¿Por qué se ofenden?
Enero 30, 2022 – 1:30PM| Juan 6: 60-69 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor en el evangelio de Juan capítulo 6, en nuestras Biblias. El evangelio según San Juan, capítulo 6, tiene varias peculiaridades:
-Es el capítulo más largo de todo el libro de Juan.
-La palabra “vida” en el todo el libro de Juan, aparece 47 veces. En este capítulo (6) aparece 12 veces.
-Hay 20 referencias acerca del pan (Jesús es el pan de vida).
-Otra cosa interesante del capítulo 6 de Juan, es que dependiendo de la traducción de la Biblia que usted esté leyendo, la palabra “creer, creyeron, crea”, en el evangelio de Juan aparece 101 veces, y en este capítulo (6) aparece 9 veces.
En esta oportunidad vamos a continuar con las preguntas, esta ya es la número 5, que hace Jesús. La pregunta de ésta tarde es: ¿Por qué se ofenden?
Juan 6: 60-69 (RV-60) dice la palabra: 60Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? 61Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? 62¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? 63El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo se ha hablado son espíritu y son vida. 64Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuera dado del Padre. 66Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67Dijo entonces a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Padre, yo te pido que bendigas este mensaje en nuestros corazones. Quítanos, por favor, esa venda de tinieblas, de oscuridad, que tiene mucha gente en los ojos, y que entendamos esta palabra que es tan necesaria en nuestros días. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Vayamos al principio de Juan 6: 1 (RV-60) En los primeros versículos del capítulo 6, está el milagro de La alimentación de los cinco mil. ¿Qué fue lo que Jesús multiplicó en ese milagro? El pan y los peces. En el pasaje que acabamos de leer Jesús dice que Él es: “el pan de vida.” Entonces quiero que tengan eso en mente, porque estamos hablando de que todo el capítulo tiene 71 versículos. Dándole seguimiento al capítulo 6, comienza con “La alimentación de cinco mil personas” (y algunos dicen que no se toma en cuenta las mujeres ni los niños; algunos creen que ese milagro fue a favor de unas 15.000 personas más o menos). Después de ese milagro, “Jesús caminó sobre las aguas”. Regresando al otro lado del mar, a Capernaúm (a casa de Pedro, donde vivía el Señor Jesús). Los discípulos piensan que es un fantasma, pero no es.
Después de esto sucedió una cosa interesante, al otro día. Juan 6:22-26 (RV-60): 22El día siguiente, la gente que estaba al otro lado de mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos (porque el Señor se fue caminando sobre las aguas), sino que estos se habían ido solos. 23Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias al Señor. 24Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaúm, buscando a Jesús. 25Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
Quiero que tenga en mente el título de esta tarde: ¿Por qué se ofenden?
Ya me imagino algunos de ustedes: ¡Mira usted, le hicimos una pregunta nada más y nos sale con la espada desenvainada! ¡No, yo a esa iglesia no regreso! ¡Yo ahí no pongo un pie nunca más!
“¿Maestro, cuando llegaste?” Jesús le contestó: -Ustedes me vienen a buscar porque yo les di de comer”. ¿El Señor piensa que soy un muerto de hambre o qué? ¿Cómo se hubiera sentido usted? ¿Avergonzado? ¿Agredido? ¿Atropellado? ¿Se hubiera sentido insultado? ¿Se hubiera sentido ofendido?
Notemos que en este momento hay dos grupos de personas: la gente que vino del otro lado y también los doce apóstoles. Ahora vienen estas personas, toman el barco, cruzan el mar y vienen a Jesús. Ahí es donde Jesús aprovecha, haber multiplicado el pan del otro lado del mar, para darles un sermón que se llama: “El pan de vida”. En este capítulo, Juan 6 (RV-60) 35Jesús del dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Este sermón tiene relación con lo que había sucedido. La gente había venido del otro lado del lago y le dijeron: “Señor, danos siempre este pan.”
En el resto del capítulo Jesús enseña dos cosas que son vitales, que son extremadamente importantes, para los discípulos del Señor: una ¿cómo hacer la voluntad de Dios? y la segunda, ¿cómo tener vida eterna? ¿Ustedes quieren pan verdad? ¿Ustedes lo que quieren es comer? Pues le voy a decir cómo se hace la voluntad del Padre.
En Juan 6:39-40, (RV-60): 39Y la voluntad del Padre, el que me envió: Que todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día postrero. Ahí están las dos cosas, ¿cómo hacer la voluntad y cómo recibir la vida eterna?
Aquí comienza el sermón de esta tarde. ¿Qué ocasionó este problema entre Jesús y la multitud que vino del otro lado?
Yo me detuve en aquel versículo que dice que vinieron a buscar a Jesús. Juan 6, (RV-60) 24Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaúm, buscando a Jesús.
Si yo le pregunto a usted: ¿a ver, y usted qué vino hoy? ¿Sabe qué me va a contestar? “A buscar al Señor”. Pero hay un problema bien serio, ¿el Señor conoce cuántas cosas, de usted? Todas, y le dice: “No es cierto, tu viniste porque querías hacer un negocio con determinada persona. Tú viniste porque te trajeron a la fuerza. Tú viniste porque quieres arreglar tu matrimonio. Tú viniste porque tienes un problema de conciencia. Tú viniste porque tú crees que viniendo tu hijo va a dejar los vicios que tiene.” Es que hay un problema serio, Jesús conoce los corazones.
Entonces la motivación que hizo que nos levantáramos esta mañana, que nos bañáramos y nos preparamos para venir acá, porque es domingo; es falsa, porque no vinieron a buscar realmente a Jesús. Es hipocresía, hay falsedad en el corazón de la gente, ¿qué quiere decir? Que la boca dice una cosa y el corazón desea otra. Había un problema serio aquí. Esto no se lo estoy diciendo yo, entiéndalo por favor, esto lo dijo Jesús a la multitud.
¿Señor y ya qué ahora llegaste que no te vimos, no vimos a qué hora saliste? Yo sé por qué están aquí, porque les di de comer, y ahora quieren que les vuelva a dar de tragar. Señor, ¿y tú cómo sabes?
Ustedes me siguen porque les di de comer. ¿Qué dijeron ustedes? Vamos al otro lado a buscar a Jesús y así renunciamos a nuestros trabajos. Con un milagro al día ya comemos todos. Barriga llena corazón contento.
¿Sabe por qué es ofende la gente? Porque se les dice la verdad.
¿Jesús les mintió? No señor, Jesús les dijo la verdad. ¿Y qué fue lo que pasó? Que Jesús le dijo a la gente la verdad, y por decirles la verdad la gente abandonó a Jesús. Hoy en día hermano no hace ninguna diferencia, ninguna.
Entonces Jesús en vista de eso viene y te da el consejo; porque recuérdate que siempre existe la posibilidad de arrepentirse de los pecados, siempre, todos los días.
Es en el versículo 27, de este capítulo 6, cuando sucede esta conversación, Jesús les dijo: Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. ¿Qué está diciendo el Señor? Mire, yo entiendo que ustedes buscaron barcas, que vienen desde el otro lado, sí; pero saben que todo el esfuerzo y todo el sacrificio que hicieron, fue por una comida que perece.
Si Jesús estuviera aquí y le dijera a ustedes en este momento: “Ustedes se la pasan trabajando como burros, y dejan de venir a la casa del Señor por una comida que perece. ¿Saben que harían ustedes? Seguir sus vidas normales, lo mismo que hizo la multitud.
Ese es el mensaje acá: (Juan 6:27, RV-60): Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre. ¿Que está diciendo Jesús en este versículo? Me manda el Padre, a eso vengo, para darles vida eterna; pero ustedes insisten en trabajar, y trabajar, y trabajar, y trabajar por lo que perece.
La lección de Jesús para esta multitud: Yo soy el pan de vida, yo soy esencial para vivir”; y luego entra en una conversación con ellos porque hay algunos que son respondones hermanos, no se quedan callados. Y entonces esos se pusieron a discutir con el Señor, le dijeron: -“Nuestros padres comieron el maná que les dio Dios”. Jesús les dijo: –“Si, comieron el maná que les dio Dios y murieron en el desierto; pero el que come de este pan tiene vida eterna. Ustedes andan buscando el pan material, Yo soy el pan espiritual. Porque en lugar de buscar el pan material, mejor no buscan al Mesías.”
En el versículo 35 les dice: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Es decir, ¿por qué quieren el pan que le multipliqué al otro lado cuando aquí tienen a este pan que les da vida eterna? 36Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. Este es el problema, aquí está.
Si yo le digo a usted, que trabaja toda la semana, que deje libre el día domingo; hermano crea que Dios lo va a sostener. ¿Cuál es el problema de la gente? Que no creen, y para esto se requiere fe; y sin fe es imposible agradar a Dios.
En el versículo 60: Al oírlas, muchos hermanos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? 61Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban esto, les dijo: ¿Esto os ofende? Hermanos, los discípulos no se atrevieron a enfrentar a Jesús, fueron cobardes hasta en eso. Entonces el Señor, que conoce todas las cosas, se volvió a dos de ellos y les dijo: “¿Esto les ofende?”
¿Quiere saber cuál fue la reacción de sus discípulos? Veamos Juan 6:66 (RV-60): 66Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. ¿Quiénes son ellos? Son las personas que nunca entendieron el evangelio. Son las personas que creen que las cosas de Dios son como ellos dicen y no como Dios dice en su palabra. Porque ellos se creen más sabios que siete que sepan aconsejar. Se fueron, lo abandonaron, lo dejaron.
Recuerde que le dije que hay dos grupos de personas, la multitud (que vinieron desde el otro lado del mar) y los discípulos (los doce). Yo creo que en ese momento había confusión, murmuraciones, lleva y trae. ¡Qué momento más importante! Imagino la cara de los doce discípulos, toda confusa.
Esto nos lleva al siguiente versículo, (Juan 6:67): Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Quiero que vea algo, en ningún momento Jesús les rogó a los discípulos que no se fueran. En ningún momento les dijo: “por favor quédense”. Tampoco volvió a ver a los doce para decirles: “muchachos miren, ya se fueron un montón, no se vayan a ir ustedes por favor, no me dejen solo.” Al contrario, Jesús dijo: ¿Y ustedes qué señores? ¿Quieren agarrar camino también? ¿Quieren irse ustedes también?
Y aquí viene la pregunta para usted: ¿Qué le ofende del evangelio? ¿Qué le ofende de la iglesia?
El camino del evangelio no es fácil, cuesta seguir al Señor. Cuesta decirle no al pecado, cuesta decirle no a la tentación, cuesta decirle no a un vicio, cuesta decirle no a todas las cosas materiales, cuesta decirle no a nuestros instintos naturales; cuesta decirle no a la carne, cuesta, cuesta, cuesta. Cuesta levantarse temprano para venir y estar antes que todo el resto de la congregación, poner instrumentos, colocar cámaras. Cuesta venir, después de un día de trabajo, el día miércoles en la tarde. Cuesta tener atender casa de oración el día viernes. Cuesta ser parte de un ministerio, por ejemplo, el sábado cuando ustedes están durmiendo en su casa el grupo de adoración viene a ensayar; le digo hermano cuesta, cuesta, cuesta. Porque nunca dijo el Señor que el camino del evangelio es un lecho de rosas. Es por eso es que la predicación bíblica no es popular.
Este sermón nos debe hacer reflexionar acerca de ¿cuál es nuestra motivación para seguir a Jesús? Porque la motivación es lo que determina el nivel de compromiso. Si usted viene solamente por conseguir un trabajo, yo le garantizo lo va a conseguir y no lo vamos a volver a ver. Si estás aquí por conseguir novia, ya pasó mil veces, vienen y la consiguen, pero en vez de quedarse se llevan a la más débil.
Este pasaje sucedió hace más de dos mil años y hoy en día sigue siendo igual, la gente no le gusta lo que Jesús está diciendo, ¿sabe por qué? Porque la gente confunde la iglesia con el McDonald´s; donde usted dice: “Deme una hamburguesa, pero me le quita la cebolla porque a mí no me gusta.” En la iglesia (la casa del Señor) las reglas las pone el Rey de reyes y Señor de señores; usted no puede decir: “Señor yo vengo a la iglesia, pero a mí no me gusta eso del diezmo, a mí no me gusta tratar a la gente, no me gusta hacer tal cosa…..” El Espíritu Santo de Dios que sopló vida en este libro eterno, Él nunca nos va a preguntar: ¿A ver hijo, qué es lo que no te gusta para quitarlo de aquí?
El mensaje se llama y ¿Por qué se ofenden?
-A mí lo que no me gusta de la iglesia… Si estuviera Jesús aquí te diría: “Vete, váyase”.
-Es que mira, lo que no me gusta… “Váyase.”
-Es que yo no estoy de acuerdo… “Váyase.”
Jesús no te va a rogar, eso solo lo hacemos los pastores. Si yo hubiera sabido hace 30 años lo que sé ahora, y se lo digo con toda la honestidad del mundo, si yo hubiera conocido a mi Jesús como lo conozco hoy, no le hubiera rogado a tanta gente tóxica que se quedara.
¿Por qué se ofende? La verdad es que, hay falsos discípulos y verdaderos discípulos. Los que se fueron son falsos, y no toda persona que tenga la palabra “Dios” en la boca, es un Hijo de Dios. Le cito un ejemplo: el diablo tiene el nombre de Dios en su boca todo el tiempo, y engaña a mucha gente de esa manera. “Si no es necesario que vayas a la iglesia para que estés bien con Dios, ¿quién dice?” Claro como la gente es ignorante ¿verdad? Porque si conociera la palabra le diría: “No, esta palabra (La Biblia) dice: No dejando de congregarse como algunos tienen por costumbre.” Esta palabra (La Biblia) dice: Que nuestra fe se puede enfriar, y cuando la fe se enfría lo que sigue es muerte de la fe. Yo no quiero que mi fe se enfríe y mucho menos que se muera. Por eso es que Santiago habla de una fe muerta, que son aquellas personas que no hacen nada en el evangelio, que subsisten nada más. No son proactivos, no son parte del caminar del reino.
Esto que te estoy hablando es la norma, no es la excepción, porque no existe una sola iglesia en el mundo que retenga a todas las personas que reciben a Cristo, una en el mundo no hay. Entonces, ¿por qué nos sorprendemos cuando familias no vienen? ¿Por qué nos sorprendemos? Lo que tiene que comprobar es que esas familias no conocen a Dios, porque si lo conociera, sentirían una gran necesidad de Dios en su alma. Si usted conociera a Dios, no sería necesario que su esposa, que sus hijos, lo tengan que levantar en la mañana y darle cuerda a ver si el viejo quiere ir hoy a la iglesia. La verdad es que no conoce a Dios, si lo conociera otra cosa sucedería.
¿Por qué no les gustó lo que Jesús les dijo? Porque ellos tienen un evangelio a su manera, quieren un evangelio permisivo. Se molestan cuando le dicen: “Usted está viviendo con una persona que no es su marido, usted ha tenido sexo con una persona con la que no se ha casado.” ¡Qué le cuesta a la gente entender! Aquí lo dice el pasaje de la escritura (Juan 6:66): Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. ¿Por qué? Porque no le gustó la manera como Jesús hablaba. Y me imagino que habían doce que estaban por aquí asustados de lo que estaban viendo. Todo eso pasó en Capernaúm.
El Señor se vuelve y cuando los ve asustados, les dice a los doce en Juan 6:67 (RV-60) ¿Queréis acaso iros vosotros también? Le respondió Simón Pedro, (Juan 6:68): ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Mire hermano, nadie en esta vida te puede ayudar como te ayuda Dios. Y esa elección, mi querido Pedro ya la había aprendido. ¿A Pedro quién lo sacó del agua cuando se estaba ahogando? Fue el Señor. ¿Se quieren ir ustedes están bien? ¿A quién iremos?, si tú tienes palabras de vida eterna.
Hay cuatro declaraciones acá, que hace Pablo:
- Tú tienes palabras de vida eterna. Esta es la única palabra, la palabra de Dios, que nos salva. Todas las demás cosas se quedan aquí, todas.
- Nosotros sí hemos creído. Nosotros acá durante 33 años en la casa del Señor, hemos creído. Algunos cuando llegamos aquí ya éramos creyentes. ¿Cómo ha hecho para estar 33 años en la iglesia? Porque he creído, porque he creído, porque he creído. ¿Y tantos problemas, tantas dificultades? Es que hemos creído en Él. ¿Las veces que has aguantado hambre? Pero es que seguimos creyendo en Él. Y podrá caerse este mundo hermanos y seguiremos creyendo en Él. Podrá venir otra pandemia, podrá regresar Trump, podrán venir tsunamis y terremotos (si nos toca, nos toca) pero seguiremos creyendo en Él.
- Nosotros conocemos que tú eres el Cristo (mesías).
- El Hijo del Dios viviente. ¡Qué escena, qué espectáculo! Muchos yéndose, pero estos doce se dijeron: ¿A quien iremos si tú tienes palabras de vida eterna? Fuera de ti, Jesús, no hay nada.
Pero es que los que se fueron creyeron que ahí moría todo. Déjeme decirle que han pasado dos mil años y seguimos dándole Honra y Gloria a ese Cristo que nos salvó, que perdonó nuestros pecados. Ese Cristo un día va a venir y va a reinar eternamente y para siempre, porque su nombre es bendito de generación y en generación. Podrán venir y se podrán ir todos los que quieran, mi querido y amado hermano, si nosotros los hombres no exaltáramos al Señor, las piedras lo exaltarían. Y seguimos predicando el glorioso evangelio de Cristo Jesús.
La pregunta del Señor fue: ¿Por qué se ofenden?
Inclinen su rostro oremos al Señor;
Padre sabemos que tu palabra no es fácil. Sabemos que guardar tus mandamientos nos cuesta, pero con tu Espíritu Santo Señor, con la determinación que tenemos de amarte, de seguirte, de honrar tu nombre y de permanecer firmes y fieles; todas las cosas son posibles. Padre han pasado dos mil años desde que todas estas cosas sucedieron y personas siguen abandonando la fe, la gente sigue yéndose de los templos renunciando al evangelio, dejando a Jesús.
Entendemos, en esta hora, que tu palabra es eterna, que no tenemos a dónde ir. Como dijo Pedro: ¿A quién iremos? Tú eres el único que nos puede salvar, tú eres el único que tiene vida eterna. No nos queremos ir, nos queremos quedar. Y aunque esta palabra es dura, vamos a seguir caminando contigo Señor. Porque a pesar de nuestras caídas y levantadas tú siempre estás ahí para sostenernos en cada momento.
Mientras todos oramos; si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón este es un buen día. La Biblia dice: Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, le dio potestad de ser hechos Hijos de Dios. Hemos visto en este capítulo, que esa palabra “creer”, la encontramos también en el capítulo 3 (Juan 3:16) y es el versículo eterno: De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Ahí está la palabra (cree). Si usted quiere recibir a Cristo en el corazón, ahí es donde está, yo le hago la invitación. Si usted dice: “Pastor yo necesito a Dios, yo quiero comenzar una vida nueva, quiero entregarle mi vida al Señor.” Si hay alguien, entre nosotros, en esta tarde que quiere entregarle su vida a Jesús, desde donde está yo le invito para que levante su mano o se ponga de pie y nos deje orar por usted. Si hay alguien que dice: “Pastor yo quiero a Dios, yo necesito a Dios, yo quiero que oren por mí.” ¿Hay alguna persona? Venga a los pies de Jesús, entregue su vida a Cristo, reciba a Jesús en su corazón y en su vida. Usted que nos mira por internet, también usted puede entregarle su corazón a Jesús y decirle: “Señor, en este día te entrego mi vida, te entrego mi corazón, te recibo como el Señor y el Salvador de mi alma.” Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido despídenos con tu paz y con tu bendición, te lo pedimos en el nombre de Jesús amén y amén.
¿Por qué se ofenden?
Enero 30, 2022 – 1:30PM| Juan 6: 60-69 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor en el evangelio de Juan capítulo 6, en nuestras Biblias. El evangelio según San Juan, capítulo 6, tiene varias peculiaridades:
-Es el capítulo más largo de todo el libro de Juan.
-La palabra “vida” en el todo el libro de Juan, aparece 47 veces. En este capítulo (6) aparece 12 veces.
-Hay 20 referencias acerca del pan (Jesús es el pan de vida).
-Otra cosa interesante del capítulo 6 de Juan, es que dependiendo de la traducción de la Biblia que usted esté leyendo, la palabra “creer, creyeron, crea”, en el evangelio de Juan aparece 101 veces, y en este capítulo (6) aparece 9 veces.
En esta oportunidad vamos a continuar con las preguntas, esta ya es la número 5, que hace Jesús. La pregunta de ésta tarde es: ¿Por qué se ofenden?
Juan 6: 60-69 (RV-60) dice la palabra: 60Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? 61Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? 62¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? 63El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo se ha hablado son espíritu y son vida. 64Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuera dado del Padre. 66Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67Dijo entonces a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Padre, yo te pido que bendigas este mensaje en nuestros corazones. Quítanos, por favor, esa venda de tinieblas, de oscuridad, que tiene mucha gente en los ojos, y que entendamos esta palabra que es tan necesaria en nuestros días. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Vayamos al principio de Juan 6: 1 (RV-60) En los primeros versículos del capítulo 6, está el milagro de La alimentación de los cinco mil. ¿Qué fue lo que Jesús multiplicó en ese milagro? El pan y los peces. En el pasaje que acabamos de leer Jesús dice que Él es: “el pan de vida.” Entonces quiero que tengan eso en mente, porque estamos hablando de que todo el capítulo tiene 71 versículos. Dándole seguimiento al capítulo 6, comienza con “La alimentación de cinco mil personas” (y algunos dicen que no se toma en cuenta las mujeres ni los niños; algunos creen que ese milagro fue a favor de unas 15.000 personas más o menos). Después de ese milagro, “Jesús caminó sobre las aguas”. Regresando al otro lado del mar, a Capernaúm (a casa de Pedro, donde vivía el Señor Jesús). Los discípulos piensan que es un fantasma, pero no es.
Después de esto sucedió una cosa interesante, al otro día. Juan 6:22-26 (RV-60): 22El día siguiente, la gente que estaba al otro lado de mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos (porque el Señor se fue caminando sobre las aguas), sino que estos se habían ido solos. 23Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias al Señor. 24Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaúm, buscando a Jesús. 25Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
Quiero que tenga en mente el título de esta tarde: ¿Por qué se ofenden?
Ya me imagino algunos de ustedes: ¡Mira usted, le hicimos una pregunta nada más y nos sale con la espada desenvainada! ¡No, yo a esa iglesia no regreso! ¡Yo ahí no pongo un pie nunca más!
“¿Maestro, cuando llegaste?” Jesús le contestó: -Ustedes me vienen a buscar porque yo les di de comer”. ¿El Señor piensa que soy un muerto de hambre o qué? ¿Cómo se hubiera sentido usted? ¿Avergonzado? ¿Agredido? ¿Atropellado? ¿Se hubiera sentido insultado? ¿Se hubiera sentido ofendido?
Notemos que en este momento hay dos grupos de personas: la gente que vino del otro lado y también los doce apóstoles. Ahora vienen estas personas, toman el barco, cruzan el mar y vienen a Jesús. Ahí es donde Jesús aprovecha, haber multiplicado el pan del otro lado del mar, para darles un sermón que se llama: “El pan de vida”. En este capítulo, Juan 6 (RV-60) 35Jesús del dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Este sermón tiene relación con lo que había sucedido. La gente había venido del otro lado del lago y le dijeron: “Señor, danos siempre este pan.”
En el resto del capítulo Jesús enseña dos cosas que son vitales, que son extremadamente importantes, para los discípulos del Señor: una ¿cómo hacer la voluntad de Dios? y la segunda, ¿cómo tener vida eterna? ¿Ustedes quieren pan verdad? ¿Ustedes lo que quieren es comer? Pues le voy a decir cómo se hace la voluntad del Padre.
En Juan 6:39-40, (RV-60): 39Y la voluntad del Padre, el que me envió: Que todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día postrero. Ahí están las dos cosas, ¿cómo hacer la voluntad y cómo recibir la vida eterna?
Aquí comienza el sermón de esta tarde. ¿Qué ocasionó este problema entre Jesús y la multitud que vino del otro lado?
Yo me detuve en aquel versículo que dice que vinieron a buscar a Jesús. Juan 6, (RV-60) 24Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaúm, buscando a Jesús.
Si yo le pregunto a usted: ¿a ver, y usted qué vino hoy? ¿Sabe qué me va a contestar? “A buscar al Señor”. Pero hay un problema bien serio, ¿el Señor conoce cuántas cosas, de usted? Todas, y le dice: “No es cierto, tu viniste porque querías hacer un negocio con determinada persona. Tú viniste porque te trajeron a la fuerza. Tú viniste porque quieres arreglar tu matrimonio. Tú viniste porque tienes un problema de conciencia. Tú viniste porque tú crees que viniendo tu hijo va a dejar los vicios que tiene.” Es que hay un problema serio, Jesús conoce los corazones.
Entonces la motivación que hizo que nos levantáramos esta mañana, que nos bañáramos y nos preparamos para venir acá, porque es domingo; es falsa, porque no vinieron a buscar realmente a Jesús. Es hipocresía, hay falsedad en el corazón de la gente, ¿qué quiere decir? Que la boca dice una cosa y el corazón desea otra. Había un problema serio aquí. Esto no se lo estoy diciendo yo, entiéndalo por favor, esto lo dijo Jesús a la multitud.
¿Señor y ya qué ahora llegaste que no te vimos, no vimos a qué hora saliste? Yo sé por qué están aquí, porque les di de comer, y ahora quieren que les vuelva a dar de tragar. Señor, ¿y tú cómo sabes?
Ustedes me siguen porque les di de comer. ¿Qué dijeron ustedes? Vamos al otro lado a buscar a Jesús y así renunciamos a nuestros trabajos. Con un milagro al día ya comemos todos. Barriga llena corazón contento.
¿Sabe por qué es ofende la gente? Porque se les dice la verdad.
¿Jesús les mintió? No señor, Jesús les dijo la verdad. ¿Y qué fue lo que pasó? Que Jesús le dijo a la gente la verdad, y por decirles la verdad la gente abandonó a Jesús. Hoy en día hermano no hace ninguna diferencia, ninguna.
Entonces Jesús en vista de eso viene y te da el consejo; porque recuérdate que siempre existe la posibilidad de arrepentirse de los pecados, siempre, todos los días.
Es en el versículo 27, de este capítulo 6, cuando sucede esta conversación, Jesús les dijo: Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. ¿Qué está diciendo el Señor? Mire, yo entiendo que ustedes buscaron barcas, que vienen desde el otro lado, sí; pero saben que todo el esfuerzo y todo el sacrificio que hicieron, fue por una comida que perece.
Si Jesús estuviera aquí y le dijera a ustedes en este momento: “Ustedes se la pasan trabajando como burros, y dejan de venir a la casa del Señor por una comida que perece. ¿Saben que harían ustedes? Seguir sus vidas normales, lo mismo que hizo la multitud.
Ese es el mensaje acá: (Juan 6:27, RV-60): Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre. ¿Que está diciendo Jesús en este versículo? Me manda el Padre, a eso vengo, para darles vida eterna; pero ustedes insisten en trabajar, y trabajar, y trabajar, y trabajar por lo que perece.
La lección de Jesús para esta multitud: Yo soy el pan de vida, yo soy esencial para vivir”; y luego entra en una conversación con ellos porque hay algunos que son respondones hermanos, no se quedan callados. Y entonces esos se pusieron a discutir con el Señor, le dijeron: -“Nuestros padres comieron el maná que les dio Dios”. Jesús les dijo: –“Si, comieron el maná que les dio Dios y murieron en el desierto; pero el que come de este pan tiene vida eterna. Ustedes andan buscando el pan material, Yo soy el pan espiritual. Porque en lugar de buscar el pan material, mejor no buscan al Mesías.”
En el versículo 35 les dice: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Es decir, ¿por qué quieren el pan que le multipliqué al otro lado cuando aquí tienen a este pan que les da vida eterna? 36Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. Este es el problema, aquí está.
Si yo le digo a usted, que trabaja toda la semana, que deje libre el día domingo; hermano crea que Dios lo va a sostener. ¿Cuál es el problema de la gente? Que no creen, y para esto se requiere fe; y sin fe es imposible agradar a Dios.
En el versículo 60: Al oírlas, muchos hermanos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? 61Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban esto, les dijo: ¿Esto os ofende? Hermanos, los discípulos no se atrevieron a enfrentar a Jesús, fueron cobardes hasta en eso. Entonces el Señor, que conoce todas las cosas, se volvió a dos de ellos y les dijo: “¿Esto les ofende?”
¿Quiere saber cuál fue la reacción de sus discípulos? Veamos Juan 6:66 (RV-60): 66Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. ¿Quiénes son ellos? Son las personas que nunca entendieron el evangelio. Son las personas que creen que las cosas de Dios son como ellos dicen y no como Dios dice en su palabra. Porque ellos se creen más sabios que siete que sepan aconsejar. Se fueron, lo abandonaron, lo dejaron.
Recuerde que le dije que hay dos grupos de personas, la multitud (que vinieron desde el otro lado del mar) y los discípulos (los doce). Yo creo que en ese momento había confusión, murmuraciones, lleva y trae. ¡Qué momento más importante! Imagino la cara de los doce discípulos, toda confusa.
Esto nos lleva al siguiente versículo, (Juan 6:67): Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Quiero que vea algo, en ningún momento Jesús les rogó a los discípulos que no se fueran. En ningún momento les dijo: “por favor quédense”. Tampoco volvió a ver a los doce para decirles: “muchachos miren, ya se fueron un montón, no se vayan a ir ustedes por favor, no me dejen solo.” Al contrario, Jesús dijo: ¿Y ustedes qué señores? ¿Quieren agarrar camino también? ¿Quieren irse ustedes también?
Y aquí viene la pregunta para usted: ¿Qué le ofende del evangelio? ¿Qué le ofende de la iglesia?
El camino del evangelio no es fácil, cuesta seguir al Señor. Cuesta decirle no al pecado, cuesta decirle no a la tentación, cuesta decirle no a un vicio, cuesta decirle no a todas las cosas materiales, cuesta decirle no a nuestros instintos naturales; cuesta decirle no a la carne, cuesta, cuesta, cuesta. Cuesta levantarse temprano para venir y estar antes que todo el resto de la congregación, poner instrumentos, colocar cámaras. Cuesta venir, después de un día de trabajo, el día miércoles en la tarde. Cuesta tener atender casa de oración el día viernes. Cuesta ser parte de un ministerio, por ejemplo, el sábado cuando ustedes están durmiendo en su casa el grupo de adoración viene a ensayar; le digo hermano cuesta, cuesta, cuesta. Porque nunca dijo el Señor que el camino del evangelio es un lecho de rosas. Es por eso es que la predicación bíblica no es popular.
Este sermón nos debe hacer reflexionar acerca de ¿cuál es nuestra motivación para seguir a Jesús? Porque la motivación es lo que determina el nivel de compromiso. Si usted viene solamente por conseguir un trabajo, yo le garantizo lo va a conseguir y no lo vamos a volver a ver. Si estás aquí por conseguir novia, ya pasó mil veces, vienen y la consiguen, pero en vez de quedarse se llevan a la más débil.
Este pasaje sucedió hace más de dos mil años y hoy en día sigue siendo igual, la gente no le gusta lo que Jesús está diciendo, ¿sabe por qué? Porque la gente confunde la iglesia con el McDonald´s; donde usted dice: “Deme una hamburguesa, pero me le quita la cebolla porque a mí no me gusta.” En la iglesia (la casa del Señor) las reglas las pone el Rey de reyes y Señor de señores; usted no puede decir: “Señor yo vengo a la iglesia, pero a mí no me gusta eso del diezmo, a mí no me gusta tratar a la gente, no me gusta hacer tal cosa…..” El Espíritu Santo de Dios que sopló vida en este libro eterno, Él nunca nos va a preguntar: ¿A ver hijo, qué es lo que no te gusta para quitarlo de aquí?
El mensaje se llama y ¿Por qué se ofenden?
-A mí lo que no me gusta de la iglesia… Si estuviera Jesús aquí te diría: “Vete, váyase”.
-Es que mira, lo que no me gusta… “Váyase.”
-Es que yo no estoy de acuerdo… “Váyase.”
Jesús no te va a rogar, eso solo lo hacemos los pastores. Si yo hubiera sabido hace 30 años lo que sé ahora, y se lo digo con toda la honestidad del mundo, si yo hubiera conocido a mi Jesús como lo conozco hoy, no le hubiera rogado a tanta gente tóxica que se quedara.
¿Por qué se ofende? La verdad es que, hay falsos discípulos y verdaderos discípulos. Los que se fueron son falsos, y no toda persona que tenga la palabra “Dios” en la boca, es un Hijo de Dios. Le cito un ejemplo: el diablo tiene el nombre de Dios en su boca todo el tiempo, y engaña a mucha gente de esa manera. “Si no es necesario que vayas a la iglesia para que estés bien con Dios, ¿quién dice?” Claro como la gente es ignorante ¿verdad? Porque si conociera la palabra le diría: “No, esta palabra (La Biblia) dice: No dejando de congregarse como algunos tienen por costumbre.” Esta palabra (La Biblia) dice: Que nuestra fe se puede enfriar, y cuando la fe se enfría lo que sigue es muerte de la fe. Yo no quiero que mi fe se enfríe y mucho menos que se muera. Por eso es que Santiago habla de una fe muerta, que son aquellas personas que no hacen nada en el evangelio, que subsisten nada más. No son proactivos, no son parte del caminar del reino.
Esto que te estoy hablando es la norma, no es la excepción, porque no existe una sola iglesia en el mundo que retenga a todas las personas que reciben a Cristo, una en el mundo no hay. Entonces, ¿por qué nos sorprendemos cuando familias no vienen? ¿Por qué nos sorprendemos? Lo que tiene que comprobar es que esas familias no conocen a Dios, porque si lo conociera, sentirían una gran necesidad de Dios en su alma. Si usted conociera a Dios, no sería necesario que su esposa, que sus hijos, lo tengan que levantar en la mañana y darle cuerda a ver si el viejo quiere ir hoy a la iglesia. La verdad es que no conoce a Dios, si lo conociera otra cosa sucedería.
¿Por qué no les gustó lo que Jesús les dijo? Porque ellos tienen un evangelio a su manera, quieren un evangelio permisivo. Se molestan cuando le dicen: “Usted está viviendo con una persona que no es su marido, usted ha tenido sexo con una persona con la que no se ha casado.” ¡Qué le cuesta a la gente entender! Aquí lo dice el pasaje de la escritura (Juan 6:66): Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. ¿Por qué? Porque no le gustó la manera como Jesús hablaba. Y me imagino que habían doce que estaban por aquí asustados de lo que estaban viendo. Todo eso pasó en Capernaúm.
El Señor se vuelve y cuando los ve asustados, les dice a los doce en Juan 6:67 (RV-60) ¿Queréis acaso iros vosotros también? Le respondió Simón Pedro, (Juan 6:68): ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Mire hermano, nadie en esta vida te puede ayudar como te ayuda Dios. Y esa elección, mi querido Pedro ya la había aprendido. ¿A Pedro quién lo sacó del agua cuando se estaba ahogando? Fue el Señor. ¿Se quieren ir ustedes están bien? ¿A quién iremos?, si tú tienes palabras de vida eterna.
Hay cuatro declaraciones acá, que hace Pablo:
- Tú tienes palabras de vida eterna. Esta es la única palabra, la palabra de Dios, que nos salva. Todas las demás cosas se quedan aquí, todas.
- Nosotros sí hemos creído. Nosotros acá durante 33 años en la casa del Señor, hemos creído. Algunos cuando llegamos aquí ya éramos creyentes. ¿Cómo ha hecho para estar 33 años en la iglesia? Porque he creído, porque he creído, porque he creído. ¿Y tantos problemas, tantas dificultades? Es que hemos creído en Él. ¿Las veces que has aguantado hambre? Pero es que seguimos creyendo en Él. Y podrá caerse este mundo hermanos y seguiremos creyendo en Él. Podrá venir otra pandemia, podrá regresar Trump, podrán venir tsunamis y terremotos (si nos toca, nos toca) pero seguiremos creyendo en Él.
- Nosotros conocemos que tú eres el Cristo (mesías).
- El Hijo del Dios viviente. ¡Qué escena, qué espectáculo! Muchos yéndose, pero estos doce se dijeron: ¿A quien iremos si tú tienes palabras de vida eterna? Fuera de ti, Jesús, no hay nada.
Pero es que los que se fueron creyeron que ahí moría todo. Déjeme decirle que han pasado dos mil años y seguimos dándole Honra y Gloria a ese Cristo que nos salvó, que perdonó nuestros pecados. Ese Cristo un día va a venir y va a reinar eternamente y para siempre, porque su nombre es bendito de generación y en generación. Podrán venir y se podrán ir todos los que quieran, mi querido y amado hermano, si nosotros los hombres no exaltáramos al Señor, las piedras lo exaltarían. Y seguimos predicando el glorioso evangelio de Cristo Jesús.
La pregunta del Señor fue: ¿Por qué se ofenden?
Inclinen su rostro oremos al Señor;
Padre sabemos que tu palabra no es fácil. Sabemos que guardar tus mandamientos nos cuesta, pero con tu Espíritu Santo Señor, con la determinación que tenemos de amarte, de seguirte, de honrar tu nombre y de permanecer firmes y fieles; todas las cosas son posibles. Padre han pasado dos mil años desde que todas estas cosas sucedieron y personas siguen abandonando la fe, la gente sigue yéndose de los templos renunciando al evangelio, dejando a Jesús.
Entendemos, en esta hora, que tu palabra es eterna, que no tenemos a dónde ir. Como dijo Pedro: ¿A quién iremos? Tú eres el único que nos puede salvar, tú eres el único que tiene vida eterna. No nos queremos ir, nos queremos quedar. Y aunque esta palabra es dura, vamos a seguir caminando contigo Señor. Porque a pesar de nuestras caídas y levantadas tú siempre estás ahí para sostenernos en cada momento.
Mientras todos oramos; si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón este es un buen día. La Biblia dice: Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, le dio potestad de ser hechos Hijos de Dios. Hemos visto en este capítulo, que esa palabra “creer”, la encontramos también en el capítulo 3 (Juan 3:16) y es el versículo eterno: De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Ahí está la palabra (cree). Si usted quiere recibir a Cristo en el corazón, ahí es donde está, yo le hago la invitación. Si usted dice: “Pastor yo necesito a Dios, yo quiero comenzar una vida nueva, quiero entregarle mi vida al Señor.” Si hay alguien, entre nosotros, en esta tarde que quiere entregarle su vida a Jesús, desde donde está yo le invito para que levante su mano o se ponga de pie y nos deje orar por usted. Si hay alguien que dice: “Pastor yo quiero a Dios, yo necesito a Dios, yo quiero que oren por mí.” ¿Hay alguna persona? Venga a los pies de Jesús, entregue su vida a Cristo, reciba a Jesús en su corazón y en su vida. Usted que nos mira por internet, también usted puede entregarle su corazón a Jesús y decirle: “Señor, en este día te entrego mi vida, te entrego mi corazón, te recibo como el Señor y el Salvador de mi alma.” Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre querido despídenos con tu paz y con tu bendición, te lo pedimos en el nombre de Jesús amén y amén.