacado Dios. Solo el que entiende la naturaleza del pecado, solo el que entiende que nacimos bajo la condenación del pecado, nacimos para ir al infierno, y que Cristo nos ha redimido; ¡cómo no alabarle! ¡Cómo no regresar! ¡Cómo no glorificarle! ¡Cómo no postrarnos a sus pies como lo hizo este número diez!
El endemoniado Gadareno se tiraba en el agua, se tiraba en el fuego, dice la palabra. Quebraba las cadenas, vivía en los cementerios, la gente le tenía pánico; y Dios lo sanó, Dios lo libró, Dios lo hizo libre. Y le dijo a Jesús: Señor, yo me quiero ir contigo, yo te quiero seguir, deja que te siga Señor. Y Jesús le dijo: No, aquí en Gadar necesitan a un predicador, quédate tú y cuéntale a esta gente lo que Dios ha hecho contigo.
Zaqueo mostró gratitud. María de Betania sacó un perfume de mucho precio, aún los discípulos dijeron: ¡cómo es posible semejante desperdicio! Porque así es la gente agradecida.
Cuando Jesús sanó al paralítico de Betesda, que había estado 38 años esperando el milagro del ángel que bajaría a tocas las aguas, y fue Jesús quien lo sanó; ¿qué le dijo Jesús cuando lo volvió a encontrar? (Juan 5:14 RV-60): Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. Yo hago una reflexión para los nueve: ¿Nunca se les ha ocurrido que les puede regresar la lepra? ¿Nunca se te ha ocurrido que te puede venir una cosa peor?
Yo no soy de la opinión que debemos adorar a Dios para que no te vaya a caer una escalera encima, no debes adorar a Dios por el miedo que se caiga el avión en el que vas, ese no es el punto, a Dios hay que adorarlo porque Él es digno de adoración, porque hay gratitud profunda en mi corazón. Tu necesidad se puede repetir mientras estemos en este mundo, el día de la angustia puede regresar.
Yo he visto tantos casos acá de personas que han estado esperando papeles de migración, y mientras los están esperando son la gente más fiel que usted pueda conocer, pero cuando reciben su papel se van a celebrar, y se hizo larga la celebración porque no los hemos vuelto a ver. Son personas que piden un milagro, lo reciben, y luego se olvidan de aquel que les hizo el milagro.
La semana pasada yo predicaba: “Hasta que Cristo venga”; y esa es la expectativa de Dios, que le adoremos, que le sirvamos, que le demos honra, que le demos Gloria; no solamente si las cosas van bien, sino hasta que Cristo venga.
Hay personas que dicen: ¿Cómo olvidarme de Dios? Si a cada rato digo: ¡Dios mío, Dios mío! Es que, olvidarse de Dios significa: que usted ya no lo honra, que usted ya no le sirve, que usted ya no lo adora, que usted ya no lo respeta, que no lo obedece, que ya no es prioridad en su vida, que sus cosas son más importantes que las de Él. Olvidarse de Dios significa que ahora el mundo es mejor, es mirar a Dios y a la iglesia con indiferencia, es no valorar todo lo que Él ha hecho por usted, es no tener un corazón agradecido, es cambiar sus valores, significa que usted ha perdido su primer amor.
Nunca es tarde para regresar, ¿sabes por qué? Porque Dios es un Padre. Dios es ese Padre del pródigo que sale todos los días a ver si su hijo vuelve. Dios es: ese Padre del pródigo que sabe que su hijo está lejos, que sabe que su hijo ha preferido el placer, las rameras, la vida fácil en lugar de la casa del Padre; sin embargo, ahí está el papá esperando todos los días a que ese hijo regrese.
Mis queridos y amados hermanos, que Dios nos libre de ser uno de los nueve. Que nosotros podamos ser como este hombre que volvió glorificando a Dios, adorando a Dios. Yo no sé, si este hombre en el camino se encontró con su familia. Yo no sé, si la familia le dijo: ¡Ay qué lindo que ya estás sano, vamos a celebrarlo!; y él le dijo: tengo algo más importante que hacer, un día de estos celebramos. Yo no sé, si él se encontró con los amigos en el camino, y los amigos lo abrazaron, y se alegraron, y le invitaron a celebrarlo; y él dijo: tengo algo más importante que hacer. No sé si se encontró a su exjefe en el camino, y el jefe le dijo: el trabajo te está esperando. ¡Vamos a trabajar!; y él le dijo: sí jefe, con gusto, pero tengo una cosa más importante que hacer. Y primero fue a Jesús y lo adoró, y lo glorificó como debía hacer.
Quiero decirle algo: De cáncer, te puede sanar el Señor, y es una sanidad por un tiempo nada más.
Lucas 17:18-19 (RV-60): 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate, vete, tu fe te ha salvado.
Los samaritanos no eran considerados 100% judíos, porque para el tiempo que hubo la incursión de Siria, judíos se metieron con los de Siria y se crearon los samaritanos. Entonces los judíos pensaban que los samaritanos no eran judíos completamente, sino que era una mezcla de dos culturas y por eso no se llevaban bien entre ellos. De hecho, ellos no adoraban en Jerusalén, adoraban en el monte Gerizim. Pero, ahora el Señor viene y bota todas las barreras, llega a ese lugar y predica, y se da cuenta que este hombre todavía era mucho más fiel que el resto de los judíos. Entonces, le dice a este hombre: levántate, vete, tu fe te ha salvado. Ese es el problema de hoy en el mundo, que la gente prefiere la sanidad por encima de la salvación; y la sanidad es temporal, pero la salvación es eterna. Los nueve prefirieron un milagro temporal antes que un milagro eterno. Dios debe estar por encima de todas las cosas.
Oremos: Padre querido, gracias por tu palabra en esta hora Señor. Yo te pido en este momento Señor que nos des la fuerza y el buen deseo de adorarte siempre, bajo cualquier circunstancia; en salud o en enfermedad, en las buenas o en las malas. Que tu nombre pueda estar siempre bien en alto Señor. Que podamos decir: Yo y mi casa, serviremos a Jehová. Permite Padre, que en ninguna circunstancia nos perdamos de tus caminos, y que adorarte, bendecirte, exaltar tu nombre, sea siempre prioridad en nuestras vidas.
Mientras todos oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en el corazón y usted necesita a Dios en su vida, si usted quiere abrirle su corazón a Jesucristo, entregarle su vida a Dios; yo quiero pedirle que haga conmigo esta oración de fe. Ahí donde está, dígale al Señor: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Me arrepiento de mis faltas. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz del calvario. Te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Si usted hizo esta oración conmigo, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su santa y bendita palabra.
Señor despídenos con tu paz, permite que podamos reflexionar acerca de estas verdades que hemos escuchado. Bendice a este pueblo, en el nombre de Jesús te lo pedimos: Amén y amén.
Amados míos que la paz de Cristo le acompañe.