Y el diluvio se los llevó a todos
Noviembre 27, 2022 – 1:30PM | Mateo 24:36-44 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor en Mateo capítulo 24: 37-44 (RV-60). El mensaje lo hemos titulado: “Y el diluvio se los llevó a todos.”
Dice la palabra del Señor: 37Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo se estaban, casándose y dándose en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, el otro será dejado. 41Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
Vamos a pedir a Dios que nos bendiga: Señor, oramos para que este mensaje bendiga nuestras almas. Y de una manera muy especial, Señor, proclamamos estas verdades de tu palabra eterna y gloriosa. Tu pueblo sabe que un día sonará la trompeta; que los muertos en Cristo van a resucitar primero, y luego nosotros, seremos arrebatados juntamente con ellos para recibir al Señor en las nubes. Padre entendemos que tu palabra nos enseña estas verdades, queremos alertar al mundo de esa crisis mundial, espiritual, que viene a las almas de este mundo en el que vivimos. Bendice esta palabra en los corazones, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Hay muchas personas que no creen en el diluvio. Nosotros, como hijos de Dios, creemos que la Biblia es la inerrante palabra de Dios, que la Biblia no contiene ningún error, creemos que es el hálito de Dios. Esta palabra es la completa revelación de Dios para todas las edades. En ella está escrito todo lo que Dios quiere que nosotros, sus hijos, sepamos; más nada, menos nada. Si está aquí, el creyente no es llamado a discutir lo que está aquí adentro, ni tampoco para resistir a lo que está escrito; sino para creerlo, para aceptarlo, practicarlo y vivirlo. De tal manera que no vamos a hacer un estudio de la alta crítica, de la baja crítica, ni de la mediana crítica ¿verdad? Si la Biblia dice que hubo un diluvio, hubo un diluvio. Si la palabra del Señor dice que se los llevó a todos, se los llevó a todos. Eso es lo que nos narra el libro de Génesis en el capítulo 6; y si está en la palabra del Señor, nosotros lo creemos.
¿En qué forma se comparan esos tiempos (Noé), con los tiempos en los que nosotros estamos viviendo? El capítulo que hemos leído, el capítulo 24, precisamente nos habla de la venida del Hijo del Hombre (el Señor Jesucristo).
En varias oportunidades, el Señor Jesucristo dijo: “Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.” Esto ratifica que los versículos que hemos leído, son una comparación hecha por nuestro bendito Señor Jesucristo expresando que así como en los días de Noé, así será en nuestros días. La gente no lo estaba esperando, la gente estaba viviendo su vida, la gente estaba metida en sus propias cosas, en las cosas que les interesa, en lo que a ellos les importa nada más. Y así como estaba la gente viviendo en ese entonces, así será la venida de nuestro Señor Jesucristo.
El Señor habló de los postreros tiempos y todo el mundo concuerda que estos (los que vivimos nosotros hoy) son los postreros tiempos. Lo cierto es que a pesar de las cosas, a pesar de las situaciones que pasan en el mundo; nosotros los creyentes, los Hijos de Dios, hemos sido llamados a permanecer firmes y fieles delante del Señor. A no confundirnos con este mundo, a no hacer las cosas que este mundo hace, a no ser succionados por el mundo. La iglesia es la que tiene que influenciar al mundo y no el mundo influenciar a la iglesia.
Vamos a estudiar varias cositas, comparaciones, entre los días de Noé y nuestros días.
- Tiempos de Maldad.
Génesis 6: 5 (RV-60): Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. ¿Qué es lo que había en el mundo? Maldad hermano. Mire a su alrededor y dígame usted sí ¿una de las razones por la que muchos de nosotros estamos en este país, es por la maldad del mundo? La maldad está en todos lados, es tan basta, es tan amplia, la maldad que hay en el corazón del hombre donde quiera que sea, fíjate que se pierde la sensibilidad. Es tan común, que hoy aparece por televisión noticias confirmando la maldad de la gente, personas que entran a escuelas, centros comerciales y matan a otros, luego se matan ellos mismos. Hay personas que han sido amenazados en sus países, y es una situación terrible la que existe hoy en día y en los corazones de las personas. Cuando hablamos de maldad, es todo tipo de maldad.
Mateo 24: 37, dice: Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Si hay maldad en nuestros tiempos es cuando tenemos que permanecer más firmes y fieles delante de nuestro Señor Jesucristo. Permanezca, no se aparte de los caminos de Dios mi hermano.
Para las personas que son nuevos en la fe, quiero explicarles algo: Yo no sé si usted ha escuchado que la iglesia, nosotros, estamos esperando la venida de Jesucristo. Jesús va a venir a levantar su iglesia, a levantar a los redimidos, a llevarse a todas aquellas personas que hemos puesto nuestra fe y confianza en nuestro bendito Señor y Salvador. En más de una oportunidad yo le he dicho a usted algo y se lo quiero repetir ahora. Yo entiendo que todos batallamos por una sobrevivencia o supervivencia, por ejemplo con enfermedades porque queremos estar con salud, por tener prosperidad, ¿verdad? Y Dios se preocupa de todo eso, se preocupa de alimentarnos, de darnos un techo, de darnos todas las cosas que nosotros necesitamos; pero hay algo que debemos entender: “el propósito divino”. Todos en esta tierra vamos a estar lo más 80 años. Vayamos por un instante a la eternidad, que es la ausencia de tiempo por decirlo de esa manera, no hay tiempo. Dios no tiene tiempo, Él vive en la eternidad. Entonces yo le pregunto a usted: ¿qué se comparan 80 simples años con una eternidad? ¿Cree usted que cuando Dios nos creó, lo hizo para pasáramos los mejores 80 años de nuestra vida?
El apóstol Pablo dice que este es el cuerpo de la humillación, ¿en qué forma? Porque nos lleva a hacer cosas que no queremos hacer. ¿Quién no ha dicho algo que se haya arrepentido después de haberlo dicho? ¿Quién no ha hecho algo y se arrepintió de haberlo hecho? ¿Quién no ha cometido una estupidez? Pablo lo expresó de esta manera (Romanos 7: 15): “Es que lo que no quiero hacer, eso es lo que hago”. Este cuerpo nos humilla; si nos hacen algo, queremos nosotros tomar venganza de lo que nos han hecho. Este cuerpo nos lleva a hacer lo que no queremos, a pensar lo que no queremos pensar, a decir lo que no queremos decir, a tomar decisiones en la vida que nos producirán consecuencias negativas.
Escuche bien: Dios no quiere que usted pase los mejores 80 años de su vida en la tierra, la mentalidad de Dios es que estamos aquí con un propósito. ¿Cuál es el propósito? En primer lugar adorarlo y exaltarlo. En segundo lugar, es una misión; y esa misión es que todas las personas que yo conozca en la vida sepan de Jesús. El propósito suyo es: que todas las personas que usted conozca en la vida sepan de Dios, sus tíos, sus abuelos, su papá, su mamá, sus hijos. Hermanos, no tiene nada de malo que nos esforcemos por ayudar nuestras familias, pero yo no entiendo ¿cómo es posible que usted le quiere construir una casita a su mamá allá en el país donde vive y ni siquiera se ha preocupado porque su mamá tengo una casa en las Moradas Celestiales? Entonces usted no ha entendido el evangelio, porque esa señora que usted dice que ama va a pasar, no 80 años, la eternidad en el infierno. Eso dice Dios, no lo digo yo. Tenemos un propósito, en estos 80 años que Dios nos permite aquí sobre la tierra, es proclamar que Jesucristo es el Señor, que Él murió en la cruz por nuestros pecados.
Ese es el propósito por el que estamos aquí en la tierra: Proclamar; pero el propósito divino es: la Gloria. Todos los que están aquí (en la Biblia) ellos murieron esperando que algún día vendrían, cosas que nunca vieron. Es la Gloria, prepararnos para el cielo, prepararnos para la Gloria. ¿En la gloria vamos a estar 80 años? No, una eternidad. La palabra del Señor (Salamos 116-15) dice: Estimada es a los ojos de Jehová, La muerte de sus santos. ¿Por qué? Porque para eso estamos en la tierra, para morir y estar con Él. Es por eso que el apóstol Pablo dijo (Filipenses 1:21): Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Y fíjate que estamos tan mal nosotros que cuando se le muere un familiar que le decimos: “Lamento mucho su pérdida.” Pablo dice: No, es ganancia. Yo le digo a la persona: está mejor que nosotros. Nosotros aquí tenemos que seguir batallando con presión alta, con artritis, con esos dolores…
Yo creo muchísimo en la “Teología del Desapego”. Dios no lo creo a usted para que esté apegado a su mujer, lo creó para quererla, para amarla. La Biblia dice (Mateo 10: 37): El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí. ¿Por qué? Porque si usted se quiere pegar a su mujer debe ser usted una persona emocional, no porque la Biblia lo está diciendo. Y las personas que son muy apegados a sus familiares el día que los pierden se pueden enojar con Dios, molestarse con Dios. Sabemos que duele perder un ser querido, claro que sí; pero la intención divina es que pasemos al final de nuestros días a la eternidad con Cristo. Él viene por su iglesia, ¿cuándo será?, cuando los tiempos se parezcan a los de Noé, ya los tiempos se parecen a los de Noé, hay maldad por todos lados; no se aparte hombre, no se aparte.
- Tiempos de prosperidad.
¿Por qué eran tiempos de prosperidad? Porque la gente comía y bebía; es decir, los restaurantes estaban repletos de personas hermanos.
¿No se ha dado cuenta? Yo tengo 34 años viviendo en esta ciudad, 34 largos años, el precio de la gasolina nunca había estado como hasta hoy. Ahora, ¿usted ve menos carros en la calle? Para nada, la gente dice: “Antes lo que compraba con 300 dólares, hoy lo compro con 600 dólares. La gente sigue su vida, son tiempos de prosperidad, de lo contrario la gente no haría eso.
El cristiano que prospera, es el que pone a Dios en primer lugar, le ama y le adora.
- Tiempos de Placer.
Los tiempos de Noé eran tiempos de placer, porque la gente se casaba y se daban en casamiento, se proponían. Es decir, habían jovencitos enamorados de jovencitas, que se ponían de acuerdo hermanos, y se casaban. Las bodas no duraban, como el caso nuestro, dos tres horitas nada más; allá duraban hasta dos semanas, los que tenían plata. ¡Imagínate una boda de una semana póngale usted!
Cuando se habla de placer, hermano no estamos hablando de un placer espiritual en realidad. A lo largo de la historia se dice que, en el Imperio Romano, los romanos le ofrecían a la gente dos cosas: le ofrecían comida gratis y placer. De ahí vienen los cupones para que usted tenga comida y los sitios donde iban a buscar placer. Ellos decían que si usted al pueblo le daba comida y placer podía perpetuarse en el poder.
Es que hay lugares donde los cristianos no cabemos, si usted quiere bailar con su mujer ponga música en su casa. No vaya con los inconversos, allí está el diablo, los demonios. Ciudades llenas de placer, la ciudad que no duerme, la ciudad de las luces; vamos a pasar un buen tiempo. Vamos a ir aquí, vamos a hacer allá; es decir todavía nuestra mente no ha sido transformada, no ha sido renovada, todavía estamos con la vieja naturaleza, alimentando la vieja naturaleza. Situaciones que no nos edifican, que no nos lleva a ningún lugar.
- Tiempos de Progreso.
Déjeme aclarar algo, la prosperidad, el placer y el progreso, no son malos. Que usted comience una empresa no está mal. Lo que sí está mal es que usted ponga su empresa antes que a Dios. ¿Por qué? Porque la Biblia dice: (Mateo 6:33) Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia. Las personas cristianas que prosperan, las personas cristianas que tienen lo suficiente, que les alcanza y les sobra; son personas que aman a Dios, que sirven a Dios y que ponen a Dios en primer lugar.
Previo al diluvio (Génesis 4: 19): Y Lamec tomó para sí dos mujeres. Es decir, tiempos de lujuria, tiempos de placer. Tiempos como lo que estamos viviendo hoy en día.
- Tiempos de Indiferencia hacia Dios
Hoy hay mucha indiferencia hacia Dios, mucho. Algunas instituciones que se encargan de hacer análisis estadísticos, yo recuerdo que leí hace algunos años, publicaron que Canadá estaba considerado dentro de los países donde podía desaparecer la religión; ellos decía que la religión y la fe desaparecerían en Canadá. Yo le decía a ustedes: “Hermanos, demostrémosle a esa gente que están equivocados, vamos a mantener nuestra fe viva mientras estemos aquí en la tierra.” Para eso es importante que preparemos, no solamente a nuestra generación, sino las futuras generaciones; para la gloria de Dios.
Canadá fue una fuerza Misonera por los años 1940 y 1950, yo he conocido misioneros que han estado por África, Asia Central; y después de treinta años han regresado. Y ahora Canadá tiene un gran problema: La gente no quiere ir a predicar, no quieren obedecer la palabra de Dios; porque están en la comodidad de su casa, en su zona de confort. Estaba una vez en Rabat, Marruecos y el misionero me dijo: “Yo quiero que usted venga a conocer un lugarcito que representa muchísimo para nosotros (él y su esposa), es un referente para nosotros.” Yo pensé que me iba a llevar a una plaza, a un edificio o algún otro lugar; pero me llevó a una banca. Me dijo: “En esta banca que está aquí, pastor, derramamos muchas lágrimas mi esposa y yo. Porque Dios nos trajo aquí y nosotros nos preguntábamos: ¿Qué estamos haciendo en este lugar? No entendíamos. Y nosotros lo que hicimos fue obedecerle al Señor, pero no entendíamos porque estábamos aquí. Ahora, han pasado tantos años sirviendo a Dios en este lugar que si usted me saca de aquí, me mata.” Pero la gente no quiere eso.
Hay indiferencia hacia la fe, indiferencia hacia Dios; y eso era parte de los tiempos de Noé. A tal grado que Noé le predicaba a la gente y fueron indiferentes al evangelio. Algunos estudiosos dicen que predicó durante cien años, otros dices que fueron ciento veinte, pero siempre predicó y la gente fue indiferente a la predicación.
- Tiempos donde el hombre es el centro de la vida.
Esto ocurría en los tiempos de Noé y en los actuales también ocurre.
El Señor Jesús nos cuenta la historia de un hombre que mandó a invitar a la gente a venir a una fiesta. ¿Qué dijo la gente? No mire discúlpenos, nos gustaría ir pero fíjese que acabamos de comprar una hacienda y la vamos a ir a ver; centrados en el hombre. Le fueron a decir a otro, y le respondió: Discúlpenos, hemos comprado una yunta de bueyes y lo vamos a ir a probar. Y otro le dijo: Me acabo de casar… ¿Qué pasa? Todo el mundo ocupado, hermano. Dígame usted ¿A cuánta gente ha invitado usted la iglesia? ¿Qué le dicen? Ah, ahí le aviso, es que fíjate que hoy estoy ocupado. Entonces una vida centrada en el hombre.
Nadie piensa en Dios, la gente piensa en Dios solamente cuando está en medio de un peligro o en una profunda necesidad. En aquellos tiempos había pérdida de valores, aferración a la opinión propia.
- Tiempos de generación perversa.
La generación de Noé era una generación perversa. La generación que vivimos ahora es una generación perversa. Pero fíjate hermano, hay una palabra que me encanta en Génesis 6:8: Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. ¡Aleluya! En medio de la maldad de los hombres, en medio de las perversidades, de las ciudades donde vivimos, (aún como el caso de Sodoma, aún como el caso de Gomorra) en medio de tanta desgracia y podredumbre aparece “la Gracia.” ¡Bendito sea Dios!
Y esta ciudad de Vancouver, y esta provincia de British Columbia, y esta nación canadiense; no tiene excusa. Solamente la asociación a la que pertenecemos nosotros tiene más de 500 Iglesias a lo largo y lo ancho de Canadá. Por donde yo vivo, usted va y en una esquinita hay una iglesia china, por otro lado iglesia de esto, otra iglesia más adelante; hay palabra de Dios predicándose. Cada iglesia que tiene sus puertas abiertas, es una puerta del cielo.
Es que la gente está ocupada a esa hora, ¡no me diga! ¿Y cuando viene un diluvio también estarán ocupados? ¿No será que la gente no dejará lo que está haciendo como en el tiempo de Noé? Hay Gracia en medio de la desgracia. Hay Gracia en medio de la perdición. Hay Gracia en medio de la perversidad de una ciudad. Aunque abran más antros de perdición aquí en la ciudad, abran lo que quieran abrir; siempre habrá una iglesia con las puertas abiertas donde la gente puede escuchar el evangelio de Jesucristo, donde la gente puede buscar a Dios. De ahí la importancia que nosotros como iglesia jamás hemos cerrado las puertas, solamente en el tiempo de la pandemia por leyes canadienses. Han venido tiempo de nieve, la gente ni se atreve a preguntar si va a haber culto, aquí siempre hay culto, aquí siempre hay servicio.
Va a haber un tiempo que habrá comezón de oír, va a haber un tiempo que la gente va a querer conocer a Dios, va a haber un tiempo que la gente va a venir y va a decir: “Háblame de Dios, hábleme del Evangelio”; pero será demasiado tarde.
Hoy en día la gente menosprecia la palabra bendita de Dios, menosprecia la iglesia. Prefieren sus propios intereses, prefieren quedarse cuidando a su nieto. Nada malo con cuidar a su familia, lo malo está en ponerlos primero (antes) que a Dios, ¡Dios es primero iglesia! Dice la palabra del Señor que vino el diluvio y se los llevó a todos.
Me gustaría decirles algo que es bien importante y que debemos entender: No todo el mundo se pierde. En el caso de Noé se salvó él y su familia (ocho personas). ¿Sabe cómo como la Biblia le llama eso? El remanente fiel. Conozco un pastor que decía: ¿Quieres saber qué tan popular es la iglesia? Véngase al culto domingo al mediodía (domingo en la mañana) ¿Usted quiere saber qué tan popular es el pastor? Venga el culto domingo en la noche. ¿Usted quiere saber qué tan popular es Jesucristo? Venga media semana. En medio de la perdición del mundo, siempre hay un remanente fiel. A la iglesia viene ese remanente fiel, vienen los que quieren estar; sea usted ese remante hermano.
Todos tenemos muchas cosas que hacer, todos; pero cuando se trata de tener mi tiempo con el Señor, ni el teléfono contesto. Me encanta el pasaje de Miqueas 4:5, dice: Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros (los hijos del Señor) con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre. Mire que ese dios está con minúscula, refiriéndose a todo aquello a lo que usted le rinde adoración, todo aquello a lo que usted le dedica la mayor cantidad de tiempo. Recuerde a los jóvenes que metieron al horno de fuego, ¿qué pasó? El ángel de Jehová estuvo ahí con ellos. Y cuando salieron, dice la palabra del Señor, que ni siquiera olían a quemado.
Vancouver, por más perdición que salga de un lado a otro, por más bares que la ciudad quiera abrir, por más cantinas, por más centro de perdición, por más bailes que quieran haber, donde quiera que los abran; que sepa Vancouver que en este lugar y en esta ciudad, hay un remanente fiel. Hay un grupo de personas que aman a Dios con el alma, que amamos a Dios con el corazón. Queremos estar, aunque todos se vayan, andando en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre.
Incline su rostro, demos gracias al Señor:
Padre te damos gracias por tu bendita y eterna palabra. Señor al pensar en este tema del diluvio siempre duele el corazón. Pensar en aquel momento cuando la gente comenzó a percibir la lluvia, cuando el agua comenzó a subir y era necesario levantar a los bebés. Cuando las aguas llegaron a las rodillas, cuando las aguas llegaron a la cintura, sin lugar a duda Padre que la gente comenzó a caminar hacia el arca. La gente tuvo tiempo de arrepentirse, la gente tuvo tiempo de volver su mirada a Dios, la gente tuvo tiempo de volver su corazón a Cristo, al Dios de la gloria. Como hoy en día la gente ha tenido más que tiempo de volverse a Dios, de volverse a Jesús, de volverse a la cruz; pero tú palabra dice que Jehová había cerrado la puerta, el tiempo se había terminado. Señor tu palabra, que hemos leído en esta tarde, dice que la venida del Hijo del Hombre será similar a los días de Noé. Tiempos de maldad, tiempos de placer, tiempos de prosperidad, tiempos de progreso. La gente haciendo lo que les interesa, siendo ellos el centro de sus vidas; y en ese momento vendrá Jesús. Ayúdanos Señor a ser parte de ese remanente fiel que permanece firme en medio de las tempestades de la vida.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón pero quisiera hacerlo en esta tarde, si usted necesita a Dios en su vida, a Jesucristo en su corazón, en su alma; ahí donde yo le hago la invitación. Póngase de pie o levante su mano, entréguele su corazón al Señor. Habrá alguien que se va a acercar a usted cariñosamente, para decirle: ¿Quisiera usted entregarle su corazón al Señor? Nosotros podemos orar con usted y por usted, decirle de qué manera usted puede llegar al Padre y tener una comunión maravillosa con el Señor. ¡Venga los pies de Jesús!
Usted que nos mira por las redes sociales, usted también puede hacer lo mismo a través de una oración de fe, dígale al Señor: “Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Te entrego mi corazón. Te entrego mi vida. Me arrepiento. Señor sé que te he ofendido y en este momento te pido perdón.” Si usted hizo esta oración queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre despídenos con tu paz y con tu bendición. Gracias te damos mi Señor por tu palabra gloriosa, bendícela en nuestros corazones. En el nombre de Jesús, amén y amén.
Amado mío que la paz de Cristo les acompañe. ¡Bendiciones!
Y el diluvio se los llevó a todos
Noviembre 27, 2022 – 1:30PM | Mateo 24:36-44 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra del Señor en Mateo capítulo 24: 37-44 (RV-60). El mensaje lo hemos titulado: “Y el diluvio se los llevó a todos.”
Dice la palabra del Señor: 37Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo se estaban, casándose y dándose en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, el otro será dejado. 41Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
Vamos a pedir a Dios que nos bendiga: Señor, oramos para que este mensaje bendiga nuestras almas. Y de una manera muy especial, Señor, proclamamos estas verdades de tu palabra eterna y gloriosa. Tu pueblo sabe que un día sonará la trompeta; que los muertos en Cristo van a resucitar primero, y luego nosotros, seremos arrebatados juntamente con ellos para recibir al Señor en las nubes. Padre entendemos que tu palabra nos enseña estas verdades, queremos alertar al mundo de esa crisis mundial, espiritual, que viene a las almas de este mundo en el que vivimos. Bendice esta palabra en los corazones, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Hay muchas personas que no creen en el diluvio. Nosotros, como hijos de Dios, creemos que la Biblia es la inerrante palabra de Dios, que la Biblia no contiene ningún error, creemos que es el hálito de Dios. Esta palabra es la completa revelación de Dios para todas las edades. En ella está escrito todo lo que Dios quiere que nosotros, sus hijos, sepamos; más nada, menos nada. Si está aquí, el creyente no es llamado a discutir lo que está aquí adentro, ni tampoco para resistir a lo que está escrito; sino para creerlo, para aceptarlo, practicarlo y vivirlo. De tal manera que no vamos a hacer un estudio de la alta crítica, de la baja crítica, ni de la mediana crítica ¿verdad? Si la Biblia dice que hubo un diluvio, hubo un diluvio. Si la palabra del Señor dice que se los llevó a todos, se los llevó a todos. Eso es lo que nos narra el libro de Génesis en el capítulo 6; y si está en la palabra del Señor, nosotros lo creemos.
¿En qué forma se comparan esos tiempos (Noé), con los tiempos en los que nosotros estamos viviendo? El capítulo que hemos leído, el capítulo 24, precisamente nos habla de la venida del Hijo del Hombre (el Señor Jesucristo).
En varias oportunidades, el Señor Jesucristo dijo: “Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.” Esto ratifica que los versículos que hemos leído, son una comparación hecha por nuestro bendito Señor Jesucristo expresando que así como en los días de Noé, así será en nuestros días. La gente no lo estaba esperando, la gente estaba viviendo su vida, la gente estaba metida en sus propias cosas, en las cosas que les interesa, en lo que a ellos les importa nada más. Y así como estaba la gente viviendo en ese entonces, así será la venida de nuestro Señor Jesucristo.
El Señor habló de los postreros tiempos y todo el mundo concuerda que estos (los que vivimos nosotros hoy) son los postreros tiempos. Lo cierto es que a pesar de las cosas, a pesar de las situaciones que pasan en el mundo; nosotros los creyentes, los Hijos de Dios, hemos sido llamados a permanecer firmes y fieles delante del Señor. A no confundirnos con este mundo, a no hacer las cosas que este mundo hace, a no ser succionados por el mundo. La iglesia es la que tiene que influenciar al mundo y no el mundo influenciar a la iglesia.
Vamos a estudiar varias cositas, comparaciones, entre los días de Noé y nuestros días.
- Tiempos de Maldad.
Génesis 6: 5 (RV-60): Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. ¿Qué es lo que había en el mundo? Maldad hermano. Mire a su alrededor y dígame usted sí ¿una de las razones por la que muchos de nosotros estamos en este país, es por la maldad del mundo? La maldad está en todos lados, es tan basta, es tan amplia, la maldad que hay en el corazón del hombre donde quiera que sea, fíjate que se pierde la sensibilidad. Es tan común, que hoy aparece por televisión noticias confirmando la maldad de la gente, personas que entran a escuelas, centros comerciales y matan a otros, luego se matan ellos mismos. Hay personas que han sido amenazados en sus países, y es una situación terrible la que existe hoy en día y en los corazones de las personas. Cuando hablamos de maldad, es todo tipo de maldad.
Mateo 24: 37, dice: Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Si hay maldad en nuestros tiempos es cuando tenemos que permanecer más firmes y fieles delante de nuestro Señor Jesucristo. Permanezca, no se aparte de los caminos de Dios mi hermano.
Para las personas que son nuevos en la fe, quiero explicarles algo: Yo no sé si usted ha escuchado que la iglesia, nosotros, estamos esperando la venida de Jesucristo. Jesús va a venir a levantar su iglesia, a levantar a los redimidos, a llevarse a todas aquellas personas que hemos puesto nuestra fe y confianza en nuestro bendito Señor y Salvador. En más de una oportunidad yo le he dicho a usted algo y se lo quiero repetir ahora. Yo entiendo que todos batallamos por una sobrevivencia o supervivencia, por ejemplo con enfermedades porque queremos estar con salud, por tener prosperidad, ¿verdad? Y Dios se preocupa de todo eso, se preocupa de alimentarnos, de darnos un techo, de darnos todas las cosas que nosotros necesitamos; pero hay algo que debemos entender: “el propósito divino”. Todos en esta tierra vamos a estar lo más 80 años. Vayamos por un instante a la eternidad, que es la ausencia de tiempo por decirlo de esa manera, no hay tiempo. Dios no tiene tiempo, Él vive en la eternidad. Entonces yo le pregunto a usted: ¿qué se comparan 80 simples años con una eternidad? ¿Cree usted que cuando Dios nos creó, lo hizo para pasáramos los mejores 80 años de nuestra vida?
El apóstol Pablo dice que este es el cuerpo de la humillación, ¿en qué forma? Porque nos lleva a hacer cosas que no queremos hacer. ¿Quién no ha dicho algo que se haya arrepentido después de haberlo dicho? ¿Quién no ha hecho algo y se arrepintió de haberlo hecho? ¿Quién no ha cometido una estupidez? Pablo lo expresó de esta manera (Romanos 7: 15): “Es que lo que no quiero hacer, eso es lo que hago”. Este cuerpo nos humilla; si nos hacen algo, queremos nosotros tomar venganza de lo que nos han hecho. Este cuerpo nos lleva a hacer lo que no queremos, a pensar lo que no queremos pensar, a decir lo que no queremos decir, a tomar decisiones en la vida que nos producirán consecuencias negativas.
Escuche bien: Dios no quiere que usted pase los mejores 80 años de su vida en la tierra, la mentalidad de Dios es que estamos aquí con un propósito. ¿Cuál es el propósito? En primer lugar adorarlo y exaltarlo. En segundo lugar, es una misión; y esa misión es que todas las personas que yo conozca en la vida sepan de Jesús. El propósito suyo es: que todas las personas que usted conozca en la vida sepan de Dios, sus tíos, sus abuelos, su papá, su mamá, sus hijos. Hermanos, no tiene nada de malo que nos esforcemos por ayudar nuestras familias, pero yo no entiendo ¿cómo es posible que usted le quiere construir una casita a su mamá allá en el país donde vive y ni siquiera se ha preocupado porque su mamá tengo una casa en las Moradas Celestiales? Entonces usted no ha entendido el evangelio, porque esa señora que usted dice que ama va a pasar, no 80 años, la eternidad en el infierno. Eso dice Dios, no lo digo yo. Tenemos un propósito, en estos 80 años que Dios nos permite aquí sobre la tierra, es proclamar que Jesucristo es el Señor, que Él murió en la cruz por nuestros pecados.
Ese es el propósito por el que estamos aquí en la tierra: Proclamar; pero el propósito divino es: la Gloria. Todos los que están aquí (en la Biblia) ellos murieron esperando que algún día vendrían, cosas que nunca vieron. Es la Gloria, prepararnos para el cielo, prepararnos para la Gloria. ¿En la gloria vamos a estar 80 años? No, una eternidad. La palabra del Señor (Salamos 116-15) dice: Estimada es a los ojos de Jehová, La muerte de sus santos. ¿Por qué? Porque para eso estamos en la tierra, para morir y estar con Él. Es por eso que el apóstol Pablo dijo (Filipenses 1:21): Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Y fíjate que estamos tan mal nosotros que cuando se le muere un familiar que le decimos: “Lamento mucho su pérdida.” Pablo dice: No, es ganancia. Yo le digo a la persona: está mejor que nosotros. Nosotros aquí tenemos que seguir batallando con presión alta, con artritis, con esos dolores…
Yo creo muchísimo en la “Teología del Desapego”. Dios no lo creo a usted para que esté apegado a su mujer, lo creó para quererla, para amarla. La Biblia dice (Mateo 10: 37): El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí. ¿Por qué? Porque si usted se quiere pegar a su mujer debe ser usted una persona emocional, no porque la Biblia lo está diciendo. Y las personas que son muy apegados a sus familiares el día que los pierden se pueden enojar con Dios, molestarse con Dios. Sabemos que duele perder un ser querido, claro que sí; pero la intención divina es que pasemos al final de nuestros días a la eternidad con Cristo. Él viene por su iglesia, ¿cuándo será?, cuando los tiempos se parezcan a los de Noé, ya los tiempos se parecen a los de Noé, hay maldad por todos lados; no se aparte hombre, no se aparte.
- Tiempos de prosperidad.
¿Por qué eran tiempos de prosperidad? Porque la gente comía y bebía; es decir, los restaurantes estaban repletos de personas hermanos.
¿No se ha dado cuenta? Yo tengo 34 años viviendo en esta ciudad, 34 largos años, el precio de la gasolina nunca había estado como hasta hoy. Ahora, ¿usted ve menos carros en la calle? Para nada, la gente dice: “Antes lo que compraba con 300 dólares, hoy lo compro con 600 dólares. La gente sigue su vida, son tiempos de prosperidad, de lo contrario la gente no haría eso.
El cristiano que prospera, es el que pone a Dios en primer lugar, le ama y le adora.
- Tiempos de Placer.
Los tiempos de Noé eran tiempos de placer, porque la gente se casaba y se daban en casamiento, se proponían. Es decir, habían jovencitos enamorados de jovencitas, que se ponían de acuerdo hermanos, y se casaban. Las bodas no duraban, como el caso nuestro, dos tres horitas nada más; allá duraban hasta dos semanas, los que tenían plata. ¡Imagínate una boda de una semana póngale usted!
Cuando se habla de placer, hermano no estamos hablando de un placer espiritual en realidad. A lo largo de la historia se dice que, en el Imperio Romano, los romanos le ofrecían a la gente dos cosas: le ofrecían comida gratis y placer. De ahí vienen los cupones para que usted tenga comida y los sitios donde iban a buscar placer. Ellos decían que si usted al pueblo le daba comida y placer podía perpetuarse en el poder.
Es que hay lugares donde los cristianos no cabemos, si usted quiere bailar con su mujer ponga música en su casa. No vaya con los inconversos, allí está el diablo, los demonios. Ciudades llenas de placer, la ciudad que no duerme, la ciudad de las luces; vamos a pasar un buen tiempo. Vamos a ir aquí, vamos a hacer allá; es decir todavía nuestra mente no ha sido transformada, no ha sido renovada, todavía estamos con la vieja naturaleza, alimentando la vieja naturaleza. Situaciones que no nos edifican, que no nos lleva a ningún lugar.
- Tiempos de Progreso.
Déjeme aclarar algo, la prosperidad, el placer y el progreso, no son malos. Que usted comience una empresa no está mal. Lo que sí está mal es que usted ponga su empresa antes que a Dios. ¿Por qué? Porque la Biblia dice: (Mateo 6:33) Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia. Las personas cristianas que prosperan, las personas cristianas que tienen lo suficiente, que les alcanza y les sobra; son personas que aman a Dios, que sirven a Dios y que ponen a Dios en primer lugar.
Previo al diluvio (Génesis 4: 19): Y Lamec tomó para sí dos mujeres. Es decir, tiempos de lujuria, tiempos de placer. Tiempos como lo que estamos viviendo hoy en día.
- Tiempos de Indiferencia hacia Dios
Hoy hay mucha indiferencia hacia Dios, mucho. Algunas instituciones que se encargan de hacer análisis estadísticos, yo recuerdo que leí hace algunos años, publicaron que Canadá estaba considerado dentro de los países donde podía desaparecer la religión; ellos decía que la religión y la fe desaparecerían en Canadá. Yo le decía a ustedes: “Hermanos, demostrémosle a esa gente que están equivocados, vamos a mantener nuestra fe viva mientras estemos aquí en la tierra.” Para eso es importante que preparemos, no solamente a nuestra generación, sino las futuras generaciones; para la gloria de Dios.
Canadá fue una fuerza Misonera por los años 1940 y 1950, yo he conocido misioneros que han estado por África, Asia Central; y después de treinta años han regresado. Y ahora Canadá tiene un gran problema: La gente no quiere ir a predicar, no quieren obedecer la palabra de Dios; porque están en la comodidad de su casa, en su zona de confort. Estaba una vez en Rabat, Marruecos y el misionero me dijo: “Yo quiero que usted venga a conocer un lugarcito que representa muchísimo para nosotros (él y su esposa), es un referente para nosotros.” Yo pensé que me iba a llevar a una plaza, a un edificio o algún otro lugar; pero me llevó a una banca. Me dijo: “En esta banca que está aquí, pastor, derramamos muchas lágrimas mi esposa y yo. Porque Dios nos trajo aquí y nosotros nos preguntábamos: ¿Qué estamos haciendo en este lugar? No entendíamos. Y nosotros lo que hicimos fue obedecerle al Señor, pero no entendíamos porque estábamos aquí. Ahora, han pasado tantos años sirviendo a Dios en este lugar que si usted me saca de aquí, me mata.” Pero la gente no quiere eso.
Hay indiferencia hacia la fe, indiferencia hacia Dios; y eso era parte de los tiempos de Noé. A tal grado que Noé le predicaba a la gente y fueron indiferentes al evangelio. Algunos estudiosos dicen que predicó durante cien años, otros dices que fueron ciento veinte, pero siempre predicó y la gente fue indiferente a la predicación.
- Tiempos donde el hombre es el centro de la vida.
Esto ocurría en los tiempos de Noé y en los actuales también ocurre.
El Señor Jesús nos cuenta la historia de un hombre que mandó a invitar a la gente a venir a una fiesta. ¿Qué dijo la gente? No mire discúlpenos, nos gustaría ir pero fíjese que acabamos de comprar una hacienda y la vamos a ir a ver; centrados en el hombre. Le fueron a decir a otro, y le respondió: Discúlpenos, hemos comprado una yunta de bueyes y lo vamos a ir a probar. Y otro le dijo: Me acabo de casar… ¿Qué pasa? Todo el mundo ocupado, hermano. Dígame usted ¿A cuánta gente ha invitado usted la iglesia? ¿Qué le dicen? Ah, ahí le aviso, es que fíjate que hoy estoy ocupado. Entonces una vida centrada en el hombre.
Nadie piensa en Dios, la gente piensa en Dios solamente cuando está en medio de un peligro o en una profunda necesidad. En aquellos tiempos había pérdida de valores, aferración a la opinión propia.
- Tiempos de generación perversa.
La generación de Noé era una generación perversa. La generación que vivimos ahora es una generación perversa. Pero fíjate hermano, hay una palabra que me encanta en Génesis 6:8: Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. ¡Aleluya! En medio de la maldad de los hombres, en medio de las perversidades, de las ciudades donde vivimos, (aún como el caso de Sodoma, aún como el caso de Gomorra) en medio de tanta desgracia y podredumbre aparece “la Gracia.” ¡Bendito sea Dios!
Y esta ciudad de Vancouver, y esta provincia de British Columbia, y esta nación canadiense; no tiene excusa. Solamente la asociación a la que pertenecemos nosotros tiene más de 500 Iglesias a lo largo y lo ancho de Canadá. Por donde yo vivo, usted va y en una esquinita hay una iglesia china, por otro lado iglesia de esto, otra iglesia más adelante; hay palabra de Dios predicándose. Cada iglesia que tiene sus puertas abiertas, es una puerta del cielo.
Es que la gente está ocupada a esa hora, ¡no me diga! ¿Y cuando viene un diluvio también estarán ocupados? ¿No será que la gente no dejará lo que está haciendo como en el tiempo de Noé? Hay Gracia en medio de la desgracia. Hay Gracia en medio de la perdición. Hay Gracia en medio de la perversidad de una ciudad. Aunque abran más antros de perdición aquí en la ciudad, abran lo que quieran abrir; siempre habrá una iglesia con las puertas abiertas donde la gente puede escuchar el evangelio de Jesucristo, donde la gente puede buscar a Dios. De ahí la importancia que nosotros como iglesia jamás hemos cerrado las puertas, solamente en el tiempo de la pandemia por leyes canadienses. Han venido tiempo de nieve, la gente ni se atreve a preguntar si va a haber culto, aquí siempre hay culto, aquí siempre hay servicio.
Va a haber un tiempo que habrá comezón de oír, va a haber un tiempo que la gente va a querer conocer a Dios, va a haber un tiempo que la gente va a venir y va a decir: “Háblame de Dios, hábleme del Evangelio”; pero será demasiado tarde.
Hoy en día la gente menosprecia la palabra bendita de Dios, menosprecia la iglesia. Prefieren sus propios intereses, prefieren quedarse cuidando a su nieto. Nada malo con cuidar a su familia, lo malo está en ponerlos primero (antes) que a Dios, ¡Dios es primero iglesia! Dice la palabra del Señor que vino el diluvio y se los llevó a todos.
Me gustaría decirles algo que es bien importante y que debemos entender: No todo el mundo se pierde. En el caso de Noé se salvó él y su familia (ocho personas). ¿Sabe cómo como la Biblia le llama eso? El remanente fiel. Conozco un pastor que decía: ¿Quieres saber qué tan popular es la iglesia? Véngase al culto domingo al mediodía (domingo en la mañana) ¿Usted quiere saber qué tan popular es el pastor? Venga el culto domingo en la noche. ¿Usted quiere saber qué tan popular es Jesucristo? Venga media semana. En medio de la perdición del mundo, siempre hay un remanente fiel. A la iglesia viene ese remanente fiel, vienen los que quieren estar; sea usted ese remante hermano.
Todos tenemos muchas cosas que hacer, todos; pero cuando se trata de tener mi tiempo con el Señor, ni el teléfono contesto. Me encanta el pasaje de Miqueas 4:5, dice: Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros (los hijos del Señor) con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre. Mire que ese dios está con minúscula, refiriéndose a todo aquello a lo que usted le rinde adoración, todo aquello a lo que usted le dedica la mayor cantidad de tiempo. Recuerde a los jóvenes que metieron al horno de fuego, ¿qué pasó? El ángel de Jehová estuvo ahí con ellos. Y cuando salieron, dice la palabra del Señor, que ni siquiera olían a quemado.
Vancouver, por más perdición que salga de un lado a otro, por más bares que la ciudad quiera abrir, por más cantinas, por más centro de perdición, por más bailes que quieran haber, donde quiera que los abran; que sepa Vancouver que en este lugar y en esta ciudad, hay un remanente fiel. Hay un grupo de personas que aman a Dios con el alma, que amamos a Dios con el corazón. Queremos estar, aunque todos se vayan, andando en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre.
Incline su rostro, demos gracias al Señor:
Padre te damos gracias por tu bendita y eterna palabra. Señor al pensar en este tema del diluvio siempre duele el corazón. Pensar en aquel momento cuando la gente comenzó a percibir la lluvia, cuando el agua comenzó a subir y era necesario levantar a los bebés. Cuando las aguas llegaron a las rodillas, cuando las aguas llegaron a la cintura, sin lugar a duda Padre que la gente comenzó a caminar hacia el arca. La gente tuvo tiempo de arrepentirse, la gente tuvo tiempo de volver su mirada a Dios, la gente tuvo tiempo de volver su corazón a Cristo, al Dios de la gloria. Como hoy en día la gente ha tenido más que tiempo de volverse a Dios, de volverse a Jesús, de volverse a la cruz; pero tú palabra dice que Jehová había cerrado la puerta, el tiempo se había terminado. Señor tu palabra, que hemos leído en esta tarde, dice que la venida del Hijo del Hombre será similar a los días de Noé. Tiempos de maldad, tiempos de placer, tiempos de prosperidad, tiempos de progreso. La gente haciendo lo que les interesa, siendo ellos el centro de sus vidas; y en ese momento vendrá Jesús. Ayúdanos Señor a ser parte de ese remanente fiel que permanece firme en medio de las tempestades de la vida.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón pero quisiera hacerlo en esta tarde, si usted necesita a Dios en su vida, a Jesucristo en su corazón, en su alma; ahí donde yo le hago la invitación. Póngase de pie o levante su mano, entréguele su corazón al Señor. Habrá alguien que se va a acercar a usted cariñosamente, para decirle: ¿Quisiera usted entregarle su corazón al Señor? Nosotros podemos orar con usted y por usted, decirle de qué manera usted puede llegar al Padre y tener una comunión maravillosa con el Señor. ¡Venga los pies de Jesús!
Usted que nos mira por las redes sociales, usted también puede hacer lo mismo a través de una oración de fe, dígale al Señor: “Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Te entrego mi corazón. Te entrego mi vida. Me arrepiento. Señor sé que te he ofendido y en este momento te pido perdón.” Si usted hizo esta oración queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y Bendita palabra.
Padre despídenos con tu paz y con tu bendición. Gracias te damos mi Señor por tu palabra gloriosa, bendícela en nuestros corazones. En el nombre de Jesús, amén y amén.
Amado mío que la paz de Cristo les acompañe. ¡Bendiciones!