Lecciones de Vida: La Regla de Oro
Julio 22, 2018 – 6 PM | Mateo 7:12 | Dr David Rodríguez
TRANSCRIPCIÓN
Continuamos con las lecciones de vida, en esta oportunidad vamos a estudiar la número dos que es “La regla de oro”, eso lo encontramos en Mateo capítulo 7 versículo 12 en nuestras Biblias.
Las palabras “regla de oro” no las va a encontrar a usted en las Escrituras, ese título de “la oración” y “la regla de oro” fue puesto por las Sociedades Bíblicas, pero no vamos a encontrar nosotros esas palabras, al igual que “el sermón del monte” tampoco vamos a encontrar esas palabras en sí en las Escrituras, pero este es el sermón del monte desde el capítulo 5, 6, 7 y aquí tenemos en el versículo 12 lo que comúnmente se conoce como “La regla de oro”.
Dice el versículo 12: “Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; -y el señor siempre nos dice el porqué y en este caso- porque esto es la ley y los profetas” así que todas las cosas que usted quiere que los hombres hagan con usted, de esa manera también usted tiene que hacer con ellos porque esto es la ley y los profetas.
Esto se deriva de una porción de la Escritura en el Antiguo Testamento que se repite también en el evangelio de Mateo capítulo 22 versículo 37, en el 36 le preguntaron al Señor Jesús si se da cuenta que en la Biblia el tema del título que le pusieron fue “el gran mandamiento”, en el 36 es la pregunta “¿cuál es el gran mandamiento en la ley?”, es decir en la pregunta que le están haciendo a Jesús tiene que ver porque primero hay diez mandamientos, después de los diez mandamientos se desprenden 613 mandamientos y de los 613 mandamientos en todo el Antiguo Testamento hay más de seis mil entonces, demasiados mandamientos.
Entonces la pregunta tiene sentido, la que le están haciendo a Jesús en este instante, “Señor de todo ese montonazo de mandamientos y tantas cosas que hay que hacer aquí y que no hay que hacer allá, la pregunta es ¿cuál es el más grande de todos ellos?”, y ahora el Señor contesta y estas son estas palabras eternas de “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” (Mateo 22:37) y también otra persona dice con todas tus fuerzas, este es el primer y grande mandamiento.
Ahora fíjate, el hombre que le hizo la pregunta a Jesús no le preguntó “¿cuáles eran los grandes mandamientos?” le preguntó “¿cuál era el más grande?” pero Jesús conociendo nos dice “no solamente te voy a decir cuál es el más grande, sino te voy a decir cuál es el segundo también más grande, porque los dos van juntos” no se puede, escuche esto Iglesia, no se puede amar a Dios sin amar a su hermano, no se puede. ¿Cómo puede usted amar a Dios a quien no ha visto si no ama a su hermano o a su hermana a quien usted tiene enfrente? Hay que tener mucho cuidado con esto, no quiero agarrarla con las hermanas pero entre las hermanas es muy común decir “yo no sé el porqué pero esa hermana me cae mal” ¿no es cierto? ¿si o no?.
Yo le vengo diciendo desde hace ratos que usted necesita examinar su fe, porque nosotros como creyentes no podemos decir “esta me cae bien, esta no; está me cae bien, esta no”. Hay personas que tienen años en la iglesia y no conocen a otras personas porque solamente comparte con aquellas personas que les caen bien, eso se llama acepción de personas, eso dice la Escritura, no es posible, yo no tengo que ser amigo solamente de aquellas personas que piensan como yo y tener ese favoritismo, si usted tiene a alguien en este momento que le cae mal aquí en la Iglesia o si usted en alguna oportunidad en algún momento usted dijo “si va esa persona, yo no voy a ese lugar” si usted dijo eso, yo quisiera invitarle para que reciba a Cristo como el Señor y Salvador de su vida en este día, porque usted no conoce a Dios.
Este primer y más grande mandamiento juntamente con la regla de oro tienen que ver simple y sencillamente por una situación, por el egoísmo del hombre y la mujer, somos egoístas. De hecho, tengo un sermón por ahí que habla de cuál es el pecado más grande del hombre y es el egoísmo porque yo quiero lo mejor para mí, yo quiero que me traten bien a mí, yo quiero que hagan lo que yo digo, yo quiero que hagan lo que yo quiero, yo quiero que las cosas sean como a mí se me ronca la gana, yo quiero vivir la vida de la manera como yo quiero, quiero que las cosas sean como yo digo, y san se acabó.
¿por qué hay tantos problemas en el matrimonio? porque queremos imponer nuestra voluntad en el matrimonio y se nos hace bien fácil hacer eso en casa, pegamos dos, tres gritos y las mujeres humildes salen guaguagua guau como que es chihuahua, vea chihuahua ¿como se dice chihuahuita? chihuahueño, el perrito. Los matrimonios que más dificultades tienen es cuando el hombre pega tres gritos y la mujer pega 4, esos hombres la piensan para pegar un grito, porque ya saben que entonces arde troya en ese lugar.
Pero el egoísmo del hombre, por eso dice el Señor “mira, tienes que amar a tu prójimo” yo no tengo ningún problema con eso, ¿como te amas a ti mismo? yo para mí quiero lo mejor, me busco la camisa que me gusta, ah bueno, entonces si le vas a regalar una camisa a tu hermano regalarle una que te guste también a ti, no la que ya no te queda, no la que ya no te gusta, no esa que tiene guardada ahí porque al fin y al cabo nunca bajaste la libra que querías bajar y nunca te quedó. Un problema serio que tenemos, que hemos tenido a lo largo de todos estos años en la Iglesia, es cuando le decimos a la gente “si usted va a regalar algo usado, que sea algo usado usable, que sea limpio” hemos tenido personas que nos han traído maletas cuando hemos viajado a Cuba, nos han traído maletas con ropa maloliente, sabe qué es lo que esta gente ha hecho, lo que esta gente es “tengo basura en mi casa y como la Iglesia está recibiendo, yo la voy a llevar” eso es lo que la gente ha hecho. De acuerdo a los estudios que estamos teniendo en estos días, basura regaló, basura va a recibir usted, porque esa es la ley de la que estamos hablando.
Tus pecados te alcanzarán, no hay buenas intenciones en regalar una cosa que no, no hay buenas intenciones cuando usted nos dice “le quiero regalar una cama para una familia que acaba de venir” y cuando vamos a buscar la cama está toda orinada, y todavía nos dice “si así me la dieron a mí cuando me la regalaron”, ahora usted quiere hacer lo mismo con otra persona.
Entramos a esta segunda lección de “tratar a los demás como quisiéramos que nos traten a nosotros”. Hay una porción de la Escritura que nos ilustra la regla de oro de la mejor forma, de la mejor manera y vamos a irnos a ella.
Mateo capítulo 18,vamos a ver a partir del versículo 23, vamos a ir despacio, póngale atención a esta porción de la palabra, dos personas tenían una deuda, vamos a ver qué pasó con esta deuda, dice la Escritura “Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso -este rey un día amaneció queriendo- hacer cuentas con sus siervos.” qué bonito esto. Es aquella persona que dice “bueno, Fulano y Zutano me deben, pero hoy me gustaría hacer cuenta con estos muchachos, la verdad que son buenos siervos, me han trabajado bien, voy a hacer que aquel que me debe, se lo voy a perdonar.
Vamos a ver cómo resulta la historia”, “y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.” (Mateo 18:24), haga de casos que son 10 mil dólares por decir algo, y que en aquel entonces podría ser una gran cantidad de dinero, 10,000 talentos.
Cuando dicen “diez mil talentos” está hablando de una cantidad bien elevada, hermano, eso es lo que lo que está diciendo; cuando dice “sus siervos” está diciendo que este rey tenía a su servicio personas que no le pudieron pagar y como no le pudieron pagar tuvieron que venir a servirle como esclavos, mire versículo 25 “A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.”
Entonces aquel siervo, ahora fijate, póngale atención a esto, vamos a hacer cuentas, como no pudo pagar, ordena el rey que se le venda, “mire, vendan a este a otra persona, que con el dinero que nos den por él, por su mujer y por sus hijos” ¿qué significa eso? significa que no solamente era él el esclavo, sino también su esposa era esclava y los hijos eran esclavos también y todos los que tenían para que se le pagase al rey la deuda. Entonces aquel siervo ¿qué hizo el siervo? se tiró al suelo, suplico y le dijo “…Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.” (Mateo 18:26)
“El señor de aquel siervo -notemos la palabra, porque dentro de un instante le voy a decir qué es lo que la regla de oro verdaderamente significa, cuáles palabras significan esto y este versículo dice- aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.” (Mateo 18:27) ¡Ay! Qué rico ¿verdad? Imagínese que el banco hiciera eso con nosotros.
Porque se postró, le pegó dos alaridos, le lloró y le dijo “por favor perdóname, te lo voy a pagar todo”, y el rey dice “déjenlo, está bien, no hay problema”. “Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; -cien dólares, a él le perdonaron diez mil pero se encontró en el camino a uno que le debía cien pesitos, cien denarios- y asiendo de él, -mi hermano, le agarró por el cuello, le agarró por la garganta y- le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.” (Mateo 18:28) infeliz, eso no dice el versículo pero bueno, 29 “entonces su consiervo, postrándose -hizo lo mismo, se postró a los pies y- le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.” lo mismo que él había dicho, “Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda” (Mateo 18:30)
Mateo 18:31 dice “viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, -porque estas maldades causan tristeza, antes que dolor, causan tristeza- y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. (versículo 32) Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. (versículo 33) ¿No deberías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? (Versículo 34) Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía.” Recuerda, tus pecados te alcanzarán, todo el mal que usted le ocasione a otra persona, todas las heridas que usted le ocasiona a otra persona, esas palabras, malas palabras que usted ha hecho, mal sentimiento le va a volver un día tal vez con otra persona, tal vez en otras circunstancias, tal vez con otra gente.
Yo conocí a una persona un día que era tan arrogante, que era tan soberbio pero arrogante soberbio, altanero, orgulloso, y un día frente a un semáforo, el carro de enfrente se había quedado y él comenzó a pitar, y a pitar, y a pitar. Se bajó el hombre del carro de enfrente, se vino donde estaba él, le mostró una gran pistola de este vuelo, le dijo que bajara el vidrio, lo bajo; le dijo que abriera la boca, abrió la boca, le metió la pistola en la boca y le dijo “¿cuál es tu problema? -la persona con la pistola en la boca- se me quedó el carro y no lo puedo mover ¿por qué te pones así? que te cuesta ir alrededor y caminar -pero con la pistola en la boca- agradece -le dijo- que no te voy a hacer nada, pero te vas en este momento” y le sacó la pistola porque era militar, le sacó la pistola y le diré que ni bulla hizo, ya el pito (claxon) ni le servía y se fue. Y él dijo que le costó años, hermano, le costó años contarle a la primera persona lo que le había pasado ¿por qué? porque esa gente soberbia, altanera y orgullosa, no cuentan las cosas que le pasan de esa manera porque todo el daño y el mal que tú le ocasionas a alguien, prepárese, por favor.
Esos pastores que, ayer estaba escuchando a un pastor, me encantó, me encantó lo que le escuché, dijo “algunos pastores son pastores porque han dividido iglesias -dijo- porque han dividido iglesia y por son pastores, porque se llevaron un grupo y no le quedó más que pastorearlo”. Piensan que se pueden ir simple sencillamente y vivir su vida como que no ha pasado nada, mi hermano, el pecado te alcanzará porque no lo hicieron con buenas intenciones, lo hicieron con maldad, lo hicieron con malicia, lo hicieron con el propósito de crear daño y eso estamos hablando en esta oportunidad, esto es lo que lo ilustra. Lo que Dios está diciendo verdaderamente es “¿cómo es posible?”
Mira Iglesia, si usted no le ha perdonado algo a alguien ¿cómo es posible que Dios le haya perdonado sus maldades que son tantas, que son muchas y que usted no es capaz de perdonarle a una persona lo que la persona le ha hecho? ¿Cómo es posible que podamos tener esa actitud, que me han perdonado a mí diez mil dólares y ahora voy a ahogar a una persona que apenas me debe cien?
Siervo malvado ¿no debías tú también tener misericordia, así como yo tuve misericordia de ti? y esa es la regla de oro, y esa es la regla o la ley de vida de lo que estamos hablando, lecciones de vida, vivir la vida de esa manera. Hay gente mala en este mundo, Iglesia, hay gente muy mala en este mundo y hay personas con muy malas intenciones, que Dios nos libre de esta gente, que el Señor nos libre de estas personas. Pero el día que nos topemos con una gente como esta, la regla dice que debemos tratar a las personas como nosotros queremos que nos traten a nosotros.
Entonces, en Mateo, por eso es que Mateo capítulo 5 versículo 7, el Señor tiene una bienaventuranza de aquellas que nos aprendimos, deberíamos de volver a hacer las preguntas a través de la bienaventuranza, los 10 mandamientos y todo eso. Mateo 5:7 “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia.”
Te puedes imaginar, hermanos, en esta historia de los dos deudores, en el versículo 18:27 dice que le perdonó la deuda, se le perdona la deuda pero él no es capaz de perdonar. O sea, yo sí puedo pedir que se me perdone algo a mí pero yo no soy capaz de perdonar a otra persona, por algo que la persona me ha hecho. “Misericordia” en este caso es sinónimo de “compasión” y de “perdón”.
¿De qué manera puedo yo vivir la regla de oro? yo le voy a dar tres ejemplos bíblicos de qué manera podemos nosotros vivir la regla de oro.
El primero de ellos es con el buen samaritano, vamos a Lucas capítulo 10:25, otra vez más recordemos que “buen samaritano” no está en la Biblia, esas palabras el “buen samaritano” la puso las Sociedades Bíblicas ahí. “Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? (versículo 26) él le dijo: ¿qué está escrito en la ley?…. (versículo 27) Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios -aquí tenemos- con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente”.
El segundo, no olviden, a tu prójimo ¿de qué manera hay que amar al prójimo? como nos amamos a nosotros mismos. 28 “Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. (versículo 29) Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿y quién es mi prójimo? (versículo 30) Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. (versículo 31) Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. (versículo 32) Asimismo -uno de la tribu de leví- un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole pasó de largo. (versículo 33) Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole fue movido a misericordia.” Bueno, la regla de oro tiene que ver con ser movidos a misericordia, eso tiene que ver, si hay alguien que está pasando alguna necesidad, tenemos que ser movidos a misericordia. No solamente las personas que nos caen bien.
Te voy a decir algo nada más a manera de reflexión, fíjate que yo le comparto a los empleados este tipo de cosas, cuando muere una persona en la Iglesia que es bien conocida, que le tenemos mucho cariño, que todo el mundo la ama, viera como viene la gente a apuntarse “yo quiero ayudar, hermano”, “mire, ¿qué quiere que traiga?”, “¿qué quiere que haga?”, “por favor apuntame”, “por favor…”. Cuando muere una persona que casi no la conocemos le digo a Emerson “te vas a dar cuenta si aquellos que aparecieron que yo aquí, que yo acá, que yo hago una lista, que yo apunto, no sé. Vamos a ver si es cierto que vienen ahora” y no pasa, nadie dice nada, la gente.
Ese deseo de protagonismo que tenemos dentro de nosotros, de participar en esas cosas para ser visto de los hombres, eso es pecado, hermano. Está bien que lo hagamos, gracias a Dios que los hermanos diáconos lo hacen con todos, y esa es regla, con todos, no solamente con aquellos que nos caen bien, no solamente con aquella familia que les tenemos aprecio, le tenemos cariño, no solo con aquellos que han estado 20 años, sino con aquellos que llegaron hace poco, esta debe ser la actitud, esa debe ser la actitud, no vamos a preparar un sermón muy bien bonito y muy elegante para una ocasión muy especial, y luego este, cómo saber quiénes, vamos a predicar cualquier cosa, las cosas no deben ser así. Y digo a manera de reflexión para que usted piense si es cierto, a ver si es cierto lo que tenemos aquí adentro.
Movernos la misericordia, y ¿por qué digo esto? porque ese samaritano no sabía, ni conocía al hombre que estaba medio muerto en el camino, esa es la verdadera misericordia, eso es ser movido a misericordia, cuando hay una necesidad de una persona que no sabemos quién es, que no conocemos quién es y sentimos ese deseo de apoyar, de ayudar, de hacer algo. ¿Está conmigo o no está conmigo? no me miren así pues, estoy hablando la verdad ¿verdad que sí? es triste.
Y le voy a decir, ¿quiere que llegue otro poquito más? Se lo voy a echar y que conste, pongo a Dios de testigo, que lo que voy a decir, hay cosas que yo ignoro, hay cosas que yo no sé, pero por ejemplo, usted va a hacer un baby shower ¿a quién se lo hace? Think about it (piense en eso), va a hacer un baby shower, ah, a la hermanita aquella que todos conocemos ¿verdad? que anda con la gran barriga y porque es amiga de todos nosotros, hay que hacer un y aquella hermana que está embarazada, que no tiene muchas amistades en la Iglesia porque es una señora humilde y a ella ¿quien le hace un baby shower?.
Tuve que prohibir eso hace años, “pero es que uno le hace esas cosas a sus amistades” pues entonces vaya a hacerlo en la calle, pero en la Iglesia no podemos hacer sentir mal a la gente o le damos un regalito a todo el mundo o no le damos a nadie, y algunas veces se utilizó incluso el recinto de la Iglesia para hacer esas cosas, no es correcto, Iglesia, no es correcto querer quedar bien con una persona y quedar mal con otras, no es correcto. Entonces ¿qué es lo que va a ser uno? pues no se meta mejor, porque eso es hacer acepción de personas, ¿estamos o no estamos? no vaya a salir embarazada, por favor, solo para que le hagan algo ahí.
Fue movido a misericordia, no me malentiendan, yo no estoy en contra de esas cosas, no, ni me va, ni me viene honestamente, a mi esposa se las hicieron, ya ni se acuerda quizá, la última fue hace 20 años, pero siempre yo pensé en esas cosas y siempre se le ha dicho a ella, también la otra hermanita está embarazada y ¿qué le van a hacer? O cuando hacen una situación como esa “invitamos a fulana, mengana y perencena” a esas sí porque es una amiguita ¿verdad? Y peor todavía si usted dice “no, a ellas invitarlos porque dan buenos regalos” reciba a Cristo, eso es hacer acepción de personas.
Versículo 33 “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;” en otras oportunidades yo les he dicho, tanto el sacerdote, como el levita y el samaritano tenían cosas que hacer, por eso iban por ese camino, todos tenían algo que ir a hacer a dónde iban, tenían algo que ir a hacer, iban para Jericó. Pero uno no se detuvo, el segundo tampoco, el tercero se dio cuenta que era más importante, si ir a hacer sus cosas a Jericó o detenerse por un instante para ayudar a un hombre que había quedado medio muerto en el camino, movida misericordia.
Ahora, démosle vuelta al asunto, este hombre que descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, a los que le despojaron a quien hirieron y le dejaron medio muerto. No se nos dice cómo se llamaba, no se nos dice de dónde era, pero démosle vuelta ahora a la historia, digamos que ese hombre era usted, digamos que fue usted que lo asaltaron.
La primera vez que yo viajé a Israel, nosotros fuimos por ese camino, un camino viejo, polvoso. Nos detuvimos, claro, no se conoce exactamente pero fue el lugar que Jesucristo utilizó, en ese camino que desciende de Jerusalén a Jericó, está muy cerca.
Digamos que es usted, los ladrones lo tomaron, le quitaron lo que tenía, lo golpearon, lo dejaron herido, lo dejaron medio muerto ahí en el camino ¿que hubiera deseado usted cuando pasó un sacerdote al lado suyo?, ¿que hubiera deseado usted cuando pasó un levita al lado suyo y sólo se le acercó y dijo “pobre hombre” y siguió su camino?, ¿que hubiera deseado que hicieran con usted, hermano, que hicieran con usted, hermana?, ¿que hubiera deseado? Hubiéramos deseado que alguien se detuviera y nos echara la mano, así como hicieron con este hombre.
Fue movido a misericordia, se acercó, versículo 34, no solamente eso, lo vio muy mal, vendo sus heridas, hermano, yo no sé si este samaritano andaba cargando un kit de primeros auxilios, no creo, este hombre ha de haber roto una sábana, hecho pedazos una camisa, ha de haber roto algo para vendar las heridas. él no fue a Jericó pensando que se iba a encontrar a una persona media muerta en el camino, así no viaja la gente, pero como fue movido a misericordia, él hizo algo a favor, a beneficio de esta persona, vendo las heridas, saco aceite y vino, “…y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, -y miren las últimas cuatro palabras que dice- y cuidó de él.” ¿Quién hace esas cosas en estos días?.
¿Por qué cree usted que la madre Teresa de Calcuta llegó a tener tanto reconocimiento como lo tuvo? Porque hizo lo que los cristianos deberíamos hacer todos los días de nuestra vida. A madre Teresa le preguntaron un día “¿qué opina usted acerca de la política?” y dijo ella “la última vez que me detuve a ver a un político hablar por cinco minutos se me murió un anciano, entonces ya no veo esas cosas.” todo el mundo habla de ella por lo que hizo con los leprosarios y tantos lugares donde ella asistía, cosas que debemos hacer todos los días.
¿Cuándo fue la última vez que usted habló por teléfono a la Iglesia y preguntó, hermana, hermano, que quien esté enfermo en la Iglesia? pues, fíjense que está el hermano fulano, hermanos sultano, hermano Asomoza estuvo aquí a mediodía con nosotros y muy pronto, ya muy pronto estará regresando a su casa, no tiene movilidad, él está en una silla de ruedas. ¿Cuándo fue la última vez que usted llamó a la oficina para decir quién está enfermo?
¿sabe que? Me gustaría ir con mi esposa para ir a hacerle una sopita a este hermano, a esta hermana, en el nombre del Señor. Yo no sé quién es él, no sé quién es ella, pero lo que vamos a hacer, lo vamos a hacer en el nombre del Señor, ¿sabe por qué? porque usted está esperando que se enferme su amigo y su amiga, aquella inseparable suya, para poder hacer algo a beneficio de esa persona, eso no es lo que habla la Escritura, la palabra está hablando de hacer algo a favor y a beneficio de alguien más y que tratemos a la persona así como nos gustaría que un día nos traten a nosotros.
Uno de los problemas difíciles hoy en día, de todas las Iglesias, son los pequeños círculos que hacemos, pequeños círculos, esos pequeños grupitos que se hacen íntimos con los que salimos todo el tiempo, toda la vida, con lo que compartimos siempre y no abrimos el círculo a propósito conscientemente para conocer a alguien más. Había un hermano por acá que hace tiempo yo le decía “bueno, brother, ¿qué pasó? una vez está usted por aquí, otra vez por aquí” y me dice “pastor, es que quiero conocer a los hermanos, quiero conocer a la gente” La mayoría de veces nos sentamos casi siempre en el mismo lugar, porque por alguna razón o por algún motivo.
“Vendo sus heridas, echándoles aceite y vino; poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él, (versículo 35) Otro día a partir, sacó denarios, -mire usted- y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.” Hermanos, ¿sabes que lamento yo? que no nos cuenta la Biblia cómo terminó este samaritano, pero yo le garantizo que los días finales del samaritano, han de haber sido los mejores de su vida, porque nadie hace algo a beneficio de otra persona en el nombre de Dios, sin recibir recompensa.
La segunda situación que nos habla de la misericordia, de la compasión y del perdón es un pasaje que también es muy conocido por la mayoría de nosotros, y tiene que ver con una mujer en el capítulo 8 del evangelio de Juan, dice la Escritura que era por la mañana, el capítulo 8 versículo 2, Jesús “…volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.” pero nunca nadie se imaginó, hermanos, que iba a haber un escándalo. Imagínese que usted va al culto en la mañana, tranquilamente escucha su servicio, pero se armó un escándalo de primera marca, ¿cuál fue el escándalo? bueno aparecieron unos escribas y unos fariseos gritando, porque yo no creo que la mujer le haya dicho “sí, no hay problema, llevenme” no, yo supongo que la mujer ha de haber gritado en el camino “¿para donde me llevan?”, “¿qué va a pasar conmigo?” La mujer había sido sorprendida por adulterio y la pusieron en medio de la escena.
Notemos que el versículo 2 dice que todo el pueblo había venido a Jesús, hermano, no habían 3 pelones nada más, no habían cinco gentes, hermano, ¿cuánta gente había llegado? ¡ay!, Dios mío, y los escribas y fariseos se les ocurre traer a una mujer sorprendida en adulterio, y la pusieron en medio y (Juan 8:4) “le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. (Versículo 5)Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? (versículo 6) Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. (Versículo 7) Y como insistieran en preguntarle,…” De acuerdo al estudio de este mediodía de no juzgar, hermanos, estas fueron las luchas tremendas de Jesús con los escribas y fariseos, porque a los escribas y fariseos, no una, sino cantidad de veces el Señor Jesucristo les dijo “hipócritas, ponen cargas sobre la gente que ni ustedes mismos son capaces de llevar” no estaban limpios ellos, les dijo “sepulcros blanqueados” y como decía un predicador, amigo mío, que dice que un día le dijo a los escribas y fariseos “culebras de víboras” ni sé qué le dijo.
¿cómo podrían traer a una mujer sorprendida en el acto de adulterio si no estaban limpios ellos? ellos eran un atajo de pecadores también, diferentes pecados pero pecadores al final del día “En la ley nos mandó Moises apedrear a tales mujeres. Tú pues, ¿qué dices? Mas esto decía tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieron en preguntarle” vamos a ver pues, no nos cambies de tema, dinos qué hacemos con esta mujer, se enderezó y les dijo “bueno, resolvamos el asunto pues ¿quién de ustedes está limpio?”
Ahora, le quiero decir algo “el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” quiero decir algo, esta es una posición muy personal, no lo dice ahí, pero yo creo que la autoridad y la presencia de Jesucristo Dios fue lo único que pudo crear convicción en los escribas y los fariseos y el pueblo. Le voy a decir el porqué, porque nosotros como hombres somos un atajo de mentirosos, si hubiera sido cualquier otro hombre que hubiera dicho “bueno, y ¿quién está libre de pecado aquí?” le aseguro, hermano, era el pueblo completo, le aseguro que más de alguno se va “mira, aquí no estamos para preguntar quién está libre de pecado, aquí estamos para cumplir una ley, la ley de Moisés. Esa mujer tiene que ser apedreada” y el pueblo ¿que hubiera gritado? “Sí, que muera la vieja”
Yo le aseguro que aquí hubo un milagro divino, yo le aseguro que la autoridad y las palabras que el Señor Jesucristo dijo viéndonos a ellos fue lo único que pudo haber causado dentro del pueblo ese sentir de volver a ver al interior, es decir, “tiene razón este hombre” porque en el corazón malo de la gente, hermano, la gente no se hubiera ido, la gente se hubiera quedado, la gente hubiera insistido, la gente es… porque ¿sabe de qué manera pensamos nosotros? “no pues yo soy malo pero no soy tan malo como aquel”
¿Qué fue lo que pasó con aquellos hombres que fueron a orar al templo? “Señor, yo te doy gracias porque yo ayuno dos veces a la semana, porque yo diezmo todo lo que tengo, no soy como este publicano pecador que está aquí a la par mía, que me reservo el nombre para evitar situación” Es ese sentir nuestro, la gente, el pueblo que estaba ahí, hermanos, las multitudes son tremendas, si recordemos que Pilato dijo “bueno, ¿a quien le suelto pues a Jesús o a Barrabás?”, ¿qué dijo el pueblo? “A Barrabás”, ¿quiénes fueron? los mismos que dijeron en la entrada triunfal “hosanna al hijo de David”, “hosanna aquel que viene en el nombre del Señor”, los mismos que dijeron eso estaban diciendo “crucifíquenlo, crucifíquenlo” le aseguro que tuvo que haber sido un poder divino el que hizo que causara dentro de cada uno de los que estaban ahí, la convicción de decir “es cierto esta mujer es pecadora pero yo también soy pecador”
En el versículo 8 dice: “E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. (versículo 9) Pero ellos, al oír esto acusado, por su conciencia,…” eso solo el Espíritu de Dios lo puede hacer, hermano, porque nosotros somos tan malos que sabemos que estamos cometiendo maldad pero no lo queremos reconocer, no lo queremos aceptar, siempre culpamos a otras personas de las circunstancias.
“… acusado por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba y en medio.” A mí esta porción, esta imagen, esta escena de Jesús y la mujer, a mi me encanta, me encanta porque verdaderamente tenía que haber muerto esta mujer en este instante. Y ¿sabe que es la otra cosa? dice que comenzando desde los más viejos hasta los más jóvenes se fueron, dígame usted, tuvo que haber sido un poder divino el que hizo que la gente recordara su maldad y dijera “yo no tengo moral para acusar esta mujer” a esta porque la encontraron, a mí porque no me han encontrado todavía, eso solamente Dios lo pudo haber hecho.
Y dice que “quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. (versículo 10) Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿ninguno te condenó? (versículo 11) Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Y aquí está el mejor consejo que puede recibir, “no lo vuelvas a hacer, porque mira el espectáculo que tuvimos ahora y agradece que no hay periódico mañana, mi hija, no porque en primera plana” no lo vuelvas a hacer, no sé qué habrá pasado con el futuro de esta mujer pero esa muestra de misericordia, esa muestra de gracia, de decir “mira, qué lástima que esta mujer la encontraron, pero ese no es motivo -está diciendo el Señor- para desechar esta mujer” porque la misma naturaleza que nos hace pecar, la misma naturaleza que tenemos dentro de nosotros nos hace reconocer el mal que hemos cometido y el deseo de hacer cosas mejores, el deseo de enmendar.
Primero, el samaritano; segundo, la mujer encontrada en el acto del adulterio; el tercero, el pródigo. Lucas capítulo 15 nos habla de tres cosas perdidas: nos habla de una oveja que se había perdido, nos habla de una moneda que se había perdido, y nos habla de un hijo que se había perdido.
Y este me encanta, Lucas capítulo 15, en el versículo 11 un hombre tenía dos hijos “y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.” porque hay unos hijos que se rebelan, hermano, no me pregunten, no me pida que le explique cómo ni porqué suceden las cosas porque yo no sé sencillamente, pero hay algunos que los desconocemos, hay algunos que decimos “este no es mío”, “se parece al panadero”, “se parece al que vende la leche”.
Lucas 15:13 “No muchos días después, juntandolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.” (Versículo 14) cuando lo había malgastado todo, cuando no tenía plata, viene una gran hambre en aquella provincia y le comenzó a faltar, (Versículo 15) “y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual envió a su hacienda para que apacentase cerdos. -cosa que los judíos odiaban hacer, amados hermanos” (versiculo 16) Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comian los cerdos, -tenía hambre este hombre- pero nadie le daba.” Pero de repente en el versículo 17 volvió en sí y “dijo: cuántos jornaleros -cuántos trabajadores- en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí me estoy muriendo de hambre, que bobo que soy. Ya sé lo que voy a hacer, me levantaré, iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo, he pecado contra ti, es más, ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus trabajadores. (Versículo 20) Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba, lejos lo vio su padre,…” Esa es otra parte de la misericordia y de la compasión de Dios, porque, hermano, ¿qué actitud pudo haber tenido el padre? “no señor, por el mismo lugar donde vino, por ese lugar se me va”, “yo a usted ya le entregué lo que le correspondía, usted decidió desgraciar su vida, usted a esta casa no me entra. Fuera de aquí.” Ahí voy a dejar, no voy a decir más porque tengo personas aquí.
Pero mira lo que pasó, ¿qué pasó? vio a su padre, movido a misericordia, corrió y se echó sobre su cuello, lo beso y le dijo “papito lindo, qué bueno que regresaste”, “papá, perdóname” y el papá le dice “no te preocupe, mi hijo, lo bueno es que has vuelto. Llamen aquí a los trabajadores, llamen a los siervos” y le dijo a los siervos en el versículo 22 “por favor saquen el mejor vestido y vistan este muchacho que vino con los pantalones rotos -no sabía que era la moda- y vestidle; y poned un anillo en su mano, y traigan por favor los mejores nikes que encuentren y se lo ponen este muchacho. Y además traigan el becerro gordo y mátenlo, comamos y hagamos fiesta, porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.” eso habla de misericordia.
No se preocupe, estoy hablando de lecciones de vida, un día de estos yo le voy a hablar de los límites, porque se puede recibir al hijo una vez, lo que pasa es que a la vuelta de seis meses me volvió a pedir más dinero y se fue, y se fue el de regreso, y volvió, bueno, ya la segunda vez ya no matamos al animal más grande, matamos al que estaba regular, ya no mandar a traer un vestido nuevo, ya le dije “traiga el uno de los que están metidos en el closet” y la vuelta, a la vuelta se volvió a ir la tercera vez, yo le voy a hablar de los límites porque tenemos que ser amables toda la santa vida con aquellas personas que son groseras con nosotros, yo voy a hablar de esa enfermedad.
¿cómo quiero que me trate la gente? con respeto, con dignidad, con sinceridad y con amabilidad; de esa manera debo tratar yo también a los demás. Si yo trato mal a la gente, recuerde lo que vimos este mediodía, tus pecados te alcanzarán, hermano y hermana, especialmente a aquellas personas que tienen un carácter fuerte, yo sé que batallan más toda la vida con este tipo de cosas, ¿por qué razón? porque si usted tiene un carácter fuerte o un temperamento fuerte se le va a ser mucho más fácil ofender, se le va a ser mucho más fácil ser altanero, se le va a ser mucho más fácil ver de menos a las personas, se le va a ser mucho más fácil.
Entonces, usted tiene que aprender a contener, a contener ese carácter porque si usted maltrata a alguien, entiéndalo, usted va a recibir un maltrato; si usted abusa de la gente, van a abusar de usted; si usted desprecia la gente, lo van a despreciar a usted; si usted insulta a las personas, lo van a insultar a usted; si usted es injusto, alguien será injusto con usted; si usted se aprovecha de los demás, alguien se va a aprovechar de usted; si usted despoja a las personas de las pocas cosas que tienen, alguien lo hará con usted; si usted es humillante, alguien lo va a humillar a usted; si usted es altivo, alguien será altivo con usted; si usted es arrogante, alguien será arrogante con usted. Haga con los demás de la manera que usted quiere que hagan con usted, esa es la regla de oro, esa es la ley y los profetas. Incline su rostro, vamos a orar.
Padre querido, te damos gracias por tu palabra en esta hora, gracias Señor por la enseñanza, por las lecciones de vida que todos necesitamos, lecciones de vida que nuestro bendito Salvador Jesucristo nos dio en su palabra, necesaria para convivir los unos con los otros, necesarias porque el mundo tiene los ojos puesto en aquellos que decimos que somos creyentes para ver como actuamos, como pensamos, como decimos las cosas, como tratamos a los demás.
Señor, somos cartas abiertas, somos embajadores tuyos, somos el testimonio, somos la luz que alumbra el mundo, somos la sal que le da sabor a esta tierra. Permite, por favor, que nuestras acciones, nuestras palabras, nuestra conducta, nuestra manera de hacer las cosas sean para gloria tuya; que vivamos como dice el apóstol “como es digno del evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.
Ayúdanos, Señor, a contener nuestras palabras, nuestro temperamento, nuestro carácter; porque tu palabra nos enseña que todo aquello malo que hagamos a otras personas, lo vamos a recibir de alguna manera, nosotros o nuestros hijos. Padre, bendícenos con esta palabra, ministra nuestras vidas, toda la semana ayúdanos.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón pero quisiera hacerlo hoy, la invitación es para usted, Dios le ama, tiene un plan maravilloso para su vida. Dios le quiere salvar, quiere perdonar sus pecados y darle la bendición más grande que es la bendición de la vida eterna. Si usted nunca antes ha recibido a Cristo pero quiere hacerlo en esta noche, ahí donde está, yo le invito para que se ponga de pie, alguna persona, alguien que dice “pastor, yo necesito al Señor” póngase de pie o levante su mano, habrá un consejero que se va a acercar a usted para ayudarle a tomar esta decisión tan importante.
Usted que nos mira por internet, usted puede hacer lo mismo también a través de una oración de fe, dígale: “Señor, en este día yo quiero recibirte como el Salvador de mi vida, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz, gracias, Señor, por tu muerte, gracias por tu sangre derramada en el calvario, en este día te recibo como mi Señor y Salvador.” Si usted hizo esta oración queremos animarle a crecer en el conocimiento de la palabra y de nuestro bendito Salvador Jesús.
Padre, gracias por habernos permitido estar en tu casa, en este día. Ahora que vamos a nuestros hogares, pedimos, Señor, que nos guardes del mal, bendice nuestra entrada a nuestra salida, bendícenos al acostarnos y levantarnos. Las cosas que vamos a emprender en esta semana, el trabajo, los proyectos, los planes que tenemos que lleven la bendición del cielo, hasta la próxima vez que volvamos a reunirnos como un solo cuerpo para seguir adorando tu nombre que es santo por la eternidad, en el nombre de Jesús oramos, amén y amén.
Lecciones de Vida: La Regla de Oro
Julio 22, 2018 – 6 PM | Mateo 7:12 | Dr David Rodríguez
Etiquetas: julio 2018, Lecciones de vida, mateo, pastor david rodriguez, transcripcion
Descargar Texto: Sermón en PDF
TRANSCRIPCIÓN
Continuamos con las lecciones de vida, en esta oportunidad vamos a estudiar la número dos que es “La regla de oro”, eso lo encontramos en Mateo capítulo 7 versículo 12 en nuestras Biblias.
Las palabras “regla de oro” no las va a encontrar a usted en las Escrituras, ese título de “la oración” y “la regla de oro” fue puesto por las Sociedades Bíblicas, pero no vamos a encontrar nosotros esas palabras, al igual que “el sermón del monte” tampoco vamos a encontrar esas palabras en sí en las Escrituras, pero este es el sermón del monte desde el capítulo 5, 6, 7 y aquí tenemos en el versículo 12 lo que comúnmente se conoce como “La regla de oro”.
Dice el versículo 12: “Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; -y el señor siempre nos dice el porqué y en este caso- porque esto es la ley y los profetas” así que todas las cosas que usted quiere que los hombres hagan con usted, de esa manera también usted tiene que hacer con ellos porque esto es la ley y los profetas.
Esto se deriva de una porción de la Escritura en el Antiguo Testamento que se repite también en el evangelio de Mateo capítulo 22 versículo 37, en el 36 le preguntaron al Señor Jesús si se da cuenta que en la Biblia el tema del título que le pusieron fue “el gran mandamiento”, en el 36 es la pregunta “¿cuál es el gran mandamiento en la ley?”, es decir en la pregunta que le están haciendo a Jesús tiene que ver porque primero hay diez mandamientos, después de los diez mandamientos se desprenden 613 mandamientos y de los 613 mandamientos en todo el Antiguo Testamento hay más de seis mil entonces, demasiados mandamientos.
Entonces la pregunta tiene sentido, la que le están haciendo a Jesús en este instante, “Señor de todo ese montonazo de mandamientos y tantas cosas que hay que hacer aquí y que no hay que hacer allá, la pregunta es ¿cuál es el más grande de todos ellos?”, y ahora el Señor contesta y estas son estas palabras eternas de “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” (Mateo 22:37) y también otra persona dice con todas tus fuerzas, este es el primer y grande mandamiento.
Ahora fíjate, el hombre que le hizo la pregunta a Jesús no le preguntó “¿cuáles eran los grandes mandamientos?” le preguntó “¿cuál era el más grande?” pero Jesús conociendo nos dice “no solamente te voy a decir cuál es el más grande, sino te voy a decir cuál es el segundo también más grande, porque los dos van juntos” no se puede, escuche esto Iglesia, no se puede amar a Dios sin amar a su hermano, no se puede. ¿Cómo puede usted amar a Dios a quien no ha visto si no ama a su hermano o a su hermana a quien usted tiene enfrente? Hay que tener mucho cuidado con esto, no quiero agarrarla con las hermanas pero entre las hermanas es muy común decir “yo no sé el porqué pero esa hermana me cae mal” ¿no es cierto? ¿si o no?.
Yo le vengo diciendo desde hace ratos que usted necesita examinar su fe, porque nosotros como creyentes no podemos decir “esta me cae bien, esta no; está me cae bien, esta no”. Hay personas que tienen años en la iglesia y no conocen a otras personas porque solamente comparte con aquellas personas que les caen bien, eso se llama acepción de personas, eso dice la Escritura, no es posible, yo no tengo que ser amigo solamente de aquellas personas que piensan como yo y tener ese favoritismo, si usted tiene a alguien en este momento que le cae mal aquí en la Iglesia o si usted en alguna oportunidad en algún momento usted dijo “si va esa persona, yo no voy a ese lugar” si usted dijo eso, yo quisiera invitarle para que reciba a Cristo como el Señor y Salvador de su vida en este día, porque usted no conoce a Dios.
Este primer y más grande mandamiento juntamente con la regla de oro tienen que ver simple y sencillamente por una situación, por el egoísmo del hombre y la mujer, somos egoístas. De hecho, tengo un sermón por ahí que habla de cuál es el pecado más grande del hombre y es el egoísmo porque yo quiero lo mejor para mí, yo quiero que me traten bien a mí, yo quiero que hagan lo que yo digo, yo quiero que hagan lo que yo quiero, yo quiero que las cosas sean como a mí se me ronca la gana, yo quiero vivir la vida de la manera como yo quiero, quiero que las cosas sean como yo digo, y san se acabó.
¿por qué hay tantos problemas en el matrimonio? porque queremos imponer nuestra voluntad en el matrimonio y se nos hace bien fácil hacer eso en casa, pegamos dos, tres gritos y las mujeres humildes salen guaguagua guau como que es chihuahua, vea chihuahua ¿como se dice chihuahuita? chihuahueño, el perrito. Los matrimonios que más dificultades tienen es cuando el hombre pega tres gritos y la mujer pega 4, esos hombres la piensan para pegar un grito, porque ya saben que entonces arde troya en ese lugar.
Pero el egoísmo del hombre, por eso dice el Señor “mira, tienes que amar a tu prójimo” yo no tengo ningún problema con eso, ¿como te amas a ti mismo? yo para mí quiero lo mejor, me busco la camisa que me gusta, ah bueno, entonces si le vas a regalar una camisa a tu hermano regalarle una que te guste también a ti, no la que ya no te queda, no la que ya no te gusta, no esa que tiene guardada ahí porque al fin y al cabo nunca bajaste la libra que querías bajar y nunca te quedó. Un problema serio que tenemos, que hemos tenido a lo largo de todos estos años en la Iglesia, es cuando le decimos a la gente “si usted va a regalar algo usado, que sea algo usado usable, que sea limpio” hemos tenido personas que nos han traído maletas cuando hemos viajado a Cuba, nos han traído maletas con ropa maloliente, sabe qué es lo que esta gente ha hecho, lo que esta gente es “tengo basura en mi casa y como la Iglesia está recibiendo, yo la voy a llevar” eso es lo que la gente ha hecho. De acuerdo a los estudios que estamos teniendo en estos días, basura regaló, basura va a recibir usted, porque esa es la ley de la que estamos hablando.
Tus pecados te alcanzarán, no hay buenas intenciones en regalar una cosa que no, no hay buenas intenciones cuando usted nos dice “le quiero regalar una cama para una familia que acaba de venir” y cuando vamos a buscar la cama está toda orinada, y todavía nos dice “si así me la dieron a mí cuando me la regalaron”, ahora usted quiere hacer lo mismo con otra persona.
Entramos a esta segunda lección de “tratar a los demás como quisiéramos que nos traten a nosotros”. Hay una porción de la Escritura que nos ilustra la regla de oro de la mejor forma, de la mejor manera y vamos a irnos a ella.
Mateo capítulo 18,vamos a ver a partir del versículo 23, vamos a ir despacio, póngale atención a esta porción de la palabra, dos personas tenían una deuda, vamos a ver qué pasó con esta deuda, dice la Escritura “Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso -este rey un día amaneció queriendo- hacer cuentas con sus siervos.” qué bonito esto. Es aquella persona que dice “bueno, Fulano y Zutano me deben, pero hoy me gustaría hacer cuenta con estos muchachos, la verdad que son buenos siervos, me han trabajado bien, voy a hacer que aquel que me debe, se lo voy a perdonar.
Vamos a ver cómo resulta la historia”, “y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.” (Mateo 18:24), haga de casos que son 10 mil dólares por decir algo, y que en aquel entonces podría ser una gran cantidad de dinero, 10,000 talentos.
Cuando dicen “diez mil talentos” está hablando de una cantidad bien elevada, hermano, eso es lo que lo que está diciendo; cuando dice “sus siervos” está diciendo que este rey tenía a su servicio personas que no le pudieron pagar y como no le pudieron pagar tuvieron que venir a servirle como esclavos, mire versículo 25 “A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.”
Entonces aquel siervo, ahora fijate, póngale atención a esto, vamos a hacer cuentas, como no pudo pagar, ordena el rey que se le venda, “mire, vendan a este a otra persona, que con el dinero que nos den por él, por su mujer y por sus hijos” ¿qué significa eso? significa que no solamente era él el esclavo, sino también su esposa era esclava y los hijos eran esclavos también y todos los que tenían para que se le pagase al rey la deuda. Entonces aquel siervo ¿qué hizo el siervo? se tiró al suelo, suplico y le dijo “…Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.” (Mateo 18:26)
“El señor de aquel siervo -notemos la palabra, porque dentro de un instante le voy a decir qué es lo que la regla de oro verdaderamente significa, cuáles palabras significan esto y este versículo dice- aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.” (Mateo 18:27) ¡Ay! Qué rico ¿verdad? Imagínese que el banco hiciera eso con nosotros.
Porque se postró, le pegó dos alaridos, le lloró y le dijo “por favor perdóname, te lo voy a pagar todo”, y el rey dice “déjenlo, está bien, no hay problema”. “Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; -cien dólares, a él le perdonaron diez mil pero se encontró en el camino a uno que le debía cien pesitos, cien denarios- y asiendo de él, -mi hermano, le agarró por el cuello, le agarró por la garganta y- le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.” (Mateo 18:28) infeliz, eso no dice el versículo pero bueno, 29 “entonces su consiervo, postrándose -hizo lo mismo, se postró a los pies y- le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.” lo mismo que él había dicho, “Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda” (Mateo 18:30)
Mateo 18:31 dice “viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, -porque estas maldades causan tristeza, antes que dolor, causan tristeza- y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. (versículo 32) Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. (versículo 33) ¿No deberías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? (Versículo 34) Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía.” Recuerda, tus pecados te alcanzarán, todo el mal que usted le ocasione a otra persona, todas las heridas que usted le ocasiona a otra persona, esas palabras, malas palabras que usted ha hecho, mal sentimiento le va a volver un día tal vez con otra persona, tal vez en otras circunstancias, tal vez con otra gente.
Yo conocí a una persona un día que era tan arrogante, que era tan soberbio pero arrogante soberbio, altanero, orgulloso, y un día frente a un semáforo, el carro de enfrente se había quedado y él comenzó a pitar, y a pitar, y a pitar. Se bajó el hombre del carro de enfrente, se vino donde estaba él, le mostró una gran pistola de este vuelo, le dijo que bajara el vidrio, lo bajo; le dijo que abriera la boca, abrió la boca, le metió la pistola en la boca y le dijo “¿cuál es tu problema? -la persona con la pistola en la boca- se me quedó el carro y no lo puedo mover ¿por qué te pones así? que te cuesta ir alrededor y caminar -pero con la pistola en la boca- agradece -le dijo- que no te voy a hacer nada, pero te vas en este momento” y le sacó la pistola porque era militar, le sacó la pistola y le diré que ni bulla hizo, ya el pito (claxon) ni le servía y se fue. Y él dijo que le costó años, hermano, le costó años contarle a la primera persona lo que le había pasado ¿por qué? porque esa gente soberbia, altanera y orgullosa, no cuentan las cosas que le pasan de esa manera porque todo el daño y el mal que tú le ocasionas a alguien, prepárese, por favor.
Esos pastores que, ayer estaba escuchando a un pastor, me encantó, me encantó lo que le escuché, dijo “algunos pastores son pastores porque han dividido iglesias -dijo- porque han dividido iglesia y por son pastores, porque se llevaron un grupo y no le quedó más que pastorearlo”. Piensan que se pueden ir simple sencillamente y vivir su vida como que no ha pasado nada, mi hermano, el pecado te alcanzará porque no lo hicieron con buenas intenciones, lo hicieron con maldad, lo hicieron con malicia, lo hicieron con el propósito de crear daño y eso estamos hablando en esta oportunidad, esto es lo que lo ilustra. Lo que Dios está diciendo verdaderamente es “¿cómo es posible?”
Mira Iglesia, si usted no le ha perdonado algo a alguien ¿cómo es posible que Dios le haya perdonado sus maldades que son tantas, que son muchas y que usted no es capaz de perdonarle a una persona lo que la persona le ha hecho? ¿Cómo es posible que podamos tener esa actitud, que me han perdonado a mí diez mil dólares y ahora voy a ahogar a una persona que apenas me debe cien?
Siervo malvado ¿no debías tú también tener misericordia, así como yo tuve misericordia de ti? y esa es la regla de oro, y esa es la regla o la ley de vida de lo que estamos hablando, lecciones de vida, vivir la vida de esa manera. Hay gente mala en este mundo, Iglesia, hay gente muy mala en este mundo y hay personas con muy malas intenciones, que Dios nos libre de esta gente, que el Señor nos libre de estas personas. Pero el día que nos topemos con una gente como esta, la regla dice que debemos tratar a las personas como nosotros queremos que nos traten a nosotros.
Entonces, en Mateo, por eso es que Mateo capítulo 5 versículo 7, el Señor tiene una bienaventuranza de aquellas que nos aprendimos, deberíamos de volver a hacer las preguntas a través de la bienaventuranza, los 10 mandamientos y todo eso. Mateo 5:7 “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia.”
Te puedes imaginar, hermanos, en esta historia de los dos deudores, en el versículo 18:27 dice que le perdonó la deuda, se le perdona la deuda pero él no es capaz de perdonar. O sea, yo sí puedo pedir que se me perdone algo a mí pero yo no soy capaz de perdonar a otra persona, por algo que la persona me ha hecho. “Misericordia” en este caso es sinónimo de “compasión” y de “perdón”.
¿De qué manera puedo yo vivir la regla de oro? yo le voy a dar tres ejemplos bíblicos de qué manera podemos nosotros vivir la regla de oro.
El primero de ellos es con el buen samaritano, vamos a Lucas capítulo 10:25, otra vez más recordemos que “buen samaritano” no está en la Biblia, esas palabras el “buen samaritano” la puso las Sociedades Bíblicas ahí. “Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? (versículo 26) él le dijo: ¿qué está escrito en la ley?…. (versículo 27) Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios -aquí tenemos- con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente”.
El segundo, no olviden, a tu prójimo ¿de qué manera hay que amar al prójimo? como nos amamos a nosotros mismos. 28 “Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. (versículo 29) Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿y quién es mi prójimo? (versículo 30) Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. (versículo 31) Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. (versículo 32) Asimismo -uno de la tribu de leví- un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole pasó de largo. (versículo 33) Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole fue movido a misericordia.” Bueno, la regla de oro tiene que ver con ser movidos a misericordia, eso tiene que ver, si hay alguien que está pasando alguna necesidad, tenemos que ser movidos a misericordia. No solamente las personas que nos caen bien.
Te voy a decir algo nada más a manera de reflexión, fíjate que yo le comparto a los empleados este tipo de cosas, cuando muere una persona en la Iglesia que es bien conocida, que le tenemos mucho cariño, que todo el mundo la ama, viera como viene la gente a apuntarse “yo quiero ayudar, hermano”, “mire, ¿qué quiere que traiga?”, “¿qué quiere que haga?”, “por favor apuntame”, “por favor…”. Cuando muere una persona que casi no la conocemos le digo a Emerson “te vas a dar cuenta si aquellos que aparecieron que yo aquí, que yo acá, que yo hago una lista, que yo apunto, no sé. Vamos a ver si es cierto que vienen ahora” y no pasa, nadie dice nada, la gente.
Ese deseo de protagonismo que tenemos dentro de nosotros, de participar en esas cosas para ser visto de los hombres, eso es pecado, hermano. Está bien que lo hagamos, gracias a Dios que los hermanos diáconos lo hacen con todos, y esa es regla, con todos, no solamente con aquellos que nos caen bien, no solamente con aquella familia que les tenemos aprecio, le tenemos cariño, no solo con aquellos que han estado 20 años, sino con aquellos que llegaron hace poco, esta debe ser la actitud, esa debe ser la actitud, no vamos a preparar un sermón muy bien bonito y muy elegante para una ocasión muy especial, y luego este, cómo saber quiénes, vamos a predicar cualquier cosa, las cosas no deben ser así. Y digo a manera de reflexión para que usted piense si es cierto, a ver si es cierto lo que tenemos aquí adentro.
Movernos la misericordia, y ¿por qué digo esto? porque ese samaritano no sabía, ni conocía al hombre que estaba medio muerto en el camino, esa es la verdadera misericordia, eso es ser movido a misericordia, cuando hay una necesidad de una persona que no sabemos quién es, que no conocemos quién es y sentimos ese deseo de apoyar, de ayudar, de hacer algo. ¿Está conmigo o no está conmigo? no me miren así pues, estoy hablando la verdad ¿verdad que sí? es triste.
Y le voy a decir, ¿quiere que llegue otro poquito más? Se lo voy a echar y que conste, pongo a Dios de testigo, que lo que voy a decir, hay cosas que yo ignoro, hay cosas que yo no sé, pero por ejemplo, usted va a hacer un baby shower ¿a quién se lo hace? Think about it (piense en eso), va a hacer un baby shower, ah, a la hermanita aquella que todos conocemos ¿verdad? que anda con la gran barriga y porque es amiga de todos nosotros, hay que hacer un y aquella hermana que está embarazada, que no tiene muchas amistades en la Iglesia porque es una señora humilde y a ella ¿quien le hace un baby shower?.
Tuve que prohibir eso hace años, “pero es que uno le hace esas cosas a sus amistades” pues entonces vaya a hacerlo en la calle, pero en la Iglesia no podemos hacer sentir mal a la gente o le damos un regalito a todo el mundo o no le damos a nadie, y algunas veces se utilizó incluso el recinto de la Iglesia para hacer esas cosas, no es correcto, Iglesia, no es correcto querer quedar bien con una persona y quedar mal con otras, no es correcto. Entonces ¿qué es lo que va a ser uno? pues no se meta mejor, porque eso es hacer acepción de personas, ¿estamos o no estamos? no vaya a salir embarazada, por favor, solo para que le hagan algo ahí.
Fue movido a misericordia, no me malentiendan, yo no estoy en contra de esas cosas, no, ni me va, ni me viene honestamente, a mi esposa se las hicieron, ya ni se acuerda quizá, la última fue hace 20 años, pero siempre yo pensé en esas cosas y siempre se le ha dicho a ella, también la otra hermanita está embarazada y ¿qué le van a hacer? O cuando hacen una situación como esa “invitamos a fulana, mengana y perencena” a esas sí porque es una amiguita ¿verdad? Y peor todavía si usted dice “no, a ellas invitarlos porque dan buenos regalos” reciba a Cristo, eso es hacer acepción de personas.
Versículo 33 “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;” en otras oportunidades yo les he dicho, tanto el sacerdote, como el levita y el samaritano tenían cosas que hacer, por eso iban por ese camino, todos tenían algo que ir a hacer a dónde iban, tenían algo que ir a hacer, iban para Jericó. Pero uno no se detuvo, el segundo tampoco, el tercero se dio cuenta que era más importante, si ir a hacer sus cosas a Jericó o detenerse por un instante para ayudar a un hombre que había quedado medio muerto en el camino, movida misericordia.
Ahora, démosle vuelta al asunto, este hombre que descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, a los que le despojaron a quien hirieron y le dejaron medio muerto. No se nos dice cómo se llamaba, no se nos dice de dónde era, pero démosle vuelta ahora a la historia, digamos que ese hombre era usted, digamos que fue usted que lo asaltaron.
La primera vez que yo viajé a Israel, nosotros fuimos por ese camino, un camino viejo, polvoso. Nos detuvimos, claro, no se conoce exactamente pero fue el lugar que Jesucristo utilizó, en ese camino que desciende de Jerusalén a Jericó, está muy cerca.
Digamos que es usted, los ladrones lo tomaron, le quitaron lo que tenía, lo golpearon, lo dejaron herido, lo dejaron medio muerto ahí en el camino ¿que hubiera deseado usted cuando pasó un sacerdote al lado suyo?, ¿que hubiera deseado usted cuando pasó un levita al lado suyo y sólo se le acercó y dijo “pobre hombre” y siguió su camino?, ¿que hubiera deseado que hicieran con usted, hermano, que hicieran con usted, hermana?, ¿que hubiera deseado? Hubiéramos deseado que alguien se detuviera y nos echara la mano, así como hicieron con este hombre.
Fue movido a misericordia, se acercó, versículo 34, no solamente eso, lo vio muy mal, vendo sus heridas, hermano, yo no sé si este samaritano andaba cargando un kit de primeros auxilios, no creo, este hombre ha de haber roto una sábana, hecho pedazos una camisa, ha de haber roto algo para vendar las heridas. él no fue a Jericó pensando que se iba a encontrar a una persona media muerta en el camino, así no viaja la gente, pero como fue movido a misericordia, él hizo algo a favor, a beneficio de esta persona, vendo las heridas, saco aceite y vino, “…y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, -y miren las últimas cuatro palabras que dice- y cuidó de él.” ¿Quién hace esas cosas en estos días?.
¿Por qué cree usted que la madre Teresa de Calcuta llegó a tener tanto reconocimiento como lo tuvo? Porque hizo lo que los cristianos deberíamos hacer todos los días de nuestra vida. A madre Teresa le preguntaron un día “¿qué opina usted acerca de la política?” y dijo ella “la última vez que me detuve a ver a un político hablar por cinco minutos se me murió un anciano, entonces ya no veo esas cosas.” todo el mundo habla de ella por lo que hizo con los leprosarios y tantos lugares donde ella asistía, cosas que debemos hacer todos los días.
¿Cuándo fue la última vez que usted habló por teléfono a la Iglesia y preguntó, hermana, hermano, que quien esté enfermo en la Iglesia? pues, fíjense que está el hermano fulano, hermanos sultano, hermano Asomoza estuvo aquí a mediodía con nosotros y muy pronto, ya muy pronto estará regresando a su casa, no tiene movilidad, él está en una silla de ruedas. ¿Cuándo fue la última vez que usted llamó a la oficina para decir quién está enfermo?
¿sabe que? Me gustaría ir con mi esposa para ir a hacerle una sopita a este hermano, a esta hermana, en el nombre del Señor. Yo no sé quién es él, no sé quién es ella, pero lo que vamos a hacer, lo vamos a hacer en el nombre del Señor, ¿sabe por qué? porque usted está esperando que se enferme su amigo y su amiga, aquella inseparable suya, para poder hacer algo a beneficio de esa persona, eso no es lo que habla la Escritura, la palabra está hablando de hacer algo a favor y a beneficio de alguien más y que tratemos a la persona así como nos gustaría que un día nos traten a nosotros.
Uno de los problemas difíciles hoy en día, de todas las Iglesias, son los pequeños círculos que hacemos, pequeños círculos, esos pequeños grupitos que se hacen íntimos con los que salimos todo el tiempo, toda la vida, con lo que compartimos siempre y no abrimos el círculo a propósito conscientemente para conocer a alguien más. Había un hermano por acá que hace tiempo yo le decía “bueno, brother, ¿qué pasó? una vez está usted por aquí, otra vez por aquí” y me dice “pastor, es que quiero conocer a los hermanos, quiero conocer a la gente” La mayoría de veces nos sentamos casi siempre en el mismo lugar, porque por alguna razón o por algún motivo.
“Vendo sus heridas, echándoles aceite y vino; poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él, (versículo 35) Otro día a partir, sacó denarios, -mire usted- y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.” Hermanos, ¿sabes que lamento yo? que no nos cuenta la Biblia cómo terminó este samaritano, pero yo le garantizo que los días finales del samaritano, han de haber sido los mejores de su vida, porque nadie hace algo a beneficio de otra persona en el nombre de Dios, sin recibir recompensa.
La segunda situación que nos habla de la misericordia, de la compasión y del perdón es un pasaje que también es muy conocido por la mayoría de nosotros, y tiene que ver con una mujer en el capítulo 8 del evangelio de Juan, dice la Escritura que era por la mañana, el capítulo 8 versículo 2, Jesús “…volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.” pero nunca nadie se imaginó, hermanos, que iba a haber un escándalo. Imagínese que usted va al culto en la mañana, tranquilamente escucha su servicio, pero se armó un escándalo de primera marca, ¿cuál fue el escándalo? bueno aparecieron unos escribas y unos fariseos gritando, porque yo no creo que la mujer le haya dicho “sí, no hay problema, llevenme” no, yo supongo que la mujer ha de haber gritado en el camino “¿para donde me llevan?”, “¿qué va a pasar conmigo?” La mujer había sido sorprendida por adulterio y la pusieron en medio de la escena.
Notemos que el versículo 2 dice que todo el pueblo había venido a Jesús, hermano, no habían 3 pelones nada más, no habían cinco gentes, hermano, ¿cuánta gente había llegado? ¡ay!, Dios mío, y los escribas y fariseos se les ocurre traer a una mujer sorprendida en adulterio, y la pusieron en medio y (Juan 8:4) “le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. (Versículo 5)Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? (versículo 6) Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. (Versículo 7) Y como insistieran en preguntarle,…” De acuerdo al estudio de este mediodía de no juzgar, hermanos, estas fueron las luchas tremendas de Jesús con los escribas y fariseos, porque a los escribas y fariseos, no una, sino cantidad de veces el Señor Jesucristo les dijo “hipócritas, ponen cargas sobre la gente que ni ustedes mismos son capaces de llevar” no estaban limpios ellos, les dijo “sepulcros blanqueados” y como decía un predicador, amigo mío, que dice que un día le dijo a los escribas y fariseos “culebras de víboras” ni sé qué le dijo.
¿cómo podrían traer a una mujer sorprendida en el acto de adulterio si no estaban limpios ellos? ellos eran un atajo de pecadores también, diferentes pecados pero pecadores al final del día “En la ley nos mandó Moises apedrear a tales mujeres. Tú pues, ¿qué dices? Mas esto decía tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieron en preguntarle” vamos a ver pues, no nos cambies de tema, dinos qué hacemos con esta mujer, se enderezó y les dijo “bueno, resolvamos el asunto pues ¿quién de ustedes está limpio?”
Ahora, le quiero decir algo “el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” quiero decir algo, esta es una posición muy personal, no lo dice ahí, pero yo creo que la autoridad y la presencia de Jesucristo Dios fue lo único que pudo crear convicción en los escribas y los fariseos y el pueblo. Le voy a decir el porqué, porque nosotros como hombres somos un atajo de mentirosos, si hubiera sido cualquier otro hombre que hubiera dicho “bueno, y ¿quién está libre de pecado aquí?” le aseguro, hermano, era el pueblo completo, le aseguro que más de alguno se va “mira, aquí no estamos para preguntar quién está libre de pecado, aquí estamos para cumplir una ley, la ley de Moisés. Esa mujer tiene que ser apedreada” y el pueblo ¿que hubiera gritado? “Sí, que muera la vieja”
Yo le aseguro que aquí hubo un milagro divino, yo le aseguro que la autoridad y las palabras que el Señor Jesucristo dijo viéndonos a ellos fue lo único que pudo haber causado dentro del pueblo ese sentir de volver a ver al interior, es decir, “tiene razón este hombre” porque en el corazón malo de la gente, hermano, la gente no se hubiera ido, la gente se hubiera quedado, la gente hubiera insistido, la gente es… porque ¿sabe de qué manera pensamos nosotros? “no pues yo soy malo pero no soy tan malo como aquel”
¿Qué fue lo que pasó con aquellos hombres que fueron a orar al templo? “Señor, yo te doy gracias porque yo ayuno dos veces a la semana, porque yo diezmo todo lo que tengo, no soy como este publicano pecador que está aquí a la par mía, que me reservo el nombre para evitar situación” Es ese sentir nuestro, la gente, el pueblo que estaba ahí, hermanos, las multitudes son tremendas, si recordemos que Pilato dijo “bueno, ¿a quien le suelto pues a Jesús o a Barrabás?”, ¿qué dijo el pueblo? “A Barrabás”, ¿quiénes fueron? los mismos que dijeron en la entrada triunfal “hosanna al hijo de David”, “hosanna aquel que viene en el nombre del Señor”, los mismos que dijeron eso estaban diciendo “crucifíquenlo, crucifíquenlo” le aseguro que tuvo que haber sido un poder divino el que hizo que causara dentro de cada uno de los que estaban ahí, la convicción de decir “es cierto esta mujer es pecadora pero yo también soy pecador”
En el versículo 8 dice: “E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. (versículo 9) Pero ellos, al oír esto acusado, por su conciencia,…” eso solo el Espíritu de Dios lo puede hacer, hermano, porque nosotros somos tan malos que sabemos que estamos cometiendo maldad pero no lo queremos reconocer, no lo queremos aceptar, siempre culpamos a otras personas de las circunstancias.
“… acusado por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba y en medio.” A mí esta porción, esta imagen, esta escena de Jesús y la mujer, a mi me encanta, me encanta porque verdaderamente tenía que haber muerto esta mujer en este instante. Y ¿sabe que es la otra cosa? dice que comenzando desde los más viejos hasta los más jóvenes se fueron, dígame usted, tuvo que haber sido un poder divino el que hizo que la gente recordara su maldad y dijera “yo no tengo moral para acusar esta mujer” a esta porque la encontraron, a mí porque no me han encontrado todavía, eso solamente Dios lo pudo haber hecho.
Y dice que “quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. (versículo 10) Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿ninguno te condenó? (versículo 11) Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Y aquí está el mejor consejo que puede recibir, “no lo vuelvas a hacer, porque mira el espectáculo que tuvimos ahora y agradece que no hay periódico mañana, mi hija, no porque en primera plana” no lo vuelvas a hacer, no sé qué habrá pasado con el futuro de esta mujer pero esa muestra de misericordia, esa muestra de gracia, de decir “mira, qué lástima que esta mujer la encontraron, pero ese no es motivo -está diciendo el Señor- para desechar esta mujer” porque la misma naturaleza que nos hace pecar, la misma naturaleza que tenemos dentro de nosotros nos hace reconocer el mal que hemos cometido y el deseo de hacer cosas mejores, el deseo de enmendar.
Primero, el samaritano; segundo, la mujer encontrada en el acto del adulterio; el tercero, el pródigo. Lucas capítulo 15 nos habla de tres cosas perdidas: nos habla de una oveja que se había perdido, nos habla de una moneda que se había perdido, y nos habla de un hijo que se había perdido.
Y este me encanta, Lucas capítulo 15, en el versículo 11 un hombre tenía dos hijos “y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.” porque hay unos hijos que se rebelan, hermano, no me pregunten, no me pida que le explique cómo ni porqué suceden las cosas porque yo no sé sencillamente, pero hay algunos que los desconocemos, hay algunos que decimos “este no es mío”, “se parece al panadero”, “se parece al que vende la leche”.
Lucas 15:13 “No muchos días después, juntandolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.” (Versículo 14) cuando lo había malgastado todo, cuando no tenía plata, viene una gran hambre en aquella provincia y le comenzó a faltar, (Versículo 15) “y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual envió a su hacienda para que apacentase cerdos. -cosa que los judíos odiaban hacer, amados hermanos” (versiculo 16) Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comian los cerdos, -tenía hambre este hombre- pero nadie le daba.” Pero de repente en el versículo 17 volvió en sí y “dijo: cuántos jornaleros -cuántos trabajadores- en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí me estoy muriendo de hambre, que bobo que soy. Ya sé lo que voy a hacer, me levantaré, iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo, he pecado contra ti, es más, ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus trabajadores. (Versículo 20) Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba, lejos lo vio su padre,…” Esa es otra parte de la misericordia y de la compasión de Dios, porque, hermano, ¿qué actitud pudo haber tenido el padre? “no señor, por el mismo lugar donde vino, por ese lugar se me va”, “yo a usted ya le entregué lo que le correspondía, usted decidió desgraciar su vida, usted a esta casa no me entra. Fuera de aquí.” Ahí voy a dejar, no voy a decir más porque tengo personas aquí.
Pero mira lo que pasó, ¿qué pasó? vio a su padre, movido a misericordia, corrió y se echó sobre su cuello, lo beso y le dijo “papito lindo, qué bueno que regresaste”, “papá, perdóname” y el papá le dice “no te preocupe, mi hijo, lo bueno es que has vuelto. Llamen aquí a los trabajadores, llamen a los siervos” y le dijo a los siervos en el versículo 22 “por favor saquen el mejor vestido y vistan este muchacho que vino con los pantalones rotos -no sabía que era la moda- y vestidle; y poned un anillo en su mano, y traigan por favor los mejores nikes que encuentren y se lo ponen este muchacho. Y además traigan el becerro gordo y mátenlo, comamos y hagamos fiesta, porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.” eso habla de misericordia.
No se preocupe, estoy hablando de lecciones de vida, un día de estos yo le voy a hablar de los límites, porque se puede recibir al hijo una vez, lo que pasa es que a la vuelta de seis meses me volvió a pedir más dinero y se fue, y se fue el de regreso, y volvió, bueno, ya la segunda vez ya no matamos al animal más grande, matamos al que estaba regular, ya no mandar a traer un vestido nuevo, ya le dije “traiga el uno de los que están metidos en el closet” y la vuelta, a la vuelta se volvió a ir la tercera vez, yo le voy a hablar de los límites porque tenemos que ser amables toda la santa vida con aquellas personas que son groseras con nosotros, yo voy a hablar de esa enfermedad.
¿cómo quiero que me trate la gente? con respeto, con dignidad, con sinceridad y con amabilidad; de esa manera debo tratar yo también a los demás. Si yo trato mal a la gente, recuerde lo que vimos este mediodía, tus pecados te alcanzarán, hermano y hermana, especialmente a aquellas personas que tienen un carácter fuerte, yo sé que batallan más toda la vida con este tipo de cosas, ¿por qué razón? porque si usted tiene un carácter fuerte o un temperamento fuerte se le va a ser mucho más fácil ofender, se le va a ser mucho más fácil ser altanero, se le va a ser mucho más fácil ver de menos a las personas, se le va a ser mucho más fácil.
Entonces, usted tiene que aprender a contener, a contener ese carácter porque si usted maltrata a alguien, entiéndalo, usted va a recibir un maltrato; si usted abusa de la gente, van a abusar de usted; si usted desprecia la gente, lo van a despreciar a usted; si usted insulta a las personas, lo van a insultar a usted; si usted es injusto, alguien será injusto con usted; si usted se aprovecha de los demás, alguien se va a aprovechar de usted; si usted despoja a las personas de las pocas cosas que tienen, alguien lo hará con usted; si usted es humillante, alguien lo va a humillar a usted; si usted es altivo, alguien será altivo con usted; si usted es arrogante, alguien será arrogante con usted. Haga con los demás de la manera que usted quiere que hagan con usted, esa es la regla de oro, esa es la ley y los profetas. Incline su rostro, vamos a orar.
Padre querido, te damos gracias por tu palabra en esta hora, gracias Señor por la enseñanza, por las lecciones de vida que todos necesitamos, lecciones de vida que nuestro bendito Salvador Jesucristo nos dio en su palabra, necesaria para convivir los unos con los otros, necesarias porque el mundo tiene los ojos puesto en aquellos que decimos que somos creyentes para ver como actuamos, como pensamos, como decimos las cosas, como tratamos a los demás.
Señor, somos cartas abiertas, somos embajadores tuyos, somos el testimonio, somos la luz que alumbra el mundo, somos la sal que le da sabor a esta tierra. Permite, por favor, que nuestras acciones, nuestras palabras, nuestra conducta, nuestra manera de hacer las cosas sean para gloria tuya; que vivamos como dice el apóstol “como es digno del evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.
Ayúdanos, Señor, a contener nuestras palabras, nuestro temperamento, nuestro carácter; porque tu palabra nos enseña que todo aquello malo que hagamos a otras personas, lo vamos a recibir de alguna manera, nosotros o nuestros hijos. Padre, bendícenos con esta palabra, ministra nuestras vidas, toda la semana ayúdanos.
Mientras todos oramos, si usted nunca antes ha recibido a Cristo en el corazón pero quisiera hacerlo hoy, la invitación es para usted, Dios le ama, tiene un plan maravilloso para su vida. Dios le quiere salvar, quiere perdonar sus pecados y darle la bendición más grande que es la bendición de la vida eterna. Si usted nunca antes ha recibido a Cristo pero quiere hacerlo en esta noche, ahí donde está, yo le invito para que se ponga de pie, alguna persona, alguien que dice “pastor, yo necesito al Señor” póngase de pie o levante su mano, habrá un consejero que se va a acercar a usted para ayudarle a tomar esta decisión tan importante.
Usted que nos mira por internet, usted puede hacer lo mismo también a través de una oración de fe, dígale: “Señor, en este día yo quiero recibirte como el Salvador de mi vida, te doy gracias por lo que hiciste en la cruz, gracias, Señor, por tu muerte, gracias por tu sangre derramada en el calvario, en este día te recibo como mi Señor y Salvador.” Si usted hizo esta oración queremos animarle a crecer en el conocimiento de la palabra y de nuestro bendito Salvador Jesús.
Padre, gracias por habernos permitido estar en tu casa, en este día. Ahora que vamos a nuestros hogares, pedimos, Señor, que nos guardes del mal, bendice nuestra entrada a nuestra salida, bendícenos al acostarnos y levantarnos. Las cosas que vamos a emprender en esta semana, el trabajo, los proyectos, los planes que tenemos que lleven la bendición del cielo, hasta la próxima vez que volvamos a reunirnos como un solo cuerpo para seguir adorando tu nombre que es santo por la eternidad, en el nombre de Jesús oramos, amén y amén.