Madurez Espiritual
Septiembre 10, 2023 – 1:30PM | 1 Corintios 4 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Voy a pedirles que se pongan de pie un minutito. ¿Cuántos creen que Dios habla
todavía? Entonces yo quiero que usted le pida a Dios en oración que le hable a su
corazón. La idea es: pedirle a Dios que le hable a su corazón, y al mismo tiempo que
Dios le permita a usted asimilar su palabra. Porque si la vamos a escuchar como la
escuchamos siempre, entonces no va a pasar nada.
Quiero hablar de un aspecto extremadamente fundamental como iglesia, es algo
que necesitamos escuchar todos. Quiero que pongamos la atención debida a la
palabra. Es un mensaje sencillo, pero a veces en la sencillez está lo profundo.
Mientras oramos, pídale a Dios que le hable al corazón.
Padre al abrir tu palabra en esta tarde, en tu casa, lo hacemos en nombre del Padre
del Hijo y del Espíritu Santo, suplicamos que la sangre de Jesús nos purifique, nos
limpie de todas nuestras maldades. Señor, de una manera muy especial, yo te
ruego: háblanos al corazón y permite que podamos obedecer a lo que tú nos
mandes, a lo que tú nos pidas. No queremos resistir a tú palabra, queremos
escucharla, digerirla, asimilarla; porque sabemos que esta palabra tuya es vida, es
alimento. En esta hora nos exponemos a tu señorío. Ponemos atención a tu palabra
Señor, háblanos al corazón, te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
Vamos a abrir la palabra, mis amados hermanos, en la primera epístola a la iglesia
en Corinto.
1 Corintios 14: 20 (RV-60): Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed
niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.
Existe madurez mental, madurez emocional y madurez espiritual. Algunos expertos
dicen que: no se puede ser espiritualmente maduro, si permanecemos
emocionalmente inmaduros. De lo contrario esto se convierte en una espiritualidad
emocionalmente enferma.
Hay dos propósitos principales como iglesia, quiero que los servidores también
pongan atención. En primer lugar: Que usted conozca a Jesucristo como su Señor,
créame, todo lo que se hace aquí es con ese fin, que usted conozca a Jesucristo
como su Señor. En segundo lugar: que usted crezca y madure espiritualmente.
Nosotros no queremos entretener al pueblo, usted debe darse cuenta que aquí no
desfilan cantantes cristianos, y nos llaman como usted no se imagina. Nuestro
propósito tampoco es llenar el templo, eso sucede como una consecuencia cuando
se predica el evangelio verdadero. Nuestro propósito no es hacer ventas, no crea
que existimos para vender pupusas, nuestro propósito no es darle una charla
emocional o motivacional cada semana que venimos acá, no se trata de levantarle
el ánimo para que tenga una semana maravillosa. Nuestro propósito no es darle
técnicas de prosperidad financiera, tampoco es de que usted logre o tenga un
matrimonio estable, o que usted sea feliz. Mi propósito fundamental es que usted
crezca y madure espiritualmente.
Repito: existe madurez mental, madurez emocional y madurez espiritual. Recuerde
que algunos expertos dicen que no se puede ser espiritualmente maduro si
permanecemos emocionalmente inmaduros.
El mensaje se llama: “Madurez espiritual”
La Biblia nos manda a crecer en la fe, a crecer en la gracia y en el conocimiento de
Dios. Pablo dijo:
1 Corintios 14: 20 (RV-60): Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed
niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.
2 Pedro 3:118 (RV-60): Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad.
Amén. Crecer, no le está preguntando si quiere, si le gusta, si le parece, si le
entretiene; dice: ¡Crezca!
Colosenses 1:10 (RV-60): Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en
todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.
Crecer, crecer, crecer.
1Corintios 15:58 (RV-60): Así que, hermanos míos amados, estad firmes y
constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo
en el Señor no es vano.
¿Por qué es necesario crecer en Cristo y en el conocimiento de Dios, pastor? Mira:
Además de la salvación, del bautismo, del perdón de los pecados, la vida eterna,
etcétera; hay implicaciones fundamentales de nuestra vida cristiana. Implicaciones
que son extremadamente fundamentales.
1. Tenemos un enemigo.
Tenemos un enemigo que quiere destruirnos. Yo debo crecer, yo necesito crecer en
el conocimiento de Dios, en la gracia, en la fe, porque tengo un enemigo. ¿Qué dice
la escritura? Yo no puedo andar por la calle (por el mundo, por la vida) como si
estuviera dando una vuelta en el parque; porque tengo un enemigo espiritual que
va a buscar cada ocasión, cada situación, cada debilidad, cada vulnerabilidad en
nuestra vida, para ponernos tropiezo, para destruirnos y echarnos a perder. Este es
un aspecto fundamental por lo cual necesito crecer.
1Pedro 5:8 (RV-60): Sed sobrios, y velad; porque nuestro adversario el diablo, como
león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. Es decir, esta es una
implicación de mi vida cristiana.
Tenemos un enemigo, lo dice la Biblia, y tenemos que crecer porque necesito
conocer a mi enemigo. ¿Cómo lo voy a resistir? Nuestro enemigo es cruel, a veces
se hace pasar por amigo, pero él lo que quiere es destruir vidas. Hay cantidad de
vidas destruidas hermano. Usted necesita crecer para combatir al enemigo,
necesita conocerlo, necesita vivir su vida en contra de ese enemigo.
El teólogo J. Dwight Pentecost, en uno de sus libros (Eventos del Porvenir), escribió
lo siguiente: “Nadie puede ser victorioso ante el adversario de nuestras almas, a
menos que conozca a ese adversario, a menos que comprenda su filosofía, su modo
de obrar, su forma de tentar. Hoy se habla muy poco de Satanás, y, en
consecuencia, muchos que reconocen su existencia y saben que él es el enemigo de
nuestras almas, no se encuentran en condiciones de hacerle frente. Ignoramos la
naturaleza de aquel que golpea a la puerta de nuestro corazón, desconocemos lo
que las escrituras enseñan acerca de su persona, de sus métodos, sus planes, su
programa y sus artificios. En consecuencia, somos vencidos”.
Es fácil que el diablo se meta en la vida de una persona, es fácil que el diablo se
meta en una familia, es fácil que el diablo se meta con nuestros hijos, ¿por qué?
Porque es una implicación bíblica a la que nosotros no le prestamos atención, no le
prestamos cuidado; de ahí la importancia de crecer.
2. La fe es una batalla.
Efesios 6:12 (NTV): Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino
contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas
poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares
celestiales.
Yo pregunto: ¿Cómo puede una persona luchar en contra de todo esto si no lee la
Biblia? ¿Cómo puede una persona luchar en contra de todo esto si no tiene tiempo
de oración con Dios? ¿Cómo pedir a una persona luchar contra espíritus malignos si
usted no tiene comunión con Dios? ¿Cómo puede usted luchar con espíritus
malignos si usted está alejado de Dios? ¿Cómo puede luchar contra espíritus, cómo
puede, si se necesita entrenamiento para esto? Nosotros dedicamos mucho más
tiempo para otras cosas que para entrenar. No nos damos cuenta que tenemos a un
enemigo y que estamos en medio de una batalla. Muchos ni sabemos cuáles son las
armas del enemigo, ni tampoco sabemos cuáles son nuestras armas.
Desconocemos la famosa armadura de Dios: el cinturón de la verdad, la coraza de
justicia, las botas del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación
y la espada del espíritu. Crecer en la fe y en el conocimiento de Dios nos llevar a la
madurez espiritual, ese es el mensaje: Madurez espiritual.
Entonces yo quiero que usted piense, por favor, por un momento: ¿Dónde se
encuentra usted en su vida espiritual? Recuerde que este debe ser el propósito
fundamental de la iglesia: que la gente crezca espiritualmente. Ese debe ser el
propósito fundamental de la escuela bíblica: que esos niños, que están ahí, crezcan
espiritualmente. Cuando se reúnen los jóvenes yo escucho un montón de cosas, a
veces nos hacemos demasiado canadienses ¿verdad? Una gran cantidad de
actividades por aquí, actividades por allá. Ahora que estaban saliendo para el
campamento, yo le decía a Emerson: quiero que vengas y me digas ¿qué tanta
Biblia se les da? Siénteme a esos muchachos y háblele dos horas del Evangelio, ¿a
ver qué es lo que pasa? Revientan como sapo los chamacos. ¿Por qué? Porque no
estamos acostumbrados a eso, ¿me explico? No estamos acostumbrados. Yo no me
acuerdo de haber estado en un campamento; pero yo estuve en los campamentos
que se hacían en Guatemala. Allá es Biblia tras Biblia, tras Biblia, tras Biblia y no
aparecen los chamacos aburridos ni cosas por el estilo. Aquí usted le mete tres,
cuatro o cinco versículos y se aburren los chamacos. Es por eso que tenemos lo que
tenemos, es por eso que no hay en realidad personas o chamaquitos que estén
consagrados al evangelio; y ese debe ser el propósito de la escuela bíblica. Cuando
se reúnen los jóvenes, el propósito de los jóvenes; cuando se reúnen jóvenes
adultos, el propósito de jóvenes adultos: crecer, crecer, crecer.
Madurar en la fe, ¿por qué tiene que ser ese el propósito?
1 Corintios 3:1 (RV-60): De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como
espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Yo les quiero hablar a
ustedes como espirituales, no puedo. Yo les quiero hablar a ustedes con madurez,
no puedo; porque no entienden, porque se enojan, porque se molestan, porque
hacen caras. Entonces Pablo dice: No pude.
¿Cómo son los niños? Los niños no hacen caso, por naturaleza. Se pelean entre
ellos, son egoístas, si tienen un juguete no lo quieren compartir con nadie más. Los
niños quieren todo lo que ven, lloran por cualquier cosa, hacen berrinches. Los
niños son posesivos con sus cosas, hacen cosas que son peligrosas y no se dan
cuenta que son peligrosas. Muchos son necios, inquietos, no pueden estar en un
solo lugar.
Fíjate que estaba escuchando a un pastor, que dice, que él fue a visitar una iglesia,
una iglesia muy bonita. Dice que, a la vuelta de un par de años, lo invitaron otra
vez; y cuando llegó a predicar, esa segunda vez, a la iglesia se dio cuenta que la
iglesia estaba por la mitad. Entonces le preguntó al pastor: ¿Y qué pasó? Hace un
par de años estaba la iglesia llena, y ahora veo nada más la mitad de la iglesia, ¿qué
pasó? Dice: ¡Ay pastor, es que la iglesia se dividió! Pero, ¿cuál fue el motivo? El
pastor le dijo: Donas. Había un ministerio de la iglesia que le pidieron al pastor
reunirse los días martes para tener un curso de discipulado. A lo que el pastor le
dijo que sí. Comenzaron a reunirse los martes, pero a la vuelta de unos días le
pidieron permiso al pastor para compartir café y donas. El pastor no se opuso, pero;
resulta que los miércoles el pastor llegaba a la iglesia y se la encontraba sucia, como
si hubiesen hecho guerra con las donas. El pastor se acerca al encargado y le pide
que por favor recojan los pedacitos de donas que quedan regados por el templo. El
encargado muy receptivo le dijo al pastor que no había ningún problema con eso. A
la siguiente semana, estaba todo igual de sucio, habla por segunda vez con el
hermano encargado del ministerio, que por favor recogieran, que esto, que lo otro.
Llega otro miércoles y donas por todos lados, entonces dice el pastor: se acabaron
las donas, no más donas el día martes. El encargado del ministerio se enojó y dijo
eso es una falta de respeto, es una falta de consideración eso, habló con el grupito
que se reunía los días martes y se fueron a poner otra iglesia. ¿Por qué se dividió la
iglesia? Por donas. ¿Se puede dar cuenta usted de semejante estupidez? ¿Sabe por
qué sucedió eso? Por personas que no han madurado en la fe.
Déjame contarte algo: El apóstol Pablo estaba en Atenas, Grecia, en el areópago
predicando. De allí salió y luego se fue a Corinto. Dice la escritura que estuvo un
año con seis meses en Corinto. Y fíjate, en ese año y seis meses (año 50 más o
menos) Pablo estableció la iglesia de Corinto. La primera epístola a los corintios se
escribió más o menos por el año 54, ¿qué quiere decir eso? Que habían pasado
cuatro años, la expectativa del apóstol Pablo era que la gente madurara
espiritualmente, pero no ocurrió así.
¿Cuántos años tiene usted en el evangelio? Hay personas que tienen treinta años
en el evangelio y son más inmaduros que los hijos que tienen. Recuerda lo que le
dije hace un rato: No se puede ser espiritualmente maduro si permanecemos
emocionalmente inmaduros.
¿De qué manera nos va a ayudar la madurez espiritual? Hablando de vida cristiana.
1. Soportar las pruebas.
Lucas 8:13 (RV-60): Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la
palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el
tiempo de la prueba se apartan.
Yo conozco cientos de personas, aquí en Vancouver, que cuando le vino la prueba se
apartaron, ¿por qué? Por inmaduros, porque eran niños, porque no maduraron,
porque no piensan como piensa la gente madura. Y usted puede pasar veinte años,
treinta años, sentados en esa silla y no madurar, porque la madurez no es algo en lo
que yo como pastor tenga que ver.
Una cosa interesantísima es que la iglesia de Corinto tenía los mejores
predicadores, los mejores pastores. ¿Quién estaban ahí? Estaba Pablo, Pedro que
había sido testigo presencial de todos los milagros de Jesucristo, Apolos; y aún así,
teniendo grandes predicadores eran inmaduros, no habían crecido. ¿Te das cuenta
hermano de la importancia del crecimiento espiritual, de la madurez espiritual?
Usted debe estar seguro que: de que van a llegar pruebas, van a llegar pruebas. Es
más, nosotros los que somos creyentes hasta las esperamos; porque sabemos que
va a llegar. Nos agachamos y cuando pasa la tormenta seguimos adelante. Pero no
salimos corriendo ante una prueba (ya sea enfermedad, muerte de un ser querido,
problemas financieros, pleitos familiares), ¿por qué salen corriendo? Simple y
sencillamente por inmadurez, porque no crecieron nunca. Yo solo puedo
alimentarlo, ¿pero crecer?, depende de usted.
La Madurez Espiritual nos va a ayudar a tratar con esos tiempos difíciles de la vida
que siempre llegan a la vida del cristiano, cualquiera que sea la situación. Si
estamos arriba o estamos abajo, si hay dificultades; si estamos maduros en la fe
podemos permanecer.
2. Atravesar tiempos de desánimo.
La mayoría de veces el desánimo llega porque las cosas no salen como nosotros
queremos, o la vida nos sorprende con una noticia inesperada, porque nos
resistimos a crecer, pero de que nos desanimamos, nos desanimamos.
Cuando maduramos en la fe, la madurez espiritual nos ayuda a atravesar esos
tiempos de desánimo. Una persona madura en la fe está desanimada, ¿pero sabe
qué?: el día domingo se levanta, se pega un baño y agarra camino para la iglesia,
aunque se sienta todo mal. Y le preguntan: ¿qué tal hermano cómo está? Ahí
vamos, medio chueco, pero ahí vamos; eso dice el maduro. Pero el inmaduro se
queda en la cama.
El maduro sabe lo que tiene que hacer, la madurez espiritual nos va a ayudar a
atravesar esos tiempos de desánimo.
3. Con el espíritu crítico.
Cuando estamos nuevos en la fe, la tendencia es: poner la mirada en el
comportamiento de los hermanos, en vez de ponerla en el Señor, ¿no es cierto?
¡Ah, vamos a ver quién se porta mal aquí! ¡A ver quién viene con olor a bebida aquí
el domingo! ¡A ver quién es el que va a apagar el cigarro ahí afuera antes de entrar
al culto, vamos a ver! La mirada está puesta en la gente, cuando uno está nuevo en
la fe.
La madurez espiritual nos ayuda con el espíritu crítico. No se trata de andar
criticando a fulano, criticando a mengano, criticando al otro; es que debemos
madurar para no estar juzgando a otros.
Cuando crecemos en la fe nos damos cuenta de cómo son las cosas, y entendemos
que hay de todo en la viña del Señor. Cuando maduramos, simplemente,
cambiamos el juzgar por el entender a las personas.
Usted mira actitudes en otras personas y usted dice: ¡Qué triste! Debo orar por ese
hermano. Ahí cambia la actitud, ¿por qué? Porque ya crecimos en la fe. Es que, es
maduro solamente aquella persona que dice: “Nada ni nadie me puede mover de
donde estoy en Cristo”. Déjeme decirle que yo he conocido pastores, y lo digo con
tristeza, que han atravesado situaciones en su vida; y en este día mientras no están
predicando porque tomaron actitudes inmaduras, lastimosamente.
4. A tener compasión de los errores de los demás.
Nosotros los latinos somos caracterizados por: ser el único ejército que termina de
aniquilar a los heridos.
Yo me acuerdo que hace un tiempo, acá había una persona que se había ido a las
misiones y teníamos toda la intención de apoyarle, y lo apoyamos. Se fue, pero las
cosas en su matrimonio no resultaron bien. Entonces allá, en el campo de la misión,
la asociación que lo había enviado, le buscó ayuda matrimonial allá (consejería),
pero, no lograron resolver nada. Se vinieron para Canadá y estando aquí los
mandaron (al matrimonio) a un a un lugar para que trataran la manera de resolver
sus cosas. ¡Eso es una cosa muy buena! Nosotros los latinos no hacemos eso. Un
hermano comete un error, ¿qué hacemos nosotros? Le damos una patada en el
trasero, simple y sencillamente, le ponemos una señal y ya no queremos saber nada
de ese hermano.
Fíjate que los fariseos querían apedrear a la mujer que encontraron en adulterio, ¿y
Jesús qué hizo? Jesús la perdonó. A Jesús lo criticaron por comer con borrachos y
con glotones. Un fariseo, en una oportunidad, dijo: “si este fuera profeta conocería
quién, y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”. Jesús tuvo
compasión de la gente. Cuando uno madura, tiene compasión de la gente, de las
personas.
¿Cometiste un error? ¡Hermano, si la iglesia es un hospital! Hay personas que la
hemos regado, y algunos la han regado en grande, pero yo digo: Si la persona
quiere salir adelante, esta es la iglesia donde puede venir, de muestra de
arrepentimiento. El ministerio de la restauración es de personas maduras, el
inmaduro critica, y quiere ver a las personas tiradas en un hoyo; eso hace la
inmensa diferencia entre la madurez y la inmadurez cristiana.
5. A hacer prioridad el reino de Dios.
Uno de los principales pecados de los cristianos es: vivir como si vamos a ser
eternos en este mundo. El segundo es: la indiferencia hacia el evangelio. Yo
entiendo esto, porque para la mayoría de los cristianos el reino de Dios no es
prioridad.
Colosenses 3:2 (RV-60): Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
No crea que yo nací con las canas, yo fui chamaco también, yo fui joven, yo sé que
hay una gran atracción por las cosas del mundo, lo sé. Pero cuando un cristiano le
da prioridad a cualquier otra cosa más que al evangelio, no ha crecido
espiritualmente. Entonces no está preparado para las cosas de las que yo le he
hablado, no está preparado. Cualquier mosca que le pase en frente a esta persona,
dejará la palabra del Señor, dejará el evangelio, dejará la iglesia, ¿por qué? Simple y
sencillamente, porque prioridad significa valor. ¿Qué tanto vale el reino de Dios
para usted?
Usted no debe cambiar el reino por un partido de fútbol o por una comida con su
jefe. El día domingo es de mi Señor, mi iglesia no la cambio. Y lo más lindo es que
nadie nos tiene aquí en la iglesia a la fuerza. ¡Qué lindo una persona madura que
entiende que el reino es prioridad! Por supuesto que sí, por encima de cualquier
cosa amado mío, por encima de cualquier cosa. La Biblia dice (Mateo 6:33) Más
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas os serán
añadidas. Personas inmaduras ponen sus ojos en cosas de menor importancia y se
olvidan de lo que verdaderamente tiene significado. El que deja de asistir a la iglesia
un domingo, puede dejar dos, puede dejar tres; a la vuelta de un mes, viene si le
sobra tiempo. Eso significa que no conoce a Jesús, porque el que conoce a Jesús lo
honra, el que conoce a Jesús lo adora, el que conoce a Jesús se sacrifica. Hay gente
que dice: “No, ya Cristo se sacrificó”. Claro, la gente lo dice para darle rienda suelta
a sus pasiones carnales.
6. A amar a Dios más que a este mundo.
El mundo terrible, el mundo atrae, el mundo succiona, y muchas personas tienen
una gran atracción por las cosas del mundo. Los atrae antros nocturnos, fiestas
oscuras (lugares de borracheras), bares.
Cuando una persona crece espiritualmente aprende. La lucha más grande que
vamos a manejar todos es: ¿Cómo hacer para amar a Dios más que al mundo?
Yo les he contado que a mí el fútbol me tenía amarradísimo, no porque lo jugara,
me encantaba el fútbol, me fascinaba. Yo era de los que iba a ver los
entrenamientos de mi equipo, allá en mi país. A mí me costó mucho dejar de asistir,
porque imagínese, para colmos los estudios bíblicos eran día miércoles, ese era el
mismo día del partido. Pero, ¿qué pasó? Comencé a crecer, y seguí creciendo. Yo no
faltaba a una casa de adoración nunca, jamás de la vida.
Cuando una persona crece, madura; y cuando usted madura en la fe, aprende a
amar a Dios más que al mundo, y va a llegar a un punto que no te hace falta nada
más.
Hay personas que tienen una sola dirección en su vida, solo el relajo y la fregadera.
Hay personas que se han convertido al evangelio, regresan a su país y no son
capaces de buscar personas cristianas, no. Se van automáticamente con aquellos
que los incita al mundo. ¿Cómo puedo yo decir que tengo al Espíritu de Dios dentro
de mí, si a mí lo que me atrae es el mundo? El evangelio no me atrae, la iglesia no
me atrae, la palabra de Dios no me atrae, las alabanzas no me atraen.
A mí me da tristeza cuando veo gente que anda merodeando por todos lados,
entran a la iglesia a mitad del culto, esa gente no sabe lo que vienen a hacer a la
casa de Dios. Pero qué dijo Pablo: yo no puedo hablar con ustedes como personas
maduras, tengo que hablar como niños, ¿por qué? Porque no entienden.
Hay muchos lugares donde un creyente no cabe. Hace años, algunos deben
recordar, había un político mexicano aquí en la ciudad, vino aquí al púlpito a hacer
campaña, a hacer propaganda. Habíamos salido algunas veces y compartimos café,
él era descendiente de judío y una vez fuimos a una sinagoga a un servicio muy
bonito, muy interesante, y me dijo: David, voy a tener una reunión con otros
políticos y hay unas personas que hablan español, me gustaría que tú vengas. Y me
mandó la dirección. Cuando yo llegué al lugar, casi entramos juntos, ¡era un bar! Y
ahí estaba toda la gente, y; ni modo que estaban orando. Había gente hablando
unas barbaridades, ¡que por favor! Brindándome whisky, ron, y yo dije: no.
Entonces yo me comencé a sentir muy incómodo. Yo dije que: este no es mi lugar,
este no es mi lugar la verdad. En una oportunidad que tuve, fui al baño; y nos
vemos hermano. Luego el me llamó y le dije que ese no era mi lugar, que la Biblia
dice que no le podemos ser piedra de tropiezo a otros.
¿Quién piensa así? La persona que ha madurado. La persona que sigue siendo un
niño en Cristo, no tiene a Cristo, tiene religión nada más. No solamente por tener el
nombre de Dios en su boca, lo hace creyente usted.
Quiero terminar con algo que todos sabemos: ¿Cómo se madura entonces
espiritualmente, pastor?
• Tiempo con la palabra de Dios.
De día y de noche, dice la escritura. No dice: de día noticias y de noche Netflix. Es
por eso que la vida de muchos cristianos es una vida aguada, es por eso que ni
siquiera puede influenciar a su propia familia, su fe es tan aguada.
Yo le decía el domingo pasado, que teníamos a todos los niños aquí enfrente, que
tenemos la responsabilidad de poner fundamento cristiano en la vida de nuestros
hijos; eso no es responsabilidad de la iglesia, es responsabilidad de los padres. La
Biblia da esa responsabilidad a los padres, la iglesia viene y ayuda con ese
fundamento, la iglesia viene y corrobora las enseñanzas que usted le está dando. Se
crece pasando tiempo con la palabra del Señor, meditando en la palabra de Dios.
• Tiempo en oración con Dios. (comunión, relación).
• Involúcrese. (comprométase en la iglesia).
• Júntese con la gente correcta. (Porque si usted se junta con gente incorrecta,
créame, va a pensar cómo piensan ellos).
Mis queridos y amados hermanos, el propósito de la iglesia debe ser llevarlo a
usted a la estatura y la plenitud de nuestro bendito y Salvador Jesucristo, Amén.
Demos gracias a Dios: Padre querido, te damos gracias por tu palabra. Señor, al
reflexionar en tú palabra en este día, echamos un vistazo a nuestro interior y
reconocemos las palabras del apóstol. Pensamos: ¿qué tanto hemos crecido? O que
no hemos hecho para crecer. Que nuestra vida es similar a la de cualquier persona
que no conoce a Cristo. Que vivimos como si no conociéramos a Dios, y algunos, lo
que tenemos es una religión nada más. Querido Señor te pedimos perdón, te
suplicamos Señor que nos ayudes, purificas nuestros corazones, purifican nuestras
almas Padre Santo, queremos hacer tu voluntad. La iglesia de Corinto apenas tenía
cuatro años y Pablo esperaba que hubieran madurado, algunos tenemos décadas
en la fe, y todavía seguimos como niños, peleando unos con otros. Señor, ayúdanos.
Mientras todos oramos si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón,
déjeme decirle que: Dios le ama, Dios quiere salvarle, quiere perdonar sus pecados,
Dios quiere sanar sus heridas; y de una manera muy especial que conozca a
Jesucristo personalmente, quien le puede ofrecer la vida eterna. Si hay alguna
persona en esta tarde que dice: “Pastor yo nunca antes he recibido a Cristo, pero
siento en mi corazón el deseo de entregarle mi vida a Dios, el deseo de comenzar
una vida nueva”. Si hay alguien que quiere orar para recibir a Cristo en el corazón,
levante su mano o póngase de pie donde está, alguien se va a acercar a usted para
ayudarle con esa necesidad espiritual. Si usted quiere recibir a Cristo, haga esta
oración conmigo: Señor, en este día, te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias
por lo que hiciste en la cruz al poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa por
mí. En este día te recibo como mi único y suficiente salvador personal. Si usted hizo
esta oración yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y
Bendita palabra.
Gracias te damos Señor por este día domingo, despídenos con tu paz y con tu
bendición, en el nombre de Jesús, Amén y amén.
Amados míos, que la paz de Cristo los acompañe. ¡Bendiciones!
Madurez Espiritual
Septiembre 10, 2023 – 1:30PM | 1 Corintios 4 | Dr. David Rodríguez
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Voy a pedirles que se pongan de pie un minutito. ¿Cuántos creen que Dios habla
todavía? Entonces yo quiero que usted le pida a Dios en oración que le hable a su
corazón. La idea es: pedirle a Dios que le hable a su corazón, y al mismo tiempo que
Dios le permita a usted asimilar su palabra. Porque si la vamos a escuchar como la
escuchamos siempre, entonces no va a pasar nada.
Quiero hablar de un aspecto extremadamente fundamental como iglesia, es algo
que necesitamos escuchar todos. Quiero que pongamos la atención debida a la
palabra. Es un mensaje sencillo, pero a veces en la sencillez está lo profundo.
Mientras oramos, pídale a Dios que le hable al corazón.
Padre al abrir tu palabra en esta tarde, en tu casa, lo hacemos en nombre del Padre
del Hijo y del Espíritu Santo, suplicamos que la sangre de Jesús nos purifique, nos
limpie de todas nuestras maldades. Señor, de una manera muy especial, yo te
ruego: háblanos al corazón y permite que podamos obedecer a lo que tú nos
mandes, a lo que tú nos pidas. No queremos resistir a tú palabra, queremos
escucharla, digerirla, asimilarla; porque sabemos que esta palabra tuya es vida, es
alimento. En esta hora nos exponemos a tu señorío. Ponemos atención a tu palabra
Señor, háblanos al corazón, te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
Vamos a abrir la palabra, mis amados hermanos, en la primera epístola a la iglesia
en Corinto.
1 Corintios 14: 20 (RV-60): Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed
niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.
Existe madurez mental, madurez emocional y madurez espiritual. Algunos expertos
dicen que: no se puede ser espiritualmente maduro, si permanecemos
emocionalmente inmaduros. De lo contrario esto se convierte en una espiritualidad
emocionalmente enferma.
Hay dos propósitos principales como iglesia, quiero que los servidores también
pongan atención. En primer lugar: Que usted conozca a Jesucristo como su Señor,
créame, todo lo que se hace aquí es con ese fin, que usted conozca a Jesucristo
como su Señor. En segundo lugar: que usted crezca y madure espiritualmente.
Nosotros no queremos entretener al pueblo, usted debe darse cuenta que aquí no
desfilan cantantes cristianos, y nos llaman como usted no se imagina. Nuestro
propósito tampoco es llenar el templo, eso sucede como una consecuencia cuando
se predica el evangelio verdadero. Nuestro propósito no es hacer ventas, no crea
que existimos para vender pupusas, nuestro propósito no es darle una charla
emocional o motivacional cada semana que venimos acá, no se trata de levantarle
el ánimo para que tenga una semana maravillosa. Nuestro propósito no es darle
técnicas de prosperidad financiera, tampoco es de que usted logre o tenga un
matrimonio estable, o que usted sea feliz. Mi propósito fundamental es que usted
crezca y madure espiritualmente.
Repito: existe madurez mental, madurez emocional y madurez espiritual. Recuerde
que algunos expertos dicen que no se puede ser espiritualmente maduro si
permanecemos emocionalmente inmaduros.
El mensaje se llama: “Madurez espiritual”
La Biblia nos manda a crecer en la fe, a crecer en la gracia y en el conocimiento de
Dios. Pablo dijo:
1 Corintios 14: 20 (RV-60): Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed
niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.
2 Pedro 3:118 (RV-60): Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad.
Amén. Crecer, no le está preguntando si quiere, si le gusta, si le parece, si le
entretiene; dice: ¡Crezca!
Colosenses 1:10 (RV-60): Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en
todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.
Crecer, crecer, crecer.
1Corintios 15:58 (RV-60): Así que, hermanos míos amados, estad firmes y
constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo
en el Señor no es vano.
¿Por qué es necesario crecer en Cristo y en el conocimiento de Dios, pastor? Mira:
Además de la salvación, del bautismo, del perdón de los pecados, la vida eterna,
etcétera; hay implicaciones fundamentales de nuestra vida cristiana. Implicaciones
que son extremadamente fundamentales.
1. Tenemos un enemigo.
Tenemos un enemigo que quiere destruirnos. Yo debo crecer, yo necesito crecer en
el conocimiento de Dios, en la gracia, en la fe, porque tengo un enemigo. ¿Qué dice
la escritura? Yo no puedo andar por la calle (por el mundo, por la vida) como si
estuviera dando una vuelta en el parque; porque tengo un enemigo espiritual que
va a buscar cada ocasión, cada situación, cada debilidad, cada vulnerabilidad en
nuestra vida, para ponernos tropiezo, para destruirnos y echarnos a perder. Este es
un aspecto fundamental por lo cual necesito crecer.
1Pedro 5:8 (RV-60): Sed sobrios, y velad; porque nuestro adversario el diablo, como
león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. Es decir, esta es una
implicación de mi vida cristiana.
Tenemos un enemigo, lo dice la Biblia, y tenemos que crecer porque necesito
conocer a mi enemigo. ¿Cómo lo voy a resistir? Nuestro enemigo es cruel, a veces
se hace pasar por amigo, pero él lo que quiere es destruir vidas. Hay cantidad de
vidas destruidas hermano. Usted necesita crecer para combatir al enemigo,
necesita conocerlo, necesita vivir su vida en contra de ese enemigo.
El teólogo J. Dwight Pentecost, en uno de sus libros (Eventos del Porvenir), escribió
lo siguiente: “Nadie puede ser victorioso ante el adversario de nuestras almas, a
menos que conozca a ese adversario, a menos que comprenda su filosofía, su modo
de obrar, su forma de tentar. Hoy se habla muy poco de Satanás, y, en
consecuencia, muchos que reconocen su existencia y saben que él es el enemigo de
nuestras almas, no se encuentran en condiciones de hacerle frente. Ignoramos la
naturaleza de aquel que golpea a la puerta de nuestro corazón, desconocemos lo
que las escrituras enseñan acerca de su persona, de sus métodos, sus planes, su
programa y sus artificios. En consecuencia, somos vencidos”.
Es fácil que el diablo se meta en la vida de una persona, es fácil que el diablo se
meta en una familia, es fácil que el diablo se meta con nuestros hijos, ¿por qué?
Porque es una implicación bíblica a la que nosotros no le prestamos atención, no le
prestamos cuidado; de ahí la importancia de crecer.
2. La fe es una batalla.
Efesios 6:12 (NTV): Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino
contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas
poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares
celestiales.
Yo pregunto: ¿Cómo puede una persona luchar en contra de todo esto si no lee la
Biblia? ¿Cómo puede una persona luchar en contra de todo esto si no tiene tiempo
de oración con Dios? ¿Cómo pedir a una persona luchar contra espíritus malignos si
usted no tiene comunión con Dios? ¿Cómo puede usted luchar con espíritus
malignos si usted está alejado de Dios? ¿Cómo puede luchar contra espíritus, cómo
puede, si se necesita entrenamiento para esto? Nosotros dedicamos mucho más
tiempo para otras cosas que para entrenar. No nos damos cuenta que tenemos a un
enemigo y que estamos en medio de una batalla. Muchos ni sabemos cuáles son las
armas del enemigo, ni tampoco sabemos cuáles son nuestras armas.
Desconocemos la famosa armadura de Dios: el cinturón de la verdad, la coraza de
justicia, las botas del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación
y la espada del espíritu. Crecer en la fe y en el conocimiento de Dios nos llevar a la
madurez espiritual, ese es el mensaje: Madurez espiritual.
Entonces yo quiero que usted piense, por favor, por un momento: ¿Dónde se
encuentra usted en su vida espiritual? Recuerde que este debe ser el propósito
fundamental de la iglesia: que la gente crezca espiritualmente. Ese debe ser el
propósito fundamental de la escuela bíblica: que esos niños, que están ahí, crezcan
espiritualmente. Cuando se reúnen los jóvenes yo escucho un montón de cosas, a
veces nos hacemos demasiado canadienses ¿verdad? Una gran cantidad de
actividades por aquí, actividades por allá. Ahora que estaban saliendo para el
campamento, yo le decía a Emerson: quiero que vengas y me digas ¿qué tanta
Biblia se les da? Siénteme a esos muchachos y háblele dos horas del Evangelio, ¿a
ver qué es lo que pasa? Revientan como sapo los chamacos. ¿Por qué? Porque no
estamos acostumbrados a eso, ¿me explico? No estamos acostumbrados. Yo no me
acuerdo de haber estado en un campamento; pero yo estuve en los campamentos
que se hacían en Guatemala. Allá es Biblia tras Biblia, tras Biblia, tras Biblia y no
aparecen los chamacos aburridos ni cosas por el estilo. Aquí usted le mete tres,
cuatro o cinco versículos y se aburren los chamacos. Es por eso que tenemos lo que
tenemos, es por eso que no hay en realidad personas o chamaquitos que estén
consagrados al evangelio; y ese debe ser el propósito de la escuela bíblica. Cuando
se reúnen los jóvenes, el propósito de los jóvenes; cuando se reúnen jóvenes
adultos, el propósito de jóvenes adultos: crecer, crecer, crecer.
Madurar en la fe, ¿por qué tiene que ser ese el propósito?
1 Corintios 3:1 (RV-60): De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como
espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Yo les quiero hablar a
ustedes como espirituales, no puedo. Yo les quiero hablar a ustedes con madurez,
no puedo; porque no entienden, porque se enojan, porque se molestan, porque
hacen caras. Entonces Pablo dice: No pude.
¿Cómo son los niños? Los niños no hacen caso, por naturaleza. Se pelean entre
ellos, son egoístas, si tienen un juguete no lo quieren compartir con nadie más. Los
niños quieren todo lo que ven, lloran por cualquier cosa, hacen berrinches. Los
niños son posesivos con sus cosas, hacen cosas que son peligrosas y no se dan
cuenta que son peligrosas. Muchos son necios, inquietos, no pueden estar en un
solo lugar.
Fíjate que estaba escuchando a un pastor, que dice, que él fue a visitar una iglesia,
una iglesia muy bonita. Dice que, a la vuelta de un par de años, lo invitaron otra
vez; y cuando llegó a predicar, esa segunda vez, a la iglesia se dio cuenta que la
iglesia estaba por la mitad. Entonces le preguntó al pastor: ¿Y qué pasó? Hace un
par de años estaba la iglesia llena, y ahora veo nada más la mitad de la iglesia, ¿qué
pasó? Dice: ¡Ay pastor, es que la iglesia se dividió! Pero, ¿cuál fue el motivo? El
pastor le dijo: Donas. Había un ministerio de la iglesia que le pidieron al pastor
reunirse los días martes para tener un curso de discipulado. A lo que el pastor le
dijo que sí. Comenzaron a reunirse los martes, pero a la vuelta de unos días le
pidieron permiso al pastor para compartir café y donas. El pastor no se opuso, pero;
resulta que los miércoles el pastor llegaba a la iglesia y se la encontraba sucia, como
si hubiesen hecho guerra con las donas. El pastor se acerca al encargado y le pide
que por favor recojan los pedacitos de donas que quedan regados por el templo. El
encargado muy receptivo le dijo al pastor que no había ningún problema con eso. A
la siguiente semana, estaba todo igual de sucio, habla por segunda vez con el
hermano encargado del ministerio, que por favor recogieran, que esto, que lo otro.
Llega otro miércoles y donas por todos lados, entonces dice el pastor: se acabaron
las donas, no más donas el día martes. El encargado del ministerio se enojó y dijo
eso es una falta de respeto, es una falta de consideración eso, habló con el grupito
que se reunía los días martes y se fueron a poner otra iglesia. ¿Por qué se dividió la
iglesia? Por donas. ¿Se puede dar cuenta usted de semejante estupidez? ¿Sabe por
qué sucedió eso? Por personas que no han madurado en la fe.
Déjame contarte algo: El apóstol Pablo estaba en Atenas, Grecia, en el areópago
predicando. De allí salió y luego se fue a Corinto. Dice la escritura que estuvo un
año con seis meses en Corinto. Y fíjate, en ese año y seis meses (año 50 más o
menos) Pablo estableció la iglesia de Corinto. La primera epístola a los corintios se
escribió más o menos por el año 54, ¿qué quiere decir eso? Que habían pasado
cuatro años, la expectativa del apóstol Pablo era que la gente madurara
espiritualmente, pero no ocurrió así.
¿Cuántos años tiene usted en el evangelio? Hay personas que tienen treinta años
en el evangelio y son más inmaduros que los hijos que tienen. Recuerda lo que le
dije hace un rato: No se puede ser espiritualmente maduro si permanecemos
emocionalmente inmaduros.
¿De qué manera nos va a ayudar la madurez espiritual? Hablando de vida cristiana.
1. Soportar las pruebas.
Lucas 8:13 (RV-60): Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la
palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el
tiempo de la prueba se apartan.
Yo conozco cientos de personas, aquí en Vancouver, que cuando le vino la prueba se
apartaron, ¿por qué? Por inmaduros, porque eran niños, porque no maduraron,
porque no piensan como piensa la gente madura. Y usted puede pasar veinte años,
treinta años, sentados en esa silla y no madurar, porque la madurez no es algo en lo
que yo como pastor tenga que ver.
Una cosa interesantísima es que la iglesia de Corinto tenía los mejores
predicadores, los mejores pastores. ¿Quién estaban ahí? Estaba Pablo, Pedro que
había sido testigo presencial de todos los milagros de Jesucristo, Apolos; y aún así,
teniendo grandes predicadores eran inmaduros, no habían crecido. ¿Te das cuenta
hermano de la importancia del crecimiento espiritual, de la madurez espiritual?
Usted debe estar seguro que: de que van a llegar pruebas, van a llegar pruebas. Es
más, nosotros los que somos creyentes hasta las esperamos; porque sabemos que
va a llegar. Nos agachamos y cuando pasa la tormenta seguimos adelante. Pero no
salimos corriendo ante una prueba (ya sea enfermedad, muerte de un ser querido,
problemas financieros, pleitos familiares), ¿por qué salen corriendo? Simple y
sencillamente por inmadurez, porque no crecieron nunca. Yo solo puedo
alimentarlo, ¿pero crecer?, depende de usted.
La Madurez Espiritual nos va a ayudar a tratar con esos tiempos difíciles de la vida
que siempre llegan a la vida del cristiano, cualquiera que sea la situación. Si
estamos arriba o estamos abajo, si hay dificultades; si estamos maduros en la fe
podemos permanecer.
2. Atravesar tiempos de desánimo.
La mayoría de veces el desánimo llega porque las cosas no salen como nosotros
queremos, o la vida nos sorprende con una noticia inesperada, porque nos
resistimos a crecer, pero de que nos desanimamos, nos desanimamos.
Cuando maduramos en la fe, la madurez espiritual nos ayuda a atravesar esos
tiempos de desánimo. Una persona madura en la fe está desanimada, ¿pero sabe
qué?: el día domingo se levanta, se pega un baño y agarra camino para la iglesia,
aunque se sienta todo mal. Y le preguntan: ¿qué tal hermano cómo está? Ahí
vamos, medio chueco, pero ahí vamos; eso dice el maduro. Pero el inmaduro se
queda en la cama.
El maduro sabe lo que tiene que hacer, la madurez espiritual nos va a ayudar a
atravesar esos tiempos de desánimo.
3. Con el espíritu crítico.
Cuando estamos nuevos en la fe, la tendencia es: poner la mirada en el
comportamiento de los hermanos, en vez de ponerla en el Señor, ¿no es cierto?
¡Ah, vamos a ver quién se porta mal aquí! ¡A ver quién viene con olor a bebida aquí
el domingo! ¡A ver quién es el que va a apagar el cigarro ahí afuera antes de entrar
al culto, vamos a ver! La mirada está puesta en la gente, cuando uno está nuevo en
la fe.
La madurez espiritual nos ayuda con el espíritu crítico. No se trata de andar
criticando a fulano, criticando a mengano, criticando al otro; es que debemos
madurar para no estar juzgando a otros.
Cuando crecemos en la fe nos damos cuenta de cómo son las cosas, y entendemos
que hay de todo en la viña del Señor. Cuando maduramos, simplemente,
cambiamos el juzgar por el entender a las personas.
Usted mira actitudes en otras personas y usted dice: ¡Qué triste! Debo orar por ese
hermano. Ahí cambia la actitud, ¿por qué? Porque ya crecimos en la fe. Es que, es
maduro solamente aquella persona que dice: “Nada ni nadie me puede mover de
donde estoy en Cristo”. Déjeme decirle que yo he conocido pastores, y lo digo con
tristeza, que han atravesado situaciones en su vida; y en este día mientras no están
predicando porque tomaron actitudes inmaduras, lastimosamente.
4. A tener compasión de los errores de los demás.
Nosotros los latinos somos caracterizados por: ser el único ejército que termina de
aniquilar a los heridos.
Yo me acuerdo que hace un tiempo, acá había una persona que se había ido a las
misiones y teníamos toda la intención de apoyarle, y lo apoyamos. Se fue, pero las
cosas en su matrimonio no resultaron bien. Entonces allá, en el campo de la misión,
la asociación que lo había enviado, le buscó ayuda matrimonial allá (consejería),
pero, no lograron resolver nada. Se vinieron para Canadá y estando aquí los
mandaron (al matrimonio) a un a un lugar para que trataran la manera de resolver
sus cosas. ¡Eso es una cosa muy buena! Nosotros los latinos no hacemos eso. Un
hermano comete un error, ¿qué hacemos nosotros? Le damos una patada en el
trasero, simple y sencillamente, le ponemos una señal y ya no queremos saber nada
de ese hermano.
Fíjate que los fariseos querían apedrear a la mujer que encontraron en adulterio, ¿y
Jesús qué hizo? Jesús la perdonó. A Jesús lo criticaron por comer con borrachos y
con glotones. Un fariseo, en una oportunidad, dijo: “si este fuera profeta conocería
quién, y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”. Jesús tuvo
compasión de la gente. Cuando uno madura, tiene compasión de la gente, de las
personas.
¿Cometiste un error? ¡Hermano, si la iglesia es un hospital! Hay personas que la
hemos regado, y algunos la han regado en grande, pero yo digo: Si la persona
quiere salir adelante, esta es la iglesia donde puede venir, de muestra de
arrepentimiento. El ministerio de la restauración es de personas maduras, el
inmaduro critica, y quiere ver a las personas tiradas en un hoyo; eso hace la
inmensa diferencia entre la madurez y la inmadurez cristiana.
5. A hacer prioridad el reino de Dios.
Uno de los principales pecados de los cristianos es: vivir como si vamos a ser
eternos en este mundo. El segundo es: la indiferencia hacia el evangelio. Yo
entiendo esto, porque para la mayoría de los cristianos el reino de Dios no es
prioridad.
Colosenses 3:2 (RV-60): Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
No crea que yo nací con las canas, yo fui chamaco también, yo fui joven, yo sé que
hay una gran atracción por las cosas del mundo, lo sé. Pero cuando un cristiano le
da prioridad a cualquier otra cosa más que al evangelio, no ha crecido
espiritualmente. Entonces no está preparado para las cosas de las que yo le he
hablado, no está preparado. Cualquier mosca que le pase en frente a esta persona,
dejará la palabra del Señor, dejará el evangelio, dejará la iglesia, ¿por qué? Simple y
sencillamente, porque prioridad significa valor. ¿Qué tanto vale el reino de Dios
para usted?
Usted no debe cambiar el reino por un partido de fútbol o por una comida con su
jefe. El día domingo es de mi Señor, mi iglesia no la cambio. Y lo más lindo es que
nadie nos tiene aquí en la iglesia a la fuerza. ¡Qué lindo una persona madura que
entiende que el reino es prioridad! Por supuesto que sí, por encima de cualquier
cosa amado mío, por encima de cualquier cosa. La Biblia dice (Mateo 6:33) Más
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas os serán
añadidas. Personas inmaduras ponen sus ojos en cosas de menor importancia y se
olvidan de lo que verdaderamente tiene significado. El que deja de asistir a la iglesia
un domingo, puede dejar dos, puede dejar tres; a la vuelta de un mes, viene si le
sobra tiempo. Eso significa que no conoce a Jesús, porque el que conoce a Jesús lo
honra, el que conoce a Jesús lo adora, el que conoce a Jesús se sacrifica. Hay gente
que dice: “No, ya Cristo se sacrificó”. Claro, la gente lo dice para darle rienda suelta
a sus pasiones carnales.
6. A amar a Dios más que a este mundo.
El mundo terrible, el mundo atrae, el mundo succiona, y muchas personas tienen
una gran atracción por las cosas del mundo. Los atrae antros nocturnos, fiestas
oscuras (lugares de borracheras), bares.
Cuando una persona crece espiritualmente aprende. La lucha más grande que
vamos a manejar todos es: ¿Cómo hacer para amar a Dios más que al mundo?
Yo les he contado que a mí el fútbol me tenía amarradísimo, no porque lo jugara,
me encantaba el fútbol, me fascinaba. Yo era de los que iba a ver los
entrenamientos de mi equipo, allá en mi país. A mí me costó mucho dejar de asistir,
porque imagínese, para colmos los estudios bíblicos eran día miércoles, ese era el
mismo día del partido. Pero, ¿qué pasó? Comencé a crecer, y seguí creciendo. Yo no
faltaba a una casa de adoración nunca, jamás de la vida.
Cuando una persona crece, madura; y cuando usted madura en la fe, aprende a
amar a Dios más que al mundo, y va a llegar a un punto que no te hace falta nada
más.
Hay personas que tienen una sola dirección en su vida, solo el relajo y la fregadera.
Hay personas que se han convertido al evangelio, regresan a su país y no son
capaces de buscar personas cristianas, no. Se van automáticamente con aquellos
que los incita al mundo. ¿Cómo puedo yo decir que tengo al Espíritu de Dios dentro
de mí, si a mí lo que me atrae es el mundo? El evangelio no me atrae, la iglesia no
me atrae, la palabra de Dios no me atrae, las alabanzas no me atraen.
A mí me da tristeza cuando veo gente que anda merodeando por todos lados,
entran a la iglesia a mitad del culto, esa gente no sabe lo que vienen a hacer a la
casa de Dios. Pero qué dijo Pablo: yo no puedo hablar con ustedes como personas
maduras, tengo que hablar como niños, ¿por qué? Porque no entienden.
Hay muchos lugares donde un creyente no cabe. Hace años, algunos deben
recordar, había un político mexicano aquí en la ciudad, vino aquí al púlpito a hacer
campaña, a hacer propaganda. Habíamos salido algunas veces y compartimos café,
él era descendiente de judío y una vez fuimos a una sinagoga a un servicio muy
bonito, muy interesante, y me dijo: David, voy a tener una reunión con otros
políticos y hay unas personas que hablan español, me gustaría que tú vengas. Y me
mandó la dirección. Cuando yo llegué al lugar, casi entramos juntos, ¡era un bar! Y
ahí estaba toda la gente, y; ni modo que estaban orando. Había gente hablando
unas barbaridades, ¡que por favor! Brindándome whisky, ron, y yo dije: no.
Entonces yo me comencé a sentir muy incómodo. Yo dije que: este no es mi lugar,
este no es mi lugar la verdad. En una oportunidad que tuve, fui al baño; y nos
vemos hermano. Luego el me llamó y le dije que ese no era mi lugar, que la Biblia
dice que no le podemos ser piedra de tropiezo a otros.
¿Quién piensa así? La persona que ha madurado. La persona que sigue siendo un
niño en Cristo, no tiene a Cristo, tiene religión nada más. No solamente por tener el
nombre de Dios en su boca, lo hace creyente usted.
Quiero terminar con algo que todos sabemos: ¿Cómo se madura entonces
espiritualmente, pastor?
• Tiempo con la palabra de Dios.
De día y de noche, dice la escritura. No dice: de día noticias y de noche Netflix. Es
por eso que la vida de muchos cristianos es una vida aguada, es por eso que ni
siquiera puede influenciar a su propia familia, su fe es tan aguada.
Yo le decía el domingo pasado, que teníamos a todos los niños aquí enfrente, que
tenemos la responsabilidad de poner fundamento cristiano en la vida de nuestros
hijos; eso no es responsabilidad de la iglesia, es responsabilidad de los padres. La
Biblia da esa responsabilidad a los padres, la iglesia viene y ayuda con ese
fundamento, la iglesia viene y corrobora las enseñanzas que usted le está dando. Se
crece pasando tiempo con la palabra del Señor, meditando en la palabra de Dios.
• Tiempo en oración con Dios. (comunión, relación).
• Involúcrese. (comprométase en la iglesia).
• Júntese con la gente correcta. (Porque si usted se junta con gente incorrecta,
créame, va a pensar cómo piensan ellos).
Mis queridos y amados hermanos, el propósito de la iglesia debe ser llevarlo a
usted a la estatura y la plenitud de nuestro bendito y Salvador Jesucristo, Amén.
Demos gracias a Dios: Padre querido, te damos gracias por tu palabra. Señor, al
reflexionar en tú palabra en este día, echamos un vistazo a nuestro interior y
reconocemos las palabras del apóstol. Pensamos: ¿qué tanto hemos crecido? O que
no hemos hecho para crecer. Que nuestra vida es similar a la de cualquier persona
que no conoce a Cristo. Que vivimos como si no conociéramos a Dios, y algunos, lo
que tenemos es una religión nada más. Querido Señor te pedimos perdón, te
suplicamos Señor que nos ayudes, purificas nuestros corazones, purifican nuestras
almas Padre Santo, queremos hacer tu voluntad. La iglesia de Corinto apenas tenía
cuatro años y Pablo esperaba que hubieran madurado, algunos tenemos décadas
en la fe, y todavía seguimos como niños, peleando unos con otros. Señor, ayúdanos.
Mientras todos oramos si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón,
déjeme decirle que: Dios le ama, Dios quiere salvarle, quiere perdonar sus pecados,
Dios quiere sanar sus heridas; y de una manera muy especial que conozca a
Jesucristo personalmente, quien le puede ofrecer la vida eterna. Si hay alguna
persona en esta tarde que dice: “Pastor yo nunca antes he recibido a Cristo, pero
siento en mi corazón el deseo de entregarle mi vida a Dios, el deseo de comenzar
una vida nueva”. Si hay alguien que quiere orar para recibir a Cristo en el corazón,
levante su mano o póngase de pie donde está, alguien se va a acercar a usted para
ayudarle con esa necesidad espiritual. Si usted quiere recibir a Cristo, haga esta
oración conmigo: Señor, en este día, te pido perdón por mis pecados. Te doy gracias
por lo que hiciste en la cruz al poner tu cuerpo y derramar tu sangre preciosa por
mí. En este día te recibo como mi único y suficiente salvador personal. Si usted hizo
esta oración yo quiero animarle a crecer en el conocimiento de Dios, de su Santa y
Bendita palabra.
Gracias te damos Señor por este día domingo, despídenos con tu paz y con tu
bendición, en el nombre de Jesús, Amén y amén.
Amados míos, que la paz de Cristo los acompañe. ¡Bendiciones!