¡Qué bueno es Dios!
Marzo 9, 2025 – 2:00PM | Salmos 34:1-8 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra, por favor mis amados en el libro de los Salmos. He titulado al mensaje de esta ahora: ¡Qué bueno es Dios!
Salmos 34: 1-8 (RV-60): 1Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. 2En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán. 3Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre. 4Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. 5Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. 6Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. 7El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. 8Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. Amén. ¡Qué lindo pasaje de la escritura!
Salmos 86:5 (RV-60): 5Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
Curiosamente, hay mucha gente hoy en día que no cree en Dios, o que mira a Dios con indiferencia, o que rechaza el evangelio. Hay otros que son un poquito más agresivos, que van en contra de todo lo que tenga que ver con el nombre de Dios; sin embargo, Dios en su grande misericordia y su fidelidad, es bueno para con todos en este mundo.
Hemos dicho varias veces: no todos somos hijos de Dios, somos criaturas de Dios; pero hijo es solamente aquel que lo recibe por Padre.
Juan 1: 12 (RV-60): Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios.
En todos los servicios, usted me escucha hacer una oración donde yo le digo: Si usted quiere entregarle su vida al Señor Jesucristo, si usted quiere comenzar una vida nueva, si necesita a Dios haga esta oración conmigo, y hacemos la oración del penitente. Donde le decimos: Señor me arrepiento de mis pecados, yo invito a Jesucristo a venir a mi corazón. Y a partir de ese momento nos convertimos en hijos de Dios, y eso es una cosa maravillosa.
Como muchos de ustedes saben yo no conocí a mi padre, y cuando experimenté lo que es la paternidad divina, me metí en la escritura y descubrí esa cosa tan maravillosa de saber que yo tengo un papá en los cielos y que soy su hijo. Luego, hace muchos años, cuando nació David y tuve ese pedacito de carne aquí en mis brazos; eso es una experiencia que no se puede expresar, el hecho de que tienes ahí a tu niño en brazos. Yo, como hombre, me he puesto a pensar: ¿cómo es posible que un hombre pueda dejar un hijo abandonado?
Me gustaría que entienda esto:
Cuando Jesucristo estuvo en la tierra y sus discípulos querían aprender a orar, Jesús les enseñó y les dijo: Lo primero es: “Padre”. Padre nuestro que estás en los cielos. La vida nos ha demostrado que un hijo puede ser feo, pero así los amamos, ¿sí o no? ¿Por qué? Porque son nuestros hijos. Entonces usted debe estar contento(a) de que Dios lo(a) quiere así como usted es. Es una cosa maravillosa. La otra cosa que aprendí es: No importa los errores que cometan nuestros hijos, seguirán siendo nuestros hijos. No se meta usted, no se meta, nuestros hijos podrán tener defectos, pero déjelos conmigo; usted preocúpese de los suyos, ¿no es cierto? Entonces nos ponemos a la defensiva, y eso hace el Padre que tenemos en los cielos. Dios es un Padre que nos cuida, que nos ama, que nos defiende. Cuando estamos enfermos está con nosotros, le preocupa cualquier situación que nos pueda suceder, Dios está pendiente de nosotros, Dios es un Dios bueno amados míos.
Entre las cosas maravillosas tenemos está la creación de Dios, cada amanecer es una muestra de la bondad divina. En cada amanecer, con el rocío de la mañana y las flores vemos la mano de Dios. Hermano, ¿usted ha visto la ciudad de Vancouver en otoño? ¡Por amor de Dios si se ve reflejado el pincel de Dios! Cuando usted va manejando, de Sur a Norte, y usted comienza a ver las calles, se da cuenta que en una las hojas son amarillas, en la siguiente son naranjas, en la próxima son rojas, es algo tan bello que solamente Dios lo pudo haber hecho; aunque la gente haya dicho: vamos a sembrar semillas amarillas en esta calle para que salgan de este color; es imposible, es la creación de Dios hermanos, la belleza que Dios ha hecho a nuestro alrededor.
Les decía que: aunque hay algunas personas que no creen en Dios y otros que son agresivos con el evangelio, aun así, Dios es bueno con todos. Dios no dice: “este día voy a mandar el aire solamente para mis hijos”, lo manda para todos. Este día el sol va a alumbrar y va a calentar solamente a mis elegidos, a mis redimidos; no, lo manda para todos. Dios es así, todo lo que Dios ha creado es bueno.
Salmos 145:9 (RV-60): Bueno es Jehová para con todos, Y sus misericordias sobre todas sus obras. Yo le doy gracias a Dios porque Dios es bueno en todos los aspectos de la vida.
Yo les he comentado a ustedes que mi vida de niño fue pobre, pero pobre hermano. Yo viví con mis familiares, pero ellos nunca me trataron como un familiar. Ellos me trataron como a un burro, como a una persona que vivía en la casa y que tenía que trabajar para ganarse el pan, que tenía que trabajar para tener un techo, que tenía que trabajar porque era obligación tener que hacerlo. Cuando yo recién llegué a la iglesia con 18 años, la gente me pedía que diera mi testimonio, y cuando terminaba la gente lloraba; y fíjese, yo estaba feliz porque me regalaban dinerito. Yo hacía eso con frecuencia, hasta un día que cuando terminé de dar mi testimonio, esa noche, estaba inquieto y Dios habló a mi corazón. Ese día Dios me hizo entender que a Él no lo honraba con decir las cosas que estaba diciendo. Entonces Dios dijo a mi vida: yo quiero que tú le cuentes a la gente lo que yo estoy haciendo contigo, eso quiero que le cuentes. Fue una situación maravillosa, de cómo Dios comenzó a hacer cambios en mi vida y comenzó a mostrarme cosas. Me dio cosas que yo anhelaba, como trabajar en un banco; ese era mi más grande sueño desde niño, porque tenía un tío que trabajaba en un banco y andaba siempre de traje, tenía un carro nuevo, y yo pensaba que había que trabajar en un banco para poder tener esas cosas. Entonces, cuando miro hacia atrás en mi vida, yo digo: Señor tú has sido bueno y me siento agradecido contigo.
Este milagro, un templo propio, es la cereza que está en el postre ¿verdad? Pero me acuerdo un día en el que estaba navegando las profundas aguas del río Amazonas y yo le decía: Señor gracias por este privilegio. Me acuerdo otro día frente a las Cataratas de Iguazú entre Brasil, Paraguay y Argentina, ¡qué lugar más precioso, qué lugar más bello! Obra de la mano de Dios, la obra de Dios. La Cordillera de los Andes, Viña del Mar y Valparaíso, son lugares lindos que Dios ha creado. También el Notre-Dame y la Torre Eiffel en Francia, gracias a Dios por esos viajes que hemos hecho, donde muchos hermanos de nuestra iglesia han tenido también la oportunidad de conocerle. Un día estuve frente a uno de los templos musulmanes en Marrakesh y Fez Marrakesh, Marruecos. Estuve frente a los molinos de Holanda, en el Palacio de Buckingham en Inglaterra, en el Vaticano en Roma, el romántico Venecia y la belleza natural de La Isla Capri en Italia, en la bella ciudad de Estocolmo. He viajado en un crucero lindísimo hasta la ciudad de Helsinki en Finlandia. Dios me ha permitido caminar por las lindas calles de Praga en la República Checa, por la bella Petra en Jordania, frente al impresionante Kremlin en Moscú-Rusia. Dios me permitió a mis 50 años caminar por la Gran Muralla China. Pude ver uno de los atardeceres más impresionantes en Santorini, Grecia. Los impresionantes glaciares de Alaska, los templos de Diana en Atenas, viajar a Turquía. Y sobre todo mi lugar favorito: la ciudad eterna de Jerusalén, la ciudad del Gran Rey, la maravillosa Jerusalén, la bella Jerusalén. Cuando pienso en todas esas cosas vuelvo mis ojos al cielo y digo: ¡Dios qué bueno eres! ¡Qué bueno es Dios!
Pienso en la provisión de cada día. Jesucristo dijo en Mateo 6:26 (RV-60): Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? Dios nos provee del alimento, amados míos, hemos comido. Hemos sido pobres, hemos comido tortillita con sal y con tomate; pero luego venimos al evangelio y Dios nos dice: No te afanes, mira las aves del cielo, ¿quién las alimenta? Yo las alimento. Dios promete bendecirnos y alimentarnos. ¿Tenemos que trabajar? Por supuesto que sí, hay que trabajar porque el trabajo dignifica al hombre, pero es Dios quien nos sustenta y debemos agradecer al Señor.
Nos da un hogar, un lugarcito, un techo. Vivimos en una de las ciudades más caras del mundo, un lugar complicado para vivir, pero Dios nos bendice de esa manera, nos bendice con trabajo, nos bendice con salud. Tenemos una familia, no es la mejor familia pero es que ninguna familia es perfecta. Tenemos un papá, una mamá, tenemos hermanos.
Romanos 3:24 (RV-60): Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es Cristo Jesús. Gracia significa un regalo inmerecido, es un regalo inmerecido.
Billy Graham, dicen que este predicador llevó a más de 50 millones de personas a los pies de Cristo y le dio la vuelta al globo cantidad de veces predicando la palabra del Señor. Fue consejero, creo que, de siete presidentes en los Estados Unidos; o sea, un hombre extremadamente reconocido. Un día Billy Graham conducía por un pequeño pueblo del sur, cuando un policía lo detuvo y lo acusó de exceso de velocidad. Graham admitió que sí, que había cometido ese error. Pero el policía le dijo que tendría que comparecer ante el tribunal. Fue al tribunal y el juez le preguntó: ¿culpable o inocente? Y Bill Graham se declaró culpable. El juez le respondió: tendrá que pagar un dólar por cada milla que haya pasado de límite. Imagínese de qué tiempo estamos hablando. Pero de repente, el juez le dijo: ¿Cómo se llama usted? Y dijo: Soy Billy Graham. Y el juez le dijo: ¿El gran predicador? Y le dijo: Sí su señoría, yo soy Billy Graham. El juez le dijo: usted ha violado la ley, la multa debe pagarse; pero yo lo conozco a usted y la multa la voy a pagar por usted. El juez sacó un billete de $10 de su propia billetera y pagó la multa, y luego llevó a Billy Graham al mejor restaurante de la ciudad. Y Billy Graham le dijo: Así es como Dios trata a los pecadores arrepentidos. Yo tenía una deuda, usted pagó la deuda y todavía me llevó a cenar. Esa es la gracia divina.
¿Usted cree que merece ser salvo? No, ni yo tampoco, si es que esto (la iglesia) es un hospital. Cuando la gente viene a hablar de los defectos de otros, que es cierto que los tienen, hay que recordarles que para eso es la iglesia. Jesús no vino por los justos, vino por los pecadores. Y esa es la gracia del Señor: que Dios, en su inmensa misericordia, puso los ojos en usted, en su familia. Es probable que haya gente más inteligente que usted en su trabajo, pero Dios puso los ojos en usted.
Un hombre murió y fue llevado al cielo, y San Pedro lo recibió a la entrada y le dice al hombre: Así es como funcionan las cosas aquí en el cielo, usted necesita 100 puntos para poder quedarse aquí. Usted me va a decir todas las cosas buenas, las obras buenas, que hiciste y yo te voy a asignar cierta cantidad de puntos por cada cosa, dependiendo de qué tan bueno fue lo que tú hayas hecho; y cuando acumules 100 puntos entonces podrás entrar al reino de Dios. ¿Entendido? Si. Y comienza el hombre: Déjeme decirle que estuve casado con la misma mujer por 50 años, nunca la engañé ni siquiera en mi corazón. San Pedro le dijo: magnífico, eso te vale a tres puntos. ¿Tres puntos?, preguntó el hombre. Y San Pedro le dijo: Si. Bueno déjeme decirle que también asistí a la iglesia toda mi vida, y la sostuve con mis diezmos, ofrendas y hasta fui super valiente. Maravilloso, le dijo San Pedro, por eso tienes un punto más. Y le dijo: ¿Un punto? Sí, le dijo Pedro. Entonces el hombre le dijo: Estuve trabajando entre los pobres de mi ciudad, dándoles comida y ropa. ¡Fantástico!, le dijo San Pedro, por eso te damos dos puntos más. De repente el hombre gritó y dijo: ¿Qué? Si sigo así solamente por la gracia de Dios podré entrar al reino. Bienvenido, le dijo, bienvenido. Porque nuestras obras no valen nada delante de Dios. A la gloria de Dios entramos únicamente por su gracia, nada más. Dios es bueno, no por obras para que nadie se gloríe dice la escritura.
Cuando pienso en la misericordia de Dios y digo: ¡Qué bueno eres Señor! Porque la misericordia tiene que ver con la compasión.
Salmos 23:6 (RV-60): Ciertamente el bien y la misericordia (de Jehová) me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días. La misericordia tiene que ver con compasión, tiene que ver con la ayuda del Señor. Hermanos, solo por su misericordia no hemos sido consumidos.
¿Alguna vez algún hijo suyo ha hecho algo que usted quisiera acabar (arrastrar) con él? Hace muchísimos años un chamaquito, de esos traviesos, robó algo en una tienda. La mamá no hablaba muy bien el inglés y me pidió que fuera con ella, esa mujer veía a ese hijo como que se lo quería comer vivo. Entonces el hijo le quería explicar, y ella le decía: Espérate, espérate que lleguemos a la casa. Y el niño me decía: Pastor no me deje, Pastor no me deje. Pero yo ahí no me meto. Pero no ocurre así con el Señor, la misericordia de Dios es grande.
A veces, vemos los errores de otras personas como si llegaran hasta el techo. Para las personas el que quebranta la ley en uno de sus puntos, es como que la haya quebrantado en todos. Dios nos mira de una manera distinta, Dios nos mira de una manera diferente. Yo no puedo hacer nada para que Dios me ame más, ni tampoco me dejará de amar porque yo deje de hacer algo. Dios es bueno.
Para definir el amor de Dios la palabra clave es: afecto, y ¿usted sabe que es? Es una necesidad emocional. Todos necesitamos sentir cariño, sentir aprecio, sentir amor de alguien. El que conoce a Dios no debe andar suplicando amor por ningún lado, porque Dios es amor. A pesar de que Él sabe lo que somos, Dios manifiesta un amor sacrificial.
Dios también es bueno en la manera como nos ayuda en nuestras pruebas, en nuestras dificultades. Cuando pasamos por situaciones difíciles, ahí está Dios con nosotros, ahí está el Señor, ¡Bendito sea su nombre! Si usted no ha pasado algo difícil, algo fuerte en su vida, preparémonos para esos momentos. No se ponga a renegar a Dios, ¿y por qué esto? ¿Y por qué lo otro? Dios es Dios, Él es soberano. Dele gracias porque nunca lo abandona, porque siempre está ahí con usted. Dios le da la fuerza.
Me acuerdo del 30 de julio del 2022, que tuve el ataque al corazón, fue sábado y el siguiente jueves yo tenía que salir para Houston a una campaña para predicar viernes, sábado y domingo. Le dije al doctor, después de que me habían puesto los dos stent que llevo aquí en el corazón: Disculpe, ¿será que puedo viajar el jueves? Y el doctor se puso a reír, y me dijo: ¿Y a dónde vas a ir? Y le dije: yo, a Houston. Y, ¿qué vas a ir a hacer a Houston?: Le dije: a predicar. Me dijo: No, no puedes, cancela todo eso. A la vuelta de unos días era el viaje a Grecia, y cuando me sentí bien le llamé y le dije: Disculpe doctor, ¿será que puedo ir a Grecia? Él me dice: ¿Qué vas a ir a hacer? Le dije: No más a dar una vuelta. ¿No vas a trabajar? Yo le dije: No, no. Entonces ve. Si le hubiera dicho que iba a andar cuidando gente, a lo mejor no me dejaba. Dios es bueno aún en tus dificultades, aún en tus dolores, aún en tus penas Dios está ahí.
Y ¿sabes qué? Hermano, Dios es bueno cuando te da bendiciones inesperadas, cuando te llega una bendición que tú no estabas esperando. Dios es bueno, su misericordia es para siempre, su fidelidad. Aunque nosotros seamos infieles, Dios permanece fiel. ¡Bendito sea el nombre de Nuestro Señor!
Demos gracias: Padre querido, te damos gracias en esta hora al pensar en tus bondades. Señor, al pensar en cada bondad, la lista es interminable: cuando hemos caído en dificultad, cuando hemos caído en una enfermedad, cuando pasamos una prueba, cuando atravesamos por el valle de sombra de muerte; ahí estás tú con nosotros, nos sostienes, nos levantas, nos provees, nos alimentas, nos fortaleces, nos animas, nos abrazas. ¡Bendito sea tu nombre en este día! Señor, una vez más este pueblo te agradece tus milagros, agradece tus bondades; porque los tiempos malos los pasamos en tu nombre Padre Santo, aún en momentos complicados de tristeza, de dolor, de lágrimas, de temores, de incertidumbres, de penas, ahí estabas tú diciéndonos: No temas, yo te ayudo. No temas, porque yo estoy contigo. No desmayes, porque yo soy tu Dios, siempre te ayudaré, siempre te sostendré con la diestra de mi justicia. Bendito seas por siempre. Señor te honramos en este día, y declaramos que tú, y solo tú, eres el único digno de toda alabanza, de toda gloria, de toda adoración.
Mientras oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en su corazón, y quiere entregarle su vida a Dios en este momento; yo le invito, allí donde está, que haga esta oración conmigo. Dígale al Señor: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Me arrepiento de mis maldades. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Gracias Señor, porque un día fuiste a la cruz en mi lugar, porque pusiste tu cuerpo, derramaste tu sangre para el perdón de mis pecados. Y ese día Señor, en ese día que te entregaste por mí, ese día que llevaste la corona y te pusieron unos clavos, lo hiciste por amor a nosotros. ¡Bendito sea tu nombre por siempre! Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita palabra.
Señor, llévanos en paz a nuestros hogares. Síguenos bendiciendo Padre santo y danos la fuerza para seguir caminando, en el nombre de Jesús, amén y amén.
¡Qué la paz de Cristo los acompañe! ¡Qué Dios me los bendiga!
¡Qué bueno es Dios!
Marzo 9, 2025 – 2:00PM | Salmos 34:1-8 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra, por favor mis amados en el libro de los Salmos. He titulado al mensaje de esta ahora: ¡Qué bueno es Dios!
Salmos 34: 1-8 (RV-60): 1Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. 2En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán. 3Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre. 4Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. 5Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. 6Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. 7El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. 8Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. Amén. ¡Qué lindo pasaje de la escritura!
Salmos 86:5 (RV-60): 5Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
Curiosamente, hay mucha gente hoy en día que no cree en Dios, o que mira a Dios con indiferencia, o que rechaza el evangelio. Hay otros que son un poquito más agresivos, que van en contra de todo lo que tenga que ver con el nombre de Dios; sin embargo, Dios en su grande misericordia y su fidelidad, es bueno para con todos en este mundo.
Hemos dicho varias veces: no todos somos hijos de Dios, somos criaturas de Dios; pero hijo es solamente aquel que lo recibe por Padre.
Juan 1: 12 (RV-60): Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios.
En todos los servicios, usted me escucha hacer una oración donde yo le digo: Si usted quiere entregarle su vida al Señor Jesucristo, si usted quiere comenzar una vida nueva, si necesita a Dios haga esta oración conmigo, y hacemos la oración del penitente. Donde le decimos: Señor me arrepiento de mis pecados, yo invito a Jesucristo a venir a mi corazón. Y a partir de ese momento nos convertimos en hijos de Dios, y eso es una cosa maravillosa.
Como muchos de ustedes saben yo no conocí a mi padre, y cuando experimenté lo que es la paternidad divina, me metí en la escritura y descubrí esa cosa tan maravillosa de saber que yo tengo un papá en los cielos y que soy su hijo. Luego, hace muchos años, cuando nació David y tuve ese pedacito de carne aquí en mis brazos; eso es una experiencia que no se puede expresar, el hecho de que tienes ahí a tu niño en brazos. Yo, como hombre, me he puesto a pensar: ¿cómo es posible que un hombre pueda dejar un hijo abandonado?
Me gustaría que entienda esto:
Cuando Jesucristo estuvo en la tierra y sus discípulos querían aprender a orar, Jesús les enseñó y les dijo: Lo primero es: “Padre”. Padre nuestro que estás en los cielos. La vida nos ha demostrado que un hijo puede ser feo, pero así los amamos, ¿sí o no? ¿Por qué? Porque son nuestros hijos. Entonces usted debe estar contento(a) de que Dios lo(a) quiere así como usted es. Es una cosa maravillosa. La otra cosa que aprendí es: No importa los errores que cometan nuestros hijos, seguirán siendo nuestros hijos. No se meta usted, no se meta, nuestros hijos podrán tener defectos, pero déjelos conmigo; usted preocúpese de los suyos, ¿no es cierto? Entonces nos ponemos a la defensiva, y eso hace el Padre que tenemos en los cielos. Dios es un Padre que nos cuida, que nos ama, que nos defiende. Cuando estamos enfermos está con nosotros, le preocupa cualquier situación que nos pueda suceder, Dios está pendiente de nosotros, Dios es un Dios bueno amados míos.
Entre las cosas maravillosas tenemos está la creación de Dios, cada amanecer es una muestra de la bondad divina. En cada amanecer, con el rocío de la mañana y las flores vemos la mano de Dios. Hermano, ¿usted ha visto la ciudad de Vancouver en otoño? ¡Por amor de Dios si se ve reflejado el pincel de Dios! Cuando usted va manejando, de Sur a Norte, y usted comienza a ver las calles, se da cuenta que en una las hojas son amarillas, en la siguiente son naranjas, en la próxima son rojas, es algo tan bello que solamente Dios lo pudo haber hecho; aunque la gente haya dicho: vamos a sembrar semillas amarillas en esta calle para que salgan de este color; es imposible, es la creación de Dios hermanos, la belleza que Dios ha hecho a nuestro alrededor.
Les decía que: aunque hay algunas personas que no creen en Dios y otros que son agresivos con el evangelio, aun así, Dios es bueno con todos. Dios no dice: “este día voy a mandar el aire solamente para mis hijos”, lo manda para todos. Este día el sol va a alumbrar y va a calentar solamente a mis elegidos, a mis redimidos; no, lo manda para todos. Dios es así, todo lo que Dios ha creado es bueno.
Salmos 145:9 (RV-60): Bueno es Jehová para con todos, Y sus misericordias sobre todas sus obras. Yo le doy gracias a Dios porque Dios es bueno en todos los aspectos de la vida.
Yo les he comentado a ustedes que mi vida de niño fue pobre, pero pobre hermano. Yo viví con mis familiares, pero ellos nunca me trataron como un familiar. Ellos me trataron como a un burro, como a una persona que vivía en la casa y que tenía que trabajar para ganarse el pan, que tenía que trabajar para tener un techo, que tenía que trabajar porque era obligación tener que hacerlo. Cuando yo recién llegué a la iglesia con 18 años, la gente me pedía que diera mi testimonio, y cuando terminaba la gente lloraba; y fíjese, yo estaba feliz porque me regalaban dinerito. Yo hacía eso con frecuencia, hasta un día que cuando terminé de dar mi testimonio, esa noche, estaba inquieto y Dios habló a mi corazón. Ese día Dios me hizo entender que a Él no lo honraba con decir las cosas que estaba diciendo. Entonces Dios dijo a mi vida: yo quiero que tú le cuentes a la gente lo que yo estoy haciendo contigo, eso quiero que le cuentes. Fue una situación maravillosa, de cómo Dios comenzó a hacer cambios en mi vida y comenzó a mostrarme cosas. Me dio cosas que yo anhelaba, como trabajar en un banco; ese era mi más grande sueño desde niño, porque tenía un tío que trabajaba en un banco y andaba siempre de traje, tenía un carro nuevo, y yo pensaba que había que trabajar en un banco para poder tener esas cosas. Entonces, cuando miro hacia atrás en mi vida, yo digo: Señor tú has sido bueno y me siento agradecido contigo.
Este milagro, un templo propio, es la cereza que está en el postre ¿verdad? Pero me acuerdo un día en el que estaba navegando las profundas aguas del río Amazonas y yo le decía: Señor gracias por este privilegio. Me acuerdo otro día frente a las Cataratas de Iguazú entre Brasil, Paraguay y Argentina, ¡qué lugar más precioso, qué lugar más bello! Obra de la mano de Dios, la obra de Dios. La Cordillera de los Andes, Viña del Mar y Valparaíso, son lugares lindos que Dios ha creado. También el Notre-Dame y la Torre Eiffel en Francia, gracias a Dios por esos viajes que hemos hecho, donde muchos hermanos de nuestra iglesia han tenido también la oportunidad de conocerle. Un día estuve frente a uno de los templos musulmanes en Marrakesh y Fez Marrakesh, Marruecos. Estuve frente a los molinos de Holanda, en el Palacio de Buckingham en Inglaterra, en el Vaticano en Roma, el romántico Venecia y la belleza natural de La Isla Capri en Italia, en la bella ciudad de Estocolmo. He viajado en un crucero lindísimo hasta la ciudad de Helsinki en Finlandia. Dios me ha permitido caminar por las lindas calles de Praga en la República Checa, por la bella Petra en Jordania, frente al impresionante Kremlin en Moscú-Rusia. Dios me permitió a mis 50 años caminar por la Gran Muralla China. Pude ver uno de los atardeceres más impresionantes en Santorini, Grecia. Los impresionantes glaciares de Alaska, los templos de Diana en Atenas, viajar a Turquía. Y sobre todo mi lugar favorito: la ciudad eterna de Jerusalén, la ciudad del Gran Rey, la maravillosa Jerusalén, la bella Jerusalén. Cuando pienso en todas esas cosas vuelvo mis ojos al cielo y digo: ¡Dios qué bueno eres! ¡Qué bueno es Dios!
Pienso en la provisión de cada día. Jesucristo dijo en Mateo 6:26 (RV-60): Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? Dios nos provee del alimento, amados míos, hemos comido. Hemos sido pobres, hemos comido tortillita con sal y con tomate; pero luego venimos al evangelio y Dios nos dice: No te afanes, mira las aves del cielo, ¿quién las alimenta? Yo las alimento. Dios promete bendecirnos y alimentarnos. ¿Tenemos que trabajar? Por supuesto que sí, hay que trabajar porque el trabajo dignifica al hombre, pero es Dios quien nos sustenta y debemos agradecer al Señor.
Nos da un hogar, un lugarcito, un techo. Vivimos en una de las ciudades más caras del mundo, un lugar complicado para vivir, pero Dios nos bendice de esa manera, nos bendice con trabajo, nos bendice con salud. Tenemos una familia, no es la mejor familia pero es que ninguna familia es perfecta. Tenemos un papá, una mamá, tenemos hermanos.
Romanos 3:24 (RV-60): Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es Cristo Jesús. Gracia significa un regalo inmerecido, es un regalo inmerecido.
Billy Graham, dicen que este predicador llevó a más de 50 millones de personas a los pies de Cristo y le dio la vuelta al globo cantidad de veces predicando la palabra del Señor. Fue consejero, creo que, de siete presidentes en los Estados Unidos; o sea, un hombre extremadamente reconocido. Un día Billy Graham conducía por un pequeño pueblo del sur, cuando un policía lo detuvo y lo acusó de exceso de velocidad. Graham admitió que sí, que había cometido ese error. Pero el policía le dijo que tendría que comparecer ante el tribunal. Fue al tribunal y el juez le preguntó: ¿culpable o inocente? Y Bill Graham se declaró culpable. El juez le respondió: tendrá que pagar un dólar por cada milla que haya pasado de límite. Imagínese de qué tiempo estamos hablando. Pero de repente, el juez le dijo: ¿Cómo se llama usted? Y dijo: Soy Billy Graham. Y el juez le dijo: ¿El gran predicador? Y le dijo: Sí su señoría, yo soy Billy Graham. El juez le dijo: usted ha violado la ley, la multa debe pagarse; pero yo lo conozco a usted y la multa la voy a pagar por usted. El juez sacó un billete de $10 de su propia billetera y pagó la multa, y luego llevó a Billy Graham al mejor restaurante de la ciudad. Y Billy Graham le dijo: Así es como Dios trata a los pecadores arrepentidos. Yo tenía una deuda, usted pagó la deuda y todavía me llevó a cenar. Esa es la gracia divina.
¿Usted cree que merece ser salvo? No, ni yo tampoco, si es que esto (la iglesia) es un hospital. Cuando la gente viene a hablar de los defectos de otros, que es cierto que los tienen, hay que recordarles que para eso es la iglesia. Jesús no vino por los justos, vino por los pecadores. Y esa es la gracia del Señor: que Dios, en su inmensa misericordia, puso los ojos en usted, en su familia. Es probable que haya gente más inteligente que usted en su trabajo, pero Dios puso los ojos en usted.
Un hombre murió y fue llevado al cielo, y San Pedro lo recibió a la entrada y le dice al hombre: Así es como funcionan las cosas aquí en el cielo, usted necesita 100 puntos para poder quedarse aquí. Usted me va a decir todas las cosas buenas, las obras buenas, que hiciste y yo te voy a asignar cierta cantidad de puntos por cada cosa, dependiendo de qué tan bueno fue lo que tú hayas hecho; y cuando acumules 100 puntos entonces podrás entrar al reino de Dios. ¿Entendido? Si. Y comienza el hombre: Déjeme decirle que estuve casado con la misma mujer por 50 años, nunca la engañé ni siquiera en mi corazón. San Pedro le dijo: magnífico, eso te vale a tres puntos. ¿Tres puntos?, preguntó el hombre. Y San Pedro le dijo: Si. Bueno déjeme decirle que también asistí a la iglesia toda mi vida, y la sostuve con mis diezmos, ofrendas y hasta fui super valiente. Maravilloso, le dijo San Pedro, por eso tienes un punto más. Y le dijo: ¿Un punto? Sí, le dijo Pedro. Entonces el hombre le dijo: Estuve trabajando entre los pobres de mi ciudad, dándoles comida y ropa. ¡Fantástico!, le dijo San Pedro, por eso te damos dos puntos más. De repente el hombre gritó y dijo: ¿Qué? Si sigo así solamente por la gracia de Dios podré entrar al reino. Bienvenido, le dijo, bienvenido. Porque nuestras obras no valen nada delante de Dios. A la gloria de Dios entramos únicamente por su gracia, nada más. Dios es bueno, no por obras para que nadie se gloríe dice la escritura.
Cuando pienso en la misericordia de Dios y digo: ¡Qué bueno eres Señor! Porque la misericordia tiene que ver con la compasión.
Salmos 23:6 (RV-60): Ciertamente el bien y la misericordia (de Jehová) me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días. La misericordia tiene que ver con compasión, tiene que ver con la ayuda del Señor. Hermanos, solo por su misericordia no hemos sido consumidos.
¿Alguna vez algún hijo suyo ha hecho algo que usted quisiera acabar (arrastrar) con él? Hace muchísimos años un chamaquito, de esos traviesos, robó algo en una tienda. La mamá no hablaba muy bien el inglés y me pidió que fuera con ella, esa mujer veía a ese hijo como que se lo quería comer vivo. Entonces el hijo le quería explicar, y ella le decía: Espérate, espérate que lleguemos a la casa. Y el niño me decía: Pastor no me deje, Pastor no me deje. Pero yo ahí no me meto. Pero no ocurre así con el Señor, la misericordia de Dios es grande.
A veces, vemos los errores de otras personas como si llegaran hasta el techo. Para las personas el que quebranta la ley en uno de sus puntos, es como que la haya quebrantado en todos. Dios nos mira de una manera distinta, Dios nos mira de una manera diferente. Yo no puedo hacer nada para que Dios me ame más, ni tampoco me dejará de amar porque yo deje de hacer algo. Dios es bueno.
Para definir el amor de Dios la palabra clave es: afecto, y ¿usted sabe que es? Es una necesidad emocional. Todos necesitamos sentir cariño, sentir aprecio, sentir amor de alguien. El que conoce a Dios no debe andar suplicando amor por ningún lado, porque Dios es amor. A pesar de que Él sabe lo que somos, Dios manifiesta un amor sacrificial.
Dios también es bueno en la manera como nos ayuda en nuestras pruebas, en nuestras dificultades. Cuando pasamos por situaciones difíciles, ahí está Dios con nosotros, ahí está el Señor, ¡Bendito sea su nombre! Si usted no ha pasado algo difícil, algo fuerte en su vida, preparémonos para esos momentos. No se ponga a renegar a Dios, ¿y por qué esto? ¿Y por qué lo otro? Dios es Dios, Él es soberano. Dele gracias porque nunca lo abandona, porque siempre está ahí con usted. Dios le da la fuerza.
Me acuerdo del 30 de julio del 2022, que tuve el ataque al corazón, fue sábado y el siguiente jueves yo tenía que salir para Houston a una campaña para predicar viernes, sábado y domingo. Le dije al doctor, después de que me habían puesto los dos stent que llevo aquí en el corazón: Disculpe, ¿será que puedo viajar el jueves? Y el doctor se puso a reír, y me dijo: ¿Y a dónde vas a ir? Y le dije: yo, a Houston. Y, ¿qué vas a ir a hacer a Houston?: Le dije: a predicar. Me dijo: No, no puedes, cancela todo eso. A la vuelta de unos días era el viaje a Grecia, y cuando me sentí bien le llamé y le dije: Disculpe doctor, ¿será que puedo ir a Grecia? Él me dice: ¿Qué vas a ir a hacer? Le dije: No más a dar una vuelta. ¿No vas a trabajar? Yo le dije: No, no. Entonces ve. Si le hubiera dicho que iba a andar cuidando gente, a lo mejor no me dejaba. Dios es bueno aún en tus dificultades, aún en tus dolores, aún en tus penas Dios está ahí.
Y ¿sabes qué? Hermano, Dios es bueno cuando te da bendiciones inesperadas, cuando te llega una bendición que tú no estabas esperando. Dios es bueno, su misericordia es para siempre, su fidelidad. Aunque nosotros seamos infieles, Dios permanece fiel. ¡Bendito sea el nombre de Nuestro Señor!
Demos gracias: Padre querido, te damos gracias en esta hora al pensar en tus bondades. Señor, al pensar en cada bondad, la lista es interminable: cuando hemos caído en dificultad, cuando hemos caído en una enfermedad, cuando pasamos una prueba, cuando atravesamos por el valle de sombra de muerte; ahí estás tú con nosotros, nos sostienes, nos levantas, nos provees, nos alimentas, nos fortaleces, nos animas, nos abrazas. ¡Bendito sea tu nombre en este día! Señor, una vez más este pueblo te agradece tus milagros, agradece tus bondades; porque los tiempos malos los pasamos en tu nombre Padre Santo, aún en momentos complicados de tristeza, de dolor, de lágrimas, de temores, de incertidumbres, de penas, ahí estabas tú diciéndonos: No temas, yo te ayudo. No temas, porque yo estoy contigo. No desmayes, porque yo soy tu Dios, siempre te ayudaré, siempre te sostendré con la diestra de mi justicia. Bendito seas por siempre. Señor te honramos en este día, y declaramos que tú, y solo tú, eres el único digno de toda alabanza, de toda gloria, de toda adoración.
Mientras oramos, si usted nunca ha recibido a Cristo en su corazón, y quiere entregarle su vida a Dios en este momento; yo le invito, allí donde está, que haga esta oración conmigo. Dígale al Señor: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Me arrepiento de mis maldades. En este día te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Gracias Señor, porque un día fuiste a la cruz en mi lugar, porque pusiste tu cuerpo, derramaste tu sangre para el perdón de mis pecados. Y ese día Señor, en ese día que te entregaste por mí, ese día que llevaste la corona y te pusieron unos clavos, lo hiciste por amor a nosotros. ¡Bendito sea tu nombre por siempre! Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y su bendita palabra.
Señor, llévanos en paz a nuestros hogares. Síguenos bendiciendo Padre santo y danos la fuerza para seguir caminando, en el nombre de Jesús, amén y amén.
¡Qué la paz de Cristo los acompañe! ¡Qué Dios me los bendiga!