Incondicional
Septiembre 24, 2023 – 1:30PM | Genesis 28:20-21 | Dr. David Rodríguez
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TRANSCRIPCIÓN
Busquemos en nuestras Biblias el libro de Génesis. ¿Está conmigo
iglesia? Que Dios le hable al corazón. Pongamos atención a lo que
dicen las sagradas escrituras.
Génesis 28: 20-21 (RV-60):
20E hizo Jacob un voto, diciendo: Si fuere
Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere
pan para comer y vestido para vestir,
21y si volviera en paz a casa
de mi padre, Jehová será mi Dios. Entonces yo me dije: Jacobo hizo
un voto: si fuera Dios conmigo. Pero me surge esta pregunta: ¿Y si
Dios no va, si no te cuida, si no provee para ti?
Entonces el mensaje de este mediodía se llama: Incondicional. Mi
punto para esta tarde: amar a Dios, adorar a Dios, servir a Dios,
confiar en Él y perseverar en el evangelio, tiene que ser
incondicional.
Tener condiciones en realidad no siempre es negativo. Un contrato
tiene condiciones, ya sea de trabajo, la renta de una casa, la compra
de un carro; hay mil cosas que están sujetas a un contrato que tiene
condiciones. De tal manera que no necesariamente las condiciones
son malas, al contrario, son necesarias; sin embargo, cuando se trata
de amar a Dios, de adorar a Dios, de servir a Dios, de confiar en Él y
perseverar en el evangelio, tiene que ser incondicional.
Los mejores dos ejemplos que podemos considerar son:
· El amor de Dios. El amor de Dios es un amor incondicional
porque no hemos tenido que hacer nada para ganarnos el amor
de Dios.
· El amor que tenemos por nuestros hijos. El amor de un padre,
el amor de una madre a sus hijos es incondicional, es decir: un
hijo no tiene que hacer nada, para ganarse el cariño, para
ganarse el amor de sus padres.
En el texto que tenemos al frente Jacob había engañado a su padre.
Andaba huyendo de su hermano Esaú, porque cuando Esaú se vio
burlado hizo una promesa y dijo: yo voy a matar a mi hermano. Así
es que, Jacob, comenzó a huir; y llegó a un lugar que se llama Betel.
Estando allí se le apareció Dios, y es entonces que Jacob hizo ese
voto que tenemos ahí enfrente, esa promesa, diciéndole a Dios
(Génesis 28:20): Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje
en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir,
21y si
volviera en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y yo le
agrego: ¿Y si no? ¿Qué somos nosotros para condicionar a Dios?
¿Qué somos nosotros para decirle a Dios lo que debe hacer? Amar a
Dios, adorar a Dios, servir a Dios, confiar en Dios y perseverar en el
evangelio tiene que ser incondicional; o en su defecto usted no ha
entendido ni a Dios, ni el evangelio.
1. Cuando usted crea que la vida no es justa.
José, el hijo de Jacob, es el tipo de persona que sufrió mucho. Sus
hermanos lo metieron en una cisterna, porque era el hijo favorito de
Jacob, su padre. Los hermanos no lo querían y lo querían matar. Lo
vendieron a unos mercaderes que iban de paso. Siendo un
jovencito fue llevado a Egipto. Se cree que José tenía unos 17 añitos
cuando fue arrancado del cariño de su padre, por sus hermanos, y
fue a parar a Egipto. En un país que él no conocía, con gente que él
no conocía, se convirtió en esclavo de la noche a la mañana. Debe
ser terrible ser hijo consentido y de repente convertirse en esclavo.
Durante doce largos años estuvo preso, por una mujer que lo
calumnió porque él no quiso acostarse con ella, por no deshonrar a
Dios. Usted ha pensado: ¿cuántas lágrimas derramó José mientras
estaba en la cárcel?
Yo he escuchado a cantidad de gente decirme: “que esta vida es
injusta.” Aquí tenemos a un gran candidato, José, para considerar
que la vida es injusta. Él pudo haber dicho: “Pero Señor, ¿qué he
hecho para estar pagando todas estas cosas? ¿Por qué tanta
calamidad? ¿Por qué tanta desgracia? ¿Por qué tanto problema?
Sin embargo, a pesar de todas estas situaciones José fue fiel a Dios.
Porque a Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle de
una manera incondicional.
Estando en la cárcel José pudo haberse amargado, cualquiera lo
haría. En una oportunidad que estuve en un hospital con un señor
que había tenido un derrame. El hombre me comentó el tiempo
que había pasado con ese derrame. Pero que después de eso, él no
había vuelto a la iglesia. Yo le pregunté ¿por qué? Me dijo: porque si
Dios tiene poder, si Dios es amor, entonces ¿por qué Dios no evitó
que me diera esta enfermedad? Hay mucha gente que piensa que
la vida es injusta, y es cierto amado mío. Pero el hecho que vivamos
en un mundo injusto, que situaciones injustas surjan en nuestra
existencia, no significa que Dios sea el culpable de las cosas por las
que hemos atravesado.
Resulta que en la cárcel también estaban preso el copero y el
panadero del rey. Ellos tuvieron un sueño que los había entristecido,
y José les preguntó: ¿por qué están tristes? Por un sueño que
hemos tenido y no sabemos qué significa. Y en la cárcel José les
dice: Pero si Dios es el intérprete de todos los sueños, cuéntenme lo
que soñaron y les diré el significado, y así fue. Y aún, estando en la
cárcel exaltó el nombre de Dios. José le pide, al copero, que se
acuerde de él, cuando esté junto al rey, pero el copero se había
olvidado de eso. Un día el rey tuvo un sueño que nadie pudo
descifrar; entonces ahí recordó el copero a José. El rey lo mandó
traer, inmediatamente buscaron a José. El rey le dijo: “he tenido dos
sueños y quiero que me los interpretes”. Pero José contestó: “No
está en mí interpretar sueños, es Dios el que los interpreta. Yo le voy
a decir lo que Dios manda a decir”.
Cuando nacieron los hijos de José, a uno de ellos le llamó Manasés,
que significa: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo y toda la casa de
mi padre. Al segundo hijo llamó Efraín: porque Dios me hizo
fructificar en la tierra de mi aflicción.
Cuando se encontró con sus hermanos, que lo habían vendido, que
lo habían odiado, que lo habían envidiado, que habían hecho todo
en contra de él y por culpa de ellos estaba pagando; fíjese que José
no sintió ningún resentimiento cuando se encontró con ellos. ¿Sabe
qué le dijo? Lo que ustedes planearon para mal, Dios lo planificó
para bien. La vida fue injusta para José, pero siguió siendo fiel al
Señor. Mis queridos y amados hermanos José es un fiel ejemplo de
que: a Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle de una
manera incondicional.
2. Cuando a usted le lleguen las pruebas como le llegaron a Job.
La Biblia dice que Job fue un hombre perfecto, recto temeroso de
Dios y apartado del mal. Perdió sus bienes, perdió sus riquezas,
perdió a sus hijos, perdió la salud. Después de haber sido un
hombre extremadamente rico lo perdió todo, llegó a ser un hombre
digno de lástima.
Era un hombre muy consagrado a Dios, a tal grado que, ofrecía
sacrificios a favor de sus hijos por si al caso sus hijos habían
cometido algún pecado delante del Señor. Job nunca atribuyó a
Dios despropósito alguno, al contrario. Tenemos frases en la Biblia
que vienen de parte de Job, cuando dijo: “¿Recibiremos de Dios solo
el bien y no el mal?” Dice la Biblia que Job se levantó, rasuró su
cabeza en señal de dolor (de luto), se postró en tierra y dijo:
“Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá.
Jehová dio, Jehová quitó. Sea el nombre de Jehová bendito”.
Después de todo eso, Job todavía mantuvo su integridad. Su mujer
lo despreció y le dijo: maldice a Dios y muérete. Sin embargo, Job
siguió siendo fiel a Dios, porque Job es un gran ejemplo de que a
Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle de una manera
incondicional.
Si la vida es injusta, ame a Dios de una manera incondicional. Si
llegan pruebas inesperadas a su vida, ame a Dios de una manera
incondicional.
3. Cuando Dios no responde a tu oración de la manera que
quieres.
2Corintios 12:7-9 (NTV):
7Aun cuando he recibido de Dios
revelaciones tan maravillosas. Así que, para impedir que me
volviera orgulloso, se me dio una espina en mi carne, un mensajero
de Satanás para atormentarme e impedir que me volviera
orgulloso.
8En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor que me
la quitara.
9Cada vez él me dijo: -Mi gracia es todo lo que necesitas;
mi poder actúa mejor en la debilidad-. Así que ahora me alegra
jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda
actuar a través de mí.
Tenemos este pasaje de la escritura bien conocido, por la mayoría
de nosotros, que nos habla acerca de un aguijón de Pablo. Es una
incógnita cuál era el aguijón en la carne que tenía del apóstol Pablo,
no se sabe, se han dicho muchísimas cosas. Al punto que quiero
llegar es que: en tres oportunidades oró. Cuando usted ora por algo,
usted espera que Dios le conteste lo que usted está pidiendo, ¿no es
así? Pero Dios le dijo: No.
Mis amados hermanos, aquí estamos hablando de amar a Dios, de
adorar a Dios, de servir a Dios, de permanecer fiel en el evangelio,
de confiar en Dios, de una manera incondicional. Las cosas son
como Dios quiere, es por eso que en la oración siempre tenemos
que agregar: “Señor si es tu voluntad, a mí me gustaría “esto”, pero
yo confío que tu voluntad es mejor que la mía”. Lo que pasa es que
no es fácil. Imagínate al gran apóstol pidiéndole a Dios, en tres
oportunidades, que lo librara de ese aguijón. Pablo tenía un aguijón
y Dios le dijo: “Mi poder se perfecciona en la debilidad”. Nosotros en
esta iglesia hemos sido testigos de cómo personas enfermas, en
condiciones terminales han pedido permiso en los hospitales para
venir a la casa de Dios, para estar aquí.
Yo no sé qué situación está pasando usted, yo no sé por qué está
pidiendo usted, yo no sé por qué está rogando usted a Dios, yo no
sé qué situación lo atormenta, qué situación lo oprime emocional o
espiritualmente; y usted le pide, y le pide, y le pide a Dios, pero Dios
no le contesta de la manera como usted espera que le conteste: a
Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle, de una
manera incondicional.
4. A Dios hay que amarlo en las buenas y en las malas.
Habacuc 3:17 (RV-60):
17Aunque la higuera no florezca, ni en las
vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados
no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y
no haya vacas en los corrales;
18Con todo, yo me alegraré en
Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Amado, no siempre usted estará bien. Hoy en día usted va a
encontrar todo tipo de predicaciones que dicen: Dios quiere que
usted sea rico, Dios te quiere prosperar en todos los aspectos de su
vida. Todas esas cosas vienen como producto de la fidelidad, del
amor y del servicio a Dios, también viene como producto del
corazón. Habrá tiempos difíciles en su vida.
Usted me ha escuchado por 30 años, 35 ya, decirles que hay una
materia (una clase) que no se la dan a uno en ningún lado. Yo no la
recibí en el seminario, la viví en carne propia, esa clase es: “la
dependencia de Dios.” Usted tiene que aprender a depender de
Dios y no de su trabajo. Hay personas que dependen de lo que
tienen en el banco, que dependen de lo que tienen guardadito, que
dependen de una pequeña fortuna, que dependen de su trabajo,
de lo que ellos hacen, de lo que logran. Pero déjeme decirles algo:
todas esas cosas, así como llegan, se acaban. Nada hemos traído a
este mundo y nada nos vamos a llevar. Algunas veces ese tipo de
cosas sirven más para nuestra desgracia que para nuestro beneficio,
pero que no le quepa duda que Dios va a hacer que usted doble
rodilla, levante la mano al cielo y confíe solamente en Él; esa es la
dependencia divina. Por eso a Dios hay que amarlo
incondicionalmente, servirlo incondicionalmente, adorarlo
incondicionalmente, confiar en Él incondicionalmente, bajo
cualquier circunstancia, en las buenas y en las malas, cuando haya
vacas gordas y también cuando haya flacas.
Sin dudas van a llegar tiempos muy buenos, pero también llegarán
tiempos muy malos. Siga adorando a Dios hombre, siga viniendo a
la casa del Señor. Tenga a Dios siempre en alta estima en su vida,
que sea Dios prioridad. Hay que confiar en Dios de una manera
incondicional.
5. Dios nos puede librar, si es su voluntad.
En el Antiguo Testamento se nos habla de un rey, llamado
Nabucodonosor. Resulta que este rey mandó a hacerse una estatua,
de 30 metros de alto y 3 metros de ancho, y dijo que quería que
todo el mundo se postrara delante de la estatua y que la adore. En
Babilonia había hebreos que habían sido llevados hasta allá, entre
ellos estaban: Sadrac, Mesac y Abed-nego, que sabían y cumplían la
palabra de Dios, y no se inclinaban delante de ningún otro dios.
Resulta que cuando dieron la orden de que se adorara la estatua del
rey, estos jóvenes hebreos no se postraron. Hubo quien avisó al rey
que estos jóvenes no adoraban su estatua. El rey se enojó y dijo:
-vayan a traerlos. Cuando llegaron, el rey les preguntó: ¿Es verdad
que ustedes no se postraron? Ellos dijeron: -No. Entonces el rey les
quiere dar otra oportunidad para que ellos se arrodillen, o los echará
en el horno de fuego. Pero ellos le dicen (Daniel 3):
16No es necesario
que te respondamos sobre este asunto.
17He aquí nuestro Dios a
quien servimos, puede librarnos del horno de fuego; y de tu mano,
oh rey, nos librará.
19Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus
dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.
¿Quién le habla así a un rey hermano, dígame usted? Yo pienso que,
a veces, el pueblo evangélico es tan flojo; cuando le piden trabajar
un día domingo y usted dice: sí. Yo me pregunto: ¿Qué significa
Dios para usted? ¿Qué representa la iglesia para usted? Como le
digo esto, también le digo que, yo tengo hermanitos en Cristo, acá
en esta congregación, que ellos claramente les dicen a sus jefes: “yo
el día domingo no lo trabajo. Y no es porque lo quiero descansar, no
es porque quiero ir de shopping, es porque el día domingo yo adoro
al Señor”. ¡Qué lindo eso!
Después que esto jóvenes le respondieron así al rey, él se molestó
tanto que lo mandó a meter a un horno de fuego. Dice la escritura
que se llenó de tanta ira el rey, a tal grado, que le pidió que
calentaran siete veces más el horno. Buscó unos hombres fuertes
para que los metieran a los tres al horno, los cuales murieron
porque el horno se calentó demasiado. Metieron a Sadrac, Mesac y
a Abed-nego en el horno de fuego ardiendo. Pero pasó una cosa
interesante. Cuando el rey miró dentro del horno (Daniel 3):
25Y él
dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en
medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es
semejante a hijo de los dioses. Mis queridos amados hermanos la
palabra del Señor dice que: ni aún el cabello de sus cabezas se
había quemado, sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de
fuego tenían. (Daniel 3):
26Entonces el rey Nabucodonosor se acercó
a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y
Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces
Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego.
Después ordenó que nadie podía hablar mal de Dios.
Al punto que quiero llegar con este pasaje de la escritura, estos
jóvenes dijeron: “Dios nos puede librar, pero, quiero que sepa que si
no nos libra tampoco vamos a adorar la estatua, no lo vamos a
hacer”.
Es hora de convicciones firmes iglesia. Eso habla de adorar a Dios de
una manera incondicional. Si le quitan el trabajo, que no le quepa la
menor duda que Dios tiene uno mejor para usted, porque por fe
nos movemos. Ponga a Dios primero, y Dios lo va a poner primero a
usted.
Este pasaje de la escritura nos demuestra que Sadrac, Mesac y
Abed-nego son un vivo ejemplo de que a Dios hay que amarlo,
adorarlo, confiar en Él y servirle de una manera incondicional.
6. Cuando llega la decepción y el desánimo.
Juan 21:19- (RV-60):
19Esto dijo, dando a entender con qué muerte
había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: sígueme.
20Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba
Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y
le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
21Cuando
Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?
22Jesús le dijo: Si
quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
Mi querido y amado hermano, hace dos domingos estuve
predicando acerca de: Madurez Espiritual. Yo les decía que personas
emocionalmente inmaduras nunca van a madurar espiritualmente.
Madurar espiritualmente nos va a ayudar a controlar nuestras
emociones, les digo esto por el simple hecho de que las personas se
desaniman con mucha facilidad; pero si usted tiene los ojos puestos
en la gente, que no le quepa duda que usted se va a decepcionar y
se va a desanimar. En la Biblia no hay ni un solo versículo que diga
que pongamos los ojos en la gente, al contrario (Jeremías 17:5):
Maldito el varón que confía en el hombre. Los ojos nuestros tienen
que estar puestos en Jesús, simple y sencillamente.
Si usted es el tipo de persona que me dice: ¡Ay pastor, es que mire,
lo que pasa que uno en la iglesia ve cada cosa! Y, ¿quién lo manda a
usted a andar de metido? ¿Quién lo manda a usted a andar
buscando personas perfectas, si perfecto no hay uno, ni siquiera
usted? Entonces a Dios hay que amarlo de una manera
incondicional, simple y sencillamente.
Usted no se imagina la cantidad de decepciones que yo he recibido
en el tiempo que yo llevo en el evangelio. Existe una disyuntiva
amplia, y es que uno aprende a amar a la gente, usted ama a las
personas, usted le tiene mucho cariño. Nos amamos porque la
Biblia nos manda a amarnos, nos tenemos cariño el uno con el otro
porque eso manda la escritura. Entonces cuando alguien dice una
cosa fuera del lugar duele más, cuando alguien lo traiciona duele
más; pero yo no puedo poner mis ojos en la gente.
Hermano, los pastores también nos decepcionamos, y no una, ni
dos, ni diez veces; pero yo no puedo poner mis ojos en la gente, no
puedo. En el evangelio no se puede, ni se debe, tirar la toalla; pase lo
que pase, suceda lo que suceda; para eso está la iglesia, para
restaurarlo.
La vida del justo es como la luz de la aurora, que ven aumento,
hasta que el día es perfecto. Usted llegó a la iglesia un día, pero el
siguiente día, no era la persona que usted quería ser, le ha tomado
tiempo. Nadie ha sentido que entregó su vida al Señor hoy, y al
siguiente día estaba con una actitud perfecta. Es el Señor el que nos
va puliendo a través de las dificultades, enfermedades, pruebas; y
ahí vamos caminando.
Nos pueden suceder en la vida ciertas cosas, pero mi relación con
Dios es muy, muy, muy personal. Por eso el Señor le dijo a Pedro: “a
ti que te importa, sígueme tú.”
Si alguna persona tiene una necesidad, hay que orar por la persona
hermano, para eso es la iglesia, ¡entiéndalo por amor de Dios!
Apoye a su hermano. La palabra de Dios es poderosa, transforma la
vida de la gente. Nosotros no estamos aquí (en la iglesia) para
señalar lo que hacen las personas, ¿quién lo puso de juez(a) a usted,
por amor de Dios?
Por eso digo: Seguir a Dios, amar a Dios, servir al Señor, adorar al
Señor tiene que ser incondicional, pase lo que pase, suceda lo que
suceda. Hermano, Dios es el único digno de alabanza y de
adoración, y la casa del Señor venimos a eso.
Cuando llegue la decepción, cuando llegue el desánimo, entienda
por favor que a Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle
de una manera incondicional.
¿Quién es usted para poner condiciones a Dios? Hay gente enojada
con Dios hoy en día, hay gente molesta con Dios. Las cosas en la
vida no van a salir siempre como usted quiere. Usted solo asegúrese
de estar bajo la voluntad de Dios, eso es todo. Como sucedió con
Sadrac, Mesac y Abed-nego que no adoraron la estatua; ellos
dijeron: Dios nos puede librar, y si no nos libra ¿cuál es el problema?
¡Nos vamos con el Señor!
El Señor le dijo a Pablo: ¿tú quieres que te quite la espina? No, yo te
conozco. Tú eres soberbio, orgulloso y además te gusta pelear con
los otros apóstoles porque a ninguno de los otros lo llevé al tercer
cielo y a ti sí. Si usted pone atención a esos versículos (2Corintios
12:7-9) se va a dar cuenta que Pablo dice: “y para que yo no me
gloríe, y para que yo no me sienta orgulloso, te puse un aguijón en
la carne”. Hay personas que Dios les ha puesto a alguien ahí para
mantenerlos bien humildes y tranquilos, de lo contrario usted fuera
más loco(a) de lo que ya es. Dios pone ese tipo de situaciones en
nuestra vida. ¡Por lo que más quiera, entienda, no importa lo que
pase en su vida, siga a Dios!
Job perdió a sus hijos, perdió sus bienes, lo perdió todo y dijo:
“Jehová dio, Jehová quitó; sea el nombre de mi Señor bendito”. No
todo el mundo va a estar de acuerdo con eso, ni su propia mujer
estuvo de acuerdo con él. ¡Dios, sigue siendo Dios! Tenga dinero o
no tenga dinero, siga adorando al Señor. Con carro o sin carro, adore
a Dios. Así es el evangelio amado mío. No es que, si yo estoy bien; no
es que, si Dios me provee; no es que, si me dan promoción en el
trabajo; no es que, si se me abre esta puerta; no es que, si me dejan
en Canadá; no es que, si mi esposa(o) está conmigo; no es que si yo
recibo esto o si recibo aquello; no es que si la muchacha me dice
que sí. A pesar de todas esas cosas, Él es digno, Él es digno de mi
alabanza y mi adoración. Este mundo se puede caer, este mundo se
puede aplastar (en ese camino vamos), pero Él es digno de mi
alabanza y mi adoración. Si mi esposa quiere venir al culto, amén;
pero si no quiere venir, yo aquí voy a estar.
Siga a Dios de una manera incondicional. Adórelo de una manera
incondicional. No deje que nada ni nadie se meta entre usted y
Dios. Téngale mucho cuidado a esa gente chismosa, que comienza
a hablar de los demás, córtele el chisme.
A Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle de una
manera incondicional.
Oremos: Padre, te damos gracias por tu palabra preciosa, por todos
estos ejemplos, Señor, que nos hablan al corazón, que nos ministran,
que nos ponen un fundamento precioso de cómo poder amar a Dios
de una manera incondicional. De cómo confiar en Dios, de
mantener nuestra fe puesta en el Señor de una manera
incondicional, aunque las cosas no salgan como yo quiero, aunque
las cosas no sean como a mí me gustaría. Te alabamos, te
bendecimos, honramos tu nombre, Señor te exaltamos de todo
corazón. Perdón te pedimos Padre Santo, por todas aquellas cosas
que hemos hecho. Señor te hemos ofendido. Queremos amarte
más, queremos confiar más en ti, queremos adorarte más,
queremos servirte más, y lo queremos hacer de una manera
incondicional.
Mientras todos oramos, déjeme decirle que el amor de Dios es
incondicional. Usted no tiene que hacer absolutamente nada, para
que Dios lo ame; es más, la Biblia dice que lo ama tanto que mandó
a su único Hijo a la cruz a morir por usted y por mí. Quiero darle la
oportunidad de conocer a Jesucristo como su Señor y Salvador. Si
usted nunca antes ha recibido a Cristo, pero quisiera hacerlo hoy, ahí
donde está dígale: Señor en este día te pido perdón por mis
pecados. Te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Te doy gracias
por lo que hiciste en la cruz del calvario al poner tu cuerpo y
derramar tu sangre preciosa por mí. Si usted hizo esta oración,
queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, su Santa y
Bendita palabra.
Padre, gracias te damos por tu palabra. Despídenos con tu paz y con
tu bendición, en el nombre de Jesús, amén y amén.
Iglesia que la paz de Cristo le acompañe. ¡Que Dios me los bendiga!
Incondicional
Septiembre 24, 2023 – 1:30PM | Genesis 28:20-21 | Dr. David Rodríguez
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Busquemos en nuestras Biblias el libro de Génesis. ¿Está conmigo
iglesia? Que Dios le hable al corazón. Pongamos atención a lo que
dicen las sagradas escrituras.
Génesis 28: 20-21 (RV-60):
20E hizo Jacob un voto, diciendo: Si fuere
Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere
pan para comer y vestido para vestir,
21y si volviera en paz a casa
de mi padre, Jehová será mi Dios. Entonces yo me dije: Jacobo hizo
un voto: si fuera Dios conmigo. Pero me surge esta pregunta: ¿Y si
Dios no va, si no te cuida, si no provee para ti?
Entonces el mensaje de este mediodía se llama: Incondicional. Mi
punto para esta tarde: amar a Dios, adorar a Dios, servir a Dios,
confiar en Él y perseverar en el evangelio, tiene que ser
incondicional.
Tener condiciones en realidad no siempre es negativo. Un contrato
tiene condiciones, ya sea de trabajo, la renta de una casa, la compra
de un carro; hay mil cosas que están sujetas a un contrato que tiene
condiciones. De tal manera que no necesariamente las condiciones
son malas, al contrario, son necesarias; sin embargo, cuando se trata
de amar a Dios, de adorar a Dios, de servir a Dios, de confiar en Él y
perseverar en el evangelio, tiene que ser incondicional.
Los mejores dos ejemplos que podemos considerar son:
· El amor de Dios. El amor de Dios es un amor incondicional
porque no hemos tenido que hacer nada para ganarnos el amor
de Dios.
· El amor que tenemos por nuestros hijos. El amor de un padre,
el amor de una madre a sus hijos es incondicional, es decir: un
hijo no tiene que hacer nada, para ganarse el cariño, para
ganarse el amor de sus padres.
En el texto que tenemos al frente Jacob había engañado a su padre.
Andaba huyendo de su hermano Esaú, porque cuando Esaú se vio
burlado hizo una promesa y dijo: yo voy a matar a mi hermano. Así
es que, Jacob, comenzó a huir; y llegó a un lugar que se llama Betel.
Estando allí se le apareció Dios, y es entonces que Jacob hizo ese
voto que tenemos ahí enfrente, esa promesa, diciéndole a Dios
(Génesis 28:20): Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje
en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir,
21y si
volviera en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y yo le
agrego: ¿Y si no? ¿Qué somos nosotros para condicionar a Dios?
¿Qué somos nosotros para decirle a Dios lo que debe hacer? Amar a
Dios, adorar a Dios, servir a Dios, confiar en Dios y perseverar en el
evangelio tiene que ser incondicional; o en su defecto usted no ha
entendido ni a Dios, ni el evangelio.
1. Cuando usted crea que la vida no es justa.
José, el hijo de Jacob, es el tipo de persona que sufrió mucho. Sus
hermanos lo metieron en una cisterna, porque era el hijo favorito de
Jacob, su padre. Los hermanos no lo querían y lo querían matar. Lo
vendieron a unos mercaderes que iban de paso. Siendo un
jovencito fue llevado a Egipto. Se cree que José tenía unos 17 añitos
cuando fue arrancado del cariño de su padre, por sus hermanos, y
fue a parar a Egipto. En un país que él no conocía, con gente que él
no conocía, se convirtió en esclavo de la noche a la mañana. Debe
ser terrible ser hijo consentido y de repente convertirse en esclavo.
Durante doce largos años estuvo preso, por una mujer que lo
calumnió porque él no quiso acostarse con ella, por no deshonrar a
Dios. Usted ha pensado: ¿cuántas lágrimas derramó José mientras
estaba en la cárcel?
Yo he escuchado a cantidad de gente decirme: “que esta vida es
injusta.” Aquí tenemos a un gran candidato, José, para considerar
que la vida es injusta. Él pudo haber dicho: “Pero Señor, ¿qué he
hecho para estar pagando todas estas cosas? ¿Por qué tanta
calamidad? ¿Por qué tanta desgracia? ¿Por qué tanto problema?
Sin embargo, a pesar de todas estas situaciones José fue fiel a Dios.
Porque a Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle de
una manera incondicional.
Estando en la cárcel José pudo haberse amargado, cualquiera lo
haría. En una oportunidad que estuve en un hospital con un señor
que había tenido un derrame. El hombre me comentó el tiempo
que había pasado con ese derrame. Pero que después de eso, él no
había vuelto a la iglesia. Yo le pregunté ¿por qué? Me dijo: porque si
Dios tiene poder, si Dios es amor, entonces ¿por qué Dios no evitó
que me diera esta enfermedad? Hay mucha gente que piensa que
la vida es injusta, y es cierto amado mío. Pero el hecho que vivamos
en un mundo injusto, que situaciones injustas surjan en nuestra
existencia, no significa que Dios sea el culpable de las cosas por las
que hemos atravesado.
Resulta que en la cárcel también estaban preso el copero y el
panadero del rey. Ellos tuvieron un sueño que los había entristecido,
y José les preguntó: ¿por qué están tristes? Por un sueño que
hemos tenido y no sabemos qué significa. Y en la cárcel José les
dice: Pero si Dios es el intérprete de todos los sueños, cuéntenme lo
que soñaron y les diré el significado, y así fue. Y aún, estando en la
cárcel exaltó el nombre de Dios. José le pide, al copero, que se
acuerde de él, cuando esté junto al rey, pero el copero se había
olvidado de eso. Un día el rey tuvo un sueño que nadie pudo
descifrar; entonces ahí recordó el copero a José. El rey lo mandó
traer, inmediatamente buscaron a José. El rey le dijo: “he tenido dos
sueños y quiero que me los interpretes”. Pero José contestó: “No
está en mí interpretar sueños, es Dios el que los interpreta. Yo le voy
a decir lo que Dios manda a decir”.
Cuando nacieron los hijos de José, a uno de ellos le llamó Manasés,
que significa: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo y toda la casa de
mi padre. Al segundo hijo llamó Efraín: porque Dios me hizo
fructificar en la tierra de mi aflicción.
Cuando se encontró con sus hermanos, que lo habían vendido, que
lo habían odiado, que lo habían envidiado, que habían hecho todo
en contra de él y por culpa de ellos estaba pagando; fíjese que José
no sintió ningún resentimiento cuando se encontró con ellos. ¿Sabe
qué le dijo? Lo que ustedes planearon para mal, Dios lo planificó
para bien. La vida fue injusta para José, pero siguió siendo fiel al
Señor. Mis queridos y amados hermanos José es un fiel ejemplo de
que: a Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle de una
manera incondicional.
2. Cuando a usted le lleguen las pruebas como le llegaron a Job.
La Biblia dice que Job fue un hombre perfecto, recto temeroso de
Dios y apartado del mal. Perdió sus bienes, perdió sus riquezas,
perdió a sus hijos, perdió la salud. Después de haber sido un
hombre extremadamente rico lo perdió todo, llegó a ser un hombre
digno de lástima.
Era un hombre muy consagrado a Dios, a tal grado que, ofrecía
sacrificios a favor de sus hijos por si al caso sus hijos habían
cometido algún pecado delante del Señor. Job nunca atribuyó a
Dios despropósito alguno, al contrario. Tenemos frases en la Biblia
que vienen de parte de Job, cuando dijo: “¿Recibiremos de Dios solo
el bien y no el mal?” Dice la Biblia que Job se levantó, rasuró su
cabeza en señal de dolor (de luto), se postró en tierra y dijo:
“Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá.
Jehová dio, Jehová quitó. Sea el nombre de Jehová bendito”.
Después de todo eso, Job todavía mantuvo su integridad. Su mujer
lo despreció y le dijo: maldice a Dios y muérete. Sin embargo, Job
siguió siendo fiel a Dios, porque Job es un gran ejemplo de que a
Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle de una manera
incondicional.
Si la vida es injusta, ame a Dios de una manera incondicional. Si
llegan pruebas inesperadas a su vida, ame a Dios de una manera
incondicional.
3. Cuando Dios no responde a tu oración de la manera que
quieres.
2Corintios 12:7-9 (NTV):
7Aun cuando he recibido de Dios
revelaciones tan maravillosas. Así que, para impedir que me
volviera orgulloso, se me dio una espina en mi carne, un mensajero
de Satanás para atormentarme e impedir que me volviera
orgulloso.
8En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor que me
la quitara.
9Cada vez él me dijo: -Mi gracia es todo lo que necesitas;
mi poder actúa mejor en la debilidad-. Así que ahora me alegra
jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda
actuar a través de mí.
Tenemos este pasaje de la escritura bien conocido, por la mayoría
de nosotros, que nos habla acerca de un aguijón de Pablo. Es una
incógnita cuál era el aguijón en la carne que tenía del apóstol Pablo,
no se sabe, se han dicho muchísimas cosas. Al punto que quiero
llegar es que: en tres oportunidades oró. Cuando usted ora por algo,
usted espera que Dios le conteste lo que usted está pidiendo, ¿no es
así? Pero Dios le dijo: No.
Mis amados hermanos, aquí estamos hablando de amar a Dios, de
adorar a Dios, de servir a Dios, de permanecer fiel en el evangelio,
de confiar en Dios, de una manera incondicional. Las cosas son
como Dios quiere, es por eso que en la oración siempre tenemos
que agregar: “Señor si es tu voluntad, a mí me gustaría “esto”, pero
yo confío que tu voluntad es mejor que la mía”. Lo que pasa es que
no es fácil. Imagínate al gran apóstol pidiéndole a Dios, en tres
oportunidades, que lo librara de ese aguijón. Pablo tenía un aguijón
y Dios le dijo: “Mi poder se perfecciona en la debilidad”. Nosotros en
esta iglesia hemos sido testigos de cómo personas enfermas, en
condiciones terminales han pedido permiso en los hospitales para
venir a la casa de Dios, para estar aquí.
Yo no sé qué situación está pasando usted, yo no sé por qué está
pidiendo usted, yo no sé por qué está rogando usted a Dios, yo no
sé qué situación lo atormenta, qué situación lo oprime emocional o
espiritualmente; y usted le pide, y le pide, y le pide a Dios, pero Dios
no le contesta de la manera como usted espera que le conteste: a
Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle, de una
manera incondicional.
4. A Dios hay que amarlo en las buenas y en las malas.
Habacuc 3:17 (RV-60):
17Aunque la higuera no florezca, ni en las
vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados
no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y
no haya vacas en los corrales;
18Con todo, yo me alegraré en
Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Amado, no siempre usted estará bien. Hoy en día usted va a
encontrar todo tipo de predicaciones que dicen: Dios quiere que
usted sea rico, Dios te quiere prosperar en todos los aspectos de su
vida. Todas esas cosas vienen como producto de la fidelidad, del
amor y del servicio a Dios, también viene como producto del
corazón. Habrá tiempos difíciles en su vida.
Usted me ha escuchado por 30 años, 35 ya, decirles que hay una
materia (una clase) que no se la dan a uno en ningún lado. Yo no la
recibí en el seminario, la viví en carne propia, esa clase es: “la
dependencia de Dios.” Usted tiene que aprender a depender de
Dios y no de su trabajo. Hay personas que dependen de lo que
tienen en el banco, que dependen de lo que tienen guardadito, que
dependen de una pequeña fortuna, que dependen de su trabajo,
de lo que ellos hacen, de lo que logran. Pero déjeme decirles algo:
todas esas cosas, así como llegan, se acaban. Nada hemos traído a
este mundo y nada nos vamos a llevar. Algunas veces ese tipo de
cosas sirven más para nuestra desgracia que para nuestro beneficio,
pero que no le quepa duda que Dios va a hacer que usted doble
rodilla, levante la mano al cielo y confíe solamente en Él; esa es la
dependencia divina. Por eso a Dios hay que amarlo
incondicionalmente, servirlo incondicionalmente, adorarlo
incondicionalmente, confiar en Él incondicionalmente, bajo
cualquier circunstancia, en las buenas y en las malas, cuando haya
vacas gordas y también cuando haya flacas.
Sin dudas van a llegar tiempos muy buenos, pero también llegarán
tiempos muy malos. Siga adorando a Dios hombre, siga viniendo a
la casa del Señor. Tenga a Dios siempre en alta estima en su vida,
que sea Dios prioridad. Hay que confiar en Dios de una manera
incondicional.
5. Dios nos puede librar, si es su voluntad.
En el Antiguo Testamento se nos habla de un rey, llamado
Nabucodonosor. Resulta que este rey mandó a hacerse una estatua,
de 30 metros de alto y 3 metros de ancho, y dijo que quería que
todo el mundo se postrara delante de la estatua y que la adore. En
Babilonia había hebreos que habían sido llevados hasta allá, entre
ellos estaban: Sadrac, Mesac y Abed-nego, que sabían y cumplían la
palabra de Dios, y no se inclinaban delante de ningún otro dios.
Resulta que cuando dieron la orden de que se adorara la estatua del
rey, estos jóvenes hebreos no se postraron. Hubo quien avisó al rey
que estos jóvenes no adoraban su estatua. El rey se enojó y dijo:
-vayan a traerlos. Cuando llegaron, el rey les preguntó: ¿Es verdad
que ustedes no se postraron? Ellos dijeron: -No. Entonces el rey les
quiere dar otra oportunidad para que ellos se arrodillen, o los echará
en el horno de fuego. Pero ellos le dicen (Daniel 3):
16No es necesario
que te respondamos sobre este asunto.
17He aquí nuestro Dios a
quien servimos, puede librarnos del horno de fuego; y de tu mano,
oh rey, nos librará.
19Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus
dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.
¿Quién le habla así a un rey hermano, dígame usted? Yo pienso que,
a veces, el pueblo evangélico es tan flojo; cuando le piden trabajar
un día domingo y usted dice: sí. Yo me pregunto: ¿Qué significa
Dios para usted? ¿Qué representa la iglesia para usted? Como le
digo esto, también le digo que, yo tengo hermanitos en Cristo, acá
en esta congregación, que ellos claramente les dicen a sus jefes: “yo
el día domingo no lo trabajo. Y no es porque lo quiero descansar, no
es porque quiero ir de shopping, es porque el día domingo yo adoro
al Señor”. ¡Qué lindo eso!
Después que esto jóvenes le respondieron así al rey, él se molestó
tanto que lo mandó a meter a un horno de fuego. Dice la escritura
que se llenó de tanta ira el rey, a tal grado, que le pidió que
calentaran siete veces más el horno. Buscó unos hombres fuertes
para que los metieran a los tres al horno, los cuales murieron
porque el horno se calentó demasiado. Metieron a Sadrac, Mesac y
a Abed-nego en el horno de fuego ardiendo. Pero pasó una cosa
interesante. Cuando el rey miró dentro del horno (Daniel 3):
25Y él
dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en
medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es
semejante a hijo de los dioses. Mis queridos amados hermanos la
palabra del Señor dice que: ni aún el cabello de sus cabezas se
había quemado, sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de
fuego tenían. (Daniel 3):
26Entonces el rey Nabucodonosor se acercó
a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y
Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces
Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego.
Después ordenó que nadie podía hablar mal de Dios.
Al punto que quiero llegar con este pasaje de la escritura, estos
jóvenes dijeron: “Dios nos puede librar, pero, quiero que sepa que si
no nos libra tampoco vamos a adorar la estatua, no lo vamos a
hacer”.
Es hora de convicciones firmes iglesia. Eso habla de adorar a Dios de
una manera incondicional. Si le quitan el trabajo, que no le quepa la
menor duda que Dios tiene uno mejor para usted, porque por fe
nos movemos. Ponga a Dios primero, y Dios lo va a poner primero a
usted.
Este pasaje de la escritura nos demuestra que Sadrac, Mesac y
Abed-nego son un vivo ejemplo de que a Dios hay que amarlo,
adorarlo, confiar en Él y servirle de una manera incondicional.
6. Cuando llega la decepción y el desánimo.
Juan 21:19- (RV-60):
19Esto dijo, dando a entender con qué muerte
había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: sígueme.
20Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba
Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y
le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
21Cuando
Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?
22Jesús le dijo: Si
quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
Mi querido y amado hermano, hace dos domingos estuve
predicando acerca de: Madurez Espiritual. Yo les decía que personas
emocionalmente inmaduras nunca van a madurar espiritualmente.
Madurar espiritualmente nos va a ayudar a controlar nuestras
emociones, les digo esto por el simple hecho de que las personas se
desaniman con mucha facilidad; pero si usted tiene los ojos puestos
en la gente, que no le quepa duda que usted se va a decepcionar y
se va a desanimar. En la Biblia no hay ni un solo versículo que diga
que pongamos los ojos en la gente, al contrario (Jeremías 17:5):
Maldito el varón que confía en el hombre. Los ojos nuestros tienen
que estar puestos en Jesús, simple y sencillamente.
Si usted es el tipo de persona que me dice: ¡Ay pastor, es que mire,
lo que pasa que uno en la iglesia ve cada cosa! Y, ¿quién lo manda a
usted a andar de metido? ¿Quién lo manda a usted a andar
buscando personas perfectas, si perfecto no hay uno, ni siquiera
usted? Entonces a Dios hay que amarlo de una manera
incondicional, simple y sencillamente.
Usted no se imagina la cantidad de decepciones que yo he recibido
en el tiempo que yo llevo en el evangelio. Existe una disyuntiva
amplia, y es que uno aprende a amar a la gente, usted ama a las
personas, usted le tiene mucho cariño. Nos amamos porque la
Biblia nos manda a amarnos, nos tenemos cariño el uno con el otro
porque eso manda la escritura. Entonces cuando alguien dice una
cosa fuera del lugar duele más, cuando alguien lo traiciona duele
más; pero yo no puedo poner mis ojos en la gente.
Hermano, los pastores también nos decepcionamos, y no una, ni
dos, ni diez veces; pero yo no puedo poner mis ojos en la gente, no
puedo. En el evangelio no se puede, ni se debe, tirar la toalla; pase lo
que pase, suceda lo que suceda; para eso está la iglesia, para
restaurarlo.
La vida del justo es como la luz de la aurora, que ven aumento,
hasta que el día es perfecto. Usted llegó a la iglesia un día, pero el
siguiente día, no era la persona que usted quería ser, le ha tomado
tiempo. Nadie ha sentido que entregó su vida al Señor hoy, y al
siguiente día estaba con una actitud perfecta. Es el Señor el que nos
va puliendo a través de las dificultades, enfermedades, pruebas; y
ahí vamos caminando.
Nos pueden suceder en la vida ciertas cosas, pero mi relación con
Dios es muy, muy, muy personal. Por eso el Señor le dijo a Pedro: “a
ti que te importa, sígueme tú.”
Si alguna persona tiene una necesidad, hay que orar por la persona
hermano, para eso es la iglesia, ¡entiéndalo por amor de Dios!
Apoye a su hermano. La palabra de Dios es poderosa, transforma la
vida de la gente. Nosotros no estamos aquí (en la iglesia) para
señalar lo que hacen las personas, ¿quién lo puso de juez(a) a usted,
por amor de Dios?
Por eso digo: Seguir a Dios, amar a Dios, servir al Señor, adorar al
Señor tiene que ser incondicional, pase lo que pase, suceda lo que
suceda. Hermano, Dios es el único digno de alabanza y de
adoración, y la casa del Señor venimos a eso.
Cuando llegue la decepción, cuando llegue el desánimo, entienda
por favor que a Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle
de una manera incondicional.
¿Quién es usted para poner condiciones a Dios? Hay gente enojada
con Dios hoy en día, hay gente molesta con Dios. Las cosas en la
vida no van a salir siempre como usted quiere. Usted solo asegúrese
de estar bajo la voluntad de Dios, eso es todo. Como sucedió con
Sadrac, Mesac y Abed-nego que no adoraron la estatua; ellos
dijeron: Dios nos puede librar, y si no nos libra ¿cuál es el problema?
¡Nos vamos con el Señor!
El Señor le dijo a Pablo: ¿tú quieres que te quite la espina? No, yo te
conozco. Tú eres soberbio, orgulloso y además te gusta pelear con
los otros apóstoles porque a ninguno de los otros lo llevé al tercer
cielo y a ti sí. Si usted pone atención a esos versículos (2Corintios
12:7-9) se va a dar cuenta que Pablo dice: “y para que yo no me
gloríe, y para que yo no me sienta orgulloso, te puse un aguijón en
la carne”. Hay personas que Dios les ha puesto a alguien ahí para
mantenerlos bien humildes y tranquilos, de lo contrario usted fuera
más loco(a) de lo que ya es. Dios pone ese tipo de situaciones en
nuestra vida. ¡Por lo que más quiera, entienda, no importa lo que
pase en su vida, siga a Dios!
Job perdió a sus hijos, perdió sus bienes, lo perdió todo y dijo:
“Jehová dio, Jehová quitó; sea el nombre de mi Señor bendito”. No
todo el mundo va a estar de acuerdo con eso, ni su propia mujer
estuvo de acuerdo con él. ¡Dios, sigue siendo Dios! Tenga dinero o
no tenga dinero, siga adorando al Señor. Con carro o sin carro, adore
a Dios. Así es el evangelio amado mío. No es que, si yo estoy bien; no
es que, si Dios me provee; no es que, si me dan promoción en el
trabajo; no es que, si se me abre esta puerta; no es que, si me dejan
en Canadá; no es que, si mi esposa(o) está conmigo; no es que si yo
recibo esto o si recibo aquello; no es que si la muchacha me dice
que sí. A pesar de todas esas cosas, Él es digno, Él es digno de mi
alabanza y mi adoración. Este mundo se puede caer, este mundo se
puede aplastar (en ese camino vamos), pero Él es digno de mi
alabanza y mi adoración. Si mi esposa quiere venir al culto, amén;
pero si no quiere venir, yo aquí voy a estar.
Siga a Dios de una manera incondicional. Adórelo de una manera
incondicional. No deje que nada ni nadie se meta entre usted y
Dios. Téngale mucho cuidado a esa gente chismosa, que comienza
a hablar de los demás, córtele el chisme.
A Dios hay que amarlo, adorarlo, confiar en Él y servirle de una
manera incondicional.
Oremos: Padre, te damos gracias por tu palabra preciosa, por todos
estos ejemplos, Señor, que nos hablan al corazón, que nos ministran,
que nos ponen un fundamento precioso de cómo poder amar a Dios
de una manera incondicional. De cómo confiar en Dios, de
mantener nuestra fe puesta en el Señor de una manera
incondicional, aunque las cosas no salgan como yo quiero, aunque
las cosas no sean como a mí me gustaría. Te alabamos, te
bendecimos, honramos tu nombre, Señor te exaltamos de todo
corazón. Perdón te pedimos Padre Santo, por todas aquellas cosas
que hemos hecho. Señor te hemos ofendido. Queremos amarte
más, queremos confiar más en ti, queremos adorarte más,
queremos servirte más, y lo queremos hacer de una manera
incondicional.
Mientras todos oramos, déjeme decirle que el amor de Dios es
incondicional. Usted no tiene que hacer absolutamente nada, para
que Dios lo ame; es más, la Biblia dice que lo ama tanto que mandó
a su único Hijo a la cruz a morir por usted y por mí. Quiero darle la
oportunidad de conocer a Jesucristo como su Señor y Salvador. Si
usted nunca antes ha recibido a Cristo, pero quisiera hacerlo hoy, ahí
donde está dígale: Señor en este día te pido perdón por mis
pecados. Te entrego mi corazón, te entrego mi vida. Te doy gracias
por lo que hiciste en la cruz del calvario al poner tu cuerpo y
derramar tu sangre preciosa por mí. Si usted hizo esta oración,
queremos animarle a crecer en el conocimiento de Dios, su Santa y
Bendita palabra.
Padre, gracias te damos por tu palabra. Despídenos con tu paz y con
tu bendición, en el nombre de Jesús, amén y amén.
Iglesia que la paz de Cristo le acompañe. ¡Que Dios me los bendiga!