Uno de ustedes es un Diablo
Enero 29, 2023 – 1:30PM | Juan 6:70 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor por favor en el evangelio de Juan, capítulo seis. No se vaya a ofender, pero el título del Sermón de esta tarde, se llama: “Uno de ustedes es diablo.”
Juan 6: 70 (NVI): –¿No los he escogido yo a ustedes doce? –repuso Jesús–. No obstante, uno de ustedes es un diablo.
Juan 6: 70 (NTV): Entonces Jesús dijo: Yo los elegí a ustedes doce, pero hay uno de ustedes que es un diablo.
Juan 6: 70-71 (RV-60): 70Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? 71Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.
Vamos a orar hermano, vamos a pedir a Dios que nos hable al corazón: Padre al acercarnos a esta porción de tu palabra, lo queremos hacer con una mente abierta, con un corazón sincero. Pedirte Señor que lo que tengas que decirnos, pueda ser recibido por nosotros con humildad. Habla a nuestros corazones Padre, bendice a tu pueblo, en el nombre de Jesús, amén.
Estamos a unas diez semanas, más o menos, de celebrar lo que se conoce como la pasión de Cristo. Hay muchos artículos teológicos que tratan de defender a Judas Iscariote, diciendo que: Judas no fue culpable de traicionar y entregar a Jesús, porque precisamente Judas fue escogido para esa labor. Es más, hay algunos artículos que se presentan en revistas, donde dicen que deberíamos estar agradecidos con Judas, porque Judas hizo la parte que le correspondía en la historia. Hay artículos como uno que leí, que se llama: “La inocencia de Judas.” Hay otro artículo llamado: “Más santo que pecador”, porque cumplió un propósito en la vida de Jesús. Otro que se llama: “Judas no tenía una elección”. Lo cierto es que el nombre de Judas representa un insulto. Cuando usted le dice a una persona “Judas”, le está diciendo exactamente traidor.
En esta oportunidad, sin deseo de culpar o señalar a nadie, quiero hacer un estudio comparativo entre dos discípulos de Cristo, entre Judas Iscariote y nuestro querido hermano Pedro. Todos conocemos que ambos sobresalieron. Judas porque casi no hablaba, Pedro porque hablaba demasiado. Pedro porque llegó a ser el principal apóstol después de la Ascensión de Cristo y Judas porque entregó a Jesús. Los cuatro evangelios mencionan a Judas como el que traicionó a Jesús, y a este punto quiero llegar.
Quiero que reflexionemos en esta tarde: A los dos los escogió Jesús. Los dos recibieron las mismas instrucciones. Los dos estuvieron con Jesús por tres años y medio. Los dos fueron testigos de los milagros de Jesús. Los dos conocieron la intimidad de Jesús. Los dos comieron con Él. Los dos sabían dónde estaba Jesús todo el tiempo. Los dos eran amigos de Jesús. Los dos recorrieron las calles polvorientas de la antigua Palestina, Israel. Los dos conocían a la familia de Jesús, a su madre, a sus hermanos. Pedro y Judas estuvieron presentes en los momentos más importantes de la vida de Jesús, es decir; Pedro y Judas fueron personas muy cercanas a nuestro Señor Jesucristo. Y, es más, a los dos Jesús les lavó los pies.
Entonces me surge la pregunta: ¿Qué pasó? Pedro siguió cometiendo errores, pero nunca se apartó, al contrario. Sabemos que Pedro, juntamente con Juan, llegó a ser columna de la iglesia de Jerusalén. Vemos a un Pedro completamente transformado después de la venida del Espíritu Santo, escribió tres epístolas maravillosas. Sin embargo, cuando hablamos de Judas hay diferencias a pesar que también estuvo con Jesús todo el tiempo, que conocía la intimidad, que fue su amigo. Fue uno de los que Jesús le lavó los pies y terminó traicionándolo.
¿Qué hace la diferencia? ¿Por qué personas pueden permanecer en una iglesia por una larga vida, pero al final del día no reciben esa transformación, ese cambio de vida, ese nuevo nacimiento del que nos habla su Santa y Bendita palabra?
Yo pienso que vale la pena reflexionar acerca de esto, porque Judas no era una persona que no sabía, nada, al contrario. Es más, si nosotros estudiamos el personaje de Judas nos vamos a dar cuenta que, es muy probable que Judas echó fuera demonios, estuvo presente la multiplicación de los panes, se dio cuenta de la resurrección de Lázaro. Él estuvo ahí, él conocía los momentos íntimos de Jesús, las alegrías, las tristezas. Mi pregunta sigue siendo: ¿Qué sucede?
Yo digo, ¿El hecho de que uno pase un año, cinco años, diez años, veinte años, cuarenta años en una iglesia garantiza algo? ¿En realidad somos personas transformadas por el Espíritu de Dios o terminamos siendo los hipócritas más grandes y traicioneros más grandes? Si después de tanto tiempo de estar escuchando, y escuchando, y escuchando, y escuchando ¿qué hace la diferencia?
Al estudiar la vida de los doce se va a dar cuenta que tenemos una media docena de los Apóstoles que no dijeron nada, pero no traicionaron a Jesús. No sobresalieron, pero no traicionaron a Jesús. No fueron personas que hicieron gran cantidad de milagros, al menos el libro de los Hechos no lo menciona; no dice nada, pero no lo traicionaron. ¿Qué pasa entonces? ¿Por qué hay unas personas en la iglesia que son transformadas por el Espíritu de Dios, y hay otras personas que pueden pasar una vida completa sin que pase nada en sus vidas?
Sabemos que el diablo quería destruir a Jesús, y como no podía tuvo que utilizar una estrategia. Esa estrategia tiene que ver con infiltrarse entre las personas más allegadas a Jesús, es decir; un hombre de confianza. Esta estrategia se aplica hoy en día en muchos niveles. (¿A cuántos americanos se les ha acusado de tener esa doble vida, de trabajar para una institución de inteligencia de un país, pero también ser doble agente de trabajar para otra también?) La mejor forma de conocer las intenciones del enemigo es meter a alguien ahí cerca para que vea, para que sepa, para que escuche y venga a contarnos.
¿Por qué Judas fue vulnerable? ¿Por qué la presencia de Jesús no causó ningún impacto en la vida espiritual de Judas? ¿Por qué Judas no cambió de vida? ¿Por qué Judas entregó a Jesús, sabiendo que se convertiría en el hombre más despreciado del mundo? Fíjese que, en algunos lugares, en la semana santa, visten a un muñeco de Judas y lo queman, para demostrar lo despreciable que es este personaje.
Hablemos un poquitito acerca de este personaje, la idea es que nosotros podamos identificarnos con él. Yo les he dicho a ustedes que uno de los temores más grandes en mi vida, es el hecho de que suceda un evento (cualquier cosa) y nos apartemos del Evangelio. Tengo más de cuarenta años en el evangelio, por la gracia de Dios nunca me he apartado, y he visto de todo, conozco de todo, sé de todo. La Biblia claramente dice (1Coritnios 10:12): El que piensa estar firme mire que no caiga.
Por esta iglesia han pasado no cientos, sino miles de personas, y tristemente hoy en día muchos no se congregan, no van, no asisten a una iglesia. Viven sus vidas como si nunca hubieran conocido a Dios, eso es para preocuparse, ¿por qué? Porque estamos hablando de la eternidad amado, no estamos hablando de cualquier cosa, no estamos hablando de tener una religión, hablamos de la eternidad.
Judas era una persona involucrado en la iglesia, pero vamos a ver que tenía algunos problemitas.
- Amor al dinero.
Mateo 26:14-16 (RV-60) 14Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15y le dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle. ¡Ah no me diga! Aquí tenemos una transacción, aquí estamos hablando de entregar a una persona por dinero, yo les entrego a Jesús ¿cuánto me dan? Hermanos el problemita primero que tenía Judas era: su amor al dinero. Y, ¿qué dice la Biblia? (1Timoteo 6:10) Que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
Si nosotros logramos identificar el problemita en nuestra vida y no trabajamos en ese problemita, vamos a terminar como Judas. La Biblia dice en 1Timoteo 6:10 (RV-60): Que el amor al dinero es la raíz de todos los males, y Judas es el mejor ejemplo. Judas no entregó a Jesús porque él quería ser el líder, porque había tenido una discusión con Jesús y no se habían puesto de acuerdo; lo entregó por dinero. ¿Cuántas veces hemos hecho lo mismo nosotros? ¿Sabe usted que le dice una persona cuando deja de venir a la iglesia y usted lo llama o se lo encuentra por ahí? Una de las primeras razones que le da es: el trabajo. Le dice: “estoy ocupado”. Yo sé que todos tenemos que trabajar, pero muy pocas personas le creen a Dios cuando dice Mateo 6:33 (RV-60) Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas van a ser añadidas. Eso es vida espiritual, pero hay personas que lo que tienen es una religión. Están leyendo, pero siguen haciendo lo que ellos creen conveniente.
¿Qué pasó con Pedro?
Pedro era pescador, también tenía que sostener a su familia. No era un hombre rico. Dice la palabra del Señor que las redes de Pedro estaban remendadas ¿no se acuerdan? Si Jesús lo encontró remendando las redes. Pedro ofreció y usó su casa para que Jesús viviera ahí. Hemos estado en Capernaúm a orillas del Mar de Galilea. Hemos estado en ese lugar, la casa de Pedro, si usted quiere visitar dónde vivía Jesús, tiene que ir a la casa de Pedro. ¿Qué quiere decir eso? Que a Pedro no le importó utilizar sus bienes para la Gloria de Dios, que Pedro no era un hombre rico sin embargo utilizó lo que él tenía para el Señor. En aquellos tiempos era bien difícil dejar de hacer lo que usted hacía para seguir a Jesús, porque: ¿quién sostendría la familia?
Mateo 19:27 (RV-60): Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Esta pregunta la está haciendo Pedro, porque Judas no dejó nada. Mira la respuesta de Jesús en los siguientes dos versículos. Mateo 19:28-29 (RV-60): 28Y Jesús les dijo: De cierto digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 29Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
¿Usted cree que a Dios le hace falta lo que usted tiene? No se engañe hombre, no se engañe. Si usted dice: “ya no voy a diezmar para ver cómo les va”. Si usted cree que la iglesia es de los hombres, está muy mal, la iglesia es de Dios.
Esa es la diferencia entre uno y otro. Esa es la diferencia entre una persona con un corazón transformado y una persona que todavía no ha nacido de nuevo. Judas estuvo tres años con Jesús, vio los milagros, comió con Jesús, sin embargo, su corazón nunca se regeneró, nunca.
- Agarrar lo ajeno. (Ladrón, mañoso)
Juan 12:6 (RV-60): Pero digo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.
Un ladrón es una persona que agarra lo que no le pertenece, no pueden dejar diez pesos en la mesa porque ya no están. ¿Y cómo es posible? Claro, ya sabemos que le gustaba el dinero y él quiso seguir su estilo de vida al lado de Jesús y los apóstoles; por tanto, seguía metiendo la mano donde no le pertenece.
En este caso Judas estaba cometiendo dos grandes faltas, la primera es robar y la segunda robarle a Dios. Si era capaz de tomar ese dinero (el que se colocaba en la bolsa, para el evangelio) eso significa que este hombre no entendía (ni con la cabeza ni con el corazón) que el dinero de Dios no se toca. ¡Y lo hacen tesorero! ¡Imagínese usted! Aquí se cumple una frase que dijo un político hace poco, yo hasta la anoté: “Pusieron al perro a cuidar los chorizos.” Muchas veces Dios mismo, te coloca en determinadas situaciones o circunstancias para ver si eres íntegro. Sin embargo, ya Jesús había dicho, imagino que teniendo los apóstoles enfrente, “No hagan tesoros en la tierra, hagan tesoros en el cielo.”
Mateo 6:19-21 (NVI): 19No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. 20Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. 21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. El corazón de Judas no estaba con Dios, estaba con las riquezas.
Mateo 6:24 (NVI) Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.
Yo conozco personas acá que podrían ganar mucho más dinero de lo que ganan, mucho más de lo que ganan; y no lo hacen por no faltar a su iglesia, y no lo hacen porque tendrían que dejar sus ministerios. Y nunca les hace falta nada, al contrario, si hay un viaje tienen dinero para el viaje, hay una bendición tienen dinero para bendecir, hay un proyecto tienen dinero para bendecir, ¿por qué? Porque ya han creído a Dios, no se puede servir a Dios y a la riqueza.
- Inconforme.
Judas era el tipo de persona que no estaba de acuerdo cómo Jesús manejaba las cosas.
Juan 12: 3-5 (RV-60): 3Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó de dolor del perfume. 4Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 5¿Por qué no fue este perfume vendido por 300 denarios, y dado a los pobres?
Mateo 26: 8 (RV-60): Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Fíjese como Mateo dice: “los discípulos”, mientras que Juan dice que fie Judas Iscariote. Algunos estudiosos dicen que fue Judas el que se acercó a los discípulos a decirles mire este es un gran desperdicio que se está haciendo, y entonces que algunos discípulos dijeron: “es cierto, a mí se me hace que esto es un desperdicio.” Por eso dicen en los otros evangelios: “los discípulos.” ¿Qué quiere decir eso de desperdicio? Judas está diciendo, que lo que Jesús está haciendo en este momento es un desperdicio, ¡Quién va a decirle eso a Jesús por amor de Dios!
Mire usted lo que es la psicología de las masas. A Jesús le dijeron: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”, eso fue un domingo y cinco días más tarde, ¿qué gritaba la multitud? ¡Crucifíquenle, crucifíquenle! Así son las multitudes. Cualquiera de ellos pudo haberle dicho a Judas: “Oye Judas, ¿qué te pasa hermano? ¿Acaso no te diste cuenta que Jesús multiplicó los panes, que le dio de comer a cinco mil gentes, después le dio de comer a cuatro mil? ¿Cómo se te ocurre que esto es un desperdicio? Déjalo, Él se lo merece, ¡Él es digno! Él es digno de todo, iglesia. Debemos darle a nuestro Señor todo lo que le podamos dar; si lo nuestro es de Él. Al fin y al cabo, no nos llevaremos nada. Jamás llamen ustedes desperdicio a lo que pertenece a Jesús. Esa cosa terrible pasó con Judas.
- Judas y el diablo.
Juan 13:1-2 (RV-60) 1Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amo hasta el fin. 2Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase.
Hermanos la Biblia habla de personas poseídas por el diablo, y no necesariamente una persona poseída por el diablo tiene que echar espuma por la boca, revolcarse en el suelo, o irse a vivir a un cementerio. Hoy el día el diablo hace trabajo silencioso, sigiloso, en los corazones de las personas. ¿Qué cosas ha puesto el diablo en tu corazón? ¿Cuántas veces usted se ha dejado manipular por el diablo?
Me llama la atención que, por tres años y medio, Jesús no pudo poner nada en el corazón de Judas, pero el diablo si puso algo. Por tres años, la semilla de Jesucristo no germinó en el corazón de Judas y la del diablo sí. Durante tres años vió milagros, compartió con Cristo, estuvo con Él, con los discípulos, escuchó tantas y tantas parábolas e historias maravillosas; hablar de su Padre en el cielo, verlo caminar sobre las aguas, levantar los muertos; ¿eso no logró nada en el corazón de Judas?
¿Por qué esa tendencia que nos ofrecen a Jesús y lo rechazamos; nos ofrecen al mundo y lo aceptamos? ¿Por qué esa tendencia, nos dan un consejo de Dios y resistimos, nos da un consejo el diablo y lo adoptamos qué pasa? ¿Qué pasa con esto? ¿Qué cosas ha puesto el diablo en nuestro corazón? ¿Cuántas veces hemos sido instrumentos del enemigo para satisfacer simplemente nuestro instinto, nuestra carnalidad, nuestro orgullo, nuestra posición o nuestra opinión?
Esto me hace pensar que si Judas sabía cómo se manejaban las cosas, qué hacía Jesús, dónde estaba Jesús; era hipócrita como él solo. Todos sabemos que no hay hipocresía que duela más que la traición de aquellas personas cercanas. No es lo mismo que lo traicione un compañero de trabajo a que lo traicione un amigo o familiar. Judas fue el tipo de persona que habla de espalda suyas, que dice cosas que en realidad no son, que a usted no le constan; pero que el diablo llenó su corazón y dijo cosas que no debía decir. Fíjate que fue tan hipócrita Judas que ya había hecho el negocio por treinta piezas de plata, y seguía con Jesús buscando la oportunidad de entregarlo.
Mateo 26: 14-16 (RV-60): 14Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.
Mateo 26: 21-25 (RV-60): 21Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. 22Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno a decirle: ¿Soy yo, Señor? 23Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. 24A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre porque en el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. 25Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.
Es que así son los traicioneros, así son de hipócritas; “yo no he sido”. “Yo no he dicho.” “Yo no he participado de eso.” Él sabía lo que estaba haciendo, ni siquiera debió ir a comer, si hubiese sido honesto o si hubiese tenido vergüenza. A nadie le gusta que le vean su lado negro hermano, a nadie le gusta que piensen que uno está tirado a la perdición, que uno es mentiroso, que uno es hipócrita. Por eso es que esto se llama apariencia, hipocresía. Si Judas hubiera tenido un poquitito de decencia, de integridad, hubiera reconocido a Jesús. La mayoría de teólogos concuerdan con que Judas se pudo haber arrepentido en algún momento, como lo hizo Pedro. Pedro lo negó, pero se arrepintió, se arrepintió de corazón y lloró amargamente; Judas no hizo eso.
Esa es la reflexión, ¿cómo es posible que tanto tiempo al lado de Dios no produjo cambio en el corazón de Judas? ¿Por qué no hubo nada? ¿Por qué no hubo un cambio de corazón si había estado con Él, había visto a Jesús caminar, sabía que era el Hijo de Dios, que había descendido del cielo?
Jesús les dijo después de la transfiguración: “Si les hablo cosas terrenales y no las creen, ¿cómo creerán si les hablo cosas celestiales? ¿Qué no les he dicho que si creen verán la Gloria de Dios? Ustedes van a estar sentados conmigo, con mi Padre, en la gloria. Ahí estaba Judas escuchando esto. ¿Qué cosas habrán pasado por la mente de Judas mientras Jesús lavaba sus pies?
¿Cuánto tiempo en la casa de Dios escuchando palabra, pero no hay transformación? ¿Será que ya tenemos llaga en el corazón, y que la dureza no permite que el Espíritu de Dios transforme nuestra alma o transforme nuestra vida? Espero que podamos pensar en estas cosas.
Vamos a orar:
Padre al reflexionar en esta comparación Señor, pensamos en nosotros mismos y con humildad nos acercamos a tu trono pidiéndote perdón. Te pedimos perdón por todas aquellas veces cuando Satanás llenó nuestro corazón, nos puso basura en el cerebro y terminamos ofendiéndote, haciendo cosas que te desagradan. ¡Ayúdanos Señor! Queremos que cada vez que escuchemos tu palabra el Espíritu de Dios haga la obra en nuestro ser. Bendícenos Padre, toca corazones, especialmente aquellos que todavía no te conocen.
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero en este momento usted dice: “Pastor, yo necesito a Dios. Yo quiero entregarle mi vida, quiero entregarle mi corazón al Señor Jesucristo.” Si hay alguien que desea, yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano y nos permita orar por usted. ¿Hay alguna persona? No tenga temor, no queremos exponerle, ni hacerle sentir mal; al contrario, le invitamos a recibir a Jesús en su corazón, en su alma, y comenzar una vida nueva. Usted que nos Ve por las redes sociales usted también puede hacer lo mismo a través de una oración de fe Dígale al Señor: “Señor en este día te entrego mi corazón. Te entrego mi vida. Te entrego mi alma. Le doy gracias Jesús, por haber puesto tu cuerpo en la cruz y derramar su sangre preciosa en el calvario. En este día recibo Jesucristo como mi Señor y mi salvador personal.” Si usted hizo esta oración nosotros queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido, despídenos con tu paz y con tu bendición, en el nombre de Jesús, amén y amén.
Amados míos, Bendiciones para todos.
Uno de ustedes es un Diablo
Enero 29, 2023 – 1:30PM | Juan 6:70 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor por favor en el evangelio de Juan, capítulo seis. No se vaya a ofender, pero el título del Sermón de esta tarde, se llama: “Uno de ustedes es diablo.”
Juan 6: 70 (NVI): –¿No los he escogido yo a ustedes doce? –repuso Jesús–. No obstante, uno de ustedes es un diablo.
Juan 6: 70 (NTV): Entonces Jesús dijo: Yo los elegí a ustedes doce, pero hay uno de ustedes que es un diablo.
Juan 6: 70-71 (RV-60): 70Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? 71Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.
Vamos a orar hermano, vamos a pedir a Dios que nos hable al corazón: Padre al acercarnos a esta porción de tu palabra, lo queremos hacer con una mente abierta, con un corazón sincero. Pedirte Señor que lo que tengas que decirnos, pueda ser recibido por nosotros con humildad. Habla a nuestros corazones Padre, bendice a tu pueblo, en el nombre de Jesús, amén.
Estamos a unas diez semanas, más o menos, de celebrar lo que se conoce como la pasión de Cristo. Hay muchos artículos teológicos que tratan de defender a Judas Iscariote, diciendo que: Judas no fue culpable de traicionar y entregar a Jesús, porque precisamente Judas fue escogido para esa labor. Es más, hay algunos artículos que se presentan en revistas, donde dicen que deberíamos estar agradecidos con Judas, porque Judas hizo la parte que le correspondía en la historia. Hay artículos como uno que leí, que se llama: “La inocencia de Judas.” Hay otro artículo llamado: “Más santo que pecador”, porque cumplió un propósito en la vida de Jesús. Otro que se llama: “Judas no tenía una elección”. Lo cierto es que el nombre de Judas representa un insulto. Cuando usted le dice a una persona “Judas”, le está diciendo exactamente traidor.
En esta oportunidad, sin deseo de culpar o señalar a nadie, quiero hacer un estudio comparativo entre dos discípulos de Cristo, entre Judas Iscariote y nuestro querido hermano Pedro. Todos conocemos que ambos sobresalieron. Judas porque casi no hablaba, Pedro porque hablaba demasiado. Pedro porque llegó a ser el principal apóstol después de la Ascensión de Cristo y Judas porque entregó a Jesús. Los cuatro evangelios mencionan a Judas como el que traicionó a Jesús, y a este punto quiero llegar.
Quiero que reflexionemos en esta tarde: A los dos los escogió Jesús. Los dos recibieron las mismas instrucciones. Los dos estuvieron con Jesús por tres años y medio. Los dos fueron testigos de los milagros de Jesús. Los dos conocieron la intimidad de Jesús. Los dos comieron con Él. Los dos sabían dónde estaba Jesús todo el tiempo. Los dos eran amigos de Jesús. Los dos recorrieron las calles polvorientas de la antigua Palestina, Israel. Los dos conocían a la familia de Jesús, a su madre, a sus hermanos. Pedro y Judas estuvieron presentes en los momentos más importantes de la vida de Jesús, es decir; Pedro y Judas fueron personas muy cercanas a nuestro Señor Jesucristo. Y, es más, a los dos Jesús les lavó los pies.
Entonces me surge la pregunta: ¿Qué pasó? Pedro siguió cometiendo errores, pero nunca se apartó, al contrario. Sabemos que Pedro, juntamente con Juan, llegó a ser columna de la iglesia de Jerusalén. Vemos a un Pedro completamente transformado después de la venida del Espíritu Santo, escribió tres epístolas maravillosas. Sin embargo, cuando hablamos de Judas hay diferencias a pesar que también estuvo con Jesús todo el tiempo, que conocía la intimidad, que fue su amigo. Fue uno de los que Jesús le lavó los pies y terminó traicionándolo.
¿Qué hace la diferencia? ¿Por qué personas pueden permanecer en una iglesia por una larga vida, pero al final del día no reciben esa transformación, ese cambio de vida, ese nuevo nacimiento del que nos habla su Santa y Bendita palabra?
Yo pienso que vale la pena reflexionar acerca de esto, porque Judas no era una persona que no sabía, nada, al contrario. Es más, si nosotros estudiamos el personaje de Judas nos vamos a dar cuenta que, es muy probable que Judas echó fuera demonios, estuvo presente la multiplicación de los panes, se dio cuenta de la resurrección de Lázaro. Él estuvo ahí, él conocía los momentos íntimos de Jesús, las alegrías, las tristezas. Mi pregunta sigue siendo: ¿Qué sucede?
Yo digo, ¿El hecho de que uno pase un año, cinco años, diez años, veinte años, cuarenta años en una iglesia garantiza algo? ¿En realidad somos personas transformadas por el Espíritu de Dios o terminamos siendo los hipócritas más grandes y traicioneros más grandes? Si después de tanto tiempo de estar escuchando, y escuchando, y escuchando, y escuchando ¿qué hace la diferencia?
Al estudiar la vida de los doce se va a dar cuenta que tenemos una media docena de los Apóstoles que no dijeron nada, pero no traicionaron a Jesús. No sobresalieron, pero no traicionaron a Jesús. No fueron personas que hicieron gran cantidad de milagros, al menos el libro de los Hechos no lo menciona; no dice nada, pero no lo traicionaron. ¿Qué pasa entonces? ¿Por qué hay unas personas en la iglesia que son transformadas por el Espíritu de Dios, y hay otras personas que pueden pasar una vida completa sin que pase nada en sus vidas?
Sabemos que el diablo quería destruir a Jesús, y como no podía tuvo que utilizar una estrategia. Esa estrategia tiene que ver con infiltrarse entre las personas más allegadas a Jesús, es decir; un hombre de confianza. Esta estrategia se aplica hoy en día en muchos niveles. (¿A cuántos americanos se les ha acusado de tener esa doble vida, de trabajar para una institución de inteligencia de un país, pero también ser doble agente de trabajar para otra también?) La mejor forma de conocer las intenciones del enemigo es meter a alguien ahí cerca para que vea, para que sepa, para que escuche y venga a contarnos.
¿Por qué Judas fue vulnerable? ¿Por qué la presencia de Jesús no causó ningún impacto en la vida espiritual de Judas? ¿Por qué Judas no cambió de vida? ¿Por qué Judas entregó a Jesús, sabiendo que se convertiría en el hombre más despreciado del mundo? Fíjese que, en algunos lugares, en la semana santa, visten a un muñeco de Judas y lo queman, para demostrar lo despreciable que es este personaje.
Hablemos un poquitito acerca de este personaje, la idea es que nosotros podamos identificarnos con él. Yo les he dicho a ustedes que uno de los temores más grandes en mi vida, es el hecho de que suceda un evento (cualquier cosa) y nos apartemos del Evangelio. Tengo más de cuarenta años en el evangelio, por la gracia de Dios nunca me he apartado, y he visto de todo, conozco de todo, sé de todo. La Biblia claramente dice (1Coritnios 10:12): El que piensa estar firme mire que no caiga.
Por esta iglesia han pasado no cientos, sino miles de personas, y tristemente hoy en día muchos no se congregan, no van, no asisten a una iglesia. Viven sus vidas como si nunca hubieran conocido a Dios, eso es para preocuparse, ¿por qué? Porque estamos hablando de la eternidad amado, no estamos hablando de cualquier cosa, no estamos hablando de tener una religión, hablamos de la eternidad.
Judas era una persona involucrado en la iglesia, pero vamos a ver que tenía algunos problemitas.
- Amor al dinero.
Mateo 26:14-16 (RV-60) 14Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15y le dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle. ¡Ah no me diga! Aquí tenemos una transacción, aquí estamos hablando de entregar a una persona por dinero, yo les entrego a Jesús ¿cuánto me dan? Hermanos el problemita primero que tenía Judas era: su amor al dinero. Y, ¿qué dice la Biblia? (1Timoteo 6:10) Que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
Si nosotros logramos identificar el problemita en nuestra vida y no trabajamos en ese problemita, vamos a terminar como Judas. La Biblia dice en 1Timoteo 6:10 (RV-60): Que el amor al dinero es la raíz de todos los males, y Judas es el mejor ejemplo. Judas no entregó a Jesús porque él quería ser el líder, porque había tenido una discusión con Jesús y no se habían puesto de acuerdo; lo entregó por dinero. ¿Cuántas veces hemos hecho lo mismo nosotros? ¿Sabe usted que le dice una persona cuando deja de venir a la iglesia y usted lo llama o se lo encuentra por ahí? Una de las primeras razones que le da es: el trabajo. Le dice: “estoy ocupado”. Yo sé que todos tenemos que trabajar, pero muy pocas personas le creen a Dios cuando dice Mateo 6:33 (RV-60) Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas van a ser añadidas. Eso es vida espiritual, pero hay personas que lo que tienen es una religión. Están leyendo, pero siguen haciendo lo que ellos creen conveniente.
¿Qué pasó con Pedro?
Pedro era pescador, también tenía que sostener a su familia. No era un hombre rico. Dice la palabra del Señor que las redes de Pedro estaban remendadas ¿no se acuerdan? Si Jesús lo encontró remendando las redes. Pedro ofreció y usó su casa para que Jesús viviera ahí. Hemos estado en Capernaúm a orillas del Mar de Galilea. Hemos estado en ese lugar, la casa de Pedro, si usted quiere visitar dónde vivía Jesús, tiene que ir a la casa de Pedro. ¿Qué quiere decir eso? Que a Pedro no le importó utilizar sus bienes para la Gloria de Dios, que Pedro no era un hombre rico sin embargo utilizó lo que él tenía para el Señor. En aquellos tiempos era bien difícil dejar de hacer lo que usted hacía para seguir a Jesús, porque: ¿quién sostendría la familia?
Mateo 19:27 (RV-60): Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Esta pregunta la está haciendo Pedro, porque Judas no dejó nada. Mira la respuesta de Jesús en los siguientes dos versículos. Mateo 19:28-29 (RV-60): 28Y Jesús les dijo: De cierto digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 29Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
¿Usted cree que a Dios le hace falta lo que usted tiene? No se engañe hombre, no se engañe. Si usted dice: “ya no voy a diezmar para ver cómo les va”. Si usted cree que la iglesia es de los hombres, está muy mal, la iglesia es de Dios.
Esa es la diferencia entre uno y otro. Esa es la diferencia entre una persona con un corazón transformado y una persona que todavía no ha nacido de nuevo. Judas estuvo tres años con Jesús, vio los milagros, comió con Jesús, sin embargo, su corazón nunca se regeneró, nunca.
- Agarrar lo ajeno. (Ladrón, mañoso)
Juan 12:6 (RV-60): Pero digo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.
Un ladrón es una persona que agarra lo que no le pertenece, no pueden dejar diez pesos en la mesa porque ya no están. ¿Y cómo es posible? Claro, ya sabemos que le gustaba el dinero y él quiso seguir su estilo de vida al lado de Jesús y los apóstoles; por tanto, seguía metiendo la mano donde no le pertenece.
En este caso Judas estaba cometiendo dos grandes faltas, la primera es robar y la segunda robarle a Dios. Si era capaz de tomar ese dinero (el que se colocaba en la bolsa, para el evangelio) eso significa que este hombre no entendía (ni con la cabeza ni con el corazón) que el dinero de Dios no se toca. ¡Y lo hacen tesorero! ¡Imagínese usted! Aquí se cumple una frase que dijo un político hace poco, yo hasta la anoté: “Pusieron al perro a cuidar los chorizos.” Muchas veces Dios mismo, te coloca en determinadas situaciones o circunstancias para ver si eres íntegro. Sin embargo, ya Jesús había dicho, imagino que teniendo los apóstoles enfrente, “No hagan tesoros en la tierra, hagan tesoros en el cielo.”
Mateo 6:19-21 (NVI): 19No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. 20Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. 21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. El corazón de Judas no estaba con Dios, estaba con las riquezas.
Mateo 6:24 (NVI) Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.
Yo conozco personas acá que podrían ganar mucho más dinero de lo que ganan, mucho más de lo que ganan; y no lo hacen por no faltar a su iglesia, y no lo hacen porque tendrían que dejar sus ministerios. Y nunca les hace falta nada, al contrario, si hay un viaje tienen dinero para el viaje, hay una bendición tienen dinero para bendecir, hay un proyecto tienen dinero para bendecir, ¿por qué? Porque ya han creído a Dios, no se puede servir a Dios y a la riqueza.
- Inconforme.
Judas era el tipo de persona que no estaba de acuerdo cómo Jesús manejaba las cosas.
Juan 12: 3-5 (RV-60): 3Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó de dolor del perfume. 4Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 5¿Por qué no fue este perfume vendido por 300 denarios, y dado a los pobres?
Mateo 26: 8 (RV-60): Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Fíjese como Mateo dice: “los discípulos”, mientras que Juan dice que fie Judas Iscariote. Algunos estudiosos dicen que fue Judas el que se acercó a los discípulos a decirles mire este es un gran desperdicio que se está haciendo, y entonces que algunos discípulos dijeron: “es cierto, a mí se me hace que esto es un desperdicio.” Por eso dicen en los otros evangelios: “los discípulos.” ¿Qué quiere decir eso de desperdicio? Judas está diciendo, que lo que Jesús está haciendo en este momento es un desperdicio, ¡Quién va a decirle eso a Jesús por amor de Dios!
Mire usted lo que es la psicología de las masas. A Jesús le dijeron: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”, eso fue un domingo y cinco días más tarde, ¿qué gritaba la multitud? ¡Crucifíquenle, crucifíquenle! Así son las multitudes. Cualquiera de ellos pudo haberle dicho a Judas: “Oye Judas, ¿qué te pasa hermano? ¿Acaso no te diste cuenta que Jesús multiplicó los panes, que le dio de comer a cinco mil gentes, después le dio de comer a cuatro mil? ¿Cómo se te ocurre que esto es un desperdicio? Déjalo, Él se lo merece, ¡Él es digno! Él es digno de todo, iglesia. Debemos darle a nuestro Señor todo lo que le podamos dar; si lo nuestro es de Él. Al fin y al cabo, no nos llevaremos nada. Jamás llamen ustedes desperdicio a lo que pertenece a Jesús. Esa cosa terrible pasó con Judas.
- Judas y el diablo.
Juan 13:1-2 (RV-60) 1Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amo hasta el fin. 2Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase.
Hermanos la Biblia habla de personas poseídas por el diablo, y no necesariamente una persona poseída por el diablo tiene que echar espuma por la boca, revolcarse en el suelo, o irse a vivir a un cementerio. Hoy el día el diablo hace trabajo silencioso, sigiloso, en los corazones de las personas. ¿Qué cosas ha puesto el diablo en tu corazón? ¿Cuántas veces usted se ha dejado manipular por el diablo?
Me llama la atención que, por tres años y medio, Jesús no pudo poner nada en el corazón de Judas, pero el diablo si puso algo. Por tres años, la semilla de Jesucristo no germinó en el corazón de Judas y la del diablo sí. Durante tres años vió milagros, compartió con Cristo, estuvo con Él, con los discípulos, escuchó tantas y tantas parábolas e historias maravillosas; hablar de su Padre en el cielo, verlo caminar sobre las aguas, levantar los muertos; ¿eso no logró nada en el corazón de Judas?
¿Por qué esa tendencia que nos ofrecen a Jesús y lo rechazamos; nos ofrecen al mundo y lo aceptamos? ¿Por qué esa tendencia, nos dan un consejo de Dios y resistimos, nos da un consejo el diablo y lo adoptamos qué pasa? ¿Qué pasa con esto? ¿Qué cosas ha puesto el diablo en nuestro corazón? ¿Cuántas veces hemos sido instrumentos del enemigo para satisfacer simplemente nuestro instinto, nuestra carnalidad, nuestro orgullo, nuestra posición o nuestra opinión?
Esto me hace pensar que si Judas sabía cómo se manejaban las cosas, qué hacía Jesús, dónde estaba Jesús; era hipócrita como él solo. Todos sabemos que no hay hipocresía que duela más que la traición de aquellas personas cercanas. No es lo mismo que lo traicione un compañero de trabajo a que lo traicione un amigo o familiar. Judas fue el tipo de persona que habla de espalda suyas, que dice cosas que en realidad no son, que a usted no le constan; pero que el diablo llenó su corazón y dijo cosas que no debía decir. Fíjate que fue tan hipócrita Judas que ya había hecho el negocio por treinta piezas de plata, y seguía con Jesús buscando la oportunidad de entregarlo.
Mateo 26: 14-16 (RV-60): 14Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.
Mateo 26: 21-25 (RV-60): 21Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. 22Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno a decirle: ¿Soy yo, Señor? 23Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. 24A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre porque en el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. 25Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.
Es que así son los traicioneros, así son de hipócritas; “yo no he sido”. “Yo no he dicho.” “Yo no he participado de eso.” Él sabía lo que estaba haciendo, ni siquiera debió ir a comer, si hubiese sido honesto o si hubiese tenido vergüenza. A nadie le gusta que le vean su lado negro hermano, a nadie le gusta que piensen que uno está tirado a la perdición, que uno es mentiroso, que uno es hipócrita. Por eso es que esto se llama apariencia, hipocresía. Si Judas hubiera tenido un poquitito de decencia, de integridad, hubiera reconocido a Jesús. La mayoría de teólogos concuerdan con que Judas se pudo haber arrepentido en algún momento, como lo hizo Pedro. Pedro lo negó, pero se arrepintió, se arrepintió de corazón y lloró amargamente; Judas no hizo eso.
Esa es la reflexión, ¿cómo es posible que tanto tiempo al lado de Dios no produjo cambio en el corazón de Judas? ¿Por qué no hubo nada? ¿Por qué no hubo un cambio de corazón si había estado con Él, había visto a Jesús caminar, sabía que era el Hijo de Dios, que había descendido del cielo?
Jesús les dijo después de la transfiguración: “Si les hablo cosas terrenales y no las creen, ¿cómo creerán si les hablo cosas celestiales? ¿Qué no les he dicho que si creen verán la Gloria de Dios? Ustedes van a estar sentados conmigo, con mi Padre, en la gloria. Ahí estaba Judas escuchando esto. ¿Qué cosas habrán pasado por la mente de Judas mientras Jesús lavaba sus pies?
¿Cuánto tiempo en la casa de Dios escuchando palabra, pero no hay transformación? ¿Será que ya tenemos llaga en el corazón, y que la dureza no permite que el Espíritu de Dios transforme nuestra alma o transforme nuestra vida? Espero que podamos pensar en estas cosas.
Vamos a orar:
Padre al reflexionar en esta comparación Señor, pensamos en nosotros mismos y con humildad nos acercamos a tu trono pidiéndote perdón. Te pedimos perdón por todas aquellas veces cuando Satanás llenó nuestro corazón, nos puso basura en el cerebro y terminamos ofendiéndote, haciendo cosas que te desagradan. ¡Ayúdanos Señor! Queremos que cada vez que escuchemos tu palabra el Espíritu de Dios haga la obra en nuestro ser. Bendícenos Padre, toca corazones, especialmente aquellos que todavía no te conocen.
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, pero en este momento usted dice: “Pastor, yo necesito a Dios. Yo quiero entregarle mi vida, quiero entregarle mi corazón al Señor Jesucristo.” Si hay alguien que desea, yo le invito para que se ponga de pie o levante su mano y nos permita orar por usted. ¿Hay alguna persona? No tenga temor, no queremos exponerle, ni hacerle sentir mal; al contrario, le invitamos a recibir a Jesús en su corazón, en su alma, y comenzar una vida nueva. Usted que nos Ve por las redes sociales usted también puede hacer lo mismo a través de una oración de fe Dígale al Señor: “Señor en este día te entrego mi corazón. Te entrego mi vida. Te entrego mi alma. Le doy gracias Jesús, por haber puesto tu cuerpo en la cruz y derramar su sangre preciosa en el calvario. En este día recibo Jesucristo como mi Señor y mi salvador personal.” Si usted hizo esta oración nosotros queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido, despídenos con tu paz y con tu bendición, en el nombre de Jesús, amén y amén.
Amados míos, Bendiciones para todos.