“¿Y a ti qué?” ¿Qué significa seguir a Cristo?
mar 06, 2022 – 1:30PM | Juan 21: 20 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor en Juan capítulo 21. Esta es la pregunta número 8, de la serie “Cuando Dios hace preguntas”. Una pregunta interesante la de hoy. En realidad si fuera en nuestro diario vivir, tal vez la pregunta podría ser de otra manera. Pero bueno. ¿A ti qué? En nuestro lenguaje actual como diríamos: ¿Qué te importa? ¿Verdad? Mejor en inglés: It´s not your business”, me gusta más esa. Me gusta más.
En el capítulo 21 del evangelio según San Juan estudiamos la semana pasada. Recuerde que el 21 es el último capítulo de Juan. En el 20 tenemos la Resurrección, el Señor los había mandado a la Gran Comisión, y ahora en el 21 Pedro dice: “me voy a pescar”. Cuando ya Jesús le había dicho: “Mira, yo te voy a hacer a ti pescador de hombres”. Y Pedro dice: “voy a ir a pescar” y que dijeron los otros discípulos: Ah, nosotros también nos vamos contigo”. ¡Como pedro era el líder! Recuerde usted, se le aparece el Señor a los discípulos, les pregunta sobre la pesca, etcétera, etcétera, y luego el Señor le hace las tres preguntas a Pedro. Todo esto estudiamos la semana pasada: ¿Pedro me amas? Y hablábamos de cuánto ama usted a Jesús, eso fue el domingo pasado.
En esta oportunidad, siguiendo esa conversación, a la que nos estamos refiriendo en el capítulo 21 versículo 20, de Juan (RV-60): Vea usted en el versículo 19, como termina la conversación Jesús: 19Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Es decir, lo que le estaba diciendo el señor Jesús a Pedro es: “oye Pedro, tú te vas a morir, y vas a morir por el evangelio, ¿Ok? 19Y dicho esto, añadió: (¿Qué palabra añadió Jesús a Pedro?) Sígueme. Eso fue lo que le dijo: “Sígueme”. Ahora notemos en el versículo 20, quiere decir que Jesús tomó a Pedro, y comenzó a caminar con Pedro. Mientras caminaban, bueno, el Señor le acababa de decir a Pedro: “Oye Pedro mira, vas a morir por el evangelio, o sea, vas a sacrificar tu vida por el evangelio”, eso le está diciendo. Y van caminando, Jesús con Pedro, y Pedro vuelve a ver para atrás y nota algo.
Nota que Juan lo venía siguiendo, obviamente Juan no venía siguiendo a Pedro. ¿Juan venía siguiendo a quién? A Jesús. Entonces, mire usted: 20Volviéndose Pedro, vio que le seguía el discípulo a quien amaba Jesús, (esto es interesante porque Juan pudo haber escrito: y Juan vio que yo los seguía, porque es el mismo Juan el que está hablando del mismo pero mira como lo dice), el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Es decir, el mismo Juan el amado. Luego, cuando Pedro vio que Juan le venía siguiendo, le dijo al Señor: ¿Señor, y este qué ondas? Esa fue la pregunta, o sea, si usted sigue la conversación de Jesús con Pedro le está diciendo: “Oye Pedro mira, cuando tú eras joven, ibas a donde tú querías, y hacías lo que querías. Va a llegar un momento, que te van a llevar a donde tú no quieres ir: la muerte. Y vas a morir por el evangelio”. Esa era la conversación.
Pero aparece Juan atrás y le dice Pedro: “Oye Señor, ¿y ese qué? Y entonces ahí tenemos nosotros en el versículo 22: Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. Él dijo: ¿Qué te importa? Eso es lo que dice, pero luego añadió algo más. Le dijo: Sígueme tú, Sígueme tú. Y para colmo fíjate, un poquito chismoso el Pedro, porque esto lo escribió Juan, pero fíjate que el versículo siguiente dice: que hubo un rumor. 23Este dicho se extendió entre los hermanos. Ay, cuando yo escucho eso hermanos… Chismoso está diciendo. Están distorsionando las cosas para colmo de males, porque lo que se decía era: que Juan no iba a morir, que aquel discípulo no moriría. Pero eso no fue lo que Jesús dijo, por eso Juan lo clarifica y dice: 23Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino, sí quiero que él quede hasta que yo venga otra vez, ¿qué a ti?
En la Nueva Versión Internacional (NVI) dice el versículo 20: 20Al volverse, Pedro vio que lo seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre Jesús y le había dicho: “Señor, ¿quién es el que va a traicionarte? 21Al verlo, Pedro preguntó: —-Señor, ¿y éste, qué? —22Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme no más. 23Por este motivo corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino solamente: “Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? ¿Qué te interesa a ti? Sígueme tú, es lo que dice la palabra.
Bueno, ¿qué lecciones aprendemos nosotros de este episodio? Lindo, maravilloso por supuesto, los últimos versículos casi de Juan. Yo puedo imaginármelo, puedo imaginarme la escena, Jesús caminando con Pedro. Pedro volviendo, y diciéndole: bueno ya me dijiste que yo voy a morir de esa manera, ¿y aquel cómo a morir? ¿Y aquel qué es lo que le va a pasar? ¿Y aquel qué es lo que va a hacer? Y Jesús, si usted se da cuenta, no le da razones a nadie. Él no le dijo a Pedro: Mira, te voy a contar… No, Jesús le dijo: ¿A ti qué? ¿A ti qué, lo que va a pasar con él? Tú sígueme, le dijo el Señor.
Entonces quiero que veamos unas cuatro o cinco lecciones que aprendemos acerca de esta situación.
1. Yo soy responsable de mis acciones. Sígueme tú. Yo soy responsable de lo que yo hago. Me muestra que la gran responsabilidad es primeramente conmigo. Si Jesús me dice: “Sígueme”, es mi responsabilidad seguirlo. Porque, recordemos que la relación de Jesús con sus hijos es una relación personal. Soy yo. Sígueme tú. Señor mira, ¿y qué pasó con tal hermano? ¿Y a ti qué te importa? Sígueme tú. ¿Señor y qué vas a hacer con tal situación? ¿A ti qué? Sígueme tú.
Entonces, yo me doy cuenta que el Señor habla conmigo directamente y me dice: Sígueme David. Entonces es mi responsabilidad seguir al Señor. Yo soy responsable de mis acciones, yo soy responsable de mis decisiones. Cuando la palabra del Señor dice: “hay que amar a Dios con la mente”, claro porque la mente tiene que ver con el intelecto, tiene que ver con decisiones. Ustedes están aquí en la iglesia, en la casa del Señor este día, porque ustedes tuvieron que decidir entre: quedarse en su casa, ir a otro lugar o venir a la iglesia. Pero ustedes tomaron la decisión de venir a la casa de Dios. Hay otras personas que tomaron la decisión de quedarse en su casa. Hay otros que dijeron: No, hoy no vamos, el otro domingo vamos. Cada quien decide. Pero cada quien es responsable delante del Señor. ¡Sígueme tú! Alguien le habló por teléfono, quizás algún hermano, y le dijo: ¿Hoy van a ir al culto? Y el otro dijo: ¡Ah no, mira, está bien bonito el día! ¿Muy común verdad? Nos vamos a quedar en casa. Dice la chola que va a ser una pupusa más tarde, ¿por qué no vienen ustedes a comer con nosotros acá? Los dos son responsables delante de Dios, ¿me explico? El Señor te dice: ¡Sígueme tú! Si aquel no va a ir, ¿sabe qué? Que Dios lo bendiga, ¡Sígueme tú! Entonces, en primer lugar, me doy cuenta que yo soy responsable delante del Señor.
Yo me acuerdo que leí una vez en un periódico, de una señora que le debía 30.000 dólares al banco en tarjetas de crédito. Y la señora demandó al banco. Y les dijo: “ustedes tienen la culpa, porque si no me hubieran ofreciendo las tarjetas, y no me hubieran mandado las tarjetas, yo no me hubiera gastado el dinero”. Así es que los culpables son ustedes. Es que, es bien fácil culpar circunstancias. Es bien fácil culpar personas. Es bien fácil culpar nuestro pasado. Es bien fácil culpar, es bien fácil… El Señor te vuelve a ver y te dice: ¡Sígueme tú! Entonces, no podemos hermano poner excusas, ni cosas por el estilo.
Cuando David pecó con Betsabé, ¿se acuerda de esa porción de la escritura, no es cierto? David no le dijo: “Señor, culpa de esa mujer que se anda bailando desnuda” No, ¿sabe qué dijo David? Cuando llegó el profeta Natán, dijo: “He pecado”.
Cuando el pródigo reconoció lo que había hecho, dijo: “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: padre he pecado contra el cielo y contra ti”.
Entonces la responsabilidad al final del día es mía y de nadie más. Fíjate si su marido no quiso venir hoy a la casa del Señor, el Señor le dice a usted: ¡Sígueme tú! Si su mujer no quiso venir hoy a la casa del señor, el Señor le dice: ¡Sígueme tú! Entonces la responsabilidad es particular, es para cada uno de nosotros. Si sus hijos no quisieron venir, o si sus padres no quisieron venir, el Señor le dice a usted: ¡Sígueme tú!
2. Yo no voy a responder por las acciones de otras personas. Aquí se les predica el evangelio tal como es. Yo no voy a responder por sus acciones mi hermano. Yo no puedo, en el cielo no está permitido. Cuando el Señor, va a hacer cuentas con cada uno de nosotros, manda llamar a la persona y no admite a nadie más. Es directa y exclusivamente con usted, y nadie, ni su mamá, ni su papá, ni su hijo, ni su hija, ni su abuela puede interceder por usted. ¿Ok? ¿Por qué? Porque cada quien, es responsable de sí mismo. Usted no puede responder por las acciones de otra persona, no puede. Si su hijo y su hija anda en el mundo en este momento, si su hijo, si su hija no ha permanecido, no permanece en la fe, no sigue al Señor como debe de seguirlo; mira no es responsabilidad de la mamá. No puede hacer nada la madre, no puede hacer nada ni el pastor siquiera. Porque nosotros no somos responsables de las acciones de otras personas. ¿Y este qué? Qué te importa, ¡Sígueme tú! No, pero es que yo quiero saber, ¿qué te importa? Así como yo te he dicho a ti: apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas; así como yo a ti te he dado este ministerio, yo me voy a encargar de la otra persona. ¿Qué a ti? ¡Sígueme tú!
Un día, estaba conversando con una persona, y mi querida hermana Tere fue testigo de esta conversación allá atrás. La señora me dice unas palabras, algo bien feas, pero pasó. Me dice que mi esposa estaba enferma por cosas que yo permitía en esta iglesia, eso me dijo la señora. Entonces, yo soy humano también, me entiende y también la sangre se me calienta. Y delante de la hermana le dije yo: ¿Cuántos novios ha tenido usted? No le dije novio, pero usted se imagina, ¿verdad? Usted ha tenido varios, le dije, ¿sí o no? Menos mal que fue honesta. Me dijo: Sí. ¿Alguna vez usted me vino a pedir permiso para andar con cada uno de ellos? ¿Alguna vez? Me dijo: No. ¿Y entonces, por qué tengo yo que pagar por sus pecados? Su abuelita, no friegue. Por ello que a los pastores dicen: “servilletas” Porque todo el mundo se quiere limpiar con ellos. ¡Es que esa iglesia es permisible! No me diga, aquí tenemos gente maravillosa en esta congregación. ¿Qué usted es permisible? Son otros cien pesos. ¡Que a usted le gusta! Es su responsabilidad. No me venga a decir eso a mí, cada quien es responsable de sus cosas.
3. Siga a Jesús sin mirar lo que otros hacen o dejan de hacer. Mire hermano, todas las personas que dejaron de seguir a Jesús, por las malas acciones de otras personas, están completamente equivocados. Le voy a decir algo más que es cierto: “Si usted dejó de seguir a Jesucristo, usted no va a estar en el reino de los cielos; porque Jesús es el único camino, no es un camino, es el camino a la Gloria. Nadie viene al padre sino es a través de Cristo Jesús. Mire hermano, esta es una de las tendencias más comunes en el mundo, no solamente de los hispanos, sino de todas las culturas. No solamente somos nosotros, esto es a nivel de todas las culturas. Millones, y no me equivoco, millones de personas dejaron de asistir a la iglesia por algo que hizo alguien. Usted debe conocer. Mire yo le he preguntado a cientos, y quizás miles de gente, ¿y por qué yo no va a la iglesia? ¡Ay no! Ahí hay muchísima gente hipócrita, claro los demás. Mire la vez pasada un hermano me pidió 20 dólares prestados, nunca me los regresó. Para ser así, yo mejor no voy. Que dijo el Señor: ¡Sígueme tú! Si usted dejó de asistir a una iglesia, y lo hizo por una acción mala, por una inmoralidad que cometió alguien dentro de la iglesia, y por eso usted dejó de seguir a Jesús; usted está camino al infierno. Usted tiene que seguir a Jesucristo. Ahora le voy a decir algo, si usted dice: Es que a mi ese pastor no me gusta, búsquese otro pastor. ¿Me explico? Es que a mí esa iglesia no me gusta, búsquese otra iglesia. Pero el problema es que, este montonazo de gente a las que yo me refiero, dejan de ir a la iglesia, dejan de escuchar al pastor, y no buscan ni otro pastor, ni otra iglesia.
Ahora, el problema que yo siempre le digo a la gente, cuando alguien dice: “es que a mi ese pastor no me gusta”. Claro, ¿sabe cuál es el problema? Que si usted me encuentra defectos a mí, que los tengo, ¿usted cree que el otro pastor de la otra iglesia no tiene? Tengo tres palabras para usted: Ja ja ja. Y le voy a decir algo más, con el respeto y el cariño que usted merece: No sea ignorante. Que ese pastor pueda esconder los defectos, ocultarlos, esa es otra cosa. Pero de que los tiene, los tiene. ¿Por qué? Porque la iglesia de Cristo no es perfecta. Si yo me decepcionara o me apartara del evangelio o del Señor, por las cosas que los cristianos cometen… ¡Imagínese!
Yo he visto de todo; he visto hasta diáconos que han estado casados y que se han hecho homosexuales. He visto personas que han robado en las iglesias. Yo he visto de todo, lo que a usted se le ocurra. ¿Sabes qué me dijo el Señor a mí? ¡Sígueme tú!
¡Ay, ese hombre tiene dos mujeres! ¡Qué barbaridad! Esto ya está peor que Sodoma y Gomorra. El hombre tiene dos mujeres, y usted tiene una lengua que le da vuelta mijo, tres veces. Sabe que le dice el Señor a usted: Sígueme tú. Sígueme tú.
A este señor se le siente el olor a licor, ¿quizás pasó bebiendo toda la noche? Sígueme tú.
Mire, esas conversaciones me irritan, me molestan. ¿Por qué? Porque si alguien dice: yo no voy a la iglesia porque ahí mire… vienen personas que yo conozco, personas que son aquí, que son allá, que son esto, que son lo otro. Le comienzan a decir un montón de cosas. Hermanos, déjeme decirle algo: usted no ha entendido el evangelio. Porque si usted espera ver perfección en otros, no la va a encontrar nunca. Los justos, hermanos, son los religiosos de este mundo. A la casa del Señor venimos aquellos que estamos necesitados de la Gracia y la Misericordia de Dios. Aquellos que reconocemos que se nos sale el indio. Aquellos que reconocemos que nos ponemos mal. Aquellos que sabemos que la regamos todos los días. Por eso estamos en la casa del Señor: Sígueme tú.
Usted necesita entender que esa actitud, es una actitud equivocada.
4. ¿Qué significa seguir a Cristo?
Fíjate qué hablando de seguir, hoy en día esa frase to follow (seguir) es bien común. ¿Sabe usted que a Justin Bieber lo siguen 455 millones de personas en redes sociales? ¿Arianna Grande 429 millones de personas en instagram solamente? ¿Cristiano Ronaldo casi 400 millones en instagram? ¿Leonel Mesi 300? ¿Lady Gaga 210 millones? A mí me siguen cinco, y cuatro de ellos son mi familia. Ahora la pregunta es esto ¿Por qué siguen a esa gente? ¿Por qué lo siguen? Porque quieren conocer todo acerca de esa persona. Quieren conocer su vida. Quieren conocer ¿qué desayunaron? Quieren conocer ¿a qué restaurant fueron? ¿Cómo se lleva con la esposa, con los hijos? Queremos saber todo.
Y Jesús dijo en varias oportunidades: Sígueme. Eso dijo el Señor, Sígueme. ¿Quieres saber de mí? Sígueme. ¿Me quieres conocer? Sígueme. ¿Quiere saber de mí Gracia? Sígueme. ¿Quieres conocer de mi Espíritu? Sígueme. ¿A qué se refería Jesús entonces? Cuando usted sigue a alguien que quiere saber, tiene notificaciones, y le sale “fulano” está comiendo. ¡Ay, mira! Se está tomando un café. ¡Ay qué bonito! Ahora fue al baño. ¿Habrá ido a hacer número uno o número dos? ¡Hay gente tan boba, hermano! Y el evangelio de Jesucristo no es popular, no es popular.
En Mateo 8:22, Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos. Esta persona le dijo a Jesús: Señor te seguiré a donde quiera, pero primero déjame enterrar a mi padre. Jesús le dijo esto a esta persona, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos. Si te interesa más tu papá, pues entonces quédate con tu papá. Porque el que ama padre, a madre, a hija más que a mí, (¿qué dice Dios? Dice Dios, no lo dice el pastor) No es digno de mí. (Mateo 10:37) Si tú amas más a tu familia que a Dios pues, no eres digno del Señor. Lo dice Dios, lo escribió Dios.
En Mateo 9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. (¿Qué dice la escritura?) Y se levantó y le siguió.
En Mateo 16:24 Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Jesús te dice: Sígueme.
El pasaje que leímos (Mateo 19:16), hace un rato, del joven rico: Señor, 16¿qué bien haré para tener la vida eterna? ¿Qué le terminó diciendo Jesús? Bueno, pues te falta una cosa. 21vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Y dice el último versículo que dijo el rico: ¡Ah, no! Estoy muy ocupado como para seguirte Jesús.
Un discípulo es un seguidor de Jesús. Eso es, un seguidor. Un seguidor es un discípulo. Ahora, si usted se mete al internet, usted va a encontrar “Diez características de acuerdo a la perspectiva bíblica de un discípulo de Jesucristo” “Cuatro características…” “Seis reglas más esenciales…” Yo le voy a dar siete y no las va a encontrar en ningún otro lado, porque las escribí yo. ¿Qué es un discípulo? Y esto es para que se vea en el espejo. No regale esto. Otra cosa más, un discípulo de acuerdo a Jesús, y a esta bendita palabra (La Biblia). No de acuerdo a usted. Porque si usted vive en Vancouver, y no esté enfermo, está sano, y se quedó panza arriba en su cama, y está viendo este mensaje desde allá, ojalá que haya mandado una ofrenda. ¡Pero discípulo! Escuche estas siete cosas que le voy a decir. Véase usted en el espejo. Allá usted hermano, como dicen: Es el mensaje de la palabra de Dios.
¿Qué es un discípulo?
- Es una persona que sigue a Jesús de cerca. Eso significa “comunión para madurez”. No le llegó a usted en estos días, un cuentecito por ahí bien bonito. Que dice, que una familia invitó a un pastor a comer. El señor, que era medio flojo en su vida cristiana, se dio cuenta que el pastor agarró una cucharita pequeña y se le metió la bolsa. Él vio, que el pastor se estaba robando la cuchara, el pastor. Pasó, y pasó el tiempo. Un mes y dos meses, y el marido le decía la mujer ¿no entiendo por qué el pastor se llevó la cuchara? ¿Cómo es posible? Y pasaron tres, cuatro, seis meses. Y no entiendo, ¿por qué el pastor se robó la cuchara? Un año más tarde invitaron al pastor otra vez a la casa, y ahora están volando ojos a las cucharas. Entonces el hombre éste no pudo y le dijo: pastor, yo tengo una pregunta para usted. Hace un año lo invitamos a comer a nuestra casa y usted se robó una cuchara. Yo quiero saber ¿por qué lo hizo? Y el pastor le dijo: No me la robé, la metí en la Biblia. Un año más tarde, ¿qué quiere decir eso? ¡Que el viejo ese, no había tocado su Biblia por un año! ¿Pueden creerlo?
- Activo en el reino activo en el reino. (Escuche la primera palabra que le dije, Activo.) ¿Qué significa eso? Que descubra sus dones y los ponga al servicio del Señor. Yo no soy responsable, ni papa, de ¿cuáles son sus dones? Usted es responsable de ellos. Yo como pastor de esta iglesia, abro aquí, tengo apertura, para que usted ponga sus dones al servicio del Señor. ¿Cómo los va a poner? Ese es su problema hermano. Lo que va a ser usted, eso es cosa suya.
- Comprometido con la misión. Evangelismo. Acabamos de ver un pastor de México. Nosotros tenemos ahorita presencia en Asia Central. Tenemos presencia Europa, África, por todos lados. Entonces, un discípulo es comprometido con la misión. Tenemos una misión: “Alcanzar a este mundo”. “Alcanzar a los hispanos de la ciudad de Vancouver”. “Alcanzar a las personas que no conocen al Señor”. Hermanos, si usted no está comprometido con el reino, no me venga a decir que usted es un seguidor de Jesús. ¡Usted ni sabe a quién está siguiendo!
- Sensible al Espíritu Santo. ¿Qué quiere decir esto? Que oye cuando Dios le habla. Eso es una maravilla. Cuando Dios te habla al corazón, estás leyendo la palabra y tú quieres pasar la página rapidito, ¿verdad? Pero Dios… Híjole, Sensible al Espíritu de Dios.
- Fructifica. Recuerdo que Jesús dijo: Que esta es la voluntad del Padre, que llevéis mucho fruto. A la par de Fructifica, Disposición de Sacrificio. ¿Por qué? Porque servir a Dios requiere sacrificio. Yo tengo mucho respeto por, todo el mundo, que sirve a Dios, mucho respeto. Pero déjeme decirle algo, especialmente aquellos ministerios que se reúnen una vez al mes. Que hacen actividad, una vez cada no sé cuánto, es bonito verdad, eso es como pedirle a Dios una iglesia allá en Hawái. Pero hay ciertos ministerios, que requieren mucho sacrificio hermano. ¿Y sabe qué? De todos los días, de todos los cultos, de todos los servicios, eso es fructificación.
- Corazón de siervo. (Amor por la gente)
Primero: Sigue a Jesús de cerca. (Comunión que lleva a la madurez).
Segundo: Activo en el reino. (Descubra sus dones y los pone al servicio del Señor).
Tercero: Comprometido con la misión. (Evangelismo).
Cuarto: Sensible al Espíritu Santo. (Oye cuando Dios le habla).
Quinto: Fructifica. (Disposición de sacrificio).
Seis: Corazón de siervo. (Amor por la gente)
- Bajo autoridad de la palabra de Dios. Que es obediencia. Bajo autoridad de esta palabra. Si Dios dice: “Hágalo”. ¿Qué hay que hacer? Hágalo. Si Dios dice: “No lo hagas”. No lo hagas. Entonces, bajo esta gloriosa palabra.
- Hay que seguir a Cristo. (escuche usted) Aprenda esta lección, hay que seguir a Cristo para toda la vida y bajo cualquier circunstancia.
Me encanta cada vez que me acuerdo de la historia del conquistador español, Hernán Cortés, cuando llegó a Veracruz, México. Algunos que han estudiado eso, él venía de la isla La Española, dicen que es la que está por ahí por Haití, República Dominicana. Luego pasó a Cuba, venía de Cuba y llegó a México, a Veracruz por los años 1500 más o menos. Y la historia dice, bueno hay dos historias no sé cuál de las dos es la verdadera. Una dice que él quemó los barcos y otra dice que no, que los hundió nada más. Pero cualquiera de las dos cosas que sean, la idea, llegó a tierra mexicana y se deshizo de los barcos. ¿Con qué propósito? Para que su gente no se regresara, es decir, llegaron para quedarse. El hombre dijo de aquí no nos vamos. El evangelio es igual.
Entonces, “hay que seguir a Cristo para toda la vida y bajo cualquier circunstancia”. Los verdaderos discípulos de Jesús lo siguen para siempre. Un día me dijo un hermano: Pastor ¿No será que se puede tomar alguna vacación en el evangelio? ¿Puede dejar de respirar usted? ¿Me explico? Es en todas las estaciones de la vida, seguir a Jesús, en todas las estaciones de la vida. ¿Me entiende? Quítese esa cuestión, es que es que la mentalidad canadiense. ¿Y qué tal, si mejor usamos la mentalidad bíblica, Juanito? En todas las estaciones, yo conocí a Cristo soltero. Conocí a mi esposa en el evangelio. Nos casamos en el evangelio. Nació nuestro primer hijo en el evangelio. Nosotros no dijimos en ningún momento, (como dicen ahora), quédate unos cuantos meses (4, 5 o 6 meses) en casa porque le puede dar alguna cosita al niño, como hoy en día. Para eso está la enfermera ahí. Ay no, porque le puede pasar cualquier cosa, así son con los primerizos. El tercer o el cuarto, cuidadito me manchan la alfombra de sangre, le decimos. En todas las estaciones de la vida, cuando nazca el primero, cuando nazca el segundo. Yo tengo fotos de la presentación de mis hijos, los tres en este púlpito, O en otros púlpitos, pero los tres los hemos presentado acá. “Hay que seguir a Jesús para toda la vida y bajo cualquier circunstancia”
Si se cae, hermanito, levántese y siga Jesús. Si comete un error, levante la cara, y siga a Jesús. Si le va bien, sigue a Jesús. Si le va mal, siga a Jesús. Si en su casa lo aman, siga a Jesús. Si la quieren divorciar, siga a Jesús. Si tiene trabajo, siga a Jesús. Si le quitan el trabajo, siga a Jesús. Bajo cualquier circunstancia, siga a Jesús. Si se mueve a la Patagonia siga Jesús. Si se mueve a la China, siga Jesús.
Algunas personas me preguntan: ¿Pastor, y a usted dónde le gustaría vivir? Donde haya una iglesia. Para que quiero irme a vivir a Hawái, si no tengo iglesia donde adorar. Quédese usted con Hawái, yo no. Porque la tierra es la preparación, para cuando lleguemos al cielo. No es al revés la cosa. “Hay que seguir a Jesús bajo cualquier circunstancia”. Que te decepcionó un hermano, ¿no me diga? ¿Sólo uno? A mí me ha traicionado persona que ha comido en mi mesa, en mi casa. Han salido hablando, mentiras y estupideces, puras falsedades. Hay gente que es así, hay gente que no tiene escrúpulos, hay gente que no tiene corazón. ¿Y sabe qué es lo que tiene que hacer como pastor usted? Sonreír, y pararse que el siguiente culto, y seguir predicando. ¿Qué más le queda?
¿Y entonces qué es lo que hago Señor? ¡Esto que han hecho conmigo Señor, es una injusticia! Sígueme. Sígueme.
A Pablo lo metieron preso, ¿sabes qué le dice el Señor? Sígueme.
No importa qué está pasando. Es por eso que le dicho a un montón de gente, ¿se siente deprimido? Hermano, conózcase pero siga el Señor, siga a Dios, siga a Dios. Pastor es que me da pena, por esto, por lo otro; siga al Señor.
Un día les conté ustedes que un hermanito por ahí, acuérdese que todos estamos en proceso de cambio, el señor está trabajando dentro de nosotros. Y un día un señor estaba recién convertido, y se peleó con otro señor por ahí atrás, en la puerta y le dijo un montón de malas palabras. Lo oyeron varias personas. ¡Madre de Dios!, dijo una señora que estaba por ahí. Entonces, bueno, pasó. El hombre, eso fue en el culto del mediodía, no vino en la tarde. Pero me buscó durante la semana y me dijo que estaba bien avergonzado. Me dijo, pastor me da mucha vergüenza, mucha pena, por esto que hice. Quiero pedirle un favor, quiero que me permita pasar al púlpito y pedirle perdón a la congregación por esto que yo hice. Le dije, hermano nosotros no hacemos estas cosas, ¿qué necesidad hay de que 300 gente más, se den cuenta de algo que un poquito de personas escucharon? Pídales perdón a ellos, pídele disculpa a ellos, pero eso sí: Siga a Jesús, siga a Jesús. ¿Cuántos hay aquí que en algún momento la han regado? Un montón de veces, pero sabe que es digno de reconocimiento; que hay que seguir a Jesús.
Algunos, en el evangelio, les han ido muy mal, les ha ido en feria. En el evangelio se han divorciado, en el evangelio les han robado, en el evangelio los han decepcionado. Y entonces ¿qué es lo que hay que hacer pastor? Siga a Jesús. Porque Jesús no le va a aceptar jamás en la vida, una excusa usted, nunca.
Yo conozco personas, las conozco, y algunas de ellas nos comunicamos por diferentes razones. ¡Ah no! Me dijo, yo no voy a una iglesia. Yo conozco gente de la iglesia, que son peores que personas que no van a una iglesia. ¿Sabe cómo le llama la Biblia a esos? Que están engañados por satanás el diablo. Nadie, no importa quien quiera que sea, que usted conozca, y le dice: “yo no voy a la iglesia porque la gente aquí, porque la gente allá”, están extremadamente equivocados. Usted tiene que seguir a Jesús.
¿Y este qué? dijo Pedro. Jesús le dijo, y ¿a ti qué? Sígueme tú. Pues sí, pero es que fíjate…Sígueme tú.
Y le repito hermano, ¿si un pastor no le gusta y se quiere cambiar? Ahora, lo que yo le digo a las personas, la misma historia de siempre. Yo he conocido personas que se han ido de aquí para otra iglesia, está bien. Mire, mientras usted crezca en la fe, no pasa nada. Porque a veces la gente viene y me dice: “nos vamos a cambiar de iglesia porque…” y me dan las 400 razones habidas y por haber. Y le digo está bien. ¿Pero sabe qué es lo que pasa? Que la vuelta de un tiempo, a la vuelta de un año, me los encuentro. Yo espero encontrar los que van volando, porque han crecido espiritualmente en la fe, y ahora ya, cuando hablan… ¿Y qué, que tal, como les va? No, ya tenemos un rato de que no vamos, fíjese. Ah, para eso te fuiste de la iglesia. Algunos piensan hermanos, que el deseo del pastor es tenerlos aquí metidos. No es ese el asunto lo que pasa es que ya tenemos treinta y pico de años de experiencia. Ya vimos de todo. Y cuando alguien se va, porque algo le molesta o porque algo no le gusta. ¡Tenga mucho cuidado, tenga mucho cuidado!
Una señora, un día se fue de la iglesia porque dijo que aquí éramos muy liberales. Se fue una iglesia donde no eran liberales, y le embarazaron a la hija en la otra iglesia. Menos mal que no son liberales, menos mal, ¿Sabe qué es eso? Ignorancia.
Ahora, todos hemos sido llamados a una vida piadosa, todos. La misma Biblia es para usted y es para mí, la misma Biblia. Hermanos, bajo ninguna circunstancia, yo no voy a culpar a mi esposa de mi manera de ser. Yo por eso soy un infeliz, porque mi mujer aquí, porque no sé qué. Culpar a la gente es fácil. Culpar a mi esposa, por los errores que yo cometa, culpar a la gente es fácil. El culpable es usted. Yo no voy a culpar a una persona porque yo estoy gordo, es que mi suegra tiene la culpa, porque mucho me da de comer. Yo le digo: “usted me da de comer a mí como si yo trabajara en la construcción. Como ellos queman un montón de calorías, ¿verdad? pero también las queman el siguiente día. Yo no amigos, yo me las trago y me inflo y me inflo…Yo puedo culparla a ella, pero sabe, ¿quién es el que abre la bocota para tragar? Soy yo. ¿Quién le dice, pongan otro poquito más? Soy yo. Yo no voy a culpar a nadie de mis enfermedades, “vaya a caminar, haga algo por la vida”.
En la vida espiritual es la misma historia. Es que yo no puedo por mi trabajo, cambia de trabajo si su trabajo es un obstáculo para su crecimiento espiritual. Y acuérdese “Dios honra, a los que le honran”. Todo sacrificio que usted haga por el Reino de los Cielos, todo sacrificio que haga para la Gloria del Señor, Dios se lo va a multiplicar con creces, hermano.
Quiero terminar con un pasaje de la escritura, Mateo 19:28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Recompensa para los que han seguido a Jesús. El mensaje bien sencillo, Sígame usted, es el mensaje. Mira aquí ha pasado de todo hermano, aquí ha pasado de todo. Yo les conté, al principio de la iglesia los hermanos se vendían cosas entre ellos. Una vez, un hermano le vendió un carro a otro hermano y tan pronto llegó a la otra casa hasta ahí llegó el carro, ya no arrancó. ¿Sabe qué? A mí me vinieron a buscar aquí a la oficina. Este señor me vendió un carro y él sabía que no servía. Cuando usted se lo llevó el carro estaba caminando, usted no lo llevó empujado, usted se sube a él y se fue ¿Qué le hizo? Hermanos, relajo de toda esa naturaleza. Dimos testimonio, escuchamos testimonio, de Carlos Gómez acá hace unos días, las cosas que me pasaron aquí en la iglesia. Pero aquí estamos, entonces, Sígueme, Sígueme, Sígueme, sígueme bajo cualquier circunstancia sígueme. Y mira qué lindo esto que dijo el Señor: 28De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, (imagínense a Jesús sentado en el trono de su padre) vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar las doce tribus de Israel. 29Y cualquiera, que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Porque se han dado casos de abuelos que son católicos, apostólicos y románticos, que le han dicho a sus hijos: “si tú dejas el catolicismo yo te saco de mi herencia”. El jovencito que vino acá para decir que él no podía recibir a Cristo, porque su mamá le había dicho antes de morir, lo único que te pido es que no te cambies de religión; porque la señora era católica. Él estaba yendo a una iglesia evangélica en México, y su mamá antes de morir le dijo eso, no te vayas a cambiar de religión, y yo no puedo recibir a Cristo por eso, mira lo que dice acá. Esa mujer que se molesta porque usted viene a la casa del Señor. Lo que dejes por mi nombre, por el nombre de Jesús, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. ¿Qué más quiere?
Mis queridos y amados hermanos, con Jesús nunca se pierde, con Jesús siempre se gana.
Bajo cualquier circunstancia en la vida usted Siga a Jesús.
Oremos al Señor:
Padre, muchas personas han peleado muchas batallas para poder seguirte y yo te doy gracias por la vida de esas personas. Gracias por la vida de aquellos que han hecho a un lado todo aquello que les estorba a su crecimiento espiritual. Porque hemos sido creados para alabanza de tu Gloria. Hemos sido creados para darte Honra y Gloria. Señor, satanás el diablo quiere destruir, pero tú quieres levantar a un pueblo glorioso. Yo te ruego por esa multitud de personas engañadas que se han apartado de tus caminos, que se han apartado de “Seguir a Jesucristo” por las acciones de otras personas. Mi Señor, que puedan llegar al entendimiento, ilumínales Padre Santo, ilumínales para que puedan volver a tus caminos.
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, queremos hacerle una invitación. Esta invitación es para que usted abra su corazón a Jesucristo y lo reciba como el Señor y Salvador de su vida. Dios le ama. Dios tiene un plan para su vida. Dios quiere salvarle, pero este es el primer paso de fe que Dios le pide.
La palabra del Señor dice: más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les ha dado potestad de ser hechos hijos de Dios. Si hay alguna persona con nosotros en esta tarde que dice: Pastor, yo necesito a Dios en mi vida, yo necesito al Señor. Si hay alguien quiere recibir a Cristo en su corazón, ahí donde está levante su mano. Si hay alguna persona que dice: Pastor, yo necesito a Dios, vamos a orar por usted. Vamos a acercarnos a usted para decirle de qué forma usted puede invitar a Jesucristo a venir a su corazón, a venir a su vida.
Usted que nos mira por las redes sociales, también usted puede hacer lo mismo a través de una oración de fe, invite a Jesús y dígale: Señor, te pido perdón por mis pecados, y te recibo como el Señor y Salvador de mi vida. Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y Bendita palabra.
Padre gracias por tu bendita palabra, despídenos con tu paz, y con tu bendición, en el nombre de Jesús, Amén.
“¿Y a ti qué?” ¿Qué significa seguir a Cristo?
Marzo 06, 2022 – 1:30PM | Juan 21: 20
Dr. David Rodríguez
Etiquetas: cuando Dios hace preguntas, juan, marzo 2022, pastor david rodriguez, transcripcion
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor en Juan capítulo 21. Esta es la pregunta número 8, de la serie “Cuando Dios hace preguntas”. Una pregunta interesante la de hoy. En realidad si fuera en nuestro diario vivir, tal vez la pregunta podría ser de otra manera. Pero bueno. ¿A ti qué? En nuestro lenguaje actual como diríamos: ¿Qué te importa? ¿Verdad? Mejor en inglés: It´s not your business”, me gusta más esa. Me gusta más.
En el capítulo 21 del evangelio según San Juan estudiamos la semana pasada. Recuerde que el 21 es el último capítulo de Juan. En el 20 tenemos la Resurrección, el Señor los había mandado a la Gran Comisión, y ahora en el 21 Pedro dice: “me voy a pescar”. Cuando ya Jesús le había dicho: “Mira, yo te voy a hacer a ti pescador de hombres”. Y Pedro dice: “voy a ir a pescar” y que dijeron los otros discípulos: Ah, nosotros también nos vamos contigo”. ¡Como pedro era el líder! Recuerde usted, se le aparece el Señor a los discípulos, les pregunta sobre la pesca, etcétera, etcétera, y luego el Señor le hace las tres preguntas a Pedro. Todo esto estudiamos la semana pasada: ¿Pedro me amas? Y hablábamos de cuánto ama usted a Jesús, eso fue el domingo pasado.
En esta oportunidad, siguiendo esa conversación, a la que nos estamos refiriendo en el capítulo 21 versículo 20, de Juan (RV-60): Vea usted en el versículo 19, como termina la conversación Jesús: 19Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Es decir, lo que le estaba diciendo el señor Jesús a Pedro es: “oye Pedro, tú te vas a morir, y vas a morir por el evangelio, ¿Ok? 19Y dicho esto, añadió: (¿Qué palabra añadió Jesús a Pedro?) Sígueme. Eso fue lo que le dijo: “Sígueme”. Ahora notemos en el versículo 20, quiere decir que Jesús tomó a Pedro, y comenzó a caminar con Pedro. Mientras caminaban, bueno, el Señor le acababa de decir a Pedro: “Oye Pedro mira, vas a morir por el evangelio, o sea, vas a sacrificar tu vida por el evangelio”, eso le está diciendo. Y van caminando, Jesús con Pedro, y Pedro vuelve a ver para atrás y nota algo.
Nota que Juan lo venía siguiendo, obviamente Juan no venía siguiendo a Pedro. ¿Juan venía siguiendo a quién? A Jesús. Entonces, mire usted: 20Volviéndose Pedro, vio que le seguía el discípulo a quien amaba Jesús, (esto es interesante porque Juan pudo haber escrito: y Juan vio que yo los seguía, porque es el mismo Juan el que está hablando del mismo pero mira como lo dice), el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Es decir, el mismo Juan el amado. Luego, cuando Pedro vio que Juan le venía siguiendo, le dijo al Señor: ¿Señor, y este qué ondas? Esa fue la pregunta, o sea, si usted sigue la conversación de Jesús con Pedro le está diciendo: “Oye Pedro mira, cuando tú eras joven, ibas a donde tú querías, y hacías lo que querías. Va a llegar un momento, que te van a llevar a donde tú no quieres ir: la muerte. Y vas a morir por el evangelio”. Esa era la conversación.
Pero aparece Juan atrás y le dice Pedro: “Oye Señor, ¿y ese qué? Y entonces ahí tenemos nosotros en el versículo 22: Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. Él dijo: ¿Qué te importa? Eso es lo que dice, pero luego añadió algo más. Le dijo: Sígueme tú, Sígueme tú. Y para colmo fíjate, un poquito chismoso el Pedro, porque esto lo escribió Juan, pero fíjate que el versículo siguiente dice: que hubo un rumor. 23Este dicho se extendió entre los hermanos. Ay, cuando yo escucho eso hermanos… Chismoso está diciendo. Están distorsionando las cosas para colmo de males, porque lo que se decía era: que Juan no iba a morir, que aquel discípulo no moriría. Pero eso no fue lo que Jesús dijo, por eso Juan lo clarifica y dice: 23Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino, sí quiero que él quede hasta que yo venga otra vez, ¿qué a ti?
En la Nueva Versión Internacional (NVI) dice el versículo 20: 20Al volverse, Pedro vio que lo seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre Jesús y le había dicho: “Señor, ¿quién es el que va a traicionarte? 21Al verlo, Pedro preguntó: —-Señor, ¿y éste, qué? —22Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme no más. 23Por este motivo corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino solamente: “Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? ¿Qué te interesa a ti? Sígueme tú, es lo que dice la palabra.
Bueno, ¿qué lecciones aprendemos nosotros de este episodio? Lindo, maravilloso por supuesto, los últimos versículos casi de Juan. Yo puedo imaginármelo, puedo imaginarme la escena, Jesús caminando con Pedro. Pedro volviendo, y diciéndole: bueno ya me dijiste que yo voy a morir de esa manera, ¿y aquel cómo a morir? ¿Y aquel qué es lo que le va a pasar? ¿Y aquel qué es lo que va a hacer? Y Jesús, si usted se da cuenta, no le da razones a nadie. Él no le dijo a Pedro: Mira, te voy a contar… No, Jesús le dijo: ¿A ti qué? ¿A ti qué, lo que va a pasar con él? Tú sígueme, le dijo el Señor.
Entonces quiero que veamos unas cuatro o cinco lecciones que aprendemos acerca de esta situación.
1. Yo soy responsable de mis acciones. Sígueme tú. Yo soy responsable de lo que yo hago. Me muestra que la gran responsabilidad es primeramente conmigo. Si Jesús me dice: “Sígueme”, es mi responsabilidad seguirlo. Porque, recordemos que la relación de Jesús con sus hijos es una relación personal. Soy yo. Sígueme tú. Señor mira, ¿y qué pasó con tal hermano? ¿Y a ti qué te importa? Sígueme tú. ¿Señor y qué vas a hacer con tal situación? ¿A ti qué? Sígueme tú.
Entonces, yo me doy cuenta que el Señor habla conmigo directamente y me dice: Sígueme David. Entonces es mi responsabilidad seguir al Señor. Yo soy responsable de mis acciones, yo soy responsable de mis decisiones. Cuando la palabra del Señor dice: “hay que amar a Dios con la mente”, claro porque la mente tiene que ver con el intelecto, tiene que ver con decisiones. Ustedes están aquí en la iglesia, en la casa del Señor este día, porque ustedes tuvieron que decidir entre: quedarse en su casa, ir a otro lugar o venir a la iglesia. Pero ustedes tomaron la decisión de venir a la casa de Dios. Hay otras personas que tomaron la decisión de quedarse en su casa. Hay otros que dijeron: No, hoy no vamos, el otro domingo vamos. Cada quien decide. Pero cada quien es responsable delante del Señor. ¡Sígueme tú! Alguien le habló por teléfono, quizás algún hermano, y le dijo: ¿Hoy van a ir al culto? Y el otro dijo: ¡Ah no, mira, está bien bonito el día! ¿Muy común verdad? Nos vamos a quedar en casa. Dice la chola que va a ser una pupusa más tarde, ¿por qué no vienen ustedes a comer con nosotros acá? Los dos son responsables delante de Dios, ¿me explico? El Señor te dice: ¡Sígueme tú! Si aquel no va a ir, ¿sabe qué? Que Dios lo bendiga, ¡Sígueme tú! Entonces, en primer lugar, me doy cuenta que yo soy responsable delante del Señor.
Yo me acuerdo que leí una vez en un periódico, de una señora que le debía 30.000 dólares al banco en tarjetas de crédito. Y la señora demandó al banco. Y les dijo: “ustedes tienen la culpa, porque si no me hubieran ofreciendo las tarjetas, y no me hubieran mandado las tarjetas, yo no me hubiera gastado el dinero”. Así es que los culpables son ustedes. Es que, es bien fácil culpar circunstancias. Es bien fácil culpar personas. Es bien fácil culpar nuestro pasado. Es bien fácil culpar, es bien fácil… El Señor te vuelve a ver y te dice: ¡Sígueme tú! Entonces, no podemos hermano poner excusas, ni cosas por el estilo.
Cuando David pecó con Betsabé, ¿se acuerda de esa porción de la escritura, no es cierto? David no le dijo: “Señor, culpa de esa mujer que se anda bailando desnuda” No, ¿sabe qué dijo David? Cuando llegó el profeta Natán, dijo: “He pecado”.
Cuando el pródigo reconoció lo que había hecho, dijo: “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: padre he pecado contra el cielo y contra ti”.
Entonces la responsabilidad al final del día es mía y de nadie más. Fíjate si su marido no quiso venir hoy a la casa del Señor, el Señor le dice a usted: ¡Sígueme tú! Si su mujer no quiso venir hoy a la casa del señor, el Señor le dice: ¡Sígueme tú! Entonces la responsabilidad es particular, es para cada uno de nosotros. Si sus hijos no quisieron venir, o si sus padres no quisieron venir, el Señor le dice a usted: ¡Sígueme tú!
2. Yo no voy a responder por las acciones de otras personas. Aquí se les predica el evangelio tal como es. Yo no voy a responder por sus acciones mi hermano. Yo no puedo, en el cielo no está permitido. Cuando el Señor, va a hacer cuentas con cada uno de nosotros, manda llamar a la persona y no admite a nadie más. Es directa y exclusivamente con usted, y nadie, ni su mamá, ni su papá, ni su hijo, ni su hija, ni su abuela puede interceder por usted. ¿Ok? ¿Por qué? Porque cada quien, es responsable de sí mismo. Usted no puede responder por las acciones de otra persona, no puede. Si su hijo y su hija anda en el mundo en este momento, si su hijo, si su hija no ha permanecido, no permanece en la fe, no sigue al Señor como debe de seguirlo; mira no es responsabilidad de la mamá. No puede hacer nada la madre, no puede hacer nada ni el pastor siquiera. Porque nosotros no somos responsables de las acciones de otras personas. ¿Y este qué? Qué te importa, ¡Sígueme tú! No, pero es que yo quiero saber, ¿qué te importa? Así como yo te he dicho a ti: apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas; así como yo a ti te he dado este ministerio, yo me voy a encargar de la otra persona. ¿Qué a ti? ¡Sígueme tú!
Un día, estaba conversando con una persona, y mi querida hermana Tere fue testigo de esta conversación allá atrás. La señora me dice unas palabras, algo bien feas, pero pasó. Me dice que mi esposa estaba enferma por cosas que yo permitía en esta iglesia, eso me dijo la señora. Entonces, yo soy humano también, me entiende y también la sangre se me calienta. Y delante de la hermana le dije yo: ¿Cuántos novios ha tenido usted? No le dije novio, pero usted se imagina, ¿verdad? Usted ha tenido varios, le dije, ¿sí o no? Menos mal que fue honesta. Me dijo: Sí. ¿Alguna vez usted me vino a pedir permiso para andar con cada uno de ellos? ¿Alguna vez? Me dijo: No. ¿Y entonces, por qué tengo yo que pagar por sus pecados? Su abuelita, no friegue. Por ello que a los pastores dicen: “servilletas” Porque todo el mundo se quiere limpiar con ellos. ¡Es que esa iglesia es permisible! No me diga, aquí tenemos gente maravillosa en esta congregación. ¿Qué usted es permisible? Son otros cien pesos. ¡Que a usted le gusta! Es su responsabilidad. No me venga a decir eso a mí, cada quien es responsable de sus cosas.
3. Siga a Jesús sin mirar lo que otros hacen o dejan de hacer. Mire hermano, todas las personas que dejaron de seguir a Jesús, por las malas acciones de otras personas, están completamente equivocados. Le voy a decir algo más que es cierto: “Si usted dejó de seguir a Jesucristo, usted no va a estar en el reino de los cielos; porque Jesús es el único camino, no es un camino, es el camino a la Gloria. Nadie viene al padre sino es a través de Cristo Jesús. Mire hermano, esta es una de las tendencias más comunes en el mundo, no solamente de los hispanos, sino de todas las culturas. No solamente somos nosotros, esto es a nivel de todas las culturas. Millones, y no me equivoco, millones de personas dejaron de asistir a la iglesia por algo que hizo alguien. Usted debe conocer. Mire yo le he preguntado a cientos, y quizás miles de gente, ¿y por qué yo no va a la iglesia? ¡Ay no! Ahí hay muchísima gente hipócrita, claro los demás. Mire la vez pasada un hermano me pidió 20 dólares prestados, nunca me los regresó. Para ser así, yo mejor no voy. Que dijo el Señor: ¡Sígueme tú! Si usted dejó de asistir a una iglesia, y lo hizo por una acción mala, por una inmoralidad que cometió alguien dentro de la iglesia, y por eso usted dejó de seguir a Jesús; usted está camino al infierno. Usted tiene que seguir a Jesucristo. Ahora le voy a decir algo, si usted dice: Es que a mi ese pastor no me gusta, búsquese otro pastor. ¿Me explico? Es que a mí esa iglesia no me gusta, búsquese otra iglesia. Pero el problema es que, este montonazo de gente a las que yo me refiero, dejan de ir a la iglesia, dejan de escuchar al pastor, y no buscan ni otro pastor, ni otra iglesia.
Ahora, el problema que yo siempre le digo a la gente, cuando alguien dice: “es que a mi ese pastor no me gusta”. Claro, ¿sabe cuál es el problema? Que si usted me encuentra defectos a mí, que los tengo, ¿usted cree que el otro pastor de la otra iglesia no tiene? Tengo tres palabras para usted: Ja ja ja. Y le voy a decir algo más, con el respeto y el cariño que usted merece: No sea ignorante. Que ese pastor pueda esconder los defectos, ocultarlos, esa es otra cosa. Pero de que los tiene, los tiene. ¿Por qué? Porque la iglesia de Cristo no es perfecta. Si yo me decepcionara o me apartara del evangelio o del Señor, por las cosas que los cristianos cometen… ¡Imagínese!
Yo he visto de todo; he visto hasta diáconos que han estado casados y que se han hecho homosexuales. He visto personas que han robado en las iglesias. Yo he visto de todo, lo que a usted se le ocurra. ¿Sabes qué me dijo el Señor a mí? ¡Sígueme tú!
¡Ay, ese hombre tiene dos mujeres! ¡Qué barbaridad! Esto ya está peor que Sodoma y Gomorra. El hombre tiene dos mujeres, y usted tiene una lengua que le da vuelta mijo, tres veces. Sabe que le dice el Señor a usted: Sígueme tú. Sígueme tú.
A este señor se le siente el olor a licor, ¿quizás pasó bebiendo toda la noche? Sígueme tú.
Mire, esas conversaciones me irritan, me molestan. ¿Por qué? Porque si alguien dice: yo no voy a la iglesia porque ahí mire… vienen personas que yo conozco, personas que son aquí, que son allá, que son esto, que son lo otro. Le comienzan a decir un montón de cosas. Hermanos, déjeme decirle algo: usted no ha entendido el evangelio. Porque si usted espera ver perfección en otros, no la va a encontrar nunca. Los justos, hermanos, son los religiosos de este mundo. A la casa del Señor venimos aquellos que estamos necesitados de la Gracia y la Misericordia de Dios. Aquellos que reconocemos que se nos sale el indio. Aquellos que reconocemos que nos ponemos mal. Aquellos que sabemos que la regamos todos los días. Por eso estamos en la casa del Señor: Sígueme tú.
Usted necesita entender que esa actitud, es una actitud equivocada.
4. ¿Qué significa seguir a Cristo?
Fíjate qué hablando de seguir, hoy en día esa frase to follow (seguir) es bien común. ¿Sabe usted que a Justin Bieber lo siguen 455 millones de personas en redes sociales? ¿Arianna Grande 429 millones de personas en instagram solamente? ¿Cristiano Ronaldo casi 400 millones en instagram? ¿Leonel Mesi 300? ¿Lady Gaga 210 millones? A mí me siguen cinco, y cuatro de ellos son mi familia. Ahora la pregunta es esto ¿Por qué siguen a esa gente? ¿Por qué lo siguen? Porque quieren conocer todo acerca de esa persona. Quieren conocer su vida. Quieren conocer ¿qué desayunaron? Quieren conocer ¿a qué restaurant fueron? ¿Cómo se lleva con la esposa, con los hijos? Queremos saber todo.
Y Jesús dijo en varias oportunidades: Sígueme. Eso dijo el Señor, Sígueme. ¿Quieres saber de mí? Sígueme. ¿Me quieres conocer? Sígueme. ¿Quiere saber de mí Gracia? Sígueme. ¿Quieres conocer de mi Espíritu? Sígueme. ¿A qué se refería Jesús entonces? Cuando usted sigue a alguien que quiere saber, tiene notificaciones, y le sale “fulano” está comiendo. ¡Ay, mira! Se está tomando un café. ¡Ay qué bonito! Ahora fue al baño. ¿Habrá ido a hacer número uno o número dos? ¡Hay gente tan boba, hermano! Y el evangelio de Jesucristo no es popular, no es popular.
En Mateo 8:22, Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos. Esta persona le dijo a Jesús: Señor te seguiré a donde quiera, pero primero déjame enterrar a mi padre. Jesús le dijo esto a esta persona, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos. Si te interesa más tu papá, pues entonces quédate con tu papá. Porque el que ama padre, a madre, a hija más que a mí, (¿qué dice Dios? Dice Dios, no lo dice el pastor) No es digno de mí. (Mateo 10:37) Si tú amas más a tu familia que a Dios pues, no eres digno del Señor. Lo dice Dios, lo escribió Dios.
En Mateo 9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. (¿Qué dice la escritura?) Y se levantó y le siguió.
En Mateo 16:24 Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Jesús te dice: Sígueme.
El pasaje que leímos (Mateo 19:16), hace un rato, del joven rico: Señor, 16¿qué bien haré para tener la vida eterna? ¿Qué le terminó diciendo Jesús? Bueno, pues te falta una cosa. 21vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Y dice el último versículo que dijo el rico: ¡Ah, no! Estoy muy ocupado como para seguirte Jesús.
Un discípulo es un seguidor de Jesús. Eso es, un seguidor. Un seguidor es un discípulo. Ahora, si usted se mete al internet, usted va a encontrar “Diez características de acuerdo a la perspectiva bíblica de un discípulo de Jesucristo” “Cuatro características…” “Seis reglas más esenciales…” Yo le voy a dar siete y no las va a encontrar en ningún otro lado, porque las escribí yo. ¿Qué es un discípulo? Y esto es para que se vea en el espejo. No regale esto. Otra cosa más, un discípulo de acuerdo a Jesús, y a esta bendita palabra (La Biblia). No de acuerdo a usted. Porque si usted vive en Vancouver, y no esté enfermo, está sano, y se quedó panza arriba en su cama, y está viendo este mensaje desde allá, ojalá que haya mandado una ofrenda. ¡Pero discípulo! Escuche estas siete cosas que le voy a decir. Véase usted en el espejo. Allá usted hermano, como dicen: Es el mensaje de la palabra de Dios.
¿Qué es un discípulo?
- Es una persona que sigue a Jesús de cerca. Eso significa “comunión para madurez”. No le llegó a usted en estos días, un cuentecito por ahí bien bonito. Que dice, que una familia invitó a un pastor a comer. El señor, que era medio flojo en su vida cristiana, se dio cuenta que el pastor agarró una cucharita pequeña y se le metió la bolsa. Él vio, que el pastor se estaba robando la cuchara, el pastor. Pasó, y pasó el tiempo. Un mes y dos meses, y el marido le decía la mujer ¿no entiendo por qué el pastor se llevó la cuchara? ¿Cómo es posible? Y pasaron tres, cuatro, seis meses. Y no entiendo, ¿por qué el pastor se robó la cuchara? Un año más tarde invitaron al pastor otra vez a la casa, y ahora están volando ojos a las cucharas. Entonces el hombre éste no pudo y le dijo: pastor, yo tengo una pregunta para usted. Hace un año lo invitamos a comer a nuestra casa y usted se robó una cuchara. Yo quiero saber ¿por qué lo hizo? Y el pastor le dijo: No me la robé, la metí en la Biblia. Un año más tarde, ¿qué quiere decir eso? ¡Que el viejo ese, no había tocado su Biblia por un año! ¿Pueden creerlo?
- Activo en el reino activo en el reino. (Escuche la primera palabra que le dije, Activo.) ¿Qué significa eso? Que descubra sus dones y los ponga al servicio del Señor. Yo no soy responsable, ni papa, de ¿cuáles son sus dones? Usted es responsable de ellos. Yo como pastor de esta iglesia, abro aquí, tengo apertura, para que usted ponga sus dones al servicio del Señor. ¿Cómo los va a poner? Ese es su problema hermano. Lo que va a ser usted, eso es cosa suya.
- Comprometido con la misión. Evangelismo. Acabamos de ver un pastor de México. Nosotros tenemos ahorita presencia en Asia Central. Tenemos presencia Europa, África, por todos lados. Entonces, un discípulo es comprometido con la misión. Tenemos una misión: “Alcanzar a este mundo”. “Alcanzar a los hispanos de la ciudad de Vancouver”. “Alcanzar a las personas que no conocen al Señor”. Hermanos, si usted no está comprometido con el reino, no me venga a decir que usted es un seguidor de Jesús. ¡Usted ni sabe a quién está siguiendo!
- Sensible al Espíritu Santo. ¿Qué quiere decir esto? Que oye cuando Dios le habla. Eso es una maravilla. Cuando Dios te habla al corazón, estás leyendo la palabra y tú quieres pasar la página rapidito, ¿verdad? Pero Dios… Híjole, Sensible al Espíritu de Dios.
- Fructifica. Recuerdo que Jesús dijo: Que esta es la voluntad del Padre, que llevéis mucho fruto. A la par de Fructifica, Disposición de Sacrificio. ¿Por qué? Porque servir a Dios requiere sacrificio. Yo tengo mucho respeto por, todo el mundo, que sirve a Dios, mucho respeto. Pero déjeme decirle algo, especialmente aquellos ministerios que se reúnen una vez al mes. Que hacen actividad, una vez cada no sé cuánto, es bonito verdad, eso es como pedirle a Dios una iglesia allá en Hawái. Pero hay ciertos ministerios, que requieren mucho sacrificio hermano. ¿Y sabe qué? De todos los días, de todos los cultos, de todos los servicios, eso es fructificación.
- Corazón de siervo. (Amor por la gente)
Primero: Sigue a Jesús de cerca. (Comunión que lleva a la madurez).
Segundo: Activo en el reino. (Descubra sus dones y los pone al servicio del Señor).
Tercero: Comprometido con la misión. (Evangelismo).
Cuarto: Sensible al Espíritu Santo. (Oye cuando Dios le habla).
Quinto: Fructifica. (Disposición de sacrificio).
Seis: Corazón de siervo. (Amor por la gente)
- Bajo autoridad de la palabra de Dios. Que es obediencia. Bajo autoridad de esta palabra. Si Dios dice: “Hágalo”. ¿Qué hay que hacer? Hágalo. Si Dios dice: “No lo hagas”. No lo hagas. Entonces, bajo esta gloriosa palabra.
- Hay que seguir a Cristo. (escuche usted) Aprenda esta lección, hay que seguir a Cristo para toda la vida y bajo cualquier circunstancia.
Me encanta cada vez que me acuerdo de la historia del conquistador español, Hernán Cortés, cuando llegó a Veracruz, México. Algunos que han estudiado eso, él venía de la isla La Española, dicen que es la que está por ahí por Haití, República Dominicana. Luego pasó a Cuba, venía de Cuba y llegó a México, a Veracruz por los años 1500 más o menos. Y la historia dice, bueno hay dos historias no sé cuál de las dos es la verdadera. Una dice que él quemó los barcos y otra dice que no, que los hundió nada más. Pero cualquiera de las dos cosas que sean, la idea, llegó a tierra mexicana y se deshizo de los barcos. ¿Con qué propósito? Para que su gente no se regresara, es decir, llegaron para quedarse. El hombre dijo de aquí no nos vamos. El evangelio es igual.
Entonces, “hay que seguir a Cristo para toda la vida y bajo cualquier circunstancia”. Los verdaderos discípulos de Jesús lo siguen para siempre. Un día me dijo un hermano: Pastor ¿No será que se puede tomar alguna vacación en el evangelio? ¿Puede dejar de respirar usted? ¿Me explico? Es en todas las estaciones de la vida, seguir a Jesús, en todas las estaciones de la vida. ¿Me entiende? Quítese esa cuestión, es que es que la mentalidad canadiense. ¿Y qué tal, si mejor usamos la mentalidad bíblica, Juanito? En todas las estaciones, yo conocí a Cristo soltero. Conocí a mi esposa en el evangelio. Nos casamos en el evangelio. Nació nuestro primer hijo en el evangelio. Nosotros no dijimos en ningún momento, (como dicen ahora), quédate unos cuantos meses (4, 5 o 6 meses) en casa porque le puede dar alguna cosita al niño, como hoy en día. Para eso está la enfermera ahí. Ay no, porque le puede pasar cualquier cosa, así son con los primerizos. El tercer o el cuarto, cuidadito me manchan la alfombra de sangre, le decimos. En todas las estaciones de la vida, cuando nazca el primero, cuando nazca el segundo. Yo tengo fotos de la presentación de mis hijos, los tres en este púlpito, O en otros púlpitos, pero los tres los hemos presentado acá. “Hay que seguir a Jesús para toda la vida y bajo cualquier circunstancia”
Si se cae, hermanito, levántese y siga Jesús. Si comete un error, levante la cara, y siga a Jesús. Si le va bien, sigue a Jesús. Si le va mal, siga a Jesús. Si en su casa lo aman, siga a Jesús. Si la quieren divorciar, siga a Jesús. Si tiene trabajo, siga a Jesús. Si le quitan el trabajo, siga a Jesús. Bajo cualquier circunstancia, siga a Jesús. Si se mueve a la Patagonia siga Jesús. Si se mueve a la China, siga Jesús.
Algunas personas me preguntan: ¿Pastor, y a usted dónde le gustaría vivir? Donde haya una iglesia. Para que quiero irme a vivir a Hawái, si no tengo iglesia donde adorar. Quédese usted con Hawái, yo no. Porque la tierra es la preparación, para cuando lleguemos al cielo. No es al revés la cosa. “Hay que seguir a Jesús bajo cualquier circunstancia”. Que te decepcionó un hermano, ¿no me diga? ¿Sólo uno? A mí me ha traicionado persona que ha comido en mi mesa, en mi casa. Han salido hablando, mentiras y estupideces, puras falsedades. Hay gente que es así, hay gente que no tiene escrúpulos, hay gente que no tiene corazón. ¿Y sabe qué es lo que tiene que hacer como pastor usted? Sonreír, y pararse que el siguiente culto, y seguir predicando. ¿Qué más le queda?
¿Y entonces qué es lo que hago Señor? ¡Esto que han hecho conmigo Señor, es una injusticia! Sígueme. Sígueme.
A Pablo lo metieron preso, ¿sabes qué le dice el Señor? Sígueme.
No importa qué está pasando. Es por eso que le dicho a un montón de gente, ¿se siente deprimido? Hermano, conózcase pero siga el Señor, siga a Dios, siga a Dios. Pastor es que me da pena, por esto, por lo otro; siga al Señor.
Un día les conté ustedes que un hermanito por ahí, acuérdese que todos estamos en proceso de cambio, el señor está trabajando dentro de nosotros. Y un día un señor estaba recién convertido, y se peleó con otro señor por ahí atrás, en la puerta y le dijo un montón de malas palabras. Lo oyeron varias personas. ¡Madre de Dios!, dijo una señora que estaba por ahí. Entonces, bueno, pasó. El hombre, eso fue en el culto del mediodía, no vino en la tarde. Pero me buscó durante la semana y me dijo que estaba bien avergonzado. Me dijo, pastor me da mucha vergüenza, mucha pena, por esto que hice. Quiero pedirle un favor, quiero que me permita pasar al púlpito y pedirle perdón a la congregación por esto que yo hice. Le dije, hermano nosotros no hacemos estas cosas, ¿qué necesidad hay de que 300 gente más, se den cuenta de algo que un poquito de personas escucharon? Pídales perdón a ellos, pídele disculpa a ellos, pero eso sí: Siga a Jesús, siga a Jesús. ¿Cuántos hay aquí que en algún momento la han regado? Un montón de veces, pero sabe que es digno de reconocimiento; que hay que seguir a Jesús.
Algunos, en el evangelio, les han ido muy mal, les ha ido en feria. En el evangelio se han divorciado, en el evangelio les han robado, en el evangelio los han decepcionado. Y entonces ¿qué es lo que hay que hacer pastor? Siga a Jesús. Porque Jesús no le va a aceptar jamás en la vida, una excusa usted, nunca.
Yo conozco personas, las conozco, y algunas de ellas nos comunicamos por diferentes razones. ¡Ah no! Me dijo, yo no voy a una iglesia. Yo conozco gente de la iglesia, que son peores que personas que no van a una iglesia. ¿Sabe cómo le llama la Biblia a esos? Que están engañados por satanás el diablo. Nadie, no importa quien quiera que sea, que usted conozca, y le dice: “yo no voy a la iglesia porque la gente aquí, porque la gente allá”, están extremadamente equivocados. Usted tiene que seguir a Jesús.
¿Y este qué? dijo Pedro. Jesús le dijo, y ¿a ti qué? Sígueme tú. Pues sí, pero es que fíjate…Sígueme tú.
Y le repito hermano, ¿si un pastor no le gusta y se quiere cambiar? Ahora, lo que yo le digo a las personas, la misma historia de siempre. Yo he conocido personas que se han ido de aquí para otra iglesia, está bien. Mire, mientras usted crezca en la fe, no pasa nada. Porque a veces la gente viene y me dice: “nos vamos a cambiar de iglesia porque…” y me dan las 400 razones habidas y por haber. Y le digo está bien. ¿Pero sabe qué es lo que pasa? Que la vuelta de un tiempo, a la vuelta de un año, me los encuentro. Yo espero encontrar los que van volando, porque han crecido espiritualmente en la fe, y ahora ya, cuando hablan… ¿Y qué, que tal, como les va? No, ya tenemos un rato de que no vamos, fíjese. Ah, para eso te fuiste de la iglesia. Algunos piensan hermanos, que el deseo del pastor es tenerlos aquí metidos. No es ese el asunto lo que pasa es que ya tenemos treinta y pico de años de experiencia. Ya vimos de todo. Y cuando alguien se va, porque algo le molesta o porque algo no le gusta. ¡Tenga mucho cuidado, tenga mucho cuidado!
Una señora, un día se fue de la iglesia porque dijo que aquí éramos muy liberales. Se fue una iglesia donde no eran liberales, y le embarazaron a la hija en la otra iglesia. Menos mal que no son liberales, menos mal, ¿Sabe qué es eso? Ignorancia.
Ahora, todos hemos sido llamados a una vida piadosa, todos. La misma Biblia es para usted y es para mí, la misma Biblia. Hermanos, bajo ninguna circunstancia, yo no voy a culpar a mi esposa de mi manera de ser. Yo por eso soy un infeliz, porque mi mujer aquí, porque no sé qué. Culpar a la gente es fácil. Culpar a mi esposa, por los errores que yo cometa, culpar a la gente es fácil. El culpable es usted. Yo no voy a culpar a una persona porque yo estoy gordo, es que mi suegra tiene la culpa, porque mucho me da de comer. Yo le digo: “usted me da de comer a mí como si yo trabajara en la construcción. Como ellos queman un montón de calorías, ¿verdad? pero también las queman el siguiente día. Yo no amigos, yo me las trago y me inflo y me inflo…Yo puedo culparla a ella, pero sabe, ¿quién es el que abre la bocota para tragar? Soy yo. ¿Quién le dice, pongan otro poquito más? Soy yo. Yo no voy a culpar a nadie de mis enfermedades, “vaya a caminar, haga algo por la vida”.
En la vida espiritual es la misma historia. Es que yo no puedo por mi trabajo, cambia de trabajo si su trabajo es un obstáculo para su crecimiento espiritual. Y acuérdese “Dios honra, a los que le honran”. Todo sacrificio que usted haga por el Reino de los Cielos, todo sacrificio que haga para la Gloria del Señor, Dios se lo va a multiplicar con creces, hermano.
Quiero terminar con un pasaje de la escritura, Mateo 19:28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Recompensa para los que han seguido a Jesús. El mensaje bien sencillo, Sígame usted, es el mensaje. Mira aquí ha pasado de todo hermano, aquí ha pasado de todo. Yo les conté, al principio de la iglesia los hermanos se vendían cosas entre ellos. Una vez, un hermano le vendió un carro a otro hermano y tan pronto llegó a la otra casa hasta ahí llegó el carro, ya no arrancó. ¿Sabe qué? A mí me vinieron a buscar aquí a la oficina. Este señor me vendió un carro y él sabía que no servía. Cuando usted se lo llevó el carro estaba caminando, usted no lo llevó empujado, usted se sube a él y se fue ¿Qué le hizo? Hermanos, relajo de toda esa naturaleza. Dimos testimonio, escuchamos testimonio, de Carlos Gómez acá hace unos días, las cosas que me pasaron aquí en la iglesia. Pero aquí estamos, entonces, Sígueme, Sígueme, Sígueme, sígueme bajo cualquier circunstancia sígueme. Y mira qué lindo esto que dijo el Señor: 28De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, (imagínense a Jesús sentado en el trono de su padre) vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar las doce tribus de Israel. 29Y cualquiera, que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Porque se han dado casos de abuelos que son católicos, apostólicos y románticos, que le han dicho a sus hijos: “si tú dejas el catolicismo yo te saco de mi herencia”. El jovencito que vino acá para decir que él no podía recibir a Cristo, porque su mamá le había dicho antes de morir, lo único que te pido es que no te cambies de religión; porque la señora era católica. Él estaba yendo a una iglesia evangélica en México, y su mamá antes de morir le dijo eso, no te vayas a cambiar de religión, y yo no puedo recibir a Cristo por eso, mira lo que dice acá. Esa mujer que se molesta porque usted viene a la casa del Señor. Lo que dejes por mi nombre, por el nombre de Jesús, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. ¿Qué más quiere?
Mis queridos y amados hermanos, con Jesús nunca se pierde, con Jesús siempre se gana.
Bajo cualquier circunstancia en la vida usted Siga a Jesús.
Oremos al Señor:
Padre, muchas personas han peleado muchas batallas para poder seguirte y yo te doy gracias por la vida de esas personas. Gracias por la vida de aquellos que han hecho a un lado todo aquello que les estorba a su crecimiento espiritual. Porque hemos sido creados para alabanza de tu Gloria. Hemos sido creados para darte Honra y Gloria. Señor, satanás el diablo quiere destruir, pero tú quieres levantar a un pueblo glorioso. Yo te ruego por esa multitud de personas engañadas que se han apartado de tus caminos, que se han apartado de “Seguir a Jesucristo” por las acciones de otras personas. Mi Señor, que puedan llegar al entendimiento, ilumínales Padre Santo, ilumínales para que puedan volver a tus caminos.
Mientras todos oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, queremos hacerle una invitación. Esta invitación es para que usted abra su corazón a Jesucristo y lo reciba como el Señor y Salvador de su vida. Dios le ama. Dios tiene un plan para su vida. Dios quiere salvarle, pero este es el primer paso de fe que Dios le pide.
La palabra del Señor dice: más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les ha dado potestad de ser hechos hijos de Dios. Si hay alguna persona con nosotros en esta tarde que dice: Pastor, yo necesito a Dios en mi vida, yo necesito al Señor. Si hay alguien quiere recibir a Cristo en su corazón, ahí donde está levante su mano. Si hay alguna persona que dice: Pastor, yo necesito a Dios, vamos a orar por usted. Vamos a acercarnos a usted para decirle de qué forma usted puede invitar a Jesucristo a venir a su corazón, a venir a su vida.
Usted que nos mira por las redes sociales, también usted puede hacer lo mismo a través de una oración de fe, invite a Jesús y dígale: Señor, te pido perdón por mis pecados, y te recibo como el Señor y Salvador de mi vida. Si usted hizo esta oración, queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y Bendita palabra.
Padre gracias por tu bendita palabra, despídenos con tu paz, y con tu bendición, en el nombre de Jesús, Amén.