La fuerza de Dios
Mayo 26, 2024 – 2:00 PM | Efesios 6: 10-13 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
¿Estamos listos para la palabra? He titulado al estudio de esta hora: “La fuerza de Dios”.
Efesios 6: 10-13 (Rv-60): 10Por los demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad de las regiones celestes. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Efesios 6:10-13 (NTV): 10Una palabra final: sean fuertes en el Señor y en su gran poder. 11Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra las estrategias del diablo. 12Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. 13Por tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo, en el tiempo del mal. Así, después de la batalla todavía seguirán de pie, firmes.
Padre, háblanos al corazón, ayúdanos a entender la sencillez, pero al mismo tiempo la relevancia de tu palabra eterna y gloriosa en nuestros corazones. La importancia de estar fortalecidos para cuando llegue el día malo. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
La Biblia nos manda crecer en la fe, es un mandamiento, es un mandato, es una orden, crecer en la fe es una orden. Si usted es creyente, entienda que Dios no le está preguntando: ¿quieres crecer? No, Dios te dice: crezca. Crecer en la obra del Señor siempre es una orden. Todo cristiano debe tener un plan para crecer en la fe. Personas que no crecen en el conocimiento de Dios, en la gracia de Dios, en el evangelio, usualmente son débiles en la fe. Si usted no está creciendo, usted es débil en la fe. Usted puede pasar cuarenta años sentado en una silla de la iglesia, pero si no tiene un plan complementario para crecer espiritualmente, lo más probable es que usted sea una persona débil en la fe, y vulnerable espiritualmente. Débil en la fe y vulnerable.
Nuestro texto de esta tarde tiene varias exhortaciones, varias advertencias, de las cuales yo quisiera hacer énfasis en esta hora. El mensaje es sencillo, amados, pero es importante. Lastimosa y desgraciadamente no estamos preparados para esto.
Efesios 6: 13 (Rv-60): 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Yo quiero que usted ponga atención a ese versículo que es parte del contexto. La escritura está diciendo que se fortalezca, que sea fuerte, sea fuerte hermano, sea fuerte hermana.
¿Por qué tomar toda la armadura de Dios? ¿Por qué te pide Dios que seas fuerte? Porque te va a llegar un día malo, y ¿cómo va a responder usted cuando le llegue el día malo? Mira, los pastores somos profetas de consecuencias, ¿por qué? Por el gran campo muestral que tenemos, porque lo hemos visto quinientas veces. ¿De qué manera va a responder usted cuando llegue el día malo? Depende: si usted es fuerte usted va a resistir, pero si usted es débil no pasará la prueba. Eche un vistazo a su alrededor, y vea a la gente que ya no viene, esas personas no entendieron esta porción de la escritura. Ellos no entendieron que iba a llegar un día malo, y ¿qué dice el Señor? Te dice: se fuerte.
La palabra del Señor nos enseña a crecer, a que tenga un plan de crecimiento. Usted puede decir: “Mire, yo no salgo a mi trabajo si yo primero no tengo la lectura de la escritura. Yo no salgo de mi casa, si primero no tengo mi tiempo a solas con el Señor, mi devocional. Yo no me voy a la cama, si yo no tengo mi devocional con el Señor. Mire, ya por costumbre, yo estoy escuchando un mensaje de la palabra de Dios siempre, todos los días. Yo tengo mi plan de crecimiento espiritual, de esa manera yo crezco”. Porque si usted no crece, cuando llegue el día malo usted no lo va a poder resistir. Nuestra lucha no es contra carne, nuestra lucha es contra huestes, contra principados, contra satanás el diablo; en pocas palabras, contra sus demonios. Si no crecemos, cuando nos viene un problema o nos viene una prueba, no resistimos. Todo el pasaje nos habla de permanecer firmes, permanecer fieles.
Tenga fuerzas. ¿De dónde vienen nuestras fuerzas?
Isaías 40: 29(RV-60): Dios da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Es decir, si usted dice: yo estoy cansado. Y me refiero al cansancio emocional, usted quiere mandar a pasear a medio mundo. Si usted cree que ya no tiene fuerzas, ¿quién cree usted que se la va a dar? Dios se la va a dar, solo Dios, ninguna otra persona. Solo Dios va a dar fuerzas a usted para superar el día malo, para superar el día que le llegue la prueba, para superar el día que la maldad se ponga en frente de usted. Es Dios el que da esfuerzo a la persona que ya está cansada, es Dios el que multiplica la fuerza al que ya no tiene ninguna. Cuando usted dice: Ya no puedo más, hasta aquí llegué. Dios te dice: Pero si aquí estoy yo. Soy Dios, la fuente de fortaleza hermano. Busque al Señor.
Yo no sé cuántas personas se han quedado en su casa porque están desanimados, ese es el peor error que usted cometió. Es como una persona que tiene sed y sabe que allá está la fuente, que ahí está el cómo sacar el agua el pozo, pero dice usted: Ah no, mejor me quedo aquí, ese es el peor error. Aunque no quiera saber de sus hermanos, aunque no tenga ganas, venga a la iglesia. Hay personas que vienen a la iglesia, si no tienen nada más que hacer. Entonces luego se quejan de: problemas con un hijo, problemas con una hija, problemas con la otra hija, problemas con el nieto, problemas con el primo, problemas con el tío. ¡Ay yo no sé qué hacer! Pues yo sí sé: venga al culto, porque la fuerza viene de Dios. Él da fuerza al que ya no tiene ningunas.
Isaías 40:31 (RV-60): Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. La vida te cansa con un montón de cosas, con un montón de situaciones. Pero el Señor dice: Si tú crees, si tú confías en Jehová, vas a tener nueva fuerza. ¿De dónde la vas a sacar? Ya no es asunto suyo, no se preocupe de eso, Dios se la va a dar. ¡Entiéndalo! Recuerde que la fuerza viene de Dios, no viene de una pastilla. Yo no quiero decir que, si usted tiene que usar medicamentos los deje, ¿ok? Yo tomo un chorro de medicamentos, todos los días porque es necesario: pero mi fuerza viene de Jehová.
Salmos 92: 10 (RV-60): Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; Seré ungido con aceite fresco. ¿Sabe por qué se necesita tener las fuerzas de un búfalo? Porque hay que sostener a una familia, espiritualmente hablando. Porque su esposa lo buscará a usted, porque sus hijos lo buscarán a usted, la familia va a poner los ojos en usted; y usted tiene que ser la fuerza. Cuando pasa una desgracia en la familia, y usted como hombre es el primero que se derrumba, que no le quepa duda que los demás miembros se derrumbarán detrás de usted. Si usted no muestra fortaleza, si usted no muestra fuerza en ese instante, va a ser complicado, va a ser difícil.
Yo me acuerdo que hace muchísimos años, estábamos bien chamacos, y mi mamá agarró camino para los Estados Unidos. Mi hermano mayor iba conmigo (no recuerdo si el menor de nosotros iba) y fuimos a dejar a mi mamá al aeropuerto. Yo siempre he creído que mi hermano fue el preferido de mi mamá, siempre creí eso, aunque no fuera cierto; pero de una cosa estoy bien seguro: de que mi hermano mayor tenía mamitis aguda, muy apegado a mi mamá. El día que mi madre se fue de la casa, fuimos al aeropuerto. Yo recuerdo que mi hermano mayor se despedía de mi madre con tremendo sentimiento, pero volvía a verme y cuando me veía fuerte, entonces él se sostenía, se fortalecía. Cuando el avión despegó, nos quedamos mirando hasta la última partecita del avión; luego nos subimos vehículo sin decir una sola palabra. Yo pienso: si yo me hubiera derramado allí en el aeropuerto desde que estábamos despidiéndonos, yo le aseguro que, todavía estuviéramos allá llorando. Usted necesita la fuerza, porque va a llegar el momento que va a tener que sostenerse emocionalmente. Usted por dentro puede estar tragando buches amargos, y le cuesta mantenerse en pie, y ni sabe cómo es que se sostiene, pero la fuerza de Dios es la que lo tiene de pie. Por eso, estoy hablando de la fuerza de Dios: Tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo, voy a ser ungido con un aceite fresco en ese instante, en medio de la situación, frente a la cama del hospital, frente a lo que está pasando delante de usted. Usted puede decir: Señor dame fuerzas como la del búfalo porque las necesito, siento que me voy a derribar en este instante.
Daniel 10:2 (RV-60): En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. Quiere decir que el problema era serio.
Daniel 10: 8 (RV-60): Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. ¿Usted entiende lo que Daniel está diciendo? Yo estaba viviendo una situación tan difícil en ese instante que me afligió, me dejó sin fuerzas, me dejó sin vigor alguno.
Daniel 10: 19 (RV-60): Y le dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.
En esta porción ocurrió un milagro: Daniel recobró las fuerzas. ¿Te das cuenta hermano de la importancia que tiene esto? Cuando Dios hablaba, es cuando recobramos las fuerzas. En una situación como ésta, cuando usted está afligido, sin fuerzas, angustiado; es ahí cuando el Señor te habla. Difícilmente en un antro te va a hablar Dios hermano.
Hace unos días estaba escuchando un sermón, cuando terminó el sermón yo estaba un poco lejos de donde tenía mi teléfono; entonces avanzó al siguiente sermón (que ni yo lo busqué, simplemente comenzó solo). Mire hermano, era como que Dios me estaba diciendo: “es éste el que necesitas, no el otro”. Y comienzo a escuchar, dejé de hacer lo que estaba haciendo, y dije yo: ¡Dios mío, Gloria a Dios! El sermón hablaba de tus batallas. El predicador decía que el diablo, como en el caso de Goliat que metió en tierra que Dios le había prometido a Israel, se mete en tu territorio. Pero, si tú quieres ganar territorio tienes que pelear la batalla. El Señor comenzó a ministrar mi vida, y mire, yo escuchaba emocionado, hermanos. ¿Cuándo viene la fuerza de Dios para tu alma? ¿Cuándo viene la fuerza de Dios para tu vida? No es cuando estoy bailando La Macarena. Es cuando Dios te habla el corazón, el Señor dice: aquí estoy contigo, yo no te dejo, yo te fortalezco. Estamos hablando de la fuerza de Dios.
Usted necesita la fuerza de Dios, hermano, y necesita un plan para crecer; porque, créame: hay un día malo, viene un día malo y si usted no está fortalecido para ese día malo usted se va a derribar y no va a permanecer firme.
2 Timoteo 4: 17-18 (RV-60): 17Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca de león. 18Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas.
Una vez me puse a escribir, desde el tiempo que yo tengo conocimiento, de ¿cuáles han sido los momentos más difíciles y más complicados en mi vida? Momentos que yo recuerdo que hayan sido difíciles, momentos duros, momentos de lágrimas, momentos de frustración, momentos de amargura, lo que usted se le ocurra, ahí está en mi biografía. Todo esto lo escribí con un espíritu de tristeza. Pero hubo un factor maravilloso, que lo escribí cuando tenía otro ánimo, el Señor estuvo a mi lado en cada uno de esos momentos. Es que hay que entender una cosa: “Si Dios no está a su lado, no ganará la batalla. Usted no está solo hermano, Él ha prometido estar con nosotros, y vamos a ganar todas las batallas en el nombre del Señor”.
1 Samuel 30: 1(RV-60): Cuando David y sus hombres volvieron a Siclag al ercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. Yo no sé cuántos de ustedes han leído esta porción de la escritura. David llevó el pueblo a pelear a un lugar; pero resulta que mientras David se llevó al pueblo vinieron otras personas que se metieron y se llevaron a las mujeres. ¡Fue una cosa tremenda! A tal grado que cuando se dieron cuenta que se habían llevado a su familia, David se angustió mucho y el pueblo quería apedrearlo. Todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno, por sus hijos y por sus hijas. ¿Sabe qué es lo único que te queda? La fortaleza en Dios, y David se fortaleció en Jehová su Dios.
Efesios 6:11 (RV-60): Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Para que podamos resistir, para que podamos resistir. Yo conozco personas que no resistieron, lastimosamente, les vino un mal y se derribaron. ¿Sabe usted por qué no resistieron? Porque no tenían las fuerzas de Dios en su vida. Ellos te van a decir cuarenta cosas para justificarse, ellos te van a decir: es que la iglesia aquí, es que los hermanos allá, es que el pastor tal cosa, es que los hermanos son hipócritas. No, su problema es uno solo, su problema es que Dios le dijo que se fortaleciera y usted no lo hizo. Usted no tenía un plan para crecer, usted no buscó un plan complementario; le vino la hora de la prueba, le vino su problema, le vino su tribulación, y usted simple y sencillamente, no resistió.
Tengo un amigo que se divorció, no resistió su situación; y todavía sigue dando vueltas, se sigue revolcando, en el mismo asunto; buscando la causa a su problema. ¿Por qué no resistió? Porque no tenía las fuerzas. Cuando usted tiene la fuerza, un toro le puede venir encima y usted después se levanta en el nombre del Señor, porque hay que seguir caminando bajo cualquier circunstancia: Hay que seguir caminando. Y, ¿qué es lo que Dios nos recomienda? Nos recomienda la armadura de Dios, el cinturón de la verdad, el chaleco de la justicia, la bota de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu. Dios nos dice que nuestra lucha no es contra carne y sangre y para resistir ese día malo, usted necesita la fuerza de Dios.
Piense por un instante, ¿cuál ha sido el peor día de su vida? Puede ser, quizás, la partida de un ser querido, puede ser un momento de mucho dolor en un hospital, pueden ser las palabras hirientes de alguien. Para que pueda resistir el día malo, se necesita la fuerza de Dios.
El día malo, es el día de la prueba. ¿Usted está preparado para eso? Necesita fuerza, sino se va a descalabrar todo, no va a resistir, vas a sucumbir. No importa que cambie físicamente, lo importante es estar firme. Va a venir el día malo y Dios quiere que usted esté firme. Si te fortaleces en el Señor vas a resistir, vas a permanecer y vas a pasar la prueba. Muchos de los que estamos acá hemos pasado un montón de días malos. Y usted ¿qué es lo que hace? Usted se levanta y sigue caminando. Es que para atrás ni para tomar impulso. La vida cristiana es así, es de luchas, cualquier cosa le puede pasar.
Dios no te está diciendo que no te va a venir ningún problema, Él dice (Juan 16:33): En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Lo que te está diciendo es: Mira hijo, yo conozco todas las cosas, veo obstáculos en el camino, veo pruebas, y ve veo días malos; pero quiero decirte algo hijo: si tú te llenas de mis fuerzas, vas a sobreponerte a todos los obstáculos, y vas a estar firme al finalizar la prueba. Pero, si tú no te fortaleces en el poder de mi fuerza, vas a sucumbir y después de eso te vas a perder. Eso es lo que ha pasado con un montón de gente. Después de la pandemia hay gente que ya nunca más regresó una iglesia. Otras personas, viviendo aquí en la ciudad, se han quedado con un evangelio virtual; ya veremos si hay un cielo virtual también, porque Dios manda a congregarse para no perder la costumbre.
Mis queridos y amados hermanos, se lo estoy diciendo: Fortalézcase, busque un plan de crecimiento, permanezca firme. Cuando se le metan tonteras en la cabeza recuerde que Dios nos ama, y nos ama tanto, que mandó a su Hijo a morir por nosotros. Hermano, siéntase amado por Dios. El amor de Dios es incomparable, nadie en este mundo lo va a poder amar como lo ama Dios, siéntase amado, siéntase respaldado.
Una de las promesas más preciosas que encontramos en las sagradas escrituras: (Isaías 41:10 RV-60) No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sostendré con la diestra de mi justicia. Dios promete estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén.
Demos gracias: Padre querido, no conocemos los tiempos Señor, pero sí sabemos que los días malos llegan en cualquier momento. Hemos aprendido en esta hora que necesitamos la fuerza de Dios, el poder de Dios en nuestra vida, para cuando el enemigo se disponga a venir contra nosotros nos encuentre fortalecidos. Clamamos a ti Señor para tener esas fuerzas, la fuerza del búfalo, clamamos a ti para tener ese aceite fresco, clamamos a ti por fortaleza, clamamos a ti para renovar nuestras fuerzas cuando ya no nos quedan ningunas. Nos damos cuenta Padre que, cuando tú nos hablas nos fortalecemos, cuando oramos nos fortalecemos, tu presencia nos fortalece, tu casa nos fortalece. Oramos en este momento por aquellas personas que, lastimosamente, les llegó el día de la prueba, les llegó el día malo, y no tenían las fuerzas necesarias Señor y han sucumbido en su fe. Padre oramos por ellos, para que tú les levantes en el nombre de Jesús.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo, pero quisiera hacerlo ahora, yo le invito donde está, para que reciba a Jesús como el Señor y Salvador de su alma. Usted puede hacerlo a través de una oración, dígale al Señor de esta manera: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz del Calvario. Te doy gracias Señor por el sacrificio único, al derramar tu sangre; una sangre que perdona, una sangre que limpia que purifica. En este día te recibo como el Señor y el Salvador de mi vida. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Señor, gracias por esta palabra que refresca nuestras almas. Bendice a cada uno de mis hermanos. Llévanos en paz a casa, en el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén y amén.
Amados míos, que la paz de Cristo le acompañe. Dios me los bendiga hermanos.
La fuerza de Dios
Mayo 26, 2024 – 2:00 PM | Efesios 6: 10-13 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
¿Estamos listos para la palabra? He titulado al estudio de esta hora: “La fuerza de Dios”.
Efesios 6: 10-13 (Rv-60): 10Por los demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad de las regiones celestes. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Efesios 6:10-13 (NTV): 10Una palabra final: sean fuertes en el Señor y en su gran poder. 11Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra las estrategias del diablo. 12Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. 13Por tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo, en el tiempo del mal. Así, después de la batalla todavía seguirán de pie, firmes.
Padre, háblanos al corazón, ayúdanos a entender la sencillez, pero al mismo tiempo la relevancia de tu palabra eterna y gloriosa en nuestros corazones. La importancia de estar fortalecidos para cuando llegue el día malo. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
La Biblia nos manda crecer en la fe, es un mandamiento, es un mandato, es una orden, crecer en la fe es una orden. Si usted es creyente, entienda que Dios no le está preguntando: ¿quieres crecer? No, Dios te dice: crezca. Crecer en la obra del Señor siempre es una orden. Todo cristiano debe tener un plan para crecer en la fe. Personas que no crecen en el conocimiento de Dios, en la gracia de Dios, en el evangelio, usualmente son débiles en la fe. Si usted no está creciendo, usted es débil en la fe. Usted puede pasar cuarenta años sentado en una silla de la iglesia, pero si no tiene un plan complementario para crecer espiritualmente, lo más probable es que usted sea una persona débil en la fe, y vulnerable espiritualmente. Débil en la fe y vulnerable.
Nuestro texto de esta tarde tiene varias exhortaciones, varias advertencias, de las cuales yo quisiera hacer énfasis en esta hora. El mensaje es sencillo, amados, pero es importante. Lastimosa y desgraciadamente no estamos preparados para esto.
Efesios 6: 13 (Rv-60): 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Yo quiero que usted ponga atención a ese versículo que es parte del contexto. La escritura está diciendo que se fortalezca, que sea fuerte, sea fuerte hermano, sea fuerte hermana.
¿Por qué tomar toda la armadura de Dios? ¿Por qué te pide Dios que seas fuerte? Porque te va a llegar un día malo, y ¿cómo va a responder usted cuando le llegue el día malo? Mira, los pastores somos profetas de consecuencias, ¿por qué? Por el gran campo muestral que tenemos, porque lo hemos visto quinientas veces. ¿De qué manera va a responder usted cuando llegue el día malo? Depende: si usted es fuerte usted va a resistir, pero si usted es débil no pasará la prueba. Eche un vistazo a su alrededor, y vea a la gente que ya no viene, esas personas no entendieron esta porción de la escritura. Ellos no entendieron que iba a llegar un día malo, y ¿qué dice el Señor? Te dice: se fuerte.
La palabra del Señor nos enseña a crecer, a que tenga un plan de crecimiento. Usted puede decir: “Mire, yo no salgo a mi trabajo si yo primero no tengo la lectura de la escritura. Yo no salgo de mi casa, si primero no tengo mi tiempo a solas con el Señor, mi devocional. Yo no me voy a la cama, si yo no tengo mi devocional con el Señor. Mire, ya por costumbre, yo estoy escuchando un mensaje de la palabra de Dios siempre, todos los días. Yo tengo mi plan de crecimiento espiritual, de esa manera yo crezco”. Porque si usted no crece, cuando llegue el día malo usted no lo va a poder resistir. Nuestra lucha no es contra carne, nuestra lucha es contra huestes, contra principados, contra satanás el diablo; en pocas palabras, contra sus demonios. Si no crecemos, cuando nos viene un problema o nos viene una prueba, no resistimos. Todo el pasaje nos habla de permanecer firmes, permanecer fieles.
Tenga fuerzas. ¿De dónde vienen nuestras fuerzas?
Isaías 40: 29(RV-60): Dios da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Es decir, si usted dice: yo estoy cansado. Y me refiero al cansancio emocional, usted quiere mandar a pasear a medio mundo. Si usted cree que ya no tiene fuerzas, ¿quién cree usted que se la va a dar? Dios se la va a dar, solo Dios, ninguna otra persona. Solo Dios va a dar fuerzas a usted para superar el día malo, para superar el día que le llegue la prueba, para superar el día que la maldad se ponga en frente de usted. Es Dios el que da esfuerzo a la persona que ya está cansada, es Dios el que multiplica la fuerza al que ya no tiene ninguna. Cuando usted dice: Ya no puedo más, hasta aquí llegué. Dios te dice: Pero si aquí estoy yo. Soy Dios, la fuente de fortaleza hermano. Busque al Señor.
Yo no sé cuántas personas se han quedado en su casa porque están desanimados, ese es el peor error que usted cometió. Es como una persona que tiene sed y sabe que allá está la fuente, que ahí está el cómo sacar el agua el pozo, pero dice usted: Ah no, mejor me quedo aquí, ese es el peor error. Aunque no quiera saber de sus hermanos, aunque no tenga ganas, venga a la iglesia. Hay personas que vienen a la iglesia, si no tienen nada más que hacer. Entonces luego se quejan de: problemas con un hijo, problemas con una hija, problemas con la otra hija, problemas con el nieto, problemas con el primo, problemas con el tío. ¡Ay yo no sé qué hacer! Pues yo sí sé: venga al culto, porque la fuerza viene de Dios. Él da fuerza al que ya no tiene ningunas.
Isaías 40:31 (RV-60): Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. La vida te cansa con un montón de cosas, con un montón de situaciones. Pero el Señor dice: Si tú crees, si tú confías en Jehová, vas a tener nueva fuerza. ¿De dónde la vas a sacar? Ya no es asunto suyo, no se preocupe de eso, Dios se la va a dar. ¡Entiéndalo! Recuerde que la fuerza viene de Dios, no viene de una pastilla. Yo no quiero decir que, si usted tiene que usar medicamentos los deje, ¿ok? Yo tomo un chorro de medicamentos, todos los días porque es necesario: pero mi fuerza viene de Jehová.
Salmos 92: 10 (RV-60): Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; Seré ungido con aceite fresco. ¿Sabe por qué se necesita tener las fuerzas de un búfalo? Porque hay que sostener a una familia, espiritualmente hablando. Porque su esposa lo buscará a usted, porque sus hijos lo buscarán a usted, la familia va a poner los ojos en usted; y usted tiene que ser la fuerza. Cuando pasa una desgracia en la familia, y usted como hombre es el primero que se derrumba, que no le quepa duda que los demás miembros se derrumbarán detrás de usted. Si usted no muestra fortaleza, si usted no muestra fuerza en ese instante, va a ser complicado, va a ser difícil.
Yo me acuerdo que hace muchísimos años, estábamos bien chamacos, y mi mamá agarró camino para los Estados Unidos. Mi hermano mayor iba conmigo (no recuerdo si el menor de nosotros iba) y fuimos a dejar a mi mamá al aeropuerto. Yo siempre he creído que mi hermano fue el preferido de mi mamá, siempre creí eso, aunque no fuera cierto; pero de una cosa estoy bien seguro: de que mi hermano mayor tenía mamitis aguda, muy apegado a mi mamá. El día que mi madre se fue de la casa, fuimos al aeropuerto. Yo recuerdo que mi hermano mayor se despedía de mi madre con tremendo sentimiento, pero volvía a verme y cuando me veía fuerte, entonces él se sostenía, se fortalecía. Cuando el avión despegó, nos quedamos mirando hasta la última partecita del avión; luego nos subimos vehículo sin decir una sola palabra. Yo pienso: si yo me hubiera derramado allí en el aeropuerto desde que estábamos despidiéndonos, yo le aseguro que, todavía estuviéramos allá llorando. Usted necesita la fuerza, porque va a llegar el momento que va a tener que sostenerse emocionalmente. Usted por dentro puede estar tragando buches amargos, y le cuesta mantenerse en pie, y ni sabe cómo es que se sostiene, pero la fuerza de Dios es la que lo tiene de pie. Por eso, estoy hablando de la fuerza de Dios: Tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo, voy a ser ungido con un aceite fresco en ese instante, en medio de la situación, frente a la cama del hospital, frente a lo que está pasando delante de usted. Usted puede decir: Señor dame fuerzas como la del búfalo porque las necesito, siento que me voy a derribar en este instante.
Daniel 10:2 (RV-60): En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. Quiere decir que el problema era serio.
Daniel 10: 8 (RV-60): Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. ¿Usted entiende lo que Daniel está diciendo? Yo estaba viviendo una situación tan difícil en ese instante que me afligió, me dejó sin fuerzas, me dejó sin vigor alguno.
Daniel 10: 19 (RV-60): Y le dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.
En esta porción ocurrió un milagro: Daniel recobró las fuerzas. ¿Te das cuenta hermano de la importancia que tiene esto? Cuando Dios hablaba, es cuando recobramos las fuerzas. En una situación como ésta, cuando usted está afligido, sin fuerzas, angustiado; es ahí cuando el Señor te habla. Difícilmente en un antro te va a hablar Dios hermano.
Hace unos días estaba escuchando un sermón, cuando terminó el sermón yo estaba un poco lejos de donde tenía mi teléfono; entonces avanzó al siguiente sermón (que ni yo lo busqué, simplemente comenzó solo). Mire hermano, era como que Dios me estaba diciendo: “es éste el que necesitas, no el otro”. Y comienzo a escuchar, dejé de hacer lo que estaba haciendo, y dije yo: ¡Dios mío, Gloria a Dios! El sermón hablaba de tus batallas. El predicador decía que el diablo, como en el caso de Goliat que metió en tierra que Dios le había prometido a Israel, se mete en tu territorio. Pero, si tú quieres ganar territorio tienes que pelear la batalla. El Señor comenzó a ministrar mi vida, y mire, yo escuchaba emocionado, hermanos. ¿Cuándo viene la fuerza de Dios para tu alma? ¿Cuándo viene la fuerza de Dios para tu vida? No es cuando estoy bailando La Macarena. Es cuando Dios te habla el corazón, el Señor dice: aquí estoy contigo, yo no te dejo, yo te fortalezco. Estamos hablando de la fuerza de Dios.
Usted necesita la fuerza de Dios, hermano, y necesita un plan para crecer; porque, créame: hay un día malo, viene un día malo y si usted no está fortalecido para ese día malo usted se va a derribar y no va a permanecer firme.
2 Timoteo 4: 17-18 (RV-60): 17Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca de león. 18Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas.
Una vez me puse a escribir, desde el tiempo que yo tengo conocimiento, de ¿cuáles han sido los momentos más difíciles y más complicados en mi vida? Momentos que yo recuerdo que hayan sido difíciles, momentos duros, momentos de lágrimas, momentos de frustración, momentos de amargura, lo que usted se le ocurra, ahí está en mi biografía. Todo esto lo escribí con un espíritu de tristeza. Pero hubo un factor maravilloso, que lo escribí cuando tenía otro ánimo, el Señor estuvo a mi lado en cada uno de esos momentos. Es que hay que entender una cosa: “Si Dios no está a su lado, no ganará la batalla. Usted no está solo hermano, Él ha prometido estar con nosotros, y vamos a ganar todas las batallas en el nombre del Señor”.
1 Samuel 30: 1(RV-60): Cuando David y sus hombres volvieron a Siclag al ercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. Yo no sé cuántos de ustedes han leído esta porción de la escritura. David llevó el pueblo a pelear a un lugar; pero resulta que mientras David se llevó al pueblo vinieron otras personas que se metieron y se llevaron a las mujeres. ¡Fue una cosa tremenda! A tal grado que cuando se dieron cuenta que se habían llevado a su familia, David se angustió mucho y el pueblo quería apedrearlo. Todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno, por sus hijos y por sus hijas. ¿Sabe qué es lo único que te queda? La fortaleza en Dios, y David se fortaleció en Jehová su Dios.
Efesios 6:11 (RV-60): Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Para que podamos resistir, para que podamos resistir. Yo conozco personas que no resistieron, lastimosamente, les vino un mal y se derribaron. ¿Sabe usted por qué no resistieron? Porque no tenían las fuerzas de Dios en su vida. Ellos te van a decir cuarenta cosas para justificarse, ellos te van a decir: es que la iglesia aquí, es que los hermanos allá, es que el pastor tal cosa, es que los hermanos son hipócritas. No, su problema es uno solo, su problema es que Dios le dijo que se fortaleciera y usted no lo hizo. Usted no tenía un plan para crecer, usted no buscó un plan complementario; le vino la hora de la prueba, le vino su problema, le vino su tribulación, y usted simple y sencillamente, no resistió.
Tengo un amigo que se divorció, no resistió su situación; y todavía sigue dando vueltas, se sigue revolcando, en el mismo asunto; buscando la causa a su problema. ¿Por qué no resistió? Porque no tenía las fuerzas. Cuando usted tiene la fuerza, un toro le puede venir encima y usted después se levanta en el nombre del Señor, porque hay que seguir caminando bajo cualquier circunstancia: Hay que seguir caminando. Y, ¿qué es lo que Dios nos recomienda? Nos recomienda la armadura de Dios, el cinturón de la verdad, el chaleco de la justicia, la bota de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu. Dios nos dice que nuestra lucha no es contra carne y sangre y para resistir ese día malo, usted necesita la fuerza de Dios.
Piense por un instante, ¿cuál ha sido el peor día de su vida? Puede ser, quizás, la partida de un ser querido, puede ser un momento de mucho dolor en un hospital, pueden ser las palabras hirientes de alguien. Para que pueda resistir el día malo, se necesita la fuerza de Dios.
El día malo, es el día de la prueba. ¿Usted está preparado para eso? Necesita fuerza, sino se va a descalabrar todo, no va a resistir, vas a sucumbir. No importa que cambie físicamente, lo importante es estar firme. Va a venir el día malo y Dios quiere que usted esté firme. Si te fortaleces en el Señor vas a resistir, vas a permanecer y vas a pasar la prueba. Muchos de los que estamos acá hemos pasado un montón de días malos. Y usted ¿qué es lo que hace? Usted se levanta y sigue caminando. Es que para atrás ni para tomar impulso. La vida cristiana es así, es de luchas, cualquier cosa le puede pasar.
Dios no te está diciendo que no te va a venir ningún problema, Él dice (Juan 16:33): En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Lo que te está diciendo es: Mira hijo, yo conozco todas las cosas, veo obstáculos en el camino, veo pruebas, y ve veo días malos; pero quiero decirte algo hijo: si tú te llenas de mis fuerzas, vas a sobreponerte a todos los obstáculos, y vas a estar firme al finalizar la prueba. Pero, si tú no te fortaleces en el poder de mi fuerza, vas a sucumbir y después de eso te vas a perder. Eso es lo que ha pasado con un montón de gente. Después de la pandemia hay gente que ya nunca más regresó una iglesia. Otras personas, viviendo aquí en la ciudad, se han quedado con un evangelio virtual; ya veremos si hay un cielo virtual también, porque Dios manda a congregarse para no perder la costumbre.
Mis queridos y amados hermanos, se lo estoy diciendo: Fortalézcase, busque un plan de crecimiento, permanezca firme. Cuando se le metan tonteras en la cabeza recuerde que Dios nos ama, y nos ama tanto, que mandó a su Hijo a morir por nosotros. Hermano, siéntase amado por Dios. El amor de Dios es incomparable, nadie en este mundo lo va a poder amar como lo ama Dios, siéntase amado, siéntase respaldado.
Una de las promesas más preciosas que encontramos en las sagradas escrituras: (Isaías 41:10 RV-60) No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sostendré con la diestra de mi justicia. Dios promete estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén.
Demos gracias: Padre querido, no conocemos los tiempos Señor, pero sí sabemos que los días malos llegan en cualquier momento. Hemos aprendido en esta hora que necesitamos la fuerza de Dios, el poder de Dios en nuestra vida, para cuando el enemigo se disponga a venir contra nosotros nos encuentre fortalecidos. Clamamos a ti Señor para tener esas fuerzas, la fuerza del búfalo, clamamos a ti para tener ese aceite fresco, clamamos a ti por fortaleza, clamamos a ti para renovar nuestras fuerzas cuando ya no nos quedan ningunas. Nos damos cuenta Padre que, cuando tú nos hablas nos fortalecemos, cuando oramos nos fortalecemos, tu presencia nos fortalece, tu casa nos fortalece. Oramos en este momento por aquellas personas que, lastimosamente, les llegó el día de la prueba, les llegó el día malo, y no tenían las fuerzas necesarias Señor y han sucumbido en su fe. Padre oramos por ellos, para que tú les levantes en el nombre de Jesús.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo, pero quisiera hacerlo ahora, yo le invito donde está, para que reciba a Jesús como el Señor y Salvador de su alma. Usted puede hacerlo a través de una oración, dígale al Señor de esta manera: Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz del Calvario. Te doy gracias Señor por el sacrificio único, al derramar tu sangre; una sangre que perdona, una sangre que limpia que purifica. En este día te recibo como el Señor y el Salvador de mi vida. Si usted hizo esta oración, yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Señor, gracias por esta palabra que refresca nuestras almas. Bendice a cada uno de mis hermanos. Llévanos en paz a casa, en el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén y amén.
Amados míos, que la paz de Cristo le acompañe. Dios me los bendiga hermanos.