Las pruebas en el Cristiano
Julio 17, 2022 – 1:30pm | Genesis 22.1-2 | Pastor Emerson Cardona
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TRANSCRIPCIÓN
Mi hermano abra su Biblia, por favor, en Génesis capítulo 22, versículos1 y 2. Vamos a meditar en la palabra del Señor Génesis 22: 1 y 2 (RV-60). La leemos en el nombre del Padre, del Hijo y de su Santo Espíritu.
Dice la palabra del Señor: 1Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Amado padre le damos gracias Señor por su misericordia. Gracias Señor, nuevamente, porque nos permite poder estar reunidos. Señor prepare los corazones de aquellos que van a escuchar esta palabra. Señor ponga siempre ese buen deseo de recibir su palabra con agrado, quite toda distracción de nuestras vidas, que podamos irnos con las manos llenas de su bendita palabra y de su bendito amor. Señor gracias, en Cristo Jesús, amén y amén.
En esta semana platicaba con uno de los hermanos que vinieron a dejar cosas para el Yard Sale y me recordó que hace un par de años yo había mencionado, en un culto, que cuando estaba joven; en el bachillerato, estuve practicando un deporte. Deporte que para unos es muy violento y pero para otros es un deporte de defensa, es el Taekwondo. Aquí donde me mira, yo si practiqué hermanos, no me vea con esos ojos de duda. Creo que todavía tengo de recuerdo el traje. La única vez que fui a una competencia, fue a una que iban los mejores, era nivel nacional para determinar el mejor entre mejores. Recuerdo que pasamos practicando un año para ir a esa competencia. Lo curioso fue que con los que yo practicaba en la escuela, eran bien delgaditos y se me hacía bien fácil, porque yo siempre he tenido un poquito más de peso. Yo me sentí, hermanos, que estaba preparado para la competencia. El día de la competencia fui el tercero en competir. Tenían que haber visto mi cara cuando vi con el fulano que me tocaba, aquel tipo era el más alto de todos. Voy a resumir rápido, yo creí que estaba preparado y en menos de cinco minutos yo estaba descalificado. Yo entrené un año entero para esa prueba, yo estaba confiado.
Lastimosamente las iglesias hay muchas personas que creen estar preparadas para la prueba, y cuando llega la prueba se dan cuenta que no estaban preparados. Hay mucha gente que estuvo con nosotros y al llegar la prueba: dejaron de servir, dejaron de congregarse, y se fueron.
Hermano querido, dice la palabra del Señor: Dios probó a Abraham. Le tengo una noticia: “Dios prueba”. Más tarde o más temprano la prueba va a llegar a su vida. Quizás una, dos, tres o cuatro veces, no sé; pero de que vamos a ser probados vamos a ser probados hermano; y debemos de estar preparados.
La intención de este mensaje es que usted y yo podamos estar preparados cuando llegue la prueba, porque viene hermano, la prueba viene.
Hace poco me di cuenta de una persona que fue un gran servidor de la iglesia pero que lamentablemente llegó la prueba y no estuvo preparado. Era un tremendo servidor de la iglesia, esos de 24 horas los 7 días de la semana, usted lo llamaba y él estaba siempre listo; casi nunca había que llamarlo porque él estaba siempre dispuesto a servir en las actividades de la iglesia. Le llegó la prueba de parte de Dios y no estuvo preparado.
Dice la palabra del Señor (Mateo 13) acerca de la Parábola del Sembrador: Hay cuatro ejemplos en la parábola del sembrador. Uno, que la semilla que cayó en el camino, fue pisoteada, las aves llegaron y la comieron. El segundo que la semilla que cayó en las piedras, creció, pero como no hubo tierra se secó rápidamente. El tercer ejemplo dice que la semilla cayó en los espinos y las espinas ahogaron la planta. El cuarto dice que cayó en tierra y dio frutos.
Lucas 8: 13 (RV-60) Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan.
Lucas 8:13 (Traducción del LA) Las semillas que cayeron entre las piedras representan a los que reciben el mensaje con alegría. Pero, como no lo entienden bien, en cuanto tienen problemas dejan de confiar en Dios. Se refiere a esos hermanitos que dicen: “Que bueno estuvo el culto, me encantó lo que dijeron; y se van gozosos.” Pero cuando llega la prueba, hermano lindo, como la semilla no cayó en tierra fértil, esa persona duda de lo que Dios puede hacer y entonces dejan de confiar en Dios.
Iglesia, le repito, mi idea en esta tarde es que usted pueda estar preparado para cuando llegue la prueba. Dios en su eterno amor nos prepara a cada uno de nosotros, Él no quiere que aprendamos a la brava. Él quiere prepararnos hermano. Él quiere que estemos firmes, que estemos siempre firmes.
Salmos 11:5 (RV-60): Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Dios nos está diciendo en la palabra que Él lo va a probar a usted. Anticipadamente el Señor nos está diciendo, mi hermano, que seremos probados. Y si usted y yo no estamos listos hermano querido, ¡Uy! Debemos tener cuidado, no vaya a ser como el de la parábola, que se va a ir con el gozo de haberla recibido, pero tarde o temprano usted se puede apartar por no soportar la prueba.
1a Pedro 4: 2 (Traducción del LA): Queridos hermanos en Cristo, no se sorprendan si tienen que afrontar problemas que pongan a prueba su confianza en Dios.
Aquí quiero entrar yo con esta pregunta: ¿Cuál es el fin de ser probados? ¿Cuál es el fin de todo esto?
- Las pruebas tienen primeramente un propósito divino
Romanos 5: 3-4, (RV-60): 3Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
Si usted un día ha estado con problemas, ha estado en pruebas, y usted dice: ¿será que esta tentación es de Dios? ¿Será que esta prueba es de Dios? Quiero decirle algo: “Dios no tienta a nadie”. Hermano la palabra del Señor dice que Él (Dios) no tienta a nadie, que el tentador es Satanás.
Debemos entender que la tentación no viene de parte de Dios, pero sí viene la prueba. Las pruebas en primer lugar: tienen un propósito divino, ¿para qué? Para que produzca en usted paciencia, después venga la prueba; y después de la prueba venga la esperanza.
¿Cómo usted cree que los cristianos llegamos a tener confianza en Dios? Usted ya ha oído a un cristiano que dice: “Es que yo confío en el Señor que de ésta salgo”.
Hermanos si ayer cuando estaba la lluvia, yo vi a los hermanitos extendiendo plásticos, tapando aquí, tapando allá, ¿sabe qué? Este hombre de aquí (se señala él) sin que nadie se diera cuenta, me desaparecí. Me encerré calladito ahí en la oficina para hablar con Dios; y yo le dije al Señor: “Señor y ¿cómo vamos a hacer? Yo no puedo quitar la lluvia pero tú sí. Les cuento que yo estaba hablando con una hermana para guardar las cosas, que no se lograran vender, en el garaje de su casa; cuando llegó alguien a buscarme y me dice: “¿Pastor que le pasa?” Yo le respondí que estaba preocupado por la lluvia, y me responde: “No se preocupe pastor, Confíe”. Sí, es cierto.
Es a través de las pruebas que logramos esa confianza. No espere que usted sea una persona que va a tener una gran fe que mueve montañas, no espere que usted va a ser una persona que cuando llegue la necesidad usted va a decir: “en el nombre del Señor yo salgo”; si no ha pasado la prueba. Primero hay que pasar el desierto, mi amado.
1.1 Dios quiere que aprendamos a soportar el sufrimiento.
Romanos 5:3 (Traducción del LA): Pero también nos alegra tener que sufrir porque sabemos que así aprenderemos a soportar el sufrimiento.
Nadie se hace bueno de la noche a la mañana. Hace unos días estaba mi hermano Samuel instalando un techo allá afuera. Hermano él lo hizo, súper rápido, lo cambio en un abrir y cerrar de ojos. Mi hermano trabaja de eso, si yo le pregunto, seguro me va a decir que él no aprendió en dos días, ni en una semana. Tuvo que picharse los dedos, martillarse; aguantar sol, todo fue un proceso. Muchas veces la iglesia no quiere pasar ese proceso.
Muchos de nosotros vamos a tener que pasar pruebas fuertes, para poder llegar a confiar realmente en Dios. No es mi intención que usted diga: “yo mejor no quiero pasar pruebas, mejor me salgo de los caminos de Dios”. Mi intención no es que usted salga temeroso de este servicio. Mi intención es que usted vea como Dios obra en la vida de nosotros.
- Solo pasando por pruebas nos hacemos más fuertes.
2a Corintios 12: 10 (RV-60): Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Diga mi hermano, ¡esas no son palabras de alguien natural! Yo nunca ha escuchado a alguien que me diga: pastor ¡estoy gozoso de tener este cáncer! ¡Estoy gozoso de esta debilidad! ¿Pero sabe qué? Se puede. El domingo pasado en este culto, los que vinieron no me van a dejar mentir. El hermano Miquel Montaner que lleva 8 quimioterapias, estaba por video llamada. Él estaba tan conmovido de vernos, que quería llorar; pero no de dolor, ni de tristeza. Quería llorar de gozo, de ver que su iglesia está clamando por él. Solo pasaron tres días cuando hablamos por teléfono con él, y nos dice que el tumor que tiene, que muchos ya hubiéramos salido corriendo por la enfermedad en el cuerpo, había disminuido un 60%. ¡El tumor, que estamos orando para que se desaparezca, ha disminuido!
Hermano lindo vamos a pasar por pruebas, pero Dios quiere que la iglesia pueda decir: “por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Usted ahorita puede tener el problema más grande del mundo, se puede sentir débil, pero en esa debilidad que usted tiene, el Señor se puede exaltar.
- Las pruebas son temporales.
1a Pedro 1: 6 (NT Viviente): Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aun cuando tengan que soportar muchas pruebas por un tiempo breve.
Hermano, no se mueva de su iglesia, haga suya esa silla, póngale nombre, haga suya la iglesia. No se mueva, porque las pruebas son temporales. Usted fuera de la iglesia, fuera de Cristo dice la palabra: “Separados de mí, nada podéis hacer”.
Mientras usted está atravesando un problema aquí está una iglesia que el Señor ha preparado, para poder orar con usted, para poder sufrir con usted y pedirle al Padre que usted pueda vencer esa prueba, que salga adelante. ¡Qué lindo cuando la iglesia le manda mensajes y le dice estamos orando por tu necesidad estamos orando por tu problema! Hermanos esas son palabras que vienen de parte de Dios y refrescan a los que tenemos sed de Cristo.
Las pruebas no son eternas, el problema que usted tiene no es eterno. Hay muchas familias o amigos que quizás murieron por alguna enfermedad y usted esté diciendo: mi papá murió porque tenía esta enfermedad, pobre de él, tuvo toda una vida llena de pruebas y desgracias. Mi hermano lindo, su padre tuvo pruebas en esta vida; pero cuando abrió los ojos en la presencia del Señor, allá no hay enfermedad, allá no hay problemas, allá no hay lágrimas. Seguramente, allá está gozando con nuestro Padre.
- Las pruebas nos llevan a buscar nuevamente del Señor.
Esto va para los cristianos que ya tenemos años de estar en el evangelio.
Salmos 42: 1-2, (RV-60): 1Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
Salmos 42: 2 (NTV): 1Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas, así te anhelo a ti, oh Dios. 2Tengo sed de Dios, del Dios viviente ¿Cuándo podré ir para estar delante de él?
Amado, las pruebas nos llevan a buscar del Señor. Entre las cosas que he podido descubrir, en estos seis años de estar acá, es que si usted no está bien involucrado en los asuntos del Señor es fácilmente envuelto en los afanes de este país. Usted puede descuidar su relación con Dios, le ha sucedido a grandes servidores en muchas iglesias. Le digo esto, no para que usted se sienta ofendido, para que no vaya a caer ahí. Mucha gente cae en los afanes de la vida, descuidando su relación con Dios. Entonces cuando llega la prueba, esos hermanos quieren que los pastores hagamos cultos de ayuno y oración.
Hace unos días me llamaron para ir al hospital, como las nueve de la noche, para ver a alguien que estaba al borde de la muerte. No era nadie de la iglesia. Rápidamente nos fuimos al hospital, el pastor Segundo me acompañó. Al llegar nos enteramos de todo lo que había pasado. Resulta que esta pareja se había congregado hace muchos años, no sé en cuál iglesia, recién llegaron a este país, ellos eran cristianos evangélicos. Mi hermano lindo cuando uno está pegado al cerco, todo mundo busca de Dios. Y esta persona que ya estaba al borde de la muerte, su familia había mandado a buscar a un pastor para que oraran por él. Las pruebas acercan hasta el cristiano que está más lejos, la pregunta es: ¿por qué esperar estar en problemas para buscar de Dios?
Si es más fácil venir a la casa del Señor contento. Porque usted va a esperar estar golpeado, garroteado.
Las pruebas nos llevan a buscar nuevamente de Dios. Cuando estamos en la prueba usted anda cantando alabanzas por todos lados. Aquel cristiano que estuvo alejado, en medio de la prueba agarra La Biblia como nunca la había agarrado; comienza a leer todos los capítulos que en años no había leído, comienza a ir a la iglesia para buscar del Señor. Ya no escuchamos, en el tiempo libre, la música secular que escuchamos cuando todo está bien. Ahora solo queremos escuchar predicaciones que vayan de acuerdo con lo que sentimos, para que nos suban los ánimos. Es increíble hermanos, que si no es así, no corremos a buscar de Dios.
Porque si no es cuando te dicen que tu mujer, tu esposo, o tu hijo tiene cáncer no vienes a buscar del Señor. Porque cuando las cosas están bien, no nos importa dejar a Dios en segundo plano; pero bendita la prueba, que cuando estamos sufriendo y llorando, ahí si queremos del Señor.
Le confieso lo que me pasa a mí, cuando llegan las malas noticias, cuando llega ese gigante a robarme la paz; es cuando recuerdo que soy pastor y que tengo que estar buscando más de Dios. ¿Usted cree que eso es lo que Dios se merece?
- Las pruebas nos hacen auto-examinarnos.
Salmos 139: 23 (RV-60): Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
Cuando estamos en la prueba nos examinamos porque comenzamos a decir ¿qué será lo que está fallando? ¿Qué será? Entonces comenzamos a analizarnos y nos ponemos frente al espejo, para ver: ¿Qué es lo que debemos cambiar? ¿Cómo está nuestra relación con Dios? ¿Cómo está nuestro andar con Dios? Todo esto lo hacemos para poder cambiar.
Recuerdo que en los primeros años de casados, andaba con mi esposa por una de las calles más transitadas de mi país, era horario pico, la hora del tráfico. Yo iba en el carril de en medio de la carretera. De repente un camión, de esos grandes que transportan arena para las construcciones, sin pensarlo y sin poner aviso se metió delante de mí. Con la parte de atrás del camión golpeó la parte delantera del carro, el susto fue tremendo. El camión se detuvo en la orilla, yo me moví y me ubiqué detrás de él para que me pagara o para que me dijera cómo íbamos a arreglar. Allá no es como estos países que usted tiene que tener un seguro, allá lo tiene el que puede. Cuando comencé a platicar con esta persona, inmediatamente noté que él no se iba a responsabilizar. Yo traté de hacerle conciencia, que él tuvo la culpa, me respondía que los accidentes pasan. Pasaron dos horas y él no decía nada que me iba a responder por el daño del vehículo. Yo estaba sentado en mi carro y comencé a platicar con Dios. Hermano, las cosas no pasan por casualidad en los cristianos. Pasó otro tiempo y Dios me recordó que yo tenía un asunto pendiente con Él. Inmediatamente salí del carro, me fui a buscar al señor que manejaba el camión y le dije: “Mire, váyase hombre, ya pasaron dos horas y acá no viene ni la policía”. Se quedó bien sorprendido el hombre. Le dije yo: “Este es un asunto de Dios conmigo”. La cara le cambió, vi que sus ojos me miraban diferentes y me dijo: “¿Sabe qué? Dios también está tratando conmigo.” Agarró su camión y se fue.
Las pruebas nos hacen examinarnos. Pregúntele a Dios ¿qué es lo que tiene que cambiar o mejorar? Enciérrese en su habitación hable con Dios a solas y dígale: “Señor, ¿será que te debo alguna factura? ¿Será que no he estado muy cercano a ti Señor? Pongámonos a cuentas con Dios.
Salmos 17: 3 (RV-60) dice: Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; He resuelto que mi boca no haga transgresión.
¿Qué pasaría si el Señor nos visita en esta noche? Y en lo que usted está dormido comienza el Señor con ese poder, a ver ¿qué es lo que está en su corazón? ¿Qué cree que encontraría el Señor? ¿Cree que sus palabras en la mañana serían como las del rey David en el Salmos que leímos hace un instante?
El teólogo Sinclair Ferguson escribió en el libro Abandonado por Dios, estas palabras: “Cualesquiera que sean las pruebas por las que el Señor nos permita pasar; su propósito es mostrarnos, su presencia y su gloria de una manera, que de otro modo, no podríamos aprender”.
Todas las pruebas que yo he tenido que pasar en estos 20 años de estar sirviéndole al Señor, he podido ver tantas cosas, he podido ver esas promesas donde el Señor te dice: “Así como estuve con Moisés estaré contigo”. Cuando me dijeron que había que operar a mi hija, como padre tuve miedo. Pero vino esta palabra a mi mente donde el Señor me recordó que, a los que están sobre la roca, que es Cristo, le van a venir tempestades a sus vidas; pero nada nos va a poder mover del lugar. El próximo mes la vamos a llevar al doctor, porque el médico tiene que poner la fecha para la operación de corazón abierto de mi hija.
Yo no sé cuánto vienen de países tropicales. En los países tropicales existen esas palmeras que están a la orilla del mar, y usted las ve, que se mueven de un lado para otro cuando vienen esos huracanes. Se mueven tanto que casi tocan el suelo, pero no son removidas, ¿sabe por qué? Porque esas palmeras tienen unas impresionantes raíces, que venga lo que venga, no se mueven.
Necesitamos tener raíces en Cristo. Estar agarrados de esa roca, que es el Señor, para cuando venga la prueba usted no vaya a ser uno más de los que estuvo en la iglesia. Ese que sirvió apasionadamente; pero que fue como la semilla que cayó en la roca, creció, pero no tuvo de dónde agarrarse y se tuvo que ir.
Había una pareja que viajaban mucho a Inglaterra, salían a comprar souvenir, en las hermosas tiendas. A la pareja le gustaba comprar antigüedades, artículos de barro, especialmente tazas. Hay muchos que son coleccionistas de tazas. Un día, en una de esas hermosas tiendas exclusivas, vieron una taza diferente. Mientras la muchacha se la pasaba al esposo diciéndole: “mira, deberíamos de comprarla”; la taza comenzó a hablar:
-Es que usted no entiende. Dijo la taza. -No siempre he sido una taza de té. No siempre fui una taza resplandeciente. No siempre fui la taza que todos quieren. Hubo un tiempo donde yo era roja, era de barro. Mi maestro me tomó, me mezcló en la masa con todo otros componentes, me pegó una vez, y otra vez, y yo grité: “déjame en paz”. Pero mi maestro sólo sonrió y me dijo: –Todavía no.
-Luego me pusieron en una rueda que daba vueltas, dijo la taza, ya estoy mareada, no aguanto, detente. Pero el maestro dijo: –Todavía no.
-Luego me puso en un horno con una presión de fuego tan fuerte, que no soportaba el calor. Yo preguntaba, ¿por qué me quiere quemar mi maestro? Y grité, toqué la puerta del horno. Yo podía ver a mi maestro ahí, por la abertura del horno. Mientras yo gritaba, pude ver sus labios y su cabeza moviéndose y diciendo: –Todavía no.
-Finalmente la puerta del horno se abrió. Me puso en una mesa y empecé a enfriar. Así todo estaba mucho mejor, dijo la taza. Luego tomo una brocha, mi maestro, y me pintó por todos lados. ¡Los colores eran horribles! Pensé que iba a vomitar, olía muy fuerte esa pintura. –Detente, detente. Y mi maestro dijo: –Todavía no.
-Luego, de repente, me volvió a meter al horno, ¡pero no como el primero! Este estaba dos veces más caliente. Yo estaba segura que me asfixiaría. Le rogué, le pedí, grité, lloré y él seguía moviendo su cabeza diciendo: –Todavía no.
-Entonces me di cuenta, dijo la taza, que no había esperanza, nunca lo podría lograr; estaba lista para darme por vencida, pero la puerta del horno se abrió y me sacó. Me puso en el estante, una hora después me entregó un espejo y dijo: –Mírate taza.
-Me miré y dije: esa no es la taza, esa no soy yo. Ese no es el material feo y sin color; ahora soy hermosa y mi maestro terminó su propósito en mí.
Muchas veces vamos a pasar por el fuego. Muchas veces vamos a desesperar. Muchas veces no vamos a entender la prueba, pero recuerde algo: “estamos en las manos del alfarero, y esa es nuestra mejor garantía”.
Incline su rostro:
Amado Padre, Señor, gracias por prepararnos. Señor gracias porque las pruebas tienen un propósito divino, porque las pruebas son temporales, porque las pruebas nos llevan a buscar nuevamente del Señor, las pruebas nos hacen auto-examinarnos. La primera carta de Pedro dice: Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más precioso que el oro; el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego.
Mi hermano que la prueba no sea para que usted se aleje de Dios; que la prueba sea para que usted busque más de Dios. Busque más de Él, no se mueva de la iglesia. No hay necesidad de buscar a Dios solo cuando estamos en problemas, cuando usted está a punto de perder su matrimonio; ¡es demasiado tarde! Busque ahora, hoy. La prueba nos recuerda: ¡Cuán grande es Dios! La prueba nos recuerda que Él ha estado ahí y que no nos ha abandonado. Que en los momentos más difíciles dice su palabra: “Que aunque padre y madre te dejaren, con todo te recogeré”, dice el Señor. Tuvo que irse ese amigo; ese amigo nos dio la espalda; esas personas con las que estábamos haciendo el negocio nos traicionaron, nos robó lo que habíamos invertido. ¿Sabe por qué? Porque habíamos dejado de ver a la cruz, porque estábamos dejando en segundo plano a Cristo.
Si usted está acá y no le ha entregado su vida a Cristo, quiero que sepa que la prueba que usted está atravesando, Dios puede ayudarle. Ya usted depende de Él. Dice la palabra: “separados de mí nada podéis hacer.” Si usted quiere hacerlo solo, que Dios le bendiga. Pero si usted quiere salir en victoria, si usted quiere la ayuda de Dios, reciba Cristo. Porque primero quiere perdonar tus faltas, perdonar tus pecados y segundo quiere arreglar tu vida. Si usted está acá y no le ha entregado su vida a Cristo, póngase de pie; ahí están los diáconos caminando para orar con usted y por usted. Tarde o temprano todos vamos a pasar por pruebas. La decisión es suya: si se toma de Cristo o tira la toalla.
Padre, gracias Señor. Gracias por recordarnos cuál es el fin de las pruebas. Tú quieres fortalecernos. Tú quieres hacernos personas de fe, personas que confiemos en ti. Si las pruebas nos van a tener en tu casa, pues Gloria a Dios por ello.
Padre, que esta palabra no caiga en saco roto. Señor que podamos recordar tu palabra. Señor que podamos estar siempre firmes y que busquemos de ti en todo tiempo; no solo en los malos. Por favor Señor, si aquí hay familias, si aquí hay alguien que tiene problemas, este minuto es para orar por ellos. No podemos irnos a casa si no oramos por las necesidades, por aquel que tiene cáncer, por aquel que tiene problemas en la casa, por ese problema ahora en este momento. Señor no nos quites la prueba. Tú no viniste a quitarnos las pruebas, tú viniste a darnos fuerzas para atravesar la prueba. Danos fuerza Señor, fuerzas para atravesar esa prueba, para entender lo que tú quieres de nosotros.
Padre, gracias por este precioso tiempo. Llévanos con bien hasta casa. En el nombre poderoso de Jesús, amén y amén.
Que Dios les bendiga iglesia.
Las pruebas en el Cristiano
Julio 17, 2022 – 1:30pm | Genesis 22.1-2 | Pastor Emerson Cardona
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Mi hermano abra su Biblia, por favor, en Génesis capítulo 22, versículos1 y 2. Vamos a meditar en la palabra del Señor Génesis 22: 1 y 2 (RV-60). La leemos en el nombre del Padre, del Hijo y de su Santo Espíritu.
Dice la palabra del Señor: 1Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Amado padre le damos gracias Señor por su misericordia. Gracias Señor, nuevamente, porque nos permite poder estar reunidos. Señor prepare los corazones de aquellos que van a escuchar esta palabra. Señor ponga siempre ese buen deseo de recibir su palabra con agrado, quite toda distracción de nuestras vidas, que podamos irnos con las manos llenas de su bendita palabra y de su bendito amor. Señor gracias, en Cristo Jesús, amén y amén.
En esta semana platicaba con uno de los hermanos que vinieron a dejar cosas para el Yard Sale y me recordó que hace un par de años yo había mencionado, en un culto, que cuando estaba joven; en el bachillerato, estuve practicando un deporte. Deporte que para unos es muy violento y pero para otros es un deporte de defensa, es el Taekwondo. Aquí donde me mira, yo si practiqué hermanos, no me vea con esos ojos de duda. Creo que todavía tengo de recuerdo el traje. La única vez que fui a una competencia, fue a una que iban los mejores, era nivel nacional para determinar el mejor entre mejores. Recuerdo que pasamos practicando un año para ir a esa competencia. Lo curioso fue que con los que yo practicaba en la escuela, eran bien delgaditos y se me hacía bien fácil, porque yo siempre he tenido un poquito más de peso. Yo me sentí, hermanos, que estaba preparado para la competencia. El día de la competencia fui el tercero en competir. Tenían que haber visto mi cara cuando vi con el fulano que me tocaba, aquel tipo era el más alto de todos. Voy a resumir rápido, yo creí que estaba preparado y en menos de cinco minutos yo estaba descalificado. Yo entrené un año entero para esa prueba, yo estaba confiado.
Lastimosamente las iglesias hay muchas personas que creen estar preparadas para la prueba, y cuando llega la prueba se dan cuenta que no estaban preparados. Hay mucha gente que estuvo con nosotros y al llegar la prueba: dejaron de servir, dejaron de congregarse, y se fueron.
Hermano querido, dice la palabra del Señor: Dios probó a Abraham. Le tengo una noticia: “Dios prueba”. Más tarde o más temprano la prueba va a llegar a su vida. Quizás una, dos, tres o cuatro veces, no sé; pero de que vamos a ser probados vamos a ser probados hermano; y debemos de estar preparados.
La intención de este mensaje es que usted y yo podamos estar preparados cuando llegue la prueba, porque viene hermano, la prueba viene.
Hace poco me di cuenta de una persona que fue un gran servidor de la iglesia pero que lamentablemente llegó la prueba y no estuvo preparado. Era un tremendo servidor de la iglesia, esos de 24 horas los 7 días de la semana, usted lo llamaba y él estaba siempre listo; casi nunca había que llamarlo porque él estaba siempre dispuesto a servir en las actividades de la iglesia. Le llegó la prueba de parte de Dios y no estuvo preparado.
Dice la palabra del Señor (Mateo 13) acerca de la Parábola del Sembrador: Hay cuatro ejemplos en la parábola del sembrador. Uno, que la semilla que cayó en el camino, fue pisoteada, las aves llegaron y la comieron. El segundo que la semilla que cayó en las piedras, creció, pero como no hubo tierra se secó rápidamente. El tercer ejemplo dice que la semilla cayó en los espinos y las espinas ahogaron la planta. El cuarto dice que cayó en tierra y dio frutos.
Lucas 8: 13 (RV-60) Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan.
Lucas 8:13 (Traducción del LA) Las semillas que cayeron entre las piedras representan a los que reciben el mensaje con alegría. Pero, como no lo entienden bien, en cuanto tienen problemas dejan de confiar en Dios. Se refiere a esos hermanitos que dicen: “Que bueno estuvo el culto, me encantó lo que dijeron; y se van gozosos.” Pero cuando llega la prueba, hermano lindo, como la semilla no cayó en tierra fértil, esa persona duda de lo que Dios puede hacer y entonces dejan de confiar en Dios.
Iglesia, le repito, mi idea en esta tarde es que usted pueda estar preparado para cuando llegue la prueba. Dios en su eterno amor nos prepara a cada uno de nosotros, Él no quiere que aprendamos a la brava. Él quiere prepararnos hermano. Él quiere que estemos firmes, que estemos siempre firmes.
Salmos 11:5 (RV-60): Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Dios nos está diciendo en la palabra que Él lo va a probar a usted. Anticipadamente el Señor nos está diciendo, mi hermano, que seremos probados. Y si usted y yo no estamos listos hermano querido, ¡Uy! Debemos tener cuidado, no vaya a ser como el de la parábola, que se va a ir con el gozo de haberla recibido, pero tarde o temprano usted se puede apartar por no soportar la prueba.
1a Pedro 4: 2 (Traducción del LA): Queridos hermanos en Cristo, no se sorprendan si tienen que afrontar problemas que pongan a prueba su confianza en Dios.
Aquí quiero entrar yo con esta pregunta: ¿Cuál es el fin de ser probados? ¿Cuál es el fin de todo esto?
- Las pruebas tienen primeramente un propósito divino
Romanos 5: 3-4, (RV-60): 3Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
Si usted un día ha estado con problemas, ha estado en pruebas, y usted dice: ¿será que esta tentación es de Dios? ¿Será que esta prueba es de Dios? Quiero decirle algo: “Dios no tienta a nadie”. Hermano la palabra del Señor dice que Él (Dios) no tienta a nadie, que el tentador es Satanás.
Debemos entender que la tentación no viene de parte de Dios, pero sí viene la prueba. Las pruebas en primer lugar: tienen un propósito divino, ¿para qué? Para que produzca en usted paciencia, después venga la prueba; y después de la prueba venga la esperanza.
¿Cómo usted cree que los cristianos llegamos a tener confianza en Dios? Usted ya ha oído a un cristiano que dice: “Es que yo confío en el Señor que de ésta salgo”.
Hermanos si ayer cuando estaba la lluvia, yo vi a los hermanitos extendiendo plásticos, tapando aquí, tapando allá, ¿sabe qué? Este hombre de aquí (se señala él) sin que nadie se diera cuenta, me desaparecí. Me encerré calladito ahí en la oficina para hablar con Dios; y yo le dije al Señor: “Señor y ¿cómo vamos a hacer? Yo no puedo quitar la lluvia pero tú sí. Les cuento que yo estaba hablando con una hermana para guardar las cosas, que no se lograran vender, en el garaje de su casa; cuando llegó alguien a buscarme y me dice: “¿Pastor que le pasa?” Yo le respondí que estaba preocupado por la lluvia, y me responde: “No se preocupe pastor, Confíe”. Sí, es cierto.
Es a través de las pruebas que logramos esa confianza. No espere que usted sea una persona que va a tener una gran fe que mueve montañas, no espere que usted va a ser una persona que cuando llegue la necesidad usted va a decir: “en el nombre del Señor yo salgo”; si no ha pasado la prueba. Primero hay que pasar el desierto, mi amado.
1.1 Dios quiere que aprendamos a soportar el sufrimiento.
Romanos 5:3 (Traducción del LA): Pero también nos alegra tener que sufrir porque sabemos que así aprenderemos a soportar el sufrimiento.
Nadie se hace bueno de la noche a la mañana. Hace unos días estaba mi hermano Samuel instalando un techo allá afuera. Hermano él lo hizo, súper rápido, lo cambio en un abrir y cerrar de ojos. Mi hermano trabaja de eso, si yo le pregunto, seguro me va a decir que él no aprendió en dos días, ni en una semana. Tuvo que picharse los dedos, martillarse; aguantar sol, todo fue un proceso. Muchas veces la iglesia no quiere pasar ese proceso.
Muchos de nosotros vamos a tener que pasar pruebas fuertes, para poder llegar a confiar realmente en Dios. No es mi intención que usted diga: “yo mejor no quiero pasar pruebas, mejor me salgo de los caminos de Dios”. Mi intención no es que usted salga temeroso de este servicio. Mi intención es que usted vea como Dios obra en la vida de nosotros.
- Solo pasando por pruebas nos hacemos más fuertes.
2a Corintios 12: 10 (RV-60): Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Diga mi hermano, ¡esas no son palabras de alguien natural! Yo nunca ha escuchado a alguien que me diga: pastor ¡estoy gozoso de tener este cáncer! ¡Estoy gozoso de esta debilidad! ¿Pero sabe qué? Se puede. El domingo pasado en este culto, los que vinieron no me van a dejar mentir. El hermano Miquel Montaner que lleva 8 quimioterapias, estaba por video llamada. Él estaba tan conmovido de vernos, que quería llorar; pero no de dolor, ni de tristeza. Quería llorar de gozo, de ver que su iglesia está clamando por él. Solo pasaron tres días cuando hablamos por teléfono con él, y nos dice que el tumor que tiene, que muchos ya hubiéramos salido corriendo por la enfermedad en el cuerpo, había disminuido un 60%. ¡El tumor, que estamos orando para que se desaparezca, ha disminuido!
Hermano lindo vamos a pasar por pruebas, pero Dios quiere que la iglesia pueda decir: “por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Usted ahorita puede tener el problema más grande del mundo, se puede sentir débil, pero en esa debilidad que usted tiene, el Señor se puede exaltar.
- Las pruebas son temporales.
1a Pedro 1: 6 (NT Viviente): Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aun cuando tengan que soportar muchas pruebas por un tiempo breve.
Hermano, no se mueva de su iglesia, haga suya esa silla, póngale nombre, haga suya la iglesia. No se mueva, porque las pruebas son temporales. Usted fuera de la iglesia, fuera de Cristo dice la palabra: “Separados de mí, nada podéis hacer”.
Mientras usted está atravesando un problema aquí está una iglesia que el Señor ha preparado, para poder orar con usted, para poder sufrir con usted y pedirle al Padre que usted pueda vencer esa prueba, que salga adelante. ¡Qué lindo cuando la iglesia le manda mensajes y le dice estamos orando por tu necesidad estamos orando por tu problema! Hermanos esas son palabras que vienen de parte de Dios y refrescan a los que tenemos sed de Cristo.
Las pruebas no son eternas, el problema que usted tiene no es eterno. Hay muchas familias o amigos que quizás murieron por alguna enfermedad y usted esté diciendo: mi papá murió porque tenía esta enfermedad, pobre de él, tuvo toda una vida llena de pruebas y desgracias. Mi hermano lindo, su padre tuvo pruebas en esta vida; pero cuando abrió los ojos en la presencia del Señor, allá no hay enfermedad, allá no hay problemas, allá no hay lágrimas. Seguramente, allá está gozando con nuestro Padre.
- Las pruebas nos llevan a buscar nuevamente del Señor.
Esto va para los cristianos que ya tenemos años de estar en el evangelio.
Salmos 42: 1-2, (RV-60): 1Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. 2Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
Salmos 42: 2 (NTV): 1Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas, así te anhelo a ti, oh Dios. 2Tengo sed de Dios, del Dios viviente ¿Cuándo podré ir para estar delante de él?
Amado, las pruebas nos llevan a buscar del Señor. Entre las cosas que he podido descubrir, en estos seis años de estar acá, es que si usted no está bien involucrado en los asuntos del Señor es fácilmente envuelto en los afanes de este país. Usted puede descuidar su relación con Dios, le ha sucedido a grandes servidores en muchas iglesias. Le digo esto, no para que usted se sienta ofendido, para que no vaya a caer ahí. Mucha gente cae en los afanes de la vida, descuidando su relación con Dios. Entonces cuando llega la prueba, esos hermanos quieren que los pastores hagamos cultos de ayuno y oración.
Hace unos días me llamaron para ir al hospital, como las nueve de la noche, para ver a alguien que estaba al borde de la muerte. No era nadie de la iglesia. Rápidamente nos fuimos al hospital, el pastor Segundo me acompañó. Al llegar nos enteramos de todo lo que había pasado. Resulta que esta pareja se había congregado hace muchos años, no sé en cuál iglesia, recién llegaron a este país, ellos eran cristianos evangélicos. Mi hermano lindo cuando uno está pegado al cerco, todo mundo busca de Dios. Y esta persona que ya estaba al borde de la muerte, su familia había mandado a buscar a un pastor para que oraran por él. Las pruebas acercan hasta el cristiano que está más lejos, la pregunta es: ¿por qué esperar estar en problemas para buscar de Dios?
Si es más fácil venir a la casa del Señor contento. Porque usted va a esperar estar golpeado, garroteado.
Las pruebas nos llevan a buscar nuevamente de Dios. Cuando estamos en la prueba usted anda cantando alabanzas por todos lados. Aquel cristiano que estuvo alejado, en medio de la prueba agarra La Biblia como nunca la había agarrado; comienza a leer todos los capítulos que en años no había leído, comienza a ir a la iglesia para buscar del Señor. Ya no escuchamos, en el tiempo libre, la música secular que escuchamos cuando todo está bien. Ahora solo queremos escuchar predicaciones que vayan de acuerdo con lo que sentimos, para que nos suban los ánimos. Es increíble hermanos, que si no es así, no corremos a buscar de Dios.
Porque si no es cuando te dicen que tu mujer, tu esposo, o tu hijo tiene cáncer no vienes a buscar del Señor. Porque cuando las cosas están bien, no nos importa dejar a Dios en segundo plano; pero bendita la prueba, que cuando estamos sufriendo y llorando, ahí si queremos del Señor.
Le confieso lo que me pasa a mí, cuando llegan las malas noticias, cuando llega ese gigante a robarme la paz; es cuando recuerdo que soy pastor y que tengo que estar buscando más de Dios. ¿Usted cree que eso es lo que Dios se merece?
- Las pruebas nos hacen auto-examinarnos.
Salmos 139: 23 (RV-60): Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
Cuando estamos en la prueba nos examinamos porque comenzamos a decir ¿qué será lo que está fallando? ¿Qué será? Entonces comenzamos a analizarnos y nos ponemos frente al espejo, para ver: ¿Qué es lo que debemos cambiar? ¿Cómo está nuestra relación con Dios? ¿Cómo está nuestro andar con Dios? Todo esto lo hacemos para poder cambiar.
Recuerdo que en los primeros años de casados, andaba con mi esposa por una de las calles más transitadas de mi país, era horario pico, la hora del tráfico. Yo iba en el carril de en medio de la carretera. De repente un camión, de esos grandes que transportan arena para las construcciones, sin pensarlo y sin poner aviso se metió delante de mí. Con la parte de atrás del camión golpeó la parte delantera del carro, el susto fue tremendo. El camión se detuvo en la orilla, yo me moví y me ubiqué detrás de él para que me pagara o para que me dijera cómo íbamos a arreglar. Allá no es como estos países que usted tiene que tener un seguro, allá lo tiene el que puede. Cuando comencé a platicar con esta persona, inmediatamente noté que él no se iba a responsabilizar. Yo traté de hacerle conciencia, que él tuvo la culpa, me respondía que los accidentes pasan. Pasaron dos horas y él no decía nada que me iba a responder por el daño del vehículo. Yo estaba sentado en mi carro y comencé a platicar con Dios. Hermano, las cosas no pasan por casualidad en los cristianos. Pasó otro tiempo y Dios me recordó que yo tenía un asunto pendiente con Él. Inmediatamente salí del carro, me fui a buscar al señor que manejaba el camión y le dije: “Mire, váyase hombre, ya pasaron dos horas y acá no viene ni la policía”. Se quedó bien sorprendido el hombre. Le dije yo: “Este es un asunto de Dios conmigo”. La cara le cambió, vi que sus ojos me miraban diferentes y me dijo: “¿Sabe qué? Dios también está tratando conmigo.” Agarró su camión y se fue.
Las pruebas nos hacen examinarnos. Pregúntele a Dios ¿qué es lo que tiene que cambiar o mejorar? Enciérrese en su habitación hable con Dios a solas y dígale: “Señor, ¿será que te debo alguna factura? ¿Será que no he estado muy cercano a ti Señor? Pongámonos a cuentas con Dios.
Salmos 17: 3 (RV-60) dice: Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; He resuelto que mi boca no haga transgresión.
¿Qué pasaría si el Señor nos visita en esta noche? Y en lo que usted está dormido comienza el Señor con ese poder, a ver ¿qué es lo que está en su corazón? ¿Qué cree que encontraría el Señor? ¿Cree que sus palabras en la mañana serían como las del rey David en el Salmos que leímos hace un instante?
El teólogo Sinclair Ferguson escribió en el libro Abandonado por Dios, estas palabras: “Cualesquiera que sean las pruebas por las que el Señor nos permita pasar; su propósito es mostrarnos, su presencia y su gloria de una manera, que de otro modo, no podríamos aprender”.
Todas las pruebas que yo he tenido que pasar en estos 20 años de estar sirviéndole al Señor, he podido ver tantas cosas, he podido ver esas promesas donde el Señor te dice: “Así como estuve con Moisés estaré contigo”. Cuando me dijeron que había que operar a mi hija, como padre tuve miedo. Pero vino esta palabra a mi mente donde el Señor me recordó que, a los que están sobre la roca, que es Cristo, le van a venir tempestades a sus vidas; pero nada nos va a poder mover del lugar. El próximo mes la vamos a llevar al doctor, porque el médico tiene que poner la fecha para la operación de corazón abierto de mi hija.
Yo no sé cuánto vienen de países tropicales. En los países tropicales existen esas palmeras que están a la orilla del mar, y usted las ve, que se mueven de un lado para otro cuando vienen esos huracanes. Se mueven tanto que casi tocan el suelo, pero no son removidas, ¿sabe por qué? Porque esas palmeras tienen unas impresionantes raíces, que venga lo que venga, no se mueven.
Necesitamos tener raíces en Cristo. Estar agarrados de esa roca, que es el Señor, para cuando venga la prueba usted no vaya a ser uno más de los que estuvo en la iglesia. Ese que sirvió apasionadamente; pero que fue como la semilla que cayó en la roca, creció, pero no tuvo de dónde agarrarse y se tuvo que ir.
Había una pareja que viajaban mucho a Inglaterra, salían a comprar souvenir, en las hermosas tiendas. A la pareja le gustaba comprar antigüedades, artículos de barro, especialmente tazas. Hay muchos que son coleccionistas de tazas. Un día, en una de esas hermosas tiendas exclusivas, vieron una taza diferente. Mientras la muchacha se la pasaba al esposo diciéndole: “mira, deberíamos de comprarla”; la taza comenzó a hablar:
-Es que usted no entiende. Dijo la taza. -No siempre he sido una taza de té. No siempre fui una taza resplandeciente. No siempre fui la taza que todos quieren. Hubo un tiempo donde yo era roja, era de barro. Mi maestro me tomó, me mezcló en la masa con todo otros componentes, me pegó una vez, y otra vez, y yo grité: “déjame en paz”. Pero mi maestro sólo sonrió y me dijo: –Todavía no.
-Luego me pusieron en una rueda que daba vueltas, dijo la taza, ya estoy mareada, no aguanto, detente. Pero el maestro dijo: –Todavía no.
-Luego me puso en un horno con una presión de fuego tan fuerte, que no soportaba el calor. Yo preguntaba, ¿por qué me quiere quemar mi maestro? Y grité, toqué la puerta del horno. Yo podía ver a mi maestro ahí, por la abertura del horno. Mientras yo gritaba, pude ver sus labios y su cabeza moviéndose y diciendo: –Todavía no.
-Finalmente la puerta del horno se abrió. Me puso en una mesa y empecé a enfriar. Así todo estaba mucho mejor, dijo la taza. Luego tomo una brocha, mi maestro, y me pintó por todos lados. ¡Los colores eran horribles! Pensé que iba a vomitar, olía muy fuerte esa pintura. –Detente, detente. Y mi maestro dijo: –Todavía no.
-Luego, de repente, me volvió a meter al horno, ¡pero no como el primero! Este estaba dos veces más caliente. Yo estaba segura que me asfixiaría. Le rogué, le pedí, grité, lloré y él seguía moviendo su cabeza diciendo: –Todavía no.
-Entonces me di cuenta, dijo la taza, que no había esperanza, nunca lo podría lograr; estaba lista para darme por vencida, pero la puerta del horno se abrió y me sacó. Me puso en el estante, una hora después me entregó un espejo y dijo: –Mírate taza.
-Me miré y dije: esa no es la taza, esa no soy yo. Ese no es el material feo y sin color; ahora soy hermosa y mi maestro terminó su propósito en mí.
Muchas veces vamos a pasar por el fuego. Muchas veces vamos a desesperar. Muchas veces no vamos a entender la prueba, pero recuerde algo: “estamos en las manos del alfarero, y esa es nuestra mejor garantía”.
Incline su rostro:
Amado Padre, Señor, gracias por prepararnos. Señor gracias porque las pruebas tienen un propósito divino, porque las pruebas son temporales, porque las pruebas nos llevan a buscar nuevamente del Señor, las pruebas nos hacen auto-examinarnos. La primera carta de Pedro dice: Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más precioso que el oro; el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego.
Mi hermano que la prueba no sea para que usted se aleje de Dios; que la prueba sea para que usted busque más de Dios. Busque más de Él, no se mueva de la iglesia. No hay necesidad de buscar a Dios solo cuando estamos en problemas, cuando usted está a punto de perder su matrimonio; ¡es demasiado tarde! Busque ahora, hoy. La prueba nos recuerda: ¡Cuán grande es Dios! La prueba nos recuerda que Él ha estado ahí y que no nos ha abandonado. Que en los momentos más difíciles dice su palabra: “Que aunque padre y madre te dejaren, con todo te recogeré”, dice el Señor. Tuvo que irse ese amigo; ese amigo nos dio la espalda; esas personas con las que estábamos haciendo el negocio nos traicionaron, nos robó lo que habíamos invertido. ¿Sabe por qué? Porque habíamos dejado de ver a la cruz, porque estábamos dejando en segundo plano a Cristo.
Si usted está acá y no le ha entregado su vida a Cristo, quiero que sepa que la prueba que usted está atravesando, Dios puede ayudarle. Ya usted depende de Él. Dice la palabra: “separados de mí nada podéis hacer.” Si usted quiere hacerlo solo, que Dios le bendiga. Pero si usted quiere salir en victoria, si usted quiere la ayuda de Dios, reciba Cristo. Porque primero quiere perdonar tus faltas, perdonar tus pecados y segundo quiere arreglar tu vida. Si usted está acá y no le ha entregado su vida a Cristo, póngase de pie; ahí están los diáconos caminando para orar con usted y por usted. Tarde o temprano todos vamos a pasar por pruebas. La decisión es suya: si se toma de Cristo o tira la toalla.
Padre, gracias Señor. Gracias por recordarnos cuál es el fin de las pruebas. Tú quieres fortalecernos. Tú quieres hacernos personas de fe, personas que confiemos en ti. Si las pruebas nos van a tener en tu casa, pues Gloria a Dios por ello.
Padre, que esta palabra no caiga en saco roto. Señor que podamos recordar tu palabra. Señor que podamos estar siempre firmes y que busquemos de ti en todo tiempo; no solo en los malos. Por favor Señor, si aquí hay familias, si aquí hay alguien que tiene problemas, este minuto es para orar por ellos. No podemos irnos a casa si no oramos por las necesidades, por aquel que tiene cáncer, por aquel que tiene problemas en la casa, por ese problema ahora en este momento. Señor no nos quites la prueba. Tú no viniste a quitarnos las pruebas, tú viniste a darnos fuerzas para atravesar la prueba. Danos fuerza Señor, fuerzas para atravesar esa prueba, para entender lo que tú quieres de nosotros.
Padre, gracias por este precioso tiempo. Llévanos con bien hasta casa. En el nombre poderoso de Jesús, amén y amén.
Que Dios les bendiga iglesia.