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Perdieron la Fe

Julio 27, 2025 – 2:00PM | 1 Timoteo 1:18-20 | Dr. David Rodríguez

Descargar Texto: Sermón en PDF

Etiquetas: 1 timoteo, julio 2025, pastor david rodriguez, transcripcion

TRANSCRIPCIÓN

El mensaje de esta tarde se llama Perdieron la fe. El último domingo que estuve acá prediqué un mensaje que se llamó Poca fe. Ahora quiero hablar de aquellas personas que perdieron la fe. Este sermón es para mí, pero yo quiero que usted diga: “Este sermón es para mí”. 

Vamos a pedir la dirección de Dios: Padre, en el nombre de Jesús, rogamos al Espíritu Santo que nos abra el entendimiento, que nos abre el corazón, que prestemos atención a las cosas que vamos a hablar en estos próximos minutos. Señor que podamos entender que, al abrir tu palabra, tu palabra está viva y todavía nos hablas al corazón, que es la única manera de comprender tu santa voluntad. Bendícenos, Señor, bendice este mensaje en nuestros corazones. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

Quiero que pongamos atención a cada detalle. Es un mensaje extremadamente sencillo lo que voy a predicar en estos minutos. 

1 Timoteo 1: 18-20 (NTV): 18 Timoteo, hijo mío, te doy estas instrucciones, basadas en las palabras proféticas que se dijeron tiempo atrás acerca de ti. Espero que te ayuden a pelear bien en las batallas del Señor. 19 Aférrate a tu fe en Cristo y mantén limpia tu conciencia. Pues algunas personas desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó. 20 Himeneo y Alejandro son dos ejemplos. Yo los expulsé y se los entregué a Satanás, para que aprendieran a no blasfemar contra Dios.

Bueno, la semana pasada dijimos que en varias ocasiones Jesús reprendió la poca fe de sus discípulos. 

Mateo 6:30 (RV 1960): 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

Mateo 8: 24-26 (RV 1960): 24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. 

La última vez que estuvimos acá, un domingo, vimos que los hombres de poca fe se preocupan por todo, que los hombres de poca fe no ponen la mirada en Jesús, que los hombres de poca fe tienen la memoria corta, que los hombres de poca fe les da pánico cuando llegan las tormentas.

Al hablar de la fe, la Biblia dice que sin fe imposible agradar a Dios. Y es que los creyentes vivimos por fe, ¿no es cierto? Los creyentes creemos en las promesas de Dios por fe. Creemos que hemos sido justificados por la fe y que somos salvos; por la fe nuestros pecados han sido perdonados y por fe esperamos la venida de Jesucristo.

1 Pedro 1: 7 (RV 1960): 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. Yo decía que yo valoro mucho mi familia, valoro mi iglesia, valoro las amistades, valoro mi salud, los bienes, pero más que todo eso, yo valoro mi fe en Dios. Amén. Mi fe en Dios no tiene precio. Y hago la pregunta, ¿por cuánto dinero dejaría usted de confiar en Dios? Ni me lo diga porque no me va a decir la verdad, pero algunas personas lo han dejado por $17 la hora.

El título de este sermón es Perdieron la fe. En la versión que leímos, la Nueva Traducción Viviente:

1 Timoteo 1: 18-20 (NTV): 18 Timoteo, hijo mío, te doy estas instrucciones, basadas en las palabras proféticas que se dijeron tiempo atrás acerca de ti. Espero que te ayuden a pelear bien en las batallas del Señor. 19 Aférrate a tu fe en Cristo y mantén limpia tu conciencia. Pues algunas personas desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó. 20 Himeneo y Alejandro son dos ejemplos. Yo los expulsé y se los entregué a Satanás, para que aprendieran a no blasfemar contra Dios. El versículo 19 dice que la fe de estas personas naufragó. 

Naufragio, es cuando un barco se hunde. ¿Me escuchó? Es cuando un barco se va a pique, como se fue el Titanic. Un naufragio es una pérdida. Pablo le dice a Timoteo que dos hermanos de la iglesia: Himeneo y Alejandro, que la fe de esta gente naufragó, que su fe se hundió, es decir: perdieron la fe.

Veamos que dicen estos versículos en la Traducción en Lenguaje Actual.

1Timoteo 1: 19-20(TLA): 19-20 Serás un soldado que confía en Dios, y a quien no se le puede acusar de nada malo. Algunas personas, como Himeneo y Alejandro, dejaron de confiar en Dios. Por eso no les permití seguir en la iglesia, para que Satanás haga con ellos lo que quiera, y así aprendan a no insultar a Dios. La fe naufragó, dejaron de confiar en Dios. 

1Timoteo 1: 18- 19 (DHH): 18-19 Timoteo, hijo mío, te doy este encargo para que pelees la buena batalla con fe y buena conciencia, conforme a las palabras proféticas pronunciadas anteriormente sobre ti. Algunos, por no haber hecho caso a su conciencia, han fracasado en su fe. 

Esto es bien importante, hermano, si nuestra fe se muere, ¿qué nos queda? Nada, no nos queda nada. Entonces, esto tiene que ver con nuestra esposa, nuestro esposo, mi hijo, mi hija, nuestros compañeros de trabajo, la gente que conocemos, la gente que queremos, con toda esa gente. Por eso digo, este mensaje es sencillo, pero es la verdad. 

No se trata de balbucear el nombre de Dios, mucho menos en el sentido de que nosotros, especialmente los latinoamericanos, a cada rato mencionamos el nombre de Dios. Lo que pasa es que nosotros los latinoamericanos tenemos el nombre de Dios metido en la boca por todas las cosas. ¿No ve que hasta decimos Jesús cuando alguien estornuda? Pues no ve que decimos: ¡Dios mío! ¿Usted cree que cuando alguien dice: “Válgame Dios”, verdaderamente estamos pensando en el Señor? No, los latinoamericanos tenemos el nombre de Dios metido en nuestra boca a cada instante. Y no por mencionar el nombre de Dios implica que yo soy un hijo del Señor. No implica eso que es que mis pecados han sido lavados con la sangre del Señor Jesucristo, de ninguna manera. Entonces, Pablo está hablando bien claro: La fe puede naufragar, la fe es dejar de confiar en Dios. 

Hermanos, esto que le estoy predicando en este día es delicado, es muy delicado. Nosotros no podemos pensar que porque yo soy evangélico, o porque yo asisto al tabernáculo está todo bien con mi vida espiritual y con mi fe. Créame, hermano, hay gente engañada. La Biblia dice una cosa, ellos creen otra. La Biblia dice, “Hay que hacer esto”, ellos hacen otra. Quíteles de la cabeza que son creyentes.

En la iglesia de Éfeso, la fe de esa gente se hundió, naufragaron, perdieron la confianza en Dios.

Entonces, la enseñanza es clara. Ahora, esto que estoy hablando le puede pasar a usted y me puede pasar a mí.

Marcos 14: 27- 31 (NVI): 27 Todos ustedes me abandonarán, -dijo Jesús, porque está escrito: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”. 28 Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea. 29 Aunque todos te abandonen, yo no, -declaró Pedro. 30 Te aseguro, -le contestó Jesús, que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces. 31 Aunque tenga que morir contigo, -insistió Pedro con vehemencia, jamás te negaré. Y los demás dijeron lo mismo.

¿Por qué cree usted que Pedro se sintió tan seguro de sí mismo?

Pedro era un hombre comprometido con Jesús. ¿Dónde vivía Jesús? En la casa de Pedro. ¿En cuál barca se metía Jesús a predicar? En la barca de Pedro. Cuando salían de Galilea hasta Jerusalén, que les tomaba 3 días en llegar, ¿quién no faltaba? Pedro, es decir: Pedro estaba en todo. Y no solamente eso, era de la íntima de Jesús, porque el Señor hizo un par de cosas por ahí, como el caso de la transfiguración, el caso de la sanidad de una niña, y Pedro estaba ahí con Él. Entonces, ¿qué cree usted que pasó con Pedro que se sintió tan seguro de sí mismo? Dejó su casa, su trabajo, su familia para seguirlo. Traicionar a Jesús sería impensable, pero hay algunas razones por las que Pedro se sintió seguro de sí mismo.

  • Pedro era naturalmente impulsivo y apasionado. 
  • Era emocionalmente inestable. (era el primero en hablar, en actuar y muchas veces no medía las consecuencias, y por eso se metía en problemas). Por eso que un día le arrancó la oreja Malco, ¿se acuerda? ¿Para qué le arrancó la oreja? La oreja Malco, hermano para defender a Jesús. Entonces, ¿cómo se te ocurre que yo lo voy a traicionar? 
  • Su carácter lo llevaba a confiar en su propia determinación. 
  • Quizás su deseo es de destacarse entre los demás. Yo no soy como estos. 
  • Ignoró nuestra debilidad humana. (somos vulnerables). 

El apóstol Pablo da tres ejemplos, nos habla de Himeneo, de Alejandro y de Fileto. En el texto que comenzamos leyendo (1 Timoteo 1: 19-20) vemos a Himeneo y Alejandro que dejaron de confiar en Dios. 

2 Timoteo 2: 17-18 (NTV): 17 Este tipo de conversaciones se extienden como el cáncer, así como en el caso de Himeneo y Fileto. 18 Ellos han abandonado el camino de la verdad al afirmar que la resurrección de los muertos ya ocurrió; de esa manera, desviaron de la fe a algunas personas. 

El apóstol Pablo ya nos está hablando de tres ejemplos: de Himeneo, de Alejandro y de Fileto. ¿Qué pasó con estos tres personajes que estaban involucrados en la iglesia de Éfeso? Su fe naufragó, se hundió su fe, dejaron de confiar en Dios, es decir, perdieron la fe. Dejaron de creer en la sana doctrina, han abandonado el camino de la verdad y se fueron a recibir enseñanzas a otros lugares. 

Estas personas son peligrosas. ¿Por qué razón? 

2 Timoteo 2: 18 (NTV): 18 Ellos han abandonado el camino de la verdad al afirmar que la resurrección de los muertos ya ocurrió; de esa manera, desviaron de la fe a algunas personas. ¿Sabe por qué? Porque el que se va, no se quiere ir solo, se lo lleva también a usted. Y usted de buena gente: No, yo me voy a acompañarlo, solo un dominguito. ¿Qué tiene que andar haciendo usted si usted tiene iglesia? ¿Qué tiene que andar haciendo usted si usted tiene un pastor acá? 

¿Por qué se pierde la fe? 

  1. Descuido espiritual.

¿Qué significa eso? No hay comunión con Dios, significa que usted no hace durante el día un tiempo a solas con el Señor, no lee la Biblia, ora solo para comer. 

      2. Se pierde el interés en la iglesia.

Esto es tan sencillo, se abandona el servir a Dios. Cuando la Biblia dice, “A Jehová tu Dios adorarás y a él solo servirás.” Es cuando usted quita la mirada de Dios y pone la mirada en la vida de los demás, critica todo, te molesta todo en la iglesia. Te cambias de iglesia pensando que aquella es mejor que esta. Pasan años, pierdes el gozo, pierdes la paz, Dios te va quitando los dones y sabes dónde terminas. En el lugar donde comenzaste.

      3. Te juntas con personas equivocadas.

Dejas de venir a la iglesia y te comienzas a juntar con otros que ya perdieron la fe también, ¿no es cierto? 

Usted debe poner su mirada en el Señor, si la pongo en usted me embarco. Si quien murió en la cruz fue Jesús, si el que me ha salvado es Jesús, el que ha perdonado mis pecados es Jesús.

Las consecuencias: por supuesto que se apaga el Espíritu. 

1 Tesalonicenses 5:19 (NVI): 19 No apaguen al Espíritu Santo. 20 No se burlen de las profecías, 21 sino pongan a prueba todo lo que se dice. Retengan lo que es bueno. 22 Aléjense de toda clase de mal.

Cuando una persona ya está en esa posición, no va a mover un ápice de su fe. Yo le puedo poner detrás de este púlpito al mejor predicador del mundo, y te puede predicar el mejor sermón que jamás haya predicado, que usted seguirá en la misma posición. ¿Por qué? Porque ya naufragó, porque ya se hundió, porque ya no confía en Dios, porque ya perdió la fe. Usted podrá decir y llenarse la boca de lo que quiere, la Biblia dice que hay personas que en sus labios está el nombre de Dios, pero su corazón está lejos del Señor. ¿Sí o no? Cae en una religiosidad y hacen las cosas por rutina nada más. ¿Te molesta que los predicadores te digan la verdad? ¿Te molesta? En pocas palabras: perdiste el primer amor. 

Y entonces, viene la pregunta: ¿Qué debo hacer, pastor, para no perder la fe? Yo no quiero que mi fe naufrague. Yo no quiero que mi fe se hunda. Yo no quiero dejar de confiar en Dios. No, Dios me libre. Yo no quiero perder la fe. Yo quiero mencionar unas cosillas que podemos hacer para que nuestra fe no naufrague, para que mi fe no se hunda. Yo no quiero dejar de confiar en Dios, yo no quiero perder la fe.

      1. Aferrarse a Dios.

1 Timoteo 1:19 (NTV): 19 Aférrate a tu fe en Cristo y mantén limpia tu conciencia. Pues algunas personas desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó.

1 Juan 5:4 (NVI): 4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.

1 Juan 5: 4 (RV 1960): 4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. No dice que el mundo va a vencer nuestra fe, es nuestra fe la que vence al mundo. 

Entonces, aférrese, mantenga la comunión, estudie de la palabra, aunque sea un versículo chiquitito al día. Si hay que servir, sirva. Si hay que obedecer, obedezca, de eso se trata aferrarse. Dejemos que Dios haga lo que le corresponde a Dios, usted y yo hagamos lo que nos corresponde a nosotros. 

     2. Mantén limpia tu conciencia. 

¿Qué quiere decir eso? Eso quiere decir que no se enrede hermano, que no haga cosas que lo hagan sentir sucio en su fe. Mantenga limpia la conciencia. Si usted tiene limpia la conciencia, va a dormir tranquilo. Si tiene limpia la conciencia, va a estar en paz. Si tiene limpia la conciencia, no va a tener problemas con su fe, porque el diablo comienza a buscar la manera de meterse en la vida de las personas.

Si usted es de los que dice: “Ay, pastor, es que todos hacen lo mismo”, usted está muy cerca de perder la fe y de naufragar. Porque yo se lo he dicho, el día que tengamos que dar cuentas con el Señor, es usted nada más quien estará frente a Dios, no podrá llamar a nadie, es un asunto personal con Dios. 

No se meta en situaciones que usted sabe que desagradan a Dios, no lo haga, no se meta en negocios turbios. Usted se mete en negocios turbios, más tarde que temprano las consecuencias van a llegar. ¿Por qué? Porque Dios es justo, simple y sencillamente; y porque Dios disciplina a sus hijos, que no le quepa la menor duda.

Si usted no quiere naufragar en su fe, si quiere estar firme hasta que Cristo venga; no se junte con gente equivocada, no le ponga atención a personas que sus palabras no tienen ningún valor.

      3. No deje de congregarse. (Sea constante).

Cuando yo le digo: “no deje de congregarse”, eso lleva incluido hágalo con devoción, con reverencia y con amor.

Cuando otras personas predican, yo me siento en esta silla y escaneo a la congregación. Yo sé quiénes son los que se duermen, que hacen como que están apuntando algo. Yo sé quiénes son los que tienen ojos de borrego, los que duermen con los ojos abiertos. 

Cuando yo le escribo aquí, no deje de congregarse, no es para estar jugando videojuegos mientras esté en la casa del Señor. Si usted viene a la casa del Señor es para exaltar su nombre, para alabar el nombre de Dios. Eso es un privilegio el que tenemos. Aunque la gente piense que estamos locos. 

Es un privilegio escuchar la palabra de Dios porque sabemos que en ella viene el consejo divino. Los pastores nos pasamos orando toda la semana: “Señor, por favor, alimenta este pueblo, alimenta este pueblo, Señor, alimenta este pueblo”. Hay cosas que yo no conozco, pero tú conoces los corazones, tú sabes lo que necesita la gente para que usted venga a estar.

Por eso no deje de congregarse, sea constante, porque no se trata de aparecer dos domingos y luego faltar cuatro. Sea constante si no quiere que su fe se hunda, si no quiere que su fe naufrague, si no quiere que su fe se pierda, si no quiere perder la confianza en Dios. Congréguese, hágalo con devoción, hágalo con reverencia.

Yo tengo un problema, que si una mosca me pasa por delante yo me distraigo; es por eso por lo que cuando voy a una iglesia, a la iglesia que sea, me siento en primera fila, tengo que estar en frente. Hay iglesias donde los pastores tienen una oficinita igual que la mía y me dicen: “Véngase para acá, pastor. A la hora que le toque predicar, a esa hora salimos.” Yo le digo: Ay, no, brother, a mí me gusta alabar, me gusta adorar, hermano. Me, disculpe, yo quisiera estar ahí enfrente adorando y lo hago. Eso me encanta, me llena, me gusta. Pero a la vez digo: ¡Pero si es que a eso venimos, por amor de Dios, a eso venimos! Congréguese y hágalo con devoción, con reverencia, con amor.

      4. No todo conviene. 

¿Qué quiere decir eso? Hay amistades como Himeneo y Alejandro que no convienen.

¿Te has dado cuenta de que cada vez que viene “ese señor” a la casa termina usted peleando con su esposa? ¿Te has dado cuenta de que cada vez que viene ese señor en la casa terminas borracho y ahora viene más seguido? Y cuando estás borracho, me hace ojitos el viejo? ¡Ojo con eso!

¡Si yo le contara a usted! Si yo le contara las cosas que han pasado y las cosas que yo he visto. Y es por eso, que es importante que entienda que no todo conviene.

     5. Aprenda a descubrir a los enemigos. (el enemigo lo podemos tener muy cerca).

A veces puede ser el esposo(a). Si su esposo(a) es el tipo de persona que le hace mala cara cada vez que usted viene para la casa del Señor, créame que usted tiene al enemigo metido en su casa. 

¿Qué va a hacer usted? Lo único que yo le puedo decir es que: la Biblia dice que es menester obedecer a Dios que a los hombres. Simple y sencillamente a los enemigos lo tenemos muy cerca.

Cuando yo viajo especialmente en mi país, yo tengo enemigos en mi familia, son buenísima gente, pero no quieren que yo vaya a la iglesia el domingo. Quiere que me vaya a comer carne asada con ellos. ¿Usted cree que por una carne asada voy a dejar yo un culto? No hay que ser tan tragón por amor de Dios, hombre. Ni aunque me den la vaca completa, no voy. Yo soy tan humano como usted. Fallo tanto como falla usted. Se me ocurren cosas como se le ocurren a usted. Eso es lo que somos, humanos. Solo que Dios ha querido que yo esté aquí arriba detrás del púlpito. Pero somos iguales, pero yo tengo que batallar también.

Yo les he dicho que hay veces que no me he querido levantar para venir a la iglesia. Y comienzo a pensar: ¡Ay! ¿A quién le digo? ¿A quién le digo? Y me friego yo mismo y digo: “Ya sé a quién, ya sé a quién. A vos te voy a decir que te levantes y te dejo un baño y te vayas.” Y digo: ya voy a bañarme, no sea que vaya a perder esa bendición y ese privilegio. Yo quiero, yo lo necesito, pero me conozco. Por eso dije, este mensaje es para mí y es para usted.

Hermanos, Pedro pensó que cualquiera se podía ir menos él, y terminó negando al Señor. Que Dios nos ayude. El que quiera estar firme, mire que no caiga. 

Amados míos, no vea con indiferencia las cosas del Señor, especialmente en este país en el que vivimos que tiene una agenda, tiene una agenda para años futuros y los evangélicos no estamos de acuerdo con esa agenda porque es enemiga de Cristo. Ellos quieren erradicar el evangelio. Acuérdese que hace unos años se decía que Canadá se iba a convertir en un país secular y que la fe y la religión iban a desaparecer en Canadá y algunos países de Europa. Mientras nosotros estemos aquí en este lugar, levantemos la bandera de Cristo y el nombre de Jesús bien en alto. Y que este gobierno y las naciones sepan que Jesucristo gobierna, que Él es Dios, que está sentado a la diestra del Dios Padre.

Vamos a orar.

Padre querido, auméntanos la fe Señor. Al estudiar la vida de estos hombres, Alejandro, Himeneo y Fileto, vemos que fueron personas que lastimosamente se desviaron de la fe, poniendo atención a otras personas, sabiendo que la iglesia de Éfeso era una iglesia sana, una iglesia linda, pero todos corremos ese riesgo. Por eso, Padre Santo, permite que nosotros podamos mantener una comunión continua contigo. No queremos perder la fe. No queremos alejarnos de tus caminos. No queremos hablar como habla tanta gente que un día estuvo en tu casa y ahora solo hablan sandeces del evangelio. Señor, queremos respetar tu nombre, queremos respetar tu iglesia. Queremos que tu nombre sea exaltado hoy y siempre.

Mientras todos oramos, si usted me dice: “Pastor, yo necesito a Dios en mi vida. Yo necesito a Cristo en mi corazón.“ Si usted quiere recibir a Jesús en su alma, quiere recibir a Cristo en su corazón, ahí donde está, yo le invito que haga esta oración conmigo: Señor Jesús, me arrepiento de mis pecados. Te pido perdón porque te he ofendido. Te doy gracias porque pusiste tu cuerpo y derramaste tu sangre en la cruz del calvario. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida, te entrego mi alma. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, su santa y bendita Palabra.

Señor, permite que atesoremos esta palabra en nuestros corazones. Bendice a tu pueblo en el nombre de Jesús, amén y amén.

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Perdieron la Fe


Julio 27, 2025 – 2:00PM | 1 Timoteo 1:18-20 | Dr. David Rodríguez

Etiquetas: 1 timoteo, julio 2025, pastor david rodriguez, transcripcion


Descargar Texto: Sermón en PDF

TRANSCRIPCIÓN

El mensaje de esta tarde se llama Perdieron la fe. El último domingo que estuve acá prediqué un mensaje que se llamó Poca fe. Ahora quiero hablar de aquellas personas que perdieron la fe. Este sermón es para mí, pero yo quiero que usted diga: “Este sermón es para mí”. 

Vamos a pedir la dirección de Dios: Padre, en el nombre de Jesús, rogamos al Espíritu Santo que nos abra el entendimiento, que nos abre el corazón, que prestemos atención a las cosas que vamos a hablar en estos próximos minutos. Señor que podamos entender que, al abrir tu palabra, tu palabra está viva y todavía nos hablas al corazón, que es la única manera de comprender tu santa voluntad. Bendícenos, Señor, bendice este mensaje en nuestros corazones. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

Quiero que pongamos atención a cada detalle. Es un mensaje extremadamente sencillo lo que voy a predicar en estos minutos. 

1 Timoteo 1: 18-20 (NTV): 18 Timoteo, hijo mío, te doy estas instrucciones, basadas en las palabras proféticas que se dijeron tiempo atrás acerca de ti. Espero que te ayuden a pelear bien en las batallas del Señor. 19 Aférrate a tu fe en Cristo y mantén limpia tu conciencia. Pues algunas personas desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó. 20 Himeneo y Alejandro son dos ejemplos. Yo los expulsé y se los entregué a Satanás, para que aprendieran a no blasfemar contra Dios.

Bueno, la semana pasada dijimos que en varias ocasiones Jesús reprendió la poca fe de sus discípulos. 

Mateo 6:30 (RV 1960): 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

Mateo 8: 24-26 (RV 1960): 24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. 

La última vez que estuvimos acá, un domingo, vimos que los hombres de poca fe se preocupan por todo, que los hombres de poca fe no ponen la mirada en Jesús, que los hombres de poca fe tienen la memoria corta, que los hombres de poca fe les da pánico cuando llegan las tormentas.

Al hablar de la fe, la Biblia dice que sin fe imposible agradar a Dios. Y es que los creyentes vivimos por fe, ¿no es cierto? Los creyentes creemos en las promesas de Dios por fe. Creemos que hemos sido justificados por la fe y que somos salvos; por la fe nuestros pecados han sido perdonados y por fe esperamos la venida de Jesucristo.

1 Pedro 1: 7 (RV 1960): 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. Yo decía que yo valoro mucho mi familia, valoro mi iglesia, valoro las amistades, valoro mi salud, los bienes, pero más que todo eso, yo valoro mi fe en Dios. Amén. Mi fe en Dios no tiene precio. Y hago la pregunta, ¿por cuánto dinero dejaría usted de confiar en Dios? Ni me lo diga porque no me va a decir la verdad, pero algunas personas lo han dejado por $17 la hora.

El título de este sermón es Perdieron la fe. En la versión que leímos, la Nueva Traducción Viviente:

1 Timoteo 1: 18-20 (NTV): 18 Timoteo, hijo mío, te doy estas instrucciones, basadas en las palabras proféticas que se dijeron tiempo atrás acerca de ti. Espero que te ayuden a pelear bien en las batallas del Señor. 19 Aférrate a tu fe en Cristo y mantén limpia tu conciencia. Pues algunas personas desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó. 20 Himeneo y Alejandro son dos ejemplos. Yo los expulsé y se los entregué a Satanás, para que aprendieran a no blasfemar contra Dios. El versículo 19 dice que la fe de estas personas naufragó. 

Naufragio, es cuando un barco se hunde. ¿Me escuchó? Es cuando un barco se va a pique, como se fue el Titanic. Un naufragio es una pérdida. Pablo le dice a Timoteo que dos hermanos de la iglesia: Himeneo y Alejandro, que la fe de esta gente naufragó, que su fe se hundió, es decir: perdieron la fe.

Veamos que dicen estos versículos en la Traducción en Lenguaje Actual.

1Timoteo 1: 19-20(TLA): 19-20 Serás un soldado que confía en Dios, y a quien no se le puede acusar de nada malo. Algunas personas, como Himeneo y Alejandro, dejaron de confiar en Dios. Por eso no les permití seguir en la iglesia, para que Satanás haga con ellos lo que quiera, y así aprendan a no insultar a Dios. La fe naufragó, dejaron de confiar en Dios. 

1Timoteo 1: 18- 19 (DHH): 18-19 Timoteo, hijo mío, te doy este encargo para que pelees la buena batalla con fe y buena conciencia, conforme a las palabras proféticas pronunciadas anteriormente sobre ti. Algunos, por no haber hecho caso a su conciencia, han fracasado en su fe. 

Esto es bien importante, hermano, si nuestra fe se muere, ¿qué nos queda? Nada, no nos queda nada. Entonces, esto tiene que ver con nuestra esposa, nuestro esposo, mi hijo, mi hija, nuestros compañeros de trabajo, la gente que conocemos, la gente que queremos, con toda esa gente. Por eso digo, este mensaje es sencillo, pero es la verdad. 

No se trata de balbucear el nombre de Dios, mucho menos en el sentido de que nosotros, especialmente los latinoamericanos, a cada rato mencionamos el nombre de Dios. Lo que pasa es que nosotros los latinoamericanos tenemos el nombre de Dios metido en la boca por todas las cosas. ¿No ve que hasta decimos Jesús cuando alguien estornuda? Pues no ve que decimos: ¡Dios mío! ¿Usted cree que cuando alguien dice: “Válgame Dios”, verdaderamente estamos pensando en el Señor? No, los latinoamericanos tenemos el nombre de Dios metido en nuestra boca a cada instante. Y no por mencionar el nombre de Dios implica que yo soy un hijo del Señor. No implica eso que es que mis pecados han sido lavados con la sangre del Señor Jesucristo, de ninguna manera. Entonces, Pablo está hablando bien claro: La fe puede naufragar, la fe es dejar de confiar en Dios. 

Hermanos, esto que le estoy predicando en este día es delicado, es muy delicado. Nosotros no podemos pensar que porque yo soy evangélico, o porque yo asisto al tabernáculo está todo bien con mi vida espiritual y con mi fe. Créame, hermano, hay gente engañada. La Biblia dice una cosa, ellos creen otra. La Biblia dice, “Hay que hacer esto”, ellos hacen otra. Quíteles de la cabeza que son creyentes.

En la iglesia de Éfeso, la fe de esa gente se hundió, naufragaron, perdieron la confianza en Dios.

Entonces, la enseñanza es clara. Ahora, esto que estoy hablando le puede pasar a usted y me puede pasar a mí.

Marcos 14: 27- 31 (NVI): 27 Todos ustedes me abandonarán, -dijo Jesús, porque está escrito: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”. 28 Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea. 29 Aunque todos te abandonen, yo no, -declaró Pedro. 30 Te aseguro, -le contestó Jesús, que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces. 31 Aunque tenga que morir contigo, -insistió Pedro con vehemencia, jamás te negaré. Y los demás dijeron lo mismo.

¿Por qué cree usted que Pedro se sintió tan seguro de sí mismo?

Pedro era un hombre comprometido con Jesús. ¿Dónde vivía Jesús? En la casa de Pedro. ¿En cuál barca se metía Jesús a predicar? En la barca de Pedro. Cuando salían de Galilea hasta Jerusalén, que les tomaba 3 días en llegar, ¿quién no faltaba? Pedro, es decir: Pedro estaba en todo. Y no solamente eso, era de la íntima de Jesús, porque el Señor hizo un par de cosas por ahí, como el caso de la transfiguración, el caso de la sanidad de una niña, y Pedro estaba ahí con Él. Entonces, ¿qué cree usted que pasó con Pedro que se sintió tan seguro de sí mismo? Dejó su casa, su trabajo, su familia para seguirlo. Traicionar a Jesús sería impensable, pero hay algunas razones por las que Pedro se sintió seguro de sí mismo.

  • Pedro era naturalmente impulsivo y apasionado. 
  • Era emocionalmente inestable. (era el primero en hablar, en actuar y muchas veces no medía las consecuencias, y por eso se metía en problemas). Por eso que un día le arrancó la oreja Malco, ¿se acuerda? ¿Para qué le arrancó la oreja? La oreja Malco, hermano para defender a Jesús. Entonces, ¿cómo se te ocurre que yo lo voy a traicionar? 
  • Su carácter lo llevaba a confiar en su propia determinación. 
  • Quizás su deseo es de destacarse entre los demás. Yo no soy como estos. 
  • Ignoró nuestra debilidad humana. (somos vulnerables). 

El apóstol Pablo da tres ejemplos, nos habla de Himeneo, de Alejandro y de Fileto. En el texto que comenzamos leyendo (1 Timoteo 1: 19-20) vemos a Himeneo y Alejandro que dejaron de confiar en Dios. 

2 Timoteo 2: 17-18 (NTV): 17 Este tipo de conversaciones se extienden como el cáncer, así como en el caso de Himeneo y Fileto. 18 Ellos han abandonado el camino de la verdad al afirmar que la resurrección de los muertos ya ocurrió; de esa manera, desviaron de la fe a algunas personas. 

El apóstol Pablo ya nos está hablando de tres ejemplos: de Himeneo, de Alejandro y de Fileto. ¿Qué pasó con estos tres personajes que estaban involucrados en la iglesia de Éfeso? Su fe naufragó, se hundió su fe, dejaron de confiar en Dios, es decir, perdieron la fe. Dejaron de creer en la sana doctrina, han abandonado el camino de la verdad y se fueron a recibir enseñanzas a otros lugares. 

Estas personas son peligrosas. ¿Por qué razón? 

2 Timoteo 2: 18 (NTV): 18 Ellos han abandonado el camino de la verdad al afirmar que la resurrección de los muertos ya ocurrió; de esa manera, desviaron de la fe a algunas personas. ¿Sabe por qué? Porque el que se va, no se quiere ir solo, se lo lleva también a usted. Y usted de buena gente: No, yo me voy a acompañarlo, solo un dominguito. ¿Qué tiene que andar haciendo usted si usted tiene iglesia? ¿Qué tiene que andar haciendo usted si usted tiene un pastor acá? 

¿Por qué se pierde la fe? 

  1. Descuido espiritual.

¿Qué significa eso? No hay comunión con Dios, significa que usted no hace durante el día un tiempo a solas con el Señor, no lee la Biblia, ora solo para comer. 

      2. Se pierde el interés en la iglesia.

Esto es tan sencillo, se abandona el servir a Dios. Cuando la Biblia dice, “A Jehová tu Dios adorarás y a él solo servirás.” Es cuando usted quita la mirada de Dios y pone la mirada en la vida de los demás, critica todo, te molesta todo en la iglesia. Te cambias de iglesia pensando que aquella es mejor que esta. Pasan años, pierdes el gozo, pierdes la paz, Dios te va quitando los dones y sabes dónde terminas. En el lugar donde comenzaste.

      3. Te juntas con personas equivocadas.

Dejas de venir a la iglesia y te comienzas a juntar con otros que ya perdieron la fe también, ¿no es cierto? 

Usted debe poner su mirada en el Señor, si la pongo en usted me embarco. Si quien murió en la cruz fue Jesús, si el que me ha salvado es Jesús, el que ha perdonado mis pecados es Jesús.

Las consecuencias: por supuesto que se apaga el Espíritu. 

1 Tesalonicenses 5:19 (NVI): 19 No apaguen al Espíritu Santo. 20 No se burlen de las profecías, 21 sino pongan a prueba todo lo que se dice. Retengan lo que es bueno. 22 Aléjense de toda clase de mal.

Cuando una persona ya está en esa posición, no va a mover un ápice de su fe. Yo le puedo poner detrás de este púlpito al mejor predicador del mundo, y te puede predicar el mejor sermón que jamás haya predicado, que usted seguirá en la misma posición. ¿Por qué? Porque ya naufragó, porque ya se hundió, porque ya no confía en Dios, porque ya perdió la fe. Usted podrá decir y llenarse la boca de lo que quiere, la Biblia dice que hay personas que en sus labios está el nombre de Dios, pero su corazón está lejos del Señor. ¿Sí o no? Cae en una religiosidad y hacen las cosas por rutina nada más. ¿Te molesta que los predicadores te digan la verdad? ¿Te molesta? En pocas palabras: perdiste el primer amor. 

Y entonces, viene la pregunta: ¿Qué debo hacer, pastor, para no perder la fe? Yo no quiero que mi fe naufrague. Yo no quiero que mi fe se hunda. Yo no quiero dejar de confiar en Dios. No, Dios me libre. Yo no quiero perder la fe. Yo quiero mencionar unas cosillas que podemos hacer para que nuestra fe no naufrague, para que mi fe no se hunda. Yo no quiero dejar de confiar en Dios, yo no quiero perder la fe.

      1. Aferrarse a Dios.

1 Timoteo 1:19 (NTV): 19 Aférrate a tu fe en Cristo y mantén limpia tu conciencia. Pues algunas personas desobedecieron a propósito lo que les dictaba su conciencia y, como resultado, su fe naufragó.

1 Juan 5:4 (NVI): 4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.

1 Juan 5: 4 (RV 1960): 4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. No dice que el mundo va a vencer nuestra fe, es nuestra fe la que vence al mundo. 

Entonces, aférrese, mantenga la comunión, estudie de la palabra, aunque sea un versículo chiquitito al día. Si hay que servir, sirva. Si hay que obedecer, obedezca, de eso se trata aferrarse. Dejemos que Dios haga lo que le corresponde a Dios, usted y yo hagamos lo que nos corresponde a nosotros. 

     2. Mantén limpia tu conciencia. 

¿Qué quiere decir eso? Eso quiere decir que no se enrede hermano, que no haga cosas que lo hagan sentir sucio en su fe. Mantenga limpia la conciencia. Si usted tiene limpia la conciencia, va a dormir tranquilo. Si tiene limpia la conciencia, va a estar en paz. Si tiene limpia la conciencia, no va a tener problemas con su fe, porque el diablo comienza a buscar la manera de meterse en la vida de las personas.

Si usted es de los que dice: “Ay, pastor, es que todos hacen lo mismo”, usted está muy cerca de perder la fe y de naufragar. Porque yo se lo he dicho, el día que tengamos que dar cuentas con el Señor, es usted nada más quien estará frente a Dios, no podrá llamar a nadie, es un asunto personal con Dios. 

No se meta en situaciones que usted sabe que desagradan a Dios, no lo haga, no se meta en negocios turbios. Usted se mete en negocios turbios, más tarde que temprano las consecuencias van a llegar. ¿Por qué? Porque Dios es justo, simple y sencillamente; y porque Dios disciplina a sus hijos, que no le quepa la menor duda.

Si usted no quiere naufragar en su fe, si quiere estar firme hasta que Cristo venga; no se junte con gente equivocada, no le ponga atención a personas que sus palabras no tienen ningún valor.

      3. No deje de congregarse. (Sea constante).

Cuando yo le digo: “no deje de congregarse”, eso lleva incluido hágalo con devoción, con reverencia y con amor.

Cuando otras personas predican, yo me siento en esta silla y escaneo a la congregación. Yo sé quiénes son los que se duermen, que hacen como que están apuntando algo. Yo sé quiénes son los que tienen ojos de borrego, los que duermen con los ojos abiertos. 

Cuando yo le escribo aquí, no deje de congregarse, no es para estar jugando videojuegos mientras esté en la casa del Señor. Si usted viene a la casa del Señor es para exaltar su nombre, para alabar el nombre de Dios. Eso es un privilegio el que tenemos. Aunque la gente piense que estamos locos. 

Es un privilegio escuchar la palabra de Dios porque sabemos que en ella viene el consejo divino. Los pastores nos pasamos orando toda la semana: “Señor, por favor, alimenta este pueblo, alimenta este pueblo, Señor, alimenta este pueblo”. Hay cosas que yo no conozco, pero tú conoces los corazones, tú sabes lo que necesita la gente para que usted venga a estar.

Por eso no deje de congregarse, sea constante, porque no se trata de aparecer dos domingos y luego faltar cuatro. Sea constante si no quiere que su fe se hunda, si no quiere que su fe naufrague, si no quiere que su fe se pierda, si no quiere perder la confianza en Dios. Congréguese, hágalo con devoción, hágalo con reverencia.

Yo tengo un problema, que si una mosca me pasa por delante yo me distraigo; es por eso por lo que cuando voy a una iglesia, a la iglesia que sea, me siento en primera fila, tengo que estar en frente. Hay iglesias donde los pastores tienen una oficinita igual que la mía y me dicen: “Véngase para acá, pastor. A la hora que le toque predicar, a esa hora salimos.” Yo le digo: Ay, no, brother, a mí me gusta alabar, me gusta adorar, hermano. Me, disculpe, yo quisiera estar ahí enfrente adorando y lo hago. Eso me encanta, me llena, me gusta. Pero a la vez digo: ¡Pero si es que a eso venimos, por amor de Dios, a eso venimos! Congréguese y hágalo con devoción, con reverencia, con amor.

      4. No todo conviene. 

¿Qué quiere decir eso? Hay amistades como Himeneo y Alejandro que no convienen.

¿Te has dado cuenta de que cada vez que viene “ese señor” a la casa termina usted peleando con su esposa? ¿Te has dado cuenta de que cada vez que viene ese señor en la casa terminas borracho y ahora viene más seguido? Y cuando estás borracho, me hace ojitos el viejo? ¡Ojo con eso!

¡Si yo le contara a usted! Si yo le contara las cosas que han pasado y las cosas que yo he visto. Y es por eso, que es importante que entienda que no todo conviene.

     5. Aprenda a descubrir a los enemigos. (el enemigo lo podemos tener muy cerca).

A veces puede ser el esposo(a). Si su esposo(a) es el tipo de persona que le hace mala cara cada vez que usted viene para la casa del Señor, créame que usted tiene al enemigo metido en su casa. 

¿Qué va a hacer usted? Lo único que yo le puedo decir es que: la Biblia dice que es menester obedecer a Dios que a los hombres. Simple y sencillamente a los enemigos lo tenemos muy cerca.

Cuando yo viajo especialmente en mi país, yo tengo enemigos en mi familia, son buenísima gente, pero no quieren que yo vaya a la iglesia el domingo. Quiere que me vaya a comer carne asada con ellos. ¿Usted cree que por una carne asada voy a dejar yo un culto? No hay que ser tan tragón por amor de Dios, hombre. Ni aunque me den la vaca completa, no voy. Yo soy tan humano como usted. Fallo tanto como falla usted. Se me ocurren cosas como se le ocurren a usted. Eso es lo que somos, humanos. Solo que Dios ha querido que yo esté aquí arriba detrás del púlpito. Pero somos iguales, pero yo tengo que batallar también.

Yo les he dicho que hay veces que no me he querido levantar para venir a la iglesia. Y comienzo a pensar: ¡Ay! ¿A quién le digo? ¿A quién le digo? Y me friego yo mismo y digo: “Ya sé a quién, ya sé a quién. A vos te voy a decir que te levantes y te dejo un baño y te vayas.” Y digo: ya voy a bañarme, no sea que vaya a perder esa bendición y ese privilegio. Yo quiero, yo lo necesito, pero me conozco. Por eso dije, este mensaje es para mí y es para usted.

Hermanos, Pedro pensó que cualquiera se podía ir menos él, y terminó negando al Señor. Que Dios nos ayude. El que quiera estar firme, mire que no caiga. 

Amados míos, no vea con indiferencia las cosas del Señor, especialmente en este país en el que vivimos que tiene una agenda, tiene una agenda para años futuros y los evangélicos no estamos de acuerdo con esa agenda porque es enemiga de Cristo. Ellos quieren erradicar el evangelio. Acuérdese que hace unos años se decía que Canadá se iba a convertir en un país secular y que la fe y la religión iban a desaparecer en Canadá y algunos países de Europa. Mientras nosotros estemos aquí en este lugar, levantemos la bandera de Cristo y el nombre de Jesús bien en alto. Y que este gobierno y las naciones sepan que Jesucristo gobierna, que Él es Dios, que está sentado a la diestra del Dios Padre.

Vamos a orar.

Padre querido, auméntanos la fe Señor. Al estudiar la vida de estos hombres, Alejandro, Himeneo y Fileto, vemos que fueron personas que lastimosamente se desviaron de la fe, poniendo atención a otras personas, sabiendo que la iglesia de Éfeso era una iglesia sana, una iglesia linda, pero todos corremos ese riesgo. Por eso, Padre Santo, permite que nosotros podamos mantener una comunión continua contigo. No queremos perder la fe. No queremos alejarnos de tus caminos. No queremos hablar como habla tanta gente que un día estuvo en tu casa y ahora solo hablan sandeces del evangelio. Señor, queremos respetar tu nombre, queremos respetar tu iglesia. Queremos que tu nombre sea exaltado hoy y siempre.

Mientras todos oramos, si usted me dice: “Pastor, yo necesito a Dios en mi vida. Yo necesito a Cristo en mi corazón.“ Si usted quiere recibir a Jesús en su alma, quiere recibir a Cristo en su corazón, ahí donde está, yo le invito que haga esta oración conmigo: Señor Jesús, me arrepiento de mis pecados. Te pido perdón porque te he ofendido. Te doy gracias porque pusiste tu cuerpo y derramaste tu sangre en la cruz del calvario. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida, te entrego mi alma. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, su santa y bendita Palabra.

Señor, permite que atesoremos esta palabra en nuestros corazones. Bendice a tu pueblo en el nombre de Jesús, amén y amén.

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