¿Alguna vez usted dijo: te odio?
mar 27, 2022 – 1:30PM | mateo 18:22 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra en el Evangelio de Mateo capítulo 18, por favor, en los versículos 21-22; dice la palabra del Señor: 21Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a esta persona que me ha ofendido, 7 nada más verdad? A la octava, ¿lo puedo matar? Jesús le dijo: No, no te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
¡Que Dios bendiga esta palabra!
Yo he titulado al mensaje de esta tarde: “¿Alguna vez usted dijo: Te odio?”
La semana pasada predicamos de “El perdón”. Esa porción de la Biblia en Mateo 6 (RV-60) cuando dice: 12Y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 14Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. Hablamos ¿por qué es tan difícil perdonar? También explicamos que la falta de perdón produce deseo de venganza, de odio, rencor, dolor, amargura, deseo de ver sufrir a la otra persona. Nos dimos cuenta también que la falta de perdón nos convierte en esclavos. Les presenté la historia de una señora que vivía completamente amargada, cuando su ex marido estaba completamente feliz. También nos confrontamos con la pregunta: ¿Con qué cara nos podemos presentar delante de Dios para pedir perdón, si nosotros no somos capaces de perdonar a la persona que nos ha ofendido? Estudiamos un caso de un perdón genuino, el caso de José el hijo de Jacob.
En esta oportunidad mi hermano, quiero preguntar: ¿Quién, alguna vez, le dijo a alguien: te odio?
Dicen que donde hubo amor profundo, puede haber también odio profundo. Créame mi querido y amado hermano que nos sorprenderíamos en realidad de las cosas de las que vamos a tratar en esta tarde. En este lugar, en esta plataforma yo he casado personas, que han prometido amor eterno y después de unos años, de varios años, esos hermanos se odian.
Somos seres emocionales. Pedro le hizo la pregunta Jesús, le dijo: “Señor: ¿cuántas veces voy a perdonar a la persona que peque contra mí, la persona que me ofenda, la que me ha dañado, la que me ha herido emocionalmente, la persona que ha abusado de mí, esa persona que habló mal de mí? El que mintió, ese que le dijo a mi madre algo que no era cierto, pero lo hizo por dañarme. Señor, ¿cuántas veces debo yo de perdonar a esa persona? Serían, ¿siete veces nada más?” Y el Señor le dijo: No, aún hasta setenta veces siete.
A veces, como seres humanos quisiéramos llevar la cuenta de las ofensas que otra gente nos ha hecho. ¿Yo no sé, cuántos de ustedes se acuerdan si su mamá le dijo algún día: “te las llevo contadas” Yo no sé si eso lo dicen en otras partes del mundo, pero en mi rancho sí. ¡Te las llevo contadas! Hay otra expresión que utilizan las madres allá en mi país que dice: “te tengo en jabón”, quiere decir que ya van a restregar con usted, en cualquier momento.
Una de las virtudes más grandes de un ser humano es aprender a controlar sus emociones, es una gran virtud. Por largos y largos años, usted me ha escuchado en este púlpito decir: “hermano conózcase a usted mismo.” Conociéndonos a nosotros mismos sabremos cómo pelear nuestras batallas. Aprenderemos a callar cuando es prudente, aprenderemos a contenernos en situaciones y circunstancias donde es necesario, a no meternos en problemas ajenos y a poder visualizar de alguna manera el peligro. La Biblia a esto le llama: “dominio propio”, y es parte del fruto del Espíritu Santo.
También, la palabra del Señor nos muestra, una variedad de personas que no tuvieron control sobre sus emociones y cometieron locuras. Quiero que veamos algunas personas que no controlaron sus emociones. Hermano, yo quiero que por favor, le prestemos atención a esto, porque hay personas que tienen ese problema y no logran darse cuenta. Pero si yo preguntara hermanas, ¿cuántas de ustedes consideran que sus esposos tienen problemas de temperamento?
Es importante aprender a conocernos ya controlarnos; yo quiero hablar de tres personajes que lastimosamente no aprendieron a controlar sus emociones. Que cometieron errores terribles.
- Caín. Caín y Abel trajeron una ofrenda a Dios, pero recuerde algo: Dios antes de ver la ofrenda, ve el corazón. Y claro, vienen los dos, ofrecen su ofrenda. El Señor vio con agrado la ofrenda de Abel, pero no vio con agrado la ofrenda de Caín. Y aquí hay una situación curiosa, porque nosotros nunca nos examinamos a nosotros mismos. Déjeme decirle algo: ¿qué culpa tenía Abel de lo que sucedió? Dios vio con desagrado la ofrenda de Caín y se enoja con su hermano, es decir creó envidia en contra de su propio hermano. ¿Por qué éste sí y yo no? ¡Éste! Y ahí comienza la situación. “Caín” es una de las grandes enseñanzas, acerca de no saber dominar nuestras emociones, de llegar a cometer errores. Hermanos, al punto de matar a su propio hermano.
Estuvo rondando por las noticias, en el estado de Colorado, un hombre de 33 años mató a su esposa que estaba embarazada, además a sus dos hijas, una de 3 y otras de 4 años. Y usted dirá: No pastor, pero es que eso ya es un exceso, eso ya es un extremo. Escuche, todo comienza con un enojo; se descuida el enojo y se convierte en ira. Una persona iracunda pierde por completo el control de sus emociones y es capaz de hacer cualquier estupidez. La prueba está acá, al principio este hombre lo negó, lo negó; estuvo por todas las noticias. Lo siguió negando, hasta que fue tanta la presión, que terminó confesando que las había estrangulado. Y el nombre termina diciendo, que una de sus niñas vio cuando él llevaba en peso a la esposa, y la estaba metiendo al carro. Y la niña le preguntó: ¿qué estás haciendo con mi mami? Y él le dijo a su niñita de 3 o 4 años: es que tu mamita está enferma, la voy a llevar al hospital para que se ponga bien. ¡Ya la había matado! Después el hombre fue y le dijo a la policía en el lugar exacto donde él las había enterrado, y ahí las encontraron. Usted dirá: ¡No, yo jamás sería capaz de hacer una cosa como esa! Le cuento algo, el hombre que las mató, hoy en día dice: “yo no sé, ¿cómo fui capaz de haber hecho lo que hice?” ¡Porque es un momento de locura! Personas que no aprenden a controlar sus emociones, sus instintos, y eso le ocurrió a Caín.
- El Rey Saúl. En sus inicios fue un rey bueno, pero terminó siendo un rey malo; trató de matar a David muchas veces. En 1Samuel 18: 11Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces. Yo le digo algo hermano, si el hombre tenía la lanza puesta ahí cerca de él, estaba maquinando la maldad. Es que hay personas que se la pasan maquinando maldad y no se dan cuenta. Aquella gente que fácilmente se enoja contra una esposa, contra un esposo, contra un hijo, contra una hija, contra un compañero de trabajo; hay gente que ha hecho cosas terribles en un momento de descontrol. Y hay otros que usted debe conocer, que se la pasan pidiendo perdón toda la vida; son personas malcriadas, groseras.
Mire usted lo que lo que quiso hacer Saúl, y no solamente una vez.
En el capítulo 19: 10Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó delante de Saúl… ¡Qué bueno que David se pudo mover para todos lados y se apartó!
Yo le hago esta pregunta: ¿Usted de ha encendido en ira alguna vez? Tiene problemas en el trabajo y usted está en el teléfono discutiendo algo, con un compañero de trabajo y está molesto, esta iracundo. Tan pronto cuelga usted la agarra, se la desquita con alguno de sus hijos. Ya te dije que apartes de aquí, estúpido, que esto, que lo otro… ¿ya se dio cuenta qué tipo de temperamento tiene usted? ¿Quizás necesita dormir dentro de una jaula, con un gran candado y tirar la llave lejos? ¡Hay personas que no se dan cuenta!
Cuando yo era niño, me acuerdo de estas cosas. Yo sé que mi mamita está escuchando este mensaje, y lo digo por la transformación que Dios ha hecho en su corazón y en su vida. Mi madre ahora es una mujer completamente distinta, transformada por el poder de Dios; pero cuando era joven y nosotros éramos niños, ella tenía un carácter incontrolable. Nos decía cosas, nos tiraba lo que sea. Yo tengo en mente el rostro de ella, ella es blanca, ojos azules. Me acuerdo que los ojos se le querían salir de la cara a la señora y se ponía roja su cara. Yo la recuerdo a ella viendo para todos lados buscando algo para golpearnos, tirarnos, y cuando nosotros la veíamos así, “pácate” a correr; sobre todo mi hermano mayor. Yo siempre tuve tanto miedo que me quedaba y me tiraba al suelo; entonces conmigo se desquitaba. Y recuerdo el pleito entre mi madre y mi hermano mayor; mi hermano se iba a la calle. Imagine que el pleito haya sido a las tres de la tarde, era la hora de la cena y mi madre salía a la puerta y les decía: “no vas a venir a comer desgraciado”. Y mi hermano decía: “No, porque usted me va a pegar, no entro.” Yo viendo la situación le rogaba a mi hermano que entrara. Yo no le podía decir Freddy, le tenía que decir Chávez. Y le decía: “Chávez entra, si no te va a pegar tan duro”. Ya sobre las diez u once de la noche, ella estaba más tranquila, le decía: entra pues no te voy a pegar. -¿Segura?, preguntaba mi hermano. –Sí, no te pegaré. Y entraba corriendo mi hermano, y solo se oía la mano que le quería dar, pero no lo agarraba.
Es difícil, porque hay personas que después recapacitan y dicen: ¿Cómo fue posible? ¿Cómo fue posible algo similar?
En 1 Samuel 20: 30 dice: 30Entonces se encendió la ira de Saúl contra Jonatán, y le dijo: Hijo de perversa y rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre? Este versículo, comienza diciendo que se encendió la ira, ¿cómo usted se va a controlar si se enciende en ira? Eso quiere decir que usted es incontrolable, que no ha aprendido, que el evangelio le entró por un oído y le salió por el otro. Ahora, si usted pone atención, ¿contra quién se encendió la ira? Contra su propio hijo, Jonathan. Miren las palabras que le dijo: …hijo de la perversa y rebelde… si usted traduce esas palabras, hoy en día, nuestro vocabulario: ¡Hum! Yo, las malas palabras las detesto. Mis hijos, el mayor tiene 33 años, él no puede decirlas, mi esposa mucho menos. No me han escuchado ni una mala palabra en casa, todas las detesto, porque a mí me la dijeron todas cuando era niño, todas. No me gusta el vocabulario soez, me irrita, me fastidia, aunque sea en inglés Lo peor del caso es que hoy en día usted no puede ver una película tranquilamente sin que estén malas palabras. ¡Qué barbaridad, por amor de Dios!
En el versículo 33 miren lo que hizo a su propio hijo: 33Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo; de donde entendió Jonatán que su padre estaba resuelto a matar a David. ¿Qué padre normal hace una cosa como esta?
Yo estaba leyendo un libro y el título de ese capítulo es “El derecho de odiar” donde un hombre cuenta cómo lo trató su propio padre, y dijo: “la persona que estaba supuesta a cuidarme, la persona que estaba supuesta a hacerme sentir seguro, la persona que estaba supuesta a abrazarme. Me trató de la peor forma. Si tengo el derecho de amar, también tengo el derecho de odiar. ¡Imagínate!
¿Sabe usted qué en un momento de locura Saúl mandó a matar a 85 sacerdotes? En un momento de estupidez hermano, porque los sacerdotes eran personas que estaban al servicio del templo.
Saúl tenía celos de David. Proverbios capítulo 29: 11 dice: El necio da rienda suelta a toda su ira, Más el sabio al fin la sosiega.
Aquí tenemos al agresor y a la persona agredida. Y David tuvo la posibilidad en dos ocasiones de aniquilar a su agresor, pero nunca lo hizo. Cuando hay una persona malcriada, usted no debe responder con la misma malcriadez. Si hay una persona que lo ofende, que lo daña, que lo hiere, que dice cosas que no son, dice el Señor: “Mía es la venganza”, no te preocupes, déjalo conmigo. ¿Cuándo? No sabemos. Pero si usted se pone al dime que te diré; ¿sabe qué dice Dios? Entonces yo me salgo. Resuelvan eso entre ustedes. Así funcionan las cosas del Señor..
Pero cuando alguien dice: mire pastor, me dijo esto y me dijo lo otro. Si no es porque me aparto me da una cachetada. Yo tenía ganas de decirle tantas cosas, pero estaba orando por dentro. Pastor no le dije nada, y lo único que se me salió fue: ¡Que dios lo bendiga! Entonces dice Dios: No te preocupes. Las personas que no saben controlar sus emociones, ni su temperamento sufren, y sufren mucho.
Si David se hubiera convertido en un Saúl, si nosotros los cristianos nos comportamos cómo se comporta el resto del mundo, ¿cuál es la diferencia? Si en su trabajo hay una persona inconversa que le dice esto, le dice al otro, lo ofende y usted es el tipo de personas que dice: “es que yo no me dejo pastor, yo me le pongo a la par, mire si me he aprendido todas las malas palabras en inglés para contestarle a ellos”. Entonces dice Dios: pues entonces, ¿mira a ver cómo haces? Pero cuando usted dice: “Señor yo pongo en tus manos a este hombre que se ha convertido en mi enemigo de una manera innecesaria, y mi Señor tú eres testigo que yo nunca he dicho nada, yo nunca le he contestado”. Al siguiente día, usted le trae un cafecito, se lo rechaza. Usted dice bueno Señor, esto es tuyo. Y le aseguro que Dios a actuar hermano, pero tiene que dejarle a Dios la situación.
- Pedro. (Pedrito) Dice la palabra en Juan 18: 10Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Bueno mi hermano, quiero decir esto, y no lo quiero decir de un aspecto negativo, no. Ni tampoco decir que es un defecto, pero hay personas que son extremadamente emocionales. Simplemente CONÓZCASE. Una persona que es extremadamente emocional debe conocerse a sí mismo, debe darse cuenta como navegamos por las aguas de la vida. Fíjate que Pedro está en la transfiguración, y mire usted espíritu-fláutico, le dijo: Señor hagamos tres enredadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
¡Wow, qué bonito En Cesarea de Filipo! ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Unos que Juan el Bautista, otros que Jeremías, otros que alguno de los profetas. Pero ustedes ¿quién dicen? Y Pedro: tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús incluso le dijo: “Pedro, esto que acabas de decir no te lo reveló carne, ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”.
En la última cena: ¡Señor, aunque todos estos se escandalicen yo nunca me voy a escandalizar de ti! Y en el arresto saca el machete y le corta la oreja al siervo, el mismo “Pedrito” ¿Qué quiere decir eso hermanos? Bueno, quiere decir, que “Pedrito” es buena gente, pero cuando se enoja nos saca el machete, no hay que estar cerca de él, porque a cada rato saca el machete.
No estoy hablando que sea un defecto. No digo que sea malo, no hablo de aspecto negativo. Porque el mismo que lloró amargamente, primero lo entrega, después llora, ahora saca la espada, habla espiritualmente. Es importante aprender a conocernos, para no culpar nuestras emociones. Aprendamos a conocernos, aprendamos a saber ¿cuándo retirarnos de la situación? ¡Uy esto se va a poner malo!, mejor me voy de aquí! Usted está en un lugar, y se da cuenta que hay dos personas que andan por ahí y que ya se le salió de la caja de lustre y se comenzaron a decir cosas. Usted muy latino, podemos ser todos que nos encanta el chisme, ¿no es cierto? Seguro se queda viendo ¿qué es lo que está pasando? Cuidado se lo van a sonar a usted también, mejor váyase hermano.
El odio es un pecado del corazón.
Yo he conocido personas a lo largo de mi vida cristiana que sinceramente, me atrevería a decir que son personas maduras en el evangelio, que son personas de cordura. Pero, cuando se molestan, cuando se enojan son irreconocibles y casi siempre estas personas culpan a otros. Es que yo no soy así, tú me has hecho así. Es que yo no soy así tú me provocas. ¡Imagínate!
A una señora la llevaron a la corte y le preguntan ¿por qué razón ella metía al clóset a su hija y la dejaba por horas y horas en el closet? Resulta que en el juicio de la señora, le ponen una psicóloga, y le cuenta que cuando era niña, de 3 o 4 años, tenía una muñeca. Su mamá se la quitaba y la metía en el clóset cuando no quería que siguiera jugando con la muñeca. Y que como la mamá le metía la muñeca en el closet, entonces aprendió a meter a la hija en el closet. Por eso es que hace esto, no es culpa de ella. Esto le pasó cuando ella era una niña, cuando no tenía la capacidad de diferencias una muñeca o una niña. Pero, ¿y ahora? ¿Todavía no puede hacer diferencias entre una muñeca que tiene trapo adentro y una hija de tres años que tiene sangre y huesos? Y ahora la señora dice que está muy contenta de que no sea su culpa, si no fue por lo que mi mamá hacía hace tiempo. ¡Menos mal que no mató la muñeca!
Por amor de Dios hermanos, veámonos todos frente al espejo espiritual, porque no es posible que levantemos las manos aquí en la iglesia y al salir le digamos a una persona de que se va a morir. Personas me han dicho: pastor, es que veníamos de la iglesia y mi esposo me ha levantado la mano. Una pareja, de la iglesia.
Ahora que dice Jesús (Mateo 5:22) Pero yo os digo que cualquiera (aquí entramos todos) que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
¿Cuántos de los que estamos, alguna vez alguna vez en la vida han estado ante un juez? Yo creo que yo la única vez que he estado frente a un juez, fue cuando nos dieron la ciudadanía. He estado otras cuando fui a apoyar a algunos hermanos para su audiencia. ¿Quién se presenta delante del juez? Una persona que ha sido incriminado, alguien que quebranta la ley, alguien que quebrantó una regla. El Señor está diciendo: “cualquiera que se enoje contra su hermano va a ir ante el juez, va a corte”.
Sabe usted que aquí en Canadá hay algunas persona recién llegadas. Una vez aquí afuera en el parqueo, ni sé ¿por qué? mi hermano, personas recién llegadas se comenzaron a decir cosas allá afuera. Y se decían cosas bien feas: “te voy a hacer” “Ah, me estás amenazando”. Pero había alguien por ahí, llamó a la policía y al rato, apareció la policía. ¿Qué fue lo que dijeron? Esto, esto, lo otro. A los dos se los llevaron. Y como eran nuevos, se pusieron bien afligidos. Cuando llegaron allá, dijeron: Yo no tengo nada en contra de él. Ni yo tampoco, dijo el otro. ¡Ah, qué bueno! Pues entonces están acusados de haber quebrantado la paz de la cuidad. ¿Y qué es eso? Es que nadie puede quebrantar la paz de la ciudad, eso es un crimen.
Y dice la escritura, es el Señor Jesús: vas a tener que presentarte delante de un juez, si te enojas contra tu hermano. ¿Hay alguno por aquí que esté enojado con alguien? Y déjeme decir otra cosa: “maridos, su esposa también su hermana”. No solamente eso, y cualquiera que le diga necio a su hermano, será culpable ante el concilio. ¡Así que tenga cuidado, usted puede tener cita!
Ahora imagínense las cosas que se han dicho otras personas hermanos, por eso yo al sermón le puse: “¿Alguna vez usted dijo te odio?”
En un matrimonio, ¿cómo es posible que una persona le puede decir “te amo” en un momento determinado, y luego, en un instante que usted se saca de onda le dice “te odio, te odio, te odio”? Recuerde lo que dicen los expertos: que usted le puede decir a una persona mil veces “te amo”, pero si le dice una vez te odio, lo que se le va a quedar en su mente para el resto de sus días es esa vez que le dijo: “te odio”. ¡Qué complicadas son las cosas hermano! ¿Se da cuenta por qué es tan importante conocernos a nosotros mismos y tener cuidado de todo esto?
Fíjate lo que dice el siguiente versículo (Mateo 5:23-24) 23Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Por eso dije hace un rato, la ofrenda tiene que ver con la actitud del corazón. ¿Qué te está diciendo Dios aquí? Si cuando traes tu ofrenda te acuerdas que tienes alguna diferencia con tu hermano, que hay alguna situación, que tiene algo en contra tuya. ¿Qué dice versículo siguiente? Deja allí tu ofrenda delante del altar, eso me gusta, no dice que se la lleve, déjela ahí. ¿Qué tienes que hacer primero? Reconciliarte primero, porque Dios está viendo tu corazón no tú ofrenda.
Ahora, si un hijo está enojado con su papá o el papá está molesto con el hijo, piensa en esto que lo voy a decir. Si el papá está molesto con el hijo por alguna barbaridad que hizo el hijo, alguna cosa que ofendió a su padre. Sabe que usted lo dañó, que usted lo ofendió, que usted dijo alguna grosería y entonces usted aparece en la casa y dice: ya sé lo que voy a hacer. ¡Le voy a llevar un regalo a mi “apá” (papá)! Entonces le compra un regalito, y llega a la casa, así porque así, y le dice: “Hola papá”. Y su papá: “Hola mijo”. –“Mira, aquí te traigo un regalito, el perfume que a ti te gusta”. “Ponlo en la mesa por favor.” ¿Qué es el regalo? No importa ahora, porque hay una cuenta que tenemos que atender primero, y tú la estás evadiendo, la estás ignorando. Y Dios que es un padre, te dice: “Un momento, gracias por el regalo pero tenemos una conversación pendiente. Tienes que pedir disculpas, tienes que pedir perdón, tienes que reconocer que ofendiste. Y esa disculpa tiene que ser desde lo profundo del corazón, por eso dice el Señor: “no podemos guardar resentimientos en el corazón contra nadie”, por amor de Dios.
Repito que estamos viviendo tiempos de crisis y de engaño, ponga atención 1a de Juan 2:9, El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. Ahora hay un montón de gente, que dice: “yo soy cristiano, yo soy cristiana, yo soy…” Es que cualquiera dice eso hoy en día, acuérdense que el diablo también cree, que los demonios también creen y tiemblan, dice la escritura. Si usted me dice en esta tarde: “ese hombre no lo puedo ni ver”, “esa mujer, yo con ella no quiero nada”, “no, yo con esa vieja no quiero ni hablar”. Si usted tiene eso en su corazón en este momento, dice Dios: “usted no anda en la luz, usted todavía está en tinieblas”. ¡Pero es que yo sirvo, pero es que yo me bauticé, pero es que yo sirvo en un ministerio de la iglesia, pero es que yo aquí, pero es que yo allá! Así dice el Señor, “muchos me dirán en aquel día Señor, Señor”. ¡Ahí cae usted! Pero a la hora exacta yo te voy a decir: “Yo no sé quién eres” ¿Sabes por qué razón? Porque no permitiste que te alumbrara Cristo al corazón. Tú sigues en tinieblas. ¿Qué significa todo esto? Que usted, que yo, que ninguno de nosotros puede tener molestias contra nadie. ¡Maridos! Nosotros, con mayor razón, no podemos estar molestos con nuestras esposas. No se puede. Dice la Biblia que si nosotros tratamos mal a nuestra esposa, que nuestras oraciones tienen estorbo, dice la escritura: ¿Por qué? Porque tu mujer es coheredera de la Gracia de la Vida. “Coheredera”. Quiere decir que además de ser su mujer, es su hermana en Cristo, y usted no puede ni enojarse, ni tratar de una manera déspota a esa persona que Dios ha puesto a su lado.
El versículo 11 de 1a de Juan capítulo 2, mire este versículo hermano por favor: Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. Estamos hablando de ¿Alguna vez dijo usted te odio? ¿Alguna vez? El que aborrece es aquel que está enojado, en mi rancho dicen tener chirria. Aquel que se enojó, no resolvió el asunto del enojo. La Biblia es tan sencilla, Dios mismo lo dice: “no se ponga el sol sobre vuestro enojo” ¿Qué quiere decir eso? Que no se vaya a la cama sin resolver el asunto, eso está diciendo. Si el pleito es con su mujer, no se vaya a la cama sin resolverlo. Si la mujer le dice: “no estoy ahorita para platicar contigo, no me siento bien”. Mire sáquele el versículo, bueno mi amor, no lo digo yo lo dice el Señor Jesús: que no se ponga el sol. Si usted quiere que se ponga el sol, escuche entonces lo que dice siguiente versículo. No deis lugar al diablo. Si usted no obedece, y deja que pase la noche y se va molesto; en primer lugar no va a dormir bien porque tienen que resolver la situación para que no se ponga el sol. Y si se pone el sol y se deja que pase la noche, entonces usted lo que está haciendo es dándole lugar a satanás el diablo el siguiente día. Y estos son pactos que tienen que respetarse en la pareja, por muy molesto que usted esté.
¿Saben qué hacen hoy en día los hombres o las mujeres? En el primer pleito, agarran la cobija se van para la sala a dormir en el sofá. Y eso no es nada, yo conocí a una persona, que él cada vez que había un pleito agarraba una almohada, una cobija y se iba al garaje a dormir en el carro. Entonces llega un momento que la señora después de un pleito le decía: “ahí te tengo la almohada con la colcha, porque ya sabía lo que el hombre iba a hacer”. ¿Qué es eso? Eso es ser infantil, personas que andan jugando a ser casados, ellos lo que quieren es tener sexo nada más. Compórtese como varón, siéntese, converse con su esposa y pongan el problema en la mesa y resuelvan el problema. Discutan el problema, no discutan ustedes: es que tú, es que tú, es que tú… No, el problema que tenemos es de los dos. Por eso me encanta aquí la cultura. Cuando sale embarazada la mujer, se dice “estamos embarazados”. En mi rancho no se dice así, Dios guarde, pero aquí sí, porque es algo de los dos; pues el problema también es algo de los dos y hay que resolverlo, no vamos a acostarnos enojados, porque se puede convertir en odio.
El que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.1 Juan 2:11. No dice quizás, a lo mejor, tal vez, dice: “está en tinieblas”, simple y sencillamente. ¿Qué quiere decir esto? Que no es posible ser creyente y tener odio en el corazón. Porque el creyente está en luz y el que odia está en tinieblas.
Los que dicen: “yo soy creyente”, pero tienen resentimiento y odio contra alguien; la Biblia dice que son mentirosos. En 1ª Juan 4:20-21, dice la palabra: 20Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.
Hay problemas de herencias. Hay problemas de robo entre familiares. Hay problemas de infidelidad entre parejas. Hay problemas de chismes entre hermanos y hermanas. Hay problemas de incompatibilidad; ¿qué quiere decir eso? Ah, esa señora me cae mal, ¿yo no sé por qué? Si no me ha hecho nada la señora, pero me cae mal. ¡Qué defecto, verdad! ¡Qué situación más horrible esa! Un creyente no puede ser así. Si hay alguien en esta iglesia, que por alguna razón algún día quizás le hizo una mala cara, les pellizcó a sus niños allá en la guardería. Le hizo algo y usted la trae contra esta persona, usted tiene cita con un juez, y déjeme decirle que con este juez del que habla la Biblia: ¡Ufff!
¿Entonces, qué es lo que debo hacer pastor? Póngase a cuentas con la gente, hombre. Si hay alguien que usted dice: no mire, yo con esta persona no quiero hablar. Le sugiero que libere su corazón. ¡Libérelo! Yo sé que hay cosas que son duras. Yo me ha amargado hermanos. Yo se los he contado en este púlpito. Yo me he amargado unas 2 o 3 veces y es horrible. Es horrible sentir esa amargura, pero también es horrible darte cuenta que te conviertes en un esclavo. Y qué cosa más bella es cuando, por el poder de Dios y del Espíritu Santo, tú te puedes liberar de esa amargura. Y no permitas que se te vaya a convertir en odio.
Hay personas que me han ofendido de una manera como usted no tiene idea y me los he encontrado en un centro comercial 2 o 3 veces y vienen a mí como si nada. Y yo la primera vez dije: “que un tren que les pasa encima”. ¡Con esa amargura no se puede vivir! Pero sabe que es lo lindo, que en ese momento usted reconoce que no está bien. Dice eso no está bien y agarra el teléfono y llama a las personas y le dice: mira disculpa que estaba un poquito distraído, pero disculpa no pasa nada. Hermano no pasa, que el Señor te bendiga. Que dios te guarde. Y al colgar ese teléfono sientes la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, inundar tu alma, tu vida tu mente y tu corazón. Y decir al Señor: Señor, gracias porque me has liberado de esta raíz de amargura.
¡Amados míos no podemos estar enojados con nadie!
Incline su rostro y oremos al Señor:
Padre, te damos gracias en esta tarde por tu bendita palabra que nos exhorta, que nos confronta. Señor ayúdanos con nuestro corazón. Yo te ruego que si en el corazón de algunos de mis hermanos hay alguna raíz de amargura podamos reconocerla en primer lugar. No podemos justificarnos ante nada Señor. No nos podemos justificar porque el que odia está en tinieblas. Perdona nuestras faltas padre y ayúdanos. Danos la fuerza. Danos el valor de acercarnos a la persona que hemos ofendido o aquella que nos ofendió y decir: ¿sabes qué? En el nombre de Jesús yo te perdono. En el nombre de Jesús no pasa nada. Disculpa los malos momentos. Disculpa los malos entendidos, pero no pasa nada en el nombre de Jesús porque somos personas redimidas, transformadas por el poder del Espíritu de Dios.
Mientras oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, yo quiero invitarle a que le abra su corazón a Jesús en este momento. ¡Reciba a Cristo en su corazón! Dice la Biblia: mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (Juan 1:12). Ábrale su corazón al Señor. Comience una vida nueva hoy. Usted dice: pero es que yo no puedo pastor. Se me hace difícil poder perdonar. ¡Es que usted necesita a Cristo! Cuando la Gracia, maravillosa, de Jesús inunde su vida, su alma y su corazón, entonces tendrá la fuerza para poder hacerlo.
Si hay alguna persona que quiere recibir a Cristo, ahí donde está, yo le invito para que se ponga de pie. Levante su mano si hay alguien que dice: pastor yo necesito a Dios, yo necesito a Cristo en mi corazón. Levante su mano, póngase de pie. Déjenos orar por usted. Hay alguien que se va a acercar a usted para ayudarle con esta decisión, que es la más importante que usted puede tomar en su vida. Usted que nos mira por las redes sociales, también usted puede hacer lo mismo a través de una oración de fe dígale al Señor: Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Te recibo como mi Señor y mi Salvador personal. Reconozco lo que hiciste en la cruz para el perdón de mis faltas y en este día te recibo como mi Señor y Salvador personal. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y Bendita palabra.
Señor gracias por este tiempo especial contigo. Bendice el corazón de cada uno de tus hijos. Que esta semana sea una semana llena de bendición. En el nombre de Jesús, Amén y amén.
¡Amados míos, que Dios me los bendiga!
¿Alguna vez usted dijo: te odio?
marzo 27, 2022 – 1:30PM | Mateo 18:22
Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra en el Evangelio de Mateo capítulo 18, por favor, en los versículos 21-22; dice la palabra del Señor: 21Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a esta persona que me ha ofendido, 7 nada más verdad? A la octava, ¿lo puedo matar? Jesús le dijo: No, no te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
¡Que Dios bendiga esta palabra!
Yo he titulado al mensaje de esta tarde: “¿Alguna vez usted dijo: Te odio?”
La semana pasada predicamos de “El perdón”. Esa porción de la Biblia en Mateo 6 (RV-60) cuando dice: 12Y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 14Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. Hablamos ¿por qué es tan difícil perdonar? También explicamos que la falta de perdón produce deseo de venganza, de odio, rencor, dolor, amargura, deseo de ver sufrir a la otra persona. Nos dimos cuenta también que la falta de perdón nos convierte en esclavos. Les presenté la historia de una señora que vivía completamente amargada, cuando su ex marido estaba completamente feliz. También nos confrontamos con la pregunta: ¿Con qué cara nos podemos presentar delante de Dios para pedir perdón, si nosotros no somos capaces de perdonar a la persona que nos ha ofendido? Estudiamos un caso de un perdón genuino, el caso de José el hijo de Jacob.
En esta oportunidad mi hermano, quiero preguntar: ¿Quién, alguna vez, le dijo a alguien: te odio?
Dicen que donde hubo amor profundo, puede haber también odio profundo. Créame mi querido y amado hermano que nos sorprenderíamos en realidad de las cosas de las que vamos a tratar en esta tarde. En este lugar, en esta plataforma yo he casado personas, que han prometido amor eterno y después de unos años, de varios años, esos hermanos se odian.
Somos seres emocionales. Pedro le hizo la pregunta Jesús, le dijo: “Señor: ¿cuántas veces voy a perdonar a la persona que peque contra mí, la persona que me ofenda, la que me ha dañado, la que me ha herido emocionalmente, la persona que ha abusado de mí, esa persona que habló mal de mí? El que mintió, ese que le dijo a mi madre algo que no era cierto, pero lo hizo por dañarme. Señor, ¿cuántas veces debo yo de perdonar a esa persona? Serían, ¿siete veces nada más?” Y el Señor le dijo: No, aún hasta setenta veces siete.
A veces, como seres humanos quisiéramos llevar la cuenta de las ofensas que otra gente nos ha hecho. ¿Yo no sé, cuántos de ustedes se acuerdan si su mamá le dijo algún día: “te las llevo contadas” Yo no sé si eso lo dicen en otras partes del mundo, pero en mi rancho sí. ¡Te las llevo contadas! Hay otra expresión que utilizan las madres allá en mi país que dice: “te tengo en jabón”, quiere decir que ya van a restregar con usted, en cualquier momento.
Una de las virtudes más grandes de un ser humano es aprender a controlar sus emociones, es una gran virtud. Por largos y largos años, usted me ha escuchado en este púlpito decir: “hermano conózcase a usted mismo.” Conociéndonos a nosotros mismos sabremos cómo pelear nuestras batallas. Aprenderemos a callar cuando es prudente, aprenderemos a contenernos en situaciones y circunstancias donde es necesario, a no meternos en problemas ajenos y a poder visualizar de alguna manera el peligro. La Biblia a esto le llama: “dominio propio”, y es parte del fruto del Espíritu Santo.
También, la palabra del Señor nos muestra, una variedad de personas que no tuvieron control sobre sus emociones y cometieron locuras. Quiero que veamos algunas personas que no controlaron sus emociones. Hermano, yo quiero que por favor, le prestemos atención a esto, porque hay personas que tienen ese problema y no logran darse cuenta. Pero si yo preguntara hermanas, ¿cuántas de ustedes consideran que sus esposos tienen problemas de temperamento?
Es importante aprender a conocernos ya controlarnos; yo quiero hablar de tres personajes que lastimosamente no aprendieron a controlar sus emociones. Que cometieron errores terribles.
- Caín. Caín y Abel trajeron una ofrenda a Dios, pero recuerde algo: Dios antes de ver la ofrenda, ve el corazón. Y claro, vienen los dos, ofrecen su ofrenda. El Señor vio con agrado la ofrenda de Abel, pero no vio con agrado la ofrenda de Caín. Y aquí hay una situación curiosa, porque nosotros nunca nos examinamos a nosotros mismos. Déjeme decirle algo: ¿qué culpa tenía Abel de lo que sucedió? Dios vio con desagrado la ofrenda de Caín y se enoja con su hermano, es decir creó envidia en contra de su propio hermano. ¿Por qué éste sí y yo no? ¡Éste! Y ahí comienza la situación. “Caín” es una de las grandes enseñanzas, acerca de no saber dominar nuestras emociones, de llegar a cometer errores. Hermanos, al punto de matar a su propio hermano.
Estuvo rondando por las noticias, en el estado de Colorado, un hombre de 33 años mató a su esposa que estaba embarazada, además a sus dos hijas, una de 3 y otras de 4 años. Y usted dirá: No pastor, pero es que eso ya es un exceso, eso ya es un extremo. Escuche, todo comienza con un enojo; se descuida el enojo y se convierte en ira. Una persona iracunda pierde por completo el control de sus emociones y es capaz de hacer cualquier estupidez. La prueba está acá, al principio este hombre lo negó, lo negó; estuvo por todas las noticias. Lo siguió negando, hasta que fue tanta la presión, que terminó confesando que las había estrangulado. Y el nombre termina diciendo, que una de sus niñas vio cuando él llevaba en peso a la esposa, y la estaba metiendo al carro. Y la niña le preguntó: ¿qué estás haciendo con mi mami? Y él le dijo a su niñita de 3 o 4 años: es que tu mamita está enferma, la voy a llevar al hospital para que se ponga bien. ¡Ya la había matado! Después el hombre fue y le dijo a la policía en el lugar exacto donde él las había enterrado, y ahí las encontraron. Usted dirá: ¡No, yo jamás sería capaz de hacer una cosa como esa! Le cuento algo, el hombre que las mató, hoy en día dice: “yo no sé, ¿cómo fui capaz de haber hecho lo que hice?” ¡Porque es un momento de locura! Personas que no aprenden a controlar sus emociones, sus instintos, y eso le ocurrió a Caín.
- El Rey Saúl. En sus inicios fue un rey bueno, pero terminó siendo un rey malo; trató de matar a David muchas veces. En 1Samuel 18: 11Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces. Yo le digo algo hermano, si el hombre tenía la lanza puesta ahí cerca de él, estaba maquinando la maldad. Es que hay personas que se la pasan maquinando maldad y no se dan cuenta. Aquella gente que fácilmente se enoja contra una esposa, contra un esposo, contra un hijo, contra una hija, contra un compañero de trabajo; hay gente que ha hecho cosas terribles en un momento de descontrol. Y hay otros que usted debe conocer, que se la pasan pidiendo perdón toda la vida; son personas malcriadas, groseras.
Mire usted lo que lo que quiso hacer Saúl, y no solamente una vez.
En el capítulo 19: 10Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó delante de Saúl… ¡Qué bueno que David se pudo mover para todos lados y se apartó!
Yo le hago esta pregunta: ¿Usted de ha encendido en ira alguna vez? Tiene problemas en el trabajo y usted está en el teléfono discutiendo algo, con un compañero de trabajo y está molesto, esta iracundo. Tan pronto cuelga usted la agarra, se la desquita con alguno de sus hijos. Ya te dije que apartes de aquí, estúpido, que esto, que lo otro… ¿ya se dio cuenta qué tipo de temperamento tiene usted? ¿Quizás necesita dormir dentro de una jaula, con un gran candado y tirar la llave lejos? ¡Hay personas que no se dan cuenta!
Cuando yo era niño, me acuerdo de estas cosas. Yo sé que mi mamita está escuchando este mensaje, y lo digo por la transformación que Dios ha hecho en su corazón y en su vida. Mi madre ahora es una mujer completamente distinta, transformada por el poder de Dios; pero cuando era joven y nosotros éramos niños, ella tenía un carácter incontrolable. Nos decía cosas, nos tiraba lo que sea. Yo tengo en mente el rostro de ella, ella es blanca, ojos azules. Me acuerdo que los ojos se le querían salir de la cara a la señora y se ponía roja su cara. Yo la recuerdo a ella viendo para todos lados buscando algo para golpearnos, tirarnos, y cuando nosotros la veíamos así, “pácate” a correr; sobre todo mi hermano mayor. Yo siempre tuve tanto miedo que me quedaba y me tiraba al suelo; entonces conmigo se desquitaba. Y recuerdo el pleito entre mi madre y mi hermano mayor; mi hermano se iba a la calle. Imagine que el pleito haya sido a las tres de la tarde, era la hora de la cena y mi madre salía a la puerta y les decía: “no vas a venir a comer desgraciado”. Y mi hermano decía: “No, porque usted me va a pegar, no entro.” Yo viendo la situación le rogaba a mi hermano que entrara. Yo no le podía decir Freddy, le tenía que decir Chávez. Y le decía: “Chávez entra, si no te va a pegar tan duro”. Ya sobre las diez u once de la noche, ella estaba más tranquila, le decía: entra pues no te voy a pegar. -¿Segura?, preguntaba mi hermano. –Sí, no te pegaré. Y entraba corriendo mi hermano, y solo se oía la mano que le quería dar, pero no lo agarraba.
Es difícil, porque hay personas que después recapacitan y dicen: ¿Cómo fue posible? ¿Cómo fue posible algo similar?
En 1 Samuel 20: 30 dice: 30Entonces se encendió la ira de Saúl contra Jonatán, y le dijo: Hijo de perversa y rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre? Este versículo, comienza diciendo que se encendió la ira, ¿cómo usted se va a controlar si se enciende en ira? Eso quiere decir que usted es incontrolable, que no ha aprendido, que el evangelio le entró por un oído y le salió por el otro. Ahora, si usted pone atención, ¿contra quién se encendió la ira? Contra su propio hijo, Jonathan. Miren las palabras que le dijo: …hijo de la perversa y rebelde… si usted traduce esas palabras, hoy en día, nuestro vocabulario: ¡Hum! Yo, las malas palabras las detesto. Mis hijos, el mayor tiene 33 años, él no puede decirlas, mi esposa mucho menos. No me han escuchado ni una mala palabra en casa, todas las detesto, porque a mí me la dijeron todas cuando era niño, todas. No me gusta el vocabulario soez, me irrita, me fastidia, aunque sea en inglés Lo peor del caso es que hoy en día usted no puede ver una película tranquilamente sin que estén malas palabras. ¡Qué barbaridad, por amor de Dios!
En el versículo 33 miren lo que hizo a su propio hijo: 33Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo; de donde entendió Jonatán que su padre estaba resuelto a matar a David. ¿Qué padre normal hace una cosa como esta?
Yo estaba leyendo un libro y el título de ese capítulo es “El derecho de odiar” donde un hombre cuenta cómo lo trató su propio padre, y dijo: “la persona que estaba supuesta a cuidarme, la persona que estaba supuesta a hacerme sentir seguro, la persona que estaba supuesta a abrazarme. Me trató de la peor forma. Si tengo el derecho de amar, también tengo el derecho de odiar. ¡Imagínate!
¿Sabe usted qué en un momento de locura Saúl mandó a matar a 85 sacerdotes? En un momento de estupidez hermano, porque los sacerdotes eran personas que estaban al servicio del templo.
Saúl tenía celos de David. Proverbios capítulo 29: 11 dice: El necio da rienda suelta a toda su ira, Más el sabio al fin la sosiega.
Aquí tenemos al agresor y a la persona agredida. Y David tuvo la posibilidad en dos ocasiones de aniquilar a su agresor, pero nunca lo hizo. Cuando hay una persona malcriada, usted no debe responder con la misma malcriadez. Si hay una persona que lo ofende, que lo daña, que lo hiere, que dice cosas que no son, dice el Señor: “Mía es la venganza”, no te preocupes, déjalo conmigo. ¿Cuándo? No sabemos. Pero si usted se pone al dime que te diré; ¿sabe qué dice Dios? Entonces yo me salgo. Resuelvan eso entre ustedes. Así funcionan las cosas del Señor..
Pero cuando alguien dice: mire pastor, me dijo esto y me dijo lo otro. Si no es porque me aparto me da una cachetada. Yo tenía ganas de decirle tantas cosas, pero estaba orando por dentro. Pastor no le dije nada, y lo único que se me salió fue: ¡Que dios lo bendiga! Entonces dice Dios: No te preocupes. Las personas que no saben controlar sus emociones, ni su temperamento sufren, y sufren mucho.
Si David se hubiera convertido en un Saúl, si nosotros los cristianos nos comportamos cómo se comporta el resto del mundo, ¿cuál es la diferencia? Si en su trabajo hay una persona inconversa que le dice esto, le dice al otro, lo ofende y usted es el tipo de personas que dice: “es que yo no me dejo pastor, yo me le pongo a la par, mire si me he aprendido todas las malas palabras en inglés para contestarle a ellos”. Entonces dice Dios: pues entonces, ¿mira a ver cómo haces? Pero cuando usted dice: “Señor yo pongo en tus manos a este hombre que se ha convertido en mi enemigo de una manera innecesaria, y mi Señor tú eres testigo que yo nunca he dicho nada, yo nunca le he contestado”. Al siguiente día, usted le trae un cafecito, se lo rechaza. Usted dice bueno Señor, esto es tuyo. Y le aseguro que Dios a actuar hermano, pero tiene que dejarle a Dios la situación.
- Pedro. (Pedrito) Dice la palabra en Juan 18: 10Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Bueno mi hermano, quiero decir esto, y no lo quiero decir de un aspecto negativo, no. Ni tampoco decir que es un defecto, pero hay personas que son extremadamente emocionales. Simplemente CONÓZCASE. Una persona que es extremadamente emocional debe conocerse a sí mismo, debe darse cuenta como navegamos por las aguas de la vida. Fíjate que Pedro está en la transfiguración, y mire usted espíritu-fláutico, le dijo: Señor hagamos tres enredadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
¡Wow, qué bonito En Cesarea de Filipo! ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Unos que Juan el Bautista, otros que Jeremías, otros que alguno de los profetas. Pero ustedes ¿quién dicen? Y Pedro: tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús incluso le dijo: “Pedro, esto que acabas de decir no te lo reveló carne, ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”.
En la última cena: ¡Señor, aunque todos estos se escandalicen yo nunca me voy a escandalizar de ti! Y en el arresto saca el machete y le corta la oreja al siervo, el mismo “Pedrito” ¿Qué quiere decir eso hermanos? Bueno, quiere decir, que “Pedrito” es buena gente, pero cuando se enoja nos saca el machete, no hay que estar cerca de él, porque a cada rato saca el machete.
No estoy hablando que sea un defecto. No digo que sea malo, no hablo de aspecto negativo. Porque el mismo que lloró amargamente, primero lo entrega, después llora, ahora saca la espada, habla espiritualmente. Es importante aprender a conocernos, para no culpar nuestras emociones. Aprendamos a conocernos, aprendamos a saber ¿cuándo retirarnos de la situación? ¡Uy esto se va a poner malo!, mejor me voy de aquí! Usted está en un lugar, y se da cuenta que hay dos personas que andan por ahí y que ya se le salió de la caja de lustre y se comenzaron a decir cosas. Usted muy latino, podemos ser todos que nos encanta el chisme, ¿no es cierto? Seguro se queda viendo ¿qué es lo que está pasando? Cuidado se lo van a sonar a usted también, mejor váyase hermano.
El odio es un pecado del corazón.
Yo he conocido personas a lo largo de mi vida cristiana que sinceramente, me atrevería a decir que son personas maduras en el evangelio, que son personas de cordura. Pero, cuando se molestan, cuando se enojan son irreconocibles y casi siempre estas personas culpan a otros. Es que yo no soy así, tú me has hecho así. Es que yo no soy así tú me provocas. ¡Imagínate!
A una señora la llevaron a la corte y le preguntan ¿por qué razón ella metía al clóset a su hija y la dejaba por horas y horas en el closet? Resulta que en el juicio de la señora, le ponen una psicóloga, y le cuenta que cuando era niña, de 3 o 4 años, tenía una muñeca. Su mamá se la quitaba y la metía en el clóset cuando no quería que siguiera jugando con la muñeca. Y que como la mamá le metía la muñeca en el closet, entonces aprendió a meter a la hija en el closet. Por eso es que hace esto, no es culpa de ella. Esto le pasó cuando ella era una niña, cuando no tenía la capacidad de diferencias una muñeca o una niña. Pero, ¿y ahora? ¿Todavía no puede hacer diferencias entre una muñeca que tiene trapo adentro y una hija de tres años que tiene sangre y huesos? Y ahora la señora dice que está muy contenta de que no sea su culpa, si no fue por lo que mi mamá hacía hace tiempo. ¡Menos mal que no mató la muñeca!
Por amor de Dios hermanos, veámonos todos frente al espejo espiritual, porque no es posible que levantemos las manos aquí en la iglesia y al salir le digamos a una persona de que se va a morir. Personas me han dicho: pastor, es que veníamos de la iglesia y mi esposo me ha levantado la mano. Una pareja, de la iglesia.
Ahora que dice Jesús (Mateo 5:22) Pero yo os digo que cualquiera (aquí entramos todos) que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
¿Cuántos de los que estamos, alguna vez alguna vez en la vida han estado ante un juez? Yo creo que yo la única vez que he estado frente a un juez, fue cuando nos dieron la ciudadanía. He estado otras cuando fui a apoyar a algunos hermanos para su audiencia. ¿Quién se presenta delante del juez? Una persona que ha sido incriminado, alguien que quebranta la ley, alguien que quebrantó una regla. El Señor está diciendo: “cualquiera que se enoje contra su hermano va a ir ante el juez, va a corte”.
Sabe usted que aquí en Canadá hay algunas persona recién llegadas. Una vez aquí afuera en el parqueo, ni sé ¿por qué? mi hermano, personas recién llegadas se comenzaron a decir cosas allá afuera. Y se decían cosas bien feas: “te voy a hacer” “Ah, me estás amenazando”. Pero había alguien por ahí, llamó a la policía y al rato, apareció la policía. ¿Qué fue lo que dijeron? Esto, esto, lo otro. A los dos se los llevaron. Y como eran nuevos, se pusieron bien afligidos. Cuando llegaron allá, dijeron: Yo no tengo nada en contra de él. Ni yo tampoco, dijo el otro. ¡Ah, qué bueno! Pues entonces están acusados de haber quebrantado la paz de la cuidad. ¿Y qué es eso? Es que nadie puede quebrantar la paz de la ciudad, eso es un crimen.
Y dice la escritura, es el Señor Jesús: vas a tener que presentarte delante de un juez, si te enojas contra tu hermano. ¿Hay alguno por aquí que esté enojado con alguien? Y déjeme decir otra cosa: “maridos, su esposa también su hermana”. No solamente eso, y cualquiera que le diga necio a su hermano, será culpable ante el concilio. ¡Así que tenga cuidado, usted puede tener cita!
Ahora imagínense las cosas que se han dicho otras personas hermanos, por eso yo al sermón le puse: “¿Alguna vez usted dijo te odio?”
En un matrimonio, ¿cómo es posible que una persona le puede decir “te amo” en un momento determinado, y luego, en un instante que usted se saca de onda le dice “te odio, te odio, te odio”? Recuerde lo que dicen los expertos: que usted le puede decir a una persona mil veces “te amo”, pero si le dice una vez te odio, lo que se le va a quedar en su mente para el resto de sus días es esa vez que le dijo: “te odio”. ¡Qué complicadas son las cosas hermano! ¿Se da cuenta por qué es tan importante conocernos a nosotros mismos y tener cuidado de todo esto?
Fíjate lo que dice el siguiente versículo (Mateo 5:23-24) 23Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Por eso dije hace un rato, la ofrenda tiene que ver con la actitud del corazón. ¿Qué te está diciendo Dios aquí? Si cuando traes tu ofrenda te acuerdas que tienes alguna diferencia con tu hermano, que hay alguna situación, que tiene algo en contra tuya. ¿Qué dice versículo siguiente? Deja allí tu ofrenda delante del altar, eso me gusta, no dice que se la lleve, déjela ahí. ¿Qué tienes que hacer primero? Reconciliarte primero, porque Dios está viendo tu corazón no tú ofrenda.
Ahora, si un hijo está enojado con su papá o el papá está molesto con el hijo, piensa en esto que lo voy a decir. Si el papá está molesto con el hijo por alguna barbaridad que hizo el hijo, alguna cosa que ofendió a su padre. Sabe que usted lo dañó, que usted lo ofendió, que usted dijo alguna grosería y entonces usted aparece en la casa y dice: ya sé lo que voy a hacer. ¡Le voy a llevar un regalo a mi “apá” (papá)! Entonces le compra un regalito, y llega a la casa, así porque así, y le dice: “Hola papá”. Y su papá: “Hola mijo”. –“Mira, aquí te traigo un regalito, el perfume que a ti te gusta”. “Ponlo en la mesa por favor.” ¿Qué es el regalo? No importa ahora, porque hay una cuenta que tenemos que atender primero, y tú la estás evadiendo, la estás ignorando. Y Dios que es un padre, te dice: “Un momento, gracias por el regalo pero tenemos una conversación pendiente. Tienes que pedir disculpas, tienes que pedir perdón, tienes que reconocer que ofendiste. Y esa disculpa tiene que ser desde lo profundo del corazón, por eso dice el Señor: “no podemos guardar resentimientos en el corazón contra nadie”, por amor de Dios.
Repito que estamos viviendo tiempos de crisis y de engaño, ponga atención 1a de Juan 2:9, El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. Ahora hay un montón de gente, que dice: “yo soy cristiano, yo soy cristiana, yo soy…” Es que cualquiera dice eso hoy en día, acuérdense que el diablo también cree, que los demonios también creen y tiemblan, dice la escritura. Si usted me dice en esta tarde: “ese hombre no lo puedo ni ver”, “esa mujer, yo con ella no quiero nada”, “no, yo con esa vieja no quiero ni hablar”. Si usted tiene eso en su corazón en este momento, dice Dios: “usted no anda en la luz, usted todavía está en tinieblas”. ¡Pero es que yo sirvo, pero es que yo me bauticé, pero es que yo sirvo en un ministerio de la iglesia, pero es que yo aquí, pero es que yo allá! Así dice el Señor, “muchos me dirán en aquel día Señor, Señor”. ¡Ahí cae usted! Pero a la hora exacta yo te voy a decir: “Yo no sé quién eres” ¿Sabes por qué razón? Porque no permitiste que te alumbrara Cristo al corazón. Tú sigues en tinieblas. ¿Qué significa todo esto? Que usted, que yo, que ninguno de nosotros puede tener molestias contra nadie. ¡Maridos! Nosotros, con mayor razón, no podemos estar molestos con nuestras esposas. No se puede. Dice la Biblia que si nosotros tratamos mal a nuestra esposa, que nuestras oraciones tienen estorbo, dice la escritura: ¿Por qué? Porque tu mujer es coheredera de la Gracia de la Vida. “Coheredera”. Quiere decir que además de ser su mujer, es su hermana en Cristo, y usted no puede ni enojarse, ni tratar de una manera déspota a esa persona que Dios ha puesto a su lado.
El versículo 11 de 1a de Juan capítulo 2, mire este versículo hermano por favor: Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. Estamos hablando de ¿Alguna vez dijo usted te odio? ¿Alguna vez? El que aborrece es aquel que está enojado, en mi rancho dicen tener chirria. Aquel que se enojó, no resolvió el asunto del enojo. La Biblia es tan sencilla, Dios mismo lo dice: “no se ponga el sol sobre vuestro enojo” ¿Qué quiere decir eso? Que no se vaya a la cama sin resolver el asunto, eso está diciendo. Si el pleito es con su mujer, no se vaya a la cama sin resolverlo. Si la mujer le dice: “no estoy ahorita para platicar contigo, no me siento bien”. Mire sáquele el versículo, bueno mi amor, no lo digo yo lo dice el Señor Jesús: que no se ponga el sol. Si usted quiere que se ponga el sol, escuche entonces lo que dice siguiente versículo. No deis lugar al diablo. Si usted no obedece, y deja que pase la noche y se va molesto; en primer lugar no va a dormir bien porque tienen que resolver la situación para que no se ponga el sol. Y si se pone el sol y se deja que pase la noche, entonces usted lo que está haciendo es dándole lugar a satanás el diablo el siguiente día. Y estos son pactos que tienen que respetarse en la pareja, por muy molesto que usted esté.
¿Saben qué hacen hoy en día los hombres o las mujeres? En el primer pleito, agarran la cobija se van para la sala a dormir en el sofá. Y eso no es nada, yo conocí a una persona, que él cada vez que había un pleito agarraba una almohada, una cobija y se iba al garaje a dormir en el carro. Entonces llega un momento que la señora después de un pleito le decía: “ahí te tengo la almohada con la colcha, porque ya sabía lo que el hombre iba a hacer”. ¿Qué es eso? Eso es ser infantil, personas que andan jugando a ser casados, ellos lo que quieren es tener sexo nada más. Compórtese como varón, siéntese, converse con su esposa y pongan el problema en la mesa y resuelvan el problema. Discutan el problema, no discutan ustedes: es que tú, es que tú, es que tú… No, el problema que tenemos es de los dos. Por eso me encanta aquí la cultura. Cuando sale embarazada la mujer, se dice “estamos embarazados”. En mi rancho no se dice así, Dios guarde, pero aquí sí, porque es algo de los dos; pues el problema también es algo de los dos y hay que resolverlo, no vamos a acostarnos enojados, porque se puede convertir en odio.
El que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.1 Juan 2:11. No dice quizás, a lo mejor, tal vez, dice: “está en tinieblas”, simple y sencillamente. ¿Qué quiere decir esto? Que no es posible ser creyente y tener odio en el corazón. Porque el creyente está en luz y el que odia está en tinieblas.
Los que dicen: “yo soy creyente”, pero tienen resentimiento y odio contra alguien; la Biblia dice que son mentirosos. En 1ª Juan 4:20-21, dice la palabra: 20Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.
Hay problemas de herencias. Hay problemas de robo entre familiares. Hay problemas de infidelidad entre parejas. Hay problemas de chismes entre hermanos y hermanas. Hay problemas de incompatibilidad; ¿qué quiere decir eso? Ah, esa señora me cae mal, ¿yo no sé por qué? Si no me ha hecho nada la señora, pero me cae mal. ¡Qué defecto, verdad! ¡Qué situación más horrible esa! Un creyente no puede ser así. Si hay alguien en esta iglesia, que por alguna razón algún día quizás le hizo una mala cara, les pellizcó a sus niños allá en la guardería. Le hizo algo y usted la trae contra esta persona, usted tiene cita con un juez, y déjeme decirle que con este juez del que habla la Biblia: ¡Ufff!
¿Entonces, qué es lo que debo hacer pastor? Póngase a cuentas con la gente, hombre. Si hay alguien que usted dice: no mire, yo con esta persona no quiero hablar. Le sugiero que libere su corazón. ¡Libérelo! Yo sé que hay cosas que son duras. Yo me ha amargado hermanos. Yo se los he contado en este púlpito. Yo me he amargado unas 2 o 3 veces y es horrible. Es horrible sentir esa amargura, pero también es horrible darte cuenta que te conviertes en un esclavo. Y qué cosa más bella es cuando, por el poder de Dios y del Espíritu Santo, tú te puedes liberar de esa amargura. Y no permitas que se te vaya a convertir en odio.
Hay personas que me han ofendido de una manera como usted no tiene idea y me los he encontrado en un centro comercial 2 o 3 veces y vienen a mí como si nada. Y yo la primera vez dije: “que un tren que les pasa encima”. ¡Con esa amargura no se puede vivir! Pero sabe que es lo lindo, que en ese momento usted reconoce que no está bien. Dice eso no está bien y agarra el teléfono y llama a las personas y le dice: mira disculpa que estaba un poquito distraído, pero disculpa no pasa nada. Hermano no pasa, que el Señor te bendiga. Que dios te guarde. Y al colgar ese teléfono sientes la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, inundar tu alma, tu vida tu mente y tu corazón. Y decir al Señor: Señor, gracias porque me has liberado de esta raíz de amargura.
¡Amados míos no podemos estar enojados con nadie!
Incline su rostro y oremos al Señor:
Padre, te damos gracias en esta tarde por tu bendita palabra que nos exhorta, que nos confronta. Señor ayúdanos con nuestro corazón. Yo te ruego que si en el corazón de algunos de mis hermanos hay alguna raíz de amargura podamos reconocerla en primer lugar. No podemos justificarnos ante nada Señor. No nos podemos justificar porque el que odia está en tinieblas. Perdona nuestras faltas padre y ayúdanos. Danos la fuerza. Danos el valor de acercarnos a la persona que hemos ofendido o aquella que nos ofendió y decir: ¿sabes qué? En el nombre de Jesús yo te perdono. En el nombre de Jesús no pasa nada. Disculpa los malos momentos. Disculpa los malos entendidos, pero no pasa nada en el nombre de Jesús porque somos personas redimidas, transformadas por el poder del Espíritu de Dios.
Mientras oramos en esta tarde, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, yo quiero invitarle a que le abra su corazón a Jesús en este momento. ¡Reciba a Cristo en su corazón! Dice la Biblia: mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (Juan 1:12). Ábrale su corazón al Señor. Comience una vida nueva hoy. Usted dice: pero es que yo no puedo pastor. Se me hace difícil poder perdonar. ¡Es que usted necesita a Cristo! Cuando la Gracia, maravillosa, de Jesús inunde su vida, su alma y su corazón, entonces tendrá la fuerza para poder hacerlo.
Si hay alguna persona que quiere recibir a Cristo, ahí donde está, yo le invito para que se ponga de pie. Levante su mano si hay alguien que dice: pastor yo necesito a Dios, yo necesito a Cristo en mi corazón. Levante su mano, póngase de pie. Déjenos orar por usted. Hay alguien que se va a acercar a usted para ayudarle con esta decisión, que es la más importante que usted puede tomar en su vida. Usted que nos mira por las redes sociales, también usted puede hacer lo mismo a través de una oración de fe dígale al Señor: Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Te recibo como mi Señor y mi Salvador personal. Reconozco lo que hiciste en la cruz para el perdón de mis faltas y en este día te recibo como mi Señor y Salvador personal. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios y de su Santa y Bendita palabra.
Señor gracias por este tiempo especial contigo. Bendice el corazón de cada uno de tus hijos. Que esta semana sea una semana llena de bendición. En el nombre de Jesús, Amén y amén.
¡Amados míos, que Dios me los bendiga!