Personas Confiables
Octubre 30, 2022 – 1:30PM | Juan 19: 25-27 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Vamos a abrir la palabra de Señor en el evangelio de Juan, capítulo 19 por favor. En unos minutos les digo el título del sermón.
Juan 19: 25-27, (RV-60): 25Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Quiero hablar en esta oportunidad, bajo el título, de: Personas confiables. Este pasaje, de la Biblia, es dramático, y nos muestra la preocupación de Jesús acerca de su mamá, cuando aún Él estaba en la cruz del Calvario. En ese momento crucial, al pie de la cruz, había cuatro mujeres, como dice el pasaje de la escritura. Estaba la mamá de Jesús, estaba la hermana de su mamá (su tía), estaba María la mujer de Cleofás, estaba María Magdalena y además de eso también estaba el discípulo a quien Jesús amaba. En Lucas capítulo 23: 49 (RV-60) dice: Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas. Mire usted que interesante.
Quiero hablar de la gran importancia de una persona una persona confiable. La mayoría de sermones que se predican de este tema, tiene que ver de la confianza del creyente en Dios, pero en esta oportunidad yo quiero hablar al revés. Quiero hablar de la confianza que Dios tiene en nosotros ¿Qué tanto confía Dios en usted? ¿Qué tanto confía a Dios en mí? ¿Usted es una persona confiable para Dios? Quiero que nos hagamos esa pregunta con la seriedad necesaria.
- Dios puede hacer todo lo que quiere.
Todos sabemos que Dios es todopoderoso y que puede hacer todas las cosas que él quiere, escuche, sin la ayuda de nadie. Por ejemplo: hizo los cielos y la tierra sin la ayuda de nadie. Hizo al hombre y a la mujer sin la ayuda de nadie. Hizo el sol, las estrellas, sin la ayuda de nadie. Creó todo ser viviente sin la ayuda de nadie. Abrió el Mar Rojo para que pasara su pueblo sin la ayuda de nadie. Derribó los muros de Jericó sin la ayuda de nadie. Abrió la tierra para que tragara sus moradores sin la ayuda de nadie. Hizo que una virgen concibiera sin tener relaciones íntimas sin la ayuda de nadie. Venció la muerte y resucitó de entre los muertos sin la ayuda de nadie. Porque Dios es Todopoderoso y puede hacer todas las cosas sin la ayuda de nadie.
Sin embargo también sabemos que Dios usa hombres y mujeres para hacer cosas aquí en la tierra con el propósito de demostrar al mundo que estos hombres y mujeres lo aman y están dispuestos a hacer su voluntad. Iglesia Dios sigue llamando persona para hacer su obra en la tierra; la pregunta es: ¿Puede confiar Dios en usted?
- Dios usa personas confiables para cumplir sus propósitos en la tierra.
Esa es la pregunta: ¿Puede Dios confiar en usted? Por ejemplo:
Dios confió y Noé para construir el Arca, ¿cierto no? ¿Qué hubiera pasado si Noé no hubiera sido confiable? ¿Qué hubiera pasado si Noé dice: “Ay Dios mío lo siento, ese arca está muy grande y nadie me quiere ayudar, solo con mis hijos es imposible? Cuesta mucho andar siguiendo los animales para meterlos al Arca, porque para excusas somos buenos, hermanos, para andar justificando somos lo máximo. ¿Qué tal si Noé dice: “Lo siento Dios, pero no entendí el plano”? Aun cuando la palabra del Señor dice (Génesis 7:11-12, RV-60) que: Cuando Noé obedeció a Dios fueron rotas toda la Fuente del Gran Abismo y las cataratas de los cielos fueron abiertas y hubo lluvias sobre la tierra 40 días y 40 noches. Dios confió en Noé. Noé fue una persona confiable para Dios.
Dios confío en Abraham para iniciar un pueblo especial para Dios, ¿sabe qué le dijo Dios a Abraham? (Génesis 12:1, Rv-60): Vete de tu tierra y de tu parentela a un lugar que yo te mostraré. ¿Qué tal si Abraham dice: Ay no, pero es que mira estoy cuidando a mi papá, además mi sobrino vive con nosotros? ¿Qué tal si Abraham le dice: Ah no, si no me dices a dónde voy, yo no voy? Dios confío en Abraham, porque Abraham era una persona confiable.
Dios confió en Moisés para liberar a Israel de Egipto. Quiero mostrarle un versículo pero en la Nueva Versión Internacional (NVI), Números 12:7, Pero esto no ocurre así con mi siervo Moisés, porque en toda mi casa él es mi hombre de confianza. Quien está hablando aquí es Dios, que dice Dios: en toda mi casa Moisés es mi hombre de confianza. Hay personas que ni vienen a la casa de Dios. Dios confió en Moisés.
Dios confió en José para conquistar la tierra de Canaán.
Confío en Rahab, la ramera, la para esconder a los espías israelitas.
Confió en Sansón para matar a los enemigos de Israel.
Confió en Ruth, la moabita, para garantizar la descendencia del mesías, iglesia.
Dios confió en Samuel para ser el juez y el profeta, para juzgar al pueblo, y para ungir a sus reyes.
Confío en el rey Saúl para demostrar que el pueblo se había equivocado al escoger rey.
Confió en David para ser un rey conforme a su corazón (al corazón de Dios).
Confió en Salomón para ser rey y para la construcción del templo. Dios no mandó a los ángeles a construir el templo hermano, escogió personas para que lo construyeran.
Dios escogió a Nehemías, uno de los pasajes tan lindos, ¡Me encanta! Dice la palabra del Señor que llegó la noticia a Nehemías que los muros que protegen la ciudad de Jerusalén, se habían derribado, la ciudad está en ruinas, las puertas fueron destruidas por el fuego. ¿Sabe que pudo haber dicho Nehemías? ¡Y a mí que me importa! Pero no, a pesar que Nehemías estaba empleado, él era el copero del rey, pidió permiso y le dijo al rey: “ !No es posible rey, no es posible que la ciudad de mis antepasados esté destruida! No es posible que el muro que protege la ciudad se haya destruido, que las puertas estén quemadas; por favor permítame ir para construir la ciudad”. ¿Sabe por qué hermanos? Porque Dios usa personas confiables para hacer su obra. Dios construye cosas con gente confiable.
Dios confió en la reina Esther para evitar la muerte de los judíos.
En el profeta Elías para la demostración del poder de Dios matando a los profetas de Baal.
Confió en el profeta Eliseo, escogido, para ser el sucesor de Elías.
Dios confió en Isaías, con el propósito de anunciar la venida de El Mesías prometido.
Confío en el profeta Jeremías para llamar al arrepentimiento al pueblo y a los reyes.
En Ezequiel para profetizar los juicios de Dios.
El Profeta Daniel, hermano yo leía sobre el profeta Daniel y yo lloraba, ¡Qué hombre! Por eso es que la Biblia (Dios) le dice a Daniel: “Tú eres un hombre muy amado.” La eminencia de un hombre fiel, amado por Dios, profeta de la semana 70. Daniel fue un hombre confiable, fiel. Daniel sirvió bajo reyes de Babilonia, sirvió a Nabucodonosor, su hijo Belsasar; sirvió a otros y siempre fue fiel al Señor.
Dios confió en Jonás para la conversión de un pueblo.
Confió en María y José, escogidos para hacer los padres terrenales del Hijo de Dios. Escogió a Juan El Bautista para preparar el camino del Señor.
A la mujer samaritana para llevar el evangelio a Samaria.
Escogió a los dueños de un burrito para usarlo el día que entró a la ciudad de Jerusalén.
Escogió a Pedro para usar su barca y su casa, en los tres años y medio que estuvo con ellos.
Escogió a Lázaro, María y Marta, de Betania, para tener un lugar donde llegar cuando Jesús estuviera cerca de Jerusalén.
Escogió a Esteban para que fuera el primer mártir y demostrar a sus discípulos que habría persecución.
Escogió a Saulo de Tarso para hacer el apóstol de los gentiles, para hacer el último de los apóstoles, para llevarlo al tercer cielo, para que llevar el evangelio a todo el mundo conocido de aquel entonces. Escogió a Saulo para escribir 13 epístolas, para mostrarnos por medio de ellas la sana doctrina, corregir los errores de la iglesia, para advertirnos de los falsos profetas y los lobos rapaces que penetran en las iglesias.
Escogió a Priscila y a Aquila, una pareja, para que sirvieran de bendición a Pablo hospedándolo en su casa.
También escogió a Timoteo para ser de gran bendición a las iglesias establecidas por Pablo.
A Bernabé, un gran hombre de Dios.
Escogió a Juan, el amado, para escribir el Apocalipsis, los eventos del futuro. Lo escogió para que cuidara de su mamá.
Hermanos, Dios sigue buscando personas confiables para hacer su obra. Dios usa personas confiables para la extensión de su reino.
Hay personas en las que se puede confiar, le puede confiar sus hijos, ¿sí o no?, les puede confiar su perro, su gato y hasta dinero. Hay personas en quien usted puede confiar sus joyas, sus secretos; pero hay otras personas que no, usted no le puede confiar nada.
Proverbios 20:6 (NVI): Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza?
Proverbios 20:19 (NVI): El chismoso traiciona la confianza; no te juntes con la gente que habla de más.
Proverbios 25:9 (NVI): Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie.
Jesús escogió a los doce apóstoles, de ellos escogió de una manera especial a Simón Pedro, a Jacobo y a Juan, su hermano. Los escogió con un propósito; ¡por amor de Dios! Hay personas que están en la iglesia pero no han entendido para nada el evangelio. La Biblia dice una cosa, ellos creen en otra. La Biblia manda una cosa, ellos hacen la otra. Biblia dice: si, ellos dicen: no. ¡No han entendido el evangelio!
Dios nos escogió con un propósito, escogió a doce personas para transformar al mundo, les dio la misión: “Predicar el evangelio a toda criatura”. Dios sigue usando personas confiable, la pregunta es: ¿Puede Dios confiar en usted? Hágase usted la pregunta: ¿Puede Dios confiar en mí? Dios sigue buscando hombres y mujeres.
- Dios nos ha escogido para anunciar el evangelio de Cristo.
1era Pedro 2: 9 (RV-60): Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a la luz admirable.
¿Para qué hemos sido escogidos? Hemos sido escogidos para anunciar, para predicar, para evangelizar, para publicar las virtudes de Jesucristo, que nos llamó de las tinieblas a la luz admirable de Cristo. Viene la pregunta otra vez: ¿Puede Dios confiar en usted? ¿En qué evangelio cree usted? ¿Qué Biblia está leyendo usted, si la Biblia dice que vaya por aquí y usted va por otro lado? ¿Puede confiar Dios en usted?
Si usted nos mira fuera de Vancouver, Canadá, y se ha acostumbrado a ver online los programas de nuestra iglesia, gracias a Dios por eso. Yo le animo a buscar una iglesia, busque una iglesia. La intención de Dios jamás fue que los creyentes se quedarán viendo los programas en su casa a través de las redes sociales. Mi esposa no puede caminar, ha perdido el 75% del oído, usted le pregunta ¿qué día es hoy? Y ella le responde: “sopa de mondongo”, ella le contesta otra cosa, nosotros tenemos que gritarle cuando le hablamos. Pero ¿dónde está? Ahí la tiene usted en el culto, porque si usted está leyendo esta Biblia, ella dice que no hay que dejar de congregarse.
¿Puede Dios confiar en usted? La obra sigue adelante hasta que Cristo venga, la obra del Señor no la detiene nadie, sigue adelante con usted o sin usted, conmigo o sin mí. La obra sigue adelante, porque la obra es de Dios.
¿Usted cree que si usted está tan ocupado Dios puede confiar en usted? Escúcheme una cosa, hoy no va a bajar ningún ángel, ni un querubín del cielo, hoy Dios enviará un hermano(a), un líder, misionero(a) que le va a preguntar: ¿Hermano, nos podría colaborar con “esto”? ¡Ay disculpe!, pero fíjese que no puedo, porque esto, porque aquí, porque allá. ¿Puede Dios confiar en usted, si usted está más ocupado en sus cosas personales que en el reino?
- Dios nunca lo dejará de amar, pero sí puede dejar de confiar en usted.
Dios puede dejar de confiar en usted, pero nunca lo dejará de amar. ¿Cuántos somos padres acá? ¿Verdad que amamos a nuestros hijos? Pero hay hijos en los que no confiamos. Si usted le pide algo a su hijo(a) usted espera que lo haga, si le falla una y otra y otra vez no es digno(a) de confianza, sigue siendo su hijo(a) pero no es digno de confianza.
Entonces entienda eso: Dios no lo va a dejar de amar a usted, por supuesto que no, pero sí dejar de confiar en usted. ¿Por qué? Porque Dios sabe que usted está más ocupado en sus cosas personales que en el reino. Y Dios sabe que usted no se involucra en la iglesia porque usted ama más al mundo que a Dios; lo atrae más el mundo que el reino. Usted quiere seguir haciendo lo que usted hace, quiere seguir viviendo como usted vive.
¿Dejar de amarnos? No, no nos va a dejar de amar, pero si puede dejar de confiar. Déjame decirte que Dios es un padre, vea el evangelio de la manera que usted quiera, pero lo que estoy hablando aquí es lo que dice esta palabra (la Biblia).
¿Cuánto tiempo dedica usted para las cosas de Dios? De ese día que se levanta hasta que se acuesta, ¿cuánto tiempo utiliza para Dios? ¿Usted piensa en Dios, habla con Dios, le canta a Dios, habla de Dios a otras personas, cuánto tiempo? ¿Usted asiste a la casa del Señor? ¿Cuántas veces en su semana, usted hace esto?
Al leer la parábola de los talentos nos damos cuenta que comienza diciendo: El reino de Dios es como un hombre de mucho dinero, que repartió talentos a sus siervos. A uno le dio cinco a otro le dio 2, a otro le dio uno. Dice la parábola que aquel que había recibido cinco talentos fue, negoció con ellos, y ganó otros cinco. Lo mismo el que había recibido dos. Al otro que le había dado uno, fue, cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. Leamos esta porción en la Nueva Traducción Viviente (NTV). Me encanta esta porción porque es Jesús quien está hablando aquí, no es el pastor (no soy yo); es el Señor Jesucristo. En esta versión no se dice cinco talentos, sino bolsas de plata; porque la idea es algo valioso.
Mateo 25:24-30 (NTV) 24Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó. 25Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está si dinero de vuelta.” 26 Pero el amo le respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé, 27¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él. 28Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata.” 29 A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más u tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aún lo poco que tienen. 30 Ahora bien, arrojen a este siervo inútil a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
Fíjate que el Severo es Dios, no es el pastor. El hecho que yo les diga que vengan, que hagamos, que demos, que estemos involucrados; es Dios el que se lo está pidiendo hermano, no es el pastor. Es algo terrible decirle eso a Dios: “que no sembró y que no cultivó”, pero las personas que no producen nada son así de perversas.
Pero los que no hacen nada se les quitará aún lo poco que tienen. Esto te indica una cosa, que dentro de la iglesia se inmiscuyen personas que no son creyentes de verdad, que tienen la apariencia de que sí, pero no son. Porque un creyente no va a ir al infierno y aquí estamos hablando de lanzar al infierno.
- Dios nos prueba en diferentes áreas para saber si puede confiar en nosotros.
1era Tesalonicenses 2:4 (RV-60): sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos, no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.
Cuando leo la palabra “aprobado” en la Biblia, yo pienso en el sello; ese sello que le ponen cuando usted entrega una solicitud y se la aprueban, le estampan ese sello en su solicitud.
Recuerda ¿qué estamos hablando? Si somos confiables para Dios. ¿Puede Dios confiar en usted?, esa es la pregunta. Esto es dedicado, porque Dios “nos prueba” en diferentes áreas para saber si puede confiar en nosotros, por ejemplo:
Dios probó la integridad de José con la mujer de Potifar. La mujer de Potifar era una mujer ofrecida, a pesar que la Biblia dice que José era de hermoso semblante (era joven guapetón). De esta mujer no se sabe más nada, la Biblia no dice nada, solo que ella le dijo: “Duerme conmigo” y José dijo: “No”. Dios probó la integridad de José con el sexo opuesto. ¿Sabe usted que la iglesia no debe ser el lugar para andar haciéndole ojitos a ninguna persona del sexo opuesto? ¿Sabe usted que la iglesia no es el lugar para andar viendo quién le gusta? La iglesia hay que respetarla en ese sentido, muchas veces uno ve miradas que se cruzan, y situaciones; que no están bien.
Dios probó la fe de Abraham cuando le pidió que sacrificara a su hijo. Lo que más Abraham amaba era a su hijo y Dios le pidió que sacrificara a causa de Él. ¿Qué hizo Abraham? Tomó a su hijo, caminó al monte Moriah, puso a Isaac sobre el altar y cuando estuvo a punto de sacrificarlo. Dios desde los cielos dijo: “No lo hagas Abraham, ahora sé que me temes, ahora sé que me amas.” Dios nos pone pruebas para saber si puede confiar en nosotros.
Dios probó la fidelidad, la lealtad de Job cuando lo perdió todo. Es interesante como Dios recibía la alabanza de Job cuando lo tenía todo. Lo perdió todo y ahora el cielo está a la disposición, esperando, diciendo: ¿y ahora que me vas a decir? Yo conozco personas que han perdido un ser querido y no se lo perdonan a Dios todavía. Yo conozco personas que han perdido un hijo y le siguen reclamando a Dios todavía. Yo conozco personas que han perdido su trabajo y dejaron de venir a la iglesia por eso. Job lo perdió todo, se puso de rodillas y dijo: “Jehová dio, Jehová quitó; sea el nombre del Señor bendito”. Y en todo esto Job jamás acusó a Dios por los males que le pasaron en la tierra. Dios probó su fidelidad, Dios probó su lealtad.
Dios probó el corazón del pueblo de Israel. Deuteronomio 8: 2 (RV-60): Y te acordarás de todo el camino por donde yo te he traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Siempre hemos dicho que la aflicción es lo que demuestra lo que nosotros verdaderamente somos y de lo que estamos hecho. Dios quería saber si en medio de todas estas cosas (pruebas) usted iba a seguir adorando el nombre de Dios.
Dios probó Adán y probó a Eva, ¿qué pasó? Ellos le fallaron, no fueron personas confiables.
Dios probó a Ananías y Safira, ¿sabe con qué lo probó? Con dinero. Se acuerda, Hechos capítulo 5, cuando vendieron su propiedad en un valor y ofrendaron por un monto menor al que habían vendido en realidad su propiedad. Fueron probados pero fallaron el examen. En todo lo que es engaño, traición, mentira en el corazón de las personas, sabemos que es el diablo quien las pone ahí. Les costó la vida, perdieron su vida por mentirle al Espíritu Santo.
Aquí viene la pregunta otra vez: ¿Puede Dios confiar en usted?
Hace treinta y nueve años, Dios me confió el ministerio. Con toda la honestidad del mundo le puedo decir: “No he sido el pastor perfecto, porque no hay pastores perfectos.” Me molesto, como se molestan todos; me enojo, como se enojan todos. Me gustan las cosas bien hechas, como a muy pocas personas les gusta. Soy una persona exigente, lo soy, especialmente con personas a las que se les paga por hacer sus cosas. No dejo de pensar en lo que se me encomendó hace 39 años, casi 40 ya. Y cuando pienso en todas estas cosas, en personas confiables, no ha sido una sola vez en que se me ha pasado por la cabeza dejar el ministerio. No ha sido una, ha sido un montón. Desánimos, tristeza, situaciones, cosas; pero gracias a Dios que no me dura mucho, todavía sigo asimilando cosas. Hay situaciones que te mueven el tapete, situaciones que no me queda más que agradecer por la misericordia de Dios simple y sencillamente, y me hace recordar que si hemos fallado a Dios podemos tratar de ganar la confianza otra vez.
Fíjate que de los doce apóstoles Dios escogió un grupo íntimo, escogió a Pedro, Jacobo y Juan. Jesús vivió en la casa de Pedro por todo el tiempo de su ministerio, pudiéramos decir tres años aproximadamente. Confío en Pedro, pero Pedro traicionó la confianza de Jesús, a tal grado que Jesús le dijo: “Antes que el gallo cante me negarás tres veces. ¿Cómo se te ocurre, yo soy capaz de ir a la muerte contigo? La Biblia dice claramente que Pedro dijo malas palabras, vulgarmente. ¡Yo no conozco a ese hombre! Traicionó la confianza de Jesús, sin embargo se arrepintió, lloró amargamente.
Hay un pasaje de la escritura que a mí me toca muchísimo, es cuando Jesús va al mar, ahí estaban sus discípulos, ahí estaba Pedro; nadie decía nada, y de repente Jesús vuelve la mirada hacia Pedro y le dice: “Pedro, ¿me amas?” ¡Ay, hermano! ¡Qué sentimientos encontrados, Dios mío! Señor, ¿por qué me preguntas eso? Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. Yo te negué pero sabes que me arrepiento, sabes que lo lamento, sabes que lo siento y sabes que hubiera querido que ese momento jamás en la vida existiera, tú lo sabes Señor. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos.” ¿Sabe que le estaba diciendo? Aquí no ha pasado nada Pedro, aquí no ha pasado nada. Tratemos la manera de ganar la confianza de Dios, trate de ganarse la confianza de Dios.
A los amigos que nos visitan por primera vez, déjeme decirles que no hay cosa más hermosa en la vida que depositar la fe, la confianza en el creador y sustentador del universo. Son muchas cosas las que se pueden comprar con dinero en esta en esta vida; pero la salvación, el perdón de los pecados, el nuevo nacimiento, la regeneración, la seguridad eterna de que el día que cierre los ojos en este mundo lo vas a abrir ante la presencia del Señor, eso no se compra con dinero; eso se obtiene cuando se deposita la confianza en Dios nuestro Señor y Salvador.
La única decisión en esta vida que tiene que ver con dividendos eternos, es la decisión de recibir a Cristo en el corazón. Todas las otras decisiones que tomes en tu vida son decisiones que se quedan aquí en la tierra: ¿con quién te vas a casar? ¿Qué tipo de camisa te compras? Todas esas cosas se quedan acá, la única que tiene dividendos eternos y que la gente solamente se acuerda en el momento de la muerte es: “Pensar en Dios.”
Usted no está aquí por casualidad, usted está aquí porque Dios le trajo; y sin lugar a dudas tiene un plan maravilloso para su vida. Es probable que en el día de hoy usted no lo entienda, pero a medida que vaya pasando el tiempo, Dios se va a manifestar a usted. Invite a Cristo a ser el Señor de su vida.
Incline su rostro, oremos al Señor:
Padre querido te damos gracias por tu palabra. Señor te pedimos que puedas ayudarnos a hacer las cosas como tú nos mandas en tu palabra, de tal manera que podamos seguir caminando en este camino de fe que tú nos has puesto. Quiero suplicarte por aquellas personas que nunca antes han hecho una profesión de fe, quiero pedirte por aquellas personas que nunca han sido confrontados con la verdad del Evangelio como lo han sido hoy. Señor, Espíritu de Dios, entendemos por tu palabra que es tú, y solamente tú, eres el único que puede convencer de pecado de juicio y de justicia, nadie más. Espíritu Santo toca corazones, Espíritu de Dios muévete en medio de tu pueblo.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, yo quiero invitarle. ¿Qué quiere decir recibir a Cristo? Quiere decir hablar con Dios, y decirle: “Señor en este día confieso que te he ofendido. En este día confieso que he pecado, en este día confieso Señor que he vivido lejos de ti, y nunca reconocí lo que hiciste por mí en la cruz del Calvario. Que pusiste tu cuerpo para mi salvación, que derramaste tu sangre para el perdón de mis pecados. En este día Señor yo me entrego a ti, te entrego mi alma, te entrego mi vida, te entrego mi corazón”.
Si hay alguna persona en esta tarde que quiere recibir a Cristo, ahí donde está yo le invito a ponerse de pie o levantar su mano. Alguna persona que me dice: “Pastor yo necesito a Dios en mi vida. ¡Venga los pies de Jesús, no tenga temor! Alguien se va a acercar a usted cariñosamente para hablarle acerca de la importancia de entregarle el corazón al Señor. ¡Venga a Jesús!
Usted que nos mira por redes sociales, también usted puede hacer lo mismo a través de una oración de fe Dígale al Señor: “Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias por mi salvación. Señor me arrepiento de mis males, me arrepiento de todo lo que te he ofendido, a partir de ahora quiero caminar contigo Señor. Dios tiene un plan para su vida, esa es la razón de nuestra existencia.
Padre querido, te damos gracias por las personas que ahí donde están han tomado la vital decisión, importante y trascendental para sus vidas; esa decisión que el resto de nosotros tomamos un día también cuando te confesamos nuestros pecados y nos diste la oportunidad de comenzar una vida nueva. Bendice a tu pueblo, despídenos con tu paz y con tu bendición, en el nombre de Jesús amén y amén.
Personas Confiables
Octubre 30, 2022 – 1:30PM | Juan 19: 25-27 | Dr. David Rodríguez
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Vamos a abrir la palabra de Señor en el evangelio de Juan, capítulo 19 por favor. En unos minutos les digo el título del sermón.
Juan 19: 25-27, (RV-60): 25Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Quiero hablar en esta oportunidad, bajo el título, de: Personas confiables. Este pasaje, de la Biblia, es dramático, y nos muestra la preocupación de Jesús acerca de su mamá, cuando aún Él estaba en la cruz del Calvario. En ese momento crucial, al pie de la cruz, había cuatro mujeres, como dice el pasaje de la escritura. Estaba la mamá de Jesús, estaba la hermana de su mamá (su tía), estaba María la mujer de Cleofás, estaba María Magdalena y además de eso también estaba el discípulo a quien Jesús amaba. En Lucas capítulo 23: 49 (RV-60) dice: Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas. Mire usted que interesante.
Quiero hablar de la gran importancia de una persona una persona confiable. La mayoría de sermones que se predican de este tema, tiene que ver de la confianza del creyente en Dios, pero en esta oportunidad yo quiero hablar al revés. Quiero hablar de la confianza que Dios tiene en nosotros ¿Qué tanto confía Dios en usted? ¿Qué tanto confía a Dios en mí? ¿Usted es una persona confiable para Dios? Quiero que nos hagamos esa pregunta con la seriedad necesaria.
- Dios puede hacer todo lo que quiere.
Todos sabemos que Dios es todopoderoso y que puede hacer todas las cosas que él quiere, escuche, sin la ayuda de nadie. Por ejemplo: hizo los cielos y la tierra sin la ayuda de nadie. Hizo al hombre y a la mujer sin la ayuda de nadie. Hizo el sol, las estrellas, sin la ayuda de nadie. Creó todo ser viviente sin la ayuda de nadie. Abrió el Mar Rojo para que pasara su pueblo sin la ayuda de nadie. Derribó los muros de Jericó sin la ayuda de nadie. Abrió la tierra para que tragara sus moradores sin la ayuda de nadie. Hizo que una virgen concibiera sin tener relaciones íntimas sin la ayuda de nadie. Venció la muerte y resucitó de entre los muertos sin la ayuda de nadie. Porque Dios es Todopoderoso y puede hacer todas las cosas sin la ayuda de nadie.
Sin embargo también sabemos que Dios usa hombres y mujeres para hacer cosas aquí en la tierra con el propósito de demostrar al mundo que estos hombres y mujeres lo aman y están dispuestos a hacer su voluntad. Iglesia Dios sigue llamando persona para hacer su obra en la tierra; la pregunta es: ¿Puede confiar Dios en usted?
- Dios usa personas confiables para cumplir sus propósitos en la tierra.
Esa es la pregunta: ¿Puede Dios confiar en usted? Por ejemplo:
Dios confió y Noé para construir el Arca, ¿cierto no? ¿Qué hubiera pasado si Noé no hubiera sido confiable? ¿Qué hubiera pasado si Noé dice: “Ay Dios mío lo siento, ese arca está muy grande y nadie me quiere ayudar, solo con mis hijos es imposible? Cuesta mucho andar siguiendo los animales para meterlos al Arca, porque para excusas somos buenos, hermanos, para andar justificando somos lo máximo. ¿Qué tal si Noé dice: “Lo siento Dios, pero no entendí el plano”? Aun cuando la palabra del Señor dice (Génesis 7:11-12, RV-60) que: Cuando Noé obedeció a Dios fueron rotas toda la Fuente del Gran Abismo y las cataratas de los cielos fueron abiertas y hubo lluvias sobre la tierra 40 días y 40 noches. Dios confió en Noé. Noé fue una persona confiable para Dios.
Dios confío en Abraham para iniciar un pueblo especial para Dios, ¿sabe qué le dijo Dios a Abraham? (Génesis 12:1, Rv-60): Vete de tu tierra y de tu parentela a un lugar que yo te mostraré. ¿Qué tal si Abraham dice: Ay no, pero es que mira estoy cuidando a mi papá, además mi sobrino vive con nosotros? ¿Qué tal si Abraham le dice: Ah no, si no me dices a dónde voy, yo no voy? Dios confío en Abraham, porque Abraham era una persona confiable.
Dios confió en Moisés para liberar a Israel de Egipto. Quiero mostrarle un versículo pero en la Nueva Versión Internacional (NVI), Números 12:7, Pero esto no ocurre así con mi siervo Moisés, porque en toda mi casa él es mi hombre de confianza. Quien está hablando aquí es Dios, que dice Dios: en toda mi casa Moisés es mi hombre de confianza. Hay personas que ni vienen a la casa de Dios. Dios confió en Moisés.
Dios confió en José para conquistar la tierra de Canaán.
Confío en Rahab, la ramera, la para esconder a los espías israelitas.
Confió en Sansón para matar a los enemigos de Israel.
Confió en Ruth, la moabita, para garantizar la descendencia del mesías, iglesia.
Dios confió en Samuel para ser el juez y el profeta, para juzgar al pueblo, y para ungir a sus reyes.
Confío en el rey Saúl para demostrar que el pueblo se había equivocado al escoger rey.
Confió en David para ser un rey conforme a su corazón (al corazón de Dios).
Confió en Salomón para ser rey y para la construcción del templo. Dios no mandó a los ángeles a construir el templo hermano, escogió personas para que lo construyeran.
Dios escogió a Nehemías, uno de los pasajes tan lindos, ¡Me encanta! Dice la palabra del Señor que llegó la noticia a Nehemías que los muros que protegen la ciudad de Jerusalén, se habían derribado, la ciudad está en ruinas, las puertas fueron destruidas por el fuego. ¿Sabe que pudo haber dicho Nehemías? ¡Y a mí que me importa! Pero no, a pesar que Nehemías estaba empleado, él era el copero del rey, pidió permiso y le dijo al rey: “ !No es posible rey, no es posible que la ciudad de mis antepasados esté destruida! No es posible que el muro que protege la ciudad se haya destruido, que las puertas estén quemadas; por favor permítame ir para construir la ciudad”. ¿Sabe por qué hermanos? Porque Dios usa personas confiables para hacer su obra. Dios construye cosas con gente confiable.
Dios confió en la reina Esther para evitar la muerte de los judíos.
En el profeta Elías para la demostración del poder de Dios matando a los profetas de Baal.
Confió en el profeta Eliseo, escogido, para ser el sucesor de Elías.
Dios confió en Isaías, con el propósito de anunciar la venida de El Mesías prometido.
Confío en el profeta Jeremías para llamar al arrepentimiento al pueblo y a los reyes.
En Ezequiel para profetizar los juicios de Dios.
El Profeta Daniel, hermano yo leía sobre el profeta Daniel y yo lloraba, ¡Qué hombre! Por eso es que la Biblia (Dios) le dice a Daniel: “Tú eres un hombre muy amado.” La eminencia de un hombre fiel, amado por Dios, profeta de la semana 70. Daniel fue un hombre confiable, fiel. Daniel sirvió bajo reyes de Babilonia, sirvió a Nabucodonosor, su hijo Belsasar; sirvió a otros y siempre fue fiel al Señor.
Dios confió en Jonás para la conversión de un pueblo.
Confió en María y José, escogidos para hacer los padres terrenales del Hijo de Dios. Escogió a Juan El Bautista para preparar el camino del Señor.
A la mujer samaritana para llevar el evangelio a Samaria.
Escogió a los dueños de un burrito para usarlo el día que entró a la ciudad de Jerusalén.
Escogió a Pedro para usar su barca y su casa, en los tres años y medio que estuvo con ellos.
Escogió a Lázaro, María y Marta, de Betania, para tener un lugar donde llegar cuando Jesús estuviera cerca de Jerusalén.
Escogió a Esteban para que fuera el primer mártir y demostrar a sus discípulos que habría persecución.
Escogió a Saulo de Tarso para hacer el apóstol de los gentiles, para hacer el último de los apóstoles, para llevarlo al tercer cielo, para que llevar el evangelio a todo el mundo conocido de aquel entonces. Escogió a Saulo para escribir 13 epístolas, para mostrarnos por medio de ellas la sana doctrina, corregir los errores de la iglesia, para advertirnos de los falsos profetas y los lobos rapaces que penetran en las iglesias.
Escogió a Priscila y a Aquila, una pareja, para que sirvieran de bendición a Pablo hospedándolo en su casa.
También escogió a Timoteo para ser de gran bendición a las iglesias establecidas por Pablo.
A Bernabé, un gran hombre de Dios.
Escogió a Juan, el amado, para escribir el Apocalipsis, los eventos del futuro. Lo escogió para que cuidara de su mamá.
Hermanos, Dios sigue buscando personas confiables para hacer su obra. Dios usa personas confiables para la extensión de su reino.
Hay personas en las que se puede confiar, le puede confiar sus hijos, ¿sí o no?, les puede confiar su perro, su gato y hasta dinero. Hay personas en quien usted puede confiar sus joyas, sus secretos; pero hay otras personas que no, usted no le puede confiar nada.
Proverbios 20:6 (NVI): Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza?
Proverbios 20:19 (NVI): El chismoso traiciona la confianza; no te juntes con la gente que habla de más.
Proverbios 25:9 (NVI): Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie.
Jesús escogió a los doce apóstoles, de ellos escogió de una manera especial a Simón Pedro, a Jacobo y a Juan, su hermano. Los escogió con un propósito; ¡por amor de Dios! Hay personas que están en la iglesia pero no han entendido para nada el evangelio. La Biblia dice una cosa, ellos creen en otra. La Biblia manda una cosa, ellos hacen la otra. Biblia dice: si, ellos dicen: no. ¡No han entendido el evangelio!
Dios nos escogió con un propósito, escogió a doce personas para transformar al mundo, les dio la misión: “Predicar el evangelio a toda criatura”. Dios sigue usando personas confiable, la pregunta es: ¿Puede Dios confiar en usted? Hágase usted la pregunta: ¿Puede Dios confiar en mí? Dios sigue buscando hombres y mujeres.
- Dios nos ha escogido para anunciar el evangelio de Cristo.
1era Pedro 2: 9 (RV-60): Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a la luz admirable.
¿Para qué hemos sido escogidos? Hemos sido escogidos para anunciar, para predicar, para evangelizar, para publicar las virtudes de Jesucristo, que nos llamó de las tinieblas a la luz admirable de Cristo. Viene la pregunta otra vez: ¿Puede Dios confiar en usted? ¿En qué evangelio cree usted? ¿Qué Biblia está leyendo usted, si la Biblia dice que vaya por aquí y usted va por otro lado? ¿Puede confiar Dios en usted?
Si usted nos mira fuera de Vancouver, Canadá, y se ha acostumbrado a ver online los programas de nuestra iglesia, gracias a Dios por eso. Yo le animo a buscar una iglesia, busque una iglesia. La intención de Dios jamás fue que los creyentes se quedarán viendo los programas en su casa a través de las redes sociales. Mi esposa no puede caminar, ha perdido el 75% del oído, usted le pregunta ¿qué día es hoy? Y ella le responde: “sopa de mondongo”, ella le contesta otra cosa, nosotros tenemos que gritarle cuando le hablamos. Pero ¿dónde está? Ahí la tiene usted en el culto, porque si usted está leyendo esta Biblia, ella dice que no hay que dejar de congregarse.
¿Puede Dios confiar en usted? La obra sigue adelante hasta que Cristo venga, la obra del Señor no la detiene nadie, sigue adelante con usted o sin usted, conmigo o sin mí. La obra sigue adelante, porque la obra es de Dios.
¿Usted cree que si usted está tan ocupado Dios puede confiar en usted? Escúcheme una cosa, hoy no va a bajar ningún ángel, ni un querubín del cielo, hoy Dios enviará un hermano(a), un líder, misionero(a) que le va a preguntar: ¿Hermano, nos podría colaborar con “esto”? ¡Ay disculpe!, pero fíjese que no puedo, porque esto, porque aquí, porque allá. ¿Puede Dios confiar en usted, si usted está más ocupado en sus cosas personales que en el reino?
- Dios nunca lo dejará de amar, pero sí puede dejar de confiar en usted.
Dios puede dejar de confiar en usted, pero nunca lo dejará de amar. ¿Cuántos somos padres acá? ¿Verdad que amamos a nuestros hijos? Pero hay hijos en los que no confiamos. Si usted le pide algo a su hijo(a) usted espera que lo haga, si le falla una y otra y otra vez no es digno(a) de confianza, sigue siendo su hijo(a) pero no es digno de confianza.
Entonces entienda eso: Dios no lo va a dejar de amar a usted, por supuesto que no, pero sí dejar de confiar en usted. ¿Por qué? Porque Dios sabe que usted está más ocupado en sus cosas personales que en el reino. Y Dios sabe que usted no se involucra en la iglesia porque usted ama más al mundo que a Dios; lo atrae más el mundo que el reino. Usted quiere seguir haciendo lo que usted hace, quiere seguir viviendo como usted vive.
¿Dejar de amarnos? No, no nos va a dejar de amar, pero si puede dejar de confiar. Déjame decirte que Dios es un padre, vea el evangelio de la manera que usted quiera, pero lo que estoy hablando aquí es lo que dice esta palabra (la Biblia).
¿Cuánto tiempo dedica usted para las cosas de Dios? De ese día que se levanta hasta que se acuesta, ¿cuánto tiempo utiliza para Dios? ¿Usted piensa en Dios, habla con Dios, le canta a Dios, habla de Dios a otras personas, cuánto tiempo? ¿Usted asiste a la casa del Señor? ¿Cuántas veces en su semana, usted hace esto?
Al leer la parábola de los talentos nos damos cuenta que comienza diciendo: El reino de Dios es como un hombre de mucho dinero, que repartió talentos a sus siervos. A uno le dio cinco a otro le dio 2, a otro le dio uno. Dice la parábola que aquel que había recibido cinco talentos fue, negoció con ellos, y ganó otros cinco. Lo mismo el que había recibido dos. Al otro que le había dado uno, fue, cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. Leamos esta porción en la Nueva Traducción Viviente (NTV). Me encanta esta porción porque es Jesús quien está hablando aquí, no es el pastor (no soy yo); es el Señor Jesucristo. En esta versión no se dice cinco talentos, sino bolsas de plata; porque la idea es algo valioso.
Mateo 25:24-30 (NTV) 24Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó. 25Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está si dinero de vuelta.” 26 Pero el amo le respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé, 27¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él. 28Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata.” 29 A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más u tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aún lo poco que tienen. 30 Ahora bien, arrojen a este siervo inútil a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
Fíjate que el Severo es Dios, no es el pastor. El hecho que yo les diga que vengan, que hagamos, que demos, que estemos involucrados; es Dios el que se lo está pidiendo hermano, no es el pastor. Es algo terrible decirle eso a Dios: “que no sembró y que no cultivó”, pero las personas que no producen nada son así de perversas.
Pero los que no hacen nada se les quitará aún lo poco que tienen. Esto te indica una cosa, que dentro de la iglesia se inmiscuyen personas que no son creyentes de verdad, que tienen la apariencia de que sí, pero no son. Porque un creyente no va a ir al infierno y aquí estamos hablando de lanzar al infierno.
- Dios nos prueba en diferentes áreas para saber si puede confiar en nosotros.
1era Tesalonicenses 2:4 (RV-60): sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos, no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.
Cuando leo la palabra “aprobado” en la Biblia, yo pienso en el sello; ese sello que le ponen cuando usted entrega una solicitud y se la aprueban, le estampan ese sello en su solicitud.
Recuerda ¿qué estamos hablando? Si somos confiables para Dios. ¿Puede Dios confiar en usted?, esa es la pregunta. Esto es dedicado, porque Dios “nos prueba” en diferentes áreas para saber si puede confiar en nosotros, por ejemplo:
Dios probó la integridad de José con la mujer de Potifar. La mujer de Potifar era una mujer ofrecida, a pesar que la Biblia dice que José era de hermoso semblante (era joven guapetón). De esta mujer no se sabe más nada, la Biblia no dice nada, solo que ella le dijo: “Duerme conmigo” y José dijo: “No”. Dios probó la integridad de José con el sexo opuesto. ¿Sabe usted que la iglesia no debe ser el lugar para andar haciéndole ojitos a ninguna persona del sexo opuesto? ¿Sabe usted que la iglesia no es el lugar para andar viendo quién le gusta? La iglesia hay que respetarla en ese sentido, muchas veces uno ve miradas que se cruzan, y situaciones; que no están bien.
Dios probó la fe de Abraham cuando le pidió que sacrificara a su hijo. Lo que más Abraham amaba era a su hijo y Dios le pidió que sacrificara a causa de Él. ¿Qué hizo Abraham? Tomó a su hijo, caminó al monte Moriah, puso a Isaac sobre el altar y cuando estuvo a punto de sacrificarlo. Dios desde los cielos dijo: “No lo hagas Abraham, ahora sé que me temes, ahora sé que me amas.” Dios nos pone pruebas para saber si puede confiar en nosotros.
Dios probó la fidelidad, la lealtad de Job cuando lo perdió todo. Es interesante como Dios recibía la alabanza de Job cuando lo tenía todo. Lo perdió todo y ahora el cielo está a la disposición, esperando, diciendo: ¿y ahora que me vas a decir? Yo conozco personas que han perdido un ser querido y no se lo perdonan a Dios todavía. Yo conozco personas que han perdido un hijo y le siguen reclamando a Dios todavía. Yo conozco personas que han perdido su trabajo y dejaron de venir a la iglesia por eso. Job lo perdió todo, se puso de rodillas y dijo: “Jehová dio, Jehová quitó; sea el nombre del Señor bendito”. Y en todo esto Job jamás acusó a Dios por los males que le pasaron en la tierra. Dios probó su fidelidad, Dios probó su lealtad.
Dios probó el corazón del pueblo de Israel. Deuteronomio 8: 2 (RV-60): Y te acordarás de todo el camino por donde yo te he traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Siempre hemos dicho que la aflicción es lo que demuestra lo que nosotros verdaderamente somos y de lo que estamos hecho. Dios quería saber si en medio de todas estas cosas (pruebas) usted iba a seguir adorando el nombre de Dios.
Dios probó Adán y probó a Eva, ¿qué pasó? Ellos le fallaron, no fueron personas confiables.
Dios probó a Ananías y Safira, ¿sabe con qué lo probó? Con dinero. Se acuerda, Hechos capítulo 5, cuando vendieron su propiedad en un valor y ofrendaron por un monto menor al que habían vendido en realidad su propiedad. Fueron probados pero fallaron el examen. En todo lo que es engaño, traición, mentira en el corazón de las personas, sabemos que es el diablo quien las pone ahí. Les costó la vida, perdieron su vida por mentirle al Espíritu Santo.
Aquí viene la pregunta otra vez: ¿Puede Dios confiar en usted?
Hace treinta y nueve años, Dios me confió el ministerio. Con toda la honestidad del mundo le puedo decir: “No he sido el pastor perfecto, porque no hay pastores perfectos.” Me molesto, como se molestan todos; me enojo, como se enojan todos. Me gustan las cosas bien hechas, como a muy pocas personas les gusta. Soy una persona exigente, lo soy, especialmente con personas a las que se les paga por hacer sus cosas. No dejo de pensar en lo que se me encomendó hace 39 años, casi 40 ya. Y cuando pienso en todas estas cosas, en personas confiables, no ha sido una sola vez en que se me ha pasado por la cabeza dejar el ministerio. No ha sido una, ha sido un montón. Desánimos, tristeza, situaciones, cosas; pero gracias a Dios que no me dura mucho, todavía sigo asimilando cosas. Hay situaciones que te mueven el tapete, situaciones que no me queda más que agradecer por la misericordia de Dios simple y sencillamente, y me hace recordar que si hemos fallado a Dios podemos tratar de ganar la confianza otra vez.
Fíjate que de los doce apóstoles Dios escogió un grupo íntimo, escogió a Pedro, Jacobo y Juan. Jesús vivió en la casa de Pedro por todo el tiempo de su ministerio, pudiéramos decir tres años aproximadamente. Confío en Pedro, pero Pedro traicionó la confianza de Jesús, a tal grado que Jesús le dijo: “Antes que el gallo cante me negarás tres veces. ¿Cómo se te ocurre, yo soy capaz de ir a la muerte contigo? La Biblia dice claramente que Pedro dijo malas palabras, vulgarmente. ¡Yo no conozco a ese hombre! Traicionó la confianza de Jesús, sin embargo se arrepintió, lloró amargamente.
Hay un pasaje de la escritura que a mí me toca muchísimo, es cuando Jesús va al mar, ahí estaban sus discípulos, ahí estaba Pedro; nadie decía nada, y de repente Jesús vuelve la mirada hacia Pedro y le dice: “Pedro, ¿me amas?” ¡Ay, hermano! ¡Qué sentimientos encontrados, Dios mío! Señor, ¿por qué me preguntas eso? Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. Yo te negué pero sabes que me arrepiento, sabes que lo lamento, sabes que lo siento y sabes que hubiera querido que ese momento jamás en la vida existiera, tú lo sabes Señor. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas, apacienta mis corderos.” ¿Sabe que le estaba diciendo? Aquí no ha pasado nada Pedro, aquí no ha pasado nada. Tratemos la manera de ganar la confianza de Dios, trate de ganarse la confianza de Dios.
A los amigos que nos visitan por primera vez, déjeme decirles que no hay cosa más hermosa en la vida que depositar la fe, la confianza en el creador y sustentador del universo. Son muchas cosas las que se pueden comprar con dinero en esta en esta vida; pero la salvación, el perdón de los pecados, el nuevo nacimiento, la regeneración, la seguridad eterna de que el día que cierre los ojos en este mundo lo vas a abrir ante la presencia del Señor, eso no se compra con dinero; eso se obtiene cuando se deposita la confianza en Dios nuestro Señor y Salvador.
La única decisión en esta vida que tiene que ver con dividendos eternos, es la decisión de recibir a Cristo en el corazón. Todas las otras decisiones que tomes en tu vida son decisiones que se quedan aquí en la tierra: ¿con quién te vas a casar? ¿Qué tipo de camisa te compras? Todas esas cosas se quedan acá, la única que tiene dividendos eternos y que la gente solamente se acuerda en el momento de la muerte es: “Pensar en Dios.”
Usted no está aquí por casualidad, usted está aquí porque Dios le trajo; y sin lugar a dudas tiene un plan maravilloso para su vida. Es probable que en el día de hoy usted no lo entienda, pero a medida que vaya pasando el tiempo, Dios se va a manifestar a usted. Invite a Cristo a ser el Señor de su vida.
Incline su rostro, oremos al Señor:
Padre querido te damos gracias por tu palabra. Señor te pedimos que puedas ayudarnos a hacer las cosas como tú nos mandas en tu palabra, de tal manera que podamos seguir caminando en este camino de fe que tú nos has puesto. Quiero suplicarte por aquellas personas que nunca antes han hecho una profesión de fe, quiero pedirte por aquellas personas que nunca han sido confrontados con la verdad del Evangelio como lo han sido hoy. Señor, Espíritu de Dios, entendemos por tu palabra que es tú, y solamente tú, eres el único que puede convencer de pecado de juicio y de justicia, nadie más. Espíritu Santo toca corazones, Espíritu de Dios muévete en medio de tu pueblo.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón, yo quiero invitarle. ¿Qué quiere decir recibir a Cristo? Quiere decir hablar con Dios, y decirle: “Señor en este día confieso que te he ofendido. En este día confieso que he pecado, en este día confieso Señor que he vivido lejos de ti, y nunca reconocí lo que hiciste por mí en la cruz del Calvario. Que pusiste tu cuerpo para mi salvación, que derramaste tu sangre para el perdón de mis pecados. En este día Señor yo me entrego a ti, te entrego mi alma, te entrego mi vida, te entrego mi corazón”.
Si hay alguna persona en esta tarde que quiere recibir a Cristo, ahí donde está yo le invito a ponerse de pie o levantar su mano. Alguna persona que me dice: “Pastor yo necesito a Dios en mi vida. ¡Venga los pies de Jesús, no tenga temor! Alguien se va a acercar a usted cariñosamente para hablarle acerca de la importancia de entregarle el corazón al Señor. ¡Venga a Jesús!
Usted que nos mira por redes sociales, también usted puede hacer lo mismo a través de una oración de fe Dígale al Señor: “Señor en este día te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias por lo que hiciste en la cruz. Gracias por mi salvación. Señor me arrepiento de mis males, me arrepiento de todo lo que te he ofendido, a partir de ahora quiero caminar contigo Señor. Dios tiene un plan para su vida, esa es la razón de nuestra existencia.
Padre querido, te damos gracias por las personas que ahí donde están han tomado la vital decisión, importante y trascendental para sus vidas; esa decisión que el resto de nosotros tomamos un día también cuando te confesamos nuestros pecados y nos diste la oportunidad de comenzar una vida nueva. Bendice a tu pueblo, despídenos con tu paz y con tu bendición, en el nombre de Jesús amén y amén.