• Instagram
  • Facebook
  • Youtube
  • Twitter
  • Mail
Tabernaculo El Redentor
  • Inicio
  • Iglesia
    • Nuestra Iglesia
    • Nuevo Visitante
    • Campaña Pro-templo
    • Pastor David
    • Contactar
      • Horarios
  • Sermones
    • Todos los sermones
    • Sermones Mañana
    • Estudios Bíblicos
    • Sermones Noche
    • Sermones – Solo audio
    • Búsqueda de Sermones
    • Sermones con transcripciones
    • Videos
  • En Vivo
  • En Acción
    • TBB en acción
    • Misiones
    • Iglesia El Redentor Guadalajara
  • Noticias
    • Las Últimas Noticias
    • Fotos de TBB
  • Eventos
    • Nuestros Eventos
    • Anuncios
  • Donación
  • Buscar
  • Menú

Situaciones que pueden debilitar a una iglesia

Octubre 20, 2024 – 2:00PM | Efesios 2:19/ Filemon 8:25 | Hno. Enrique Torres

Descargar Texto: Sermón en PDF

Etiquetas: efesios, enrique torres, filemon, octubre 2024, transcripcion

TRANSCRIPCIÓN

He titulado el mensaje de esta tarde Onésimo y está basado en la carta del apóstol Pablo a Filemón. Vamos a estudiar unos versículos de esta carta y también otras porciones de la Biblia.

En el año 2005, hace 19 años, mi esposa y yo llegamos a la iglesia El Redentor; nos encontrábamos en Estados Unidos. Para ese momento nos encontrábamos en la era solamente el email, no existía el YouTube. Teníamos una gran necesidad, mi esposa y yo, de ser parte de una iglesia local donde nos encontrábamos. La gran mayoría de las iglesias solamente tenían un ministerio hispano y eran iglesias donde no nos sentíamos parte, pues no estábamos creciendo espiritualmente. Cuando supimos que íbamos a venir a esta región, Vancouver, empezamos a googlear; pero les repito, no había mucho internet como en nuestros tiempos, era bastante limitado. Nosotros escuchamos del pastor David estando allá en Estados Unidos. Cuando vinimos a Canadá, el primer lugar que visitamos fue la iglesia. Llegamos, creo que, un lunes y el miércoles estábamos aquí. Desde entonces hemos estado en este lugar; y para nosotros, la iglesia es precisamente como lo describe el apóstol Pablo: la familia de Dios. (Efesios 2:19 RV 1960): Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Somos un pueblo especial, un pueblo que Dios ha llamado para su gloria. En la iglesia yo he aprendido mucho, el Señor me ha ayudado a moldear mi corazón; no soy perfecto, sigo cometiendo muchísimos errores, pero yo le doy gracias a Dios porque en este lugar he podido crecer. Quizás no de una manera espectacular, de una manera que Dios quisiera en mi vida, pero he podido crecer y le doy gracias a Dios por la vida del pastor David. 

En algunas oportunidades he sentido como que no he coincidido con algo que él predica. Yo creo que ustedes también, quizás de pronto sienten que no hace clic, pero es Dios hablando a nuestra vida. Una de las enseñanzas que el pastor David ha compartido aquí en este púlpito durante muchos años, y yo le doy gracias a Dios porque eso ha marcado la diferencia en nuestra familia, es la importancia de venir a la iglesia. Es algo que el pastor David ha estado enfatizando por muchos años. La importancia de venir a la iglesia, y en su momento yo también decía: -Pero ¿por qué predica tanto y tanto de eso? Y al paso de los años digo: – ¡Qué bueno, qué bueno! Porque me ha ayudado a reconocer que es importante tener el buen hábito de asistir a la casa del Señor; así como lavarse los dientes es un hábito importantísimo, es un buen hábito venir a la iglesia. Es un hábito vital. Es importante que usted venga aquí a la iglesia y también que sea parte de manera activa, de manera corporal de la familia de Dios; que usted se incorpore y se sienta parte de esta familia. Y bueno, le doy gracias a Dios porque conocimos la iglesia. 

Estamos celebrando el 36 aniversario en unos días, y eso es una gran bendición. Sin embargo, estos 36 años no han sido fáciles. Nuestra iglesia ha afrontado problemas, situaciones adversas (ataques externos), de alguna manera podemos llamarlos así; pero también situaciones desde el interior que han marcado la vida de nuestra congregación de una manera triste, y de eso quiero hablar. 

Quiero hablar de las situaciones que pueden debilitar a una iglesia y muy en particular de una que está inspirada en la vida de este personaje: Onésimo.

Tengo una pequeña lista de situaciones que pueden debilitar a una iglesia e inclusive destruirla. 

  1. La persecución. 

Hoy no somos perseguidos físicamente en Canadá, nadie nos persigue, nadie está detrás de nosotros buscándonos porque asistimos a una iglesia evangélica. Gracias a Dios, ese no es el caso. Pero sí hay una persecución que quizás podríamos llamar mediática. Hay mucha persecución por el hecho de que nosotros manifestemos nuestra fe de manera pública y eso ha existido siempre. 

Muchos somos nacidos y crecidos en América Latina, estamos aquí como cristianos evangélicos, y en ocasiones encontramos situaciones donde nuestra fe entra en conflicto con la cultura que existe en este país. Lo mismo ocurría ya desde tiempos del Nuevo Testamento, donde encontramos vemos cristianos que se encontraban viviendo en comunidades idólatras que no valoraban, ni respetaban los valores cristianos. Entonces la persecución es una de las situaciones que puede debilitar una iglesia e inclusive matarla.

El otro día me encontraba con mi familia en un café, mientras estábamos esperando nuestra comida; nos dio mucho gusto ver a una persona que de manera discreta extendió sus brazos y empezó a orar. Esa es una manifestación de nuestra fe: aunque no nos vean bien, nosotros tenemos un mayor deber que es: glorificar a nuestro Dios.

   2. La falsa enseñanza.

Con la llegada del internet, con la llegada del YouTube, cada vez nos encontramos expuestos a más y más enseñanzas. Me ha pasado que me encuentro frente a situaciones que no son correctas, que realmente no son bíblicas, que se encuentran erróneas. Entonces debemos tener mucho cuidado porque la falsa enseñanza, en nuestros días, puede debilitar nuestra fe y puede debilitar nuestra iglesia. Debemos tener cuidado. 

1 Timoteo 1: 3 (NTV): 3 Cuando partí hacia Macedonia, te rogué que te quedaras ahí en Éfeso y que frenaras a esas personas cuyas enseñanzas son contrarias a la verdad. Eso ha ocurrido desde tiempos del Nuevo Testamento hasta nuestros días. Encontramos, en ocasiones, entre nosotros personas que hacen comentarios que uno dice: ¿Y de qué está hablando? Pero debemos tener los ojos y los oídos espirituales atentos, para discernir que no todo lo que escuchamos es bíblico o es correcto.

El apóstol le dice a Timoteo que tenga mucho cuidado porque andan por ahí, unos que están enseñando extrañas doctrinas y no hacen más que causar problemas, disputas, y eso en nada contribuye al crecimiento espiritual de una congregación. Debemos tener cuidado si le ofrecen por ahí un mensaje; tenga usted precaución de dónde usted da clic, a qué canal llega, a qué cuenta llega, a qué ministerio llega. Tengan cuidado, mi recomendación es mejor escuche predicación de aquí, de su congregación.

    3. El amor al mundo. 

Vivimos en una sociedad que nos está persiguiendo por el teléfono, en la calle, en la computadora, en el trabajo, para que amemos más las cosas materiales que las cosas espirituales, eso debilita nuestra fe y por tanto debilita nuestra iglesia. 

1 Juan 2: 15 (RV 1960): No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. El apóstol Juan está diciendo que no se encariñen con este mundo, ni con las cosas que hay en él. Porque el amor al Padre y el amor a las cosas materiales de este mundo son incompatibles. Es una realidad, vamos a encontrarnos en colisión directa con la palabra de Dios cuando empezamos a amar las cosas del mundo.

1 Juan 2: 16 (RV 1960): 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Nada de lo que hay en el mundo viene de Dios; le pertenece totalmente al mundo y de eso nosotros podemos ser víctimas (de las pasiones carnales, de turbios deseos, de situaciones orgullosas). En ocasiones estas cosas las encontramos en la iglesia, y eso debilita a la iglesia.

1 Juan 2: 17 (RV 1960): 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Debemos tener cuidado con el amor a las cosas materiales, con la obsesión a las cosas que distraen nuestra fe, porque debilitan a la familia de Dios, a la iglesia.

     4. Las quejas. 

Yo les voy a hacer varias confesiones en esta tarde. En una ocasión, me acuerdo, entré a la oficina del pastor David y, yo no sé con qué espíritu entré, que me empecé a quejar. El pastor David fue paciente, empecé a hacer unas observaciones de por qué no hacíamos esto, pero eran quejas, básicamente eran quejas. Y el pastor David fue muy sabio conmigo, me escuchó, me aguantó, pobrecito. Y al final de la conversación él solamente comentó: ¿Y por qué no lo arreglas tú? Así de seco. Me puso el tapón en la boca. Me salí de la oficina y dije: ¡Ay, pobre pastor, pobre pastor! Hermanos, ¿cuántas veces no hemos sido como Enrique, que nada más se están quejando? ¿Es usted de esos que todo lo ven mal? A lo mejor tenemos razón en algunas situaciones, pero deberíamos ser más proactivos y menos quejumbrosos.

Quizás las quejas siempre han estado al día. La Biblia dice, en el Antiguo Testamento, en Números 11 que Moisés oyó cómo los miembros de las distintas familias del pueblo se lamentaban, se quejaban, a la puerta de su tienda. Esto provocó el estallido del cólera de Dios, y eso es bien delicado. Dios estaba extremadamente molesto por las personas que se estaban quejando, y quejando, y quejando. Y si usted es como yo, quejoso, le invito a que por favor nos pongamos las pilas y tengamos cuidado, porque la Biblia dice que la queja hizo estalló la cólera de Dios. 

Debemos cuidar a nuestros líderes, las quejas afectan a nuestros líderes. ¿Cuántos líderes de ministerios dejan su ministerio por nuestras quejas? Ay, ¿por qué no llega más temprano? Tal vez vive lejos, pero como usted vive más cerca, se siente con el derecho de decirle: El culto empieza a “tal hora”. Y a usted que le importa, no se queje hermano. Al contrario, pregúntele: ¿Hermano está bien? ¿Necesita ayuda hermano? ¿En qué le puedo colaborar? A lo mejor el que viene tarde, se pone las pilas aquí con algo que otro necesita. 

Aquí estamos enseñando la palabra de Dios, debería haber gusto de eso, de decir: ¡Señor, gracias por tu palabra! Yo les aseguro que si pidiéramos hacer una encuesta con líderes, varios manifestarían que están a punto de dejar el ministerio por tanta queja, por tanto negativismo dentro de la iglesia, eso la destruye. Si encuestáramos a los exlíderes, la mayoría abandonó el ministerio por esa misma causa. Démosle de rodillas gracias a Dios que llegamos a los 36 años. Es un milagro de Dios. Es un milagro que esta iglesia esté aquí, que usted y yo estemos aquí a pesar de cómo somos y de todas las quejas que cada uno de nosotros emitimos. El corazón del mensaje de esta oportunidad son los problemas entre los miembros. 

Tengo ya unas semanitas pensando en las situaciones que hemos visto en nuestra congregación que han provocado que hermanos dejen la congregación por problemas, por situaciones entre los propios hermanos. Problemas que destruyen nuestra congregación porque alguien abrió la boca de más, porque alguien hizo algo terrible, porque alguien armó un chisme contra otra persona. Los problemas entre los miembros, el apóstol Pablo los trató de una manera muy práctica. Me encanta, es un pasaje que si uno lo lee, uno diría: Esto no es muy espiritual; todo lo contrario es muy, muy espiritual. 

1 Corintios 6: 1-5 (LBLA): ¿Se atreve alguno de vosotros, cuando tiene algo contra su prójimo, a ir a juicio ante los incrédulo y no ante los santos? 2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo es juzgado por vosotros, ¿no sois competentes para juzgar los casos más triviales? 3 ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más asuntos de esta vida! 4 Entonces, si tenéis tribunales que juzgan los casos de esta vida, ¿por qué ponéis por jueces a los que nada son en la iglesia? 5 Para vergüenza vuestra lo digo. El apóstol dice básicamente en ese pasaje: ¿Cómo es posible que se anden demandando por allá afuera y anden buscando otras personas para arreglar el problema entre ustedes que son hijos de Dios? ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza, hermanos! Que de nuestra congregación se hayan ido hermanos por nuestra culpa, por nuestros comentarios, por nuestras palabras. Yo me incluyo, porque seguramente en ciertos momentos he abierto la boca de más, o he cometido acciones que dan vergüenza. 

Se los digo a ustedes para que nos dé vergüenza colectiva aquí en El Redentor. Yo les puedo garantizar que entre todos podemos hacer una lista como de 200 personas que se han ido de la iglesia por problemas, por situaciones, porque no les gustó, porque algo pasó, y muy probablemente algunos de nosotros estuvimos involucrados en la situación. Y dice el apóstol: Se los digo, hermanos de El Redentor, tomemos estas palabras para que nos dé vergüenza: ¿Es que no hay entre ustedes ni siquiera uno que sea capaz de resolver estos litigios como hermanos? Pudiéramos compartir varias historias aquí, o testimonios de algunas situaciones vergonzosas que han pasado. Démosle, de nuevo, gracias a Dios que, después de 36 años, aquí estamos. ¡Qué misericordioso es Dios! ¡Qué misericordioso es Dios! Que nos ha guardado en este lugar para poder aprender.

Quiero compartir el caso de Onésimo. 

Su historia se encuentra en la carta del apóstol Pablo a Filemón. Onésimo era un esclavo y dice la escritura que Onésimo debía haber escapado de su dueño, que se llamaba Filemón, eso era grave. Un esclavo tenía un valor de aproximadamente 500 denarios, más de un año y medio de trabajo. Era un golpe económico lo que significaba que se escapara el individuo y, aparte, reponer al individuo para el trabajo era un golpe bastante duro. La escritura nos deja ver que Onésimo conoció a Pablo, estando fugitivo en la ciudad de Roma, y conoció del evangelio. Y como son las cosas de la vida, resulta que Pablo conocía a su dueño, lo conocía desde antes. La Biblia nos da a entender que Pablo habló con Onésimo y le dijo: -Yo creo que lo mejor es que regreses con tu dueño. Posiblemente te trató mal, seguro hubo alguna situación que te hizo huir, buscar tu libertad; pero tienes que regresar, tienes que reponer el daño. 

Filemón 1: 4-14 (NVI): 4 Siempre doy gracias a mi Dios al recordarte en mis oraciones, 5 porque tengo noticias de tu amor por el Señor Jesús y de tu fidelidad hacia todos los creyentes. 6 Pido a Dios que el compañerismo que brota de tu fe sea eficaz para la causa de Cristo mediante el reconocimiento de todo lo bueno que compartimos. 7 Hermano, tu amor me ha alegrado y animado mucho porque has reconfortado el corazón de los creyentes. 8 Por eso, aunque en Cristo tengo la franqueza suficiente para ordenarte lo que debes hacer, 9 prefiero rogártelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero de Cristo Jesús, 10 te suplico por mi hijo Onésimo, quien llegó a ser hijo mío mientras yo estaba preso. 11 En otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí. 12 Te lo envío de vuelta y con él va mi propio corazón. 13 Yo hubiera querido retenerlo para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por causa del evangelio. 14 Sin embargo, no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que tu favor no sea por obligación, sino espontáneo.

Filemón era el típico miembro de El Redentor, ejemplar, de esos cristianos que se ven nítidos. Yo sé que en circunstancias difíciles nosotros, como papás, podemos cometer barbaridades, pero en términos generales, ningún cristiano hace algo para lastimar a su familia. Pero la pregunta es: ¿por qué nosotros sí lo hacemos en la familia de Dios? Muchas veces somos tan tontos que causamos daño, en ocasiones irreversible, contra hermanos aquí en nuestra congregación. Pablo les dijo a los hermanos en Corintios: -Mejor háganse de la vista gorda. Mejor háganse como que no ven nada, quédense con su golpe. Pero nosotros aquí en El Redentor, al paso de los años, hemos cometido errores que hemos provocado que haya Onésimo que ya se han ido de nuestra congregación.

Filemón 1: 15-16 (NVI):  15 Tal vez por eso Onésimo se alejó de ti por algún tiempo, para que ahora lo recibas para siempre, 16 ya no como a esclavo, sino como algo mejor: como a un hermano querido, muy especial para mí, pero mucho más para ti, como persona y como hermano en el Señor. Y ese es el reto de hoy para nosotros: amar a nuestros hermanos que están en medio de nosotros. A esos que por alguna razón nos hicieron daño, nos deben algún dinero, nos hicieron alguna cosa terrible. El apóstol Pablo dice: -Quiérelo, quiérelo como un miembro de la familia del Señor, y no como a cualquier otra persona. Yo sé que a veces dan ganas de estrangular a algunos individuos; pero el apóstol Pablo dice: Olvida eso, quédate con tu golpe, pasa el agravio. Si realmente me consideras tu hermano, recibe a Onésimo como si me recibieras a mí. 

Y algo espectacular que ocurre en esta carta es que, usualmente, el apóstol Pablo tenía un escriba, alguien que escribía las cartas por él, pero en esta carta en particular es el apóstol Pablo quien la escribe de su puño y letra.

Filemón 1: 17-21 (NVI): 17 De modo que, si me tienes por compañero, recíbelo como a mí mismo. 18 Si te ha perjudicado o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. 19 Yo, Pablo, lo escribo de mi puño y letra: te lo pagaré; por no decirte que tú mismo me debes lo que eres. 20 Sí, hermano, ¡que reciba yo de ti algún beneficio en el Señor! Reconforta mi corazón en Cristo. 21 Te escribo confiado en tu obediencia, seguro de que harás aún más de lo que te pido. Esa es también la exhortación de la palabra de Dios para nosotros: Si alguien le debe dinero, si alguien le hizo una marranada, si alguien le hizo una cosa fea, le dijo una tontera, una brutalidad, dice el apóstol Pablo: No quieras cobrar.

Tengo una indicación, la de tres R, refiriéndose a las tres siguientes acciones. 

  • Recibir. Pablo le pide a Filemón que reciba a uno, que es hermano.

Posiblemente yo he causado algún daño a algunos de ustedes y de corazón se los digo:  lo lamento. Me da vergüenza, tal vez yo sea un Onésimo para algunos de ustedes. Les pido que me reciban como Filemón debería haber recibido a Onésimo.

Si hay entre esta congregación algún otro Onésimo, hermano, no esperes a que se vaya fugitivo. Recíbelo aquí en esta congregación. Acércate, recíbelo, quédate con tu golpe, quédate con el insulto, con la ofensa, con lo que haya ocurrido que te haya ofendido, que te haya sentido mal. 

  • Resarcir. Debes resarcir la situación, pagar el daño.

No cuesta nada, hermanos, acercarse a alguien y decirle: Perdón, me equivoqué. No cuesta nada tratar de resarcir el error que hemos hecho, aunque hay errores que quizás nunca se puedan pagar, quizás hay errores que jamás en la vida podamos darle reversa a la situación. Por eso el apóstol le dice: Mejor no abras la boca, Filemón, porque todo lo que tienes no es nada; le debemos más al Señor. Perdonar es la acción que nos hace ver más como Dios, porque Dios nos perdona en cada segundo de nuestras vidas. Si usted está aquí en ese momento respirando, hermanos, es porque Dios lo está perdonando a través de la sangre de Cristo. 

  • Restituir. 

Abrázalo, tómalo de nuevo. Hazme este favor, no por mí, sino por amor a la familia de Dios. 

¡Qué bendición es estar en esta iglesia! Cuidemos nuestra casa, cuidemos nuestra iglesia por amor al Señor.

Termino con un pasaje: nuestro Señor Jesús, en el Sermón del Monte. 

Mateo 5: 43-48 (TLA): 43 Ésta es otra orden que dio Moisés hace muchísimo tiempo: “Amen a su prójimo y odien a su enemigo. 44 Pero ahora yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los maltratan. 45 Así demostrarán que actúan como su Padre Dios, que está en el cielo. Él es quien hace que salga el sol sobre los buenos y sobre los malos. Él es quien manda la lluvia para el bien de los que lo obedecen y de los que no lo obedecen. 46 Si ustedes aman sólo a quienes los aman, Dios no los va a bendecir por eso. Recuerden que hasta los que cobran impuestos para Roma también aman a sus amigos. 47 Si saludan sólo a sus amigos, no hacen nada extraordinario. ¡Hasta los que no creen en Dios hacen eso! 48Ustedes deben ser perfectos como Dios, su Padre que está en el cielo, es perfecto.

La exhortación de la palabra es: amemos a nuestros enemigos. 

Vamos a orar: Padre, gracias por tu palabra. Gracias Señor, por la exhortación que tenemos en esta tarde de amar a “los Onésimos” en nuestras vidas. Señor, gracias por El Redentor, por estos 36 años que nos has permitido navegar como familia. Sabemos que no somos una familia perfecta, que tenemos muchas dificultades que causan vergüenza y dolor entre nosotros. Señor, te pedimos perdón. Te pedimos que nos ayudes a ser como ese Onésimo que regresó a su amo a pesar de lo que haya ocurrido, y a ser como ese Filemón que recibió a Onésimo con amor. Hay situaciones que jamás podremos cambiar por el daño que ocurrió. Te pedimos perdón. Rogamos que seas tú, Señor, el que traiga sanidad a nuestra iglesia, a esta congregación. En el nombre de Jesús oramos, amén. 

Padre, rogamos que en esta tarde tu palabra haya llegado a los corazones. Rogamos por aquellos que no te conocen Señor, que igualmente tengan la bendición de llegar a formar parte de la familia de Dios.

Gracias Padre, en el nombre de Jesús, oramos, Amén.

Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en Linkedin
  • Compartir en Tumblr
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor El Mal Carácter
Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Por la Fe
Sermones Cristianos - Hno Enrique Torres- Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana El Celo de Dios
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Desaparecidos
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Espere con paciencia
Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana ¡El mejor padre!


Situaciones que pueden debilitar a una iglesia


Octubre 20, 2024 – 2:00PM | Efesios 2:19/ Filemon 8:25 | Hno. Enrique Torres

Etiquetas: efesios, enrique torres, filemon, octubre 2024, transcripcion


Descargar Texto: Sermón en PDF

TRANSCRIPCIÓN

He titulado el mensaje de esta tarde Onésimo y está basado en la carta del apóstol Pablo a Filemón. Vamos a estudiar unos versículos de esta carta y también otras porciones de la Biblia.

En el año 2005, hace 19 años, mi esposa y yo llegamos a la iglesia El Redentor; nos encontrábamos en Estados Unidos. Para ese momento nos encontrábamos en la era solamente el email, no existía el YouTube. Teníamos una gran necesidad, mi esposa y yo, de ser parte de una iglesia local donde nos encontrábamos. La gran mayoría de las iglesias solamente tenían un ministerio hispano y eran iglesias donde no nos sentíamos parte, pues no estábamos creciendo espiritualmente. Cuando supimos que íbamos a venir a esta región, Vancouver, empezamos a googlear; pero les repito, no había mucho internet como en nuestros tiempos, era bastante limitado. Nosotros escuchamos del pastor David estando allá en Estados Unidos. Cuando vinimos a Canadá, el primer lugar que visitamos fue la iglesia. Llegamos, creo que, un lunes y el miércoles estábamos aquí. Desde entonces hemos estado en este lugar; y para nosotros, la iglesia es precisamente como lo describe el apóstol Pablo: la familia de Dios. (Efesios 2:19 RV 1960): Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Somos un pueblo especial, un pueblo que Dios ha llamado para su gloria. En la iglesia yo he aprendido mucho, el Señor me ha ayudado a moldear mi corazón; no soy perfecto, sigo cometiendo muchísimos errores, pero yo le doy gracias a Dios porque en este lugar he podido crecer. Quizás no de una manera espectacular, de una manera que Dios quisiera en mi vida, pero he podido crecer y le doy gracias a Dios por la vida del pastor David. 

En algunas oportunidades he sentido como que no he coincidido con algo que él predica. Yo creo que ustedes también, quizás de pronto sienten que no hace clic, pero es Dios hablando a nuestra vida. Una de las enseñanzas que el pastor David ha compartido aquí en este púlpito durante muchos años, y yo le doy gracias a Dios porque eso ha marcado la diferencia en nuestra familia, es la importancia de venir a la iglesia. Es algo que el pastor David ha estado enfatizando por muchos años. La importancia de venir a la iglesia, y en su momento yo también decía: -Pero ¿por qué predica tanto y tanto de eso? Y al paso de los años digo: – ¡Qué bueno, qué bueno! Porque me ha ayudado a reconocer que es importante tener el buen hábito de asistir a la casa del Señor; así como lavarse los dientes es un hábito importantísimo, es un buen hábito venir a la iglesia. Es un hábito vital. Es importante que usted venga aquí a la iglesia y también que sea parte de manera activa, de manera corporal de la familia de Dios; que usted se incorpore y se sienta parte de esta familia. Y bueno, le doy gracias a Dios porque conocimos la iglesia. 

Estamos celebrando el 36 aniversario en unos días, y eso es una gran bendición. Sin embargo, estos 36 años no han sido fáciles. Nuestra iglesia ha afrontado problemas, situaciones adversas (ataques externos), de alguna manera podemos llamarlos así; pero también situaciones desde el interior que han marcado la vida de nuestra congregación de una manera triste, y de eso quiero hablar. 

Quiero hablar de las situaciones que pueden debilitar a una iglesia y muy en particular de una que está inspirada en la vida de este personaje: Onésimo.

Tengo una pequeña lista de situaciones que pueden debilitar a una iglesia e inclusive destruirla. 

  1. La persecución. 

Hoy no somos perseguidos físicamente en Canadá, nadie nos persigue, nadie está detrás de nosotros buscándonos porque asistimos a una iglesia evangélica. Gracias a Dios, ese no es el caso. Pero sí hay una persecución que quizás podríamos llamar mediática. Hay mucha persecución por el hecho de que nosotros manifestemos nuestra fe de manera pública y eso ha existido siempre. 

Muchos somos nacidos y crecidos en América Latina, estamos aquí como cristianos evangélicos, y en ocasiones encontramos situaciones donde nuestra fe entra en conflicto con la cultura que existe en este país. Lo mismo ocurría ya desde tiempos del Nuevo Testamento, donde encontramos vemos cristianos que se encontraban viviendo en comunidades idólatras que no valoraban, ni respetaban los valores cristianos. Entonces la persecución es una de las situaciones que puede debilitar una iglesia e inclusive matarla.

El otro día me encontraba con mi familia en un café, mientras estábamos esperando nuestra comida; nos dio mucho gusto ver a una persona que de manera discreta extendió sus brazos y empezó a orar. Esa es una manifestación de nuestra fe: aunque no nos vean bien, nosotros tenemos un mayor deber que es: glorificar a nuestro Dios.

   2. La falsa enseñanza.

Con la llegada del internet, con la llegada del YouTube, cada vez nos encontramos expuestos a más y más enseñanzas. Me ha pasado que me encuentro frente a situaciones que no son correctas, que realmente no son bíblicas, que se encuentran erróneas. Entonces debemos tener mucho cuidado porque la falsa enseñanza, en nuestros días, puede debilitar nuestra fe y puede debilitar nuestra iglesia. Debemos tener cuidado. 

1 Timoteo 1: 3 (NTV): 3 Cuando partí hacia Macedonia, te rogué que te quedaras ahí en Éfeso y que frenaras a esas personas cuyas enseñanzas son contrarias a la verdad. Eso ha ocurrido desde tiempos del Nuevo Testamento hasta nuestros días. Encontramos, en ocasiones, entre nosotros personas que hacen comentarios que uno dice: ¿Y de qué está hablando? Pero debemos tener los ojos y los oídos espirituales atentos, para discernir que no todo lo que escuchamos es bíblico o es correcto.

El apóstol le dice a Timoteo que tenga mucho cuidado porque andan por ahí, unos que están enseñando extrañas doctrinas y no hacen más que causar problemas, disputas, y eso en nada contribuye al crecimiento espiritual de una congregación. Debemos tener cuidado si le ofrecen por ahí un mensaje; tenga usted precaución de dónde usted da clic, a qué canal llega, a qué cuenta llega, a qué ministerio llega. Tengan cuidado, mi recomendación es mejor escuche predicación de aquí, de su congregación.

    3. El amor al mundo. 

Vivimos en una sociedad que nos está persiguiendo por el teléfono, en la calle, en la computadora, en el trabajo, para que amemos más las cosas materiales que las cosas espirituales, eso debilita nuestra fe y por tanto debilita nuestra iglesia. 

1 Juan 2: 15 (RV 1960): No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. El apóstol Juan está diciendo que no se encariñen con este mundo, ni con las cosas que hay en él. Porque el amor al Padre y el amor a las cosas materiales de este mundo son incompatibles. Es una realidad, vamos a encontrarnos en colisión directa con la palabra de Dios cuando empezamos a amar las cosas del mundo.

1 Juan 2: 16 (RV 1960): 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Nada de lo que hay en el mundo viene de Dios; le pertenece totalmente al mundo y de eso nosotros podemos ser víctimas (de las pasiones carnales, de turbios deseos, de situaciones orgullosas). En ocasiones estas cosas las encontramos en la iglesia, y eso debilita a la iglesia.

1 Juan 2: 17 (RV 1960): 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Debemos tener cuidado con el amor a las cosas materiales, con la obsesión a las cosas que distraen nuestra fe, porque debilitan a la familia de Dios, a la iglesia.

     4. Las quejas. 

Yo les voy a hacer varias confesiones en esta tarde. En una ocasión, me acuerdo, entré a la oficina del pastor David y, yo no sé con qué espíritu entré, que me empecé a quejar. El pastor David fue paciente, empecé a hacer unas observaciones de por qué no hacíamos esto, pero eran quejas, básicamente eran quejas. Y el pastor David fue muy sabio conmigo, me escuchó, me aguantó, pobrecito. Y al final de la conversación él solamente comentó: ¿Y por qué no lo arreglas tú? Así de seco. Me puso el tapón en la boca. Me salí de la oficina y dije: ¡Ay, pobre pastor, pobre pastor! Hermanos, ¿cuántas veces no hemos sido como Enrique, que nada más se están quejando? ¿Es usted de esos que todo lo ven mal? A lo mejor tenemos razón en algunas situaciones, pero deberíamos ser más proactivos y menos quejumbrosos.

Quizás las quejas siempre han estado al día. La Biblia dice, en el Antiguo Testamento, en Números 11 que Moisés oyó cómo los miembros de las distintas familias del pueblo se lamentaban, se quejaban, a la puerta de su tienda. Esto provocó el estallido del cólera de Dios, y eso es bien delicado. Dios estaba extremadamente molesto por las personas que se estaban quejando, y quejando, y quejando. Y si usted es como yo, quejoso, le invito a que por favor nos pongamos las pilas y tengamos cuidado, porque la Biblia dice que la queja hizo estalló la cólera de Dios. 

Debemos cuidar a nuestros líderes, las quejas afectan a nuestros líderes. ¿Cuántos líderes de ministerios dejan su ministerio por nuestras quejas? Ay, ¿por qué no llega más temprano? Tal vez vive lejos, pero como usted vive más cerca, se siente con el derecho de decirle: El culto empieza a “tal hora”. Y a usted que le importa, no se queje hermano. Al contrario, pregúntele: ¿Hermano está bien? ¿Necesita ayuda hermano? ¿En qué le puedo colaborar? A lo mejor el que viene tarde, se pone las pilas aquí con algo que otro necesita. 

Aquí estamos enseñando la palabra de Dios, debería haber gusto de eso, de decir: ¡Señor, gracias por tu palabra! Yo les aseguro que si pidiéramos hacer una encuesta con líderes, varios manifestarían que están a punto de dejar el ministerio por tanta queja, por tanto negativismo dentro de la iglesia, eso la destruye. Si encuestáramos a los exlíderes, la mayoría abandonó el ministerio por esa misma causa. Démosle de rodillas gracias a Dios que llegamos a los 36 años. Es un milagro de Dios. Es un milagro que esta iglesia esté aquí, que usted y yo estemos aquí a pesar de cómo somos y de todas las quejas que cada uno de nosotros emitimos. El corazón del mensaje de esta oportunidad son los problemas entre los miembros. 

Tengo ya unas semanitas pensando en las situaciones que hemos visto en nuestra congregación que han provocado que hermanos dejen la congregación por problemas, por situaciones entre los propios hermanos. Problemas que destruyen nuestra congregación porque alguien abrió la boca de más, porque alguien hizo algo terrible, porque alguien armó un chisme contra otra persona. Los problemas entre los miembros, el apóstol Pablo los trató de una manera muy práctica. Me encanta, es un pasaje que si uno lo lee, uno diría: Esto no es muy espiritual; todo lo contrario es muy, muy espiritual. 

1 Corintios 6: 1-5 (LBLA): ¿Se atreve alguno de vosotros, cuando tiene algo contra su prójimo, a ir a juicio ante los incrédulo y no ante los santos? 2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo es juzgado por vosotros, ¿no sois competentes para juzgar los casos más triviales? 3 ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más asuntos de esta vida! 4 Entonces, si tenéis tribunales que juzgan los casos de esta vida, ¿por qué ponéis por jueces a los que nada son en la iglesia? 5 Para vergüenza vuestra lo digo. El apóstol dice básicamente en ese pasaje: ¿Cómo es posible que se anden demandando por allá afuera y anden buscando otras personas para arreglar el problema entre ustedes que son hijos de Dios? ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza, hermanos! Que de nuestra congregación se hayan ido hermanos por nuestra culpa, por nuestros comentarios, por nuestras palabras. Yo me incluyo, porque seguramente en ciertos momentos he abierto la boca de más, o he cometido acciones que dan vergüenza. 

Se los digo a ustedes para que nos dé vergüenza colectiva aquí en El Redentor. Yo les puedo garantizar que entre todos podemos hacer una lista como de 200 personas que se han ido de la iglesia por problemas, por situaciones, porque no les gustó, porque algo pasó, y muy probablemente algunos de nosotros estuvimos involucrados en la situación. Y dice el apóstol: Se los digo, hermanos de El Redentor, tomemos estas palabras para que nos dé vergüenza: ¿Es que no hay entre ustedes ni siquiera uno que sea capaz de resolver estos litigios como hermanos? Pudiéramos compartir varias historias aquí, o testimonios de algunas situaciones vergonzosas que han pasado. Démosle, de nuevo, gracias a Dios que, después de 36 años, aquí estamos. ¡Qué misericordioso es Dios! ¡Qué misericordioso es Dios! Que nos ha guardado en este lugar para poder aprender.

Quiero compartir el caso de Onésimo. 

Su historia se encuentra en la carta del apóstol Pablo a Filemón. Onésimo era un esclavo y dice la escritura que Onésimo debía haber escapado de su dueño, que se llamaba Filemón, eso era grave. Un esclavo tenía un valor de aproximadamente 500 denarios, más de un año y medio de trabajo. Era un golpe económico lo que significaba que se escapara el individuo y, aparte, reponer al individuo para el trabajo era un golpe bastante duro. La escritura nos deja ver que Onésimo conoció a Pablo, estando fugitivo en la ciudad de Roma, y conoció del evangelio. Y como son las cosas de la vida, resulta que Pablo conocía a su dueño, lo conocía desde antes. La Biblia nos da a entender que Pablo habló con Onésimo y le dijo: -Yo creo que lo mejor es que regreses con tu dueño. Posiblemente te trató mal, seguro hubo alguna situación que te hizo huir, buscar tu libertad; pero tienes que regresar, tienes que reponer el daño. 

Filemón 1: 4-14 (NVI): 4 Siempre doy gracias a mi Dios al recordarte en mis oraciones, 5 porque tengo noticias de tu amor por el Señor Jesús y de tu fidelidad hacia todos los creyentes. 6 Pido a Dios que el compañerismo que brota de tu fe sea eficaz para la causa de Cristo mediante el reconocimiento de todo lo bueno que compartimos. 7 Hermano, tu amor me ha alegrado y animado mucho porque has reconfortado el corazón de los creyentes. 8 Por eso, aunque en Cristo tengo la franqueza suficiente para ordenarte lo que debes hacer, 9 prefiero rogártelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero de Cristo Jesús, 10 te suplico por mi hijo Onésimo, quien llegó a ser hijo mío mientras yo estaba preso. 11 En otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí. 12 Te lo envío de vuelta y con él va mi propio corazón. 13 Yo hubiera querido retenerlo para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por causa del evangelio. 14 Sin embargo, no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que tu favor no sea por obligación, sino espontáneo.

Filemón era el típico miembro de El Redentor, ejemplar, de esos cristianos que se ven nítidos. Yo sé que en circunstancias difíciles nosotros, como papás, podemos cometer barbaridades, pero en términos generales, ningún cristiano hace algo para lastimar a su familia. Pero la pregunta es: ¿por qué nosotros sí lo hacemos en la familia de Dios? Muchas veces somos tan tontos que causamos daño, en ocasiones irreversible, contra hermanos aquí en nuestra congregación. Pablo les dijo a los hermanos en Corintios: -Mejor háganse de la vista gorda. Mejor háganse como que no ven nada, quédense con su golpe. Pero nosotros aquí en El Redentor, al paso de los años, hemos cometido errores que hemos provocado que haya Onésimo que ya se han ido de nuestra congregación.

Filemón 1: 15-16 (NVI):  15 Tal vez por eso Onésimo se alejó de ti por algún tiempo, para que ahora lo recibas para siempre, 16 ya no como a esclavo, sino como algo mejor: como a un hermano querido, muy especial para mí, pero mucho más para ti, como persona y como hermano en el Señor. Y ese es el reto de hoy para nosotros: amar a nuestros hermanos que están en medio de nosotros. A esos que por alguna razón nos hicieron daño, nos deben algún dinero, nos hicieron alguna cosa terrible. El apóstol Pablo dice: -Quiérelo, quiérelo como un miembro de la familia del Señor, y no como a cualquier otra persona. Yo sé que a veces dan ganas de estrangular a algunos individuos; pero el apóstol Pablo dice: Olvida eso, quédate con tu golpe, pasa el agravio. Si realmente me consideras tu hermano, recibe a Onésimo como si me recibieras a mí. 

Y algo espectacular que ocurre en esta carta es que, usualmente, el apóstol Pablo tenía un escriba, alguien que escribía las cartas por él, pero en esta carta en particular es el apóstol Pablo quien la escribe de su puño y letra.

Filemón 1: 17-21 (NVI): 17 De modo que, si me tienes por compañero, recíbelo como a mí mismo. 18 Si te ha perjudicado o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. 19 Yo, Pablo, lo escribo de mi puño y letra: te lo pagaré; por no decirte que tú mismo me debes lo que eres. 20 Sí, hermano, ¡que reciba yo de ti algún beneficio en el Señor! Reconforta mi corazón en Cristo. 21 Te escribo confiado en tu obediencia, seguro de que harás aún más de lo que te pido. Esa es también la exhortación de la palabra de Dios para nosotros: Si alguien le debe dinero, si alguien le hizo una marranada, si alguien le hizo una cosa fea, le dijo una tontera, una brutalidad, dice el apóstol Pablo: No quieras cobrar.

Tengo una indicación, la de tres R, refiriéndose a las tres siguientes acciones. 

  • Recibir. Pablo le pide a Filemón que reciba a uno, que es hermano.

Posiblemente yo he causado algún daño a algunos de ustedes y de corazón se los digo:  lo lamento. Me da vergüenza, tal vez yo sea un Onésimo para algunos de ustedes. Les pido que me reciban como Filemón debería haber recibido a Onésimo.

Si hay entre esta congregación algún otro Onésimo, hermano, no esperes a que se vaya fugitivo. Recíbelo aquí en esta congregación. Acércate, recíbelo, quédate con tu golpe, quédate con el insulto, con la ofensa, con lo que haya ocurrido que te haya ofendido, que te haya sentido mal. 

  • Resarcir. Debes resarcir la situación, pagar el daño.

No cuesta nada, hermanos, acercarse a alguien y decirle: Perdón, me equivoqué. No cuesta nada tratar de resarcir el error que hemos hecho, aunque hay errores que quizás nunca se puedan pagar, quizás hay errores que jamás en la vida podamos darle reversa a la situación. Por eso el apóstol le dice: Mejor no abras la boca, Filemón, porque todo lo que tienes no es nada; le debemos más al Señor. Perdonar es la acción que nos hace ver más como Dios, porque Dios nos perdona en cada segundo de nuestras vidas. Si usted está aquí en ese momento respirando, hermanos, es porque Dios lo está perdonando a través de la sangre de Cristo. 

  • Restituir. 

Abrázalo, tómalo de nuevo. Hazme este favor, no por mí, sino por amor a la familia de Dios. 

¡Qué bendición es estar en esta iglesia! Cuidemos nuestra casa, cuidemos nuestra iglesia por amor al Señor.

Termino con un pasaje: nuestro Señor Jesús, en el Sermón del Monte. 

Mateo 5: 43-48 (TLA): 43 Ésta es otra orden que dio Moisés hace muchísimo tiempo: “Amen a su prójimo y odien a su enemigo. 44 Pero ahora yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los maltratan. 45 Así demostrarán que actúan como su Padre Dios, que está en el cielo. Él es quien hace que salga el sol sobre los buenos y sobre los malos. Él es quien manda la lluvia para el bien de los que lo obedecen y de los que no lo obedecen. 46 Si ustedes aman sólo a quienes los aman, Dios no los va a bendecir por eso. Recuerden que hasta los que cobran impuestos para Roma también aman a sus amigos. 47 Si saludan sólo a sus amigos, no hacen nada extraordinario. ¡Hasta los que no creen en Dios hacen eso! 48Ustedes deben ser perfectos como Dios, su Padre que está en el cielo, es perfecto.

La exhortación de la palabra es: amemos a nuestros enemigos. 

Vamos a orar: Padre, gracias por tu palabra. Gracias Señor, por la exhortación que tenemos en esta tarde de amar a “los Onésimos” en nuestras vidas. Señor, gracias por El Redentor, por estos 36 años que nos has permitido navegar como familia. Sabemos que no somos una familia perfecta, que tenemos muchas dificultades que causan vergüenza y dolor entre nosotros. Señor, te pedimos perdón. Te pedimos que nos ayudes a ser como ese Onésimo que regresó a su amo a pesar de lo que haya ocurrido, y a ser como ese Filemón que recibió a Onésimo con amor. Hay situaciones que jamás podremos cambiar por el daño que ocurrió. Te pedimos perdón. Rogamos que seas tú, Señor, el que traiga sanidad a nuestra iglesia, a esta congregación. En el nombre de Jesús oramos, amén. 

Padre, rogamos que en esta tarde tu palabra haya llegado a los corazones. Rogamos por aquellos que no te conocen Señor, que igualmente tengan la bendición de llegar a formar parte de la familia de Dios.

Gracias Padre, en el nombre de Jesús, oramos, Amén.

Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Google+
  • Compartir en Linkedin
  • Compartir en Tumblr
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia El Redentor El Mal Carácter
Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Por la Fe
Sermones Cristianos - Hno Enrique Torres- Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana El Celo de Dios
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Desaparecidos
Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Espere con paciencia
Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana ¡El mejor padre!

TBB El Redentor

2551 East 49 Ave|Vancouver, BC
V5S 1J6
Tfno: 604.659.4225
Servicios:
Domingos 2pm y 6:30pm
Miércoles 7pm

Enlaces

Pan Diario
La Biblia

Sermones Recientes

  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaGracias a Diosoctubre 12, 2025 - 2:00 pm
  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana¿Por qué Adán tomó del fruto?octubre 8, 2025 - 7:00 pm
  • Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaLas mentiras más populares del diablooctubre 1, 2025 - 7:00 pm

Ultimas Noticias

  • Mes del amor y la amistad - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia CristianaPracticando la amistad bíblicafebrero 28, 2025 - 1:30 am
  • 300 valientes - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana300 valientesoctubre 13, 2024 - 4:16 pm
  • Noticias– Iglesia Cristiana - Iglesia Bautista TBB El RedentorAniversario 36 y noche Pro-templo 2024septiembre 24, 2024 - 12:23 am
  • ¡Este 10 de Agosto en TBB!agosto 7, 2024 - 11:47 pm
  • Noticias– Iglesia Cristiana - Iglesia Bautista TBB El RedentorNavidad: Celebrando el Verdadero Regalodiciembre 5, 2023 - 10:52 am

Más visitadas

  • Iglesia
  • Horarios
  • Campaña Pro-templo
  • Pastor David
  • Quién es Dios
  • Misiones
  • Casas de Oración
  • Contactar

Nuestro boletín

¡Suscríbete!
© 2018 · Derechos Reservados · All Rights Reserved · elredentor.com · tel.604.659.4225
  • Instagram
  • Facebook
  • Youtube
  • Twitter
  • Mail
La fe de Josué Sermones Cristianos del Pastor David Rodriguez - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Sermones Cristianos - Iglesia Bautista TBB El Redentor - Iglesia Cristiana Que significa Salmo 23
Desplazarse hacia arriba